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Capítulo undécimo

La pedagogía de la fe

Introducción

La catequesis necesita una pedagogía para responder adecuadamente a su tarea


fundamental de educar en la fe. La pedagogía catequística se inspira en la pedagogía
divina y se enriquece con los valiosos aportes de las ciencias de la educación. La
metodología y la didáctica hacen operativa la pedagogía de la fe.

11.1. La pedagogía de Dios, fuente y modelo de la pedagogía catequística

Dios, al revelarse a los seres humanos, ha utilizado una pedagogía que constituye la
fuente y el modelo referencial de la pedagogía catequística:

Dios mismo, a lo largo de toda la historia sagrada y principalmente


en el Evangelio, se sirvió de una pedagogía que debe seguir siendo
el modelo de la pedagogía de la fe (CT 58).

Por pedagogía divina entendemos aquella forma histórica que Dios ha seguido a lo
largo del tiempo para darse a conocer, manifestar su proyecto liberador y llegar al
encuentro con la humanidad.

Esta pedagogía tiene unas características propias que se han puesto de manifiesto
en el actuar de Dios en la historia de la salvación y que están consignadas en la
Biblia.

11.1.1. La pedagogía de Dios en el Antiguo Testamento

La Sagrada Escritura nos presenta a Dios como un padre misericordioso y


como un maestro que va educando sapiencialmente al pueblo de Israel.

El Dios educador hace recorrer a su pueblo un camino educativo caracterizado


por:

- la gratuidad divina,
- el encuentro interpersonal,
- la historicidad,
- el simbolismo,
- la personalización y el sentido comunitario
- la gradualidad,
- y el amor.

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 Una pedagogía del don
Quiso Dios en su bondad y sabiduría revelarse a sí mismo
y dar a conocer el misterio de su voluntad (DV 2).

La primera característica de la pedagogía divina procede del mismo Ser de


Dios. Dios es amor y gratuidad. Movido por su bondad, él toma la iniciativa de
revelarse al ser humano y de salir a su encuentro. Él se acerca a la persona
humana para comunicarse a Sí mismo, para invitarla a participar de su historia
y de su vida, y para ofrecerle la salvación como un don de su gracia y amor
misericordioso.

La acción salvadora de Dios está impregnada de gratuidad.


Consecuentemente, no es el ser humano el que descubre a Dios, sino que es
Dios el que se manifiesta cuando quiere, a quien quiere y como Él quiere.

 Una pedagogía del diálogo y del encuentro

El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como un hombre habla


con su amigo (Ex 33,11).

Dios, al revelarse, habla a los hombres como amigos y trata con ellos para
invitarlos y recibirlos en su compañía (DV 2). Dios abre así el camino del
diálogo, favoreciendo el encuentro interpersonal y la comunión de vida.

Al dialogar con ellos, Dios los interpela para que libremente entren en amistad
con Él y se abran a la salvación liberadora. De esta manera, el ser humano es
reconocido como un ser idóneo para dialogar y entablar una relación personal
profunda con el Señor de la Vida.

 Una pedagogía de la historicidad

Hoy reconocen... lo que el Señor su Dios les ha enseñado...; los


milagros y las hazañas que realizó en Egipto contra el faraón...; lo
que hizo con el ejército egipcio, con sus carros y caballos, a los que
sepultó el Señor bajo las aguas del mar Rojo...; lo que hizo por
ustedes en el desierto hasta que llegaron a este lugar (Dt 11, 2-5).

Dios se manifiesta y actúa en la historia humana. Se hace presente en la


historia de su pueblo y les habla en sus propios acontecimientos históricos. Es
un Dios que asume la historicidad del ser humano y salva desde el mismo
acontecer histórico.

El Dios cercano a su pueblo se hace condescendiente con el ser humano; es


decir, se adapta a su condición histórica. Por eso, en su actuar liberador
siempre parte de la situación concreta en que viven las personas. En la

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pedagogía divina, condescendencia significa “bajar” para estar con el otro,
para estar a su alcance, para estar cerca de él.

Dios se ha acercado tanto al ser humano que se ha hecho uno de nosotros en


su Hijo Jesucristo. La Encarnación del Hijo de Dios es la plena
condescendencia de Dios con la humanidad.

 Una pedagogía de los signos


El Dios invisible y eterno, para comunicarse y hacerse entender al ser
humano, visible y temporal, usa el lenguaje de los signos, que es el lenguaje
que utilizan las personas para comunicarse entre sí.

Los signos de Dios son acontecimientos y palabras que revelan su designio


salvífico:

El plan de la revelación se realiza por obras y palabras


intrínsecamente ligados; las obras que Dios realiza en la historia de
la salvación manifiestan y confirman la doctrina y las realidades que
las palabras significan; a su vez, las palabras proclaman las obras y
explican su misterio (DV 2).

Dios, pues, se comunica mediante signos. Son signos inteligibles, que sus
interlocutores comprenden con claridad y son signos creíbles porque realizan
lo que anuncian.

 Una pedagogía personalizante y comunitaria

En la Sagrada Escritura, el individuo y la colectividad son dos realidades


estrechamente unidas. Dios se dirige a cada una de las personas, pero lo
hace a través de una comunidad de creyentes. Y Dios elige y educa a su
pueblo, favoreciendo el camino personalizado de cada uno de sus integrantes.
Consecuentemente, su pedagogía es personalizante y, al mismo tiempo,
comunitaria.

Por una parte, Dios se acerca a cada persona en su individualidad concreta,


apelando a lo mejor que hay en ella, confiando en sus capacidades humanas,
liberándola de los vínculos del mal y acompañándola en su camino progresivo
hacia su realización plena. Cada persona es amada y respetada
personalmente por Dios.

Por otra parte, Dios forma una comunidad, su pueblo, como heredero y
garante de las promesas de la salvación. Respetando la naturaleza social del
ser humano, Dios ofrece la salvación a los hombres y las mujeres a través de
un pueblo. El encuentro y la comunión con Él se realiza siempre por la
mediación de una comunidad de creyentes. Dios, por lo tanto, no salva
aisladamente, sino como pueblo.

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PEDAGOGÍA PEDAGOGÍA PEDAGOGÍA
DEL DON DEL DIÁLOGO DE LA
HISTORICIDAD
Dios toma la iniciativa Habla a las personas Se manifiesta y actúa
de revelarse como amigos en la historia

LA PEDAGOGÍA DE DIOS
EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

UNA PEDAGOGÍA DE AMOR

PEDAGOGÍA PEDAGOGÍA PEDAGOGÍA


DE LOS SIGNOS PERSONALIZANTE GRADUAL
Y COMUNITARIA
Habla mediante signos Se dirige a cada persona a Se revela de una manera
través de una comunidad gradual y progresiva

 Una pedagogía gradual y progresiva

El Dios del Antiguo Testamento se da a conocer a su pueblo en el caminar


lento de unas etapas históricas concretas: creación, elección de Israel
(Abraham), liberación de su pueblo (Moisés), alianza en el Sinaí, profetismo,
etc. A través de estas etapas salvíficas, Dios va educando y preparando a su

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pueblo poco a poco para acoger la revelación que hace de sí mismo y que
culminará en la persona y la misión de Jesucristo, el Verbo encarnado.
Dios, por consiguiente, se revela de una manera gradual y progresiva,
llevando paso a paso a las personas y a su pueblo a un encuentro más
profundo con Él. En su sabia pedagogía, se muestra paciente. No tiene prisas.
Respeta el caminar de la gente y el ritmo de su pueblo. Sabe esperar la hora
que a cada uno se le ha dado para creer, sin desesperarse ni presionar o
violentar a nadie.

 Una pedagogía de amor

Fui yo quien enseñé a andar a Efraín, y lo tomé en mis brazos...


Con cuerdas de ternura, con lazos de amor, los atraía; fui para ellos
como quien levanta un niño hasta sus mejillas o se inclina hasta él
para darle de comer (Os 11, 3-4).

Por amor Dios se manifiesta al ser humano para comunicarse a Sí mismo,


para admitirlo a la comunión consigo y hacerle partícipe de su naturaleza
divina. El amor es el alma de la pedagogía divina. Toda la historia de Israel
está penetrada por el amor gratuito y misericordioso de Dios.

