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deconstrucción
Jacques Démela, Philippe Lacoue-Labarthe,
J. Hillis Miller, Paul de Man, Geoffrey Hartman,
Rodolphe Gasché, César Nicolás, M. Ferraris
Manuel Asensi
Digitízed by the Internet Archive
in 2019 with funding from
Kahle/Austin Foundation
https://archive.org/details/teorialiterariayOOOOunse
TEORÍA LITERARIA Y DECONSTRUCCIÓN
TEORÍA LITERARIA
n
Y DECONSTRUCCIÓN
© 1990 by ARCO/LIBROS, S. A.
Juan Bautista de Toledo, 28. 28002 Madrid.
ISBN: 84-7635-090-2
Depósito legal: M. 18.343-1990
Grafur, S. A. (Madrid)
A María Levanteri Mahiques,
in memoriam i per la magia
INDICE
I
FRONTERAS DE LA LITERATURA. PROCESOS
II
LAS DECONSTRUCCIONES. LECTURAS
III
SOBRE LA DECONSTRUCCIÓN
IV
SELECCIÓN BIBLIOGRÁFICA
MANUEL ASENSI
6 Léase la ñola 4.
12 MANUEL ASENSI
22 Ibid.
23 Como reconoce Dkrrida en ¡ntroduction a l’origine de la géométrie,
la palabra «indecible» sólo posee un valor analógico, pues es un «concepto
negativo que no tiene sentido sino por referencia irreductible al ideal de la
decibilidad», págs. 39-42.
23 F.n «Un philosophe "Unheimlich”», publicado en el volumen Lecto¬
res de Derrida, París, Galilée, 1984, pág. 25.
16 MANUEL ASENSI
40 José Vidal Beneyto centraba en 1981 lo que decimos con las siguien¬
tes palabras: «A esta perspectiva [la de describir las propiedades de la litera¬
tura] es a la que una línea de estudiosos del hecho literario que comienza
en Aristóteles y llega hasta Jakobson ha llamado Poética, línea que coin¬
cide sustancialmente con lo que Valéry, Roland Barthes y últimamente y
entre nosotros Garrido Gallardo entienden como ciencia de la literatura».
En la introducción a Posibilidades y límites del análisis estructural, Ma¬
drid, Editora Nacional, pág. 36.
CRITICA LÍMITE EL LÍMITE DE LA CRÍTICA 27
100 ¡bid.
101 «La deconstrucción como crítica», en este volumen.
50 MANUEL ASt \M
104 Vid., por ejemplo, de Teun A. Van Dije, Texto y contexto (semán¬
tica y pragmática del discurso), Madrid, Cátedra, 1980.
105 La propuesta hjemsleviana es, en este sentido, ejemplar.
106 Vid. el análisis de este mismo problema en mi libro Theoria de la
lectura (para una crítica paradójica), op. cit.
107 J. Hillis Miller, «On the Edge: The Crossways of Contemporary
CRÍTICA LÍMITE EL LÍMITE DE LA CRÍTICA 53
ducción literaria es una lucha de voluntades (la del escritor con respecto a
la de los escritores anteriores, la del escritor con respecto al tiempo y la
muerte, etc.). Vid. A Map of Misreading, Oxford University Press, 1975; y
The Anxiety of Influence: A Theory of Poetry, Oxford University Press,
1973.
121 Vid. «La doble secuencia» y «Mallarmé», en ¿Cómo no hablar? y
otros textos, op. cit.
122 Vid. «The Critic as host», segunda versión ampliada del texto publi¬
cado en este volumen, en Deconstruction and Criticism, op. cit., págs.
217-253.
60 MANUF.l. ASKNSI
3. La paradoja, el límite
JACQUES DERRIDA
lies, under Captain Dalton the best bloody man that ever
scuttled a shipág. I seen Russia (...) I seen maneaters in
Perú...» (545-6). El ha estado por todas partes salvo en
Japón, me dije. He aquí que extrae de su bolsillo una tar¬
jeta postal sin mensaje. En cuanto a la dirección, es ficticia,
tan ficticia como Ulises y es la única cosa que este Ulises
tiene en el bolsillo: «He fumbled out a picture postcard
from his inside pocket, which seemed to be in its way a
species of repository, and pushed it along the table. The
printed matter on it stated: Choza de ludidos. Beni, Bolwia.
«All focused their attention on the scene exhibited, at a
group of savage women in striped loincloths (...)
