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GUIA PARA LA ACTIVIDAD CENTRAL

PENTECOSTÉS JDJ 2020

La actividad central es el momento de preparación para la Adoración Eucarística. El


objetivo es disponer a los jóvenes para la oración a través de una reflexión de la
Palabra que los lleve a comprender la importancia de clamar al Espíritu en este preciso
momento de la historia. Es indispensable recordarles que la cuarentena es una etapa
transicional en la que el Señor nos llama a ser protagonistas del cambio. Quizá el ruido
de la Pandemia no nos permite escuchar la voz de Dios. Sin embargo, Él no deja de
invitarnos a acercarnos a su Corazón para que, desde allí, transformemos la historia.
El Pentecostés JDJ es una oportunidad para permitirle al Espíritu renovarnos en
nuestro llamado a ser “el ahora de Dios”. Nosotros no somos líderes sociales no
activistas en pro de una causa, somos discípulos, testigos de la Pasión, Muerte y
Resurrección de Cristo. Nuestro testimonio es dejarnos llevar por Espíritu hacia el
Espíritu hacia la construcción de unos cielos nuevos y una nueva tierra. Un mundo
diferente, un mundo mejor solo es posible si renacemos en el Espíritu, sin Él nuestras
obras son muertas, sin Él nuestros planes no son más que buenos deseos. Y esa es la
invitación para este día, dejarnos inundar por el Espíritu para que Él haga todo nuevo.
Estructura de la actividad
La actividad central está dividida en dos momentos de reflexión, el cambio de un
momento a otro está marcado por la actividad del crucigrama.
 Momento 1
Nuestra reflexión inicia compartiendo con los jóvenes este texto del Documento de
Aparecida (362):
Asumimos el compromiso de una gran misión en todo el Continente, que nos exigirá
profundizar y enriquecer todas las razones y motivaciones que permitan convertir a cada
creyente en un discípulo misionero. Necesitamos desarrollar la dimensión misionera de la vida
en Cristo. La Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, el
estancamiento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del Continente.
Necesitamos que cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro de irradiación
de la vida en Cristo. Esperamos un nuevo Pentecostés que nos libre de la fatiga, la desilusión,
la acomodación al ambiente; una venida del Espíritu que renueve nuestra alegría y nuestra
esperanza. Por eso se volverá imperioso asegurar cálidos espacios de oración comunitaria que
alimenten el fuego de un ardor incontenible y hagan posible un atractivo testimonio de unidad
“para que el mundo crea” (Jn 17, 21).
El propósito de compartir este texto es cuestionarnos sobre la comodidad en la que podemos
estar viviendo.
Continuamos compartiendo el Evangelio para este día (Jn 20, 19-23):
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una
casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso
en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de
alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan
perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Ahora llevaremos a los jóvenes a la reflexión adentrándonos en el texto a través de
preguntas. La idea es ir meditando en el texto y una vez lanzamos una pregunta hacer
un minuto de silencio para que los jóvenes la respondan en su intimidad:
“Los discípulos estaban en una casa, con las puertas cerradas”
Así como los discípulos también nosotros hoy estamos encerrados ¿qué es lo particular
de nuestro encierro?
Exteriormente es la cuarentena y en el interior ¿qué cerrazón tenemos?
Quizá es egoísmo ¿solo nos importan nuestros proyectos y nuestras necesidades?
De pronto vivimos muchas dificultades en nuestras familias ¿se nos dificulta perdonar?
¿no logramos comprender a nuestros padres y/o hermanos? ¿nos desafía la
obediencia? ¿perdemos la paciencia?
También podemos habernos aislado de la realidad del que pasa hambre, está enfermo
o sufre ¿soy consciente del momento que estamos viviendo? ¿me preocupa la
necesidad y el dolor del otro?
Jesús viene a nuestro encuentro aun cuando está todo cerrado. Aun cuando nosotros
mismos estamos encerrados Jesús busca la manera de estar con nosotros, viene hasta
nuestra casa, viene hasta la intimidad de nuestro corazón.
“Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».”
Jesús está en medio de nosotros. Él no es ajeno a lo que vivimos hoy, conoce lo que
experimentamos, vive y camina con nosotros, no solo a nivel individual, sino como
comunidad, como Pastoral Juvenil. Jesús está entre nosotros, aparece de pie y viene a
animarnos con su presencia resucitada que le da un nuevo sentido a la Cruz.
La primera palabra de Jesús Resucitado es la paz. En este pasaje se repite una vez
más. La paz es un don del Resucitado, hoy nosotros, llamados a encontrarnos con Él la
recibimos. Con estás palabras de Jesús acogemos en nuestro corazón el don de la
paz. Este don nos trae la superación de la muerte, de la enfermedad y del dolor que
solo puede ser fruto de la Resurrección, es un nuevo nacimiento en toda la existencia.
Un corazón en paz es un corazón libre.
¿Estando en cuarentena vivo la libertad que me da Cristo? ¿siento paz sobre mis
miedos? ¿sobre mis frustraciones y expectativas no realizadas? ¿sobre las heridas
causadas en mi corazón? ¿sobre mis necesidades? ¿sobre las dificultades que vivo
actualmente?
“Les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al
Señor”
Jesús no esconde las heridas, las llagas son signo del amor de Dios hacia nosotros.
Aquello que anuncia el profeta Isaías “Aquí estás, tatuada en mis manos” (Is 28,16)
llega a su plenitud en Cristo, quien amorosamente decidió en la Cruz escribir mi
nombre y tu nombre en las palmas de sus manos. Y este encuentro de amor, el
sabernos infinitamente amados, amados hasta la muerte y una muerte de Cruz,
produce en nosotros una alegría sobreabundante.
¿la alegría es un signo de mi amor a Cristo? ¿mis heridas del pasado son causa de
dolor o razón para alegrarme en Cristo?
«Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo»
La siguiente palabra de Jesús es vayan, Jesús es el primer enviado del Padre y ahora
nosotros somos enviados por Él. La misión viene de lo alto, no es una iniciativa
humana cualquiera, es Dios mismo quien hoy viene en medio de nosotros y nos quiere
hacer partícipes de su plan salvífico. En el encierro, Dios viene a mostrarnos un nuevo
horizonte, nos invita a que pongamos nuestra mirada más allá de las cuatro paredes
que ahora vemos para que nos pongamos con Él en camino.
En un espacio pequeño, cerrado, donde falta el aire, Jesús sopla sobre nosotros, sus
discípulos, nos entrega el don de su Espíritu, insufla su aliento en nuestros corazones
para decirnos que el encierro no detiene su acción. Él, que es el Señor del tiempo y del
espacio, nos infunde su respiración dándonos vida en abundancia
¿creo que Jesús me ha llamado para una misión? ¿cuál es la misión para la que Cristo
me envía? ¿cómo vivo mi misión en medio de esta cuarentena? ¿vivo mi misión
impulsado por el Espíritu?

