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5 ECONOMÍA

5.1 Período precolombino


5.2 Período colonial
5.3 Siglo XIX
5.4 Siglo XX
5.5 Tolima
5.6 Tercerizacion .

5.1 Período precolombino Sabía que: el cultivo principal del


Indígena Pijao era el maíz?..., lo
comían cocido o como harina,
fabricaban bollos, con el mismo
producto hacían masato y
chicha, Consumían frutas y
recolectaban raíces.

En esta primera parte que trata sobre el desarrollo de las diferentes


actividades económicas, sobre las cuales los pijaos se relacionaban entre sí
y con sus semejantes, ya es evidente que su agricultura fue vital y muy
dinámica, si se recuerda que mantuvieron como patrón de asentamiento
pequeños poblados, dándose a conocer por la movilidad en torno al
conocimiento de sus ciclos bioclimáticos en pisos donde su medio
siempre era de tener en cuenta tanto para su ubicación temporal como para
su subsistencia.

El área que hoy ocupa el Departamento Tolima, se ubica en el valle del


Magdalena, entre la vertiente occidental de la cordillera Oriental y la
vertiente oriental de la cordillera Central. El ¿porqué de esta
localización? se relaciona con la posibilidad de explicar las actividades
económicas de los grupos precolombinos, y porque son estas acciones las
que se realzan cuando Salgado propone los tres períodos (Precerámico,
Agroalfarero y Reciente) para el estudio de estas culturas, indicando con
esto que fue a partir del siglo IV D.C. hasta la postrimerías del siglo, XV
D.C. cuando se hallan evidencias de la presencia de grupos agrícolas y
cerámicos. Los árboles frutales y la agricultura constituyeron un
complemento de su alimentación y una posibilidad de intercambio
comercial con las poblaciones comarcanas, lo que a su vez representaba
el fundamento de su trueque, su cerámica igualmente había alcanzado un
notable desarrollo, lo mismo que la industria de la orfebrería, según se
avisa en las representaciones encontradas de las urnas funerarias.
Permitiendo vislumbrar en estas dos actividades algo del quehacer de los
pijaos, los contactos e intercambios entre las regiones (Calima y Tolima); al
igual que con otras áreas culturales del sur-occidente, como el valle del río
Cauca y el Alto Magdalena e inferir la presencia de culturas regionales con
identidad propia.

Otra forma de acercamiento de lo que fueron los Pijaos, se pudo rastrear en


lo expuesto por Lucena Salmoral en lo referente a los posibles 72 grupos
que poblaron y mantuvieron relaciones entre sí, en actividades de caza,
pesca y recolección de frutos y alimentos. Los panches, por ejemplo, vivían
en ambas

EXISTIERON EN EL
DEPARTAMENTO DEL TOLIMA 72
GRUPOS INDIGENAS. ¿CONSULTO
CUALES SON?

márgenes del río Magdalena y en vertientes de la cordillera Oriental;


algunas de sus tribus principales eran según Rivet: Mariquitones, Gualíes,
Natagaimas, Doimas, Pantágoras y los Caimas, vivían de la caza, la pesca
la agricultura del maíz y del pillaje que hacían entre los pueblos vecinos,
como los Chibchas.

Refiriéndonos a la llanura tolimense se cree que la propia cuenca del


magdalena de por si constituye una sub-región donde sus habitantes
encontraron siempre abundancia de pescados (bagres, pataloes, nicuros,
bocachicos, cuchas), tortugas y toda clase de aves, patos y ánades, que
fueron elementos integrales de la dieta alimenticia de los grupos ribereños y
base de intercambio con los muiscas.

Entremos a conocer un poco más a fondo cómo desarrollaban tales


actividades: “...el cultivo principal era el maíz, que sembraban por el
sistema de roza, y tomaban cocido, tostado o convertido en harina con lo
que fabricaban bollos, con el mismo producto hacían masato y chicha.
Consumían frutas como la uchuva, aguacate, piña y recolectaban raíces,
cera y miel silvestre. En tierras calientes cogían al año hasta tres cosechas,
dos en tierras templadas y una en zonas frías, la yuca, la arracacha o apios,
los frijoles, la mafafa, la patata, el maní o cacahuete, la calabaza, la
patilla, la piña, el aguacate, la badea, la papaya, la granadilla, la guayaba,
la papa, las hibias, los cubios, el tabaco, el algodón, el fique y la coca.

LA COCA
Planta sagrada les servía de moneda y alimento, masticándola mezclada con
caracolillos, podía andar un indígena hasta tres días, con un tercio a la
espalda; acurrucados debajo de cualquier peñonera, masticando esta hoja
podían pasar varios días, sin pensar hacer nada, como embobados por el
principio narcotizante de esta planta misteriosa. (Simón: 1981: 305-308
Tomo IV ).

La presencia de volantes de huso en varios depósitos arqueológicos del


área de ocupación Panche, podría indicar, que conocían también la industria
de los hilados y tejidos, en la medida que cultivaban abundante algodón y el
sobrante lo llevaban a las regiones frías del oriente, para intercambio por
productos de los que carecían en su territorio.
Junto a las actividades agrícolas y las de recolección de alimentos, se
practicaron algunas relacionadas con la minería, complementándose la
base del sustento económico. En la región del valle del magdalena, los
españoles encontraron grupos de horticultores cuyo principal cultivo era la
yuca, las siembras se hacían principalmente en las partes bajas, asociado a
esta horticultura existió una alfarería, indispensable para la vida cotidiana.
Emplearon el cobre en aleación con el Oro seguramente para rebajar el
punto de fusión y poderlo manipular así con mayor facilidad, Las piezas
presentan técnicas de martillado, alambrado, falsa filigrana, fundición a
la cera perdida y quizás el trabajo del oro en frío una técnica que
dominaban sus vecinos los Quindíos y Quimbayas.

El desarrollo de la orfebrería en territorio Pijao fue favorecido por la


existencia allí de numerosos yacimientos auríferos, especialmente minas
de oro de aluvión, que todavía se explotan en los Ríos Saldaña, Coello e
Irco. « (Duque 1.965 : 235-236). A lo anterior se puede complementar que
el territorio Pijao no estaba fundamentado exclusivamente en la producción
y explotación de oro, que guardaba doble significación. Para los indígenas
servía para sus representaciones rituales, para los conquistadores paso
hacer un buen elemento valorativo de cambio y mayor representatividad
económica. Más si se tiene en cuenta que fueron territorios del sur y
algunos del centro del hoy Tolima que mostraron cierta abundancia en dicho
metal, siendo en los demás territorios el fuerte lo agrícola.

DOBLE SIGNIFICACION DEL ORO.


Para los indígenas servía para sus representaciones rituales, para los
conquistadores paso a ser un buen elemento valorativo de cambio y mayor
representatividad económica

La disposición geográfica a lo largo y ancho de los valles del Gran Río de la


Magdalena, principalmente en terrenos llanos de altas temperaturas y muy
a pesar de lo diversificada de su producción, obligaba a los pijaos a
mantener prácticas comerciales con las tribus vecinas, principalmente con
los Chibchas con quienes, en algunos límites de sus territorios mantenían
ciertos conflictos.

En esta parte se toma por comparación lo fundamentado con la cultura


Chibcha y su posterior relación de trueque con los pijaos:

«...Tenían el año distribuido en 12 lunas (chia) designándolo chocan =


año, ... nunca supieron contar mas que veinte (20) (cheste), y éste número
lo iban multiplicando las veces que habian menester, usaban la medida para
el maíz que lo llamaban aba, le daban un valor intrínseco al oro ...
utilizando las coyunturas de las dedos de la mano por la parte de adentro
de manera que la circunferencia del tejuelo había de llegar ambas dos rayas
de las conyunturas, ... y para tratos en mayor cuantía, unas hebras de
algodón con que daban vuelta a la circunferencia del tejuelo y a todo su
ancho.

En el periodo precolombino se ha podido rastrear que; su economía se veía


sustentada además del trueque, por una moneda como lo señala Miguel
Triana (1970:122-123): «...acerca de la moneda con que los muiscas
trataban en territorio Pijaos con los Yoporoges, consistente en unos tejuelos
de oro por marcar de todas las leyes y que con el tiempo mando el rey que
esta moneda se marcase y se pagase los quintos reales:

«... Hízose así: abriéndose cuños de una marca pequeña para más breve
despacho, por ser mucha la moneda que había de estos tejuelos y
particularmente la que estaba en poder de mercaderes y tratantes. Dando
un término breve para que quienes tenían la moneda la marcasen sin
derechos algunos, y pasado, donde adelante se le pagasen sus reales
quintos. Y tanto Valía el tejuelo de veinte quilates como el de quince, por
que solo se atendía la marca.

Esto no impidió a los indios hacer su moneda ni tratar con ella, sólo se
mandó que por un peso de oro marcado, se diese peso y medio de oro por
marcar; y con esto había mucha moneda en la tierra, por que los indios
continuamente la fundían».

Finalmente se debe anotar que debido a las actividades económicas y su


regularidad, se crearon sitios claves a donde concurrían para proveerse de
los productos que no poseían, lo que les permitió acercarse a otras culturas
como la Muisca, la Quimbaya, los Andaquíes, los Yalcones, los Paeces, etc.
Al respecto comenta Acosta:

« ... La feria más importante y concurrida de los chibchas era en


Piedrapintada (Aipe), territorio de las Poincos, llamados por españoles
Yaporogos del nombre de uno de sus caciques; estos habitaban en ambas
orillas del Magdalena desde la desembocadura del río Coello hasta el de
Neiva. Allá llevaban sal, esmeraldas, mantas pintadas, joyas de oro y
traían este metal en polvo que sacaban aquellos moradores en mucha
abundancia de los riachuelos y quebradas, llevaban los chibchas de las
ferias de los países calientes mucha cantidad de guacamayas y loros, los
sacrificaban a sus dioses creyendo que era el mejor sustituto de los
sacrificios humanos. «. (Acosta: 1942: 298301).

«...Sobre el valle del Combeima, con respecto a las cifras de la población


nativa eran a juicio de un capitán la región más poblada a la llegada de los
españoles gracias a su buena posición y fertilidad lo que permite valorar la
importancia que tuvo para los españoles la fundación de la ciudad de
Ibagué, Como fuerte militar y frontera de guerra contra los Pijaos; como
estancia de producción agrícola minera y de abastecimiento, para
emprender el camino del Quindío. « (Ramírez: 1996:32).
5.2 Período colonial

Algo
Algo Interesante:
Interesante: Los
Los Pijaos
Pijaos iniciaron
iniciaron las
prácticas
prácticas de
de trueque
trueque o o intercambio
intercambio con
con
productos
productos originados
originados enen los
los diferentes
diferentes
pisos
pisos bioclimáticos
bioclimáticos yy cuyas
cuyas relaciones
relaciones
generaron
generaron comercio entre los
comercio entre los pueblos
pueblos
que
que habitaban
habitaban loslos valles
valles yy las
las vertientes
vertientes
cordilleranas.
cordilleranas.

---Condiciones externas---

Luego de la caracterización de las políticas de España, las cuales se


traducirían en un aumento ascendente de la presión político-fiscal, la
recuperación de las arcas de la Corona fueron sólo una bonanza la cual no
la iría a salvar de la crisis acumulada y de su creciente caída como imperio
colonial ante los avances de Inglaterra y Francia, sino que finalmente
conduciría al exterminio de la población indígena.