«His postcard proved a centre of attraction for Messrs the
greenhorns for several minutes, if not more (...)
«Mr Bloom, without evincing surprise, unostentatiously
turned over the card to peruse the partially obliterated
address and postmark. It ran as follows: Tarjeta Postal.
Señor A. Boudin, Galería Becche, Santiago, Chile, There
was no message evidently, as he took particular notice.
Though not an implicit believer in the lurid story narrated
(...), having detected a discrepancy between his ñame (assu-
ming he was the person he represented himself to be and
not sailing under false colours after having boxed the com-
pass on the strict q.t. somewhere) and the fictitious addres-
see of the missive which made him nourish some suspicions
of our friend’s bona fides, nevertheless...» (546-7).
Estoy, pues, comprando tarjetas postales en Tokyo, imá¬
genes de lagos, y me viene a la mente una comunicación
intimidada delante de los «joycian scholars» acerca del «sí»
en el Ulises y acerca de la institución de los estudios joycia-
nos, cuando doy, en la boutique donde me hallo por azar,
en el sótano del Hotel Okura, «coincidence of meeting», con
un libro titulado «16 ways to avoid saying no» de Massaki
Imai. Debía ser, pienso, un libro de diplomacia comercial.
Se dice que por cortesía los japoneses evitan, en la medida
de lo posible, nombrar el no si desean decir que no. ¿Cómo
hacer entender un no cuando se quiere decir no sin nom¬
brarlo? ¿Cómo traducir no por sí, qué significa traducir res¬
pecto a esa pareja singular sí/no? He aquí una cuestión
sobre la que esperamos volver, Al lado de ese libro, en el
«ULISES GRAMÓFONO. EL OUI-DIRE DE JOYCE» 91
cuyo capítulo cuarto lleva el título: Molly: ou'i dire (con una
diéresis). «Curious coincidence, Mr. Bloom confided to Ste-
phen unobtrusively», en el momento en que el marino
declara que conocía ya a Simón Dedalus; «coincidence of
meeting», dice Bloom un poco después de su reencuentro
con Stephen. Así pues, decido guardar ese título como subtí¬
tulo para celebrar la coincidencia, seguro como estaba en¬
tonces de que nosotros no contábamos exactamente la
misma historia bajo el mismo título. Pero, Jean-Michel
Rabaté lo puede testimoniar, fue en el curso de un reen¬
cuentro también aleatorio (llevaba a mi madre y, al avistar a
Jean-Michel Rabaté, salté fuera de mi coche sobre la acera
de una calle de París) cuando nos dijimos más tarde, a mi
regreso del Japón, que esta coincidencia debería haber sido
«telefoneada», de alguna manera, por un riguroso programa
cuya necesidad pre-registrada como en un contestador auto¬
mático, incluso si pasara por un gran número de hilos,
debería haberse reunido en alguna central y conducirnos al
uno y al otro, al uno con o sobre el otro, al uno delante del
otro sin que ninguna pertenecía legítima pudiese ser jamás
asignada. Pero la historia de las correspondencias y del telé¬
fono no se detiene ahí. Rabaté debió comunicar a no sé
quién mi título por teléfono y ello no dejó de producir
algunas deformaciones específicamente joycianas y progra¬
madas en la central de los expertos, ya que un día recibí de
Klaus Reichert una carta con el timbre de la Ninth Interna¬
tional James Joyce Symposium, de la que citaré este único
párrafo: «I am very curious to know about your Lui/Oui’s
which could be spelt Louis as well I suppose. And the
Louis’ have not yet been detected in joyce as far as I know.
Thus it sounds promising from every angle».
Hay al menos una diferencia esencial entre Rabaté, Rei¬
chert y yo, como entre ustedes y yo mismo: la de la compe¬
tencia. Todos y todas ustedes son expertos, pertenecen a una
institución de las más singulares, la que lleva el nombre de
aquél que lo ha hecho todo, y lo ha dicho, para volverla
indispensable y hacerla trabajar a lo largo de los siglos,
como en una nueva torre de Babel, para «hacerse un nom¬
bre» además, como una poderosa máquina de lectura, de
firma y de refrendo de la firma al servicio de su nombre, de
94 JAC.Ql’KS DKRR1DA
19 Seda dental, hilo de seda para la limpieza de los dientes. (N. del T.i
«ULISES GRAMÓFONO: EL OV1-DIRE DE JOYCE» 97
que una voz, una madeja de voces. Dice: «C’est moi qui
opere tous les téléphones de ce réseau-lá». Traducción fran¬
cesa, legitimada por Joyce, de «Say, I am operating all this
trunk line. Boys, do it now. God’s time is 12,25. Tell mother
you'll be there. Rush your order and you play a slick ace.
