FCB 100016/2018/36/CA21 Córdoba, 1 de julio de 2020. Y VISTOS: Estos autos caratulados “Incidente de excarcelación de Catrambone Pascual Vicente” (Expte. Nº FCB 100016/2018/36/CA21), venidos a Despacho a fin de resolver la excarcelación peticionada. Practicado el sorteo pertinente, arrojó como resultado el siguiente orden de votación: 1º) Dr. Abel G. Sánchez Torres. 2º) Dr. Luis R. Rueda. 3º) Dr. Eduardo Ávalos. El Dr. Abel G. Sánchez Torres dijo: Que a fs. 1/5 de las presentes, y con fecha 9 de junio del corriente año, se presentaron los abogados codefensores del Sr. Pascual Vicente Catrambone, Dres. Gómez Caminos y Martínez Paz, con el patrocinio letrado del Dr. Darío Vezzaro, y refieren que habiendo desistido de la apelación ante la Cámara Federal de Apelaciones, que interpusieran por la denegatoria en primera instancia de la prisión domiciliaria del mencionado imputado; solicitan la excarcelación del mismo, por los fundamentos que exponen a cuya lectura me remito en honor a la brevedad. Que a fs. 6 de estos actuados, el Secretario Penal del Juzgado Federal Nº 1 certifica con fecha 9 de junio del año curso y con relación a la prisión domiciliaria que fuera apelada ante esta Cámara, “1) que se encuentra el certificado de sorteo a los fines de determinar el orden de votación de los Sres. Jueces resultando desinsaculado en primer lugar el Dr. Luis R. Rueda, en segundo lugar, el Dr. Abel G. Sánchez Torres, y en tercer lugar el Dr. Eduardo Ávalos. 2) con fecha 8 de junio del 2020 obra certificación, en la cual se da fe que los Jueces de Cámara Dres. Sánchez Torres y Ávalos, habían puesto a disposición de Secretaría sus correspondientes votos. 3) que la defensa desiste de la apelación de la prisión domiciliaria…”, no respetándose, según el Informe, las previsiones del art. 443 del C.P.P.N.. Que a fs. 7 de este Incidente, el Juez Instructor corrió vista al Ministerio Público Fiscal, quien a fs. 9 solicitó medidas previas. Concretamente, requirió (previo a contestar la misma) se certifique el estado de las actuaciones del imputado Catrambone en la Justicia Provincial por violencia de género, lesiones leves calificadas y privación ilegítima de la libertad. Que a fs. 10, certifica el Secretario del Juzgado de Instrucción, que en la Fiscalía de Violencia Familiar del 3er Turno de la Justicia de la Provincia, se tramita el Sumario Digital Nº 3219828, donde se investiga a Pascual Vicente Catrambone por los delitos de lesiones leves calificadas y privación ilegítima de la libertad, actualmente en etapa de investigación sin habérsele recibido declaración y encontrándose bajo secreto de sumario. Que a fs. 11/vta., el Sr. Fiscal Federal Nº 1 de primera instancia, contesta la vista del pedido de excarcelación que le fuera corrida, y en síntesis, refiere que no han variado los motivos por los que se solicitó se revocara la excarcelación oportunamente otorgada por esta Cámara Federal, considerando que se ha violado las condiciones impuestas por este Tribunal de Alzada por los hechos que tramitan en la Justicia Provincial de Córdoba. Entiende que no ha respetado el imputado las reglas de conductas y condiciones que le fueran impuestas por esta Cámara al otorgarle, en su momento, el beneficio de la excarcelación; por lo cual se opone expresamente al otorgamiento del beneficio que ahora nuevamente se peticiona. Poder Judicial de la Nación CAMARA FEDERAL DE CORDOBA - SALA B FCB 100016/2018/36/CA21 Que a fs. 12/14 de este Incidente, el Juez de Primera Instancia con fecha 12 de junio del corriente rechazó la excarcelación del imputado Catrambone, resolución puesta en crisis por la defensa mediante el recurso de apelación que obra a fs. 20/1 y cuyo Informe ante este Tribunal obra glosado a fs. 29/36. Y CONSIDERANDO: I) Entrando a analizar la objeción formulada por la defensa en contra del pronunciamiento dictado por el a quo, en primer lugar corresponde fijar el marco normativo que rige la cuestión, para luego examinar la resolución puesta a conocimiento de este Tribunal y la situación del imputado respecto a ella. Por ello, pese a ser reiterativo, recordaré lo que he expresado en anteriores pronunciamientos sobre el aspecto jurídico que regula el instituto en análisis. I. a) DEL MARCO NORMATIVO Estimo conveniente traer otra vez a colación la postura e interpretación asumidas por el suscripto en esta y otras causas en torno al encarcelamiento preventivo desde el fallo “BOTTERI, Roberto R.” (Lº 268, Fº 109), del 05.07.2007, en adelante (puede consultarse en tal sentido “GAUNA, Agustín” —L° 270 F° 85—; “PIETROBÓN, Abel” —L° 272 F° 8—). De manera preliminar se estima de interés abordar el punto con un análisis de las normas que en el Código Procesal Penal de la Nación contemplan la “eximición de prisión”, advirtiendo entonces que el principio rector en la materia es el de la libertad del imputado en el proceso, admitiendo restricciones sólo en los casos expresamente contemplados, tal como puede leerse en el dispositivo del art. 280 del Código de Rito. Sobre esa base, bajo el título “Exención de prisión. Procedencia”, el artículo 316 del Código de Forma establece que “Toda persona que se considere imputada de un delito, en causa penal determinada, cualquiera sea el estado en que ésta se encuentre y hasta el momento de dictarse la prisión preventiva, podrá, por sí o por terceros, solicitar al juez que entienda en aquélla su exención de prisión. El juez calificará el o los hechos de que se trate, y cuando pudiere corresponderle al imputado un máximo no superior a los ocho (8) años de pena privativa de la libertad, podrá eximir de prisión al imputado. No obstante ello, también podrá hacerlo si estimare prima facie que procederá condena de ejecución condicional, salvo que se le impute alguno de los delitos previstos por los artículos 139, 139 bis, y 146 del Código Penal...”.- Por su parte, el artículo 319 del mismo cuerpo normativo se ocupa de precisar las “Restricciones” a las cuales se deben someter los casos de eximición de prisión o excarcelación respectivamente, disponiendo –en concreto- que “Podrá negarse la exención de prisión o excarcelación, respetándose el principio de inocencia y el art. 2° de este Código, cuando la objetiva y provisional valoración de las características del hecho, la posibilidad de la declaración de reincidencia, las condiciones personales del imputado o si éste hubiere gozado de excarcelaciones anteriores, hicieren presumir, fundadamente, que el mismo intentará eludir la acción de la justicia o entorpecer las investigaciones”.