Fue una acción desesperada para desocupar las arcas indias, en pro de la
recuperación económica imperial y de retomar el lugar que se perdía
inexorablemente entre los imperios de ultramar.

DE LA ECONOMIA INDIGENA A LA ECONOMIA ESPAÑOLA


La economía indígena, de carácter comunitario, fue sustituida por una economía
privada de encomenderos, hacendados, mineros y comerciantes; los excedentes,
antes redistribuidos por los caciques, se transformaron en tributos para
encomenderos, en el quinto real y los diezmos eclesiásticos. Las tierras
comunitarias y los cacicazgos se redujeron a resguardos, haciendas, estancias y
ejidos. El oro y la plata perdieron su significado sagrado para convertirse en
mercancías y dinero, fundamentos del sistema mercantilista y del poderío imperial
de los monarcas españoles.

“El imperio español en las indias vivió su apogeo en el siglo XVI, cuando
pudo extraer grandes cantidades de oro y plata, monopolizar
efectivamente el comercio con sus nuevas colonias... y en el siglo siguiente
el flujo de metales aminoró, el comercio de manufacturas tuvo que incluir
productos de origen francés, holandés e ingles que España no estaba en
capacidad de producir lo que es el Siglo XVIII afecto su solidez... dejando
de ser poder hegemónico en las indias. (Colmenares:1976:439).

“La economía colonial: la organización económica impuesta por España a


sus colonias de América, impidió el desarrollo de éstas. Era su finalidad el
desarrollo económico de las mismas. Estancos, alcabalas, resguardos de
indígenas, encomienda, prohibición de la libertad del comercio exterior,
fueron una traba poderosa al libre desarrollo de las economías coloniales...”
(Ibid. 439).

5.2.1 La Configuración de la Economía Colonial

Un renglón de significativa importancia para la economía indígena fueron los


frutales, que complementaba la actividad pesquera y de caza. En esta
última, y utilizando trampas, cazaban guacamayas, papagayos y loros. Bien
se puede apreciar que la agricultura constituyó sin embargo un renglón
fundamental en torno al cual se tejían relaciones inter-grupales.

Un aspecto que llama poderosamente la atención es la evidencia encontrada


tanto por Triana Antorveza (Ibid, 1992), como por Ramírez Jáuregui (1995),
acerca de las prácticas agrícolas prehispánicas que permitían un uso
inteligente de los diferentes pisos bioclimáticos en su actividad económica y
que soportaba precisamente las posibilidades de intercambio de productos
entre los pueblos que habitaban los valles y las vertientes cordilleranas.

LA ECONOMIA COLONIAL EN EL TOLIMA


La economía colonial en el Tolima, una vez alteradas las formas
prehispánicas empezó a girar en torno a la minería, de la cual la
agricultura iría a ser en esencia una actividad complementaria

Al respecto debe señalarse que la mayoría de los historiadores coinciden en


señalar que el período de 1550 a 1640 se podría caracterizar por el auge y
florecimiento de la producción minera en el nuevo reino y que para el caso
del Tolima, el ciclo coincide con la fundación de Mariquita e Ibagué,
constituyendo un circuito minero que se extiende desde el norte hasta la
actual jurisdicción de Chaparral en el sur, hecho que iría a facilitar a nuestro
actual territorio jugar un papel significativo en tal auge, particularmente
después de 1590 y durante el Siglo XVII, cuando la economía minera va a
constituirse en la base que soportaría a la empresa colonial española.

Triana Antorveza (Ibid, 202), afirma “... El valle del Combeima como
despensa agrícola de Ibagué”, así como la introducción de especies traídas
por los españoles como el trigo, la cebada, el garbanzo, al tiempo que el
maíz “... representó el principal producto de consumo tanto por parte de los
grupos indígenas como de los hacendados y encomenderos, quienes
expandieron su producción, aprovechando su adaptación a todo clima”.

INDAGO
INDAGO SOBRE
SOBRE ELEL CAMILO
CAMILO
DEL
DEL QUINDIO.
QUINDIO. DONDE
DONDE
INICIABA
INICIABA –
– DONDE
DONDE LLEGABA.
LLEGABA.

La fundación de Ibagué en particular, y el establecimiento del camino del


Quindío facilitaron finalmente la integración geográfica y política de la
región sur-occidental con la central y oriental en la Nueva Granada, pues
hasta entonces las comunicaciones entre Santafé, Tunja y Popayán se
habían hecho por el camino de Guamacos (Timaná - Popayán) y el camino
de Santa Isabel (Tocaima -Cartago). Sin embargo en el tratamiento
favorable que la Real Audiencia de Santafé dio al cabildo de Ibagué sobre el
de Tocaima se configuró el monopolio del tráfico comercial por el camino del
Quindío, lo cual suscitó un temprano conflicto entre ellos, e iría a mostrar ya
los efectos de la centralización política de la corona en el Nuevo Reino de
Granada.

A la ubicación de sitios de paso que permitieran el control del saqueo de las


riquezas naturales y el manejo de las mercaderías que estos negociaban
con Quito, Santafé y Popayán, se agregó el establecimiento de instituciones
que cobraban impuestos a la producción nativa, particularmente la
encomienda y la mita, como bien lo describe el historiador Hernan Clavijo
(1993:63-75-76-771, en quien nos apoyamos para el aporte sobre estas
dos formas fiscales impuestas por la corona española.

5.2.2 Las Encomiendas de Tierra Caliente

A diferencia del altiplano cundiboyacense, en donde los españoles


encontraron una cultura indígena con una estructura sociopolítica y
económica en un ambiente sedentario y con una jerarquía y organización
en avanzado estado de consolidación, además de altas densidades de
población, lo cual desde luego guardaba relación con la generación de
excedentes agrícolas, en la cuenca interandina del Magdalena se
encontraron con grupos de un escaso nivel de cohesión y con formas aún
muy primarias de producción y por supuesto, de organización socio-política.

Según Clavijo (1993:75-77), se conoce que apenas en 1627, después de 50


años de la llegada al Tolima de los españoles y luego de la cruenta guerra
de “tierra arrasada” de comienzos del siglo XVII, ya reseñada en esta
misma separata, se pudo establecer que, “... en las jurisdicciones de
Mariquita, Tocaima e Ibagué, existía un total de sesenta encomenderos que
se repartían setecientos diez indígenas tributarios de cuarenta y seis
pueblos diferentes...”

Como se puede deducir de la cita, la escasa cantidad de indios, con relación


al alto número de encomenderos y de pueblos, da una idea precisa de la
baja densidad de población. Al respecto Clavijo (Ibid, 77), anota: “se
estableció que existían en las estancias, hatos y trapiches de la jurisdicción
de Mariquita y de Tocaima (banda occidental), un total de 210 indios
concertados, 260 indios en oficios domésticos y 460 esclavos, de los cuales
244 trabajaban en las minas de Purno y Mal-paso, 82 en los hatos,
trapiches y estancias y 44 en la boga del río”.

5.2.3 Fuerza Laboral

497 indios y 455 negros trabajaban en hatos, trapiches, minas,


estancias, pesca, boga de río, oficios domésticos y arriería, según Clavijo
(Ibid, 178). De estos datos resulta interesante observar que ya para este
año, 1627, el número de esclavos negros es casi igual al número de
indígenas; en el trabajo de trapiches, el 83% de la fuerza laboral es negra,
mientras en la minería representa ya el 70%. Llama la atención el dato
además, porque a penas está empezando la fiebre minera propiamente en
nuestro territorio. El cuadro completo de la situación de fuerza laboral se
presenta en seguida:
La relación presentada permite identificar la mayor utilización que se hacía
de los indios en oficios domésticos, muy similar casi a la cantidad de negros
requeridos en la minería. También es claro que las actividades económicas
que aquí se referencian tienen ocurrencia en la actual jurisdicción del norte
del Tolima y, desde luego, a Mariquita y Honda como centros de las
mismas; la primera es por excelencia un temprano centro minero, y la
segunda, se constituyó en el principal puerto fluvial de la Nueva Granada
hacia donde convergían todas las riquezas que luego de expoliarlas en
nuestro territorio, se colocan en este puerto para ser enviadas por el río
Magdalena hasta Barranquilla y de allí hacia Europa.

Debe tenerse en cuenta que Honda constituyó efectivamente un centro


estratégico de confluencia y estación obligada de quienes en funciones de
gobierno, comercio, evangelización, contrabando y servicios, se
desplazaban desde y hacia Quito, Santafé, Cartagena y Antioquia. Al
finalizar la bonanza minera de la plata y el oro en la jurisdicción de
Mariquita, ésta inició un período de decadencia general y como centro
urbano, al tiempo que Honda fue favorecida por el establecimiento de
oficinas de gobierno, lo cual la hizo atractiva para el establecimiento de
inmigrantes españoles, además de ser realmente el paso obligado de las
relaciones con el gobierno virreinal de Santafé.

Refiriéndose a la importancia del lugar de Honda, Velandia (1989:94),


destaca:

Una florescencia de caminos brotó del sitio de Honda en el momento en que


de embarcadero empezó a convertirse en puerto fluvial y población
española, mestiza, india, negra y mulata, a la que afluían las gentes
conquistadoras y colonizadoras que venían de España al Nuevo Reino de
Granada y demás... a Cartagena y Santa Marta y rumbo a la península
Ibérica.

Mucho más creciente fue ese intercambio y el comercio a medida que se


intensificaba, la importación de mercaderías y la exportación del producto
de las ricas minas de plata de Mariquita y otros lugares del interior. Con
base en el mismo autor, basado en el libro del Oidor Francisco Guillén
Chaparro (Ibid, 1989:94), se conoce que el norte del Tolima era pródigo en
la producción de maíz, pescado, frutales y minerales como oro y plata.

Parece evidenciarse que nuestros grupos indígenas, tanto los Panches al


norte y oriente, como los Pijaos al centro, los Quimbayas al occidente, y los
Paéces al sur, desarrollaron la agricultura, aunque no de la manera
intensiva en que la practicaban los Chibchas. Más bien, sus prácticas
agrícolas, la pesca y la caza, estaban orientadas a satisfacer la auto-
subsistencia y a garantizarles bienes de intercambio inter-étnico e
intergrupal.

La sustitución de sus prácticas económicas tendrá, en todo caso que no solo


alterar las prácticas de agricultura extensiva, caza y pesca para auto
subsistencia, sino que imponer condiciones de trabajo totalmente
antagónicas con su ancestral ritmo de vida.

Se impusieron así las aberrantes instituciones económicas españolas de la


Encomienda y la Mita, de las cuales ya se ha comentado en qué consistía
la primera y a continuación se define y expone la segunda.

LA ENCOMIENDA
Según Germán Colmenares era: una institución compleja que comportaba
simultáneamente aspectos políticos, jurídicos y económicos. Como
instrumento político, la encomienda sirvió para sustituir el poder de las
jerarquías aborígenes por el de los conquistadores europeos. Como el
tributo era un símbolo de sujeción o de reconocimiento de las jerarquías, al
pasar de los caciques a los conquistadores éstos recibían una forma de
homenaje reservado a los mandatarios.

5.2.4 La Mita

LA MITA
Según Velandia (1989:91), la Mita era un “Sistema de trabajo obligatorio y
colectivo empleado en ciertas labores o actividades como la minería, la
agricultura, la ganadería y los obrajes o talleres de tejido, construcción de
caminos, puentes o bien la boga de canoas en el río Magdalena...”