AQUÍ TERMINA EL PRIMER MOMENTO Y PASAMOS AL CRUCIGRAMA


 Momento 2
Iniciamos este momento compartiendo la primera lectura de la liturgia de hoy, de los
Hechos de los Apóstoles (2, 1-4):
Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De
repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba
fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer
unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de
ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas,
según el Espíritu les concedía manifestarse.
Ahora llevaremos a los jóvenes a la reflexión adentrándonos en el texto a través de
preguntas. La idea es ir meditando en el texto y una vez lanzamos una pregunta hacer
un minuto de silencio para que los jóvenes la respondan en su intimidad:

“Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar”


Aquellos que habían vivido junto a Cristo, que habían caminado con Él y recibido de su
boca el soplo del Espíritu estaban juntos
¿Comparto mi camino de fe con nosotros o prefiero vivirla aisladamente? ¿veo la
importancia de caminar en comunidad y unirme con otros en oración? ¿estoy dispuesto
a dejarme desacomodar para compartir con otros?
En esta cuarentena ¿me he acostumbrado tanto a la virtualidad que no me hace falta
encontrarme y compartir con otros con otros?

“De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba
fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados”

“Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima
de cada uno de ellos”

“Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el
Espíritu les concedía manifestarse”

Valió la pena para mí este tiempo, ¿cómo voy a ser testigo?


Necesitamos vivir Pentecostés Para salir a llevar una nueva vida llenos del Espíritu. Y
eso es lo que pediremos en la oración, que nos ayude a salir de los miedos.
Pentecostés depende de cada uno.

Finalizamos compartiendo a los jóvenes esta reflexión del Papa Francisco:


«¿Qué haría Cristo en mi lugar?». Esa es la contraseña, esa es la batería para
encender nuestro corazón y encender la fe y encender la chispa en los ojos que no se
les vaya. Eso es ser protagonistas de la historia. Ojos chispeantes porque descubrimos
que Jesús es fuente de vida y de alegría. Protagonistas de la historia, porque queremos
contagiar esa chispa en tantos corazones apagados, opacos que se olvidaron de lo que
es esperar; en tantos que son «fomes» y esperan que alguien los invite y los desafíe
con algo que valga la pena. Ser protagonistas es hacer lo que hizo Jesús. Allí donde
estés, con quien te encuentres y a la hora en que te encuentres: «¿Qué haría Jesús en
mi lugar?». ¿Cargaron la contraseña? Y la única manera de no olvidarse de la
contraseña es usarla

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