El amor de Dios es un amor que humaniza, dignifica y promueve; un amor que


convoca y forma comunidad; un amor expresado en ternura y servicio; un
amor que corrige, cuando es necesario; un amor que libera y salva.

11.1.2. La pedagogía de Dios en el Nuevo Testamento

 La pedagogía de Jesucristo

Jesús es la plenitud de la Revelación. En Él la Palabra de Dios se hace


Persona viva a un nivel humano e histórico. En Él el encuentro interpersonal y
la comunión de vida se realizan de una manera más amplia y profunda.

Jesús, Maestro del Reino, continúa la pedagogía manifestada por Dios Padre
en el Antiguo Testamento. En los evangelios ha quedado consignada para
siempre esa rica y variada pedagogía. Según el Directorio General para la
Catequesis, sus rasgos fundamentales son:

(…) la acogida del otro, en especial del pobre, del pequeño, del
pecador como persona amada y buscada por Dios; el anuncio
genuino del Reino de Dios como buena noticia de la verdad y de la
misericordia del Padre; un estilo de amor tierno y fuerte que libera
del mal y promueve la vida; la invitación apremiante a un modo de
vivir sostenido por la fe en Dios, la esperanza en el Reino y la

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caridad hacia el prójimo; el empleo de todos los recursos propios de
la comunicación interpersonal, como la palabra, el silencio, la
metáfora, la imagen, el ejemplo, y otros tantos signos, como era
habitual en los profetas bíblicos (DGC 140).
Profundizando un poco más en la pedagogía de Jesús, se pueden enfatizar
los siguientes rasgos:

- ATENCIÓN Y RESPETO A LAS PERSONAS. Jesús valora lo mejor de cada


persona y defiende con decisión la dignidad humana. En sus encuentros y
diálogos, si bien su mensaje es exigente, se muestra atento a sus
interlocutores. Confía en el corazón humano porque sabe que cualquier
persona es capaz de superarse. Respeta el ritmo que cada uno tiene para
llegar a la fe. No ejerce ningún tipo de violencia ni de imposición.

ATENCIÓN Y RESPETO
A LAS PERSONAS

PARTE DE LA VIDA
CONCRETA DE LAS
PERSONAS

ACOGIDA
A LOS POBRES

DENUNCIA
PROFÉTICA

FORMACIÓN
DE UNA COMUNIDAD

FIDELIDAD AL PADRE
Y DOCILIDAD AL ESPÍRITU

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- PARTE SIEMPRE DE SITUACIONES CONCRETAS Y DE PROBLEMAS REALES. En su
praxis evangelizadora, Jesús parte de la vida concreta de las personas, de
sus experiencias vitales, de sus necesidades, temores, luchas y
aspiraciones. Habla del Dios del Reino después de haber escuchado a
sus interlocutores. Su enseñanza parte de imágenes sencillas y
populares, como la luz, la sal, el grano de mostaza, las ovejas, las aves y
los lirios del campo.

- ACOGIDA DE LOS POBRES. Jesús acoge fraternalmente a los excluidos de la


sociedad: los enfermos, las mujeres, los publicanos, las prostitutas, los
samaritanos... Se acerca cordialmente a ellos, hace en su favor la mayor
parte de sus milagros y les restituye su dignidad de personas y de hijos de
Dios.

- DENUNCIA PROFÉTICA. Jesús denuncia todo lo que se opone al reinado de


Dios. Denuncia la falsedad de los poderosos, la opresión de las
autoridades civiles, la idolatría de las riquezas y la hipocresía de los
líderes religiosos.

- FORMACIÓN DE UNA COMUNIDAD. Jesús no actúa solo. Forma una


comunidad de discípulos integrada por hombres y mujeres. Los educa en
los valores del Reino y los hace corresponsables en la misión de anunciar
y realizar el reinado de Dios.

- FIDELIDAD AL PADRE Y DOCILIDAD AL ESPÍRITU. Jesús vive al servicio del


reinado de Dios, cumpliendo con fidelidad absoluta la voluntad de su
Padre. Vive unido a él a través de la oración y se muestra dócil al
dinamismo del Espíritu, que es quien inspira y anima su praxis
evangelizadora.

 La pedagogía de los apóstoles

 Una pedagogía bajo el dinamismo del Espíritu

Con el acontecimiento de Pentecostés, la Iglesia se pone en marcha,


llevando el Evangelio a los judíos y a los gentiles. La pedagogía de los
apóstoles es, ante todo, una pedagogía de docilidad al dinamismo del
Espíritu. Según los escritos del Nuevo Testamento, el Espíritu es quien
abre las puertas del cenáculo, saca a los apóstoles a las plazas y calles
de Israel, y los lanza hasta los confines del mundo (Hech 1,8). El Espíritu
es quien actúa en la predicación apostólica para que la Palabra de Dios
sea escuchada y para que nazcan las comunidades cristianas. El Espíritu
es quien vivifica la Palabra, unifica a la comunidad y suscita los
diferentes ministerios y carismas eclesiales. El Espíritu, en definitiva, es
la fuente del apostolado y el principal protagonista de la misión
evangelizadora.

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Los apóstoles no descendieron como Moisés trayendo en las manos
tablas de piedra; salieron del cenáculo llevando el Espíritu en sus
corazones y derramando por todas partes los tesoros de sabiduría y
de gracia y los dones espirituales como un manantial. Fueron a
predicar por todo el mundo como si ellos mismos fuesen la ley viva,
libros animados por la gracia del Espíritu Santo (San Juan
Crisóstomo).

 Una pedagogía bajo el signo de la creatividad y de la animación


pastoral

Pablo de Tarso, el apóstol de los gentiles, recorrió miles de


kilómetros para llevar el Evangelio a las comunidades paganas. En
su pedagogía misionera encontramos las siguientes características:

- Una pedagogía grupal: Pablo no evangeliza solo, sino que se


rodea de colaboradores y compañeros de trabajo (Rom 16).

- Una pedagogía afectiva: Expresa constantemente sus


sentimientos de amor por el Evangelio y por sus comunidades
(2 Cor 11, 2.11; 12,15; Gál 4,19).

- Una pedagogía enérgica: Utiliza expresiones irónicas y


palabras fuertes contra sus adversarios (Gál 5,12; 1 Tes 2,15).

- Una pedagogía inculturada y creativa: Pablo, en su misión


itinerante, se encontró con diferentes culturas y maneras de
pensar. Al predicar la Palabra de Dios, reinterpreta y actualiza
el Evangelio de acuerdo con la situación cultural de sus
comunidades. Al respecto llama la atención el empleo de
elementos deportivos y militares (corona, meta, premio, lucha,
coraza, yelmo...).

- Una pedagogía de animación pastoral: Pablo, después de


evangelizar, funda comunidades, las organiza y las anima
constantemente con sus visitas personales y con sus cartas.

11.2. La pedagogía catequística

11.2.1. La pedagogía de la Iglesia

Desde sus comienzos, la Iglesia, como Madre y educadora de la fe de sus


hijos, ha realizado su misión en continuidad con la pedagogía divina. En los
primeros siglos del cristianismo, sobresale la época del catecumenado, en la

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cual la Iglesia llevó adelante una verdadera pedagogía de educación en la fe,
ayudando a los creyentes adultos, a través de un itinerario de aprendizaje
cristiano, a recibir los sacramentos de iniciación, formar parte de la comunidad
y crecer en la fe.

Con el correr de los siglos, la Iglesia ha generado, con la inspiración y la


fuerza del Espíritu Santo, un rico patrimonio de pedagogía de la fe, expresado
en una variedad de vías y formas originales de comunicación religiosa
(catecumenado, catecismos, itinerarios de vida cristiana), de expresiones
culturales de la fe, de instituciones catequísticas (oratorios, escuelas de la
doctrina cristiana) y de grandes testimonios de santos y de catequistas.

La pedagogía de Dios se ha hecho y se sigue haciendo presente en la vida


pastoral de la Iglesia, gracias a la actuación del Espíritu Santo, principio
inspirador y protagonista principal de la acción evangelizadora.

11.2.2. La pedagogía catequística, una pedagogía original

Cuando se habla de pedagogía de la fe −señala el papa Juan Pablo


II−, no se trata de transmitir un saber humano, aún el más elevado;
se trata de comunicar en su integridad la Revelación de Dios (CT
58).

