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CONSEJO EDITORIAL
RICARDO ALONSO GARCÍA
I - G ü n t h e r Jakobs
Catedrático emérito de Derecho Penal y Filosofía
LUIS DÍEZ-PICAZO del Derecho
EDUARDO GARCÍA DE ENTERRÍA en la Universidad de Bonn
JESÚS GONZÁLEZ PÉREZ
AURELIO MENÉNDEZ
ALFREDO MoNTOYA MELGAR
GONZALO RODRÍGUEZ MOURULLO

La pena estatal:

I significado y finalidad

Traducción y estudio preliminar


MANUEL CANCIO MELIÁ y BERNARDO FEIJOO SÁNCHEZ
(Universidad Autónoma de Madrid)

THOIVISON
»UI»3ifel>WIWB»llll. TI

CIVITAS
8.
Primera edición, 2006 •A "]
flMDICE
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CIVITAS
PATROCINA LA REVISIÓN
DEL LÉXICO JURÍDICO DEL
D I C C I O N A R I O D E LA ii:»
REAL ACADEMIA
r u n n n n n n n . ü. ESPAÑOLA

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hñhilBíiñ Y o ABREVIATURAS 9
PRÓLOGO 11

¿PREVENIR RIESGOS O CONFIRMAR ÑOR- ^*'


MAS? LA TEORÍA FUNCIONAL DE LA •
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su
tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por PENA DE GÜNTHER JAKOBS. ESTUDIO
PRELIMINAR 15

I
cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por re-
gistro u otros métodos, ni su préstamo, alquiler o cualquier otra Manuel Cando Meliá y Bernardo Feijoo Sánchez
forma de cesión de uso del ejemplar, sin el permiso previo y por
escrito de los titulares del Copyright. I. INTRODUCCIÓN, EL SIGNIFICADO DE LA TEORÍA DE LA
PENA DE JAKOBS 17

II. BASES DE UNA TEORÍA FUNCIONAL DE LA PENA 21

Copyright © 2006, by Günther Jakobs and Manuel Cando Meliá/ 1 ni. T R E S FASES DE EVOLUCIÓN EN LA TEORÍA DE LA PENA
Bernardo Feijoo Sánchez DE G Ü N T H E R JAKOBS 27
Editorial Aranzadi, SA
Camino de Galar, 15 j A. La pena como mecanismo simbólico de in-
31190 Cizur Menor (Navarra) i fluencia (psicológica) en los miembros de la
ISBN: 84-470-2574-8 i sociedad 28
Depósito Legal: NA 1765/2006
Fotocomposición: Editorial Aranzadi, SA B. La pena como confirmación de la identidad
Impresión: Rodona Industria Gráfica, SL de la sociedad 31

7
C. La irrupción de lo fáctico en la teoría de ABREVIATURAS
la pena: la necesidad del dolor penal y el •Jai) ' •'
«Derecho penal» del enemigo 53
1. El dolor penal como presupuesto n
del funcionamiento de la pena 56
2. El Derecho penal del enemigo: la -t>' 'Á.
reacción frente a imputables peli-
grosos 60 rí'
a) Definición 61
b) Implicaciones 67
1) Política criminal y carga nor-
mativa del sistema penal 67
2) Teoría de la pena 75
'\
LA PENA ESTATAL: SIGNIFICADO Y FINA-
LIDAD 83 ADPCP Anuario de Derecho penal y Ciencias
Günther Jakobs Penales
íS
AFDUAM Anuario de la Facultad de Derecho de
I. LA PENA ORIENTADA A LA OBTENCIÓN DE FINES EN la Universidad Autónoma de Madrid
LA FILOSOFÍA DE LA ILUSTRACIÓN
AP Actualidad Penal
AT Allgemeiner Teil; Parte General
II. L A PENA RETRIBUTIVA EN K A N T BGBl Bundesgesetzblatt; Boletín Legislativo Fe-
deral de la República Federal de Alema-
III. L A PREVENCIÓN INTIMIDATORIA EN F E U E R B A C H
nia
IV. CONTRADICCIÓN Y PRODUCCIÓN DE DOLOR Cuadernos de Doctrina y Jurispruden-
cia penal
f, A. Hegel CPC Cuadernos de Política Criminal
B. Realidad del Derecho DOXA Doxa. Cuadernos de Filosofía del Dere-
C. El deber de reparación del autor cho
edición, a cargo de la edición, editorial
V. INTIMIDACIÓN DE OTROS, PREVENCIÓN ESPECIAL .. Goltdammer's Archiv für Strafrecht
Hochstrichterliche Rechtsprechung - Stra-
VI. PERSONA VERSUS ENEMIGO frecht (www.hrr-strafrecht.de)
A. Despersonalizaciones parciales Revista Jueces para la Democracia. In-
formación y debate
. B. Personas como enemigos Juristische Ausbildung
rí C. Enemigos como personas Libro Homenaje
f^ • ij 'i>ny.\ s ü Ley Orgánica =•
'ib •.. íHí»?; »\ ^ b Nueva Doctrina Penal

í9
NK , Nomos-Kommentar zum Strafgesetzbuch PRÓLOGO iáBiíiíí ,RÍii ,)<«:?

RDPCr Revista de Derecho penal y Criminolo- tic»-


gía
RPDJP Revista Peruana de Doctrina y Jurispru-
/ dencia penales i'9
RStGB " Strafgesetzbuch für das deutsche Reich; Có-
digo penal del Reich alemán
StGB ' Strafgesetzbuch; Código penal alemán
StPO >' Strafprozefiordnung; Código procesal pe-
' ^ nal alemán
StVoUzG ' Strafuollzugsgesetz; Ley de ejecución pe-
nal
ZRph Zeüschrift für Rechtsphilosophie
zstw Zeitschrift für dte gesamte Strafrechtswis-
senschaft
La separación entre ser y deber ser es u n pro-
5i, ceso cotidiano en el m o d e r n o pensamiento jurí-
dico, hasta llegar a ser trivial: el contenido de
i u n a prohibición n o es que lo prohibido n o será,
y lo que suceda n o debe ser automáticamente,
sólo p o r q u e haya sucedido. Sin embargo, en la
vida social, n i n g ú n sujeto cuya actitud interna
sea conforme al ordenamiento jurídico se orien-
tará exclusivamente con base en el deber ser, ni
siquiera sectorialmente, sino q u e lo hará en aten-
ción a la estructura normativa real d e la socie-
dad; «real» significa q u e se trata d e u n a estruc-
Vi',. 1)
tura que n o es sólo postulada, sino que en lo
esencial también es impuesta, que está implan-
tada en el ser; de lo contrario, la orientación será
p u r a m e n t e cognitiva. Dicho a través d e u n ejem-
plo: el hecho de que u n a cosa ajena n o deba ser
hurtada n o conducirá al propietario de una bici-
cleta, por m u y conforme a Derecho que sea su

fO 11
actitud interna, a dejarla, sin asegurarla, delante concepto de culpabilidad se preconfigura la obli-
de la estación principal de ferrocarril o en el gación del autor de tolerar una marginalización
campus universitario. Esto ni significa que no para mantener el carácter vinculante de la norma
existan las expectativas normativas, ni, menos y un dolor penal para mantener el apoyo cogni-
aún, que todo lo que acontezca realmente deba tivo: al autor se le trata como una persona que
elevarse a la condición de nobleza normativa, tiene una deuda con la sociedad.
pero sí implica que una expectativa normativa
Sin embargo, también el hecho de ser una per-
necesita de cierta cimentación, de cierto apoyo
sona necesita, a su vez, una cimentación cogni-
cognitivo para poder generar orientación real.
tiva para poder llegar a ser real en el trato social.
Un delito desorienta, y puesto que no es sólo De quien no quepa esperar una conducta con-
un ataque a una norma cualquiera, meramente forme a Derecho, y, en particular, incumple de
imaginada, sino a una norma que forma parte modo persistente sus deberes, sólo se puede pos-
de la realidad de la sociedad, el efecto de deso- tular su condición de persona, pero sectorial-
rientación se produce en una doble dimensión: mente (concretamente, en la medida en que pró-
ataca el carácter vinculante de lo normativo en ximamente vaya a delinquir), ya no podrá ser
la medida en que el autor lo considera irrele- tratado realmente como tal: junto a la deuda del
vante en su caso, y perturba la cimentación cog- autor por el hecho sucedido aparece lo necesario
nitiva de la norma vinculante porque el hecho para el aseguramiento frente a hechos venideros.
muestra (una vez más) que hay que contar con Esta afirmación no es una exigencia de política
la producción de quebrantamientos de la norma. legislativa, sino una descripción de las condicio-
Ha de reaccionarse frente a ambas dimensiones: nes de realidad del Derecho.
la parte simbólica de la pena, su significado
En todo caso, se trata de mantener la vigencia
como contradicción, se dirige contra la afirma-
real de la norma, plenamente en el sentido de
ción de que no se trata de una norma vinculante,
la prevención general positiva: la contradicción
y la cimentación cognitiva se mantiene porque
tiene el fin de apoyar la cimentación cognitiva, y
el dolor penal transforma de modo final el hecho
en la medida en que ello resulte imprescindible,
en una empresa fracasada (esto último, es decir,
también el aseguramiento frente a hechos futu-
la demostración de que el delito no merece la
ros sirve para alcanzar tal fin.
pena, no sólo es una función latente de la pena;
en esta medida, reviso en el presente trabajo mi El texto alemán ha sido traducido a la bella
posición mantenida hasta el momento). En el lengua castellana por mis apreciados colegas,

12 13
Profs. Dres. Manuel Cancio Meliá y Bernardo ¿PREVENIR RIESGOS O CONFIRMAR
Feijoo Sánchez, lo que les agradezco muy cor- NORMAS? LA TEORÍA FUNCIONAL
dialmente; al primero, también, que se ocupara DE LA PENA DE GÜNTHER JAKOBS.
de organizar la presente publicación. Mi gratitud ESTUDIO PRELIMINAR*
también se dirige, una vez más, a la editorial Ci-
vitas-Thomson por acoger esta pequeña obra. Manuel Cancio Meliá y Bernardo Feijoo Sánchez
Universidad Autónoma de Madrid
Bonn, diciembre de 2005 Günther Jakobs

ilt

Este trabajo forma parte de los proyectos de investiga-


ción «El nuevo sistema de sanciones penales» (MEC, SEJ
2{)ü4-7025/JURI; investigador principal; A. JORGE BARREIRO) y
•Pemocracia y Seguridad: transformaciones de la política
iiininal» (Comunidad de Madrid-UAM/2006; investigador
• sponsable: M. CANCIO MELIÁ).

14 15
vf'1; INTRODUCCIÓN. EL SIGNIFICADO DE >
LA TEORÍA DE LA PENA DE JAKOBS >

|..

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.
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La teoría de la pena de Günther JAKOBS destaca


por su capacidad para generar ideas nuevas y
estimular un debate que hace poco parecía ago-
tado. Ante todo ha de señalarse que no es posi-
ble entender la dimensión de dicha aportación
teórica si no se tiene en cuenta la evolución de
las ciencias sociales en su búsqueda de una ex-
plicación de porqué la pena impuesta por el ór-
gano competente tiene un significado para la so-
ciedad. Son dichas aportaciones de las ciencias
sociales, sobre todo algunos aspectos de la teoría
de la sociedad de LUHMANN, las que han abierto
nuevas perspectivas sobre la pena hacia modelos
preventivo-simbólicos o comunicativos. Estas
perspectivas han tenido una especial presencia
en los liltimos treinta años a través de la obra de
JAKOBS, que representa un modelo coherente de
una nueva racionalidad funcional. Se compartan

¥l 17
o no sus puntos de vista, su cambio de orienta- delito es esencialmente defraudación de expecta-
ción con respecto a la doctrina dominante aporta tivas -no lesión de bienes- y la pena tiene el sig-
datos o descripciones sobre la función social del nificado de mantener dichas expectativas, es de-
Derecho penal que no pueden ser obviados para cir, en términos jurídicos, la vigencia de la
el desarrollo de una moderna teoría de la pena. norma. La imposición de la pena es -siempre se-
En el marco de esta nueva racionalidad cambia gún el actual punto de vista del autor de este
la idea de prevención: lo que la pena previene libro- la forma que tiene el sistema social de pro-
son los efectos negativos que pueden derivar del cesar las defraudaciones a costa del infractor.
delito para el sistema social y no lesiones o pues- Junto a esta función de estabilización, el mal que
tas en peligro de bienes jurídicos por parte de se impone con la pena deriva de su fin preven-
conductas individuales. tivo-general: asegurar la probabilidad de segui-
miento de la norma. Dicho fin tiene como límite
En la evolución de JAKOBS sobre esta materia se el tratar al delincuente como persona y no como
puede apreciar como ni el recurso a las ciencias objeto, ya que la pena, precisamente, sólo reac-
sociales ni la adopción de una metodología «fun- ciona frente al sujeto responsable, la persona. Sin
cionalista» o «sistémica» determinan sin más el embargo, esta garantía sólo es posible en la me-
contenido dogmático de una teoría de la pena. El dida en la que el delincuente pueda garantizar
propio JAKOBS ha venido manteniendo diversas su fidelidad en el futuro; de lo contrario, ya no
teorías de la pena desde 1976. Sin embargo, hay puede ser tratado como persona, sino que de-
un elemento constante en sus aportaciones: la berá serlo como enemigo.
teoría de la pena debe describir la función de la
pena en un sistema social dado.

En la actualidad, y tras una larga evolución


que a continuación se intentará sintetizar, la po-
sición de JAKOBS se puede resumir de la siguiente
manera: las normas, entendidas como expectati-
vas normativas, contrafácticas, configuran la es-
tructura del orden social. La configuración de di-
chas expectativas es función de la política,
debiendo describir y sistematizar la ciencia del
Derecho penal dichas estructuras normativas. El

18 19
'fv'- H. BASES DE UNA TEORÍA FUNCIONAL *»
a DE LA PENA "
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El trabajo teórico de JAKOBS sobre la pena


-cuyo estado actual acaba de exponerse en sínte-
sis- ha mantenido en el tiempo -desde sus oríge-
nes en 1976, como se verá- un punto de partida
inamovible: el Derecho se estructura como sis-
tema de comunicaciones que se ocupa de la fun-
ción de estabilización de expectativas normati-
vas^ pasando a ser un elemento central de esta
perspectiva que las expectativas están protegi-
das por sanciones.
JAKOBS importa del pensamiento de LUHMANN
la concepción de las expectativas como elemen-
tos estructurales del sistema, en la medida que

' En profundidad FEIJOO SÁNCHEZ, en: GÓMEZ-JARA DIEZ


(ed.), Teoría de sistemas y Derecho-penal:Fundamentos y posibili-
dades de aplicación, 2005, págs. 454 y ss., con ulteriores refe-
rencias.

lU 21
todo orden social se basaría en la existencia de una sanción. Ello tiene como consecuencia que
ciertas expectativas de comportamiento más o no se aprende de la defraudación hacia el futuro,
menos estables. La confianza en dichas expecta- sino que se mantiene la expectativa contrafácti-
tivas, garantizada por las sanciones, es un meca- camente, es decir, con independencia de que la
nismo de reducción de la complejidad social. Di- expectativa sea o no cumplida en la realidad ya
cha garantía jurídica se concreta en lo que se han que la validez de la expectativa es ajena a su
venido denominando expectativas normativas, cumplimiento o incumplimiento. Estas expecta-
como expectativas garantizadas por el ordena- tivas normativas, frente a las cognitivas, son ex-
miento jurídico, que hacen que se pueda operar pectativas en las que, en caso de defraudación,
en la vida social sin tener que contar permanen- no hay que aprender y modificar la visión que se
temente con comportamientos irrespetuosos con tiene del mundo, sino que las personas pueden
las normas. Del mismo modo en que las ciencias mantener firme su confianza en las mismas a pe-
naturales persiguen establecer pautas de orienta- sar de la defraudación. Es decir, estas expectati-
ción con respecto a la naturaleza, el Derecho vas se sostienen institucionalmente como válidas
tiene como función establecer pautas de orienta- incluso contra experiencias que contradicen di-
ción con respecto a los integrantes del sistema cha validez. En ese aspecto precisamente reside
social. su carácter normativo. Las expectativas normati-
vas son aquéllas en las que el que corre con los
A diferencia de lo que sucede con las denomi- costes del conflicto es el defraudante en el mo-
nadas expectativas cognitivas, si una persona mento en el que se explica el conflicto como algo
defrauda una expectativa normativa -infringe que le es imputable a él.
una norma-, el conflicto no puede ser superado
simplemente con un aprendizaje de cara al fu- La pena desde esta perspectiva es concebida
turo. La norma no se ve modificada sólo porque como un instrumento para resolver las defrau-
existan defraudaciones. La defraudación no pro- daciones de expectativas que no pueden ser esta-
voca que la sociedad abandone la expectativa^ bilizadas de otra manera; se trata de un trata-
sino que se haga ver que la conducta del infrac- miento específico de defraudaciones que
tor de la norma es la explicación decisiva del he- ' I >nsiste en demostrar a costa del defraudante
cho para el sistema social. Frente a la explicación I lie se mantiene la expectativa de comporta-
de la defraudación y del aprendizaje de cara al miento. La sanción expresa que no es incorrecta
futuro como reacción a la defraudación de la ex- I expectativa de la sociedad, sino la acción o
pectativa cognitiva, la normativa reacciona con inunicación del sancionado y resuelve comu-

22 23
nicativamente el conflicto mediante imputación trata de comunicación frente al delito que, como
de los costes de resolución del mismo a un su- acción culpable, no sería en esencia una lesión o
jeto. Ahí reside su carácter simbólico. La teoría puesta en peligro -naturalística- de bienes jurí-
funcional deja en evidencia que al lado de este dicos, sino básicamente desautorización, que-
tipo de sanciones, con un sentido comunicativo brantamiento o descrédito de la norma. La pena
contrafáctico, pueden existir otras estrategias no debe ser entendida en el plano natural, como
funcionalmente equivalentes^. Una seguida por un mal que sucede a otro mal, sino comunicati-
el Derecho positivo, por ejemplo, es definir al vamente, como restablecimiento de la validez de
autor de la infracción como persona incompe- la norma. «Un quebrantamiento de la norma...
tente o que carece de significancia simbólica. En no es un suceso natural entre seres humanos,
este sentido, aquel sujeto que es declarado inim- sino un proceso de comunicación, de expresión
putable, aunque infrinja la norma, no la desacre- de sentido entre personas»^. «Sólo sobre la base
dita, ya que su conducta carece de relevancia co- de una comprensión comunicativa del delito en-
municativa. tendido como afirmación que contradice la
norma y de la pena entendida como respuesta
De acuerdo con esta idea si no se impone la que confirma la norma puede hallarse una rela-
pena cuando es necesario las infracciones de ción ineludible entre ambas, y en ese sentido,
normas que se van quedando sin castigo ponen una relación racional»*.
en marcha un proceso de aprendizaje que ero-
siona la seguridad en las expectativas.
La perspectiva funcional que se acaba de esbo-
zar perfila cómo la pena se mueve en un plano
simbólico o comunicativo y no puramente ins-
trumental de protección de bienes jurídicos. Se

^ Básico JAKOBS, Schuld und Pravention, 1976 (= en: JAKOBS,


Estudios de Derecho penal, 1997), págs. 8 y ss. En profundidad
sobre la relevancia de estas cuestiones en la teoría funcional
del delito de JAKOBS, cfr. el análisis realizado por GÜNTHER,
en: SCHÜNEMANN/VON HIRSCH/JAREBORG, Positive Generalpra- ^ JAKOBS, Sociedad, norma y persona en una teoría de un Dere-
vention, 1998, págs. 156 y ss. y por KALOUS, Positive Generalpra- cho penal funcional, 1996 (= parcialmente en ZStW 107 [1995],
vention durch Vergeltung, 2000, págs. 32 y s.; en ambos casos, págs. 843 y ss.), pág. 11.
con ulteriores referencias. •* JAKOBS, Sociedad, norma y persona (nota 3), págs. 17 y s.

24 25
III. TRES FASES DE EVOLUCIÓN EN LA
TEORÍA DE LA PENA DE GÜNTHER
JAKOBS
1.

La teoría de la pena de JAKOBS no puede que-


dar atrapada en una foto fija, ya que todavía se
encuentra en plena evolución tras treinta años
de continuas reformulaciones. Una adecuada
comprensión de las propuestas de JAKOBS, por lo
tanto, tiene como presupuesto tener en cuenta el
aspecto dinámico de la construcción de su teoría
de la pena, con las distintas fases evolutivas por
las que ha ido transcurriendo. Sin embargo,
como antes se ha dicho, lo que no ha cambiado
en estas diversas fases ha sido el punto de par-
tida teórico básico. Ello es lo que provoca que a
It) largo de este proceso evolutivo JAKOBS haya
venido representando en cada una de las fases
un paradigma de las teorías funcionales de la
pona.

27
En dicho proceso de reformulaciones de su con posterioridad ya pasó a un primer plano la
teoría de la pena se pueden constatar esencial- confianza general en la vigencia de las normas
mente tres fases: una primera, hasta principios pese a su ocasional infracción, quedando relega-
de los años noventa, que podría definirse como dos a un segundo plano el ejercicio en la fideli-
más psicologicista, y en la que la pena se tema- dad y el ejercicio en la aceptación de las conse-
tiza sólo como prevención {infra A.); otra se- cuencias'', que eran las otras funciones que JAKOBS
gunda, caracterizada por la identificación de su le otorgaba a la prevención general positiva^. En
teoría de la pena con un concepto funcional de la posterior evolución de su pensamiento se
retribución {infra B.); y una tercera, que se ha puede constatar como JAKOBS le va otorgando
venido perfilando en los últimos años, y que en una menor relevancia al aspecto individual de la
síntesis supone en cierto modo una recognitivi- infracción en beneficio de la significación social
zación de la teoría de la pena {infra C ) . Como se del hecho penal. La función de la pena se ha ido
expondrá, la monografía que ahora se publica en centrando en la necesidad de garantizar la vi-
castellano es la obra más representativa de esta gencia de las expectativas normativas esenciales
tercera fase del pensamiento de JAKOBS sobre la
pena. ScHüNEMANN (ed.). El sistcma moderno de Derecho penal: cuestio-
nes fundamentales, 1991, pág. 140, definiendo este concepto
A. LA PENA COMO MECANISMO SIMBÓLICO DE como «una relación entre infracción de la norma y sanción
INFLUENCIA (PSICOLÓGICA) EN LOS MIEMBROS DE LA entendida en términos de psicología social».
SOCIEDAD * Esta tercera función residual de la pena nunca tuvo un
lugar muy claro en el sistema de JAKOBS ni nunca ha sido
A partir del modelo teórico antes expuesto, las desarrollada, quedando en un lugar muy secundario. Parece
primeras propuestas de JAKOBS, especialmente en que si la pena no acrecienta la fidelidad en el Derecho de
su estudio Schuld und Pravention, se orientan ha- algunos ciudadanos, al menos cumpliría la función de avi-
sarles de los costes de la infracción (en la línea de la teoría
cia la defensa de un modelo volcado en exclu- kclseniana de las normas). Éstos quedan informados de las
siva en la prevención general positiva. Aunque > misecuencias de determinadas modalidades de conducta.
en los primeros planteamientos queda identifi- 1 falta de claridad de este apartado de la teoría de la pena
I • JAKOBS ha sido puesta de manifiesto en repetidas ocasio-
cada prácticamente la prevención general posi- •s: vid. por todos KALOUS, Positive Generalpravention (nota
tiva con el ejercicio en la fidelidad al Derecho^, pág. 39, con ulteriores referencias.
Vid. JAKOBS, ZStW 101 (1989), págs. 516 y ss. (= en: idem,
^ JAKOBS, Schuld und Pravention (nota 2), pág. 10; sin em- udios [nota 2], págs. 128 y ss.) e idem, Strafrecht Allgemeiner
bargo, en otros lugares, como en págs. 32 y s., se mantiene '. Die Grundlagen und die Zurechnungslehre, 2" ed., 1991 (=
como función vinculada a ésta la preservación de la con- rcho penal. Parte General. Fundamentos y teoría de la impu-
fianza en la norma. En el mismo sentido, ACHENBACH, en: ./()«, 1995), 1/15.

28 29
-porque de ellas depende la propia configura- ZEL, han motivado que en el marco de su
ción o identidad de la sociedad- frente a las con- continua funcionalización de los presupuestos
ductas que expresan una máxima de conducta básicos del Derecho penal, JAKOBS haya preten-
incompatible con las mismas y que con ello po- dido desligar en reformulaciones posteriores la
nen en entredicho la norma como modelo gene- función de la pena de cualquier tipo de influen-
ral de orientación en el contacto social®. cia psicológica o interna en los ciudadanos^". Por
ello en la segunda fase de la teoría de la pena
La referencia al «ejercicio de la fidelidad en el de JAKOBS -que será tratada a continuación-, la
Derecho» ha venido protagonizando las críticas sociedad que castiga ha quedado convertida en
contra las aportaciones de autores como JAKOBS y un sujeto propio con una identidad propia dife-
KINDHÁUSER', al resaltarse por parte de un sector rente a los ciudadanos, entendiendo JAKOBS que
doctrinal crítico que este tipo de posiciones no la pena sólo tiene sentido para ella. La teoría de
respetaría la autonomía de los individuos, al im- JAKOBS ha acabado en la segunda fase de su pen-
ponerles con el mecanismo de la pena no sólo samiento en las antípodas de las primeras teorías
un respeto externo a las normas, sino también de la prevención general positiva de tinte más
una actitud interna de adhesión a los valores psicológico o que tenían básicamente en cuenta
subyacentes. Críticas de esta orientación, que re- los efectos psicológico-sociales de la pena en los
saltan las similitudes entre estas primeras apor- individuos.
taciones de JAKOBS y los planteamientos de WEL-
B. LA PENA COMO CONFIRMACIÓN DE LA IDENTIDAD DE
LA SOCIEDAD
* Sobre la evolución de la concepción de JAKOBS desde

It^
Schuld und Prüvention hasta su nueva formulación 20 años En algunos de los trabajos de su segunda
después en «Sociedad, norma y persona» vid. sólo PEÑA- oca -hasta el año 2003-, JAKOBS" insiste en que
RANDA RAMOS/SUÁREZ GONZÁLEZ/CANCIO MELIÁ, «Considera-
ciones sobre la teoría de la imputación de GÜNTHER JAKOBS»,
en: JAKOBS, Estudios (nota 2), págs. 18 y ss.; PEÑARANDA RAMOS, '" Vid. también KALOUS, Positive Generalprávention (nota
DOXA 23 (2000), págs. 295 y ss. y ALCACER GUIRAO, AP 2001, págs. 256 y s., como conclusión de su monografía.
págs. 242 y s., con nota 59. ' Estudios de Derecho judicial 20 (1999), págs. 135 y s. (=
' Vid. a título de ejemplo las críticas del discípulo de JA- ESER/HASSEMER/BURKHARDL, Die Deutsche Strafrechtswis-
KOBS LESCH, Der Verbrechensbegriff: Grundlinien einer funk- ischaft vor der Jahrtausendwende, 2000, págs. 49 y s.; =
tionalen Revisión, 1999, págs. 191 y s., notas 106 y 206, con Noz CONDE [coord.]. La Ciencia del Derecho penal ante el
nota 178, aunque reconoce que su maestro en los últimos ii'vo milenio, 2004); ídem, RPDJP 1 (2000), pág. 169. Muy
tiempos ha cambiado de posición, y de SCHÜNEMANN, en: ranos FRISCH, en: SCHÜNEMANN/VON HIRSCH/JAREBORG (ed.),
SCHÜNEMANN/VON HIRSCH/JAREBORG, Positive Generalpráven Mtive Generalprávention (nota 8), págs. 139 y ss.; Ídem, en:
tion (nota 8), pág. 110, señalando también esa evolución. iv.'\IN/WIDMAIER (ed.), 50 Jahre Bundesgerichtshof, Festgabe

30 31
la pena se debe entender como marginación del sica para entender esta segunda fase. Sociedad,
hecho norma y persona^^, JAKOBS viene afirmando que
«la prestación que realiza el Derecho penal
«en su significado lesivo para la norma y, con
consiste en contradecir a su vez la contradicción
ello, como constatación de que la estabilidad
de las normas determinantes de la identidad de
normativa de la sociedad permanece inalterada;
la sociedad. El derecho penal confirma, por
la pena es confirmación de la identidad de la
tanto, la identidad social. El delito no se toma
sociedad, esto es, de la estabilidad normativa, y
como principio de una evolución ni tampoco
con la pena se alcanza este -si se quiere- fin de
como suceso que deba solucionarse de modo
la pena siempre ...ahora bien, la función mani-
cognitivo, sino como comunicación defectuosa,
fiesta de la norma de confirmar la identidad de
siendo imputado este defecto al autor como cul-
la sociedad no excluye el aceptar como función
pabilidad suya. Dicho de otro modo, la socie-
latente una dirección de la motivación: la repe-
dad mantiene las normas y se niega a enten-
tida marginalización del hecho y confirmación
derse a sí misma de otro modo. En esta
de la estabilidad social excluye form^as de com-
concepción, la pena no es tan sólo un medio
portamiento delictivas del repertorio de las su-
para mantener la identidad social, sino que ya
geridas por doquier, cuando no incluso reco-
constituye ese mantenimiento mismo. Cierta-
mendadas, en otras palabras, en la planificación
mente, puede que se vinculen a la pena deter-
cotidiana normal no se reflexiona en primer lu-
minadas esperanzas de que se produzcan con-
gar acerca de la posibilidad de un proceder de-
secuencias de psicología social o individual de
lictivo. Esta es la denominada prevención gene-
muy variadas características, como, por ejem-
ral positiva como función latente de la pena. A
plo, la esperanza de que se mantenga o solidifi-
ella también se le puede añadir aún un efecto
que la fidelidad al ordenamiento jurídico. Pero
intimidatorio, es decir, una prevención nega-
la pena ya significa algo con independencia de
tiva, y otros más.»
estas consecuencias: significa una autocompro-
bación.»
Aunque no se diga expresamente, esa preven-
ción general positiva como función latente de la (cabría añadir, para la sociedad). Insistiendo
pena es lo que anteriormente denominaba ejerci- en este significado comunicativo, JAKOBS repite
cio en la fidelidad al Derecho. Desde su obra bá- que I
«el hecho y la pena, por consiguiente, se en^
aus der Wissenschaft, tomo IV (Strafrecht, Strafprozessrecht),
2000, págs. 277 y ss. y su discípulo FREUND, Strafrecht. Allge-
meiner Teil. Personale Straftatlehre, Heidelberg, 1998, 1/10 " (Nota 3), pág. 18. Vid. también }AKOBS, Norm, Person,
(lo que este autor reconoce expresamente en nota 12). Gesellschaft, 2" ed., 1999, págs. 106 y s. ,

