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54 RAÍCES DE LA CULTURA OCCIDENTAL

un nivel cultural más altamente diferenciado, llegaron a ser las comunida-


des diferenciadas. En el campo, por ejemplo, la comunidad indiferenciada
fue la mansión solariega. El dueño de una mansión solariega tenía com-
petencia legal para participar en asuntos judiciales y para emitir requeri-
mientos y ordenanzas legales que cubrían casi toda área de la sociedad. El
dueño de grandes posesiones feudales de tierra estaba dotado con privile-
gios que le daban el derecho legal de actuar como señor sobre toda persona
domiciliada en su propiedad. En las ciudades medievales los gremios eran
las unidades indiferenciadas que simultáneamente exhibían una estructura
eclesiástica, industrial y a veces incluso política. Estos gremios estuvieron
frecuentemente basados en una especie de fraternidad que, como un lazo
artificial de parentesco, abarcaba a sus miembros con sus familias en todas
sus actividades. En un nivel aun más alto, no era en lo absoluto extraño que
los señores feudales ejercieran la autoridad gubernamental como si fuera
propiedad privada, la cual ellos desde luego podían adquirir y transferir
sobre la base de estipulaciones legales privadas. Todas estas esferas legales
indiferenciadas poseían autonomía; esto es, la competencia legal y el dere-
cho de actuar como gobiernos dentro de su propia esfera sin la intervención
de una autoridad más alta.
En este marco feudal no había idea de Estado como una res publica orga-
nizada para el bienestar común. Cuando se hicieron los primeros esfuerzos
por poner en práctica la idea de Estado mediante una apelación al Derecho
romano, y por recobrar aquellos elementos de autoridad gubernamental que
habían sido cedidos al poder privado, durante un largo tiempo estos esfuer-
zos fueron frustrados por la tenaz resistencia de las esferas indiferenciadas
de la vida que podían desde luego apelar a sus privilegios, sus orígenes anti-
guos, etcétera. Como una regla, el periodo feudal también carecía de la idea
de ley civil privada con sus principios básicos de libertad universal e igualdad
de todos los hombres ante la ley. En la víspera de la Revolución francesa,
muchos remanentes del ançien régime habían sido mantenidos intactos en
Alemania, Francia, Holanda y otros lados, aun cuando la línea histórica de
desarrollo definitivamente apuntaba en la dirección de un proceso de dife-
renciación que sólo podía terminar en una clara distinción entre Derecho
público y privado.
El ala germanista de la Escuela histórica deseaba continuar este proceso de
diferenciación. Aceptaba así el fruto de la Revolución francesa: la realización
de la idea de Estado. Al mismo tiempo, buscó armonizar esta idea moderna
con la vieja idea de la autonomía de las esferas de la vida. Para llevar esto a
cabo era necesario que la autonomía fuera limitada por los requerimientos
del bien común. Las esferas autónomas de la vida, por lo tanto, necesitaban
ser incorporadas al nuevo Estado; tenían que acomodarse a los requerimientos
del Estado como un todo.

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