La pedagogía catequística es una pedagogía original porque

- comunica la Palabra de Dios,


- procura la comunión del catequizando con Jesucristo
- y tiene como agente principal al Espíritu Santo.

De ahí que la catequesis sea entendida como una mediación y colaboración a


la acción misteriosa de la gracia de Dios, en la cual el catequista facilita la
maduración de la fe que el catequizando realiza con la ayuda del Espíritu
Santo. La fe es don de Dios, gracia divina. La catequesis, con su pedagogía
original, cultiva ese don, lo alimenta y lo hace crecer.

La pedagogía catequística persigue los siguientes objetivos:

- promover una progresiva y coherente síntesis entre la adhesión plena de


la persona a Dios y los contenidos del mensaje cristiano;

- desarrollar todas las dimensiones de la fe: cognoscitiva, celebrativa, moral,


comunitaria, social liberadora y misionera;

- impulsar a la persona a confiarse total y libremente a Dios;

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- ayudar a la persona a discernir la vocación a la que Dios la llama;
Jesucristo es la perfecta relación de Dios con el ser humano y del ser humano
con Dios. La pedagogía catequística recibe de él un principio fundamental: la
fidelidad a Dios y la fidelidad a la persona humana.

Este criterio inspirador consiste en conjugar armónicamente la fidelidad al


mensaje cristiano con la fidelidad a la persona en su situación concreta .
Fidelidad a la integridad del mensaje, evitando presentaciones parciales o
deformadas de éste, y fidelidad a las necesidades y aspiraciones reales del
catequizando, teniendo en cuenta su desarrollo psicológico y el contexto
sociocultural en que vive. Son dos fidelidades en una misma actitud de amor.

De esta doble fidelidad se deriva el recurso que hace la pedagogía


catequística tanto a las ciencias teológicas, como a las ciencias humanas.
Quizá es conveniente recordar que las ciencias humanas (Antropología
cultural, Psicología, Sociología, Lingüística, Ciencias de la Comunicación,
Ciencias de la Educación, etc.), ofrecen una ayuda fundamental e
indispensable a la catequesis. El discernimiento evangélico de las diferentes
tendencias o escuelas psicológicas, sociológicas y pedagógicas, es el criterio
esencial que se sigue para utilizar dichas ciencias en la praxis catequística
(DGC 242-244). En efecto, el estudio de las ciencias teológicas mantiene a la
catequesis vinculada con los requerimientos de Dios; y el estudio de las
ciencias humanas la arraiga en los requerimientos del ser humano (CAL 162).

La pedagogía catequística es, pues, una pedagogía original. Esta originalidad


le imprime una peculiaridad que va más allá de la simple aplicación de unos
principios tomados de las ciencias pedagógicas.

11.2.3. Rasgos de la pedagogía catequética

La pedagogía de Dios es la fuente de inspiración, la norma y el modelo de


comunicación en la fe para la pedagogía catequética. En las siguientes
páginas se presentan los rasgos fundamentales de la pedagogía de la fe y
sus repercusiones concretas en la praxis catequística.

 Una pedagogía personalizante

La pedagogía de la fe es una pedagogía personalizante y personalizadora. Ve


en cada catequizando a una persona humana, a la cual valora, comprende,
respeta y estimula a crecer. Tiene fe en ella y en el potencial de sus
capacidades y habilidades. Promueve su desarrollo humano y su crecimiento
en la fe, respetando siempre su personalidad, su historia y su libertad.

La pedagogía catequética está centrada en la persona. Ayuda a cada hombre


y a cada mujer a valorar su dignidad humana, a tomar conciencia de sus

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capacidades y habilidades, a situarse de una manera crítica y responsable
ante sí mismo, ante los demás, ante la sociedad y ante Dios. Ayuda, en
definitiva, a crecer en calidad humana porque promueve el crecimiento
integral de cada catequizando hasta llegar a la plenitud de su dimensión
humana.

 Una pedagogía del don y del encuentro

A la luz de la pedagogía divina, la pedagogía catequética se caracteriza por


ser una pedagogía del don, del encuentro y del diálogo.

Como pedagogía de la gratuidad, la catequesis se ha de presentar como don


propuesto y no como pesada imposición. En este sentido, la acción
catequizadora es una invitación para encontrarse con Jesucristo vivo y
presente en su Iglesia; es una llamada a creer en él como Salvador y
Liberador; es una propuesta a vivir las Bienaventuranzas como programa de
vida y camino de felicidad.

Como pedagogía del diálogo, la catequesis está llamada a:

- Enfatizar la relación personal y dialogal del catequista con el catequizando


y de los catequizandos entre sí.

- Presentar los contenidos de la catequesis (Iglesia, fe, sacramentos,


moral...) no como “cosas” o “hechos” impersonales, sino en términos de
relación y encuentro.

- Facilitar el encuentro del catequizando con Jesucristo, el Señor de la Vida.

 Una pedagogía de la encarnación y de la experiencia

La pedagogía catequética, convencida de que Dios actúa y salva en la historia


y desde la historia, asume la historicidad del ser humano y parte de sus
experiencias humanas más profundas. Es, por eso, una pedagogía que...

- aborda lo humano en profundidad, está atenta a la vida humana y al


acontecer histórico y lleva a los catequizandos a encontrarse con sus
experiencias humanas más íntimas y profundas;

- parte de la realidad humana: de los problemas, interrogantes,


necesidades, aspiraciones y vivencias de sus interlocutores;

- conecta la Palabra de Dios con la vida concreta de las personas,


iluminando la realidad personal y social que viven y buscando siempre la
interacción fe-vida;

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- abre las expectativas humanas a la trascendencia, dándole un sentido
nuevo y pleno a la misma existencia humana.
 Una pedagogía de los signos

Dios se ha comunicado con los seres humanos a través de signos (hechos y


palabras). A la luz de la pedagogía divina, la catequesis necesita una
pedagogía de los signos de Dios; es decir, una pedagogía que permita seguir
percibiendo e interpretando la acción permanente de Dios en la historia
actual.

Para ello la catequesis ha de:

- iniciar a los catequizandos en el lenguaje de los signos y de los símbolos;

- dar primacía al método inductivo, que es el que nos lleva de lo visible a lo


invisible, del signo al misterio;

- educar a leer e interpretar los signos de los tiempos para que los
catequizandos descubran en su existencia y en su historia de cada día
aquello que Dios dice y hace ahora;

- acompañar los itinerarios catequísticos con experiencias concretas de vida


cristiana: experiencias de oración, celebraciones litúrgicas, actividades
comunitarias, experiencias de solidaridad con los marginados y, sobre
todo, testimonios de creyentes que muestran con su vida de fe la acción
del Espíritu en ellos.

 Una pedagogía integradora

La catequesis es una educación integral. De ahí que la pedagogía catequética


tenga un carácter integrador.

La pedagogía de la fe es integradora cuando:

- educa a toda la persona humana: su inteligencia, afectividad, voluntad y


operatividad;

- educa en todas las dimensiones de la fe cristiana: el conocimiento de la fe,


la celebración litúrgica y la oración, las actitudes evangélicas, el sentido
comunitario-eclesial y el compromiso social;

- integra armónicamente los elementos esenciales del acto catequístico:


experiencia humana, palabra de Dios y expresión de fe;

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La pedagogía catequística no deja de lado ningún elemento esencial de toda
catequesis favoreciendo así una catequesis integral. Por eso une siempre:

- la experiencia humana;
- el conocimiento de la Palabra de Dios;
- la celebración de la fe en la Liturgia;
- la confesión de la fe en la vida cotidiana (CAL 156).

Este carácter integrador de la pedagogía catequética es el que da unidad,


armonía y equilibrio a los distintos elementos que intervienen en la praxis
catequística, así como a las diversas etapas que estructuran el proceso
catequístico.

 Una pedagogía diferenciadora

La catequesis, para ser fiel a la persona-en-situación, necesita una pedagogía


diferenciadora.

- UNA PEDAGOGÍA DIFERENCIADORA SEGÚN LAS DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA. No


es lo mismo educar en la fe a niños que a los jóvenes. Cada una de las
etapas del desarrollo humano exige una pedagogía adecuada y concreta.