32 33
cuentran en el m i s m o plano: el hecho es la nega- destinatario diferente. La función confirmadora
ción de la estructura de la sociedad, la p e n a la se dirige a personas, esto es, a participantes en
marginalización de esa negación, es decir, con- la comunicación. De ello cabe deducir que las
firmación de la estructura. Desde este p u n t o de funciones latentes se dirigen a delincuentes rea-
vista, con la ejecución siempre se ha alcanzado les (prevención especial), delincuentes potencia-
el fin d e la pena: q u e d a confirmada la configu-
les (prevención general negativa) y a la fidelidad
ración d e la sociedad. Q u e a d e m á s de ello se
p r o d u z c a n efectos psíquicos individuales o co-
interna de los individuos (prevención general
lectivos -intimidación, ejercicio en la fidelidad positiva). Formulándolo de otro modo, la pre-
al Derecho u o t r o s - n o es esencial al fin de la vención general positiva es entendida en sentido
pena, a u n q u e tales efectos seguramente n o sean psicológico-social y por ello acaba siendo recha-
secundarios en cuanto función latente de la zada por el propio JAKOBS.
pena". "La pena tiene p u e s u n a función sin que
tenga que producir algo psico-socialmente"^^.» En definitiva, en última instancia la función de
la pena es confirmar la identidad de la socie-
A partir de estas afirmaciones se puede apre- dad^** o la real configuración normativa de la so-
ciar como JAKOBS cambia radicalmente el rumbo ciedad (y no la postulada por el autor). Ello es
que había iniciado en 1976 con Schuld und Pra- lo que la diferenciaría de otras consecuencias ju-
vention. Los elementos que podrían llamarse más rídicas. Como ha señalado el propio autor, esta
psicologicistas, como el ejercicio en la fidelidad perspectiva de partida es la que define al funcio-
al Derecho, tienen unos veinte años después nalismo jurídico-penal como teoría^^ o, mejor di-
prácticamente sólo un valor histórico como parte cho, su teoría funcional del Derecho penal.
integrante del desarrollo de su concepción fun-
cional de la prevención general positiva. Para poder entender estas conclusiones no
La insistencia de JAKOBS en esta fase de su pen- " Vid. las manifestaciones de JAKOBS en su prólogo a Socie-
samiento en dicha distinción entre los efectos dad, norma y persona (nota 3) y págs. 17 y ss.; idem, en:
confirmadores de la pena y los efectos preventi- KoDALLE (ed.), Strafe muss sein! Muss Strafe sein?, 1998 (= PJ
47 [1997], págs. 145 y ss.; = Sobre la teoría de la pena, 1998),
vos (instrumentales), es decir, la separación en- págs. 31 y ss.; idem, en: NEUMAN/SCHULZ (ed.), Verantwor-
tre la función abierta y las funciones latentes de tung in Recht und Moral, 2000, págs. 59 y s. En la misma
línea PAWUK, Das unerlaubte Verhalten beim Betrug, 1999,
la pena, es de enorme importancia, ya que la pág. 57: «Confirma simbólicamente la autoridad de una de-
pena en virtud de cada función se dirige a un terminada autointerpretación social y representa con ello un
acto de autocercioramiento». >.:
PJ 49 (1998), pág. 298. '^ Sociedad, norma y persona (nota 3), pág. 15. »

34 35
debe dejarse de considerar la creciente influencia la identidad de la sociedad. Se podría hablar,
de HEGEL en el pensamiento de JAKOBS, por lo que simplificando, de un neo-hegelianismo funcio-
a través de JAKOBS se establece un puente entre nal. Como consecuencia de ello JAKOBS va modifi-
la prevención general positiva y las teorías obje- cando en paralelo su comprensión de los concep-
tivas de la retribución como la hegeliana o la de tos hegelianos y de sus propios conceptos^^.
la lesión intelectual del delito; según JAKOBS éstas En esta segunda fase de la pena como confir-
fueron las primeras teorías de la pena que tuvie- mación de la identidad de la sociedad, JAKOBS
ron adecuadamente en cuenta la dimensión so- llega a tal nivel de abstracción que, en realidad,
cial del hecho. Las similitudes son expresamente desemboca en un concepto funcional de retribu-
buscadas y cada vez más evidentes. JAKOBS reco- ción^^, siendo en consecuencia escasa la aporta-
noce abiertamente que los elementos esenciales
de su posición tienen su origen en HEGEL^*. De '* En esta línea llama la atención que en la presente mono-
grafía sobre la pena n o haya u n apartado dedicado a exponer
hecho, cabría definir la posición de JAKOBS en esta su propia teoría (salvo el m u y particular apartado dedicado
época como la de una revisión funcional de la al Derecho penal del enemigo) y q u e s u nueva concepción
teoría hegeliana de la pena^^, habiendo recurrido se desarrolle e n el marco del apartado dedicado a HEGEL. Al
lector se le hace difícil interpretar q u é se corresponde origi-
a un HEGEL secularizado con una concepción del nalmente con el pensamiento d e HEGEL y qué es lo que aporta
Estado menos cargada éticamente. Funcionali- JAKOBS personalmente.
zando las aportaciones de este autor, el concepto ' ' Como señala NEUMANN, en: ARROYO ZAPATERO/NEU-
abstracto de Derecho se ha visto sustituido por MANN/NIETO MARTÍN (coord.). Crítica y justificación del Dere-
cho Penal en el cambio de siglo, 2003, pág. 211, «retribución
y estabilización normativa n o son sino las d o s caras d e una
i" JAKOBS, en: Kodalle (ed.), Strafe (nota 14), pág. 37; idem, misma moneda». LESCH, Verbrechensbegriff (nota 9), págs.
N o r m , Person, Gesellschaft (nota 12), pág. 108. Sobre las críti- 206 y ss. y passitn afirma este aspecto - c o n toda la radicalidad
cas a JAKOBS p o r estos «parentescos», vid. p o r todos. PEÑA- que suele caracterizar a este a u t o r - sustituyendo, como ya
RANDA RAMOS/SUÁREZ GONZÁLEZ/CANCIO MELIÁ, en; JAKOBS, Es- había indicado en trabajos anteriores, la referencia a la pre-
tudios (nota 8), pág. 25, nota 34. vención general positiva p o r la d e teoría funcional d e la retri-
" CUELLO CONTRERAS, El Derecho Penal español. Parte Ge- bución. KALOUS, Positive Generalpravention (nota 2), pág. 86,
neral. Nociones Introductorias. Teoría del delito, T ed., 2002, concluye s u estudio d e la teoría d e JAKOBS - c e n t r a d o sobre
11/60; FERRAJOLI, Derecho y razón, 1995, p á g . 275; GARCÍA todo e n esta fase d e s u p e n s a m i e n t o - llegando a la conclu-
AMADO, D O X A 23 (2000), pág. 248, habla de «una lectura luh- sión d e q u e «resulta d u d o s o q u e u n a concepción d e tales
m a n n i a n a d e HEGEL»; KÜPPER, JAHRBUCH für Recht u n d Ethik
características se p u e d a seguir d e n o m i n a n d o teoría «preven-
11 (2003), pág. 58; SCHÜNEMANN, en: Modernas tendencias en tiva» d e la pena» y q u e s u teoría d e la prevención general
positiva se h a acabado acercando a las teorías retributivas
la Ciencia del Derecho Penal y en la criminología, 2001, pág.
(vid. también págs. 119 y 128). La propia KALOUS asume esta
646; VIVES ANTÓN, F u n d a m e n t o s del Sistema penal, 1996,'pág.
posición, a u n q u e n o comparta los p u n t o s d e partida e n la
447. En profundidad sobre esta doble fundamentación del
teoría d e sistemas. Sobre la definición d e la estructura formal
pensamiento jakobsiano MAUTZSCH, Jura 2001, págs. 85 y ss.

36 37
ción de contenidos materiales de esta descrip- futuro) porque reaccionando frente al delito
ción funcional de la retribución. La cuestión mantiene (de cara al futuro) la vigencia de las
normativa esencial es para qué se retribuye o, normas penales, es decir, orienta de nuevo a la
formulado de otra manera, por qué necesita la sociedad. En esa discreta referencia al futuro im-
sociedad confirmar su identidad normativa^". plícita en el concepto de expectativa es donde
Cuando JAKOBS en esta fase de su pensamiento todavía se mantienen en la teoría ciertos aspec-
afirma que su teoría es ajena a consideraciones tos de prevención general positiva. En ese punto,
empíricas, lo que quiere poner de manifiesto es además del plano metodológico, es donde se di-
que la pena no está orientada básicamente a con- ferencia todavía la posición de JAKOBS de la de
seguir determinados efectos psicológicos en el neoretribucionistas como KOHLER O WOLFF^'.
autor (prevención especial), ni en los autores po-
tenciales (prevención general intimidatoria) o los La teoría de la pena como confirmación de la
restantes integrantes de la sociedad (visión psi- identidad de la sociedad aporta una visión co-
cologicista de la prevención general positiva o municativa o simbólica de la retribución que se
prevención-integración). La pena sólo tiene aparta de las tradicionales concepciones retribu-
como función esencial en el plano del significado tivas ontológicas o trascendentes al sistema. El
simbólico la condena del hecho y dicha retribu- mismo JAKOBS señala en alguno de sus los escri-
ción del hecho tiene un significado positivo para tos de esta época que lo que le interesa es el con-
la sociedad de cara al futuro. Si todavía JAKOBS cepto de pena^^. Dicho de forma simplista, en
puede hablar de prevención es debido a que la esta época el JAKOBS penalista fue superado por
concepción funcional de la norma como expecta- el filósofo. Dentro de una misma metodología
tiva encierra siempre una referencia al futuro: la funcional JAKOBS fue evolucionando desde una
reacción frente a la lesión de la expectativa es
para mantenerla como expectativa del sistema ^' FRISCH, en: SCHONEMANN/VON HIRSCH/JAREBORG (ed.), Po-
social. La norma se mantiene a pesar del delito sitive Generalprávention (nota 8), pág. 143, le resta impor-
l.incia a que se ponga más énfasis teórico en el clásico resta-
como modelo de orientación de conductas y la l'lecimiento del Derecho (KOHLER, WOLFF) O en la
pena cumple una función preventiva (de cara al ilcmostración de cara al futuro de la vigencia y validez del
I )i'recho (perspectiva funcional), considerándolo una cues-
tión de matices. Hay que tener en cuenta en este trabajo
de la retribución desde una perspectiva sistémica KARGL, G A -como en otros posteriores- que FRISCH apunta a una concep-
1998, pág. 63. ción de la pena muy cercana a la de JAKOBS.
^° NEUMANN, en: ARROYO ZAPATERO/NEUMANN/NIETO •^ JAKOBS, en: NEUMANN/SCHULZ (ed.), Verantwortung (nota
MARTÍN (coord.). Crítica y justificación (nota 19), pág. 208. 14), págs. 59 y s.

38 39

J
teoría radicalmente preventiva (en concreto, pre- grandes teorías retributivas de la moderna cien-
ventivo-general) hacia una teoría retributiva (en cia del Derecho penal: una radicalmente subje-
concreto, retributivo-hegeliana). Sin embargo, tiva y anti-funcional y otra radicalmente funcio-
no se le puede negar a JAKOBS el valor que tiene nal y anti-psicologicista. De ahí viene la
haber vuelto a poner sobre el tapete de la discu- denominación de teorías monistas por parte de
sión no sólo a HEGEL (lo cual al final es anecdó- ScHüNEMANN. Se trataría de teorías monistas en la
tico) sino haber dejado en evidencia que la retri- medida en la que reducen la función de la pena
bución cumple una función social, es decir, a un concepto de retribución. Los efectos pre-
haber mostrado la funcionalidad de la retribu- ventivo-generales de la pena serían efectos laten-
ción^'. Desde luego, a JAKOBS hay que reconocerle tes de la retribución. La diferencia se encuentra
haber puesto en entredicho la idea de que un en el fundamento de esa retribución, que para
Derecho penal orientado o influido por las cien- los primeros tiene que ver -de acuerdo con la
cias sociales resulta incompatible con la idea de tradición de la filosofía moral- con una raciona-
retribución. lidad subjetiva, mientras que para JAKOBS sólo se
puede explicar funcionalmente por razones aje-
JAKOBS ha llegado a esta conclusión buscando
nas a la individualidad. De estas bases divergen-
en un nivel progresivo de abstracción la diferen- tes deriva una fundamentación diversa de la cul-
ciación funcional que hace que en cualquier sis- pabilidad y de los criterios de imputación de la
tema jurídico la pena preste una función para la teoría jurídica del delito. Los parentescos han
que no existen equivalentes funcionales. La ha sido resaltados especialmente por SCHÜNEMANN^*,
encontrado en la confirmación de la identidad quien considera que en «la interpretación socio-
de la sociedad, ya que concibe el Derecho penal logicista de HEGEL» de JAKOBS «el antiguo con-
como la estructura básica de la sociedad. cepto de retribución ha sido simplemente susti-
No es extraño por todo ello que en esta época tuido por el discurso de la reafirmación
se hayan puesto de manifiesto por parte de la comunicativa de la norma».
doctrina los puntos de conexión entre KÓHLER y
el liberalismo kantiano en Derecho penal y los ^^ En: RoxiN et al. Sobre el estado de la teoría del delito
trabajos de esa época de JAKOBS. La comparación |(Seminario en la Universitat Pompen Fabra), 2000, pág. 116
V- i'n: Modernas tendencias (nota 17), pág. 645. En el mismo
procede, ya que nos encontramos ante las dos itido, Ídem, en: SCHÜNEMANN/VON HIRSCH/JAREBORG (ed.),
sitive Generalpravention (nota 8), pág. 115. Asume este
^'^ En esta línea, y siguiendo además a LESCH, KALOUS, Posi- o de observaciones de SCHONEMANN, por ejemplo, KÜPPER,
tive Generalpravention (nota 2), pág. 256 y passim. iirbuch für Recht und Ethik 11 (2003), págs. 58 y s.

40 41
Que JAKOBS en realidad acaba describiendo de JAKOBS que resulta altamente discutible su
desde una perspectiva funcional las característi- identificación entre ordenamiento jurídico-penal
cas retributivas de la pena se muestra clara- e identidad de la sociedad. No hace falta insistir
mente en el desarrollo en esta época de lo que en que es una evidencia que la identidad de la
denomina «Derecho penal del enemigo». Este sociedad configura un determinado Derecho pe-
concepto, que en origen fue desarrollado para nal (bienes jurídicos que se consideran dignos de
explicar -y someter a crítica en cuanto conse- protección, estructuras de imputación, etc.) que
cuencia de un proteccionismo defensista- deter- varía de un modelo de sociedad a otro. Sin em-
minados preceptos de la Parte Especial en los bargo, el perfil de un determinado Derecho pe-
que se adelanta la intervención del Derecho pe- nal no es más que un dato sobre cuál es la confi-
nal (sin que ello implique una correspondiente guración de una determinada sociedad. Si la
disminución de pena), ha sido reformulado, in- teoría de HEGEL acaba siendo absoluta porque
troduciendo en el concepto de pena perspectivas parte de una identificación entre ética y Estado
inocuizadoras o de prevención individuali- (no exenta de un trasfondo religioso), la de Ja-
zada^''. Puede pensarse que ello es debido a que kobs incurre en cierta absolutización en la me-
frente a la inseguridad cognitiva (peligrosidad I dida que identifica sociedad y Derecho. No son
de cara al futuro), la retribución nunca ha sido extrañas en los últimos trabajos de JAKOBS afirma-
un instrumento adecuado. ciones del tipo «es el Derecho lo que configura
la estructura de la sociedad»^*". Si bien la teoría
Cabe objetarle a la teoría funcional de la pena de JAKOBS no es -como se le ha reprochado en
numerosas ocasiones- una teoría absoluta^^, en
^^ Cfr. JAKOBS, Sobre la normativización de la dogmática leí medida que como teoría funcional nunca ha
jurídico-penal, 2003, págs. 57 y s. Este cambio cualitativo del l'Liscado un fundamento trascendente a una de-
concepto queda plasmado, por ejemplo, en idem, en: Die Stra-
frechtswissenschaften im 21. Jahrhundert. Festschrift für terminada sociedad desligado completamente
Dionysios Spinellis, 2001, págs. 460 y ss.; idem, en: ESER/HAS- Je efectos sociales ni niega que la pena pueda
SEMER/BURHARDT (ed.), Deutsche Strafrechtswissenschaft ti'ner equivalentes funcionales que hagan el cas-
(nota 11), págs. 51 y ss. Originalmente, la comprensión prác-
ticamente unánime del concepto fue en clave crítica, como tigo innecesario, es cierto que en la teoría de JA-
antes se decía; cfr., por ejemplo, SUÁREZ GONZÁLEZ/CANCIO
MELIÁ, en: JAKOBS, La imputación objetiva en Derecho penal,
1996, págs. 80 y s. Básica la exposición actual en idem, en: ^'' Sobre la normativización (nota 25), pág. 12.
JAKOBS/CANCIO MELIÁ, Derecho penal del enemigo, Y ed., ^^ Lo niega expresamente JAKOBS, en: KODALLE (ed.), Strafe
2003, págs. 19 y ss. Cfr. la exposición en el presente texto, (nota 14), págs. 36 y s. e idem, Norm, Person, Gesellschaft
infra m.C.2. • ., , , (nota 12), pág. 107.

43

i
42
KOBS la identificación entre orden normativo y der que la pena prevenga el cambio de identidad
orden social ha sido poco tratada y es asumida de la sociedad, entendida ésta como hecho real o
casi como una evidencia. situación táctica. En este sentido, desde diversas
perspectivas se ha afirmado que la ciencia del
El que la teoría de JAKOBS no es una teoría ab- Derecho penal no puede discutir -ya que excede
soluta -a pesar de su reconocida carencia de re- de su capacidad de análisis- sobre cuál es la
ferentes empíricos- queda claro si tenemos en identidad de la sociedad o cuáles son los crite-
cuenta que para JAKOBS con la pena el ordena- rios de su idiosincrasia. Según estos autores esta
miento jurídico sólo señala que no quiere evolu- referencia genérica a la identidad de la sociedad,
cionar en un sentido diferente al de la norma y que alcanza un nivel tan alto de abstracción,
que la sociedad debe evolucionar en consonan- acaba provocando que sea el propio intérprete
cia con lo establecido por el ordenamiento jurí- (JAKOBS) en cada caso quien se arroga la facultad
dico. Mediante esta comunicación sobre qué lí- de aprehender cuál es la verdadera identidad o
neas de evolución no son aceptables es cómo estructura de la sociedad que el ordenamiento
debe entenderse que para JAKOBS la pena con- penal mantendría^*. De esta manera se incurriría
firma la identidad de la sociedad; no diciendo lo en el peligro de decisionismo^^ lo que implica
que es la sociedad, sino más bien señalando lo
que no es sociedad, lo que debe quedar fuera de '" LüDERSSEN, ZStW 107 (1995), págs. 903 y s. (= CDJP n ú m .
toda consideración en una determinada socie- 9A [1999], págs. 59 y ss.); BOCK, ZStW 103 (1991), pág. 656;
^11 VA SÁNCHEZ, en: idem (ed.). Política criminal y n u e v o Dere-
dad. Mediante la pena sólo se confirma la identi- 1 o penal, 1997, pág. 24.
dad negativamente, manifestando lo que es con- " ALCACER GUIRAO, A D P C P 1998, pág. 447; idem, AP 2001,
trario a Derecho y, por tanto, no forma parte de igs. 255 y ss.; idem, ¿Lesión de bien jurídico o lesión de
la identidad de la sociedad. Si se entiende en este ili'ber? A p u n t e s sobre el concepto material del delito, 2003,
»ágs. 30 y s.; HIRSCH, ZStW 106 (1994), pág. 753; LODERSSEN,
sentido la teoría de JAKOBS lo que se le puede ob- EStW 107 (1995), pág. 885; ROXIN, La evolución de la Política
jetar, como ya se ha señalado, es que aporta bas- riminal, el Derecho penal y el Proceso penal, 2000, pág. 76;
tante poco en el plano material. .-liüNEMANN, GA 1995, págs. 220 y s. (= ADPCP 1996, págs.
)8 y s.); idem, en: Modernas tendencias (nota 17), pág. 649.
)nsidera injusta esta crítica NEUMANN, en: PRITTWITZ/MANO-
Es preciso por ello apartarse de la interpretan 5AK1S (ed.), Strafrechtsprobleme an der Jahrtausendwende,
ción que un sector dominante de las doctrinal (K), pág. 122. ScHüNEMANN, M o d e m a s tendencias (nota 17),
alemana y española ha extendido del pensal ';. 649, nota 22, responde a esta opinión de NEUMANN con
siguientes palabras: «Cuando NEUMANN rechaza mi crítica
miento de JAKOBS, basando sus críticas en que st IAKOBS en cuanto al decisionismo, con el argumento de que
teoría le exigiría demasiado a la pena al preter prevención general positiva como fin de la pena le da con-

44 45
que la teoría funcional de JAKOBS tendría una la- metodología tecnológico-social. En este sentido,
guna en la medida en la que no expone de forma como la teoría dominante se mueve en estas
abierta los elementos o condiciones nucleares de cuestiones por un interés de legitimación, ma-
la identidad de las sociedades occidentales con- lentiende un sector no escaso de la doctrina que
temporáneas, lo que se vería agravado porque la lo que JAKOBS está defendiendo es una teoría de
determinación del núcleo de la identidad norma- la pena que busca promover una determinada
tiva de una determinada sociedad no es evi- realidad social. La diferencia de perspectivas
dente, ni pacífica, y por ello depende en última provoca que muchos autores críticos con JAKOBS
instancia de valoraciones personales implícitas^". le concedan a su teoría de la pena un significado
En definitiva, que la posición de observador que y alcance distinto al que tiene. Mediante su tesis
pretende sólo describir es epistemológicamente de la confirmación de la identidad normativa de
imposible y en el trasfondo de su teoría existi- la sociedad, JAKOBS no ha avanzado hacia un mo-
rían una serie de decisiones valorativas cuyo delo de prevención de integración o «promocio-
problema es que no son expuestas y sometidas nal», sino más bien hacia una teoría en la que lo
a discusión. retributivo prepondera sobre lo preventivo.
Sin embargo, objeciones así orientadas se ba- No se ha considerado suficientemente que esta
san en un malentendido, ya que la doctrina do- teoría parte de una determinada racionalidad
minante entiende la referencia de JAKOBS a la funcional y que debe ser entendida en el marco
identidad de la sociedad como una referencia de de dicha racionalidad^^. JAKOBS no ha aportado
tipo táctico, más propia de un científico de las más datos sobre este aspecto de la identidad nor-
ciencias sociales, en la línea de las críticas que mativa de la sociedad sencillamente porque
ha recibido por su «sociologicismo»^^ o por su iilentifica orden social con orden normativo, es
tenido al concepto de culpabilidad, se desatiende que el con-
•cir, la identidad de la sociedad no es más que
cepto de fin de la pena en JAKOBS no se refiere hoy en día de I. I identidad normativa, y averiguar la identidad
ningún modo a efectos sociales reales, sino sólo al sistema )rmativa es la función de la dogmática -con
de Derecho penal, y con ello es circular».
dependencia de que al dogmático le agrade o
-^° ALCACER GUIRAO, AP 2001, págs. 119 y s.; SILVA SÁNCHEZ,
en: ARROYO/ZAPATERO/NEUMANN/NIETO MARTÍN (coord.). Crí-
tica y justificación (nota 19), pág. 113; idem, La expansión del eno delictivo. Libro homenaje a Alfonso Reyes Echandía, 2005,
Derecho penal; aspectos de la política criminal en las socie- íg. 345.
dades postindustriales, T ed., Madrid, 2001, págs. 119 y s. '' En profundidad sobre las bases teóricas sistémicas de la
'^ Cfr. respecto de ello ahora al propio JAKOBS en: Derecho oría funcional de JAKOBS vid. FEIJOO SÁNCHEZ, en: GÓMEZ-JARA
Penal y Crimininología. Dos visiones complementarias del fenó- (E/ (ed.). Teoría de sistemas (nota 1), págs. 435 y ss.

46 47
no personalmente ese ordenamiento positivo-. crítica, pero por todo lo contrario. JAKOBS no en-
No hay que olvidar que para JAKOBS las normas tiende que la pena promueva nada, sino que
son la estructura de la sociedad^^. En definitiva, partiendo de que hay un orden normativo con
a partir de esa identificación entre orden social una cierta identidad sólo describe desde una
y orden normativo se identifica lesión de la iden- perspectiva formal algo que resulta evidente. La
tidad de la sociedad con quebrantamiento de la pena contribuye a confirmar la identidad de la
norma^*, ya que el Derecho es entendido como sociedad confirmando y manteniendo de cara al
la estructura básica del sistema social. Por esa futuro la vigencia de la norma. La confirmación
razón JAKOBS entiende que el autor que que- de la identidad de la sociedad es exactamente lo
branta la norma penal está comunicando el men- mismo que el mantenimiento de la vigencia de
saje «¡No esta sociedad!»^^. La pena mantiene la la norma.
identidad de la sociedad simplemente respon- En definitiva, la teoría funcional de la confir-
diendo al quebrantamiento de la norma (delito); mación de la identidad social de JAKOBS aporta
es decir, todo se sigue reduciendo a una descrip- menos contenidos materiales nuevos de lo que
ción funcional del papel retributivo de la pena. parece. Su teoría comunicativa no supondría
Por tanto, JAKOBS dice mucho menos de lo que nada distinto que una transposición del con-
un sector doctrinal cree que dice y por ello le cepto hegeliano de pena al presente, con un
critica. La teoría de JAKOBS posiblemente merezca I nievo revestimiento funcional y con una con-
1 i'pción más moderna y liberal del Estado que
^^ Sobre la normativización (nota 25), pág. 17. l.i mantenida por HEGEL^''. JAKOBS ha conseguido
^ Ello es cada vez más evidente. En la presente monogra-
fía se señala como la estructura de la sociedad, que es lo
iiisionar bajo estos parámetros a HEGEL y a LUH-
mismo que la identidad, es asegurar un orden jurídico (la MANN en una teoría muy personal.
juridicidad), es decir, la vigencia del Derecho.
'^ Norm, Person, Gesellschaft (nota 12), pág. 103; idem, en: La principal objeción que cabe hacer desde la
KoDALLE (ed.), Strafe (nota 14), pág. 34, e ídem, Sobre la nor-
mativización (nota 25), pág. 51 («el autor afirma a través de . ^ Señala este aspecto como una ventaja más que una debi-
su hecho que el mundo debe ser configurado del modo ení jad de las formulaciones más modernas de la prevención
el que él se comporta, es decir, en contra de la norma y " tneral positiva FRISCH, en: SCHÜNEMANN/VON HIRSCH/JARE-
de otra manera... el autor afirma que el contenido comunica-| DKc; (ed.), Positive Generalprávention (nota 8), págs. 139 y
tivo de su comportamiento es válido para ulteriores comunii Hay que acotar que la evolución en FRISCH hacia una con-
caciones»). En el mismo sentido PAWLIK, Betrug (nota 14)^ pción más normativa de la prevención general positiva
págs. 57 y ss. Críticos con JAKOBS en este punto KOPPER, Jahr ene jalonada por la influencia de neoretribucionistas como
buch für Recht und Ethik 11 (2003), pág. 58 y PUPPE, er( DiiiER, E. A. WOLFF, SEELMANN O ZACZYK, especialmente del
Festschrift für Gerald Grünwald, 1999, págs. 473 y s. rimero, y, a través de él, de HEGEL.

48 49
1
perspectiva de la doctrina dominante es que si pena si se corta cualquier tipo de referencia a la
lo que se busca es una orientación de legitima- relevancia comunicativa del delito y la reacción
ción -que JAKOBS rechaza-, este concepto funcio- mediante pena para los ciudadanos de una de-
nal de retribución con efectos preventivo-gene- terminada sociedad^^. Es decir, el mensaje que
rales latentes o no buscados resulta claramente interesa del delito no es el de ¡no esta sociedad!,
insuficiente. La idea de fin queda eliminada del sino la información perturbadora para los ciuda-
discurso. La pena puede tener determinadas danos de cara a organizar sus futuras relaciones
consecuencias no buscadas, pero carece de un fin sociales. Si el delito se convierte en costumbre lo
en sentido estricto. mejor es prescindir de las normas como modelo
Por todas estas razones las aportaciones de Ja- de orientación. JAKOBS, coherente con su particu-
kobs en materia de determinación de la pena lar punto de partida, había omitido en los años
han sido más bien escasas. Dicho de otro modo, noventa un tratamiento de la cuestión de cuál es
la abstracción descriptiva de JAKOBS dificulta sen- el sentido que tiene para los ciudadanos (perso-
tar las bases para una mayor concreción de la nas en Derecho y no individuos que se rigen por
pena, no siendo posible desarrollar una teoría de un código de satisfacción/insatisfacción) el que
la determinación de la pena sobre la exclusiva el sistema castigue y que castigue más o menos.
base de un concepto funcional de retribución^^. Por ello no le resultaba posible tratar de forma
JAKOBS no ha podido más que formular de ma- itisfactoria algunas cuestiones como, por ejem-
nera genérica en sus trabajos de esta época que ílo, el desarrollo de criterios para una teoría de
la medida de la pena se determina de acuerdo determinación de la pena o la necesidad de
a la medida de la negación de la personalidad le la pena suponga dolor o sufrimiento. De he-
objetivada en el hecho^^. Se trata de una presta- lo, en su tercera y -hasta ahora- última fase
ción bastante pobre que indica ciertas insuficien- plutiva ha tenido que volver a tratar el tema
cias de una teoría que prácticamente abandoné ^1 acoplamiento psicológico entre la pena y los
la dimensión preventiva del Derecho penal. jdadanos y «recognitivizar» de forma cre-
Tampoco se acierta a ver la necesidad de l| ante su teoría, que en el presente libro queda

'^ Han señalado también estas carencias en el marco de '. Correctamente señala ALCACER GUIRAO, A D P C P 1998,
determinación de la pena KARGL, G A 1999, pág. 65 y Loe 447 y s., en sus críticas a esta fase de la teoría de la
ZStW 114 (2002), pág. 670. de JAKOBS que los fines simbólicos de la pena «han de
'* Vid. sólo JAKOBS, Norm, Person, Gesellschaft (nota 12 I si se pretende alcanzarlos, percibidos por los dudada-
pág. 105. „; ,

50 51
configurada como una teoría mixta en la que se otra parte, el grado de abstracción descriptiva de
entrelazan elementos normativos con otros cog- esta aproximación a la teoría de la pena también
nitivos (los elementos de psicología social resur- genera beneficios de conocimiento; al adoptar
gen y aparecen perspectivas nuevas, en particu- una perspectiva algo elevada sobre el nivel de la
lar, la inocuización). eterna disyuntiva quia peccatum est y ne peccetur'^^,
La teoría de la prevención general positiva de- constituye un sólido fundamento sobre el que
sarrollada en los dos pasos reseñados hasta aquí JAKOBS ha construido una dogmática jurídico-pe-
presenta, entonces, si así se quiere, un déficit de nal genuinamente moderna por su orientación
toma de tierra social-concreta. Esta teoría no es, social y realista, sin concesiones a los prejuicios
desde luego, una teoría de la legitimación del y perjuicios derivados de la tradición.
Derecho penal realmente existente, sino un es-
quema de interpretación de los mecanismos C. L A IRRUPCIÓN DE LO FÁCTICO EN LA TEORÍA DE LA
esenciales de la pena como fenómeno social y PENA: LA NECESIDAD DEL DOLOR PENAL Y EL
jurídico. En este sentido, posiblemente esté justi- «DERECHO PENAL» DEL ENEMIGO ;
ficado el reproche de gran abstracción y se trate
más de una metateoría que de una teoría estric- En su continua búsqueda de una teoría del
tamente jurídico-penal; en todo caso, mientras se I")erecho penal ajustada a la realidad social, JA-
estime que ésta necesariamente ha de tener una )iis se ha encontrado -como antes se ha seña-
componente afirmativa, de legitimación. Esta úl- 1 KIO- con frecuencia con la objeción general de
tima cuestión -¿cuánta legitimidad, cuánta pol í 1 «abstracción»*^ de su teoría, entendida como
tica criminal en la dogmática?-, obviamente-, I reproche de que la teoría de la prevención ge-
constituye uno de los problemas básicos, df ral positiva sólo trata como elementos secun-
siempre, de la ciencia del Derecho en su con rios, situados fuera del concepto de pena*'^, de-
junto. Desde una perspectiva vinculada al trn r minados/flcíores empíricos del funcionamiento
bajo dogmático concreto en el ámbito jurídico Ée ésta. Es éste un reproche que, como es evi-
penal, en todo caso, parece que no hay ni un. ente, resulta especialmente relevante ante una
separación tajante entre dogmática y política cu
minal ni un dominio de ésta sobre aquella'"' ^^ f *' JAKOBS, P J 47 (1997), pág. 150.
I** Cfr., por todos. PEÑARANDA RAMOS/SUÁREZ GONZÁLEZ/
*" Cfr, FEIJÓO SÁNCHEZ, El injusto penal y su prevencm (kNcio MELIÁ, en: JAKOBS, Estudios (nota 8), págs. 26 y ss.,
ante el nuevo Código penal de 1995, 1997, págs. 64 y > ") ulteriores referencias.
CANCIO MELIÁ, en; JAKOBS/CANCIO MELIÁ, Conferencias so' Vid., por ejemplo, JAKOBS, AT^, 1/16, y supra en este texto
temas penales, 2000, págs. 145 y ss. Ireferencias contenidas en las notas 11 y s.

