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Amy Gamet
Varada con el
SEAL
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que un Gracias y se prohíbe a todos los miembros el uso de este con fines
lucrativos.
¡A disfrutar de la lectura!
Sinopsis
El amor y el peligro chocan en una carretera de montaña nevada…
Capítulo Uno
—Tres minutos, Señorita Barrons.
—Vamos.
Capítulo Dos
Se necesitó una velocidad considerable para escalar Warsaw
Mountain con quince centímetros de nieve sin pisar, una velocidad que
amenazaba con superar la tracción de los neumáticos de Trevor Hawkins
en cada curva. Había otro conjunto de huellas en el camino, la única
señal de humanidad en este desierto, y se imaginó que fueron hechas por
un guardabosques o un camión del condado que inspeccionaba las
condiciones de la carretera antes de cerrar este tramo por la noche.
1
N. T.: Equipo de Operaciones de Compromiso y de Reconocimiento. La traducción del
acrónimo sería también Héroe.
Él iba a golpearla.
Hermosa.
O durante el mismo.
¡Fuego!
Humo.
Fuego.
Gasolina.
Capítulo Tres
Ponerse de pie fue como enderezar metal. Hawk se estremeció
cuando forzó a sus rodillas a sostener su peso de nuevo, dándose cuenta
de que debió haber sufrido una lesión en el accidente e instantáneamente
apartando el pensamiento a un lado.
Cuarenta y nueve.
Cuarenta y ocho.
Cuarenta y siete.
Entrecerró los ojos hacia la nieve que caía. Había algo más
adelante.
Un buzón de correo.
¿Qué había estado haciendo ella sola aquí, con un clima como este?
O bien había tomado una mala decisión conduciendo en estas
condiciones, o había estado tan desesperada como él para llegar a su
destino.
2
N. T.: Basic Underwater Demoliton/SEAL training, Entrenamiento de los SEAL
Demolición Básica Submarina.
Allí.
3
N. T.: Tipo de explosivo.
—Quiero vivir una vida de peligro. —En su cabeza, podía oír a sus
compañeros de equipo cantando a su lado—. No quiero ser Marine Recon.
Quiero quedarme hasta que termine el trabajo. —Ralph estaba a su lado,
el recuerdo de la voz de su amigo tan claro como el día para los oídos de
Hawk—. Quiero ser miembro del equipo SEAL. —Sus dientes empezaron
a castañetear, pero sabía que el camino a la cabaña no estaba muy lejos—
. Quiero nadar en el profundo mar azul. —Helados trozos de lluvia gélida
se mezclaban con la nieve, lanzándose contra su cara—. Quiero vivir una
vida de peligro. Toma tus aletas de natación y corre conmigo.
—Olivia Grayson.
Podía ver la cabaña que había más adelante, aunque la luz del día
empezaba a disminuir. Tenía que llegar hasta allí, tenía que llevarlos a
los dos para mantenerlos vivos. Obligó a su pierna a soportar el peso,
apretando los dientes en un gemido y empujándose hacia adelante.
La arrastró dentro.
Cada parte de su cuerpo estaba pidiendo alivio, pero tenía que ver
cuáles eran las heridas de ella, tenía que calentarla, tenía que ver si podía
hacer algo para ayudarla. Agachándose una vez más, la levantó y la llevó
al sofá, dejándola suavemente hasta que su rodilla cedió en señal de
protesta.
—Ay.
—Mmm hmm.
—¿Cómo te sientes?
—Fría.
—¿Eso es todo?
—Te la quité. Estaba mojada. Todo está bien. —La ayudó a ponerse
los calzoncillos largos, sin querer que se sintiera más vulnerable de lo
que ya lo hacía. Él tenía dos hermanas y no dudaría en golpear a
cualquier tipo que se aprovechara de una mujer. Sentado junto a sus
pies, tiró de las mantas y la ayudó a ponerse unos pantalones a juego.
Ella pensó que él estaba en su casa. Arqueó las cejas, sin saber si
debería corregirla y decidiendo que era más fácil dejarlo pasar. Buscó
algunos analgésicos en el baño y abrió el agua, pero no sucedió nada.
No era así como se suponía que debía ir este día. Su único consuelo
fue que ella parecía estar bien y que la tormenta de nieve que había
causado el accidente probablemente impediría que Steele abandonara
Warsaw Mountain esta noche, como decía la información. Según el
informe meteorológico que Hawk escuchó antes de salir de Denver, se
suponía que sería aún peor al este, que era donde Steele necesitaba dejar
el cargamento.
Capítulo Cuatro
Logan O’Malley estaba leyendo en la cama de su infancia, con los
pies colgando por el extremo como el gigante larguirucho que era. Su plan
para ir a la playa con el resto de la Fuerza H.E.R.O había acabado antes
incluso de que despegara, siendo Cowboy y Matteo los únicos en llegar a
Cabo San Lucas. Parecía que esos dos payasos eran los únicos que
hacían muchas cosas.
—Claro.
Logan frunció el ceño y sopló el aire, pero sabía que ella tenía razón.
Había visto la forma en que su compañero de trabajo en la Fuerza
H.E.R.O miraba a su hermana, y sabía exactamente lo que el bastardo
estaba pensando cuando lo hizo. Diablos, tenía escrito en la cara que
quería meterse en los pantalones de Charlotte, y probablemente ya lo
habría hecho si él y Logan no hubieran trabajado juntos.
Cowboy era un gran tipo para tener en los equipos, e incluso mejor
en la Fuerza H.E.R.O, pero estaba tan lejos de ser un tipo de fiar en lo
referente a las mujeres como cualquier hombre, acostándose con todas
las chicas guapas en un radio de veinticinco kilómetros, y todavía más
espacio que eso para las que estaban buenas. Se imaginó a Charlotte del
brazo de Cowboy, y cerró los ojos.