Join on right here! Book through to eternety junction, the
nonstop run». Insistiré en francés en el hecho de que es
necesario alquilar (book, booking), reservar (louer) sus pla¬
zas cerca de Elias, de que es necesario alabar (louer) a Elias,
elogiarlo; y el alquiler de este elogio no es otro que el libro
(book)21 que reemplaza una «eternity junction», como cen¬
tral transferencial y teleprogramofonía. «Just one word mo¬
re», prosigue Elias que evoca entonces una segunda venida
de Cristo y pregunta si estamos preparados, Florry, Christ,
Stephen Christ, Zoé Christ, Bloom Christ, etc. «Are you all
in this vibration? I say you are», traducido en francés por
«Moi je dis que oui», traducción problemática aunque no
ilícita de la que deberemos volver a hablar. Y la voz del que
dice que sí, Elias, les dice a aquellos que están en la vibra¬
tion (palabra esencial a mis ojos) que le pueden llamar a
cada instante, inmediatamente, instantáneamente, sin ni
siquiera pasar por la técnica ni por el correo, sino por vía
solar, por cables o rayos solares, por la voz del sol, diríase
por fotófono o por heliófono. El dice «by sunphone»: «Got
me? That’s it. You cali me up by sunphone any oíd time.
Bumboosers, save your stamps». Así pues, no me escribáis
cartas, ahorraos vuestros sellos, podéis coleccionarlos como
el padre de Molly.
Hemos llegado hasta este punto porque les he contado
mis experiencias de viaje, round trip, y algunas llamadas de
teléfono. Si les cuento historias es para retardar el momento
de hablar de las cosas serias y porque estoy demasiado inti¬
midado. Nada me intimida más que una comunidad de
Para Nietszche que, por otra parte como Joyce, preveía que
un día se crearían cátedras para estudiar su Zaratustra, el
«sí» encuentra siempre su oportunidad en una cierta mujer.
Del mismo modo, en La folie du jour, de Blanchot, el cua-
sinarrador atribuye el poder-decir «sí» a las mujeres, a la
belleza de las mujeres, bellas en tanto en cuanto dicen «sí»:
«J ai pourtant rencontré des etres qui n’ont jamais dit á la
vie, tais-toi, et jamais á la mort, va-t-en. Presque toujours
des femmes, de belles créatures».
El «sí» sería, pues, de la mujer —y no sólo de la madre,
de la carne, de la tierra, como se dice a menudo respecto del
«yes» de Molly en la mayor parte de las lecturas que se le
han consagrado: Penélope, bed, flesh, earth, monólogo,
dicen Gilbert y tantos otros después de él, incluso antes de
él, y Joyce no es, referido a ello, más competente que otro.
Esto no es falso; es incluso la verdad de una cierta verdad,
pero no es todo y no es tan simple. La ley del género me
parece ampliamente sobredeterminada e infinitamente más
complicada, aunque se trate de género sexual o gramatical,
o incluso de técnica retórica. Llamarlo monólogo revela
una ligereza sonámbula. Les he invitado, pues, a reescuchar
los «sí» de Molly. Pero ¿podría hacerse eso sin ponerlos en
resonancia con todos los «sí» que los anuncian, les corres¬
ponden o los retienen al final del hilo durante todo el libro?
El último verano, en Niza, releí el Ulises, primero en fran¬
cés, después en inglés, lapicero en mano, contando los sí,
después los yes, y esbozando una tipología. Como ustedes
imaginarán, yo soñaba con conectarme al ordenador de la
fundación Joyce, y la cuenta no era la misma en una lengua
y otra.
Molly no es Elias, éste no es Moelie (saben ustedes que el
Mohel es el circuncidor), y Molly no es Joyce, pero sin
embargo su «yes» circunnavega y circuncida, enmarca el
último capítulo del Ulises, pues es a la vez su primera y su
última palabra, su envío y su caída: «Yes, because he never
did...», y al final: «... and yes I said yes I will yes». El último
Yes escatológico ocupa el lugar de la firma, abajo y a la
derecha del texto. Incluso si se distingue, como se debe, el
«sí» de Molly del Ulises en el que ella no es más que una
figura y un momento, incluso si se distinguen, como se debe
I 11 JACQUES DERRI1M
losophie, París, Minuit, 1972. Ahí se halla desarrollada su crítica a los plan¬
teamientos de la pragmática, así como el «concepto no vulgar de escritura».
