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El derecho individual del trabajo se encuentra constituido por el contrato individual y la relación de
trabajo. La Ley de contrato de trabajo constituye el cuerpo sustancial del derecho individual del trabajo.
Artículo 21: Contrato de trabajo. Habrá contrato de trabajo, cualquiera sea su forma o denominación,
siempre que una persona física se obligue a realizar actos, ejecutar obras o prestar servicios en favor de
la otra y bajo la dependencia de ésta, durante un período determinado o indeterminado de tiempo,
mediante el pago de una remuneración. Sus cláusulas, en cuanto a la forma y condiciones de la
prestación, quedan sometidas a las disposiciones de orden público, los estatutos, las convenciones
colectivas o los laudos con fuerza de tales y los usos y costumbres.
Por otra parte, existen otros tipos de fuentes que también regulan este derecho individual como son los
estatutos profesionales, normas contenidas en las convenciones colectivas de trabajo, la voluntad de las
partes, etc.
La doctrina se discute, si puede haber relación de trabajo sin contrato de trabajo, o si el contrato de
trabajo es irrelevante a la constitución de la relación de trabajo y sólo un presupuesto (acto-condición)
de ésta, que se constituiría mediante la incorporación efectiva del trabajador a la empresa. En esta
perspectiva, que ha sido llamada anti contractualista, el hecho de esta ocupación efectiva (Y no el
contrato) es el propio e inmediatamente constitutivo de la relación de trabajo. En cambio, la perspectiva
que ha sido llamada contractualista no existe ningún otro hecho o acto que pueda constituir la relación
de trabajo, sino el contrato de trabajo. Entre esas dos opiniones extremas se ha distinguido, otra
intermedia, moderada o ecléctica para la cual la relación de trabajo es normalmente constituida por el
contrato de trabajo, pero ello no quita que pueda haber contrato sin relación y relación sin contrato.
Para tratar de distinguir el contrato de la relación de trabajo se puede ir señalando que el contrato es el
negocio jurídico laboral. El contrato es el más importante porque prácticamente constituye el acto
negocial por excelencia. En cambio, la relación de trabajo es la relación jurídica que surge entre el
trabajador y el empleador por el hecho de la prestación de los servicios, con independencia del acto
jurídico que ha originado dicha prestación. Es por ello, que se señala, que cuando ese vínculo cobra vida,
por la prestación efectiva del trabajo, queda bajo la protección completa del orden público laboral, aun
cuando no exista contrato o éste sea nulo o anulado.
No siempre la estipulación del contrato de trabajo coincide con la prestación del trabajo, puesto que no
es infrecuente el caso de un contrato por el cual el trabajador se obliga a prestar sus servicios solamente
a partir de una determinada fecha futura. En este caso, ya existe un contrato de trabajo, el cual importa
obligaciones reciprocas para ambas partes; pero la relación de trabajo en sentido propio existirá recién
desde el momento en que el trabajador comience a prestar su trabajo por cuenta del patrón y como
consecuencia de esta prestación.
Artículo 22: Relación de trabajo. Habrá relación de trabajo cuando una persona realice actos, ejecute
obras o preste servicio en favor de otra, bajo la dependencia de ésta en forma voluntaria y mediante el
pago de una remuneración, cualquiera sea el acto que le dé origen.
La diferenciación que se efectúa entre contrato y relación de trabajo es útil para resolver la normativa
aplicable en los supuestos de contrato nulo. En el acto de celebración tiene particular importancia lo
relativo a la capacidad de los sujetos y la determinación del objeto de la prestación del trabajador.
Cuando se pasa a la instancia de la efectiva prestación de los servicios, la relación debe acomodarse en
su totalidad al orden público laboral.
En definitiva, podemos señalar que la relación de trabajo presupone la incorporación efectiva del
trabajador a la empresa. El contrato de trabajo (escrito o no) lo constituye el “negocio jurídico”; es decir,
las pautas contractuales propias del contrato laboral lo que hace que ésta sea lo que es y no un contrato
civil o de otro tipo. La iniciación de la relación, esto es la ejecución de aquél, normalmente coincidirán
en el tiempo. El hecho de que el contrato comience a ejecutarse, no implica negar que la relación
establecida se origine en el contrato.
Es una figura típica, que constituye, según algunos, una especie de la locación de servicios, cuyas
disposiciones le son subsidiariamente aplicables, lo mismo que las referentes a persona, capacidad,
obligaciones, hechos y actos jurídicos contenidos en dicho texto legal, en la medida en que no estén en
contradicción con las normas y los principios del derecho del trabajo (principios generales y orden
público).
