Sei sulla pagina 1di 25

2. EL DERECHO CONSTITUCIONAL.

Con la palabra “derecho” podemos significar las siguientes ideas: 1ª. El valor subjetivo en que una
persona pretende justificar sus actos, sin sustento normativo; por ejemplo: cuando decimos: “tengo derecho a
que me escuches”. 2ª. La prerrogativa prevista en una norma jurídica por virtud de la cual alguien puede hacer
o no algo u obligar a otro a que se conduzca en determinada forma, por ejemplo, cuando el acreedor dice al
juez: “tengo derecho a que mi deudor me pague”. 3ª. El orden normativo específico de un Estado, por
ejemplo, cuando expresamos que el derecho suizo se integra con la Constitución de ese país, sus leyes
federales, sus normas cantonales y sus reglamentos. 4ª. La ciencia jurídica, o sea, los principios y
explicaciones derivados del estudio e investigación que se realiza sobre las normas, los órdenes normativos y
sus fenómenos.

I.- LA NORMA.

En general, esta locución significa regla o regulación. La norma siempre contiene una hipótesis
dirigida a la conducta humana o a un hecho relacionado con ésta, pero necesariamente tiene por objeto
encauzar la conducta de los hombres hacia ciertos objetivos.

II.- LA NORMA JURÍDICA.

A diferencia de las reglas que hemos mencionado, existen las normas jurídicas que son mandatos
imperativos dirigidos a la conducta humana o a un hecho relacionado con ésta.

Las normas jurídicas establecen diferentes tipos de mandatos de acuerdo con la variedad de las
conductas humanas a las que se dirigen y de los hechos relacionados con aquéllas; en esta diversidad se
explica la clasificación de las disciplinas jurídicas. Así hablamos de derecho civil, derecho penal, derecho
mercantil, derecho militar, bancario y procesal.

III.- EL ORDEN NORMATIVO.

Entendemos que es un conjunto autónomo de normas jurídicas relacionadas entre sí por su creación,
validez y eficacia, que adopta un Estado para determinar y regular su existencia. Todo orden normativo se
compone de dos clases de normas: la constituyente, o sea, la primera norma, determinante de la validez del
sistema, y las constituidas que derivan de aquella. Así, las normas constituidas solamente tendrán validez
jurídica si se apegan a lo que la Constitución determina en cuanto al órgano que debe producirlas, a sus
requisitos y a su contenido.

Los órdenes normativos actuales son muy sofisticados, entre otras razones, porque las sociedades y
los Estados de hoy día también lo son. Un modelo de este fenómeno es México que, debido a su naturaleza
federal, tiene un sistema normativo compuesto por tres órdenes parciales: el del Estado como totalidad, el de
la Federación y el de los estados (entidades federativas). Por esos motivos observamos las siguientes normas
derivadas de la Constitución: las interpretaciones jurisprudenciales de la Constitución; las leyes federales; los
tratados internacionales, los reglamentos federales; las constituciones de los estados, las leyes de los estados,
los convenios estatales y los reglamentos locales.

IV.- EL OBJETO DE ESTUDIO DEL DERECHO CONSTITUCIONAL.

Se intuye con facilidad que los objetos de estudio de las diferentes disciplinas del derecho son
porciones del objeto de estudio del derecho en general.

La delimitación del objeto de estudio del derecho constitucional obliga a distinguir las diferencias
primarias que presentan las normas integrantes de todo orden jurídico. Los órdenes normativos se componen
con normas jurídicas de diferentes clases; por ejemplo, consideramos la relación de los niveles normativos en
materia laboral; el artículo 123 de la Constitución de 1917, la ley federal del trabajo, la ley de los
trabajadores al servicio del Estado, el tratado internacional que determina ciertos derechos para los
trabajadores, el reglamento sobre capacitación y adiestramiento, los ordenamientos sobre las condiciones de
los trabajadores al servicio del Estado, en las constituciones de las entidades federativas, y las disposiciones
reglamentarias de esos ordenamientos. Todas las normas que hemos mencionado son mandatos dirigidos a la
conducta humana, y a hechos relacionados con aquella, que se contextualizan en las relaciones de trabajo.
Desde este enfoque todas esas normas se asemejan, sin embargo, se distinguen en su origen, rango, objetivo y
validez, porque la Constitución es la primera norma y como tal, por una parte, requiere ser positivizada por las
normas constituidas para lograr su validez; y por otra, determina la validez de las constituidas de tal manera
que si éstas no se apegan a aquella carecen de valor jurídico. La Constitución existe para ser positivizada y las
normas constituidas existen para positivizarla.