- UNA PEDAGOGÍA DIFERENCIADORA SEGÚN LOS DIVERSOS CONTEXTOS SOCIO-


CULTURALES. Toda persona vive en un ambiente cultural concreto. La
catequesis ha de conocer los rasgos del entorno cultural en que viven los
catequizandos y ha de responder al gran desafío de inculturar la fe para
que el Evangelio pueda ser comprensible y significativo para cada uno de
sus interlocutores.

- UNA PEDAGOGÍA DIFERENCIADORA SEGÚN LOS DISTINTOS NIVELES DE


RELIGIOSIDAD Y DE FE EN QUE SE ENCUENTRAN LOS INTERLOCUTORES. Hay que
tener en cuenta las diversas actitudes y manifestaciones, a través de las
cuales ellos expresan el sentido de lo sagrado, el sentido religioso
(concepciones de Dios, criterios morales, comportamientos rituales) y la
situación de fe en que están (por ejemplo, si son alejados, indiferentes,
practicantes ocasionales, practicantes rutinarios, etc.).

- UNA PEDAGOGÍA DIFERENCIADORA SEGÚN LAS DIVERSAS ETAPAS DEL PROCESO.


El proceso catequístico está estructurado en diversas etapas,
cualitativamente diferentes (etapa kerigmática, catequética-iniciadora,
sacramental...). Cada una de ellas reclama un tratamiento pedagógico
diferente.

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 Una pedagogía liberadora

El anuncio de la Buena Nueva implica un mensaje de liberación. Dios liberó a


su pueblo de la opresión y esclavitud de Egipto. Jesús liberó a las personas
tanto de la esclavitud del pecado como de males concretos (enfermedad,
hambre, marginación social...) Por eso, la pedagogía catequética está llamada
a ser liberadora y transformadora.

La catequesis, con su pedagogía liberadora, busca la promoción y liberación


integral de la persona humana y la transformación de la sociedad en sus
distintas áreas y campos (familiar, social, cultural, económico y político). Esto
exige a la catequesis:

- presentar el mensaje cristiano como don ofrecido a la libertad del


catequizando y nunca como una imposición o carga;

- trabajar, impulsados por la fe, en la promoción humana integral de las


personas;
- fomentar una actitud crítica y constructiva que estimule la búsqueda del
bien común;
- denunciar proféticamente los aspectos deshumanizantes de la vida social,
así como las estructuras y mecanismos injustos que existen en la
sociedad;
- promover la participación de todos los creyentes en la construcción de una
nueva sociedad que sintonice con los valores del Evangelio;
- Servir, con amor preferencial, a los más pobres y débiles de la sociedad.

Solamente con una pedagogía crítica, concientizadora y liberadora, la


catequesis formará personas libres que trabajen en la liberación de sus
hermanos.

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PEDAGOGÍA
PERSONALIZANTE

PEDAGOGÍA
DEL DON
Y DEL ENCUENTRO

PEDAGOGÍA
DE LA
ENCARNACION
PEDAGOGÍA
DE LOS SIGNOS
DE DIOS

PEDAGOGÍA
INTEGRADORA

PEDAGOGÍA
DIFERENCIADORA

PEDAGOGÍA
LIBERADORA

11.3. La catequesis, acción educativa

11.3.1. La dimensión educativa de la catequesis

El ministerio de la catequesis a lo largo de su desarrollo histórico se ha nutrido


constantemente de dos manantiales: las ciencias teológicas, que han
determinado su naturaleza y finalidad última, y las ciencias pedagógicas, que

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han iluminado la forma y el camino por seguir para proyectar y llevar a cabo el
proceso y el acto catequístico. La catequesis, por lo tanto, siempre ha estado
vinculada a la pedagogía.

De manera especial la catequesis ha recibido un fuerte influjo de las ciencias


pedagógicas en los últimos siglos.

- A finales del siglo XIX y en toda la primera mitad del siglo XX, la
preocupación fundamental de la acción catequizadora se concentraba en
el método. Por el influjo de las nuevas ideas pedagógicas, provenientes de
la Escuela activa y de la didáctica de los grados formales del “método de
Munich”, el interés principal de la catequesis consistía en cómo enseñar
mejor el catecismo, teniendo en cuenta las condiciones reales de
aprendizaje del niño y fomentando su participación activa. Fue la llamada
“etapa pedagógica” de la catequesis. En efecto, la llamada “Escuela
activa” impulsó el principio de la participación activa de los alumnos. Sus
principales representantes, el estadounidense John Dewey (1859-1952) y
el alemán Geor Kerschensteiner (1854-1932), afirmaban que lo que mejor
se aprende es lo que se hace. El Método de Munich, por su parte,
establecía tres pasos metodológicos para la enseñanza catequística: la
presentación de tema, hecha a través de narraciones o comparaciones; la
explicación dialogada con los niños; y la aplicación a la vida concreta de
los destinatarios.

- En estos últimos años, gracias al creciente desarrollo y progreso de las


ciencias de la educación, se vuelve a enfatizar una vez más la dimensión
pedagógica de la praxis catequística.

La catequesis es una acción esencialmente educativa. Los últimos


documentos del Magisterio de la Iglesia señalan que la praxis catequística es,
ante todo, una educación en la fe:

- Globalmente se puede considerar aquí la catequesis en cuanto educación


de la fe de los niños, de los jóvenes y adultos (CT 18).

- Sólo a partir de la conversión... la catequesis propiamente dicha podrá


desarrollar su tarea específica de educación en la fe (DGC 62).

- La acción catequizadora sigue al kerigma y desencadena un proceso de


iniciación, de crecimiento y de maduración en la fe... Por ser educación de
la fe, la catequesis se realiza en forma gradual y progresiva (CAL 97).

En nuestros días, la acción catequizadora es entendida como un proceso


educativo de maduración en la fe. El componente educativo forma parte de su
esencia (la catequesis es educación en la fe) y de su finalidad (formar

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personas y comunidades eclesiales maduras en la fe). En otras palabras: la
catequesis tiene una naturaleza educativa y una finalidad educativa.

Ahora bien, si la catequesis tiene una dimensión educativa como parte


integrante de su ser y de su quehacer, entonces necesita enriquecerse con los
aportes que ofrecen las Ciencias de la Educación y, de manera particular, con
los aportes de la Pedagogía y de la Didáctica.

11.3.2. La pedagogía, teoría y práctica de la educación

El concepto pedagogía viene de las palabras griegas pais, paidos (niño) y


agogía (conducción) y significa, por tanto, conducción del niño. En sus
orígenes significó la práctica del educador y luego pasó a designar la teoría de
la educación. Actualmente, se le concibe como la teoría práctica de la acción
educativa.

La pedagogía forma parte de las llamadas Ciencias de la Educación. Como tal,


es una ciencia normativa que tiene como objeto de estudio la educación, y
como finalidad última, el proyectar, iluminar y guiar la praxis educativa. Por eso
sus tareas básicas consisten en organizar y sistematizar los conceptos y
principios que proceden de las ciencias humanas sobre la educación para
orientarlos y aplicarlos a la acción educativa.

En términos generales la pedagogía estudia:

- los problemas de la realidad educativa;


- los fundamentos de la educación: filosóficos, biológicos, psicológicos,
sociológicos y epistemológicos;
- las teorías, enfoques y modelos pedagógicos;
- los componentes del proceso enseñanza-aprendizaje;
- el planeamiento de la praxis educativa;
- y la práctica educativa de los docentes.

La pedagogía es una teoría práctica: toma la acción educativa como punto de


partida y como punto de llegada de sus investigaciones. De ahí que algunos
autores la definan como ciencia de la práctica y para la práctica de la
educación.

Como se puede apreciar, la pedagogía no se identifica ni se reduce a recursos


metodológicos o a técnicas didácticas. Es, sobre todo, una reflexión
sistemática del quehacer educativo con una clara referencia a la praxis
educativa.

182
11.3.3. La catequesis es una pedagogía en acto

La catequesis es esencialmente una acción pedagógica:

- tiene una intencionalidad educativa (la formación integral del


catequizando);
- se desarrolla como un proceso educativo;
- y recurre a métodos y técnicas provenientes de las ciencias pedagógicas y
de las Ciencias de la Comunicación.