Para cumplir con las faenas de trabajo forzoso los indígenas eran traídos de
lugares cercanos o lejanos, aún a costa del desarraigo de su terruño y de
sus familias. Debe recordarse que como el encomendero era el “dueño” y
“señor” del indígena, podía disponer de él como le viniera en gana, no sólo
en labores dentro de su propiedad sino incluso alquilándolos a otros
encomenderos que se lo requiriesen.

La mita más inhumana de que se tenga relato eran las de minas y de boga
de canoas, pues debido a las largas y agotadoras jornadas y a la escasa y
pobre alimentación, muchos indios terminaban muriendo por físico
cansancio y hambre. La muerte constante de los indígenas, y hasta el
suicidio de estos para rechazar la esclavitud, fue lo que motivó la
importación de esclavos negros para reemplazarlos.

La Mita de Boga

El extraordinario desarrollo de la navegación fluvial por el río Magdalena dio


forma a la encomienda de boga y a la mita de boga (Ibid, 91-98). La
encomienda de boga llama la atención en razón a que constituye una
modalidad no territorial de dominio del encomendero, que a cambio de
tierras con una población encomendada, tiene unas embarcaciones y una
población indígena de tripulantes permanentes que viven entre ellas y en el
río. La figura de la mita es dada aquí por la relación de esclavitud de los
indígenas con respecto a quien usufructúa su trabajo, que es como en la
mita minera, el encomendero.

5.2.5 La Estructura de la Economía colonial a finales del Siglo XVIII

A pesar de estar presenciado ya el ocaso de los ciclos mineros del oro y la


plata, que tuvieron como asiento a Mariquita, Falan, Chaparral, Valle de San
Juan, Rovira, San Luis e Ibagué, a finales del Siglo XVIII se presenta un
desarrollo variado de actividades y potencialidades agropecuarias que irían
a marcar las tendencias económicas del Siglo XIX en el Tolima. En efecto,
don Francisco Silvestre en un informe que rinde a la Corona en 1789,
tomado de Colmenares (1989:89), expresa:

... Mariquita corregimiento del arzobispado de Santafé, tiene caja real, con
un juez de puertos en Villa Honda “Que es en el río de la Magdalena del
comercio de todo el de quito”, produce todos los frutos que son propios de
ellos, en especial cacao, algodón, café “Que abunda tanto que a los dos o
tres años sería pingües sus cosechas: ... el añil escobilla (casi similar al té
asiático) miel de caña cuya mayor parte sirve para proveer los estancos de
Honda y Santafé la demás se convierte en alfandoque y panela, que se le
tiene más en cuenta que el azúcar, abunda igualmente el tabaco en el
partido de Ambalema que sirve para proveer las administraciones de Honda,
Antioquia, Mompós y parte de Santa Marta y Cartagena ... el ganado de
asta, de cerda, los bálsamos y muchas otras drogas preciosas como la
zarzaparrilla, el aceite de María y otras minas de oro y plata, cobre, cinabrio
de que se extrae azoque, piedra imán y otras especies.

En el mismo informe aparece planteada la necesidad de que los vecinos de


Ibagué y los lugares beneficiados con el camino del Quindío lo mejoren,
pues seguramente su mal estado impedía un comercio más fluido entre
Popayán y Santafé. Para Kalmanovitz (1986:86), la servidumbre y el
esclavismo constituían las “relaciones de producción más importantes en el
Virreino de la Nueva Granada”. Pero además, plantea que ya para entonces
el régimen hacendatario ocupaba “ una parte considerable de la población y
producían ganado, mieles y cereales”, desde el centro, suroccidente y las
jurisdicciones de las provincias de Ibagué y Neiva.

5.2.5.1 Oro y Plata porque Bogas, Impuestos porque no Bogas.

Refiriéndose a la obsesiva política fiscal impuesta por la corona española


durante el siglo XVIII, Nieto (1975:18), trae la siguiente cita,

La industria y el suelo, la vida y la muerte, el pan y el hambre, la alegría y


el duelo. Monstruo multiforme, verdadero proteo, el fisco lo invade todo,...
y ora toma la forma enruanada del guarda de aguardiente, el rostro colérico
del asentista, el tono grosero del cobrador de peaje, la sucia sotana del cura
avaro, los anteojos del escribano, la figura impasible del alcalde armado de
vara, la insolencia brutal del rematador del diezmo, o la cara aritmética del
administrador de aduana.
ELABORO UN CUADRO COMPARATIVO CON
LOS IMPUESTOS DE LA COLONIA, Y LOS
IMPUESTOS ACTUALES.

Parece que fuera un poco elevada la exposición de los diferentes


mecanismos que creó la corona y que como un manto de injusticia
bendecida cayó sobre la población indígena, mestiza y criolla, lo cual tenía
una relación directa con la crisis que acosaba al imperio español
comprometido en una crucial confrontación con el pujante imperio inglés,
dispuesto a tomar el control del comercio en todo el Atlántico.

Según Camacho(1975: 17), era tal la carga de impuestos desatada por la


corona española que desde el momento mismo del bautismo, la persona
tenía encima la mano del fisco, que lo acompañaba
hasta el matrimonio, luego hasta el cementerio y
después se quedaba con los herederos cobrándoles
los derechos de “inventarios, avalúos, divisiones y
repartición”.

Para Nieto(1975: 14), la persona llegaba a la


iglesia, allí pagaba la “cofradía, el estipendio la
limosna y el alferazgo de la fiesta”, si va a la fiesta,
“paga la licencia y el terremoto que ocupa el
tablado y el todo que cubren su alegría...si es ofendido y requiere de la
justicia... se agota su bolsillo en manos de los jueces, escribanos,
procuradores, y alguaciles, de interminable lista de derechos curiales del
arancel. Y si va a la cárcel, le toca el precio del carcelaje.

Camacho(Ibid:17), dice que la corona tenía impuestos sobre el trabajo, el


comercio, el consumo; tenía monopolio sobre la sal, el tabaco, el
aguardiente, la pólvora y la amonedación; aplicaba diezmos y quintos a la
minería y la agricultura, la alcabala y el papel sellado a toda transacción
comercial interior y al comercio exterior además de estos, “el derecho de
faro, de práctico, de visito, de tonelada, de depósito de importación y de
manumisión en la aduana, peaje de la provincia litoral, derecho de
internación en Mompós, bodegaje de conejo, bodegaje y comisión en
Honda, peaje de Mariquita, peaje de Bogotá en Guaduas...”.

5.2.5.2 Del fin de la bonanza minera a la consolidación de la


hacienda.

Debe anotarse que con la decadencia de la economía minera, primero


sentida en el ciclo aurífero y luego en el ciclo de la plata, después de sus
respectivos auges, se llega a un período caracterizado por el aislamiento de
las economías locales, en contraste con una interesante articulación de la
producción hacendataria a circuitos económicos externos a la región. Al
respecto Uribe y otros (El Colombiano, 1993:340-341), indican.

El Valle del Saldaña, por ejemplo, minero y ganadero, estaba más integrado
a Honda y a Santafé que a Neiva o Ibagué; la zona de Chaparral -
jurisdicción de Ibagué, -también minera y agrícola-ganadera, al menos
durante este siglo, vivió más ligada al Chocó y a Popayán que a Ibagué o
Santafé. LLanogrande (Espinal) estaba más vinculado a Santafé que a
Ibagué o Tocaima, de cuya jurisdicción hacía parte, y las villas de Timaná y
de la Plata más articuladas a Popayán que a Neiva.

Puede vislumbrarse en este proceso un período de transición ubicado entre


finales del Siglo XVIII y XIX, en que la minería como soporte de la sociedad
colonial va a ser reemplazada por las actividades propias del régimen
hacendatario (ganadería y agricultura, que aunque extensivas en general,
van a arrojar excedentes cada vez más importantes orientados al mercado
de pueblos, villas y ciudades), acompañadas de una creciente actividad en
el sector del comercio legal e ilegal.

Ambas formas económicas irán a constituir además a actores centrales que


protagonizarán junto con la población indígena y mestiza, los conflictos
socio-políticos durante los primeros años de la sociedad pre-
independientista del siglo XIX.

El documento histórico “Colombia, país de regiones”(El colombiano,


1991:340), presenta así el cuadro de la economía en el Alto Magdalena
durante el siglo XVIII, la vinculación de funcionarios, comerciantes mineros
y comunidades religiosas, jesuitas y agustinos a la gran propiedad agraria
en el valle de Neiva y del Saldaña, en Ibagué, en Honda y en Tocaima; La
aparición de haciendas de cacao en las riberas del río Magdalena, que
abastecieron el mercado de Antioquia y Mompós, Cartagena; El notorio
aumento de criaderos del ganado y la relativa disminución del ganado
cimarrón por el incremento de vaqueros, corrales y control de las fieras y
usos de la sal; La concentración del cultivo de la caña en las haciendas
esclavistas de Tocaima y Mariquita, en menor escala Ibagué(San Luis),
donde se producía miel para abastecer las fábricas de aguardiente; y La
expansión del cultivo del tabaco entre un campesinado indio y mestizo en la
margen occidental del río Magdalena, entre las poblaciones de Mariquita y
Coello.

5.3 SIGLO XIX

5.3.1 La Herencia Colonial

En
En el
el siglo
siglo XIX
XIX lala economía
economía deldel Tolima
Tolima se
se asoció
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auge
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que los
los aparceros
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vivieran
con
con sus
sus familias
familias en
en las
las parcelas.
parcelas.

Colombia como el resto de Latinoamérica, ha sufrido la influencia de fuerzas


económicas externas en la configuración de su propia estructura
económica. Por ello, nuestro país no ha sido auténtico gestor de los
cambios internos que lo han sacudido y afectado históricamente sino que ha
estado siempre adaptándose o respondiendo reactivamente a los cambios
impuestos desde el exterior, primero por España. luego por Inglaterra y
finalmente por los Estados Unidos.

En el capitulo anterior se mostró cómo y a través de qué instituciones la


dominación colonial había trastocado violentamente las ancestrales formas
de la economía indígena, imponiendo un modelo caracterizado por el saqueo
de las riquezas naturales para transferirlas a los circuitos económicos
imperiales. Al mismo tiempo,“... El sistema colonial sofocaba la producción
colonial y desalentaba la actividad manufacturera; la república continuó
viviendo en la misma camisa de fuerza hasta mediados del siglo XIX”.

Con la promulgación de la independencia de España bien podría decirse que


se posibilitó la liberación política, pero no existía de manera clara una
política orientada a asumir de manera coherente y rápida un modelo
económico autónomo o con al menos definiciones precisas en torno a los
ejes sobre los cuales podría construirse la nueva economía bajo una
institucionalidad soberana. Ello, sin embargo, era correspondiente con la
ausencia de un proyecto político de nación, lo cual se iría a expresar en dos
hechos sobre los cuales es necesario llamar la atención:

-En el terreno político los criollos constituyeron una élite que tomó control
absoluto del aparato estatal, aunque en la incapacidad de generar cohesión
en torno al proyecto nacional, permitió la conversión del país en un
archipiélago de poderes regionales obstinados en mezquinas luchas internas
e incluso promotor de sucesivas guerras civiles a lo largo de todo el siglo
XIX.

-En el terreno económico, la élite criolla constituyó una sólida y temprana


oligarquía agro-exportadora e importadora, que por su naturaleza de clase
no podía estar interesada en el desarrollo de la producción manufacturera
nacional, pues por el contrario, el mantener la dependencia del país con
respecto a las manufacturas extranjeras, le permitió una lucrativa
intermediación y acumulación.