- Poder Judicial de la Nación CAMARA FEDERAL DE CORDOBA - SALA B FCB 100016/2018/36/CA21 El cuadro normativo se completa, pues, con la disposición legal del artículo 26 del Código Penal que, en el marco del Título III y bajo la designación “Condenación condicional”, prescribe que “En los casos de primera condena a pena de prisión que no exceda de tres años, será facultad de los tribunales disponer en el mismo pronunciamiento que se deje en suspenso el cumplimiento de la pena. Esta decisión deberá ser fundada, bajo sanción de nulidad, en la personalidad moral del condenado, su actitud posterior al delito, los motivos que lo impulsaron a delinquir, la naturaleza del hecho y las demás circunstancias que demuestren la inconveniencia de aplicar efectivamente la privación de libertad...”. Hay que mencionar que, por su parte, el Informe Anual Nº 1995 de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, plantea al principio de inocencia como presunción que juega a favor del acusado de un delito, según la cual éste es considerado inocente mientras no se haya establecido su responsabilidad penal en sentencia firme. De este modo, para establecer la responsabilidad penal del imputado, el Estado debe probar su culpabilidad más allá de toda duda razonable (Capítulo III – Perú, 10.970). Sin duda que la máxima en cuya virtud el justiciable no es considerado culpable hasta que una sentencia judicial firme así lo indique, tras la sustanciación de un proceso regular, equivale a decir –ni más ni menos- que durante el desarrollo del proceso judicial el acusado debe ser tratado como un inocente (cfse. POVIÑA, Fernando, La garantía de la libertad del imputado durante el proceso penal y la prisión preventiva, Rev. La Ley, Suplemento Penal 2007, p. 10). Ahora bien, este tratamiento del encartado a lo largo del proceso no significa que no se apliquen sobre él medidas de coerción de ninguna naturaleza, sino –antes bien- que la imposición de éstas se ve seriamente restringida a raíz del mentado principio de inocencia. En efecto, la afirmación de que el imputado no pueda ser sometido a una pena y, por ende, no pueda ser tratado como culpable hasta que una sentencia firme así lo declare, constituye el principio para expresar los límites de las medidas de coerción procesal contra el acusado (cfse. MAIER, Julio B., Derecho procesal penal, Ed. Ediar, Bs.As., 1960, p. 512). Si bien las medidas de coerción procesal suponen la utilización del poder estatal para privar a los individuos de derechos garantizados por el orden jurídico, en vista del análisis que se efectúa resulta necesario diferenciarlas de las medidas de coerción material. Ambas clases de medidas coercitivas tienen en común las características que informan a toda coerción del Estado, esto es el uso de la fuerza pública y paralelamente, la privación de ciertos derechos jurídicamente reconocidos y amparados por la ley. La diferencia entre uno y otro tipo de medidas estriba en los fines que persiguen el Derecho Penal y el Derecho Procesal Penal. Así, mediante la imposición de una pena a un individuo el derecho material procura, según la tesis que se adopte, un fin retributivo o de prevención (especial o general, negativo o positivo); vale decir que la aplicación de la pena tiene lugar como reacción del Estado frente a una determinada conducta de un individuo que, por afectación de bienes jurídicos, ha sido catalogada como delito por el Derecho Penal. Por otro lado, las medidas de coerción procesal no pueden aparecer vinculadas a los propósitos de la coerción de carácter material, pues ello sería directamente anticipar una pena al imputado durante Poder Judicial de la Nación CAMARA FEDERAL DE CORDOBA - SALA B FCB 100016/2018/36/CA21 el procedimiento de persecución penal (véase CAFFERATA NORES, José, La excarcelación, Ed. Lerner, Cba. 1977, p. 24) Al imponerse en los hechos una pena a una persona sin la constitucionalmente requerida sentencia condenatoria firme, se echaría por tierra el referido principio de inocencia. El fin del Derecho procesal penal se traduce en la correcta averiguación de la verdad y la actuación de la ley penal (véase, en tal sentido, VÉLEZ MARICONDE, Alfredo, Derecho Procesal Penal, T.II, Ed. Lerner, Cba., 1969, p. 475 y ss.). Queda claro, por tanto, que la meta del procedimiento penal está dada por la decisión acerca de la punibilidad del imputado: 1) materialmente correcta; 2) obtenida de conformidad con el ordenamiento jurídico procesal; 3) que reestablezca la paz jurídica (cfse. ROXIN, Claus, Derecho Procesal Penal, Ed. Del Puerto, Bs. As., 2000, p. 2, trad. de Gabriela E. CÓRDOBA y Daniel R. PASTOR, revisada por Julio B. MAIER). En función de lo expresado, es dable aseverar que la coerción procesal no tiene como propósito satisfacer una reacción del derecho frente a la infracción de una norma de deber, sino el “resguardo de los fines que persigue el mismo procedimiento, averiguar la verdad y actuar la ley sustantiva, o en la prevención inmediata sobre el hecho concreto que constituye el objeto del procedimiento (véase, MAIER, Julio B., La Ordenanza procesal penal alemana, Vol. II, Ed. Depalma, Bs.As., 1982, p. 101). En otros términos, en el Derecho Procesal Penal, más allá de los fines preventivos inmediatos, el fundamento de una medida de coerción reside en el “peligro de fuga del imputado” o bien, en el “peligro de que se obstaculice la averiguación de la verdad” (ibídem, pp. 515/4). Sobre esa base se entiende que una interpretación sistemática de los artículos 316 -segunda parte- y 317 -primer inciso- del C.P.P.N. indica que, como regla, la libertad procesal (no-prisión preventiva) tiene relación inmediata con la penalidad del delito imputado y es aceptable si: a) La pena máxima del delito no fuera superior a los ocho años de pena privativa de la libertad; o, bien, b) aunque la pena máxima fuera mayor a ese límite, cuando el juez estime “prima facie” que procederá una condena de ejecución condicional (SANDRO, Jorge