El objeto de estudio del derecho constitucional comprende exclusivamente la norma constituyente y


el de las otras disciplinas jurídicas siempre se integrará con las normas constituidas. Esto no significa que
nuestro objeto de estudio se restrinja al estudio de una constitución determinada porque, fundamentalmente,
incluye lo siguiente: 1. descubrir la naturaleza que caracteriza a todas las normas constituyentes de cualquier
país y época; 2. establecer los principios que las rigen; 3. determinar su validez y las causas de su eficacia o
ineficacia; 4. precisar los ámbitos personal, espacial y temporal de su aplicación; 5. determinar sus atributos y
las reglas de su modificación; 6. definir el efecto de su contenido y los mecanismos de control respecto de las
normas constituidas y 7. el encuadramiento jurídico de los fenómenos políticos. Una vez que se obtienen los
principios que explican y rigen estos fenómenos, podremos realizar la actividad del derecho constitucional
aplicado a una constitución específica.

Estamos, pues, en que el objeto de estudio del derecho constitucional es la norma constituyente.
Entendemos por norma constituyente la que determina las reglas fundamentales que rigen al fenómeno
político, en especial, el Estado, los gobernantes y todo factor político determinante de la vida social. Norma
constituyente es aquella que, conteniéndose en un documento solemne y formal o siendo una costumbre,
reglamenta las bases que encauzan los fenómenos políticos de la sociedad. En el contenido de la norma
constituyente se expresan los valores políticamente predominantes que son producto de la convivencia, por
ejemplo: un fenómeno social cotidiano es la muerte de las personas; su reglamentación corresponde a las
normas del derecho civil y tratándose del homicidio a las del penal. Ese fenómeno social deviene fenómeno
político y, por ello, forma parte del objeto de estudio del derecho constitucional si la persona fallecida es el
rey en España o el presidente de la República en México.

Explicamos que el objeto de estudio del derecho es la norma y los órdenes normativos. Significa que
debemos desentrañar y comprender la naturaleza de las normas jurídicas y de los órdenes a los que
pertenecen; la dinámica que representa la producción normativa; los ámbitos personal, espacial y temporal en
los que se aplican; las causas que producen o impiden su validez y su eficacia; las materias de la conducta
humana reguladas y sus contenidos.

Siguiendo a André Hauriou podemos decir que: el objeto del Derecho Constitucional es el
encuadramiento jurídico de los fenómenos políticos.

Lo primero que debemos de tener claro, es saber qué es el fenómeno político y qué su delimitación
jurídica. Un fenómeno político es el acontecer en una sociedad que impacta en el poder que impera sobre los
seres humanos que componen un grupo social. En la vida de un Estado esos acontecimientos que impactan en
el poder, crean e inciden también en las transformaciones de las instituciones del Estado. Esas instituciones
se regulan en un Estado por el orden jurídico, y entonces podemos tener claro que esos acontecimientos
políticos, del poder institucionalizado que es el Estado de Derecho tienen una regulación en el derecho, y por
lo tanto, eso será entonces el objeto del Derecho Constitucional.

Para Hauriou, el fin es la meta a la cual aspira el Derecho Constitucional, es el ideario en la vida de
un Estado, es aludir también al ideario de los seres humanos de la nación. Son los ideales a los cuales aspira el
Derecho Constitucional, es el espacio mínimo de igualdad y libertad de los seres humanos, es la sociedad con
bienestar.

Podemos afirmar que el sentido de la palabra constitución se refiere al ser de algo, a los elementos
fundamentales que lo forman, a su origen y fundamento. El sentido no sugiere accidente o circunstancia,
siempre produce la idea de base, fundamento y organización.
Las aproximaciones de la doctrina jurídica a la idea de constitución se comprenden en una de las
siguientes opciones: disponen de un enfoque sociopolítico o se ubican en una posición formalista. En la
primera tendencia, los tratadistas se empeñan en explicar la Constitución como un fenómeno de la realidad
social expresado en la idea de poder; en la segunda, basados en la depuración del objeto de estudio del
derecho, las explicaciones incluyen el examen de la norma básica o constituyente, y de los órdenes
normativos como totalidades estáticas o dinámicas. Son tres ilustres juristas alemanes quienes encabezan
ambas tendencias: Carl Schmitt y Fernando Lassalle destacan en la primera y Hans Kelsen es el autor de la
segunda.

V.- ORIGEN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL. LAS PRIMERAS CATEDRAS.

La expresión “derecho constitucional” apareció por primera vez en el norte de Italia, pero fue
consecuencia directa de las ideas liberales y de las constituciones surgidas durante la Revolución francesa,
que Napoleón propagó al propio tiempo que efectuaba una brillante campaña militar en aquel país. Este
espíritu didáctico, caracterizó siempre a los revolucionarios franceses, recuérdese que la Asamblea
Constituyente de 1791 decidió que “a partir del 10 de octubre próximo las facultades de derecho deberán
enseñar a los jóvenes estudiantes la Constitución francesa”, propósito que no se cumplió hasta varios años
después.