52 53
aproximación teórica que, como acaba de recor- dice JAKOBS sintéticamente en el prólogo a la pre-
darse, pretende ante todo retratar el funciona- sente edición, en esta nueva formulación de su
miento social del sistema jurídico-penal. Precisa- teoría, las necesidades del mantenimiento de la
mente a este ámbito -concretamente: los efectos vigencia real de la norma -su «apoyo cognitivo»
preventivo-especiales y preventivo-generales ne- o «cimentación cognitiva»- son satisfechas me-
gativos- es al que JAKOBS ha dedicado su atención diante el dolor penal, entendida esta función
preferente en el último período de desarrollo de como mecanismo esencial de la pena. Pasando
su teoría de la pena. El nuevo posicionamiento al lado del autor, aquellos sujetos que no mues-
sistemático de estos factores cognitivos de la tran un «apoyo cognitivo» suficiente, pueden
pena en la aproximación más reciente de JAKOBS postularse como personas, pero no son personas
cristaliza sobre todo en dos elementos de gran reales, y reciben las sanciones de un «Derecho
relevancia en la discusión pública de asuntos re- penal» del enemigo**'.
lacionados con el Derecho penal: por un lado, la Es éste un cambio de orientación muy notable
explicación sistemática en la teoría de la pena de 11 'specto de las dos fases evolutivas anteriores
la necesidad del dolor penal*'*'; por otro, la proble- Hites abordadas. En este sentido, como se verá,
mática del sujeto imputable peligroso (o: mejor, iiede formularse la hipótesis de que -sz'f venia
de determinados tipos de sujetos) desde la pers- rbo- un JAKOBS anterior quizás habría dicho so-
pectiva del llamado Derecho penal del enemigo. e la nueva configuración de la teoría de la
• na que si con ella no se está ya, directamente,
Esta verdadera irrupción de factores empíri-
i misa y repicando*^, al menos sí se propone
cos en la teoría penal permite formular la afirma-
ción de que en los escritos más recientes -que ár K)4 (= estudio que se publica en castellano en la presente
momento culminan en la obra a la que aquí "•' ?ra; cfr. a continuación de este estudio introductorio), págs.
ss., 26 y ss., 30 y passim; vid. el expreso abandono de
presenta una introducción-, cabe constatar untos de vista anteriores en pág. 31, nota 147 y en el pró-
proceso de reorientación que con carácter gene ¡{o a este libro.
ral atribuye a estos efectos cognitivos de la pen^ ^** El propio JAKOBS, si bien afirma su legitimidad sectorial,
que aún eran secundarios en escritos anteriorejl ubica fuera del ámbito del Derecho penal (vid. infm
'.".2.b); aún así, parece claro que la argumentación de JA-
una nueva posición sistemática central*^. Comí respecto de este sector del ordenamiento parte de la
3ia teoría de la pena por él desarrollada.
*'' Cfr. sólo la argumentación de MiR PuiG, en: ídem, El Así reza el reproche formulado por el propio JAKOBS
recho penal en el Estado social y democrático de Derecl lite a las teorías de la unión -aún en lo que aquí se ha
1994, pág. 138. ¡tuesto identificar como su segunda fase evolutiva en ma-
'^ Cfr. JAKOBS, Staatliche Strafe: Bedeutung und Zwecl I de teoría de la pena-, PJ 47 (1997), pág. 146. .

54 55
salvar un hiato demasiado grande entre signifi- «¿por qué ha de haber precisamente dolor?»*^.
cado (confirmación de la vigencia de la norma) JAKOBS ha dado ahora respuesta a esta objeción
y finalidad (seguridad en términos fáctico-natu- proponiendo el siguiente mecanismo para inte-
rales), entre pena y policía. Quizás también ha- grar la nota de «mal» de la pena en su teoría de
bría escrito que la única finalidad (en el Derecho la pena: el dolor penal se determina en función
penal de un Estado que a grandes rasgos está en de la intensidad de afectación que sea necesaria
funcionamiento y es legítimo) es el significado. en el autor -en un proceso simbólico de efectos
Dicho de otro modo: la opción por la dicotomiza- bilaterales: pago y compensación- para que no
ción -si se permite esta expresión- radical en la sufra la cimentación cognitiva de la pena, lo que
teoría de la pena, entre individuo y persona, en- se logrará cuando el hecho se considere social-
tre orientación normativa y violencia de la pena, mente, al sufrir pena el autor, una empresa fra-
entre finalidad y significado, en fin, es la que casada^°. Para alcanzar esta conclusión, arran-
explica la posibilidad de la irrupción de lo tácti- cando de la noción decimonónica de «daño
co. intelectual» del delito^^ JAKOBS expone que el
daño producido por el delito en la vigencia de
1. El dolor penal como presupuesto del
In norma también ha de comprenderse en sen-
funcionamiento de la pena
tido real. Esto implica que la expectativa norma-
a) Como antes se ha indicado, uno de los
tiva se vea reforzada por cierta base de vigencia
puntos en los que se ha venido sometiendo a
11 al, que exista la mencionada «cimentación cog-
crítica la teoría de la prevención general positiva
iiiliva», hecha con el hormigón de la praxis fác-
desarrollada por JAKOBS está en que su carácter
iii a de una norma. Este proceso implica infligir
formal le impediría integrar en su concepción el
111 daño, ya que sólo así la empresa delictiva
hecho característico de la pena de constituir un
I I á considerada como fracasada. Ahora bien, en
mal"*, o, dicho en palabras del propio autor,
.' punto JAKOBS subraya que ese dolor sólo
•"* Cfr. sólo la argumentación de PEÑARANDA RAMOS, R P D J P
•de llegar al monto que deba el infractor por
2 (2001), págs. 427 y ss., con ulteriores referencias; como con-
secuencia de ello -como antes se ha indicado en el presente '" JAKOBS, en: LH Reyes Echandía (nota 31), pág. 343.
estudio-, sería imposible aprehender la cuestión de la me- ^' JAKOBS, Staatliche Strafe (nota 45), págs. 31 y ss.; idem,
dida de la pena; vid. ahora JAKOBS, Staatliche Strafe (nota 45),
LH Reyes Echandía (nota 31), págs. 339 y ss., 341 y ss.
págs. 30, 31 y ss. Respecto de los reproches de «abstracción»
t " JAKOBS, LH Reyes Echandía (nota 31), págs. 343 y s.; vid.
paralelos en el lado del contenido lesivo de la infracción pe-
respecto PEÑARANDA RAMOS/SUÁREZ GONZÁLEZ/CANCIO
nal, vid. sólo ALCACER GUIRAO, ¿Lesión de bien jurídico o i»^
sión de deber? (nota 29), págs. 112 y ss. ll I lÁ, en: JAKOBS, Estudios (nota 8), págs. 25 y s.

56 57
su hecho, a la compensación del «daño intelec- también objetivamente, en el hecho^*; una necesi-
tual» debido a su conducta, lo que excluye, a su dad social que se toma como presupuesto histó-
juicio, por un lado, la existencia de sanciones en rico-concreto en una determinada sociedad.
Hasta este punto, puede pensarse que la especi-
clave preventivo-general para mejorar la vigen-
ficación teórica en torno a la función del dolor
cia de la norma, y, por otro, también compro-
penal no es incompatible ni con la variante socio-
mete la legitimidad de sanciones que se basen
lógica ni con la variante retributiva de la teoría de
en un pronóstico de conducta futura, en lugar la pena de JAKOBS.
de en el hecho pasado: «no ha de prestarse ya
ahora la reparación del daño correspondiente a Desde la perspectiva aquí adoptada, el cambio
hechos futuros»^^. de orientación se inicia, por el contrario, en el
momento de la separación de elementos de sig-
b) En una primera aproximación a esta pro- nificado y elementos tácticos relativos a la pre-
puesta, parece que no supone un cambio de vención. Al salir de la latericia, las implicaciones
rumbo. La existencia de este factor cognitivo -la I'sicológico-sociales de ciertas funciones, antes
necesidad de infligir dolor para penar a un su-i t'cundarias, de la pena hacen descender a la teo-
jeto- asienta un parámetro táctico que es la llave I la al plano de los conflictos aporéticos propios
para hacer un cálculo de costes y beneficio^l ' \(' las teorías de la unión. Dicho de otro modo:
desde la perspectiva de lo que cuesta, en mo- II introducir en la teoría de la pena el elemento
neda de dolor penal, realizar un delito. Esta defi- ' irrosivo -aunque, claro está, su autor lo debe
nición puede comprenderse como una preci- timar un ancla imprescindible en la realidad
sión^^ de la fórmula anterior utilizada por JAKOH' cial real- de la cimentación cognitiva, se diluye
de la necesidad social de una «objetivación» de' unidad conceptual que caracteriza a la teoría
la pena en correspondencia con lo acontecido, la prevención general positiva. En este sen-
\o, la segregación en carne y espíritu''^ obliga
•spués paradójicamente a intentar traducir de
^^ JAKOBS, L H Reyes Echandía (nota 31), págs. 344 y s' la moneda a la otra para preservar la unidad
347. ' la teoría: «la prevención general negativa... en
^•' Por otra parte, parece discutible que ur\a teoría de c i
grado de abstracción pueda ofrecer definiciones más pn > 1.1 medida se halla contenida en la positiva»^*'.
sas; en todo caso, «... no debe esperarse una exactitud m.ii
mática en la descripción de la configuración social... qiii ' JAKOBS, en: KODALLE (ed.), Strafe (nota 14), pág. 6.
ve una nube que tiene exactamente la forma de un cubo, " JAKOBS, en: LH Reyes Echandía (nota 31), pág. 345.
algo que no es una nube o padece un defecto óptico» (JAKI " JAKOBS, Staatliche Strafe (nota 45), pág. 33.
Sobre la normativización [nota 25], pág. 31).

59
58
Sin embargo, este cálculo no puede llevarse a contexto, ya que -como intentará mostrarse a
cabo con éxito: no hay un tipo de cambio^^ con continuación- se encuentra estrechamente rela-
el que pudiera calcularse el valor en lesión a la cionada con la última reorientación de la teoría
de la pena llevada a cabo por JAKOBS.
vigencia de la norma al cambio en la divisa de
«inquietud social»^^, es decir, en la necesidad de a) Definición
contenidos preventivos fácticos. Dando un paso
más allá hacia el lado oscuro de la prevención es- 1. Según JAKOBS*"", el Derecho penal del ene-
pecial se arriba al Derecho penal del enemigo, migo se caracteriza por tres elementos: en primer
ámbito que se aborda, finalmente, a continua- lugar, se constata un amplio adelantamiento de
ción, y que pone de manifiesto con especial clari- la punibilidad, es decir, que en este ámbito, la
dad los inconvenientes en términos de coheren- perspectiva del ordenamiento jurídico-penal es
cia que supone esta evolución. prospectiva (punto de referencia: el hecho fu-
turo), en lugar de -como es lo habitual- retros-
2. El Derecho penal del enemigo: la reacción frente
pectiva (punto de referencia: el hecho cometido);
a imputables peligrosos
en segundo lugar, las penas previstas son despro-
El segundo estadio de la irrupción de lo lác-
porcionadamente altas: especialmente, la antici-
tico antes señalada se encuentra, entonces, en
pación de la barrera de punición no es tenida en
una consideración de determinados infractores cuenta para reducir en correspondencia la pena
que se apartan permanentemente del cumpli-
miento de la norma. En el marco de esta problej "" Quien introdujo - e n tres fases d e distinta orientación,
mática, JAKOBS ha recuperado recientemente "* I podría decirse: 1985, 1999/2000 y 2003/2004- el concepto en
concepto de «Derecho penal» del enemigo^^ pr I lii discusión m á s reciente (JAKOBS, ZStW 97 [1985], págs. 753
ss.; idem, AT^, 2/25c; idem. Estudios d e Derecho judicial
puesto por él mismo hace ya más de veinte años [), 1999, págs. 137 y ss.; idem, en: ESER/HASSEMER/BURKHARDT
Conviene someter a un análisis de cierta profun .|, Deutsche Strafrechtswissenschaft [nota 11], págs. 47 y
51 y ss.; idem, en: JAKOBS/CANCIO MELIÁ, Derecho penal
didad esta construcción teórica en el presentí enemigo (nota 25), págs. 21 y ss.; idem, Staatliche Strafe
tita 45), págs. 40 y ss.; idem, «Terroristen ais Personen im
^' Cfr., sin embargo, JAKOBS, Staatliche Strafe (nota 45), pá^J cht?» [manuscrito e n prensa para ZStW 117 (2005), fase.
32; Ídem, en: LH Reyes Echandía (nota 31), pág. 347 y s. ] ; exhaustivo análisis y valoración crítica d e los escritos d e
^^ JAKOBS, Staatliche Strafe (nota 45), págs. 31 y s. (ws publicados hasta 2003 en PRITTWITZ, en: MIR PUIG/COR-
' ' Cfr. acerca d e lo q u e sigue CANCIO MELIÁ, en: JAKOBSI
UiDASOLo/GóMEZ MARTÍN (ed.). La política criminal en Eu-
(<\, 2004, págs. 107 y ss.; cfr. también CANCIO MELIÁ, ZStW
CANCIO MELIÁ, Derecho penal del enemigo (nota 25), págs. S
' (2005), págs. 267 y ss., 287 y ss.; idem, en: JAKOBS/CANCIO
y ss., 89 y ss.; idem, en: op. cit., 2'"' ed., e n prensa para (
^1 lÁ, Derecho penal del enemigo (nota 25), 2" ed., III.
Civitas, passim; idem, ZStW 117 (2005), págs. 267 y ss.

61
60
amenazada; en tercer lugar, determinadas garan- una reacción jurídica inevitable para aquellos su-
tías procesales son relativizadas o incluso supri- jetos que se apartan de modo persistente de la
midas*'\ La esencia de este concepto de Derecho norma y por ello son sectorialmente despersona-
penal del enemigo está en que éste constituye lizados por el ordenamiento jurídico como «ene-
una reacción de combate del ordenamiento jurí- migos».
dico contra individuos especialmente peligrosos, Desde el punto de vista aquí adoptado, esta
que nada significa''^, ya que de modo paralelo definición es correcta en cuanto contiene ele-
a las medidas de seguridad supone tan sólo un mentos de descripción que se corresponden con
procesamiento desapasionado, instrumental*^, la realidad jurídico-positiva*''. En lo relativo al
de determinadas fuentes de peligro especial- alcance concreto de estas normas realmente exis-
mente significativas''*. Con este instrumento, el tentes, habría que llevar a cabo un análisis por-
Estado no habla con sus ciudadanos, sino ame- menorizado por sectores de regulación, puesto
naza a sus enemigos*^^. Desde la perspectiva del que el concepto de Derecho penal del enemigo
último JAKOBS, ésta puede ser en algunos casos es una definición típico-ideal. Pero sí parece
claro que en el ordenamiento español, por ejem-
•"^ Vid. sintéticamente JAKOBS, Estudios de Derecho judicial plo, el centro de gravedad del Derecho penal del
20 (1999), págs. 138 y s. Los trabajos de JAKOBS han desenca- i^nemigo está en los delitos relacionados con las
denado ya una incipiente discusión en los ámbitos de habla
alemana y española en la que hay que constatar sobre todo drogas*^, en la reacción del Derecho penal frente
voces marcadamente críticas; cfr. las referencias en JAKOBS,
«Terroristen ais Personen» [nota 49], nota 14; CANCIO MELIÁ, '"" El hecho de que existe ese Derecho penal del enemigo
en: JAKOBS/CANCIO MELIÁ, Derecho penal del enemigo (nota en el ordenamiento positivo (SILVA SÁNCHEZ dice [La expan-
25), págs. 79 y ss.; idem, en: op. cit., 2" ed., notas 40 y ss. sión (nota 30), pág. 166] que sobre esto «no parece que se
'^ En términos del significado habitual de la pena criminal pLieda plantear duda alguna»), y que puede ser descrito en
en la comunicación; sobre esto a continuación en el texto. los términos expuestos, es algo que no es cuestionado; en lo
''^ Desde esta perspectiva, es llamativo el paralelismo con que se alcanza a ver, tampoco por parte de los autores que
la idiosincrasia de determinadas tendencias inocuizadoras en M' han manifestado en sentido crítico frente al desarrollo de
la discusión estadounidense que reciben la significativa de- |\KOBS (cfr., por ejemplo, expresamente PORTILLA CONTRERAS,
nominación de «managerial criminology»; vid. sólo la exposi- mientras tanto 83 [2002], págs. 77 y ss., 83 y 91; DEMETRIO
ción de SILVA SÁNCHEZ, La expansión (nota 30), págs. 141 y ( Kispo, NDP 2004/A, pág. 50; LAURENZO COPELLO, RDPCr 12
ss. y 145. p()04], pág. 455).
*'' Cfr. SILVA SÁNCHEZ (La expansión [nota 30], pág. 163): '" Cfr. sobre esta problemática en el caso español sólo Mu-
«fenómenos... que amenazan con socavar los fundamentos 1/ SÁNCHEZ/DÍEZ RIPOLLÉS/GARRIDO DE LOS SANTOS, Las dro-
últimos de la sociedad constituida en Estado». is en la delincuencia, 2004, con ulteriores referencias; vid.
•"^ JAKOBS, Cuadernos de Derecho judicial 20 (1999), pág. > consideraciones globales al respecto, por ejemplo, en
IIONEMANN, G A 2003, págs. 306 y ss.
139.

62 63
al fenómeno de la inmigración''*, y, sobre todo, rroUa una cruzada contra malhechores archimal-
en el nuevo Derecho antiterrorista, primero en vados. Se trata, por lo tanto, más de «enemigos»
la redacción dada a algunos de los preceptos co- en este sentido pseudorreligioso que en la acep-
rrespondientes en el CP de 1995*''', después en la ción tradicional-militar del término^^. En efecto,
reforma introducida mediante la LO 7/2000^°, y la identificación de un infractor como enemigo
finalmente mediante las reformas que han en- por parte del ordenamiento penal, por mucho
trado en vigor en el año 2004 en este campo^\ que pueda parecer a primera vista una califica-
ción como «otro»^', no es, en realidad, una iden-
2. Sin embargo, esta definición, aunque co-
tificación como fuente de peligro, no supone de-
rrecta en su contenido, es incompleta: sólo se co-
clararlo un fenómeno natural a neutralizar, sino,
rresponde de manera parcial con la realidad (le-
por el contrario, es un reconocimiento de compe-
gislativa, política y de la opinión publicada). En
tencia normativa del agente mediante la atribu-
primer lugar: aún sin llevar a cabo un estudio de
ción de perversidad, mediante su demonización
materiales científicos relativos a la psicología so-
y ¿qué otra cosa es Lucifer que un ángel caído^''?
cial, parece claro que en todos los campos im-
Visto desde esta perspectiva el proceso simbó-
portantes del Derecho penal del enemigo («cár-
lico, el elemento decisivo es que se produce una
teles de la droga»; «criminalidad de la
rxclusión de una determinada categoría de suje-
inmigración»; otras formas de «criminalidad or-
11 )s del círculo de ciudadanos, por lo que puede
ganizada» y terrorismo) lo que sucede no es que
I firmarse que en este ámbito, la defensa frente a
se dirijan con prudencia y comuniquen con frial-
dad operaciones de combate, sino que se desa-
' Respecto del terrorismo de nuevo cuño, SCHEERER (Die
I kunft des Terrorismus. Drei Szenarien, 2002, págs. 7 y ss.,
*•* Cfr,, por todos, respecto de la reacción del Derecho pe- I i y ss.) identifica la patologización y la mitologización de
nal español frente al fenómeno, CANCIO MELIÁ/MARÁ VER Is conductas en cuestión como verdaderas características
GÓMEZ, en; BACIGALUPO/CANCIO MELIÁ (ed.). Derecho penal y pcisivas en el discurso de combate contra el terrorismo. Con
política transnacional, 2005, págs. 343 y ss. irácter general sobre este fenómeno de «demonización», en
'•'' Cfr. la sintética descripción en CANCIO MELIÁ, en: RODRÍ- tfanto parte de un nuevo paradigma criminológico centrado
GUEZ MouRULLo/JORGE BARREIRO et al, Comentarios al Código la noción de «exclusión», vid. sólo el análisis de YOUNG,
penal, 1997, págs. 1384 y ss. I sociedad «excluyante». Exclusión social, delito y diferen-
™ Cfr. CANCIO MELIÁ, JpD 44 (2002), págs. 19 y ss., 23 y ss.; en la Modernidad tardía, 2003, págs. 155 y ss., planteado
Ídem, en; FERRER et al, Derecho, libertades v razón de Estado, un amplio enfoque y con ulteriores referencias.
2005, págs. 21 y ss.; FEIJOO SÁNCHEZ, Revista Jurídica Universi- Que sencillamente, es peligroso; al que no se le hace en
dad Autónoma de Madrid, 2001, págs. 46 y ss. i limera línea un reproche, sino se persigue su neutraliza-
fin.
^' Fundamentalmente, a través de las Leyes Orgánicas 7 •
Uno de cuyos nombres, es, precisamente, el Enemigo.
15/2003.

64 65
riesgos -que es el denominador esencial de la la función de identificación (mediante exclusión) de
agenda político-criminal explícita- es lo de me- una categoría de sujetos como enemigos, y la corres-
nos. En este sentido, la carga genética del puniti- pondiente orientación al Derecho penal de autor
vismo^'' (la idea del incremento de la pena como de la regulación.
único instrumento de control de la criminalidad) h) Implicaciones
se recombina con la del Derecho penal simbó-
1) Política criminal y carga normativa del
lico^* (la tipificación penal como mecanismo de
sistema penal
creación de identidad social) dando lugar al có-
digo del Derecho penal del enemigo^^, o, dicho Desde la perspectiva de la política criminal,
de otro modo, el Derecho penal del enemigo I Mrece que puede afirmarse que el fenómeno del
constituye una nueva fase evolutiva sintética d^ I >i'recho penal del enemigo en las legislaciones
estas dos líneas de desarrollo. Este significadc M tuales no es consecuencia de un factor externo
simbólico específico del Derecho penal del enej ' le un atentado como desencadenante o de una
migo, en segundo lugar, abre la perspectiva pari lyoría política circunstancial- a la propia evo-
una segunda característica estructural: no r^ ión de los sistemas jurídico-penales. Muy al
(sólo) un determinado «hecho» lo que está en ntrario, un análisis de los desarrollos y los es-
base de la tipificación penal, sino también otrol jdios político-criminales previos a la actual
elementos, con tal de que sirvan a la caracteriza^ iloada de Derecho penal del enemigo en los bo-
ción del autor como perteneciente a la categoríj «ines oficiales muestra que su origen tiene sus
de los enemigos. En conclusión: a las tres caraí Ices en momentos históricos anteriores al ac-
terísticas (anticipación de las barreras de p u r |ll. También parece claro que, precisamente
ción; desproporción de las consecuencias juríc el hecho de que no se trata de un fenómeno
, cas; eliminación de garantías procesalesj /untural y no es debido a factores exógenos,
' propuestas como notas definitorias del Derech^ actual Derecho penal del enemigo no es un
' ¡penal del enemigo habría que añadir una cuart iple retorno de una política criminal autorita-
sino una fase evolutiva nueva^^; y ningún
^"^ Cfr. CANCIO MELIÁ, en; JAKOBS/CANCIO MELIÁ, Confere
cias (nota 40), págs. 121 y ss., 131 y ss. Cfr. CANCIO MELIÁ, en: JAKOBS/CANCIO MELIÁ, Derecho
^'' Vid. las referencias en CANCIO MELIÁ, en: JAKOBS/CANC O Hel enemigo (nota 25), págs. 65 y ss., 87 y ss.; idem,
MELIÁ, Conferencias (nota 40), págs. 125 y ss. ! 7 (2005), págs. 267 y ss., 287 y ss. Por ello, la cuestión
^^ Cfr. sobre esta relación de parentesco CANCIO MELIÁ, la por DEMETRIO CRESPO ( N D P 2004/A, págs. 47 y ss.)
JAKOBS/CANCIO MELIÁ, Derecho penal del enemigo (nota '' ¡ ulo de su trabajo («¿evolución o involución?») debe
I rse de modo unívoco con el primero de los conceptos
págs. 65 y ss., 69 y ss.

66 67
movimiento de base en el sistema jurídico-penal los seres humanos son ciudadanos (o, si se
carece de implicaciones en la teoría de la pena. quiere: se les eleva artificialmente a esa condi-
ción). Los «ataques» de sujetos imputables o son
JAKOBS ha objetado en ocasiones a quienes so-
actos de guerra en sentido estricto o son delitos,
meten a crítica al concepto de Derecho penal del
tertium non datur^°.
enemigo que con ella se confunde la realidad
con el deseo, en el sentido de que se convierte Siguiendo en este contexto de argumentación,
artificiosamente a enemigos reales en personas, saltando entre riesgos fácticos y reacciones jurí-
en ciudadanos ficticios^''. Ello es, naturalmente, dico-penales*^ también puede que se afirme que
cierto desde una perspectiva meramente táctica quizás la posición aquí defendida -el rechazo
(en el plano psicosocial, puede ser el caso de am- del Derecho penal del enemigo en el plano de la
plios sectores de la población, identificados con teoría del Derecho penal- sea (normativamente)
las potenciales víctimas, o en el plano de la psi- correcta, pero socialmente irrelevante^^ porque
cología individual, en el caso de muchos autores, no procesa la (indiscutida) explosión jurídico-
quienes con frecuencia se autodefinen, de hecho, positiva del Derecho penal del enemigo real-
como «enemigos»); pero esta constatación no mente existente. Pero tampoco esta línea crítica
afecta en nada al razonamiento: la gracia del De- realmente alcanza a la posición aquí propuesta:
recho penal moderno, precisamente (y de una
teoría que lo describa adecuadamente), está en "" Dicho d e s d e u n a perspectiva m á s general, n o e s q u e
que la pena no reacciona ni frente a la maldad aquí se afirme q u e el único Estado d e Derecho posible es el
(contra pecadores) ni frente a la nuda peligrosi- ideal (cfr. JAKOBS, «Terroristen ais Personen» [nota 49], III.,
texto anterior a las notas 16 y 17), sino que específicamente
dad (contra enfermos), sino frente a manifesta- se dice que la incorporación del binomio pena-enemigo es
ciones de sujetos culpables que ponen en cues- categorialmente incompatible con el Estado d e Derecho.
tión las características (esenciales) de la Casos en los que - a l m e n o s en el plano descriptivo- «la
pena es u n instrumento para u n fin policial, u n paso e n la
configuración de la sociedad (si así se quiere: lucha p o r la seguridad»; JAKOBS, «Terroristen ais Personen»
contra ciudadanos equivocados). No hay enemi- (nota 60), L, texto posterior a la nota 4. Sobre la tensión entre
gos en Derecho penal, por lo que de hecho, todos ambos extremos en el sistema d e JAKOBS con carácter m á s
general, vid. PEÑARANDA RAMOS, R P D J P 2 (2001), p á g s . 413 y
ss.
(en otra línea DEMETRIO CRESPO, loe. cit., págs. 49, 67 y ss.). Lo que sobre todo desde la perspectiva d e u n a construc-
Vid. t a m b i é n la a r g u m e n t a c i ó n d e DÍEZ RIPOLLÉS, en: BACIGA- i ion teórica como la d e JAKOBS, q u e pretende ser u n a aproxi-
LUPO/CANCIO MELIÁ (ed.). Derecho penal y política transna- mación a la realidad social del Derecho, como se ha indicado
cional (nota 60), págs. 243 y ss., 252 y ss. i'R el texto, implica q u e ésta sería u n a posición teórica quizás
' ' Así JAKOBS, Staatliche Strafe (nota 45), págs. 47 y s. internamente coherente, pero, en todo caso, errónea.

68 69
en un primer paso, la diferenciación conceptual Más allá del diagnóstico crítico que aquí se
entre Derecho penal del ciudadano y «Derecho propone, la agenda político-criminal que de él
penal» del enemigo sólo implica eso mismo, el deriva desde la perspectiva aquí abordada es
establecimiento de una diferencia entre esta sencilla, pero existe. No se mira hacia otro lado,
clase de ley penal y las características esenciales permaneciendo en una torre de marfil teórica*^.
de lo que hasta ahora ha sido considerado Dere- El orden del día político-criminal es el siguiente:
cho penal en nuestro entorno jurídico-político. debe eliminarse el «Derecho penal» del enemigo
Entonces, en este primer paso analítico se ad- que está entrando en las legislaciones penales.
vierte que una ulterior profundización de esta Una primera razón está en que es ilusoria la idea
evolución conduce a un «Derecho penal» dis- de un confinamiento del «Derecho penal» del
tinto. También desde una perspectiva teórica enemigo a determinados límites mediante su ju-
modesta (positivista*'^) respecto de la ciencia del ridificación*''. El problema no consiste en un
Derecho, más bien escéptica frente a la fuerza dualismo entre una concepción normativa (De-
de legitimación interna de la ciencia del Derecho recho penal de la culpabilidad: reproche jurídico
penaP'', quizás pueda valorarse como un instru- frente a un ciudadano) y otra cognitiva («Dere-
mento de análisis útil cuando se perfilan los ras-
gos de un posible cambio de paradigma. *' No deja de resultar llamativo para quien ha seguido la
trayectoria teórica de Günther JAKOBS que ahora pueda verse
cómo somete a crítica a cierta «prepotencia normativista» por
*^ Procede recordar aquí la temprana valoración (publi- «dejar fuera de consideración las condiciones de la realidad
cada en 1984) de BARATÍA, C P C 1984, pág. 542, ahora en: idem, del Derecho», lo que implica que posiciones como la aquí
Criminología y sistema penal. Compilación in memoriam, defendida significan «vivir en las nubes -Wolkenkuckuck-
2004, pág. 13: «Indudablemente, estamos en presencia... en sheim- de los postulados, desde las cuales, desde luego, se
el caso de... JAKOBS de una concepción que lleva a sus últimas puede criticar magníficamente esa realidad del Derecho,
consecuencias el modelo de ciencia jurídica propia del iuspo- pero, eso sí, sin que ello tenga consecuencia alguna» (JAKOBS,
sitivismo». «Terroristen ais Personen» [nota 49], nota 9; sin cursiva en el
original). Desde el punto de vista aquí adoptado, sea cual
'* Cfr. sólo JAKOBS, A T ' , 1/1, 1/8, 1/18 (el modelo defen- sea el puesto de observación, lo que se ve con claridad es
dido «presupone que el orden social merece los costes que que esta cuestión -acerca de si es necesario un Derecho de
se imponen al iijfractor de la norma»), 1/20 («la pena sólo excepción- no es que no se quiera plantear, sino que es una
puede ser legitimada por el valor del ordenamiento para cuestión jurídico-política sobre la que cabe tener opiniones
cuyo mantenimiento se castiga»); vid. también idem, ZStW diferentes, no un elemento conceptual del Derecho penal.
107 (1995), págs. 25 y ss., 33 y ss. y 37; MOssiG, Schutz abs-
trakter Rechtsgüter und abstrakter Rechtsgüterschutz, 1994, I Cfr. a continuación en el texto.
págs. 89 y s. y 140 y ss.; PEÑARANDA RAMOS/SUÁREZ GONZÁLEZ/ "'' Cfr. JAKOBS, Staatliche Strafe (nota 45), págs. 45 y s.; idem,
CANCIO MELIÁ, en: JAKOBS, Estudios (nota 8), págs. 17 y ss., 26 I «Terroristen ais Personen» (nota 60), IV., texto posterior a la
y ss. , j nota 25.

