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PERÍODOS DE LA EDUCACIÓN
A MODO DE SÍNTESIS: Vida escolar griega. — Los niños atenienses recibían la enseñanza
que pudiéramos llamar primaria, desde los siete a los dieciséis años; iban a la escuela
acompañados por un pedagogo, nombre con que se designaba a un esclavo de confianza que
vigilaba y cuidaba al niño fuera de su casa y era ajeno a su enseñanza.
El maestro se llamaba grammatistés, o profesor de grammatiké, esto es, de gramática.
La enseñanza primaria consistía en gramática (la griega, porque las demás lenguas no
merecían su estudio, según estimaban los griegos), la aritmética y la escritura; después se
estudiaban de memoria pasajes de los poetas griegos, seleccionados con arreglo a las lecciones
morales que conviniera deducir de ellos.
Educación superior. — La educación superior se llamaba mousiké (es decir, instrucción
general de las disciplinas presididas por las Musas), y comprendía los estudios literarios así como
la música.
La lira era el instrumento preferido, y como todas las poesías líricas tenían su música, era
variado el repertorio para practicar.
A estos estudios teóricos acompañaban los ejercicios físicos que constituían el tercer
grupo de la educación juvenil.
Desde los dieciséis a los dieciocho años, los jóvenes atenienses practicaban ejercicios
gimnásticos o atléticos, consistentes en carreras pedestres, luchas, pugilatos y ejercicios militares.
De este modo la juventud ateniense quedaba bien preparada para desempeñar en debida forma
durante la edad viril sus obligaciones de ciudadanos y de soldados.
I. EL HUMANISMO
En la historia de la educación, los griegos fueron los primeros en procurar que el hombre
por sus propios medios alcanzase su completo desarrollo, la plenitud de su personalidad.
Por este motivo, Grecia señaló en la historia el pasaje del tradicionalismo educativo al
humanismo clásico.
Para las grandes civilizaciones del antiguo Oriente, la cultura es algo aue se ha de
mantener y trasmitir sin ninguna modificación ni adaptación.
Para el humanismo griego, la cultura es un medio, es un instrumento que, al decir de
Platón, permite al hombre dar al cuerpo y al espíritu toda la belleza y la fuerza de que son
susceptibles.
Los griegos situaron el problema de la educación no en doctrinas enseñadas por dioses,
como lo habían hecho hasta entonces los demás pueblos, sino en el conocimiento racional y
perfeccionamiento moral del hombre.
Ellos fueron los creadores de una visión de la vida, del arte, del pensamiento, inigualable,
buscando tener presente siempre en ella la esencia de lo humano (humanismo) ; este ideal que
persiguieron tanto en la filosofía como en la educación se ha perpetuado a través de todas las
alternativas históricas de nuestra cultura occidental.
Pero hay algo en el pensamiento griego que supera todas sus creaciones. Es el empeño
por determinar racionalmente qué le es indispensable al hombre para vivir con dignidad, qué
normas de conducta le permitirán alcanzar aquellos ideales que harían de la suya una vida digna
de ser vivida.
Aristóteles expresaba así este pensamiento: «El objeto de la vida es vivir feliz y
bellamente«. La filosofía, la moral y el arte son los medios para ese fin.
La paideia. — La formación humanística del niño y del ¡oven se denominó entre los griegos
«paideia». Correspondería al ciclo completo de nuestros estudios, pero difiere profundamente en
dos aspectos:
1) La paideia no es sólo instrucción, sino es incorporación a los ideales de la cultura griega. Es el
cultivo de los sentimientos religiosos y patrióticos, unido al de los sentimientos éticos. Los griegos
reconocen el valor absoluto de la personalidad humana y de la perfección ética. Al dominio de sí
mismo, a la auto-conquista lograda por el saber, a la armonía y la autodisciplina la denominaron
«sofrosyne».
2) El propósito de la paideia no es sólo llenar las necesidades del desarrollo del niño, sino formar
al hombre maduro. La palabra «paideia» puede también ser traducida por: «tratamiento que
conviene aplicar al niño para hacer de él un hombre».
El latín, para decir lo mismo, emplea la palabra «humanitas», humanidades. En ambos
casos el niño no constituye un fin en sí mismo, sino un fin en vista al hombre futuro.
Cuando en Grecia se habla de la formación del niño, se alude a la instrucción moral,
donde está centrado el humanismo. El educador no es el maestro, sino el pedagogo
(de pais, paidós, niño, y ago, conduzco), el que acompaña y vigila al niño.
Es el pedagogo el que transmite los ideales familiares y el que favorece la incorporación
del niño al medio social.
