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Todas las escuelas están supervisadas en este sentido y todas son publicas ( aunque algunas
sean de gestión estatal y otras de gestión privadas)
Pero todas son publicas pues siguen el mismo curriculum y requieren de autorización y
supervisión del estado para funcionar.
Sin embargo , cada escuela o establecimiento educativo también determina sus políticas en
definiciones o decisiones que toma.
Puede ser respecto de la carga horaria, las materias o talleres extracurriculares, el modo de
llevar adelante cuestiones culturales o la modalidad de las reuniones o participación con las
familias.
Lo que cohesiona a los educadores y directivos para formar equipos de trabajo es la tarea, el
desempeño profesional, la competencia para escuchar al otro en función de una meta deseada
y propuesta colectivamente.
Lograr la participación requiere analizar cómo se toman las decisiones; hay decisiones
individuales, decisiones grupales, y decisiones colectivas. El proyecto institucional las incluye a
todas, pero se prioriza la participación colectiva, que viabiliza la definición del proyecto con
coherencia y consistencia.
Cada uno podrá aportar lo propio de acuerdo con su rol, saberes, competencias,
valoraciones. Y más lo hará cuando se sienta respetado y valorado. Nadie se queda en un lugar
cuando es desvalorizado, avasallado o menospreciado. El equipo directivo lidera este proceso,
mediante pequeñas acciones, pero sostenidas en el tiempo; un liderazgo es justo cuando
brinda a cada uno lo suyo, de acuerdo con sus competencias, posibilidades y trayectoria
profesional.
Tener un objetivo común, en este caso la elaboración del proyecto institucional, es el motivo
inicial para la formación del equipo. La claridad con que se plantee la tarea hará que sea
convocante o no. Los educadores necesitan conocer las condiciones que encuadran la tarea. El
equipo directivo tendrá que explicitar clara pero brevemente, las condiciones para iniciar su
elaboración. A partir de ello pueden empezar a delinearse los modos en que el equipo
funcionará; complementariedad, coordinación, buena comunicación y cooperación son rasgos
más que valiosos.
El empoderamiento que cada uno logre hará posible el liderazgo distribuido y la vivencia de
que el trabajo no es de uno que se destaque, que “dirija”, sino que es de todos. Este liderazgo
entraña la implicación de todos los integrantes de la comunidad educativa. Cada uno se siente
y se reconoce como protagonista de la vida institucional.
La toma de decisiones compartida, -acorde a la situación-, la responsabilidad de cada uno
al trabajar con libertad y a su vez con el respaldo de los directivos, la confianza que cada uno
tiene en sí mismo para desarrollar la tarea con las competencias y habilidades necesarias, y
el compromiso de interpretar el valor de lo realizado, son rasgos que definen a los equipos
de trabajo.
Advertir que tienen información suficiente para dar forma al proyecto, sentir que hay
escucha y que está habilitada la palabra de todos alimenta la pertenencia, el sentimiento de
“nostridad”, el “nosotros hacemos y sostenemos el proyecto”.
Pero no es suficiente elaborar el proyecto y sentir que es creado por todos. Las mismas
condiciones tienen que darse para implementarlo y evaluarlo. La participación tiene que darse
adecuadamente y con sentido, en función de las metas, tiempos, espacios, acciones de la
cotidianeidad. Recordemos que el proyecto no es sólo lo que se escribe sino “lo que se vive en
la escuela”.
La identidad institucional
Es producto de las representaciones que los actores tienen del jardín y responde a “quiénes
somos, cómo vemos al jardín hoy” y da cuenta del grado de aceptación del jardín en el
momento en que se formula la identidad.
Resume la historia institucional, la caracterización del contexto, la caracterización de los
actores, la adhesión a determinados documentos curriculares entre los que se cuentan el
estatuto del docente -es decir, normas que regulan derechos y obligaciones de los docentes-,
el reglamento escolar -o normas que pauten la convivencia de todos los actores- y el diseño
curricular -que enuncia la tarea pedagógico-didáctica-.
Es importante que incluya la definición de los principios rectores institucionales,
especificando cuál es la postura de la escuela en relación con los valores que se promueven,
los principios metodológicos que sustentan las prácticas docentes, los principios que
caracterizan la modalidad de gestión que asume la institución, la manera de resolución de
conflictos, la definición y distribución de tareas, los vínculos con la comunidad.
Por ejemplo:
"Esta institución se caracteriza por la autonomía y el respeto por la diversidad".
"El educador es una planificador de estrategias didácticas que facilitan el despliegue de las
potencialidades de sus alumnos".