70 71
cho penal» del enemigo: control de una fuente tricto, sino un problema de política legislativa.
de peligro) del Derecho penal. Lo que sucede es En todo caso, antes de determinar si parecen ma-
que el «Derecho penal del enemigo» constituye terialmente adecuadas las opciones político-cri-
no una regresión a meros mecanismos defensis- minales del «Derecho penal» del enemigo, hay
tas, sino un desarrollo degenerativo en el plano que señalar el obvio fraude de etiquetas que su-
simbólico-social del significado de la pena y del pone la usurpación del rótulo de Derecho penal
sistema penal. Los ejes estructurales del «Dere- por parte de las medidas de excepción que cono-
cho penal» del enemigo se transmiten así -a tra- cemos como «Derecho penal» del enemigo*^: en
vés de argumentaciones de identificación simbó- este ámbito, llamar las cosas por su nombre tiene
indudable importancia, y las medidas de excep-
lica- a nuevos sectores de regulación con mayor
ción deberían ser identificadas, antes de nada,
rapidez de lo que lo haría una argumentación
formalmente como tales.
racional con base en riesgos mensurables; dicho
de otro modo, el «Derecho penal» del enemigo Sin embargo, entrando en el fondo de la cues-
contamina con especial facilidad -como un poco tión: ¿es necesario un Derecho de excepción, llá-
de aceite industrial un medio acuático natural- mese como se llame? Desde la perspectiva aquí
el Derecho penal ordinario^^. adoptada no hay en el horizonte del «Derecho
penal» del enemigo, en ninguno de los sectores,
La discusión en torno a la conveniencia de me- riesgos que realmente merezcan el estado de ex-
didas excepcionales más allá del ordenamiento cepción*'. Desde el punto de vista aquí defen-
jurídico-penal, por lo tanto, no es una cuestión
que pertenezca al Derecho penal en sentido es- ''' Y del pequeño detalle formal de que el ordenamiento jurí-
1 prevé mecanismos jurídico-constitucionales específicos
i las medidas de excepción.
^^ Esto resulta evidente en el plano empírico si se piensa i
en las múltiples instituciones que, proviniendo del Derecho I Desde el punto de vista aquí adoptado, esta constata-
penal antiterrorista, han sido incorporadas al Derecho penajl ba no se ve en absoluto afectada por el hecho de que, como
ordinario con carácter general. Un ejemplo con raíces históri [)nsecuencia de los atentados del 11-9-2001 en Nueva York,
cas aún más profundas es el de la regulación de los actoi diversos países se haya establecido una regulación del
preparatorios en el Código penal alemán (JAKOBS, Staatlich Itado de necesidad que puede presentarse cuando una ae-
Strafe [nota 45], págs. 45 y s.): esta regulación, que supon bnave está en el poder de un grupo terrorista que puede
arla como arma ofensiva contra un edificio etc. JAKOBS, sin
una anticipación de barreras de criminalización, muestra 1
nbargo [«Terroristen ais Personen» (nota 60), III, texto co-
facilidad con la que permanece (y, como sucede en este casd
ispondiente a la nota 18, referido al § 14.3 de la Ley ale-
es ampliada en su alcance) una norma debida a un contextj ma de Seguridad Aérea; en el caso español, vid. el art. 16
conflictivo (el enfrentamiento entre la Iglesia católica y i de la LO 5/2005, de 17-11-2005, de Defensa Nacional],
canciller Bismarck, llamado KuUurkampf, a finales del s. XI)| rma que el hecho que se autorice al Estado a matar a suje-
que pertenece a un pasado ya muy remoto. <

:72 73

i
dido, la cuestión de si la sociedad preferirá su- de carácter poZfí/co-criminal que excede de la
cumbir^" o asumir recortes de ámbitos de mera descripción o sistematización: como a con-
libertad y ampliaciones masivas de los medios tinuación se expondrá, en este punto la evolu-
de intervención estatal - e n cuya cúspide se en- ción conduce, en realidad, fuera de la teoría del
cuentra la «pena» exacerbada que es la pena dra- Derecho penal, fuera de la teoría de la pena, ha-
coniana impuesta al enemigo- sencillamente noi cia una discusión política en torno al estado de
procede; no se ve abismo alguno si se observa 1^ excepción.
realidad. Es ésta, en todo caso, una apreciación 2) Teoría de la pena
j
tos completamente inocentes tiene una «fuerza explosiva sij Regresando al plano teórico interno del Dere-
temática» que difícilmente puede infravalorarse: si quie cho penal, esta agenda político-criminal se ve
ninguna responsabilidad tiene puede verse privado de \ (xmfirmada por el hecho de que el Derecho penal
vida, ¿cómo no va a poder aplicarse una especial presid
sobre quien es responsable de la situación? A pesar de j (leí ciudadano) no puede absorber (ni convivir
aparente fuerza de convicción de esta argumentación, g mn) el discurso defensista-demonizador propio
embargo, la comparación no parece correcta, ya que los tífr ilcl «Derecho penal» del enemigo: si precisa-
los de los que deriva la intervención en los bienes de I liiK'nte desde una perspectiva como la del sis-
ciudadanos afectados son completamente divergentes
ambos casos: por un lado, se trata de sujetos que se ven i li'ma funcional (positivista) desarrollado por Ja-
vueltos en un estado de necesidad muy especial y a los qU V)bs, el sistema penal es internamente ciego a
se impone una intervención gravísima -su muerte- en si t'terminados presupuestos de legitimidad, tam-
bienes por un razonamiento típico del estado de necesidaJ
ante un riesgo que amenaza: ese es el «título» del daño que | x o puede procesar determinados presupues-
les impone. Por otro lado, sin embargo, en el caso de ll bs fáctico-cognitivos en el lado de los autores
terroristas, el título es fena -puesto que en el caso de meP il pables más allá de esa culpabilidad si se pena
sospechosos, no puede haber más que una presunción (
responsabilidad, y, por lo tanto, no puede haber más que I kn base en ésta. En este sentido, en Derecho pe-
medidas cautelares autorizadas por la Ley-, la pena que 11 -una vez reconocida la ciudadanía política
corresponde por haber cometido una infracción criminal ( icral como base del sinalagma autonomía-res-
el pasado. Se trata, por lo tanto, de un argumentum a maiorel isabilidad-, todos los sujetos imputables son
minus aparente, ya que los objetos sometidos a comparaflÉ
no son homogéneos [sin que ello afecte a la argumenta jldadanos a efectos jurídico-penales por defini-
acabada de exponer, ha de acotarse que el Tribunal Cona '. El Derecho penal de la culpabilidad no
cional Federal alemán declaró inconstitucional el preced
que JAKOBS alude con fecha de 15-2-2006]. >
""^ JAKOBS, en: idem/CANCIO MELIÁ, Derecho penal del i De hecho, JAKOBS sigue a día de hoy (vid. su reciente
migo (nota 25), 1" ed., pág, 42; vid. también idem, «Tern Ijo en ZStW 117 [2005], págs. 247 y ss.) manteniendo en
ten ais Personen» (nota 60), III., texto correspondiente i I puntos de la construcción teórica un nivel de «resisten-
nota 17. ii»í)(i.im<jki>4to.iji>^.iii..:.-.-.,,..j.'.^.. y-:,,-i;.j .i:.,. ( Iwormativista» que casa bien con el punto de vista aquí

74 75
puede tomar nota de un pronóstico de peligrosi- líos que tienen voz en este ámbito), todos los su-
dad individual o colectivo de determinados au- jetos que intervienen como sujetos relevantes
tores responsables. No es que no se quiera abor- (como penados) han de ser culpables: los que no
dar la cuestión de qué hacer con esos autores, es 10 sean, son expulsados del trato jurídico-penal
que iurídico-penalmente, nada se puede hacer ordinario (merecen medidas civiles o medidas
más allá de la pena como medio comunicativo de seguridad), y los que lo son, sólo pueden apa-
de reacción a un hecho. Ello es así porque el De-^ recer como culpables. En este sentido, incluso
recho penal muestra una definición funciona podría decirse que en un Derecho penal conce-
que lo restringe a la respuesta derivada de la cul- bido como reafirmación de la vigencia de la
pabilidad: si en Derecho civil o en Derecho eleq norma, es decir, dirigido estructuralmente a su-
toral la personalidad, como es obvio, es relativa jetos responsables, no sólo es siempre un Dere-
-corresponde el derecho de propiedad a quieiv cho penal del ciudadano, sino que es incluso el
no puede enajenar, por ejemplo-, en Derecho pe- I 'c'recho del ciudadano por antonomasia, ya que
nal, al establecerse con la pena un mecanismo 11 conoce del modo más intenso que el ordena-
para contradecir afirmaciones relevantes (pro- miento conoce la autonomía de organización
nunciadas por los autores culpables, por aquo I ropia de un ciudadano, anudando el dolor pe-
I il a los actos por él previstos. Dicho desde la
defendido, y no tanto con la última posición de JAKOBS en este I "ispectiva del Derecho en su conjunto: claro
ámbito de la peligrosidad individual del «enemigo»; como c. I lie para su efectividad, para su vigencia real, es
sabido, los más recientes avances en las ciencias neurológici'. iii-resario cierto «apoyo cognitivo» - de lo con-
parecen indicar que la vivencia subjetiva de «libertad» en l.i
toma de decisiones no pasa de ser eso, una «vivencia», en rl i>irio, no sería más que un orden posible, un
sentido de que sería una reconstrucción mental de un pin Stema normativo postulado, no un Derecho
ceso que no comienza en la decisión, sino, con carácter piv bal. Pero ésta es una condición previa, extrasis-
vio, en un estrato no consciente de la mente (expresado 11
la conocida frase: «no hacemos lo que queremos, sino qiu 1 1 ática y global (un pre-supuesto) -referida a
mos lo que hacemos»). Para JAKOBS (ZStW 117 [2005], { vigencia del ordenamiento en su conjunto-
247 y ss., págs. 259 y ss.), sin embargo, que esto sea así d |1 ordenamiento jurídico (penal), no un análisis
el punto de vista físico carece por completo de relevanci
que con independencia de la ausencia de «libertad» neu . 1 i vidual interno de ese ordenamiento, a deter-
gico-fáctica, el establecimiento de responsabilidad (cié minar autor por autor.
determinados elementos empíricos de «ausencia de li
tad») sigue la lógica de la imputación a un sujeto defn Llin particular, desde la perspectiva de un en-
como competente: «...existe correspondencia entre auic iimiento de la pena y del Derecho penal con
mía y responsabilidad, no entre libre albedrío y respons.il •
dad» (ZStW 117 [2005], pág. 266). en la prevención general positiva, la reac-

76 77
ción que reconoce excepcionalidad a la infrac- minar la medida de la pena'^. La función expre-
siva de la pena en el «Derecho penal» del ene-
ción del «enemigo» mediante un cambio de pa-
migo es incluso opuesta a la postulada por
radigma de principios y reglas de
JAKOBS con carácter general: aquí, la norma prác-
responsabilidad penal es disfuncional de
ticamente reconoce (o construye), al optar por
acuerdo con el concepto de Derecho penal. Di- una reacción estructuralmente diversa, excepcio-
cho de otro modo: la tajante separación de fines nal, la diversidad del infractor; mediante la de-
y significados, entre función preventivo-inocui- monización de los grupos de autores afectados
zadora y comunicación social, alcanza aquí el que se encuentra implícita en su regulación -una
punto álgido que conduce a dar el paso de la forma exacerbada de reproche- da especial reso-
separación funcional de los ámbitos de r e g u l ^ nancia a sus hechos. Por ello, en cierto modo,
ción. En este sentido, cabe afirmar que el «Der^ mientras el discurso legitimatorio del Derecho
cho penal» del enemigo jurídico-positivo cumplí penal positivo en la discusión político-criminal
una función distinta del Derecho penal (del ciy parece afirmar que es algo «menos» que el Dere-
dadano): se trata de cosas distintas. Dicho en téi cho penal de la culpabilidad (la reacción impres-
minos de la evolución de JAKOBS, la consecuenci, cindible frente a un riesgo gravísimo; una reac-
de aquella separación conduce a que, en pur| ción frente a un peligro examinado de modo
dad, aquí se abandone la teoría de la pena pan neutro), en realidad es algo «más» (la construc-
entrar en la teoría de la guerra. Este diagnóstica ción de una categoría de representantes huma-
de hecho, es perfectamente compatible con nos del mal; algo más grave que ser «simple-
mente» culpable). Mediante la demonización de
posición personal de JAKOBS en cuanto a la natt
los grupos de autores, es decir, a través de la
raleza jurídica del «Derecho penal» del enemigc!
ixclusión'^ del círculo de mortales «normales»
aunque no se encuentre una afirmación unívocl
en algunos de sus escritos en este sentido, es p e Vid. JAKOBS, Staatliche Strafe (nota 45), pág. 32; cfr., por,
sible inferir de varias de sus líneas de argumer I o lado, ahora expresamente idem, «Terroristen ais Perso-
:» (nota 60), III., texto posterior a la nota 25.
tación que lo considera materialmente un Der El concepto inclusión/exclusión adquiere, según parece;
cho de excepción, no Derecho penal ordinario. I ii vez mayor relevancia teórica para las ciencias sociales:
este sentido, el «Derecho penal» del enemi^ j está convirtiendo el binomio inclusión/exclusión en el
acódigo del siglo XXI, que mediatiza todos los demás
descrito por JAKOBS tampoco casa con su actu.i Jigos, socavando, sin embargo, simultáneamente la propia
definición de los criterios de evaluación de I. íferenciación funcional, y dominando con el potencial ex-
llosivo de la exclusión de grupos de población enteros otros
gravedad social de un hecho a efectos de detiM •
79
78
que está implícita en estas modalidades de tipifíl deseable, sino sólo al mantenimiento de la realit
cación -una forma exacerbada de reproche-, dad social»^''.
incluso mayor resonancia a sus hechos. Ello sólfl Para decidir si se trata de confirmar normas o
puede comprenderse si se asume que tal orienta j prevenir riesgos, en todo caso, no puede rom-
ción del ordenamiento jurídico-penal va diríl \ perse la black box que supone la persona-ciuda-
gida, en su significado, al conjunto de los grupc ' daño en Derecho para comprobar qué hay den-
sociales que no se encuentran entre los próximo tro, si un verdadero ciudadano o un lobo
a los autores. En consecuencia, el Derecho pena disfrazado de tal. El Derecho penal sólo puede
del enemigo encierra como función latente lonocer ciudadanos.
creación (artificial) de criterios de identidad entre le
excluyentes mediante la exclusión.
Es ésta una función cuya incompatibilidad ce
la teoría de la prevención general positiva no nd
cesita subrayarse de modo especial si se recuei
dan las líneas maestras de las dos fases evolut
vas anteriores en el desarrollo de nuestro autoj
Dicho en las palabras del propio JAKOBS, escrita
en otro momento de la evolución de su teoría d^
la pena: «La pena no lucha contra un enemigo
tampoco sirve al establecimiento de un orded

problemas socio-políticos?» (así TEUBNER, en: CANCIO MEL


[ed.], AFDUAM 9 [2005], Globalización y Derecho, pág. 200
cfr. sobre la cuestión, desde la perspectiva de la teoría socii
de sistemas, LUHMANN, Das Recht der Gesellschaft, 2" ed
1997, págs. 582 y ss., formulando la tesis de que la diferencii
ción moderna entre inclusión y exclusión es estructuralmer
más profunda que la diferenciación en clases sociales (pág
582 y s. con nota 64); desde la perspectiva de la criminologlj
cfr. YouNG, La sociedad «excluyente», passim (subrayando f
especial importancia que corresponde a la cuestión crimii
en los mecanismos sociales de exclusión: «...la imputación i
criminalidad sobre el otro desviado es parte necesaria de I
exclusión» [pág. 178]), y la presentación de BERGALLI, ibide, ' "* JAKOBS, P J 47 (1997), pág. 163.

80 81
flISI • W^MROT-- im LA PENA ESTATAL: SIGNIFICADO Y
FINALIDAD*

Günther Jakobs

Título alemán: Staatliche Strafe: Bedeutung und Zweck,


Nordrhein-Westfalische Akademie der Wissenschaften, Vor-
11 ,ige, G 390, Paderborn, 2004. Traducción de MANUEL CANCIO
\ 11 LIA y BERNARDO FEIJOO SÁNCHEZ (Universidad Autónoma de
Madrid).

83
m
Y 0(J / / >í ; ^ • •'•. >l^ :.JATAT8H KV - AJ LA PENA ORIENTADA A LA •meíisp\e,w^^
*aACllJA/^¡-! OBTENCIÓN DE FINES EN LA f>
FILOSOFÍA DE LA ILUSTRACIÓN '»

En su obra principal «De Jure Belli ac Pacis»^


HUGO GROCIO invoca para el tratamiento de la le-
gitimación de la pena estatal a SÉNECA y, además,
como éste, a PLATÓN, quien a su vez hace decir a
I'ROTÁGORAS en el diálogo que lleva su nombre:
«Nadie castiga a los que actúan injustamente
sólo porque... han cometido un injusto, a no ser
i|ue se trate de quien, como una bestia feroz, pre-
icnde vengarse irracionalmente. El que en sen-
il do contrario castiga de forma racional castiga,
iK) por lo injusto ya cometido, porque ya no es
|u)sible que lo que ya ha sucedido deje de suce-
1.1er, sino por las faltas que puedan sobrevenir.

GROCIO, De lure Belli ac Pacis Libri tres, in quibus Jus


LlMaturae et Gentium item luris Publici praecipua explicantur
T1625, 5" ed., 1646), curavit B. J. A. de Kanter - van Hettinga
Tromp, Lugduni Batavorum MCMXXXXIX, II, XX, IV, 1.

85
m
para que no reincida el propio autor ni los otros día todos los estudiantes de Derecho en el pri-
que observan como es castigado»^. Se trata ver- mer semestre estudian la clasificación de las teo-
daderamente de un axioma de gran alcance: rías de la pena* en teorías absolutas que retribu-
aunque no sea cierto que los animales se ven- * Sobre la historia d e las teorías d e la pena d e forma deta-
guen, lo que se quiere decir es que no se debe llada para los siglos XVI a XIX NAGLER, Die Strafe. Eine juris-
castigar de forma pasional, sino de forma refle- tisch-empirische Untersuchung, 1918; con una atención espe-
cial al idealismo alemán y a la primera mitad del siglo XIX
xiva, bien sea para la mejora o aseguramiento ScHiLD, voz «Strafe III», en: Ritter (ed.), Historisches Worter-
del autor - e n una línea preventivo-especial- o buch d e r Philosophie, tomo 10, 1998; sobre HEGEL KLESC-
para la mejora o aseguramiento de «los otros» ZEWSKi, Die Rolle d e r Strafe in Hegels Theorie der bürgerli-
chen Gesellschaft. Eine systematische Analyse d e s
-en una línea preventivo-general-. La continua- Verbrechens- u n d d e s Straffbegriffs in Hegels Grundlinien
ción de esta idea por parte de SÉNECA reza: der Philosophie des Rechts, 1991; sobre los hegelianos RAMB,
«Como dice PLATÓN, ningún hombre inteligente Strafbegründung in d e n Systemen d e r Hegelianer. Eine
rechtsphilosophische Untersuchung z u d e n Straftheorien
castiga porque se ha cometido una infracción von Julius Abegg, Christian Reinhold Kostlin, Albert Fried-
{quia peccatum est), sino para que no se vuelva a rich Berner u n d H u g o Halschner, Tesis, Rostock, 2003 (en
prensa); sobre Durkheim GEPHART, Strafe u n d Verbrechen.
cometer {ne peccetur); no se puede eliminar lo | 1 )ie Theorie Emile Durkheims, 1990; para la época entre 1875
que ha sucedido en el pasado; se evita lo que; hasta 1925, con la denominada lucha de escuelas en el centro,
pueda suceder en el futuro»^. lina discusión entre representantes d e u n a orientación pre-
\ ontivo-especial y de una orientación absoluta {v. Liszt versus
En el marco de la ciencia del Derecho penal l'iiiding) FROMMEL, Praventionsmodelle in d e r deutschen
no existe ninguna otra invocación de argumen- Irafzweckdiskussion, 1987; para la época entre 1950 y 1980
tos de autoridad que haya tenido mayor éxito 1 I. NEUMANN, SCHROTH, Neuere Theorien v o n Kriminalitat
iiiid Strafe, 1980; para el presente LAMPE, Strafphilosophie.
didáctico que esta cita de GROCIO; hasta hoy en I lidien z u r Strafgerechtigkeit, 1999; recientemente también
.i)bre la presencia de Hegel, PAWLIK, Person, Subjekt, Bürger.
^ PLATÓN, Protagoras, en; Samtliche Werke (Berltner Aus- / u r Legitimation von Strafe (en prensa), con exhaustivas re-
gabe), 8° ed., tomo 1, 1982, págs. 55 y ss., 76 (324 a, b); vid. ferencias, también sobre el estado actual d e la discusión; so-
también Die Gesetze (Las Leyes), en: tomo 3, págs. 215 y ss., bre la discusión neo-clásica e n los EE.UU. en la segunda mi-
508, 617 (854 d, 934 a, b); posteriormente Gorgias, en: Tomo t.id del siglo XX H. KAISER, Widerspruch u n d harte
1, págs. 301 y ss. (428 a hasta e): la pena como medicina. Hi'handlung. Z u r Rechtfertigung von Strafe, 1999, págs. 134
^ SÉNECA, D e Ira, en: ROSENBACH (ed., trad.) SÉNECA, Philo-
\' ss.; u n a compilación d e textos d e los siglos XVII al XX
sophische Schriften. Lateinisch u n d deutsch. Primer Tomo" ViiKMBAUM (ed.), Texte z u r Strafrechtstheorie d e r Neuzeit,
Diálogos I - VI, 1980, págs. 95 y ss., 140/1 (I, XIX, 7). El textf IIDS tomos, 1993; resúmenes e n los manuales: JAKOBS, Stra-
en latín es el siguiente: «... n a m u t Plato ait: " n e m o pruden lii'cht AT. Die Grundlagen u n d die Zurechnungslehre, 2" ed.,
ÍV91 (= Derecho Penal. Fundamentos y teoría d e la impu-
punit, quia peccatum est, sed n e peccetur; reuocari enifl
praeterita n o n possunt, futura prohibentur"». Vid. ulteriolj ición, Madrid, 1995), 1/1 y ss.; JESCHECK, WEIGEND, Lehrbuch
mente pág. 130/1 {I, XVI) y pág. 2 0 6 / 7 (II, XXXI, 8). 1 'es Strafrechts. AT, 5^ ed., 1996, págs. y 60 ss. (= trad. d e la

86 87

Ü
yen -punitur, quia peccatum est- y teorías Por el contrario, GROCIO sólo considera válidos,
relativas orientadas preventivamente -punitur, especialmente en referencia a la utilidad general,
ne peccetur-. Sin embargo, más importante que los siguientes elementos: 1) mejora del autor y
este éxito didáctico es el hecho de que GROCIO cuando ésta sea imposible, 2) aseguramiento, lle-
consiguió que la parte de los programas penales gando en caso de necesidad a la ejecución, así
que él había realzado, es decir, la prevención, como, 3) un ejemplo para que otros no se vean
quedara establecida de forma duradera o, lo que inducidos al delito movidos por la opinión de
es lo mismo, durante toda la época de la Ilustra- que ese tipo de hechos quedan sin sanción*. Es
ción. Ahora bien, GROCIO comienza su argumen- suficiente, sin embargo, que se persiga con la
tación no con una exposición sobre la utilidad j pena sólo uno de esos fines'.
de la pena sino sobre su justicia: «La naturaleza»
permite imponer un mal a aquél que ha come- La prohibición de penas sin utilidad es para
tido un maP; sin embargo, y esta es la cuestión ('. ROCÍO parte de un orden normativo con validez
esencial para GROCIO, sólo lo permite, por lo que [irevia al orden estatal que, en su opinión, es ra-
se necesita todavía un fin legitimador para pos- rionalmente cognoscible como «dictatum rectae
tergar la armonía fraternal de todos los seres hu- ii¡tionis»^° y que se basa en el presupuesto funda-
manos (un reflejo de la idea de la condición de mental de que los seres humanos no persiguen
criaturas de Dios de los seres humanos propia exclusivamente su propio beneficio", sino que
del iusnaturalismo ilustrado) y tratar a otro con les es propio el instinto de sociabilidad, un «ap-
males''. La venganza, en general cuando se trata ¡H'titus societatis»^^. HOBBES arranca del punto de
de castigar por el gusto de castigar, no es tenida partida exactamente opuesto: en lugar de un or-
en cuenta por GROCIO como uno de los fines legi- den normativo, de partida no existe para él más
timadores debido a que se opone a la naturaleza
lue un caos de valoraciones individuales^^, y en
del ser humano deleitarse con el dolor ajeno^
(Nota 1) II, XX, IX, 1. '
3" edición de Mir Puig y Muñoz Conde, Tratado de dereq
penal: parte general, Barcelona, 1981 y trad. de la 4° ed. I (Nota 1) II, XX, XIII, 1 y 2. '-'
Manzanares Samaniego, Tratado de Derecho penal; parte i (Nota 1) I, I, X, 1. 1
neral. Granada, 1993); ROXIN. Strafrecht. AT, tomo 1, GruJ (Nota 1) Prolegomena 5.
lagen. Der Aufbau der Verbrechenslehre, 3^ ed., 1997, 3/1 (Nota 1) Prolegomena 6.
ss. (= Derecho penal. Parte general. Fundamentos. La estrt HOBBES, Leviathan or the Matter, Forme and Power of a
tura de la teoría del delito, Madrid, 1997). Dinmonwealth Ecclesiasticall and Civil, 1651, citado según
= GROCIO (nota 1) II, XX, I, 2. ist HER (ed.), Thomas Hobbes. Leviathan oder Stoff, Form
:. " (Nota 1) II, XX, IV, 1 y 2. )d Gewalt eines kirchlichen und bürgerlichen Staates, 1984,
: ^ (Nota 1) II, XX, V, 3 y 11, XX, X, 2. , 39 y ss. (Capítulo 6).

89

i
lugar de una inclinación social aparecen la debe observar la magnitud del mal ocasionado
«competencia», la «desconfianza» y la «ambi- sino la utilidad de cara al futuro. De aquí se de-
ción» como origen de un «bellum omnium contra riva la prohibición de castigar con otra intención
omnes»^*. A pesar de este diferente punto de par- que no sea la mejora del autor o la dirección de
tida, en lo que respecta al uso de la pena HOBBES otras personas». HOBBES fundamenta esta idea en
llega a conclusiones que son bastante similares a que si se consigue seguridad para el futuro
las de GROCIO. Si bien HOBBES no reconoce en el queda asegurada la paz, no pudiendo obtener el
estado previo al Estado normas en sentido es- individuo mejor resultado para su autoconserva-
tricto, sí reglas de prudencia que denomina «¡e- ción. Más aún, la venganza que se ejerce porque
ges naturales»^^. Se trata de reglas útiles para la sí, sin ninguna otra finalidad, da lugar a la gue-
supervivencia y para salir adelante de forma có- rra y acaba empeorando, en su opinión, las opor-
moda; son circunstancias ineludibles que se deri- tunidades del individuo^^.
van necesariamente de la estrecha convivencia
entre individuos que compiten, de modo que lo En el manual de filosofía del Estado con ma-
inteligente es tenerlas en cuenta y el descuido de yor difusión en la época de la Ilustración, en De
dichas reglas (aunque no suponga injusto, ya Officio Hominis ac Civis iuxta Legen Naturaiem de
que para HOBBES no puede existir injusto alguno Pufendorf, se encuentran fragmentos deudores
fuera del ámbito de las leyes estatales) es poco tanto de las ideas de GROCIO como de HOBBES. De
inteligente y conduce a la larga al fracaso del este último recoge PUFENDORF la imagen pesi-
individuo^''. Entre dichas reglas de prudencia, mista de los seres humanos -egoísmo, codicia,
que, aunque no resuelven la cuestión de la au- ambición, sed de venganza, heterogeneidad de
sencia de normas en el estado hobbesiano de la inclinaciones y deseos^**- y deduce de ella la ne-
naturaleza, atenúan claramente sus consecuen- cesidad de conseguir normas que impongan el
cias, sustituyendo en cuanto red de orientación orden por medio del temor a la pena. La pena
cognitiva la ausencia de una regulación norma- «tiene que... ser de tal naturaleza que la infrac-
tiva, contempla HOBBES la regla de que se deber ción de la ley acarree, de modo visible para to-
omitir las penas inútiles: «En la venganza -la re-i
tribución de un mal mediante otro mal- no s^ '^ (Nota 13) pág. 117 (Capítulo 15, séptima ley natural).
'" PUFENDORF, De Officio Hominis et Civis juxta Legem Na-
liiralem Libri dúo, 1673, citado según LuiG (ed., trad.), Sa-
" (Nota 13) págs. 94 y ss., 95 (Capítulo 13). muel Pufendorf. Über die Pflicht des Menschen und Bürgers
'= (Nota 13) págs. 99 y ss. (Capítulo 14). iiach dem Gesetz der Natur, 1994, 1.3.2; 1.3.4; 2.5.6; en 1.3.3
"• (Nota 13) págs. 110 y ss. (Capítulo 15). lie forma ampliada sobre la «imbecillitas» humana.

i90 91
dos, un mal mayor que su seguimiento»^^. Tam- persona racional que todo el mundo debe contri-
bién PuFENDORF, como ya había hecho GROCIO, buir al fomento de «lo común»^^, y en la medida
considera justa la pena retributiva; pues el que en que una persona no se comporte de acuerdo
ha infligido un mal debe sufrir un mal. Pero a lo que puede comprender debe ser castigada,
tampoco para él la justicia resulta un funda- tanto para su mejora como (en exclusiva en el
mento suficiente de la pena: se debe buscar la caso de la pena de muerte) «para dar ejemplo a
utilidad y, de nuevo, la satisfacción de la ven- otros»^*. Cuando WOLFF argumenta que «la mag-
ganza resulta inaceptable como utilidad^". Como nitud de la pena» debe orientarse de acuerdo
tal sólo cabe tener en cuenta «la protección de con la «magnitud de la ofensa y del daño»^^ o la
cosas y personas frente a daños». «Este fin se «magnitud de la maldad del delincuente»^'' se
consigue si el delincuente es mejorado o si otros hace evidente a través de sus ejemplos que no
que siguen su ejemplo no quieren volver a com- está pensando en el Tallón sino en una magnitud
portarse antijurídicamente. El fin también se idónea de cara a la prevención^^: no debe reapa-
recer ni extenderse la motivación delictiva. Sin
consigue, sin embargo, si el autor es sometido a
embargo, tampoco se exige una motivación mo-
medidas coactivas que le impidan volver a pro-
ralmente virtuosa; incluso el que se mantiene
ducir daño alguno»^\ lo que, por tanto, se consi-
.ilejado del delito nada más que por temor a la
gue especialmente mediante la ejecución.
[H>na, permanece dentro de la «disciplina exte-
Con una breve consideración de CHR. WOLFF I lor», cumpliendo así con su «obligación civil»^^
-quien, como GROCIO, es un representante del \ conserva los derechos de una persona. Sin em-
iusnaturalismo racionalista^^- se intentará acla- l'.irgo, el delincuente, según WOLFF, pierde di-
rar el panorama, sin que sea posible llevar a cabo
' WOLFF, Vernünfftige Gedanken ven dem gesellschaftli-
en este lugar una exposición exhaustiva. De ' I len Leben der Menschen und insonderheit dem gemeinen
acuerdo con su teoría es comprensible a toda Wesen. Zur Befórderung der Glückseligkeit des menschli-
(lien Geschiechtes den Liebhabern der Wahrheit mitgethei-
Icl, 4= ed., 1736, en: École y otros (ed.), Christian Wolff. Ge-
'. " (Nota 18) 2.7.3. s.unmelte Werke, Primera Parte. Deutsche Schriften, tomo 5,
•: '" (Nota 18) 2.13.6. I »•!lición de W. ARNDT, 1975, §§ 1 y ss.
'1 (Nota 18) 2.13.7. '' (Nota 23) §§ 346, 349 y s.
^^ WELZEL diferencia entre una rama «ideal» (racionalista '' (Nota 23) § 343.
y otra rama «existencial» (voluntarista) del derecho natur •" (Nota 23) § 348.
Naturrecht und materiale Gerechtigkeit, 4" ed., 1962, pág.
y passim (= Derecho natural y justicia material. Prelimina '" (Nota 23) § 344.
para una filosofía del derecho, Madrid, 1957). ^" (Nota 23) § 355 y s.

