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GUÍA DE ORACIÓN
EN
VIERNES 27 DE MARZO
INTENCIÓN DEL DÍA: Oremos por los
que han fallecido por causa de la
pandemia, para que gocen de la
eternidad bienaventurada. También
pidamos por sus familias, para que
en este momento de dolor
encuentren en Dios la fortaleza
necesaria.
Oración de la Mañana
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Señor, abre mis labios.
Y boca proclamará tu alabanza. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como
era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
En estos días de quietud y dolor en tantos países, necesitamos orar, como el salmista:
Seño, tú eres nuestro refugio y nuestra fortaleza. En estos momentos en los que hemos
recordado de golpe nuestra fragilidad, ¿Qué mejor que buscar el refugio seguro de
nuestro Padre, de nuestro creador?
Ojalá nos refugiemos en Dios. Ojalá esta cuarentena nos sirva para redescubrir que
nunca debemos alejarnos de Él. Aprovecha. Es tiempo para hablarle a Dios, de
corazón a corazón, ponerte en sus manos y poner el mundo en sus manos. Él sanará
nuestras heridas.
Habla con Dios: Himno: Si Me Desechas Tú, Padre Amoroso
Si me desechas tú, Padre amoroso,
¿a quién acudiré que me reciba?
Tú al pecador dijiste generoso
que no quieres su muerte, ¡oh Dios piadoso!,
sino que llore y se convierta y viva.
Tú que eres la Vida, quédate en nuestros hogares, para que sigan siendo nidos donde
nazca la vida humana abundante y generosamente, donde se acoja, se ame, se respete
la vida desde su concepción hasta su término natural.
Quédate, Señor, con aquellos que en nuestras sociedades son más vulnerables;
quédate con los pobres y humildes, con los indígenas y afroamericanos, que no
siempre han encontrado espacios y apoyo para expresar la riqueza de su cultura y la
sabiduría de su identidad.
Quédate, Señor, con nuestros niños y con nuestros jóvenes, que son la esperanza y la
riqueza de nuestro Continente latinoamericano, protégelos de tantas insidias que
atentan contra su inocencia y contra sus legítimas esperanzas. ¡Oh buen Pastor,
quédate con nuestros ancianos y con nuestros enfermos! ¡Fortalece a todos en su fe
para que sean tus discípulos y misioneros!”
(Oración Discurso Inaugural de Benedicto XVI antes de iniciar la Conferencia
General de Aparecida)
Medita
Reflexionemos las siguientes palabras de San Agustín:
Yo reconozco mi culpa, dice el salmista. Si yo la reconozco, dígnate Dios perdonarla.
Hermanos, no presumamos en modo alguno como si viviéramos rectamente y sin
pecado. Lo que atestigua a favor de nuestra vida es el reconocimiento de nuestras
culpas. Las personas sin remedio son aquellas que dejan de atender a sus propios
pecados para fijarse en los de las demás. No buscan lo que hay que corregir, sino en
qué pueden morder. Y, al no poderse excusar a sí mismos, están siempre dispuestos
a acusar a los demás. No es así cómo nos enseña el salmo a orar y dar a Dios
satisfacción, ya que dice: Pues yo reconozco mi culpa, tengo presente mi pecado. El
que así ora no atiende a los pecados ajenos, sino que se examina a sí mismo, y no de
manera superficial, como quien toca por encima, sino profundizando en su interior.
No se perdona a sí mismo, y por esto precisamente puede atreverse a pedir perdón y
misericordia ante el Señor.
Ora
Oremos con confianza a nuestro Padre dándole gracias por el día que nos ha regalado:
Padre Nuestro…, Dios Te Salve… Gloria…
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.
Comprométete
Durante la cena, compartamos con nuestros familiares, con mucha alegría.
Oración de la noche
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Dios mío, ven en mi
auxilio. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Habla con Dios
Cuando acabamos el día
te suplicamos, Señor,
nos hagas de centinela
y otorgues tu protección.
Que te sintamos: contigo
sueñe nuestro corazón
para cantar tus alabanzas
de nuevo al salir el sol.
Danos vida saludable,
alienta nuestro calor,
tu claridad ilumine
la oscuridad que llegó.
Danos todo esto, Padre piadoso,
por Jesucristo, el Señor,
que reina con el Espíritu
Santo vivificador. Amén.
Escucha su Palabra: Dt 6,4-7
Confía en el Señor de todo corazón,
y no en tu propia inteligencia.
Reconócelo en todos tus caminos,
y él allanará tus sendas. Palabra de Dios.
Medita
Confiemos en el Señor, perseveremos en la oración y en el amor. Oremos con fervor
y sin cansarnos, sin desfallecer porque sabemos que Dios nos está escuchando.
Ora con el Cántico de Zacarías
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
Comprométete
Descansa tranquilo, no te preocupes por el mañana, pon tu confianza en el Señor, Él
no te abandonará.
ORACIÓN DE S.S FRANCISCO A LA VIRGEN ANTE EPIDEMIA DEL
CORONAVIRUS
“Oh María tu resplandeces siempre en nuestro camino
como signo de salvación y de esperanza. Nosotros nos
confiamos a ti, salud de los enfermos, que bajo la cruz
estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme
tu fe. Tú, Salvación del pueblo romano, sabes de qué
tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás,
para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la
alegría y la fiesta después de este momento de prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a
la voluntad del Padre y hacer lo que nos dirá Jesús,
quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha
cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de
la cruz, a la alegría de la resurrección. Amén.