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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA

POLÍTICA ESCUELA PROFESIONAL DE


DERECHO
ACTIVIDAD 06: INVESTIGACION FORMATIVA:
“Los Deberes del Juez”

CURSO: FORMACIÓN BÁSICA DE LA


MAGISTRATURA

ESTUDIANTE

LUZ DENY MUÑOZ LAZARO

DOCENTE
Abog. JENNY JUANA BARRAZA
TORRES

AYACUCHO – PERÚ 2020

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LOS DEBERES DEL JUEZ

DEFINICION:

Es administrar justicia ante una situación de controversia o un conflicto entre


dos personas.

Según el poder Judicial del Perú, el juez es:

La Persona investida de autoridad jurisdiccional, quién decide en un proceso


la solución que se le debe dar al litigio planteado. Quién en representación de estado,
resuelve los conflictos suscitados entre los particulares.

Podemos afirmar que el juez es una de las piezas fundamentales, a quien le

recae la función de administrar justicia, por ello, es que el juez debe cumplir ciertos

requisitos éticos como:

. La independencia

. La imparcialidad.

. La honestidad.

. La prudencia.

. La transparencia.

. El debido respeto a los justiciables.

. La formación continua.

Los cuales le permitirán al Juez ejercer su función de la mejor forma posible en bien de

la justicia.

Los deberes del juez

Según los textos del repositorio de la ULADECH, se entiende que el primer y

principal deber del juez es la imparcialidad, por lo tanto, el juez inicia, de cierta

manera, como una figura separada de los intereses más acuciantes y más proclives a
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engendrar pleitos: las ambiciones económicas, las de tipo político, etc.

Para defender la imparcialidad existen también incompatibilidades relativas,


que son motivos de abstención o de recusación.

Por ejemplo, que el juez esté unido en parentesco con las partes litigantes o con la

defensa: que el juez tenga bajo tutela a alguno de los pleiteantes; que exista

manifiesta amistad o enemistad con alguna de las partes, etc. El deber moral, en esos

casos y en otros semejantes, es abstenerse. Si alguno de los pleiteantes plantea la

recusación, el deber moral es atender a su justicia, sin crear inconvenientes injustos a

una acción legítima. Otro deber frecuentemente comentado, el de prestar, la función,

no ofrece dificultad alguna. Es innecesario añadir la prestación de la función exige los

hábitos de la diligencia el estudio atento y la puesta al día de la ciencia jurídica. El

deber de residencia también es obvio. La presencia del juez es una constante garantía

de la realización de la justicia. Como garantía de la imparcialidad, de la prestación de

la función y del deber de residencia, el juez tiene el derecho de inamovilidad, en

otras palabras, se dice que no puede ser privado de la ejecución de su función, en

cuanto al tiempo, lugar o forma, sino con arreglo a la ley. La inamovilidad no implica

que el juez no pueda ser trasladado o destituido. Subjetivamente, el juez, por razones

personales, puede renunciar, pedir la jubilación voluntaria, la licencia, la excedencia

o el traslado. Las motivaciones de estas acciones pueden no tener nada que ver con

implicaciones deontológicas, pero no cabe duda de que algunos conflictos de

conciencia pueden ser solucionados por medio de algunas de esas acciones. El

Código Procesal Civil del juez por existencia de dolo o de negligencia en el ejercicio

de su función, con la obligación de reparar. Lo mismo se recoge el Código Procesal

Penal. Tenemos aquí casos claros de exigencias éticas asumidas por el ordenamiento

jurídico. Todas las garantías que rodean a la función del juez (sus deberes y derechos,

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cuidadosamente regulados) implican por sí mismas que no se trata de una tarea más.

Si, como sucede en la mayoría de los casos, se recurre al proceso cuando los demás

procedimientos están agotados o se prevén que serán ineficaces, esta consideración

de última ratio hace ver por sí sola que la decisión del juez cierra cualquier otra

posibilidad. No es extraño que se prevea la sanción en el caso de una actuación dolosa

o meramente culposa. Si el juez no hace justicia, ¿a dónde se podrá acudir?

Finalmente cabe destacar que, aunque la responsabilidad del juez es siempre la

misma (se trate de un juez de paz o de un Magistrado del Tribunal Supremo) se

acentúa, si cabe, cuando se trata de decir, literalmente, la última palabra: o bien

porque no quepa apelación o porque se trate de la sentencia firme y definitiva en la

última apelación.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

. José Manuel Muñoz. (2015) “Simulación, Sobre simulación y

Disimulación” Scena criminis, 211,2.

. Gabriel Chavez-Tafur. (2015). “La prisión preventiva en Perú, ¿medida

cautelar o anticipo de la pena?”. Ideele, 277, 2.

. Michel Foucault. (1975). “Vigilar y castigar. Nacimiento de la

prisión.” Madrid: Siglo XXI Editores. Chávez

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