La primera mitad del siglo XIX estuvo dominada por un cerrado grupo de
sectores esclavistas, terratenientes, comerciantes, clérigos y militares. Para
Kalmanovitz (1986:93), se presentó incluso un proceso regresivo que se
evidencia en la consolidación y ampliación del régimen hacendatario, pero
que además, para nosotros, imposibilitó el despegue de la iniciativa
productiva nacional.

El mismo Kalmanovitz (Ibid:95), señala que”... con anterioridad„ existen


entre las regiones tenues relaciones comerciales y económicas,
obstaculizadas por aduanas y pontazgos ‘internos, con apreciable diversidad
de regímenes jurídicos, políticos, comerciales, tributarios y además con sus
propios ejércitos que hacen difícil hablar de una nación como tal...”.

Debe anotarse que Kalmanovitz no compartía en el texto que de él citamos,


la prevalencia de una herencia colonial en el modelo de economía de la
república del siglo XIX, pero no debe perderse de vista que si ello no fuera
defendible, tendría una explicación satisfactoria el fácil acomodamiento de
nuestras élites a la modalidad de semicolonialismo en que entró Colombia
con respecto a Inglaterra, una vez liberada de España.

Lo que sucede es que la estrategia inglesa, apoyada en la dominación de los


circuitos comerciales y financieros suponía con inteligente certeza, que
no tendría presentación someter a dominación colonial a territorios que ellos
mismos habían apoyado en la liberación del yugo español. Es como liberar a
un cautivo que sabía iba a caer bajo su dependencia, y no debe olvidarse
que los orígenes de la deuda externa colombiana arrancan precisamente de
los préstamos que la banca y los empresarios ingleses le hicieron para
financiar la campaña libertadora. Como tampoco se puede olvidar, aunque
hoy algunos renegadores del análisis marxista de la sociedad, desconozcan
las categorías de colonialismo. semi-colonialismo y neo-colonialismo,
que la historia de la dominación imperialista de unos países sobre otros ha
sido por esencia la de una habilidosa y cambiante táctica para amparar el
fin estratégico último de garantizar la misma.

COMPLETO LA SIGUIENTE TABLA


SISTEMA COLONIAL SEMI-COLONIAL NEO-COLONIAL

5.3.2 Del brillo efímero del oro al fugaz humo de tabaco

La economía del Tolima durante el siglo XIX se ha asociado históricamente


al auge tabacalero, que tuvo como epicentro al valle del Magdalena, entre
Ibagué y Honda, y que involucraba territorios de los actuales
departamentos de Cundinamarca y Tolima y tenía como sede central a
Ambalema.

Kalmanovitz(1993:94), señala que “...las aparcerías tabacaleras en


Ambalema... las siembras de tabaco para la explotación tuvieron su
epicentro en Ambalema, sobre la margen derecha del río Magdalena, en el
Estado del Tolima. Pero su radio de acción se extendió, desde la Mesa,
Guaduas, Apulo, Villeta, hasta Ibagué”.

En el mismo texto se cita el libro autobiográfico de Medardo Rivas, referido


a los trabajadores de la tierra caliente, en que ilustra como los
comerciantes, militares, abogados y políticos, y un sector considerable de la
oligarquía bogotana, frustrados por el estancamiento de las fuerzas
productivas, bajaron a las zonas cálidas a explotar a sus moradores
despojándolos de las tierras que labraban aunque sin papeles notariales e
importando campesinos de la altiplanicie y de otras regiones”(Ibid: 94).

El autor expresa allí cómo las tierras que fueron convertidas en tabacaleras
eran antes selvas tropicales y pertenecían a los indios guataquíes que las
poseían comunalmente. También anota cómo la labor de “descuajamiento”
de esta selva corrió a cargo de una cuadrilla de antioqueños que iban de
lugar en lugar,... como gitanos a puro jornal”.

En la economía tabacalera se destacaron aspectos claves que hubieran


podido potenciar una transformación definitiva de las relaciones de
producción feudales tales como el establecimiento de un sistema de
arrendamiento entre el propietario y el aparcero, y la separación de la
familia del sitio de trabajo, o estancia, debido a que se prohibía que los
aparceros vivieran con sus familias en las parcelas.

LA IMPORTANCIA DEL TABACO COMO PROCESO DE RECUPERACION


ECONOMICA.
Clavijo y Tovar(1991:342), señalan que la producción tabacalera
constituyó un poderoso aliciente de recuperación económica después de la
independencia, sobre todo a partir de 1830.

De la consulta de la historia económica se logra observar que mientras en


el norte del Tolima, “... se dio un crecimiento inusitado en aspectos corno:
valores de la tierra, salarios, consumismo, relaciones
sociales...”(Ibid:343), en el sur, entre Girardot y Purificación (incluso
hasta Neiva ), no se presentaron cambios en las relaciones sociales de la
producción, pues se mantuvo el régimen hacendatario dominado por la
ganadería extensiva y el manejo feudal de la sociedad. Más aún. “... El
hecho más notorio fue la expansión de la hacienda ganadera en tierras de
antiguos resguardos indígenas ( Coello, Piedras, Natagaima).

Pero como en el ciclo de la minería del oro y la plata, el auge tabacalero


apenas lograría perdurar por tres décadas, pues ya hacia finales de la
década de 1860 se hacía evidente su crisis, sobre todo en los mercados
internacionales. Así reseñan Clavijo y Tovar(Ibid:342-343), la situación. El
cultivo de la caña y la producción de aguardiente, sobre todo en haciendas
tabacaleras con numeroso campesinado de cosechas aparecieron desde
finales de la década de 1850, como una actividad complementaria una vez
las firmas exportadoras de tabaco, corno la Fruhling y Goschen, la
Compañía Anglo-Colombiana y otras se convirtieron en terratenientes y
controlan el proceso productivo.

Resulta muy interesante analizar cómo, a pesar de que algunos antiguos


empresarios agrícolas tabacaleros intentaron incursionar en otros sectores
productivos con oportunidades transitorias en el mercado mundial, tales
como el añil, la gran mayoría simplemente involucionó hacia la propiedad
terrateniente y los viejos sistemas y contratos señoriales, propios del
régimen hacendatario.

La caída de la producción del tabaco fue lamentable para el Tolima, pues, “


Toda la región vivía del tabaco y la industria de cigarros, los cultivadores,
las alisadoras de la hoja, los recogedores que amontonaban el tabaco en
pilas en las que permanecía en proceso de curación de seis a ocho meses,
los despalilladores que retiraban la vena de la hoja y la dejaban lista para la
fabricación del cigarro, en fin, todos los habitantes repartidos en múltiples
actividades relacionadas con la industria”(Bejarano y Pulido. 1986: 173).

Pero además, debe anotarse que la crisis del mercado tabacalero iría a
golpear fuertemente también los circuitos económicos y sociales que se
habían creado o recuperado con él, como la navegación a vapor por el río
Magdalena y las actividades de estibadores, transportadores fluviales y
marítimos, comerciantes, todos ellos con actividad sobre la ruta del río
entre Barranquilla. De lo que igualmente no queda duda es que el régimen
fiscalista, que tanto se combatió bajo las últimas décadas del dominio
español, fue no sólo retomado sino incluso refinado por las nuevas élites
criollas en poder del Estado. Los peajes, el pontazgo, los impuestos a la
navegación, el impuesto por extracción, por consumo, por depósito y por
exportación, terminarían convirtiéndose en insalvables obstáculos a la
producción tabacalera, lo cual, unido a la competencia de tabacos
centroamericanos y de otras áreas del mundo, darían fin a este brillante
pero fugaz olor a tabaco en nuestra región.

Mercado mundial del tabaco


Primera mitad del siglo XIX: Incremento en el consumo mundial de
cigarros.
Colombia respondió con cierta agilidad a las oportunidades que
creaba la expansión del consumo
1862 – 1864: Bonanza colombiana (Crecientes exportaciones)
Importadores: Alemania (Bremen), Estados Unidos
1865: Fin de un típico mercado de vendedores, comienzo de un
periodo de competencia creciente en el mercado mundial.
Creciente producción de Estados Unidos, Indias Holandesas.
Fuente: JOSE ANTONIO OCAMPO. COLOMBIA Y LA ECONOMIA
MUNDIAL

EL VALLE DEL MAGDALENA. TABACO


Ambalema: punto más importante en la época del monopolio,
abastecía Costa atlántica, Antioquia y el Valle del Magdalena.
Antes de 1850, la región estaba en expansión (flujos de
inmigrantes, crecimiento poblacional)
Bonanza desde 1850:
Competencia creciente de nuevas firmas
Precios de la tierra aumentaron rápidamente
Incremento en ingresos de terratenientes, cosecheros y
otros trabajadores de la industria del tabaco. movimiento
comercial sin precedentes
Efectos multiplicadores:
Sobre ganadería, producción de alimentos, sistemas de
transporte.
Movimiento inflacionario jalonado por la demanda
Fuente: JOSE ANTONIO OCAMPO. COLOMBIA Y LA ECONOMIA
MUNDIAL

5.3.3 Consolidación de una estructura agraria en el Tolima

La segunda mitad del siglo XIX fue extraordinariamente compleja para la


república, sobre todo porque se trataba de la necesidad de identificar y
definir sobre qué renglones se soportaría la economía nacional y la
articulación de su mercado interno, en un contexto por demás políticamente
confuso, enmarcado por la explosión de continuas guerras civiles y las
consecuentes recomposiciones en las fuerzas de poder tanto del gobierno
central como de los Estados soberanos, firmemente controlados por la
oligarquía agroexportadora y los terratenientes. Fals Borda (citado por
Bejarano. 1985:79), “... caracterizando la evolución agraria nacional en la
segunda mitad del siglo XIX alude a tres revoluciones: la del tabaco, un
poco más tarde la del café y la de la ganadería como los tres procesos
básicos que definirán los patrones de la estructura agraria después de
1850...”. Sin embargo a nivel del Tolima.

Clavijo y Tovar(1991:345), anotan: El auge de la minería, en el Tolima,


anterior y paralelo al surgimiento de la bonanza exportadora de café desde
1887, tuvo mucho de fiebre especulativa. A la cual no fue ajeno el gobierno
regenerador del Tolima, el cual quiso emular a Antioquia, creando una
infraestructura que propiciara el imaginado auge: intentó crear una escuela
de minas, inauguró una casa de fundición y ensayos en Ibagué y financió un
estudio científico de las minas conforme lo aconsejaron Salvador Camacho
Roldán y la casa Enrique Cortez y Cia. De Lóndres... Algunas de las notorias
excepciones del auge especulativo de la minería fueron las minas de Frías,
Malpaso y Calamanta, las ricas minas de la Compañía de Cristo, los
aluviones de Bermellón. Anaime, Amoyá. Sal-daña. La región sólo se
beneficiaba de los pagos de jornales y la demanda de productos primarios y
de unos pequeños capitales, invertidos por ex-administradores de la
empresa Green Jones en activos agrarios y empleados...”.

Pero este auge mentiroso de la minería no fue el único suceso económico.


Permanece un poco desconocido el ciclo de extracción de la Quina,
particularmente fuerte entre 1850 y 1875, casi tres décadas, durante las
cuales nuestras montañas sufrieron, antes que dedicarse al cultivo del café.
una devastadora deforestación que acabó los relictos de bosques subandino
y andinos sobre la Cordillera Central tolimense.

