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1. Introducción:
LIFE STRIDE es una marca de zapatos para damas, registrada desde Canadá y
Estados Unidos hasta Argentina, así en otros países alrededor del mundo.
Esta es una de las casi 9.000 solicitudes que SAPI ha negado en 10 años, aplicando
este criterio. 8.804, para ser más precisos.
8.804 solicitudes en las que los Registradores de turno han venido infringiendo la Ley
de Propiedad Industrial e, igualmente, los derechos de los solicitantes.
Poco importa si se trata de la marca de una compañía con más de 140 años de fundada,
a quien se negara la marca anteriormente mencionada; o del Comité Olímpico
Internacional, a quien se negó el registro de la marca YOUTH OLYMPIC GAMES,
en clase 41; o de un ciudadano venezolano intentando registrar una marca de
producto. Todos han sufrido, por igual, la ilegal denegación de sus solicitudes.
2. El Problema:
No cabe duda de que este problema guarda relación con nuestra Ley de Propiedad
Industrial, que va camino a cumplir 70 años; pero ese es solo uno de varios factores.
Importante, sin duda, pero sólo uno de los factores.
Es cierto que necesitamos una nueva Ley de Propiedad Industrial y que la actual no
se ajusta a nuestros tiempos, ni a los estándares de protección a los que estamos
obligados por el Convenio de París, del Acuerdo Sobre los ADPIC, y la Constitución.
Pero la problemática que enfrentamos con esta manera de actuar de SAPI tiene que
ver más con su inobservancia del principio de legalidad y con el ejercicio arbitrario
de sus potestades. No es suficiente contar con una ley moderna, si SAPI no observa
las limitaciones que esta le impone.
Ahora mismo, lo que enfrentamos es más un problema de cumplimiento de la ley,
que de Propiedad Intelectual. Son más graves los episodios de ilegalidad en los que
incurre SAPI, que las propias deficiencias de la ley.
2.1. Ahora, vale la pena preguntarse: ¿Está facultado el Registrador para negar
con base en el artículo 27?¿Cuáles son sus potestades en cuanto a conceder
o negar el registro de una marca?
Ahora, una vez que estamos al tanto de esto, me pregunto: ¿Puede el Registrador
negar discrecionalmente el registro de una marca? A mi manera de ver, NO
puede hacerlo.
Del artículo 27 no dimana potestad alguna para el Registrador y -de hecho- la ley
luce suficientemente clara cuando señala en sus artículos 81 y 82, que:
Ninguna norma en la ley prevé que el Registrador pueda establecer una causal de
irregistrabilidad distinta de las previstas en los artículos 33, 34 y 35. Tampoco
queda a su discreción la concesión del registro de una marca. La ley no le otorga
un poder libre de apreciación, en cuanto a si debe conceder o no el registro de
una marca, o acerca del momento y modo de hacerlo.
Por otra parte, si comparamos la Ley de Propiedad Industrial con la Decisión 486,
podremos apreciar una marcada diferencia, a éste respecto: el artículo 134 de la
Decisión 486 tiene una dimensión más amplia que la del artículo 27 de la ley, y
contempla no solamente una noción de marca, sino igualmente los requisitos que
debe reunir un requisito para reconocerse como tal y una relación de signos que
podrían registrarse como tales; pero además el artículo 135 incluye dos causales
de irregistrabilidad, en sus litelares a) y b), expresamente referidas a:
− los signos que no puedan constituir marca, por no reunir los requisitos del
artículo 134; y
De modo que tales signos no se negarían por medio del ejercicio de potestad
discrecional alguna; sino porque la Decisión así lo establece expresamente. Ese, como
ya hemos visto, no es el caso de la Ley de Propiedad Industrial; y es lo que impide
negar registros con base en el artículo 27, al menos legalmente.
Está claro que, como ocurre con cualquier acto administrativo lesivo de los
derechos de los particulares, existen recursos disponibles y desde ese punto de
vista no invertiremos tiempo adicional en analizar cada medio de impugnación.
Sin embargo, si podemos mencionar lo lamentable que resulta que, debido a este
criterio arbitrario, los solicitantes se vean forzados a elegir entre:
Hay cuarta opción que da aún mayor contexto al problema que enfrentan los
solicitantes y supone presentar la solicitud de registro nuevamente: El criterio del que
venimos conversando es de tal manera arbitrario que, en ocasiones, al presentar
nuevamente la solicitud esta termina siendo concedida.
3. La otra cara de esta problemática:
Hay otra arista del problema que tenemos en SAPI, y que va de la mano de este
criterio ilegal para negar registros: Los examinadores con experiencia y formación
han venido abandonando SAPI, y puede ocurrir lo mismo con los muy pocos que
puedan permanecer aún en ese organismo. Si sumamos a esto el distanciamiento que
ha habido entre SAPI y la OMPI, podremos apreciar como durante mucho tiempo se
descontinuó el trabajo de formación de los examinadores.
Necesitamos que todos los funcionarios de SAPI estén bien formados, que conozcan
de derecho en general -no solamente de marcas y patentes- que estén conscientes de
la responsabilidad que implica examinar una solicitud, y que además dispongan de
las herramientas necesarias para hacer bien su trabajo. Para eso es clave que SAPI se
comprometa con su formación, que estreche nexos con la OMPI, con las otras oficinas
de la región, con las universidades, con organizaciones como INTA y como ASIPI;
y, por último, pero no menos importante, con COVAPI.
− hubiese sido alumno de la catedra de Propiedad Intelectual que dicta Leonel Salazar
en la UCV;
− o que por ejemplo hubiese hecho una búsqueda en la base de datos de la OMPI, o de
SIC, INDECOPI, INPI o INAPI, y se diera cuenta que sus colegas a lo largo de la
región, o del mundo, decidieron conceder ese registro.