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Síntesis de los grandes temas bíblicos (elección y promesa, Alianza

y Salvación)
Definición de los conceptos
Alianza
La Alianza es un pacto entre partes. La relación de Dios con Israel no se muestra como necesaria o
natural, sino de una libre y mutua elección de ambas partes por juntarse, aliarse. Es una
vinculación libre e interpersonal. Abundan las analogías de esta relación entre Dios y el pueblo:
Padre-hijo, matrimonio, pariente o vengador, rey y súbdito. Sin embargo, la analogía de la alianza
sintetiza todas las otras analogías de relaciones.

Entre el Éxodo y el Deuteronomio, el tema de la Alianza domina el contenido, y es tema recurrente


en los históricos. Los relatos básicos de la Alianza se encuentran en Ex 19—24 y 33; también luego
vendrá la Alianza por medio de Josué (Jos 24).

La Alianza fundamental, como tal conocida, que da fundamento e identidad al pueblo, es la que se
celebra en el Sinaí-Horeb, y tiene como cláusulas la Ley. En virtud de esta Alianza, Yahvé y el
pueblo están vinculados de un modo especial. El pueblo se compromete a guardar la Ley y Yahvé a
ser su Dios. Luego, la historia de Israel transcurrirá entre las fidelidades e infidelidades (Cf 1 Re
19,10.14) del pueblo a la Alianza con Dios y la eterna fidelidad de Dios con la Alianza. Más, en
tiempos del destierro se anunciará una nueva Alianza, grabada no en piedra, sino en los corazones
(Jer 31,31-40). Esta Alianza nueva se cumplirá en la Sangre de Jesucristo, derramada para la
salvación de muchos (Lc 22,20; 1 Co 11,25).

Promesa
La Promesa es el gran móvil de la historia de Israel. Dios se revela, da y promete algo mucho
mayor, para lo cual exige la fe del prometido; en virtud de eso, Dios se compromete, con
Abraham, con el Pueblo a través de Moisés, con David, con el Resto, con los discípulos de Jesús,
con toda la humanidad. Dios promete a Abraham una descendencia numerosa y a ser la bendición
de todos los pueblos; al pueblo de Israel, a través de Moisés, promete sacarlos de la esclavitud y
llevarlos a la libertad, por eso se compromete en Alianza con este pueblo y les da la ley, para que
vivan, no como esclavos, sino como libres, en la tierra que es objeto de esa promesa, y que
conquistarán con su auxilio. A David promete que no se separará su linaje del trono de Judá. A los
deportados y los restauradores promete “«cosas nuevas, secretas y desconocidas» (48,6; 42, 9;
43,19), maravillas inimaginables. La síntesis más expresiva de estas maravillas es la nueva
*Jerusalén, «casa de oración para todos los pueblos» (Is 56,7), *madre de una raza incontable
(54,3; 60,4), gozo y orgullo de Dios (60,15)” 1 . En Jesucristo se cumplen todas las promesas de Dios,
en quien “«todas las promesas de Dios tienen su sí» (2Cor 1,20), que anuncia la buena noticia de la
llegada del Reino de Dios (Mc 1, 14-15; Lc 4,21). Su resurrección es la respuesta a todas las
promesas de Dios, en él cumplidas, y de la que participamos los seres humanos por la comunión
en su Espíritu.

1
Voz Promesa en Xavier León Dufour, Vocabulario de Teología Bíblica
Salvación
Salvación: Se trata de librarse de un gran mal o el ejercicio de la justicia. El Rey era en la
antigüedad, sin más, el salvador, por la guerra contra los enemigos o por el ejercicio judicial sen el
seno de la comunidad. Los salmos celebran como rey Salvador a Yahvé (47;93;96-99, llamados los
salmos reales. Sin embargo, la acción salvífica por excelencia en Israel es la liberación de Egipto,
paradigma de todas las demás salvaciones y el fundamento de la Alianza. De ahí en adelante, todo
lo que hace Yahvé, incluso lo que se presenta adverso, es un ejercicio salvífico en favor del hombre
y del pueblo. El concepto veterotestamentario de salvación ha evolucionado, desde las victorias
militares y el poderío político, pasando por la paz universal (Is 2,1ss),la renovación y purificación
de Israel y la nueva Alianza grabada en el corazón de los fieles (Jr 31,31ss), hasta llegar al a paz
universal y la renovación de los cielos nuevos y la tierra nueva (Is 65,17ss). Sin embargo, Israel irá
poco a poco esbozando la figura de un Salvador que vendrá, uno personal, sobre todo en el
judaísmo posexílico y el período intertestamentario, como algunos de los apócrifos del antiguo
testamento mencionan, pero puede tener su prehistoria y su formación en la figura del hijo de
David, la dinastía davídica, desde su prefiguración en la bendición de Judá por parte de Jacob (Gn
49,9-12). Así, en esta línea, sin dejar de ser críticos a los monarcas, Is 11,1ss y Miq 5,1-6; También
Jr 23,5, hablan del salvador quien vendrá de la descendencia de David. 2

