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EL DERECHO COMO SISTEMA DE

GARANTIAS*

Luigi Ferrajoli
Profesor de Teoría General
y Filosofía del Derecho
Camerino, Italia

1. CRISIS DEL DERECHO Y CRISIS DE LA


RAZON }URIDICA. EL MODELO
GARANTISTA

Estamos asistiendo, incluso en los países de de-


mocracia más avanzada, a una crisis profunda y
creciente del Derecho, que manifiesta en diversas
formas y en múltiples planos. Distinguiré, esque-
máticamente, tres aspectos de esta crisis.

Al primero de ellos lo llamaré crisis de la legalidad,


es decir, del valor vinculante asociado a las reglas
por los titulares de los poderes públicos. Se expre-
sa en la ausencia o en la ineficacia de los contro-
les, y, por tanto, en la variada y llamativa feno-
menología de la ilegalidad del poder. En Italia -pe-
ro me parece que, aunque en menor medida, tam-
El presente articulo describe la crisis por la que bién en Francia y en España- numerosas inves-
atraviesa actualmente el derecho, defini¿ndola fun- tigaciones judiciales han sacado a la luz, en estos
damentalmente como un resquebrajamiento del meses, un gigantesco sistema de corrupción, que
principio de legalidad y del sistema garantista, que envuelve a la política, la administración pública,
son, en definitiva, los rasgos distintivos del Derecho las finanzas y la economía, y que se ha desarrolla-
contemporáneo. do como una especie de estado paralelo, despla-
zado a sedes extralegales y extrainstitucionales,
Sin embargo, el autor plantea un nuevo enfoque pa- gestionado por las burocracias de los partidos y
ra la solución de esta crisis, el cual tiene como pun- por los lobbies de los negocios, que tiene sus pro-
. to de partida una redefinición de la razón jurídica, pios códigos de comportamiento. En Italia, ade-
posibilitando así, la elaboración y diseño de nuevas más, la ilegalidad pública se manifiesta también
técnicas en la formulación del Derecho y, asimis- en forma de crisis constitucional, es decir, en la
mo, asignándole un papel crítico que posibilite co- progresiva degradación del valor de las reglas del
rregir las contradicciones que el Estado de Derecho, juego institucional y del conjunto de los límites y
como tal, alberga. los vínculos que las mismas imponen al ejercicio

'ael derecho y sus alternativas», organiZada por el Consejo General del


'. bre al 4 de diciembre de 1992. Agradecemos al Dr. César San Martín
.pubJlicaoon,.,
l1<laI:1Q!~la~~VlSta«Jueces para la Democracia», N" 16-17, 1992.

TH.E~IS
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de los poderes públicos: basta pensar en los abu- alteración del sistema de fuentes y, por consi-
sos de poder que llevaron a pedir la acusación del guiente, en un debilitamiento del constitucionalis-
ex presidente de la República italiana por aten- mo. El proceso de integración mundial, y específi-
tado contra la Constitución, la pérdida de conteni- camente europea, ha desplazado los centros de
do de la función parlamentaria, los conflictos en- decisión tradicionalmente reservados a su sobera-
tre el poder ejecutivo y el judicial, debidos a que nía, en materia militar, de política monetaria y po-
el primero no soporta la independencia del se- líticas sociales, fuera de los confines de los esta-
gundo, por no hablar del entramado que existe dos nacionales. Y aunque este proceso se mueva
entre política y mafia y del papel subversivo, to- en una línea de superación de los viejos y cada
davía en gran parte oscuro, desempeñado desde vez menos legitimados y legitimables estados na-
hace ya decenios por los servicios secretos. cionales y de las tradicionales fronteras estatalis-
tas de los derechos de ciudadanía, pone en crisis,
El segundo aspecto de la crisis, sobre el que más a falta de un constitucionalismo de derecho inter-
se ha escrito, es el de la inadecuación estructural nacional, la tradicional jerarquía de las fuentes.
de las formas del estado de derecho a las funcio- Piénsese en la creación de nuevas fuentes de pro-
nes del welfare state, agravada por la acentuación ducción, como las del derecho europeo comunita-
de su carácter selectivo y desigual que deriva de rio -directivas, reglamentos y, después del Trata-
la crisis del estado social Como se sabe, esta crisis do de Maastricht, decisiones económicas e incluso
ha sido con frecuencia asociada a una suerte de militares-, sustraídas a controles parlamentarios y,
contradicción entre el paradigma clásico del esta- al mismo tiempo, a vínculos constitucionales, tan-
do de derecho, que consiste en un conjunto de lí- to nacionales como supra nacionales.
mites y prohibiciones impuestos a los poderes pú-
blicos de forma cierta, general y abstracta, para la Es evidente que esta crisis del derecho corre el
tutela de los derechos de libertad de los ciudada- riesgo de traducirse en una crisis de la democra-
nos, y el Estado social, que, por el contrario, de- cia. Porque, en efecto, en todos los aspectos seña-
manda a los propios poderes la satisfacción de de- lados, equivale a una crisis del principio de legali-
rechos sociales mediante prestaciones positivas, dad, es decir, de la sujeción de los poderes públi-
no siempre predeterminables de manera general cos a la ley, en la que se fundan tanto la soberanía
y abstracta, y por tanto eminentemente discrecio- popular como el paradigma del estado de dere-
nales, contingentes, sustraídas a los principios de cho. Y se resuelve en la producción de formas
certeza y estricta legalidad, y confiadas a la inter- neoabsolutistas del poder público, carentes de lí-
mediación burocrática y partidista. Tal crisis se mites y de controles y gobernadas por intereses
manifiesta en la inflación legislativa provocada fuertes y ocultos, dentro de nuestros ordenamien-
por la presión de los intereses sectoriales y corpo- tos.
rativos, la pérdida de generalidad y abstracción de
las leyes, la creciente producción de leyes-acto, el Una lectura bastante difundida de semejante cri-
proceso de descodificación y el desarrollo de una sis es la que la interpreta como crisis de la misma
legislación fragmentaria, incluso en materia pe- capacidad regulativa del derecho, debida a la ele-
nal, habitualmente bajo el signo de la emergencia vada «complejidad» de las sociedades contemporá-
y la excepción. Es claro que se trata de un aspecto neas. La multiplicidad de las funciones exigidas al
de la crisis del derecho que favorece al señalado estado social, la inflación legislativa, la pluralidad
con anterioridad Precisamente, el deterioro de la de las fuentes normativas, su subordinación a im-
forma de la ley, la falta de certeza generalizada a perativos sistémicos de tipo económico, tecnológi-
causa de la incoherencia y la inflación normativa co y político y, por otra parte la ineficacia de los
y, sobre todo, la falta de elaboración de un siste- controles y los amplios márgenes de irresponsabi-
ma de garantías de los derechos sociales equipara- lidad de los poderes públicos, generarían -según
ble, por su capacidad de regulación y control, al autores como Luhmann, Teubner y Zolo- una cre-
sistema de las garantías tradicionalmente predis- ciente incoherencia, falta de plenitud, imposibili-
puestas para la propiedad y la libertad, constituye dad de conocimiento e ineficacia del sistema jurí-
un factor de ineficacia de los derechos y el terre- dico. De aquí se seguiría un debilitamiento de la
no más fecundo para la corrupción y el arbitrio. misma función normativa del derecho y, en parti-
cular, la quiebra de sus funciones de límite y
Un tercer aspecto de la crisis del derecho está li- vínculo para la política y el mercado, y, por tanto
gado a la crisis del estado nacional y se manifiesta de garantía de los derechos fundamentales, tanto
en el cambio de los lugares de la soberanía, en la de libertad como sociales!.

