Sei sulla pagina 1di 36

UNA INTERPRETACIÓN CONTEMPORÁNEA

DE LOS EJERCICIOS DE SAN IGNACIO

Jacqueline Glénisson de Walque

PRESENTACIÓN (Javier Melloni) .................................................................................. 3


INTRODUCCIÓN ................................................................................................................... 4
1. EL FUNDAMENTO ......................................................................................................... 5
2. PRIMERA SEMANA ........................................................................................................ 9
3. SEGUNDA SEMANA ....................................................................................................... 16
4. TERCERA SEMANA ........................................................................................................ 27
5. CUARTA SEMANA .......................................................................................................... 30
Jacqueline Glénisson de Walque, religiosa del Sagrado Corazón. Misionera, educado-
ra, acompañante y ermitaña.

Edita Cristianisme i Justícia, Roger de Llúria, 13 - 08010 Barcelona


Tel. 93 317 23 38 - info@fespinal.com - www.cristianismeijusticia.net
Imprime: Ediciones Rondas S.L. - Depósito Legal: B-23852-2014
ISBN: 978-84-9730-321-0 - ISSN: 2014-654X - ISSN (ed. virtual): 2014-6558
Revisión y corrección del texto: Pilar de la Herran
Maquetación: Pilar Rubio Tugas
Octubre de 2013

La Fundación Lluís Espinal le comunica que sus datos están registrados en un fichero de nombre BDGA-
CIJ, titularidad de la Fundación Lluís Espinal. Solo se usan para la gestión del servicio que os ofrecemos,
y para mantenerlo informado de nuestras actividades. Puede ejercitar sus derechos de acceso, rectifica-
ción, cancelación y oposición dirigiendose por escrito a c/ Roger de Llúria 13, Barcelona.
PRESENTACIÓN

Desde hace veinte años, la Escuela Ignaciana de Espiritualidad (EIDES)


tiene por cometido transmitir el legado ignaciano, pensando particular-
mente en la formación de personas que sean capaces de transmitirlo a
su vez. El núcleo de este legado se encuentra, sin duda, en los Ejerci-
cios Espirituales, si bien no únicamente. Bucear en ellos una y otra vez
ha permitido extraer sus tesoros a múltiples generaciones desde hace
casi quinientos años. Tal es la característica de todo texto que se ha
convertido en un clásico: permaneciendo intacto, tiene la capacidad de
hablar a cada generación con su propio lenguaje. Cada incursión per-
sonal y generacional descubre significados y posibilidades diferentes.
Esto es lo que se ofrece en este Cuaderno: una interpretación de los
Ejercicios en claves contemporáneas por alguien que los ha orado y
sedimentado a través de su propia práctica a lo largo de su vida y tam-
bién en el servicio de proponerlos a diversas personas en el marco de
la Vida Ordinaria y también en tanda de Mes.
Jacqueline Glénisson de Walque, de origen belga y religiosa del
Sagrado Corazón, estudió la carrera de físicas y después de veinte
años como enseñante en El Congo, lleva el resto de su vida en territo-
rio español recorriendo parajes bien diversos: primero fue profesora en
Nazaret (Valencia) durante trece años; ya jubilada estuvo unos años en
el mundo rural del Moncayo y después ha estado en comunidades de
inserción en barrios de inmigración en Santa María del Águila (Al-
mería), en el casco viejo de Zaragoza y en los barrios marginales de
Barcelona. Antes de su retiro definitivo, vivió como ermitaña durante
dos años y medio en los bosques del Mas Blanc. Actualmente está
Pamplona, en una residencia para hermanas mayores. Es decir, esta-
mos ante una mujer que se ha nutrido tanto de una intensa vida interior
como de su compromiso con los desfavorecidos. Estas páginas son
fruto de su experiencia humana y orante, y también del acompaña-
miento de los Ejercicios que ha hecho a gente bien diversa. Las pre-
sentamos como un estímulo para que, con la unción del Espíritu, cada
cual recree la interpretación de un texto que sigue vertebrando la vida
espiritual de muchas personas y que tiene la capacidad de hablar a
cada generación con su propio lenguaje.

Javier Melloni
3
INTRODUCCIÓN

Dios en sí mismo es incognoscible. Pero Dios se da. Todo es manifes-


tación de este Dios que se da. «Ordenar la vida» implica quitar las tra-
bas que frenan este fluir de Dios que informa nuestro ser por medio de
nuestra libertad.
Ignacio experimentó que quitar estas trabas le permitía tomar concien-
cia de que todo él era don continuo de este fluir de Dios y le hacía vivir
su ser en plenitud. Con los EE nos comparte su experiencia. Al ser una
experiencia profunda y auténtica, deviene universal y también actual.
Esto significa que los textos más significativos que jalonan la dinámica
de los EE pueden darse íntegramente, pero habiendo dado previa-
mente las claves para traducir su lenguaje.
Mi experiencia es que sólo cuando el ejercitante es capaz de integrar y
asumir la experiencia profunda del maestro, puede acceder a tales tex-
tos. Antes hay que esforzarse por transmitirlos en lenguaje contempo-
ráneo. En este cuaderno se ofrecen las claves que interpretan el texto
del maestro. No se da aquí el material concreto para hacer los EE.
Por otro lado, este Cuaderno es heredero, no solamente del texto de
los Ejercicios sino de la totalidad de los escritos que nos ha dejado san
Ignacio. Su legado deja vislumbrar el fuego interno que intentaba
expresar con la lengua y los contenidos de su tiempo.
Es heredero también de todos estos hermanos jesuitas que han pro-
fundizado, vivido y hecho vivir el legado del Padre.
Es heredero finalmente de todos los hermanos y hermanas que en el
acompañamiento han sabido entrever la profundidad que conlleva «la
lucha de Jacob con el Ángel», combate del que salen marcados para
siempre.

4
1. EL FUNDAMENTO

De manera muy escueta Ignacio define los EE de este modo:


«Ejercicios espirituales para ordenar la vida sin determinarse por afec-
ción alguna que desordenada sea» [EE 21]. Ahora bien, no se puede
ordenar la vida sin determinar cuál es su fundamento. Ignacio nos da
una clave general: «El hombre ha sido creado...». Este impersonal irá
individualizándose a través del «por mí» tantas veces repetido a lo
largo de los EE.

