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â El maltrato en la infancia es la diferencia entre un cachete en el culo y dejar la señal de los dedos en la
caraâ
Kempe
Introducción
A esa etapa de inexistencia, le sucedió la etapa de reconocimiento y caracterización, que culmina con la
descripción realizada por Kempe & Kempe del sÃ−ndrome de niño apaleado.
A partir de este reconocimiento y tipificación, aparece la clara determinación para que se haga algo, las
legislaciones y el desarrollo de servicios de infancia son un primer escalón para plantearse la posibilidad de
la prevención y el desarrollo de actividades de sensibilización a la población y a los profesionales, asÃ−
como la instauración y desarrollo de lÃ−neas de investigación acerca del tema.
Revisadas las diferentes definiciones que se utilizan para los malos tratos a la infancia, quizá sea más
pertinente acercarse a exponer cuáles son los componentes más constantes en la mayorÃ−a de las
definiciones y, por lo tanto, que integran dicho concepto:
1. Polimorfismo: en efecto se incluyen aspectos tanto de malos tratos activos como pasivos, tanto aspectos de
maltrato fÃ−sico como emocional o psicológico.
2. Se subraya la desatención a las necesidades de la infancia, tanto en la cobertura a las necesidades fÃ−sicas
Introducción 1
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como al cuidado de los vÃ−nculos, incluyendo las conductas de apego y el nivel de interacciones.
3. Se incluye el contexto de desarrollo del niñ@, por lo tanto hace referencia al entorno en el que aparecen,
sea la familia, la escuela u otra institución infantil, referida, en este caso, al tipo de función que desarrolla
en la infancia.
4. En los últimos años existe una progresiva sustitución del concepto de maltrato en la infancia por el de
â violencia familiarâ , donde también se incluye este tipo de malos tratos a la infancia.
En la Fig. 1 se sintetiza el cÃ−rculo vicioso del maltrato en la infancia, expresado por Garfinkel & cols.
(1990), donde se establece un continuum entre las diferentes tipologÃ−as, aunque no es menos cierto que
suele existir un predominio de una u otra tipologÃ−a. Es una constante el impacto en la esfera psicológica,
sea de forma inmediata o a medio o largo plazo, constituyendo esta una complicación de las más frecuentes
y difÃ−ciles de abordar.
Aproximación epidemiológica
Más que una descripción de frÃ−as cifras epidemiológicas, parece más pertinente aportar algunos datos
de epidemiologÃ−a analÃ−tica, buscando aproximaciones realizadas en nuestro paÃ−s.
El trabajo más fiable es el realizado por Jiménez & cols. (1995), donde se comparan datos registrados con
estudios de investigación de algunas CC.AA. (Tabla I).El dato más significativo es que las tasas estimadas
confirman que por cada caso registrado por denuncia, existen, al menos, 10-12 casos que no denuncian la
situación. Un segundo dato muy relevante consiste en que tres de cada cuatro casos, tanto en casos
denunciados como en los derivados de trabajos de investigación, es de situaciones de negligencia y en uno
de cada dos se presentan malos tratos emocionales. No sorprende, sin embargo, la baja tasa de abusos
sexuales, pero sÃ− emergen con fuerza situaciones y tipologÃ−as nuevas como son la explotación infantil,
la corrupción sexual y, lo que es más preocupante, el descrito como maltrato prenatal.
Un segundo grupo de trabajos de interés son los referentes a estudios acerca de factores de riesgo, tanto en
la aparición de malos tratos en la infancia, como sobre las tipologÃ−as de presentación de ellos. El trabajo
más riguroso es el metanálisis realizado por Brown & cols (1998), a continuación resumimos los datos
más relevantes que resultaron estadÃ−sticamente significativos y, por lo tanto, poseen la cualidad de ser
considerados como evidencias cientÃ−ficas:
a. Maltrato fÃ−sico: escasas creencias religiosas, maternidad adolescente, madre sin estudios primarios,
familia monoparental y expediente en servicios sociales.
b. Negligencia y abandono: Escasas creencias religiosas, maternidad adolescente, madre sin estudios
primarios, bajos ingresos económicos, familia numerosa, familia monoparental, separación precoz de la
madre (> a 3 meses de edad) y expediente en servicios sociales.
c. Abusos sexuales: Maternidad adolescente, Muerte figura paterna, figura paterna descalificada.
d. Sin maltrato de forma especÃ−fica: Escasas creencias religiosas, maternidad adolescente, madre sin
estudios primarios, Bajos ingresos económicos, escaso soporte social, familia numerosa, familia
monoparental y expediente en servicios sociales.
a. Malos tratos fÃ−sicos: Desencanto materno, La figura materna â actúaâ para controlarse, pobres
relaciones maritales y SociopatÃ−a de figura materna.
b. Negligencia y abandono: Conflictos entre las figuras parentales, desencanto de la figura materna, la figura
materna â actúaâ para controlarse, problemas de salud en figura materna, alienación de figura
materna, baja autoestima materna, angustia materna, sociopatÃ−a en figura materna, sociopatÃ−a en figura
paterna, pobres relaciones maritales, psicopatologÃ−a en figura paterna y baja autoestima en figura materna.