1 N. Luhmann, Rechtssoziologiel, (1972), trad. it de A. Febbrajo, Sociología del diritto, Laterza, Bari-Roma, 1977, págs. 245-254;
id. TI Welfare State come problema politico e teorico, en Transformazione e crisi del Welfare State, E. Fano, S. Rodotá y G.

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Me parece que este diagnóstico podría responder mente más dramático y desesperante que el que
a una suerte de falacia naturalista o, quizá mejor, aparece hoy entre nuestros ojos. Y también enton-
determinista: nuestros sistemas jurídicos son co- ces, en los orígenes de la modernidad jurídica,
mo son porque no podrían ser de otro modo. El fueron muchas y autorizadas las voces que se le-
paso irreflexivo del ser al deber ser -importa poco vantaron contra la pretensión de la razón jurídica
si en clave determinista o apologética- es el peli- de reordenar y reconstruir su propio objeto en
gro que me parece está presente en muchas ac- función de los valores de la certeza y de la garan-
tuales teorizaciones de la descodificación, la tía de los derechos: basta pensar en la oposición
deslegislación o de desregulación. No cabe duda de Savigny y de la Escuela Histórica a los proyec-
que una aproximación realista al derecho y al con- tos de codificación y, desde una perspectiva bien
creto funcionamiento de las instituciones jurídi- diferente, en la incomprensión y la infravalo-
cas es absolutamente indispensable y previo si no ración por Jeremy Bentham de la Declaración
se quiere caer en la opuesta y no menos difusa Francesa de los Derechos de 1789.
falacia, idealista y normativista, de quien confun-
de el derecho con la realidad, las normas con los El problema representado por las múltiples for-
hechos, los manuales de derecho con la descrip- mas en que ahora se expresa la crisis del derecho
ción del efectivo funcionamiento del derecho mis- pone a la razón jurídica ante un reto que no es
mo. Y, sin embargo, el derecho es siempre una más difícil que el afrontado, hace ahora dos siglos,
realidad no natural sino artificial, construida por por los juristas ilustrados, al emprender la obra de
los hombres, incluidos los juristas, que tienen una la codificación bajo la enseñanza del principio de
parte no pequeña de responsabilidad en el asun- la legalidad. Si bien, respecto de la tradición posi-
to. Y nada hay de necesario en sentido determin- tivista clásica, la razón jurídica actual tiene la ven-
ista ni de sociológicamente natural en la ineficacia taja derivada de los progresos del constituciona-
de los derechos y en la violación sistemática de lismo del siglo pasado, que le permite configurar
las regla por parte de los titulares de los poderes y construir hoy el derecho -bastante más que en
públicos. No hay nada de inevitable y de irreme- el viejo estado liberal- como un sistema artificial
diable en el caos normativo, en la proliferación de de garantías constitucionalmente preordenado a la
las fuentes y en la consiguiente incertidumbre e tutela de los derechos fundamentales.
incoherencia de los ordenamientos, con las que la
sociología jurídica sistémica representa habitual- Esta función de garantía del derecho resulta ac-
mente la actual crisis del estado de derecho. tualmente posible por la específica complejidad
de su estructura formal, que, en los ordenamien-
Yo creo que el peligro para el futuro de los dere- tos de constitución rígida, se caracteriza por una
chos fundamentales y de sus garantías depende doble artificialidad; es decir, ya no sólo por el ca-
hoy no sólo de la crisis del derecho, sino también rácter positivo de las normas producidas, que es
de la crisis de la razón jurídica; no sólo del caos el rasgo específico del positivismo jurídico, sino
normativo y de la ilegalidad difusa aquí recorda- también por su sujeción al derecho, que es el ras-
dos, sino también de la pérdida de confianza en go específico del estado constitucional de derecho, en
ese artificial reason que es la razón jurídica moder- el que la misma producción jurídica se encuentra
na, que erigió el singular y extraordinario para- disciplinada por normas, tanto formales como
digma teórico que es el estado de derecho. La si- sustanciales, de derecho positivo. Si en virtud de
tuación del derecho propia del ancien regime era la primera característica, el «ser» o la «existencia»
bastante más «compleja», irracional y desregulada del derecho no puede derivarse de la moral ni en-
que la actual La selva de las fuentes, el pluralismo contrarse en la naturaleza, sino que es, precisa-
y la superposición de ordenamientos, la inflación mente, «puesto» o «hecho» por los hombres y es
normativa y la anomia jurídica de los poderes que como los hombres lo quieren y, antes aún, lo
tuvieron enfrente los clásicos del iusnaturalismo piensan; en virtud de la segunda característica
y de la ilustración, que desde Hobbes hasta Mon- también el «deber ser» del derecho positivo, o sea
tesquieu y Beccaria, formaban un cuadro segura- sus condiciones de «validez», resulta positivizado

Marramao (eds.), Angeli, Milán, 1983, P 352; íd, The Unity of the Legal System, en The Self-Reproduction of the Law. Actas
del congreso sobre «Autopoiesis in Law and Society», Instituto Universitario Europeo, Florencia 1984; íd, Some Prob1ems with
«Reflexive Law», ivi; G. Teubner (edO Dilemman of Law in the Welfare State, De Greuyter, Berlin-Nueva York, 1984; Alter
Legal Instrumentalism?, ivi; R Wilke, G. Teubner, Konexte und Autonomie: Geselischaftliche Selbstseuerung durch reflexive
Fecht, en «Zeitschrift für Rechtssoziologie», 1984; 6; 0.1; d 2010, Ragione, diritto e morale nella teoria del garantismo, en L
Gianoíormaggio (ed), Le ragioni del garantismo, Giapiccheli, Turin, 1993; íd, Citadinanza democratica e quiurisidizione, en
curso de publicación en «Questione guIstizia»,

