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Imperio austrohúngaro

El Imperio austrohúngaro, o simplemente Austria-Hungría (oficialmente, Monarquía


austrohúngara; en alemán: Österreichisch-Ungarische Monarchie; en húngaro: Osztrák-
Magyar Monarchia), fue un Estado europeo creado en 1867 tras el llamado Compromiso
austrohúngaro, el cual equiparó el estatus del Reino de Hungría con el del Imperio austríaco,
ambos bajo el mismo monarca. El nombre oficial completo del Imperio se traduce como: «Los
Reinos y Territorios representados en el Consejo Imperial y los Territorios de la Santa Corona
Húngara de San Esteban».n 1
El soberano gobernaba como emperador de Austria sobre el oeste y el norte, la
llamada Cisleitania, y como rey de Hungría sobre la Transleitania. Aunque suele describirse
en la actualidad como un solo Estado, cada uno de estos territorios fue administrado
independientemente, con sus propios parlamentos, gobiernos y tribunales, e incluso no existió
una ciudadanía común. Solo en temas de defensa nacional y relaciones exteriores, el Imperio
austrohúngaro actuó como una entidad unificada.
En 1914, en vísperas de la Primera Guerra Mundial que lo llevaría a su disolución, el Imperio
tenía una extensión de 675 936 km² y una población de 52 800 000 habitantes, siendo
considerado una de las grandes potencias europeas y mundiales,n 2 destacando
especialmente por su prestigio cultural, artístico e intelectual.
Tras la derrota en la Primera Guerra Mundial, surgieron diversos movimientos nacionales que
promovieron la disolución del Imperio y la formación de Estados nación que acogieran a los
diversos grupos étnicos existentes en la región. En 1919, Austria-Hungría fue disuelta, dando
origen a los estados de Austria alemana, el Reino de Hungría, Checoslovaquia, el Estado libre
de Fiume y el Estado de los Eslovenos, Croatas y Serbios, mientras algunas regiones fueron
anexadas por los países vecinos.
En la actualidad, el antiguo territorio del Imperio austrohúngaro se extiende a lo largo de 13
países europeos: Austria, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia, Bosnia y
Herzegovina, Serbia (las regiones de Voivodina y el Banato Occidental), Montenegro (Bocas
de Kotor), Italia (Trentino-Alto Adigio y Trieste), Rumania (Transilvania, el Banato
Oriental y Bucovina), Polonia (Galitzia occidental y Silesia) y Ucrania (Galitzia oriental y
la Rutenia Transcarpática).

Antecedentes del Compromiso[editar]


Fernando I consiguió el reino de Hungría para la dinastía Habsburgo.

El Reino de Hungría, creado en torno al año 1000, se convirtió durante la Edad Media en uno
de los principales reinos europeos. Sin embargo, situado en la frontera de la cristiandad, sufrió
frecuentes ataques de los turcos otomanos a lo largo de los siglos XIV y XV, que debilitaron su
estructura social y económica. En 1526, el rey Luis II de Hungría fue derrotado y muerto en
la batalla de Mohács librada contra las tropas invasoras del Imperio otomano.
Al quedar el trono vacante se sucedieron una serie de disputas entre los príncipes vecinos
para ocuparlo. En un primer momento fue coronado el voivoda húngaro, Juan I Szapolyai de
Transilvania, llamado «El último rey húngaro de los húngaros» (en magiar: A magyarok utolsó
magyar királya).
Fernando de Habsburgo, hermano del emperador Carlos V, reclamaba la corona de san
Esteban, con base en los derechos de su esposa, Ana Jagellón de Hungría y Bohemia,
hermana del fallecido Luis II. Una dieta rival lo reconoció como rey, lo cual desencadenó una
guerra civil que fue aprovechada por los turcos para invadir el país.
Hungría quedó divida en tres estados: el Reino de Hungría, gobernado por los miembros de la
dinastía de los Habsburgo; el Vilayato de Buda ocupado por los turcos en 1541 y el Principado
húngaro de Transilvania, que se convirtió en vasallo del Imperio otomano desde 1570.
Dicha separación del reino de Hungría se mantuvo a lo largo de casi siglo y medio de
constantes batallas entre germanos, húngaros y turcos. En el Principado de Transilvania se
protegió y se cultivó la cultura húngara, mientras que en los territorios húngaros ocupados por
los turcos apenas existían pobladores. La mayoría había emigrado buscando un sitio más
apropiado para el cultivo y para vivir, que no estuviese bajo influencia otomana. Los territorios
húngaros bajo dominio de los Habsburgo continuaron poblados y manteniendo su cultura,
aunque con el tiempo fueron adoptando ciertos rasgos germánicos. Esta división también
definió la confesión religiosa de los pobladores de dichas zonas. Los húngaros de Transilvania
eran en su gran mayoría protestantes; los de los territorios
turcos, católicos y protestantes debido a que no adoptaron la religión musulmana; y los de los
territorios bajo control germánico eran fervientemente católicos.
Tanta pugna religiosa resultó un arma perfecta para los príncipes húngaros de Transilvania,
como Esteban Bocskai y Gabriel Bethlen, quienes buscaban reunificar el reino, conduciendo
así varias guerras de independencia contra los emperadores germánicos. Sin embargo, todos
sus intentos resultaron en fracasos y después de la tentativa de los turcos en 1683 de
invadir Viena, la Liga Santa se dispuso a expulsar definitivamente a los otomanos de los
territorios húngaros.
De esta manera, en 1686 el emperador germánico y rey húngaro Leopoldo I de Habsburgo,
junto a su comandante el príncipe Eugenio de Saboya, reconquistaron la ciudad de Buda.
Después de esta victoria continuaron presionando a los ejércitos turcos fuera del reino, hasta
que finalmente lo lograron en 1691. A partir de ese momento todo el territorio húngaro,
incluyendo Transilvania, quedó bajo control del Sacro Imperio Romano Germánico, lo cual
generó una serie de guerras de carácter independentista en dichos territorios.
El príncipe húngaro Emérico Thököly condujo una revuelta a gran escala en contra del
emperador germánico y rey húngaro Leopoldo I, la cual fue sofocada alrededor de 1690,
obligándolo a emigrar a territorio otomano, donde falleció en 1705. Posteriormente su
hijastro, Francisco II Rákóczi también príncipe húngaro de Transilvania, condujo una guerra
entre 1703 y 1711 que se vería sofocada por Leopoldo I, y tras la muerte de éste en 1705, por
su hijo José I de Habsburgo.
Tras dichos intentos independentistas Hungría se mantuvo sin conflictos durante más de un
siglo, permaneciendo como parte del nuevo Imperio austríaco que surgió tras la caída
del Sacro Imperio Romano Germánico en 1806.

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