Bejarano (1985:79), anota que para 1859, en el momento de mayor auge


de la producción tabacalera, este producto representaba el 47.5% de las
exportaciones; el café el 45.7%; la quina el 4.9% y el oro el 2.9%. Ilustra
cómo la economía presenció desde entonces un escenario en el que junto a
formas modernas de producción agrícola comercial, como la del tabaco, se
observaban aquellas atrasadas del latifundio tradicional.

A la crisis del tabaco, sucedió la fiebre del añil, durante la década de


1860,”... en las regiones de Cundinamarca y Tolima hasta que cultivo y
exportación comenzaron a decaer en 1873. También durante la década del
70 apareció la producción algodonera, motivada en buena parte por el
receso en la producción norteamericana a causa de la guerra civil... la quina
que extendió sus exportaciones después de 1854 vinculó regiones selváticas
centrales a la economía nacional sobresaliendo como exportadores los
Estados de Santander y Tolima”(Bejarano, Ibid:80).

Corno se puede observar no sólo de tabaco y oro se alimentó la economía


del Tolima durante el Siglo XIX. Faltaba la introducción de la producción del
café.

... Sin duda el surgimiento de economía cafetera en los últimos decenios del
siglo XIX es uno de los hechos esenciales en la historia de la economía
colombiana el café vinculo país de manera estable y definitiva a la economía
internacional; contribuyó a crear las condiciones para el desarrollo de la
región oriental; propició la ocupación de nuevas áreas del territorio y con
ello la ampliación de la frontera agrícola; permitió el establecimiento de una
red de transportes especialmente de ferrocarriles, que no sólo abrió el país
a las corrientes del comercio externo, sino que comunicó internamente las
regiones, ampliando con ello el mercado nacional, etc. Además de que los
ingresos provenientes del café permitieron el fortalecimiento de los ingresos
estatales, disminuyendo así las recurrentes crisis fiscales que a lo largo del
siglo XIX acentuaron la inestabilidad política.

Bejarano anota que la difusión del café en el Tolima se da en el sector de la


Cordillera Oriental, o Sumapaz tolimense, alrededor de 1870, período que
coincide con el anotado por Clavijo(1993:198-200), para los sectores de
Ibagué y el norte del Tolima, aunque en éste ultimo se inició con mucha
fuerza a partir de la década de 1850, período a partir del cual como se
indica en el capítulo sobre poblamiento aparecen las fundaciones de los
actuales municipio de Casabianca, Herveo, Líbano, Villahermosa, Santa
Isabel y Anzoátegui.

COMPLEJIDAD DE LA ECONOMIA DEL SIGLO XIX. DOS BASES


ECONOMICAS DIFERENCIADAS.
El siglo XIX, con toda su complejidad va a mostrar definitivamente los
perfiles de una base económica caracterizada por unas prácticas
agropecuarias basadas en dos estructuras básicas: 1) Un régimen de
economía campesina dominantemente cordillerana que va a encontrar en
el cultivo del café su actividad central y; 2) Un régimen hacendatario
dominado por la ganadería extensiva y en general incapaz de desarrollar
una agricultura comercial competitiva, en el valle del Magdalena,
alternando con las haciendas cafeteras de las cordilleras Central y Oriental,
ambas sostenedoras de relaciones sociales serviles y atrasadas de
producción y dedicadas a una actividad agro-ex-portadora.

Como elemento característico en el ámbito espacial del Tolima de finales del


siglo XIX, aparece un proceso dinámico de consolidación de las áreas de
economía campesina cafetera sobre las vertientes cordilleranas que
habían sido recientemente colonizadas por inmigrantes antioqueños y como
fruto del cual no sólo irían a aparecer nuevos centros urbanos ya reseñados
sino otros de mucha importancia durante el siglo XX, como Armero, o de
igual forma la consolidación de Chaparral, en el sur, y de Girardot, en el
centro. Además, la economía cafetera también va a tener un impacto
notable sobre la articulación del Tolima a la economía nacional y en un
proceso de afianzamiento de Ibagué como capital del departamento y como
centro urbano central.

Debe también anotarse que pese al impulso prometedor de la producción


cafetera, que en regiones como Antioquia y Caldas, propició procesos de
acumulación que hicieron a la vez posible la transferencia hacia la
generación de procesos manufactureros y urbanísticos, en el Tolima ello no
sucedió. y en general el departamento y la región continuaron siendo
marginales y atrasados en el contexto del país. En contraste con los
procesos de la dinámica cafetera ya anotados, se empieza a hacer evidente
en el Tolima una diferenciación clara entre las áreas de economía
campesina, con presencia en las vertientes cordilleranas y sobre sectores de
tierras quebradas y de suelos en general muy pobres del valle del
Magdalena, y las áreas de economía hacendataria con //presencia en
sectores topográficamente planas u onduladas de las cordilleras y sobre las
mejores tierras del valle del Magdalena.

5.4 SIGLO XX
Quítate Quina pa' Poné Café

Y
Y llega
llega el
el Siglo
Siglo en
en que
que la
la explotación
explotación
de
de los Piajos se proyecta
los Piajos se proyecta al al
desarrollo
desarrollo del del Café,
Café, …se
…se la la daba
daba
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cierto terreno
terreno para
para que
que la
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descombrara,
descombrara, luego
luego de
de haber
haber
limpiado
limpiado el el patrón
patrón lele «ofrecía»
«ofrecía» al al
trabajador
trabajador unas unas condiciones
condiciones de de
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trabajo, que
que lolo mantendrían
mantendrían amarrado
amarrado
al
al cuidado y cultivo de
cuidado y cultivo de la
la tierra
tierra aa
cambio
cambio exclusivamente de comida yy
exclusivamente de comida
vivienda.
vivienda.

Es bueno señalar que el resultado de las migraciones internas hacia el


departamento del Tolima especialmente la antioqueña, la bogotana, la
cundiboyacense, influye en la reactivación de actividades como la minería y
la constitución de haciendas cafetaleras tecnificadas, en detrimento de la
producción por ejemplo de la quina que tenía gran fuerza en otras partes
del país.

El Tolima incluyendo a Neiva en 1851, tenía una población de 208.000


habitantes, que representaban el 9.9% del total nacional. Señala Clavijo, la
«actividad económica y la dinámica demográfica del actual TOLIMA hasta
finales del siglo XIX fue la llanura o las tierras bajas regadas por el río
Magdalena y sus afluentes de la vertiente occidental. ..Dieciocho de los 35
poblaciones del territorio tolimense estaban en la llanura y representaban el
68% del Total de la Población.» Se destaca que la llanura norte (Piedras,
Caldas-Al varado- Venadillo, Lérida, Mariquita, San Lorenzo-Armero. -,
Honda, Ambalema) concentra buena parte de la actividad económica de la
subregión (tabaco, minería, caña, destilación, comercio y ganadería) al
agrupar el 29% de la población y el 43% de la riqueza catastral. Sin
embargo para 1912 la región poblada era la del alto Magdalena, «La
población evolucionó para este período en las zonas de montaña dadas las
colonizaciones antioqueñas y cundiboyacense y en orden de importancia la
montaña sur (200%), norte (150%), oriente (110%) y finalmente Ibagué
(100%). En otras palabras se invierte el orden anterior al albergar las
poblaciones de montaña el 64% y las planas el 36% . El municipio de mayor
crecimiento demográfico del Tolima fue Ibagué cuya migración debió ocurrir
por la migración atraída por la construcción de la carretera y el ferrocarril a
Armenia, de la colonización cafetera y el florecimiento del comercio y la
minería.».
CONSULTO SOBRE LOS PROCESOS DE
COLONIZACION EN EL DEPARTAMENTO DEL
TOLIMA

Los antioqueños que se ubicaron en la zona de ladera desde río La Miel


hasta Ibagué, «logran imponer sus relaciones comerciales, basadas en la
minería, el monocultivo, la cría de ganado y la extracción de maderas, en el
área rural y en poblados como Santo Domingo (hoy Casabianca), Fresno,
Soledad (Herveo), Líbano, Villahermosa, Anaime, Santa Isabel Briceño (hoy
Anzoátegui). Inicialmente sostuvieron un intercambio comercial, poblacional
y cultural con Sonsón. Abejorral después con Manizales.»

Estas condiciones permitieron el fácil acceso de unos pocos a grandes


extensiones de tierra, en detrimento de las condiciones de vida de las
mayorías, el campesino «arruinado con su familia recibía determinada
cantidad de monte de parte del patrón: 2,3 hectáreas según la capacidad de
trabajo, y se la daban para que la descombrara con el objeto exclusivo de
que él la iba a plantar con café.

Cuando el cafetal, a los dos años, ya estaba creciendo, el patrón lo


incautaba por la fuerza. Así surgía esta familia como agregada». Después
de haber limpiado la tierra el patrón aparente o cínicamente le «ofrecía» al
trabajador unas condiciones de trabajo, que lo mantendrían amarrado al
cuidado y cultivo de la tierra a cambio exclusivamente de comida y vivienda
si el trabajador se negaba a entregar las tierras por haber invertido parte de
sus recursos se soltaba el ganado para que arrasara con lo que había,
quedando únicamente el cultivo del café.

«La peonada» procedía de diferentes regiones, este tipo de trabajador en


las haciendas cafetaleras del sur tolimense -sin ser ellas la excepción -se
vinculaba generalmente para las cosechas y era absorbido en gran número.
El trabajo era allí obligatorio en los tres meses de cosecha porque si el
trabajador se iba en esa época lo traían las comisiones de autoridad. Esto,
era para los permanentes, porque en cosecha se completaban hasta 2.500
peones, trayendo personal de Boyacá. Cundinamarca y Santander.

5.4.1 Los Cimientos de la Agroindustria

En las décadas del 10 y del 20 del Siglo XX,


hubo reiterados esfuerzos institucionales por
la modernización de la agricultura en el
Tolima. En efecto, la creación de la escuela
de agricultura tropical, de granjas agrícolas,
escuelas agronómicas, bancos de crédito
agrario, proyectos de Ley sobre irrigación de
los Llanos del Tolima como parte integral de
un reforma agraria con crecimiento
económico, muestran un momento del
interés público por el desarrollo regional
desde una perspectiva no cafetera, el cual solo empezaría a cristalizar en el
gobierno de Ospina Pérez.

Sin embargo en las décadas del 30 y 40 se afianzó el proyecto


modernizador del sector agrario en las tierras planas desde Purificación
hasta Mariquita, con la fragmentación del Latifundio, la construcción de
sistemas de irrigación, el crédito estatal a los cultivadores, el uso de
semillas seleccionadas, fumigación aérea y maquinaria en los cultivos de
arroz, algodón y ajonjolí incrementados de modo extraordinario a partir de
los años 50. Los avances hacia una revolución agrícola fueron patentes
desde entonces.
El notable crecimiento urbano en epicentros económicos y demográficos
Girardot, Armero, Líbano, Ibagué, Chaparral- y el nivel de ingresos durante
el auge económico de 1917 y 1927, favorecieron la ampliación y
tecnificación de los cultivos de arroz a escala comercial en haciendas de los
valles de Lagunilla y Saldaña.