Aproximación epidemiológica 3
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c. Abusos sexuales: Acontecimientos vitales negativos, sociopatÃ−a en figura materna, castigos parentales
severos y figura paterna â descalificadaâ .
d. Sin maltrato de forma especÃ−fica: Madre â actúaâ para controlarse, problemas de salud en figura
materna, alienación en figura materna, baja autoestima materna, angustia en figura materna, sociopatÃ−a
figura materna y pobres relaciones maritales.
e. No alcanzan significación estadÃ−stica de ningún tipo: Descontento social de figura materna y historia
previa de ambas figuras parentales traumática.
a. Malos tratos fÃ−sicos: Escasa calidez de la figura paterna, figura materna poco acogedora y contenedora y
figura paterna escasamente contenedora y acogedora.
b. Negligencia y abandono: Hostilidad de figura materna hacia hij@, Escasa calidez en figura paterna y figura
paterna escasamente acogedora y contenedora.
d. Sin maltrato de forma especÃ−fica: Escasa calidez en figura paterna, padre y madre con escasa capacidad
de contención y escasamente acogedores.
b. Negligencia y abandono En caso de retraso mental, el factor que más satura la significación es el bajo
nivel cognitivo verbal, otro factor es la respuesta del niñ@ de tipo ansioso de aparición precoz y con
ansiedad difusa.
En resumen de este completo e interesante estudio se pueden extraer una serie de conclusiones de gran
relevancia en la aplicación correcta de los factores de riesgo:
1º Los listados de factores de riesgo son mera orientación, pero cada caso debe confrontarse con este tipo
de listados.
2º Lo más representativo es que se precisa la asociación de varios factores de riesgo y no sólo la
Aproximación epidemiológica 4
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presencia de uno, por muy significativo que sea. A partir de una asociación superior a cinco factores de
riesgo se multiplica, hasta por cinco veces, la posibilidad de presentar malos tratos en la infancia (Fig. 2).
3º Los factores de riesgo tampoco adquieren una especificidad para cada una de las tipologÃ−as de malos
tratos en la infancia, ni siquiera se es capaz de diferenciar el riesgo de maltrato en la infancia de riesgo de
trastorno mental por otro tipo de causa.
4º En el momento actual algunos factores de riesgo que habÃ−an adquirido un gran prestigio, se ha
confirmado que no poseen la suficiente consistencia como para ser considerados como tales para la
población general (p.e. antecedentes parentales de situaciones de malos tratos en su propia infancia u otras
situaciones traumáticas en la infancia de las figuras parentales). Su valor se limita a contextos muy
particulares, muy precisos y minoritarios.
Thomas Wolfe (1995) describe el cÃ−rculo vicioso que acontece en los casos en los que se detecta una
situación de violencia familiar (Fig. 3). El inicio de la violencia familiar acontece con la violencia de
género que luego suele generalizar al conjunto de los integrantes de la familia, dando cumplimiento a la
excelente señalización realizada por Paul Breitner (1990) donde exponÃ−a que los malos tratos a la
infancia están ligados a la consideración que en esa sociedad poseen las mujeres, para lo que se basó en
una comparación transcultural e histórica en sociedades como la judÃ−a, la mahometana, la china y la
cristiano-occidental.
Cuando aparece violencia familiar se constata que aparecen carencias simbólicas que se corresponden con
los contenidos de la función materna que se suman a los trastornos que acontecen en el desarrollo de la
función paterna, ambas carencias fundamentales hacen que exista un trastorno muy evidente de la
organización jerárquica de la familia, en el caso paterno por la alteración tan evidente de la función
paterna que no es capaz de generar contención y respeto, siendo sustituido por el temor/miedo cuando no por
un franco rechazo a la labor de dicha figura y, en segundo lugar, los cuidados maternos se ven comprometidos
por la afectación funcional al ser objeto de los malos tratos desde la otra figura parental. Una segunda
consecuencia, que cierra el cÃ−rculo vicioso señalado, es la aparición de trastornos que afectan a la
apertura y cierre de las â fronterasâ tanto intrafamiliares (descalificación de la función parental por la
forma en que resuelven/crean los conflictos) como extrafamiliares (tendencia al aislamiento social y al
encerramiento en el seno del propio habitat para la expresión de la agresividad).