Lo que quiere la educación griega es la formación del hombre completo: cuerpo y alma,
sensibilidad y razón, carácter y espíritu.
De aquí que por la instrucción no se pretendía formar al sabio, al artista, al literato, sino
que se procuraba dar una norma de vida que estaba de acuerdo con un ideal de perfección.
El hombre que posee una sólida cultura humanística se encuentra preparado para afrontar
todo género de empresas: hacer progresar las ciencias, llegar a conductor político, dirigir
arriesgadas exploraciones, etc.
Por las humanidades el hombre adquiere, junto con el conocimiento moral humano, el
dominio completo de la razón, de la palabra, instrumento privilegiado de su cultura y vehículo de
la vida social.
1. PERÍODO ARCAICO
La educación heroica: — Con los poemas de Homero se abre la historia de la educación en
Grecia.
En La Ilíada y la Odisea, donde se celebran las hazañas de los héroes de las ciudades
griegas que lucharon en el asedio de la ciudad de Troya, encontraremos los mejores testimonios
de lo que era la educación arcaica.
El ideal concreto de la educación arcaica es el héroe. El héroe es el hombre que sabe
dominar a los demás y dominarse a sí mismo, que es poseedor de una capacidad espiritual y
corporal dispuesta siempre a emplearla en lo bueno y para lo bello.
La formación del héroe es siempre una lucha para conquistar virtudes, para alcanzar el
premio, para dominar la naturaleza, para mantenerse en una situación de preeminencia con
respecto a la masa del pueblo.
Más los poemas de Homero tienen otro valor. En sus ejemplos se inspira toda la cultura
griega. De Homero salen las artes, la historia y la gramática. Esta circunstancia, conocida por
Platón, le permitió afirmar que Homero es el educador de toda la Grecia.
La Ilíada nos habla de un mundo dominado por una aristocracia de guerreros.
En la cumbre encontraremos al rey, rodeado de una verdadera corte integrada, parte
por hombres de consejo y experiencia, parte por jóvenes y fieles guerreros que forman la clase
noble.
Todos viven en la corte y comen en la mesa real, mientras la cortesía acompaña al
caballero en todas partes, hasta en la guerra. Por su semejanza con la organización prefeudal
de la corte de Carlomagno, se puede hablar de una caballería homérica.
Él «prudente centauro Quirón» es la figura típica del educador, maestro de Aquiles y de
otros .veinte héroes. Le había enseñado a Aquiles los deportes, los ejercicios caballerescos, la
caza, la equitación, la cirugía, la farmacopea y las artes cortesanas, como el tañer la lira.
El héroe debe saber de todo, pero su verdadero guía, el anciano Fénix, le infunde en su conciencia
un alto ideal de conducta humana.
En la hora decisiva recuerda el fin para el cual lo ha educado: «Me han ordenado que
te instruya como a mi hijo. Debes decir cuanto debe ser dicho y hacer cuanto necesita ser hecho».
«Para ambas cosas te he educado, para pronunciar palabras y para realizar acciones», fórmula
que condensa el doble ideal del perfecto caballero: ser buen orador y excelente guerrero.
La Odisea pinta las costumbres domésticas y muestra los conocimientos geográficos.
Nos habla de Ulises, describe sus viajes, sus aventuras, su vida familiar y hogareña. Aquí aparece
la diosa de la sabiduría bajo la figura de Mentor, instruyendo a su hijo Telémaco.
El nombre de Mentor ha servido, desde el Telémaco de Fe-nelón, para designar al viejo
amigo, protector, maestro y guía.
Al principio, Telémaco es un joven abandonado, sin energía, sensible, doliente; pero la
influencia de su maestro lo convierte en un luchador valeroso. Así sorprendemos, desde los
orígenes de la civilización griega, un tipo de educación netamente definido: el joven noble recibe
los consejos y los ejemplos de una persona mayor, a la que’ se le confía para su formación.
• LA EDUCACIÓN EN ESPARTA:
Carácter. — La educación espartana se caracteriza por su sentido exclusivamente estatal y, sobre
todo, militarista.
Esto se explica si recordamos que Esparta tuvo que defenderse permanentemente de los
pueblos vecinos y de los enemigos interiores o clases sometidas.
Etapas. — El Estado era quien determinaba si el niño recién nacido tenía las condiciones que
podían hacerlo en el futuro apto para su servicio. No bien había visto la luz debía ser presentado
ante una comisión de ancianos que examinaban su constitución física.
