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Julio, 2005
Abstract
Abstract
Profesores, Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Pontificia Universidad Católica de Chile.
Email del autor para correspondencia: jtarzija@faceapuc.cl
2
Introducción
Sin embargo, esta visión tradicional cambió para un mercado como el de las
telecomunicaciones. La explosiva introducción de nuevas tecnologías que facilitan la oferta
conjunta de una serie de productos con importantes economías de ámbito, la creciente
valoración de la competencia como mecanismo para asignar recursos y dar a los
consumidores una mayor y mejor satisfacción de sus necesidades, y, sobretodo, la
imperfección propia de la regulación y dificultades prácticas de su implementación,
ayudaron a este cambio de enfoque.
1
En el caso de una empresa multiproducto, que es el caso más relevante para las empresas de
telecomunicaciones, existe un monopolio natural cuando la función de costos de la empresa es subaditiva. Ver
Braeutigam (1989).
3
detrás del debate acerca de los beneficios y costos de una regulación asimétrica es
particularmente interesante para países como Argentina, Guatemala, México, Perú, Nueva
Zelanda y U.K., pues en ellos la estructura del mercado de la telefonía fija es muy similar a
la que existe en Chile2.
Creemos que a partir del análisis de la experiencia chilena se puede hacer un aporte
a la discusión de política pública en diversos países, porque si bien las especificidades
regulatorias en este sector tan dinámico son distintas entre países, la discusión económica
de fondo es equivalente.
2
Esta estructura se caracteriza por un operador dominante que tiene una participación de mercado muy alta
(en la mayoría de los casos sobre un 70% del mercado fijo local) y que es dueño de gran parte de las redes
locales que requieren los operadores de servicios de larga distancia, internet, telefonía móvil y otros
operadores de telefonía fija local para completar sus llamadas.
4
En este último sentido, cabe tener presente que la actividad regulatoria puede
requerir en muchos casos de un volumen significativo de recursos, debido a los altos costos
de crear las condiciones mínimas de información y transparencia, para que, por ejemplo, la
fijación de precios no se convierta en una fuente de corrupción del sistema. En los casos en
que no se dan esas condiciones mínimas, es muy probable que la regulación de tarifas
termine en el control o “captura” del regulador por parte de la empresa regulada, lo que es
peor que la situación sin regulación, porque los precios son igualmente altos y además, el
regulador capturado es utilizado por la empresa regulada para impedir la entrada de
competidores. De aquí se desprende que en aquellos casos en que existan altos costos de
regulación, la conveniencia social de regular estará crucialmente determinada por el tamaño
de las ganancias potenciales que con ella se logren. Para ilustrar el punto, estas ganancias
potenciales serán menores en la medida que la demanda que enfrenta el monopolista sea
más sensible a los cambios en precios, esto es, mientras mayores sean las posibilidades de
sustitución que tienen los consumidores.
Hasta aquí sólo se han destacado problemas que podría tener la regulación por
cuestiones como asimetrías de información y captura de los reguladores, partiéndose de la
base de que no hay dudas en torno a otros aspectos, como el período de tiempo que debe ser
considerado en la fijación tarifaria. Sin embargo, en un sector como el de las
telecomunicaciones éste es un problema no menor, porque el regulador se ve enfrentado a
serias complejidades cuando se reconocen los problemas de dinámica que podrían estar
involucrados. A modo de ejemplo, y como se plantea en la sección III, la regulación chilena
establece que las tarifas se fijan cada 5 años de acuerdo a un esquema de “empresa
modelo”, la que se “reconstruye” totalmente en cada período de fijación tarifaria. Sin
embargo, el considerar un horizonte de tiempo de un período (por ejemplo, 5 años) puede
llevar a decisiones incorrectas, porque lo eficiente debiese ser optimizar la función objetivo
en una suma de períodos3.
3
A modo de ejemplo, con una demanda que va creciendo a través del tiempo, la presencia de indivisibilidades
e irreversibilidades en las inversiones que duran más de un período hace que proyectos de largo plazo puedan
desarrollarse con una estructura de inversiones que sea más eficiente, por ejemplo, porque con un horizonte
de más largo plazo se puede manejar de mejor manera la relación exceso de capacidad/costo.