Con este planteamiento de base, hace unos años describimos lo que denominamos: â cÃ−rculo interactivo
de la violencia familiarâ (Fig. 4). La mujer que recibe maltrato en el seno del contexto familiar hace que
desempeñe la función materna con una alta tasa de estrés lo que origina un proceso vincular donde
predomina el estrés originando un incremento real de sÃ−ntomas fÃ−sicos (p.e. trastornos somatoformes,
descompensaciones de procesos crónicos como diabetes o hipertensión arterial) que lleva a una reducción
manifiesta de realizar un manejo eficaz de los hij@s.
Una segunda consecuencia del maltrato en la mujer es que los hij@s padecen una situación de estrés,
fundamentalmente referido a la respuesta al proceso vincular y al establecimiento y desarrollo de las
conductas de apego, incrementándose los sÃ−ntomas emocionales (p.e. irritabilidad, trastornos afectivos
tipo reacciones depresivas, trastornos somatoformes) y comportamentales (p.e. descargas agresivas,
oposicionismo, pasividad y acomodación extrema); en estas condiciones es fácil que el modelo de
identificación sea de tipo agresivo, sobre todo a la hora de resolver conflictos o bien que reaccionen con un
exceso de precaución, cuando no franco replegamiento, ante cualquier estÃ−mulo.
La alteración del proceso vincular afectado va a potenciar en el polo materno un incremento en el estrés a
la hora de poder establecer la parentalidad y en el polo filial se constata una tensión creciente en las
relaciones madre-hij@. El conjunto de toda esta situación se detecta como un incremento manifiesto del
estrés en la relación marital, con lo que la posibilidad/probabilidad de acontecer un nuevo maltrato se
incrementa de forma manifiesta.
Como no podÃ−a ser de otra forma en todos los casos aparecÃ−a el diagnóstico de SEPT (Fig. 6), pero se
acompañaba de otra serie de trastornos mentales que de forma co-mórbida o evolutivamente aparecÃ−an,
fundamentalmente la aparición de importantes Códigos Z de la CIE-10 y las reacciones depresivas y trs. no
órganicos del sueño.
Este trabajo nos obligaba a profundizar acerca del impacto psico(pato)lógico de la violencia familiar en el
proceso de desarrollo de los niñ@s en el seno de esa familia en la que acontecen situaciones de violencia.
En las tablas II-V, incluimos diversas aproximaciones dimensionales de esta situación: comportamental,
cognitivo-emocional, déficits de autoestima y el desencadenamiento o mantenimiento de trastornos
psicopatológicos.
De una manera más precisa la Tabla VI resume la interacción entre las conductas de agresión de la figura
maltratadora, el impacto en el otro polo de la pareja maltratada y la repercusión en los hij@s de esta
situación de violencia familiar
Un dato de especial relevancia se refiere a la forma de presentación de este contexto de violencia familiar en
los hij@s y que se modifica su forma de expresión según la etapa de desarrollo del niñ@ (Tabla VII).
Con aplicación práctica se conocen algunos datos derivados de estudios que se analizan con la técnica de
PsiquiatrÃ−a Basada en Pruebas (lo que hace poco se conocÃ−a como PsiquiatrÃ−a Basada en la Evidencia).
En un trabajo realizado por Zeanah & cols. (1995) se comprobó que los hij@ de mujeres que habÃ−an sido
maltratadas, tienen una posibilidad cuatro veces mayor de tener problemas psicológicos que los niñ@s que
se desarrollaban en familias no violentas.
McIntosh (1997) y otro trabajo posterior de Margolin & Gordis (2000), realizaron trabajos de investigación
para evidenciar el impacto de la violencia intra y extrafamiliar en los niñ@s. Estos autores aportan de forma
consiste que la violencia en la pareja marital conduce a mayores tasas de trastornos psicopatológicos en los
niñ@s, que cuando la violencia era extrafamiliar.
Estos trabajos se complementan con los hallazgos de Mertin (1995) que comunica que las reacciones iniciales
de los niñ@s a situaciones de violencia doméstica son de tipo depresivo o disociativo, pudiendo pasar
frecuentemente de forma desapercibida. Casi simultáneamente aparece un trabajo de Spaccarelli (1994)
donde constata que la violencia doméstica en la infancia se asocia con cuadros depresivos en chicas
adolescentes y con un patrón disociativo en la edad considerada adulta. Completa este trabajo uno de
Cummings & Devies (1994) donde se avisa que en aquellos casos de violencia familiar en los que no ha
habido una intervención terapéutica adecuada, las consecuencias traumáticas de la violencia
doméstica son: trastornos comportamentales (agresivos y regresivos), bajo rendimiento académico,
sociabilidad deficiente y baja nivel de control de impulsos con baja autoestima.