92 93
chos derechos y puede ser maltratado en benefi- y a la medida de la pena. La forma en la que se
cio de otros. Para los delitos merecedores de ha de castigar tiene que ser determinada desde
muerte esto significa que «un ser humano que, una perspectiva externa al Derecho, por ejemplo,
llevado por la inclinación de sus sentidos y pa- mediante suposiciones psicológicas, especial-
siones, ha cometido vilezas y fechorías y ha de- mente sociopsicológicas. De acuerdo con esta
jado totalmente de lado la razón que le vincula idea, leemos en WOLFF que «si los ladrones pier-
al bien...debe ser tratado igual que un perro ra- den el miedo a la horca, no sería injusto (¡!) im-
bioso que no puede servir más que para ma- (xmerles el suplicio de la rueda»^^. No se trata
tarlo»^^. Séneca había visto esta cuestión de lie reflexiones sobre el tema normativo de qué
forma no muy distinta y se dirigía en estos tér- se merece una persona que ha delinquido, sino
minos al delincuente absolutamente incorregi- -obre el tema cognitivo de cómo se puede conse-
ble: «Ya que tú has frecuentado el martirio pro- ;.;iiir un temor suficiente mediante la pena. La
pio y ajeno te vamos a conceder... el único bien 1 uestión decisiva en palabras de PUFENDORF es la
que te queda:" la muerte»^" (aunque, téngase en I guíente: ¿qué es «suficiente para reprimir los
cuenta, ne peccetur^^). instintos que arrastran a los seres humanos a
I ('alizar hechos amenazados con pena»^^? En
La contribución específicamente iusnaturalista ni ras palabras, sólo el uso de la pena inteligente,
de estas teorías de cara al concepto de pena re-
. H le reporta utilidad, resulta el uso jurídicamente
sulta escasa. En el caso de HOBBES en el estado i
i orrecto. El Derecho natural no aporta más res-
de naturaleza no es el Derecho el que ofrece el
ccto de la cuantía de la pena, y también es poco
fundamento y los límites de la pena sino la pru-
ái) que aporta a su concepto; pues incluso la in-
dencia la que aconseja la prevención, mientras I
ludable gran aportación de las teorías esbóza-
que ya en el Estado de HOBBES per definitionenn
todo es justo. GROCIO, PUFENDORF o WOLFF entien- las, que consiste en desvincular la pena de las
den por su parte que es justo imponer un mal al ^mociones, la sed de venganza y la ira, se en-
aquel que ha infligido un mal a otros, pero conj cuentra en todo caso escasamente fundamentada
ello, aunque se asuma dicha máxima como plaui Eesde una perspectiva jurídica. Así, por ejemplo,
sible, no se ha ganado nada con respecto al tipf a se ha aludido a la afirmación de GROCIO de
lie alegrarse del dolor ajeno contradice la natu-
2' (Nota 23) § 351.
'" SÉNECA, (nota 3) pág. 130/1 (I, XVI, 3). WOLFF (nota 23), § 344.
^^ Como en nota 3. PUFENDORF (nota 18), 2,13.17.

94 95
raleza humana -aunque en realidad no se trata una teoría que le falta un hervor normativo: sus
de un argumento poderoso-^*. Tienen un mayor teorías de la pena son derivados de reglas de
peso los argumentos puramente cognitivos, en prudencia; se ocupan de la naturaleza como he-
especial la convicción de HOBBES de que la perse- cho, pero no del Derecho como idea.
cución de los deseos de venganza no contribuye
a la paz'^^.

También el gran paladín de una mitigación de


las penas de las que se hacía uso en su tiempo,
BECCARIA, argumenta en el ámbito de lo cogni-
tivo: «Para que la pena consiga su efecto es sufi-
ciente con que consista en un mal que prime so-
bre el provecho que reporta el delito; para
calcular dicho mal debe tomarse en considera-
ción la certeza de la pena y la pérdida del benefi-
cio que pueda reportar el delito. Lo que exceda
de ello es en consecuencia inútil y por tanto des-
pótico»^''. BECCARIA intenta, por tanto, corregir el
punto de partida y las conclusiones de las refle-
xiones ilustradas pero dejando intacto el método
empleado.

En resumen y formulándolo de forma un poco


informal: la filosofía penal de la Ilustración es

^* GROCIO, supra nota 7.


•'^ HOBBES, supra nota 17.
^'' BECCARIA, Dei delitti e delle pena, 1764, citado según
ALFF (ed., trad.). Cesare Beccaria. Über Verbrechen und Stra-
fen, 1966, pág. 108. También los argumentos de BECCARIA en i
contra de la pena de muerte se agotan en ponderaciones de I
utilidad y en el contenido -ajeno a una relación con fines:
preilustrado- del contrato social «el ser humano... no es |
dueño... de matarse a sí mismo», pág. 110.

96
97
• ft'ffrf'tiif^' ;%'.? . II. LA PENA RETRIBUTIVA EN KANT N'*

La idea de un desacoplamiento entre juridici-


I dad y prudencia (entendida ésta como persecu-
ción racional de utilidad) da lugar a dos cuestio-
nes. La primera, ¿existe una pena aconsejada por
la prudencia que no pueda ser impuesta por ra-
zones jurídicas? y la segunda, ¿existe una pena
obligada jurídicamente que no sea prudente?
KANT responde afirmativamente ambas pregun-
tas. Con respecto a la primera: KANT entiende
i|ue es ilegítimo perseguir una utilidad con la
I pena sin que previamente quede jurídicamente
stablecido cuál es la pena que el delincuente se
inu'rece. Éste tiene más bien que «ser de ante-
liii.mo encontrado digno de castigo antes de que
!• piense si de dicha pena se deduce utilidad
il,;;una para él o sus conciudadanos»^^. O «en

KANT, Die Metaphysik der Sitten (La metafísica de las


lumbres) in zwey Theilen, 2" ed., 1798, en: WEISCHEDEL
1), Immanuel Kant. Werke in sechs Bánden, 1960 (reim-
' sión 1963), tomo 4, págs. 303 y ss., 453.

99
f^
toda pena, como tal, tiene que estar presente tención opuesta^^ solicita un indulto debido a
ante todo la justicia, siendo ésta la que integra la que posee «una habilidad poco común»*^. i
esencia del concepto»^*. En lo que respecta a la Enseguida surgieron objeciones contra la re-
segunda cuestión: una vez que se ha encontrado cientemente mencionada concepción de la ley
al delincuente digno de castigo, según KANT
penal como imperativo categórico y el ejemplo
debe ser castigado sin tomar en consideración
de la isla"* aducido por KANT para clarificarla ha
ponderaciones de prudencia, en todo caso como
venido siendo controvertidamente discutido
principio; pues la «ley penal es un imperativo
categórico»^^. hasta la actualidad. El ejemplo consiste en que
un pueblo que vive en una isla decide «por una-
Como fundamento común de ambas respues- nimidad de todos sus miembros» disolver la «so-
tas KANT precisa que, aunque al delincuente se' ciedad civil»; según KANT en este caso todavía
le podría imponer la pérdida de su personalidad tiene que «ser previamente ejecutado el asesino
civil, su personalidad innata se mantiene siempre que se encuentre en prisión para que todo el
y le protege de «ser manipulado como medio mundo experimente el valor de sus hechos» y
para las intenciones de otro y ser confundido en- no se produzca una «lesión de la justicia»*^.
tre los objetos del Derecho de cosas»'*°. Según
La teoría que se deduce del ejemplo de la isla
KANT, nos encontramos ante tal confusión de
es prácticamente trivial. KANT parte aquí, como
persona y cosa tanto si el delincuente es casti-
siempre le sucede con el delito, de la infracción
gado sin Derecho como si es castigado de forma
de una norma de validez universal, en concreto,
más dura a lo que le corresponde de acuerdo al
de la prohibición del homicidio arbitrario; ulte-
Derecho -esto es evidente-, pero también si una
riormente supone, como muestra la expresión
pena justa no se ejecuta por ponderaciones de
«lesión de la justicia», que la pena no puede ser
prudencia; por ejemplo, porque el delincuente
condenado a muerte se ofrece para un experi- ^^ PUFENDORF (nota 18), 2.13.15.
mento médico*^ o porque el delincuente, en un *'' La razón no es (sólo) la pena de muerte pendiente -el
ejemplo utilizado por PUFENDORF, aunque con in- autor gana derechos si se puede rescatar a sí mismo-, sino
que el juzgador declara la liberación de la pena como una
mercancía.
'* KANT, Kritik der praktischen Vernunft (Crítica de la ra- ** KANT (nota 37), pág. 455. Sobre el ejemplo de la isla
zón práctica), 1788, en: como en nota 37, págs. 103 y ss., 150. ZACZYK, Staat und Strafe - Bemerkungen zum sogenannten
' ' Como en nota 37. «Inselbeispiel» in Kants Metaphysik der Sitten, en: LANDWEHR
"" Como en nota 37. (ed.), Freiheit, Gleichheit, Selbstandigkeit, 1999, págs. 73 y ss.
"•^ Como en nota 37. r^ - » •. ,,• , . "' (Nota 37), pág. 455.

aoo 101

w
sustituida. En esa situación lo que viene a decir la libertad «posesión inteligible» (dicho de forma
la teoría del ejemplo de la isla es que una socie- más sencilla: la propiedad) un ejemplo que se
dad civil no debe disolverse antes de haber ter- puede trasladar fácilmente a otras facetas de la
minado sus deberes. Para aclarar la exposición libertad, es decir, a todos los derechos. Para evi-
supongamos que en lugar de retribución se trata tar una recaída desde una posición jurídica a una
del aseguramiento de individuos peligrosos y posición de poder cuando hay una disputa sobre
dicho aseguramiento queda definido de modo «lo mío» y «lo tuyo», cualquiera tiene derecho a
concluyente como reacción jurídicamente nece- obligar a cualquier otro a «someterse a una Cons-
saria frente al delito: en caso de que dicho asegu- titución civil»''^. En ese momento aún no se habla
ramiento sólo pudiera ser realizado por una de- de la pena, sino exclusivamente del fin (¡!) del ase-
terminada sociedad civil también debería ésta guramiento de la libertad en forma de juridici-
llevar a cabo esta tarea antes de su disolución. dad, y ello a través de la garantía de una resolu-
El problema no consiste, pues, en si una socie- ción judicial que se hará respetar mediante el uso
dad civil puede lícitamente disolverse antes de de la violencia en caso de necesidad.
haber cumplido con sus deberes -ello no podría
suceder con independencia de que se trate de un Si pasáramos directamente de dicha posición
deber de retribuir o de castigar preventivamente al Derecho penal nos encontraríamos con una
en la medida que se trate de normas de validez j pena preventiva, dirigida, precisamente, al ase-
universal y de reacciones al delito que carecen guramiento de derechos. Sin embargo, en ese
de alternativas- sino en si la retribución per se caso la persona que debe sufrir la pena se vería
fundamenta un deber de castigar y no sólo
degradada a ser tratada como una fuente de pe-
otorga una autorización para el castigo.
ligros que debe ser asegurada; en palabras de
En KANT la sociedad civil integra para seres KANT, «confundido entre los objetos del Derecho
libres y racionales el marco adecuado para la de cosas»'"*. Por esa razón KANT no da comienzo
convivencia (y la libertad como «independencia a su discurso sobre el Derecho penal hablando
de la arbitrariedad impuesta por otro» es para de la tarea de la sociedad civil, sino de la «idea
KANT el único «derecho natural»""^); pues sólo en de nuestra razón práctica» de que «el mereci-
la sociedad civil queda garantizada la libertad, miento de pena» va asociado a la infracción de
como muestra KANT en el ejemplo de la faceta de
•" (Nota 37), pág. 366.
(Nota 37), pág. 345. •"* Como en nota 37.

102 103

i
la ley*^; en otras palabras, la vinculación del in- a cabo por sí mismo y que no está pendiente de-
justo con la pena debe deducirse «de los princi- construcción^^. ;'
pios de una legislación moral» de acuerdo con Por lo tanto, la argumentación de KANT sobre
la cual «todo delito... es en sí mismo punible, la ley penal como imperativo categórico no es
esto es, provoca la pérdida (al menos parcial- suficientemente sólida; se podría entender como
mente) de la felicidad»™. El fundamento de esta
admisible una renuncia a la pena o a una parte
idea es la idea general de la razón pura, desarro-
de la pena siempre que dicha renuncia no con-
llada ya en la Crítica de la razón pura, de que tanto
lleve la lesión de los derechos de otros, en espe-
el merecimiento de felicidad y la felicidad como
cial cuando no conlleve tampoco lesión alguna
el merecimiento de la desdicha y la falta de feli-
del principio de igualdad ni peligro para la esta-
cidad se corresponden necesariamente^^ Si se
bilidad del ordenamiento jurídico. En este sen-
acepta esta conexión queda efectivamente justifi-
tido se podría perdonar al delincuente juvenil o
cada la secuencia de delito e imposición de un
mal como algo justo; sin embargo, no queda con al delincuente que delinque por primera vez
ella también justificado el tratamiento de esta parte de su culpabilidad, quedándose la res-
cuestión como deber de la sociedad civil; pues puesta en una medida educativa (en el caso del
para asumir como válido un deber de esas carac- menor) o en una suspensión condicionada de la
terísticas tendría que quedar caracterizada la so- pena (en el caso del autor primario). El propio
ciedad civil como una ejecutora de la «idea de KANT era probablemente ajeno a un rigorismo
nuestra razón práctica», lo que sería una contra- simplista; pues se encuentra en su obra la idea
dicción en sí misma, porque en la idea se trata de de que si la pena se evidencia como «justa», su
la necesaria asunción de un «orden de las cosas» medida legal debe ser determinada -en el marco
establecido, es decir, que se mantiene y se lleva de lo que todavía se pueda entender como Ta-
lión^^- «de forma prudente y con indulgencia»^*.
"" (Nota 38), pág. 150. HOFFE duda de que esto también
represente el comienzo de una teoría del Derecho; en: idem ^^ KANT (nota 51), pg. 683.
(ed.), Immanuel Kant. Metaphysische Anfangsgründe der ^' Metaphysik der Sitten VIGILANTIUS en: Kants Vorlesun-
Rechtslehre, 1999, págs. 213 y ss., 220 y s. Sin embargo, los gen, edición de la Academia de ciencias de Gotinga, tomo
conceptos «merecimiento de pena» y especialmente «delito» IV, Vorlesungen über Moralphilosophie, 2" mitad, primera
(respecto a ello nota 50) hablan a favor de la conexión con parte, 1975, págs. 475 y ss., 555 (núm. marginal 332).
una teoría jurídica. ^^ KANT según VIGILANTIUS (nota 53), pág. 553 (núm. margi-
^^ Como en nota 49. nal 319); todavía más relativista (hipotético) idem, Carta a
'' KANT, Kritik der reinen Vernunft, 2" ed., 1787, en: como Erhard de 21.12.1792 (!), en: H. E. FISCHER (ed.), Briefwechsel
en nota 37, tomo 2, págs. 676 y ss., 680 y 683. von Immanuel Kant, Tomo 2, 1912, págs. 340 y ss., 341.

104 105
"^ También en otros lugares relativiza KANT lo den de las cosas» hubiese de ser construido por
categórico del deber de castigar. Si bien es cierto la sociedad civil, se llegaría a consecuencias que
que tal deber debe existir ya que «si la justicia acabarían llevando ad absurdum todo el punto de
desapareciera... no tendría ningún valor la vida I partida en su conjunto. La idea de una conexión
de los hombres en la tierra»^^, KANT también necesaria entre delito y pena no se encuentra ais-
quiere, siguiendo la línea del pragmático PUFEN- lada, sino que junto a ella y en el mismo rango,
DORF^'^, reconocerle al «soberano» un supuesto de es decir como idea de la razón pura, se encuen-
«casus necessitatis» que exceptúe la justicia tra la del merecimiento de la felicidad y la felici-
cuando han participado en el asesinato tal canti- dad, y también esta conexión podría ser formu-
dad de ciudadanos que la ejecución de la pena lada como imperativo categórico: ¡Es un deber
de muerte que todos los participantes merecen categórico que las obras buenas reciban su pre-
conduciría a «exterminar a la población me- mio! En primer lugar, se podría pensar con ello
diante la ejecución de la pena»^^. Cabe afirmar en una compensación de las obras buenas con el
que este caso, con alguna modificación, no sólo delito, en la misma línea en la que, por ejemplo,
pertenece a la teoría: ¿tendrían que ser ejecuta- PuFENDORF quería que se actuara con indulgencia
dos todos los integrantes de una ciudad que, in- «en los casos en los que el autor puede remitirse
curriendo en traición, hayan colaborado con el a los méritos dignos de premios extraordinarios
enemigo? La respuesta es en el caso de PUFEN- y especiales que ha realizado para el Estado»^^.
DORF -sin que ello sorprenda- y en el caso de j La pena, entonces, no sería impuesta como con-
KANT -de forma sorprendente- «no». También j secuencia de todo delito, sino sólo de aquellos
KANT coloca por lo tanto aún por encima de la que convirtieran el saldo en negativo. Aunque
justicia la permanencia del pueblo y con ello del es cierto que podríamos empeñarnos en mante-
Estado y de la sociedad civil una máxima mo- nernos en una especie de rendición de cuentas
derna, pero poco compatible con el sistema kan- individualizada, de tal manera que cada delito
tiano. podría quedar vinculado con la correspondiente
pena, en ese caso también deberían ser contabili-
Pero si a pesar de ello, en lo que respecta a loj zadas las obras beneficiosas de forma individua-
categórico, hubiera que seguir a KANT y el «or- lizada y ello de forma igual de categórica.

^^ KANT (nota 37), pág, 453. Tanto si se lleva a cabo un saldo compensato-
* PuFENDORF (nota 18), 2.13.13 infine.
=' KANT (nota 51), pág. 682. PuFENDORF (nota 18), 2.13.15. sq

106 107
rio como en caso de balances individualizados de tratamiento orientado estratégicamente en un
-la sociedad civil resulta ser una instancia abso- sujeto que «no tiene más remedio que confesarse
lutamente inadecuada para cumplir las tareas a sí mismo que se le ha tratado correctamente y
que quedarían pendientes debido a que carece que su destino es completamente adecuado a su
de un código sobre las obras dignas de premio. comportamiento»^".
Por ello su contribución necesariamente sería
Pero, ¿cuál es el destino del delincuente? KANT
fragmentaria en lo que respecta a la correspon-
responde con una especie de imperativo categó-
dencia tanto entre merecimiento de felicidad y
rico invertida en negativo: «el mal inmerecido
felicidad como entre merecimiento de desdicha
que ocasionas a otro ciudadano te lo haces a ti
y falta de felicidad, es decir, limitada a un as-
mismo... Sólo el derecho de retribuir con el
pecto, el delito y de tal modo que queda confuso
mismo mal {ius talionis)... puede determinar de
si por un fragmento se puede juzgar a la totali-
forma concreta la calidad y cantidad de la pena;
dad. En esa situación carece de toda plausibili-
cualquier otro... no podría contener una propor-
dad la exigencia de proceder categóricamente;
ción con el juicio de la justicia pura y estricta a
más bien parece que no debería imponerse una
causa de otras consideraciones que se entremez-
pena justa que carezca de un motivo útil.
clan»^\ Textualmente ello significa que el que
La crítica se puede seguir ampliando de forma asesina se mata a sí mismo -en ello insiste KANT
sencilla: la idea del mundo racional, del «reino con energía*^-, y al que hurta un anillo de oro se
de la indulgencia»^^ y la praxis de la pena no se le priva de otro anillo (además del anillo que
pueden vincular inmediatamente sin más. A pe- deba entregarse para hacer frente a la responsa-
sar de ello sería temerario o, peor todavía, inco- bilidad civil). Con esto último, sin embargo, no
rrecto entender la posición de KANT sólo como estaría KANT de acuerdo, y por ello prefiere ofre-
una oposición fallida contra los argumentos uti- cer para el hurto la siguiente propuesta revestida
litaristas de la filosofía de la Ilustración. KANT jurídicamente: «Quien hurta genera inseguridad
sustituye el principio cognitivo «¿cómo conducir para toda propiedad ajena; él se arrebata por
a los individuos?» por el principio normativo
«¿qué se merece una persona?», consiguiendo ''" KANT (nota 38), pág. 150; tanrbién idem (nota 37), pág.
con ello un concepto de pena en el que el que 456: «Además, hasta ahora no ha oído nadie que un sujeto
condenado a muerte hubiera protestado porque lo que le su-
sufre el castigo queda transformado de un objeto cede resulta excesivo, es decir, injusto».
" KANT (nota 37), págs, 453 y s.
KANT (nota 51), pág. 682. "' (Nota 37), pág, 455.

108 109
tanto (de acuerdo con el Derecho de la retribu- tiempos de seguridad general el hurto de un ani-
ción con el mismo mal) la seguridad de toda po- llo de oro aprovechándose el autor de una teme-
sible propiedad; carece de todo y no puede obte- ridad manifiesta de la víctima, da lugar a una
ner nada, pero quiere seguir viviendo; para ello, lesividad social más bien insignificante con inde-
entonces, no existe otra posibilidad que ser ali- pendencia de que se trate de una cosa valiosa
mentado por otros. Ya que esto el Estado no lo para la víctima temeraria, en la medida en la que
hará gratuitamente, el delincuente tiene que ce- el hecho, precisamente, sólo parece amenazante

I
derle su fuerza para los trabajos que éste estime para propietarios temerarios. Con carácter gene-
conveniente (penas de galeras o de trabajos for- ral, el daño social no puede ser determinado abs-
zados), incurriendo en una situación de esclavi- tractamente mediante una simple observación
tud que puede ser temporal o, incluso, si se con- del autor y del hecho sino que más bien depende
sidera conveniente, para siempre»*'^. de la fortaleza o la debilidad de la estabilidad
de la estructura normativa de la sociedad: una
Lo que suena como un intento bastante tosco
sociedad segura de sí misma*''' castiga de forma
de justificar penas como la de galeras y de traba-
más suave que otra que se encuentra amenazada
jos forzados para ladrones es materialmente un
de disolución, etc. Con ello se echa a perder la
punto de partida que lleva mucho más allá del
plástica simetría del Tallón -¡que no es su ven-
Tallón: KANT no enfatiza especialmente en el pa-
taja menos importante!-; pues no se puede de-
saje citado el daño que se ocasiona «a otro con-
ducir el daño social a partir de la víctima indivi-
ciudadano» (con el ejemplo de la pérdida de un
dual. De esta manera no es casualidad que KANT
anillo de oro), sino cuál es el principio general
necesite tejer varias líneas arguméntales enreve-
que ha lesionado el autor (la inviolabilidad de la
sadas para vincular el hurto y la pena de trabajos
propiedad), precipitándose él mismo como con-
forzados.
secuencia de la lesión de lo general en la posi-
ción de un esclavo, y por un espacio de tiempo Sin dicha plástica simetría, sin embargo, ya
cuya duración es independiente de los pagos sólo es posible determinar la medida de la pena
que pueda realizar el autor por el valor de un en relación a los intereses y fines de los miem-
anillo de oro; pues el mal que el delincuente ha
ocasionado «a otro» no es idéntico a la lesión de " HEGEL, Grundlinien der Philosophie des Rechts oder Na-
lo general, al daño social. Así, por ejemplo, en turrecht und Staatswissenschaft im Grundrisse, 1821, en;
Glockner (ed.), Georg Wilhelm Friedrich Hegel. Sámtliche
Werke. Jubilaumsausgabe in 20 Banden, tomo 7, 3" ed., 1952,
(Nota 37), págs. 454 y s. § 218 con comentario.

110 111

L
bros de la sociedad civil*'^; en concreto, un anillo Todo es de otra manera respecto al moderno
de oro y los trabajos forzados no quedan com- concepto funcional de culpabilidad: no sólo le
pensados sin más de acuerdo con la idea de la otorga a la retribución de la culpabilidad un fin
pena, sino que más bien se debe averiguar en -si se quedara ahí sería hacer las cosas a me-
primer lugar cuál es el valor que tienen la pro- dias-, sino que determina ya la culpabilidad de
piedad y la libertad teniendo en cuenta las rela- acuerdo con su idoneidad para alcanzar el fin.
ciones instrumentales de las personas. Por ello Con ello la culpabilidad se presenta como la ne-
también una pena adecuada a la culpabilidad cesidad de estabilizar mediante la pena la vigen-
ajena a fines no sería más que una simple qui- cia del ordenamiento jurídico, siendo la medida
mera en lo que respecta a su medida: o bien se de la pena la necesaria para la estabilización (no
trata de una pena que esconde una correspon- para la mejora)'^''.
dencia con fines -en ese caso tendría una me-
dida, pero en realidad no serviría a la pura com- Para concluir con KANT: en lo que se refiere a
la clase y a la medida de la pena como Tallón su
pensación de la culpabilidad-, o bien se
razonamiento -quizás con la excepción de algu-
mantiene ajena a fines y con ello carente de cual-
nos casos referidos a la pena de muerte- se ha
quier vínculo con intereses cuantificables, en
quedado sin influencia, sobre todo después del
sentido textual inconmensurable.
conocido sarcasmo de HEGEL: «ojo por ojo, diente
por diente, al final uno puede representarse al
'^ Sin embargo, también habría que pensar en u n a simetría autor tuerto o desdentado»''^. La misma falta de
entre la negación de lo general - d e l D e r e c h o - por parte del
autor y su carencia d e Derecho. KANT (nota 37, pág. 452):
«Aquella infracción de la ley piiblica que convierte en inca- "' Particularidades en JAKOBS, Schuld u n d Právention, 1976
paz de ser ciudadano del Estado al que la comete se deno- (= Culpabilidad y prevención, en: Estudios de Derecho pe-
mina delito». En KANT sin embargo se mantiene siempre la nal, 1997, págs. 73 y ss.), págs. 8 y ss.; iiem, Über die Behan-
«personalidad innata» (pág. 453). Todavía m á s radical WOLFF dlung v e n WoUensfehlern u n d Wissensfehlern, ZStW 101
(nota 23, §§ 299 y s.): «ganado», «perro rabioso»; posterior- (1989) (= Sobre el tratamiento de los defectos volitivos y de
mente Fichte para autores d e delitos graves: «una cabeza de los defectos cognitivos en: Estudios de Derecho penal, págs.
ganado» (Grundlage des Naturrechts nach Principien der 127 y ss.) págs. 516 y ss. (en sentido contrario BOCK, Ideen
Wissenschaftslehre, en: H. J. FICHTE, ed., Sámmtliche Werke, und Schimáren im Strafrecht. Rechtssoziologische Anmer-
T parte, tomo 1, págs. 1 y ss., 278). Pero en ese caso faltaría kungen zur Dogmatik der positiven Generalpravention,
un fundamento para pasar directamente de las lesiones a la ZStW 103 [1991], págs. 636 y ss.) iáem, Das Schuldprinzip,
propiedad a la pena de trabajos forzados. Sobre la confusión 1993 (= El principio de culpabilidad, en: Estudios, págs. 365
de KANT entre retribución formal y material vid. OBERER, en: y ss.), págs. 8 y ss., 26 y ss.; idem (nota 4), 17/18 y ss., con
BRANDT (ed.), Rechtsphilosophie der Aufklarung, 1982, págs. ulteriores referencias.
399 y ss., 414 y ss.; HÓFFE (nota 49), pág. 227. .
^'' HEGEL (nota 64), § 101, comentario.

112 113

1
influencia ha venido teniendo la pretensión de III. LA PREVENCIÓN INTIMIDATORIA EN i
KANT de que al delito le tiene que seguir la pena FEUERBACH r
de forma categórica, una exigencia que el propio
KANT relativiza mediante el reconocimiento de
un casus necessitatis -al que ya se ha hecho refe-
rencia anteriormente-; incluso se podría renun-
ciar a la pena en casos menos dramáticos si exis-
tieran equivalentes funcionales a la misma. Sin
embargo, el postulado de KANT de que el autor
no debe ser confundido entre los objetos del De-
recho de cosas sigue siendo una conquista válida
hasta la actualidad, que aunque no se pueda en-
tender como absoluta''^ sí que ha tenido una am-
plia aceptación. En todo caso se mantiene abierta
la cuestión de qué aporta la observación de di- La dificultad de determinar la medida de la
cho postulado cuando el propio KANT no excluye pena con el principio «punitur, quia peccatum
penas de trabajos forzados'''. est», es decir, sin tomar en consideración fines e
intereses, es escamoteada por FEUERBACH distin-
guiendo, por un lado, entre la secuencia de la
amenaza penal y del hecho y, por otro lado, la
del hecho y la pena; este autor asienta la ame-
naza penal en el reino de los fines, considerando
sin embargo que la imposición efectiva de la
pena debe mantenerse en el de la retribución
justa ajena a fines.
FEUERBACH se define como kantiano, quedando
ello evidenciado en su obra escrita incluso antes
de desarrollar su teoría de la pena y de la pre-
vención intimidatoria^"; cuando él se refiere a

'•" Por ejemplo sobre v. LISZT vid. infra notas 164 y s. ™ En especial en: Kritik des natürlichen Rechts ais Propa-
" Como en nota 63. deutik zu einer Wissenschaft der natürlichen Rechte, 1796; al

114 115

V
KANT para el desarrollo de esta teoría, por tanto, crecionales»^''. En este contexto, en su opinión,
no se trata sólo de una remisión aparente a una resulta completamente indiferente si el uso del
autoridad para intentar cortar de partida las crí- derecho es o no una conducta moral siempre que
ticas con un gran nombre, sino de la explicación otro no quede sometido^^. Si alguien impide al
del contexto filosófico en el que argumenta y di- titular del derecho disfrutar de la libertad, pasa
cha argumentación es, buscando la mayor conci- a ser imposible para éste decidirse a favor de lo
sión, la siguiente: correcto a partir del reconocimiento del deber,
de la moralidad^*^, y por ello está permitido por
Para FEUERBACH el Derecho trata de la determi- la ley moral hacer uso de la violencia^^: «El Dere-
nación de la libertad -esto en contraposición a la cho es... una permisión de la coacción determi-
moral como ámbito de los deberes-; a partir de nada por la razón en virtud de la ley moral»^^.
esta idea considera que el reconocimiento de un Todo ello podría deducirse, aunque no se trate
deber por la razón determina («obliga») a la vo- de pensamientos propios de KANT, de éstos y lo
luntad a realizar una conducta conforme a de- mismo sucede con la continuación del discurso
ber^\ en tanto que «mediante el sistema de los en el sentido de que los derechos se encuentran
derechos» para cuyo conocimiento FEUERBACH en una situación de absoluta inseguridad en el
asume una capacidad jurídica propia de la ra- estado de naturaleza y que, por ello, es necesario
zón^^ «queda liberado mi albedrío»; éste puede pasar del estado de naturaleza a la sociedad ci-
«elegir entre fines y acciones contrapuestos»'^'^ viV^; ésta es entendida incluso únicamente como
¿Cuáles son, pues, los derechos de una persona?
FEUERBACH responde que hacer (o dejar de hacer) '* (Nota 70), pág. 294.
todo lo que no afecte a los derechos de otros -es '^ FEUERBACH pone el ejemplo del suicidio; (nota 70), págs.
290 y s.
decir, su libertad-. «Tengo un derecho a todo
'*' Esto no resulta plausible para impedir las consecuencias
aquello que no suponga tratar a otro ente racio- de una conducta inmoral (nota 70, págs. 289 y ss.) o moral-
nal como medio de mis caprichos para fines dis- mente neutra (nota 70, págs. 287 y s.) que ya se han escapado
al control del que ha actuado. A FEUERBACH le importa la ga-
rantía de un espacio de libertad, la liberación de tutelas, por
respecto GALLAS, J. P. A. Feuerbachs «Kritik des natürlichen lo que recurre al argumento de que se tendría que favorecer
Rechts», 1964. una conducta moral sólo para apoyar una conclusión alcan-
" FEUERBACH (nota 70), pg. 84 y passim. zada mucho antes.
'^ (Nota 70), págs. 237 y ss., 244. ^' (Nota 70), págs. 247 y ss.
'^ (Nota 70), págs. 86 y 249; al respecto GALLAS (nota 70), '* (Nota 70), pág. 249.
págs. 11, 19 y s., 24 y ss. " FEUERBACH, Anti-Hobbes oder über die Grenzen der

116 117
«institución para una seguridad posible»^". La se encuentra unido a la facultad de actuar con
constitución de la sociedad civil como sociedad violencia frente al que quiere deteriorarlo
«organizada», es decir, como Estado, debe do- -FEUERBACH habla de un «derecho de defensa»^^-
tarse de la violencia coactiva que es necesaria y la pena (junto a la legítima defensa) tiene que
para poder imponer los derechos^^ La finalidad explicarse como una especie de «defensa», en
del Estado es, por consiguiente, la garantía de concreto de la siguiente manera: «La finalidad
los derechos, y ello significa tanto en FEUERBACH del Estado es la recíproca libertad de todos los
como ya en KANT, de la libertad; en palabras de ciudadanos o, dicho en otras palabras, el estado
FEUERBACH, «la recíproca libertad de todos los ciu- en el que cada uno puede ejercitar completa-
dadanos»^^. mente sus derechos y se encuentra seguro frente
a ofensas. Cada ofensa contradice por lo tanto la
A partir de aquí se termina, sin embargo, el naturaleza y la finalidad de la asociación de los
acuerdo con KANT^^. FEUERBACH rechaza la vincu- ciudadanos y a causa de dicho fin es necesario
lación kantiana con la idea de una armonía entre que quede absolutamente excluida cualquier
merecimiento de felicidad y felicidad como «una ofensa dentro del Estado»^^. En la medida en la que
idea meramente moral»^*: «El Estado debe bus- el Estado, sin embargo, no puede físicamente
car la protección del orden jurídico mediante pe- «encadenar a todos los ciudadanos», tiene que
nas; en relación al moral sólo podemos tener es- hacer uso de «cadenas» psíquicas eficaces^''. Ya
peranza en la fe»®^; ella «le corresponde sólo a que no se pueden extirpar totalmente las «incli-
Dios como gobernante moral del mundo»^*. Sin naciones incívicas (antijurídicas)»"' mediante
embargo, el Derecho, como ya se ha mostrado, educación, sigue siendo necesario, para aquellos
que mantienen malas intenciones, «reaccionar
hochsten Gewalt und das Zwangsrecht der Büger gegen den contra lo sensual con lo sensual, y neutralizar las
Oberherrn, 1797, pág. 39.
'" (Nota 70), pág. 25. inclinaciones con inclinaciones opuestas, los impulsos
•" (Nota 79), págs. 34 y s., con nota p. 35. sensuales a realizar el hecho con otros impulsos sen-
*^ FEUERBACH, Revisión der Grundsatze und Grundbegriffe suales»'^^, y este efecto de la compensación de la
des positiven peinlichen Rechts, Prinnera parte, 1799, pág. 39.
**'' Sobre esta cuestión NAUCKE, Kant und die psychologis-
che Zwangstheorie Feuerbachs, 1962, págs. 74 y ss., 79, 81 y **' (Nota 82), pág. 38.
ss. *' (Nota 82), pág. 39.
** FEUERBACH (nota 82), pág. 26. •*' (Nota 82), pág. 40.
'= (Nota 82), pág. 34. * (Nota 82), pág. 43.
"^ (Nota 82), pág. 30. '^ (Nota 82), págs. 44 y s.