Antes de abordar el texto original con- Los EE no presentan cualquier ma-


viene apuntar lo que hoy podemos decir nifestación sino que nos sitúan ante la
del ser humano y esbozar algo de los criatura responsable, libre y reflexiva
valores emergentes actuales. que soy yo. Así, también puedo decir
que el Fundamento es lo que soy, por
gracia de Dios.
1.1. El Fundamento es el Todo lo que nos hace eludir nuestra
Manifestante condición humana no puede ser Funda-
Un teólogo decía: «Cristo es toda la mento de nuestra vida. Todo lo que se
materia». Todo el cosmos es manifes- quiere construir fuera del condiciona-
tación del Inefable, origen, sostén y fin miento particular de lo que soy, no pue-
de lo que es. No hay ruptura entre el de ser Fundamento. Por lo demás, lo
Manifestante y la manifestación, entre que soy no es estático sino sumamente
Dios y lo que soy. El fundamento es el dinámico. Cada elección mía, aunque
Manifestante, pero no lo puedo alcan- no necesariamente acertada, queda asu-
zar más que por medio de sus manifes- mida por Él que me da el ser. Cada libre
taciones. decisión que tomamos modifica, enri-
5
quece, individualiza lo que somos ha- Es cierto que en la Contemplación
ciéndonos una manifestación particular para alcanzar amor se dice que «el
y original de El-que-Es. amor consiste en la comunicación de
Conviene indagar sin cesar en esta las dos partes» [EE 231], lo cual es dua-
manifestación que somos, la cual tiene lidad declarada. Pero el texto prosigue
las dimensiones infinitas del misterio y con el intercambio de todo lo que tiene
nos reserva la sorpresa de mundos siem- el amante al amado, hasta el inconfun-
pre más ricos y más amplios. Al igual dible momento donde no queda ni lo
que la curva de una función se acerca mío, ni lo tuyo, ni tú ni yo, y la dualidad
cada vez más a la asíntota hasta el infi- desaparece en la no-dualidad. En el
nito, buscando lo que soy, me acerco texto original del segundo punto de la
cada vez más a El-que-Es. misma contemplación se expresa con
toda claridad el nexo ontológico de
cada criatura con Dios mismo: «Dios
1.2. La no-dualidad entre Creador vegetando en las plantas, sensando en
y criatura los animales, entendiendo en los hom-
Vivimos un cambio de época y los fun- bres...» [EE 235]. Son expresiones ex-
damentos de la anterior se derrumban traordinarias. Nos hallamos muy cerca
bajo una potente emergencia de valores de las formulaciones y experiencias de
nuevos. Uno de ellos es la noción de Oriente o del redescubrimiento actual
no-dualidad respecto de Dios y de la de la física cuántica de la íntima cohe-
creación. sión de todo con todo.
Dios es el Ser absoluto, incognosci-
ble y sin nombre, fuente de toda mani- 1.3. «Ordenar la vida»
festación, origen de todo lo que hay sin
confusión pero sin ruptura. Como con- Este ordenar supone primordialmente
secuencia imperativa, todo lo creado tomar conciencia, elegir y realizar lo
está interconectado. El núcleo profundo que soy, lo que soy como don, reto y
de cada cosa, acontecimiento, persona tarea. Pero no desconectado del mundo:
es el Ser-Totalidad fluyendo en el ser «y las otras cosas sobre el haz de la tie-
particular. rra...». Este mundo real es el lugar de
Cada ser individual puede percibir mi toma de conciencia. No el mundo de
en el otro este núcleo profundo, ese nuestros sueños sino el que nos ha sido
misterio que le hace participar de «Dios dado y tal como nos ha sido dado. Sólo
todo en todo» (1Cor 15,28). Ignacio no el mundo real es el mundo de Dios.
lo podía expresar como lo hacemos Este mundo como don, reto y tarea.
hoy. Pero, sin forzar las cosas, tanto en
sus escritos como en su vida, podemos
1.4. Interpretación de algunos
descubrir una experiencia espiritual
términos
muy profunda que transgredía el tiem-
po y que resulta actual y de todos los Bajo estas claves, el texto original
tiempos. puede ser reinterpretado del siguiente
6
modo sin traicionar para nada el núcleo partir del estar. Estamos ante dos
de la experiencia ignaciana: niveles de percepción muy diferente
– «Es creado», el hombre y la mujer de la realidad.
son el resultado de la evolución
impulsada por el Creador. Estamos 1.5. Distinción entre el ser
ante una creación continua y abier- y el estar
ta, en absoluto fija ni cerrada, llena
de potencialidades por descubrir. El nivel del estar es superficial. En él
se distorsiona continuamente la percep-
– «Alabar» significa recobrar la ca-
ción de la Realidad según las fluctua-
pacidad de estremecerse ante lo in-
ciones de las emociones, del tiempo,
creíblemente bello de lo que existe
en nuestro entorno: el universo, la del espacio, de los sentimientos, de los
tierra, la flora, la fauna, los huma- prejuicios, de las costumbres, de los ra-
nos, yo. zonamientos, del miedo, del deseo o de
la salud. El punto de referencia es el
– «Hacer reverencia» implica situar- ego. El juicio es subjetivo y se trata
se como criatura de Dios frente al todo como objeto. El estrés, la agita-
resto de las criaturas del cosmos, ción y el ruido son fruto de que vivimos
respetando a cada cosa desde lo que normalmente en el nivel del estar.
es en sí misma. El nivel del ser es profundo. En él se
– «Servir» es entrar en el movi- puede aprehender la Realidad tal como
miento transformador del mundo, es, más allá de las fluctuaciones. El
actuando, implicándose. punto de referencia son las cosas, las
– «Salvar su ánima» es alcanzar a la personas, el yo o los acontecimientos en
plenitud del propio ser. sí, fuera de su relación conmigo. Allí
todo es asombro. El juicio es objetivo, y
– «Hacernos indiferentes», es decir, todo es tratado como sujeto. En el silen-
libres, liberados del subjetivismo que cio llegamos poco a poco a vivir a nivel
distorsiona la realidad y de las pro- del ser. En el silencio podemos percibir
gramaciones de nuestra educación. cómo recibimos la vida y podemos sen-
Capaces de ver las cosas como son. tir cómo «en Él vivimos, somos y actua-
– «No queramos de nuestra parte mos» (Hch 17,28). Allí descubrimos la
más salud que enfermedad, riqueza fuente inagotable del Dios que se da.
que pobreza, honor que deshonor, Entre el estar y el ser hay una zona
vida larga que corta». Es imprescin- de bloqueos hecha de miedos, apegos,
dible llegar a una nueva percepción defensas, heridas que dificultan llegar
de la realidad; más que nueva, se al ser. Para ello conviene reservar cada
tendría que decir perenne y que está día un espacio de silencio y tomar con-
subyacente en todas las espirituali- ciencia del propio ser, más allá del ni-
dades tanto de Oriente como de vel del estar. Este espacio, poco a poco,
Occidente. Para ello conviene dis- se irá ensanchando hasta informar el
tinguir entre vivir a partir del ser o a nivel del estar e integrar toda la vida.
7
Allí, sin saber cómo, se romperá el cír- con un intenso interés por todo y, al
culo cerrado del ego y se abrirá el asom- mismo tiempo, con una completa liber-
bro infinito de la compasión. Como dice tad. Todo me interesa y a la vez todo me
san Ignacio, seremos capaces de «ver a es igual.
todas las cosas en Dios y Dios en todas Todo ello se enuncia al comienzo de
las cosas» (Constituciones 288). los EE para ser recorrido lentamente a
Tal es el verdadero sentido de la indi- lo largo del proceso y convertirlo en un
ferencia: la paradoja que permite vivir modo de vivir real en el ejercitante.

8
2. PRIMERA SEMANA

Una vez sólidamente establecido el Fundamento sobre el cual se


empieza a «ordenar» la vida, el conocimiento de Ignacio sobre el ser
humano nos lleva a una inmersión en las zonas profundas de la psique
y en el misterio del mal.