No cabe duda, pues, de que la catequesis es fundamentalmente una


pedagogía. Pero no una pedagogía genérica, sino una pedagogía para la
educación en la fe. Así lo afirma el Directorio General para la Catequesis
(144) al señalar que la acción catequizadora es una pedagogía de la fe en
acto.

Como acción pedagógica, la catequesis se fundamenta en dos pilares


complementarios e inseparables: las Ciencias de la Educación y la pedagogía
divina. Las Ciencias de la Educación son el conjunto de disciplinas que
estudian los múltiples aspectos de la realidad educativa (filosofía de la
educación, psicología de la educación, sociología de la educación, historia de
la educación, pedagogía, didáctica, orientación educativa, etc.), entre otras.

De las Ciencias de la Educación toma, con previo discernimiento evangélico,


aquellas teorías, enfoques y principios pedagógicos que le ayudan a generar
procesos educativos de madurez en la fe.

Pero las Ciencias de la Educación no son el único pilar sobre el que se


asientan los planteamientos pedagógicos de la catequesis, ya que ésta
depende radicalmente de la palabra divina y de la pedagogía que el mismo
Dios ha manifestado a lo largo de la historia de la salvación. De esta
pedagogía divina la praxis catequística recibe su inspiración y sus líneas
constitutivas (DGC 143).

11.4. Aportes de las Ciencias de la Educación

Al tratar el tema educativo, es imprescindible, en primer lugar, hacer una breve


referencia a los principales desafíos de la educación en América Latina y el Caribe.
Entre otras urgencias educativas, mencionamos las siguientes:

- La educación básica de calidad.


- La educación temprana (preescolar) para los más pobres.
- La promoción de mejores ambientes escolares para favorecer el aprendizaje.

183
- La educación intercultural.
- La profesionalización del magisterio.
- La formación en valores.
- La incorporación de las nuevas tecnologías comunicacionales en la educación
(PNUD, Informe 1999, pp. 109-162).

En segundo lugar, merecen mención, por los valiosos aportes que ofrecen a la
praxis catequística, los avances de las Ciencias de la Educación.

En las últimas décadas, las investigaciones de estas ciencias humanas han hecho
surgir nuevas teorías y enfoques que han renovado sustancialmente los procesos
educativos. Entre las diversas teorías del aprendizaje, sobresale la teoría
constructivista, la cual afirma que el educando construye en forma activa los
conocimientos o saberes de la cultura a la cual pertenece. El constructivismo es la
corriente psicopedagógica que mayores aportes ha dado a la educación en los
últimos años.

Teniendo como marco teórico los principios del constructivismo, presentamos ahora,
de una forma sintética, algunos enunciados pedagógicos que iluminan y orientan
hoy la actividad educativa:

- La educación está centrada en el aprendizaje y, por lo tanto, en el educando. Se


pasa así de una educación centrada en la enseñanza y en el maestro a una
educación centrada en el aprendizaje y en el educando.

- La educación no se restringe a una edad cronológica ni a un espacio


determinado (escuela o universidad), ya que se desarrolla a lo largo de toda la
existencia del ser humano. La educación a lo largo de la vida es uno de los
principios rectores de la educación actual (Delors, J., 1996, pp. 112-126).

- La persona humana es el centro y la razón del quehacer educativo. A su


alrededor y en función de ella se organiza toda la praxis educativa.

- La educación se estructura en torno a cuatro aprendizajes fundamentales


(Delors, J., 1996, pp. 96-11):

- APRENDER A CONOCER (comprender e interpretar la realidad);


- APRENDER A HACER (desarrollar competencias que permitan resolver
problemas);
- APRENDER A VIVIR JUNTOS (aceptar a los otros y participar en proyectos
comunes);
- y APRENDER A SER (tener identidad, autonomía, capacidad de juicio
crítico y responsabilidad).

184
- Los contenidos educativos abarcan tanto conocimientos como destrezas,
habilidades, actitudes y valores.

- La finalidad de la educación es la formación integral del educando


(desarrollo cognitivo, afectivo, volitivo, social y ético).

- La educación promueve aprendizajes significativos. El aprendizaje significativo


se produce cuando el educando relaciona el nuevo material aprendido con lo que
ya conoce previamente, integrándolo a su personalidad. Lo contrario del
aprendizaje significativo es el aprendizaje repetitivo y memorístico.

- La educación promueve aprendizajes funcionales. El aprendizaje significativo


exige la funcionalidad de lo aprendido; es decir, que los conocimientos adquiridos
puedan ser realmente utilizados en las diferentes circunstancias y situaciones de
la vida del educando.

- La finalidad principal de los procesos de intervención educativa consiste en


desarrollar la capacidad de autoaprendizaje en el educando (“aprender a
aprender”). Con la expresión “aprender a aprender”, se afirma la necesidad de
repensar la educación desde las competencias requeridas por los sujetos y la
sociedad, y se propone un nuevo modelo educativo centrado en la formación de
personas creativas y solidarias, capaces de comunicarse (tanto en forma oral
como escrita), identificar problemas, buscar información pertinente, optar con
racionalidad entre alternativas y trabajar en equipo.

- Se privilegian los métodos, técnicas y actividades participativas que promueven


la conciencia crítica, la reflexión, la confrontación de puntos de vista, el
cuestionamiento y planteamiento de opciones y compromisos de cambio.

- El docente no es el transmisor de conocimientos, sino el mediador de los


procesos de enseñanza y aprendizaje.

- La promoción de la educación de adultos con una metodología activa que genere


el autoaprendizaje, la participación protagónica y la conciencia crítica. Los
materiales educativos de autoaprendizaje (MEDAs) para adultos son un recurso
valioso para el aprendizaje autónomo, la investigación y la reflexión. La
educación de los adultos nos aporta ricos elementos que la catequesis no puede
ignorar. Son dignas de tener en cuenta las declaraciones de las reuniones
regionales intergubernamentales del Proyecto Principal de Educación en América
Latina y El Caribe, promovidas por la UNESCO. Asimismo, el informe de la
UNESCO de la Comisión Internacional sobre Educación para el Siglo XXI; todo lo
cual se encuentra debidamente referido al final de este capítulo.

Esta breve lista, a la que se podrían añadir algunos principios de intervención


didáctica, es solamente un ejemplo de los valiosos aportes que las Ciencias de la

185
Educación ofrecen a la acción catequizadora para enriquecer los procesos
catequísticos.

La catequesis no puede ignorar los avances de estas ciencias humanas ni los


importantes aportes que se desprenden de sus investigaciones y teorías.
Parafraseando al Papa Paulo VI, podemos decir que la Iglesia se sentiría culpable
ante su Señor si no emplease en la acción catequística, con discernimiento
evangélico, estos principios y elementos pedagógicos que la inteligencia humana ha
hecho posible.

11.5. La metodología catequística

11.5.1. La catequesis necesita una opción metodológica

La catequesis necesita métodos concretos que señalen el camino apropiado


para acompañar a los catequizandos hacia la plena madurez de su fe. No es
suficiente con señalar las líneas pedagógicas fundamentales de la acción
catequizadora. Es también indispensable seleccionar procedimientos prácticos
para hacer operativa esa pedagogía, lo que implica analizar métodos
existentes y elegir los que faciliten un buen servicio a la educación en la fe
(CAL 164).

 El método en la catequesis: significados

El término metodología, que proviene de las palabras griegas odós (camino) y


logos (tratado), significa estudio de los caminos por recorrer para alcanzar
una meta o fin. La metodología es concebida como la ciencia del método o la
reflexión teórica del método o de los métodos.

La expresión metodología catequística se puede definir como la


descripción y análisis, en forma sistematizada, de los métodos
adecuados y pertinentes para llevar a cabo la catequesis (CAL
164).

¿Y qué significa método? Esta palabra se deriva de las voces griegas metá
(hacia) y odós (camino) y significa “camino hacia algo”, es decir, camino para
lograr un fin. Método es sinónimo de procedimiento o proceso operativo para
obtener un resultado. De ahí que se le pueda describir como el conjunto de
procedimientos que se siguen de manera sistemática y ordenada para lograr
un fin determinado.