Perry & Pollard (1998) señalan que el daño psicológico ocasionado por la violencia doméstica en la
primera infancia se relaciona con el concepto de trauma psicológico y con la deprivación aguda y crónica
de cuidados. Ya Zeanah & cols (1999) alertan que en niñ@s menores de un año muestran trastornos
emocionales y psicológicos antes de seis meses de estar inmersos en una situación de violencia familiar,
Un trabajo de gran interés es una investigación más reciente desarrollada por Mc Guigan (2001) donde
realiza un seguimiento de 2544 recién nacidos en riesgo de maltrato, a los cinco años 155 casos han
sufrido maltrato o negligencia. En estos casos el 38% padecÃ−an cuadros de violencia doméstica y en el
78% la violencia doméstica precedió al maltrato efectivo a los niñ@s. De igual forma, la violencia
doméstica se asocia de forma estadÃ−sticamente significativa a que en un plazo inferior a los seis meses
aparecen cuadros de maltrato en la infancia, tanto fÃ−sico como psicológico o negligencia.
También se han realizado estudios retrospectivos para valorar el impacto de antecedentes de malos tratos en
la infancia y la presencia de cuadros psicopatológicos en la etapa adulta. El trabajo de Brodsky & cols.
(2001) aporta que los malos tratos en la infancia pueden constituir un factor de riesgo ambiental para que
indivÃ−duos adultos con depresión mayor puedan desarrollar rasgos de impulsividad, agresividad y
tentativas de suicidio. Aunque estos datos pudieran ser relevantes, para obtener evidencia cientÃ−fica se
precisan más trabajos de investigación tendentes a determinar en qué medida contribuyen la herencia y
la situación ambiental al desarrollo de esos rasgos dimensionales de impulsividad, agresividad y tentativas
suicidas, ya que la impulsividad y la agresividad podrÃ−an constituir rasgos ligados a algún tipo de herencia
que subyacen tanto a que en la etapa infantil se sufran malos tratos, como al desarrollo de conductas suicidas
en los trastornos psicopatológicos de la edad adulta.
Un segundo trabajo de interés, en la misma dirección, es el desarrollado por McMillan & cols. (2001) que
investiga entre la asociación de antecedentes de malos tratos en la infancia y la presencia de trastornos
psicopatológicos a lo largo de la vida adulta en una muestra comunitaria. Los sujetos que refirieron
antecedentes de malos tratos fÃ−sicos durante la infancia presentaron tasas significativamente más elevadas
de presentar, a lo largo de la vida adulta, trastornos de ansiedad, abuso o dependencia de alcohol y
comportamientos antisociales, con una probabilidad mayor de presentar más de un trastorno que aquellos
sujetos que no presentaban este tipo de antecedentes personales.
En el caso de las mujeres que habÃ−an presentado malos tratos fÃ−sicos en su infancia presentaron tasas
más elevadas de depresión mayor y abuso o dependencia de sustancias ilegales que las mujeres que no
presentaban malos tratos en sus antecedentes y que los hombres. Si el antecedente era de abusos sexuales, las
mujeres presentaban tasas más elevadas de forma significativa de trastornos mentales en general. En el caso
de los hombres la prevalencia de los trastornos mentales tendió a ser superior en los que tenÃ−an
antecedentes de abusos sexuales, aunque sólo fue significativo el incremento de la tasa de abuso o
dependencia de alcohol y la asociación de varios trastornos psicopatológicos. La única categorÃ−a que
obtuvo tasas similares en ambos sexos fueron los trastornos de ansiedad para los antecedentes de malos tratos
fÃ−sicos en la infancia.
Más recientemente (Roelofs & cols, 2002) se aporta la evidencia de la relación existente entre abusos
sexuales de larga evolución, experiencias incestuosas y maltrato fÃ−sico en los trastornos conversivos de la
vida adulta, sobre todo en mujeres.
En trabajos recientes se señala la relación existente entre trastornos por dolor crónico y trastornos
somatoformes con tendencia a la forma de presentación crónica con antecedentes de situaciones de maltrato
o violencia familiar de evolución crónica (Kendall-Tackett, 2001). CabrÃ−a investigar la relación
existente entre este tipo de trabajos y el de Roelofs & cols, referido con anterioridad.
2.1. Historia clÃ−nica: donde se evalúe la coherencia y gravedad de lo narrado y lo detectado, asÃ− como la
secuencia de intensidad-tiempo-lugar, que nos pueda determinar si el maltrato es agudo o crónico.