Una vez que Napoleón asentó su poder, el 20 de septiembre de 1796, fundó dos estados en Italia, la
República Traspadana (región Lombarda) y la República Cispadana (formada por las provincias de Módena,
Reggio, Bolonia y Ferrara). En esta última, el 31 de marzo de 1797, se dictó una resolución suprimiendo las
cátedras de jus público y pandectas, sustituyéndola por una de derecho constitucional cispadano y público
universal, designando titular de dicha cátedra en la Universidad de Ferrara al profesor Giussepe Compagnoni
di Luzo, quien también escribió el tratado Elementi di diritto constituzionale democrático ossia principii de
ius pubblico universale, en el cual encaró los problemas generales del derecho constitucional, pero no pudo,
como se había propuesto, estudiar la Constitución en lo particular de la República Cisalpina, antes Cispadana.
Poco después se abrieron en el país a que nos hemos venido refiriendo otras cátedras de derecho
constitucional; en noviembre de 1797 en Pavia a cargo del profesor Alpruni, y en abril de 1798 en Bolonia
que ocupó el profesor Algerati.

Antes de estos estudios sistemáticos, empero, hay que mencionar un antecedente más lejano, según
ha recordado Aja Espil, la cátedra que inauguró Willian Blackstone, en la Universidad de Oxford sobre la
Constitución y las leyes de Inglaterra, el 25 de octubre de 1758, en la cual explicó que “la ciencia que se ha
comisionado a la cátedra cultivar, metodizar, y explicar en un curso de conferencias académicas, es aquella
que trata de las leyes y la Constitución de nuestro propio país”. Sus famosos Commentaries on the laws of
england, publicados en 1765, se basaron en la propia cátedra que impartió. A este respecto, Linares Quintana
observa que sin mengua para la trascendencia del antecedente, debe señalarse que en dicha cátedra no se
utilizó la denominación derecho constitucional, ni se impartió una enseñanza orgánica de la disciplina, sino
que se realizó diluida dentro de la exposición global del sistema jurídico inglés.

Durante el siglo XIX el derecho constitucional ganó terreno de manera definitiva, se empezó a
cultivar en un número cada vez más creciente de países y su enseñanza se volvió obligatoria en las facultades
de derecho.

España fue de las primeras en implantar la enseñanza obligatoria de la Constitución. En la


Constitución de Cádiz de 1812, se dispuso en el artículo 368 que debía “explicarse la Constitución Política de
la Monarquía en todas las universidades y establecimientos literarios donde se enseñen las ciencias
eclesiásticas y políticas. Para cumplir con tal disposición, se creó el mismo año en Madrid la cátedra de los
Reales Estudios de San Isidro y en 1814 se hizo lo propio en otras universidades. Poco después, en 1821 se
publicaron las Lecciones del derecho público constitucional de Ramón Salas, y en 1837 aparecieron las
Lecciones de derecho político que en el Ateneo de Madrid pronunciaron Donoso Cortés, Pacheco y Alcalá
Galeana.
Francia, por su parte, gracias al esfuerzo del ministro Guizot, ministro del Rey Luis Felipe, instauró
en París la primera cátedra con el título de derecho constitucional por una Real Ordenanza de 1834, misma a
la que precedió un informe que trazó el programa de la materia con el propósito de que la Constitución fuera
un derecho público lo que el Código de Napoleón para el civilista, es decir, con el objeto de suministrar “una
enseñanza semejante a la vez vasta y precisa, fundada sobre el derecho público nacional y sobre las lecciones
de la historia, susceptible de extenderse con las comparaciones y las analogías extranjeras”. Se encargó de la
cátedra correspondiente en la Facultad de Derecho de la Universidad de París a un italiano, Pellegrino Rossi,
quien había cursado la asignatura en Bolonia; dicho jurista entendía que al derecho constitucional
correspondía una destacada misión, en él estaban los títulos o encabezados (tétes de chapitre) de las demás
disciplinas jurídicas. Para 1835 fue aceptado como adjetivo el vocablo “constitucional” por la Academia
Francesa.

Por último en México, la Constitución de Cádiz dio lugar a la primera cátedra de derecho
constitucional. Había sido jurada dicha Constitución el 30 de septiembre de 1812 en Nueva España, pero poco
después suspendió su vigencia y volvió a restablecerse en 1820. Con tal motivo, el 30 de septiembre de este
último año, se verificó en la Nacional y Pontificia Universidad el inicio de la cátedra de constitución,
encomendada al licenciado Blas Osés, abogado de la Real Audiencia Territorial de la Nueva España, el cual
en su exposición, insistió en el principio del respeto a la ley, hizo crítica al sistema feudal y aludió de manera
fervorosa a los comuneros rebeldes de Castilla, que en la Batalla de Villalar se habían enfrentado a Carlos V,
llevando como jefe principal a Juan de Padilla; a aquella primera cátedra asistieron el rector don Matías
Monteagudo y el propio Virrey, don Juan de Apodaca.

VI.- EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL. LAS PRINCIPALES ESCUELAS.

Pese a los antecedentes señalados, la evolución consistente del derecho constitucional y su calidad de
disciplina autónoma, tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XIX, cuando se habían difundido las leyes
fundamentales escritas y había cristalizado el Estado constitucional.