.TH_EMIS
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por un sistema de reglas que disciplinan las pro- terpretación y de la aplicación de la ley, al que in-
pias opciones desde las que el derecho viene pen- corpora una re definición del papel del juez y una
sado y proyectado, mediante el establecimiento revisión de las formas y las condiciones de su su-
de los valores ético-políticos -igualdad, dignidad jeción a la ley; d) por último, en el plano de la
de la persona, derechos fundamentales- por los metateoría del derecho, y por tanto del papel de la
que se acuerda que aquéllas deben ser infor- ciencia jurídica que resulta investida de una fun-
madas. En suma, son los mismos modelos axi- ción no solamente descriptiva, sino crítica y
ológicos del derecho positivo, y ya no sólo sus proyectiva en relación con su objetd.
contenidos contingentes -su «deber ser», y no sólo
su «ser»- los que se encuentran incorporados al 2. RACIONALIDAD FORMAL Y
ordenamiento del estado constitucional de dere- RAOONAL SUSTANCIAL EN EL
cho, como derecho sobre el derecho, en forma de PARADIGMA GARANTISTA DE LA
vínculos y límites jurídicos a la producción jurídi- VALIDEZ.
ca. De aquí se desprende una innovación en la
propia estructura de la legalidad, que es quizá la Comencemos por la primera alteración producida
conquista más importante del derecho contempo- por el modelo garantista en el esquema positivista
ráneo: la regulación jurídica del derecho positivo clásico: la que afecta a la teoría del derecho. Según
mismo, no sólo en cuanto a formas de produc- la concepción prevaleciente entre los máximos
ción, sino también por lo que se refiere a los con- teóricos del derecho -de Kelsen a Hart y Bobbio-,
tenidos producidos. la «validez» de las normas se identifica, sea cual
fuere su contenido, con su existencia: o sea, con la
Gracias a esta doble artificialidad -de su «ser» y de pertenencia a un cierto ordenamiento, determina-
su «deber sep>- la legalidad positiva o formal en el da por su conformidad con las normas que regu-
estado constitucional de derecho ha cambiado de lan su producción y que también pertenecen al
naturaleza: no es sólo condicionante, sino que mismo. Esta concepción puramente formal de la
también ella está a su vez condicionada por validez es, a mi juicio, el fruto de una simpli-
vínculos jurídicos, no sólo formales, sino también cación, que se deriva a su vez de una incompren-
sustanciales. Podemos llamar «modelo» o «sistema sión de la complejidad de la legalidad en el estado
garantista», por oposición al paleopositivista, a este constitucional de derecho que acaba de ilustrarse.
sistema de legalidad, al que esa doble artificiali- En efecto, el sistema de las normas sobre la pro-
dad le confiere un papel de garantía en relación ducción de normas -habitualmente establecido en
con el derecho ilegítimo. Gracias a él, el derecho nuestros ordenamientos con rango constitucio-
contemporáneo no programa solamente sus for- nal-, no se compone sólo de normas formales so-
mas de producción a través de normas de procedi- bre la competencia o sobre los procedimientos de
miento sobre la formación de las leyes y demás formación de las leyes. Incluye también normas
disposiciones. Programa además sus contenidos sustanciales, como el principio de igualdad y los
sustanciales, vinculándolos normativamente a los derechos fundamentales, que de modo diverso li-
principios y a los valores inscritos en sus constitu- mitan y vinculan al poder legislativo excluyendo
ciones, mediante técnicas de garantía cuya elabo- o imponiéndole determinados contenidos. ASÍ,
ración es tarea y responsabilidad de la cultura ju- una norma -por ejemplo, una ley que viola el
rídica. Esto conlleva una alteración en diversos principio constitucional de igualdad-, por más
planos del modelo positivista clásico: a) en el pla- que tenga existencia formal o vigencia, puede
no de la teoría del derecho, donde esta doble arti- muy bien ser inválida y como tal susceptible de
ficialidad supone una revisión de la teoría de la anulación por contraste con una forma sustancial
validez, basada en la disociación entre validez y sobre su producción.
vigencia, y en una nueva relación entre forma y
sustancia de las decisiones; b) en el plano de la te- Como es sabido, Hans Kelsen trató de resolver es-
oría política, donde comporta una revisión de la ta aporía afirmando la validez también de las nor-
concepción puramente procedimental de la demo- mas, comprendidas por ejemplo en las leyes ordi-
cracia y el reconocimiento también de una dimen- narias, cuyos contenidos se encuentren en contra-
sión sustancial; c) en el plano de la teoría de la in- dicción con normas superiores, como las constitu-

2 Estas cuatro implicaciones del modelo garantista serán desarrolladas de manera más analítica y rigurosa en un trabajo de
teoiia del derecho de próxima publicación. Ahora puede consultarse: Diritto e ragione. Teoria del garantismo penale" Laterza,
Roma-Bari, 2' ed 1m, págs. 348-362, 551-556, 898-992 (edición castellana en preparación por Editorial Trotta, Madrid); y Note
critiche e autocritiche mtomo alla discussiones su «Diritto e ragione», en L Gianformaggio, op. cit., apartados 1 y 3.

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cionales. Estas normas, escribe, «permanecen váli- Se trata, pues, de dos conceptos asimétricos e in-
das mientras no son derogadas en la forma que el dependientes entre sí: la vigencia guarda relación
mismo orden jurídico determine»3. De este modo, con la forma de los actos normativos, es una cues-
confunde la anulación con la abrogación y, lo que tión de subsunción o de correspondencia de las for-
es más grave, calca el deber ser sobre el ser del mas de los actos productivos de normas con las
derecho valorando, con una suerte de presunción previstas por las normas formales sobre su for-
general de legitimidad, todas las normas vigentes mación; la validez, al referirse al significado, es por
como válidas. Herbert Hart, de modo más conse- el contrario una cuestión de coherencia o compati-
cuente, ha negado la validez de tales normas, si- bilidad de las normas producidas con las de ca-
tuando las normas sustanciales sobre su produc- rácter sustancial sobre su producción. En térmi-
ción en el mismo plano que las formales en mate- nos kelsenianos: la relación entre normas produci-
ria de competencia, con el resultado todavía más das y normas sobre la producción es en el primer
insostenible de negar la existencia de las normas caso de tipo nomodinámico y en el segundo de tipo
formal, pero no sustancialmente, conformes con nomostático; y la observancia (o la inobservancia)
las relativas a su producción y, en consecuencia, de las segundas por parte de las primeras se con-
de calcar el ser sobre el deber ser del derecho y de figura en el primer caso como aplicación (o inapli-
desconocer como no vigentes las normas inváli- cación) y en el segundo como coherencia (o con-
das y, sin embargo, aplicadas hasta que se pro- tradicción). Carecería de sentido decir que una ley
duzca su anulación4• no promulgada o un testamento sin forma escrita
son incoherentes o contradicen las normas forma-
Estas aporías desaparecen cuando se abandona la les que imponen la promulgación de las leyes o la
concepción paleopositivista de la validez, ligada a forma escrita de los testamentos; así como no ten-
una estructura simplificada de la legalidad que ig- dría sentido decir que una ley lesiva para el habeas
nora la sujeción al derecho, no sólo formal sino corpus o para el principio de igualdad no es sub-
también sustancial, de las fuentes de producción sumible en (o no aplica) las normas constituciona-
jurídica, en los ordenamientos dotados de consti- les sustanciales que contradice.
tución rigida. En efecto, la existencia de normas
inválidas puede ser fácilmente explicada con sólo El paradigma del estado constitucional de dere-
distinguir dos dimensiones de la regularidad o la cho -o sea, el modelo garantista- no es otra cosa
legitimidad de las normas: la que se puede llamar que esta doble sujeción del derecho al derecho,
«vigencia» o «existencia», que hace refencia a la que afecta a ambas dimensiones de todo
forma de los actos normativos y que depende de fenómeno normativo: la vigencia y la validez, la
la conformidad o la correspondencia con las nor- forma y la sustancia, los signos y los significados,
mas formales sobre su formación; y la «validez» la legitimación formal y la legitimación sustancial
propiamente dicha o, si se trata de leyes, la «cons- o, si se quiere, la «racionalidad formal» y la «racio-
titucionalidad», que por el contrario tiene que ver nalidad material» weberianas. Gracias a la diso-
con su significado o contenido y que depende de ciación y a la sujeción a dos tipos de reglas dife-
la coherencia con las normas sustanciales sobre su rentes de ambas dimensiones, ha dejado de ser
producción. cierto que la validez del derecho dependa, como

