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UNIDAD Nº1: EL DERECHO

Por Raúl Eugenio Martin Tejerizo

PRIMERA PARTE: NORMAS QUE REGULAN LA CONVIVENCIA SOCIAL.

1. La necesidad de regular la convivencia social

El hombre es un ser racional y dotado de libre albedrío, y que actúa para satisfacer
sus necesidades. Sin embargo, es el mismo tiempo un ser social, que vive naturalmente
en sociedad.

Por ello, en el camino de un hombre para conseguir sus intereses, se producirá un


choque inevitable con sus semejantes, con los cuales convive, quienes actuarán de la
misma manera.

En consecuencia, si cada uno hiciera lo que quisiera, sin limitación alguna, la


convivencia sería imposible y la vida en sociedad se convertiría en un caos. De ello surge
la necesidad referida a que la libertad de una persona encuentre su límite en la libertad de
los demás.

La convivencia social, entonces, supone necesariamente la existencia de reglas


que gobiernen las conductas de los hombres que viven en sociedad, que indiquen a los
miembros que integran la comunidad, aquello que no puede hacerse y las conductas que
necesariamente deben realizarse.

En síntesis, cierta parte de la actividad individual de los hombres deja de depender


del libre albedrío de cada uno para quedar sujeto a las reglas que dicta la comunidad. El
Derecho, es, entonces, uno de los mecanismos reguladores de la convivencia de los
hombres en sociedad.

2. Las Normas.

La vida del hombre en sociedad, o más concretamente la conducta humana, está


regulada por las normas.

Las normas son reglas o principios directivos de la conducta o actividad humana.


No intentan explicar los factores que la condicionan (juicio propio de las ciencias
sociales), sino que tratan de encauzarla o dirigirla en una cierta dirección.

Cabe destacar que las normas son reglas que expresan un deber ser, es decir que
no enuncian una conducta que ha sido, es o será, sino que una conducta que debe ser,
aunque no se cumpla en la realidad de los hechos.

Por ejemplo, el art. 79 del Código Penal establece que: “Se aplicará reclusión o
prisión de ocho a veinticinco años, al que matare a otro siempre que en este código no
se estableciere otra pena”.

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Si una persona es juzgada por homicidio y penada en base a lo que establece este
artículo, no obsta a su validez que el recluso se escape y no cumpla efectivamente la pena.
Esta circunstancia no quita validez a la norma, y siempre se bregará por lo que debe ser,
en este caso, el cumplimiento de la pena privativa de libertad para el homicida.

Establecida la naturaleza de las normas que rigen las conductas de los hombres,
es necesario destacar que éstas pueden ser de diferentes clases: jurídicas, morales,
sociales, técnicas, etc.

3. Normas Técnicas y Normas Éticas.

Una primera gran clasificación de las normas, distingue las normas técnicas de las
normas éticas.

Las normas técnicas se refieren a los medios, o sea, al procedimiento de la acción.


Responde al interrogante de cómo hacer algo. Una norma técnica establece cómo obtener
un determinado resultado. Su inobservancia dará como resultado la frustración del
objetivo perseguido por el agente.

En cambio, la norma ética responde a la inquietud referida a la finalidad de la


acción. En este caso, la pregunta es el para qué del obrar. En este caso, existe un juicio
de valor sobre la finalidad perseguida por la persona al desplegar su conducta, al
considerarla buena o mala, justa o injusta, conveniente o inconveniente, moral o inmoral,
etc. Se intenta encauzar las conductas hacia los valores deseados por la comunidad
(justicia, orden, paz, seguridad, etc.).

4. Normas Jurídicas y Normas Morales.

Las normas éticas se clasifican en normas jurídicas o normas del Derecho y


normas morales o normas de la Moral. Algunos autores consideran que la clasificación
es tripartita, incluyendo además a los usos y convencionalismos sociales.

Las normas morales regulan las acciones de las personas desde su fuero íntimo,
desde su propia conciencia. El sujeto incorpora la norma según sus propias creencias o
convicciones. En caso de incumplimiento, el sujeto podrá sufrir un cargo de conciencia o
arrepentimiento, pero nadie lo obligará a cumplir la norma por él elegida.

Las normas jurídicas, en cambio, son formas de actuar o reglas de conductas


ordenadas por el Estado para asegurar la convivencia social en forma justa, pacífica,
segura y solidaria. Son impuestas por el Estado, y éste puede hacerlas cumplir en forma
coactiva, si las personas no las cumplen voluntariamente.

Existen muchas teorías para diferenciar el Derecho de la Moral. Sólo


destacaremos las diferencias más notorias, según la opinión generalmente aceptada, entre
las normas jurídicas y las normas morales.

Existen tres diferencias básicas entre las normas jurídicas y las normas morales,
que pueden sintetizarse en el siguiente cuadro:

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Normas del Derecho o Normas de la Moral o
Normas Jurídicas Normas Morales
Bilaterales Unilaterales
Heterónomas Autónomas
Coercibles Incoercibles

Las normas jurídicas son bilaterales o intersubjetivas, porque hacen referencia a


la conducta de la persona en relación o en interferencia con otro u otros sujetos, es decir
hace referencia a dos personas como mínimo, regulando sus conductas en reciproca
interferencia. En cambio, las normas morales son unilaterales o subjetivas, porque hacen
referencia a la conducta de una persona en relación con otras conductas del mismo sujeto,
sin consideración alguna con otras personas. En ese sentido, la Moral puede extender su
esfera hacia la conducta aislada de un hombre, aun cuando viva sin otros sujetos a su
alrededor.

Las normas jurídicas son heterónomas por cuanto derivan su validez sin
consideración alguna a la voluntad de las personas a las cuales están destinadas a regir.
Sólo dependen de la voluntad del órgano de la comunidad llamado a dictar las normas (el
legislador). Desde ese punto de vista., la norma jurídica le es impuesta al sujeto, sin tener
en cuenta su voluntad, y aun cuando éste manifieste su decisión en sentido contrario a
aquélla. Por el contrario, las normas morales son autónomas, porque su fuente de validez
reside en la voluntad libre de quien debe cumplirlas. Es decir, el sujeto debe aceptar
voluntariamente a la norma moral como válida para que pueda regir su conducta.

La diferencia más notoria la constituye la existencia o no de coercibilidad,


presente en el Derecho, y de la cual carece la Moral. La coercibilidad es la posibilidad de
hacer cumplir una norma mediante la fuerza, en caso de inobservancia.

La coercibilidad de la norma jurídica es una consecuencia lógica del carácter


heterónomo del Derecho, puesto que, al no depender su validez de la voluntad del sujeto,
es necesario la aplicación de la fuerza para el caso de inobservancia por parte de las
personas reacias a observar la regla ordenada por la autoridad competente.

En cambio, la norma moral es incoercible en el sentido de que su cumplimiento


no puede serle impuesto al sujeto por la fuerza. En caso de inobservancia del precepto
moral, el infractor moral podrá sentir culpa o remordimiento, pero nadie lo obligará a
cumplir, dependiendo únicamente de su propia voluntad.

5. Usos y Convencionalismos Sociales.

Además del Derecho y de la Moral, la conducta social de los hombres está regida
por otro sistema normativo, los denominados usos y convencionalismos sociales, que
tienden en general a hacer más agradable la convivencia entre las personas. Son reglas de

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cortesía o de buen trato, que evolucionan a través del tiempo. El cumplimiento de estas
normas permite al sujeto ser aceptado en un grupo social determinado.

Estas normas sociales son unilaterales, ya que rigen sólo para el sujeto que las
acepta en comparación con otras conductas posibles que puede adoptar. En cambio, son
heterónomas, ya que no dependen de la voluntad del sujeto. Por último, son incoercibles,
ya que nadie puede obligar al sujeto a cumplir con una norma de cortesía. En este último
caso, la sanción será de tipo social (el rechazo por parte de la comunidad).

SEGUNDA PARTE: EL DERECHO. CONCEPTO. CLASIFICACION.

6. Concepto de Derecho.

Desde el punto de vista etimológico, la palabra derecho deriva del latín directus,
participio pasado de dirigere, que significa dirigir, alinear, encausar. El origen del término
nos orienta hacia la necesidad de dirigir o encausar las conductas de los hombres.