Si era débil o deforme, era arrojado desde lo alto del monte Taigeto. Hasta los siete años
dejaban al niño con su familia, pero después de esa edad hasta su muerte el espartano pertenecía
totalmente al Estado.
A partir de los siete años comenzaba la educación pública, de carácter obligatorio,
impartida en organizaciones de tipo militar. La escuela era única, sólo para la clase dominante.
Los niños recibían sus lecciones de monitores escogidos en grupos de 64 alumnos; debían aceptar
sin murmurar las órdenes y los castigos.
La dirección general de los grupos estaba a cargo de un superintendente (paidónomo)
auxiliado por inspectores de disciplina (mastigóforos) que abusaban del látigo.
A los 12 años, el niño vestía el manto de la virilidad. De los 18 a los 20, los jóvenes
formaban los kruptoi o grupos encargados de vigilar las fronteras, vivían fuera de las ciudades y
hacían ejecutar por los esclavos (ilotas) los trabajos de utilidad pública.
Hasta los 30 años permanecían en la categoría de irenos; dirigidos por un instructor, aleccionaban
a los más jóvenes.
Al terminar ese período, adquirían los derechos de ciudadanos y podían constituir una
familia, pero permanecían siempre en los cuarteles, comiendo en mesas comunes y sirviendo de
maestros a la juventud.
La mujer era ejercitada en los deportes y en la danza. La disciplina fomentaba en ellas los
sentimientos de honor e impavidez, llegando a no inmutarse al oír que sus hijos habían sucumbido
en la batalla, a condición de que hubiesen caído de cara al enemigo.
Prácticas. — Para el espartano, la educación física era fundamental y con ella se buscaba la
resistencia corporal.
Vestían la misma túnica en verano y en invierno, llevaban los cabellos rasurados y se
acostaban sobre un lecho de juncos recogidos en las riberas del Eurotas.
Los ejercicios al aire libre eran variados: lucha, carreras, saltos, jabalinas, etcétera. La
caza, rama importante de su plan de enseñanza, fue preferida sobre todo.
Practicaban, entre otros deportes, uno muy semejante a nuestro fútbol (el episkiros).
Niños y jóvenes aprendían a tocar la cítara y a cantar. Preferían los ritmos viriles y los himnos
marciales del poeta Tirteo. Esta educación culminaba con la danza guerrera.
El uso del látigo era corriente.
Anualmente, en las fiestas de Diana, los maestros administraban castigos públicos para
desarrollar el espíritu de sumisión. El pundonor exigía que soportaran los golpes sin quejarse.
La educación moral constituía la base de la educación patrocinada por Licurgo. Se
aprovechaban todas las ocasiones para inspirar al niño el respeto a las leyes y a la religión, la
obediencia absoluta al Estado y a los superiores jerárquicos.
Las fiestas religiosas y los banquetes públicos favorecían este intento, pues el joven
escuchaba a los ancianos discutir los negocios del Estado.
En tal ambiente los jóvenes adquirían hábitos de urbanidad y de sociabilidad.
La mesa era frugal y el niño debía buscar el complemento necesario para satisfacer su
apetito aunque recurriera al hurto y a la simulación (astucia).
Esta práctica no era inmoral, pues consideraban la propiedad individual como una especie
de usufructo y nada impedía a los servidores del Estado-propietario el robar.
La educación intelectual ocupaba un lugar reducido y secundario en la formación de los
jóvenes espartanos.
Generalmente ignoraban el alfabeto, despreciaban la elocuencia y cultivaban el laconismo
o parquedad en las palabras.
La enseñanza de la escritura y de la lectura parece que no formaba parte de la educación
pública; en cierta época fueron objeto de enseñanza privada.
Las ciencias y las artes no eran apreciadas. Sin embargo, se cantaban partes de los poemas
homéricos.
• LA EDUCACIÓN EN ATENAS
Carácter. — La educación ateniense difiere profundamente de la espartana, por su organización
y por su espíritu. Constituye el tipo más representativo de la educación griega. En ella vamos a
encontrar, en toda su plenitud, el humanismo pedagógico con su culto por la libertad y su
preocupación por el desarrollo armónico de la personalidad.
Con extraordinaria perspicacia caracterizó el historiador ateniense Tucídides las
excelencias de la formación ateniense sobre la espartana: «No educamos a nuestros niños
mediante procedimientos de violencia, sino dejando que libremente se desarrollen hasta hacerse
hombres.
Amamos y cultivamos lo bello, sin vana ostentación. Amamos la verdad, tendemos hacia
el conocimiento sin dejarnos ganar por la molicie ni la holganza. Somos atrevidos y hasta
temerarios, pero nuestra exaltación no nos impide darnos cuenta del alcance de nuestra
empresa.»