Los EE proponen hacer un recorrido por razón mismo de su experiencia del


los pecados de los ángeles [EE 50], de Amor de Dios.
Adán y Eva [EE 51] y los pecados co-
lectivos y personales [EE 52.56-58] así
como propone meditar el castigo del in- 2.1. El misterio del mal
fierno [EE 65-72]. A pesar de que hoy, Los siglos XX y XXI han quedado abru-
presentadas así, estas meditaciones re- mados por la gran pregunta sobre el mal,
sultan inaceptables porque acorralan al tanto ante el mal en general como ante
ser humano y a la creación en una si- el mal personalizado en cada uno. San
tuación de culpabilidad generalizada, al Ignacio propone que antes de centrarse
mismo tiempo nos confrontan ante una en el mal personal, se intente una refle-
realidad ineludible: la experiencia del xión sobre el problema del mal en sí. Tal
mal, tanto sufrido como provocado. es el sentido de la meditación sobre el
En los EE es sumamente importan- pecado de los ángeles [EE 50] y de Adán
te que el ejercitante pueda bajar a su po- y Eva [EE 51]. No se trata de dar una
zo interior –lo que uno es–, y también respuesta que neutralice el misterio, si-
contemplar este mundo tal como es y no de cernir su contenido y su expresión
dejarse impactar, incluso derrumbar, y, en la medida que se pueda, integrarlo
por el choque que nos produce el mal, dentro de la comprensión de este mun-
para después poder integrarlo en el co- do tal como nos ha sido dado.
9
El mal no es objetivo. Se trata de una que escape a Quien es origen, sus-
experiencia subjetiva, profundamente tento y fin de todo? Por otra parte,
humana, de la cual ninguno de nosotros ¿qué nos da la seguridad de poder
puede escapar. La noción de mal no discernir cuáles son los buenos y
existe en el mundo animal. Aunque ten- cuáles son los malos? ¿Fue justicia
gamos nuestro fundamento sobre roca, quemar a los herejes o guillotinar al
más pronto o tarde tendremos que en- rey, invadir Irak o matar a Bin Lan-
frentarnos con él. den, mutilar un adúltero o reventar
¿Qué contenido dar a la palabra? El los contenedores? ¿Quién tiene ra-
mal incluye todo lo que destruye y rom- zón y quién se equivoca? ¿Soy yo la
pe la armonía. Se pueden distinguir tres verdad y el resto yerra? Al mirar
ámbitos diferentes: el mal provocado tanto la historia del pasado como la
por los fenómenos naturales: un terre- actual no nos queda más que llorar
moto, un incendio, un tsunami, una ra- ante las increíbles injusticias y des-
diación nuclear; el mal que podemos trucciones, guerras y venganzas que
provocarnos los seres humanos unos a tal aserción provocó en nombre de
otros: la explotación, la tortura, una vio- la justicia o de Dios. Pablo dirá:
lación; el que proviene de los desarre- «¿Quién eres tú para juzgar a tu her-
glos de la misma vida: un niño con sín- mano?» (Rm 14,4.10). ¿Cómo edu-
drome de Down, la enfermedad, la car para ensanchar el horizonte y
vejez, la muerte. tomar distancia ante las cosas, abrir-
se a lo diferente, detenerse y descu-
brir el núcleo profundo de todo
2.1.1. Algunos intentos de respuesta donde el Manifestante se manifies-
sobre el mal
ta? Si Dios es Dios, ¿hay algo que
Hemos oído al respecto muchas res- se le pueda escapar? ¿Qué quiere
puestas, la mayoría de las cuales son decirnos Jesús en el evangelio con:
inaceptables o incompletas porque no «Dejad crecer la cizaña con el trigo,
nos atrevemos a considerar la radical di- al final todo se arreglará» (Mt
ferencia entre nuestro querer humano y 13,24-30)?
el trascendente, recio y insondable amor – «El mal se da porque Dios nos
de Dios. Me permito presentar algunas hizo libres». Eso significaría que
de estas respuestas para intentar desen- Dios no previó las consecuencias de
trañar su artificialidad, respuestas que, sus dones. Hoy estamos en condi-
al no serlas, en lugar de calmar nuestra ciones de hacer una nueva interpre-
angustia la agudizan. tación de la intuición del mito del
– «Tenemos que luchar contra las Génesis y comprenderlo como la
fuerzas del mal en el mundo». descripción del paso del animal a la
¿Existe una fuerza del mal que lucha humanización, el modo de explicar
contra Dios? Hay que desenmasca- cómo nació la libertad con la interac-
rar el maniqueísmo subyacente en ción del don gratuito y de la desobe-
esta respuesta. ¿Puede existir algo diencia. ¿No hablaba antiguamente
10
la liturgia de Felix culpa? Los prime- minada con luz artificial en lugar de
ros Padres se encuentran enfrentados mirar las estrellas en plena noche,
con un dilema: el fruto era apetitoso olvidando que tenemos esta miste-
y, al mismo tiempo, prohibido. Adán riosa facultad de percibir la trascen-
y Eva deliberan, escogen y actúan. dencia. Hemos de entender que Dios
Pasan de la inocencia prehumana a no es un hombre bueno ni un hom-
responsabilizarse libremente de un bre justo porque no es un hombre.
acto que sabían lleno de consecuen- Intuimos su Amor, pero, ¡qué recio
cias. Es el despertar de la libertad, el es este Amor y qué distinto de nues-
uso de la libertad como don primor- tro modo de amar! Sus horizontes de
dial. Y Dios asumió la decisión. In- espacio y tiempo son infinitos. Tanto
cluso nos podemos preguntar si fue lo infinitamente grande como lo in-
Dios mismo, bajo el disfraz de la finitamente pequeño nos deja con la
serpiente, el que les tentó y les obli- respiración cortada. Sólo Él sabe.
gó, ante el dilema entre «bueno» Nosotros, tan efímeros, superficiales,
y «prohibido», a discernir, decidir y parciales y limitados, ¿qué vamos
actuar para dejar ya sin retorno el a entender? Si utilizáramos nuestra
paraíso irresponsable del animal. Es facultad de percibir la trascendencia
cierto que el uso de la libertad es podríamos descubrir que el mal
mucho más importante que acertar puede ser una pedagogía divina y
en una decisión. El primero es fun- que la experiencia del mal se puede
damental y constitutivo de nuestro integrar en el misterio de Amor de
ser; el segundo es aleatorio. Se ha in- Dios. Sin seguir entendiendo el mal,
sistido demasiado sobre la desobe- podemos intuir que forma parte del
diencia como pecado en lugar de proyecto de Dios. Esto nos hace en-
ver en ella un primer paso hacia la trar en el Misterio, con la confianza
humanización. Podríamos decir que básica en que Él sabe.
a Dios le importa mucho más el Aún así, cuando el dolor del mundo
ejercicio de la libertad que la posibi- se integra, sigue abrumándonos e inclu-
lidad de errar. Y asume el error. Es so derrumbándonos con la impotencia
más, impulsa a los primeros Padres de sentirnos sólo espectadores. ¿Es po-
a dar el enorme salto cualitativo que sible que alguien muera de hambre sin
marca toda la evolución y asume a que algo en mí muera de hambre? Esta
tal punto el error, que a partir de allí percepción podría ser ya una experien-
se da a conocer: «Seréis como Dios» cia de la no-dualidad, un despertar que
(Gn 3,1-24). nos lleva a la compasión, enfocando to-
– «Dios no quiere el mal pero lo per- do nuestro sentir más allá de nosotros
mite». Esta respuesta indica un mo- haciéndonos sentir que somos el otro.
do demasiado humano de concebir a En definitiva, los EE nos llevan des-
Dios. No nos atrevemos a romper la de el comienzo a recobrar la fe plena
cáscara de nuestro mundo. Es como ante toda realidad y a percibirla como
si nos quedáramos en una calle ilu- buena, a fiarnos en lo que hay y a bus-
11
car en lo que hay el plan de Dios, lo que retorno, a descubrir «tantos bienes reci-
Dios quiere y siempre ha querido, y a bidos» [EE 233], capacidades, dones,
tener la certeza de que Dios asume las recursos... que la comodidad había de-
consecuencias de lo que hay. jado dormidos en nuestro potencial sin
De aquí que podríamos reformular hacerlos realidad.
alguna de las oraciones de la Primera El aguijón de Dios nos obliga a dar-
Semana y decir: «Pedir lo que quiero, nos cuenta de que no estamos solos en
aquí será: integrar la experiencia del mal el mundo, sino que estamos rodeados de
en el misterio del amor de Dios». Creo hermanos que nos echan una mano o
que esta reformulación no traiciona a que también nosotros ayudamos a salir
Ignacio. Tanto en su correspondencia, de la cuneta. Si fuéramos autosuficien-
como en su Autobiografía, Ignacio se tes, ninguna necesidad nos obligaría a
abre a la gratitud de un mundo donde tomar conciencia de que somos comu-
todo se integre en el misterio del Amor. nidad. Este despertar llega a veces des-
La mística de Ignacio va mucho más pués de una larga marcha en la noche
lejos que la prudencia y a veces la con- que nos prepara para no ser deslumbra-
vencionalidad de sus escritos. No hay dos por la irradiación de la luz.
nada que pueda escapar «a Dios todo Podemos considerar también cómo
en todo» (1Cor 15,28). Él es la Realidad la evolución utilizó el mal para llegar a
última de todo. Todo lo que experimen- producir este ser extraordinariamente
tamos es contingente respecto al Ab- complejo, capaz de discernir, elegir, de-
soluto. El Absoluto es Misterio, donde cidir en su autonomía personal y res-
podemos adentrarnos siempre más y ponsable de su decisión, que es el ser
donde lo que no se entiende cobra cada humano. En un medio de bienestar to-
vez más sentido. tal, la evolución se habría estancado y
estaríamos todavía en el estado de bac-
2.1.2. ¿Qué sentido puede tener terias felices.
la experiencia del mal? En el Libro de Job se hace patente
que Job, justo y bueno, no merecía nin-
Los EE nos lleva a considerar toda rea-
gún castigo. Dios le maltrata hasta de-
lidad a partir de esta mirada escrutado- jarlo solo en un estercolero y lleno de
ra del Espíritu que nos ha sido dado. En enfermedades. Job grita justicia y cita a
este apartado intentaremos insinuar al- Dios en el tribunal. Dios responde con
gún sentido la experiencia del mal. un poema a la creación de una intensa
Todos tenemos la experiencia de que belleza (Job 38-40,2). Dios responde sin
el fracaso de nuestras expectativas nos responder, haciéndole caer en la cuenta
ha llevado mucho más allá de lo espe- de que hay cosas que superan a la men-
rado. te humana y que si Job no sabe, Dios sí
El aguijón de Dios nos obliga a po- sabe. A Job no le queda más salida que
nernos de pie, a retomar conciencia de callar y «poner la mano sobre la boca»
lo que queremos de verdad. Nos obliga (Job 40,4). Y con la evidencia que Dios
a estirarnos y dar un salto cualitativo sin sabe, se deja inundar de tal fuerte con-
12
fianza que recupera salud, tierra, casa, solver. Este infierno subconsciente está
hijos, mujeres, bueyes y asnos... (Job tan bien tapado que ni siquiera nos da-
42,10-16). mos cuenta de su extensión, sino porque
San Ignacio nos pone ante el provoca en la superficie unas reacciones
Crucificado [EE 53]. Como Tomás, no que nos sorprenden por incongruentes o
hay que retroceder ante los efectos del desproporcionadas.
mal y hay que atreverse a meter nues- No sirve de nada corregir las reac-
tros dedos en las llagas. Tal es la expe- ciones superficiales. Limitarse a lo su-
riencia que hizo Jesús hasta el extremo: perficial es una manera de engañarse
tomar conciencia de la realidad. Jesús a sí mismo, con el peligro de presentar
asumió el mal. Hoy y siempre, Dios lo ante los demás algo que está en contra-
asume. Dios está dentro del mal. Él sa- dicción con lo que se vive. Esta situa-
be que el mal es la grieta por donde se ción, a largo plazo, puede provocar una
cuela su Espíritu. ruptura de la cohesión psíquica y acabar
En definitiva, no hay respuesta al en depresión.
problema del mal. Como Job, nos po- Hay también que descartar el falso
nemos la mano sobre la boca o como respeto que impide admitir que, en rea-
María, la madre de Jesús, que no enten- lidad, como todo ser humano, somos
día, pero guardaba todo en el corazón «pobres pecadores», tal como lo reza-
(Lc 2,19 y 51). Nuestra razón no alcan- mos en el Ave María [Cf. EE 58-60].
za la respuesta. Pero podemos encontrar Hemos de tomar conciencia de haber
un sentido que irá en aumento hasta que, dañado muchas veces a nuestros her-
como una música callada, acabará por manos, pero precisamente por esto po-
sumergir toda la realidad. demos vivir un humilde y casi infinito
sentimiento de gratitud tanto a Dios co-
mo al hermano: ¿Yo? Pues ¡Sí! Cómo
2.2. La acción del mal en mí soy, tal como soy, he sido escogido pa-
Después de las consideraciones genera- ra vivir, colmado de bienes, llamado a
les sobre el mal, volvemos al subjecto conocer, a re-conocer, a con-nacer con
que ahora tendrá que enfrentarse al pro- El-que-Es e irradiarlo y descubrirlo en
blema en el núcleo más profundo de su todo lo que me rodea.
persona. No se trata de detectar los pe- Todo lo que descubrimos sobre no-
cados concretos sino de alcanzar la con- sotros hay que acogerlo sin juicios de
ciencia de pecado. La tradición cristia- valor. Hay que atreverse a mirar lo que
na nos dice que tal toma de conciencia sale sin dejarse afectar. Es lo que es y
es un regalo de la revelación. hace parte de lo que soy. Todo está en
La psicología contemporánea ha las manos de Dios. La conciencia de ser
desvelado que la psique es el lugar don- pecador descarta el sentimiento de cul-
de se acumulan los bloqueos, la culpa- pa y el sentimiento de fracaso. Ambos
bilidad, las pulsiones reprimidas. Hay sólo refuerzan el círculo cerrado del ego
que destapar, dejar aflorar todo lo que que impide tanto la relación como el
ha sido reprimido o escondido sin re- fluir de la gracia. Se trata de llegar al
13
sentimiento del error, lo cual nos ayuda mundo, absolutamente única, irrepeti-
a recuperar la objetividad y reajustar ble, original. Este «Rostro de Cristo»
nuestro hacer. que soy es eminentemente dinámico, se
La consciencia del pecado hay que recrea sin cesar. Toda mi vida terrestre
insertarla en dos lugares nucleares: en la es su construcción. Mi libre-escoger y
alianza entre Dios y su criatura y en el mi libre-hacer le dan sus rasgos origi-
dinamismo de nuestras actuaciones y nales. Tengo capacidad para intuir esta
decisiones. continua relación amorosa que me da
el estar, el hacer y el ser (Hechos 17,28).
a) Hay que tomar conciencia de la
Lo que soy está en continua relación
alianza ontológica entre el Creador y su
creadora con el universo. Se trata de
criatura, entre el Manifestante y su ma-
una relación recíproca. Todo mi hacer y
nifestación. No son ni mis dones, ni mis
mi ser provoca ondas de propagación
luchas para ser mejor lo que me hace
amable a los ojos de Dios, porque todo que refuerzan o neutralizan lo que me
eso no soy yo. Me ayuda a vivir, a rela- viene del exterior. Soy como una nota
cionarme, pero no soy yo. Mis limita- de la sinfonía de la Creación que sostie-
ciones y mis fallos no es lo que me ha- ne el Cosmos y, a la vez, está sostenida
cen repulsivo a los ojos de Dios. Hay por él.
que descubrirlos como un reto continuo La cuestión es entonces: ¿Cuál es la
para superarme e ir adelante. Lo que tarea que me hará llegar a la plenitud de
Dios ama es lo que soy y no el bien o el mi ser o «salvar mi ánima» [EE 23]? No
mal que hay en mí. Este Amor no sabe hay otra vía que indagar en lo que soy,
ni de castigo, ni de recompensa. Sólo lo que soy como camino hacia el des-
ama, sin condiciones. Nada ni nadie velamiento de El-que-Es. Si soy progre-
nunca podrá alterar este Amor personal, siva y original manifestación suya, es
creador y recreador que me tiene mi pecado todo aquello que oculta, defor-
Dios. Este Amor es el fundamento de lo ma, adultera o frena lo que soy:
que soy (Cf. Rm 8,31-39). Así lo vemos – Atribuirme el ser, el hacer, los ta-
con los trabajadores de la última hora lentos o las obras, oculta al Manifes-
(Mt 20,1-15) o con el hijo pródigo (Lc tante.
15,11-21).
– Enfocar la atención, el interés, toda
b) Por lo que respecta a mi libre-ha- la red de mis actuaciones sobre mí
cer, hay que ponerlo en relación con la mismo deforma o adultera la mani-
conciencia de las promesas de Dios y la festación y pierde su sentido porque
tensión para hacerlas entrar en mi reali- existo en función del otro.
dad. ¿Qué soy o quién soy? Retomamos
– La ignorancia, el estrés de una vida
aquí el misterio de la relación de la
desordenada, el dejarse arrastrar, la
«criatura con su Creador y Señor» tal
diversión… frenan la manifestación.
como lo menciona san Ignacio en las
Anotaciones [EE 15]. Somos imagen de La conciencia del pecado es ya ilu-
Dios, una manifestación de Dios para el minación. Esta conciencia no nos sepa-
14
ra sino que nos une a Dios. Lo cierto es re en el precioso coloquio del primer
que mirando en nuestra experiencia del ejercicio [EE 53]. El pecado no daña a
pasado, fue la conciencia del pecado lo Dios, sino a nosotros mismos. Dios, en
que de repente iluminó la gratuidad del su amor, lo asume y salva. Más que pe-
amor de Dios. Pablo dice: «En esto co- dir perdón, tenemos que dar infinita-
nocimos el Amor de Dios, que siendo mente gracias. Cuanto más grande es el
pecadores, Cristo murió por nosotros» pecado, mayor es el agradecimiento. El
(Rm 5,8). Conviene que el ejercitante pecado es sobre todo ignorancia. «Pa-
pueda imaginarse frente a Cristo Jesús dre, perdónales porque no saben lo que
en la cruz, expresión suprema del amor hacen» (Lc 23,34). En la luz de Dios es
y del perdón, tal como Ignacio lo sugie- imposible de pecar.