En esta dirección, la doctrina alemana imprimió un gran rigor a sus estudios y realizó desde sus
inicios contribuciones de gran valía para la ciencia del derecho constitucional. Cabe recordar, entre otros, los
trabajos de Carl Friedrich von Gerber, quien escribió Sobre los derechos públicos (1852) y Principios del
derecho público alemán (1880); le siguió Paul Laband, llamado “su ejecutor testamentario”, al cual le
preocupaban que los tratados de la materia de aquel entonces fueran conglomerados de resúmenes
legislativos, de consideraciones oportunistas y de noticias históricas insignificantes y curiosas, había que
privilegiar –postuló- sobre tales aspectos a la consideración jurídica. Finalmente, en 1900 apareció en Berlín
la Teoría del Estado de Jorge Jellinek, le siguieron la Teoría de la Constitución de Carl Schmit en 1927, la
Teoría del Estado de Hermann Heller en 1934, y sobre todo la obra monumental de Hans Kelsen, todas ellas
siempre consideradas esenciales para el estudio del derecho público y constitucional.

En Italia, el impulso inicial que tuvo el constitucionalismo se tradujo después en una trayectoria
fecunda. Destaca, en primer lugar, Vittorio Emmanuelle Orlando, considerado el fundador de la escuela del
derecho público en su país, el cual desde 1885 en su trabajo Los criterios técnicos para la reconstrucción del
derecho público, se lamentaba que los especialistas del derecho público se preocuparan excesivamente de los
análisis filosóficos, políticos y sociológicos, olvidándose de los argumentos y sistematizaciones jurídicas.
Sobre esta base se explica la consistente línea doctrinal del constitucionalismo italiano, que se consolidó de
manera notable con Santi Romano, para ofrecernos en nuestros días las obras de Alessandro Pizzorusso,
Pietro Virga, Vezio Crisafulli o los textos de derecho constitucional comparado de Biscaretti di Ruffia o de
Giusseppe di Vergottini.

Ha contribuido también la doctrina francesa de manera muy especial al progreso del derecho
constitucional. En su principio, a través de los clásicos Raymond Carré de Malberg, León Duguit y Maurice
Hauriou; la Teoría general del Estado del primero fue obra de consulta obligada, tanto por su planteamiento
teórico como por el conocimiento del derecho positivo de su época; Duguit, por su parte, reaccionó contra el
formalismo dominante y se apoyó en el enfoque sociológico, por lo que se propuso edificar un derecho
público basado en la solidaridad, antes que en una concepción individualista. A su turno, Hauriou, también
antiformalista, captó el pluralismo social, formulando la teoría de la institución como categoría conceptual
para comprender la estructura jurídico social. Todos estos valiosos antecedentes conducen al derecho
constitucional francés en nuestros días a una posición de avanzada en el mundo jurídico, como se percibe en
los textos de Maurice Duverger, Marcel Prélot, Jean Boulois, George Burdeau, André Hauriou, Bernard
Chantebout, Jacques Cadart o Pierre Pactet.

La tradición jurídica anglosajona ha contribuido también de manera notable al desarrollo de nuestra


disciplina. En Inglaterra, han predominado los estudios históricos por la propia naturaleza de su Constitución;
de este modo, en el siglo anterior Walter Bagehot, publicó su Constitución inglesa en 1867, y el profesor A.V.
Dicey de la Universidad de Oxford, dio a la luz en 1885 su Introducción al estudio del derecho de la
Constitución. En nuestro siglo han hecho contribuciones muy notables Ivor Jennigs, Harold Laski, K.C.
Wheare y Geoffrey Marshali; en fin, por no citar más, entre los textos recientes cabe mencionar al de Hood
Phillips, Bradley, Harvey Bater, Smith y Wade.

En Estados Unidos, su texto constitucional, el más antiguo del mundo, motivó la publicación casi
inmediata de El federalista, obra que reunió la colección de artículos que para comentar la Constitución
escribieron Alexander Hamilton, James Madison y John Jay. En 1823, apareció el primer texto integral sobre
esa Constitución debido a Joseph Story, que enseñaba en Harvard y fue también magistrado de la Corte
Suprema, al cual siguieron diversos autores durante el siglo pasado, así a mediados de éste sobresalió James
Kent, profesor de la Universidad de Columbia, muy leído por los tratadistas mexicanos de antaño, además,
tiene también que hacerse referencia en aquél periodo a dos autores foráneos célebres, Alexis de Tocqueville
y su Democracia en América (1835) y James Bryce con su American Commonwealth (1888). A principios de
la presente centuria, se publicó Congressional Government del que fuera presidente de ese país, Woodrow
Wilson. En años más cercanos nuestra disciplina se ha proyectado en diversos ámbitos, como son la ciencia
política, el gobierno y la administración comparadas, y en el terreno propiamente jurídico, destacan los
Comentarios a la Constitución y el Poder Ejecutivo de Edward S. Corwin, Los poderes del gobierno de
Bernard Shwartz, así como los textos que se han publicado en los últimos años sobre Constitutional law, entre
otros, el de Lawrence Tribe, Shapiro y Tresolini, y las obras colectivas de Nowak, Rotunda y Young, o de
Crump, Gressman y Reiss.