(X. del T.)
«I’I.ISES GRAMÓFONO: F.L OUI-D1RE DE JOYCE» 123
51 Literalmente, «Yo también pienso en. Sí. yo». (N. del T.)
«I'USES GRAMÓFONO: EL OU1-D1RE DE JOYCE» 127
logether, sir, when you come back». El sueño del baño per¬
fumado, del cuerpo limpio y del masaje untuoso prosigue
hasta la repetición crística de un «este es mi cuerpo», gracias
a la cual se santigua gozando como el ungido del señor:
«Enjoy a bath now: clean trough of water, cool enamel, the
gentle tepid stream. This is my body» (88). El párrafo
siguiente nombra la unción crística («oiled by scented mel-
ting soap»), el ombligo, la carne («his navel, bud of flesh»,
el resto de cordón umbilical como resto de la madre) y el
capítulo acaba todavía con la palabra «flower», la otra
firma de Bloom: «a languid floating flower».
Esta auto-posición de sí en el «sí» 32 vuelve sin cesar,
diferente cada vez, a lo largo del periplo. Uno de los lugares,
entre otros (lo cito porque está muy cerca de uno de los A.
E.I.O.U.), es aquél en el que se denomina al «yo» «entele-
quia de las formas». Mas la «I» es ahí a la vez mencionada y
utilizada: «But I, entelechy of forms, am I by memory
because under everchanging forms.
«I that sinned and prayed and fasted.
«A child Conmee saved from pandies
«I, I and I. I.
«A.E.I.O.U.».
Un poco más abajo: «Her ghost at least has been laid for
ever. She died, for literature at least, before she was born».
Se trata de la secuencia en torno al fantasma y al Hamlet
francés «lisant au livre de lui-méme». John Eglinton dice
ahí de los franceses que «yes. (...) Excellent people, no doubt,
but distressingly shorsighted in some matters» (187).
La auto-posición en el «sí» no es, sin embargo, ni tauto¬
lógica ni narcisista, no es más egológica incluso si atrae el
movimiento de reapropiación circular, la odisea que puede
dar lugar a todas estas modalidades determinadas. Conserva
abierto el círculo que ella abre. Igualmente no es todavía
performativa, ni trascendental aunque sea presupuesta por
3,1 Esta palabra implica una diáfora peculiar: chairperson equivale más
o menos a «catedrático», del mismo modo que chairman equivale a «presi¬
dente». En estas dos expresiones, la palabra inglesa simple chair conserva
su significado (desplazado) «silla», «cátedra». A esto hay que añadir que
cuando Derrida dice entre paréntesis «(la chair dice siempre si)» superpone
sobre la palabra inglesa chair la francesa chair, que, como se sabe, significa
«carne». Superposición que remite a toda la cadena de la carne (tan referida
en el texto) cjue dice sí: ¿quién dice sí, la cátedra o la carne? (N. del T.)
35 13-14 oui pura y simplemente añadido; 39-42 oui: I am; oui: I will;
41-46 oui: ay; 90-93 oui mais: well but; 93-96 oh mais oui: O, he did; 100-
103 Je crois que oui: I believe so; 104-108 Oh mais oui: O, to be sure;
118-121 fit oui par la tete: nodded; 120-123 oui: Ay; 125-128 pardi oui: so it
was; 164-167 Je crois que oui: 1 believe there is; 169-172 oui merci: thank
you; oui: ay; 171-174 oui: ay; 186-189 oui-da, il me la fallail: marry, I wan-
ted it; 191-194 — Oui. Un oui juvénile de M. Bon: — Yes, Mr. Best said
youngly; 195-199 oui-da: Yea; 199-203 Oh si: o yes; 210-214 Oui da: Ay;
214-218 Oh oui: very well indeed; 220-224 Dame oui: Ay; 237-242 Elle fit
oui: she modded; 238-243 Oui, essayez voir: Hold him now; 250-256 Oui,
oui: Ay, ay; 261-266 oui, essayez voir: hold him now; 262-268 Mais oui,
amis oui: Ay, ay, Mr. Dedalus nodded; 266-271 Oui mais: But; 272-277 Oui
certainement: it certainly is; 277-281 Oui, chantez: Ay do; 285-289 oui, oui:
Ay, ay; 294-299 oui: ay; oui: ay; 305-309 Ben oui: So I would (syntaxe com-
pliquée); 309-313 Ah oui: ay; 323-328 oui: ay; oui: ay; 330-335 oui: That’s
so; 331-336 oui: Well; 346-351 oui: so I would; 347-352 oui: nay; 363-367
oui!: VVhat!; 365-370 Sapristi oui: devil you are; oui!: see!; 374-377 Elle
regardait la mer le jour oú elle m’a dir oui: Looking out over the sea she
lold me; 394-397 oui-da: ay; 429-431 Je crois que oui: I suppose so; 475-473
je dis que oui: I say you are; 522-518 Oui, je sais: O, I Know; 550-546 Ben
oui: Why; 554-550 Oui: Ay; 557-552 Si, si: Ay, ay; Si, si: Ay, ay; 669-666 oui:
well; oui, bien sur: but of course; 687-684 oui: ay; 699-694 bien oui: of
course; 706-701 elle disait oui: say they are. Soil plus de 50 déplacements de
ivpe divers (para clasificar ulteriormente).
