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El nuevo feminismo, lacaniano

M.-H. Brousse

Tuvimos la ola feminista de los gloriosos 70: militantes, las mujeres exigían el derecho de
disponer de sus cuerpos, [era la] lucha por la planificación familiar, [la] lucha por la libertad
de concebir o de abortar. «Las mujeres» eran pensadas como alternativa en la
categorización marxista de las clases, remplazando a «los obreros», especie ya en mutación.
Incluso, fue algo puesto en poema y en canción: la mujer es el porvenir del hombre1… Se
trataba de reivindicar la igualdad. Se trataba de denunciar las prácticas educativas sexistas,
de abrir las puertas de las instituciones masculinas a las mujeres. Existían las “Editions des
femmes”2.

Me acuerdo del ginecólogo que, cuando yo era estudiante, no pudo negarme la píldora, pero
acompañó su fórmula médica con una enérgica advertencia: Que no fuera a dilapidar esa
libertad que él hubiera querido negarme. Me acuerdo de las luchas por la igualdad de los
derechos. Recuerdo una discusión con mi profesor G. Canguilheim, furioso y pesimista,
cuando las listas de los estudiantes de filosofía, ya no estaban separadas en dos postes, sino
que había una sola común para hombres y mujeres. Me acuerdo de la primera vez que
participé en un coloquio en una Universidad americana, en el cual, después de una lectura
de La significación del falo, y habiendo comprendido la separación entre el órgano y el
significante, una estudiante americana quiso hacer del seno, el falo femenino. Todo ese
movimiento feminista estaba centrado en la reivindicación, la igualdad. En síntesis, era la
unión del S1 con el S2, el par de siempre, el amor y la guerra juntos. El eslogan era «hacer
el amor, no la guerra” y se cambiaba con frecuencia en su contrario. Pero, habiendo dejado
de ser el complemento de lo masculino, lo femenino pasaba a ser su partenaire, y la
heterosexualidad reinaba aún sobre el modo de la reciprocidad.

Después en Francia, poco a poco, el feminismo se fue agotando. Hoy se le mira como pasado
de moda. Quizás algunas conquistas han calmado a esas histéricas que, de todas maneras
no querían acabar con el Nombre del padre, sino ser tratadas como los hijos varones. Sin
embargo, el camino es largo. Todavía falta mucho por recorrer, en muchas partes del
planeta. Arabia Saudita promete a las chicas de la revolución del volante4 el derecho de
votar para el 2015. ¡Cálmense niñas! Es cierto que las religiones de todos los tenores han
estado a la vanguardia de los derechos de las mujeres.

En los Estado Unidos, al contrario, el movimiento ha continuado, se ha modificado,


radicalizado con los estudios sobre Género, las presiones gay y lesbianas. La
homosexualidad ha entrado en la danza. Lacan en su seminario 8, a propósito de la
homosexualidad griega antigua, enuncia que “cuando es un producto de la cultura”, la
perversión es una “elaboración, una construcción, una sublimación digamos la palabra” que
aporta a la sociedad los elementos que la preocupan, y que ella censura. Esta censura
entraña una “forma de desagregación que se llama la neurosis que favorece, a su vez, la
creación de nuevos elementos de cultura” (p. 43 de la edición francesa). La homosexualidad
ha seguido este ciclo: clasificada por el DSM como patológica, ha introducido nuevos
elementos a la cultura. Ha dejado de ser, en primer término, una sublimación, después una
patología (perversión) para devenir el elemento motor de cambios culturales mayores que
han modificado tanto el orden familiar como el orden simbólico. La sociedad ya no está
organizada estrictamente siguiendo la oposición entre lo masculino y lo femenino. Más
radical aún el movimiento Queer, [es una] verdadera demostración de la operacionalidad del
axioma lacaniano “yadl’un” [“hay del uno”], tal como Jacques-Alain Miller hacía el
comentario en su entrevista en la revista «Le Point», cuando se publicó el seminario…Ou
pire: Un todo solo con su modo de goce singular, he ahí el queer. Quizás esos cambios no
habrían podido suceder sin el desarrollo de la ciencia. El feminismo contemporáneo ya no
está organizado por la reivindicación respecto a lo masculino, sino por la paridad. Cada sexo
va de su lado sin interesarse en el otro, y por ende en el Otro. Curiosa y paradojalmente ese
feminismo se asemeja a las religiones en ese aspecto. Estas separan los hombres de las
mujeres, funciona de manera segregativa. Pero si las religiones continúan haciendo que esta
separación, operada siguiendo el modo de la prohibición, nutra el sentido sexual y, por lo
mismo, sostengan la ilusión de la relación sexual entre los hombres y las mujeres, las nuevas
teorías se acomodan a su inexistencia y sitúan el goce en el nivel, ya sea del fetiche, ya sea,
y esto no es incompatible, en el nivel del amor, cuya estructura de metáfora puede solo
reintroducir la diferencia evanescente. El amor reintroduce en lo mismo al otro irreductible.
La clínica analítica contemporánea demuestra que las vías amorosas homosexuales no se
diferencian, en el nivel del sujeto, de las vías amorosas heterosexuales.