La doctrina constitucional española aun en tiempos del franquismo hizo aportaciones notables en lo
que denominó derecho político, consolidándose de manera brillante a partir de la caída de la dictadura y con
la expedición de la ley fundamental de 1978, ya con el nombre de derecho constitucional. Dentro del
constitucionalismo clásico español deben mencionarse figuras como Adolfo Posada, Nicolás Pérez Serrano,
Manuel García Pelayo, Luis Sánchez Agesta. En nuestros días hay que referirse a Manuel Fraga Iribarne,
Pablo Lucas Verdú, Eduardo García de Enterría, Pedro de Vega, Manuel Aragón, Pedro Tomás y Valiente,
Francisco Rubio Llorente, Javier Pérez Royo, Enrique Álvarez Conde, Antonio Torres del Moral, José
Antonio González Casanova, Jorge de Esteban, José Luis Cascajo y Francisco Fernández Segado.

Ha sido también de gran mérito los estudios constitucionales en Latinoamérica, sobre todo en la
época contemporánea. Destacan en Argentina, German Bidart Campos, Jorge Reynaldo Vanossi, Segundo V.
Linares Quintana, Carlos Sánchez Viamonte, Humberto Quiroga Lavié y Nestor Pedro Sagües en Chile,
Alejandro Bascuñan, Mario Verdugo, Francisco Cumplido, Humberto Nogueira Alcalá, Fernando Campos; en
Perú, Domingo García Belaunde y Pedro Planas; en Colombia, Carlos Restrepo Piedrahita, Fernando
Hinestrosa, Luis Carlos Sáchica y Vladimiero Naranjo Meza; en Brasil, Temístocles Bradao Cavalcanti,
Arinos de Melos Franco y José Alfonso de Silva; en Costa Rica, Rubén Hernández Valle; en Venezuela, Alan
Randolph Brewer Carias; y en Guatemala, Jorge Mario García Laguardia.

Por lo que se refiere a México, habría que señalar que las primeras obras relacionadas con el derecho
constitucional se refieren más que nada a la organización política del país que era entonces el problema más
angustioso, hasta después de que se expide la constitución de 1857 comienza propiamente el estudio
sistemático del derecho constitucional, para que en nuestro siglo una vez expedida la Constitución de 1917,
aunque tímidamente al principio, se experimente un notable florecimiento de nuestra disciplina.

Los primeros tratados de derecho constitucional en nuestro país, consistieron en un comentario más o
menos amplio de los artículos de la Constitución de 1857; en cuanto al método, se utilizó casi de manera
exclusiva el jurídico, pero procediendo de manera dogmática, dado que se hacía un estudio exegético de los
diferentes preceptos constitucionales. Entre los textos más conocidos de aquella época se encuentran los de
Ramón Rodríguez, Isidro Montiel y Duarte, Eduardo Ruiz, José María del Castillo Velasco y Mariano
Coronado. Habría que agregar a la relación a los autores clásicos, José María Lozano, Ignacio L. Vallarta y
Emilio Rabasa, que realizaron una obra de notable proyección jurídica.

Después de expedida la Constitución de 1917, empezaron a aparecer algunas obras sistemáticas en la


materia, el Tratado elemental de derecho constitucional mexicano del veracruzano Aurelio Campillo en 1928,
el Derecho constitucional mexicano y consideraciones sobre la realidad política de nuestro régimen de Miguel
Lanz Duret en 1931, los famosos Estudios constitucionales de Manuel Herrera y Lasso en 1940, el
Compendio de derecho constitucional mexicano de Fernando López Cárdenas en 1947, la Síntesis panorámica
de don Antonio Martínez Báez sobre el constitucionalismo mexicano en 1946.

Durante los últimos años se ha enriquecido de manera muy marcada la bibliografía sobre derecho
constitucional mexicano, así fueron apareciendo diversos tratados, varios de los cuales se han venido
actualizando en ediciones posteriores; se hará referencia en orden cronológico a los de los siguientes autores:
Felipe Tena Ramírez (Derecho Constitucional Mexicano, 1944 y Leyes Fundamentales de México, 1957),
Enrique González Flores (Manuel de derecho constitucional, 1958), Serafín Ortiz Ramírez (Derecho
Constitucional Mexicano, 1961), Fausto E, Vallado Berrón (Sistemática constitucional, 1965), Francisco
Ramírez Fonseca (Manual de Derecho Constitucional, 1967), Jorge Carpizo (La Constitución Mexicana de
1917 y Estudios Constitucionales de 1980); Daniel Moreno (Derecho Constitucional Mexicano, 1971); Ulises
Schmill Ordoñez (El sistema de la Constitución Mexicana, 1971); Ignacio Burgoa (Derecho Constitucional
Mexicano, 1973); Porfirio Marquet Guerrero (La Estructura Constitucional del Estado Mexicano, 1975),
Aurora Arnaiz Amigo (Derecho Constitucional Mexicano, 1975); Miguel de la Mdrid Hurtado (Estudios de
Derecho Constitucional, 1980); Mario de la Cueva (Teoría de la Constitución, 1982, año en que se publicó
este trabajo inédito), Juan Antonio Martínez de la Serna (Derecho Constitucional Mexicano, 1987) Feliciano
Calzada Padrón (Derecho Constitucional Mexicano, 1990); Enrique Sánchez Bringas (Derecho
Constitucional, 1997), Elizur Arteaga Nava (derecho Constitucional, 1998), y José Gamas Torruco (Derecho
constitucional Mexicano, 2001).