Específicamente, si la decisión de capacidad tiene grados importantes de indivisibilidad e irreversibilidad, con
demanda creciente y horizonte de planeación de largo plazo, puede ser óptimo construir inmediatamente una
capacidad de tamaño importante, mientras que en la misma situación, pero con un horizonte de planeación de
más corto plazo, convendría construir una menor capacidad. Esta situación nos llevaría a una ineficiencia
cuando el costo por unidad de capacidad construida decrece con el número de unidades de capacidad que se
construyen.
6
Por ejemplo, según Laffont y Tirole (2000) “Por décadas, los servicios de
telecomunicaciones han sido provistos por un monopolio, una empresa pública en la mayor
parte del mundo y una corporación privada regulada (AT&T) en EE.UU. La ausencia de
competencia fue motivada por la existencia de grandes costos fijos en varias partes de la
red, cuya duplicación no era ni privada ni socialmente deseable; la industria de
telecomunicaciones estaba destinada a ser un monopolio natural”. De acuerdo a estos
autores, al menos dos factores económicos contribuyeron al movimiento de reforma.
Primero, la creciente conciencia de la ineficiencia de los monopolios existentes, y segundo,
el cambio tecnológico que creó una fuerza hacia la desregulación.
7
Actualmente, existe la clara sensación de que en este sector hay un amplio espacio
para la aparición de nuevos operadores, por su gran dinamismo tecnológico, por la gran
cantidad de clientes potenciales que aún no son servidos, y por el continuo crecimiento de
la demanda por nuevos servicios. Así, y en respuesta a esta nueva visión, la regulación en
telefonía local ha buscado transformarse en una que explícitamente promueva la
competencia,4 esto es, en una que va más allá de la visión tradicional de simular soluciones
competitivas.
4
Debe destacarse que es muy difícil establecer una definición objetiva u operativa de cuando existe o no
competencia en un mercado como el de la telefonía fija. En nuestra opinión, no se puede hablar de un número
máximo de participación de mercado del operador de mayor tamaño, o de un número mínimo de
competidores, para discriminar entre cuando el mercado de la telefonía fija sería o no competitivo. Por lo
mismo, las regulaciones de diversos países generalmente no hacen mención explícita a estos números y en el
caso en que lo hacen, tales números quedan sujetos a condicionantes que finalmente no los hacen
verdaderamente creíbles.
8
En todo caso, hay que convenir que ninguna de estas opciones se da en términos
absolutamente puros en algún país, observándose en la realidad regulaciones que tienen
combinaciones de ambos esquemas, aunque con énfasis diferentes. Es así como en la
literatura se considera, por ejemplo, al caso del Reino Unido como representativo de
competencia en infraestructura, y al de EE.UU. como representativo de desagregación5.
Entre las obligaciones regulatorias que en distintos países se han establecido sólo a los
operadores dominantes de telefonía local para promover la competencia en infraestructura,
están aquellas que restringen o prohíben al dominante su entrada a nuevos negocios; las que
establecen al dominante condiciones más estrictas que para el resto de los operadores
respecto de los puntos de interconexión con sus redes; las que introducen condiciones al
dominante para reducir los costos de cambio de proveedor para usuarios que quieran
trasladarse a una empresa no dominante; las que establecen al dominante sistemas de
contabilidad regulatoria; las de fijación al dominante de los precios de sus servicios tanto de
5
Estos casos se discuten, en términos generales, en la sección III de este artículo.
9
interconexión como a público y acorde a los costos de una empresa eficiente; las de
prohibición al dominante de discriminar precios entre clientes, incluso entre aquellos donde
el costo de servirlos es distinto; y la obligación que sólo se le impone al dominante de
proveer información sobre nuevos desarrollos tecnológicos o servicios.
a) Competencia en Infraestructura
i)Ayuda a regular mejor porque el regulador tiene acceso a más y mejor información
(Myerson (1982) y Laffont y Tirole (1986)). Así, el que exista más de una empresa
operando en un mercado regulado, reduce el problema de asimetría y permite una mejor
regulación.
iv) Mayores incentivos para competir en precio, calidad u otras variables. La competencia
basada en infraestructura, además de estimular la adopción temprana de nuevas tecnologías,
genera incentivos para que las empresas compitan en precio y en la calidad de los servicios
que prestan a los usuarios.6
6
Sin embargo, L, Taylor y W, Taylor (1993) discuten que la mayor aparición de competidores asociada a una
regulación asimétrica se traduzca necesariamente en menores precios para los consumidores. Así es como
para el caso de EE.UU. estos autores concluyen que las dramáticas reducciones en las tarifas de llamadas a
larga distancia que siguieron a la separación de la ATT, no pueden ser explicadas por la rivalidad entre los
distintos carriers, sino que por la reducción en los cargos de acceso ordenada por el regulador y que se hizo
obligatorio traspasar a los consumidores.