La solución lacaniana es otra. Implica a la vez el principio del “Yadl’un” [“Hay del uno]
contemporáneo y la afirmación de que no hay relación sexual que pueda escribirse entre los
hombres y las mujeres, pero añade un elemento clave, la disimetría radical entre el
funcionamiento lógico que obra en lo masculino y lo femenino. No se trata de la separación
entre hombre y mujer que siempre se basa sobre un “todos los hombres” al cual responde
en simetría un “todas las mujeres”, ni de la segregación de géneros, erigidos en verdaderas
especies que, a pesar de no tener ninguna relación, están regladas cada una por un
universal, hasta la multitud de especies queer que pueden reducirse a un todo solo, pero sin
embargo todo. El modelo de la clasificación subsiste: los gatos, los perros, y Médor4, solos
en su clase. Se debería decir menos gender5 que species. Además, la reproducción asistida
permite a cada género reproducirse sin el otro.

No, la solución lacaniana no depende de ese modelo lógico clasificatorio. No se trata de una
solución segregativa. Una separación ocurre en el hablante-ser mismo, y además no en
todos y no siempre. Una parte, masculina, responde a lo universal, obedeciendo a la lógica
clásica y también a la gramática de la lengua. La otra, femenina, también, pero además es
ordenada según la lógica del “no todo lo universal”, que deviene inconsistente e incompleto.
Así es imposible que, en tal desorden [de las soluciones contemporáneas, no lacanianas],
“una gata encuentre sus cachorros”6, la especie o el género implosiona. Tampoco se trata de
una solución por la bi-sexualidad, cada uno con su parte masculina y femenina, solución
conocida desde Aristófanes, en su versión interiorizada.

Hoy hay un ascenso de las mujeres en numerosas culturas. Es un hecho. ¿Es un ascenso de
lo femenino? Eric Laurent trataba de ello al final de su bella exposición en las últimas
jornadas de la Escuela del Campo Freudiano. [Después] ha tenido la oportunidad de
desarrollarlo en Nueva York en el último seminario Paris-Usa, delante de un público
americano que se sorprendía de comprenderlo tan bien. Jacques-Alain Miller organiza para
las Jornadas de este año 2011, correspondientes a los 30 años de la muerte de Lacan, un
Foro de mujeres, no un foro de La Mujer; para Rafha, para una mujer, una psicoanalista,
lacaniana, que por serlo quizás no ignora lo que masculino y femenino quieren decir más
allá del Edipo, más allá de las categorías dominantes del discurso del amo, el cual ella no
eligió enfrentar, sino al cual ella molesta. Todo psicoanalista lacaniano molesta. Nosotros
somos todos psicoanalistas sirio(a) s.

ANEXO: El momento de la poesía

1.- El Poema
El poema al que se refiere Marie-Hélène Brousse en su artículo fue escrito por Louis
Aragon. Es el mismo escritor del poema que comenta Lacan en su seminario 11, «Contre-
chante» (capítulos II et VII). Este verso L’avenir de l’homme est la femme inicia la décima
estrofa de las 11 que contiene su poema “Zadjal de l’avenir”. Me permito traducir este título
como “Zéjel del porvenir”. Aunque Zéjel es una composición de origen árabe, Aragon hace
variaciones muy singulares sobre la versificación y el tipo de rima propios del zéjel. Sin
embargo, conserva la significación de la composición. Según la RAE (rae.es), zéjel viene de
“zajál” que significa “canción” en el árabe dialectal de la época; pero este “zajál” es una
derivación del “zagal” del árabe clásico que significaba “algazara, alboroto, gozo”. Así que
podemos suponer que este zéjel del porvenir es una “canción o un gozo del porvenir”.

