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Tsunami

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Este aviso fue puesto el 9 de enero de 2019.

Para otros usos de este término, véase Tsunami (desambiguación).

Esquema de un tsunami

Animación de una ola en aguas someras

Simulación de un tsunami

Efectos de un tsunami

Un tsunami,1 sunami 2 (del japonés 津 [tsu], «puerto o bahía», y 波 [nami],


«ola»)3 o maremoto (del latín mare, «mar», y motus, «movimiento»)43 es un
evento complejo que involucra un grupo de olas en un cuerpo de agua de gran
energía y de tamaño variable que se producen cuando se desplaza
verticalmente una gran masa de agua por algún fenómeno extraordinario, por
ejemplo, un terremoto, erupción volcánica, detonaciones submarinas,
deslizamientos de terreno, desprendimientos de hielo glaciar, impacto de
meteoritos y otros eventos.5 A diferencia de las olas oceánicas normales
producidas por el viento, o las mareas, que son generadas por la atracción
gravitatoria del Sol y la Luna, un tsunami es generado por el desplazamiento de
agua.
Este tipo de olas desplazan una cantidad de agua muy superior a las olas
superficiales producidas por el viento. Se calcula que el 90% de estos
fenómenos son provocados por terremotos, en cuyo caso reciben el nombre
más correcto y preciso de «tsunamis tectónicos».[cita  requerida] La energía de un
maremoto depende de su altura, de su longitud de onda y de la longitud de su
frente. La energía total descargada sobre una zona costera también dependerá
de la cantidad de picos que lleve el tren de ondas. 6 Es frecuente que un
tsunami que viaja grandes distancias, disminuya la altura de sus olas, pero
siempre mantendrá una velocidad determinada por la profundidad sobre la cual
el tsunami se desplaza. Normalmente, en el caso de los tsunamis tectónicos, la
altura de la onda de tsunami en aguas profundas es del orden de 1.0 metros,
pero la longitud de onda puede alcanzar algunos cientos de kilómetros. Esto es
lo que permite que aun cuando la altura en océano abierto sea muy baja, esta
altura crezca en forma abrupta al disminuir la profundidad, con lo cual, al
disminuir la velocidad de la parte delantera del tsunami, necesariamente crezca
la altura por transformación de energía cinética en energía potencial. De esta
forma una masa de agua de algunos metros de altura puede arrasar a su paso
hacia el interior.

Índice

 1Causas y fenomenología
o 1.1Física de los tsunamis tectónicos
o 1.2Dispersión de la energía debido al alargamiento del frente de onda
o 1.3Tsunamis con otros orígenes
 2Tsunamis en el pasado
o 2.1Isla Santorini (ca. 1620 a. C.)
o 2.2Golfo de Cádiz
o 2.3Tsunami de Alejandría (365 d. C.)
o 2.4Valparaíso (1730)
o 2.5Callao (1746)
o 2.6Lisboa (1755)
o 2.7Krakatoa (1883)
o 2.8Mesina (1908)
o 2.9Océano Pacífico (1946)
o 2.10Alaska (1958)
o 2.11Valdivia (1960)
o 2.12Colombia (1979)
o 2.13Nicaragua (1992)
o 2.14Hokkaido (1993)
o 2.15Océano Índico (2004)
o 2.16Chile Central y Sur (2010)
o 2.17Japón (2011)
o 2.18Indonesia (2018)
o 2.19Erupción del Anak Krakatoa (2018)
 3Sistemas de alerta
 4Prevención
o 4.1Las barreras naturales
 5Diferencias entre tsunamis y marejadas
 6Véase también
 7Referencias
 8Enlaces externos