3 H Kelsen: General Theory of Law and State, (1945), trad de E. García Maynez, Teoría general del Derecho y del Estado,
Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1979, P 137.
4 H. Hart: The Concept of Law, trad de GR Carrió, El concepto de Derecho, Abeledo-Perrot, Bueno Aires, 1968, cap IV,
apartado 3, págs. 82 Y ss. También Bobbio, como Kelsen, identifica la validez con la «existencia» y se priva así de la posibilidad
de dar cuenta de la existencia de normas inválidas. Es cierto que distingue entre «validez formal» y <<validez materia!»,
identificando este última con la coherencia lógica de la norma <<con otras norma válidas del ordenamiento» (Sul ragionamiento
del giuristi, en «Rivista di diritto civile, 1, 1995, ahora en P. Comanducci y R Guastini, L'analisi del ragionamento giuridico,
Giappichelli, Turin, 1989, vol n, págs. 167-169~ Sin embargo, su identificación de la validez con la existencia y por tanto de la
invalidez con la inexistencia, le constriñe, a propósito de la norma formalmente pero no sustancialmente válida por ser
«incompatible con una norma jerárquicamente superi01"», a hablar de <<abrogación implícita» de la primera por parte de la
segunda en el mismo sentido en el que se afirma que una norma es implícitamente abrogada por otra sucesiva de significado
incompatible. Teoría della norma giuridica, Giappichelli, Turin, 1958, págs. 37-38; hay trad casto de E. Rozo Acuña en Teoría
general del derecho, Debate, Madrid, 1991 De este modo, no queda claro si para Bobbio una norma semejante, cuya
incompatibilidad Se produce con una norma superior a ella por lo general precedente, existe (como para Kelsen) hasta su
implícita abrogación por el intérprete, o no existe (como para Hart) al resultar implícitamente abrogada ab origine. En ambos
casos queda sin explicitar el fenómeno de la norma inválida y no obstante vigente (o existente) hasta el pronunciamiento que
determina su invalidez: que no consiste, en efecto, en una abrogación implícita por vía de interpretación asimilable a la de la
norma en contradicción con otra norma sucesiva de nivel equivalente, sino de un acto de jurisdicción con el que (la existencia
de) la norma inválida queda formalmente anulada

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lo entendía Kelsen, úmcamente de requisitos for- mal de la «democracia política», que hace referencia
males, y que la razón jurídica moderna sea, como al quién y al cómo de las decisiones y que se halla
creía Weber, sólo una «racionalidad formal»; y garantizada por las normas formales que discipli-
también que la misma esté amenazada, como nan las formas de las decisiones, asegurando con
temen muchos teóricos actuales de la crisis, por la ellas la expresión de la voluntad de la mayoría; y
inserción en ella de una «racionalidad material» la dimensión material de la que bien podría lla-
orientada a fines, como lo sería la propia del mo- marse «democracia sustancial», puesto que se refie-
derno estado social Todos los derechos funda- re al qué es lo que no puede decidirse o debe ser
mentales -no sólo los derechos sociales y las obli- decidido por cualquier mayoría, y que está garan-
gaciones positivas que imponen al Estado, sino tizada por las normas sustanciales que regulan la
también los derechos de libertad y los correspon- sustancia o el significado de las mismas decisio-
dientes deberes negativos que limitan sus inter- nes, vinculándolas, so pena de invalidez, al respe-
venciones- equivalen a vínculos de sustancia y no to de los derechos fundamentales y de los demás
:fe forma, que condicionan la validez sustancial principios axiológicos establecidos por aquella.
de las normas producidas y expresan al mismo
tiempo los fines a que está orientado este moder- ASÍ, los derechos fundamentales se configuran
no artificio que es el estado constitucional de de- como otros tantos vínculos sustanciales impues-
recho. tos a la democracia política: vínculos negativos,
generados por los derechos de libertad que ninguna
3. DEMOCRACIA FORMAL Y mayoría puede violar; vínculos positivos
DEMOCRACIA SUSTANCIAL. generados por los derechos sociales que ninguna
mayoría puede dejar de satisfacer. Y la democracia
Se comprende -y con ello entro en la segunda in- política, como por lo demás el mercado, se identi-
novación introducida por el modelo garantista en fica con la esfera de lo decidible, delimitada y vincu-
el modelo paleopositivista- que una dimensión lada por aquellos derechos. Ninguna mayoría, ni
sustancial del estado de derecho se traduce en di- siquiera unanimidad, puede legítimamente deci-
mensión sustancial de la propia democracia. En dir la violación de un derecho de libertad o no de-
efecto, los derechos fundamentales constituyen la cidir la satisfacción de un derecho social. Los de-
base de la moderna igualdad, que es precisamen- rechos fundamentales, precisamente porque están
te una igualdad en droits, en cuanto hacen visibles igualmente garantizados para todos y sustraídos a
dos características estructurales que los diferen- la disponibilidad del mercado y de la política, for-
cian de todos los demás derechos, a empezar por man la esfera de lo indecidible que y de lo indecidible
el de propiedad: sobre todo su universalidad, es que no; y actúan como factores no sólo de legiti-
decir, el hecho de que corresponden a todos y en mación, sino también, y sobre todo, como factores
la misma medida, al contrario de lo que sucede de desligitimación de las decisiones y de las no-
con los derechos patrimoniales, que son derechos decisiones.
excluedendi alias, de los que un sujeto puede ser o
no titular y de los que cada uno es titular con ex- Es claro que semejante estructura del estado cons-
clusión de los demás. En segundo lugar, su natu- titucional de derecho está destinada, por su mis-
raleza de indisponibles e inalienables, tanto activa ma naturaleza, a un grado más o menos elevado
como pasiva, que los sustrae al mercado y a la de- de ineficacia: a causa de la posible incoherencia ge-
cisión política, limitando la esfera de lo decidible nerada por normas que resulten inválidas al con-
de uno y otra y vinculándola a su tutela y satis- trariar prohibiciones impuestas por normas supe-
facción. riores a la esfera de lo decidible; o, a la inversa,
por la posible falta de plenitud debida a la omisión
Siendo aSÍ, la constitucionalización rígida de estos de normas o de decisiones en contraste con obli-
derechos sirve para injertar una dimensión sus- gaciones impuestas a la misma esfera. Estos son
tancial, no sólo en el derecho, sino también en la los dos posibles vicios del ordenamiento: las anti-
democracia. Y el constitucionalismo, del que ayer nomias y las lagunas, determinados, respectiva-
Neil MacCormick hizo una apasionada defensa, mente, en virtud de su diversa estructura, por los
es no tanto, como él ha dicho, un elemento anti- derechos de libertad, que consisten en espectativas
tético de la democracia (política y formal), como, negativas a las que corresponden límites negativos,
sobre todo, su necesario complemento sustancial y por los derechos sociales, que, a la inversa, consis-
En efecto, las dos clases de normas sobre la pro- ten en expectativas positivas a las que corresponden
ducción jurídica que se han distinguido -las for- vínculos positivos para los poderes públicos.
males que condicionan la vigencia y las sustanciales
que condicionan la validez- garantizan otras tantas Ambos tipos de vicios son en alguna medida fi-
dimensiones de la democracia: la dimensión for- siológicos, y sería ilusorio suponer su total elimi-