A., Condiciones de la prisión procesal, Rev. La Ley, 2005-C, p. 638). A ello se suma que el artículo 319 del Código de Forma establece las restricciones o limitaciones de la disposición general, agregando que incluso dentro de la franja o envolvente de los delitos excarcelables por razón de la penalidad, es posible denegar la exención de prisión o excarcelación si hubiere datos objetivos y motivos fundados para presumir el peligro de fuga o de entorpecimiento de las investigaciones por parte del inculpado (ibídem). De acuerdo a lo apuntado, la regla de excarcelación principal (arts. 316, 317, inc. 1°, del C.P.P.N.) es de interpretación flexible y, para respetar la garantía constitucional del estado de inocencia, debe ser complementada por el test mínimo de las tres indicaciones de fuga o entorpecimiento judicial. Se entiende, además, que la regla de la excarcelación restrictiva (art. 319 del C.P.P.N.) exige, en cambio, un test completo de riesgo procesal (cfse. autor y obra citados) (resaltado propio). En tal sentido, corresponde al Estado la comprobación o verificación de tres aspectos diversos, a saber; 1) el peso de las pruebas de cargo conocidas por el Poder Judicial de la Nación CAMARA FEDERAL DE CORDOBA - SALA B FCB 100016/2018/36/CA21 imputado, 2) su personalidad y situación particular y 3) la actitud procesal respecto a la investigación de la verdad. Se entiende además que a diferencia de la regla principal antes enunciada (arts. 316, 317, inc. 1°, CPPN) la presente pauta (art. 319 del CPPN), que agudiza la privación de la libertad aún dentro del conjunto de ilícitos que admiten la excarcelación, requiere un examen completo de riesgo procesal, esto es, de afectación de los fines del proceso. Por tanto, la interpretación de las indicaciones señaladas es, en esta hipótesis, particularmente restrictiva (Sandro, ob.cit.). BECCARIA –de innegable influencia en la ciencia del Derecho Penal-, en su obra De los delitos y de las penas, indicaba que en la concepción liberal de la potestad estatal de represión, la captura o encarcelamiento previo a la sentencia “...no podía quedar librada al arbitrio de los jueces, sino que era la ley quien en definitiva debía fijar la procedencia...” añadiendo que las cárceles cumplían la función de “simple custodia de un ciudadano hasta que se lo juzgue culpable” y que su rigor “no puede ser más que el necesario para impedir la fuga, o para que no se oculten las pruebas del delito” debiendo durar “el menor tiempo posible” (cfse. BECCARIA, Cesare, op. cit., Ed. Temis, Colombia, 1994, p. 11 y ss., trad. de Sentís Melendo y Ayedra Redín, con notas de Calamandrei). Ya más recientemente y de manera concordante, se ha afirmado que “la pérdida de la libertad como consecuencia de la prisión preventiva sólo es posible cuando resulta esperable una pena de prisión” (HASSEMER, Winfried, Crítica al derecho penal de hoy, Ed. Ad-Hoc, Bs.As., 1995, p. 121, Trad. Patricia Ziffer). Es importante aludir, por último, al precepto de la condenación condicional del art. 26 del C.P., del que se colige que toda condena que supere los tres años fijados por la norma antes dicha necesariamente debe ser de cumplimiento efectivo. Así las cosas y entrando a analizar cómo funcionan los casos previstos tanto en el art. 316 del C.P.P.N. cuanto en el art. 319 del citado código, debe subrayarse que los presupuestos de procedencia contemplados en el artículo primeramente citado (316) no constituyen per se una presunción iure et de iure sino que, por el contrario, deben ser interpretados, por parte de los juzgadores, como una presunción iuris tantum; mientras que la otra disposición (art. 319) configura una verdadera hipótesis de excepción para los casos en los que, objetivamente, resulte procedente la excarcelación o exención de prisión. De tal modo, las disposiciones emanadas de los arts. 316 y 317 del C.P.P.N. sólo contienen supuestos de verificación previa a la aplicabilidad de lo normado por el art. 319 del mismo cuerpo normativo. Ahora bien, en lo que concierne al tema de la gravedad de la imputación como justificativo de la denegación de la eximición de prisión o, en su caso, de la excarcelación, se estima que, por sí solo, no constituye elemento suficiente para denegar los beneficios enunciados, ya que el juzgador debe examinar el caso en concreto y decidir, en particular, si concurre alguna causal de eventual entorpecimiento del proceso penal o peligro real de fuga por parte del imputado. Según ha señalado la Jurisprudencia más significativa en la materia, lo contrario, esto es la denegación del beneficio argumentando, únicamente, que la gravedad del hecho enrostrado no autoriza objetivamente la concesión del mismo, equivaldría a incurrir en afirmaciones de contenido meramente dogmático (entre otros, C.N.C.P., Sala III, Poder Judicial de la Nación CAMARA FEDERAL DE CORDOBA - SALA B FCB 100016/2018/36/CA21 Registro 488.05.3, “Fernández Alegría, Jorge s/ recurso de casación”, 16.06.05, Causa n° 5831). Si la pena máxima resultante de la calificación legal del hecho asignada por el juez fuera superior a los ocho años de pena privativa de la libertad, no corresponde, en principio, la concesión de la exención de prisión y en los casos en que el mínimo legal también supera el máximo de pena que puede ser dejada en suspenso, tampoco corresponde acceder al beneficio de la exención de prisión o excarcelación, salvo que se demuestre, en el caso puntual, que por la modalidad de la conducta llevada a cabo y/o por las circunstancias especiales del caso no se presentaran las causales ya enunciadas de entorpecimiento de la investigación o fuga del encartado. A la par de lo anterior, en el artículo 319 del C.P.P.N. se contemplan las pautas que permiten denegar la concesión de la excarcelación o la exención de prisión cuando las singulares circunstancias del caso hicieran presumir que el inculpado podría intentar eludir la acción de la justicia o entorpecer el curso de las investigaciones. b) Dicho todo ello, y analizado el marco normativo, debe tenerse en cuenta que el 13 de noviembre de 2019, la Comisión Bicameral de Monitoreo e Implementación del Código Procesal Penal Federal mediante Resolución 2/2019 dispuso –en lo que aquí interesa- la implementación para todo el