En Belén de Judá, de la Descendencia de David, nació Jesús, cuyo nombre significa Dios Salva, y él
es confesado por los cristianos como el salvador del mundo (Jn 4,42). “Porque no hay bajo el cielo
otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos.” (Hch 4,12). Y esta
salvación es más profunda, pues consiste en el perdón de los pecados que nos libra de la muerte y
nos da vida eterna.

Elección
Dios libremente ha elegido al ser humano, entre todos los seres creados, para darle el Espíritu y
compartir la vida. Se trata de una elección, no de un hecho necesario. Incluso luego de la caída,
Dios eligió, entre toda la humanidad, a un hombre, Noe, para renovar la humanidad y la creación
entera. DE nuevo, entre todos los hombres en Mesopotamia, Dios eligió a Abraham para hacerle
una promesa y establecer con él una Alianza, y su elección fue en favor de todos los hombres y de
todos los pueblos y todas las generaciones posteriores (Gn 12,1ss). De entre todos los pueblos,
Dios eligió a Israel como el pueblo de su propiedad personal con el que se comprometió en Alianza
a ser su Dios y darles en plenitud su libertad en una tierra que mana leche y miel, y entre los
mismos hombres de Israel, eligió a uno, Moisés, para que fuera su intermediario entre él y el
pueblo y, además, su amigo. Entre las tribus de Israel, Dios eligió a una, la de Levi, para que tuviera
como heredad al mismo Señor. Y así, Dios, eligió a David, a cada uno de los profetas, al resto de
Israel que quedó para la reconstrucción, por pura libre iniciativa suya en favor de los otros. Así,
Dios eligió a María para que de ella naciera su Hijo, Jesucristo, y en él, hemos sido elegidos (Rom
16,13; 2Tim 2,10; 1Pe 1,1) y destinados a la salvación (Rom 8,30)

2
Cf. McKENZIE, John, “Aspectos del Pensamiento del Antiguo Testamento”, en Comentario Bíblico San
Jerónimo, Verbo Divino, Navarra 2004, p.1067.
Resumen de la historia de la Salvación
Historia Del Antiguo Testamento
Período Primitivo
Abarca desde la creación hasta la vocación de Abraham. Es como la Prehistoria de la Biblia. Está
expresado de un modo especial en los doce primeros capítulos del Génesis. Ahí vemos narrados
los siguientes acontecimientos: La creación del mundo y del hombre (Gn 1,1-2,4a.; Gn 2,4b-25), El
pecado original (Gn 3,1-23), Caín y Abel (Gn 4,1-16), El Diluvio y Noe (Gn 6, 1—10,26), La
dispersión de Babel (Gn 11,1-31).

En este sentido, Dios elige al ser humano para la existencia de un modo privilegiado entre todos
los seres creados. Luego, la desobediencia del hombre le labra un destino desafortunado, en el
cual la tradición cristiana ha visto, en Gn 3,15, la primera promesa de salvación que se cumpliría en
Cristo, lo mismo, más adelante, el árbol de la vida que aún está en el Edén cerrado. También hay
una promesa de protección a Caín, en la que se ve que Dios no aborrece al pecador sino que lo
acompaña. Dios establece, luego del diluvio, una Alianza con Noé, y la promesa de no destruir la
tierra con otro diluvio, dándole un sentido distinto al mito del diluvio universal presente en
muchas culturas el medio oriente, por el que el capricho de los dioses acababa con la humanidad 3

Periodo Patriarcal
Se trata de la historia de los Patriarcas: Abraham, Isaac, Jacob y sus hijos. Ellos fueron quienes
recibieron en primer lugar la llamada de Dios, y sentaron, con sus familias, las bases del pueblo de
Israel. Su historia se encuentra en el resto del Libro del Génesis.

Abraham, nuestro Padre en la Fe, era un anciano que, viviendo en territorio mesopotámico, al oír
la voz del Señor, decidió dejar la tierra de su Padre y sus antepasados para encaminarse a la Tierra
que le mostraría el señor. Luego, a sus noventa y nueve años Dios le concedió ser padre de Isaac,
el hijo de la Promesa: “Yo haré de ti un gran pueblo” (Gn 12,2).