THEMIS
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nación. Un estado constitucional de derecho es casos, el garantismo de un sistema jurídico es una
por naturaleza un ordenamiento imperfecto, re- cuestión de grado, que depende de la precisión de
sultando impensable, a causa del fundamento los vínculos positivos o negativos impuestos a los
nomodinámico de la vigencia de las normas, una poderes públicos de las normas constitucionales y
perfecta aoherencia y plenitud del sistema en sus por el sistema de garantías que aseguran una tasa
diversos niveles. Es más: la posible imperfección más o menos elevada de eficacia a tales vínculos.
es, paradójicamente, su mayor mérito. Una perfec-
ta cpherencia y plenitud y una total ausencia de 4. EL PAPEL DEL JUEZ Y LA
antinomias y de lagunas sólo sería posible si no se LEGITIMACION DEMOCRATICA DE SU
hubiera incorporado a las normas sobre la produc- INDEPENDENCIA.
ción algún vínculo sustancial: que es lo que suce-
de en el estado absoluto -poco importa si política- Esta concepción de la validez de las normas en el
mente democrático- donde cualquier norma exis- estado constitucional de derecho, y al mismo
tente, en cuanto producida en las formas estable- tiempo de la relación entre las que he llamado
cidas por el ordenamiento, es por eso sólo válida. «democracia política» (o «formal») y «democracia
sustancial», se refleja además en un reforzamiento
De este modo, a una concepción exclusivamente del papel de la jurisdicción y en una nueva y más
procedimental o formal de la democracia corres- fuerte legitimación democrática del poder judicial
ponde una concepción asimismo f~rmal de la va- y de su independencia. Esta es la tercera impli-
lidez de las normas como mera vigencia o existen- cación del modelo garantista: los desniveles entre
cia, que, puede decirse, representa el presupuesto normas, que están en la base de la existencia de
de la primera; mientras que una concepción sus- normas inválidas y, por otra parte, la incorpo-
tancial de la democracia, garante de los derechos ración de los derechos fundamentales en el nivel
fundamentales de los ciudadanos o no simple- constitucional, cambian la relación entre el juez y
mente de la omnipotencia de la mayoría, requiere la ley y asignan a la jurisdicción una función de
que se admita la posibilidad de antinomias y de garantía del ciudadano frente a las violaciones de
lagunas generadas por la introducción de límites cualquier nivel de la legalidad, por parte de los
y vínculos sustanciales -ya sean negativos, como poderes públicos.
los derechos de libertad, o positivos, como los de-
rechos sociales- como condiciones de validez de En efecto, la sujeción del juez a la ley ya no es, co-
las decisiones de la mayoría. Diremos que, en este mo en el viejo paradigma positivista, sujeción a la
sentido, la posibilidad del «derecho inválido» o letra de la ley cualquiera que fuere su significado,
«lagunoso» -o sea, de la divergencia entre norma- sino sujeción a la ley en cuanto válida, es decir,
tividad y efectividad, entre deber ser y ser del de- coherente con la Constitución. Y en el modelo
recho- es la condición previa tanto del estado constitucional-garantista, la validez ya no es un
constitucional de derecho como de la dimensión dogma ligado a la mera existencia formal de la
sustancial de la democracia. ley, sino una cualidad contingente de la misma li-
gada a la coherencia de sus significados con la
De otra parte, los vicios de la incoherencia y la Constitución, coherencia más o menos opinable y
falta de plenitud, si bien son irreducibles más allá siempre remitida a la valoración del juez. De ello
de ciertos límites, dentro de ellos son reducibles se sigue que la interpretación judicial de la leyes
mediante adecuadas garantías, que no son otra co- también siempre un juicio sobre la ley misma,
sa que las técnicas previstas por el ordenamiento que corresponde al juez, junto con la responsabi-
para reducir la distancia estructural entre norma- lidad de elegir los únicos significados válidos, o
tiva y efectividad, y por lo tanto para posibilitar la sea, compatibles con las normas constitucionales
máxima eficacia de los derechos fundamentales sustanciales y con los derechos fundamentales es-
en coherencia con su estipulación constitucional. tablecidos por las mismas. Esto y no otra cosa -di-
Por eso, reflejan la diversa estructura de los dere- cho sea incidentalmente- entendíamos hace vein-
chos fundamentales para cuya tutela y satisfac- te años con la expresión «jurisprudencia alternati-
ción han sido previstas las garantías liberales, al es- va», recordada en este seminario por Perfecto An-
tar dirigidas a asegurar la tutela de los derechos drés Ibañez y en tomo a la que se han producido
de libertad, consisten esencialmente en técnicas tantos equívocos: interpretación de la ley confor-
de invalidación o de anulación de los actos prohi- me a la constitución y, cuando el contraste resulta
bidos que las violan. Las garantías sociales, orienta- insanable, deber del juez de cuestionar la validez
das como están a asegurar la tutela de los dere- constitucional; y, por tanto, nunca sujeción a la
chos sociales, consisten, en cambio, en técnicas de ley de tipo acrítico e incondicionado, sino suje-
coerción y/o de sanción contra la omisión de las ción ante todo a la Constitución, que impone al
medidas obligatorias que la satisface. En todos los juez la crítica de las leyes inválidas a través de su