territorio nacional de los artículos 210, 221 y 222 del Código Procesal Penal Federal, a efectos de evitar situaciones de desigualdad ante la ley entre los justiciables de las zonas en las que se aplica ese Código y los de aquellas zonas en las que aún no se implementó de forma integral. Conforme lo dispone la Resolución 2/2019 citada (B.O. del 19.11.2019), la implementación de tales normas se hará a partir del tercer día posterior a la fecha de su publicación, por lo que al día de la fecha corresponde su aplicación en esta jurisdicción. A más de ello, y reiterando lo que he sostenido en pronunciamientos recientes, en la presente causa y en otras (ver “INCIDENTE DE EXCARCELACION DE SAILLEN JULIO MAURICIO"- FCB 100016/2018/2/CA3- e “INCIDENTE DE EXCARCELACIÓN DE CATRAMBONE, PASCUAL VICENTE…”- FCB 100016/2018/3/CA4-), conforme lo sostiene autorizada doctrina y jurisprudencia la detención es una medida cautelar de carácter provisional, que debe ser dejada sin efecto o sustituida por medidas menos gravosas en cuanto desaparezcan las condiciones que dispusieron su dictado. En dicha oportunidad sostuve que las Reglas mínimas de las Naciones Unidas sobre las medidas no privativas de la libertad (Reglas de Tokio), adoptadas por la Asamblea General de la ONU el 14.12.1990, establecen en su regla N°6 que en el procedimiento penal “sólo se recurrirá a la prisión preventiva como último recurso, teniendo debidamente en cuenta la investigación del supuesto delito y la protección de la sociedad y de la víctima.”. Por su parte, el Informe Nº 35/07 de la CIDH de la OEA (del 1 de mayo de 2007), en el punto 104 indica que “…el juzgador deberá revisar, periódicamente, si los motivos que originariamente fundaron la prisión preventiva aún subsisten. En tal exposición, se deberán expresar las circunstancias concretas de la causa que permitan presumir, fundadamente, que persiste el peligro de fuga o enunciar las medidas probatorias que resten cumplir y su Poder Judicial de la Nación CAMARA FEDERAL DE CORDOBA - SALA B FCB 100016/2018/36/CA21 imposibilidad de producirlas con el imputado en libertad…” (el resaltado me pertenece). En el mismo sentido se señala que el principio de provisionalidad “impone la necesidad de controlar que todos los presupuestos de la prisión preventiva aún subsisten. Desaparecidos sus fundamentos, el encarcelamiento debe cesar.” –punto 108- (el resaltado es propio). Por último y tal como hice alusión al expedirme en los incidentes citados, el Informe sobre el uso de la prisión preventiva en las Américas, aprobado por la CIDH el 30.12.2013, recomienda a los Estados miembros de la OEA implementar “mecanismos de supervisión para revisar periódicamente la situación de las personas que se encuentran bajo prisión preventiva, para garantizar que se agilicen los procesos penales y que las personas que no sean juzgadas en un tiempo razonable sean puestas en libertad mientras concluye el proceso. La responsabilidad de garantizar que estas revisiones se efectúen recaerá en la Fiscalía o en la autoridad judicial competente a cargo del proceso. Cuando no haya necesidad de mantener esta medida la misma deberá ser levantada inmediatamente.” (Apartado VIII, punto 326, inciso C, recomendación N°14 del informe citado) (el resaltado pertenece al suscripto). Ahora bien, en este punto cabe tener presente que el art. 210 del Código Procesal Penal Federal recientemente implementado dispone: “Medidas de coerción. El representante del MINISTERIO PÚBLICO FISCAL o el querellante podrán solicitar al juez, en cualquier estado del proceso y con el fin de asegurar la comparecencia del imputado o evitar el entorpecimiento de la investigación, la imposición, individual o combinada, de: a. La promesa del imputado de someterse al procedimiento y de no obstaculizar la investigación; b. La obligación de someterse al cuidado o vigilancia de una persona o institución determinada, en las condiciones que se le fijen; c. La obligación de presentarse periódicamente ante el juez o ante la autoridad que él designe; d. La prohibición de salir sin autorización previa del ámbito territorial que se determine; e. La retención de documentos de viaje; f. La prohibición de concurrir a determinadas reuniones, de visitar ciertos lugares, de comunicarse o acercarse a determinadas personas, siempre que no se afecte el derecho de defensa; g. El abandono inmediato del domicilio, si se tratara de hechos de violencia doméstica y la víctima conviviera con el imputado; h. La prestación por sí o por un tercero de una caución real o personal adecuada, que podrá ser voluntariamente suplida por la contratación de un seguro de caución, a satisfacción del juez; i. La vigilancia del imputado mediante algún dispositivo electrónico de rastreo o posicionamiento de su ubicación física; j. El arresto en su propio domicilio o en el de otra persona, sin vigilancia o con la que el juez disponga; k. La prisión preventiva, en caso de que las medidas anteriores no fueren suficientes para asegurar los fines indicados…” En otras palabras, la norma del art. 210 del C.P.P.F., enumera las medidas de coerción alternativas a la prisión preventiva, estableciendo su aplicación para los casos en que ciertas medidas menos gravosas no fueren suficientes. De tal forma, la normativa citada vino a plasmar en el texto legal el criterio que ya la doctrina y jurisprudencia sostenían con anterioridad (al igual que los organismos internacionales), reafirmando que el instituto de la prisión preventiva deberá ser aplicado en última Poder Judicial de la Nación CAMARA FEDERAL DE CORDOBA - SALA B FCB 100016/2018/36/CA21 instancia, cuando las restantes medidas pasibles de ser impuestas sean ineficaces para asegurar la comparecencia del imputado o evitar el entorpecimiento de la investigación. II) Que luego de haber efectuado el análisis del marco jurídico-conceptual que debe regir la situación planteada, corresponde verificar los extremos fácticos de la presente para arribar a la resolución que corresponde adoptar. En tal sentido, cabe recordar que con fecha 26.03.2020 este Tribunal concedió al imputado Pascual Vicente Catrambone el beneficio de la excarcelación bajo las siguientes reglas y condiciones: “fijar domicilio y notificar al tribunal cualquier cambio