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Trabajo Libre.

De la Vulneración y el Desamparo a la Creación Colectiva.


Acerca de una experiencia de capacitación con cuidadores/as.

Institución: Facultad de Psicología. U.N.M.d.P.

Autores: Lic. Acuña, Juana – acunaj.aida@gmail.com


Lic. Buzzella, Paola – paolabuzzella@gmail.com
Lic. Bagattin, Ma. Luz - luzbagattin@gmail.com
Lic. Maletta, Francisco – franciscomaletta@gmail.com
Lic. Rossi, Verónica - veroo_rossi@hotmail.com

Resumen:
El presente trabajo tiene por objeto presentarles un dispositivo de capacitación- reflexión
que hemos implementado, desde el proyecto de extensión universitaria de la Facultad de
Psicología de la U.N.M.D.P, “Compartiendo Realidades” con cuidadoras y cuidadores de
hogares convivenciales y personal que trabaja con niños, niñas y adolescentes en situación
de vulnerabilización psicosocial.
El dispositivo que aquí presentamos busca crear espacios de reflexión sobre las
implicancias de la Ley (13.298) dado que su conocimiento constituye un factor de capital
importancia; sin embargo ello no basta para romper con la inercia de las prácticas
institucionales y los imaginarios instituidos acerca de los niños/niñas y adolescentes
vulnerabilizados y sus derechos.
La metodología del dispositivo presentado, intenta crear un espacio de deconstrucción que
permita, en el encuentro con otros/as, compartir experiencias acerca de su tarea como
cuidadoras y cuidadores, trabajar acerca de los sentires, visibilizar tanto los prejuicios desde
los cuales trabajan, como los atravesamientos de discursos e imaginarios sobre los/as
niños/as y adolescentes, y también sobre su propio trabajo. La posibilidad de poner palabra
sobre aquello que les pasa en el hacer cotidiano, de deconstruir su rol como adultos/as
cuidadores, abre a la generación de nuevos y múltiples modos de pensar y hacer.

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TrabajoLibre: De la Vulneración y el Desamparo a la Creación Colectiva. Acerca de
una experiencia de capacitación con cuidadores/as.

El Sistema de Promoción y Protección Integral de los Derechos de los Niños está


compuesto por un conjunto de organismos, entidades y servicios destinados a promover,
prevenir, asistir, proteger, resguardar y restablecer los derechos de los niños, niñas y
adolescentes. Así lo establece la Ley 13.298 desde el 2005 en la provincia de Buenos Aires,
reemplazando a la anterior Ley de Patronato. Sin embargo, la letra de la ley no se imprime
de la misma manera sobre el papel que sobre la realidad cotidiana, tanto de los niños, niñas
y adolescentes, como en el conjunto diverso que constituyen las organizaciones que forman
parte de este sistema.
El Proyecto de Extensión Compartiendo Realidades se inicia en el año 2013; desde ese
momento venimos trabajando con diferentes colectivos en situación de vulnerabilización
psicosocial. En los últimos años, la tarea principal es con púberes y adolescentes que se
encuentran institucionalizados por haber sido vulnerados algunos de sus derechos
fundamentales (abandonos, violencias, abusos). A través del trabajo grupal, las
intervenciones intentan propiciar procesos de subjetivación en los adolescentes, favorecer la
elaboración de lo traumático vivido, potenciar la estima de sí mismos y a la vez que puedan
pensarse como sujetos de derechos.
En el devenir del trabajo con los/las adolescentes, se detectó la necesidad de apuntalar
estas acciones trabajando con las personas que estaban a cargo de sus cuidados. En tanto
que el modo y cómo estos trabajadores/as ejercen e interpretan sus funciones, puede
constituirse en un aporte fundamental en la elaboración de las vivencias de los niños, niñas
y adolescentes, en la percepción que tengan de sí mismos o constituir un obstáculo en la
restitución de derechos o fuente de nuevos sufrimientos. Iniciamos con las cuidadoras de un
Hogar convivencial, un dispositivo grupal de reflexión en el que pudieron abordarse
diferentes problemáticas de “su hacer”, el vínculo con los/las adolescentes, y sus propias
vivencias de desamparo ante el “no saber qué hacer”.
A partir de esta experiencia inicial y de la valoración que las cuidadoras hicieron de ella,
surgieron demandas similares de otros Hogares e instituciones. En reuniones de intercambio
con el Servicio Zonal de Mar del Plata y la Mesa de Promoción de Derechos y
Autovalimiento Adolescente, se identificaron algunos indicadores en la ciudad de Mar del
Plata vinculados a este grupo de trabajadores/as:

 Ausencia en la ciudad de Mar del Plata de dispositivos públicos para la capacitación


de las personas encargadas de los cuidados de niñas-niños y adolescentes en hogares
convivenciales u otros dispositivos.

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 Dificultades en las personas encargadas de los cuidados de niñas-niños y
adolescentes en situación de institucionalización, vinculadas con la interpretación de sus
necesidades emocionales, vinculares y del momento vital.

 Invisibilización de algunos de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes o


interpretaciones sesgadas acerca de ellos.

Para dar respuesta a esta necesidad, se decidió articular acciones entre el Proyecto
Compartiendo Realidades, el Servicio Zonal de Mar del Plata y la Mesa de Promoción de
Derechos y Autovalimiento Adolescente, a través del dispositivo Curso de
Capacitación/Reflexión que hoy compartimos con Uds.
Al poner nuestro foco en las personas que trabajan en estas organizaciones, destacamos el
valor del Sistema de Promoción y Protección Integral (en oposición al paradigma tutelar que
plantea superar), pero también el arduo proceso por el cual el cambio de legalidad compone
procesos sociales, y fundamentalmente se encarna en prácticas institucionales. De allí la
importancia de trabajar con las personas implicadas en el punto de inflexión entre viejas y
nuevas leyes, así como en la singularidad de su propia relación con los atravesamientos
institucionales y con el cotidiano contacto con niños, niñas y adolescentes y sus propias
realidades.
Al exponer nuestras experiencias, esperamos visibilizar las dificultades a las que se
enfrentan los cuidadores y cuidadoras en su rol, que comprende un apartado ínfimo en la
vastedad del sistema de promoción y de protección, pero no por ello menos central.
Asimismo, compartimos un dispositivo en constante revisión que no se basa solamente en
proporcionar información, sino que apuesta a generar un espacio en el que cuidadores y
cuidadoras compongan sus prácticas con ésta.

¿Desde dónde empezamos a pensar?

Para pensar nuestra propuesta fue necesario adherir a ciertas definiciones que marcan la
posición desde donde pensamos los encuentros. Por ello, inicialmente bordeamos la
definición de subjetividad, teniendo en cuenta las formulaciones producidas por M. Foucault,
quien entiende a la Subjetividad como las transformaciones, las variaciones que cada
sociedad presenta en la construcción de sus habitantes, en cierto momento histórico. Los
dispositivos, estrategias y tecnologías de un mismo período producen modalidades
subjetivas que distinguen a los diferentes grupos sociales que integran dicha sociedad y
crean las condiciones de circulación y apropiación de sus integrantes [1].

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O al decir de Galende (1997) “la subjetividad es cultura singularizada y la cultura es
[2]
subjetividad a partir de las significaciones y sentidos que la organizan” . Es decir que,
somos personas/sujetos producidos y productores de esta sociedad que habitamos, con sus
imaginarios, sus costumbres, sus decires, sus leyes y sus transgresiones.

En este marco, se torna necesario pensar a la niñez y la adolescencia en situación de


vulnerabilización psicosocial, como producto de múltiples atravesamientos.