7
Este ejemplo se desarrolla en la sección III de este artículo.
11
mercado (por ejemplo, a algunos de los grupos de clientes más atractivos comercialmente),
que le podrían reportar un beneficio esperado superior al costo de sus inversiones.
Por otra parte, para el caso específico de la telefonía local, las ventajas de la
competencia en infraestructura se ven reforzadas si consideramos el muy importante uso
que tienen las redes de telefonía local como insumo para la provisión de otros servicios
tales como larga distancia, acceso a Internet y servicios complementarios, pues la existencia
de distintas empresas proveedoras de infraestructura facilita una mayor competencia en
estos otros servicios.
Por otra parte, Baumol y Sidak (1994) manifiestan su aprensión contra ciertas
regulaciones que favorecen al entrante en desmedro del dominante. A estos autores les
preocupan las ineficiencias que con estas políticas se podrían amparar, siendo un clásico
ejemplo que ellos citan, aquel en se impide al dominante la entrada a negocios
relacionados. Lo más razonable, según Baumol y Sidak, es abrir todos los mercados de
telecomunicaciones a la entrada, imponiendo ciertas reglas para evitar que se erijan barreras
artificiales a la entrada, y luego ver cuál entrada prospera y cuál no. Entre las reglas que
estos autores determinan para evitar que se erijan barreras a la entrada están: precios techos
para proteger a los consumidores, precios pisos para prevenir subsidios cruzados y precios
12
depredatorios, y la regulación de precios para los insumos vendidos por el dominante a sus
rivales en la prestación de servicios finales.
Siguiendo esta línea argumental, se debe considerar que bajo escenarios en que
fuera del mercado hubiera empresas más eficientes que el operador dominante, una
regulación asimétrica podría ser crucial para inducirlas a entrar, porque una regulación
simétrica podría ser incapaz de proteger al entrante de prácticas anticompetitivas del
operador dominante. A modo de ejemplo, se podría decir que aún cuando se dieran las
condiciones ideales de regulación simétrica que plantean Baumol y Sidak (1994), el que
existan precios pisos no garantiza la inexistencia de prácticas depredatorias, porque un
operador dominante -consciente de sus altos costos hundidos y de aquellos en los que
debería incurrir un eventual entrante-, podría tener espacio para amenazar al entrante con
cobrar el precio piso regulado y con mejorar al mismo tiempo la calidad de servicio a
aquellos clientes que eventualmente pudieran ser servidos por el nuevo entrante, lo que
equivaldría a bajar el precio por debajo del precio piso para la calidad inicial de servicio.
13
El punto que se quiere destacar es que una regulación asimétrica protege de mejor
manera la entrada de una nueva empresa eficiente a través de la construcción de
infraestructura propia de lo que lo haría una regulación simétrica, aunque esta última
tuviera disposiciones expresamente orientadas a proteger al entrante de prácticas
anticompetitivas de parte del dominante. De esta manera, si bien es cierto que una
regulación asimétrica podría amparar una entrada ineficiente, ello tiene como contrapartida
el que dicha regulación hace más probable la entrada de empresas eficientes.
Por otra parte, hay que tener muy presente que la opción de Baumol y Sidak es
bastante intensiva en regulación, y desconoce que una regulación asimétrica que favorezca
la construcción de infraestructura propia por parte de los entrantes podría tener ventajas al
acelerar el advenimiento de la competencia y, por consiguiente, una eventual desregulación.
b) Desagregación
8
Este tema se vuelve a discutir en la sección III de este trabajo.
14
Uno de los costos más importantes del modelo de desagregación es que requiere una
continua regulación, no sólo en precios (cargos de acceso a una serie de servicios de red),
sino que también en otras variables que son incluso más difíciles de regular, como la
calidad del servicio y la no exclusión de los rivales.