Existen numerosas definiciones del Derecho, y las diferencias entre ellas


dependen muchas veces en donde su autor pone el acento: en el sistema de normas, en las
conductas humanas objeto de las mismas o en los valores a los cuales debe encauzar
(justicia).

Por nuestra parte, compartimos la definición del tratadista Abelardo Torré, quien
define al derecho de la siguiente manera: “el derecho es el sistema de normas coercibles
que rigen la convivencia social”.

Analizando la definición, este autor sostiene lo siguiente:

a) El derecho es un sistema de normas porque constituye un conjunto más o menos


ordenado y jerarquizado de reglas o normas de conducta. Ello implica que entre
las normas existen relaciones de coordinación y de subordinación.
b) Las normas son coercibles, es decir, que son susceptibles de ser aplicadas
mediante la fuerza.
c) Las normas rigen la convivencia social, pues están destinadas a regir las relaciones
de los hombres entre sí.

7. Derecho Objetivo y Derecho Subjetivo.

La palabra Derecho tiene dos acepciones usuales, que constituyen las dos caras de
una misma moneda.

Desde el punto de vista subjetivo, la palabra derecho es sinónimo de facultad o


potestad. Es decir, el Derecho Subjetivo sería la facultad de una persona de realizar un
determinado acto. Por ejemplo, si hablamos del derecho de testar, de votar, de ejercer
toda industria lícita, etc, se está usando la palabra derecho desde un punto de vista
subjetivo.

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En cambio, cuando usamos la palabra derecho como el conjunto de normas, se
está empleando la palabra derecho desde un punto de vista objetivo. Por ejemplo, si
hablamos de Derecho Argentino nos estamos refiriendo al conjunto de normas jurídicas
que rigen en la República Argentina.

Ambos sentidos, de uso común, se implican mutuamente, ya que si una persona


tiene una facultad jurídica es porque una norma se la ha otorgado, y viceversa, las normas
tienen por destinatarios a las personas, a quien les otorgan facultades o les imponen
deberes.

8. Derecho Natural y Derecho Positivo.

El Derecho Natural ha sido caracterizado como aquel conjunto de normas de


carácter universal e inmutable, vigentes en todas las épocas históricas, de carácter
superior a las leyes humanas contingentes y que derivan de la propia naturaleza humana.

El Derecho Positivo es el conjunto de normas vigentes en un momento y lugar


histórico determinado. Este Derecho está influido por las condiciones sociales, las
posibilidades de coacción y la necesidad de consolidar el orden establecido.

El Derecho Natural tiene una doble acción sobre el Derecho Positivo: es una
barrera cuando el derecho positivo contradice sustancialmente al derecho natural (acción
negativa) y, por otro lado, es una guía u orientación (acción positiva).

En nuestro curso, centraremos nuestro estudio en el Derecho Positivo Argentino,


vigente en la actualidad.

9. Clasificación del Derecho Positivo.

El Derecho es una unidad, ya que constituye un sistema de normas jerárquico. Sin


embargo, para facilitar su estudio y su compresión, se lo suele dividir en Ramas.

La más amplia división del derecho positivo es la del derecho interno y derecho
internacional.

El Derecho Interno es aquel que rige las relaciones de las personas de un


determinado estado o país, ya sea entre dichas personas o entre ellas y el estado.

El Derecho Internacional es el que regla las relaciones entre los distintos estados
o entre personas de diferentes estados.

Por otra parte, tanto en el Derecho Interno como en el Internacional, podemos


distinguir el Derecho Público del Derecho Privado.

En el Derecho Público, el Estado interviene como poder público, en ejercicio de


la soberanía. En cambio, el Derecho Privado regula las relaciones de los particulares entre
sí, o entre estos y el propio estado, pero actuando como una persona jurídica común.

Se puede sintetizar la clasificación del Derecho Positivo en el siguiente cuadro:

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Publico
Internacional
Privado

Derecho Constitucional
Positivo Publico Administrativo
Penal
Procesal
Interno
Civil
Comercial
Privado del Trabajo
de Minería
Aeronáutico
etc.

El Derecho Internacional Público es el que regula lo relativo a las relaciones entre


los Estados considerados como entidades soberanas. Sus fuentes son los tratados
celebrados entre los distintos países. Es el más imperfecto de los derechos por la carencia
de un organismo encargado de aplicar las sanciones en caso de incumplimiento.

El Derecho Internacional Privado es el que establece las reglas que se deben


aplicar cuando una misma relación jurídica se encuentra o se ha originado bajo distintas
soberanías y existe conflicto entre varias legislaciones nacionales para encontrar una
solución al diferendo. El Derecho Internacional Privado se encarga de aplicar una serie
de principios para encontrar el régimen jurídico aplicable al caso.

El Derecho Constitucional es el encargado de estudiar la organización


fundamental del Estado, organizando el sistema de gobierno, y los principios
fundamentales relativos a la vida de un país. Normalmente abarca el estudio de la norma
fundamental del estado, la Constitución.

El Derecho Administrativo regula la organización y funcionamiento de la


Administración Pública, y se caracteriza por la variabilidad y amplitud de sus
disposiciones, en donde el Estado actúa en un plano de superioridad con relación a los
particulares.

El Derecho Penal constituye la parte del derecho que se refiere a los delitos y a la
aplicación de las penas para proteger el orden público. Se encarga de regular la potestad
represiva del estado en defensa de la sociedad para castigar las conductas que se
consideran disvaliosas (delitos).

El Derecho Procesal está constituido por el conjunto de normas que regulan la


actividad jurisdiccional del estado para la aplicación de las leyes, y su estudio comprende
la organización del poder judicial, la determinación de la competencia de los funcionarios

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que lo integran y las reglas de procedimiento que deben observar el juez y las partes en
la tramitación de los procesos sometidos a resolución del poder judicial.

El Derecho Civil establece las reglas generales que rigen las relaciones jurídicas
de los habitantes, para satisfacer las necesidades de carácter humano, siempre y cuando
dichas relaciones no resulten comprendidas por otras ramas del derecho, revistiendo
actualmente un carácter residual. En el Derecho Civil se estudian las normas sobre
personas, relaciones de familia, obligaciones, contratos, sucesiones, entre otras materias.

El Derecho Comercial regula la actividad comercial del hombre, estudiando las


relaciones jurídicas establecidas entre los comerciantes.

El Derecho del Trabajo regla las relaciones entre trabajadores y empleadores, en


marco del contrato de trabajo en relación de dependencia. Si bien lo ubicamos dentro del
Derecho Privado, no puede dejar de señalarse que muchas de sus normas están imbuidas
de un fuerte contenido de orden público, de carácter irrenunciable, en el marco del
principio de protección de la parte débil del contrato, el trabajador.

El Derecho de Minería establece las normas sobre propiedad, exploración y


explotación de las minas y sustancias minerales.

El Derecho Aeronáutico reglamenta la actividad aérea mediante una legislación


especial contenida en el Código Aeronáutico.

Por último, no puede dejar de destacarse que pueden surgir nuevas ramas del
derecho privado, cuando una materia en particular tenga unas normas especiales, objeto
de estudio particularizado.

TERCERA PARTE: FUENTES DEL DERECHO.

10. Las Fuentes del Derecho. Clasificación.

Las Fuentes del Derecho son los hechos o acontecimientos que provocan el
surgimiento o el nacimiento de las normas jurídicas.

Tradicionalmente se las clasifica a las fuentes en fuentes formales y fuentes


materiales.

Las Fuentes Materiales los factores y elementos de la convivencia social que


provocan, caracterizan y determinan el contenido de las normas jurídicas, en un momento
y lugar determinados. No provocan el formal surgimiento de una norma jurídica, pero
inciden en el proceso de nacimiento de las mismas.

Las Fuentes Formales son aquellos actos o hechos a los cuales se les atribuye una
aptitud específica para crear normas jurídicas. Es decir, son aquellos actos de la voluntad
social que provocan el surgimiento de una norma del Derecho.

Tradicionalmente, la doctrina ha señalado la existencia de cuatro fuentes del


derecho:
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1) la Ley;
2) la Costumbre;
3) la Jurisprudencia; y
4) la Doctrina.