15
3. SEGUNDA SEMANA

La Segunda Semana se centra en la contemplación e identificación con


el camino seguido por Jesús hasta el don incondicional de sí mismo:
«Esto es mi vida entregada por vosotros». Se trata de llegar a escuchar
cómo nos invita: «Haced lo mismo que yo he hecho».

El único camino para «salvar el ánima» vera» (Kakuan, s. XII). Así trabaja el
es la salida de sí hacia el otro. Esto va- Espíritu en todo ser humano. Es así co-
le para todos los tiempos y no es exclu- mo el Manifestante se hace manifesta-
sivo del cristianismo. En el islam, por ción. No es un llamamiento a un estado,
ejemplo, se trata del segundo grado del ni a una forma extraña de vida sino que
sufismo, que se define como tariqa: «lo forma parte de la pedagogía divina de la
tuyo es tuyo, lo mío es tuyo» o la prác- Creación para todos los seres. Todos lle-
tica del Ithar: preferir los otros a sí mis- garán, antes o después, con muchos y
mo. En el budismo, después de la expe- dolorosos extravíos o en vía recta de la
riencia del vacío, se desemboca en la absoluta gratuidad. Un día despertare-
compasión, como el volver a la plaza del mos libres del egocentrismo, introduci-
mercado: «Vuelves sin nada, ya sabes dos en la corriente inefable de un Dios
que nada te pertenece. Vuelves dándolo que se da. Este despertar nos pide una
todo, eternamente feliz y sin necesidad actitud de escucha, clara, creativa, libre,
de magia, adonde pisas, nace la prima- responsable.
16
3.1. Sentido de la oblación en como en el Tercer grado de Humildad
la meditación del Rey Eternal [EE 167]. Con el tiempo he ido descu-
[EE, 91-97] briendo que lo que pretende Ignacio con
Ignacio nos despierta con la Llamada esta oblación tan radical es provocar una
del Rey Eternal. Es un primer paso a dar liberación del miedo que despeje el ca-
la vida que invita a tomar parte en la mino para no distorsionar la relación
construcción de la Realidad con una con el Maestro y dedicarse al Reino.
cooperación amorosa. Esta cooperación En mi experiencia de acompañar los
amorosa supone que el ejercitante tiene EE he descubierto hasta qué punto pue-
que dejar en el Otro el reino que se pre- de paralizar el potente condicionamien-
paraba a construir con todo su corazón. to del temor. En su vida, Ignacio no es-
Es costoso. El proyecto de Dios es más conde la importancia que tuvo para él
grande que el nuestro, nos desborda. el honor y las vanidades del mundo [Aut
Sólo Él sabe. La llamada del Rey nos in- 1], y la ruda experiencia de humillación
vita a dejar nuestros planes para entrar y de pobreza que tuvo que sufrir en 1516
con confianza y fiarse de una realidad con la quiebra de su familia de adopción
mucho más amplia: el plan de Dios. en Arévalo, al caer en desgracia Juan
Jesús lo llama el Reino. Muchas pará- Velásquez de Cuéllar como ministro de
finanzas del Rey. San Ignacio tuvo mie-
bolas lo mencionan pero nunca nos di-
do tanto a la pobreza como al desprecio
cen qué es. Se trata de firmar un cheque
porque los había experimentado. Du-
en blanco.
rante su convalecencia en Loyola, la
La experiencia del Absoluto en contemplación de Jesús en la vida de los
Ignacio, más allá de sus imágenes y de santos le hizo cambiar. Pudo hacer fren-
sus conceptos, fue conducida por el te a sus miedos y pidió lo que temía: vi-
Maestro [Aut 27 4]. Para él, el camino vir en pobreza y padecer menosprecios.
fue Jesús. Andar con él supone ir a dón- Se trata de algo semejante a lo que leyó
de él, hasta el final. En la Oblación del en la Vida de los Santos a propósito de
final de la meditación [EE 98] se ofrece Francisco de Asís: su beso a un leproso
una última prueba. Nos podemos pre- fue el origen de su conversión. Ambos
guntar cómo un texto de tal fuerza ha rompieron la cadena del temor que les
podido situarse al principio de esta impedía el paso del fluir de Dios. A mi
Semana, cuando el ejercitante es aún un entender, esto es lo que explica la im-
principiante. Durante mucho tiempo portancia de esta oblación al principio
pensé que el agere contra de las de esta Semana. Es importante que el
Anotaciones [EE 16] o «más aún ha- ejercitante tome conciencia de sus mie-
ciendo contra...» de esta oblación [EE dos y redacte una oblación personaliza-
97] era para tener dominio de sí mismo da que le permita hacer frente a estos
y vencer las propias necesidades. Des- «globos» que son sus miedos y pin-
pués, contemplando en Jesús el dolor charlos. Le costará tiempo y esfuerzo,
del mundo, creí que era para disponer- casi una muerte, pero saldrá libre, obje-
se a estar con él en un mundo sufriente, tivo, sin trabas.
17
3.2. ¿Quién es Jesús? su sombra como si fuera el guía, mas
no diminuyéndome la gracia de la
Antes de proseguir hay que hacerse dos
Santísima Trinidad, antes parecien-
preguntas: ¿Quién era Jesús para Igna-
do juntarme más con la su divina
cio y quién es para los que le buscan ac-
Majestad» [D 98, 3 de marzo 1544].
tualmente?
«Volviéndome a Jesús le decía:
3.2.1. ¿Quién era Jesús para Ignacio? Señor, ¿dónde voy? Siguiéndoos, mi
Señor, no me podré perder» [D 114,
Toda la vida de Ignacio está imantada 5 de marzo 1544].
por Jesús. En la Autobiografía se men-
ciona los momentos privilegiados que En definitiva, podemos decir que
tuvo de encuentro con él [Aut 29,41,44, Jesús era para Ignacio:
48,96 y 99]. Entre ellos destaca la Visión – El Compañero y Amigo incondi-
de la Storta [Aut 96], donde sintió cómo cional:
el Padre le ponía con el Hijo. También El que nunca falla (Lc 9,57-62
en el Diario hallamos unos pasajes de y Mt 8,18-22).
extraordinaria comunión de Ignacio con
Jesús: El que asume todo lo suyo (Rm
8,28).
«Intensidad en el imprimírseme el
nombre de Jesús» [D 68, 23 de fe- El que le ama hasta el extremo
brero 1544]. (Jn 13,1).
«Era en mí tanto amor, sentir o ver a El que da su vida por él (Lc
Jesús» [D 75, 24 de febrero 1544]. 22,14; Mc 14,17; 1Cor 11,23).
«Al decir Domine Jesu Christe, Fili – El Viviente (Rm 6,9-10; Ef 1,10).
Dei vivi etc., se me aparecía en espí- – El Señor, que le convida a partici-
ritu, viendo que primero había visto par en el Reino, implicando su cuer-
a Jesús, como dije, blanco, esto es, po, su creatividad, el corazón y la in-
la humanidad, y en este otro tiempo teligencia (Mateo 4,18-25).
sentía en mi alma de otro modo, es
– Jesús y él, conectados por el mis-
a saber, no así la humanidad sola,
mo Espíritu-Dios-Amor (Rm 5,5 y
mas ser todo mi Dios etc., con una
6,5; Juan 15,1-8).
nueva efusión de lágrimas y devo-
ción grande» [D 87, 27 de febrero]. – El Camino hacia: «Dios todo en to-
do» (1Cor 15,28).
«La tal devoción y amor todo se ter-
minaba en la Santísima Trinidad, no El prepósito general de los jesuitas
teniendo noticias o visiones distintas P. Adolfo Nicolás dijo durante su inter-
de las tres personas, mas simple vención en Barcelona el 12 de diciem-
advertencia o representación de la bre 2008: «Nos sentimos llamados a ser
Santísima Trinidad. Así mismo al- compañeros de Jesús como lo fue san
gunos ratos sentía lo mismo, termi- Ignacio». Esto quiere decir que nosotros
nando en Jesús, como hallándome a deseamos ser movidos por el Espíritu de
18
Jesús: por su manera de ser, su talante, sentimiento de perderse en una dis-
sus valores, sus preferencias. ponibilidad incondicional, junto con
sentimientos de agradecimiento, de
3.2.2. ¿Quién es Jesús para nuestros humildad y de ternura. Mucha gen-
contemporáneos? te, no sólo cristianos o creyentes, vi-
ve esta experiencia.
La pregunta «¿Quién es Jesús?» vuelve
cada vez que intentamos ahondar en su ¿Qué queremos decir cuando habla-
vida. En realidad, no hay respuesta. No mos de Cristo? En verdad, se trata de un
hay respuesta, pero se puede aclarar si término que tiene muchos significados.
distinguimos dos planos: el de la razón Inicialmente significa «el ungido por el
y el la experiencia. La razón nos sirve Espíritu». Se utiliza para designar al
para un tipo de conocimiento, mientras hombre «ungido» Jesús de Nazaret.
que la experiencia va mucho más allá de Pero Pablo también habla de la comu-
lo que podamos entender. En ella pode- nidad como el Cuerpo de Cristo, y por
mos encontrar sentido, sin por ello «en- lo tanto se está refiriendo a una realidad
tender». de la que todos formamos parte (1Cor
6,15; Ef 4,4-16; Col 2,16). Cristo se uti-
– Con la razón: de Jesús sabemos liza también como sinónimo de Palabra,
poco. Él decía de sí mismo que era como Manifestación del que está más
el Hijo del hombre. Lo vemos como allá de todos los nombres y de todos los
verdadero hombre, compartiendo conceptos. Todo es manifestación de
todos los aspectos de la condición Dios para los que saben contemplar.
humana. Aunque el ser humano es Todo el cosmos es manifestación, es el
muy misterioso, sabemos algo de lo Cristo total. Nosotros mismos, sin ser
que pudo ser capaz Jesús porque Jesús de Nazaret, somos «manifestacio-
también nosotros somos humanos. nes», es decir, entramos dentro de la rea-
Pero lo que es Dios no lo podemos lidad de Cristo.
saber. El IV Concilio ecuménico de
El recuerdo de los discípulos sobre
Letrán (1215) definió que «de Dios Jesús era casi un éxtasis en el que revi-
nunca diremos nada tan semejante a vían lo que vislumbraron al haber esta-
él que no tenga una desemejanza do en contacto con él. Dios en él era
mucho mayor», y Tomás de Aquino transparente, resplandeciente. Jesús era
también dijo: «No hay palabras hu- una manifestación evidente y con el
manas para hablar de Dios». Que tiempo fructificó la idea restringida de