De esta manera, una característica esencial de esta modalidad, y que a su vez es una
de sus grandes desventajas, es que es muy intensiva en regulación y de difícil
implementación. De hecho, existe la gran duda de que en verdad sea una modalidad viable,
tanto por la gran dificultad para su implementación (al punto que para Newbery (2000), la
desagregación se puede transformar en una pesadilla regulatoria), como por los claros
incentivos que tiene el dominante para dificultar y encarecer el uso de su red por parte de
un competidor en la prestación de servicios finales. En este último sentido, es muy probable
que el monopolista se empeñe en subir los costos a sus rivales vía, por ejemplo, una menor
calidad de servicio, y que el regulador sea incapaz de inducir una solución de primer mejor.
Otra desventaja de este esquema es que una entrada vía desagregación limita
claramente el control sobre lo que un entrante puede ofrecer a sus clientes, pues éste
depende de las políticas del dominante, todo lo cual incentiva comportamientos
oportunistas por parte del dominante.
1. El Caso de Chile
servicios de conmutación y/o transmisión de señales, existiere una calificación expresa por
parte de la autoridad antimonopolios del país en cuanto a que las condiciones del mercado
no son suficientes para garantizar un régimen de libertad tarifaria, en cuyo caso las tarifas
de los servicios calificados son fijadas. En 1994, el cuerpo legal fue nuevamente
modificado para permitir la competencia en el mercado de larga distancia (sistema
multiportador). En la telefonía móvil, por su parte, las tarifas a público quedaron bajo un
régimen de libertad tarifaria.
de retorno. Las tarifas en Chile se fijan cada 5 años, por lo que la empresa modelo se
reconstruye totalmente cada vez que corresponde una de dichas fijaciones.
La regulación chilena se ha ido adaptando a través del tiempo en orden a hacer más
factible la entrada de nuevos competidores. A pesar de que la regulación establecida
originariamente en 1982 aceptaba la competencia directa en los mercados de telefonía local
y de larga distancia –ya que consideraba el otorgamiento de concesiones no exclusivas-, en
una primera etapa no hubo cambios relevantes en la organización industrial del sector, pues
se mantuvieron por un tiempo las características de cuasi monopolio en el mercado de
telefonía local y de un monopolio en el de larga distancia. Hasta comienzos de los noventa,
la entrada en telefonía local –que es el mercado que aquí nos preocupa- se produjo en forma
muy limitada y básicamente en las áreas no atendidas por el operador dominante (CTC).
9
Algunos detalles de este proceso se pueden ver en Coloma y Tarziján (2002a).
18
a)Fijación de tarifas máximas a público sólo a la empresa dominante 10. Esta regulación
busca evitar el uso de poder de mercado de la empresa dominante sobre los consumidores, a
través de limitar el precio máximo que la empresa puede cobrar.
10
De acuerdo a la regulación vigente en Chile, en la mayor parte del país la empresa dominante es CTC. Las
excepciones a lo anterior son la X y XI regiones del país, donde las empresas consideradas como dominantes
son Telefónica del Sur y Telefónica de Coyhaique respectivamente; y Entelphone en Isla de Pascua.
11
Un área tarifaria corresponde a una zona geográfica donde el servicio es provisto por un concesionario dado
y ella cubre a la totalidad de los usuarios de un determinado servicio afecto a fijación que sean objeto de tarifa
común. Es decir, las áreas tarifarias se fijan en forma independiente para cada servicio regulado y la empresa
concesionaria a la que se le fijan tarifas debe cobrar, dentro de una misma área tarifaria, el mismo precio a
cada usuario de ese servicio. A modo de referencia, en el decreto tarifario de 1999 se fijaron 4 áreas tarifarias
y en el del 2004 se fijaron 7 áreas tarifarias.
19
c)Fijación de cargos de acceso asimétricos. Estos cargos de acceso son fijados por la
autoridad cada cinco años, tanto para las empresas dominantes como no dominantes. Su
fijación se ha hecho en términos tales que los cargos de acceso que deben ser pagados a las
empresas no dominantes son mayores a los pagados a las empresas dominantes.