5.4.2 La Agricultura moderna atropella

Correlativa de ese proceso fue la masiva expulsión del secular campesinado


arrendatario de las haciendas ganaderas, sobre todo en el centro y norte del
valle en el Tolima, y su consecuente proletarización. A ésta se sumarían
grupos de campesinos procedentes de las zonas cafeteras y de la zona
indígena del sur de los cuales algunos migrarían hacia los Llanos orientales
y el Caquetá, también hacia Ibagué y otras ciudades. Rafael Parga Cortés
recordaba como fue la escasez de buenas tierras lo que en la década de
1960 impulsó a que agricultores tolimenses bajaran a la costa,
especialmente al Cesar a comprar tierra a cultivar algodón y luego arroz.

CARACTERISTICAS DE LA ECONOMIA EN EL TOLIMA


La economía cafetera dependiente del mercado mundial, la ganadería y la
agricultura comercial, dependientes de la urbanización y la
industrialización internas, así como la pequeña economía campesina,
autosuficiente y articulada a mercados locales singularizan la economía
tolimense frente a otras regiones del país.
Una característica de la agricultura en el Tolima es la marcada
especialización productiva de las subregiones que ha contribuido a su
relativo aislamiento y, por ende, a la débil integración regional.
Otro rasgo es la estructura ocupacional del sector agropecuario, sobre todo
de la agricultura capitalista, incluyendo la cafetera, caracterizada por
concentrar la mayor cantidad de trabajo asalariado en el total sectorial del
país. Este hecho laboral corresponde a una significativa concentración de
la propiedad -el 9.6% de los propietarios posee el 64.9% de la tierra útil,
en predios de más de 500 hectáreas. La zona más atrasada (Natagaima-
Coyaima), de ancestro indígena, está dominada por el minifundio y es una
reserva de mano de obra estacional (cosecheros) .

La gran importancia que históricamente han tenido en el Tolima las


actividades rurales (tanto agrícolas como pecuarias), se refleja en una
elevada contribución al Producto Interno Bruto (PIB) de la región; sin
embargo, ésta ha venido reduciéndose, de tal suerte que de 44.4% que
representaba en 1.980 bajó a 30.2% en 2001.

La razón de este comportamiento estriba en las bajas tasas de crecimiento


del sector y su trayectoria irregular, al tratarse de una actividad sobre la
cual tienen gran influencia factores tales como el comportamiento del clima
y la disponibilidad de agua en las zonas productoras y los distritos de riego;
el precio externo de los productos agrícolas y los insumos importados; el
costo de los arrendamientos de la tierra; el avance tecnológico reflejado en
los rendimientos por hectárea; los precios y la situación de mercado; y la
importación de alimentos, materias primas e insumos para la agroindustria,
entre otros.

La agricultura tolimense se encuentra conformada básicamente por los


cultivos transitorios o semestrales, algunos semipermanentes y los
permanentes. Los primeros están constituidos principalmente por: arroz,
sorgo, algodón, maíz, papa, fríjol, soya, ajonjolí y maní. El comportamiento
del área dedicada a estas actividades mostró una tendencia decreciente
entre 1980, al pasar de 180.920 hectáreas, hasta alcanzar en 2002 una
extensión de 169.493 hectáreas, lo que coincide con el establecimiento en
el país de un modelo de apertura económica, durante el cual se ha ampliado
considerablemente la importación de productos de origen agropecuario, y
los precios internos han estado determinados por las fluctuantes
cotizaciones de estas materias primas en los mercados internacionales.

La superficie más significativa dentro de los cultivos semestrales


corresponde al arroz, al participar con el 41.7%. Resulta pertinente señalar
que el auge de este cultivo se inició con la construcción de varios distritos
de riego a mediados del siglo XX, lo cual permitió la expansión del área y la
posibilidad de efectuar siembras durante los dos semestres del año. Su
comportamiento ha sido creciente al iniciar con 75.100 hectáreas en 1980 y
llegar a un tope de 101.458 hectáreas en 2001, lo que significa un aumento
del 35.1%.

Al arroz le sigue en importancia el sorgo, al representar en promedio el


23.8% de la extensión cosechada, y en la actualidad, muestra un retroceso
marcado, debido a la competencia derivada de las importaciones de maíz
amarillo por parte de la industria productora de concentrados para
alimentación animal.

El algodón, en 2002 fueron plantadas tan solo 7.530 hectáreas, no obstante


que se viene promoviendo la reactivación del cultivo a través de la creación
de la cadena algodón – textil – confecciones. El deterioro de la actividad
algodonera obedece, entre otros factores, a la caída de los precios externos
de la fibra, el descenso del consumo en los países desarrollados, la
disminución de la devaluación, la importación de fibra y las dificultades que
enfrentan los agricultores para acceder al crédito, por los resultados
adversos de refinanciaciones en pasadas cosechas.

Otro cultivo de importancia en la región es al maíz, al participar con el


11.4% del área. Este es cosechado bajo las modalidades tecnificada y la
tradicional; esta última es propia de la economía campesina y predomina en
la zona de ladera con 24.358 hectáreas en 2002.

Dentro de las actividades de mediano y largo plazo, cuya extensión en el


2002 tenia 161.645 hectáreas, la más representativa es el café, pues ha
ocupado alrededor del 70.4% de la superficie destinada a los mismos; con
ello, el Tolima se posicionó en el tercer lugar dentro de los departamentos
cafeteros.

Además del café, hacen parte de los cultivos permanentes y


semipermanentes el plátano con el 13.2% del área, la caña panelera con el
7.7%, el cacao con el 3.4%, la arracacha con el 2.1%, la yuca con el 2.0%
y el mango con el 1.2%.

5.4.3 La Industria en el Tolima


Los primeros vestigios conocidos de lo que puede considerarse como
actividad industrial en el Tolima se encuentran asociados a la producción de
mieles de caña, panela, azúcar y aguardiente en el siglo XVIII, los cuales
eran elaborados de manera artesanal y dispersa en haciendas trapicheras
localizadas en diferentes zonas de la región. Con el fin de controlar la
producción de este último y convertirlo en fuente de tributación, la corona
española autorizó en 1736 su fabricación en todas las provincias de la Real
Audiencia de Santafé. De esta manera, en 1777 se estableció la Real
Fábrica de Aguardiente en la población de Honda, destruida por un
terremoto ocurrido en 18051.

Posteriormente, con la expansión de la producción de tabaco en la zona de


Ambalema en la primera mitad del siglo XIX, y el auge presentado entre
1845 y 1858, durante el cual dicha región aportó el 66.7% de la producción
nacional y el 61.2% de las exportaciones tabacaleras 2, se establecieron
factorías donde se realizaba la preparación y el procesamiento de las hojas
de tabaco con miras a su exportación, al igual que otras donde se efectuaba
la producción de tabacos y cigarros para el consumo interno,
principalmente.

Alrededor de 1915 comenzó a funcionar en Ibagué la primera planta


productora de electricidad, que operaba en el sector de la Hoyada, hoy
conocido como El Libertador. Para 1918 existían dos plantas más, así como
dos fábricas de licores, dos de cerveza, dos de jabón, dos de bebidas
gaseosas, una de chocolate y un molino de trigo; adicionalmente, se
contaban cinco negocios de carpintería, ebanistería y talabartería, un
aserrío de maderas y una alfarería3.

El proceso de industrialización continuó en 1925 con la fundación en Ibagué


de una empresa productora de herramientas para trapiches y despulpadoras
de café denominada Talleres Enciso Hermanos. En 1927 se creó la
Cervecería de Honda como una factoría independiente; sin embargo, tres
años después se fusionó al consorcio de Cervecerías Bavaria.

En 1940 se constituyó el Ingenio Central del Tolima en predios de la


hacienda Pajonales, jurisdicción del municipio de Ambalema, diseñado para
tener una capacidad de producción de 135.000 toneladas de azúcar al año,
el cual fue inaugurado en diciembre de 1943. Sus propietarios iniciales
fueron el ingenio Manuelita S.A.,

En el año de 1942 se constituyó la “Compañía Molinera El Escobal” 8, siendo


el primer molino dedicado al beneficio del arroz que se creó en la región, y
en los primeros años de la década del 50 se convirtió en el más grande del
país. Su surgimiento se encuentra asociado al inicio de la irrigación de la
zona que hoy se conoce como “la meseta de Ibagué”, a partir de la
construcción de canales con el fin de captar agua del río Combeima.

Según el Censo Industrial realizado en 1945, existían en el Tolima 320


establecimientos industriales creados a partir de 1901, que funcionaban en
23 de los 40 municipios de la época, concentrándose la actividad
manufacturera en la ciudad de Ibagué, con el 43.1% de los
establecimientos y el 31.9% de los trabajadores industriales 9.

Al desagregar la conformación de la industria existente en Ibagué en 1945,


el mayor número de factorías estaban representadas por: editoriales,
imprentas y litografías (15); producción de calzado (15); talleres de
mecánica y reparación de maquinaria (15);

En cuanto a los restantes municipios que siguían en importancia a Ibagué


en cantidad de industrias, se tiene Armero, con 31 empresas y 202
trabajadores, se destacan los renglones de: trilladoras de arroz y demás
granos con 6 factorías y 40 empleos; producción de mantecas y grasas
vegetales, donde una firma ocupaba 37 personas; trilladoras y tostadoras
de café, con 2 empresas y 30 empleados; y gaseosas y bebidas
refrescantes, con 3 establecimientos y 23 trabajadores.

En Honda, donde existían 29 factorías que ocupaban 602 personas, las


actividades más representativas eran: producción de cervezas y maltas,
correspondiente a la Cervecería de Bavaria, que ocupaba 225 personas; y 8
trilladoras y tostadoras de café que daban empleo a 245 trabajadores.

El municipio de el Espinal, que con el transcurrir del tiempo se ha ido


consolidando como un importante centro agroindustrial, contaba en 1945
con 21 empresas que le daban empleo a 249 personas, de las cuales 187
eran ocupadas por 8 factorías dedicadas a la producción de cigarros,
mientras que otras 21 laboraban en 5 panaderías.

En el Líbano, municipio cafetero por excelencia, la actividad industrial se


concentraba en el procesamiento de dicho producto, ya que 3 trilladoras de
café ocupaban a 106 trabajadores, lo que equivale al 57.3% del empleo
industrial total. En Venadillo las principales actividades eran: la trilla de
arroz, con 3 firmas y 21 empleados; tejares y chircales, con igual número
de empresas y trabajadores; y las trilladoras y tostadoras de café, con 3
factorías y 19 personas ocupadas.

Por su parte, Ambalema contaba con dos frentes básicos de producción


industrial: Un ingenio azucarero que empleaba 400 personas y 9 fábricas de
cigarros que daban trabajo a 183 habitantes de la población.

En los demás municipios, se destaca la actividad de trilla de café en Falan,


Fresno y Mariquita, donde se ocupaban en forma respectiva 83, 37 y 43
personas; en esta última población también eran importantes los talleres de
mecánica, construcción, montaje y reparación de maquinaria, ya que los 2
existentes generaban 96 puestos de trabajo.

Entre tanto, en el año de 1949 inició labores en el sector de “Chapetón” de


la ciudad de Ibagué una planta de la cervecería Bavaria, que llegó a
producir hasta 400.000 docenas mensuales de botellas de cerveza, la cual
estuvo funcionando hasta 1968 cuando fue cerrada por una decisión
administrativa encaminada a centralizar la producción en una gran factoría
localizada en Bogotá, desde donde se abastecería el mercado de varias
zonas del país11.
Los años 50’s constituyeron una década de gran importancia no solo para la
industria del departamento, sino para el desarrollo agropecuario y
económico del Tolima en su conjunto, ya que en dicho período se
construyeron los distritos de riego de los ríos Coello, Saldaña y Recio, lo que
amplió enormemente la frontera para la agricultura comercial mecanizada,
al ser beneficiadas alrededor de 47.600 hectáreas, con la expansión de
cultivos tales como arroz, sorgo y algodón, entre otros; generando las
condiciones para que surgieran empresas industriales que se encargaron del
procesamiento del mayor volumen de producción proveniente del sector
agrícola.

