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La campaña naval de la guerra del Pacífico fueron los planes y operaciones hechas con el fin de

alcanzar los objetivos de la guerra del Pacífico en el plano naval. Aunque los hechos más
conocidos ocurrieron entre el 5 de abril (declaración de guerra de Chile a Perú y Bolivia) y el 8
de octubre de 1879 (captura del último blindado peruano), y que dieron a Chile el control de
las costas peruanas y bolivianas, las operaciones continuaron para impedir el desembarco,
aprovisionamiento y la importación de armas por el enemigo y la protección de las propias.

Los objetivos políticos chilenos al comienzo de la guerra eran la abrogación del Tratado de
Alianza Defensiva (Perú-Bolivia) y el reconocimiento de la soberanía chilena sobre la franja de
territorio ubicada entre los paralelos 23°S y 24°S que había sido reivindicada por Chile el 14 de
febrero de 1879. Para la consecución de esos objetivos era necesario obtener el dominio del
mar en las costas de los beligerantes, por lo menos.

El objetivo político aliado era impedir la invasión del territorio peruano o demorarlo hasta
conseguir el ingreso de otros países a la alianza contra Chile u obtener en Europa o los EE.UU.
unidades navales que permitieran derrotar a la flota chilena. De hecho, la estrategia naval
peruana fue exitosa hasta el 8 de octubre de 1879, el día en que su último monitor fue
capturado en la Batalla naval de Angamos.

Sobre Chile se cernía el peligro de un ingreso argentino a la alianza de Perú y Bolivia, también
una posible intervención de las potencias para terminar con los impedimentos al comercio del
guano y del salitre así como con la destrucción de bienes de sus connacionales en los puertos
de Perú y Chile.

Durante la invasión de Perú, la escuadra chilena protegió en y desde el mar los transportes y
desembarcos, llevó municiones y abastos, contribuyó con su artillería en las batallas de
Pisagua, Arica, Chorrillos y Miraflores, mantuvo el bloqueo de los puertos principales y
finalmente desde barcos chilenos se hizo el cobro de aranceles de importación para los
productos que ingresaban a Perú y Bolivia.

A pesar de la desventaja técnica, la armada de Perú alcanzó éxitos memorables como la


captura o el hundimiento de varios buques chilenos, una incursión al Estrecho de Magallanes y
el transporte desde Panamá de armas compradas en la costa este de los EE. UU. Una vez
ocupados todos los puertos protegidos de Perú, sus jefes resolvieron hundir sus naves.

Las operaciones utilizaron técnicas que serían usuales en el siglo XX con formas de combate
utilizadas en el siglo XVIII: abordajes, ataques con espolón y con torpedos, artillería de largo
alcance, desembarcos bajo fuego enemigo, minado, bloqueos, corte de cables submarinos,
recolección de inteligencia, ataques a líneas de abastecimiento, apoyo de artillería naval a
operaciones terrestres y batallas decisivas en alta mar.1
La campaña fue decisiva en el curso de la guerra ya que los territorios defendidos e invadidos
eran accesibles para grandes contingentes de los ejércitos de tierra solo por mar, asimismo su
logística. Pero también tuvo consecuencias internacionales ya que un ingreso de Argentina a la
guerra fue pospuesto tras la destrucción de la Independencia y descartado tras la captura del
Huáscar.

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