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UNRN/Sede Andina

HISTORIA DEL TEATRO II


Profesorado en Teatro y Licenciatura en Arte Dramático
Fecha: 19 de junio
Alumno: Martiniau Maximiliano

PARCIAL DOMICILIARIO

Consignas:

1. Eligir sólo una de las siguientes consignas, referidas a la obra Mandrágora de


Maquiavelo:

1. a. En su introducción a los Textos Literarios (2010) de Maquiavelo, Nora


Sforza sostiene que “en este complejo mundo, Nicolás, en una especie de complejo
oxímoron, es capaz de combinar sabiamente la risa y la amargura” (p. LII). A partir de
lo anterior, desarrollar cómo piensa que “la risa” y “la amargura” se presentan
simultáneamente en alguno de los aspectos, eventos y/o personajes de la comedia La
Mandrágora (1518). Citar al menos un ejemplo de la obra.

1. b. La frase “el fin justifica los medios”, si bien no aparece escrita


explícitamente, suele considerarse el lema detrás del tratado El Príncipe (1513) de
Maquiavelo. Desarrollar cómo se podría ejemplificar esta frase en el accionar de dos de
los personajes de La Mandrágora (1518). Citar al menos dos ejemplos de la obra.

2. Elegir sólo una de las siguientes consignas:

2.a. El crítico literario Terry Eagleton (Shakespeare, 1986) sostienen que tres
ejes son centrales para la obra de William Shakespeare, se refiere a: la ley, el deseo y la
naturaleza. Desarrollar cómo estos tres ejes se presentan y entrelazan en Sueño de una
noche de verano (1594-1595), ¿podrían decir que son esenciales en el desarrollo de la
trama? ¿podrían pensar qué personaje encarnaría mejor cada uno de los ejes? Justificar.
Citar al menos dos fragmentos de la obra para ejemplificar lo desarrollado.

2. b. Desarrollar cómo se representa la tensión entre mesura y desmesura,


voluntad y pasión, orden y caos en la obra Rey Lear (1605-1606) de Shakespeare.
Explicar además su correspondencia o disputa con los distintos elementos de la
cosmovisión isabelina (el orden universal, la cadena del ser, la correspondencia). Citar
al menos dos fragmento de la obra para ejemplificar lo desarrollado.
1.b. En La Mandrágora, de Maquiavelo, los personajes apelan al lema “el fin
justifica los medios”. Uno de estos es el protagonista messer Nicias Calfucci, el cual
está dispuesto a matar si esto le permite tener un hijo. El relato pone a Calímaco, un
joven florentino, en el lugar del enamorado obsesionado con Lucrecia, la esposa de
messer Nicias. Aprovechando la necesidad del hijo, desarrolla un plan para su beneficio
y le propone, al esposo, darle una poción de mandrágora a Lucrecia. Calímaco aclara
que este veneno tendrá dos efectos, uno positivo para Lucrecia, quien a partir de beberlo
podrá engendrar un hijo. El otro efecto se traducirá en la inevitable muerte del hombre
que yazga con ella. En principio messer Nicias se opone a este plan debido a que no
quiere morir pero cuando Calímaco le propone buscar “al primer muchacho que
encontremos desocupado, lo amordazaremos, y a la fuerza de mazazos lo llevaremos a
casa y a vuestra habitación a oscuras. Allí lo pondremos en la cama, le diremos que
deberá hacer, no habrá ningún problema” (Maquiavelo, 2010: 29-30) Messer Nicias
siente alegría y alivio. Acepta y en ningún momento se preocupa por quien morirá a los
ocho días de haber ocupado su lugar en el lecho matrimonial. Prevalece por sobre todo
que su esposa pueda concebir. Calímaco aprovecha esta oportunidad que le ha
propiciado el engaño. También se beneficia por la confianza demostrada por messer
Nicias, quien está convencido de entregar a su esposa a cualquier extraño, para tener un
hijo. Entonces acepta sin dudar lo planeado por Calímaco. El engañador logra su deseo,
finalmente Calímaco será quien copule con Lucrecia burlándose de messer Nicias y su
anhelo de tener un hijo.