Históricamente la primera fuente fue la costumbre, pero en la actualidad la fuente


predominante es la ley, que, por su importancia, se estudiará por separado.

La ley, la costumbre y la jurisprudencia tienen el carácter de fuente formal; en


cambio la doctrina es una fuente material.

11. Las Fuentes del Derecho en el Código Civil y Comercial de la Nación.

El Código Civil y Comercial de la Nación (CCCN), en su primer artículo,


establece cuales son las fuentes del derecho aplicables. En efecto, el citado artículo
dispone:

ARTICULO 1°.- Fuentes y aplicación. Los casos que este Código rige deben ser resueltos según
las leyes que resulten aplicables, conforme con la Constitución Nacional y los tratados de
derechos humanos en los que la República sea parte. A tal efecto, se tendrá en cuenta la finalidad
de la norma. Los usos, prácticas y costumbres son vinculantes cuando las leyes o los interesados
se refieren a ellos o en situaciones no regladas legalmente, siempre que no sean contrarios a
derecho.

En consecuencia, el Código Civil y Comercial de la Nación dispone que los casos


deben resolverse según las leyes que resulten aplicables, conforme la Constitución
Nacional y los tratados de derechos humanos en los que la Republica sea parte, como por
ejemplo los tratados mencionados por el art. 75, inc. 22 de la Constitución Nacional. Por
otra parte, establece una pauta específica al mandar tener en cuenta la finalidad de la
norma. También considera la aplicación de las costumbres, a las cuales nos referimos a
continuación.

12. La Costumbre.

Como ya se señalara, la costumbre constituyó la primera y por mucho tiempo


exclusiva, fuente del derecho. En efecto, la norma consuetudinaria es la fuente
espontánea del derecho, cuando una sociedad realiza en forma habitual y repetida una
cierta conducta, con la convicción de su obligatoriedad por parte de los miembros que
integran la comunidad.

Se puede definir a la costumbre como la repetición de una serie de actos en el


mismo sentido por parte de la comunidad con la convicción de su obligatoriedad.

En la costumbre intervienen dos elementos:

1) regla de conducta repetida y habitual por parte de la sociedad (elemento material);


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2) existencia de una convicción de la obligatoriedad de la regla en la comunidad
(elemento espiritual).

El art. 1º del CCCN dispone en su parte final que los usos, prácticas y costumbres,
siempre que no sean contrarios a derecho, son vinculantes cuando:

1) Las leyes o los interesados se refieren a ellos – remisión legal o contractual-. En


este caso la ley o las partes en un contrato han dispuesto que se aplique una norma
consuetudinaria.
2) En situaciones no regladas legalmente –vacío legal-.

En relación al primer supuesto, es común en materia contractual la remisión por


parte de las normas legales a los usos o costumbres de plaza. Por ejemplo, en el contrato
de compraventa, el art. 1143 del CCCN dispone que, en el caso de compraventa de cosas
muebles, si no se ha señalado ni expresa ni tácitamente el precio ni se ha estipulado un
medio para determinarlo, se hace referencia al precio cobrado en el momento de
celebración del contrato para tales mercaderías, vendidas en circunstancias semejantes,
en el tráfico mercantil de que se trate. O el supuesto previsto por el art. 1147 del mismo
cuerpo legal en cuanto dispone que el plazo para la entrega de la cosa en la compraventa
debe hacerse dentro de las veinticuatro horas de celebrado el contrato, excepto que de la
convención o los usos resulte otro plazo.

Respecto a la aplicación de costumbres en caso no regulados legalmente, un


ejemplo clásico lo constituyó el apellido de la mujer casada, antes de la promulgación de
la Ley del Nombre nº18.248 en 1.968. Antes de la sanción de dicho estatuto legal, no
existía ninguna norma legal que impusiera a la mujer casada la obligación de adicionar a
su apellido de soltera el apellido de su marido, anteponiéndole la preposición “de”. Sin
embargo, un esposo podía considerarse agraviado por la actitud de su mujer de no usar su
apellido, en base a una norma consuetudinaria, muy arraigada en nuestras costumbres en
esa época, que resultaba aplicable ante el vacío legal existente. Se aclara que, en el día de
la fecha, la regulación de los apellidos de los cónyuges, dentro del marco del matrimonio,
se encuentra regulado por el art. 67 del CCCN, en donde es una facultad y no una
obligación legal el uso del apellido del cónyuge.

Sin embargo, la aplicación de una norma consuetudinaria encuentra un límite: no


debe ser contraria a derecho. De esa manera, no podría dársele validez jurídica a una
costumbre, por más arraigada que se encuentre en la población, que admita, por ejemplo,
mutilaciones en las personas u otras prácticas degradantes de la integridad personal.

Por último, se debe aclarar que nuestro sistema jurídico no se admite que una
costumbre deje sin efecto a una norma legal (desuetudo).

13. La Jurisprudencia.

La jurisprudencia es el conjunto de fallos o sentencias judiciales dictadas en casos


similares en un idéntico sentido.

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De manera preliminar, si un caso llega a conocimiento de un juez, este se
encuentra obligado a darle una solución a la controversia, sin que pueda alegar que el
silencio o la oscuridad de las leyes. Al respecto, dispone el art. 3º del CCCN:

ARTICULO 3°.- Deber de resolver. El juez debe resolver los asuntos que sean sometidos
a su jurisdicción mediante una decisión razonablemente fundada.

Si la solución del caso es clara por la letra de la ley, el juez no encuentra mayores
inconvenientes para dictar sentencia. En cambio, cuando la ley no contempla el caso o
cuando las leyes aplicables resultan susceptibles de varias interpretaciones posibles, cobra
relevancia la opinión de los otros jueces ya que han resuelto una situación similar. Cuando
varios jueces emiten sus fallos en casos similares, en una determinada interpretación o
solución, habiendo otras posibles, nos encontramos en presencia de una jurisprudencia.

La organización del poder judicial contempla varias instancias. En primer término,


interviene un juzgado de primera instancia, generalmente de carácter unipersonal, que
tramita y resuelve la cuestión litigiosa mediante el dictado de la sentencia. Luego, las
sentencias de primera instancia pueden ser revisadas por las Cámaras de Apelaciones,
tribunales colegiados de dos o más integrantes, constituyendo una segunda instancia, que
pueden confirmar o revocar lo decidido por la instancia anterior. Y por último, una
instancia excepcional a cargo de la Corte Suprema de Justicia. En los ámbitos
provinciales, se debe agregar a las dos instancias ordinarias, la existencia de Cortes
Supremas o Superiores Tribunales de Justicia de las Provincias, y sus resoluciones
podrían ser eventuales revisadas por la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

La sentencia dictada por el juez es una norma individual, solo aplicable al caso y
de aplicación obligatoria solo para las partes intervinientes. Por ello, la jurisprudencia, en
principio no obliga al juez, aunque emane de tribunales superiores (Cámara de
Apelaciones o Corte Suprema). Desde ese aspecto, la jurisprudencia no es vinculante. Sin
embargo, la unificación de los diferentes criterios jurisprudenciales se produce de hecho,
cuando la cuestión es zanjada por el Máximo Tribunal. Y normalmente las instancias
inferiores suelen seguir el criterio establecido por el Superior Tribunal, aunque no tengan
obligación jurídica de hacerlo.

Sin embargo, debe destacarse la existencia de los fallos plenarios. En el ámbito


del Poder Judicial de la Nación, las Cámaras de Apelaciones de los diferentes fueros
suelen encontrarse divididas en varias Salas, como ocurre en la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires. Cuando una misma cuestión ha sido resuelta en forma diferente, o hasta
contradictoria, por las diferentes Salas de una misma Cámara existe la posibilidad de
plantear la necesidad de dictar un fallo plenario, o sea la decisión del Tribunal de Segunda
Instancia o Cámara de Apelaciones de un mismo fuero, dictada en pleno, es decir, por
todos los integrantes del Tribunal, para unificar el criterio sobre la cuestión traída a
debate, que será obligatoria a partir del dictado del mismo para todas las Salas del
Tribunal y para todos los jueces de primera instancia del mismo fuero. Este efecto está
previsto por el art. 303 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, incorporado

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por ley 27.500. La interpretación contenida en el fallo plenario solo puede ser dejada de
lado mediante el dictado de un nuevo fallo plenario.

