Sei sulla pagina 1di 2

El Inca Garcilaso,

traductor de culturas (2011), intenté no solo explicar, sino explicarme el porqué de mi


fascinación con nuestro primer escritor mestizo. Para contestar la reiterada pregunta
que yo misma me hiciera en el pórtico, ¿por qué el Inca?, intenté precisar mis razones
de amor. Quisiera evocarlas aquí.

En primer lugar, porque se trata de nuestro primer gran escritor latinoamericano.


También del primer historiador y del primer etnólogo peruano. Que inicia no solo la
literatura de su país, sino el canon literario hispanoamericano. Que estrena en el Perú
la corriente fundacional de nuestras letras: la traducción de culturas, iniciada por fray
Ramón Pané en 1498 en las Antillas 4 , en la que también se destacó el sin par
Guaman Poma. Y que además de constituir el mito originario de la peruanidad
mestiza, crea mitos, convirtiéndose a su vez en mitólogo. Empleo la palabra en el
sentido que le da la Real Academia Española: aquel que sabe de mitos y que los crea.

En segundo lugar, porque se trata de un clásico. Lo antedicho lo explica, pero vale


añadir otra dimensión de su universalidad5 . Y es que Garcilaso, como lo han visto Iris
Zavala (1992) y Edgar Montiel (2005), conversa con el futuro al anticipar las utopías de
la modernidad. Porque si bien el Inca leyó la Utopía de Moro (1516), también influyó
sobre el pensamiento filosófico occidental, otorgándole sin saberlo un mentís a la
equivocada certeza de que Europa fue la que siempre exportó a América sus saberes.
La obra de nuestro primer mestizo influyó, en parte por sus traducciones 6 , no solo en
La ciudad del sol de Campanella (1623), sino en la Nueva Atlántida de Francis Bacon
(1627), los Tratados sobre el gobierno civil de John Locke (1689), El espíritu de las
leyes de Montesquieu (1747), El código de la naturaleza de Morelly (1755) y el libro de
ciencia ficción El año 2440, de Louis Mercier (1772). El Inca también ha dejado su
huella en los cuentos de Voltaire, en el Robinson Crusoe de Daniel Defoe (1719) y en
el Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres de Rousseau (1755).

Federico Max Uhle

Kauffman Doig

Manuel Vicente Villaràn

MACHU PICCHU: Federico Kauffman Doig. Libro

Jesús Puelles Escalante (2010) es autor de una obra que versa específcamente
sobre Machu Picchu y en la que profundiza en aspectos tanto arquitectónicos como de
ingeniería civil; por su parte,

Lisbet Bengtsson (1998) ha realizado valiosas investigaciones arquitectónicas


detalladas acerca de Ollantaytambo, en las que toca tanto aspectos técnicos como
laborales. También de años recientes son otras muchas las contribuciones publicadas
sobre construcciones incaicas levantadas en diferentes territorios del Incario.
A modo de ejemplo, citemos aquí a Mario Polia (1971), que intervino el sitio incaico de
Aypate en Ayabaca y otros monumentos piuranos, e Inge Schjellerup (1982), el de
Cochabamba (Chachapoyas).

A los citados estudiosos se suman Luis A. Pardo (1957) y Luis E. Valcárcel (1934b,
1934c, 1946), con diversos trabajos descriptivos y obras de restauración de la
arquitectura cuzqueña en particular; el primero es recordado como iniciador de las
obras de limpieza y de reparación en Machu Picchu.

En el Coricancha [Korikantsha] o convento de Santo Domingo, seriamente afectado


por el sismo que azotó el Cuzco en 1950, cumplieron importante labor George Kubler
(1952) y el cuzqueño Óscar Ladrón de Guevara Avilés (1967).

Alberto Bueno (s/f) y Armin Bollinger (1979) son autores de estudios generales
sobre la arquitectura peruana antigua;

Adine Gavazzi (2010), quien ha publicado una obra monumental sobre el desarrollo
del arte de la construcción referido al Área Inca en su sector central o peruano.
Especialmente valiosos son los tratados integrales sobre la arquitectura y urbanismo
vistos a lo largo de los milenios,

Potrebbero piacerti anche