Otro personaje que se ubica en el paradigma del fin justifica los medios, es el fraile
Timoteo. En su soliloquio aclara que sabe que ha sido engañado por Ligurio, el
sirviente de Messer Nicias, pero reconoce que ese engaño le fue útil: “Messer Nicias y
Calímaco son ricos, y de cada uno de ellos, por diversas atenciones, puedo sacar mucho;
conviene que la cosa se mantenga en secreto porque tanto les importa decirla a ellos
como a mí” (Maquiavelo, 2010: 41). Luego de este discurso, el fraile pone en marcha su
complicidad y habla con Lucrecia y su madre, Sostrata. Impulsado por el beneficio
económico que recibirá se empeña en convencerlas de que deben aceptar el plan para
concebir el hijo. En esta charla, con ambas mujeres, Timoteo cita la Biblia como parte
de un argumento irrefutable: “que las hijas de Lot, creyendo haber quedado solas en el
mundo, tuvieron relaciones con el padre; y dado que su intención fue buena no
pecaron” (ídem: 43) y aclara que es un cuento que sea pecado lo que hará Lucrecia,
pues la voluntad es la que peca y no el cuerpo. La adhesión de la Iglesia acompaña a la
mujer y se refuerza el plan, ella podrá yacer con un desconocido sin pecar, no arrastrará
la culpa del adulterio ya que se trata de una acción estrictamente corporal y no de una
adhesión voluntaria y moral.

Finalmente, la obra concluye amparando los engaños como instrumentos necesarios


para lograr los fines de cada personaje. Por eso Calímaco y Lucrecia comparten el deseo
de seguir juntos, ambos proyectan una relación encubierta con el fin de estar cerca, uno
del otro. Utilizan la figura del compadre, así Calímaco será un miembro cercano a la
familia que no generará sospechas mientras concretan el engaño.
2.b. En la obra Rey Lear (1605-1606) de Shakespeare acontecen tenciones constantes
entre los personajes que se pueden caracterizar en luchas entre; la mesura y la
desmesura, la voluntad y la pasión, y el orden y el caos. Estos tres pilares son los
motores de la narración para que la historia se mantenga en constante choque entre dos
grupos, el bien y el mal1.

Todo comienza cuando el Rey Lear, que divide su reino dándoselo a sus hijas Regan y
Goneril, deshereda a su hija menor, Cordelia. Lo hace en castigo por su franqueza y
sinceridad al demostrarle que el amor que siente por su padre es según su deber, es
decir, lo que le exige su vínculo natural exclusivamente, ser su hija. Esta sincera actitud
de Cordelia traerá enojo al rey y provocará el destierro de su servidor más fiel, el Conde
de Kent, el cual le contradice al rey y le pide que no sea desmesurado por el enojo con
su hija. A partir de aquí la vida de todos los personajes cambia drásticamente y se
instala el caos en la obra. La trama dejará en claro la distancia entre la mesura y la
desmesura. El rey pierde la cordura lentamente, y en esto lo acompañan Kent, Edgardo
(exiliado por Gloucester, su padre), y el Bufón. Las víctimas del exilio se constituyen
en un grupo particular y solidario entre ellos. Desde la cosmovisión isabelina
encontramos que este grupo representa una de las imágenes más recurrentes de
Shakespeare, el “mundo al revés” (Cerrato), donde la cadenas del ser2 (Tillyard, 1984)
se rompe y el orden estipulado se pierde. Un caso de contraste, en ese mundo al revés,
es el del Bufón, dotado con capacidad profética, y dueño de una coherencia que supera
al rey. En tanto Lear, quien ha legado sus bienes a sus hijas, ya no se ubica en la cima
de la cadena de los humanos, por el contrario, se encuentra en el contexto de los pobres,
con los sin techo.

La obra refleja en distintos planos el caos, Shakespeare inscribe un mensaje para el


espectador de la época, el gran eclipse que se aproxima. Esto, desde la cosmovisión
isabelina, producía “una confusión entre el día y la noche, y eran una manifestación de
desorden. Todo quebrantamiento del orden era antinatural y aciago” (Costa Picazo,
2004: 19). El fenómeno astral trae malos augurios para los protagonistas, como dice
Gloucester: “Estos eclipses de sol y luna recientes no presagian nada bueno para
nosotros” (Shakespeare, 2004: 17-18). El caos se acerca, y Edmundo, hijo bastardo de