Jesús sea Dios lo podemos decir, pe- que sólo él era la manifestación de Dios.
ro, en realidad, no sabemos lo que Hoy tendemos a creer que Dios tiene in-
significa. finitas maneras de manifestarse. Tam-
– La experiencia de Dios: tal expe- bién como Palabra. Cristo es dicho en
riencia se vive como plenitud, como Jesús de Nazaret, pero también es dicho
ruptura del ego y como comunión en toda persona o situación que nos abre
con el universo y con la Trascenden- a la inmensidad del Dios inefable. Esto
cia. Todo ello va acompañado de un todavía puede desconcertarnos, pero tal
19
ha sido la experiencia de todos los mís- a Dios manifestado en Jesús y, sin que-
ticos y la experiencia a la que tratan de darnos anclados en el pasado, ver la ac-
abrirnos los EE: a un Dios todo en todo. tualidad de Dios manifestado en el mun-
Durante esta Semana puede ser ade- do y en mí.
cuado ponerse al día sobre lo que la in-
vestigación contemporánea dice sobre 3.3.1. Diversos accesos al misterio de
el Jesús histórico. Se pueden proponer la Encarnación
autores como José Antonio Pagola, Al-
Encarnación significa literalmente:
bert Nolan o Enrique Martínez Lozano.
«hacerse carne». Se puede ampliar el
También se pueden leer algunos ensa-
sentido: «hacerse palpable», «poder ser
yos donde sitúan a Jesús en el contexto
experimentado por los sentidos». En
de las demás tradiciones religiosas.
este sentido, todo el universo es encar-
nación. Es la manifestación del Mani-
3.3. Cómo orar con el Evangelio festante, como la Palabra. Así mismo,
Emmanuel («Dios en medio de noso-
La petición que san Ignacio propone pa- tros») puede entenderse como que cada
ra todas las contemplaciones de la Se- ser es una individualización particular y
gunda Semana es: «Demandar conoci- dinámica de la Totalidad. El núcleo pro-
miento interno del Señor, que por mí se fundo de cada cosa es el Ser del que ma-
ha hecho hombre, para que más le ame na el ser y el existir. En El no hay dua-
y le siga» [EE 104]. El conocimiento de lidad. Todo está conectado, como pozos
su humanidad, los rasgos de su perso- en una misma capa freática. Pablo dice:
nalidad, de su actuar, de su hablar, es un «En Él vivimos, somos y existimos»
encuentro en la fe y en el amor con Él (Hch 17,28), refiriéndose a todos los se-
como compañeros, viviendo del mismo res humanos, sin exclusión. Padre e hi-
Espíritu, como los sarmientos viven de jo son palabras humanas, son metáforas
la misma savia de la vid (Jn 15,1-8). para expresar una profunda experiencia
No se trata de acercarse a los textos vivida por Jesús de su intimidad con
evangélicos con espíritu científico y Dios. Jesús utilizaba las palabras y los
descartarlos por ser poco fiables histó- contenidos propios de su condición hu-
ricamente. Hay que acogerlos como vías mana y de su medio sociocultural.
para acercarse al Misterio, a la Verdad Recurriendo a las mismas fuentes de
que no alcanza la razón humana. El Ine- los Evangelios, constatamos que hay di-
fable se expresa a través de fábulas, po- versos modos de abordar este misterio.
emas, mitos. Una película, aun cuando
Lucas y Juan, en concreto, lo relatan con
narra hechos ficticios, puede conmover-
dos géneros totalmente diversos. Am-
nos hasta lo más profundo y acercarnos
bos textos son unos de los más bellos de
a lo Real más que un documental histó-
la Escritura.
rico. Con esta actitud hay que orar todos
los pasajes de la vida de Jesús, tanto en a) La Anunciación a María (Lc 1,26-
esta Segunda Semana como en las de- 38). Este relato, en su sencillez, dice
más. La contemplación nos ayuda a ver mucho más que lo que dice. Hay que
20
acercarse a él humildemente, con el co- transforma. Suplicar, el corazón de ro-
razón de rodillas, sabiendo que el mis- dillas, este «conocimiento» (ver también
terio de Dios no tiene ni palabra ni ima- Oseas 2,20).
gen humana para decirse. Leer el texto A lo largo de la historia de la Iglesia,
primero sin hacerse preguntas. Dejarse ha habido diversas profundizaciones en
invadir por el Espíritu para después en- este misterio. Tal vez el más audaz ha-
trar en un entendimiento no literal y de- ya sido el Maestro Eckhart:
jar que mane lo escondido del misterio
detrás de las palabras humanas. «El Padre engendra sin cesar a su
Hijo y me engendra en calidad de hi-
b) Prólogo de Juan (Jn 1,1-16). Es- jo, como el mismo Hijo. Y no sola-
tamos ante otro tipo de texto, grandio- mente me engendra en tanto que su
so, solemne, con una grandiosidad que hijo, sino que me engendra en tanto
aterriza en: «lo que hemos visto, oído, que Él mismo y Él se engendra en
tocado del Verbo de Vida […], lo con- tanto que yo mismo, me engendra en
tamos para que vuestro gozo sea pleno». tanto que su propia esencia, en tan-
Verbo, Palabra son una manera de reve- to que su propia naturaleza.»
lar lo oculto, manifestar lo escondido.
«En el principio era el Verbo». Podemos No estamos lejos de lo que el mismo
preguntarnos qué sentía Jesús de esta san Ignacio sugiere casi imperceptible-
unión inefable con el Padre, qué dice de mente: «Pidiendo según que en sí uno
lo que experimenta. Y nosotros, callar, sintiere, para seguir e imitar a nuestro
abrirnos a lo que se «ve» cuando se cie- Señor, así nuevamente encarnado» [EE
rra los ojos… Adorar, no con la inteli- 109]. Se trata de prolongar, de extender
gencia sino con el sentido del corazón esta encarnación continuada.
que intuye y acierta sin tener palabras
para expresarlo. 3.3.2. La vida oculta en Nazaret
c) San Ignacio propone su propia y bautismo en el Jordán
composición del Misterio de la Encar- A partir de las pautas dadas en la con-
nación: «Hagamos redención del género templación de la encarnación, el ejer-
humano» [EE 101-109]. En una bellísi- citante ha empezado a comprender
ma imagen, Ignacio nos propone imagi- que contemplar la vida de Cristo es con-
nar cómo la Trinidad se conmueve al ver templar la propia vida. A través de la in-
la desdicha de sus criaturas y decide sal- fancia de Jesús se pueden recuperar
varlos. Es otro enfoque para expresar el nuestras experiencias fundamentales.
Misterio. Nos propone un juego de ima- Seguimos pidiendo «conocer interna-
ginación: la contemplación. Despertar mente al Señor que por mí se ha hecho
los sentidos (ver, oír, tocar) y la afecti- hombre, para que más le ame y siga».
vidad para ayudarnos a intuir el Misterio Sabemos muy poco de la infancia de
y entrar en él. Conocer: en el sentido bí- Jesús pero podemos preguntarnos:
blico no es entender sino intuir hasta im- ¿Cómo se forjó su personalidad y los
plicarse, «alterarse» (alter, «otro») de criterios que aparecen en los Evan-
esa realidad distinta de la mía y que me gelios? Sabemos algo de su entorno ru-
21
ral, de la dominación romana, de la 3.4.1. La táctica del Maligno
mentalidad judía, de sus fiestas, duelos, [EE 140-142]
podemos imaginarnos participando de Ignacio imagina a Lucifer («luces bri-
las pandillas de niños de su aldea. ¿Có- llantes») como un jefe del estado mayor
mo se formó la imagen y semejanza de mandando por todas partes a sus secua-
Dios en este niño judío? A partir de es- ces. Su táctica es sencilla: hacer caer en
tas consideraciones, puedo descubrir la trampa del poseer, del prestigio y del
cómo mi vida está marcada por mi in- poder: más dinero, más fama, más po-
fancia. ¿Cómo me marcaron esas pri- der mandar. Y así encerrarme, aislarme
meras experiencias? Dios se sirvió de en la autosuficiencia ciega y sorda, tan-
todas ellas para formar mi personalidad.
to respecto del hermano como de Dios.
Antes de empezar la vida pública, Estoy dentro de este mundo, participo
Ignacio nos detiene y nos recuerda que continuamente de la ambivalencia de
no podemos olvidar sumergirnos en la sus valores. Hay que desenmascarar las
actualidad de Cristo. astucias de la propaganda. Hoy, en mí
¿dónde están las tentaciones del poseer,
3.4. Las Dos Banderas del prestigio y del poder? ¿Siento en el
[EE 136-147] fondo del ser la música interior de la
gratuidad del no-poseer, la armoniosa
La meditación de Dos Banderas y todo solidaridad de ser «uno de tantos» (Fil
el evangelio nos sitúan ante el mundo 2,7), la escucha humilde que abre el no-
que nos toca vivir. Estamos continua- poder? Se trata de llegar a descubrir que
mente en la obligación de discernir, pa- al no tener nada, lo tengo todo.
ra no dejarnos engañar. No hay manera
de salir de nuestro egocentrismo y de to-
3.4.2. La táctica del verdadero
dos los sufrimientos que nos ocasiona, Capitán [EE 143-146]
sin coste.
La petición propia de lo que «quiero En este mismo mundo que nos toca vi-
y deseo» para esta meditación se puede vir hay que descubrir el trabajo del
traducir así: pedir luz para distinguir en- Espíritu escondido en lo cotidiano, sal-
tre el camino que me lleva a la plenitud vando, saneando, construyendo, forman-
del ser y los callejones sin salida que nos do redes entre los hombres. Sólo mirar.
llevan a una deshumanización que pro- Se trata de percibir cómo en medio mis-
voca una inmensa frustración, una frus- mo de nuestra ambigüedad, el Espíritu
tración que se expresa en miles de eva- gime, a la vez de dolor y de gozo, por la
siones: diversión gratuita, destrozos, construcción del Cuerpo de Cristo (Rm
violencia, sadismo. Se trata de tomar 8,18-23). Intentar captar la coordina-
conciencia de que no estamos inmunes ción armoniosa de todas estas «mani-
a todo ello. Somos bombardeados por festaciones de Dios» que nos rodean.
todo tipo de contaminaciones, ya sea al Ignacio imagina a Cristo, nuestro
descubierto o de manera insidiosa. Sería sumo y verdadero capitán, escogiendo a
