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El Paseo del Prado quizás sea una de las arterias más conocidas por todos los cubanos. Desde que se ideo
su construcción siempre se ha marcado por sus sociedades de recreo, hoteles, cines, teatros e importantes
mansiones que han marcado y llenado de curiosidades esta zona. Aquí te dejamos saber 30 curiosidades
que seguro no conoces sobre el Paseo del Prado.
Las primeras noticias que se tienen de este espacio son de la alameda que, en 1772 bajo el gobierno
colonial del Marqués de la Torre, Capitán General de la isla, se construyó en esa zona.
La estructura del Prado ha permanecido inalterable a través de los años. Pero su parte
central era de tierra; no estaba pavimentada, aunque sí lucía árboles frondosos en sus
bordes. Durante la primera ocupación militar norteamericana (1899-1902) se le
introdujeron algunas mejoras al Prado y se sembraron álamos.
El Paseo del Prado o de Martí tal como lo conocemos hoy con su senda central de
terrazo, sus bancos de piedra y mármol, farolas, copas y ménsulas, y sus laureles,
quedó inaugurado el 10 de octubre de 1928.
El 1ro. de enero del año 1929, se emplazaban los ocho leones sobre sus pedestales. En
contra de lo que suponen no pocas personas, ninguno de ellos fue robado jamás.
Habitualmente se le ha llamado Paseo del Prado o Prado, a secas, nombre este que
obedece al parecido del Paseo habanero con el madrileño que corre entre la fuente de
Cibeles y la estación ferroviaria de Atocha, en la capital española.
El Paseo del Prado ha tenido varios nombres: Paseo del Prado, Alameda de
Extramuros, Alameda de Isabel II, Paseo del Nuevo Prado, Paseo del Conde de Casa
Moré y Paseo de Martí, que es su nombre oficial.
En sus comienzos, cuando su parte central era de tierra y sus laterales no estaban
pavimentados, era tan grande el número de quitrines que circulaban por la vía entonces
que se hacía necesaria la atención más rigurosa para no ser atropellado. Contaba el
Paseo en esa época con aceras cómodas y bancos, donde descansaban los que lo
recorrían a pie. Cinco bandas de música, situadas estratégicamente, dejaban escuchar
sus melodías.
La forma que hoy conocemos del Paseo del Prado fueron recomendadas por Jean
Claude Nicolás Forestier, quien fuera jefe de jardines, paseo y parques de Paris.
Los famosos Aires Libres del Prado, que comenzaban en la calle Dragones y Prado,
justo al lado del Hotel Saratoga y se extendían hasta la calle San José, donde se
encuentra ubicado el cine Payret, fueron por mucho tiempo el principal centro de
diversión de La Habana. Este sitio tenía un portal espacioso donde estaba una tarima de
cristal con bocinas para el exterior con piano, contrabajo y ritmo, acompañando a los
intérpretes vocales más famosos de Cuba.
https://www.todocuba.org/5-curiosidades-del-paseo-del-prado-la-habana/
El primer sistema de alumbrado eléctrico de Cuba data de hace más de 110 años,
creado con lámparas de arco, y fue inaugurado en La Habana en marzo de 1889 e
iluminaba algunas calles, el Parque de Isabel II (hoy Parque Central) y el Paseo de
Isabel la Católica. (Hoy Paseo del Prado).
El Paseo del Prado ha sido el primer lugar en Cuba donde se celebró una pasarela de
moda de alto lujo. Elegido por la gran casa francesa de alta costura Chanel, sirvió para
presentar su colección Crucero 2016-2017, que cerró con una conga bailada por todas
las modelos asistentes y sus grandes invitados de lujo.
Hasta 1772 La Habana no contó con los paseos que caracterizaban a las ciudades
opulentas.
Solo dos y bastante rústicos hubo hasta entonces en la villa. El que arrancaba en la
puerta de La Punta de la Muralla, y corría hacia la caleta de San Lázaro, en las
inmediaciones del actual hospital Hermanos Ameijeiras. Paseo este que con el tiempo
fue la calle San Lázaro.
Se caminaba sobre tierra, a la sombra de los uveros. De una parte quedaba el mar y de
la otra las huertas asentadas en la zona.
El otro paseo salía de la puerta de Tierra de la Muralla, aledaña a la calle de ese
nombre, tomaba la calle Monte y llegaba a Reina. También de tierra y a la sombra de
cocales.
