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El tema general del libro es: el origen de la humanidad, al igual que el origen
del pueblo de Dios, Israel.
LA CREACIÓN
La Biblia claramente nos dice que la existencia del hombre y de todo lo que
hay en la Tierra, y en el universo, no es producto de un accidente ni es una
casualidad. Fuimos creados por Dios, y fuimos hechos con un propósito.
LA LUZ
Lo primero que Dios hizo en la Tierra fue traer luz, ya que ésta estaba
desordenada, vacía y en tinieblas.
(Gen. 1:3-4) Entonces dijo Dios: Sea la luz. Y hubo luz. (4) Y vio Dios que
la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.
Esta luz (heb. Ohr) no era la del sol ni la luna, ya que éstos fueron creados
en el 4° día. Entonces, ¿cuál era esa “LUZ”? Juan lo señala claramente:
(Juan 1:1-5) En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo
era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron
hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la
VIDA, y la vida era la LUZ de los hombres. La luz en las tinieblas
resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.
(Juan 8:12) Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la LUZ del mundo; el
que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
(Heb. 1:1-2)
La luz del primer día es la Luz espiritual que da vida espiritual, y nos separa
de la oscuridad y el mal.
Las lumbreras no sólo nos ayudan a diferenciar entre día y noche, y entre las
estaciones (primavera, verano, otoño, invierno), sino que también marcan
los tiempos del calendario bíblico.
(Génesis 1:5) Y llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas llamó noche. Y fue la
tarde y fue la mañana: un día.
Lo mismo se señala en los demás días: Génesis 1:8, 13, 19, 23, 31.
El día bíblico comienza por la tarde (es decir, la noche, cuando está oscuro),
y le sigue la mañana (el día, cuando hay luz).