Isaac fue padre de Esaú y Jacob, hermanos mellizos que protagonizaron un fuerte conflicto, del
cual Jacob, el menos favorecido, saló con la bendición que le correspondía a Esaú.

Jacob, llamado también Israel, fue el Padre de doce hijos, de los cuales surgieron las doce tribus de
Israel, es decir, el Pueblo de Dios: Ruben, Simeón, Leví, Judá, Dan Aser, Gad, Zabulón, Isacar
Neftalí, José y Benjamín (Gn 35).

José, el hijo preferido de Jacob, fue vendido por sus hermanos a unos mercaderes madianitas.
Llegó a Egipto, estuvo en la cárcel y allí adivinó el sueño del Faraón, que auguraba riqueza y
pobreza a Egipto, y llegó a ser primer ministro. Luego, en tiempo de hambre, sus hermanos
bajaron en busca de provisiones, y él después de varias circunstancias, los recibió, y Jacob y sus
hijos bajaron a Egipto.

Abraham, entre todos los hombres de Mesopotamia, es elegido por Dios para ser la bendición de
todos los pueblos y tener una descendencia numerosa, por lo que se pone en camino confiando en
Dios que lo eligió. Con Isaac y Jacob, como Dios tribal, sería conocido primero como el Dios de los
Padres, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. LA bendición pasaría a Isaac, y luego a Jacob, que se la

3
Cf. Comentario Bíblico San Jerónimo
arrebataría a Esaú, preferido de Isaac. José era el hijo preferido de Jacob, como hemos dicho; sin
embargo, la bendición recayó, no sobre él, ni sobre el primogénito, Rubén, sino sobre Judá. Se
nota el carácter misterioso y libérrimo de la elección por parte de Dios, que sin embargo es en
favor de todos.

Éxodo y conquista de la Tierra


Es el corazón del Antiguo Testamento. Se trata de la Historia del Pueblo de Israel en Egipto, siendo
oprimidos por los egipcios, la llamada que realizó el Señor a Moisés, la liberación de Egipto, la
Celebración de la Alianza de Dios con el Pueblo y la entrega de los Diez mandamientos, los
cuarenta años que pasó en el desierto, siendo instruidos y purificados por el Señor. Luego, la
llegada a la Tierra Prometida, por el este del río Jordán, y la conquista, el asentamiento del pueblo
en el territorio. Además, los aproximadamente doscientos años en los que el pueblo vivió sin una
cabeza política, sino regidos por jueces, que eran líderes carismáticos ocasionales. Este periodo es
narrado especialmente en los libros del Pentateuco, el libro de Josué y el Libro de los Jueces.

Esta etapa está marcada por la elección de Moisés como el profeta que guiará al pueblo de la
Esclavitud a la libertad, y del pueblo de Israel como el pueblo elegido entre los otros por el amor
que Dios le tiene más que por características privilegiadas, que no tiene (Dt 7,7). Ahora la elección
es colectiva. Un pueblo destinado a la libertad y a poseer la tierra prometida. Asó, entre todos los
pueblos de la tierra, Israel es el único pueblo escogido por Dios, por su amor y su libertad, pero
esta elección lo es en favor de todos los otros pueblos. Y dentro del pueblo, hay una porción que el
Señor se ha escogido ára sí y son los hijos de la Tribu de Levi, que no tiene tierra porque su
heredad es el Señor (Dt 10,8; 18,5)

Monarquía
El Pueblo de Israel asumió la monarquía como forma política de gobierno, y se constituye como
nación, igual que los pueblos vecinos. Hubo un primer período, llamado Monarquía Unida, en la
que sobre Israel había un solo Rey. Saúl, David y Salomón fueron los reyes de Israel.

“Las promesas a David. Para que la existencia entera de Israel repose sobre la fe precisa que todas
sus instituciones no hallen solidez sino en la *palabra de Dios. La institución monárquica,
fundamento normal de la comunidad nacional y expresión de su voluntad de vivir, tiene en Israel
un aspecto paradójico. Es a la vez meramente tolerada por Dios, casi de mala gana, porque corre
gran peligro de atentar contra la confianza exclusiva que Yahveh reivindica de su pueblo (lSa 8,7ss)
y promovida a una grandeza y a un porvenir supraterrenos (2Sa 7). Un muchacho «tomado de
entre los pastos» conocerá «un nombre igual a los más grandes» (2Sa 7,9); su descendencia,
sentada «a la diestra de Dios» (Sal 110,1), heredará de las naciones (Sal 2,8). En las horas del
mayor abatimiento y hasta en los días de Cristo, estas promesas seguirán alimentando todavía la
fe de Israel (Is 11,1; Jer 23,5; Zac 6,12; Lc 1,32.69).” 4