que haga de éste con antelación; comparecer cada quince (15) días ante los estrados del Juzgado Federal Nº 1 de Córdoba; quedando absolutamente prohibida su salida del país debiendo retenerse el pasaporte a esos fines; como así también comunicarse con testigos o relacionarse con personas que pudieran estar involucradas en la presente investigación, ejercer funciones o practicar actividades sindicales y asistir a lugares vinculados al Sindicato Único de Recolectores de Residuos y Barrido de Córdoba (S.U.R.R.Ba.C.), a la Asociación Mutual del S.U.R.R.Ba.C. y a la Obra Social del S.U.R.R.Ba.C., bajo apercibimiento de que el beneficio que es otorgado por la presente sea revocado (conf. art. 316, 317, 319, 320, 324 y 325 del CPPN y 210, 220 y 221 del CPPF)”. Que conforme surge del anterior Incidente de excarcelación de Catrambone (Expte. FCB 100016/2018/3/CA20), a fs. 368/vta. y con fecha 12 de mayo del 2020, el Sr. Fiscal de Primera Instancia solicitó la detención del imputado mencionado por los hechos que se investigan en la Fiscalía de Violencia Familiar Nº 3 de la Justicia Provincial de Córdoba, a cargo del Dr. Cristian Griffi (SAC 3219828/2020 FV), en las que se encuentra imputado el Sr. Catrambone por los delitos de lesiones leves doblemente calificadas y privación ilegítima de la libertad en perjuicio de la Sra. Romina Elizabeth Yedro, acontecido en el domicilio de Pascual Vicente Catrambone, entendiendo el Ministerio Público Fiscal que ello violaba las reglas oportunamente impuestas a Catrambone al concedérsele el beneficio de la excarcelación, atento a que el hermano de la víctima de los hechos mencionados (Adrián Yedro) es empleado del E.S.y.O.P. y afiliado tanto al Sindicato como a la Asociación Mutual. Informa el Sr. Fiscal, asimismo, que el encartado ha tenido una actitud mentirosa frente a la autoridad policial y elusiva del accionar de la justicia, al comprobarse luego que mentía y que estaba privando de la libertad a la Sra. Yedro. III) Que este Tribunal al concederle en aquella oportunidad la excarcelación al imputado Catrambone, hizo una valoración que, como toda prognosis, implica pensar sobre un devenir que todavía no se lo tiene por cierto y comprobado. Que en ese sentido, este Tribunal de Alzada, privilegiando la libertad del imputado durante el proceso y la aplicación de las medidas de coerción en la menor medida posible, obró como se dispuso; pero requirió el compromiso del imputado de respetar y cumplir las reglas de conducta que le fueron impuestas. Que lo que corresponde analizar en el presente no es sólo si se produce un riesgo procesal para la causa que se investiga en el principal, sino más bien, se debe verificar si se han observado acabadamente las condiciones bajo las cuales se le otorgó el beneficio excarcelatorio. Así las cosas, el nombrado Catrambone habría tomado Poder Judicial de la Nación CAMARA FEDERAL DE CORDOBA - SALA B FCB 100016/2018/36/CA21 contacto con personas vinculadas al gremio y mutual que le fuera prohibido en las condiciones excarcelatorias y habría tenido conducta esquiva y/o mentirosa y falaz con funcionarios policiales en la oportunidad de hacer el procedimiento que se tramita en la Justicia Provincial. Todo ello sin tener en cuenta la gravedad de los hechos que en la Justicia Ordinaria se le atribuyen, sin que en dicha sede se haya dispuesto su detención. Esta circunstancia de que el encartado haya violado las reglas de conductas que le fueran impuestas bajo pena de revocarle el beneficio liberatorio, es demostrativa de un desprecio y desapego del mismo al cumplimiento de lo ordenado por este Tribunal y a las normas adjetivas, en cuanto los cuidados que debe garantizar la buena y correcta marcha del proceso penal (argumento del art. 319 del Código de Rito). Finalmente, no puede pasarse por alto las prescripciones del art. 210 del nuevo C.P.P.F., de aplicación en nuestra jurisdicción como ya se ha dicho. En tal sentido, el Fiscal interviniente en la presente causa en la Primera Instancia expresamente solicitó en esta ocasión la detención del imputado y además no prestó conformidad para el otorgamiento del beneficio excarcelatorio del mismo; en virtud del riesgo que ocasionaría para el proceso la liberación de Catrambone. Todo esto, a diferencia de lo que sucediera en la anterior oportunidad en la que este Tribunal le concediera al encartado el beneficio excarcelatorio; situación aquella en la que el Fiscal de Instrucción prestó acuerdo para así concederle dicho beneficio, conformidad que ahora no ha prestado dicho Ministerio Público Fiscal. Por todo lo expuesto, y encontrándose debidamente fundamentada la resolución del Juez Federal de Primera Instancia venida en apelación, teniendo en cuenta los fundamentos dados en el presente y los que fueran cuestionados que hago míos (art. 455 contrario sensu del C.P.P.N.) corresponde confirmar la resolución denegatoria de la excarcelación del imputado Pascual Vicente Catrambone. Así voto. El Dr. Luis Roberto Rueda, dijo: Que en términos generales adhiere a los fundamentos del colega preopinante, como así también y puntualmente a la conclusión a la que arriba, no obstante lo cual considero pertinente efectuar las siguientes consideraciones, habida cuenta de que el tema sub examen ya tuvo tratamiento en diversas oportunidades con distintas definiciones por parte de este tribunal. I. El pedido de excarcelación. La defensa técnica de Pascual Catrambone solicita nuevamente la excarcelación de su defendido, efectuando al inicio una expresa remisión a los fundamentos y conclusiones dados por este tribunal en el voto de la mayoría del 26 de marzo pasado, cuando se concediera la excarcelación al nombrado, a cuyo respecto y por la trascendencia que tuviera el pronunciamiento al que remiten los letrados, se impone una aclaración preliminar. Al respecto, corresponde acentuar que desde el comienzo mismo de la epidemia en curso y de la cuarentena subsiguiente, este tribunal viene dictando numerosas resoluciones penales, referidas en su mayoría a libertades requeridas antes y durante la misma, por lo general aduciendo razones sanitarias y de salud de diversa gravedad y alcance. En esos procesos se resolvió atendiendo a las particularidades de cada caso, armonizando la normativa