En la anterior relación no se incluyen textos que tienen interés para el estudio del derecho
constitucional en nuestro país, como las obras colectivas que han publicado en varias ocasiones la Cámara de
Diputados del congreso de la Unión (Derecho del Pueblo Mexicano, 1966), así como el Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la UNAM, (La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
Comentada, 1985). Han enriquecido también en la doctrina mexicana las contribuciones de distinguidos
autores: Genaro David Góngora Pimentel y Miguel Acosta Romero, acompañada de doctrina y jurisprudencia
(Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 1983); Jorge Sayeg Helú (Constitucionalismo social
mexicano, 1972); Emilio O. Rabasa (Historia de las constituciones mexicanas, 1990), y de este autor con
Gloria Caballero (Mexicano: esta es tu Constitución, 1982), Diego Valadés (Constitución y Política y La
Constitución reformada, ambos de 1987); Jorge Madrazo (Reflexiones Constitucionales, 1994); Miguel
Carbonell (Constitución Reforma Constitucional y Fuentes del Derecho, 1998); (Diccionario de Derecho
Constitucional, 2002) del mismo autor; así como de José Ramón Cossío (La teoría constitucional de la
Suprema Corte de Justicia, 2002). La mayoría de las obras mencionadas han merecido también varias
ediciones. Es oportuno también mencionar las valiosas aportaciones que se han realizado en diversos eventos
nacionales e internacionales, particularmente las memorias del IV Congreso Nacional de Derecho
Constitucional y la del VII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional celebrados en la ciudad de
México del 6 al 9 de febrero de 2001 y del 12 al 15 de febrero de 2002, respectivamente.

VII.- LAS LÍNEAS MAESTRAS DEL CONSTITUCIONALISMO CONTEMPORÁNEO.

El derecho constitucional de nuestro tiempo experimenta una verdadera revolución en sus


planteamientos; por un lado, ha enriquecido su método y ampliado su campo de conocimiento, adelantos que
le permiten tratar sus temas con más seriedad científica y apego a la realidad política; por el otro, ha logrado
superar el prejuicio que lo miraba como una mera técnica del poder o parte de una simple superestructura,
para constituirse en eje e instrumento fundamental para el desarrollo y progreso político de cualquier nación.
Precisamente, con base en estos enfoques, la doctrina ha logrado diseñar lo que se pueden denominar líneas
maestras del constitucionalismo contemporáneo, mismas que representan una consistente e integral respuesta
a los retos que plantean los radicales cambios y transiciones políticas que se están presentando a escala
mundial.

Las líneas maestras a que nos referimos son, principalmente, las siguientes: a) el derecho
constitucional constituye a la vez una técnica de la libertad y una técnica del poder, que se estima
indispensable para el funcionamiento de la democracia; b) el derecho constitucional tiene una vinculación
muy estrecha y precisa estudiarlo dentro del contexto de las instituciones políticas, c) para que una
constitución tenga pleno sentido en la actualidad, debe estar concebida esencialmente como un instrumento de
control y de limitación del poder; d) en las leyes fundamentales contemporáneas debe imperar la concepción
de la “Constitución abierta”; e) aunque tuvieron este propósito desde un principio, las constituciones en la
actualidad tienden a incorporar todavía más los valores constitucionales como elementos identificadores del
sistema político; f) la Constitución puede y debe desempeñar hoy día una función unificadora del
ordenamiento jurídico.

1. Técnica de poder y técnica de libertad.

Hasta hace relativamente poco tiempo el derecho constitucional se enfrentaba al dilema de si era una
técnica de la libertad o de una técnica del poder. Algunos tratadistas conceptuaban al derecho constitucional
como una “técnica de la autoridad”. Al respecto afirmó Prélot: “Es el fenómeno de la autoridad pública, en sí,
lo que en sus aspectos jurídicos constituye el derecho constitucional. Poco importa que haya Constituciones
absolutas, autoritarias, moderadas, liberales, democráticas, etcétera. Se trata de especies distintas en el género
Constitución, que engloba la organización gubernamental del conjunto de los estados”, por eso, tanto en la
acepción lógica como en la pedagógica, el derecho constitucional debe definirse así: ciencias de las reglas
jurídicas según las cuales establece, ejerce y transmite el poder político”.

Por su parte, Mirkine Guetzevich, postulaba al derecho constitucional como una técnica de libertad,
en su opinión “la técnica constitucional tiene sus métodos, sus procedimientos; pero no constituye un fin.

La técnica constitucional es solamente un medio. El derecho constitucional es solamente un


procedimiento para asegurar la libertad política; y la técnica constitucional es la técnica de la libertad. La
democracia resulta en el derecho público moderno un postulado y un criterio”.