La esencia del contrato de trabajo es la subordinación, entendida como un poder de disposición sobre
hombres libres, y sólo puede concebirse como una limitación de la actividad de quien la preste, tan sólo
dentro de las necesidades, objetivos y funcionamiento de la empresa que utiliza sus servicios.
Vázquez Vialard lo define al contrato de trabajo como aquél acuerdo de voluntades entre dos personas,
una de las cuales tiene que ser física, o un grupo de ellas, que se compromete, a cambio de una
remuneración, a poner su capacidad laboral a disposición de la otra, que la dirige por un tiempo
determinado o no en su extensión, pero preciso en lo que se refiere a cada día de prestación que, por lo
común, es de carácter sucesivo y trae aparejadas otras de lealtad, cooperación, solidaridad que
comprometen a toda persona
Artículo 4: Concepto de trabajo. Constituye trabajo, a los fines de esta ley, toda actividad lícita que se
preste en favor de quien tiene la facultad de dirigirla, mediante una remuneración.
El contrato de trabajo tiene como principal objeto la actividad productiva y creadora del hombre en sí.
Sólo después ha de entenderse que media entre las partes una relación de intercambio y un fin
económico en cuanto se disciplina por esta ley.
La tipicidad del contrato laboral lleva a que se trate de un contrato especial y con características
propias, un verdadero contrato nominado. Es precisamente un contrato típico con su propia y específica
regulación. Es por ello, que el art 21 de la LCT tipifica el contrato laboral como el negocio constitutivo de
la relación típica de trabajo. De este modo, trabajador y empleador se obligan recíprocamente al
cumplimiento de los deberes que surgen de una relación de intercambio.
1. Locación de servicios
Hoy es una injuria mencionar el trabajo humano como si se tratara de “una cosa”. El trabajo no es una
mercancía. Su objeto y finalidad es la actividad productiva y creadora del hombre en sí.
Al respecto, ambos contratos tienen notas tipificantes distintas, la relación de dependencia laboral es la
que caracteriza a nuestro contrato ausente en el contrato civil.
2. Locación de obra
La locación de obra es un contrato por el cual una de las partes, denominada locador de obra, se
compromete a alcanzar un resultado material o inmaterial, asumiendo el riesgo técnico o económico,
sin subordinación jurídica, y la otra parte, denominada el locatario de obra, se obliga a pagar un precio
determinado o determinable, en dinero.
En la locación de obra la obligación es de resultado, y no de medios como en el contrato de trabajo. La
retribución en la locación de obra es muy superior ante la asunción de los riesgos. El monto de los
servicios es único en el contrato de obra, aunque su pago sea parcial y a cuenta. En el contrato de
trabajo, en materia remunerativa, está dado en función del tiempo o jornada de trabajo. En el contrato
de trabajo ordinariamente se contemplan prestaciones repetidas no individualizadas ab initio, mientras
que en la locación de obra se limita, por lo general, a la ejecución de un solo trabajo.
3. Sociedad
La sociedad es la constituida por dos o más personas que ponen en común: bienes, dinero o servicios,
para obtener un lucro de dicha unión.
En la sociedad todos los socios participan de las pérdidas y ganancias de la sociedad, asumen los riesgos
de la actividad. En el contrato de trabajo, por el contrario, es un contrato de cambio, persiguen intereses
contrapuestos; no hay beneficios ni riesgos compartidos, a excepción de que participe de las utilidades
de la empresa.
Artículo 23: Presunción de la existencia del contrato de trabajo. El hecho de la prestación de servicios
hace presumir la existencia de un contrato de trabajo, salvo que, por las circunstancias, las relaciones o
causas que lo motiven se demostrase lo contrario.
Esa presunción operará igualmente aun cuando se utilicen figuras no laborales, para caracterizar al
contrato, y en tanto que por las circunstancias no sea dado calificar de empresario a quien presta el
servicio.
Las Cámaras laborales de Mendoza han dicho que cuando se acreditó la realización de tareas por parte
del trabajador, y el empleador, de su parte, no aportó pruebas que la relación tuviera otro origen, en tal
supuesto rige la presunción de la existencia del contrato de trabajo. Y tomando posición por una de las
posturas mencionadas anteriormente se dijo que, negada la relación laboral, es el trabajador el que
tiene sobre sí la carga acreditar el vínculo, y fundamentalmente, su posición de dependencia,
subordinación y continuidad en la prestación. De esta prueba depende que la presunción del art 23
entre a jugar.
Puede existir un contrato de trabajo, sin que comience inmediatamente a efectivizarse la prestación de
servicios. Se aplaza la iniciación de la prestación para un tiempo posterior. Es decir, el contrato existe
como acuerdo de voluntades.
Artículo 24: Efectos del contrato sin relación de trabajo. Los efectos del incumplimiento de un contrato
de trabajo, antes de iniciarse la efectiva prestación de los servicios, se juzgarán por las disposiciones del
derecho común, salvo lo que expresamente se dispusiera en esta ley.