2.2. Recursos disponibles: Para lo que se debe saber tanto el tipo de recursos disponibles y su dependencia
administrativa, asÃ− como su accesibilidad y funcionamiento.
2.3. Notificación: se realizará al amparo de lo dispuesto de la Ley 1/96. Como aspecto práctico se
recomienda evaluar realizar la pertinente notificación de forma simultánea a los Servicios Sociales y al
Fiscal a quien corresponde, por la citada Ley, la defensa de la infancia.
2.5. Utilizar los instrumentos de evaluación como orientación y saber integrar su información en el
conjunto de la evaluación. En el Anexo I incluimos una escala de evaluación de violencia familiar
diseñada por Wolfe y más recientemente Kempe elabora la Escala de Estrés familiar (KFSI) donde los
items clave se exponen e la Tabla VIII.
3. Análisis de caso: Es una técnica muy relevante en estos casos, dada la complejidad que entrañan
(Fig. 7). Bien está considerar al niñ@ inmerso en el contexto del que depende de forma continuada, pero la
evaluación concreta de cada caso nos debe alejar de simplismos y reduccionismos, por ello se deben
considerar tres aspectos fundamentales:
3.1. VÃ−a de entrada para el análisis de caso: Efectivamente dos vÃ−as son posibles o partir y priorizar
desde el núcleo a la periferÃ−a, con el peligro potencial de una cierta descontextualización del sujeto
3.2. Soportes: Si bien es necesario conocer y tender hacia los recursos necesarios para cada caso, no es menos
cierto que es una obligación ética de los profesionales constituir un equilibrio entre los recursos posibles y
los realmente existentes con el fin de no crear falsas expectativas, en ningún sentido.
3.3. Funcionamiento de los servicios: Evitar la respuesta burocratizada es una meta para que la accesibilidad,
la disponibilidad y el establecimiento de las prioridades de cada caso, sitúen a la legÃ−tima, pero
insuficiente, perspectiva teórica en el lugar que le corresponde: contención y forma de comprensión por
parte de los profesionales, pero no como un pesado mazo que â caigaâ sobre los usuarios.
4. Factores de riesgo, factores protectores y resiliencia: Hasta hace relativamente poco tiempo interesaba
detectar los factores de riesgo, pero pronto se comprobó que era insuficiente pues su impacto real venÃ−a
determinado por la existencia de factores protectores eficaces que intentaran â desactivarâ , al menos
parcialmente, a los factores de riesgo (Tabla IX). Esta relación entre ambos tipos de factores, se denomina
â resilienciaâ , término tomado de la fÃ−sica, adaptado a la existencia de trastornos mentales por
Rutter, para nominar la capacidad de resistencia de un organismo o sistema ante las agresiones externas e
internas y seguir con un funcionamiento tendente al mayor nivel de adaptación y mejor tipo de rendimiento,
tanto social como personalmente hablando.
5.1. No confundir causa con efecto, por ejemplo aún hoy hay quien asegura que el autismo puede ser una
evolución de la existencia de malos tratos a la infancia, ¿no será más cierto que los casos de autismo son
más propensos a recibir malos tratos, simplemente por incomprensión de sus conductas?
5.2. No todas las alteraciones psicológicas y/o comportamentales de la infancia son causa o efecto de la
5.3. No se debe confundir pobreza e incultura con malos tratos a la infancia o con la violencia familiar, por
mucho que exista una cierta asociación entre ambas situaciones.
5.4. Los factores de riesgo son meros datos orientativos, que deben confirmarse en cada caso y en cada
contexto.
5.5. No confundir malos tratos a la infancia con la expresión sintomática de otros procesos mentales
presentes en figuras parentales, profesores u otros cuidadores de la infancia.
Wolfe (1986) resumió de forma didáctica las intervenciones posibles en casos de violencia familiar, de
acuerdo a las caracterÃ−sticas parentales (Tabla X). Estableció un pronóstico según estas tipologÃ−as,
destacando las siguientes caracterÃ−sticas:
1. Buen pronóstico: suponÃ−an uno de cada cinco casos posibles y se relacionaban con tipologÃ−as
parentales de crisis de rol o de identidad, que presentaban una personalidad inmadura y cuya forma de
presentación de la violencia suele ser de forma aguda a severa, pero puede ser controlable; en este caso el
tratamiento se basa en abordar el control de impulsos, técnicas psicoeducativas para el manejo del niñ@
en casa y donde resulta eficaz la ayuda domiciliaria.
En el caso de tipologÃ−as parentales de tipo compulsivo, donde suelen acontecer conflictos familiares, bien
sea en la relación o en la composición de sus miembros. La caracterÃ−stica de la personalidad es de tipo
explosivo, pero la violencia familiar suele ser de tipo controlable. La terapia de pareja y el trabajo sobre el
control de impulsos, resultan ser los abordajes más eficaces.