Las problemáticas actuales en la infancia se presentan en niños con ciertos déficit en los
procesos de constitución psíquica, padres y madres con serias dificultades para acompañar
la crianza de sus hijos/as, e instituciones educativas que se cuestionan las formas de
abordar las diversas situaciones en la escolarización.
La infancia es una etapa de apertura de caminos y de armado de repeticiones. Las
identificaciones, los deseos, las normas y prohibiciones se van constituyendo en esta etapa.
Estas estructuraciones se dan en el vínculo con otros, que son los que libidinizan, otorgan
modelos identificatorios, transmiten normas e ideales, “ofrecen” un modo de subjetivación
que luego será singularizado por ese/a niño/a.
En la actualidad, la idea de tiempo se ha trastocado y la infancia ha dejado de ser un
periodo de crecimiento, para pasar a ser un tiempo de demostración de habilidades y
conocimientos. La urgencia rige en todos los ámbitos, “todo” debe resolverse “ya”,
desconociendo los tiempos propios de cada niño/a, y obturando el pensamiento tanto en los
que consultan como en los profesionales que trabajan con ellos.
Los niños/as y los/as adolescentes, se encuentran atravesados/as por la historia heredada
de sus antepasados, incluyendo en esta historia aquello que no ha sido simbolizado, que no
ha adquirido estatuto de relato. “Lo que se transmite en la transubjetividad de las
generaciones es también lo que falta, lo que no ha recibido inscripción” (Juris y Neymark,
2000) [3] , o como lo referencia S. Gomel (1997), lo no representado, lo no-ligado.
Pensando ahora la adolescencia, además de definirla como el modo de transitar el paso de
la niñez a la adultez, resulta necesario realizar algunas distinciones que nos permitan pensar
de una manera más abarcativa. Pensar la adolescencia es pensar en un proceso de
múltiples transformaciones, donde se ponen en juego los cambios biológicos y “la
retransformación pulsional propia del adolescente por sobre la radical transformación del
[4] [5]
contexto” . “Los nuevos modos de producción de subjetividad son situacionales” e
impulsan a pensar el proceso adolescente desde nuevas perspectivas y con nuevas
categorías conceptuales. Una de las categorías puesta en cuestión es precisamente la de
adolescencia, ya que se hace difícil unificar una descripción y hablar de adolescencia en
singular. En este sentido se retoma la propuesta que realiza Selener (2013) de considerar

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distintas adolescencias en contraposición a la adolescencia como categoría unificante. Esto
es visible en el hecho de que no todas las sociedades acogen un espacio y tiempo en la vida
de sus habitantes que quede signado como la transición entre la niñez y la vida adulta. Este
“paso hacia”, está marcado fundamentalmente por los procesos identificatorios con los
pares, pero esencialmente, con lo que Ramírez (2012) denomina Convocatorias, que
transmiten significaciones sociales que conforman el imaginario social. “Convocar implica un
eco, una escucha, una resonancia del lenguaje del deseo […] Convocar es reconocerse
cómplice de un llamado al cual uno atiende, identifica, y hace lugar en el espacio, en el
[6]
propio tiempo subjetivo, en la ley […] y el deseo que nos gobierna” . Al referirnos a la(s)
adolescencia(s) y la(s) subjetividad(es) actuales, se hace preciso tener en cuenta las
actuales condiciones socioculturales de existencia y la incidencia de este contexto en las
subjetividades adolescentes actuales, pensar de qué manera transitan este período de la
vida los adolescentes argentinos.
En la niñez y adolescencia que pensamos aquí, que transitan muchas veces situaciones de
extrema vulnerabilización, es necesario además, pensar las instituciones y las personas que
en ellas trabajan.
Recibir es hacer sitio: abrir un espacio en el que lo que viene pueda habitar,
ponerse a disposición de lo que viene sin pretender reducirlo a la lógica que
rige en nuestra casa. (Larrosa, 2000)

