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Eficiencia energética en la industria salmonera para

mitigar el cambio climático

Compañías del rubro apuestan por una mejor gestión de los recursos y
el uso de energías renovables no convencionales (ERNC).

Dando origen al producto más exportado después del cobre, la salmonicultura es una de las
actividades económicas más importantes de Chile. Al año se producen alrededor de 700 mil
toneladas de salmón con un valor de exportación cercano a los US $ 4.000 millones (Soto;
León, 2018), convirtiendo a este país en el segundo mayor productor de salmones de todo
el orbe.

Con centros de cultivo ubicados en los estuarios, fiordos y canales de las regiones X, XI y
XII, el rubro salmonero se ha transformado en la principal fuente de empleo para sus
habitantes, generando a la vez una alta dependencia laboral. Por ello, encontrar la
estabilidad de la salmonicultura nacional es relevante tanto para las firmas como para sus
trabajadores, siendo la adopción de un modelo productivo sustentable la estrategia
delineada por los líderes de la industria.

Y es que la productividad de la salmonicultura depende principalmente del buen uso y


sanidad del recurso mar, no solo pensando en disminuir los efectos colaterales de la
actividad y su reputación frente a las comunidades, sino también para resguardar la
continuidad, competitividad y futuro de la misma.

Por lo demás, inserto en el contexto de Cambio Climático, los ecosistemas marinos


adquieren mayor atención. Según el reporte The Ocean and Cryosphere in a Changing
Climate, elaborado por el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio
Climático) y publicado durante el segundo semestre del año pasado, las emisiones de CO2
han causado “el calentamiento, acidificación y pérdida de oxígeno del océano”, afectando la
generación de nutrientes y por ende la disponibilidad de especies marinas, poniendo en
riesgo las actividades económicas asociadas al mar y los pueblos que de ellas dependen.

Así entonces, si bien hasta hace poco el foco de la industria se ha centrado en la


sostenibilidad biológica (alta densidades de biomasa, uso de antibióticos, contaminación por
restos de alimentación), el escenario descrito exige poner atención a las emisiones de
gases de efecto invernadero (GEI) de la industria salmonicultora, pues un ecosistema
marino debilitado se vuelve más vulnerable a los efectos del cambio climático.

Medir para reducir

En las pisciculturas y centros de engorda la industria salmonera depende principalmente de


combustible diesel para la generación de energía. Más allá de que diferentes fuentes
indican que el cultivo de proteína oceánica tiene una menor intensidad de carbono en
comparación a otras fuentes de carne (pollo, cerdo o vacuno), contribuir a reducir la
concentración de CO2 atmosférico debe ser un propósito común.
De igual manera, el consumo responsable y la sustentabilidad hacen cada vez más sentido
en las personas. Existe interés por conocer el ciclo de vida de un producto o servicio, así
como el impacto ambiental asociado a su producción y comercialización. Estos son
aspectos cada vez más relevantes dentro de las relaciones comerciales, razón que ha
llevado a diferentes empresas a cuantificar sus emisiones de gases de efecto invernadero, a
fin de medir su huella de carbono corporativa y gestionar iniciativas para reducirla.

Salmones Camanchaca fue la primera compañía en registrar sus emisiones en el programa


Huella Chile del Ministerio del Medio Ambiente. Según su último Reporte de Sostenibilidad,
durante el 2018 sus emisiones de GEI alcanzaron un total de 30.904,748 tCO2e (toneladas
de C02 equivalente), siendo los centros de engorda (43%), agua dulce (28%) y planta (28%)
sus principales fuentes de emisión.

Por otro lado, el consumo de electricidad en su planta Tomé se redujo un 46%, pasando de
consumir 9.508.685 Kwh en el año 2017 a 5.102.673 Kwh en 2018, disminución provocada -
en parte- “por la habilitación de luminarias LED que ahorraron aproximadamente 1.000
tCO2e en emisiones”.Posteriormente, el año 2019 la compañía asumiría el compromiso de
ser carbono neutrales al año 2025. “La meta país es lograrlo al 2050, pero analizamos
nuestra situación y concluimos que con voluntad y esfuerzo podemos hacerlo mucho antes”,
declara Álvaro Poblete, Gerente Regional de Salmones Camanchaca.

Para iniciar el desafío, Poblete cuenta que una de las primeras medidas será adoptar una
política de eficiencia energética, usando equipos de alta tecnología.

“Algunos centros de cultivo ya cuentan con sistemas de generación dimensionados que


permiten almacenar la energía extra que no se ocupa. Además de eso, se baraja la
utilización de gas licuado y ya estamos implementando nuevos equipos de blowers, con los
que podríamos reducir en un 20% el consumo energético de dichas instalaciones”, cuenta el
ejecutivo.

Otra compañía que cuenta con reconocimiento en Huella Chile es Blumar, cuyo reporte de
sostenibilidad indica que sus emisiones en su área salmones fue de 6.906 tCO2e durante el
año 2018, rebajando casi a la mitad la cifra del 2017 (12.189 tCO2e). Asimismo, redujo su
consumo energético (combustible y electricidad) en un 34% en la misma división.

Entre las iniciativas desarrolladas por esta empresa, destaca la “inauguración de dos
pontones para Bluriver que poseen calefacción con recuperadores de calor y que consumen
un 30% menos de energía que un pontón tradicional”, mientras que en sus plantas de
proceso se cambiaron luminarias para contribuir al ahorro energético y se prevé Invertir en
nuevas tecnologías que reduzcan el consumo de energía, junto con el uso de energías
renovables.