El método se expresa en “procedimientos” y, por lo tanto, en “secuencias de


operación”. Lo anterior requiere una estrecha relación y coherencia entre el
método, los procedimientos y las secuencias operativas elegidas para el logro
de la meta predeterminada.

186
Algunos identifican el método con las técnicas e instrumentos que se emplean
en la comunicación catequística, haciendo un uso impropio del término, ya
que el método no se reduce a técnicas o a dinámicas. El método ciertamente
incluye a éstas, pero las sobrepasa.
 La variedad de métodos, signo de vida y de riqueza

Desde sus inicios, la catequesis ha utilizado muchos y variados métodos para


educar en la fe. Esta diversidad es una muestra de respeto a los
interlocutores y un signo de riqueza, vitalidad y creatividad en la praxis
catequística (CT 51).

En la experiencia catequizadora de la Iglesia se han formado dos grandes


grupos de métodos, a través de los cuales la catequesis ha ido respondiendo
a las situaciones históricas de los catequizandos.

El primer grupo está formado por los métodos inductivos que son aquellos
que parten de la vida para llegar a la fe. Este fue el método de Jesús y el
método de Pablo en el Areópago de Atenas. En este grupo se puede citar,
entre otros, el método conocido como “ver, juzgar y actuar”.

Según el Directorio General para la Catequesis,

(…)el método inductivo es la presentación de hechos


(acontecimientos bíblicos, actos litúrgicos, hechos de la vida de la
Iglesia y de la vida cotidiana...) a fin de descubrir en ellos el
significado que pueden tener en la Revelación divina (DGC 150).

Es un método conforme a la manera en que se desarrolla la Revelación y a


las características propias del conocimiento de fe, que es un conocimiento por
medio de signos.

El segundo grupo lo componen los métodos deductivos que son los que
parten del anuncio del mensaje cristiano, expresado en los documentos de la
fe (Biblia, liturgia, Credo...), para llegar a la vida.

Las dos familias de métodos siguen un itinerario catequístico diferente: el


método inductivo es de tipo ascendente y el deductivo es descendente. Unos
y otros han demostrado, a lo largo de la historia, su eficacia en la acción
catequizadora. Y ambos se reclaman y complementan: el método deductivo
adquiere pleno valor cuando es precedido por el proceso inductivo que lo
acerca a las situaciones históricas; y el método inductivo exige el método
deductivo, el cual lo acerca a las fuentes de la fe.

Es importante señalar que la Iglesia no tiene un método propio o único. A la


luz de la pedagogía divina, ella discierne los métodos de cada época y asume

187
con libertad de espíritu todos aquellos elementos metodológicos que le
ayudan a proclamar el Evangelio y favorecer la educación en la fe.

 El método, medio para educar en la fe

La metodología de la catequesis tiene como finalidad la educación de la fe.


Para lograr ese cometido, la metodología se sirve de las orientaciones de la
catequética contemporánea y de la ayuda de las ciencias pedagógicas y de
las Ciencias de la Comunicación (DGC 148).

Es importante enfatizar que el método no es un fin en sí mismo, sino un medio


y, como tal, ha de estar al servicio de la formación integral de los
catequizandos y al servicio de la acción del Espíritu que actúa en ellos. El
método, como la pedagogía de la fe, tiene un carácter original, ya que es una
mediación y colaboración con el Espíritu Santo, principio inspirador de toda
obra catequística.

También es importante aclarar que entre contenido y método no hay


oposición o separación, sino una profunda correlación e interacción. El
método está al servicio de la Revelación y, por lo tanto, al servicio de la
comunicación fiel y significativa del contenido de la revelación divina.

Todo método catequístico se compone de tres elementos fundamentales:

- un punto de llegada, que es la formación integral de los catequizandos;


- un punto de partida, que es la situación concreta en que se encuentran
los interlocutores de la catequesis;
- y un itinerario que marca los procesos graduales y progresivos que se
siguen para lograr la maduración plena de la fe.

La catequesis no ha de perder de vista estos elementos y ha de saber


desarrollarlos con sabiduría y creatividad para formar hombres y mujeres con
una fe adulta que esté arraigada en la Palabra de Dios y que sea significativa
para la vida cotidiana.

 Criterios para la selección y el empleo de métodos en la


catequesis

En el trabajo cotidiano de la catequesis se constata un gran abanico de


métodos. Hay métodos que están encarnados en la vida, pero otros se alejan
de ella; hay métodos participativos y métodos dictatoriales; hay métodos
liberadores, mientras otros son esclavizantes; hay métodos fieles al mensaje
cristiano, como los hay reduccionistas.

188
En la catequesis, pues, no se puede emplear cualquier método para educar
en la fe. Al seleccionar y aplicar los métodos, la pastoral catequética ha de
tener en cuenta los siguientes criterios fundamentales:

- Los métodos han de ser coherentes con la pedagogía de la fe.


- Los métodos han de respetar la naturaleza del mensaje cristiano, las
fuentes que le dan sustento y los lenguajes de la fe.
- Los métodos han de ser fieles a la integridad del mensaje cristiano.
- Los métodos han de estar en todo momento al servicio de la vida concreta
de los catequizandos.
- Los métodos han de respetar el ritmo de las personas y de los grupos.

11.5.2. Los elementos del acto catequístico

El método en la catequesis tiene una función básica: integrar, facilitar y


dinamizar creativamente los elementos del acto catequístico.

Se entiende por acto catequístico la realización concreta de la acción


catequizadora en cuanto que integra, de una manera armónica y equilibrada,
los diversos elementos que la componen: experiencias humanas, palabra de
Dios, confesión de fe, oración y celebración, vida comunitaria y compromiso
cristiano. El acto catequético se realiza por la mediación del catequista.

Todos estos elementos han de estar presentes en la catequesis. Si faltara


alguno de ellos, el acto catequístico estaría incompleto.

El acto catequístico consta de tres elementos constitutivos:

- La experiencia humana del catequizando.


- La Palabra de Dios, contenida en la Sagrada Escritura y en la Tradición
viva de la Iglesia.
- Y la expresión de fe en sus diferentes formas: profesión de fe, celebración
y compromiso.

 La experiencia humana

El concepto de experiencia humana no se refiere a los años vividos o a los


conocimientos adquiridos a lo largo de la existencia. Con esa expresión,
aludimos a la realidad humana vivida conscientemente, reflexionada con
profundidad, interpretada y expresada significativamente. En este sentido, no
todo lo que se vive es experiencia humana.

189
La experiencia humana entra en el acto catequístico por derecho propio, ya
que la misma naturaleza de la catequesis exige que el anuncio del Evangelio
incida en la experiencia humana. No es, por lo tanto, una concesión a una
corriente o moda metodológica, sino una exigencia de la praxis catequística.

La experiencia humana ejerce diversas funciones en la catequesis (DGC


152):

- Hace que nazcan en el ser humano intereses, interrogantes, esperanzas,


inquietudes, reflexiones y juicios que expresan el deseo de transformar la
propia existencia.

- Hace comprensible el mensaje cristiano. La experiencia humana sirve para


descubrir y asimilar las verdades contenidas en la revelación. Es, por eso,
un medio privilegiado para acercarnos al misterio insondable de Dios.

- Es el ámbito en el que se manifiesta y se realiza la salvación liberadora de


Dios. La vida humana es lugar teológico de la revelación de Dios.

Las experiencias humanas forman parte del contenido catequético. El


Documento de Medellín expresa esta convicción con una frase lapidaria:

(…) las situaciones históricas y las aspiraciones auténticamente


humanas forman parte indispensable del contenido de la catequesis
(DM Catequesis 6).

 La Palabra de Dios

La Palabra de Dios ilumina todo el acto catequístico y es el elemento medular


que vincula a los otros elementos. La catequesis ayuda a los catequizandos a
entrar en contacto con la Palabra de Dios para conocerla, reflexionarla,
dejarse interpelar por ella y vivir la vida cotidiana, orientados por esa palabra
liberadora.

La Palabra de Dios nos llega a través de la Sagrada Escritura y de la


Tradición. La experiencia religiosa de Israel, la experiencia salvífica de Jesús,
y la experiencia de la Iglesia, manifestada en su doctrina, vida y culto, son
elementos fundamentales y referenciales del acto catequístico.