No es fácil hacer una asociación temporal directa entre una regulación asimétrica y
la entrada de empresas, porque aparte de otros factores que pueden inducir también el
ingreso de nuevas empresas a un mercado, la asociación temporal estricta entre una
regulación más asimétrica y una mayor entrada no tiene porque darse, pues las decisiones
de inversión también son afectadas por las expectativas de cambios regulatorios y por las
expectativas de que tan permanentes son dichos cambios en el tiempo.
Hechas estas prevenciones, cabe señalar que la variable más utilizada para medir el
desempeño de una regulación asimétrica es la evolución de la participación de mercado de
las empresas no dominantes (ver, por ejemplo, Woroch, 2002), ya que el principal objetivo
de este tipo de regulación es promover la competencia a través de la entrada de nuevas
empresas al mercado y del crecimiento de las empresas más pequeñas. Para evaluar dicha
evolución para el caso chileno, en la tabla 1 se muestra el cambio en la participación de
mercado –en términos de líneas en servicio- de las empresas consideradas como
dominantes y no dominantes en Chile a través del tiempo12.
12
En este cuadro se consideraron dentro de las líneas de las empresas dominantes, aquellas líneas que poseían
las empresas sólo en las zonas geográficas en que eran consideradas dominantes. Por otra parte, no se
consideraron como dominantes las líneas que posee Entelphone en Isla de Pascua, por no disponerse de
información pública de dicho dato para el período completo presentado en la tabla 1. Sin embargo, dicho
número no afecta los resultados, ya que las líneas en servicio en dicha isla son inferiores al 0.5% de las líneas
20
Tabla 1
Evolución de Participación de Mercado de Líneas en Servicio de Empresas No Dominantes
Año Líneas en Servicio Líneas en Servicio Líneas en Servicio Participación de
Total País Empresas Dominantes Empresas No No Dominantes
Dominantes
1991 1.056.781 1.034.460 22.321 2.11%
1992 1.283.876 1.257.829 26.047 2.03%
1993 1.520.685 1.486.963 33.722 2.22%
1994 1.634.393 1.597.569 36.824 2.25%
1995 1.891.163 1.827.674 63.489 3.36%
1996 2.264.342 2.142.843 121.499 5.37%
1997 2.693.286 2.506-832 186.454 6.92%
1998 3.046.698 2.779.868 266.830 8.76%
1999 3.068.317 2.700.727 367.590 11.98%
2000 3.302.506 2.806.338 496.168 15.02%
2001 3.478.490 2.814.391 664.099 19.09%
2002 3.467.015 2.765.910 701.105 20.22%
2003 3.218.081 2.506.067 712.014 22.13%
2004 * 3.225.667 2.514.619 711.048 22.04%
*: Dato a Marzo del 2004
Fuente: Subsecretaría de Telecomunicaciones, Fitch Ratings y Memorias de Empresas.
en servicio en el país.
21
Por otra parte, también se podría sugerir que la regulación asimétrica vigente en la
telefonía fija local en Chile ha ayudado a precipitar la entrada de nuevas tecnologías y una
mayor competencia en mercados relacionados, como los de banda ancha y TV Cable 13. La
hipótesis tras esta afirmación es que una mayor protección a la entrada a la telefonía fija
hace también más atractiva la adopción tecnológica y la entrada a un conjunto de mercados
relacionados que utilizan la red fija como insumo.
En todo caso, el efecto negativo sobre los dominantes deja entrever lo difícil que es
establecer el grado óptimo de asimetría regulatoria, pues la regulación debe ser establecida
buscando no expropiarle al dominante la posibilidad de alcanzar rentas normales. Al
respecto, una regulación asimétrica que desfavorezca fuertemente al dominante puede ser
una donde dicha empresa no sustente sus inversiones de largo plazo. Así, y a modo de
ejemplo, si las tarifas se basan en una empresa modelo que atiende a los clientes de un área
tarifaria, e ingresa un entrante descremando esa área, entonces la tarifa que originalmente
se le fijo al dominante podría no permitirle cubrir sus costos.
13
En teoría, uno podría plantear que la entrada de nuevas tecnologías igual se podría verificar bajo una
regulación simétrica, si es que estas se caracterizan por menores grados de irreversibilidad de las inversiones.
14
Sólo a modo de referencia, el número de suscriptores a la telefonía móvil en Chile ha subido de
aproximadamente 100.000 en 1994 a más de 7.000.000 en el año 2004.