procedimental vigente con las razones fácticas y jurídicas Poder Judicial de la Nación CAMARA FEDERAL DE CORDOBA - SALA B FCB 100016/2018/36/CA21 invocadas, atendiendo a las sucesivas acordadas de la Corte Suprema dictadas a partir del 16 de marzo de 2020, y al conjunto de normas sanitarias emanadas del Poder Ejecutivo Nacional; a los informes médicos y carcelarios de rigor y a las directivas generales previstas en la Acordada 9/2020 de la Cámara Federal de Casación Penal. Precisamente a esa situación hice referencia al resolver el anterior pedido de excarcelación del imputado, para aludir específicamente al contexto en que se dictaba el fallo, donde no se dijo en ningún párrafo del mismo que el Covid – 19 era una causal para concederle la libertad a Catrambone, desde que no se encontraba - ni se encuentra – entre esos supuestos de excepción, entendimiento que sin embargo parece subsistir mediáticamente equívocamente en algún entendimiento periodístico y social. Dicho ello, veamos, sintéticamente y en lo medular, cuales son los argumentos defensivos en favor de la libertad impetrada: Cuestionan lo dicho por el juez sobre la existencia de indicios objetivos de peligrosidad procesal, a propósito del episodio de violencia de género que derivara en la revocatoria de excarcelación y consiguiente detención de su defendido. Sostienen que “…la existencia de denuncias en contra de una persona no implica la valoración del riesgo procesal en concreto…”. Sostienen también que: “En este caso puntual, la denuncia penal fue realizada por un tercero y no fue ratificada por la víctima ni en el Polo de la Mujer ni en la fiscalía a cargo de la investigación”, manteniéndose incólume la imputación que pesa sobre Catrambone de “sospecha leve”, afirmando que el magistrado provincial no consideró necesario avanzar con una imputación, al punto de no haberlo citado hasta la fecha a prestar declaración indagatoria, existiendo solamente una orden de restricción respecto a la supuesta víctima “no denunciante”. Por otra parte aducen, en referencia a la excarcelación otorgada con anterioridad (26 de marzo), que en dicho auto de soltura “…no se encuentra como circunstancia a cumplimentar “la comisión de nuevo delito” es decir que este fundamento otorgado – más allá de las razones de descargo otorgadas – es aparente”. Así también, y en referencia al contacto que según el juez habría tenido Catrambone con el hermano de la presunta víctima - afiliado al gremio que aquel lidera junto con Saillén -, los defensores sostienen que el mismo fue inexistente, desde que Adrián Yedro concurrió a buscar a su hermana en su automóvil particular al domicilio de su cliente por lo cual resulta evidente que “no existió contacto alguno”. A ello suman que Yedro “…no sólo no tuvo contacto sino que es palmario el hecho de que no puede ser esta persona vulnerable a los fines de la investigación si ni siquiera ha sido órgano de prueba”. En relación a lo que la defensa considera una “afirmación dogmática” del juez respecto a que “Catrambone posee una personalidad y una actitud frente al proceso que no condice con la debida colaboración frente al proceso judicial”, entienden que la Fiscalía de Violencia familiar interviniente “…no ha considerado la existencia de riesgo procesal alguno y como bien sostuvo el Juzgado Federal N° 1 esta denuncia no es competente de su fuero…”, siendo además que su representado siempre mostró colaboración y apego al proceso desde el comienzo de la investigación. Finalmente, los abogados defensores entienden que no ha habido violación alguna de las Poder Judicial de la Nación CAMARA FEDERAL DE CORDOBA - SALA B FCB 100016/2018/36/CA21 condiciones fijadas por esta cámara al concedérsele la soltura al imputado, por lo cual ha existido una errónea interpretación de las normas procesales que regulan el instituto de la excarcelación (Arts. 221, 222 del CPPF y 319 del CPPN). II. El dictamen fiscal. Por su parte, el señor Fiscal Federal objeta la concesión de la excarcelación a Pascual Catrambone por fundados motivos. Entiende el magistrado que “…no han variado los motivos por los que solicitó que se revocara la excarcelación oportunamente otorgada por la Cámara Federal de Apelaciones”. Considera además que de la causa que se le sigue en la justicia provincial relativa al episodio de género mencionado, debe tomarse en cuenta, particularmente, la circunstancia de “…haber mentido al agente de la policía provincial que se acercó a comprobar si la presunta víctima se encontraba en el domicilio”. Asimismo agrega que “…la violación de la condición impuesta por la Cámara de no contacto con personal del Sindicato, Mutual y/o Obra Social ha sido evidente, como también lo es la gravedad de los hechos que se le imputan”. Respecto a la anterior liberación, destaca que lo fue con una caución de diez millones de pesos, “…ya que queda claro que violar las normas no resulta obstáculo para Catrambone y aparentemente las fianzas o cauciones tampoco lo son, razón por la cual esta Fiscalía se opone a la concesión del beneficio bajo esa modalidad”. III. La resolución denegatoria de la excarcelación. Al resolver adversamente el pedido en cuestión, el juez instructor da razones en igual sentido: En primer lugar, sostiene que siempre mantuvo una coherencia argumental “…que se ajustaba a claros indicadores objetivos de riesgo procesal en cuanto entorpecimiento al avance de la investigación”. En segundo lugar, agrega que al momento de la detención del detenido (27 de agosto de 2019), operativo durante el cual fue agredido un periodista de canal 12 de esta ciudad, tal hecho fue tenido por el juez como uno de los motivos principales para denegarle la excarcelación, decisión posteriormente confirmada por este tribunal. En tercer lugar, expresa el juzgador que tras el dictado de procesamiento y prisión preventiva sobre el nombrado, se sucedieron numerosos hechos de violencia amenazas que sufrieron los denunciantes, refiriéndose al decisorio que esta alzada confirmara en su totalidad el pasado 19 de junio, agregando que mantuvo el criterio de mención tras el nuevo pedido excarcelatorio del 21 de febrero del cte. año. A estos motivos obstativos a para la soltura que se pide, el magistrado suma, por un lado, el hecho no