Dicho incumplimiento dará lugar a una indemnización que no podrá ser inferior al importe de un (1) mes
de la remuneración que se hubiere convenido, o la que resulte de la aplicación de la convención colectiva
de trabajo correspondiente.
a. Trabajador
Artículo 25: Trabajador. Se considera "trabajador", a los fines de esta ley, a la persona física que se
obligue o preste servicios en las condiciones previstas en los artículos 21 y 22 de esta ley, cualesquiera
que sean las modalidades de la prestación.
Podemos entonces decir, que el trabajador es la persona física que está obligada -normalmente en
virtud de un contrato de trabajo, pero eventualmente también por otro acto válidamente constitutivo
de la relación de trabajo- a prestar personal y onerosamente servicios bajo la dependencia de otro.
Se excluye de la calidad de trabajador, para la LCT a quien:
No sea persona física.
No esté obligado a una prestación de servicios. Tal es el caso de las prestaciones de cortesía,
que, aunque medien obligaciones morales, en el sentido jurídico no son reconocibles.
Esté obligado a prestar servicios, pero éstos no sean remunerables. Aunque la ley no presume
la gratuidad del trabajo, no priva al trabajador de la posibilidad de disponer de él.
No se trata de servicios que deban ser prestados bajo la dependencia de otro. Respecto de este
punto la doctrina ha reconocido tres aspectos de la subordinación: jurídica, económica y el
técnico. La dependencia gira, principalmente en las relaciones laborales, en torno al aspecto
jurídico, por un lado, y al económico por el otro, deben darse las dos siempre.
Artículo 2: Ámbito de aplicación. La vigencia de esta ley quedará condicionada a que la aplicación de sus
disposiciones resulte compatible con la naturaleza y modalidades de la actividad de que se trate y con el
específico régimen jurídico a que se halle sujeta.
Las disposiciones de esta ley no serán aplicables:
a) A los dependientes de la Administración Pública Nacional, Provincial o Municipal, excepto
que por acto expreso se los incluya en la misma o en el régimen de las convenciones
colectivas de trabajo.
c. Empleadores
Artículo 26: Empleador. Se considera "empleador" a la persona física o conjunto de ellas, o jurídica,
tenga o no personalidad jurídica propia, que requiera los servicios de un trabajador.
La calidad del empleador coincide con la del empresario, aunque a veces puede estar ausente, o, en
forma inversa, empresarios que no son empleadores porque no ocupan ningún trabajador. No obstante
dichas excepciones el término empresario es coincidente con el de empleador.
e. Solidaridad
Artículo 30: Subcontratación y delegación. Solidaridad. Quienes cedan total o parcialmente a otros el
establecimiento o explotación habilitado a su nombre, o contraten o subcontraten, cualquiera sea el
acto que le dé origen, trabajos o servicios correspondientes a la actividad normal y específica propia del
establecimiento, dentro o fuera de su ámbito, deberán exigir a sus contratistas o subcontratistas el
adecuado cumplimiento de las normas relativas al trabajo y los organismos de seguridad social.
Los cedentes, contratistas o subcontratistas deberán exigir además a sus cesionarios o subcontratistas
el número del Código Único de Identificación Laboral de cada uno de los trabajadores que presten
servicios y la constancia de pago de las remuneraciones, copia firmada de los comprobantes de pago
mensuales al sistema de la seguridad social, una cuenta corriente bancaria de la cual sea titular y una
cobertura por riesgos del trabajo. Esta responsabilidad del principal de ejercer el control sobre el
cumplimiento de las obligaciones que tienen los cesionarios o subcontratistas respecto de cada uno de
los trabajadores que presten servicios, no podrá delegarse en terceros y deberá ser exhibido cada uno de
los comprobantes y constancias a pedido del trabajador y/o de la autoridad administrativa. El
incumplimiento de alguno de los requisitos hará responsable solidariamente al principal por las
obligaciones de los cesionarios, contratistas o subcontratistas respecto del personal que ocuparen en la
prestación de dichos trabajos o servicios y que fueren emergentes de la relación laboral incluyendo su
extinción y de las obligaciones de la seguridad social". Las disposiciones insertas en este artículo resultan
aplicables al régimen de solidaridad específico previsto en el artículo 32 de la Ley 22.250.
La solidaridad a que hace referencia el art 30 no significa que el empresario principal sea el titular de la
relación laboral, sino, que por imperativo legal, se extiende las consecuencias laborales del
incumplimiento a las prescripciones de “exigir a sus contratistas o subcontratistas el adecuado
cumplimiento de las normas relativas al trabajo y los organismos de seguridad social”.