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125
reinterpretación en sentido constitucional y la de- consenso una condena infundada por haber sido
nuncia de su inconstitucionalidad. decidida sin pruebas. Por eso me parecen inacept-
ables y peligrosas para las garantías del justo pro-
En esta sujeción del juez a la Constitución, y, en ceso, y sobre todo del proceso penal, las doctrinas
consecuencia, en su papel de garante de los dere- «consensualistas» y «discursivas» de la verdad
chos fundamentales constitucionalmente estable- que -nacidas en el contexto de disciplinas muy di-
cidos, está el principal fundamento de la legitima- ferentes, como la filosofía de las ciencias naturales
ción de la jurisdicción y de la independencia del (Kuhn), o la filosofía moral o política (Habermas)-
poder judicial de los demás poderes, legislativo y algunos penalistas y procesalistas querrían impor-
ejecutivo, aunque sean -o justamente porque son- tar ahora en el proceso penal, quizá para justifica-
poderes de mayoría. Precisamente porque los de- ción de esas instituciones aberrantes que son las
rechos fundamentales sobre los que se asienta la negociaciones de la pena. En efecto, ningún con-
democracia sustancial están garantizados a todos senso -ni el de la mayoría, ni el del imputado-
y a cada uno de manera incondicionada, incluso puede valer como criterio de formación de la
contra la mayoría, sirven para fundar, mejor que prueba. Las garantías de los derechos no son
el viejo dogma positivista de la sujeción a la ley, la derogable s ni disponibles. Aquí, en el proceso pe-
independencia del poder judicial, que está espe- nal, no valen otros criterios que los ofrecidos por
cíficamente concebido para garantía de los mis- la lógica de la inducción: la pluralidad o no de las
mos. En consecuencia, el fundamento de la legiti- pruebas o confirmaciones, la ausencia o presencia
mación del poder judicial y de su independencia de contrapruebas, la refutación o no de las hipóte-
no es otra cosa que el valor de igualdad como sis alternativas a la de la acusación.
igualdad en droits: puesto que los derechos funda-
mentales son de cada uno y de todos, su garantía 5. LA CIENCIA JURIDICA y EL RETO DE
exige un juez imparcial e independiente, sus- LA COMPLEJIDAD.
traído a cualquier vínculo con los poderes de ma-
yoría y en condiciones de censurar, en su caso, La cuarta y última alteración introducida en el
como inválidos o como ilícitos, los actos a través modelo paleopositivista por el modelo garantista
de los cuales aquellos se ejercen. Este es el sentido es la que afecta al papel de la cultura jurídica. Y
de la frase «¡existen tribunales en Berlín!»: debe permite, a mi juicio, reaccionar frente al excesivo
haber un juez independiente que intervenga para pesimismo alimentado -como he recordado al co-
reparar las injusticias sufridas, para tutelar los de- mienzo- por muchos análisis de la actual crisis del
rechos de un individuo, aunque la mayoría o in- derecho.
cluso la totalidad de los otros se uniera contra él, a
absolver por falta de pruebas cuando la opinión Se ha dicho que incoherencia, falta de plenitud,
general querría la condena o a condenar, cuando antinomias y lagunas son, dentro de ciertos lími-
existan pruebas, aun cuando esa misma opinión tes, vicios insuprimibles en el estado constitucio-
quisiera la absolución. - nal de derecho, que van unidos a la distinción de
niveles normativos en que se articula su estructu-
Esta legitimación no tiene nada que ver con la de ra formal. Es cierto que estos vicios, más allá de
la democracia política, ligada a la representación. tales límites, pueden llegar a ser patológicos y tie-
No deriva de la voluntad de la mayoría. Su funda- nen el peligro de resolverse en una crisis de la de-
mento es únicamente la intangibilidad de los de- mocracia. Pero ello no depende de su supuesta in-
rechos fundamentales. Y, sin embargo, es una le- compatibilidad con las formas -en efecto, bastante
gitimación democrática de los jueces, derivada de más complejas que las paleopositivas y clásica-
su función de garantía de los derechos fundamen- mente liberales- del estado constitucional de dere-
tales, sobre la que se basa la que he llamado «de- cho, como lamentan cuantos ven en ellos los
mocracia sustancial». En este sentido, el principio síntomas de la crisis de la función normativa del
de igualdad y de legalidad se conjugan, como la derecho. Por el contrario, como he tratado de ha-
otra faz de la misma medalla, con el segundo fun- cer ver, la posibilidad misma de estos vicios re-
damento de averiguación de la verdad procesal, presenta el rasgo distintivo y hasta, con paradoja
según las garantías del justo proceso. aparente, el mayor mérito del estado democrático
de derecho, que, por su naturaleza, excluye for-
Aquí, de nuevo, no juega el principio de mayoría mas de legitimación absoluta y permite siempre,
Es más, no sólo resulta extraño, sino que está en más que la legitimación, la deslegitimación del
contradicción con el fundamento específico de la ejercicio de los poderes públicos por violaciones o
legitimación del poder judicial Ninguna mayoría incumplimientos de las promesas altas y difíciles
puede hacer verdadero lo que es falso, o falso lo formuladas en sus normas constitucionales.
que es verdadero, ni, por tanto, legitimar con su

TlIEMIS
126
Lo que sí entra en crisis a causa del paradigma ta de normas, sino también de técnicas apropiadas
garantista es el esquema positivista tradicional de de garantía. Es el caso de la mayor parte de los de-
la ciencia y del conocimiento jurídico. Una legali- rechos sociales -a la salud, la educación, la subsis-
dad compleja como la que aquí se ha ilustrado de tencia, la asistencia y otros semejantes- cuya desa-
forma esquemática, con los dos posibles vicios tención por parte del Estado no es reparable con
virtualmente unidos a ella, retroactúa, en efecto, técnicas de invalidación jurisdiccional análogas a
sobre la ciencia del derecho, confiriéndole un pa- las previstas para las violaciones de los derechos
pel crítico y proyectivo en relación con su objeto, de libertad, y que requieren el establecimiento de
desconocidos para la razón jurídica propia del vie- técnicas de garantía diversas y normalmente más
jo positivismo dogmático y formalista: la tarea, complejas. El paradigna garantista es, sin embar-
científica y política al mismo tiempo, de descubrir go, el mismo: la incorporación de vínculos sustan-
las antinomias y las lagunas existentes y proponer ciales, no importa que consistan en deberes posi-
desde dentro las correcciones previstas por las tivos (de hacer) en vez de negativos (de no hacer),
técnicas garantistas de que dispone el ordena- a las decisiones de los poderes públicos.
miento, o bien de elaborar y sugerir desde fuera
nuevas formas de garantía aptas para reforzar los En algunos casos -piénsese en el salario mínimo
mecanismos de autocorrección. Precisamente, garantizado, las pensiones, la educación o la asis-
mientras el vicio de la incoherencia asigna a la tencia sanitaria gratuitas- la técnica garantista es
ciencia jurídica (como a la jurisprudencia) un pa- relativamente simple, al fundarse en obligaciones
pel crítico frente al derecho vigente, el de la falta ex lege de los poderes públicos. En otros casos, co-
de plenitud, le confía además un papel de elabo- mo todos aquellos en los que la satisfacción de los
ración y diseño de nuevas técnicas de garantía y derechos sociales exige la intermediación buro-
condiciones de validez más vinculantes. crática y la creación de aparatos destinados a su
satisfacción, no existe una técnica garantista o
Que la incoherencia del ordenamiento haga de la bien se da en formas bastante rudimentaria. En
crítica del derecho el primer papel de la ciencia ju- efecto, hay que reconocer que para la mayor parte
rídica depende del hecho de que el jurista no pue- de tales derechos, nuestra tradición jurídica no ha
de ignorar ninguno de los dos niveles normativos elaborado técnicas de garantía tan eficaces como
a los cuales pertenecen las normas en conflicto. las establecidas para los derechos de libertad y
Efectivamente, el reconocimiento de ese conflic- propiedad. Pero esto depende sobre todo de un
to -virtualmente generado por límites negativos, retraso de las ciencias jurídicas y políticas, que
como los derechos de libertad, impuestos por las hasta la fecha no han teorizado ni diseñado un
constituciones como condiciones de validez de las estado social de derecho equipable al viejo estado
normas puestas en vigor- hace caer la presunción de derecho liberal y han permitido que el estado
general de validez que según las teorías norma- social se desarrolle de hecho a través de una sim-
tivistas asiste al ordenamiento en su totalidad: ple ampliación de los espacios de discrecionalidad
una presunción, como se ha visto, enormemente de los aparatos administrativos, el juego no regla-
reforzada por las teorías de la democracia que do de los grupos de presión y las clientelas, la
identificaban el fundamento de la legitimidad de- proliferación de las discriminaciones y los privile-
mocrática de las decisiones con el simple respeto gios y el desarrollo del caos normativo que ellas
de las reglas procedimentales sobre la forma ma- mismas denuncian y contemplan ahora como
yoritaria del «quién» y del «cómo». Una vez caída «crisis de la capacidad regulativa del derecho».
semejante presunción, es precisamente el «dere-
cho inválido» o «ilegítimo» producido por la con- Además de la incoherencia y la falta de plenitud
tradicción con normas superiores a él, y por tanto generadas por las violaciones, en positivo o en ne-
por la violación de los límites negativos impues- gativo, de la legalidad constitucional, hay un ter-
tos al poder normativo, lo que se convierte en ob- cer vicio que he recordado al comienzo como el
jeto privilegiado de la ciencia jurídica. Y es la críti- tercer aspecto de la actual crisis del derecho: la
ca del derecho inválido, dirigida a propiciar su crisis del constitucionalismo, subsiguiente a la al-
anulación, lo que constituye la principal tarea, teración del sistema de fuente producida por el
científica y política a la vez, de la ciencia jurídica. ingreso de fuentes de carácter internacional en
nuestro ordenamiento. Es claro que la formación
Por el contrario, la falta de plenitud at:t:ibuye a la de un sujeto político nuevo, como la Comunidad
ciencia jurídica un cometido, sobre todo, de inno- Europea, en cuyo marco se han instituido orga-
vación y de proyecto. El reconocimiento de las la- nismos ejecutivos cuyas decisiones prevalecen -o
gunas generadas por los incumplimiuentos de las al menos lo pretendan- sobre las leyes y a veces
obligaciones positivas constitucionales impuestas sobre las constituciones de los estados miembros,
al legislador indica, generalmente, no sólo una fal- lleva consigo el riesgo de deformar la estructura