acontecido de que Catrambone desistió de convocar a sus afiliados en forma virtual para el día del trabajador pasado y voluntariamente desistido; y por otro, lo que el nombrado exhibió recientemente en las redes sociales Twitter y Facebook, destacando el juez – entre otras - una publicación que reza “…a los amigos y a la familia todo, a los traidores ni piedad”, constitutiva a su entender de una actitud desafiante que se suma a las anteriores de igual tenor. IV. El marco normativo. Si bien el señor Juez Federal deniega la excarcelación en virtud de lo dispuesto por el art. 319° del CPPN aún vigente, resulta necesario efectuar un Poder Judicial de la Nación CAMARA FEDERAL DE CORDOBA - SALA B FCB 100016/2018/36/CA21 análisis de las nuevas disposiciones procesales contenidas en los arts. 210, 221 y 222 del nuevo Código Procesal Penal Federal, de las que surge que las únicas circunstancias que habilitan la imposición de una o varias medidas de coerción personal, resultan ser la presunción de que aquél no se someterá al procedimiento; que obstaculizará la investigación o que realizará actos concretos obstructivos del proceso penal. En lo que aquí concierne, la nueva legislación procesal citada, por caso los arts. 210, 221 y 222 del CPPF implementado por la Comisión Bicameral de Monitoreo e Implementación (B.O. 19/11/19), ha venido a normativizar y graduar, en orden a su gravedad, las medidas de coerción personal, partiendo de las menos gravosas, tales como la promesa del imputado de someterse al procedimiento y de no obstaculizar la investigación, llegando a la prisión preventiva como medida de coerción de máxima intensidad, de acuerdo a cuál de ellas resulte más acorde a fin de conjurar la peligrosidad procesal y resulte proporcional al fin perseguido por la medida de coerción de que se trate, que no es otro que el de la posibilidad de realización cierta de la ley penal sustantiva. De este modo, la nueva legislación ha positivizado las pautas y estándares de riesgo procesal que la jurisprudencia nacional viene receptando, al incorporar en su texto medidas específicas de coerción de menor afectación o restricción a la libertad personal que antes eran consideradas - de conformidad a las circunstancias del caso - a partir de la prudente apreciación judicial, con lo cual la reforma no hace más que adecuar el texto normativo a la interpretación pacíficamente extendida a partir del Plenario N° 13 “Díaz Bessone” de la CFCP, en consonancia con la legislación supranacional atinente a los derechos y garantías relativos a la libertad de las personas, todo ello en el marco de un proceso regido por los principios del sistema acusatorio en materia penal. En este orden, ninguna de las medidas de coerción previstas en el art. 210 ° del nuevo CPPF – entre ellas la excarcelación – se apartan de la lógica cautelar de riesgo de fuga o entorpecimiento, correspondiendo al juzgador, luego de evaluar cada caso en particular, la elección de aquellas que resulte proporcional y menos gravosa para neutralizar el riesgo procesal que pudiere existir, garantizando que se cumplan dichos fines del proceso penal (Solimine, M.; Bases del Nuevo Código Procesal Penal de la Nación – Ley 27.063; ed. A Hoc, Bs. As., 2015, p. 183). Dicho ello, debe tenerse especialmente presente que a los tribunales les corresponde resolver conforme a las circunstancias existentes al momento del dictado de la resolución, pues como sostiene la Excma. Corte Suprema de Justicia de la Nación, “…si en el transcurso del proceso han sido dictadas nuevas normas vinculadas al objeto del litigio, el fallo que se dicte deberá atender también a las modificaciones introducidas por esos preceptos, en tanto configuran circunstancias sobrevinientes de las que no es posible prescindir” (fallos: 285:353, 310:819, 325:28, 331:2628, y 339:343, entre muchos otros). V. La nueva detención de Catrambone. Fijadas en los apartados precedentes las premisas de lo que en el caso corresponde resolver, resulta claro que el hecho determinante de la nueva detención de Pascual Catrambone fue la presunta agresión a su pareja, respecto del cual el a quo dice que “no entraría en los pormenores” del mismo, para destacar la actitud del encartado en el contexto de ese episodio familiar, que habría acontecido del modo siguiente: Poder Judicial de la Nación CAMARA FEDERAL DE CORDOBA - SALA B FCB 100016/2018/36/CA21 El sábado 9 de mayo pasado el señor Secretario del Juzgado Federal N° 1 tomó conocimiento telefónicamente, por llamado de la Fiscalía de Violencia Familiar de 3er. Turno, de que en el domicilio del nombrado se habría producido un hecho de violencia de género, consistente en agresiones físicas que el nombrado habría proferido a su pareja, Romina Elizabeth Yedro. El episodio motivó la actuación del Juez Federal, quien ordenó a la policía federal el allanamiento y la detención del procesado, quien al ser requerido negó al personal policial provincial y del Polo de la Mujer que la agredida estuviese en su morada, hasta que se advierte lo contrario cuando su hermano, Adrián Yedro, se apersonó a buscarla en el lugar, circunstancia advertida por la autoridad de prevención. De ese hecho cierto – presunta agresión física a su mujer -, y previo a expresar que no es competente para intervenir en esa materia, el juez infiere, como consecuencia, que la referida mendacidad ante la autoridad fue el fundamento principal por la cual dispuso la nueva detención del procesado coincidiendo con lo peticionado en esos términos por el Fiscal Federal, revocatoria la que – aclara el juzgador – “…fue debidamente notificada a la defensa u no recurrió o impugnó por lo tanto adquirió firmeza”. Añade el juez que él ya había advertido sobre la existencia de riesgo procesal por otras denuncias de amenazas respecto a Catrambone, por lo que el hermano de la presunta víctima, Adrián Yedro, se encontraría en situación de vulnerabilidad por ser empleado de las empresas investigadas. En ese orden y partir de esa primera conclusión sostiene el instructor, nuevamente, la existencia de indicios objetivos de peligrosidad procesal que pondrían en riesgo el proceso judicial, consecuencia de lo cual se podría generar un situación de fuga habida cuenta de las denuncias existentes en contra