Causas y fenomenología[editar]
Antiguamente, el término tsunami se utilizaba para referirse a las olas
producidas por huracanes y temporales que podían entrar tierra adentro, pero
estas no dejaban de ser olas superficiales producidas por el viento. Tampoco
se debe confundir con la ola producida por la marea conocida como macareo.
Este es un fenómeno regular y mucho más lento, aunque en algunos lugares
estrechos y de fuerte desnivel pueden generarse fuertes corrientes.
La mayoría de los tsunamis son originados por terremotos de
gran magnitud bajo la superficie acuática. Para que se origine un tsunami,
el fondo marino debe ser movido de manera abrupta en sentido vertical, de
modo que una gran masa de agua del océano sea impulsada fuera de su
equilibrio normal. Cuando esta masa de agua trata de recuperar su equilibrio
genera olas. El tamaño del tsunami estará determinado por la magnitud de la
deformación vertical del fondo marino entre otros parámetros como la
profundidad del lecho marino. No todos los terremotos bajo la superficie
acuática generan tsunamis, sino solo aquellos de gran magnitud,
con hipocentro en el punto de profundidad adecuado.
Un tsunami tectónico producido en un fondo oceánico de 5 km de profundidad
desplazará toda la columna de agua desde el fondo hasta la superficie. El
desplazamiento vertical puede ser tan solo de centímetros; pero, si se produce
a la suficiente profundidad, la velocidad será muy alta y la energía transmitida a
la onda será enorme. Aun así, en alta mar la ola pasa casi desapercibida, ya
que queda camuflada entre las olas superficiales. Sin embargo, destacan en la
quietud del fondo marino, el cual se agita en toda su profundidad.
La zona más afectada por este tipo de fenómenos es el océano Pacífico,
debido a que en él se encuentra la zona de sismos más activa del planeta,
el cinturón de fuego. Por ello, es el único océano con un sistema de alertas
verdaderamente eficaz.
Física de los tsunamis tectónicos[editar]
No existe un límite claro respecto de la magnitud necesaria de un sismo como
para generar un tsunami. Los elementos determinantes para que ocurra un
tsunami son la magnitud del sismo originador, la profundidad del hipocentro y la
morfología de las placas tectónicas involucradas. Esto hace que para algunos
lugares del planeta se requieran grandes sismos para generar un tsunami, en
tanto que para otros baste con de sismos de menor magnitud. En otros
términos, la geología local, la magnitud y la profundidad focal son parte de los
elementos que definen la ocurrencia o no de un tsunami de origen tectónico. 6
La velocidad de las olas puede determinarse a través de la ecuación:
,
donde D es la profundidad del agua que está directamente sobre el sismo y g,
la gravedad terrestre (9,8 m/s²).7
A las profundidades típicas de 4-5 km las olas viajarán a velocidades en torno a
los 600 kilómetros por hora o más. Su amplitud superficial o altura de la
cresta H puede ser pequeña, pero la masa de agua que agitan es enorme, y
por ello su velocidad es tan grande; y no solo eso, pues la distancia entre picos
(longitud de onda) también lo es. Es habitual que la longitud de onda de la
cadena de olas de un tsunami sea de 100 km, 200 km o más.

Cuando la ola entra en aguas poco profundas, se ralentiza y aumenta su amplitud (altura).