—¿No contesta?
—Warsaw, Colorado.
—¿Qué?
Jax gruñó.
—¿Qué significa?
—Posible.
—Entonces hazlo.
Solo lloró por un momento por las promesas de esos labios de coral,
porque sabía que sus hermanos de la Fuerza H.E.R.O eran más
importantes de lo que cualquier mujer podría ser.
Capítulo Cinco
Olía a miel y almizcle, el olor le rodeaba mientras él se acercaba a
su forma dormida. Hacía tanto frío, y él anhelaba su calor tanto como
anhelaba las curvas de su cuerpo amortiguando los planos duros del
suyo.
—Lo siento.
De cerca, sus rasgos brillaban con una belleza natural que removía
algo en lo profundo de su vientre. Movió su mano hasta el hombro y luego
hasta la cintura de ella, sintiendo la subida y caída de la silueta de la
mujer.
—Ven aquí —dijo, moviéndose para que ella pudiera girar su pecho
hacia él—. Te mantendré caliente.
Hizo lo que se le dijo, pero tan pronto como empezó a moverse ella
gritó de dolor.
—¿Qué pasa?
—Mmm hmm.
Sobre todo, lo que más necesitaba era un plan para hacer ambas
cosas, sin sacrificar una por la otra.
Capítulo Seis
Cowboy tomó un puñado de bocados de queso y eructó, sin dejar
de mirar el televisor.
—No.
—Entonces, dame un ¡Oh, sii! cuando digo que Brooke Barrons está
jodidamente buenísima, no una respuesta de mierda sobre las
implicaciones sociológicas de la belleza estereotipada.
—Quiero decir, mierda, mírala. Ese pelo. Esas tetas. Esa minúscula
pequeña cintura y piernas tan largas que podrían envolverte y exprimirte
hasta dejar inconsciente tu culo.
Cowboy se movió a por otra cerveza. Iba a sentirse como los restos
hinchados de un atropello por la mañana. Consideró qué decirle a
Matteo.
—¿Qué pasó?
—Te diré algo, Red, dime qué es lo que da brillo a tu plano pecho,
y te diré lo que quieres saber sobre Hawk.
—Sigue.
—¿Lo encontraron?
Capítulo Siete
Olivia fue consciente del dolor de cabeza mucho antes de abrir sus
ojos, el dolor palpitaba y parecía llenar toda su realidad. Cuando cambió
de posición, una ola de náuseas atravesó su estómago y entrecerró los
ojos para abrir una pequeña grieta.
Eso lo empeoró.
Vamos. Casa.
Nada.
—Sí.
sobre ella como pocos hombres en su vida. Medía fácilmente más de uno
noventa y cinco centímetros, tal vez más.
Ella tragó con fuerza contra su seca garganta, y luego se dio cuenta
con horror de que estaba a punto de llorar. Sus labios comenzaron a
temblar.
—¿No te acuerdas?
—No.
—Estoy bien.
Él frunció el ceño.
—¿Ventisca?
—Sí. Bastante mala. —Se puso de pie, caminando junto a ella hacia
un pasillo, y notó un tatuaje en el bíceps de él, un águila y un ancla.
Warsaw Mountain.
Ella abrió la boca para hablar, pero no salió nada. ¿Este hombre
era su enemigo o su amigo? Vio cómo los músculos de sus brazos se
flexionaban con cada movimiento de sus manos.
—No puedo recordar dónde vivo —dijo ella, su voz poco más que
un susurro. Él miró a los ojos de ella con su mirada tranquila y firme,
claramente esperando a que ella continuase. Respiró profundamente—.
No recuerdo si tengo un gato o un perro. No sé si vivo sola —bajó los
ojos—, o con otra persona. Lo primero que recuerdo es despertar esta
mañana. —Sintió que estaba empezando a desmoronarse. Su cara se
arrugó—. ¿Qué me está pasando? —Gritó. Sus manos temblaban y
respiraba con dificultad. Agarró el bol y vomitó, horrorizada de que él
estuviera allí viéndola vomitar.
—¡No está bien! Nada está bien. Todo está mal. ¿Quién eres tú, de
todos modos?
—Trevor Hawkins.
—Ya dijiste eso. Quiero decir, ¿quién eres? ¿Por qué me trajiste
aquí?
—Mentira.
—Las mujeres con las que me acuesto no tienen que ser drogadas,
Olivia. —Él cerró la distancia entre ellos.
Amnesia.
Capítulo Ocho
—¡Olivia! —Trevor golpeó la puerta del baño, cada músculo de su
cuerpo listo. Ella se había desmayado, estaba seguro de ello, y necesitaba
entrar rápido. Su mente imaginaba cada superficie dura en ese baño, el
duro golpe del hueso en la porcelana, y la sangre corriendo en la cara de
Olivia.
—Ayudándote.
—Te desmayaste.
—No.
—Sí, lo hiciste.
—Oh, por favor. Estoy perfectamente bien. —Giró sobre sus talones
y se inclinó dramáticamente a un lado.
—Suéltame.
Él se cruzó de brazos.
—Está bien.
—Oh, cariño —dijo—, ven aquí. —La alcanzó, pero ella se quedó
donde estaba, mirándole con cautela hasta que dejó caer los brazos—. No
voy a hacerte daño —Le dijo.
—Absolutamente no.
—¿Nunca?
—Nunca.
Capítulo Nueve
Jodido cielo.
—¿Qué demonios? —Desde este ángulo era obvio que había dos
coches en esta maraña, no solo uno. Miró en lo que quedaba de los
compartimentos de pasajeros de ambos vehículos.
Estaban vacíos.
Joder.
—¿No se lo dijiste?