22
Finalmente, hay que tener en claro que no se puede atribuir sólo a la regulación
asimétrica el éxito que han tenido nuevos operadores en su proceso de entrada al mercado
de la telefonía fija local a partir de mediados de los noventa, pues en dicho proceso de
entrada también ha jugado un rol importante el esquema de resolución de conflictos más
expedito implementado a comienzos de los 90 y el desarrollo tecnológico que ha permitido
el uso de nuevas tecnologías que hacen factible la oferta simultánea de varios servicios de
telecomunicaciones en condiciones tecnológicas a veces superiores a las ofrecidas por la
empresa dominante.
Según Woroch (2002), los experimentos sobre competencia que se están haciendo
en el mundo pueden servir como test de los méritos relativos de la competencia en
infraestructura versus la desagregación. Este autor compara las experiencias del Reino
Unido y EE.UU., y muestra que a finales de 1999 los competidores de British Telecom
tenían un 15,4% de las líneas en servicio, casi 3 veces más que el 5,44% de participación
que los nuevos entrantes habían alcanzado en EE.UU.
15
El precio de reventa de la compañía que posea la red y que venda sus servicios a empresas de telefonía fija
de menor tamaño, tiene que ser menor al precio a público que cobra la empresa propietaria de la red.
24
Luego, la imposibilidad del dominante de discriminar precios entre los clientes de una
misma área tarifaria, es lo que inhibe reacciones estratégicas de precios depredatorios frente
a la entrada de un intruso. Si el dominante con tarifa máxima fijada, tuviera la opción de
discriminar precios al interior de un área tarifaria, y dada la existencia de importantes
inversiones irreversibles, estaría en una muy buena posición para dar una guerra de precios
en cualquier nicho de mercado en que hubiera intentos de entrada, independientemente de
si el entrante es o no más eficiente que él. Cabe tener presente que los incentivos para
realizar depredación de precios en un nicho de mercado, o incluso en un área tarifaria,
25
podrían existir aún cuando el establecido no recuperara totalmente las pérdidas de esa
estrategia en ese nicho o área, en la medida que los potenciales entrantes a otros nichos o
áreas se vean desmotivados por la señal de duro que establecería el establecido (Kreps y
Wilson, 1982). De esta manera, el establecido debe comparar las utilidades esperadas
totales de una estrategia de depredación en un nicho o área, con las utilidades totales que
obtendría de no realizar esa estrategia.
Nuestro análisis sobre eficiencia de las distintas sugerencias, casi por definición, no
podrá ser concluyente, porque la combinación de dinámica en las decisiones de inversión
en telecomunicaciones, los escenarios cambiantes de rápidos cambios tecnológicos, junto a
los problemas tradicionales que enfrenta la regulación, son argumentos de peso como para
defender un sistema que propicie una competencia directa con miras a acelerar el tránsito
hacia una desregulación tarifaria.
El argumento de fondo que sustenta este comentario es que hoy en día a nuestro juicio
no están dadas las condiciones para liberalizar los precios en el mercado de la telefonía
básica –ni total ni parcialmente-, pues el operador dominante tiene poder de mercado. Esto
sería así porque estamos en una situación en que el dominante tiene todavía una alta
participación de mercado, bajo un contexto en que la entrada todavía exige importantes
inversiones irreversibles –lo que permite la imposición de barreras estratégicas- y en que no
hay buenos sustitutos de la telefonía básica, pues la telefonía celular, a pesar de su
explosivo crecimiento en términos de aparatos, no es todavía un buen sustituto en términos
económicos17.
16
Hay que dejar en claro que por competencia directa entendemos la coexistencia de operadores no
dominantes que funcionan con sus propias redes ya instaladas. En este sentido, no es considerado como
competencia directa el hecho de que un operador no dominante tenga sólo una concesión aprobada.
17
Ver Coloma y Tarziján (2002b).
27
centrales de conmutación, etc), estaría en posición de bajar los precios hasta los costos
marginales de corto plazo, aún cuando esta última opción debe ser evaluada teniendo
expresa consideración que el competidor ya instalado también ya ha incurrido en
inversiones irreversibles. De esta manera, en las zonas donde ya hay competidores directos,
una disposición de esta naturaleza beneficiará al operador dominante y a los consumidores
en el corto plazo, pero ello en desmedro de los competidores y probablemente de las
posibilidades futuras de competencia y eficiencia en el sector. Los competidores ya
instalados podrán, en teoría, soportar la competencia agresiva que les presente el operador
dominante y mantener su servicio a los clientes en cuestión, sin embargo, ellos
experimentarán un serio desincentivo para futuras inversiones o reinversiones en dichas
áreas.