Hasta entonces (alrededor de 1770) la ciudad vivía preocupada por sus medios de
defensa.
Eran tantas las guerras, las expediciones y los saqueos que la principal preocupación
fue la construcción de castillos y fortalezas, así como las murallas. Téngase en cuenta
que entre 1762-63 La Habana fue ocupada por los ingleses.
Había, sí, un respetable número de iglesias y conventos y como plazas estaban las de
Armas y San Francisco. También la del Cristo y la llamada Plaza Vieja, dedicadas
ambas al comercio.
No había todavía ningún teatro en la villa. No estaba construida la Catedral. No se
había edificado aún el Palacio de los Capitanes Generales, y las plazas de la Catedral y
de Armas eran lugares yermos y cenagosos.
Las distracciones de los habaneros entonces eran las de concurrir a las procesiones
religiosas y los desfiles y paradas militares.
Servía además de solaz recorrer las calles comerciales, que eran entonces las de
Mercaderes y Muralla, cuyas tiendas, por las noches, permanecían alumbradas con
quinqués y lámparas y ofrecían en conjunto el espectáculo de una feria o gran bazar.
En esas condiciones estaba La Habana cuando Felipe de Fons de Viela, marqués de la
Torre, fue nombrado capitán general de la Isla por el rey Carlos III.
Se le considera como el primer gran urbanista de la ciudad. El Marqués prohibió que
siguieran construyéndose casas de paredes de tapia o embarrado y techos de guano, y
se empeñó en dotar a La Habana de un teatro, la Casa de Gobierno y un paseo.
Ese paseo fue la Alameda de Paula, llamado así porque frente a uno de sus extremos se
levantaba el Hospital de San Francisco de Paula. Su construcción se inició en 1772.
Construcción del Prado de la Habana
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Durante cuatro siglos, Cuba formó parte del imperio colonial español y se convirtió en
una de sus joyas más apreciadas (y también en un trauma inmenso, tras su pérdida en
1898). Su capital, La Habana, ha sido, desde su fundación en 1519, el escenario donde
han quedado grabados el poder y el esplendor de una época, las vacilaciones de
periodos turbulentos, las penurias de los momentos de decadencia, o las dudas ante un
futuro incierto, como ocurre en la actualidad (dudas extensibles igualmente a todo el
país).
La Habana es una ciudad ecléctica, y, aunque casi todas lo son en mayor o menor
medida, en ella esa condición es extrema. No obstante, La Habana ha conseguido
fusionar, de una forma distintiva, las contradicciones propias del eclecticismo, para
generar una ciudad única. La Habana ha absorbido influencias de sus muy variadas
raíces (americanas, europeas, africanas y también asiáticas) y ha religado
comportamientos antagónicos, culturas y religiones enfrentadas, o estilos de vida
desiguales con una inquebrantable jovialidad. También, desde un punto de vista
urbano, ha yuxtapuesto, “regularidad e irregularidad, rigidez geométrica y libertad
formal, planificación y desarrollo espontáneo”, como apuntó Roberto Segre, o ha
fusionado, de una manera muy peculiar, modernidades diversas con un centro histórico
“atrapado” en el tiempo (La Habana Vieja, Patrimonio de la Humanidad desde 1982).
La fundación de La Habana.
La “Habana Vieja” (la ciudad intramuros
A partir del 1519 fundacional, La Habana había ido creciendo modestamente desde el
primer asentamiento, junto a la actual Plaza de Armas. El trazado habanero se iría
desarrollando en ausencia de un modelo claro, partiendo de las vagas referencias extraídas
de las experiencias medievales peninsulares. Hay que tener en cuenta que los reglamentos
urbanos para el trazado de las nuevas ciudades del Imperio español no se redactarían hasta
1573 y las ciudades anteriores a esa normativa muestran ciertas irregularidades respecto al
típico damero colonial. En cualquier caso, La Habana, a pesar de la espontaneidad de su
crecimiento logró crear una cuadrícula, aunque tuviera bastantes imperfecciones. Por esta
razón, La Habana no es una ciudad colonial “canónica”.
La ciudad tuvo una primera iglesia parroquial mayor en la Plaza de Armas, pero el edifico
se vio muy afectado en 1741 como consecuencia de la explosión de un barco atracado en
el cercano puerto y acabaría siendo derribado. La iglesia principal se trasladaría entonces a
la Plaza de la Ciénaga (en la que se encontraba el Oratorio de San Ignacio que los jesuitas
habían levantado en 1748).
