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FOCALIZACIÓN SENSORIAL: LA DISMINUCIÓN DE LA ANSIEDAD ANTE LA

ACTUACIÓN

Una vez que ha surgido la disfunción sexual, es frecuente que los hombres y las mujeres se
preocupen del problema durante la actividad sexual. La preocupación lleva a cogniciones de
auto menosprecio y distrae la atención de las cogniciones agradables y excitantes, creando un
círculo vicioso de disfunción: preocupación, pensamientos de menosprecio hacia uno mismo,
aumento de la disfunción, etcétera.

Para abordar este círculo vicioso, Masters y Johnson (1970) desarrollaron la “focalización
sensorial”, un conjunto de procedimientos diseñados para ayudar a la pareja a desarrollar un
mayor darse cuenta de, y focalizarse en, las sensaciones en vez de hacerlo sobre la actuación.
Un objetivo de este enfoque es reducir la ansiedad del paciente centrándose en algo que es
alcanzable de forma inmediata (p. ej., el tacto agradable), en vez de intentar conseguir un
objetivo. El tratar de lograr una erección más duradera o un orgasmo simultáneo, objetivos que
puede fallar, aumenta el riesgo de “fracaso” y malestar.

En su planteamiento óptimo, la focalización sensorial es estructurada pero flexible. La


focalización sensorial se estructura en el aspecto de que se da a los pacientes instrucciones
explícitas sobre la intimidad; si se siguen estas instrucciones, el paciente/la pareja adquirirán de
forma gradual más confianza en ellos mismos y en su relación. La focalización sensorial es
flexible en el aspecto de que puede adaptarse a las circunstancias singulares de cualquier pareja.
En general, la focalización sensorial está diseñada para producir el cambio de forma gradual. Se
reconoce que el cambio llevará tiempo y que no hay que apresurarse. Como ejemplo nos
encontramos que a menudo se aconseja a los pacientes que dejen de realizar el coito desde el
inicio de la terapia, de modo que puedan reaprender los “fundamentos” de ser afectivo, recibir
placer, etc. El enfoque gradual podría ser frustrante para algunos pacientes por su aparente
lentitud, de modo que hay que tener un cuidado especial en explicar la importancia de este
enfoque a los sujetos.

Es necesario que los ejercicios de focalización sensorial a realizar en casa se lleven a cabo en un
ambiente no amenazante, de compartir. El terapeuta debería alentar a la pareja a que
“practicase” en un lugar privado, física y psicológicamente cómodo. Las circunstancias difíciles
no conducen a relaciones sexuales relajadas ni a centrarse en disfrutarlas. Es necesario decir, a
veces, a las parejas que minimicen las circunstancias que puedan interferir. Incluso sugerencias
simples como contratar una canguro, limpiar el dormitorio o poner música de relajación pueden
ser útiles. Muchas parejas, una vez instaladas cómodamente en la relación, no prestan atención
al cortejo o a los rituales románticos. A veces es necesario recordarles los esfuerzos que
hicieron durante el noviazgo para “preparar el estado de ánimo”. Animamos a menudo a los
pacientes a que programen un tiempo para la actividad sexual y que lo planifiquen con el mismo
esfuerzo que ponen en otros acontecimientos especiales de sus vidas. Les recordamos que la
anticipación alimenta el deseo.

Como se ha indicado anteriormente, los procedimientos de la focalización sensorial entrañan


alentar la intimidad por medio de “sexo ejercicios” graduales, no amenazantes. El
procedimiento general de funcionamiento incluye tareas para casa, que fomentan que la pareja
realice ejercicios relacionados con la sexualidad, y sesiones de terapia sobre una base fija, que
se emplean para hablar de los ejercicios, de las emociones desencadenadas por estos ejercicios,
de los problemas, etcétera.

Las tareas para casa conllevan instrucciones explícitas que el terapeuta ha proporcionado al
paciente; estas instrucciones requieren la práctica de algunos ejercicios fuera de las sesiones de
terapia. Tanto el terapeuta como el paciente entienden que el trabajo para casa se revisará y se
modificará (según sea necesario) en cada sesión. Los ejercicios para casa pueden
descomponerse en cuatro “pasos”; estos pasos se suelen realizar de manera secuencial, pero no
existen absolutos en este aspecto. Depende del juicio clínico el que se incluya cada paso y la
cantidad de tiempo que se ha de dedicar a cada uno de ellos.

El primer paso de la focalización sensorial incluye el tacto no genital (es decir, dar y obtener
placer), con ambos miembros de la pareja vestidos con ropas cómodas. Las variaciones de la
cantidad de ropa que se lleva, la duración de las sesiones, quién inicia la actividad, los tipos de
conductas que se incluyen, y la frecuencia de las sesiones se deberían discutir en la terapia antes
de que una pareja empiece a practicar en casa. Los cónyuges deberían empezar su implicación
física a un nivel que sea aceptable para los dos participantes.

Debido a que muchas parejas encontrarán que este método es indirecto y un poco lento, el
terapeuta tiene que insistir desde el principio en que:

a) seguirán un proceso necesario con el fin de abordar su objetivo a largo plazo, pero que
b) el objetivo a corto plazo consiste en focalizarse (centrarse) en las sensaciones y no en la
actuación.

Se debe hablar con la pareja de la mecánica del enfoque, incluyendo los aspectos estructurados
versus los no estructurados, la frecuencia, los factores que pueden interferir potencialmente, y la
anticipación de cualquier problema.

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