Tanto el crudo realismo del poder la simpática posición a favor de la libertad, han expresado Hauriou
y Gicquel, tienen en parte razón, pues lejos de ser exclusivas son correlativas, ya que el derecho
constitucional es esencialmente la técnica de la conciliación de la libertad y del poder en el marco del Estado.
El derecho constitucional ofrece sus buenos oficios, y toma a cargo, en un deseo de armonía y de equilibrio, la
regulación de esa pareja que son la autoridad y la libertad; el ejercicio de la autoridad no puede concebirse
como un fin en sí mismo, se justifica en tanto que las actividades que realice sean para el interés de los
gobernados; la autoridad se sustenta, además, en el consenso, el poder que ejerce no es de su propiedad, sino
una función que se realiza con arreglo al derecho, es decir, según reglas escritas y conocidas con antelación e
impuestas a todos, a gobernados y gobernantes. Por otra parte, tampoco puede concebirse al derecho
constitucional como una mera técnica de la libertad, ya que puede inducirnos a creer que no debe o no puede
haber límites al impulso hacia la libertad; conocido es que la libertad si no se ejerce en el orden degenera
necesariamente en anarquía, si es que no se hunde bajo los golpes de los más fuertes en regímenes tiránicos.

2. Derecho constitucional e instituciones políticas.

A la aplicación del enfoque jurídico en el derecho constitucional, se suma hoy la aplicación de


planteamientos pertenecientes a otras ciencias, como la sociología o la ciencia política. El moderno enfoque
amplia el horizonte del derecho constitucional, pues si bien es verdad que su tema central de estudio lo siguen
siendo las normas constitucionales reguladoras de los principales, órganos del Estado, tales normas se
entienden mejor aprovechando los resultados obtenidos en otras disciplinas. En este sentido, es que se
menciona a menudo la insuficiencia del puro examen formalista, porque la verdad política de un régimen no
está expresada de manera integral en la ley fundamental del mismo. No basta entonces con la mera exégesis
de los documentos jurídicos esenciales, hay que desentrañar asimismo las verdaderas fuerzas políticas y
sociales que impulsan el sistema constitucional, de ahí el estudio preferente, verbigracia, que hoy reciben los
partidos y los grupos de presión.

Desde 1954, el nombre oficial que se le dio en Francia a nuestra materia se denominó Derecho
constitucional e instituciones políticas, para subrayar que la disciplina no debe limitarse a examinar las
instituciones establecidas por la Constitución y los textos que la completan, sino también para estudiar su
funcionamiento concreto y acercarla a las instituciones y fuerzas sociales que operan en los hechos y no están
previstos por los textos. Maurice Duverger, prefieren invertir los términos y denominan a la materia
instituciones políticas y derecho constitucional, en virtud de que dichas instituciones “no se desprenden del
derecho constitucional, como lo sugiere la denominación oficial, sino que la superan y la domina largamente.
Esta inversión de factores no debilita la parte jurídica del análisis, al contrario, ella le da un carácter más
real”, de esta manera, “el derecho es así vinculado con la ciencia política, los dos esclareciéndose
mutuamente”.

La Constitución como instrumento de control.

Desde su origen, la Constitución fue concebida como un instrumento de control y de limitación del
poder, pero ahora esta concepción tiene en el Estado un peso específico mucho mayor. Efectivamente, el
constitucionalismo de nuestro tiempo antes que a fórmulas retóricas, ha dedicado sus esfuerzos a un tema que
tiene carácter toral, el control del poder. Se trata hoy de poner a punto los múltiples instrumentos que el
derecho constitucional ha ido generando para encauzar, limitar y ejercer un control estricto del poder, que se
ha confiado a los gobernantes para beneficio de todos. Tanta es la importancia que se concede a este tema del
control, que se le considera inseparable del concepto mismo de Constitución y fundamento imprescindible
para que pueda existir el Estado de derecho y el régimen democrático.

Corresponde a Karl Loewentein el mérito de haber destacado el lugar central que corresponde a la
teoría del control en el Estado constitucional. De acuerdo con el profesor alemán, “la Constitución es el
dispositivo fundamental para el control del proceso del poder”, en virtud de que en ella se establece un
sistema de reglas fijas por medio de las cuales se distribuye el poder público entre sus detentadores y se
establecen los controles a que dichos detentadores están sujetos; por ello dedica nada menos que las dos
terceras partes de su célebre Teoría de la Constitución a explicar en general y en detalle los controles del
poder político. Se dividen los controles, según este autor, en controles horizontales, llamados así porque se
dan teóricamente al mismo nivel entre los poderes del Estado, y los controles verticales, que surgen de los
individuos, de los grupos o de la distribución del poder hacia los órganos supremos del Estado. A su vez, los
controles horizontales pueden ser intraórganos o interórganos, aquéllos se presentan dentro de un mismo
órgano del Estado como sucede con el bicamarismo o el ejecutivo dual y el colegiado, y éstos cuando un
órgano del Estado controla a otro órgano del Estado, como acontece con los controles que tiene el Poder
Legislativo frente al Ejecutivo o la influencia que éste puede ejercer en las cámaras. Por su parte, los controles
verticales se actualizan en el federalismo, en las libertades individuales que los ciudadanos tienen frente al
poder, en la influencia de las diversas organizaciones y grupos que caracterizan a la sociedad plural, como los
partidos, los sindicatos o las asociaciones.

