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En uno u otro caso, los medios no se establecen mayoritariamente con una finalidad
“limite” sino con una función promocional y programática, lo que significa que por el
mismo contenido social de la Constitución, todo el ordenamiento jurídico se edifica
sobre el fomento de la convivencia social y económica armónica en donde el Estado
tienen un actuar positivo para que tales condiciones se den, y nunca para desmotivar
prácticas o actuaciones, a menos, obviamente, que tales comportamientos atenten
contra el principio de conformidad con el mercado.
El Estado, a través de su estructura administrativa, actúa y hace posible que fluyan
relaciones entre los particulares entre sí y entre los particulares y el Estado; para ello
existen tres medios tradicionales como son la policía, el servicio público y el
fomento97. La policía entendida como conjunto de actividades que mediante medidas
coactivas, garantiza el orden público y por consiguiente el interés general; a su turno
el servicio público, cuyo concepto, si bien es cierto fue acuñado por la escuela
francesa y se entiende como aquellas actividades de interés general cuya prestación
corresponde en principio al Estado, hoy en día no es tan fácil de delimitar, debido a
que muchas actividades son de prestación de los particulares, y algunas han perdido
su carácter esencial, mientras que han aparecido otras.
Frente a esta doctrina tradicional, existe la posición del profesor Martín Mateo quien
indica que tales modalidades tradicionales pueden ser replanteadas bajo tres grupos
de acción a saber, en primer lugar, se tiene la acción administrativa de garantía, que
de alguna manera corresponde a la tradicional de policía, sólo que en la garantía no
se trata de simple coacción sino que se actúa proactivamente para que las
condiciones de convivencia social se den de manera efectiva y le corresponde un
papel arbitral o mediador bastante amplio.
Otro segundo grupo recoge la acción administrativa de prestación que tiene como
objetivo entregar o facilitar bienes o servicios. Al respecto, no ha habido claridad
conceptual y jurídica y por tanto tal prestación puede revestir una modalidad pública
y una privada. En la modalidad privada, el Estado compite con otros agentes en
igualdad de condiciones, bajo las reglas del derecho privado; mientras que en el
régimen público, los órganos públicos aplican las prerrogativas del derecho
administrativo; no obstante que es la naturaleza misma del bien o del servicio la que
define el régimen aplicable, de manera preponderante frente a otros criterios.