132 JACQUES DERRIDA
E.H.E.S.S.
París
LA FÁBULA (LITERATURA Y FILOSOFÍA)*
Philippe Lacoue-Labarthe
2 La ideología sería aquí loda metafísica que se ignora como tal. Pero
ésta no es, evidentemente y |x>r razones conocidas, más que una definición
provisional.
138 PHILIPPE LACOUE-LABARTHE
1 La primera de eslas condiciones gobierna hasta tal punto las otras tres
que no se podría evitar hacer alusión a ella. En cuanto a la segunda, sería
necesario realizar un inventario sistemático del uso del nosotros en el len¬
guaje nietzscheano. En cuanto a la tercera, el texto, por su misma brevedad,
corre el riesgo de estar equivocado: el juego de la negatividad se produce
ahí de manera aparentemente demasiado simple: formulación negativa de
la identidad parmenidiana, afirmación de su trastocamiemo. Pero, por una
parte, no se puede hablar de un trastocamiemo puro y simple en tanto que
no se sabe lo que Nietzsche entiende por ficción; por otra, todavía en este
texto, si la apariencia dialéctica es el hecho de la rapidez, del laconismo, de
la elipsis, habría que remitir al estatuto general de la afirmación nietzs-
cheana.
5 Es decir, después de la radicalización de la crítica de la ciencia: todos
los conceptos de la metafísica y de la ciencia son mentiras o ficciones, fic¬
ciones convencionales, etc. (por ejemplo, Par déla le Bien et le Mal, I.
pág. 21).
LA FÁBULA (LITERATURA Y FILOSOFIA) 141
25 Cf. Communications, 8.
26 R. Girard, Mensoge romantique el vérilé romanesque, Grasset, 1961
y «De la Divine comédie á la sociologie du román», Revue de ¡'Instituí de
sociologie de Bruxelles, 1963.
27 Todo ello define una especie de programa que se tratará de rellenar,
al menos en parte, ulteriormente, a propósito de Rousseau y Hegel.
I \ I \HI 1 \ <1.11 KRATI'RA Y FILOSOFÍA) 153
J. Hillis Miller
2 Paul de Man, «The Timid God», The Georgia Review 29, núm. 3
(Fall 1975): 558.
5 «Con nuevo cariño al momento me esforzé/en llamar la atención de
KL CRÍTICO COMO ANFITRIÓN 159
Paui. df Man
4 Ibid., p. 101: «... Pour laisser la vie á l’oeuvre, le texte descripiif doit
mourir; s’il vil, luí méme, c’esl qu'il lúe l’oeuvre qu'il dit».
Rt I ÚRICA DE LA C.EGl'ERA: DERR1DA, LECTOR DE ROUSSEAU 181
53 Essai, pág. 536. Véase también pág. 537: «Les oiseaux sifflent,
l'homme seul chante...»
RETÓRICA DE LA CEGUERA: DERRIDA, LECTOR DE ROUSSEAU 203
54 Ibid., pág. 537. Cfr. el pasaje sobre el silencio en Du Bos, op. cit.,
págs. 447-448. La alusión de Rousseau a «une leclure égale et monotone á
laquelle on s’endort» es paralela a la de Du Bos: «Un homme qui parle
longtemps sur le méme ton, endort les autres...», posiblemente sugiriendo
un eco directo en Rousseau, ciertamente desde un punto de partida muy
similar. Pero Rousseau no se refiere simplemente a un efecto mecánico que
tendría en cuenta una «imitación» musical del silencio: distingue ense¬
guida entre esta acción automática y una mayor afinidad entre la música y
el silencio: «La musique agit plus intimement sur nous...» El resto del
párrafo complica las cosas aún más al aportar nociones de sinestesia, irrever¬
sible entre la música y la pintura, pero continúa la paradoja de una
«música del silencio» que acababa de ser afirmada.