Algunas preguntas -formuladas tal como se le pueden plantear a quienes intervengan en la
reunión de inicio de formulación del proyecto-, sugeridas para la indagación en torno de estos
aspectos son:
a) ¿Cuál fue el contrato fundacional y cómo se sucede nuestra historia?
b) ¿Cómo era visto y sentido este jardín antes?
c) ¿Qué expectativas mutuas entre escuela y comunidad amplia existían?
d) ¿Cuáles son considerados hitos históricos y por qué?
e) ¿Cuáles son las características de este contexto?
f) ¿Qué caracteriza las relaciones entre los actores?
g) ¿Brinda el jardín lo que la comunidad necesita?
h) ¿Compartimos la teoría del aprendizaje y de la enseñanza que subyace a nuestras
prácticas?
i) ¿Cuánto sabemos acerca de las normas que regulan nuestro desempeño al interior de la
escuela?
En otras palabras la formulación de la identidad institucional trata de recuperar la historia,
los documentos legales y de política educativa, los rasgos singulares que perfilan el estilo de
gestión, las tramas relacionales, qué cuestiones hicieron que se produjera un giro en la vida de
la institución. En síntesis la identidad institucional perfila lo que la institución es a partir de su
creación y su desarrollo hasta la actualidad. Por se dice que define lo que la escuela es.
Enunciar este componente tiene que ayudar a los integrantes del jardín a adquirir una
comprensión más amplia del jardín, de sus momentos históricos, de sus procesos de
desarrollo; apreciar si por alguna cuestión trabajar juntos para elaborar este momento, hizo
que variara la percepción que los miembros de la institución tienen de él; si pueden registrar
su peculiaridad en comparación con otros; si estarían entonces, en mejores condiciones para
definir las características de la institución que desean; si tienen mayor claridad en cuanto a lo
que caracteriza su mayor o menor grado de pertenencia y compromiso; entre otros.
0 La visión institucional
Caracteriza la imagen deseada de la institución, tal como el colectivo institucional lo aspira.
Incluye consideraciones sobre el tipo de escuela que queremos, tipo de sujeto que se desea
formar, concepciones acerca de enseñanza y aprendizaje, formas de participación y toma de
decisiones, estilo de gestión institucional, clima organizacional, dinámica de relaciones.
“Lograr una fluida comunicación interna para hacer circular información que facilite la
inserción constante del colectivo institucional”
Enunciar este componente tiene que ayudar a los integrantes del jardín a ver cuáles fueron
las dificultades que se les presentaron en los encuentros y que pudieron -o no- superar;
también a advertir el grado de representatividad que tienen las formulaciones; en qué medida
se ha difundido lo necesario la visión, y si la visión podrá ser un referente institucional/general
para llevar adelante las acciones.
1 El análisis situacional
Facilita la identificación de los problemas o debilidades, y las fortalezas o éxitos
institucionales. Su identificación orientará la determinación de las líneas de intervención o
acción, y naturalmente la caracterización de los proyectos específicos.
¿Qué se entiende por problema? Es una situación institucional que displace a los actores, o
que genera perturbación, o es sentida como insatisfactoria. Las debilidades institucionales
seguramente están en la base de los problemas.
1. Definir muy bien la situación de que se trata, una sola por vez (lo que significa un solo
problema o una sola fortaleza por vez).
2. Formular la situación con un calificativo que demarque el estado negativo o positivo de la
situación.
3. Definir con precisión un locus espacial donde se pone de manifiesto el problema o la
fortaleza.
4. Definir el tiempo o momento en que el problema o la fortaleza se pone de manifiesto.
Nuevamente enunciamos algunas preguntas -formuladas tal como se le pueden plantear a
quienes intervengan en la reunión de identificación de problemas y fortalezas institucionales-,
sugeridas para la indagación en torno de los rasgos relacionados con el análisis institucional:
a) ¿Registramos la distancia que hay entre la imagen institucional que hemos identificado y la
visión que formulamos?
b) ¿Cuáles son las prácticas que caracterizan a los docentes de esta institución?
c) ¿Cuáles son las prácticas que caracterizan a los alumnos de esta institución?
d) ¿Cuáles son las prácticas que caracterizan a los directivos de esta institución?
e) ¿Cuáles son las prácticas que caracterizan al personal no docente de esta institución?
f) ¿Qué distancia existe entre las expectativas enunciadas en el proyecto educativo anterior y
los logros alcanzados?
g) ¿Qué cuestiones han favorecido los logros institucionales que hemos identificado?
h) ¿Qué factores han contribuido a la aparición de los problemas que hemos identificado?
i) ¿Qué factores han incidido en la gestión institucional?