El intervalo de tiempo entre cresta y cresta (período de la onda) puede durar


desde menos de diez minutos hasta media hora o más. Cuando la ola entra en
la plataforma continental, la disminución drástica de profundidad hace que la
velocidad de la ola disminuya y empiece a aumentar su altura. Al llegar a la
costa, la velocidad habrá decrecido hasta unos 50 kilómetros por hora,
mientras que la altura ya será de unos 3 a 30 m, dependiendo del tipo de
relieve que se encuentre. La distancia entre crestas (longitud de onda L)
también se estrechará cerca de la costa.
Debido a que la onda se propaga en toda la columna de agua, desde la
superficie hasta el fondo, se puede hacer la aproximación a la teoría lineal de
la hidrodinámica. Así, el flujo de energía E se calcula como:
,
siendo 'd' la densidad del fluido.
La teoría lineal predice que las olas conservarán su energía mientras no
rompan en la costa. La disipación de la energía cerca de la costa dependerá,
de las características del relieve marino. La manera como se disipa dicha
energía antes de romper depende de la relación H/h. Una vez que llega a
tierra, la forma en que la ola rompe depende de la relación H/L. Como L
siempre es mucho mayor que H, las olas romperán como lo hacen las olas
bajas y planas. Esta forma de disipar la energía es poco eficiente, y lleva a la
ola adentrarse en tierra como una gran marea.6
A la llegada a la costa la altura aumentará, pero seguirá teniendo forma de
onda plana. Se puede decir que hay un trasvase de energía de velocidad a
amplitud. La ola se frena pero gana altura. Pero la amplitud no es suficiente
para explicar el poder destructor de la ola. Incluso en un tsunami de menos de
5 m los efectos pueden ser devastadores. La ola arrastra una masa de agua
mucho mayor que cualquier ola convencional, por lo que el primer impacto del
frente de la onda viene seguido del empuje del resto de la masa de agua
perturbada que presiona, haciendo que el mar se adentre mucho en tierra. Por
ello, la mayoría de los tsunamis tectónicos se asemejan a una poderosa riada,
en la cual es el mar el que inunda a la tierra, y lo hace a gran velocidad.
Antes de su llegada, el mar acostumbra a retirarse de la costa, que en caso de
fondos relativamente planos, puede llegar a varios centenares de metros, como
una rápida marea baja. Desde entonces hasta que llega la ola principal pueden
pasar de 5 a 10 minutos, como también existen casos en los que han
transcurrido horas para que la marejada llegue a tierra. A veces, antes de llegar
la cadena principal de olas del tsunami, que realmente arrasará la zona,
pueden aparecer «micro tsunamis» de aviso. Así ocurrió el 26 de diciembre
de 2004 en las costas de Sri Lanka donde, minutos antes de la llegada de la
ola fuerte, pequeños tsunamis entraron unos cincuenta metros playa adentro,
provocando el desconcierto entre los bañistas antes de que se les echara
encima la ola mayor. Según testimonios, «se vieron rápidas y sucesivas
mareas bajas y altas, luego el mar se retiró por completo y solo se sintió el
estruendo atronador de la gran ola que venía».

En la animación del tsunami del Índico de 2004 se puede observar cómo la onda se curva por los
extremos y cómo Bangladés apenas sufre sus efectos, mientras que Sri Lanka, en la dirección de la
zona central de la ola, la recibe de lleno.

Debido a que la energía de los tsunamis tectónicos es casi constante, pueden


llegar a cruzar océanos y afectar a costas muy alejadas del lugar del suceso.
La trayectoria de las ondas puede modificarse por las variaciones del
relieve abisal, fenómeno que no ocurre con las olas superficiales. En los
tsunamis tectónicos, dado que se producen debido al desplazamiento vertical
de una falla, la onda que generan suele ser un tanto especial. Su frente de
onda es recto en casi toda su extensión. Solo en los extremos se va diluyendo
la energía al curvarse. La energía se concentra, pues, en un frente de onda
recto, lo que hace que las zonas situadas justo en la dirección de la falla se
vean relativamente poco afectadas, en contraste con las zonas que quedan
barridas de lleno por la ola, aunque estas se sitúen mucho más lejos. El
peculiar frente de onda es lo que hace que la ola no pierda energía por simple
dispersión geométrica, sobre todo en su zona más central. El fenómeno es
parecido a una onda encajonada en un canal o río. La onda, al no poder
dispersarse, mantiene constante su energía. En un tsunami existe, cierta
dispersión pero, sobre todo, en las zonas más alejadas del centro del frente de
onda recto.
Dispersión de la energía debido al alargamiento del frente de
onda[editar]
Hay quienes sostienen8 que los tsunamis son ejemplos de un tipo especial de
ondas no lineales denominadas solitones.
El fenómeno físico 9 de los solitones fue descrito, en el siglo XIX, por J. S.
Russell en canales de agua9 de poca profundidad, y son observables también
en otros lugares. Al respecto se ha expresado que:
...en ríos (de varios metros de altura: mascaret del río Sena o bore del río Severn ) y
en estrechos (como en la pycnoclina del estrecho de Gibraltar, donde pueden alcanzar hasta cien
metros de amplitud aunque sean apenas perceptibles en la superficie del mar) o en el océano
(maremoto es una ola gigantesca en un puerto que ocurre como etapa final de una onda solitaria
que ha recorrido de tres a cuatro mil kilómetros a unos ochocientos kilómetros por hora, por ejemplo
de Alaska a Hawái).10

Tsunamis con otros orígenes[editar]