Educación familiar. — Tanto en Atenas como en Esparta los niños recibían de sus padres la
primera educación.
Se les enseñaba poesías y cánticos apropiados para infundirles buenos sentimientos y se
aprovechaba su afición a los cuentos y fábulas para inculcarles principios morales.
El culto doméstico y la asistencia a las ceremonias públicas fomentaban en ellos la
reverencia a las divinidades.
El amor patrio se cultivaba en la vida hogareña y en las manifestaciones sociales.
La tradición nacional se trasmitía al vincular el joven con el adulto, el niño con el
pedagogo, el maestro con el discípulo; estableciéndose una mutua simpatía que proporcionaba un
ejemplo directo para la formación del carácter.
La educación no era realizada por el maestro, sino por el pedagogo, esclavo encargado
por los padres de acompañar al niño en todas sus actividades, de llevar sus útiles, de iluminar con
su farol el camino, etc.
El pedagogo, delegado por la familia, es el formador del carácter moral. De ahí la
superioridad de sus tareas.
LAS INSTITUCIONES ESCOLARES GRIEGAS
Las instituciones escolares griegas fueron de cuatro clases:
1) la escuela de primeras letras;
2) el gimnasio o las instituciones destinadas a impartir una educación secundaria incipiente;
3) una enseñanza superior impartida en clases de filosofía y retórica, y
4) una formación militar y ciudadana obtenida con las prácticas propias de la efebía.
Las ciencias. — Los últimos tres siglos antes de Cristo son los siglos de grandeza de la ciencia
griega helenística. Arquímedes de Siracusa fue un notable físico. Euclides escribió un libro
utilizado durante más de dos mil años para la enseñanza de la geometría.
Eratóstenes midió la circunferencia terrestre; algunos de los alejandrinos posteriores
llevaron a cabo verdaderos experimentos de mecánica.
La ciencia tuvo su centro en Alejandría, donde funcionaba el Museo o instituto de
las Musas.
Fundado por Ptolomeo (322 a. C), era un lugar donde se exhibían los ejemplares
interesantes y donde se realizaba una cierta investigación científica. Sostenidos por el tesoro real,
los «pensionistas» del Museo vivían en comunidad, suntuosamente alojados.
Gran parte del trabajo científico era teórico, pero esto no quiere decir que desdeñasen la
observación.
Estudiaron el comportamiento de los líquidos y los gases, así como palancas, sifones,
bombas, etc., construyeron juguetes de vapor, payasos que silbaban, puertas que se abrían
automáticamente al encenderse el fuego de un altar colocado en el templo.
Al parecer, los sacerdotes emplearon algunos de estos inventos para hacer más
espectaculares sus ceremonias.
Por eso la enseñanza en muchos momentos fue secreta, siendo la escuela de medicina la
que alcanzó mayor fama y técnica docente.
Junto al Museo estaba la Biblioteca, con unos 500.000 rollos o libros manuscritos en
largas tiras de papiro. Esta biblioteca no estaba abierta al público; era para uso exclusivo de los
sabios.
De improviso se frenó este progreso de la ciencia. Muchas son las causas que lo
determinaron. La principal quizá sea la inutilidad de la ciencia pura en las actividades de la vida
práctica.
Los esclavos eliminaban la escasez de mano de obra y no había ningún estímulo para
inventar máquinas que ahorraran el trabajo humano.
Aunque la cultura helenística sea una forma decadente del helenismo, influyó en todos
los pueblos de la época.
Todos reconocían la superioridad de la cultura griega, imitaban sus formas políticas, y
era de buen gusto, en todas partes, hablar y escribir el griego.
Cuando Roma conquistó el mundo antiguo, fue vencida espiritualmente por una cultura
que, aun en decadencia, era superior a la suya.
Roma llevará después, con las armas y la colonización, la cultura griega a toda Europa
mientras que Bizancio (Constantinopla) la mantendrá hasta su caída.
Fuente Consultada:
Historia de la Educación – Juan Carlos Zuretti – Editorial Itinerarium – Colección Escuela –
Enciclopedia Electrónica ENCARTA – Microsoft
Enciclopedia del Estudiante Tomo 19-Historia de la Filosofía – Editorial Santillana
Wikipedia –
Referencia:
Pellini, C. (2017). La Educación en Grecia antigua: características y sus períodos. Argentina:
Historia y biografías. Recuperado de https://historiaybiografias.com/la-educacion-grecia-
antigua/