1 Bajo cuestionamiento acerca de las propias prácticas por parte de los docentes.
2 Escasa articulación de acciones entre salas.
3 Bajo porcentaje del tiempo escolar dedicado al juego con intencionalidad educativa.
4 Serios problemas para interpretar y usar eficazmente los legajos de los alumnos.
a) ¿A qué problema damos respuesta? ¿Fue visualizado por todos como tal?
b) ¿Qué nos proponemos? ¿Son reales y posibles nuestros propósitos o son utópicos?
c) La solución planteada ¿Es coherente con el problema en cuestión?
d) ¿Quiénes participaremos de este proyecto?
e) ¿Qué pone cada uno para llevar adelante el proyecto?
f) ¿Con qué recursos contamos para la viabilidad del proyecto? ¿Son suficientes, pertinentes
y necesarios?
g) ¿Qué actividades realizaremos? ¿Son compatibles con los recursos humanos y materiales
con que contamos, o son sólo una declaración de deseos?
h) ¿En qué momento realizaremos estas acciones? ¿Hemos destinado tiempo posible para la
consideración de los imprevistos?
i) ¿Con qué criterios e instrumentos evaluaremos el proyecto?
j) ¿En qué medida este es un proyecto que se articula con otros proyectos que puedan existir
en el jardín?
k) ¿Damos lugar a la participación real de los actores?
l) ¿Alcanza un interesante nivel de comunicabilidad el proyecto elaborado?
m) ¿Encontramos la oportunidad para gestionar colectivamente la acción?
Generalmente los docentes expresan que no disponen de tiempos ni espacios reales para la
elaboración conjunta de los proyectos. Dadas las características actuales de la organización del
sistema educativo y por ende de las escuelas, esto es verdad. Por ello será un desafío para los
directivos construir estrategias que realmente permitan que los proyectos sean un producto
colectivo; por ello tendrán que facilitarse encuentros, reuniones, y espacios para la
conformación de grupos de trabajo.
Los componentes de todo proyecto, sintéticamente, son: Nombre del proyecto, Objetivo/s,
Justificación del proyecto, Acciones a realizar, Actores involucrados y responsables del
proyecto, Recursos, insumos o costos, Cronograma de las acciones, Instrumentos de
evaluación del proyecto.
Algunas preguntas ayudarán a considerar la viabilidad de los proyectos, que creemos pueden
constituir los compromisos de acción.
a) ¿Qué criterios se han tomado en cuenta para considerar que un proyecto es más o menos
viable en función de los logros y problemas detectados previamente?
b) ¿Dispusimos de fuentes de información oral y escrita, formal e informal, de tipo
cuantitativa y cualitativa, individual y colectiva, preexistente o elaborada ex profeso para
determinar la viabilidad?
c) ¿En qué medida se tomaron en consideración los recursos existentes o por conseguir,
tanto materiales como humanos?
d) ¿Tenemos en cuenta los saberes institucionales y personales para la formulación de los
proyectos específicos?
e) Las relaciones internas y externas, ¿coadyuvan o inhiben el desarrollo de los proyectos?
f) ¿Consideramos que los compromisos expresados por los actores son manifestaciones
ficticias y coyunturales o auténticamente dan cuenta de lo que podrán hacer?
g) ¿Hemos advertido si los problemas tienen potencial de desarrollo actualmente o será
conveniente esperar un momento más propicio para iniciarlos? Es decir, ¿hemos
elaborado escenarios prospectivos, o sea a futuro? ( algo así como "hacerse la película" de
lo que podrá ocurrir poniendo en marcha el proyecto o esperando un momento más
oportuno, por supuesto teniendo en cuenta todas las variables que aquí estamos
enunciando).
h) ¿Podremos realizar una adecuada articulación entre los proyectos que pensamos encarar o
cada uno se justifica por sí mismo dada la envergadura de los resultados?
i) ¿Se justifica el esfuerzo que vamos a poner en cada proyecto en función de la incidencia
del problema?
j) ¿Estamos en condiciones de hacer un buen seguimiento, control y evaluación del proceso?
k) ¿Podemos anticipar ciertos o algunos de los obstáculos con que nos enfrentaremos
durante el desarrollo del proyecto y conocemos su incidencia real?
l) ¿Conocemos las estrategias que ayudan a superar los obstáculos y favorezcan la
implementación?
Enunciar este componente tiene que ayudar a los integrantes del jardín a apreciar el grado
de relación entre estos proyectos específicos y la visión de jardín de infantes o escuela
primaria deseada; reconocer si realmente el proyecto específico formulado resuelve el
problema detectado; el grado de compromiso de los miembros puesto de manifiesto en la
enunciación de las acciones; si es clara, legible y comunicable la enunciación de los proyectos;
si se han formulado los recursos o instrumentos con que se evaluarán los proyectos; si se
tuvieron en cuenta las fortalezas institucionales como soporte para la elaboración de los
proyectos; entre otros.