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PRESENTACIÓN

En el presente trabajo se intentará identificar las rupturas y continuidades que


existen entre la corriente historiográfica de Annales y la microhistoria, es por eso que
para poder establecerlas se considera oportuno y necesario puntualizar el surgimiento
y las principales características de las distintas generaciones de Annales, para luego
poder comparar dichas características con lo que propone la microhistoria. A
continuación de esta breve explicación sobre la estructura del trabajo, se procede a
desarrollar la primer corriente historiográfica mencionada.
ANNALES: PRIMERA GENERACIÓN
Una de las formas más lindas de escribir la historia sin duda es la corriente
historiográfica francesa de Annales, nacida con la publicación de la revista Annales d’
historie éconómique et sociale el 15 de enero de 1929, fruto de la asociación
intelectual de los historiadores que se conocieron como sus padres o directores: Marc
Bloch (1886-1944) y Lucien Febvre (1878-1956).
Esta nueva corriente rompió con la historiografía tradicional que se basaba en
la búsqueda de leyes generales en la historia (positivismo francés) y en el
establecimiento de los hechos tal cual fueron (historicismo alemán), poniendo como
ídolos a los protagonistas individuales de los sucesos políticos, diplomáticos y militares
en un órden cronológico lineal; y en donde el trabajo del historiador era contar lo que
los documentos oficiales decían, utilizando la interpretación de textos (hermenéutica)
tratando de lograr la objetividad a través de la búsqueda de archivos documentales
(heurística) y del uso de la crítica externa e interna de los mismos propuesta por los
historiadores del Antiguo régimen historiográfico, entre ellos fieles discípulos del
positivismo de Comte : Charles Victor Langlois y Charles Seignobos, quienes
persiguieron la idea de dotar a la historia de un método científico y objetivo que el
canon de las ciencias naturales había establecido para poder considerarla una
disciplina científica.
El contexto en el que se dio esa ruptura estuvo marcado por los cambios que
produjo la Primera Guerra Mundial en el ámbito europeo sumado a la matriz
intelectual que siguió conteniendo el legado de Langlois y Seignobos acerca del
método en la búsqueda de fuentes, la interpretación y la crítica externa e interna de
los documentos, métodos que continúan usando todos los historiadores pero que
fueron forjados por la historia positivista contra la cual una vez formados Bloch y
Febvre finalmente se rebelaron, (aunque Bloch siempre aclaró que aprendió de
aquellos historiadores positivistas). Esta primera generación que además fue nutrida
con los seminarios del antropólogo Levy- Bruhl, del geógrafo La Blache, el sociólogo
Emile Durkheim y el filósofo Henri Beer, va a proponer una forma de historia
interdisciplinaria, de sujetos colectivos, con un cambio de perspectiva en la relación de
los hombres con el ambiente y atendiendo a otros aspectos que no fueran los
meramente políticos, diplomáticos y militares, sino que se van a desarrollar estudios
de índole social y económica con la pretensión de llegar a una síntesis o historia total,
además de un primer acercamiento a la psicohistoria que luego será llamada historia
de las mentalidades. Estas interrelaciones fueron posibles gracias a los intercambios y
encuentros producidos en la universidad de Estrasburgo en la región de Alsacia,
territorio francés que fue anexionado al imperio alemán en la guerra Franco-Prusiana y
devuelto a Francia luego de la Gran Guerra, con lo cual estos cambios de identidad de
la región implicaron la sintonización entre muchos científicos sociales y además el
reconocimiento de la institución como una entidad multidisciplinar. Burke P. (1990)
afirma que “el período Estrasburgo (…) fue enormemente importante para el
movimiento de Annales. La importancia de ese período fue tanto mayor cuanto que los
dos hombres estaban rodeados por un grupo interdisciplinario extremadamente
activo”1
Una de las nuevas características de esta primera generación fue el método
comparativo, en palabras de Aguirre Rojas C. (1999) “Comparar en historia, es
entonces proyectar siempre una nueva luz sobre la realidad histórica que en muchas
ocasiones permite detectar como esenciales fenómenos que antes solo parecían
anecdóticos (…) o transformando hechos raros en cosas perfectamente explicables y
lógicas” pero este método comparativo no es universal, sino como lo explica Marc
Bloch en “Los reyes Taumaturgos” (1924) hay que limitarse a comparar sociedades
vecinas, o incluso sociedades vecinas contemporáneas y contiguas en tiempo y
espacio, como lo hizo con su estudio sobre la creencia el poder real en Francia e
Inglaterra.