muy ingenuo pensar que estoy a salvo. muchas personas y enviándolas para
22
transformar la muerte en vida, para con- ñar con una entrega superficial. Así ima-
gregar a todos en la lucha por vivir y pa- gina el caso de tres hombres que acaban
ra hacer vivir. Para ello utiliza la táctica de recibir una herencia, que son buena
adversa a la de Lucifer. En lugar de en- gente y quieren estar en paz con Dios,
redar, liberar: así propone pobreza con- con la dificultad de sentir un enorme de-
tra riqueza, menosprecio contra presti- seo de disfrutar de la riqueza de la que
gio, humildad contra soberbia. disponen.
La meditación ignaciana de Dos – El primer hombre quiere quedarse
Banderas se ha de complementar con las en paz con Dios pero continúa afe-
Bienaventuranzas (Mt 5,1-11), donde rrado a la riqueza y ve obvio el dis-
vemos a Jesús sentado en «un lugar hu- frutarla. No busca ningún medio pa-
milde» con gente también humilde. Y le ra liberarse antes de la muerte.
escuchamos que dice: «Bienaventura-
dos los pobres, los desarmados, los vul- – El segundo pide que la voluntad de
nerables, los excluidos, los...». Miste- Dios sea que se quede con el bien.
riosa paradoja que lleva a Jesús a llamar Intenta manipular a Dios para poder
felices a todos los infelices de la tierra. llegar a la plenitud del ser, sin per-
¡Qué inmensa compasión ardía en su der la afección a sus bienes.
corazón! – El tercer hombre se pone en indi-
Saber mirar dónde están hoy día los ferencia: «tener o no tener» y busca
pobres, los vulnerables en el mundo, en lo que mejor le ayudará a llegar a la
el barrio, en casa. ¿Dónde estoy yo? plenitud de su ser. ¿Soy capaz de dis-
¿Dónde me sitúo? Dejarme conmover. cernir lo que me ata y lo que me dis-
Sólo se hace camino al andar y se en- torsiona la realidad? ¿Qué es lo que
tiende actuando: Francisco se desnuda realmente busco y quiero de verdad?
frente a la casa paterna, Ignacio cambia Todos los ejercicios nos llevan a un
su ropa con la de un mendigo, vive en cambio de fondo en nuestro vivir, nos
una cueva mendigando su pan... Todos llevará a pequeñas y grandes elecciones.
empiezan, con más o menos acierto, ca- Recordar que la clave de todas las re-
minan y poco a poco aciertan, sin que nuncias se encuentra en las Bienaventu-
por eso sepan a dónde van, sin por eso ranzas (Mt 5,1-11). El criterio y el fruto
alcanzar más perfección y virtud, sin son una inalterable plenitud de felicidad.
por eso tener otra seguridad que la En la cárcel de Salamanca dijo Ignacio:
muerte y la resurrección de Jesús. «No hay tantos grillos ni cadenas en
Preguntarse si tengo experiencia perso- Salamanca que no desee más por amor
nal de alguna de las bienaventuranzas. a Dios» [Aut 69,3].
Después de esta meditación, se pro-
sigue con la contemplación de los pasa-
3.5. Los tres binarios [EE 149-156]
jes de la vida pública de Jesús. No es to-
Camino de la elección, Ignacio quiere davía tiempo de elección concreto. Nos
conducirnos hacia un sí incondicional a hace falta todavía sumergirnos en el
Dios. No quiere que nos dejemos enga- Evangelio y sentir el mismo Espíritu
23
que impulsó a Jesús. San Ignacio pro- – Imitaros: de manera que el herma-
pone contemplar dieciséis pasajes [EE no se sienta tratado como Dios mis-
273-288] sin cerrar con ello las posibi- mo le trata.
lidades de aumentar o disminuir el nú-
Pedir lo que «quiero y deseo» y aquí
mero de contemplaciones. Todo ello
será identificarme de tal manera con
conduce al momento de la elección que
Cristo para que Él pueda, por mi medio,
está precedido por otra importante me-
dar vida y vida en abundancia (Jn
ditación o consideración ignaciana: los
10,10). Se trata de dejar que este fluir de
tres grados o maneras de humildad.
Dios pueda manifestarse sin obstáculos
en mi ser y en mi actuar de tal manera
3.6. Los tres grados de humildad que levante al hermano redescubriendo
[EE 165-167] su dignidad, sus ganas de vivir, su ca-
pacidad de entrega.
Se trata de la última meditación de la
Segunda Semana que precede directa-
3.6.1. Primera manera de humildad
mente a la elección. Dios es el Bien su- [EE 165]
premo y la suprema felicidad del que lo
recibe. Y Dios se da. Pero para que se La humildad es descentrarse de uno
dé, tiene que encontrar espacio en no- mismo para centrarse en el hermano. No
sotros. Para Ignacio, el hueco que per- soy yo quien tiene que abajarse porque
mite a Dios invadirnos tiene un cres- eso me deja todavía centrado sobre mí
cendo: mismo, sino que tengo que enaltecer el
otro.
– primero: pobreza contra riqueza,
El envío de la Segunda Persona a
– segundo: oprobio y menosprecio «hacer redención del género humano»
contra el honor mundano, se concreta en esta humildad, en esta
– tercero: humildad contra la sober- manera de hacer humanidad. Tal es el
bia. camino para ser simplemente humanos
en un mundo inhumano. «Así me baje y
Este abajamiento no es fruto de es-
fuerzos y conquistas sino de un amor me humille cuanto en mí sea posible»
entrañable y descendente que mide y para coincidir con la realidad y agrade-
pondera todo lo que podría alejar del cer. He nacido desnudo y todo lo he re-
Dios-Amor, ese Dios-Amor que se con- cibido. Tengo que vivir y hacer vivir
vierte en el «otro», el hermano. Así se porque Dios es Vida. Así, me compro-
pueden traducir las siguientes palabras: meto en este primer grado de humildad
a que no haya nada en mi actuar que dé
– Pecado mortal: el mal que condu- muerte a mis hermanos, ni muerte físi-
ce a la muerte física o psíquica del ca ni muerte psíquica. Que no haya na-
hermano. da, ni siquiera mi propia vida, que me
– Pecado venial: el mal que condu- impida ser fiel a este propósito: que el
ce a herir física o psíquicamente al don de la vida física y psíquica sea pa-
hermano. ra todos.
24
3.6.2. Segunda manera de humildad Dios que mana de nosotros mismos
[EE 166] hacia el otro. Y todo ello «por imitar
Dios no es solamente vida, es Amor. y parecer más a Cristo Nuestro
«Como Él nos ha amado así nosotros...» Señor», de manera que el hermano
(Jn 13,34-35). Dios es un Amor que sa- se sienta protagonista y valorado
na, libera, consuela, levanta y hace an- (prestigio), reconocidas sus riquezas
dar con la cabeza alta. El compromiso (poseer) y respetado su área de res-
en este grado consiste en que siempre ponsabilidad (poder). Es decir, tra-
que haya gente necesitada, proponerse tarlo como Dios mismo le trata.
que la vida no les humille sino que se
manifieste la esplendidez del Amor. Y
3.7. La elección
por nada del mundo, incluso si hiciese
tambalear nuestro bienestar y nuestra Estamos en el momento central y cru-
vida misma, dejar sin socorro el herma- cial de los EE. Es el momento en que,
no herido físicamente o psíquicamente. de una forma radical, el ejercitante
abandona su vida a Dios. Se trata de un
3.6.3. Tercera manera de humildad giro sin retorno, de hacer un acto de con-
[EE 167] fianza absoluta y de liberar todos los
Dios es la Vida y Dios es Amor. Esta miedos. Aunque los EE están concebi-
Vida y este Amor se han manifestado en dos para hacer elección de estado, en la
la entrega de Jesús hasta la muerte y la mayoría de los casos no es durante los
muerte de cruz. Jesús luchó tanto por la EE cuando se hacen las elecciones con-
vida, amó tanto, que se entregó, se hizo cretas, sino que ya se han hecho antes o
no-vida. En este tercer grado ya no se se harán después. En verdad, la elección
trata de una opción por los que luchan que está en juego es la elección por
por vivir y dar vida; tampoco es sólo la Dios, es decir, vivir a partir de este mo-
opción de estar con ellos por amor a mento con todo el ser vertido en Dios,
la vida, sino que es la opción de estar en la escucha y búsqueda de su volun-
como ellos de parte nuestra, en la no-vi- tad en cada momento, y no de la mía.
da que les aqueja haciéndonos uno de Conviene considerar tres cosas:
tantos, entrando en el mismo movi-
a) Toda mi vida ha sido una prepa-
miento de la encarnación. Todo ello no
ración para este momento. Los últimos
supone nada extraordinario sino que,
sencillamente, hay que: meses he tomado cada vez más cons-
ciencia de mi lugar en el tiempo, en el
– Descentrar nuestra atención, inte- espacio, relacionalmente, vitalmente.
rés, capacidad de sentir, de gozar o Soy un elemento imprescindible de un
de llorar de nuestro egocentrismo. Proyecto que me sobrepasa, formo par-
– Y en el mismo movimiento, cen- te de un todo, como la ola de un Mar sin
trar nuestra atención, interés, capa- medida. Disponerme con humildad,
cidad de amar hacia todo lo que nos agradecimiento, asombro y disponibili-
rodea. Hay que destapar este fluir de dad.
25
b) Soy lo que soy. Y eso que soy es c) Todo lo vivido, sin excepción al-
como Dios se hace Palabra en mí. Soy guna, forma parte de lo que soy. Acoger
Manifestación de Dios y soy llamado a lo vivido, tal o tal momento más deci-
ser cada vez más consciente, cada vez sivo, recordarlo, abrazarlo. Es el mo-
más yo, no como algo ya determinado mento de acoger incondicionalmente lo
de una vez por todas sino como algo que vivido. Disponerme con humildad, agra-
va tomando forma en cada momento y decimiento, asombro y disponibilidad.
circunstancia. Acoger lo que soy en mi La vía unitiva comienza a partir de
totalidad, hasta lo más profundo, hasta este momento. Como ya se ha dicho, la
lo más escondido. Disponerme con hu- elección es el nombre ignaciano de la
mildad, agradecimiento, asombro y dis- unión con Dios y de la unificación inte-
ponibilidad. rior.