Existen otros mecanismos generadores de tsunamis menos corrientes que
también pueden producirse por erupciones volcánicas, deslizamientos de
tierra, meteoritos, explosiones submarinas y de origen meteorológico conocidos
como meteotsunami11. Estos fenómenos pueden producir olas enormes, mucho
más altas que las de los tsunamis corrientes. De todas estas causas
alternativas, la más común es la de los deslizamientos de tierra producidos por
erupciones volcánicas explosivas, que pueden hundir islas o montañas enteras
en el mar en cuestión de segundos. También existe la posibilidad de
desprendimientos naturales tanto en la superficie como debajo de ella. Este
tipo de maremotos difieren drásticamente de los maremotos tectónicos.
En primer lugar, la cantidad de energía que interviene. Está el terremoto del
océano Índico de 2004, con una energía desarrollada de unos 32.000 MT. Solo
una pequeña fracción de esta se traspasará al maremoto. Por el contrario, un
ejemplo clásico de este tipo de tsunamis es la explosión del volcán Krakatoa,
cuya erupción generó una energía de 300 MT. Sin embargo, se midió una
altitud en las olas de hasta 50 m, muy superior a la de las medidas por los
tsunamis del océano Índico. La razón de estas diferencias estriba en varios
factores. Por una parte, el mayor rendimiento en la generación de las olas por
parte de este tipo de fenómenos, menos energéticos pero que transmiten gran
parte de su energía al mar. En un seísmo (o sismo), la mayor parte de la
energía se invierte en mover las placas. Pero, aun así, la energía de los
maremotos tectónicos sigue siendo mucho mayor que la de los mega
maremotos. Otra de las causas es el hecho de que un maremoto tectónico
distribuye su energía a lo largo de una superficie de agua mucho mayor,
mientras que los mega maremotos parten de un suceso muy puntual y
localizado. En muchos casos, los mega maremotos también sufren una mayor
dispersión geométrica, debido justamente a la extrema localización del
fenómeno. Además, suelen producirse en aguas relativamente poco profundas
de la plataforma continental. El resultado es una ola con mucha energía en
amplitud superficial, pero de poca profundidad y menor velocidad. Este tipo de
fenómenos son increíblemente destructivos en las costas cercanas al desastre,
pero se diluyen con rapidez. Esa disipación de la energía no solo se da por una
mayor dispersión geométrica, sino también porque no suelen ser olas
profundas, lo cual conlleva turbulencias entre la parte que oscila y la que no.
Eso comporta que su energía disminuya bastante durante el trayecto.
Recreación gráfica de un maremoto aproximándose a la costa

El ejemplo típico de megatsunami es el causado por la caída de


un meteorito en el océano. Este evento produciría ondas curvas de gran
amplitud inicial, bastante superficiales, que sí tendrían dispersión geométrica y
disipación por turbulencia, por lo que, a grandes distancias, quizá los efectos
no serían tan dañinos. Una vez más los efectos estarían localizados, sobre
todo, en las zonas cercanas al impacto. El efecto es exactamente el mismo que
el de lanzar una piedra a un estanque. Evidentemente, si el meteorito fuera lo
suficientemente grande, daría igual cuán alejado se encontrara el continente
del impacto, pues las olas lo arrasarían de todas formas con una energía
inimaginable. Tsunamis apocalípticos de esa magnitud debieron producirse
hace 65 millones de años cuando un meteorito cayó en la actual península de
Yucatán. Este mecanismo generador es, sin duda, el más raro de todos; de
hecho, no se tienen registros históricos de ninguna ola causada por un
impacto.6
Algunos geólogos especulan que un mega tsunami podría producirse en un
futuro próximo (en términos geológicos) cuando se produzca un deslizamiento
en el volcán de la parte inferior de la isla de La Palma, en las islas
Canarias (cumbre Vieja). Sin embargo, aunque existe esa posibilidad (de hecho
algunos valles de Canarias, como el de Güímar, en Tenerife, o el del Golfo, en
El Hierro, se formaron por episodios geológicos de este tipo), no parece que
eso pueda ocurrir a corto plazo.