También se trató de arribar a una historia global que estudiaba de manera
articulada todo lo realizado, concebido, y resignificado por los hombres desde la
“prehistoria” al presente, de tal manera que quedó encarnada en la definición de
Bloch acerca de la historia: “ciencia de los hombres en el tiempo” abarcando así todos
los aspectos y todos los tiempos de manera que surgieron una multiplicidad de temas
nuevos.
Annales rompe con la visión de la historiografía tradicional que concebía al
quehacer histórico como objetivo intentando romper con la subjetividad del
historiador, ya que en esta instancia deja de ser ese mero recopilador de hechos a los
que no cuestiona y se vuelve parte de lo que escribe, es su elección la que decide el
punto de su acción y que va a partir de un problema o inquietud de su época. Este
método de la Historia-problema se puede identificar en la obra de Lucien Febvre “El
problema de la incredulidad en el siglo XVI- la religión de Rabelais” (1942) la cual nació
del impacto que le produjo a Febvre leer la “Introducción” de Abel Lefranc en cabecera
del Pantagruel donde es utilizado un término anacrónico: ateísmo. Esta incógnita lo
lleva a “reflexionar todo un siglo”2 desde su presente, atendiendo al uso del lenguaje y
tratando de comprender como interpretaron los hombres de aquella época a Rabelais
1
Burke, Peter “Revolución historiográfica francesa -la Escuela de los Annales 1929-1989” Cap. 2. Edit.
Gedisa. España Pág. 23
2
Febvre, Lucien “El problema de la Incredulidad en el siglo XVI- la religión de Rabelais” Introducción
general. Edición traducida al español. Año: 1959 Edit: UTEHA
“ellos, y no nosotros, no se trata de leer un texto del siglo XVI con los ojos de un
hombre del siglo XX (…) a lo largo del presente libro (…) prosigue un análisis psicológico
que constituye un verdadero paradigma. Mentalidad y sensibilidad que había en aquel
siglo; su vida intelectual y su vida emocional 3” y desde ese interrogante, analiza una
multiplicidad de fuentes para poder comprender a Rabelais, y realizar un estudio de un
individuo con respecto a su época, no del escritor que fue, “sino del hombre con
respecto al medio en que vivió4”,
Y esa es otra herramienta que aplican ambos directores de los primeros
Annales: el método regresivo progresivo para comprender el presente por el pasado
como se explica en palabras de Bloch “la ignorancia del pasado no se limita a impedir
el conocimiento del presente, sino a comprometer en el presente la misma acción”5 y
viceversa , “es menos vano esforzarse por comprender el pasado si no se sabe nada del
presente” El historiador debe saber cuales son los problemas e inquietudes del
presente para poder buscar respuestas en el pasado y esa fue la nueva función para
quien se dedica a la historia: explicar y comprender.
En su obra inconclusa que luego publica su hijo Etienne Bloch, “Apología de la
Historia o el Oficio del historiador” Marc aconsejó que la historia debe hacerse con
multiplicidad de documentos y técnicas, así como también consideró que es una
ciencia en la infancia y que debe mantenerse en permanente construcción, abierta y
en diálogo con las demás ciencias sociales, apelando a esa transdisciplinariedad que
propuso Henri Beer en la década del 20 previo a la primera publicación.
SEGUNDA GENERACIÓN
Luego de los primeros 10 años de la revista, el mundo afrontó la Segunda
Guerra Mundial, y junto con los cambios de postguerra también resultó modificado el
título de la publicación a Annales économies, societés, civilisations demostrando así
que la nueva forma de escribir la Historia se estaba adaptando a los cambios y a las
aspiraciones contemporáneas, como retoma Dosse a Febvre en La historia en migajas
(1987)“Annales cambia porque todo cambia alrededor de él: los hombres, las cosas, el
mundo en una palabra” (pág.100). Ante estos grandes cambios los caminos de sus dos
fundadores se separaron, si bien como explica Aguirre Rojas en <La Escuela de los
Annales. Ayer, hoy, mañana>”(1999) las personalidades tan distintas de ambos
lograron conjungarse para escribir desde 1929 hasta 1941 “el decreto de 1940, sobre
el estatutus de los judíos, prohibía a estos últimos participar en la redacción, y
obviamente y todavía más también en la de cualquier publicación de carácter
periódicoenfrentó los ideales de ambos y Febvre quedó como Director único hasta
1956, período que se conoce como de transición, mientras que Bloch se enroló en el

3
Beer, Henri, Prólogo en Febvre, Lucien “El problema de la Incredulidad en el siglo XVI- la religión de
Rabelais”. Edición traducida al español. Año: 1959 Edit: UTEHA

4
Ídem.