26
4. TERCERA SEMANA

Con la decisión final de la elección ha tomado cuerpo y forma nuestra


«deliberada determinación» de vivir en el mismo Espíritu que movía a
Jesús. Nos queda ahora reconocerlo en todas las situaciones que se
nos presentarán.

No existen lugares ni situaciones huma- plicó en la predicación del Reino.


nas donde Dios esté ausente. Siempre Ahora, se sitúa en el corazón mismo del
está el Dios-vida, el Dios-amor creando, dolor del mundo, solidario hasta las úl-
saneando, amando, humanizando, deifi- timas consecuencias con los excluidos
cando. Dios asume la totalidad de nues- de la Tierra. Ciertamente no entendía.
tro estar en donde estamos, hasta si te- Pero no dudó sino que se entregó. Su
nemos culpa. Dios está en el centro Espíritu, vivo en nosotros, nos lleva, sin
mismo de nuestro vivir. Lo asume todo. que tengamos que pensarlo mucho, a la
Su amor no se queda nunca corto, es ina- misma entrega. Se trata del movimien-
gotable, incondicional. Humildemente, to mismo de la Encarnación: «Tanto
con el corazón de rodillas, nos adentra- amó Dios al mundo, que le entregó lo
remos en el camino oscuro de Jesús que más precioso que tiene un padre, su Úni-
le lleva a la cruz y a partir de allí, tam- co Hijo» (Jn 3,16). Hoy me toca a mi.
bién humildemente y con el corazón de Las contemplaciones de la Tercera
rodillas, nos adentramos en el dolor del Semana nos llevan a adentrarnos en esa
mundo. zona de oscuridad, con la certeza de que
Tras su experiencia en el Jordán, participamos en un movimiento que va
Jesús no se echó atrás sino que se im- más allá de lo que podemos entender.
27
Aunque parezca que nos vamos a perder, ga en nosotros, tanto en lo excepcional
a dejar de ser nosotros, a aniquilarnos, como en lo cotidiano, tanto en lo gran-
sabemos que Dios está allí, que Dios se de como en lo pequeño. En el acto ri-
da, inagotable e incondicionalmente. La tual, las ofrendas son el pan y el vino;
Pasión fue el núcleo del Evangelio pri- en la realidad, es mi propio ser; más que
mitivo, el corazón de la Eucaristía, el mi cuerpo y mi sangre, es mi vida, todo
Memorial por excelencia: «Esto es mi lo mío y lo de toda la comunidad. En el
Cuerpo entregado por vosotros». momento de la consagración, es la mis-
ma comunidad la que se transforma en
el Cuerpo místico de Cristo y es ella la
4.1. Algunas claves para que se entrega en la entrega de Cristo
las contamplaciones por la vida del mundo, la comunidad y
de los misterios de la pasión yo mismo. El concelebrar es renovar
4.1.1. Reclinado a los pies (Jn 13,1-15) «con determinada determinación» mi
voluntad de entrar en el movimiento de
Jesús sirve en libertad y sirve dignifi- Dios de darse y entregarse «para que
cando al hermano. Lo enaltece, lo glo- tengan vida y vida en abundancia» (Jn
rifica como Hermano. Cristo en mí ele- 10,10). Comulgando, doy el paso para
va al hermano. Me necesita a mí para que así sea. Y todo ello en comunión con
hacerlo. ¿Cómo dignifico yo a los que las comunidades parroquiales, de dere-
viven conmigo, a los de mi grupo, mi chas o de izquierdas, cerradas o abier-
trabajo, mi familia? ¿Cómo dignifico a tas; con el que preside, que es como no-
los que me apartan, a los que me expre- sotros, de condición humana, con sus
san desprecio, a los que quieren siem- límites y ambigüedades; en comunión
pre tener razón? Demandar lo que quie- con toda la Iglesia, con todos los cre-
ro y deseo; aquí será que el amor mismo yentes y los no creyentes, con o sin re-
de Dios, manifestado en Cristo, se ma- ligiones. Recomiendo aquí participar y
nifieste en mí para magnificar a mi her- «concelebrar» en las misas parroquiales
mano. «El Amor ha sido difundido en que se ofrecen en el propio barrio y que
vuestros corazones por el Espíritu que en el momento de comulgar, demos el
os ha sido dado» (Rm 5,5). paso: «Esto es mi vida entregada por
vosotros».
4.1.2. La Eucaristía (Lc 22,14-20)
La Eucaristía es rito y realidad. En la 4.1.3. El huerto (Lc 22,39-46)
consagración escuchamos: «Esto es mi Ver cómo en Jesús todas las seguridades
cuerpo entregado por vosotros, esta es humanas se derrumban. No queda ni
mi sangre derramada...». Luego Jesús pueblo, ni familia, no quedan amigos.
dice: «Haced esto». «Haced esto» no es La misión y los proyectos se anegan.
repetir un rito sino vivir la entrega. Se Queda la soledad y dentro de la soledad,
trata de contemplar y de participar de un el silencio de Dios. El futuro se ha ofus-
movimiento interior, el movimiento cado. La noche oscura es sólo fracaso.
mismo de la encarnación que se prolon- Callar y mirarle. Estar con Él.
28
4.1.4. Jesús en la cruz (Lc 23,33-46) da en la muerte de Cristo, en su sangre
Mirarle y dejarme mirar. Abrir los bra- derramada. Ella también muere. Al mis-
zos para dejar caer mis últimas defensas mo tiempo, llenarse de la silenciosa es-
y para acoger toda la realidad. Dejarme peranza de María en el silencio del
penetrar de una fuerza que no es mía. Sábado Santo, sin campanas, sólo el tri-
Dejarme penetrar por el Espíritu. Repe- nar de pájaros y el viento suave «que no
tir y reafirmar ante Él mi elección. sabes de dónde viene ni a dónde va...»
Releer lentamente la oblación del final (Jn 3,8), y con los prados repletos de flo-
de los EE: «Tomad, Señor, y recibid...». res. Despertar la «advertencia amoro-
sa», según decía san Juan de la Cruz.
Todo el enfoque existencial de María y
4.1.5. Sábado Santo de los discípulos cambia. Ya no siguen
Jesús muere. No es tiempo de huir ni de a Jesús, ya no van tras él, de sus dichos,
claudicar, sino de acompañar a María, de sus hechos. Cristo se revela vivo en
a Juan, a Magdalena, a Pedro, a tantos ellos mismos, en cada uno de los que los
amigos y amigas en su muda desolación. rodean, en la misma comunidad. Se tra-
Jesús era joven. Tenía en sus manos el ta de un Cristo incipiente que se va afir-
futuro del Reino. Sus amigos creían en mando poco a poco en ellos. Viven un
el Reino a través de Él; es más, creían lento aprendizaje para dejar que se re-
en Él como Reino. Habían visto el Ros- vele en ellos y, por medio de ellos, el
tro de Dios a través de su persona: en su Dios Vivo.
mirada, en sus gestos, en su palabra. Reflectir en mí mismo y percibir en
Creían en Él. Pero Jesús ha muerto. qué medida estas contemplaciones me
¿Dónde está? Experimentar el desgarro abren a la progresiva identificación del
y la ruptura que todo ello supuso. Jesús que tenía delante con la realidad
Con Jesús, ellos también mueren. del hermano. Jesús resucitado se me
Han perdido para siempre la vida de an- aparece a través del hermano. Tal es la
tes, tal como se expresa en la liturgia del nueva manifestación de Cristo que mue-
Bautismo: «Bautizados en la muerte de ve mi corazón y mi entendimiento y por
Cristo». María también ha sido bautiza- medio de mí sigue entregándose.