En tanto, Multiexportfoods marcó un total de 72.683,43 tCO2e durante el años 2018, siendo
su planta de procesos el área que más contribuye (54%), le siguen agua mar (38%) y agua
dulce (7,5%).
Para disminuir sus emisiones, la compañía desarrolló un plan de acción denominado
Multiexport Action Strategy, bajo el apoyo de Green Ticket, donde centrará sus esfuerzos en
“la formación de capacidades internas en materia de eficiencia energética y la gestión de
recursos; optimización de consumos de energía y combustión; uso de energías renovables;
iniciativas para compensar huella de carbono y evaluación de mejoras en equipamiento y
tecnología en cultivo y procesamiento, a fin de disminuir en un 20% las emisiones al año
2020”.

Uso de ERNC

El punto común entre las compañías ya mencionadas es el uso de energías renovables.


Desde hace años diferentes publicaciones han escrito de su potencial en la industria
salmonera, especialmente bajo la lógica del aislamiento de los centros de cultivo, sus
necesidades de energéticas y los vaivenes del precio del combustible.

A juicio de algunas empresas del rubro eólico y fotovoltaico, gran parte de la industria
salmonera prefiere asumir los costos del uso de diesel dado sus amplios márgenes de
ganancia, por lo que no demuestran interés en financiar proyectos propios de ERNC, más
aún considerando que el retorno de este tipo de inversiones es de 5 años en promedio.

De todas maneras, a inicios de 2020 Multiexport Foods se convirtió en la primera empresa


salmonicultora en recibir la certificación de energía renovable por Enel Generación Chile,
luego de abastecer su planta de procesos en Cardonal (Puerto Montt) únicamente con
energías limpias durante el 2019. Con ello, la empresa disminuyó aproximadamente 6.000
tCO2e, que equivale al 8% de su total general.

Alvaro Poblete manifiesta que Salmones Camanchaca también tiene contemplado el uso de
energías renovables en pos del objetivo de la carbono-neutralidad, ello a través de la
“modificación de sus contratos de electricidad”, recibiendo energía solo desde fuentes
limpias.

Por otra parte, tal como indican las cifras de algunas compañías, la fase de agua dulce es
otra de las áreas que emite importantes cantidades de CO2. En ella, una de las opciones
energéticas limpias que sí está siendo utilizada es la energía geotérmica.

“El uso de la geotermia es muy amplio, sirviendo para el manejo de temperatura en las
ovas, el control de la temperatura en pisciculturas de recirculación, re-uso e incluso de flujo
abierto; o generar agua caliente en las plantas de proceso”, explica Marcelo Schmeisser,
gerente general de Geotermika.

Empresa especializada en venta y arriendo de bombas de calor geotérmicas, sus


principales clientes son Invermar, Hendrix Genetics, Sealand, Marine Farm, Aquagen,
Aquainnovo y Cargill, demostrándose con ello “el mayor interés de los ejecutivos por este
tipo de sistemas, pues funcionan durante 10 años o más, generando ahorros económicos
significativos, disminuyendo el consumo de combustibles fósiles y cuidando el
medioambiente”, agrega Schmeisser.
Finalmente, otra opción menos conocida es el uso de la energía mareomotriz. Si bien
actualmente no es posible encontrar este tipo de proyectos asociados a la salmonicultura,
durante el 2014 la empresa DVS Tecnología, en conjunto con la Fundación para la
Innovación Agraria (FIA) y la compañía Mainstream (actual Cermaq) participaron en el
proyecto “Generación Eléctrica Mareomotriz para la disminución del uso de petróleo en los
Mares Interiores del Sur”, el cual pretendía energizar pontones mediante el
aprovechamiento de la energía de las mareas en sectores cercanos a los centros de cultivo.

“La generación eléctrica a través de una turbina de hélice mareomotriz funciona con las
corrientes de marea (que tienen tiempos sin corriente cada 6 horas). A través de ella, la idea
era generar hidrógeno inicialmente, tomando agua de mar y usando ósmosis inversa para
inyectar a un generador de hidrógeno de Flujo Continuo. Luego, el hidrógeno pasaba a ser
usado en un motor de hidrógeno conectado a un generador eléctrico que generaría energía
eléctrica 24 horas para el uso de todos los equipos del pontón flotante y del centro de
cultivo”, relata Sergio Martínez, Gerente de Desarrollo de DVS Tecnología.

Sin embargo, dicho proyecto llegó solamente hasta su fase 1 de diseño ingenieril, pues
según cuenta Martínez, “no se logró encontrar interés y financiamiento por parte de las
empresas dedicadas al salmón para desarrollar la segunda etapa”.

En este sentido, durante su participación en el seminario “el Océano, principal afectado por
el Cambio Climático”, Gonzalo Tampier, investigador del Marine Research & Innovation
Center (MERIC), señaló que “hubo un tiempo en el que existía mucho interés por parte de la
industria de la acuicultura de canales y fiordos respecto a la energía mareomotriz. Pero en
conocimiento de nuestras investigaciones y el modo de operar de la industria salmonera,
considero que, exceptuando algunos casos, este tipo de energía todavía no es viable para
dicha industria”.

Así entonces, la adopción de las energías renovables en Chile -y especialmente en la


salmonicultura- constituyen un desafío pendiente. Ciertamente existe conciencia del
potencial del territorio chileno para proyectos de energía eólica, solar y marina, pero su
establecimiento requiere -además de voluntades y recursos económicos- tiempo, debate,
investigación y planificación, a fin de establecer las mejores alternativas de acuerdo al
contexto de cada territorio.

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