En el devenir de la cotidianidad institucional. se produce la concreción que marcará los


destinos sociales, destinos predeterminados ya sea hacia el éxito o hacia el fracaso. En
palabras de Valeria Llobet (2006) “La producción de hegemonía (y de “paz social”) se da en
el espacio cotidiano de las instituciones, mediante la producción individual e inconsciente de
las marcas de clase, de género, en lo que se considera posible o imposible, en las figuras de
lo pensable...”
Allí, en las organizaciones y programas destinados a alojar a la niñez y la adolescencia, se
producen avatares que comprenden desde los procesos sociales a las historias singulares,
siempre entrecruzados. Lo cotidiano se tiñe de lo urgente y deja poco margen a la
posibilidad de generar espacios compartidos para pensar el hacer de quienes están
implicados en esta tarea. Además, las personas que trabajan en estas organizaciones, no
son ellas mismas ajenas a los modos de subjetivación de la época, ni a los sufrimientos y
alegrías propias de la vida. Los significantes desamparo, miedo, maltrato, soledad, y
también esperanza, no sólo recorren las vivencias de los/as niños/as y adolescentes que
transitan por allí, sino también a quienes los reciben y los cuidan. Asimismo, la experiencia
de cuidado de la niñez y de los adolescentes, siempre con sus particularidades, conlleva un

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importante monto de angustia, dado tanto por la familiarización de los lazos que se
producen, como por la empatía con la historia sufriente, las identificaciones que pueden
producirse con su propia historia, y los procesos de elaboración que es necesario realizar en
los egresos, no siempre felices.
A ello se agregan los atravesamientos institucionales de la organización, el lugar (o no) de
reconocimiento de la tarea, la comunicación con los equipos técnicos y directivos, los
reconocimientos laborales en términos de nominaciones, derechos y obligaciones y su
efecto concomitante en el plano económico, etc.
Es a razón de lo antedicho que, a partir del y en consonancia con el trabajo realizado por la
Mesa de Promoción de Derechos y Autovalimiento Adolescente, presentamos un esquema
de capacitación-reflexión conformado inicialmente por cuatro encuentros, en función de los
tres temas con mayor resonancia, según las respuestas obtenidas de la consulta realizada a
estos/as trabajadores.
Parafraseando a Duschatzky y Corea (2002): “Si algo del orden de la intervención se
produce, estaremos introduciendo formas inéditas con capacidad de alterar tanto nuestra
posición de educadores (y cuidadoras/es) como la de los sujetos que transitan por las
(organizaciones y programas) escuelas a la espera de que alguna cosa acontezca” [7].

El dispositivo del curso de capacitación/reflexión.

En el año 2016 se propuso, como mencionamos anteriormente, la realización de un curso de


capacitación/reflexión que denominamos ¿Por qué hacen/mos lo que hacen/mos?
Interrogando nuestras prácticas en el hacer cotidiano.
La doble mención de capacitación/reflexión respondía, por un lado, a la inclusión de
informaciones y algunas conceptualizaciones solicitadas, tanto por los integrantes de la
Mesa como por los/as participantes del curso; y por otro, a nuestra intención de producir un
espacio que permita, a partir del encuentro con otros/as, compartir experiencias acerca de
su tarea como cuidadoras y cuidadores, trabajar acerca de los sentires, visibilizar tanto los
prejuicios desde los cuales trabajan, como los atravesamientos de discursos e imaginarios
sobre los/as niños/as y adolescentes, y también sobre su propio trabajo. La posibilidad de
poner palabra sobre aquello que les pasa en el hacer cotidiano, de deconstruir su rol como
adultos/as cuidadores, abre a la generación de nuevos modos de pensar y hacer, tanto con
los niños/as y adolescentes, como con sus propios/as compañeros/as.
Así, planteamos algunos objetivos iniciales, a saber:

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 Desnaturalizar el imaginario existente en los/as trabajadoras del sector en relación a
los niños/as y adolescentes.
 Interrogar el deber/ser niño/a y adolescente en función de los/as niños/as y
adolescentes que asisten y habitan los programas y las organizaciones.
 Identificar sus juicios previos e imaginarios y vincularlos a su implicación
personal/laboral.