THEMIS
127--
constitucional de nuestras democracias, que, co- constituciones y en las declaraciones internacio-
'mo se ha' visto, está en la base de la función mis- nales, quiere decir hoy poner fin a ese gran
ma del d~recho como sistema de garantías. Pero apartheid que excluye de su disfrute a las cuatro
esto quiere decir que hoyes tarea urgente de la quintas partes del género humano. Y esto signifi-
cultura jurídica y política avanzar, como exigencia ca, a su vez, dos cosas. Ante todo, reconocer el ca-
primaria e inaplazabe, la estipulación de una rácter supraestatal de los derechos fundamentales
constitución europea. Yo creo que está dentro de y, en consecuencia, disponer, en sede internacio-
la misma lógica del actual proceso de integración nal, garantías idóneas para tutelados y darles sa-
europea llegar, en más o menos tiempo, a la unifi- tisfacción incluso contra o sin sus estados: un
cación jurídica de Europa y, quizá, a la emanación código penal internacional contra los crímenes
de una constitución europea. Pero depende de la contra la humanidad; una reforma de la actual ju-
cultura jurídica de nuestros países que esto se risdicción internacional que establezca su carácter
produzca a través de un proceso constituyente no no voluntario, sino obligatorio, y su competencia
confiado exclusivamente a la clase política, sino para decidir sobre la responsabilidad de los esta-
abierto a la aportación de los juristas -y no sólo de dos y de sus gobernantes por las violaciones de
los juristas, sino en general de las fuerzas de la los derechos fundamentales de sus ciudadanos;
cultura y los movimientos sociales- y, sobre todo, un sistema de obligaciones internacionales im-
rígidamente orientado a la salvaguarda y la garan- puesto para la tutela de los derechos sociales tam-
tía de los valores democráticos de nuestro tiempo: bién en los países más pobres; el desarme progre-
igualdad, derechos de libertad, derechos sociales, sivo de los estados miembros de la ONU, acom-
derecho al medio ambiente y similares. En parti- pañado de la atribución del monopolio de la fuer-
cular, depende esencialmente de la cultlura jurídi- za legal a organismos internacionales democráti-
ca y politológica, que llegue a superarse la antino- camente representativoss.
mia entre derechos del hombre y derechos del
ciudadano, que atormenta desde siempre la histo- En segundo lugar, tomar en serio los derechos
ria de los derechos fundamentales, y que éstos se- fundamentales quiere decir tener el coraje de
an finalmente garantizados fuera del viejo esque- disociarlos de la ciudadanía: tomar conciencia de
ma estatalista, también frente a sus estados. que la ciudadanía de nuestros países ricos repre-
senta el último privilegio de status, el último resi-
En esta perspectiva, el compromiso por un conti- duo premoderno de las diferenciaciones persona-
tucionalismo europeo se liga al dirigido al desa- les, el último factor de exclusión y de discrimina-
rrollo de un constitucionalismo mundial. Yo creo ción, más que -como sucedió en el origen de los
que hoy ya no es posible hablar con decencia de estados modernos- de inclusión e igualación, la
democracia, igualdad, garantías, derechos huma- última contradicción irresuelta con la proclamada
nos y universalidad de derechos, si no tomamos universalidad de los derechos fundamentales. Es
finalmente «en serio» -según la feliz fórmula de claro que la universalización efectiva de tales de-
Dworkin- la Declaración Universal de Derechos rechos, comenzando por los de libertad de resi-
de la ONU de 1948 y los pactos sobre derechos de dencia y de circulación, crearía problemas enor-
1966; si los encerramos dentro de los confines es- mes para nuestros países, hoy asediados por la
tablecidos de nuestras democracias, ampliados presión de la inmigración del resto del mundo.
quizá a los de la «fortaleza Europa»; si seguimos Pero yo querría recordar que, precisamente en Es-
disociando derechos del hombre y derechos del paña, a raíz del descubrimiento de América, Fran-
ciudadano, preocupándonos sólo de éstos y no de cisco de Vitoria, en sus Relectiones de Indis recenter
aquéllos. Tras la caída de los muros y el fin de los inventis desarrolladas en la Universidad de Sala-
bloques, ya no hay coartadas para que la demo- manca en 1539, formuló la primera doctrina or-
cracia, cuyo triunfo celebramos, no se haga ver- gánica de los derechos naturales, al proclamar co-
dad a sí misma. mo derechos universales de todos los hombres y
de todos los pueblos el «ius communications», el
Hacer verdadera la democracia, tomar en serio los «ius migrandi», el «ius peregrinandi in illas provincias
derechos fundamentales del hombre tal como vie- e illic degendi», así como de «accipere domicilium in
nen solemnemente proclamados en nuestras aliqua civitate illorum»6. Entonces, cuando eran

5 Or. sobre el particular: L Ferrajoli, S. Senesse, Quattro proposte per la pace, en «Democracia e diritto», 1992, 1, págs. 243-257.
6'Franctsco de Vitoria, Relectiones de Indis recenter inventis (1539), en De indis et de jure belli relectiones, ed. de Emest Nys,
Oceana, Nueva York, 1964, ID, 3--5, págs. 256-260. Para un análisis más profundo de las tesis de Francisco de Vitoria y del
paradigma de legitimación por él inaugurado, cir. mi trabajo: La conquista dell'America e la nascita del diritto internazionale,
en «Meridiana, Revista di storia e scienze social>" n. 15, 1992.