Con Roboam, hijo de Salomón, se dividió el Reino en las Tribus de Judá, al sur, y el resto al norte.
El norte era más rico y poblado, pero por su cercanía a los grandes imperios sufrió terriblemente, y
en eñ 722 cayó Samaría, Capital del Norte, y se hizo provincia Asiria. El reino del sur, Judá, fue más
estable gracias a la “teología de la Sucesión Davídica”, y a no tener cerca a sus enemigos. Sin
embargo, en el año 587, Jerusalén, Capital del Reino, cayó en manos de los Babilonios, y éstos se

4
Voz “Promesa” en Vocabulario de Teología Bíblica de Xavier Leon Dufour
llevaron deportados a Babilonia a los notables del pueblo, dejando al pueblo llano e ignorante en
su tierra. El pueblo se apartó de Dios y su ley, despreciando la elección y fueron castigados de esa
manera. Sin embago, Dios se guardaría un resto, como lo fue Noé en su tiempo, (Gn 7,23;Eclo
44,17) en quien depositaría sus promesas. Así el proto-Isaías dirá que del árbol derribado brotará
un retoño santo (6,13;11,1)

Destierro
Ante la tragedia de la caída de los dos reinos, Israel reflexionaba sobre lo que les había ocurrido.
Los profetas y los sacerdotes mantuvieron viva la tradición recibida y la reinterpretaron de
acuerdo a su actual situación. ¿Dios nos ha abandonado? ¿Se ha apartado de nosotros? No, él no
nos ha abandonado, nosotros lo hemos abandonado a él, y por eso nos han pasado las cosas que
nos han pasado. Sin embargo, sentimos y experimentamos su presencia, y ahora, de forma
misteriosa, sabemos que Dios es el Rey del mundo, y no solo el Dios de Israel, y los dioses que
adoran los babilonios son falsos, el único Dios verdadero es el Señor. En cuanto al pueblo llano, los
que quedaron se mezclaron con los vecinos y nuevos residentes, y poco a poco fueron
abandonando costumbres y tradiciones, y hasta perdieron el idioma. Dejaron de hablar hebreo y la
lengua común era el Arameo. En el destierro estará el resto de Israel destinado a regresar (Jer
24;31,7.10). Este es el contexto del cuarto canto del Siervo que, con su sacrificio expiatorio,
obtiene la justificación de la multitud (Is 53).

Restauración
En esta última etapa el pueblo de Israel regresa a su tierra después de sólo 70 años, cuando Ciro,
Rey de los Persas, que había derrotado a los babilonios, los autoriza a volver y reconstruir la ciudad
y el Templo. Hacen su aparición personajes como Esdras y Nehemías, Ageo, Zacarías, quienes son
protagonistas con el pueblo de la reconstrucción. Sin embargo, no fueron libres plenamente, sino
sometidos a los persas. Ahora el centro no será la figura política del rey, sino el templo, la ley y el
sacerdocio: Nace el judaísmo. El pequeño grupo de repatriados se considera el resto (Ag 1,12-14;
Esd 1,4;9,8.14; Zac 8,6.11), que reconstruirá la nación y anunciarán la salvación a todos los pueblos
(Is 66).

Historia del Nuevo testamento


El Nuevo Testamento es expresión escrita de la persona de Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios.
Recoge el testimonio de sus discípulos, que vivieron con él, escucharon sus palabras, fueron
testigos de sus obras, tanto ordinarias como milagrosas, presenciaron y sufrieron su muerte en la
cruz y fueron testigos excepcionales de su resurrección. Además, ellos anunciaron todos estos
hechos y acontecimientos como una buena noticia a todas las personas: primero a los judíos de
Israel, luego a los de la diáspora, pero también a los paganos, abriendo las puertas de la salvación
a todos los hombres.

Jesús de Nazaret.
“Dios ha cumplido su promesa, enviando a su Hijo al mundo como redentor de los hombres (Act
13, 23. 32; 26, 6; Rom 1, 2; 4, 13, 21; 9, 4-9; 15, 8; 2 Cor 1, 20; Gál 316-29; 4, 23. 28; Ef 3, 6; Heb 4,
1; 6, 12-17; 7, 6; 8, 6; 9, 15; 11, 9-39), y que Jesús ha cumplido también enviando a los hombres el
Espíritu Santo (Act 1, 4; 2, 33; Gál 3, 5; Ef 1, 13).” 5

5
Voz Promesa en Diccionario de Jesús de Nazaret
Jesús, el carpintero de Nazaret, hijo de José y María, nacido en Belén de Judá en tiempos de
Poncio Pilato, cuando cumplió 30 años fue bautizado por Juan el Bautista, un profeta que
anunciaba la inminente llegada del Mesías, para lo cual exhortaba a todos a convertirse de su mala
vida y a bautizarse, como signo externo de ese arrepentimiento.