En el plano industrial, en 1956 se inició la construcción de una de las más


grandes e importantes empresas del departamento, Cementos Diamante del
Tolima, aprovechando las enormes canteras de minerales tales como caliza,
yeso y puzolana, que son esenciales para la elaboración de dicho producto,
localizadas en el corregimiento de Payandé, cercano a Ibagué. A finales del
mismo año, fue constituida la empresa Jesús María Pinto & Cia. Ltda.,
mediante la adquisición de la fábrica de Café Selección, a partir de la cual
se comenzó a producir desde 1955 uno de los productos insignia del
departamento, como es el café San Juan12.

En la década de los sesentas surgieron nuevas empresas industriales en la


región, estimuladas por las políticas gubernamentales orientadas a la
sustitución de importaciones, así como las adoptadas en 1967, mediante las
cuales se buscó combinar la política anterior con la promoción de ramas
industriales que tuvieran posibilidades de incursionar en el mercado
externo, para lo cual fueron creados incentivos fiscales como el Certificado
de Abono Tributario (CAT), instituciones como el Fondo de Promoción de
Exportaciones (PROEXPO), y se hizo más ágil el denominado Plan Vallejo.

En 1962 fue creada la firma denominada Granja Buenos Aires dedicada a la


producción de huevos, pollos para levante y consumo, y concentrados para
alimentación animal; así mismo comenzaron operaciones en este período
las empresas Triplex Brawm, Baldosines Payandé, la fábrica de calzado El
Príncipe y dos fábricas productoras de muebles. Entre tanto, en 1963 inició
operaciones la empresa Pastas Eldorado, cuya actividad se centraba en la
producción y venta de productos alimenticios; sin embargo, solo hasta 1974
se crearía la sociedad de manera formal 14. En 1965 fue conformada una
importante empresa orientada a la producción y la molinería del arroz,
denominada Unión de Arroceros S.A.

Durante los años 70’s fueron más evidentes en la región los efectos
positivos de las medidas gubernamentales encaminadas a promover la
inversión industrial, a partir del suministro de créditos dirigidos al sector a
tasas preferenciales (Fondo Financiero Industrial – FFI), así como mediante
la participación directa en el capital requerido para la gestación de nuevas
empresas (Instituto de Fomento Industrial – IFI). Sin embargo, esta fase de
la industrialización del Tolima se produjo en forma tardía, pues se centró en
el procesamiento de bienes primarios provenientes del sector agropecuario,
mientras que en las principales regiones industriales del país se transitaba
por la etapa de montaje de empresas productoras de bienes de consumo
durables, bienes intermedios e incluso de capital.
En este contexto, en marzo de 1973 fue creada la fábrica de Textiles del
Espinal S.A. (TEXPINAL), con el fin de procesar la fibra de algodón
producida en la región y elaborar materias primas y productos textiles tanto
para el consumo interno como para la exportación.

En el mismo año de 1973 se estableció la Corporación Forestal del Tolima,


dedicada al beneficio e inmunización de maderas y la producción de postes
de madera. Igualmente, se dio vida a la empresa Carlima S.A. encargada
del sacrificio de ganado, el aprovechamiento de los subproductos
resultantes y el empacado de carnes. Entre tanto, en 1977 fue fundado el
Frigorífero Ibagué “Frigoibagué”, con el objeto de prestar sus servicios a
empresas que elaboraran artículos altamente perecederos. En este mismo
año, se fundó la compañía Acero Estructural del Tolima, dedicada a la
producción de estructuras metálicas, tanques, silos, torres de transmisión
eléctrica, etc.; sin embargo, la vida de esta firma fue corta pues clausuró
sus actividades a mediados de la década de los 8015.

A finales de 1978 se constituyó el Complejo Agroindustrial del Tolima S.A.


(CATSA), dedicado a la siembra, cultivo y aprovechamiento de productos
agrícolas, procesos industriales, proyectos turísticos, etc. Para la creación
de este proyecto se contó con el concurso económico de entidades tales
como el IFI, Texpinal S.A., Corporación Financiera del Tolima, entidades
aseguradoras, otras empresas nacionales y locales, y personas naturales
vinculadas a la actividad empresarial del departamento16.

Hacia comienzos de la década de los años 80 y hasta el 2000, el sector


productor de confecciones había logrado una importante expansión en
Ibagué, toda vez que existían cerca de 200 talleres de confección, 90 de los
cuales eran catalogados como empresas pequeñas y medianas, en tanto
que las restantes eran micro o famiempresas. Entre los más importantes
pueden señalarse: la fábrica de camisas y pantalones Monarca,
Confecciones Carolina, Comprendas, Jader Sport, Confecciones D.G., Lord
Johnathan y Manufacturas Macoltex. También en esta época, se
establecieron en la ciudad las trilladoras de café Ibagué, Cafecol, Gavitolima
y Concafé, con el fin de producir café para exportación 17.

En 1982 se produjo un importante avance para la industria departamental,


pues el Banco de la República puso en funcionamiento la Fábrica de Moneda
en inmediaciones de Picaleña, donde inicialmente se comenzaron a producir
solamente los cospeles, o discos de metal en diferentes aleaciones que
constituyen la base para la elaboración de las monedas, que posteriormente
eran llevados a Bogotá para su acuñación en la Casa de Moneda. En 1987
fue trasladada a Ibagué la planta de acuñación, con el fin de integrar los
dos procesos y producir en un mismo sitio toda la moneda metálica
requerida por el país.
Si bien los orígenes de la Fábrica de Licores del Tolima se remontan a 1928,
época en la cual fueron cancelados los contratos para la elaboración de
licores por parte de particulares y la Administración Departamental se
encargó de su producción en forma directa; la factoría experimentó un
importante proceso de modernización en 1985, al ser inaugurada una nueva
planta para la producción de alcoholes y la destilación de licores 18.
CONSULTO SOBRE LAS INDUSTRIAS QUE HAY EN MI MUNICIPIO Y ELABORO UN
CUADRO QUE EN LA PRIMERA COLUMNA CLASIFICA EL TIPO DE INDUSTRIA, EN LA
SEGUNDA SUS NOMBRES, EN LA TERCERA SU DIRECCIÓN Y EN LA CUARTA EL
NÚMERO DE EMPLEOS QUE GENERA. PUEDO EMPEZAR CONSULTANDO EN LA
TESORERÍA MUNICIPAL, PERO SI NO ENCUENTRO INFORMACIÓN PUEDO IR
DIRECTAMENTE A LAS INDUSTRIAS.
¿CUÁL ES LA MATERIA PRIMA DE NUESTRAS INDUSTRIAS?
¿QUÉ IMPORTANCIA TIENE EL DESARROLLO INDUSTRIAL PARA NUESTRA ECONOMÍA
LOCAL, REGIONAL Y NACIONAL?

5.4.4 Estímulos fiscales e industrialización inducida

El mayor impulso que recibió el proceso de industrialización del Tolima no


obedeció, paradójicamente, a la acción concertada entre los agentes
públicos y privados en el marco de un proceso de planificación; por el
contrario, se derivó de un hecho desafortunado que enlutó a la región y al
país, como fue la catástrofe que destruyó a la población de Armero el 13 de
noviembre de 1985, debido a la erupción del volcán nevado del Ruiz, que
ocasionó la pérdida de aproximadamente 25.000 vidas humanas 19, la
destrucción de un importante centro agroindustrial y agropecuario, así como
la desestabilización económica y social de toda la zona norte del
departamento y, en gran medida, de Ibagué, hacia donde se desplazó
buena parte de la población damnificada.

En vista de lo anterior el Gobierno Nacional expidió la Ley 44 de diciembre 1


de 1997, mediante la cual se ampliaron los plazos para acceder a las
exenciones tributarias y arancelarias definidas en el Decreto 3830 de 1985.
En el caso de la importación de maquinaria, las licencias debían ser
aprobadas por el Incomex antes del 31 de diciembre de 1988; también, se
fijó esta fecha para el establecimiento 22 de las empresas que pretendieran
beneficiarse de la exoneración del impuesto de renta y complementarios, las
cuales debían iniciar la fase productiva en un plazo no mayor de cuatro años
luego de su creación.

Una disposición de trascendental importancia fue la inclusión de Ibagué


dentro de las ciudades beneficiarias de las ventajas fiscales de la Ley 44 de
1987, mediante la expedición del Decreto 78 de enero de 1988 por parte
del Ministerio de Hacienda y Crédito Público. Adicionalmente, el Concejo de
Ibagué dispuso exenciones por 10 años a los impuestos predial y
complementario, industria y comercio, y avisos y tableros, a través del
Acuerdo 044 de mayo de 1988, para las empresas o microempresas
industriales y hoteleras nuevas o existentes que ensancharan la producción
y el empleo.

Las normas anteriores determinaron que durante 1988 se produjera un


auge inusitado en la creación de nuevas empresas de diferente índole, toda
vez que ante la Administración de Impuestos Nacionales se inscribieron 834
empresas con el fin de obtener los beneficios tributarios contemplados en la
Ley 44 de 1987; de estas, 253 firmas, equivalentes al 30.3%,
correspondían al sector industrial23.
En 1991 la Administración de Impuestos Nacionales pudo establecer que del
total de sociedades inscritas, solamente se encontraban activas 267, es
decir el 32.0%, y de éstas, apenas 171 habían iniciado la etapa productiva.
Como era de esperarse, se produjo una elevada concentración de las firmas
en la capital del departamento, pues del total de empresas activas, 211 se
situaban en Ibagué (79.0%), 14 en Honda (5.2%) y 10 en Lérida (3.7%).
En lo referente al sector industrial, se determinó que de las 253 empresas
inscritas apenas 95, el 37.5%, se podían considerar como activas.

Desafortunadamente para la región, muchas de las empresas que se


acogieron a los estímulos arancelarios y tributarios terminaron cerrando
operaciones una vez que el período contemplado para las exenciones
finalizó; más aún, algunas de ellas cerraron sus plantas en Ibagué y se
trasladaron a la zona contemplada por la Ley 218 de noviembre de 1995,
conocida como “Ley Páez”, con la cual se benefició buena parte de los
municipios localizados en los departamentos de Cauca y Huila, que se
vieron afectados en forma directa o indirecta por el sismo y la avalancha de
río Páez, ocurridos a mediados de 1994. También, se dio el caso de algunas
compañías que se vieron forzadas a cerrar sus puertas al no obtener los
resultados económicos previstos.

De esta manera se tiene que, de acuerdo con una evaluación realizada por
la Asociación para el Desarrollo del Tolima (ADT) en 1998 27, “De las 132
empresas industriales constituidas, solo 49 entraron en operación y
funcionamiento en las distintas áreas de la producción… De estas, hasta la
fecha se han liquidado, no renovaron su matrícula, o han entrado en
concordato 24 empresas”, lo cual daría que en definitiva solo 25 empresas
pertenecientes al sector industrial prevalecieron en la ciudad después de
terminadas las gabelas tributarias.