En el caso de los fallos plenarios, la jurisprudencia tiene el carácter vinculante


para todos los tribunales comprendidos. Se deja aclarado que en el ámbito del Poder
Judicial de la Provincia de Tucumán no existen los fallos plenarios.

14. La Doctrina.

La doctrina es la opinión de los científicos del Derecho. O, dicho de otro modo,


las conclusiones de los juristas o tratadistas del Derecho que expresan en sus obras o
trabajos. Tales conclusiones no tienen el carácter de fuente formal, en el sentido que sus
opiniones no son vinculantes para los operadores jurídicos, en especial, para los jueces.

Sin embargo, no cabe duda alguna que la doctrina tiene el carácter de fuente
material, ya que las opiniones de los autores más prestigiosos son especialmente tenidas
en cuentas por los jueces en sus sentencias, y eventualmente por el legislador, en los
procesos de los cambios legislativos. Por otra parte, la doctrina tiene el efecto de iluminar
a los ciudadanos sobre el conocimiento acabado de sus derechos, indispensable para su
pleno ejercicio.

CUARTA PARTE: LA LEY.

15. La Ley. Definición. Acepciones.

Se puede definir a la ley como norma general establecida mediante la palabra


por el legislador.

Esta definición tiene cuatro elementos:

1) Norma general. Constituye un sentido de conducta aplicable a un número


indeterminado de casos, para toda la comunidad o una parte de ella. No se puede
determinar, al momento de su dictado, a quién o quienes se aplicará la norma.
2) Establecimiento. Se encuentra establecido de antemano, generalmente en la norma
constitucional, un procedimiento para que se constituya en forma clara e inequívoca la
voluntad del legislador de crear la norma legal.
3) Mediante la palabra. La norma legal significa que el legislador ha establecido
conductas genéricas mediante la palabra, normalmente por escrito. Por medio de la
palabra, el legislador otorga significados sobre las conductas previstas en la norma. Si
falta la palabra, nos encontramos ante normas consuetudinarias.
4) El legislador. Existe un órgano de la comunidad facultado para el establecimiento
de las normas legales. La ausencia de legislador importaría la desaparición de la ley, ya
que no existiría el órgano encargado de dictarlas.

Por otra parte, se debe destacar que existen dos acepciones comunes de la palabra
Ley. En un sentido amplio, se incluye dentro de la ley a toda norma de carácter general
emanada del órgano competente. En este sentido amplio, es ley tanto la propia

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Constitución, las leyes comunes emanadas del Poder Legislativo, los decretos dictados
por el Poder Ejecutivo, las Ordenanzas Municipales, las Resoluciones dictadas por las
correspondientes reparticiones administrativas. En un sentido estricto o restringido, se
reserva la palabra ley para los actos emanados del Poder Legislativo.

16. Clasificaciones de la Ley.

Existen varios criterios para clasificar a las leyes. Por nuestra parte, se enuncian a
continuación algunos de ellos, que se consideran más relevantes a los fines de este curso.

Por el alcance geográfico, y teniendo en cuenta la organización de la República


Argentina como un Estado Federal, puede clasificarse en leyes nacionales y leyes
provinciales. Las primeras son dictadas por el Congreso de la Nación con vigencia en
todo el ámbito de la República. Las leyes provinciales, en cambio, son dictadas por el
Poder Legislativo establecido en cada una de las Provincias que integran la Nación, y
tienen su ámbito territorial de vigencia en la Provincia respectiva. El ámbito de actuación
de los diferentes poderes legislativos (nacional y provinciales) se encuentra distribuido
por la Constitución Nacional, siendo el principio rector que las Provincias conservan todo
poder no delegado por la Constitución Nacional a la Nación.

Por la fuerza de su obligatoriedad, nos encontramos ante leyes imperativas y leyes


supletorias. Las leyes imperativas son aquellas normas legales que se imponen a los
particulares independientemente y aun contradiciendo cualquier manifestación de
voluntad de los mismos. En este caso, los particulares no pueden regular a su placer las
relaciones jurídicas, sino que ellas se encuentran previstas y normadas por la ley, como
ocurre en las relaciones de familia o el régimen de adquisición del dominio, entre otros
casos.

En las leyes imperativas está interesado el orden público, que puede ser
conceptuado como el conjunto de valores y principios fundamentales que hacen a la
organización social de una determinada comunidad. En concordancia, el art. 12 del CCCN
dispone:

ARTICULO 12.- Orden público. Fraude a la ley. Las convenciones particulares no


pueden dejar sin efecto las leyes en cuya observancia está interesado el orden público.
El acto respecto del cual se invoque el amparo de un texto legal, que persiga un resultado
sustancialmente análogo al prohibido por una norma imperativa, se considera otorgado
en fraude a la ley. En ese caso, el acto debe someterse a la norma imperativa que se trata
de eludir.

En cambio, en las leyes supletorias, en materias en la que no está interesado el


orden público, el ordenamiento jurídico sólo suple la omisión o el silencio de los
interesados, permitiendo que estos pacten en forma diversa a la solución prevista por la
ley. Ello es muy común en materia contractual, conforme lo previsto por el art. 962 del
CCCN:

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ARTICULO 962.- Carácter de las normas legales. Las normas legales relativas a los
contratos son supletorias de la voluntad de las partes, a menos que de su modo de
expresión, de su contenido, o de su contexto, resulte su carácter indisponible.

Por la naturaleza de los derechos que regula, se puede clasificarlas en leyes de


fondo y leyes de forma. Las leyes de fondo son las que establecen los derechos de las
personas; en cambio, las leyes de forma son aquellas que regulan el procedimiento para
actuar ante el Poder Judicial para el reconocimiento de los derechos establecidos por una
ley de fondo. En nuestro sistema constitucional, esta distinción tiene importancia, ya que
las leyes de fondo son nacionales, ya que su dictado es una facultad del Congreso de la
Nación, conforme el art. 75, inc. 12, de la Constitución Nacional; en cambio, las leyes de
forma o procesales son facultades de las Provincias. Por ejemplo, una disputa entre un
comprador y un vendedor sobre los alcances de un contrato de compraventa debe
consultarse en cuanto a los derechos y obligaciones de las partes al Código Civil y
Comercial de la Nación (ley de fondo); pero sobre la forma de redactar la demanda que
el comprador iniciará en contra del vendedor deberá estarse a las leyes de forma
provinciales; en el caso de la Provincia de Tucumán, debe consultarse al Código Procesal
Civil y Comercial de la Provincia (ley 6176).

17. Mecanismo de formación de las Leyes.

Para que surja una ley, es necesario seguir el procedimiento establecido por la
norma constitucional. La organización del Poder Legislativo y el procedimiento a seguir
para el alumbramiento de la legislación constituye una materia propia del derecho
constitucional de cada Estado. En un sistema federal de gobierno, como el nuestro, las
constituciones provinciales organizan la composición del poder legislativo provincial y
el mecanismo a seguir para la sanción de las leyes locales.

La complejidad del mecanismo o procedimiento de la formación de las leyes está


íntimamente ligado a la composición del Poder Legislativo, ya que si éste es unicameral,
la sanción del proyecto de ley solo requiere la intervención de la única cámara legislativa;
en cambio, si se organiza en forma bicameral, deben intervenir ambas cámaras en la
sanción de las leyes. A nivel federal, el Poder Legislativo está compuesto por un Congreso
de la Nación integrado por dos cámaras: Diputados y Senadores. En Tucumán, como en
la mayoría de las provincias argentinas, el Poder Legislativo es unicameral y está
integrado por una Legislatura compuesta por 49 integrantes.

El proceso de formación de las leyes puede distinguirse las seis etapas siguientes:

a) Iniciativa.
b) Discusión.
c) Sanción.
d) Promulgación.
e) Publicación.
f) Vigencia.

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La iniciativa consiste en la facultad de proponer una ley al Poder Legislativo para
su discusión y eventual sanción.

El art. 77 de la Constitución Nacional establece que las leyes pueden tener


principio en cualquiera de las Cámaras del Congreso, con proyectos presentados por sus
miembros o por el Poder Ejecutivo, salvo las excepciones previstas en el mismo texto
constitucional.