—Pero la boda…
—De acuerdo. Dejaré una moto de nieve fuera del recinto para ti.
Mantenme informado, pero sé discreto.
Capítulo Diez
Mientras Olivia se bañaba, Hawk hizo inventario de la casa. Las
raquetas en la pared parecían ser reales y funcionales. Había esquís,
botas y bastones de montaña en el armario del dormitorio. Una variedad
de productos químicos caseros y alcohol que podría usarse para hacer
cócteles Molotow, así como algunos componentes explosivos básicos en
el garaje. También había una moto de nieve que funcionaba, pero tenía
tan poca gasolina que apenas la marcaba.
Tal vez fue porque ella se veía tan joven, y él se sentía muy protector
con ella después de lo que habían pasado juntos, pero no quería que se
enterara de que estaba comprometida antes de que pudiera siquiera
recordar dónde vivía.
Eso lo convirtió en uno de los buenos, sin importar lo negra que sintiera
su alma bajo la mirada interrogadora de ella.
Tal vez si me aferro a ella con fuerza, ella pueda volver a hacerme
bueno de nuevo.
—No es que vayamos a ningún lado pronto. —Ella lo rozó, los olores
de mujer, jabón y champú rodeándole en el pequeño espacio, y él cerró
los ojos. Podría perderse en ese olor si se lo permitiera—. Y yo tampoco
sabría adónde ir —dijo—. ¿Dónde vas cuando no sabes quién eres o
adónde perteneces?
—Trevor, gracias por todo lo que has hecho por mí —dijo ella,
devolviendo su atención al presente.
Ella bufó.
—No me ofende.
—Trevor, sólo quiero ver que dices la verdad, que llegué aquí por
un accidente de coche.
—Supongo que es una pena, Olivia. —Se pasó la mano por el pelo—
. Escucha, necesito salir a buscar gasolina.
—¿Qué? ¿Dónde?
—Tengo que hacerlo. Tengo cosas que debo hacer y parece que te
sientes mejor.
Sólo un beso.
Fue una mala idea. La peor idea que había tenido en su vida, e
incluso cuando actuó en consecuencia, supo que era algo incorrecto.
Esta mujer estaba comprometida con otra persona y no lo recordaba. Se
echó hacia atrás justo antes de que sus labios conectaran, la cordura
reapareciendo en el último momento, pero ella levantó la mano y tiró de
él hacia abajo.
Sus labios eran llenos y suaves, y abiertos bajo los de él, una
invitación a algo más que no podía resistir. Su lengua se metió en la boca
de ella, y ella se apretó contra su cuerpo, su sonido de placer mezclándose
con el suyo.
Quería quedarse con ella. Ese era el problema. ¿Era tan fácilmente
desviable de la misión a la que se había dedicado? Sus manos se cayeron.
—Olivia…
—No hay nada que temer. Tendrás comida, ropa y refugio todo el
tiempo que lo necesites.
Ella lo miró a los ojos y él pudo ver que estaba a punto de llorar.
No tendré a nadie.
Ella estaba tratando de fingir que estaba de acuerdo con eso, podía
verlo en sus ojos y en la forma en la que ella encogía un hombro.
—Vale.
—Tal vez hoy no busque la gasolina. Tal vez corra por el camino
hacia la escena del accidente y vea si puedo encontrar mi chaqueta.
O una pistola.
—Gracias, Trevor.
Capítulo Once
Olivia miró fijamente por el cristal esmerilado de la ventana la
escena que se arremolinaba más allá. En algún lugar ahí fuera estaba su
vida, la gente que conocía y las cosas que le importaban. ¿Alguien se
había dado cuenta que ella estaba desaparecida? ¿Tenía familiares y
amigos preocupados por su paradero, o estaba tan sola en su vida
olvidada como en este limbo?
—Oh, Dios mío. Oh, Dios mío. —Canturreaba, sus ojos saltando de
la mesa al refrigerador, y al armario donde había encontrado el extintor
de incendios.
—Si conoces este lugar, será mejor que me lo digas ahora. —Se dijo
a sí misma—. No más de esta mierda de amnesia, Olivia.
Cerró los ojos con fuerza, queriendo que sus recuerdos volviesen a
su lugar, pero no llegó ninguno. Abrió los ojos. Si ella sabía lo que había
en un armario, tal vez sabía lo que había en otro. Su mirada se dirigió al
armario sobre el refrigerador, y exhaló un aliento tembloroso.
Varias cestas.
Hija de puta.
—¿Olivia?
—¿Qué?
—Ya no. —Cruzó los brazos sobre el pecho—. Pensé que te habías
ido.
Ella asintió.
memoria regresaba, él se habría ido más rápido de lo que ella podría decir
que corriera.
Capítulo Doce
Marco Acero cruzó un mocasín de cuero italiano sobre el otro y se
tiró de su puño francés.
—Semántica.
—Lo hice. Dijo que ella lo envió a casa el sábado por la noche
después del show. Le dijo que sus servicios no eran necesarios.
—Gilipolleces…
Capítulo Trece
Una hora más tarde, el polvo en la cabaña permanecía intacto
mientras Olivia buscaba recuerdos. Con Trevor fuera, era libre de
explorar sin que él sospechara que estaba familiarizada con la cabaña.
Cajón tras cajón, rebuscó entre la ropa y las posesiones genéricas, nada
que diera una pista sobre su dueño.
Todo.
Se tapó la boca.
—Yo iba a venir aquí. Tenía que conseguir algo… para encontrar
algo…
—Maldita sea, Olivia —dijo en voz alta—. ¿Qué buscabas, y por qué
era tan importante para que tuvieras que conducir a través de una
ventisca para encontrarlo?