2. Mal pronóstico: En cuatro de cada cinco ocasiones el pronóstico va de moderado a severo, destacando:
2.1. El tipo hostil-agresivo: su dinámica principal se refiere a figuras parentales frustradas, con rasgos
evidentes de impulsividad; aparentemente son extrovertidos, pero son escasamente tolerantes con los niñ@s
y presentan cierta tendencia a la negligencia. El maltrato es bastante incontrolable, ligado a caracterÃ−sticas
antisociales. El abordaje es difÃ−cil, precisando equipos multidisciplinarios e intervenciones
multidimensionales tanto para la enseñanza del control de impulsos como a técnicas destinadas a
recanalizar la hostilidad. Aún asÃ− el pronóstico no pasa de moderado y es el segundo grupo más
prevalente (28%).
2.2. La presencia de enfermedad mental hace que las figuras parentales resulten bastante poco predecibles y el
maltrato resulta ser incontrolable, ya que se acompaña de suspicacia, ritualizaciones y no es extraño que
tengan antecedentes de malos tratos emocionales o abusos sexuales en su propia infancia. El abordaje consiste
en tratar la afección básica de forma pertinente (psicosis, depresión mayor, ...), pero a ello hay que
añadir apoyos sociales. Aún asÃ− se constata una tasa elevada de abandonos del tratamiento, por lo que el
pronóstico resulta grave.
2.3. Las figuras parentales de caracterÃ−sticas pasivo-dependientes, resultan ser las de mayor prevalencia
(38%) y también las que tienen un pronóstico severo. Son figuras parentales que se presentan como
inmaduros, no es extraño que existan intercambios de roles y serias dificultades para identificar los
problemas del niñ@. En estas circunstancias el maltrato es incontrolable al presentarse de forma aguda, en
forma de descargas de agresividad, llegando a tener consecuencias severas. El abordaje es difÃ−cil y
complejo: Las psicoterapias son necesarias y se deben realizar en forma secuencial y combinada (p.e. iniciar
abordajes individuales o en grupos de pares, para finalizar la propuesta de abordajes familiares). Las ayudas
domiciliarias y actividades que faciliten intercambios afectivos, relacionales y sociales, son aplicables en estos
casos.
En nuestra experiencia, cuando los malos tratos en la infancia han desarrollado un SÃ−ndrome de Estrés
postraumático el tratamiento fundamental ha sido integrado, precisando psicofarmacologÃ−a y psicoterapia
individual en más del 60% de los casos. Además técnicas de counseling familiar (40%) y de consulta
terapéutica (35%) se combinaron con las prescripciones anteriores. Destacamos que en el 10% de los casos
desarrollamos psicoterapias diádicas, fundamentalmente en la primera infancia.
No obstante la evolución al cabo de 12 meses (Fig. 8) fue poco esperanzadora, ya que en casi la mitad de los
casos la evolución fue mala o sin cambios apreciables en el cuadro psicopatológico.
Analizando las posibles causas de este resultado tan escasamente esperanzador, llegamos a una conclusión
similar a la expresada por McGuigan (2001): Se precisan desarrollar servicios de apoyo para las familias que
presentan riesgo de desarrollar violencia familiar, para lo que es preciso comprobar la presencia de
antecedentes de violencia familiar en los casos de maltrato infantil con edades inferiores a los 5 años, de
igual forma hay que descartar la presencia de malos tratos en los niñ@s que son acogidos porque en su
ambiente familiar existen antecedentes de violencia familiar. Este incremento de la sensibilidad hacia el
En algún trabajo previo, basado en nuestro trabajo de colaboración con OMS-Europa, hemos defendido que
la forma más precisa de intervenir ante el maltrato y la violencia familiar, consiste en diseñar
intervenciones de promoción del desarrollo psicosocial en la primera infancia (5 primeros años) desde los
servicios de Atención Primaria (Fig. 9 y Tablas XI y XII).
Conclusiones
El maltrato a la infancia es una entidad compleja, en la que los factores de riesgo son sólo meros
orientadores, no siendo diagnósticos ni pronósticos en sÃ− mismos. Por ello es preciso desterrar mitos y
retahÃ−las que parecÃ−an verdades, pero que la evidencia cientÃ−fica ha demostrado como creencias, p.e. la
denominada â cadena repetitivaâ , hoy no puede sostenerse con pruebas y evidencias, dado que para que
la cadena sea repetitiva se precisa la concurrencia de, al menos, situaciones de cierto aislamiento social (p.e.
comportamientos marginales o premarginales) y un funcionamiento de encerramiento relacional
(disminución de interacciones e intercambios con el contexto socio-cultural circundante, viviendas con
hacinamiento), en estas condiciones es cuando revierte al seno de la propia familia el descontrol de impulsos y
el desencadenamiento de acciones agresivas.