Tsunamis en el pasado[editar]
Se conservan muchas descripciones de olas catastróficas en la Antigüedad,
especialmente en la zona mediterránea.
Isla Santorini (ca. 1620 a. C.)[editar]
Artículo principal: Erupción minoica
Algunos arqueólogos afirman que la desaparición de la civilización minoica en
el siglo XVI a. C. fue debida a un tsunami.12 Según esta hipótesis, las olas
generadas por la explosión de la isla volcánica de Santorini después de destruir
por completo la ciudad de Acrotiri, ubicada en ella y uno de los principales
puertos minoicos, llegaron a Creta con alturas mayores a los cien metros. 13
Estas olas destruyeron Amnisos, el puerto de Cnosos, e inhabilitaron su flota,
los cultivos fueron afectados por la nube de cenizas y los años de hambruna
que siguieron debilitaron al gobierno central. Esta catástrofe dejó a los minoicos
a merced de las invasiones.14 La explosión de Santorini pudo ser muy superior
a la del volcán Krakatoa. Se ha especulado que la narración platónica de
la Atlántida se basa en un recuerdo deformado de este tsunami. 15
Golfo de Cádiz[editar]
Los investigadores Antonio Rodríguez Ramírez y Juan Antonio Morales
González , de los Departamentos de Geodinámica-Paleontología y Geología de
la Facultad de Ciencias Experimentales de la Universidad de Huelva, han
estudiado abundantes restos de tsunamis en el golfo de Cádiz. Estos estudios
se han centrado en el estuario del Tinto-Odiel y en el del Guadalquivir. Las
evidencias más antiguas corresponden al Guadalquivir con un episodio del
1500-2000 años antes de nuestra era, afectando a áreas que distan más de
15 km de la costa. En el estuario del Tinto-Odiel aparecen depósitos
sedimentarios relacionados con tsunamis históricos del 382-395, 881, 1531 y
1755.
En el 218 a. C. y 210 a. C. hubo un tsunami en la península ibérica.16 Se tomó
el golfo de Cádiz como objeto de estudio principal y se ha llegado a la
conclusión de que hubo una gigantesca ruptura de estratos. Un tsunami se
hace reconocible por los destrozos impresionantes de los que quedan restos
detectables siglos después; estos desastres ambientales de transformación del
paisaje costero a través de la paleogeografía se puede reconstruir. Las ondas
de tsunami llegan a zonas donde no llega habitualmente el agua marina y esos
restos son los que prueban esas catástrofes. Esta se ha registrado en el
estuario del Guadalquivir y en el área de Doñana. Luego el estudio se ha
ampliado a la costa atlántica y se ha comparado con las consecuencias
paleogeográficas producidas en el gran tsunami y terremoto de Lisboa de 1755.
Este estudio nos señala que existen zonas predispuestas a que haya tsunamis,
es decir a sufrir esta expulsión de energía por parte de la naturaleza. 17
Tsunami de Alejandría (365 d. C.)[editar]
El historiador Amiano Marcelino describió con todo detalle el tsunami que tuvo
lugar en Alejandría y devastó la metrópoli y las orillas del Mediterráneo oriental
el 21 de julio del 365.18
Valparaíso (1730)[editar]
Artículo principal: Terremoto de Valparaíso de 1730
El 8 de julio a las 04:45 toda el área central de Chile fue remecida por un fuerte
terremoto que causó daños en Valparaíso, La
Serena, Coquimbo, Illapel, Petorca y Tiltil. El tsunami resultante afectó
alrededor de 1000 km de costa. Por primera vez en su historia, el puerto de
Valparaíso fue inundado y severamente dañado. En las partes bajas de El
Almendral todas las casas, fortificaciones y bodegas fueron destruidas por la
inundación. 19También inundó el sector cubierto hoy en día por la avenida
Argentina, llegando hasta los pies de Santos Ossa. 20
El terremoto y tsunami de 1730 inundó Valparaíso, arrasó Concepción, hizo
retroceder las aguas del río Valdivia e incluso llegó a Perú. El tsunami también
cruzó el Océano Pacífico hasta Japón, donde inundó casas y campos de arroz
en la península de Oshika en Sendai. 20
Callao (1746)[editar]
Artículo principal: Terremoto de Lima de 1746
El 28 de octubre de 1746 ocurrió un fuerte terremoto en toda la costa central
del Perú, que tuvo su epicentro en el mar frente a Lima y el Callao, El fuerte
sismo fue causado por el proceso normal de subducción de la Placa de
Nazca bajo la Placa Sudamericana. Unos treinta minutos después del sismo se
produjo un tsunami con olas de 10 a 15 metros de altura que inundaron y
destruyeron el Puerto del Callao. Casi todos los habitantes de la ciudad que en
esa época era de unos 5000 aproximadamente perecieron en este desastre.
Puesto que el agua avanzó cerca de 1 legua o 5.57 km tierra adentro, aun
alcanzó a aquellos que trataban de huir hacia Lima. solo 200 personas lograron
salvarse aferrándose a objetos de madera y fueron lanzados entre el área de la
costa y la isla San Lorenzo, a una distancia de hasta 8 km. De los 23 barcos
anclados en el puerto, 19 se hundieron y 4 fueron llevados tierra adentro.
Cuando el mar retrocedió la mayoría de las casas y edificios fueron arrancados
de sus cimientos y llevados por las aguas, además dejaron expuestos los
cadáveres, algunos desechos, resultado de la violencia de las aguas. Una gran
parte de las murallas de la ciudad, incluyendo la puerta, fueron arrastradas
también. A eso de las 04:00 del día siguiente, el Callao fue nuevamente
inundado por otra ola. La máxima altura de inundación fue estimada en 24
metros, en el área de la costa verde. El maremoto llegó hasta Concepción
(Chile); y en Acapulco (México),
Después de la tragedia, el mar nunca volvió a su límite anterior, es decir, gran
parte del Callao se hundió.
Lisboa (1755)[editar]