1
Los personajes se pueden dividir en dos grupos; el bien: Rey Lear, Cordelia, Edgardo y Gloucester, y en el mal están
Goneril, Regan, Edmundo y Conrwall.
2
Tillyard plantea que esta cadena del ser acentuaban la dignidad de cada clase y, a su vez, formaban parte de un
gran todo, de un universo ordenado y relacionado.
Gloucester, es el antagonista que aprovecha el momento para su beneficio y el personaje
que mueve la trama. Procede con engaños que perjudican a su hermano Edgardo y a su
padre porque quiere quedarse con la herencia. La voluntad de Edmundo para conseguir
su objetivo material, y el poder que deja su padre, implica el destierro de su hermano, la
pérdida de los ojos de su padre y finalmente su muerte. Shakespeare alinea las
situaciones y los personajes para sostener férreamente la estructura del mundo al revés
y para esto desmantela los vínculos familiares. Es así como traiciona cualquier aspecto
de la cosmovisión isabelina referida a los vínculos de la familia. Anida en la
contradicción de los valores y resalta la construcción del enemigo fraudulento, un sujeto
capaz de cualquier acto demencial o criminal para lograr su deseo.

Shakespeare suma un aspecto caótico a partir del deseo de las hijas del rey. Se trata de
la atracción que ambas herederas sienten por Edmundo y que él aprovecha en su
beneficio:

A las dos hermanas he jurado amor. Cada una sospecha de la otra, igual que quien
ha sido picado por una víbora. ¿A cuál de las dos tomaré? ¿A ambas? ¿A ninguna?
No podré disfrutar de ninguna si ambas siguen viviendo: el que tome a la viuda
exaspera, enfurece a su hermana Goneril; Y difícilmente pueda realizar mis
ambiciones si su marido vive. Ahora usaremos su autoridad para la batalla; una vez
librada, que la que quiera deshacerse de él planee su pronto asesinato (Shakespeare,
2004: 135-136).

Shakespeare vuelve a enfocar las dos esferas posibles, en la voluntad ética del hombre,
contrastando a los hermanos, Edmundo y Edgardo. El personaje de Edgardo tiene que
sobrellevar el destierro ordenado por su padre y el engaño de Edmundo. Su estrategia es
fingir ser otra persona, Tom, un hombre colérico, demente que empatiza con el Rey
Lear a partir de su desgracia: “Él sufre por sus hijas, y yo por mi padre” (ídem: 94).
Edgardo es quien se solidariza y se alinea junto a todos los exiliados como él. Es el que
asiste a su padre ciego, Gloucester, en el tránsito de su duelo por el hijo desterrado, él
mismo.

Shakespeare concentra la idea del bien en Edgardo, resulta el personaje que finaliza con
el caos en el reino y el que cierra la historia con su parlamento: “El peso de este triste
presente debemos asumir, decir lo que sentimos y no lo que deberíamos decir. Los más
viejos han soportado más; nosotros, que somos jóvenes, no debemos de ver tantas cosas
ni de vivir tanto tiempo” (ídem: 152).
Finalmente la obra culmina con varios personajes muertos, entre estos están: el Rey
Lear, sus tres hijas, Edmundo y Gloucester. Quedarán “los jóvenes”, como dice
Edgardo, para reconstruir el mundo que quedó. El caos impuso muerte, sufrimiento y
locura, conduciendo al fin del mundo desde el cual se inició. Este final, propio de las
tragedias de Shakespeare, propone un mundo en el que se altera el orden, las cadenas
del ser se rompen y lo único que queda es el caos.
Bibliografía:

- Cerrato, L. (2010) “La actuación shakesperiana: antes y ahora”, en Dubatti


(coord.) El teatro y el actor a través de los siglos, Bahía Blanca, Universidad
Nacional del Sur, EDIUNS (versión digital).
- Maquiavelo, N. La mandrágora. Introducción y traducción Sforza, N. (2010)
Introducción a Nicolás Maquiavelo, Textos literarios, Buenos Aires, Colihue.
- Sforza, N. (2010) Introducción a Nicolás Maquiavelo, Textos literarios, Buenos
Aires, Colihue, pp. VII-CIX.
- Shakespeare - Rey Lear. Traducción, notas e introducción R. Costa Picazo
(2004) Rey Lear, Textos literarios, Buenos Aires, Colihue.
- Tillyard, E.M.W. (1984) La cosmovisión isabelina, México, FCE (selección de
la cátedra).

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