Asimismo, el art. 69 de la Constitución de la Provincia de Tucumán dispone que


las leyes pueden tener principio por proyectos presentados por los legisladores, por el
Vicegobernador o por el Poder Ejecutivo. A diferencia del régimen nacional, el
Vicegobernador tiene facultad constitucional para presentar proyectos de ley, lo que no
ocurre con el Vicepresidente de la Nación.

En nuestro país, el Poder Judicial no tiene iniciativa de ley, con el propósito de


evitar que se mezcle en cuestiones de orden político; salvo algunas excepciones, como el
caso del art. 152 de la Constitución de la Provincia de Jujuy que otorga al Poder Judicial
la iniciativa para proyectos de ley relacionados con la administración de justicia.

A su vez, el art. 39 de la Constitución Nacional prevé la iniciativa popular. El


citado artículo establece:
Artículo 39.- Los ciudadanos tienen el derecho de iniciativa para presentar proyectos de
ley en la Cámara de Diputados. El Congreso deberá darles expreso tratamiento dentro
del término de doce meses.
El Congreso, con el voto de la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada
Cámara, sancionará una ley reglamentaria que no podrá exigir más del tres por ciento
del padrón electoral nacional, dentro del cual deberá contemplar una adecuada
distribución territorial para suscribir la iniciativa.
No serán objeto de iniciativa popular los proyectos referidos a reforma constitucional,
tratados internacionales, tributos, presupuesto y materia penal.

Por último, en cuanto a la iniciativa, a nivel nacional se prevé que los proyectos
de ley pueden tener inicio por cualquiera de las Cámaras del Congreso, con las
excepciones que la propia Constitución establece. Ello debido a que, en la dinámica del
procedimiento legislativo, la cámara de origen es decisiva para imponer la redacción
definitiva del texto legal. Por ello, en determinados casos, la Constitución determina la
Cámara de Origen. En efecto, los proyectos referidos a contribuciones y reclutamiento de
tropas deben tener origen por la Cámara de Diputados (art. 52 C.N.); en cambio, los
proyectos referidos a coparticipación federal de impuestos (art. 75, inc. 2º, CN) y
referidos al desarrollo de provincias y regiones (art. 75, inc. 19, CN), deben tener origen
por el Senado.
La discusión consiste en el debate del proyecto de ley, que solo puede darse en el
ámbito del Poder Legislativo, y de acuerdo con sus reglamentos internos. Salvo el caso
excepcional que el proyecto sea tratado sobre tablas – es decir en forma inmediata por el
plenario legislativo-, el proyecto de ley es tratado en una o más comisiones internas de
cada cámara, despachado por las mismas, puesto en el orden del día de la sesión y
aprobado en general y en particular por el plenario de la Cámara.

14
La sanción consiste en la aprobación del proyecto de ley por parte del Poder
Legislativo. En el caso de Tucumán, consiste en la aprobación por la Legislatura
unicameral. En cambio, a nivel federal, una ley debe ser aprobada por ambas cámaras del
Congreso bicameral.
Por ello, el mecanismo de sanción de las leyes nacionales es más complejo y
requiere la intervención de ambas cámaras para que un proyecto pueda convertirse en ley.
El proceso puede sintetizarse en el siguiente cuadro:

Caso Cámara de Origen Cámara Revisora Resultado


Primera Aprueba Aprueba Pasa el Poder Ejecutivo
Hipótesis Nacional (PEN)
(art. 78 CN)
Segunda Rechaza --------------------- No puede repetirse en
Hipótesis las sesiones de ese ano
(art. 81 CN, Aprueba Rechaza
primera parte)
Tercera Aprueba Aprueba con Vuelve a la Cámara de
Hipótesis modificaciones Origen. Si esta aprueba
(art. 81 CN, las modificaciones pasa
segunda parte) el PEN el proyecto
modificado.
Aprueba Aprueba con Vuelve a la Cámara de
modificaciones Origen. Si insiste en la
redacción original,
deben distinguirse las
mayorías. Solo se envía
al PEN el proyecto
modificado si la Cámara
Revisora introdujo
modificaciones con 2/3
de los votos y la Cámara
de Origen insiste con
mayoría absoluta, en
otro caso pasa al PEN el
proyecto original.

La promulgación es la aprobación del Poder Ejecutivo del proyecto de ley


sancionado por el Poder Legislativo. Esta promulgación puede ser expresa mediante el
dictado de un decreto o tácita al dejar transcurrir el plazo fijado por la Constitución para
manifestar su oposición. En el caso de la Constitución Nacional se establece un plazo de
diez días útiles (art. 80). La Constitución de la Provincia de Tucumán fija idéntico plazo
(art. 73).
El Poder Ejecutivo puede oponerse al proyecto de ley ejerciendo el derecho de
veto. Este veto puede ser total o parcial. En este último caso, las partes no observadas
solamente podrán ser promulgadas si tienen autonomía normativa y su aprobación parcial
no altera el espíritu ni la unidad del proyecto sancionado por el Poder Legislativo.

15
De acuerdo al art. 83 CN, desechado en el todo o en parte un proyecto por el Poder
Ejecutivo, vuelve con sus objeciones a las Cámaras. Si ambas Cámaras lo sancionan por
mayoría de dos tercios, el proyecto es ley y pasa al Poder Ejecutivo para su promulgación.
Si las Cámaras no logran la insistencia con la mayoría necesaria, el proyecto no podrá
repetirse en las sesiones de aquel año. Un régimen similar, pero con la intervención de la
Legislatura unicameral prevén los arts. 72 a 74 de la Constitución de la Provincia de
Tucumán.
La publicación de la ley consiste el acto destinado al conocimiento de la ley por
parte de los habitantes. Y esto es esencial, ya que de acuerdo con el art. 19 de la CN
ningún habitante de la Nación puede ser obligado a hacer lo que la ley no manda ni
privado de aquello que no prohíbe. El acto de la publicación se considera realizado
mediante su inserción en el diario de publicaciones legales, el Boletín Oficial. En realidad,
este acto de publicación, más que un medio de efectivo conocimiento por parte de la
población, es un punto de partida para fijar a partir de qué momento la ley se presume
conocida.
La vigencia de la ley es el momento a partir del cual una ley entra en vigor, es
decir, ya se considera obligatoria. El art. 5º del CCCN dispone:
ARTICULO 5°.- Vigencia. Las leyes rigen después del octavo día de su publicación
oficial, o desde el día que ellas determinen.
Con respecto a la vigencia, el Código dispone que una ley entra en vigor:
1) desde el momento que la propia ley determine; o
2) en su defecto, después del octavo día de su publicación oficial.

18. Derogación.

La derogación de una ley significa dejarla sin efecto, su pérdida de vigencia. En


nuestro sistema, una ley solo puede ser derogada por otra ley. En particular no se admite
que una costumbre pueda dejar sin efecto a una ley.

La derogación puede ser expresa cuando el propio texto legal indica cuales son
las leyes que quedan sin efecto. En cambio, la derogación es tácita cuando resulta de la
incompatibilidad entre una ley anterior y otra posterior, siendo el principio que la ley
posterior deroga a la ley anterior, para evitar la existencia de dos reglas contradictorias
sobre una misma conducta.

19. Ámbito Subjetivo de Aplicación.

El Código Civil y Comercial de la Nación, en el art. 4º, establece el ámbito


subjetivo de aplicación de las leyes. La norma citada dispone:

ARTICULO 4°.- Ámbito subjetivo. Las leyes son obligatorias para todos los que habitan
el territorio de la República, sean ciudadanos o extranjeros, residentes, domiciliados o
transeúntes, sin perjuicio de lo dispuesto en leyes especiales.

16
En consecuencia, la regla es la aplicación de las leyes a todos los habitantes de la
Nación, sin perjuicio de ámbitos específicos de validez en cuanto a las personas
establecidos en regímenes legales especiales.