Terremoto de Lisboa de 1755

El denominado terremoto de Lisboa de 1755, ocurrido el 1 de noviembre de


dicho año,21 y al que se ha atribuido una magnitud de 9 en la escala de
Richter (no comprobada ya que no existían sismógrafos en la época), tuvo
su epicentro en la falla Azores-Gibraltar, a 37° de latitud Norte y 10° de longitud
Oeste (a 800 km al suroeste de la punta sur de Portugal). Además de
destruir Lisboa y hacer temblar el suelo hasta Alemania,22 el terremoto produjo
un gran maremoto que afectó a todas las costas atlánticas. Entre treinta
minutos y una hora después de producirse el sismo, olas de entre 6 y
20 metros sobre el puerto de Lisboa y sobre ciudades del suroeste de
la península ibérica mataron a millares de personas y destruyeron poblaciones.
Más de un millar de personas perecieron solamente en Ayamonte y otras
tantas en Cádiz; numerosas poblaciones en el Algarve resultaron destruidas y
las costas de Marruecos y Huelva quedaron gravemente afectadas. Antes de la
llegada de las enormes olas, las aguas del estuario del Tajo se retiraron hacia
el mar, mostrando mercancías y cascos de barcos olvidados que yacían en el
lecho del puerto.2324Las olas se propagaron, entre otros lugares, hasta las
costas de Martinica, Barbados, América del Sur y Finlandia.25
Krakatoa (1883)[editar]
El 27 de agosto de 1883 a las diez y cinco (hora local),26 la descomunal
explosión del Krakatoa, que hizo desaparecer al citado volcán junto con
aproximadamente el 45% de la isla que lo albergaba, produjo una ola de entre
15 y 42 metros de altura, según las zonas,27 que acabó con la vida de
aproximadamente 20.000 personas.28
La unión de magma oscuro con magma claro en el centro del volcán fue lo que
originó dicha explosión. Pero no solo las olas mataron ese día.
Enormes coladas piroclásticas viajaron incluso sobre el fondo marino y
emergieron en las costas más cercanas de Java y Sumatra, haciendo hervir el
agua y arrasando todo lo que encontraban a su paso. Asimismo, la explosión
emitió a la estratosfera gran cantidad de aerosoles, que provocaron una bajada
global de las temperaturas. Además, hubo una serie de erupciones que
volvieron a formar un volcán, que recibió el nombre de Anak Krakatoa, es decir,
‘el hijo del Krakatoa’.

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