118 119

JÉ.
mala inclinación mediante un temor mayor se de hacer a nadie lo que es su derecho^'': «Tengo
consigue «cuando cada ciudadano sabe con seguri- el derecho absoluto de exigir a cualquiera que
dad que a la infracción seguirá un mal mayor a aquél no entre en mi morada; también puedo estable-
que corresponde a la insatisfacción de la necesidad de cer para la entrada ciertas condiciones sin cuyo
realizar la acción»'^^, es decir, si existe una ame- cumplimiento ésta no es posible. El Estado tiene
naza penal suficientemente elevada y el ciuda- en la misma medida perfecto derecho a condi-
dano no duda de su próximo cumplimiento en cionar las acciones antijurídicas mediante un
caso de que delinca. Éste es el núcleo de la teoría mal perceptible por los sentidos: y esto es lo que
denominada por el propio FEUERBACH como teo- hace realmente cuando persigue una acción con
ría de la coacción psicológica^^. amenazas penales»'^.
Tal y como esta teoría se ha expuesto hasta Enseguida sigue al pasaje citado el trata-
aquí, se ocupa de una pura relación instrumen- miento del fundamento jurídico de la ejecución
tal: la amenaza tiene la finalidad de asegurar los de la pena; sobre esta secuencia de delito y cum-
derechos de la persona''* y la ejecución de la plimiento de lo amenazado dice lo siguiente: «lo
pena la de hacer creíble la amenaza^^. Esta rela- uno no puede tener lugar sin lo otro. El mal no
ción estratégica no puede, sin embargo, ser sufi- puede ser impuesto sin el delito, el delito no
ciente para el kantiano FEUERBACH y por ello puede ser cometido sin que el delincuente se ex-
busca, en paralelo a la relación instrumental con ponga a la pena»^^. A partir de esa vinculación
el ser sensual, una fundamentación jurídica para necesaria construye FEUERBACH un consenti-
el ser racional. Encuentra la fundamentación ju- miento del delincuente, siendo éste el funda-
rídica para la amenaza penal en que el titular de mento jurídico de la imposición de la pena:
un derecho absoluto, es decir, de una posición «Pues el otro tiene derecho a vincular la acción
jurídica que obliga absolutamente a los otros, no a esa condición; yo tengo consecuentemente que
perjudica a nadie si para el caso de la lesión del someterme a la condición o bien omitir la ac-
derecho amenaza a otro con algún tipo de mal; 99

pues con dicha amenaza no impide hacer o dejar cion» .


La argumentación de FEUERBACH no es conclu-
'^ (Nota 82), págs. 45 y s.
'^ FEUERBACH, Lehrbuch des gemeinen in Deutschland gül- '"' (Nota 79), págs. 220 y s. (nota 82), pág. 53.
tigen peinlichen Rechts, 11" ed., 1832, § 14 infine. "' (Nota 82), pág. 53.
''' FEUERBACH (nota 79), pág. 221 '^ (Nota 82), págs. 53 y s.
'= (Nota 79), pág. 226. '"' (Nota 82), pág. 54.

120 121

L
yente por dos razones (una relacionada con la menos dicha personalidad amenazar antes del
amenaza penal y otra con la imposición de la hecho a los autores potenciales con cualquier
pena). La primera es que es falso el punto de tipo de horror cuya realización no estaría permi-
partida de que una persona que no tenga dere- tida; así, por ejemplo, en caso de que se produ-
cho a realizar una determinada acción pueda ser jera el hecho, proceder a matar renunciando a
amenazada de forma legítima en caso de lesión otros medios menos lesivos a mi alcance: no les
del Derecho con consecuencias terribles o «con amenazaría en todo caso con la pérdida de su
cualquier tipo de martirio». Sólo puede lícita- actual libertad -ya que los otros carecen de la
mente ser amenazada con aquellas consecuen- libertad para el allanamiento de morada^"^-,
cias que una persona en derecho ha de tolerar y
éstas, desde luego, no coinciden siempre con lo
que el titular del derecho puede inventarse arbi-
trariamente. Si, aprovechando el ejemplo de
FEUERBACH, yo puedo exigir que nadie entre en
I pero en caso de producirse el allanamiento de
morada les amenazaría con la pérdida de la li-
bertad que mantienen a pesar del delito^"^. En
otras palabras, lo que satisface el puro capricho
de la víctima -la víctima amenaza en caso de
mi morada y a pesar de ello alguien entra, puedo una pequeña infracción con la destrucción del
expulsarlo, dentro de los límites de la legítima autor- no es tampoco una reacción jurídica, in-
defensa, pero sólo dentro de dichos límites, es cluso aunque el autor tenga libertad para evitar
decir ponerlo en la calle con violencia e incluso la violación del derecho. La fundamentación de
en caso extremo de necesidad dispararle y arro- FEUERBACH para la determinación de la amenaza
jarlo fuera; sin embargo, no es posible descuarti- penal, por lo tanto, no se sostiene.
zarlo en vida o someterlo al suplicio de la rueda.
En terminología jurídica: tengo derecho a hacer con la reproducción (abreviada) de VORMBAUM (nota 4), tomo
2, siglos XIX y XX, págs. 1 y ss., 27.
lo necesario, es decir, hacer uso del medio menos '°^ Sobre esta cuestión JAKOBS, Notigung durch Drohung
lesivo entre los medios de defensa adecuados. ais Freiheitsdelikt (= Las coacciones por medio de amenazas
La razón para dicha limitación de la arbitrarie- como delito contra la libertad, en; Estudios de Derecho pe-
nal, págs. 461 y ss.), en: BAUMANN et al., Einheit und Vielfalt
dad es que el intruso mantiene su personalidad des Strafrechts. Festschrift für Karl Peters zum 70. Geburt-
jurídica a pesar del delito^"", prohibiéndome no stag, 1974, págs. 69 y ss.
^"^ GROLMANN, Über die Begründung des Strafrechts und
der Strafgesetzgebung, nebst einer Entwicklung der Lehre
""" En este sentido también FEUERBACH cuando rechaza la von dem Masstabe der Strafen und der juristischen Imputa-
intimidación de otros como fin de la pena (nota 82), págs. 93 tion, 1799, citado aquí de acuerdo con la reproducción (abre-
y s.; Ídem, Ueber die Strafe ais Sicherungsmittel vor künftigen viada) de VORMBAUM (nota 4), tomo 1, siglos XVIII y XIX,
Beleidigungen des Verbrechers, 1800, citado aquí de acuerdo págs. 282 y ss., 283. ,

122 123

A
Sin embargo, esto en segundo lugar, si no es quede absolutamente excluida cualquier ofensa
posible jurídicamente amenazar con cualquier dentro del Estado»^°^ -dicho sea de paso, un fin
arbitrariedad como consecuencia de un delito cuyo fracaso demuestra cada hecho delictivo que
tampoco es posible hablar de que el autor con- se comete. Según FEUERBACH el fin sólo se consi-
siente sin más cualquier amenaza: puede ser gue si la pena amenazante tiene una entidad su-
descrito como una persona que sabe que tiene perior a la inclinación a cometer el hecho, -de
que responder de su hecho de conformidad con nuevo dicho sea de paso, en ese caso cada hecho

I
principios jurídicos^^^ y nada más. Con ello tam- demuestra que la amenaza era insuficiente. En
bién resulta improcedente el fundamento para la todo caso, la entidad de dicha inclinación es
ejecución de la amenaza. completamente independiente del daño que con
FEUERBACH prescindió posteriormente del fun- el delito se produce a la víctima o a la generali-
damento que hemos tratado para la ejecución y dad: quien asesina por una suma de dinero más
mencionó como un nuevo fundamento sencilla- bien pequeña, como sucede por ejemplo en los
mente la «amenaza previa de la ley»^°''. conocidos casos de asesinatos de taxistas, se abs-
tendría de realizar el hecho si pronosticara con
Ahora bien, cabría conceder a FEUERBACH que seguridad que a continuación tendría que pagar
tampoco se opondría a una limitación a lo nece- el doble de la suma o pasar algunos meses en
sario allí donde habla de que el titular determi- prisión, pero quien calumnia a otro (por ejemplo
nado de un derecho podría arbitrariamente dic-
un competidor que en ese momento le aventaja)
tar condiciones^"^; pues él deriva tanto la
para salvarse de una grave situación de necesi-
legítima defensa como la pena del derecho de
dad provocada por él mismo (es decir, no excul-
defensa^"''. La objeción principal no se refiere,
pante^"^) tiene que ser amenazado con la pérdida
por tanto, a la justificación de la amenaza que
segura de toda su existencia para impedirle rea-
lleva a cabo FEUERBACH sino a su inidoneidad
lizar el hecho, es decir con la muerte o con ca-
para conseguir el fin propuesto, es decir, «que
dena perpetua. Los marcos penales de todos los
^"^ Así la construcción d e u n consentimiento en la pena en
delitos tendrían por consiguiente que extenderse
GROCIO (nota 1), II, XX, II, 3, al q u e se remite FEUERBACH (nota desde arrestos de bagatela hasta la pena máxima
79), págs. 224 y s. -una extensión prácticamente sin límites no de-
^°^ FEUERBACH (nota 93), § 17; ya ídem (nota 82), p á g . 49;
Ídem, Ueber die Strafe (nota 100), p á g . 22.
^"^ FEUERBACH (nota 100), p á g . 27. (Nota 82), p á g . 39.
^'"' FEUERBACH (nota 82), p á g . 28. AI respecto JAKOBS (nota 4), 2 0 / 1 y ss., 12 y ss.

124 125
seada expresamente por FEUERBACH; pues él pos- noce ninguna pena de bagatela en caso de asesi-
tulaba en realidad marcos penales severos pero nato ni ninguna pena que aniquile la existencia
estrechamente limitados^"' y así lo hizo cuando en caso de un pequeño hurto"^.
elaboró el Código penal bávaro de 1813"°. Formulado de forma abstracta, con el punto
FEUERBACH incurre en el mismo error en el que
de partida de KANT sobre el tallón, con su sime-
ya KANT había caído previamente: éste, como ya tría perceptible por los sentidos, y el punto de
se señaló, da comienzo a su fundamentación del partida de FEUERBACH sobre la supresión de las
tallón con una simetría entre el daño que sufre! motivaciones delictivas mediante motivaciones
la víctima y la pena; el daño que se le ocasiona J contrapuestas no se puede comprender lo espe-
«a otro en el pueblo» (no: al pueblo) es algo que j cíficamente social del hecho punible, de tal ma-
realiza el autor contra sí mismo"\ KANT, sin em- nera que lo social, incluso aunque posterior-
bargo, gira entonces inesperadamente hacia el mente es añadido por estos autores, queda
daño a la vigencia de la norma y abandona con infradesarroUado desde una perspectiva teórica.
ello el único suelo sobre el que puede fundamen-
tarse el Tallón con su simetría perceptible a tra-
vés de los sentidos"^. A FEUERBACH le sucede algo
parecido: comienza argumentando con el mo-
tivo concreto de un autor para atentar contra un
derecho, pero acaba tomando en consideración
para la determinación del marco penal la impor-
tancia del daño social y, en consecuencia, no co-

'™ FEUERBACH, Kritik des Kleinschrodischen Entwurfs zu


einem peinlichen Gesetzbuche für die Chur-Pfalz-Bayeris-
chen Staaten, 1804, I, págs. 5 y ss., 10 y s., III, págs. 117 y
ss.; al respecto en profundidad H. L. SCHREIBER, Gesetz und
Richter. Z u r geschichtlichen Entwicklung des Satzes nuUum
crimen nuUa poena sine lege, 1976, págs. 102 y ss., 108 y s.
"° Strafgesetzbuch für d a s Konigreich Bayern v o m 16. Mai
1813, Amtliche Ausgabe, 1813, arts. 4 y ss., 90 y ss. y parte
especial.
"^ KANT (nota 37), págs. 453 y s. " ' Arts. 142 y ss., 209 y ss., 215 del Código penal para el
"^ Supra d e nota 63 a nota 65. < ,, ., reino de Baviera (nota 110).

126 127

A
•••fñ-é'^h'mfm-'fi- I^. CONTRADICCIÓN Y PRODUCCIÓN DE
^ DOLOR
V •

A. HEGEL

El desarrollo del lado social del delito se halla


en el centro de la teoría de la pena de HEGEL, de
acuerdo con la cual el delito precisamente no se
dirige contra «otro en el pueblo»^^*, sino contra
la estructura social, contra el Derecho mismo,
más aún, contra el principio de la juridicidad, el
«Derecho en cuanto Derecho»^^^. HEGEL refor-
muló en repetidas ocasiones su razonamiento,
introduciendo diversos matices"''; aquí me limi-
taré a la exposición en la Filosofía del Derecho

"* KANT como en nota 61.


"= HEGEL (nota 64), § 97.
116
Una exhaustiva exposición se encuentra en SCHILD, Ver-
brechen und Strafe in der Rechtsphilosophie Hegels und sei-
i-;i ; ner «Schule», ZRph 2002, págs. 30 y ss.; respecto de la «es-
cuela» de los penalistas, exhaustivamente RAMB (nota 4).

ISfc 129

A
de 1820/1821"^. El objeto de esta Filosofía del! dida, ha de alcanzar concreción: al menos deben
Derecho lo constituyen el concepto de Derecho i quedar desarrolladas las formas de la juridici-
y su realización, la idea del Derecho"*. En el con- dad, es decir, la persona en cuanto titular de de-
texto antes aludido de KANT, la «idea» era un; beres y derechos^^'^, la propiedad^^*, el contrato^^^
puro concepto racional, una representación de ¡ y el injusto^^'', apareciendo este último, por tanto,
orden de la razón"^; aquí, para HEGEL, la idea es j junto con la reacción frente al injusto, ya en el
la realización -más o menos exitosa^^°- del con-; Derecho abstracto.
cepto^^\ A su vez, el concepto de Derecho es la!
libertad^^^, entendida ésta no como albedrío, sino j HEGEL concibe el delito como coacción^^'': «La
como espíritu activo. La realización del con-j primera coacción ejercida como violencia por el
cepto, esto es, la actividad del espíritu la repre- sujeto libre, que lesiona la existencia de la liber-
senta HEGEL en tres niveles: (1) Derecho abstracto j tad en su sentido concreto, el Derecho en cuanto
-la persona en el Derecho en cuanto propietario- Derecho, es delito»^^^, lo que significa, en térmi-
(2) moralidad -la exigencia frente al Derecho de I nos ejemplificativos, que el autor, al inmiscuirse
tener en cuenta la subjetividad- (3) eticidad -la en la propiedad ajena, lesiona el principio del res-
generalización de la libertad de los sujetos en peto frente a las esferas de libertad ajenas. El de-
instituciones, scil. familia, sociedad civil y Es- lincuente «niega» «la capacidad jurídica», emite
tado. De acuerdo con el programa esbozado, el j el juicio de que no reconoce la propiedad ajena.
Derecho abstracto no puede prescindir por com-
pleto de toda realización -pues se pretende que I >'' (Nota 64), § 36.
se trate del primer nivel de la realización-, sino ™ (Nota 64), §§ 41 y ss.
>'= (Nota 64), §§ 72 y ss.
que también debe representar ya la realidad, i'" (Nota 64), §§ 82 y ss.
aunque sea una realidad mínima, y, en esa me- '2' De acuerdo con la concepción actual, también la estafa,
(nota 64), §§ 87 y ss., es una coacción, es decir, delito; esta
calificación aiin era discutida en la época de la génesis de la
"^ Como en nota 64. Filosofía del Derecho de HEGEL; al respecto, vid. ELLMER, Betrug
"" HEGEL (nota 64), § 1. und Opfermitverantwortung, 1986, págs. 22 y ss., 54 y ss.
" ' HEGEL, Wissenschaft der Logik, zweiter Teil. Die sub- Esta evolución sólo ha quedado concluida una vez que se ha
jektive Logik oder Lehre vom Begriff, en: GLOCKNER, como en I reconocido la lesión del derecho a que al sujeto no se le
nota 64, tomo 5, 1949, pág. 238. mienta en asuntos patrimoniales como elemento constitutivo
'™ Exhaustivamente PAWLIK, Hegel und die Vernünftigkeit I del delito; sobre esto, vid. exhaustivamente PAWLIK, Das
des Wirklichen, Der Staat 41 (2002), págs. 183 y ss. unerlaubte Verhalten beim Betrug, 1999, págs. 65 y ss., 127
'21 HEGEL (nota 119), pág. 239. y ss.
12' (Nota 64), §§ 4, 29. 12* HEGEL (nota 64), § 95.

130 131
lo que ciertamente constituye un juicio correcto situación de juridicidad, es decir, la idea del De-
(«verdadero») - d e hecho, no reconoce la propie- recho, aunque ésta sea débil"^. La manifestación
dad ajena-, pero, como formula HEGEL, es un jui- de la inadecuación del hecho delictivo para
cio «disparatado», pues la legitimidad de la pro- constituir un punto de arranque comunicativo
piedad no está a disposición del autor, de modo tiene lugar a través de un recorte más o menos
que su vinculación entre usurpación y legitimi- intenso de la libertad, y, con ello, del alcance co-
dad sencillamente no significa nada respecto de municativo del delincuente, cuya incompetencia
ambas cosas^^''. Es por ello que HEGEL puede cali- se manifiesta de este modo simbólicamente: se
ficar el delito como «nulo en sí mismo»"", dicho le ejecuta o se le impide el uso de sus facultades
en términos modernos: como manifestación que encerrándolo, se le priva del medio principal de
no permite anudar a ella la comunicación de intercambio para obtener libertad, del dinero,
modo permanente; se trata de la «voluntad par- entre otras cosas, en resumidas cuentas: al autor
ticular del delincuente»"^ un esbozo de la reali- se le suspende total o parcialmente como desti-
dad exclusivamente individual y sin futuro, natario y emisor en la comunicación.
puesto que éste pertenece a la idea del Derecho, Para los ilustrados el dolor de la pena es un
a la «unidad entre concepto y realidad»"^. Todo medio para provocar determinadas reacciones
lo demás sólo existe de manera provisional; a la psíquico-individuales o psicosociales, es decir,
larga, la realidad y la razón acaban siendo idén- precisamente, una reducción de la motivación
ticas"^. Esto, sin embargo, en nada cambia el pe- delictiva. En KANT es una compensación mere-
ligro que el delito necesariamente comporta para cida del hecho malo. Distribuyendo los elemen-
la idea del Derecho, por muy escaso que sea el tos entre la amenaza de pena (como instrumento
desarrollo de esta idea en el Derecho abstracto. de prevención de delitos) y la ejecución de la
La eliminación de esta puesta en peligro, la ma- misma (como ejecución merecida de la Ley),
nifestación de que el delito no es una conducta FEUERBACH combina ambos puntos de partida. En
de la que se pueda partir, asegura por ello la todo caso, sin embargo, el dolor de la pena tiene
efectos en cuanto factum: como tal, en cuanto
'^'' Juicio negativo-infinito (nota 119), pág. 324. algo que duele, es un instrumento de dirección
™ (Nota 64), § 97.
™ (Nota 64), § 99. "* (Nota 64), § 99; respecto de la teoría de la tolerancia del
" ' (Nota 119), pág. 239. § 100 cfr. JAKOBS, Der Zweck der Vergeltung, en: KOTSALIS
"^ (Nota 64), Vorrede, pág. 33; al respecto PAWLIK (nota ' (ed.), Festschrift für Nikolaos Androulakis, 2003, págs. 712 y
120). ss., 720 y ss., con referencias.

132 133
o un equivalente del hecho malo. En HEGEL -al B. REALIDAD DEL DERECHO -íwissr:' •>
menos en aquella entre sus fundamentaciones
Es palmario que el hecho de infligir dolor pe-
de la pena que aquí es resaltada-, el dolor es
nal puede ser comprendido como símbolo de
también un elemento simbólico, significa algo, a una contradicción; pues la destrucción o limita-
saber, que la máxima configurada por el autor ción de la libertad del delincuente, es decir, la
es irrelevante, siendo relevante la del ordena- coacción dirigida contra él, muestra que su uso
miento jurídico. El hecho y la pena se toman en de la libertad no puede sentar precedente. Sin
su significado comunicativo, el hecho como afir- embargo, permanece sin resolver la cuestión de
mación de que el Derecho no es vinculante^^^, y por qué precisamente se elige el infligir dolor
de que el autor disfruta de la libertad del estado como símbolo, y no otra cosa. Pues téngase en
de naturaleza hobbesiano, la pena como contra- cuenta que ya el fallo condenatorio constituye
dicción, con el contenido de que únicamente el una contradicción del delito. ¿Por qué es necesa-
Derecho puede constituir el punto de partida de rio, además, un dolor producido por la pena?^^*".
la comunicación. Con esta contradicción la es-
tructura de la sociedad queda confirmada, de Esta no es la única cuestión cuyo plantea-
modo que se ha ejecutado una secuencia que no miento se impone. En el Derecho abstracto úni-
corresponde ni al «punitur, ne peccetur» ni al «pu- camente es posible aprehender el delito en
nitur, quia peccatum est»: la mirada se dirige hacia
"'' Respecto de las respuestas estadounidenses a esta pre-
delante, como en el ne peccetur, pero no se trata gunta, exhaustivamente. KAISER (nota 4), págs. 167 y ss., 179 y
de que no ocurran ulteriores delitos - u n propó- ss., con amplias referencias. Según HORNEE, Tatproportionale
sito que, tomado en serio, es totalitario en varios Strafzumessung, 1999, siempre ha de concurrir la función ex-
presiva (así también eadem/von HIRSCH, Positive Generalpra-
sentidos-, sino de mantener la vigencia de la vention und Tadel, GA 1995, págs. 261 y ss.), pero que la
norma. expresión se produzca precisamente a través de la pena, en
su opinión, no siempre admite una justificación unitaria
(págs. 119 y ss., 124); comparable en su crítica del punto de
"^ Probablemente con mayor intensidad HEGEL (nota 64, § partida monista de LAMPE (nota 4) Loos, ZStW 114 (2002),
100): el autor ha establecido mediante el hecho «algo gene- págs. 657 y ss., 661 y 663. Sin embargo, el colorido de las
ral..., una ley». Sin embargo, en cuanto establecimiento de diversas posibilidades de justificación de la pena plantea la
un derecho al no-reconocimiento del otro, la ley sería tan absurda tarea de separar funciones abiertas y latentes de la pena (li-
(nota 64, § 36 |!) que no precisaría de contradicción. Por lo i mitando así las latentes mediante las abiertas), así como
tanto, no se trata de la contraposición «este derecho» contra -para evitar la construcción de un mero totum revolutum- la
«aquel derecho», sino de «Derecho» versus «estado ajurí- de construir un concepto con lo restante. Con profundidad
dico». JAKOBS (nota 134), pág. 721; de modo radicalmente di- KOHLER, Der Begriff der Strafe, 1986, págs. 93 y ss. Cfr. tam-
verso KAISER (nota 4), pág. 119. bién infra respecto de las teorías de la unión, nota 149.

134 135
cuanto vulneración del Derecho, y la pena, sólo La respuesta de los iusnaturalistas de la Ilus-
en cuanto salvaguardia de una realidad jurídica tración ya mencionados y, especialmente tam-
puesta en peligro por el hecho. Queda claro que bién, la respuesta de FEUERBACH a esta cuestión
estos procesos no son cuantificables sino que previa es la siguiente: el Derecho es real cuando
siempre se trata de la secuencia «puesta en peli- no se cometen delitos -una respuesta naturalista
gro-aseguramiento», sin que sean relevantes ni de arriba a abajo porque sólo toma como punto
la clase del derecho violado ni la intensidad de de referencia cómo se comportan los autores po-
la contradicción. Cabe contradecir un pequeño tenciales, y no la vigencia del Derecho. FEUER-
hurto con la pena de muerte y un asesinato me- BACH considera incluso que la prevención de, lite-
diante un par de meses de privación de libertad; ralmente, todo delito es la tarea primordial del
en el Derecho abstracto, esto sucede sin diferen- Estado: de nuevo: «cualquier ofensa contradice...
ciación alguna, ya que, precisamente, en aquel el fin de la asociación civil y, en virtud de dicho
ámbito un derecho sólo ha de concebirse como fin, es necesario que no se produzca ofensa alguna
Derecho, y no como continente de intereses en el Estado»^^^.
cuantificables, de modo que tampoco la res-
puesta a una vulneración del Derecho, la pena, Ahora bien, la «asociación civil» no puede si-
puede mostrar un peso de intereses cuantifica- multáneamente perseguir la libertad e impedir
ble. Dicho brevemente: el Derecho abstracto deja todo abuso de la libertad; pues esto último pre-
sin respuesta la cuestión de la medida de la supondría una vigilancia de dimensión totalita-
pena"^; ésta ha de buscarse en otro lugar, y en ria, es decir, lo opuesto a la libertad. Por ello
la búsqueda recuérdese previamente cuál es el aquel Estado que se pretenda Estado de liberta-
objetivo de HEGEL ya en el Derecho abstracto: la des no puede garantizar seguridad absoluta; su
idea del Derecho, es decir, la realización de estructura o, hablando en términos modernos,
aquello que ha de entenderse como Derecho, de su identidad, es decir, aquello que promete man-
modo que como primer paso, incluso antes de la tener, no es la preocupación por un máximo de
cuestión acabada de plantear en torno a la me- seguridad, sino de juridicidad, esto es, vigencia
dida de la pena, debe responderse a una pre- del Derecho, y el Derecho está en vigor también
gunta previa, a saber, cuándo puede hablarse de cuando se produce una conducta antijurídica,
la realidad del Derecho. concretamente cuando esta conducta se deno-

"^ Con una aproximación crítica -a este respecto- a la po- "** FEUERBACH (nota 82), pág. 39; cursiva en el original. Cfr.
sición de HEGEL, JAKOBS (nota 134), págs. 728 y ss. ya el texto correspondiente a la nota 88.

136 137
mina y trata como delito. El Derecho está en vi- Si aquí se han equiparado la prevención de
gor mientras dirija la orientación comunicativa, lo injusto y la reacción penal frente a lo injusto
siendo equivalente que la dirija para la preven- -ambas forman parte de la realidad del Dere-
ción de un delito, o, si ello no se logra, para la cho-, ello, desde luego, no significa que en la
reacción frente a un delito como tal. Si no se rea- práctica la prevención de lo injusto y su puni-
liza un delito posible, bien sea por convicción en ción puedan intercambiarse arbitrariamente;
la validez del ordenamiento jurídico, o bien sea pues la violencia conforme a Derecho, en cuanto
por miedo a la pena, o si el delito se comete, coacción jurídicamente ordenada, y, en particu-
pero el autor es penado, en todo caso, el Derecho lar, la violencia penal, constituyen un recurso es-
se realiza^'^'. Por lo tanto, el Derecho está en vi- caso, y ya por ese solo hecho está excluida la
gor mientras y en la medida que constituya el posibilidad de reaccionar frente a una criminali-
esquema de orientación dominante, concreta- dad masiva con una persecución penal masiva.
mente, para la prevención de lo injusto o, en En tal caso, el Estado no podrá cumplir con su
cambio, para la reacción frente a lo injusto. En «obligación de jugar»^*°, y la norma pierde su
consecuencia, debe tenerse en cuenta que la ex- carácter real. Más importante aún resulta un se-
tendida expresión de que el delincuente vulnera gundo argumento: para ser real el Derecho no
mediante su comportamiento la vigencia de la sólo debe ofrecer orientación a los potenciales
norma puede dar lugar a muchos equívocos: si autores sino también a las potenciales víctimas;
su hecho es tratado como delito, ello demuestra dicho con un ejemplo, en una sociedad en la que
la permanencia de la vigencia de la norma; sólo ninguna persona osa moverse libremente por
si el Estado deja de lado el asunto la vigencia se miedo a la delincuencia, el derecho a la libertad
erosiona. El delincuente, por tanto, pulsa el reloj de movimientos no es real, se mire como se mire.
del ajedrez para colocar al Estado en la necesi- Para poder hacer uso de su derecho la persona
dad de jugar, crea una tendencia lesiva y, en esa no sólo necesita seguridad normativa, es decir,
medida, podrá hablarse de un ataque a la vigen- la conciencia de que ejerce su derecho y de que,
cia de la norma. Pero cuando se pena con ello en caso de ser perturbada, esto se imputará al
el ataque queda rechazado, la tendencia lesiva perturbador como falta suya y no a ella misma
eliminada y la norma sigue siendo real, es decir, como temeridad; por el contrario, esta certeza
sigue en vigor. normativa, si se pretende que verdaderamente

" ' HEGEL (nota 64), §§ 97, 99. Vid. el párrafo anterior in fine.