Capítulo Catorce
Trevor se puso las raquetas de nieve, agarró una pala que había
encontrado en el garaje y se fue por el camino de entrada. Estaba
nevando como si nunca fuera a parar, y se puso la capucha sobre su
cabeza mientras cojeaba a través de la nieve. Se tomó su tiempo,
cuidando su rodilla, probando para ver qué posiciones podía soportar
peso mientras su mente repetía su beso con Olivia en un bucle continuo
y tortuoso.
Genial.
Esta vez, estaba seguro de que era una moto de nieve, la subida y
caída del ronroneo del motor ahora fácilmente familiar. Había alguien
más en la montaña. Alguien con transporte y gasolina. Ojalá fuera un
vecino amable, pero no podía descartar la posibilidad de que fuera uno
de los hombres de Steele.
—No lo sé.
Él abrochó su parka y se puso las gafas sobre los ojos, luego salió
por la puerta sin decir una palabra más.
Capítulo Quince
Olivia no se había movido desde que Trevor se fue.
SEAL de la Marina.
Capitán de Corbeta.
Fuerza H.E.R.O.
¿Adónde iría ella si pudiera irse? Ahora que sabía a qué se dedicaba
él, se preguntaba si estaba en una misión. Sopló el aire ante la palabra
de intriga y misterio. Misión. ¿Alguien iba realmente de misiones?
En serio.
Una amante.
Capítulo Dieciséis
El atardecer coloreó el paisaje de púrpura y rosa mientras Trevor
seguía esquiando. El movimiento de su zancada campo a través fue más
suave con su rodilla que con las raquetas de nieve, y siguió las huellas
de la moto de nieve a la vez. Como temía, condujeron por la ladera de la
montaña hacia el complejo de Steele, dejando pocas dudas sobre el jefe
del otro hombre, si no sobre su identidad.
—¡Tú!
Hawk iba a matar a Steele, pero primero iba a matar a este tipo.
Gallant luchó para liberarse, pero Hawk lo arrojó contra la roca con
tanta fuerza que la cabeza de Gallant golpeó contra la piedra con un
asqueroso ruido sordo. Quedó aturdido durante medio segundo, luego se
recuperó y volvió a luchar. Hawk le dio un codazo en la barbilla y una vez
más forzó al hombre grande contra la roca.
—Adelante.
—Negativo.
Puerta de servicio.
Dormir en la cocina.
Johnson.
Una de las mujeres que Steele tenía debía haber logrado escapar.
Una ráfaga de viento helado soplaba entre los árboles y esperaba que la
mujer pudiera encontrar refugio. Sin ello, ella no sobreviviría lo suficiente
para encontrar la libertad o ser recapturada.
Capítulo Diecisiete
Trevor había estado fuera demasiado tiempo, y estaba casi oscuro
afuera. ¿Qué pasaría si no podía encontrar el camino de regreso sin el
humo de la chimenea para guiarlo? Olivia paseaba por la sala de estar,
preguntándose si debía o no ir tras él. Perderse en esta montaña no iba
a ayudar a nadie, y estaba muy segura de que ella no sabía esquiar.
en la cocina, pero estaba demasiado lejos. Una pala de metal que le había
llamado la atención en el garaje, también demasiado lejos.
Capítulo Dieciocho
Trevor giró la curva hacia el camino y la cabaña quedó a la vista.
Olivia había hecho lo que le había pedido, dejando que el fuego se apagara
para que no hubiera señales de su presencia, y sintió que sus hombros
se relajaban.
Manteniéndolos a salvo.
Y juntos a solas.
Tú y Johnson.
¡Johnson!
—Soy yo. —Ella continuó luchando contra él—. ¡Soy yo, Olivia!
—¿Trevor?
—Sí.
—¿Qué ventana?
Como Johnson.
Volvió a entrar.
—Oh, Dios. Soy tan idiota. —Dejó caer la cabeza—. Pensé que iba
a morir y que tú volverías y encontrarías mi cuerpo.
—No.
—Pensé que iba a morir, y me alegro tanto que estés aquí conmigo,
Trevor. Que no esté sola.
—Será mejor que no digas que no debemos hacer esto —dijo ella,
presionando su cabeza contra la cabeza de él, su pecho contra su pecho—
. No tenemos que dormir juntos, Hawk. Sólo quédate conmigo por un
tiempo.
Esa era la palabra para ella. Voluptuosa, con curvas como las
feroces olas del océano que le rogaban que ajustara en su contra.
—Deberíamos parar.
—Dime que me detenga, Livy —dijo con voz ronca—. Dime que
quieres la vida que no recuerdas más de lo que me deseas, o no podré
evitar follarte.
—No me importa…
—No te dije todo lo que sé. —Se pasó una mano por el pelo.
—¿Estoy comprometida?
Su cabeza se disparó.
Él frunció los labios. Debería dejarlo ir, pero su boca se abrió por
sí sola.
Se aclaró la garganta.
Ella asintió.
Capítulo Diecinueve
Trevor encendió una vela y bajó por una estrecha escalera hasta el
sótano, el olor mohoso haciendo que su nariz temblara. La caldera estaba
en el rincón más alejado, cerca del cuadro eléctrico y mientras se dirigía
hacia ella, una brillante etiqueta roja en el tubo de escape llamó su
atención.
¿Qué demonios?
Capítulo Veinte
Jax Andersson inclinó su estructura de metro noventa centímetros
y miró a través de un escáner de retina. Una puerta metálica se abrió a
un largo pasillo iluminado y entró con el pesado paso de su bota militar.