Los encuentros fueron recorriendo algunas de las temáticas propuestas, siempre abiertas a
las inquietudes de los/as cursantes. Dichas temáticas fueron:

I. Las infancias y las adolescencias en la actualidad. ¿Hoy es como ayer?


II. El rol parental en niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilización y su
enlace con la función de cuidador/a.
III. Trabajar en situación en un hogar convivencial. Atravesamientos institucionales y
deseantes que se juegan en el hacer cotidiano.
IV. ¿Qué es ser cuidador/a? Imaginarios en relación con los niños, niñas y adolescentes
que transitan los diversos dispositivos, e imaginarios en relación a la labor de los/as
trabajadores/as.
V. Compartir para poder pensar. Espacio de reflexión para compartir los sentires y los
haceres que se despliegan habitualmente en la práctica.

¿Cómo trabajamos?

Los encuentros eran de frecuencia mensual y de tres horas de duración, organizados con un
primer momento donde uno/a de los/as coordinadores/as del Equipo Interviniente realizaba
la apertura del encuentro, con una breve introducción disparadora del trabajo grupal
posterior. Se trabajaba en pequeños grupos con un/a coordinador/a por grupo, a fin de
facilitar la circulación de la palabra y la apertura a interrogaciones, relatos, pareceres y
padeceres, evitando los juicios valorativos y/o certezas que clausuran todo intercambio y
pensamiento posible. Finalmente, se establecía un último momento de trabajo plenario,
donde los distintos grupos compartían lo producido, coordinado nuevamente por un/a
integrante del equipo.
Es decir, se planificaba un dispositivo que privilegiaba el trabajo grupal y la elaboración
de los saberes existentes en los participantes, con la diversidad que ello implica.

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A partir de la experiencia de la primera edición del curso, se planificó para el siguiente año
su reedición. Además se propuso un nuevo curso como continuación, para el abordaje de
temáticas que habían sido demandadas por los cuidadores y cuidadoras.
El segundo nivel del curso se desarrolló en cuatro encuentros que versaron sobre los
siguientes ejes:

I. Análisis de los alcances de la ley de Protección Integral de los Derechos de Niños,


niñas y adolescentes: cambio de paradigma y su incidencia en las prácticas. (Ley 13.298)
II. Intervenciones del cuidador/a en los procesos de ingreso/egreso/revinculación/
adopción.
III. Posibles lecturas y abordajes sobre las problemáticas actuales en la niñez y la
adolescencia.
IV. Los vínculos institucionales y sus avatares: actores que intervienen en la práctica
cotidiana.

En el transcurso del curso fueron insistiendo algunas preguntas instaladas inicialmente


como disparadores, que relanzaban en el trabajo grupal el pensamiento sobre el hacer.
Una de ellas fue ¿Qué es cuidar? Esta pregunta, como anticipáramos en un trabajo
anterior1, apela a un imaginario compartido y sostenido que es puesto en palabras como:
proteger, contener, escuchar, mirar, entre otras. En cambio ¿Qué es ser Cuidador/a?
interpela el ser y el hacer de las personas que cumplen esa función en instituciones y
programas, como objeto de su trabajo. Es aquí donde una multiplicidad de atravesamientos
singulares, organizacionales e institucionales se ponen en juego en cada cuidador/a.
La propuesta de reflexionar sobre las prácticas, porqué hacemos lo qué hacemos, abrió un
camino en el que estuvo presente la queja, la catarsis, las anécdotas, los intercambios de
opiniones y experiencias…y la interrogación, que habilitó nuevas interpretaciones y
disposiciones subjetivas ante ese niño/niña o adolescente a sus cuidados.
Las discusiones sobre “chicos problemáticos”, “falta de límites”, “conductas agresivas”, “falta
de responsabilidad de los padres”, que inicialmente se presentaban como única respuestas
de cómo son estos chicos o lo que les pasa, en el tiempo se fueron transformando en
preguntas y construcciones grupales que daban lugar a la diversidad y poder pensar cada
niño/niña y adolescente en su singularidad, en lo que ciertas conductas expresaban, y en las
habilidades y saberes construidos en sus vínculos y experiencias de vida. Del mismo modo
se logró, con mayor o menor interiorización, trabajar la efectivización de derechos en la vida