138 139
dirija la conducta, debe contar con un apoyo beres), y no por intereses, pero que sí debería
cognitivo, dicho de otro modo, no debe ser de- haber tratado en la moralidad"^, en cuanto una
masiado elevada la probabilidad de que se con- de las pretensiones de los sujetos frente al Dere-
vierta uno en víctima de un delito con ocasión cho. En conclusión, por tanto, la conciencia de
del ejercicio de sus derechos. Dicho con un ejem- tener derecho no basta para el uso de los dere-
plo: dando un paseo nocturno por un parque ur- chos si a ello no se suma la conciencia de que no
bano, nadie se tranquilizará tan sólo con la con- se producirán -dependiendo del peso, probable-
sideración de que no debe ser sometido a un mente o, incluso, con una altísima probabilidad-
robo o, incluso, ser privado de su vida, sino que, pérdidas en los intereses del agente. Con ello se
por el contrario, si inicia el paseo, también par- ha alcanzado la respuesta, aún pendiente, a la
tirá de que con alta probabilidad no será tratado cuestión de por qué la contradicción del delito
de ese modo. Posiblemente, tratándose de intere- debe producirse precisamente infligiendo dolor:
ses de poca relevancia, esta necesidad de apoyo el dolor sirve para la salvaguardia cognitiva de
cognitivo será más débil; pero nunca estará au-j la vigencia de la norma; éste es el fin de la pena,
senté por completo^*\ como la contradicción de la negación de la vi-
gencia por parte del delincuente es su significa-
Es necesario que las víctimas potenciales ha-
llen un acomodo, con sus intereses, en el Dere-
cho. Un aspecto que HEGEL, acertadamente, noj "^ Y no esperar hasta la sociedad civil en cuanto nivel de
realización de la eticidad.
trata en el Derecho abstracto, puesto que las per- "^ También LAMPE (nota 4) supera la contraposición entre
sonas en aquel nivel de evolución se encuentran '.'.ipunitur, ne peccetur» y «punitur, quia peccatum est», y ello no
constituidas exclusivamente por derechos (y de- en una teoría de la unión (al respecto infra nota 149), sino
vinculando el lado normativo y el lado cognitivo de la vigen-
cia del Derecho: en su concepción, la pena establece (a) la
" ' LuHMANN, Rechtssoziologie 1, 1972, pág. 51. Respecto «oposición polar» al delito, produce (b) el mantenimiento del
del concepto de vigencia del que aquí se hace uso -cuya ulte- ordenamiento jurídico («carácter dominante»), concreta-
rior fundamentación resulta imposible en el presente marco- j mente, a través de la prevención general, así como (c) previ-
vid. ALEXY, Begriff und Geltung des Rechts, 1992, págs. 139 I sión en el sentido de prevención especial (págs. 70 y ss., 166
y ss., 142: «El concepto de vigencia jurídica incluye... necesa- y ss.), en su conjunto, «restablecimiento de la situación con-
riamente elementos de la vigencia social». En todo caso, una j forme a Derecho en la sociedad» (pág. 167). Aquí, en cambio,
deducción «correcta» de un «principio indudable» por sí sola no se habla de un «restablecimiento», sino del manteni-
no basta; pues esta vigencia meramente conceptual existe sil miento de la vigencia del Derecho, pero el hecho de que el
perspectiva hacia la práctica, de modo que podría prescinl «estado conforme a Derecho», junto con su lado normativo,
dirse de la pena y de la indemnización. Cfr. también el textí también tiene un lado cognitivo cuyo mantenimiento forma
correspondiente a la nota 181. parte de la pena justa es expuesto acertadamente por LAMPE.

140 141
Para clarificar lo expuesto: el autor ha deter- la medida de la pena^"*^. Dicho de otro modo:
minado y ejecutado su conducta sin considera- después de un delito, no basta con denominar de-
ción de la vigencia del Derecho. En la medida en lincuente al autor -esto, por sí sólo, es única-
mente una corroboración conceptual-, sino que
que ello implique la afirmación de que la norma
también ha de ser tratado como delincuente para
no le vincula, se le contradice a través de la pena
avanzar hacia la idea, hacia la realización del
(ese es el significado de la pena). Ahora bien, la concepto, y mantener la fuerza de orientación,
contradicción por sí sola no cambia en nada la del Derecho, su vigencia. Del mismo modo que
situación de que el hecho da motivo para dudar después de la defraudación de una expectativa
de la imprescindible seguridad cognitiva de la cognitiva la orientación no se restablece sin más
vigencia de la norma; pues el hecho muestra que porque el sujeto defraudado corrobore lo errado
hay que contar con la posibilidad de que se in- de su cálculo, sino que, al contrario, éste ha de
frinja la norma (primaria^*''). Si al autor se le in- corregir tal cálculo, tampoco bastará después de
flige un dolor penal de tal intensidad que a la defraudación de una expectativa normativa
causa del dolor su hecho es generalmente consi- con identificar al autor como fuente de la defrau-
derado un fracaso, con ello queda claro que en dación; debe ser tratado realmente como autor,
el futuro el apoyo cognitivo de la norma al me- es decir, debe ser eliminado en cuanto destinata-
nos no será peor que antes del hecho; este man- rio en la comunicación de modo más o menos
tenimiento del lado cognitivo de la vigencia de completo y por tiempo más o menos largo^'*''.
la norma es el fin de la pena, y en función de tal
"^ Se opone a este p u n t o de vista la concepción de VON
fin ha de determinarse la pena, y es en este con- HiRSCH, de acuerdo con la cual todo el sistema jurídico-penal
texto de fines no limitado a lo abstracto en el tiene u n a función preventivo-general (negativa), mientras
que de hecho por primera vez queda esbozada que la pena ha de determinarse de m o d o proporcional al
hecho (Censure and Sanctions, 1993, págs. 13 y s.; idem, Past
or Future Crimes. Deservedness and Dangerousness in the
Sobre LAMPE vid. Loos (nota 136), págs. 657 y ss. Respecto de la Sentencing of Crimináis, 1986, págs. 47 y ss.; idem, JAREBORG,
necesidad de u n aseguramiento cognitivo, especialmente, Strafmafi u n d Strafgerechtigkeit, 1991, págs. 11 y ss., 15 y
también PUPPE, Strafrecht ais Kommunikation, en; SAMSON etal. ss.). La rama preventiva de esta teoría n o se limita a la repa-
(ed.), Festschrift für Gerald G r ü n w a l d z u m 70. Geburtstag, ración d e lo que el autor ha empeorado; en esa medida, el
1999, págs. 469 y ss., 476,477 y ss.; VELTEN, Normkenntnis u n d autor es u s a d o p a r a el bien común, n o siendo tratado como
Normverstandnis, 2002, pág. 209; sobre la explicación del do- persona en el Derecho (KAISER, nota 4, págs. 181 y s.). La
lor penal cfr. además BAURMANN, Vorüberlegungen zu einer 1 rama retributiva n o aporta n a d a a la determinación de la
empirischen Theorie der positiven Generalprávention, GA medida si no se refiere a u n fin. Sobre v o n HIRSCH cfr. tam-
1994, págs. 368 y ss., 382 y ss. bién HoRNLE (nota 136), págs. 119 y ss.
"^ Supm, texto correspondiente a la nota 139. "•^ JAKOBS (nota 134), págs. 726 y ss.

142 143
C. EL DEBER DE REPARACIÓN DEL AUTOR f^h Se habla de prevención general positiva^*^, porque
no se pretende alcanzar la intimidación de la ge-
Si bien este contexto de fines -la pena para el \ neralidad de las personas, sino el mantenimiento
mantenimiento de una vigencia de la norma que j de la norma como esquema de orientación, pre-
resulte realmente orientativa- probablemente no vención, porque se persigue un fin, precisamente,
necesite de ulterior explicación, sí que es necesa- i el mantenimiento de la fidelidad a la norma, y
rio explicar si -y en caso afirmativo, en qué me- ello, concretamente, respecto de la sociedad en
dida- es legítimo perseguirlo, y para el trata- ¡ su conjunto, por ello, prevención general.
miento de este problema hay que recordar con En oposición directa a FEUERBACH, la primera
carácter previo que el fin a alcanzar no consiste cuestión en la determinación de la medida de la
en absoluto en una seguridad completa frente a pena (o, en FEUERBACH, de la medida de la ame-
los delitos (como postulaba FEUERBACH al menos naza penal) no debe ser cuan fuerte era proba-
en la formulación por él utilizada), sino en la
vigencia del ordenamiento jurídico. En Derecho " ' Cfr. los detalles en NK-HASSEMER (NEUMANN et al, ed..
penal no se trata de modo primario de prevenir N o m o s Kommentar z u m Strafgesetzbuch, t. 1, actualizado a
m a r z o d e 2003), n.m. 429 y ss. previos al § 1; JAKOBS (nota 4),
delitos - d e esto ha de ocuparse principalmente 1/4 y ss., 14 y ss.; idem, Schuld u n d Právention (nota 66);
la policía-, sino de una reacción frente al delito Ídem, N o r m , Person, Gesellschaft, 2" ed., 1999, págs. 98 y ss.;
que asegure que la fidelidad al ordenamiento ju- MüLLER-TuCKFELD, Integratlonspráventlon. Studien zu einer
Theorie der gesellschaftlichen Funktion des Strafrechts, 1998,
rídico se mantenga como actitud natural de la I con exhaustivas referencias (al respecto, acertadamente
mayoría de todas las personas, por lo que las! KARGL, Rechtstheorie 30, 1999, págs. 371 y ss.); KALOUS, Posi-
víctimas potenciales puedan tener la certeza de tive Generalprávention durch Vergeltung, 2000 (en págs. 172
y ss. también respecto d e la discusión anglo-americana);
que no sólo tienen derecho a ejercer sus derechos, HART-HONIG, Gerechte u n d zweckmáüige Strafzumessung.
sino que podrán ejercerlos quedando incólumes, Zugleich ein Beitrag zur Theorie positiver Generalpráven-
tion, 1992, p á g s . 98 y ss.; SCHÜNEMANN/VON HIRSCH/JAREBORG
a menos que se ubiquen en los márgenes de la (ed.), Positive Generalprávention. Kritische Analysen im
sociedad. Por consiguiente, los destinatarios dej deutsch-englischen Dialog, 1998. Algunas teorías d e la pre-
la pena no son sólo -ni siquiera lo son en pri- vención general positiva (así, p o r ejemplo, algunas de mis
consideraciones loe. cit. y en nota 149; de m o d o similar
mera línea- el autor en cuestión y otros delin-j FRISCH, en: Positive Generalprávention, op. cit., págs. 255 y
cuentes que ya tienen tendencia a cometer el he-1 ss., 140 y s.) descuidan el lado cognitivo d e la vigencia d e la
norma, d e g r a d a n d o los efectos psíquico-sociales, al m e n o s
cho, sino las personas fieles al ordenamiento, esj en parte (¡intimidación!; menos: confirmación de la fidelidad
decir, la gran masa de éstas: deben conservar sii a la norma), a la condición d e efectos secundarios. Aquí se
fidelidad al Derecho y su confianza en la norma pretende corregir lo restringido d e mi p u n t o d e vista.

144 145
blemente la tendencia del autor a cometer el he gencia de la norma que el delincuente haya
cho, y tampoco cuál es la intensidad de ll creado a través de su hecho de modo imputable,
tendencia en otros autores ya decididos a come de la que es responsable. Su responsabilidad por
ter el hecho, sino cuál es el grado de perturba la puesta en peligro de la norma es la legitima-
ción social generada por el hecho. Dicho a travé ción para infligirle dolor penal; por lo tanto, ca-
de un ejemplo: cuando se roba un anillo de ore bría hablar de reparación en un sentido amplio,
para la determinación de la pena resulta irrele una reparación que el autor, si tuviera una moti-
vante que el autor estuviera prácticamente obse- vación conforme a Derecho, prestaría espontá-
sionado con el objeto y, por ello, difícilmente hu- neamente mediante la renuncia al uso de su li-
biera podido ser motivado para no cometer el bertad (cosa que, de hecho, sucede de vez en
hecho, o que hubiera decidido hacerse con él cuando en forma de la composición entre autor
sólo incidentalmente. Para el peso social de un y víctima"®, al igual que al solucionar conflictos
hecho resultan decisivos (1) el peso de la norma informales, es habitual que se ofrezca una dismi-
vulnerada y la medida de su vulneración (2) l.i nución del status propio o una prestación espe-
situación del aseguramiento cognitivo de esn cial).
norma y (3) la responsabilidad del autor por su
motivación para cometer el hecho, es decir, si Sin embargo, sólo podrá mantenerse la norma
como esquema de orientación a través de la pena
ésta es completamente asunto suyo, o, por el
si aquellos que se orientan en el papel de autor,
contrario, puede exonerársele parcial o comple-
leniendo en cuenta la pena, se abstienen, por
tamente al respecto, por ejemplo, en virtud de
miedo o convicción, de cometer el hecho, y si en
una enfermedad psíquica, a causa de una sitúa
los sujetos que se orientan en el papel de vícti-
ción de necesidad de la que no es responsable o
inas existe la representación de que la pena apar-
en virtud de que la víctima ha infringido un de-
ber de autoprotección, y habría otros elemento^
'"" § 46a StGB, § 155 StPO. Respecto de la legitimación de
que mencionar. En todo caso, la tendencia a ce) la pena a través de la institución de la reparación, vid. la
meter el delito que concurra en otras personas leoría del «daño intelectual» en WELCKER, Die letzten Gründe
\ on Recht, Staat und Strafe, philosophisch und nach den Ge-
sólo juega un papel para la medida de la pena setzen der merkwürdigsten Volker rechtshistorisch entwic-
en cuanto sea consecuencia del hecho ya prodii kelt, 1813, págs. 252 y ss., 266; sobre ello MOLLER-DIETZ, Vom
cido, es decir, una puesta en peligro de la vigen intellektuellen Verbrechensschaden. Eine nicht nur historis-
che Reminiszenz, GA 1983, págs. 481 y ss.; recientemente
cia de la norma producida por el hecho. La pena liimbién VELTEN (nota 143), págs. 178 y ss., 191, resumida-
sólo elimina aquella puesta en peligro de la vi- mente en págs. 196 y ss.

146 147
tara a alguno de cometer el hecho, y esta repre- bien simultáneamente es limitada por ésta de
sentación ha de tener a la larga una j modo estricto a la reparación del daño culpable-
fundamentación plausible, ya que de lo contra- i mente producido. La situación es distinta
rio la vigencia acabaría erosionándose tarde o! cuando el dolor penal es medido en atención a
temprano, al quedar al descubierto el engaño. En' otros sujetos que de por sí, con independencia
esta medida, parece que la prevención general del hecho ocurrido, muestran una tendencia a
positiva al menos también implica la intimida- delinquir, es decir, cuando el dolor penal es utili-
ción de autores potenciales, es decir, prevención zado también para la eliminación de riesgos de
general negativa, sólo que no se habla de ella los que el autor no ha de responder; entonces, se
directamente, sino de su efecto de producir fide- exige del autor más que la reparación, siendo así
lidad a la norma, y de su reflejo en la confianza usado como instrumento de política social. De
en la norma por parte de otros sujetos. Dicho de i esto -más exactamente: en contra de esto- habrá
otro modo, si la pena mantiene la confianza en i que hablar a continuación.
la norma, debe producir miedo o convicción, y, Antes hay que subrayar, sin embargo, que la
sólo en ese caso mantendrá la confianza en la j contraposición de «punitur, quia peccatum est» y
norma. «punitur, ne peccetur» muestra ser tan insufi-
Ahora bien, en el ámbito del efecto de la pena ciente como -a efectos comparativos, si bien cum
es necesario distinguir con toda claridad: si el| grano salís- sería errónea en un supuesto jurí-
dolor penal se mide exactamente de tal modo | dico-civil en el que hay derecho a ser indemni-
que el hecho ocurrido sea entendido general- zado la diferenciación de que por un lado, ha-
mente como empresa fallida, evitará que laj bría que indemnizar por la conducta lesiva, y,
puesta en peligro de la vigencia de la norma que por otro, para cumplir el fin de reparar el daño
del perjudicado; evidentemente, ambas cosas
emana del hecho acabe convirtiéndose en un
son correctas, y ello no a modo de adición
daño, y para que se logre esa evitación, el autor
(«unión»^*') de ambos fundamentos, sino en
deberá asumir la responsabilidad por su hecho.
El status quo de vigencia de la norma puesto en I
" ' Las Uannadas teorías de la unión, cuya defensa está
riesgo por el hecho queda entonces salvaguar-j muy extendida en la ciencia del Derecho penal, no unen
dado, ni más ni menos. En esta medida la pre- nada -o es poco lo que unen- en un todo, sino que suman
vención general negativa -junto con otros ele- funciones abiertas y latentes de la pena, por regla general,
en el marco de una función que limita a todas las demás: en
mentos, en particular, la producción del el marco de la retribución de la culpabilidad, sin que, una
convicción- se halla contenida en la positiva, sil vez abandonadas las penas de tallón, se haya aclarado ni lo

148 149
cuanto desarrollo del concepto «reparación» en ciantes que sean los intereses que hablen en fa-
el contexto de una teoría de la responsabilidad vor de una ulterior mejora del perjudicado o de
jurídico-civil. Mientras en Derecho civil se trata la vigencia del ordenamiento más allá de la si-
de compensar un daño material producido, en tuación anterior, quedarán completamente fuera
Derecho penal, se trata de compensar la puesta de consideración; pues nadie responde de una
en peligro de la vigencia del Derecho, mediante situación que se ha gestado sin intervención
una intervención en quien debe responder de suya. Por lo tanto, cabe respetar la prohibición
ese daño o de esa puesta en peligro, y ello en lo kantiana de confundir a un delincuente «entre los
que alcance su responsabilidad. Por muy acu- objetos del Derecho de cosas» también en el ám-
bito de una pena dirigida a un fin, es decir, si al
más mínimo cómo podría alcanzarse una medida de la pena
autor sólo se le exige lo que en Derecho ha de
(al menos, con efectos limitadores) partiendo de una deter- prestar. En consecuencia, el código determinante
minada medida de culpabilidad sin reflexiones en torno al no es «justo versus adecuado a fines», sino «me-
fin de la pena; dicho de otro modo, la determinación preven-
tivo-general de la medida de la pena (notas 66, 147) se trata j recido versus inmerecido», y también una pena
de modo implícito como «correspondiente a la culpabilidad» orientada a la consecución de fines puede ser
(JAKOBS, Schuldprinzip, nota 66, págs. 7 y ss., 23 y ss. y pas- ] merecida, si bien sólo deberá prevenir los hechos
sim). En la medida en que se lograra una unión en un solo j
conjunto, la teoría se quedará corta, ya que no denomina el | de otros en la medida en que estos hechos sean
conjunto. En la medida en que no se logre, se trata de una consecuencias imputables del propio hecho del
limitación recíproca de elementos sólo nominalmente uni- autor.
dos, o, sencillamente, de un revoltijo (JAKOBS, Zur gegenwár-
tigen Straftheorie, en: KODALLE, ed., Strafe mufi sein! MUÉ
Strafe sein?, 1998, págs. 29 y ss. [= PJ 47 (1997), págs. 145 y ^
ss.]; LAMPE, nota 4, págs. 59 y ss.). Las «teorías de la unión»
se defienden en diversas modalidades; como teoría de armo-
nización de los fines de la pena (JESCHECK/WEIGEND, nota 4,
págs. 75 y ss.); como teoría de la mera limitación de persecu- \
ción de fines preventivos a través de lo adecuado a la culpa- j
bilidad (RoxiN, nota 4, 3/33 y ss., 37 y ss., 44 y ss., 48 y ss.,
55; Ídem, Wandlungen der Strafzwecklehre, en: BRITZ et al.,
ed., Grundfragen staatlichen Strafens, Festschrift für Heinz
MüUer-Dietz zum 70. Geburtstag, 2001, págs. 701 y ss.); como
teoría -dependiendo del delito- de la variación de preferen-
cias (STRATENWETH, Strafrecht. AUgemeiner Teil I. Die Straftat, j
4^ ed., 2000 [= Derecho penal. Parte General I. El delito, 2005], I
1/4 y ss., 16 y ss., 30 y ss., 36; idem, Was leistet die Lebrel
von den Strafzwecken?, 1995); y otras.

150 151
. nMv^- V! INTIMIDACIÓN DE OTROS,
* PREVENCIÓN ESPECIAL

BENTHAM, quien desarrolló una teoría utilita^


rista muy poco tiempo después de las concepcio-
nes idealistas de KANT y HEGEL, niega, sin em-
bargo, la posibilidad de determinar la pena sin
tener en cuenta todos los hechos futuros. «La
prevención general», afirma, «debe ser el fin
principal de la pena, en la medida en que verda-
deramente constituya una justificación. Si pudié-
ramos representarnos un delito cometido como
hecho único, ... la pena carecería de objeto... Si,
sin embargo, nos representamos que un delito
impune abre el camino del delito no sólo al
mismo autor, sino a todos aquellos que tengan
los mismos motivos y oportunidades de transi-
tarlo, comprendemos que la pena que es infli-
gida a un ser individual se convierte en la fuente

153
de la seguridad de todos.»^^° Ahora bien, BENT- sobre todo, porque no es posible identificar una
HAM argumenta partiendo de una base cerce-l magnitud que quede fijamente establecida de
nada: si un delito constituyera «un hecho único», I una vez por todas: el peso de la norma centrave-
no podría poner en riesgo la base cognitiva d e | nida puede cambiar -la degeneración del aborto
la vigencia de la norma, y en tal caso, la pena desde un crimen grave a un delito de bagatela,
posiblemente se agote en infligir simbólicamente antes de que fuera declarado impune para los
dolor; sin embargo, con ello aiin no queda de- casos principales, la han vivido los aquí presen-
mostrado que la pena en los demás casos deba tes-, la salvaguarda cognitiva puede ser firme o
dirigirse intimidando (o fomentando la convic- inestable, puede cambiar lo que deba conside-
ción de que la norma es correcta) sencillamente rarse una situación de necesidad merecedora de
a todos los delincuentes potenciales y que no reconocimiento jurídico, etc. HEGEL expone acer-
pueda, en lo que se refiere a la intimidación, diri- tadamente que «el poder de la sociedad, una vez
girse exclusivamente a aquellas personas que adquirida seguridad en sí misma» rebaja «la im-
son animadas por el delito en cuestión a cometer portancia externa de la lesión», conduciendo por
otros delitos. BENTHAM tan sólo formula la consta- ello a «una mayor lenitud en el castigo de ésta»;
tación trivial de que carece de sentido una acción por ello, en su opinión, no es posible desarrollar
intimidatoria cuando nadie hay que deba ser in- un Código penal con bases filosóficas, sino que,
timidado, sin demostrar con ello que una intimi- por el contrario, éste «pertenece sobre todo a su
dación global tenga sentido y sea legítima. Por tiempo y al estado de la sociedad civil en
lo tanto, sigue existiendo la posibilidad de limi- éste»^^\
tar la pena a la confirmación de la vigencia de la Sin embargo, sí que es perfectamente posible
norma que el delincuente ha puesto culpable- identificar algunos de los elementos a los que
mente en riesgo, dejando fuera de consideración no debe recurrirse para la determinación de la
la inseguridad existente con independencia de
su hecho. '^' HEGEL (nota 64), § 218, anotación; cfr. ya el texto corres-
pondiente a la nota 64. Respecto del Derecho vigente: STRENG,
Por lo demás, aquí no se pretende profundizar Strafrechtliche Sanktionen, 1991, págs. 162 y ss.; especial-
mente sobre la jurisprudencia del Tribunal Supremo Federal:
en la determinación de la medida de la pena, FRISCH, Strafkonzept, Strafzumessungstatsachen und Mafis-
tábe der Strafzumessung in der Rechtsprechung des Bundes-
'™ BENTHAM, The Rationale of Punishment, 1830, cita con- gerichtshofs, en: CANARIS eí al. (ed.), 50 Jahre Bundesgericht-
forme a la edición (abreviada) en VORMBAUM (nota 4), tomo shof. Festgabe aus der Wissenschaft, tomo IV, ed. por ROXIN
1, págs. 90 y ss., 93. eí al, 2000, págs. 269 y ss.

154 155
medida de la pena si se pretende tratar como el derecho del autor a ser penado únicamente de
persona en Derecho al autor. Resulta relativa- acuerdo con la medida de su responsabilidad: de
mente sencillo excluir el fin, ya mencionado en lo contrario, se tratará de una pena con ocasión
relación con BENTHAM, de evitar que otras perso- de la culpabilidad del autor por algo de lo que
nas, que tienden al delito con independencia del no es culpable, es decir, de la punición, en esta
hecho ya cometido, desistan de cometer delitos medida, de un inocente^^'', que es tratado como
en el futuro, la denominada prevención general ne- una cosa usada para alcanzar un fin. Aquí no
gativa (intimidatoria). Es habitual que se men- hay camino que no pase por KANT. De modo in-
cione esta prevención en la época de la Ilustra- superado, y probablemente insuperable, HEIN-
ción como fundamento de la pena; como algo RicH HEINE ironizaba sobre la teoría intimidatoria
evidente, sin fundamentación alguna y sin que de la pena: «Aquí se produce sufrimiento a un
se aprecien siquiera escrúpulos de ninguna ser humano que cometió un delito, para que un
clase, la mencionan GROCIO^^^, PUFENDORF^^^ y tercero quede por ello intimidado a la hora de
WoLFF, quien incluso llega a decir que las penas cometer un delito similar. Es la máxima injusti-
capitales se ejecutan «única y exclusivamente cia que alguien deba sufrir para bien de otro, y
para dar ejemplo a otros»^^*, y afirma, por lo de- esta teoría siempre me trajo a la memoria los po-
más, que puesto que «en la punición de lo malo bres souffre-douleurs que antiguamente eran edu-
ha de mirarse más a los demás que a los delin- cados con los pequeños príncipes y que recibían
cuentes», no sería «injusto que... los delincuentes latigazos cada vez que su eximio compañero ha-
sufran penas más duras de lo que fuera necesa- bía cometido cualquier falta»^^^.
rio... para mejorarlos»^^^. Cuando el delincuente
no es responsable de la tendencia delictiva de La cuestión presenta mayor dificultad res-
los demás -y con independencia del hecho a juz-
gar no ha de responderse de las tendencias pre- '^^ En el caso de la pena privativa de libertad impuesta en
sentes en personas responsables con las que no defensa del ordenamiento jurídico en virtud del § 47 StGB,
se trata de una pena por la infracción de una norma indubi-
hubo colusión-, cada pena que se amenaza, se tadamente legítima (¡1), pero que carece de un aseguramiento
impone y se ejecuta para intimidar a otros, viola cognitivo suficiente: en esta medida, la sociedad aún no está
segura de sí misma (cfr. swpra el texto correspondiente a las
notas 64 y 151). En tales casos, se incrementa el efecto pertur-
"-^^ GROCIO (nota 1), II, XX, XIII. bador del hecho individual, y resulta adecuado un incre-
'=-' PuFENDORF (nota 18), 2.13.7 y ' mento de la pena.
•=" WoLFP (nota 23), § 346. ^^^ HEINE, Lutetia, anexo, en: Samtliche Werke, tomo XII,
'== (Nota 23), § 347. (Kindler), 1964, págs. 121 y ss., 129.

156 157
pecto de la prevención especial: el mejoramiento de menores, para los delincuentes jóvenes -en
del autor mediante educación, su intimidación o cuyo caso cabe esperar que la educación tenga
su aseguramiento a través de medidas coactivas, los mejores resultados- corresponde prioridad al
desde el encierro, pasando por la castración de fin educativo^^^, siendo las «medidas», exclusiva-
los llamados autores instintivos, hasta llegar a la mente educativas, ni siquiera impuestas «por»
pena de muerte. La pena privativa de libertad un hecho, sino «con ocasión» de él, mientras que
-generada con base en los esfuerzos educativos las consecuencias jurídicas «punitivas» al menos
de orientación calvinista a finales del siglo XVI parten de la consideración de cuáles son las ten-
y que floreció desde la segunda mitad del siglo dencias lesivas que «se han manifestado en el
XVIII, entonces con base en la fe ilustrada en la hecho». Más allá de esto, en el caso de todos los
educación- muy difícilmente hubiera comen- presos condenados, el tiempo de la privación de
zado su marcha triunfal, que se prolonga hasta libertad que de todos modos se produce debe
el día de hoy, si no tuviera, junto con el fin pre- aprovecharse para la socialización del interno; la
ventivo «blando» «fidelidad a la norma me- Ley de ejecución penaP^"^ enuncia este fin aún
diante educación», también un fin duro: un antes del aseguramiento frente a ulteriores he-
preso ya no puede delinquir, más exactamente, chos una regulación al menos problemática^"^".
no puede hacerlo fuera del centro penitenciario,
más exactamente aún, allí ya no puede hacerlo Ahora bien, también las reacciones de sociali-
de propia mano. Este efecto, como cualquier otro zación -y, en este sentido, de ayuda- tienen
de índole preventivo-especial ¿constituye un como contenido que, en primer lugar, hay que
efecto secundario -muy deseado- del intento de transformar al autor del hecho delictivo antes de
asegurar la base cognitiva de la vigencia de la que pueda ser aceptado como sujeto libre. A di-
norma, o, por el contrario, es lícito perseguir ta- ferencia de la prevención general positiva, en la
les efectos de modo autónomo, en cuanto fines que se exige reparación de una persona, en el
de la pena a su vez legítimos?
=' ** §§ 5, 13 párr. 1, 17 párr. 2 JGG.
De acuerdo con el Derecho vigente, ha de dis-
™ § 2 StVoUzG.
tinguirse si a un ser humano probablemente se 160
Adopta acertadamente una posición crítica LAMPE (nota
le puede ayudar a través de la educación a llevar 4), pág. 81; con una perspectiva en su conjunto poco crítica
en el futuro una vida sin pena, o de si se trata con la prevención especial vid. DOLLING, Zur spezialpraventi-
ven Aufgabe des Strafrechts, en: idem (ed.), Grundlagen des
de proceder contra un peligroso autor por ten- Rechts und Strafrechts. Festschrift für Ernst-Joachim Lampe
dencia. Como se infiere de la Ley de tribunales zum 70. Geburtstag, 2003, págs. 597 y ss.

158 159
ámbito de la prevención especial mediante edu- gue de modo inexacto, ya que algunas medidas
cación se pretende primero establecer a la per- de seguridad -el internamiento en un hospital
sona en la configuración que debe tener. Par- psiquiátrico o en una institución educativa- de-
tiendo de esta situación, el hecho no puede ben ejecutarse antes y no después de la pena,
haber sido cometido por una persona en el pleno debiéndose computar su duración en la de la
sentido de la palabra -pues aún hay que cons- pena: un llamado sistema vicarial -la medida de
truirla-, sino, en todo caso, por una persona de- seguridad sustituye a una parte de la pena-, lo
ficitaria, de modo que la conexión con la teoría que, sin embargo, tiene como presupuesto una
de la pena de KANT y HEGEL se pierde. Aún ma- cierta identidad cualitativa del «vicario» con el
yor que la problemática del trato socializador «titular». Por otro lado, la existencia de medidas
del autor, es, en cambio, la del aseguramiento de seguridad no dice nada acerca de en qué me-
frente a un autor por tendencia -como dice con dida los intereses de salvaguardia ya han jugado
algo de acierto el lenguaje popular- encerrán- un papel en la fijación de los marcos penales;
dolo. ¿Es legítima tal pena de aseguramiento? dicho con un ejemplo: cuando se amenaza a los
La respuesta que el Código penal alemán su- cabecillas u hombres de atrás de una asociación
giere frente a esta cuestión es que una pena de terrorista con una pena privativa de libertad de
aseguramiento que supere la pena adecuada a la hasta 15 años^''^ sin que sea necesario que los
culpabilidad es inadmisible; se establece que el delitos tomados en consideración hayan progre-
aseguramiento en esta medida sólo puede alcan- sado más allá del estadio de una vaga planifica-
zarse mediante una medida de seguridad a eje- ción, se impone prácticamente una explicación a
cutar después de la pena, a través de la custodia través de los intereses de aseguramiento (junto
de seguridad^^\ Sin embargo esta respuesta no con la intimidación). Abiertamente se persigue
aporta nada para saber por qué podrá lícita- el aseguramiento en leyes recientes de algunos
mente alcanzarse mediante la custodia de segu- Estados de los EE UU^'''' relativas a los reinciden-
ridad aquello que está prohibido obtener a tra- tes, cuya regulación más conocida -pero no la
vés de la pena; por el contrario, la separación única- se refiere a la segunda reincidencia, es
entre pena y medida de seguridad sólo se consi- decir, al tercer hecho, ordenando, en función del
peso del hecho y de los hechos previos, 25 años
'*'' § 66 StGB; adopta una posición crítica STRENG, Das Legi-
timationsdilemma sichemden Freiheitsentzugs Überlegun- i<52 g ]^29 a párr. 1, en conexión con el § 38 párr. 2 StGB.
gen zur neueren Rechtsentwicklung, en: DOLLING, como en '''' En la vanguardia de la severidad: California Venal Code,
nota 160, págs. 611 y ss. sección 667, especialmente 667 (e) (2); 667.7 (a) (1) y (2).