La conclusión de que a una empresa le podría convenir pelear en ciertas zonas para
evitar la entrada en otras, es equivalente a la argumentada por Kreps y Wilson (1982),
quienes mostraron que en un escenario donde puede haber entrada secuencial a múltiples
mercados monopolizados por un mismo establecido, el que el entrante le asigne una
pequeña probabilidad a que el establecido deprede en vez de acomodarse, determina que el
equilibrio puede ser con el establecido prefiriendo depredar que acomodarse, tanto en el
caso en que el establecido sea racional como en el que no sea totalmente racional. Este
28
argumento está relacionado con la idea de que las pérdidas incurridas por el establecido en
el período de depredación servirían para justificar la formación de una reputación de “duro”
que desincentivaría la entrada futura a otro de los mercados en que está presente.
Bajo una visión de eficiencia, podría ser deseable que en caso de ser necesaria la
regulación, ésta permitiera tratar distinto a los clientes con distinto costo de servicio. Desde
esta perspectiva, el que se definieran muchas áreas tarifarias, de acuerdo a un criterio
estricto de costo de servicio, sería consistente con una buena asignación de recursos. Bajo
un escenario extremo de esta naturaleza, no habrían subsidios cruzados y no habría espacio
para que una empresa ineficiente entrara a servir a parte del mercado.
Hasta aquí todo parece simple y lógico. El problema es que bajo un escenario de esta
naturaleza, al cual le agregamos además el que las inversiones tienen un alto componente
de irreversibilidad, es probable que tampoco prospere una entrada eficiente, porque el
nuevo entrante enfrenta la amenaza creíble de que el dominante se involucre en una política
de precios depredatorios si es que intenta entrar al mercado. El entrante percibe esta
amenaza, que es creíble por los altos costos hundidos en que ya ha incurrido el dominante,
y podría inhibirse de entrar incluso, como anteriormente se comentó, en casos en que
hubiera políticas de precios pisos cautelados por la autoridad regulatoria, para evitar en
principio comportamientos depredatorios.
En la misma línea, bajo la existencia de economías de ámbito, el tener áreas más pequeñas
hace que la noción de costo por área sea más ambigua y que por lo tanto, se exacerben
varios de los problemas inherentes a una fijación tarifaria. Lo anterior debido a que a
medida que menor es el tamaño del área para el cual se están calculando costos, mayor será
la cantidad de costos conjuntos que tendrá esa área con otras, a diferencia del caso en que el
área se definiese como una zona de mayor tamaño, donde, por definición, varios de estos
costos pasarían a ser menos conjuntos. Este problema de la asignación de costos conjuntos
se magnifica cuando hay asimetría de información entre el regulador y la empresa regulada
y cuando más difícil es la asignación de costos a diversas zonas geográficas y a diversos
productos.
no podría discriminar entre sus clientes18. En todo caso, está claro que esta situación todavía
correspondería a una de regulación asimétrica, pues el entrante todavía podría entrar bajo
una estrategia en que sirve sólo al subconjunto del área tarifaria que sea más atractivo, esto
es, sigue siendo cierto entonces que al dominante le podría ser muy costosa una guerra de
precios.
V. Consideraciones Finales
El objetivo central de este trabajo era analizar los fundamentos económicos detrás
de una regulación asimétrica como la que se ha seguido en la telefonía fija local en Chile y
los efectos que tendrían eventuales modificaciones regulatorias en la competencia en este
mercado.
18
Baumol (2004) muestra que, bajo ciertos supuestos, un entrante requiere de la discriminación de
precios para entrar a un mercado donde existan inversiones hundidas.
31
poco precisa, en que sólo se pueden explicitar cuestiones gruesas, como, por ejemplo, que
es deseable implementar aquellas asimetrías que sean lo menos distorsionadoras posibles, y
que no se le expropie al dominante la posibilidad de obtener “rentas normales” en el
negocio.
33
Bibliografía
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