¿Lo hizo alguna vez? Él lo sabía mejor que nadie. Sabía que Trevor
Hawkins estaba sufriendo por la pérdida de su amigo años antes, pero la
muerte de Ralph había sido responsabilidad de Jax. Fue él quien hizo la
Jax se giró sobre sus talones, dando pasos deliberados hacia Trevor
Hawkins. Eran amigos. Hermanos de armas. Habían pasado más juntos
de lo que la mayoría de los hombres pasarían en su vida. Pero Jax era el
líder de la Fuerza H.E.R.O, y Hawk acababa de cruzar la única línea que
Jax no podía permitirle cruzar.
4
N. T.: Las agencias del alfabeto es una manera informal de referirse a todas las
agencias de protección que tiene el gobierno estadounidense: CIA, FBI, NCIS, DEA,
NSA, ATF...
—Él es la razón por la que os llamé a todos aquí —dijo Jax—. Hawk
está en Warsaw Mountain.
—Su teléfono móvil fue localizado por última vez a un poco más de
dieciocho kilómetros del complejo de Steele, pero no parece estar
transmitiendo actualmente —dijo Logan—. Eso significa una de varias
cosas. Fue destruido o la batería fue sacada con la esperanza de que no
pudiéramos rastrearlo, o que las comunicaciones móviles en esa área han
sido afectadas por la ventisca y la subsiguiente tormenta de hielo. Los
servicios públicos saben de varias torres caídas en los alrededores.
—No importa el por qué se detuvo la señal. Nos dice que está allí,
o que estuvo allí. No hace falta ser un científico para saber por qué. Del
mismo modo, no hay que tomar ninguna decisión sobre si vamos tras él
o no. Lo único que está indeciso es cuál debe ser nuestro curso de acción.
Detenerlo, si no es demasiado tarde para hacerlo... o ayudar en sus
esfuerzos para derribar a Steele. —Jax miró fijamente a Logan—. ¿Cómo
de fuerte es la información que tienes ahora mismo?
—Eso fue hace días —dijo Jax—. Steele no se quedaría con ellas ni
un minuto más de lo necesario.
—Estoy dentro.
Cowboy sonrió.
Jax no se divirtió.
—Ya es hora de que alguien vaya detrás de ese hijo de puta —dijo
Jax.
Capítulo Veintiuno
—¿Quieres hablar de ello? —preguntó Trevor.
—No hay nada de qué hablar —dijo—. No tengo ni idea de por qué
me desmayé. Probablemente es por la conmoción cerebral.
Su mandíbula cayó.
—Sí, lo estoy.
—De acuerdo.
pedido que se casara con él, y ella le había dicho que sí, sólo que ahora
era como si nunca hubiera ocurrido, como si el universo estuviera
ofreciéndole a ella una vida perfecta, o lo que había detrás de la puerta
número dos: un amargado SEAL de la Marina que vivía sólo para vengar
la muerte de su compañero de equipo.
Llamaron a la puerta.
—Lo siento.
—No me importa.
—Sí, lo sé.
Ella suspiró.
Pudo darse cuenta del momento en que ella despertó, sus laxos
músculos se tensaron con aprensión, pero ella no habló durante varios
minutos.
—Yo también.
Él besó su cálido cuello, la suave piel que olía como ella, y ella se
volvió para encontrar sus besos.
—Dime que no podemos hacer esto —le dijo—. Dime que quieres
que pare.
—No puedo.
Él dejó caer la cabeza y ella pasó sus dedos a través del pelo de él,
los bordes de sus uñas tocando su cuero cabelludo. Ella le besó la frente.
—Sí, pero tenemos que parar. —Ella bajó la pierna, sin mirarlo a
los ojos—. Lo siento —susurró ella—. Pensé que podríamos besarnos y
estar juntos. Pensé que podría ser suficiente.
—No hay mucho que pueda hacer al respecto ahora mismo. Sólo
hazme un favor y trata de controlarte. Y hagas lo que hagas, no muevas
el culo.
Capítulo Veintidós
Olivia yacía en el círculo de los brazos de Trevor, su cuerpo traidor
negándose a dormir. ¿Qué la había poseído para que lo besara cuando él
le acarició el cuello?
Lujuria.
Suspiró pesadamente.
Suspiró dramáticamente.
Capítulo Veintitrés
Olivia había estado caminando sobre cáscaras de huevo todo el día.
Trevor estaba de mal humor, y para empeorar las cosas, el clima parecía
empeorar en lugar de mejorar.
—Sí, pero no puedes salir al exterior para hacerlas, así que tal vez
deberías encontrar algo que hacer además de pasear por la sala y
enfurruñarte.
—Eso no es justo.
—Háblame de tu amigo.
—Pero tú dijiste…
—¿Una mujer?
—Oh.
—¿Qué le ha pasado?
Ella jadeó.
La miró malhumoradamente.
—Está bien.
—Bueno —dijo ella, sin creer que fuera a decir esto, aun cuando
las palabras se formaron en su lengua—, la cambié de nuevo cuando te
quedaste dormido. Lo juro, estuve despierta toda la noche.
Era un desafío.
labios, tan curvilíneos y llenos. Labios hechos para amar—. Para mí, no
hay ningún “antes” ni ningún “después”. Así que cuando dices que no
quieres que me arrepienta, ni siquiera puedo imaginarme cómo es eso. —
Ella le tocó el pecho—. Estamos en esta loca situación, y lo único que
quiero ahora mismo eres tú. Solo dime que no me mentirías. Dime que
nunca me ocultarías un secreto y que estemos juntos. Quiero hacerte el
amor esta noche, Trevor.
Capítulo Veinticuatro
Olivia miró la bolsa de ropa en la parte de atrás de la puerta como
si fuera radioactiva. Trevor había permanecido parado en el umbral
durante lo que parecían horas, el espacio entre ellos pesado y sólido,
antes de colocar finalmente la percha en el gancho y cerrar
silenciosamente la puerta de la habitación.