Cuando existen datos de violencia familiar, es preciso investigar de forma pormenorizada y decidida la
presencia de malos tratos en la infancia, sobre todo en el curso de los primeros tres años de vida de los
niñ@s convivientes.
Para investigaciones futuras se debieran priorizar intervenciones precoces, incluso sobre los factores de riesgo
detectados. También se necesita incrementar investigaciones tendentes al diseño y desarrollo de
instrumentos de evaluación.
Existen dos prioridades muy patentes en las investigaciones acerca de la violencia familiar: las investigaciones
sobre factores protectores (definición y acción de la resiliencia) y el desarrollo de un Plan Integrado
dirigido a abordar la violencia familiar.
Por todo ello se precisa el trabajo multidisciplinar real, tendente a una eficaz co-responsabilidad de los
diferentes servicios y profesionales de un territorio determinado, lo que representa una práctica y un estilo de
trabajo preciso, más allá de la mera â recolecciónâ de informes o llamadas telefónicas.
No se puede intervenir de forma adecuada en los malos tratos a la infancia si se desconoce el proceso
Conclusiones 24
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evolutivo y el funcionamiento mental infantil. Por ello es básico y prioritario el desarrollo de programas
formativos en esta dirección que cumplan con estándares de calidad.
Anexo
1.2- Cuando has estado muy enfadado o mosqueado en tu familia ¿te las has arreglado por tu cuenta, tú
solo?
¿Qué hiciste?
1.3- Alguna vez, cuando tú estás muy enfadado o mosqueado con alguien ¿qué sueles hacer?
(Forma de señalar: 0 = nunca
1 = a veces
2 = muchas veces).
a) Gritar, chillar, decir palabrotas y palabras
feas. 0 1 2
b) Pelear, pegar puñetazos, pegar. 0 1 2
c) Hablar con alguien. 0 1 2
d) Marchar lejos. 0 1 2
e) Ir a tu habitación. 0 1 2
f) Otras cosas, explicar ..................................................................... 0 1 2
1.4- Si alguien de tu misma edad te hace una broma ¿qué sueles hacer tú? Además de éso (pon un
"X" en lo que estés más de acuerdo):
a) Ignorarle ...............
b) Decirle que pare y lo deje. ...............
c) DecÃ−rselo a alguien. ...............
d) Amenazarle. ...............
Anexo 25
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e) Pegarle. ...............
f) Otras, explicar............. ............................ ...............
1.5- Si alguien de tu misma edad te coge algo sin decÃ−rtelo ¿qué sueles hacer? Además de eso (pon un
"X" en lo que estés más de acuerdo):
a) Ignorarle ...............
b) Decirle que lo devuelva. ...............
c) DecÃ−rselo a alguien. ...............
d) Amenazarle. ...............
e) Pegarle. ...............
f) Otras, explicar............. ............................ ...............
1.6- Si alguien de tu misma edad te pega ¿qué sueles hacer? Además de eso (pon un "X" en lo que
estés más de acuerdo):
a) Ignorarle ...............
b) Decirle que no lo haga más. ...............
c) DecÃ−rselo a alguien. ...............
d) Amenazarle. ...............
e) Pegarle. ...............
f) Otras, explicar............. ............................ ...............
1.7- Si mamá o papá hacen alguna vez alguna cosa que ti no te gusta, ¿qué haces tú?
1.8- Si una persona mayor, distinta de papá y de mamá, hace alguna cosa que a ti no te gusta ¿qué
haces tú?
1.9- Cuando tú estás de verdad muy enfadado o mosqueado por algo ¿qué piensas que es lo mejor que
se puede pactar o acordar contigo?
¿Por qué?
Anexo 26
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2.1- Cuando papá y mamá discuten ¿por qué piensas tú que es?
2.2- Además de lo que tú has dicho ¿sobre qué temas de los siguientes piensas que papá y mamá
discuten?
(Puedes señalar 0 = nunca
1 = a veces
2 = con frecuencia o muchas veces.)
a) Dinero. 0 1 2
b) Trabajo. 0 1 2
c) Beber (mamá; papá). 0 1 2
d) Mamá o papá se preocupan por los demás. 0 1 2
e) Por causa de tu hermano o hermana. 0 1 2
f) Desorden en casa. 0 1 2
g) Otras cosas, escrÃ−belo:..................................................... 0 1 2
h) Por ti. 0 1 2
Además de eso ¿qué haces? (pon una "X" en lo que tú creas más parecido):
a) Quedarte en la misma habitación. .....
b) Marcharte/esconderte. .....
c) Llamar por teléfono a alguien. .....
d) Salir corriendo/buscar a alguien. .....
e) Hacer como de hermano mayor. .....
f) Decir a los papás que lo dejen y paren. .....
g) Hacer algo fuera de casa para atraer atención. .....
h) Otras, especificar............................ .....