29
5. CUARTA SEMANA

La experiencia humilde, escondida y cotidiana de Dios que hacemos


hoy día en la realidad no es diferente de las experiencias de los após-
toles después de la resurrección. ¿En qué consistió esta experiencia?

Podemos distinguir dos tiempos: los diación de lo Inefable que les había cau-
cincuenta días hasta Pentecostés y el tivado en Jesús y vislumbraron el nú-
después. cleo profundo de su persona: la irradia-
ción de El-que-Es. Estos días fueron
determinantes. A partir de ese momento
5.1. Los primeros cincuenta días ya no pudieron retroceder. Se dio en
Hasta lo que conocemos como la ellos un salto cualitativo sin retorno.
Ascensión fue un periodo excepcional Si volvemos al Fundamento, recor-
de manifestación y de experiencia de la daremos que este salto sin retorno se ha-
Verdad en el sentido griego de aletheia, ce descubriendo las cosas como son. La
«desvelamiento». Después de la derro- percepción pasa de un nivel superficial
ta de la pasión y muerte del Maestro, se y egocéntrico a un nivel profundo, el del
desgarró para los discípulos un velo: el Ser. Hay lo que se ve, la apariencia, pe-
jardinero es Cristo; el que mira desde la ro tras ella se siente vibrar el ser donde
orilla a los pescadores es Cristo; el fo- Dios se manifiesta, el Cristo todo en to-
rastero que irrumpe en la casa y enseña do. Percibir esto es un proceso. Como
sus llagas es Cristo; el que asa el pesca- los discípulos, también dudamos: ¿Es el
do y les invita a comer es Cristo; el que Señor o no es Él? La apariencia es de-
camina hacia Emaús y les parte el pan masiado densa en todas las cosas y
es Cristo. En todas estas situaciones los acontecimientos y no sabemos si son o
discípulos descubrieron la misma irra- no manifestaciones de Dios.
30
5.2. Después El Espíritu se había desatado en él y él
amaba, como Dios ama, sin medida, sin
Los cuarenta primeros días pasaron y
cansarse, gratuitamente, sin condiciones.
hubo un después. «Se volvieron a Jeru-
salén con gran gozo» (Lc 24,4). En la De todo esto se trata en la Cuarta Se-
oscuridad y a la espera, diez días más mana: se intenta atraer al ejercitante por
tarde reciben otra forma de Presencia: medio de la contemplación de las apari-
la fuerza interna del Espíritu, una fuer- ciones y del último ejercicio, la Contem-
za secreta, humilde, cotidiana, inagota- plación para alcanzar amor, a esta dis-
ble. Ricos del Memorial, entregan su ponibilidad que deja el ser, el hacer y la
vida en la cotidianidad. Creció la comu- vida sólo como canal del Fluir de Dios.
nidad bajo el impulso del Espíritu, en
medio de la ambigüedad de nuestra con- 5.3. La contemplación para
dición humana, pero con el Memorial: alcanzar amor [EE 230-237]
el Cuerpo entregado por la vida del
Mundo. Cuerpo de la comunidad ecle- Nos acercamos con sumo respeto a lo
sial, la Nueva Humanidad, constituida que fue lo más íntimo de la vida de Ig-
por cada individuo, por creyentes y no nacio, a lo que fue el motor de su vida,
creyentes, bajo el mismo Espíritu, des- a lo que él quiere trasmitirnos como su
bordando cualquier estructura religiosa. don más preciado: hacernos partícipes
Ignacio también tuvo sus cincuenta de la compenetración con el Maestro
días en los que poco a poco tuvo que ir que le hizo para siempre «compañero de
aprendiendo a ver y a reconocer. Cuenta Jesús», viviendo del mismo Espíritu. El
cómo al bajar de Montserrat revistió Espíritu dado a Jesús, este mismo Espí-
de dignidad a un mendigo camino de ritu que me ha sido dado, este Espíritu
Manresa y cómo más tarde, al verlo creador que hace ser lo que existe. Vivir
maltratado por los guardias, lloró con el en su Presencia, y a partir de esta pre-
corazón inundado de ternura [Auto 18]. sencia oír cómo todas las cosas y los
El mendigo era el Amado. Tras la expe- acontecimientos cantan, cómo de todo
riencia del Cardoner, el después se ex- brota una luz de dentro que sólo se ve si
tendió durante treinta y cinco años más se ama. Nos pide tomar conciencia del
de su vida como una entrega creciente, Amor que ha sido difundido en nuestros
«hasta el extremo», a toda la gente que corazones por el Espíritu que nos ha si-
se le acercaba, a sus compañeros, a la do dado (Rm 5,5). No es el amor lo que
Iglesia, a la búsqueda de las prostitutas nos falta, lo que hace falta es realizarlo,
en las noches romanas (fundó la casa de hacerlo real.
acogida de Santa Marta), escribiendo Conviene aquí tomar el texto inte-
infatigablemente (nos quedan unas sie- gral de los EE y saber que esta contem-
te mil cartas suyas), en oración continua plación no se acaba con él sino que se
(cada hora hacía diez veces el examen nos ofrece para todos los días de nues-
de conciencia para percibir si algo en la tra vida y también para la eternidad.
música callada del corazón empezaba a Ignacio introduce dos notas aclara-
desafinar) y sus misas no se acababan. torias. La primera es que el amor se ha
31
de poner más en las obras que en las ten fielmente. ¿Cuál debió ser la ex-
palabras. Una vez más estamos ante el periencia de Ignacio para llegar a
realismo de Ignacio. La segunda es que sentir al Inefable desvelándose bajo
«el amor consiste en comunicación de las apariencias?
las dos partes, es a saber, en dar y comu- – El tercer punto subraya el carácter
nicar el amante al amado lo que tiene o laborioso de esta presencia: «consi-
de lo que tiene o puede, y así, por el con- derar cómo Dios trabaja y labora en
trario, el amado al amante; de manera todas las cosas por mí» [EE 236]. De
que si el uno tiene ciencia, dar al que no nuevo aparece la polaridad ignacia-
la tiene, si honores, si riquezas, y así el na: lo universal y lo radicalmente
otro» [231]. Se trata de llegar hasta un personal: «por mi» para que yo, a mi
punto en que no haya ni tuyo, ni mío, tal vez, entregue lo que sólo yo puedo
como lo expresaba Al-Hallaj en el siglo entregar como respuesta a lo que se
IX: «Entre Tú y yo se arrastra todavía un
me ofrece.
“soy yo” que me atormenta. ¡Arranca,
mediante tu “Soy Yo” mi “soy yo” de – El cuarto punto es: «Mirar cómo
entre nosotros dos!». todos los bienes y dones descienden
Pedir lo que quiero: Tomar concien- así como del sol descienden los ra-
cia de tanto bien recibido para que pue- yos, de la fuente de las aguas, etc.»
da «en todo amar y servir». Mi amor es [237]. Aquí se hace presente otra vez
respuesta de su amor; mi entrega, res- la experiencia mística de la no dua-
puesta de su entrega. lidad. La naturaleza de los rayos es
A continuación vienen los cuatro la misma que la del sol y las aguas
puntos propiamente dichos de la con- me indican la Fuente. Mirando en mí
templación. y a mi alrededor, descubro que todo
es manifestación del Manifestante,
– El primero trata de volver a hacer más allá de los accidentes superfi-
consciente al ejercitante de que su ciales. Sólo queda el Inefable mani-
entera existencia es don: por crea- festándose.
ción, redención y dones particulares
[EE 234]. «Alcanzar Amor» nos recuerda el tí-
– El segundo punto se adentra en la tulo de esta última contemplación. Pero
contemplación de la inmanencia ra- esto no es fruto de ningún voluntarismo.
dical y substancial de Dios en todas Sólo hay que quitar los obstáculos para
las cosas: «mirar cómo Dios habita dejar a la Fuente manifestarse por me-
en las criaturas: en los elementos dio de nosotros: «El amor ha sido di-
dando ser; en las plantas vegetando, fundido en vuestros sorazones por el
en los animales sensando, en los Espítirtu que os ha sido dado» (Rm 5,5).
hombres dando entender; y así en mí Quiero terminar con la última frase
dándome ser, animando, sensando, y del texto de los EE: «por estar en uno
haciéndome entender» [235]. Estos con el amor divino» [EE 370]. Así se al-
gerundios son extraordinarios y en canza la cima del carisma ignaciano: ver
muy pocas traducciones se transmi- a Dios en todo y todo en Dios.
32

Potrebbero piacerti anche