En el desarrollo del acto catequístico, este elemento no se hace presente con


mencionar unos textos de la Biblia o del magisterio de la Iglesia. Lo más
importante es relacionar la Palabra de Dios con las experiencias humanas de
los catequizandos y lograr la interacción fe-vida.

190
La Palabra de Dios, en definitiva, es la que ilumina e interpreta la existencia
humana, dándole sentido y orientación. Ella es la que hace posible que la
experiencia humana sea asumida y vivida desde la fe. La mediación del
catequista facilitador requiere, para ser fiel a la Palabra, una formación bíblica
al menos básica, la capacidad de comunicarla adecuadamente y la actitud
permanente para testimoniarla.
 La expresión de la fe

La catequesis es verdadera educación en la fe cuando sus interlocutores


expresan la renovación que se está operando en sus vidas.

La expresión de fe es la respuesta vital de los catequizandos a Dios. Se


realiza a través de la profesión de la fe, la celebración y el compromiso
cristiano:

- Mediante la profesión de fe, el catequizando, con su corazón, memoria,


inteligencia y voluntad, da razón de lo que cree.

- Mediante la celebración, el creyente celebra con sus hermanos, en


comunidad fraterna, lo que ha experimentado en su vida y da gracias a
Dios por los dones recibidos.

- Mediante el compromiso, el catequizando transforma progresivamente su


vida y colabora activamente para que surja en nuestra sociedad el Reino
de Dios.

11.6. Elementos de didáctica catequística

11.6.1. La didáctica en la catequesis

 La didáctica, teoría y práctica de la enseñanza

El término didáctica viene del verbo griego didasko que significa enseñar. En
las ciencias de la educación, la didáctica es descrita como aquella disciplina
teórico-práctica que orienta la labor de enseñanza del docente en relación con
el aprendizaje del educando.

La didáctica tiene como objeto de estudio el proceso de enseñanza-


aprendizaje.

Indica el modo de proceder, a fin de que dicho proceso cumpla su


cometido, teniendo en cuenta a las personas, los objetivos, los
recursos, el material didáctico, el tiempo y el espacio, de tal modo

191
que sea exitosa la interrelación entre el educador y el educando
(CAL 171).

En la didáctica confluyen dos dimensiones inseparables: la teórica y la


práctica. Por una parte, la didáctica investiga, experimenta y crea teorías
sobre cómo enseñar. Y por otra parte, operacionaliza esas teorías a través de
estrategias, técnicas metodológicas y recursos didácticos.

La didáctica nos indica cómo interactúan los elementos básicos que forman
parte del proceso didáctico., los cuales han de ser contemplados desde el
PLANEAMIENTO DIDÁCTICO. Dichos elementos son los siguientes:

- Objetivos: ¿Para qué enseñar (aprender)?


- Contenido: ¿Qué enseñar (aprender)?
- Estrategias de enseñanza: ¿Cómo enseñar (aprender)?
- Material didáctico: ¿Con qué enseñar (aprender)?
- Evaluación del aprendizaje: ¿Qué, cómo y cuándo evaluar?

 La didáctica catequística: generalidades

La catequesis, entre otras cosas, es una educación sistemática de la fe


cristiana. No es, por consiguiente, una acción improvisada, ya que sigue un
programa debidamente estructurado que le permite llegar a un fin preciso, que
es la maduración integral de la fe.

Como educación sistemática, la catequesis necesita una mediación didáctica


que asegure, en cuanto sea humanamente posible, la eficacia y calidad de la
acción catequística. En esta perspectiva, la didáctica catequística

orienta los elementos y las condiciones objetivas y subjetivas de la


enseñanza, a fin de que favorezcan la comunicación de la fe y la
respuesta de los interlocutores, de acuerdo a la naturaleza propia
de la catequesis (CAL 172).

La didáctica catequística considera, de modo particular, todo lo relacionado


con la enseñanza de la fe. Pero dicha enseñanza no abarca sólo la
adquisición de conocimientos, sino también el desarrollo de sentimientos,
emociones, actitudes y comportamientos coherentes con los valores que
brotan del Evangelio.

11.6.2. Los medios didácticos

De una forma genérica, los medios didácticos se pueden definir como


aquellos recursos o materiales que utilizan tanto el catequista como los

192
catequizandos para facilitar los procesos de enseñanza-aprendizaje
relacionados con la educación integral de la fe cristiana.

Entre la gran variedad de medios didácticos que existen, es necesario


distinguir los medios que expresan un contenido simbólicamente organizado
(catecismos, guías del catequista, textos del catequizando, programas
audiovisuales catequísticos...) de los instrumentos físicos (pizarra, globos,
maquetas, casetes, proyector de diapositivas...). Nosotros, al hablar de
medios didácticos, nos estamos refiriendo especialmente a los primeros.

Los medios didácticos enriquecen el proceso catequístico y cada uno de los


encuentros de catequesis. Apoyan y facilitan la comunicación del mensaje
cristiano, favorecen la relación interpersonal entre catequistas y
catequizandos, suscitan espacios comunicativos para comunicar y expresar
ideas y sentimientos, desarrollan habilidades y actitudes, etc.

Para la selección y uso de los medios didácticos en la catequesis, es


importante tener en cuenta los siguientes criterios (DGC 283; CAL 175-178):

- el criterio inspirador fundamental es la fidelidad al mensaje y a la persona


humana: que respeten la integridad del mensaje y que vinculen con la vida
concreta de los catequizandos;

- los medios didácticos están al servicio de la educación en la fe;

- El discernimiento es esencial. Hay que discernir no solamente si el


contenido es adecuado, sino, también, la forma en que es presentado (los
elementos metodológicos y didácticos).

- exigencia de inculturación: que tengan en cuenta el contexto socio-cultural


en que viven los interlocutores, así como su lenguaje y modos de
expresión;

- No absolutizar ni sobrevalorar la importancia de los recursos didácticos.


Hay que tener siempre presente que no son un fin en sí mismos sino
medios que facilitan la comunicación y expresión del mensaje catequético.

Por último, es importante señalar que el uso de los catecismos de preguntas y


respuestas, vigentes todavía en muchas diócesis de América Latina, es un
retroceso en la concepción actual de la catequesis y de la pedagogía
catequística. Por una parte, la catequesis educa todas las dimensiones de la
vida cristiana y, por lo tanto, no se reduce a una enseñanza doctrinal. Por otra
parte, la acción catequizadora ayuda a los catequizandos a descubrir los
grandes interrogantes de la vida y a encontrar, a la luz de la fe, la respuesta a
esas preguntas vitales.

193
11.6.3. La evaluación, como modelo didáctico de la catequesis

Evaluar no significa examinar o calificar, sino valorar los resultados de una


acción y de un proceso. En el caso de la acción educativa se evalúa lo que
los alumnos han aprendido (resultados del aprendizaje) y la totalidad de
elementos que intervienen en los procesos de enseñanza-aprendizaje para su
posterior valoración, de modo que sea posible tomar las decisiones
pertinentes para mejorar los procesos educativos en su conjunto.
En la didáctica educativa existen varios tipos de evaluación. Los más
conocidos y usados son la evaluación diagnóstica, la evaluación formativa y la
evaluación sumativa.

- EVALUACIÓN DIAGNÓSTICA: es aquella que se realiza al inicio de un período


de aprendizaje (curso lectivo, etapa, unidad didáctica...) para valorar las
expectativas, motivaciones, conocimientos y habilidades previas de los
educandos. Tiene como fin adecuar el proceso de enseñanza-aprendizaje
a las necesidades y posibilidades reales de los alumnos.

- EVALUACIÓN FORMATIVA: es aquella que se realiza durante el desarrollo del


proceso de enseñanza-aprendizaje. Su finalidad es ajustar y reorientar la
enseñanza del docente y la actividad constructiva de los educandos. Tiene
un énfasis cualitativo.

- EVALUACIÓN SUMATIVA: es aquella que se realiza al final de un período de


aprendizaje. Su objetivo es valorar cuantitativamente los resultados finales
del aprendizaje adquirido por el educando.