5
Bloch, Marc “Introducción a la Historia” año: 1952. Edit: Fondo de Cultura Económica. Pág: 38
ejército de Resistencia al Régimen de Vichy, donde resultó apresado por Klaus Barby y
fusilado en 1944.
Mientras se formó Fernand Braudel (1902-1985) conoció a Febvre luego de sus
estudios realizados en San Paulo, y este último lo adoptó como su heredero
intelectual. Braudel terminó de institucionalizar Annales, fue conocido como “El
constructor” e impulso los estudios annalistas de índole económica, reelegando a
segundo plano la historia cultural, la psicohistoria y la historia de las mentalidades
Las características de esta generación van a ser: el estudio del pasado a través
de grandes estructuras, sobre todo económicas, desarrollando ampliamente las
técnicas cuantitativas y utilizando datos demográficos además de una innumerable
cantidad de diversas fuentes, sintetizando todo en monografías regionales; y el
desarrollo de la pluralidad de lo temporal, el cual consiste en descomponer al tiempo
en ritmos heterogéneos: a) una larga duración o la geohistoria, que comprende los
cambios casi inmóviles en relación con el ambiente, b)media duración o tiempo
coyuntural, que atiende a procesos o ciclos más estrechos en el tiempo, y c) el tiempo
corto o acontecimental, referente a los acontecimientos de la historiografía
tradicional. Estas tres temporalidades y sobre toda la larga duración van a ser los
grandes aportes de Braudel a la historiografía, sobre todo el concepto de la geohistoria
que absorbe todo y permite la realización de la historia total desde una mirada más
espacial que temporal, puesto que como los explica Dosse (1987)“la geografía permite
valorizar la larga duración, disminuir el peso del hombre como actor de la historia,
sustituyéndolo por un sujeto espacial (…) la geografía era el medio por excelencia de la
hacer la historia más lenta”. Finalmente el mismo autor citado expresó que “el
humanismo de Marc Bloch y Lucien Febvre se desvanece, pues, ante el juego inexorable
de las fuerzas económicas y el hombre deja de ser el centro de los estudios históricos”
TERCERA GENERACIÓN
En 1968 el mundo fue sacudido otra vez con la revolución cultural de
estudiantes y trabajadores en varios epicentros mundiales, generando así un
cuestionamiento total a las estructuras culturales establecidas, y originando la
mutación en las familias, en la escuela y en la cultura en general.
Académicamente el centro y auge de la historia analista de los grandes modelos
explicativos y de las intenciones de síntesis general, con visiones globales fue
desestimado, y en su lugar surgieron múltiples nuevas formas de historiar, además de
que los nuevos historiadores ya no se formaban solo en Francia, sino que la formación
académica historiográfica se expandió por todo el mundo.
La misma corriente mutó a una generación que marcó una gran discontinuidad
con los segundos annales al promover la antropología histórica buscando acercarse
más a lo particular y a las nuevas problemáticas de la historia, ante la evidente
imposibilidad de una historia global. A diferencia de la primera generación, ya no va a
existir una orientación metodológica y una perspectiva teórica a seguir, sino que ahora
se van a perseguir fines más acotados, locales, menos monográficos para cuyo
tratamiento se van a aceptar todo tipo de perspectivas epistemológicas y teóricas
porque como afirma Aguirre Rojas (1999):“(…) los terceros Annales no tienen en
cambio ningún eje paradigmático reconocible que hubiera servido de sustento a la
construcción de una nueva política editorial, y de un sólido proyecto intelectual. Porque
las mentalidades y la antropología histórica no son paradigmas ni perspectivas teóricas
específicas, sino solo un campo problemático nuevo”
La antropología histórica propuesta va a ser un tipo de historia que recupere los
temas de la antropología para estudiarlos desde el análisis histórico, lograr
comprenderlos y “hacer comprender el universo complejos de prácticas y
comportamientos sociales”6 y la historia de las mentalidades va a ahondar más aún en
las actitudes colectivas, los universos culturales, las visiones, creencias. Todas estas
diversas cuestiones impulsaron el encuentro con otras ciencias sociales como la
etnología, la psicología social y la sociología para poder estudiar, a través de
documentos de lo imaginario, aquel contenido impersonal del pensamiento de una
época , “lo que tienen en común César y el último de sus soldados” Le Goff (1974).