El censo de 1778 proporcionaba las siguientes cifras: La Habana intramuros contaba con
40.737 habitantes mientras que los barrios extramuros alcanzaban ya los 4.434 habitantes.
La Habana. Paseo del Prado (paseo Martí) con el Hotel Inglaterra, construido en
1875.
Paseo de Martí, también conocido como Paseo del Prado), y alguno de los edificios
singulares de la ciudad, desde hoteles como el Hotel Inglaterra en 1875, hasta el antiguo
Centro Gallego (1907, hoy Gran Teatro de la Habana) y, sobre todo, años después, el
Capitolio (1929).
Esquema del trazado del ensanche del Vedado, en el que se aprecian sus cuatro vías
principales.
El resultado fue una cuadrícula perfecta girada aproximadamente 45⁰ respecto a los
puntos cardinales. La trama del Carmelo, de manzanas de 100 metros y calles de 16,
identificó las calles paralelas a la costa con números impares (del 1 hasta el 29) y asignó
números pares para las perpendiculares (del 2 al 30). El posterior crecimiento oriental (el
Vedado) seguiría el criterio anterior, pero adoptando letras (desde la A hasta la P) para las
vías paralelas a la orilla (al malecón que se construiría a principios del siglo XX). Las dos
áreas (Carmelo y Vedado) se articularon con la Avenida Paseo, un gran bulevar en
dirección noroeste-sureste de 50 metros de anchura. En esta retícula hay otras tres vías
especialmente relevantes además de la Avenida Paseo: la Avenida de los Presidentes
(coincidente con la calle G, también de 50 metros y perpendicular a la orilla), la calle de la
Línea, el eje principal de las vías paralelas al mar (encajada en buena parte con la calle 9 y
luego convertida en diagonal) y la calle 23 (ambas de unos 28 metros).
Cuando terminó el dominio español en Cuba, el Vedado estaba prácticamente urbanizado,
aunque escasamente construido (la ascendente burguesía habanera respondería
trasladándose a vivir al ensanche durante el siglo siguiente). La nueva trama había nacido
con la voluntad de convertirse en un nuevo modelo de ciudad en sintonía con las teorías
avanzadas de la época que propugnaban la búsqueda del higienismo y una nueva
movilidad. Las características de este ensanche y su coincidencia en el tiempo con el de
Barcelona (ambos son de 1859) han suscitados comparaciones entre ellos (se especula que
Yboleón tuvo contactos con Cerdá).
La Habana en 1899.
A finales del siglo XIX, La Habana había alcanzado los 250.000 habitantes y la siguiente
centuria resultaría trascendental la ciudad. La independencia y la constitución de la
República de Cuba (1902) marcarían un nuevo rumbo para el país, que entró en la órbita
norteamericana (incluso se llegó a pensar que podría convertirse en un nuevo estado). Esta
http://urban-networks.blogspot.com/2016/02/la-habana-colonial-la-habana-vieja-y-la.html
situación se mantendría hasta 1959, otra fecha clave en la historia cubana. El 1 de enero de
ese año, la revolución liderada por Fidel Castro triunfaría, suponiendo un giro radical a la
orientación política del país que se acercaría a la órbita soviética.
Plan maestro
http://www.planmaestro.ohc.cu/recursos/papel/libros/desafioutopia.pdf
Links
https://www.todocuba.org/5-curiosidades-del-paseo-del-prado-la-habana/
https://ws147.juntadeandalucia.es/obraspublicasyvivienda/publicaciones/04%20COOPERACION
%20INTERNACIONAL/guia_de_arquitectura_la_habana_cuba/plano_guia.pdf
PDF
file:///C:/Users/GLORIA%20TORRES/Downloads/Dialnet-
PlanesDeReformaUrbanaParaLaHabana-2520144_1.pdf
file:///C:/Users/GLORIA%20TORRES/Downloads/410-25-685-1-10-20180630.pdf
http://institucional.us.es/revistas/arte/27/Rafael%20L%C3%B3pez%20Guzm
%C3%A1n.pdf
http://download.jovenclub.cu/ecured/EcuMovil/Calles%20de%20La%20Habana.pdf