20. Eficacia Temporal de las Leyes.

Con respecto a la eficacia temporal de las leyes, el art. 7º del CCCN dispone:

ARTICULO 7°.- Eficacia temporal. A partir de su entrada en vigencia, las leyes se


aplican a las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existentes.
La leyes no tienen efecto retroactivo, sean o no de orden público, excepto disposición en
contrario. La retroactividad establecida por la ley no puede afectar derechos amparados
por garantías constitucionales.
Las nuevas leyes supletorias no son aplicables a los contratos en curso de ejecución, con
excepción de las normas más favorables al consumidor en las relaciones de consumo.

Por lo expuesto, el Código Civil y Comercial establece la irretroactividad de la


ley, es decir, su aplicación para el futuro, sin afectar, en principio a las relaciones ya
concluidas, salvo disposición en contrario. Sin embargo, en ningún caso se pueden afectar
derechos amparados por garantías constitucionales.

Con respecto a los efectos sobre las relaciones jurídicas existentes, se aplican en
forma inmediata a los efectos futuros sobre hechos o actos anteriores a su vigencia.

Por último, las nuevas leyes supletorias no son aplicables a los contratos en curso
de ejecución, ya que el sentido es suplir la voluntad de las partes, por lo que no se puede
remitir a un estatuto legal inexistente al momento de la contratación. La excepción a esta
regla es la aplicación de las normas más favorables al consumidor en las relaciones de
consumo.
21. Inexcusabilidad y Renuncia de las Leyes.

Las leyes son obligatorias para las personas y estas no pueden alegar su ignorancia
para excusar de su cumplimiento, salvo que la excepción esté consagrada por el sistema
jurídico. Al respecto, el art. 8º del CCCN dispone:

ARTICULO 8°.- Principio de inexcusabilidad. La ignorancia de las leyes no sirve de


excusa para su cumplimiento, si la excepción no está autorizada por el ordenamiento
jurídico.

En concordancia, tampoco está permitida la renuncia general de las leyes. En


efecto, el art. 13 del CCCN dispone:

ARTICULO 13.- Renuncia. Está prohibida la renuncia general de las leyes. Los efectos
de la ley pueden ser renunciados en el caso particular, excepto que el ordenamiento
jurídico lo prohíba.

17
Solo se puede renunciar a un derecho consagrado por un estatuto legal en
particular, siempre y cuando su renuncia no esté prohibida. Por ejemplo, el art. 539 del
CCCN prohíbe la renuncia del derecho a reclamar alimentos.

22. Decretos.

Los decretos son las normas emanadas del Poder Ejecutivo. En nuestro sistema,
los decretos se encuentran regulados en base a las atribuciones conferidas al P.E.N. por
el art. 99 de la Constitución Nacional.

A los decretos los podemos clasificar de la siguiente manera:

1) Autónomos: son la consecuencia del ejercicio de una función propia del P.E, otorgada
por la Constitución Nacional, como por ejemplo el nombramiento de los empleados de la
Administración Pública Nacional, que no esté regulado de otra manera (art. 99, inc. 7º,
CN).

2) Reglamentarios: son aquellos que expiden las instrucciones y reglamentos que sean
necesarios para la ejecución de las leyes de la Nación, cuidando de no alterar su espíritu
con excepciones reglamentarias (art. 99, inc. 2º, CN).

3) Delegado: ejerce una función delegada por el Congreso, de acuerdo a lo previsto por
el art. 76 CN, que dispone: “Se prohíbe la delegación legislativa en el Poder Ejecutivo,
salvo en materias determinadas de administración o de emergencia pública, con plazo
fijado para su ejercicio y dentro de las bases de la delegación que el Congreso
establezca”.

4) de Necesidad y Urgencia (DNU): implica el ejercicio de facultades legislativas por el


P.E.N., invocando razones de necesidad y urgencia, de acuerdo al art. 99, inc. 3º, CN, que
textualmente dispone:
Participa de la formación de las leyes con arreglo a la Constitución, las promulga y hace
publicar.
El Poder Ejecutivo no podrá en ningún caso bajo pena de nulidad absoluta e insanable, emitir
disposiciones de carácter legislativo.
Solamente cuando circunstancias excepcionales hicieran imposible seguir los trámites ordinarios
previstos por esta Constitución para la sanción de las leyes, y no se trate de normas que regulen
materia penal, tributaria, electoral o de régimen de los partidos políticos, podrá dictar decretos
por razones de necesidad y urgencia, los que serán decididos en acuerdo general de ministros
que deberán refrendarlos, conjuntamente con el jefe de gabinete de ministros.
El jefe de gabinete de ministros personalmente y dentro de los diez días someterá la medida a
consideración de la Comisión Bicameral Permanente, cuya composición deberá respetar la
proporción de las representaciones políticas de cada Cámara. Esta comisión elevará su despacho
en un plazo de diez días al plenario de cada Cámara para su expreso tratamiento, el que de
inmediato considerarán las Cámaras. Una ley especial sancionada con la mayoría absoluta de
la totalidad de los miembros de cada Cámara regulará el trámite y los alcances de la intervención
del Congreso.

Los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) son una verdadera anomalía al


sistema republicando de gobierno, al implicar el ejercicio de facultades legislativas por
parte del P.E.N., que lamentablemente la realidad ha impuesto y la Constitución ha

18
regulado mediante la reforma constitucional de 1.994, en el texto del inc. 3º del art. 99,
anteriormente transcripto. La reglamentación del control legislativo de los DNU ha sido
establecida por medio de la ley 26.122 (2006).

La síntesis del régimen de los DNU es la siguiente:


• La Constitución prohíbe al Poder Ejecutivo dictar normas de carácter legislativo.
• Cuando por circunstancias excepcionales no se pueda seguir el trámite ordinario
para la sanción de las leyes el PE puede dictar decretos de necesidad y urgencia
• No se puede dictar decretos de esta clase en materia penal, tributaria, electoral o
de régimen de partidos políticos.
• El DNU debe ser decidido en acuerdo general de Ministros y debe ser elevado a
la Comisión Bicameral Permanente por el Jefe de Gabinete de Ministros en un
plazo de diez días.
• La Comisión Bicameral Permanente está compuesta por 8 diputados y por 8
senadores. La Comisión elabora un dictamen sobre la validez del decreto y lo
somete a cada Cámara.
• Cada Cámara determinará si acepta o rechaza el decreto por medio de una
resolución, sin poder modificar el texto del DNU. Solo el rechazo por ambas
Cámaras determina su derogación.

Por último, hay que diferenciar al Decreto de Necesidad y Urgencia de un Decreto


Ley. El DNU es dictado por un Poder Ejecutivo elegido democráticamente, en el marco
establecido por la Constitución y las leyes, con el debido control del Congreso. El
Decreto Ley es un decreto de naturaleza legislativa dictado por el Poder Ejecutivo de
facto, en épocas de anormalidad institucional, en las cuales no funciona el Congreso de
la Nación.
23. Ordenanzas y Resoluciones.

La Ordenanza, en nuestro sistema jurídico, es una norma general, de rango


inferior a la ley, utilizada para denominar a las reglamentaciones dictadas por las
Municipalidades, por parte de su órgano legislativo, el Concejo Deliberante.

En el ámbito de la Provincia de Tucumán, el régimen municipal está previsto por


los arts. 132 a 143 de la Constitución Provincial y por la Ley Orgánica de las
Municipalidades nº5.529. La formación y la sanción de las Ordenanzas están reguladas
por los arts. 28 a 37 de la citada ley.

Las Resoluciones son normas de carácter individual o general dictadas por una
autoridad administrativa, dentro del ámbito de su competencia. Tienen jerarquía inferior
a las leyes y los decretos, a los cuales deben subordinarse.

Sin embargo, las resoluciones suelen tener gran impacto en la actividad económica
y social, pues tienen un grado de flexibilidad, oportunidad e información que la ley, por
su generalidad y complejidad en su dictado, puede carecer, y en ese sentido la
complementan (aunque no puedan contradecirla).

19
24. Sistema Normativo.

Las normas no se encuentran aisladas sino integradas en un sistema normativo de


carácter jerárquico, en cuya cúspide se encuentra la Constitución Nacional y a la cual
deben adaptarse las demás normas. En efecto, el art. 31 de la CN dispone: ”Esta
Constitución, las leyes de la Nación que en su consecuencia se dicten por el Congreso y
los tratados con las potencias extranjeras son la ley suprema de la Nación; y las
autoridades de cada provincia están obligadas a conformarse a ella…”.