del procesado. Asimismo y siempre a propósito del suceso mencionado, se reitera magistrado de instrucción en el auto impugnado a lo expuesto en anteriores denegatorias de excarcelación, acerca de que el imputado Catrambone mantiene una actitud frente al proceso y a la ley que no condice con criterios de colaboración judicial, generando la referida presunción de peligrosidad que lo llevó a revocar la excarcelación del imputado, concedida en su momento por este tribunal, con sustento en el art. 319° del aún vigente CPPN. VI. Así las cosas y a propósito de mi posición favorable al inculpado en la última de las excarcelaciones pedidas por la defensa de Catrambone, el análisis debe quedar circunscripto a su conducta a partir de esa soltura hasta lo acontecido en el momento de su actual detención. Sobre el mismo, tomado aisladamente, resulta claro que será otro magistrado y de otra jurisdicción que habrá de meritar las eventuales consecuencias jurídicas por el hecho de violencia descripto en el apartado anterior. Tampoco valoro la presencia de Adrián Yedro – afiliado al gremio - como acto violatorio de las condiciones impuestas por esta cámara al imputado, pues el dispositivo pertinente consistente en la prohibición de “….comunicarse con testigos o relacionarse con personas que pudieran estar involucradas con la presente investigación…”, no incluye una situación harto coyuntural y forzada por las circunstancias, como lo es el apersonamiento de Yedro para ayudar (o, si se quiere, para Poder Judicial de la Nación CAMARA FEDERAL DE CORDOBA - SALA B FCB 100016/2018/36/CA21 “rescatar”) a su hermana de un contexto de violencia familiar, sin advertirse una connotación de otro orden. Lo que a mi criterio corresponde valorar en el presente, es la actitud asumida por el encartado a partir de su liberación. Para ello es oportuno tener presente que los diversos institutos que regulan la libertad ambulatoria en el derecho penal y procesal penal, tienen normas que la regulan, ya sea durante en proceso, su suspensión o durante el cumplimiento de la pena. En todos los casos se apela a un comportamiento razonable de los justiciables, acorde al estado de soltura precaria de que gozan. Efectuadas estas aclaraciones, tenemos que para decidir acerca de la continuidad de la detención bajo examen, debemos contar con datos ciertos fundados en indicios fehacientes desde que esa situación “…la afirmación de este extremo debe surgir de datos de entidad suficiente, pues no es posible presumirlo solamente por circunstancias ajenas a declaraciones o documentos, con base en suposiciones personales” (La Rosa, M.; La Ley, La implementación de las pautas del Código Procesal Federal relativas a las medidas de coerción personal; Año LXXXIII N° 240, del 20/12/2019). En autos tales indicios surgen de la conducta del procesado Catrambone que fueron valorados por el juez, independientemente del enlistado de condiciones que impuso esta cámara en su momento, el cual, corresponde decir, posee una limitada taxatividad, dado que no podría contener, por caso, un dispositivo que le diga que como debe comportarse ante la autoridad policial cuando es requerido en cualquier situación cotidiana, o que incluso cuando no participe activamente de una actividad gremial, debe abstenerse de convocar a actos virtuales vinculados a la misma. Menos aún, podría habérsele impuesto la obligación de no producir gestos de inequívoca violencia discursiva en arenga a sus afiliados, como afirmar por las redes sociales que no habrá piedad para los traidores, declaración efectuada el mismo día que obtenía la libertad. En este sentido, es razonable conjeturar que este tipo de expresiones tienen arraigo desde antiguo en los discursos políticos, pero ello en este supuesto no resulta justificante, pues no se trata de las expresiones en sí mismas, sino de quien las profiere, hacia quién van dirigidas y de la actitud beligerante que muestra el justiciable. En este orden de ideas y hechas las consideraciones precedentes, soy de la opinión que el auto apelado debe ser confirmado en tanto rechaza la excarcelación de Pascual Vicente Catrambone. Así voto. El Dr. Eduardo Ávalos, dijo: I) Adhiero al Voto del señor Juez de Cámara, doctor Abel G. Sánchez Torres en cuanto propicia se confirme la denegatoria de excarcelación del señor Pascual Vicente Catrambone; compartiendo los argumentos y fundamentos explicitados en él. II) Entiendo que el contenido de la Resolución de fecha 12 de junio de 2020 aquí apelada, como también el de la Resolución de fecha 12 de mayo del corriente año, que no fue recurrida por el interesado, son reveladores de riesgo procesal, sin que los argumentos que en esta oportunidad los defensores del encartado desarrollan ante este Tribunal de Alzada, sean atendibles. Tengo para mí que el análisis a efectuar, no puede circunscribirse solamente a confrontar si Catrambone violó o no las condiciones del auto de soltura, tal como lo entiende la defensa del imputado, sino que se han acumulado Poder Judicial de la Nación CAMARA FEDERAL DE CORDOBA - SALA B FCB 100016/2018/36/CA21 nuevos antecedentes valorados por el Juez de primera instancia en el pronunciamiento aquí analizado, que justifican la medida de coerción impuesta. En dicho contexto, cuadra recordar la conocida jurisprudencia de nuestro más Alto Tribunal de Justicia de la Nación en el sentido que los pronunciamientos deben ser emitidos conforme las circunstancias imperantes al tiempo de decidir, aun cuando fueran sobrevinientes. Así, ha dicho el Tribunal cimero que las sentencias deben reparar en las modificaciones introducidas durante el litigio, en tanto configuran circunstancias sobrevinientes de las cuales no es posible prescindir (Fallos. 312:555; 315:123, entre muchos otros). Más aún cuando, en materia de medidas cautelares, los pronunciamientos no hacen cosa juzgada. Así voto. Atento ello, y por unanimidad; SE RESUELVE: I) CONFIRMAR la resolución dictada por el Juez Federal N° 1, con fecha 12 de junio de 2020, en cuanto rechazó la excarcelación del imputado Pascual Vicente Catrambone, arts. 316, 317 y 319 del C.P.P.N y arts. 210, 221 y 222 del C.P.P.F. II) Sin costas (arts. 530 y 531 del CPPN.). III) Protocolícese y hágase saber. Cumplimentado, publíquese y bajen.