No tenía por qué haberle dicho lo del vestido. Sobre nada de eso.
Él podría haber mantenido la boca cerrada y ella habría caído de rodillas
frente a él. Pero se lo había dicho, llevándole el vestido como si fuera el
último dólar en el bolsillo de un pobre, y mientras ella se paraba frente a
la ventana, con el frío que irradiaba de sus cristales, lo odiaba por su
honestidad, por ese maldito sentido del honor que requería que él pusiera
las cosas en su lugar antes de que ella le arrancara la ropa de su cuerpo.
Llamaron a la puerta.
—¿Olivia?
—¿Sí?
Sus ojos se abrieron de par en par. ¿Podría ella hacer eso? ¿Hacerle
el amor a Trevor como si nada más importara, ni siquiera el hombre con
el que estaba comprometida para casarse? Estaba atada a él por una
promesa que no podía recordar haber hecho.
—Esto es una locura —susurró. Una cosa era hacer el amor con
Trevor cuando ella no tenía conocimiento de su vida, pero ella estaba aquí
de pie mirándose a sí misma con su vestido de novia, sabiendo que estaba
prometida a otro hombre, mientras consideraba amar a este de todos
modos.
—Estuvo mal.
Capítulo Veinticinco
Trevor estaba abrumado por la necesidad de poseerla. Hablarle
sobre el anillo y el vestido había sido lo más difícil que había hecho, pero
aquí estaba ella, eligiendo compartirse con él incluso después de saber la
verdad.
Él pasó sus manos por las piernas de ella hasta que descansó entre
ellas. Inhaló el olor de su sexo y supo que no había olido nada más
excitante. Se desabrochó el cinturón y abrió la cremallera, y al instante
se hizo más grande, más ansioso, más excitado.
¿Alguna vez una mujer había estado tan ansiosa por su toque?
¿Tan desesperada por estar tan cerca de él como él de ella?
Empezó a jadear.
Se retiró.
Un tatuaje.
Brooke.
Brooke Barrons. La estrella de cine. Olivia era tan sencilla, tan real,
tan naturalmente bonita, que nunca la asoció con la estrella exagerada.
Pero ahora el parecido era obvio y sorprendente. Todos los que estaban
—¿Livy?
—¿Hmm?
—No vas a creer esto, pero creo que eres una estrella de cine.
Capítulo Veintiséis
Logan O’Malley limpió la nieve de la estructura de acero retorcida
de la camioneta de Trevor y frunció el ceño.
teléfono móvil, ni siquiera vieron los coches. Habían tenido que cavar a
través de medio metro de nieve sólo para descubrir los restos, y otro
metro con el corazón en la garganta mientras trabajaban para descubrir
a su amigo.
Y la pobre Jessa…
—Así que ese es el refugio más cercano, pero, ¿cuáles son las
probabilidades de que lo haya encontrado?
—Así que estaba herido —dijo Jax—. ¿Qué hay del otro coche?
Cowboy asintió.
—Es posible.
Matteo asintió.
Capítulo Veintisiete
Olivia se despertó con la luz del sol calentando sus párpados y
estirándose lánguidamente sobre la cama, su pie chocó con el de Trevor.
Sonrió, se acurrucó a su lado y olió el aroma picante de su cuerpo… un
cuerpo que ella había llegado a conocer bien durante las últimas doce
horas.
Marco.
Su pene.
Trevor tenía una polla, pero Marco tenía un pene. Ella nunca había
encontrado el pene de Marco interesante o atractivo, pero había tomado
Todo volvía a ella como las olas inundando una playa, cubriendo
juguetes, sillas y toallas mientras la gente corría buscando seguridad.
Marco había sido tan útil, tan comprensivo, sabiendo que ella no
quería quedarse en la cabaña que heredó y mudándose con él, ni siquiera
insinuó que estuviera interesado románticamente hasta el día en que le
propuso matrimonio.
y sabía que sin duda él la miraría y sabría que algo estaba terrible,
terriblemente mal.
Pero, ¿por qué? ¿Qué pasó para que ella cambiara de opinión?
—Dios, no.
Él empujó más fuerte que antes y ella volvió a gritar, sus cuerpos
perfectamente sincronizados.
Si iban a ser honestos el uno con el otro, ella tenía que hacerle
saber que había recuperado una parte importante de su memoria. Marco.
El hombre con el que planeaba casarse.
—Quédate aquí.
Capítulo Veintiocho
Hawk tenía el cuchillo en la mano y miró por la ventana del lado de
la puerta, por debajo de la caja de cereales que usó para reparar el
agujero. Jax estaba en el porche, con Cowboy, Matteo y Logan detrás de
él. Cowboy inclinó su cabeza hacia la ventana y saludó a Hawk como si
fuera un niño pequeño.
—No le eches la culpa de esto a él. Esto es todo tuyo, Hawk. Desde
el momento en que escuchaste la primera información sobre Steele,
estabas empacando tus cosas, y la Fuerza H.E.R.O y mis órdenes que se
jodieran.
—Hago esto por la Fuerza H.E.R.O. Estoy haciendo esto por Ralph.
¿Recuerdas a Ralph, Jax? Un tipo alto de metro noventa y cinco…
—Uh, disculpadme.
—Danos un minuto.
—Si no te importa que te lo diga, aquí está más frío que la teta de
una bruja —dijo Cowboy—. ¿Tienes leña para el fuego?
—Dime por qué lo hiciste —dijo Trevor—. Dime por qué fue tan
importante para ti sentarte sobre tus talones y dejaste que Steele se
saliera con la suya asesinando a Ralph.
—¿Crees que eso es lo que quería? ¿Qué disfruté dejando que ese
cabrón caminara por la tierra después de lo que hizo? ¡Diablos, no!