En consecuencia, la Constitución Nacional organiza un sistema jerárquico de


normas, conforme el siguiente detalle, en orden de importancia:

1. En la cúspide del sistema, se encuentra la Constitución Nacional (CN). Asimilada a


ella, los Tratados Internacionales de Derechos Humanos con Jerarquía
Constitucional (TDI) (artículos 31 y 75, inciso 22 CN).
2. Los Tratados Internacionales sin jerarquía constitucional, inclusive los de
integración regional y las normas dictadas en su consecuencia, tienen jerarquía
superior a las leyes (artículos 31 y 75 incisos 22 y 24 CN).
3. Leyes del Congreso de la Nación (artículos 31 y 75 incisos 22 y 24 CN)
4. Decretos del Poder Ejecutivo de la Nación (artículo 99 CN).
5. Resoluciones dictadas por las autoridades administrativas.

El autor Hans Kelsen, filósofo del derecho, sostuvo que las normas jurídicas se
organizan en una pirámide jurídica, en donde en su cúspide se encuentra la Constitución
Nacional (norma fundamental) hasta llegar a la base de la pirámide en donde se
encuentran las normas jerárquicamente inferiores.

Usando este concepto podemos graficar la siguiente pirámide jurídica argentina:

CN + TDI

Tratados Internacionales

Leyes Nacionales

Decretos del Poder Ejecutivo

Resoluciones Administrativas

Como nuestro sistema es de carácter federal, en donde las Provincias son


autónomas y se dictan sus propias instituciones, existe una pirámide analógica en la

20
legislación provincial en donde su cúspide se encuentra en la Constitución Provincial. Sin
embargo, todas las normas provinciales deben adaptarse a la Constitución Nacional y el
bloque normativo federal. Igual concepto para las normas municipales, que deben
adaptarse a las normas nacionales y provinciales.

Este concepto de supremacía constitucional lleva a la necesidad que toda norma


jerárquicamente inferior no pueda contradecir a una norma superior, y ninguna de ellas a
la Constitución Nacional. Si así lo hiciere puede ser declarada inconstitucional. La
declaración de inconstitucionalidad se encuentra a cargo del Poder Judicial y solo implica
su inaplicabilidad al caso concreto, sin que signifique su derogación, tarea que solo
incumbe al Poder Legislativo.

25. La Codificación.

La Codificación es el movimiento consistente en reunir las leyes vigentes en


Códigos, esto es, un cuerpo orgánico y sistemático de normas sobre una materia
determinada o rama del Derecho.

Si bien han existido antecedentes anteriores, a partir del siglo XIX la codificación
cobró auge con la sanción del Código Civil Francés de 1.804, o Código Napoleón,
denominado así debido a que su sanción fue impulsada por Napoleón Bonaparte. Desde
allí, este movimiento con fuerza se trasladó a los restantes países europeos y americanos.

El código, desde el punto de vista formal, es una ley como cualquier otra, que solo
se diferencia de las demás por su extensión e importancia.

Los códigos facilitan la unidad y coherencia del sistema legislativo, y contribuyen


al conocimiento del derecho.

En nuestro país, el dictado de los códigos de fondo, correspondiente a la


legislación ordinaria, es una atribución del Congreso de la Nación, ya que el art. 75, inc.
12, de la Constitución Nacional atribuye al Congreso de la Nación la facultad de dictar
los Códigos Civil, de Comercio, Penal, de Minería y del Trabajo y Seguridad Social,
aclarando que estos Códigos pueden dictarse en cuerpos unificados o separados.

Sin embargo, la norma citada anteriormente deja a salvo las jurisdicciones


provinciales para la aplicación de los códigos de fondo, por lo que el dictado, en
consecuencia, de los códigos de forma o procesales corresponde a las provincias.

26. El Código Civil y Comercial de la Nación.

Con la organización nacional a partir de 1.853 se produjo un importante


movimiento tendiente a lograr la reforma de la legislación vigente en ese entonces, ya que
muchas de las leyes aplicables derivaban de la época hispánica.

En 1.869 el Congreso de la Nación sanción el Código Civil, obra del jurista


Dalmacio Vélez Sarfield. En 1.859, para el entonces Estado de Buenos Aires, se sancionó
el Código de Comercio, que fuera redactado por Eduardo Acevedo y el citado Vélez

21
Sarfield, que luego de la reunificación del país, fue adoptado en 1.862 como código
vigente en toda la Nación.

En los más de cien años de vigencia, ambos códigos sufrieron varias reformas,
como asimismo se dictaron varias leyes especiales, que sustrajeron de su cuerpo legal a
varias materias, como el caso de los concursos y quiebras o las sociedades.

Era sentida la necesidad de su reforma, como asimismo la unificación en su solo


cuerpo legislativo de la materia civil y comercial, como sostenía la doctrina. Existieron
varios proyectos de reforma y unificación, con suerte diversa, pero ninguno logró
convertirse en ley.

El proceso que derivó en la sanción del Código Civil y Comercial de la Nación,


comenzó con el dictado del decreto n°191/11 del P.E.N., que dispuso la creación de la
Comisión de Reforma, integrada por distinguidos juristas, encabezada por el Dr. Ricardo
Lorenzetti, en su carácter de Presidente y por las Dras. Elena Highton de Nolasco y Aída
Kemelmajer de Carlucci.

Esta Comisión elevó su trabajo al Poder Ejecutivo el 27 de marzo de 2012, el cual,


luego de analizarlo e introducirle algunas reformas, lo presentó ante el Congreso de la
Nación por medio del Mensaje n °884/2012 el 8 de junio de ese año, ingresando por la
Cámara de Senadores.

Ya con estado parlamentario, durante todo el año 2012 la Comisión Bicameral


para la Reforma, Actualización y Unificación del Código Civil y Comercial de la Nación
realizó audiencias en distintos lugares del país, para recibir distintas ponencias.
Finalmente, el texto definitivo del proyecto fue tratado y aprobado en el plenario del
Senado en la sesión del 20 de noviembre de 2013, y girado a la Cámara de Diputados para
su tratamiento, la cual finalmente lo aprobó el día 11 de octubre de 2014, sancionándose
de esta manera la ley 26.994, promulgada por el Poder Ejecutivo por el decreto nº1795/14,
de fecha 7 de octubre de ese año, y publicado al día siguiente en el Boletín Oficial de la
Nación.

La ley 26.944 dispuso la aprobación del nuevo Código Civil y Comercial de la


Nación, que integra el Anexo I de la ley. Asimismo, dispuso una serie de reformas a la
legislación especial, que se indican en el Anexo II.

En el art. 3º se ordena la derogación de una serie de normas legales, y en el art. 4º


se establece la derogación de los Códigos Civil y de Comercio, con las salvedades allí
previstas y se prevé que toda referencia a los códigos derogados se entenderá remitida al
Código Civil y Comercial.

22
Con respecto a su entrada en vigencia, el art. 7º de la ley 26.994 había previsto
que ello ocurriría el 1º de enero de 2016, pero la ley 27.077 dispuso, al modificar el citado
art. 7º, adelantar su vigencia al 1º de agosto de 2015.

El nuevo código contiene 2671 artículos, con un Título Preliminar y seis Libros
(Parte General, Relaciones de Familia, Derechos Personales, Derechos Reales,
Trasmisión de Derechos por Causa de Muerte, Disposiciones Comunes a los Derechos
Personales y Reales).