El acontecimiento fue nuevamente parte de la historia, y resurgió la narración
para poder trabajar nuevos temas como el estudio sobre libros, la niñez, la vida pública
y privada, la muerte, la mujer, el trabajo. También se desarrollo la antropología
simbólica para atender creencias, supersticiones y costumbres.
LA MICROHISTORIA
La revolución cultural de 1968 no solo marcó la ruptura en Annales, sino que
indicó la crisis general de las formas de estudiar las cuestiones sociales, sobre todo en
la Historia. Ante esta crisis, una de las respuestas vino por parte de la historiografía
italiana, que durante el fascismo impuso resistencia bajo las colecciones izquierdista de
la editorial de Giulio Einaudi, y de los trabajos de Natalia y Leone Ginzburg.
En la década del 70 Edoardo Grendi propuso la reducción de escala en la
historia y la defensa del microanálisis, así como el uso del “indicio como mecanismo de
creación de un paradigma cognoscitivo” como explican Justo Serna y Anaclet Pons en
El ojo de la aguja (1993). También “elaboró la definición de <Excepcional-normal>
como un oximoró epistemológico en el cual los márgenes de la sociedad, lo anormal y
lo periférico pueden informarnos mucho incluso sobre el propio centro(…) se intentan
abordar singularidades para demostrar como esas especificidades pueden en todo caso
contradecir y deconstruir los casos globales” en palabras de Ronen Man (2012)
En los años 80 Einaudi lanzó una colección llamada “Microhistorie” dirigida por
Giovanni Levi y Carlo Ginzburg. Este último tuvo una formación heterogénea con
influencias de Annales, incluso tradujo la obra de Bloch al italiano y al igual que la
historiografía francesa de las últimas décadas, se dedicó a la historia cultural a través
de la sospecha y el paradigma indiciario, pero reduciendo la escala y atribuyendo un
gran papel a lo particular (sin olvidar lo social) centrando su interés sobre todo en los
sectores populares.

6
Aguirre Rojas, C. La escuela de los Annales. Ayer, hoy, mañana. (1999) Pág. 131
La obra de la microhistoria trató de buscar una descripción más realista del
comportamiento humano, con un estudio intensivo del material documental, y con
una profunda cercanía a la antropología descriptiva, utilizando su método de
descripción densa sobre los actos simbólicos para poder discernir el discurso social y
“entresacar la importancia no evidente de las cosas” como dice Levi en <Formas de
hacer Historia> de Burke (1993) y desarrollando el relato de forma ordenada para que
el lector sea parte de la construcción del razonamiento histórico. La gran diferencia
entre la microhistoria y la antropología descriptiva es que esta última busca la
homogeneidad de símbolos y signos, mientras que la microhistoria intenta definirlos y
medirlos, teniendo siempre en cuanta la diferenciación social que permite ver las
acciones, roles, conductas y relaciones.
Según Ronen Man en su artículo de sobre microhistoria de 2012:
“las inferencias inductivas, la abducción como base científica y el empirismo
metodológico tienen la primacía en las elaboraciones investigativas (…) según Jacques
Revel (…) tres rasgos se podrían considerar: su constructivismo epistemológico, su
tratamiento experimental de los hechos históricos y el destacado lugar que se le asigna
al discurso de los microhistoriadores” (…) la premisa de la microhistoria es que
limitando el campo de observación es que emergen datos más numerosos y refinados.
CONTINUIDADES, CRITICAS Y RUPTURAS ENTRE ANNALES Y MICROHISTORIA

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