Vamos a ver ahora un mapa que ilustra en qué municipios del Tolima se
encuentran establecimientos industriales modernos, diferentes a procesos
calificados como manufactureros tradicionales (panificación, ebanisterías,
metalistería, entre otros).
TOLIMA. INDUSTRIA POR MUNICIPIOS
CONVENCIONES:
26
18 21 16 1. Alpujarra 17. Fl ándes 33. Pl anadas
20 2. Al var ado 18. Fres no 34. Pr ado
3. Ambalema 19. Guamo 35. Purificaciòn
46 5 31 4. Anz oategui 20. Her veo 36. Rioblanc o
9 5. Armero Ar mer o 21. Honda 37. Ronc es valles
28 25 24 6. Ataco 22. Ibagué 38. Rovir a
42 3 7. Cajamarca 23. Ic ononzo 39. Saldaña
8. Carmen Apic alá 24. Lèrida 40. San Antoni o
45 9. Casabianc a 25. Lìbano 41. San Luis
4
2 32
10. Chaparr a l 26. Mariquit a 42. Santa Is abel
11. Coell o 27. Melgar 43. Suár ez
22 12. Coyai ma 28. Murillo 44. Valle San Juan
7 11 13. Cunday 29. Natagai ma 45. Venadillo
14. Dolores 30. Ortega 46. Villahermos a
17 27 15. Espi nal 31. Paloc abildo 47. Villarric a
16. Fálan 32. Pi edr as
38 44
37 15 8 23
41 19 13 Industria textil y de confecciones, alimentos, triladoras
43 Exportadora, molinería del arroz, semillas, autopartes,
40 30 39 35 47 bicicletas, maquinaria agrícola,Cementos,
feldespatos, muebles madera y mimbre.
10 12
34 Textiles, aceites, semillas, bicicletas,
14 trilladoras, molinería del arroz.
29
36
6 1 Embutidos cárnicos, Café

33 Cafés Especiales

Petróleo (Refinería en Guamo). Incluye Espinal


Fuente: Autores con base en información de fuentes diversas. 2007

5.5 TERCIARIZACION DE LA ECONOMIA DEL TOLIMA.

Kalmanovitz y López (2004) señalan que el fenómeno que se observa a lo


largo del período 1950-2000, en el cual se da un aumento en la
participación de los servicios de casi el 50%, podría ser identificado como
un proceso de terciarizacion, que ha sido común a casi todos los países en
desarrollo en la segunda mitad del siglo XX.

Adicionalmente, Moncayo y Garza (2005) identifican una terciarización de la


estructura

Productiva jalonado, principalmente, por las actividades de transporte y


comunicaciones, financiero y servicios a las empresas y servicios de
gobierno.
 
A raíz de la catástrofe de Armero (Noviembre de 1985),  indudablemente el
panorama urbano, regional, político y económico del departamento cambia. 
Igualmente asociado al fenómeno natural se encuentra la política  de
apertura iniciada en la década de los noventa.

Esta situación se ve reflejada en procesos como el de la globalización, tiene


su ámbito más preciso en el mundo de la economía, sobre todo en los
niveles comercial, financiero y organizativo, donde funciona ya de un modo
organizado, Por lo tanto, La globalización supone libertad de intercambio.
Aquí la producción de mercancías esta limitada por ventajas físicas o
geográficas. Las empresas son flexibles en su organización para tener
acceso a los mercados locales, regionales, nacionales y globales. Aducen
una cierta cantidad de estrategias para ser competitivas y no salir del
mercado.

Estas tendencias se ven reflejadas en los sectores económicos. Por ejemplo:

SECTOR PRIMARIO
Actividades que implican la extracción y obtención de materias primas
procedentes del medio natural (agricultura, ganadería, minería, silvicultura
y pesca).  La agricultura ha estado ligada al desarrollo de la humanidad. En
el Tolima  sobresalen productos como el Café, arroz, algodón, ajonjolí,
tabaco y caña de azúcar. En minería explota el oro y la plata y la refinería
del Guamo y Boquerón.
SECTOR SECUNDARIO
Actividades que suponen la transformación de las materias primas en
productos elaborados, es decir, la industria y la construcción (por ejemplo,
siderurgia, sector agroalimentario, etc.; la producción de bienes de
consumo en general). Se localiza principalmente en zonas urbanas. La
industria en el departamento se centra en alimentos, bebidas, textiles.
SECTOR TERCIARIO
Actividades de prestación de servicios que no pertenecen a los otros dos
sectores, facilitan el suministro de servicios alas personas a las empresas.
Este sector agrupa los servicios mercantiles y no mercantiles, especialmente
el comercio, el alquiler de viviendas, el correo, las telecomunicaciones, la
salud, el turismo, la educación, y los servicios básicos para que funcione el
estado.

El Auge del sector de bienes y servicios ha permitido en otros ambientes, el


desarrollo de una nueva tendencia económica conocida como la
terciarización jalonada, por procesos como la tecnología, la informática. La
terciarización es una consecuencia de la globalización. Por lo tanto, se
afirma que tenemos una nueva tendencia, la sociedad de la información o
la sociedad del conocimiento.

QUE TIPO DE TERCIARIZACION SE DA EN EL TOLIMA


Sobre este punto en el departamento del Tolima, no hay un desarrollo
legítimo de la sociedad de la información, y se dan pasos sobre una
sociedad del conocimiento. Aún se sigue trabajando con procesos del siglo
XIX. Mientras en otros países se avanza con tecnología de Punta, en el
departamento al lado del avión se tiene la mula, al lado de la robótica se
mantiene la Mecánica. En unos países se vende la tecnología satelital móvil,
en el País y en el departamento se venden minutos a celular. Al lado de los
grandes complejos financieros con los procesos de Globalización recientes
en la calle se tiene el GOTA A GOTA. Mientras en otros sectores se tiene el
empleo Digno el Tolima vive con el Sub-empleo, la economía informal. Es
decir existe una terciarizacion para los países industriales y una
terciarizacion para los países como el nuestro.

El departamento en especial su capital Ibagué, vive el boom de la


comercialización, situación reflejada en las grandes tiendas de cadena,
donde al lado de capitales nacionales y extranjeros se mantienen capitales
locales. Es así como hay un cierto número de espacios para la
comercialización como son: ÉXITO, CARULLA, MAKRO, CARREFOUR,
MERCACENTRO, HOME CENTER, situación que permite plantear la hipótesis
que los procesos de comercialización acelerada de Ibagué son indicadores
contrastantes del bajo y marginal desarrollo del sector industrial.

PARA GANAR CONOCIMIENTO


A CONTINUACION ENCONTRARA UNA SERIE DE TERMINOS, REFERIDOS A LOS
PROCESOS DESARROLLADOS EN EL TEXTO, BÚSCALOS EN EL DICCIONARIO Y
ORGANÍZALOS POR EL TIEMPO HISTÒRICO EN QUE SE APLICARON O APLICAN. ASI
AUMENTAMOS NUESTRO NIVEL DE CONOCIMIENTOS:
ADUANA:
AGRICULTURA EXTENSIVA:
AGRICULTURA TROPICAL
AGRICULTURA:
AGROALFARERO:
ALCABALA:
ANADES:
AÑIL:
APARCERIA:
ARCAS.
ASENTAMIENTO:
BOGA:
BONANZA:
CACICAZGO:
CALIMA:
CAZA:
CERAMICA:
CICLOS BIOCLIMATICOS:
CIRCUITO COMERCIAL:
COCA:
COLONIA:
COMARCA:
COMERCIO:
CONTRABANDO:
ECONOMIA CAMPESINA:
ELITE:
ENCOMENDEROS:
ENCOMIENDA:
ESMERALDAS:
ESTANCIA:
ESTANCO:
ESTRUCTURA ECONOMICA:
EXCEDENTE AGRICOLA:
FALSA FILIGRAMA:
FERIA:
GRANJA AGRICOLA:
HATOS:
HORTICULTURA:
INDUSTRIA:
MAFAFA:
MANUFACTURA:
MANUMISION,
MERCANTILISMO:
MINAS DE ALUVION:
MINERIA:
MITA:
MODELO ECONOMICO:
MONOCULTIVO:
MONOPOLIO:
NEOCOLONIALISMO:
ORFEBRERIA:
PARCELA:
PATATA:
PEAJE,
PEONADA:
PESCA:
PRECERAMICO:
PRECOLOMBINO:
QUINA:
RECIENTE:
RESGUARDO:
SEDEANTARIO:
SELVA TROPICAL.
SEMICOLONIA:
SISTEMA DE ROZA:
SUBSISTENCIA:
TECNICA DEL MARTILLADO:
TERCIARIZACION:
TOLIMA:
TRAPICHES:
TRIBUTO:
TRUEQUE:
VERTIENTE:
VOLANTES DE HUSO:

 BIBLIOGRAFÍA DEL CAPÍTULO

ACOSTA, Joaquín. Descubrimiento y Colonización de la nueva Granada, No


__ Vol. II, Cap. XII. Biblioteca popular de Cultura Colombiana. Bogotá .
ARCINIEGAS, José Ignacio. El tolima, Geografía Histórica Socioeconómica.
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1 Ramos Gómez, Oscar Gerardo. “Pajonales en la Historia de la Cultura
Empresarial del Tolima”.
Organización Pajonales. Santiago de Cali, 2000.
2 Ibíd.
5 Ramos Gómez (2000).
6 Ortiz C., Luis B. “Anales de Economía y Estadística, año II, No. 19/20”,
octubre de 1946. Tomado de
Salavarrieta Marín, Miguel. “Apuntes para la historia de la industria
tolimense”. Ibagué, 1991.
Sincerín; así como los señores Roberto Wills, Eduardo Wills y Juan Uribe
Holguín, con un capital social de $3.500.0007.
10 Zambrano Cárdenas, Pedro Luis. “Historia industrial de Ibagué”. Copia
mecanográfica. ADT. Ibagué,
1990.
11 Ibíd.
12 Salavarrieta M., Miguel (1991).
13 Zambrano Cárdenas,
Pedro Luis (1990). 14
Salavarrieta M., Miguel
(1991).
15 Zambrano Cárdenas,
Pedro Luis (1990). 16
Salavarrieta M., Miguel
(1991). 17 Zambrano
Cárdenas, Pedro Luis (1990).
18 Zambrano Cárdenas, Pedro Luis (1990).
19 Campos Martínez, Alvaro A. “Los estímulos fiscales y la reciente
industrialización del Tolima”. Banco de la República, Sucursal Ibagué, 1998.
Estimación basada en el censo de 1985 realizado por el DANE,
que cuantificó en 29.394 el número de habitantes en Armero.
20 Campos Martínez, Alvaro A. (1998).
21 Ibíd.
22 Se entendía que una empresa había sido establecida si había
manifestado ante la Administración de Impuestos Nacionales su intención
de ser creada antes de diciembre 31 de 1988.
23 Administración de Impuestos Nacionales. Información correspondiente al
Programa de Auditoria Preventiva y Acercamiento a Empresas Nuevas,
realizado en 1991.
24 Campos Martínez, Alvaro A. (1998).
25 Centro Regional de Estudios Económicos Ibagué, Banco de la República.
“Evolución y Estructura
Económica y Social del Tolima 1980 – 2002. Ibagué, marzo de 2004.
26 Campos Martínez, Alvaro A. (1998).
27 Asociación par el Desarrollo del Tolima – ADT. “Carta del Tolima No.
133”, abril
Kalmanovitz, S. y E. López (2004), “Patrones de desarrollo y fuentes de
crecimiento de la agricultura”, Borradores de Economía, 288, Banco de la
República

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