3.2- Cuando papá y mamá están discutiendo ¿podrÃ−as saber cuándo papá va a pegar el primero a
mamá?
Anexo 27
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¿Cómo lo sabes?
3.3- Cuando papá y mamá están discutiendo ¿podrÃ−as saber cuándo mamá va a pegar la primera a
papá?
¿Cómo lo sabes?
3.4- Cuando papá está pegando a mamá y tú estás en la misma habitación ¿qué haces tú?
Además de eso ¿qué otra cosa haces? (pon una "X" en lo que se parezca más):
a) Quedarte en la misma habitación. .....
b) Marcharte/esconderte. .....
c) Llamar por teléfono a alguien. .....
d) Salir corriendo/buscar a alguien. .....
e) Hacer como de hermano mayor. .....
f) Decir a los papás que lo dejen y paren. .....
g) Hacer algo fuera de casa para atraer atención. .....
h) Otras, explicar.............................. .....
3.5- Cuando papá está pegando a mamá y tú estás en otra habitación ¿qué haces tú?
Además de eso ¿qué haces? (pon una "X" en lo que tú creas más parecido):
a) Quedarte en la misma habitación. .....
b) Marcharte/esconderte. .....
c) Llamar por teléfono a alguien. .....
d) Salir corriendo/buscar a alguien. .....
e) Hacer como de hermano mayor. .....
f) Decir a los papás que lo dejen y paren. .....
g) Hacer algo fuera de casa para atraer atención. .....
h) Otras, especificar............................ .....
Además de eso ¿qué haces? (pon una "X" en lo que tú creas más parecido):
a) Quedarte en la misma habitación. .....
b) Marcharte/esconderte. .....
c) Llamar por teléfono a alguien. .....
d) Salir corriendo/buscar a alguien. .....
e) Hacer como de hermano mayor. .....
f) Decir a los papás que lo dejen y paren. .....
g) Hacer algo fuera de casa para atraer atención. .....
h) Otras, especificar............................ .....
Anexo 28
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3.7- Si vieras a papá o mamá pegar a tu hermano/a ¿qué harÃ−as tú?
a) Quedarte en la misma habitación. .....
b) Marcharte/esconderte. .....
c) Llamar por teléfono a alguien. .....
d) Salir corriendo/buscar a alguien. .....
e) Hacer como de hermano mayor. .....
f) Decir a los papás que lo dejen y paren. .....
g) Hacer algo fuera de casa para atraer atención. .....
h) Otras, especificar............................ .....
3.9- En caso de urgencia (p.e. peligro para mamá o para ti mismo/a) ¿a quién llamarÃ−a?
¿Qué le dirÃ−as?
3.12- ¿Piensas que estás de acuerdo con que un hombre pegue a una
mujer?
¿Por qué?
(Incidir con sutileza en buscar alguna situación en la que el niño/a pudiera pensar que pegar un hombre a
una mujer fuera aceptable): (pon una "X" en lo más adecuado):
a) Volver a casa tarde. .......
b) Tener la casa desordenada. .......
c) No hacer las cosas como se dijeron
que se hicieran. .......
d) Beber alcohol o consumir drogas. .......
e) Autodefensa. .......
f) Otros, explicar................. .......
Anexo 29
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hombre?
¿Por qué?
(Incidir con sutileza en buscar alguna situación en la que el niño/a pudiera pensar que pegar un hombre a
una mujer fuera aceptable): (pon una "X" en lo más adecuado):
a) Volver a casa tarde. .......
b) Tener la casa desordenada. .......
c) No hacer las cosas como se dijeron
que se hicieran. .......
d) Beber alcohol o consumir drogas. .......
e) Autodefensa. .......
f) Otros, explicar................. .......
3.14-¿Piensas que estás de acuerdo con que los padres peguen a los hijos/as?
¿Por qué?
(Incidir con sutileza en buscar alguna situación en la que el niño/a pudiera pensar que pegar un hombre a
una mujer fuera aceptable): (pon una "X" en lo más adecuado):
a) Volver a casa tarde. .......
b) Tener la casa desordenada. .......
c) No hacer las cosas como se dijeron
que se hicieran. .......
d) Beber alcohol o consumir drogas. .......
e) Autodefensa. .......
f) Otros, explicar................. .......
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