1
Acuña y otros: Desamparo Social y subjetivo, algunos visibles e invisibles en el cuidar.
Presentado en el VII Congreso Marplatense de Psicología, Fac. de Psicología, U.N.M.d.P. Año 2016.

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cotidiana (a ser escuchados, no sólo por el juez; a la intimidad, a expresar libremente sus
ideas, aunque sean diferentes de lo que se cree que debe ser, a elegir).
Las construcciones que los/as participantes iban realizando, se encontraban elaboradas
desde dicha multiplicidad, considerando la institución a la que pertenecían, los
posicionamientos de los equipos técnicos y directivos, que demarcaban los
entrecruzamientos de los discursos técnicos, legales y disciplinares, siempre enlazado con
el deseo de cada cuidador/a puesto en juego en su hacer cotidiano.
La expectativa era que los y las participantes de las ediciones del curso de
Capacitación/Reflexión, lograran apropiarse de nuevas herramientas y construir otras
colectivamente, acordes a la realidad de su institución y de los Niños, Niñas o Adolescentes
que allí habitaban. De esta forma, ellos/as serán multiplicadores en sus respectivos trabajos
al compartir con sus compañeros/as lo aprehendido, producido, en los encuentros del curso,
posibilitando nuevas y creativas formas de intervención. Se estima que el atravesamiento
por estos dispositivos de capacitación-reflexión produzca efectos que se replicarán en sus
prácticas con las Niñas/Niños y Adolescentes, posibilitándoles la vinculación con las
niñas/os desde otro lugar, un lugar que habilita a la resignificación de su tarea con el otro.
Asimismo, en los vínculos interinstitucionales, observamos una acogida positiva y valorativa
de la lectura de las problemáticas y de las intervenciones que realizamos, lo que se ha
traducido en nuevas demandas; estos indicadores nos permiten suponer que los logros
alcanzados puedan sostenerse en el tiempo.

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Referencias

[1] Fernández, A. M. (2006). Las lógicas colectivas en el campo de problemas de


la subjetividad. Revista de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoanálisis de Grupo.
1(29), 90-127
[2] Galende, E (1997) Un Horizonte incierto. Buenos Aires. Paidós. Citado en
Pintos, S y Acuña, J (2002) La subjetividad y su despliegue en el dispositivo grupal.
[3] Citado en Perdomo, R. (2004) Siglo XXI: Trauma social, violencia y
adolescencia. (online) Revista Itinerario Año 1 Nº 2. Noviembre 2004.
http://www.itinerario.psico.edu.uy/sigloXXItraumasocialviolenciayadolescencia.htm
[4] Selener, G (2013) “Pensando la adolescencia, hoy. La clínica desde una
Perspectiva Vincular Psicoanalítica”
[5] Selener, G (2013) “Pensando la adolescencia, hoy. La clínica desde una
Perspectiva Vincular Psicoanalítica”
[6] Ramírez Grajeda, B. Citado en Anzaldúa Arce, R: Infancias y adolescencias
en el entramado de los procesos de subjetivación. Rev. Tramas 36. 2012. UAM, México.
[7] Duschatzky, S. y Corea, C.(2002): Chicos en Banda. Bs. As. Ed. Paidós.
2007.

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