El índice del nuevo Código Civil y Comercial, con indicación de temas y números
de artículos, es el siguiente:

TÍTULO PRELIMINAR

Capítulo 1 Derecho arts. 1° a 3°

Capítulo 2 Ley arts. 4° a 8°

Capítulo 3 Ejercicio de los derechos arts. 9° a 14

Capítulo 4 Derechos y bienes arts. 15 a 18

LIBRO PRIMERO - PARTE GENERAL

Título I Persona humana arts. 19 a 140

Título II Persona jurídica arts. 141 a 224

Título III Bienes arts. 225 a 256

Título IV Hechos y actos jurídicos arts. 257 a 397

Título V Transmisión de los derechos arts. 398 a 400

LIBRO SEGUNDO - RELACIONES DE FAMILIA

Título I Matrimonio arts. 401 a 445

Título II Régimen patrimonial del arts. 446 a 508


matrimonio

23
Título III Uniones convivenciales arts. 509 a 528

Título IV Parentesco arts. 529 a 557

Título V Filiación arts. 558 a 593

Título VI Adopción arts. 594 a 637

Título VII Responsabilidad parental arts. 638 a 704

Título VIII Procesos de familia arts. 705 a 723

LIBRO TERCERO - DERECHOS PERSONALES

Título I Obligaciones en general arts. 724 a 956

Título II Contratos en general arts. 957 a 1091

Título III Contratos de consumo arts. 1092 a 1122

Título IV Contratos en particular arts. 1123 a 1707

Título V Otras fuentes de las obligaciones arts. 1708 a 1881

LIBRO CUARTO - DERECHOS REALES

Título I Disposiciones generales arts. 1882 a 1907

Título II Posesión y tenencia arts. 1908 a 1940

Título III Dominio arts. 1941 a 1982

Título IV Condominio arts. 1983 a 2036

Título V Propiedad Horizontal arts. 2037 a 2072

Título VI Conjuntos inmobiliarios arts. 2073 a 2113

Título VII Superficie arts. 2114 a 2128

Título VIII Usufructo arts. 2129 a 2153

24
Título IX Uso arts. 2154 a 2157

Título X Habitación arts. 2158 a 2161

Título XI Servidumbre arts. 2162 a 2183

Título XII Derechos reales de garantía arts. 2184 a 2237

Título XIII Acciones posesorias y acciones arts. 2238 a 2276


reales

LIBRO QUINTO - TRANSMISIÓN DE DERECHOS POR CAUSA DE MUERTE

Título I Sucesiones arts. 2277 a 2285

Título II Aceptación y renuncia de la arts. 2286 a 2301


herencia

Título III Cesión de herencia arts. 2302 a 2309

Título IV Petición de herencia arts. 2310 a 2315

Título V Responsabilidad de los herederos arts. 2316 a 2322


y legatarios. Liquidación del
pasivo

Título VI Estado de indivisión arts. 2323 a 2334

Título VII Proceso sucesorio arts. 2335 a 2362

Título VIII Partición arts. 2363 a 2423

Título IX Sucesiones intestadas arts. 2424 a 2443

Título X Porción legítima arts. 2444 a 2461

Título XI Sucesiones testamentarias arts. 2462 a 2531

25
LIBRO SEXTO - DISPOSICIONES COMUNES A LOS DERECHOS
PERSONALES Y REALES

Título I Prescripción y caducidad arts. 2532 a 2572

Título II Privilegios arts. 2573 a 2586

Título III Derecho de retención arts. 2587 a 2593

Título IV Disposiciones de derecho arts. 2594 a 2671


internacional privado

El método seguido por la Comisión de Reformas y seguido por la ley


26.994 fue el siguiente:
1) Derogación de los Códigos Civil y de Comercio.
2) Sanción del Código Civil y Comercial de la Nación, que contiene en un cuerpo
unificado las materias civil y comercial.
3) Mantenimiento de las leyes especiales que constituyen microsistemas legislativos
autosuficientes, con reformas en los casos que se consideró necesario, como
ocurrió con la Ley de Sociedades nº19.550. Otras leyes, como la Ley de Concursos
y Quiebras nº24.522 y la Ley de Seguros nº17.418 no sufrieron modificaciones.

Como lo expuso la Comisión de Reforma en los Fundamentos del


Proyecto, los principios y aspectos valorativos que informan al Código Civil y Comercial
de la Nación son los siguientes:

• Código con identidad cultural latinoamericana. Si bien respeta la tradición


romana y europea en sus aspectos esenciales, incorpora nociones propias de la
cultura latinoamericana.
• Constitucionalización del derecho privado. Tiene muy en cuenta las disposiciones
constitucionales y de los Tratados de Derechos Humanos, con jerarquía
constitucional, incorporándolas en el articulado.
• Código de la igualdad y de la no discriminación. Se busca la igualdad real, sin
discriminaciones basadas en el sexo, la religión, el origen o su riqueza.
• Código de los derechos individuales y colectivos. No solo regula los derechos
individuales, sino que se otorga una importancia relevante a los derechos de
incidencia colectiva.
• Código para una sociedad multicultural. Se regulan una serie de opciones de
vidas propias de una sociedad pluralista, en la que conviven diferentes visiones
que el legislador no puede desatender, como el matrimonio igualitario o las
uniones convivenciales.

26
• Código para la seguridad jurídica en las transacciones comerciales. Se adoptaron
decisiones para promover la seguridad jurídica en las transacciones mercantiles,
al regular en su articulado muchos temas que la mayoría de los códigos de otros
países no lo consideran (contratos de distribución, bancarios, financieros,
fideicomisos, entre otros).

QUINTA PARTE: MODOS DE CONTAR LOS INTERVALOS EN DERECHO.

27. Los modos de contar los intervalos en Derecho.

El art. 6 del CCCN regula los modos de contar los intervalos en derecho. O dicho
en forma más sencilla, como se cuentan jurídicamente los plazos. El citado artículo
dispone:

ARTICULO 6°.- Modo de contar los intervalos del derecho. El modo de contar los
intervalos del derecho es el siguiente: día es el intervalo que corre de medianoche a
medianoche. En los plazos fijados en días, a contar de uno determinado, queda éste
excluido del cómputo, el cual debe empezar al siguiente. Los plazos de meses o años se
computan de fecha a fecha. Cuando en el mes del vencimiento no hubiera día equivalente
al inicial del cómputo, se entiende que el plazo expira el último día de ese mes. Los plazos
vencen a la hora veinticuatro del día del vencimiento respectivo. El cómputo civil de los
plazos es de días completos y continuos, y no se excluyen los días inhábiles o no
laborables. En los plazos fijados en horas, a contar desde una hora determinada, queda
ésta excluida del cómputo, el cual debe empezar desde la hora siguiente. Las leyes o las
partes pueden disponer que el cómputo se efectúe de otro modo.

Los plazos de días se cuentan de medianoche a medianoche. En consecuencia, el


plazo de días, a contar de uno determinado, este queda excluido del plazo, el que comienza
al día siguiente. Al respecto, en el día que comienza el intervalo, no importa la hora en
que se produjo la notificación, ya que en cualquier caso, su cómputo comienza a la
medianoche.

Es importante destacar que la regla del CCCN incluye en el cómputo del plazo a
los días inhábiles. Y por ello si el plazo vence un día no laborable, ello ocurre
indefectiblemente, y la parte interesada debe tomar los recaudos necesarios para no verse
perjudicada por tal circunstancia.

Se deja a salvo lo que puedan disponer leyes especiales. Por ejemplo, las leyes
procesales o administrativas suelen disponer que el cómputo de los plazos se realiza en
días hábiles, como ocurre con el Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de
Tucumán –ley 6.176- (arts. 117 y 118) y con la Ley de Procedimiento Administrativo de
la Provincia –ley 4.537– (art. 37).

Por otra parte, no se ha previsto como norma general el cargo extraordinario o


plazo de gracia, que significa la posibilidad de cumplir un acto en las dos horas iniciales
de abierta una oficina, el día inmediato siguiente al vencimiento del plazo, ya que se parte
del supuesto que a la medianoche no estará abierta. Solo se lo ha contemplado en casos

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especiales como ocurre en la interrupción de la prescripción según el art. 2546 del CCCN.
Por otra parte, las leyes procesales y administrativas suelen prever este plazo de gracia o
cargo extraordinario, como por ejemplo en el art. 132 de la ley 6176.

Los plazos de meses y años se cuentan de fecha a fecha. En consecuencia, el plazo


iniciado en una fecha determinada, vence en el mes y año correspondiente, en la misma
fecha. Dada la diferente duración en días de los meses del año, la única dificultad que
puede plantearse en el hecho que la fecha no exista en el mes del vencimiento del plazo,
por lo que en tal caso se toma el último día del mes.

En relación a los plazos de horas, la hora de la notificación queda excluida del


cómputo y el cómputo comienza a partir de la hora siguiente.

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