Seguridad Nacional me dijo que diera un paso atrás. Estaban en medio
de una investigación activa y si interferíamos de alguna manera, los años
de trabajo para atrapar a Steele se irían por el desagüe.
—¿Qué ha cambiado?
—¿Por qué?
—¿Qué?
Jax tenía razón, esa era la peor parte. Metodología militar clásica.
La mente de Hawk se aceleró.
—Trato hecho.
Volvieron a entrar.
Matteo se rió.
Jax asintió.
Capítulo Veintinueve
Olivia se acurrucó contra el frío, escuchando la subida y bajada de
las voces de los hombres que había al final del pasillo. La de Trevor no
había tardado más de media hora en haber vuelto dentro, tiempo que ella
había pasado preocupándose por su reacción al regreso de su memoria.
—¿Quién?
—Mi prometido.
Él se enderezó.
—Oh.
—Ya veo.
—¿No lo ibas?
—¿Abusó de ti?
Ella todavía no quería saber exactamente qué quería decir con “ir
tras”, pero sonrió porque sabía lo que su apoyo significaba para él.
—Eso es genial.
Capítulo Treinta
Dejaron a Olivia en el helicóptero y subieron la montaña en quads
de tres hombres, cada uno de ellos equipados con gafas de visión
nocturna y el sistema de comunicación que necesitarían para el viaje. En
esto era en lo que la Fuerza H.E.R.O eran buenos, infiltrarse en el
territorio enemigo... y Hawk estaba agradecido de que la misión que
habría estado probando como una operación en solitario ahora tuviera
todas las capacidades del equipo.
Cowboy bajó por una columna de piedra, con los bolsillos llenos de
detonadores.
—¿Cómo lo sabes?
Hawk sonrió.
—No lo soy —dijo Jax—. Repito, ¿cómo sabes que ella es Brooke
Barrons?
—¿Significa?
5
N. T.: Helicóptero.
Infrarrojo.
Radar.
Secuencia de lanzamiento.
Periscopio.
Acosando, en efecto.
—¿Quién eres?
—¿Marco?
—¿Bella? —Preguntó.
Él sonrió.
La vergüenza la inundó.
—Oh, ¿no? Mira, esto es lo que estoy pensando. Marco quiere que
te encuentre, así que te encuentro, nosotros estamos bien. Pero si no
puedo encontrarte, todavía estoy en problemas, así que podría llevarle a
tu nuevo novio en su lugar.
—¿Qué?
—¿Marcos y Trevor?
Sus ojos no eran como los de Brooke, ahora que podía verlos de
cerca. Nadie sería tan guapa como Brooke, o tan perfecta. Había sido un
tonto al pensar que esta mujer podría cambiar eso, pero ahora necesitaba
correrse.
Abrió los ojos para mirarla. Se bombeó a sí mismo, más fuerte esta
vez. Quería follarle la boca, pero ella seguía haciéndolo mal y se estaba
enfadando, lo que le hizo querer hacerle daño.
¿Cómo pudo ella hacerle esto? ¿No sabía que él la amaba más de
lo que nadie jamás podría haberlo hecho? Se había ocupado de ella.
Dándole todo lo que siempre podría pedir y más.
Ella ya no era Brooke. Ella no era nadie, estaba allí solo para su
placer. Cuando estuvo satisfecho, le soltó el pelo y ella cayó al suelo como
una muñeca de trapo.
—Levántate —dijo.
La golpeó de nuevo.
Comenzó a relajarse.
6
N. T.: Nombre dado en el ejército a un objetivo localizado y confirmado.
vacía. Junto a ella, una sala de estar, también vacía. La tercera ventana
detuvo a Hawk en su camino.
—No, creo que está muy ocupado. —Hawk entrecerró los ojos al
cristal de la ventana, enfocándose en la malla de alambre que había visto
en su interior y siguiendo los alambres hasta una pequeña caja—. Esa
ventana está conectada a una alarma. Si disparamos desde aquí,
tendremos una oportunidad, y alertaremos a los tangos al mismo tiempo.
—Hecho.
—¿Olivia?
—Esa es. Está con un hombre considerablemente más alto que ella.
—Está comprometida con él. Tal vez ella quería estar aquí. Logan,
corta los aspersores.
7
N. T.: Telenovela Los Jóvenes y los Inquietos.
—Comprobando, espera…
—Lo tengo —dijo Logan—. Ella llegó en una moto de nieve con el
hombre alto.
—No tengo ni idea. Pero no podemos asumir que ella esté aquí por
propia voluntad. —Incluso cuando lo dijo, sabía lo que el resto del equipo
estaba pensando. Que era un tonto, pura y simplemente.
—A mis seis8. —Le dijo a Jax, y luego entró al cuarto oscuro por los
pies por delante.
Hawk aguzó los oídos para oír colgar el teléfono, y luego Steele
volvió a hablar. Hawk se acercó desesperado por una imagen.
8
N. T.: Termino militar para expresar justo detrás de mí, o a mi cola.
Steele continuó.
Maldición.
Gallant era un tonto. Él era mucho más alto que Olivia, ella no era
una especie de escudo. Hawk disparó una bala directamente a la cabeza
de Gallant, y el gigante cayó al suelo, arrastrando a Olivia con él. Ella
gritó histéricamente mientras se liberaba.
—¿Por qué? —preguntó Hawk—. ¿Él significa tanto para ti? ¿No
soportas ver sufrir al hombre que amas?
Ella bufó.
Él siguió caminando.
Él se dio la vuelta.
—¿Porque lo amas?
¡No!
Hawk se giró para verla parada justo donde había estado, mirando
a Steele y supo que estaba en estado de shock. Jax también lo sabía,
porque dijo:
Ella asintió.