160 I6l
de privación de libertad, o incluso privación de discusión literaria entre FEUERBACH y GROLMANN,
libertad de por vida, en algunos casos, incluso entendiéndose ambos como kantianos.
excluyendo la posibilidad de una puesta en li- Según GROLMANN, cualquier coacción contra
bertad anticipada. Partiendo de una regla de personas sólo puede ser legitimada si sirve a la
béisbol, el lenguaje popular dice: «three strikes «protección de la libertad», de los derechos de la
and you are out». persona'^''''. GROLMANN toma este punto de partida
de KANT, quien fundamenta la facultad de impo-
Esta problemática se plantea exclusivamente ner coacción a una persona con la «evitación de
en aquellas concepciones penales cuyo principio un obstáculo para la libertad»"''. A diferencia de
máximo no sea «punitur, ne peccetur», en todo KANT, GROLMANN extiende este requisito de legiti-
caso, con una limitación a través de una vaga mación también a la coacción penal, es decir, que
proporcionalidad. Son famosas las consideracio- rechaza la legitimación de KANT a través de la
nes -en esta medida, sin conciencia de la proble- justicia de un talión libre de fines. «Si, por lo
mática- de FRANZ VON LISZT respecto de los «irre- tanto, la pena ha de ser un medio coactivo jurí-
cuperables», ese «miembro enfermo», esa «lesión dico, también ha de venir fundamentada en que
cancerosa» del organismo^*^: «Frente a los irrecu- aquel contra quien debe tener lugar se ha con-
perables la sociedad ha de protegerse; y puesto vertido en un obstáculo a la libertad»"^. Pero
que no queremos decapitar y ahorcar y deportar ¿por qué es el delincuente un obstáculo para la
no podemos, sólo queda el encierro de por libertad después del hecho? Porque, según GROL-
vida»^''^. En cambio, la problemática es palmaria MANN"^, carece de una actitud conforme a Dere-
en aquellas concepciones, como la kantiana, que cho, como demostraría el hecho^^". En su opi-
están seriamente orientadas con base en la justi-
cia, por lo que su tratamiento no se demoró mu- "'' GROLMANN (nota 102), págs. 283, 289.
" ' KANT (nota 37), pág. 231.
cho una vez aparecida la Metafísica de las costum-
"* GROLMANN (nota 102), págs. 289 y s.
bres de Kant; se produjo, con una seriedad que " ' En un primer momento, GROLMANN tomó como punto
impresiona hasta el día de hoy, en forma de una de referencia el peligro de hechos venideros (nota 102), pág.
291.
"° GROLMANN, SoUte es denn wirklich kein Zwangsrecht
* VON LISZT, Der Zweckgedanke im Strafrecht, ZStW 3 zur Právention geben?, Magazin für die Philosophie und
(1883), págs. 1 y ss., 36; es decir, más de 110 años antes de Geschichte des Rechts und der Gesetzgebung, tomo 1, 1800,
las leyes acabadas de mencionar promulgadas por Estados págs. 241 y ss., citado conforme a la reimpresión (reducida)
miembros de los EE.UU. en VORMBAUM (nota 4), tomo 1,17. und 18. Jahrhundert, págs.
""•' (Nota 164), pág. 39. 299 y ss., 305.

162 163
nión, una situación conforme a Derecho requiere terna conforme a Derecho de todos los ciudada-
no sólo «en el momento justo», es decir, cuando nos, sino «una sociedad civil, una institución en
se produce un hecho, que no se perturbe a los la que a todos resulte imposible violar dere-
demás, «sino ya en el momento ahora existente, chos»^^^; dicho de otro modo, puesto que los se-
seguridad de la ausencia de perturbación para res humanos no ofrecen garantía alguna de su
los momentos venideros»^^^; hablando en térmi- conducta en el estado de naturaleza, es lícito
nos modernos, sólo cuando concurre cierta segu- obligarles a someterse a una constitución civiP^^;
ridad cognitiva la norma presta orientación. la garantía la ofrece entonces el Estado, y no re-
GROLMANN prosigue afirmando que por ello el sulta necesaria una garantía prestada por todos
delincuente no sólo perturba la relación jurídica y cada uno de los individuos. Dicho con toda
por la ejecución del hecho, sino ya «por abando- brevedad: lo que GROLMANN quiere conseguir con
nar la voluntad de no lesionar nunca a otros»^^^. la pena preventiva, FEUERBACH lo considera hecho
En su concepción, si bien se presume respecto ya con su prevención conminatoria. Con toda se-
de cualquier persona, a menos que concurran in- guridad, GROLMANN exagera cuando considera
dicios en sentido contrario, que se comportará prácticamente a cualquier delincuente una fi-
conforme a Derecho^^^, esta presunción consti- gura tan dudosa que fuera necesario penarlo
tuye una «suposición problemática» y pierde su para evitar ulteriores hechos; pero es un hecho
justificación con el hecho del autor^^*. Para resta- que existen sujetos especialmente dudosos, auto-
blecer la presunción, según GROLMANN es necesa- res que actúan siendo el delito su modo de vida,
rio eliminar el indicio contrario, concretamente, autores que obran a impulso de sus instintos, au-
a través del «uso adecuado al fin de medios tores de tendencia, terroristas y otros en los que
coactivos de prevención... mediante los cuales se cabe identificar una tendencia consolidada hacia
intimida a quien amenaza un peligro, o se le im- el delito, y parece un tanto ingenuo imponer
pide la ejecución de su amenaza»^^^.
-con FEUERBACH- la pena sólo en virtud de la le-
FEUERBACH contraargumenta que una situación galidad, sin pensar ya más en el aseguramiento.
conforme a Derecho no requiere una actitud in- Frente a GROLMANN, FEUERBACH insiste en que un
deber de tener una actitud interna conforme a
(Nota 170), pág. 301. Derecho pertenece a la moral, y no al Derecho;
(Nota 170), págs. 303 y s.
(Nota 170), pág. 306.
(Nota 170), págs. 6 y s. "^ FEUERBACH, Ueber die Strafe (nota 100), págs 22 y ss.
(Nota 170), pág. 307. "' KANT (nota 37), págs. 324 y s.

164 165
pues «por una mera actitud interna..., sea inmo- VI. PERSONA VERSUS ENEMIGO **^»
ral o sea antijurídica» «de ningún modo se le-
siona derecho alguno»^^**. En esta reflexión es co-
rrecto que desde la perspectiva kantiana, en
Derecho basta la legalidad, el cumplimiento ex-
terno del Derecho, y que no se exige moralidad,
actuar por el cumplimiento del deber^^^. Por con-
siguiente, una actitud interna que incluya ele-
mentos ilegales no es per se una vulneración del
Derecho. A pesar de ello, los pensamientos de
GROLMANN no deben rechazarse por completo;
pues cuando en un delincuente se manifiesta con
claridad -sea como fuere- una actitud interna
permanentemente deficitaria en materia de lega- A. DESPERSONALIZACIONES PARCIALES
lidad, parece ingenuo, a su vez, remitirse exclu-
sivamente a la profilaxis general del delito. En La situación existente respecto de la persona
conclusión, GROLMANN concibe el derecho a punir en Derecho es la misma que la de la vigencia
de modo demasiado unilateral exclusivamente del ordenamiento jurídico, que la del Estado en
como medio coactivo para la prevención espe- cuanto conjunto de un ordenamiento jurídico, en
cial, pero sí percibió correctamente que cual- general, que la de cualquier entidad con estruc-
quiera que deba ser tratado como persona en tura normativa, por lo demás, también la de la
Derecho debe ofrecer cierta garantía de que se persona antes (y no sólo en) del Derecho: para
conducirá como una persona en Derecho. acceder a la realidad, para ofrecer orientación, la
situación normativa necesita de un apoyo cogni-
tivo. Del mismo modo que el normativista más
importante del siglo pasado, HANS KELSEN, quien
identifica Estado y ordenamiento jurídico^^°, no
convierte artificialmente cualquier ordena-
miento jurídico en Estado, sino que insiste en el

'™ FEUERBACH, Ueber die Strafe (nota 100), págs. 25 y s. '*° KELSEN, Reine Rechtslehre. Mit einem Anhang: Das Pro-
" ' KANT (nota 37), págs. 365 y s. blem der Gerechtigkeit, 2" ed., 1960, págs. 289 y ss.

166 167
presupuesto de una Constitución efectiva a gro, como en relación con un animal salvaje,
grandes rasgos^^^ y del mismo modo que una pero no del trato con una persona. En este ám-
norma individual no regirá sencillamente bito -y sólo en casos de estas características- es
cuando pueda ser postulada con buenas razo- adecuada la pregunta que GROLMANN eligió como
nes, sino sólo cuando verdaderamente dirija la título de una de sus contribuciones: «¿Realmente
orientación, tampoco basta para la constitución no existirá derecho coactivo para la preven-
de una persona en el Derecho, de un ciudadano, ción?»^**^
postular un destinatario para deberes y derechos
o, incluso, limitarse a pensarlo; por el contrario, Como muestra la disposición acabada de citar
es necesario que ese destinatario realmente posi- del Derecho de la prisión provisional, y como
bilite orientarse con él como persona en Dere- también cabe apreciar en las medidas de seguri-
cho. Dicho a través de un ejemplo: quien conti- dad antes mencionadas, el Estado se toma un
nuamente se comporta como Satán, al menos no derecho a la prevención sin denominarlo necesa-
podrá ser tratado como persona en Derecho en riamente pena. Sin embargo, sí que hay nominal-
lo que se refiere a la confianza de que cumplirá mente «penas» en una serie de leyes recientes
con sus deberes; pues falta el apoyo cognitivo que el legislador llama leyes para la «lucha» con-
para ello. De modo menos dramático: si, con- tra el delito, es decir, casos en los que se trata
forme al Código procesal penal^^^, cuando con- menos de mantener la configuración normativa,
curre una sospecha muy fundada de la comisión la vigencia del ordenamiento jurídico, que, de
de determinados hechos, como, por ejemplo, prevenir delitos. Se pretende «luchar» contra la
contra la autodeterminación sexual o contra la criminalidad económica^^*, el terrorismo^^^, el
propiedad, el riesgo de reincidencia per se consti- tráfico ilegal de drogas tóxicas y otras formas de
tuye un motivo de ingreso en prisión provisio- aparición de la criminalidad organizada^***, los
nal, ello sucede porque el lado cognitivo de la
conducta personal -imprescindible para la orien- '"' Cfr. nota 170.
"''' Primera Ley de lucha contra la criminalidad económica
tación, se tome como se tome- ha decaído de de 29.7.1976, BGBI I, pág. 2034; segunda Ley de lucha contra
modo más o menos evidente; por consiguiente, la criminalidad económica de 15.5.1986, BGBI 1, pág. 721.
se trata del aseguramiento de una fuente de peli- ''^ Art. 1 de la Ley de lucha contra el terrorismo de
19.12.1986, BGBI I, pág. 2566.
^"^ Ley para la lucha contra el tráfico ilegal de drogas tóxi-
(Nota 180), págs. 215 y ss. Cfr. también nota 141. cas y otras formas de aparición de la criminalidad organi-

i
§ 112a StPO. zada de 15.7.1992, BGBI I, pág. 1302.

1168 169
.^PP

delitos sexuales^'^^ y, finalmente e incluyéndolo lar? Entonces, el autor debería pasar por ser
todo, los hechos graves en general^*'^ Si se ob- sometido a control con base en los hechos por él
serva qué es aquello -más exactamente: quienes cometidos hasta el momento; de lo contrario, la
son aquéllos- contra lo(s) que se pretende «lu- seguridad quedaría perturbada. Esto se corres-
char», se constata que se trata de individuos que pondería con la reflexión de GROLMANN^^^. Las ar-
en su actitud (delitos sexuales), en su vida eco- gumentaciones correspondientes al lado cogni-
nómica (criminalidad económica, relativa a las tivo de la vigencia de la norma y para el
drogas y otras modalidades de criminalidad or- aseguramiento del autor, sin embargo, sólo de
ganizada) o por su imbricación en una organiza- modo aparente discurren en paralelo; pues la
ción criminal (terrorismo, criminalidad organi- pena tiene lugar como prestación de la persona,
zada) se han apartado, probablemente, de modo que también podría ser realizada de modo vo-
permanente, pero, en todo caso, con cierta serie- luntario mediante su sometimiento (ya se men-
dad, del Derecho, dicho de otro modo: que no cionó esto con anterioridad^'"'), mientras que un
prestan la garantía cognitiva mínima que es im- autor que fue peligroso, que ahora se sometiera
prescindible para ser tratado como persona en voluntariamente, ya no necesitaría de asegura-
Derecho. miento alguno, porque sería fiel al ordena-
miento. Dicho de otro modo: el aseguramiento
Para aclarar lo dicho: antes se ha expuesto en
sólo puede concebirse como prestación externa,
relación con la pena que ésta no despersonaliza,
no como prestación del delincuente, y por ello,
aún en la medida en que se imponga para el
tampoco como prestación personal, sino exclusi-
apoyo cognitivo de la vigencia de la norma, ya
vamente como coacción^^\
que el autor, en cuanto persona en Derecho,
tiene el deber de compensar la puesta en peligro El problema de legitimación, como antes se ha
de la vigencia de la norma ocasionada por su dicho, es qué es lo que el Estado puede hacer
hecho. Se trata de un deber de reparación en sen- cuando un autor manifiesta un comportamiento
tido amplio. ¿No cabría -por ejemplo- funda- que excluye que en el futuro se confíe en el cum-
mentar la custodia de seguridad de modo simi-
'*' Cfr. el texto correspondiente a las notas 166 a 175.
''^ Ley para la lucha contra los delitos sexuales y otros "° Cfr. el texto correspondiente a la nota 148.
delitos peligrosos de 26.1.1998, BGBl I, pág. 160. Dicho sea " ' Por lo tanto, aquí no se sigue la equiparación hecha por
de paso: ¿existen delitos no peligrosos? KANT del delincuente con aquel que no admite someterse a
^«*' Ley de lucha contra el delito de 28.10.1994, BGBl I, pág. una constitución civil (Zum ewigen Frieden, 2" edición, 1796,
3186. en: como en nota 37, tomo 6, págs. 191 y ss., 203 y ss.).

170 171
plimiento de la norma. Cuando un delincuente despersonalización -esto debe destacarse- se
de estas características es sometido a custodia de produce de modo puntual, exclusivamente en lo
seguridad, o ve limitada su libertad, bajo el ró- que se refiere al posible uso defectuoso de la li-
tulo «pena», por más tiempo del que es necesa- bertad. Por lo demás, la personalidad jurídica
rio por el hecho ocurrido, no es tratado como queda incólume^''^; en un ejemplo, el delincuente
una persona en Derecho -pues si así fuera, sería a asegurar mantiene su derecho a su integridad
inadmisible que se adopte la perspectiva de los corporal, a su propiedad y debe pagar impues-
hechos venideros-, sino que el aseguramiento se tos.
dirige contra él en cuanto individuo peligroso;
por lo tanto, en esa medida se le despersonaliza La descripción probablemente más precisa del
jurídicamente. La expectativa jurídica de una problema es debida a KANT''"'. En el «estado cí-
conducta personal pierde su carácter real, como vico-legal», dice KANT, una persona me da segu-
cabe apreciar en el hecho de que ya no se per- ridad por haber «entrado en él»; esta seguridad
mite que pueda producirse el supuesto de una me debe bastar mientras no sea «lesionado acti-
potencial defraudación de la expectativa. Cierta- vamente». Sin embargo, quien permanece en el
mente, puede mantenerse la pretensión abstracta estado de naturaleza no presta garantía «y me
de que el afectado debe regirse por las normas lesiona ya por ese estado en el que está a mi
jurídicas, es decir, que en el plano abstracto, con-
ceptual, es posible que el delincuente a asegurar Selbstverstándnis der Strafrechtswissenschaft gegenüber den
se mantenga como persona; sin embargo, el trato Herausforderungen ihrer Zeit, en: ESER et al, (ed.), Die Deuts-
che Strafrechtswissenschaft ver der Jahrtausendwende.
real que se le dispensa se convierte en el trato a Rückbesinnung und Ausblick, 2000, págs. 47 y ss., 51 y ss.
un enemigo. Dicho a través de un ejemplo: quien (= en: MUÑOZ CONDE [ed.]. La ciencia del Derecho penal ante el
es sometido a custodia de seguridad no es pri- nuevo milenio, 2004); idem, Bürgerstrafrecht und Feindstra-
frecht, en: Hsu, YUHSIU (ed.), Foundations and Limits of Cri-
vado de libertad a causa de su realidad personal minal Law and Criminal Procedure. An Anthology in Me-
desarrollada, sino por sus presumibles delitos mory of Professor Fu-Tseng Hung, Taipei, 2003, págs. 41 y
futuros. Con una creciente exclusión, los hechos ss. (= en: JAKOBS/CANCIO MELIÁ, Derecho penal del enemigo,
2003, págs. 21 y ss.); vid. también idem, Norm (nota 147),
ulteriores del enemigo se convierten en pertur- págs. 109 y ss.
baciones de un orden -en lo que a él se refiere- ''•' Respecto del carácter relativo del status de persona Ja-
ya sólo cognitivo; la confirmación de la norma kobs, Strafbarkeit juristischer Personen?, en: PRITTWITZ et al.
cede ante la administración de seguridad^'^. Esta (ed.), Festschrift für Klaus Lüderssen, 2002, págs. 559 y ss.,
561 y s.
"* KANT, como en nota 191; respecto de ulteriores mode-
Sobre lo que sigue JAKOBS, Kommentar zu: Das los, vid. JAKOBS, Bürgerstrafrecht (nota 192), págs. 43 y ss.

172 173
lado, si bien no de manera activa (facto), sí por poco debe ser tratado como persona en el Dere-
la ausencia de legalidad de su estado (statu cho. Esto, en la concepción de KANT, sin embargo,
iniusto)». KANT, por lo tanto, describe el estado no significa que pueda ser sometido a un trata-
de enemistad como HOBBES el de la guerra: del miento arbitrario; pues todo individuo mantiene,
mismo modo que, según HOBBES, el ser del mal en su opinión, su personalidad innata, y de ello
tiempo no sólo se manifiesta en chubascos, sino deriva que no es un arbitrio lo que decide sobre el
ya en la tendencia hacia ellos, el ser de la guerra trato a darle, sino la necesidad de asegurarse de él
no sólo se muestra en acciones de combate, sino con el fin de establecer la realidad del Derecho.
ya en «la disposición conocida a ello, durante Por lo tanto, se trata, en primer lugar, sólo del ase-
todo el tiempo en el que no se pueda estar se- guramiento de relaciones jurídicas, no de la des-
guro de lo contrario»^'^. De modo plenamente trucción arbitraria de otro. En segundo lugar, sólo
paralelo, en KANT el «status iniustus» ya supone está permitido asegurarse frente a los delitos pre-
una lesión de mi derecho, y por ello tengo dere- cisamente del otro determinado. De este modo, se
cho a quien en él permanece a someterse a la excluye que se quiera dar en el enemigo un ejem-
Ley general «o huir de mi vecindad»^'*'. plo que intimide a terceros; pues en tal caso, se
usaría al enemigo como instrumento para alcan-
Quien no admite someterse a una constitución zar un fin, confundiéndolo «entre los objetos del
civil puede lícitamente ser obligado a la separa- Derecho de cosas: 197
ción, siendo aquí indiferente, a la hora de plantear
la cuestión de la legitimación de las medidas de Por lo tanto, KANT coloca previamente a la per-
salvaguardia, que se expulse al enemigo del país sona en Derecho, al ciudadano, otra personalidad
o que sea arrojado, a falta de posibilidad de des- a tener en cuenta por el Derecho, ésta práctica-
tierro, a la custodia de seguridad, o sometido a mente como charader indelebilis. Si no se le sigue
una «pena» de aseguramiento, u otras posibilida- en este punto, las limitaciones en el trato con el
des. En todo caso, el Derecho no debe renunciar a enemigo sólo podrán ser representadas como
causa del sujeto que persiste en su conducta des- fluío-restricciones del Estado orientadas a la ob-
viada a alcanzar realidad; dicho de otro modo, tención de determinados fines. Se representa
quien no presta la garantía cognitiva de que se como dispuesto a la reconciliación y mantiene
comportará como persona en el Derecho, tam- abierta la puerta para quien tenga voluntad de re-
tornar, como cabe apreciar, especialmente, en que
^'^ HOBBES (nota 13), pág. 96 (capítulo 13).
"'' KANT, como en nota 191. KANT, como en nota 40. íí>]

174 175
no priva al sujeto a asegurar de todos los dere- del ciudadano. Expondré este riesgo con base en
chos, es decir, que no le despersonaliza global- un ejemplo: el caso de los actos preparatorios en
mente, sino sólo aquellos derechos cuya priva- el que hace ya mucho tiempo que aquél se ha
ción es necesaria para mantener la realidad del convertido en un daño. Que éstos fueran impu-
Derecho, al menos en una sociedad en la que el nes en el siglo XIX^'* estaba en armonía con la
enemigo ya no está. Si bien el trato con el enemigo afirmación kantiana de que el sometimiento a
es guerra, se trata de una guerra estrechamente una constitución civil ofrece suficiente garantía
delimitada. Si el enemigo incrementa su peligro- de seguridad. En este sentido, en particular el
sidad, sin embargo, también aumentará su des- Código penal prusiano de 1851 y el Código pe-
personalización; los prisioneros de Guantánamo nal para el Reich de 1871 no conocían punición
son un ejemplo de la pérdida de límites de esta alguna de los actos preparatorios aislados. Sólo
guerra. después de que en la llamada «lucha por la cul-
tura»* un belga llamado Duchesne se hubiera
B. PERSONAS COMO ENEMIGOS ofrecido frente al provincial jesuíta de Bélgica y
al Arzobispo de París a asesinar a Bismarck a
Ciertamente, que se complemente la pena im-
cambio del pago de una elevada suma de dinero,
puesta a una persona en Derecho, a un ciuda-
se introdujo un precepto que amenazaba tales
dano, con la reacción frente a un enemigo resul-
actos preparatorios -en caso de delitos gravísi-
tará insoportable a aquellos que buscan el
mos, con pena privativa de libertad de tres me-
Derecho por doquier y se aseguran a sí mismos
ses hasta cinco años, y, en el caso de los demás
tenerlo directamente, es decir, que confunden el
delitos"'', con pena de prisión de hasta dos
concepto del Derecho y su idea, pero ello es ino-
cuo para el Derecho, es decir, que no perturba
"** Cfr. los detalles en J.-D. BUSCH, Die Strafbarkeit der er-
su realidad, más o menos fragmentaria o per- folglosen Teilnahme und die Geschichte des § 49a StGB,
fecta, con tal de que este complemento no sólo 1964.
sea necesario (elimine un obstáculo de la liber- Kulturkampf; el conflicto político mantenido a finales del
tad), sino también sea claramente identificado S. XIX entre el Estado alemán, unificado en 1871 bajo la hege-
monía de Prusia, y la iglesia católica, en torno, sobre todo, a
como reacción contra un enemigo. Si, sin em- la cuestión de las relaciones entre matrimonio civil y reli-
bargo, el Derecho penal del ciudadano y el del gioso y a la enseñanza (n. de los t.).
enemigo se mezclan, existe el riesgo de que la "'' Aquí no como concepto de delito, sino como denomi-
nación de infracciones criminales graves; cfr. hoy § 12, párr.
laxitud de límites del Derecho penal del ene- 1 StGB (pena mínima amenazada; un año de pena privativa
migo se extienda también en el Derecho penal de libertad).

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años^°°- una regulación que, teniendo en cuenta que hay que asegurar- se extiende aquí a cual-
su lenidad, no tomaba en consideración lo peli- quier caso de planificación de un delito.
grosa que pudiera ser la actuación futura de un
También es lamentable que el legislador con
enemigo, sino aquello que el autor ya ha des-
frecuencia introduzca regulaciones destinadas a
truido a través de la mera preparación: la seguri-
enemigos -como, por ejemplo, la prohibición de
dad pública. En 1943 (¡!), el marco penal quedó creación de una asociación criminal o terro-
vinculado al de los hechos planeados^"^; así, el rista^"^-, o aquellas que también pretenden, entre
delito contra la seguridad pública se convirtió en otros fines, afectar a los enemigos -piénsese en las
un acto preparatorio punible, y esta modifica- leyes, ya mencionadas, de «lucha»-, con sus ele-
ción no se ha derogado hasta el día de hoy, de vadas amenazas de pena, destinadas a la salva-
manera que, por ejemplo, los cónyuges que se guardia y quizás también a la intimidación gene-
comprometan mutuamente, durante una conver- ral, en «cualquier sitio» del Código penal, es
sación nocturna en su dormitorio, a matar próxi- decir, sin una clara delimitación frente a otros de-
mamente a un tío rico del que esperan heredar, litos. Si, por ejemplo, el terrorista recibe un -sit ve-
son amenazados sólo por ello con una pena pri- nia verbo- suplemento de aseguramiento, sobre la
vativa de libertad de tres hasta 15 años^"^; la pena que es necesaria para el mantenimiento de
irrupción en la esfera íntima^"^ de los ciudadanos la vigencia de la norma ¿por qué no el molesto la-
es evidente. Lo que posiblemente sea adecuado drón, a enjuiciar conforme al mismo Código? Si se
en el caso de traidores a la patria^°^ terroristas u procede de ese modo, el orden conforme al cual el
otros enemigos, por principio, del ordenamiento delincuente debe tratarse normalmente como
jurídico -es decir, su tratamiento como enemigos persona en el Derecho pierde su claridad porque
las excepciones no se identifican y separan con
2»» §§ 49a, 16 RStGB después de la reforma de 1876. claridad suficiente, de modo que se forma la ten-
^°^ Con una atenuación facultativa como en el caso de la dencia de conjunto de dejar dominar lo adecuado
tentativa, §§ 49 párr. 1°, núm. 1, 38 párr. 2 StGB. a la obtención de fines, como al principio se mos-
^°^ §§ 30, 211, 49 párr. 1 n° núm. 38 párr. 2 StGB; la atenua- tró con ejemplos de la filosofía del Derecho penal
ción, hoy obligatoria, se ha tenido en cuenta en el marco penal
mencionado en el texto. de la Ilustración. Dicho de otro modo: quien no
^"^ JAKOBS, Kriminalisierung im Vorfeld einer Rechtsguts- diferencia con claridad entre enemigo y delin-
verletzung, ZStW 97 (1985), págs. 751 y ss. (= en: JAKOBS, Es- cuente civil no debe sorprenderse si confunde los
tudios de Derecho penal, págs. 293 y ss.).
^^ HoBBES (nota 13), pág. 242 (capítulo 28): «Pues la natu-
raleza de este crimen está en la rescisión del sometimiento». §§ 129, 129a StGB.

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conceptos «guerra» y «proceso penal». En este úl- Toda institución normativa necesita de apoyo
timo, el Derecho penal espera a que el autor exte- cognitivo para ser real; esta cuestión ya se ha
riorice su hecho, es decir, que al menos lo intente; abordado. También un ordenamiento jurídico
en aquélla se hace todo lo necesario para alcanzar debe tener ese apoyo cognitivo; pues sólo si se
el fin. Así, por ejemplo, conforme al Derecho vi- impone efectivamente a grandes rasgos podrá
gente, la pena afectará al autor individual de un ofrecer orientación. En contraposición con esto,
homicidio doloso cuando se disponga inmediata- sin embargo, se encuentra el postulado, hoy co-
mente a cometer el hecho, mientras que el cabeci- mún, de que en cualquier lugar del mundo
lla de una asociación terrorista sufrirá una pena existe un orden mínimo jurídicamente vincu-
más grave (aunque poco) incluso años antes del lante, de acuerdo con el cual las vulneraciones
hecho, planeado de modo más o menos vago^'"'. de los derechos humanos elementales constitu-
yen injusto punible con independencia de dónde
C. ENEMIGOS COMO PERSONAS ocurran. Teniendo en cuenta los tribunales inter-
Igual que resulta deshonesto evitar la difícil le- nacionales creados últimamente, no puede ne-
gitimación del Derecho penal del enemigo intro- garse a este postulado cierto grado de realidad
duciéndolo (más exactamente: escondiéndolo) de en el lado de la persecución penal. Sin embargo, en
modo más o menos clandestino en el Derecho pe- absoluto es correcto que los derechos humanos
nal del ciudadano -en vez de ubicarlo en una po- ofrezcan orientación real en los lugares de comi-
sición autónoma-, resulta deshonesto abusar del sión de los hechos. Por ello, la punición no sirve
carácter evidente del Derecho penal del ciuda- al mantenimiento de la vigencia de la norma, sino
dano declarando ciudadanos a los enemigos, lo a su establecimiento. Esto, desde luego, no debe
que, sin embargo, ocurre con cierta frecuencia en ser objeto de crítica en todos los casos, pero debe
tiempos modernos, como se pretende mostrar a denominarse con precisión y elaborarse en el
continuación y en último lugar. plano teórico, en particular, en lo que se refiere
al status del autor y posterior acusado: si se pre-
^'^ El cabecilla será penado conforme al § 129 a párr. 2 tende establecer un orden, el autor no puede ha-
StGB con pena privativa de libertad no inferior a tres años ber sido ya previamente ciudadano del mismo.
(¡!), lo que debe completarse de acuerdo con el § 38 párr. 2
StGB: hasta 15 años. El autor de una tentativa de homicidio Si una situación en Derecho aún no se ha esta-
igualmente sólo podrá ser castigado como máximo con 15 blecido, se trata del estado prejurídico, es decir,
años de pena privativa de libertad (§§ 212 párr. 1, 23 párr. 2
StGB), pero la pena mínima «sólo» es de dos años (§§ 212 precisamente, el estado de naturaleza, y en él no
párr. 1, 23 párr. 2 StGB, 49 párr. 1 núm. 1 StGB). hay personalidad jurídica. Por ello, de por sí.

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contra los que vulneran los derechos humanos
-quienes por sí mismos ciertamente no ofrecen
seguridad suficiente de que se comportarán
como personas en el sentido del Derecho- está
permitido todo aquello que está permitido en el
estado de naturaleza para conseguir que una
constitución civil adquiera carácter real, y esta
autorización amplia es utilizada en la praxis, em-
pezando por hacer la guerra, y no enviando tan
sólo a la policía para ejecutar una orden de de-
tención. Una vez que se tiene al autor, desde
luego, se cambia el Código penal y el Código
procesal penal como si se tratara de un hecho
cometido por celos o de otros conflictos civiles
parciales similares. Por lo tanto, se declara al au-
tor persona en Derecho para poder establecer la
ficción de una vigencia universal de los derechos
humanos como algo ya real, presente de acuerdo
con su idea, y se elude el problema de cómo el
orden aún por establecer podría legitimarse
como orden universal. Sería más sincero distin-
guir entre el establecimiento de un orden y su
mantenimiento, con lo que también se percibiría
con claridad que el autor no proviene de la so-
ciedad que le condena -ni Milosevic ni, en su
tiempo, el «ciudadano» Capet-. Este discurso,
desde luego, no se dirige contra la intención de
establecer derechos humanos de vigencia uni-
versal; lo único es que habría que saber lo que
se hace si en ese proceso se causa dolor: no se
pena a ciudadanos, sino se trata a enemigos.

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