2(H PAUL DE MAN
Geoffrey Hartman
• «You must become an ignorant man again/ and see the sun again
with an ignorant eye/ and see it clearly in the idea of it». La traducción es
nuestra. (N. del T.).
221 GEOFFREY HAR IMAN
* «Yea yea, nay nay», escrito en inglés antiguo. (TV. del T.).
EL DESTINO DE LA LECTURA 243
7 Daniel Boorstin emplea esta cita como epígrafe para su The Image: A
Guide to Pseudo-Events in America, 1962. Los comentarios de Boorstin
sobre el «marketing» de ilusiones, la reducción de todas las obras al nivel
de mercancías, la sustitución de la celebridad por la fama, y el desvaneci¬
miento del original en la «revolución gráfica» pueden ser comparados con
anteriores críticas de la cultura moderna: Walter Rath Enau, Zur Mecha-
nik des Geistes, Mechanical Reproduction (1936), y Hannah Arendt, Bet-
ween Past and Future (1961), passim. Otro análisis interesante se encuentra
en La Crise de l’esprit de Valéry (1919),,y Le hilan de l'intelligence (1935).
H. DESTINO DE LA LECTURA 247
Rodolphe Gasché
21 Para ver las distinciones entre los dos pasos de la deconstrucción, ver
Derruía, Positions (Paris: Minuit, 1972).
22 Ver también Of Grarnmatology, donde Derrida argumenta que el
Cristianismo sólo privilegia una alta noción metafórica de la escritura,
como, por ejemplo, la escritura de Dios o de la Naturaleza, mientras que ve
otras formas de escritura como derivádas (pág. 15).
I.A DECONSTRUCCIÓN COMO CRÍTICA 265
II
fía, al menos con el fin de demostrar que ellas son una fun¬
ción de las decisiones ético-teóricas constitutivas de la filo¬
sofía. Pero si esto es así, entonces las contradicciones que
Derrida ha estado señalando, no son simples contradiccio¬
nes, sino que, por el contrario, son contradicciones constitu¬
tivas del discurso filosófico, en general, y de la filosofía de
Husserl, en particular. Contradicciones inevitables que no
es posible superar, puesto que las decisiones ético-teóricas
de las que proceden privilegian la idea de presencia, la
lógica del lenguaje, etc.
Solamente después de subrayar las contradicciones inhe¬
rentes al discurso filosófico, desde una posición que, como
podría mostrarse fácilmente, no es escéptica47, la operación
de la deconstrucción es posible, por no decir imperativa. En
Speech and Phenomena acontece en el Capítulo 4, titulado
«Meaning and Representation».
Hagamos un resumen tan brevemente como sea posible
del argumento de este capítulo. Usando algunas descripcio¬
nes de Husserl relativas a la naturaleza del signo y a la
representación en general, descripciones que provienen de
diferentes estratos del texto de Husserl, Derrida recuerda que
un signo como identidad necesariamente ideal (ideal porque
un signo, en el caso de que tuviera que repetirse, debe per¬
manecer lo mismo) siempre implica una relación triple de
representación: «Como Vorstellung, el locus del ideal en
general, como Vergegenwartigung, la posibilidad de repeti¬
ción reproductiva en general y, como Reprásentation, en
tanto que cada hecho significativo es un sustituto (tanto
para el significado, como para la forma ideal del signifi-
III
TABLA 1
La matriz teórica de la deconstrucción
como síntesis
originaria
IV
Cfsar Nicolás
I. Prefacio
II. Fuga
III. Epílogo
BIBLIOGRAFÍA
Maurizio Ferraris
6 Ibidem.
7 M. Horkheimkrk, Th. W. Adorno, Dialektik der Aufklárung, Ams-
terdam, Querido Verlag, 1947; traducción italiana: Dialéctica deliillumi-
nismo, Turín, Einaudi, 1974, pág. 53 (la cursiva es nuestra).
JACQUES DERRIDA. DECONSTRUCCIÓN 345
i
394 MAURIZIO FERRARIS
«
DATE DUE / DATE DE RETOUR