—Jax, ¿has estado en contacto con Jessa desde que murió Ralph?
—preguntó Cowboy.
—No.
De ninguna manera.
Fue culpa de Jax. Todo ello. Sus decisiones habían hecho que
mataran a Ralph, y Jax comía, dormía y se bañaba con el peso de esa
responsabilidad todos los días.
Ella era una fogata... toda piernas largas y una risa fuerte que
dejaban en claro que Ralph era la luz de su vida. Ella simplemente
brillaba, de una manera que nunca había visto brillar a una mujer. Ella
era… fascinante.
—Hola, Jessa.
Ella dudó antes de dar un paso atrás para que él entrase. La sala
de estar estaba casi vacía, unas cuantas cajas abiertas esparcidas y la
alfombra enrollada, una escoba apoyada contra la pared.
—Sí.
—¿Por qué?
Enfadada.
Agitó la cabeza.
—Vete.
—¿Qué?
—Vete de mi casa.
Nunca la había oído jurar, nunca la había visto enojada con nadie,
y se preguntaba dónde estaba el bebé para que usara ese lenguaje sin
preocuparse.
Ella le odiaba.
—¡Solo vete!
—Tengo que saber que estás siendo honesto conmigo. Que este
equipo es tu primera prioridad.
—No es suficiente.
—Puedo.
—Estaré allí.
—¿Y Hawk?
—¿Sí?
—¿Perdóname?
—Eso es diferente.
—Bien.
—No.
Típico.
—Ven aquí.
Ella agitó la cabeza, las lágrimas viniendo más fuertes porque ella
quería ir a él más que nada.
—¿Por qué?
—¿No?
—Sí.
Si solo ella hubiera sido más fuerte. Capaz de pararse sobre sus
propios pies.
—Debería irme.
—Yo creo que lo es. —Dio un paso hacia ella, cerrando la distancia
entre ellos—. Escúchame. He estado obsesionado. Durante los últimos
dos años, pasé cada momento libre pensando en vengar la muerte de
Ralph. Estaba tan concentrado en lo que le habían hecho a él, en lo que
me habían hecho a mí, que dejé de preocuparme por nadie más o por
cualquier otra cosa. Entonces me topé con tu coche y todo cambió. Mis
armas habían desaparecido. Imágenes de satélite y mapas. Y tú estabas
allí, indefensa. ¿No lo ves? —Le preguntó—. Cuidar de ti me obligó a
aflojar mis planes para Steele. No podía hacer las dos cosas. Al principio
lo odiaba. Estaba resentido contigo. Y entonces empezó a gustarme.
Empezaste a gustarme, incluso más de lo que lo odiaba a él. —Tomó la
mano de ella entre las suyas—. Me salvaste, y me enamoré de ti. Me
enamoré de ti con todas mis fuerzas.
—Porque soy culpable. —Cerró los ojos con fuerza, y luego los abrió
rápidamente—. Y aunque te guste que dependa de ti, creo que ya es hora
de aprender a cuidar de mí misma. Si lo hubiera hecho hace años, nunca
habría terminado con Marco en primer lugar.
—Tal vez tengas miedo de que yo no piense que lo que hiciste fue
tan malo —dijo Bella.
Bella suspiró.
—Vamos. Pasa eso por aquí. —Tomó el cartón—. ¿Quién era el tío
bueno del funeral?
—Trevor Hawkins.
—Sí.
Olivia suspiró.
—Te dije que Marco era una mala compañía. Parece que Trevor le
hizo un favor al mundo. ¿Estás enamorada de él?
Bella se detuvo.
—¿Mis errores?
—¿Cuánto necesitas?
Olivia suspiró.
—No creo que te haya hecho ningún favor dándote dinero. —Cortó
el cheque y se lo dio a su hermana—. Aquí está la comida y el refugio.
Tienes que resolver el resto por ti misma.
Capítulo Cuarenta
Hawk había dormido durante dieciséis horas inmediatamente
después de regresar de la misión de la Fuerza H.E.R.O en Cartagena,
Colombia. Fue la primera buena noche que durmió desde que se acostó
junto a Olivia en la cabaña y la que mayor parte del tiempo había pasado
sin pensar en ella desde entonces.
Será mejor que te acostumbres. Vas a ver fotos de ella así por el resto
de tu vida.
Dinero.
Ignorar.
Ignorar.
9
N. T.: Pie Grande o Sasquatch es un supuesto animal de aspecto simiesco que
habitaría los bosques, principalmente en la región del noroeste del Pacífico en América
del Norte.
—Hola Carol.
—Sí, es verdad.
—¿Qué parte?
—Todo.
Mierda.
—¿Qué?
—Es hora punta, Trevor. Multiplica eso por tres. —Ella estaba
sonriendo tan ampliamente que su cara estaba empezando a dolor.
—Mmm hmm.
Cuando el timbre sonó dos horas más tarde, corrió hacia él y abrió
la puerta de par en par. Allí estaba él, de pie en la puerta de su casa, un
bronceado fresco en su piel, y una mirada hambrienta en sus ojos que la
hizo tirar de él hacia adentro y arrojarse hacia él.
—Ay.
—Sí.
—Lo estoy.
Él le tocó la cara.
—Gracias.
Fin
Staff
Traductora: Mdf30y
Correctora: Laavic
Diseño: Lelu y laavic
Lectura Final: Laavic
Próximamente...
02 – Protegida por el
SEAL: la herencia
Sobre la Autora
Amy Gamet es una de las autoras
más vendidas de USA Today. Vive en el
estado de Nueva York con su esposo, sus
hijos, demasiadas mascotas y la ocasional
camada de animales de acogida. Le gusta
nadar bajo el sol, hacer joyas y presionar
profesionalmente por proyectos de
remodelación de hogares.