J'l:IEMIS_
128
concretamene desiguales y asimétricos, la afirma- ción pragmática -crítica y proyectiva- de la ciencia
ción de aquellos derechos ofreció a Occidente la jurídica contradice el dogma kelseniano y weberi-
legitimación jurídica de la ocupación del Nuevo ano de su carácter no valorativo y puramente for-
Mundo y después, durante cinco siglos, de la col- mal. Pero es sólo mediante el cumplimiento de un
onización y la explotación de todo el planeta. Hoy, papel semejante que la razón jurídica puede hoy
cuando la situación se ha invertido, y son los pue- ponerse en condiciones de comprender la espe-
blos del tercer mundo los empujados por el ham- cífica complejidad de su objeto. Porque la ciencia
bre hacia nuestros opulentos países, esos dere- jurídica sólo podrá responder con éxito al difícil
chos sólo pueden ser negados y transformados en reto de la actual complejidad social, si, como
derechos de ciudadanía, al precio de una pérdida escribía Filangieri hace dos siglos, cuando identi-
de credibilidad de todos los valores jurídicos y ficaba no en el derecho que es, sino en el que de-
políticos en los que se basan nuestras democra- be ser, «el objeto común de los que piensan»H
cias. vuelve a ser «crítica del derecho» existente y al
mismo tiempo «ciencia de la legislación» y «cien-
La superación del carácter ilimitado de la sobera- cia de las constituciones».
nía estatal y, por otra parte, del límite de la ciu-
dadanía para el disfrute de los derechos funda- Se puede muy bien seguir asumiendo, como tarea
mentales, representa, pues, la condición para el de la ciencia jurídica, la señalada por Norberto
desarrollo de un constitucionalismo mundial La Bobbio hace más de cuarenta años, en un célebre
crisis actual -de por sí saludable y en todo caso ensayo de 19509 : la realización de la unidad, la co-
imparable- del Estado nacional puede ser afronta- herencia y la plenitud del ordenamiento. A condi-
da, en esta dirección, sólo repensando los topoi del ción de que resulte claro que esa unidad, esa co-
constitucionalismo, dentro y fuera de nuestros or- herencia y esa plenitud -en este aspecto tienen to-
denamientos, y al mismo tiempo aquellos a los da la razón los críticos realistas del derecho- de
que hay que confiar la rigidez normativa de los hecho no existen. No existe la coherencia, estruc-
derechos fundamentales y sus garantías. Es cierto turalmente excluida por la posible producción de
que no cabe pensar en una reforma del sistema normas vigentes, pero inválidas por hallarse en
de fuentes que reproduzca la vieja jerarquía verti- contraste con los principios de libertad constitu-
cal basada en la primacía de las fuentes centrales cionalmente establecidos. No existe la plenitud,
sobre las locales y periféricas. Esta jerarquía po- asimismo excluida por la posible no producción
dría muy bien invertirse para tutela de las autono- de las normas o los actos impuestos por los dere-
mías en todos los niveles, aunque fuera reservan- chos sociales, también éstos de rango constitucio--
do una rígida preferencia de las normas que ga- nal. Y no existe ni siquiera la unidad, puesto que
rantizan derechos fundamentales, sobre cualquier el sistema de fuentes se ha visto trastornado por
otra fuente. la intervención de fuentes supra o extraestatales
cuya colocación en el interior del ordenamiento es
Naturalmente, todo esto es tarea que corresponde siempre incierta y opinable. Pero el hecho de que
mucho antes a la política que a la cultura jurídica. estas cualidades no existan y quizá no puedan
Pero, si se toman en serio el derecho y los dere- existir nunca íntegramente, no significa que no
chos fundamentales, es también una responsabili- constituyan el objetivo, cierto es que nunca realiz-
dad nuestra, de la ciencia jurídica; la cual, como able, de la ciencia jurídica: la coherencia, persegui-
ha escrito recientemente Letizia Gianformaggio, ble a través de la crítica interna del derecho vigen-
puede concebirse hoy como una «garantía»7: preci- te, dirigida a exigir la anulación de las normas in-
samente, como una metagarantía en relación con válidas; la plenitud, que demanda la identificación
las garantías jurídicas eventualmente inoperantes, de los incumplimientos del ordenamiento y por
ineficaces o carentes, que actúa mediante la verifi- tanto el diseño de garantías idóneas para impedir-
cación y la censura externas del derecho inválido los; la unidad, que requiere la elaboración de un
o incompleto. Se comprende que semejante fun- constitucionalismo mundial idóneo para restaurar

7 La Giatttormaggio: Oiritto e ragíone tra essere e dover essere, en id., op. dl, págs 24-27.

8 G.FUangieri. La sdenza della legíslazone (1783), en La sdenza delle legislazione e gli opuscoli scelti, Tipografia della Sodetá
Belgka, ~seJas, 1841, Introducción, p Sl.

9N.l.lobbioi\Sc:iem'.a del dirittO.e analisi delllnguaggio, en «Rivista trimestrale di diritto e procedura dvile», 2, 1950, ~gs.
~-367! aho:t:a:~ Oiiitto e .analisi delllnguagío, ed de Uberto Scarpelli, Edizioni di Comunitá, Milán, 1976, págs. 287~324;en
~ JI..la teoría del derecho, trad y estudio preliminar de A Ruiz Miguel, Debate, Madrid, T ed 1990.

THEMIS
······129 ..
una jerarquía mínimamente cierta y racional de cesiva confianza en el papel garantista del dere-
las fuentes en el cuadro de la unidad del or- cho. Pero creo que, con independencia de nuestro
denamiento internacional optimismo o pesimismo, no existe otra respuesta
a la crisis del derecho que el derecho mismo; y no
Se comprende que una ciencia jurídica así enten- hay alternativas posibles a la razón jurídica. Este
dida limita y enlaza con la política del derecho; in- es el único camino para responder a la compleji-
cluso con la lucha por el derecho y por los dere- dad social y para salvar, con el futuro del derecho,
chos tomados en serio. También puede suceder también el futuro de la democracia.
que una perspectiva semejante se base en una ex-

JORGE ERNESTO
VELARDE SUSSONI

Abogado
Notario de Lima

Luis Felipe Villarán N° 815, San Isidro


Telfs. 42-8218, 41-7447 Y 41-0638

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