“Zadjal de l’avenir” está en la colección de poemas “Le fou d’Elsa” (“El loco de Elsa”).
(Edición Gallimard, 2002, pág. 196).

A continuación cito la estrofa completa y la traducción literal que propongo:

X X
L’avenir de l’homme est la femme El porvenir del hombre es la mujer
Elle est la couleur de son âme Ella es el color de su alma
Elle est sa rumeur et son bruit Ella es su rumor y su ruido
Et sans elle il n’est qu’un blasphème Y sin ella él no es más que una blasfemia
Il n’est qu’un noyau sans le fruit Él no es más que una semilla sin el fruto
Sa bouche souffle un vent sauvage su boca sopla un viento salvaje
Sa vie appartient aux ravages su vida pertenece a las ruinas
Et sa propre main le détruit Y su propia mano la destruye

2.- La canción: Jean Ferrat ha musicalizado algunos de los poemas de Luois Aragon. En
este caso, un verso del poeta se hace el título de su canción y su estribillo. A continuación
traduzco, también literalmente, la primera y las dos últimas de sus estrofas.

La femme est l’avenir de l’homme


Le poète a toujours raison
Qui voit plus haut que l’horizon
Et le futur est son royaume
Face à notre génération
Je déclare avec Aragon
La femme est l’avenir de l’homme
Le poète a toujours raison
Qui annonce la floraison
D’autres amours en son royaume
Remet à l’endroit la chanson
Et déclare avec Aragon
La femme est l’avenir de l’homme

Il faudra réapprendre à vivre


Ensemble écrire un nouveau livre
Redécouvrir tous les possibles
Chaque chose enfin partagée
Tout dans le couple va changer
D’une manière irreversible

La mujer es el porvenir del hombre


El poeta tiene siempre razón,
Aquel que ve más allá del horizonte
y cuyo reino es el futuro.
Frente a nuestra generación
Yo declaro con Aragon
la mujer es el porvenir del hombre

El poeta tiene siempre razón,


Aquel que anuncia la floración
De otros amores en su reino,
Pone en su lugar la canción
y declara con Aragon
La mujer es el porvenir del hombre

Habrá que aprender a vivir de nuevo


Juntos escribir un nuevo libro
Redescubrir todos los posibles
Cada cosa al fin compartida
Todo en la pareja7 va a cambiar
De una manera irreversible

Marie-Hélène Brousse es Psicoanalista, reside en París.

AME de la ECF (Ecole de la Cause Freudienne), de la NLS (New Lacanian School), de la


EOL (Escuela de la Orientación Lacaniana), y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.

Traducción de Ana Victoria Saldarriaga, en colaboración con Sebastián y Cécile


Peña.

Todas las notas son de la traducción.

Notas:

1
El poema es del escritor Louis Aragon y la canción de Jean Ferrat. El lector podrá
encontrar los versos respectivos, en el anexo a esta traducción titulado “El momento de la
poesía”. Fuente: http://fr.wikipedia.org/wiki/Le_Fou_d%27Elsa

2
Editorial francesa fundada en 1973 por Antoinette Fouque miembro del Movimiento de
Liberación de las Mujeres.

3
En referencia:

http://www.lavanguardia.com/internacional/20110531/54163609379/la-silenciosa-revolucion
-al-volante-de-las-mujeres-de-arabia-saudi.html

4
Medoro (Médor, en francés) es el nombre que se le da a los perros anónimos. Su origen
está en el nombre del personaje Medoro, un moro con el que Angélica, le es infiel a Orlando
en el célebre canto épico “Orlando Furioso”, escrito por Ludovico Ariosto en el siglo
XVI. http://journaldejonath.over-blog.com/article-4397836.html
5
Los dos términos están en inglés en el texto original.

6
Expresión francesa para indicar el grado de desorden de algo: “Une chatte, une mère, n’y
retrouve pas aisément ses petits”.

7
En «l- apareja», diríamos, como lacanianos.

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