¿Y qué decir de la evaluación en la catequesis?. He aquí algunas


orientaciones generales al respecto:

- Se evalúa lo que los catequizandos han asimilado (contenidos


cognoscitivos, afectivos y actitudinales), así como el proceso y el acto
catequístico, para valorar los resultados reales de la acción catequística y
aplicar los cambios oportunos en el itinerario de fe, con la intención de
mejorar la calidad de la praxis catequística.

- Se privilegia la evaluación diagnóstica y formativa, las cuales ofrecen a los


catequistas criterios, formas e instrumentos para conocer en qué medida
el mensaje comunicado ha sido interiorizado y traducido en actitudes y
compromisos vitales. Los resultados obtenidos pueden generar, por parte
del catequista, ajustes, cambios y rectificaciones en los contenidos, en la
metodología y en el uso de los recursos didácticos.

- La evaluación en catequesis no consiste en calificar, en dar notas. Por


eso, la evaluación sumativa, que busca medir los conocimientos y
calificarlos con números, no es recomendada en la catequesis (CAL 173).

194
Sin embargo, la valoración cuantitativa no debe desecharse del todo, ya
que ocasionalmente se puede utilizar para constatar la comprensión de
textos bíblicos, la memorización de formulaciones de fe y el nivel de
conocimiento del mensaje cristiano. En este caso, se integraría a un
proceso de evaluación formativa.

195
ELEMENTOS
DE DIDÁCTICA
CATEQUÍSTICA

LA DIDÁCTICA, TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA


ENSEÑANZA

La didáctica:

 Es una disciplina teórico-práctica que orienta la labor de


enseñanza del docente.
 Tiene como objeto de estudio el proceso de enseñanza-
aprendizaje.
 Es una teoría práctica: crea teorías sobre cómo enseñar y cómo
aprender, y las operacionaliza a través de estrategias y técnicas.
 Nos dice cómo interactúan los elementos básicos del proceso
didáctico: objetivos, contenidos, estrategias de enseñanza y
aprendizaje, material didáctico y evaluación del proceso de
aprendizaje.

LA DIDÁCTICA CATEQUÍSTICA

 La catequesis, como educación sistemática de la fe, necesita una


mediación didáctica que asegure la eficacia y calidad de la praxis
catequística.
 La didáctica catequística orienta los elementos y las condiciones
objetivas y subjetivas de la enseñanza-aprendizaje, a fin de que
favorezcan la comunicación de la fe.
 La catequesis necesita emplear medios didácticos para facilitar
los procesos de enseñanza-aprendizaje relacionados con la
educación en la fe.

196
Síntesis

1. La pedagogía de Dios, fuente y modelo de la pedagogía catequística

- Dios, al revelarse, ha utilizado una pedagogía que constituye la fuente y el


modelo referencial de la pedagogía catequística.
- La pedagogía divina es la forma histórica que Dios ha seguido a lo largo del
tiempo para darse a conocer y manifestar su proyecto liberador.
- La pedagogía de Dios en el Antiguo Testamento se caracteriza por ser una
pedagogía del don, del diálogo y encuentro, de la historicidad, de los signos,
personalizante y comunitaria, gradual y progresiva. El amor es el alma de la
pedagogía divina.
- Jesús continúa la pedagogía manifestada por Dios Padre en el Antiguo
Testamento. En la pedagogía de Jesús encontramos los siguientes rasgos:
atención y respeto a las personas; se parte siempre de situaciones concretas;
acogida a los pobres; denuncia profética; formación de una comunidad;
fidelidad al Padre y docilidad al Espíritu.
- La predicación apostólica se realiza bajo el dinamismo del Espíritu Santo
(pedagogía del Espíritu). La pedagogía misionera de Pablo es una pedagogía
en la línea de la inculturación y de la animación pastoral.

2. La pedagogía catequística
- La Iglesia, con la inspiración del Espíritu Santo, ha generado a lo largo de los
siglos un rico patrimonio de pedagogía de la fe.
- La pedagogía catequística...
o Es una pedagogía original: busca la comunión del catequizando con
Jesucristo y tiene como agente principal al Espíritu Santo.
o Tiene un principio fundamental: la fidelidad a Dios y la fidelidad a la
persona humana.
o Tiene como norma y modelo la pedagogía de Dios.
o Tiene unos rasgos básicos: es una pedagogía personalizante, del don y
del encuentro, de la encarnación y de la experiencia, de los signos de
Dios, integradora, diferenciadora y liberadora.

3. La catequesis, acción educativa

- La catequesis tiene una dimensión educativa como parte integrante de su ser


(educación en la fe) y quehacer (formar personas y comunidades eclesiales
maduras en la fe).

197
- La pedagogía es aquella disciplina de las Ciencias de la Educación que
ofrece una reflexión sistemática del quehacer educativo.
- La catequesis es una pedagogía de la fe en acto.

4. Aportes de las Ciencias de la Educación

- En las últimas décadas, las Ciencias de la Educación han aportado valiosas


teorías y enfoques educativos. Entre ellos sobresale la teoría constructivista,
la cual afirma que el educando construye en forma activa los conocimientos.
- La catequesis discierne esas teorías y toma aquellos principios y elementos
pedagógicos que enriquecen su praxis catequística.

5. Elementos de metodología catequística

- El método se puede describir como el conjunto de procedimientos que se


siguen de manera sistemática y ordenada para lograr un fin determinado.
- En la catequesis, el método es un medio para educar en la fe.
- Hay dos grandes grupos de métodos: los que parten de la vida para llegar a
la fe (métodos inductivos), y los que parten del anuncio del mensaje cristiano
para llegar a la vida (métodos deductivos).
- Entre método y contenido hay una profunda correlación e interacción.
- Un criterio fundamental para la selección y empleo de los métodos en la
catequesis: los métodos han de estar en sintonía con la pedagogía de la fe.
- Una función básica del método: integrar y dinamizar creativamente los
elementos del acto catequístico (experiencia humana, palabra de Dios y
expresión de la fe).

6. Elementos de didáctica catequística

- La didáctica es aquella disciplina teórico-práctica que orienta la labor de


enseñanza del docente en relación con el aprendizaje del educando.

- La didáctica catequística orienta los elementos y las condiciones objetivas y


subjetivas de la enseñanza, a fin de que favorezcan la comunicación de la fe,
de acuerdo con la naturaleza propia de la catequesis.
- Los medios didácticos son aquellos recursos o materiales que facilitan los
procesos de enseñanza-aprendizaje relacionados con la educación integral
de la fe cristiana.

198
- El criterio fundamental para la selección y uso de los medios didácticos es la
fidelidad al mensaje y a la persona humana.
- La evaluación es un momento didáctico importante en los procesos
catequísticos. En la catequesis se ha de privilegiar la evaluación diagnóstica y
la evaluación formativa.

Para profundizar

1. A la luz de los rasgos descritos de la pedagogía divina, ¿qué consecuencias se


derivan para la catequesis?
2. ¿Qué aportaciones hacen a la praxis catequística cada una de las orientaciones
de la pedagogía constructivista?
3. ¿Qué opciones metodológicas ha de hacer la praxis catequística?
4. ¿Qué aportaciones ofrece la didáctica a los procesos catequísticos?
5. ¿Cuáles son los conocimientos y las capacidades pedagógicas básicas que han
de tener los agentes de la catequesis?

Referencias

Comisión de Alto Nivel del Proyecto RLA/96/001 (1999). Los retos educativos del futuro.
Estado de la educación en América latina y el Caribe. San José, Costa Rica:
PNUD.
Delors, J. (1996). La educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO de la
Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI. Madrid, España: Ed.
UNESCO.

(Para los documentos eclesiales, véase la lista de siglas).

Bibliografía

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España: CCS.

González, J. (2002). La pedagogía encierra un tesoro. San José, Costa Rica: Editorial
CONEC.

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González, J. (2002). La pedagogía de Dios. San José, Costa Rica: Editorial CONEC.

Maymí, P. (1998). Pedagogía de la fe. Madrid, España: Instituto San Pío X.

Morell, F. (1999). Pedagogía de Dios. Pedagogía catequética. En Nuevo Diccionario de


Catequética. Madrid: San Pablo.

Pérez, E. (1999). Metodología catequética. En Nuevo Diccionario de Catequética.


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