Luego, Jesús se rodeó de varios discípulos y empezó a predicar la llegada del Reino de Dios,
curando los enfermos, expulsando a los demonios y anunciando el Reino de Dios. Y su fama se iba
extendiendo (Lc 4,37). Anunciaba y realizaba todas estas cosas a la vista de todos, pero a sus
discípulos les explicaba todo detalladamente. De entre sus discípulos se escogió doce, los que él
quiso, y ellos vivieron con él día y noche, siendo en cierta forma los destinatarios privilegiados de
su misión en ese tiempo.

Luego, Jesús toma la firme determinación de ir a Jerusalén (Lc 9,51) y anuncia a sus discípulos que
en la Ciudad Santa él tiene que padecer mucho, morir y resucitar. Algo distinto de lo que ellos
esperaban. Y en el camino y en la ciudad, Jesús encuentra oposición a su predicación y a su
persona entre los fariseos y las autoridades judías: Maestros de la ley, sumos sacerdotes, ancianos,
quienes deciden darle muerte

Pasión y Muerte de Jesús


Jesús celebra la pascua con sus discípulos, y en la cena instituye la Eucaristía, como memorial de lo
que haría posteriormente. Luego de la cena, traicionado por judas, uno de los doce, es llevado al
palacio del sumo sacerdote, encadenado como un malhechor. Éste lo condena a muerte como
blasfemo, pues a la pregunta que le ha hecho “¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Dios Vivo?, él
responde: “Yo Soy”. Luego, lo llevan a Pilato acusándolo de agitador político, sólo para que le
aplique la pena de muerte. Pilato lo remite a Herodes y éste se lo devuelve. Al final Pilato, aunque
convencido de la inocencia de Jesús, lo codena a muerte por la presión. Jesús muere crucificado,
como un terrible delincuente, y con su muerte, los discípulos leen el final, el fracaso de las
esperanzas en la salvación que él mismo ofrecía.

Resurrección de Jesús y envío del Espíritu Santo


Al tercer día de la muerte de Jesús, primero las mujeres, y luego los apóstoles Pedro y el discípulo
amado, van al sepulcro y se encuentran con la sorpresa de que estaba vacío, y luego, el mismo
Señor, que había muerto, se les presenta vivo a las mujeres y a los discípulos, los cuales se llenan
de inmensa alegría, y durante cuarenta días los instruye largamente. Sin embargo, la nueva
situación de Jesús resucitado les resulta confusa por ser radicalmente nueva. Al cumplirse los
cuarenta días, Jesús sube al cielo a la vista de sus discípulos, no sin antes darle una gran misión:
“Vayan por todo el mundo y anuncien la buena noticia a toda creatura” (Mc 16,15), vayan y hagan
discípulos de todos los pueblos (Mt 28,19), “Ustedes serán mis testigos en Jerusalén, Judea,
Samaria, y hasta los confines de la tierra” (Hch 1,8). Y para cumplir esta misión, el día de
Pentecostés, los discípulos reciben el Espíritu Santo (Hch 2,1ss), la “Fuerza de lo Alto”(Lc 24,49).
Así, ellos sería esos Testigos valientes que Jesús envió, los cuales anunciarían sin temor a Jesús

Primera Predicación Apostólica


Los discípulos, con la fuerza del Espíritu Santo, anunciaron a sus compatriotas judíos de Palestina,
en primer lugar, que Cristo, el crucificado, había resucitado. La fama de Jesús y su muerte no les
eran en absoluto desconocidos, por lo que no tenían necesariamente que ahondar en otros
detalles. Así, desde Pentecostés y pasados aproximadamente 30 años, la predicación de los
apóstoles y los discípulos era sobre todo kerygmática. Es decir, un anuncio de Jesucristo muerto y
resucitado, para el perdón de los pecados. Luego, para profundizar en este Jesús, muerto y
resucitado, los apóstoles impartían enseñanzas, que más tarde llamaríamos catequesis, en las
cuales, se hacían presentes dichos y hechos de Jesús, los cuales eran recordados, conservados y
transmitidos por los apóstoles. Un lugar privilegiado para estas catequesis era la Fracción del Pan,
que se realizaba en las casas.

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