A pesar de lo dicho más arriba, no conviene despreciar tampoco la opción
de ejercitarte en casa. No, no me contradigo. Yo mismo hago mucho ejercicio en casa, aproximadamente uno de cada cuatro entrenamientos. Y tengo también alumnos que, por sus obligaciones profesionales y horarios intempestivos, lo tienen muy difícil para ir a un gimnasio con la regularidad requerida, por lo que realizan todo el plan de ejercicios en la intimidad del hogar. Si te organizas bien, y ésa es la clave, una sesión en casa puede sustituir perfectamente a una sesión en el gimnasio. No necesitas casi espacio y tampoco invertir mucho dinero: por menos de lo que te pueden costar unos vaqueros puedes entrenar en casa y reproducir casi todos los ejercicios que haces en el gimnasio. “Casi”, porque hay máquinas indispensables para determinados movimientos y prácticas que sólo encontrarás allí. Pero, aun así, disponer de un pequeño equipo en casa te da la posibilidad de entrenar esos días en que de verdad no puedas ir al gimnasio sea por la razón que sea, porque esté cerrado por ser festivo o porque no te apetece ver a nadie. Cuando te acostumbras a entrenar en casa te das cuenta de las ventajas que tiene, como hacer cosas productivas entre serie y serie. Además, la motivación es diferente, puedes elegir tu música, entrenar sin camiseta y nunca tendrás que esperar a que quede libre una máquina. Otra de las ventajas son los horarios: no hay. También puedes entrenar viendo el fútbol o cualquier programa que te guste de la televisión, con lo que no serán horas que pases perdidas delante de la pantalla. Además con internet o con las propias consolas, ya dispones de planes de entrenamiento y de gimnasios virtuales que te permiten realizar las mismas clases que en el gimnasio, pero en la comodidad de tu casa. Un equipo de estar por casa Para que le saques todo el partido posible a esas horas de ejercicio en casa te recomiendo que tengas un pequeño equipamiento a mano. Algo tan simple como: Una colchoneta. Las hay muy económicas, pero te recomiendo que te gastes un poco más y que sea de calidad, de un material de tacto entre silicona y espuma. Un juego de mancuernas o pesas. Si eres chico puedes comprarlas de hasta diez kilos y si eres chica, de hasta cinco. Con el tiempo irás necesitando más, pero para empezar ya está bien. Arcos de suelo. Son ideales para hacer flexiones en el suelo sin que sufran tus muñecas y también para algunos ejercicios de abdominales. Fitball. Se trata de una esfera de goma de gran tamaño que va perfecta para hacer abdominales sobre ella y para utilizarla como banco en el trabajo con pesas, pues al ser elástica impide las sobrecargas de los discos intervertebrales. Las hay de varios tamaños: si mides más de 1,75 te recomiendo la de 65 centímetros de diámetro, y si mides menos, la de 55 centímetros. Un banco. Si compras uno, mejor que sea con respaldo reclinable, pues multiplicarás por tres su versatilidad. Una barra de dominadas. Es una barra que se instala en un pasillo estrecho o en el marco de una puerta. No requiere ningún tipo de obra, pues se coloca y se quita con facilidad y, si lo haces bien, no deja rastro alguno. Es perfecta para hacer dominadas, y con ellas trabajarás prácticamente toda la musculatura de tu tren superior.