La concepción abierta de la Constitución.

Este punto de vista procede de la aplicación al terreno jurídico de la obra de Karl Popper La sociedad
abierta y sus enemigos, misma que establece una disyunción que surgió desde hace siglos entre la sociedad
cerrada y la sociedad abierta. La tesis de Popper, que se enmarca en un amplio y sugerente recorrido por la
historia de la filosofía, establece que fue en la “gran generación” de Pericles y Sócrates cuando se produce el
cambio de una sociedad cerrada, que estaba sometida a las fuerzas mágicas, a la sociedad abierta, en la cual
se ponen en libertad las facultades críticas del hombre; pero no se crea que la conmoción que produjo esta
transición desapareció totalmente, se ha prolongado hasta la época actual, pues siempre han existido
movimientos reaccionarios que tratan de regresar la sociedad a soluciones irracionales o mágicas, como se
manifiesta en los totalitarismos o en los regímenes autoritarios.

Del mismo modo como ocurre con la sociedad, se está transitando de una concepción de la
Constitución cerrada, hermética, a una concepción abierta de la Constitución. Esta concepción de la
Constitución ha venido avanzando en los textos constitucionales democráticos, tanto en una vertiente interna
como externa.

Desde el punto de vista interno, la concepción de la Constitución ha sido consecuencia lógica de la


moderna sociedad plural; la Constitución tiende ahora a ofrecer un espacio político para los distintos
proyectos y opciones ideológicas que los diferentes grupos sociales sustentan, es decir, la Constitución se
convierte en un “compromiso de posibilidades y no en un proyecto rígidamente ordenador que pueda
asumirse como a priori de la política con fuerza propia, de arriba hacia abajo”. Significa que la Constitución
no es “un sistema cerrado y unicomprensivo; no contiene una codificación, sino un conjunto de principios
concretos y elementos básicos del ordenamiento jurídico de la comunidad para el que ofrece una norma
marco”, se posibilita así la satisfacción de concepciones y objetivos políticos diferentes, además, se pueden
también tomar en consideración cambios técnicos, económicos y sociales, adaptarse a la evolución histórica,
asegurándose un requisito fundamental de su propia existencia y eficacia.

Desde el punto de vista externo, en las Constituciones se viene también manifestando, en mayor o
menor medida, la influencia de los sistemas jurídicos de otros países y también de las normas internacionales,
efectos naturales de la interdependencia internacional y de la globalización que se han incrementado de
manera sorprendente. La reciente reforma de las constituciones europeas en vista de su integración son
ilustrativas a este respecto. Sobre el particular, el profesor español Lucas Verdú, ah señalado que “ya no cabe
hablar de la soledad de la Constitución, y considerarla como un Universo cerrado y excluyente sino de un
pluriverso basado en un pluralismo interno, internacional y comunitario”.

La Constitución como sistema material de valores.

Como sucede con los valores en general que son cualidades de los objetos, en el campo
constitucional, enseña Peces-Barba, los valores son cualidades de los objetos denominados normas, aunque
precisa reconocer que no son esenciales para su misma existencia porque no debe confundirse justicia con
validez. Todo constituyente, en principio, debe señalar aquellos ideales que una comunidad decide erigir
como sus máximos objetivos a desarrollar por el ordenamiento jurídico; en este sentido, los valores
constitucionales son elementos identificadores del sistema político expresado constitucionalmente, describen
el consenso básico de una comunidad nacional y sirven de guía para la interpretación para el ordenamiento
primario y, al mismo tiempo, de límite al mismo.

Los valores constitucionales estaban implícitamente incorporados en lo que la doctrina tradicional


ha denominado decisiones políticas fundamentales, pero hoy las constituciones prefieren referirse a los
valores de manera más explícita. Se empezaron a asomar los valores constitucionales en los preámbulos de
algunas constituciones. En la constitución de Weimar de 1919, se habló en su preámbulo de libertad, de
justicia, de paz interior y exterior y de progreso social.

En parecido sentido, en los preámbulos de las constituciones de Estonia de 1920 y en la de Polonia


de 1921, se hicieron referencias a la libertad, a la justicia, y en el caso de la última también a la igualdad.

Mayor alcance se le dio a los valores constitucionales en las Constituciones de la segunda posguerra.
En este sentido, el texto italiano de 1947 en su artículo 1° indica que “Italia es una república democrática
basada en el trabajo”, y en el artículo 2° alude a “los derechos individuales del hombre” y a “los deberes de
solidaridad política, económica y social”, en tanto que el texto portugués de 1976 también en sus dos primeros
artículos se refiere a la dignidad de la persona humana, al regreso de los derechos y libertades fundamentales,
el pluralismo y la organización política democrática.

Mas precisa la ley fundamental alemana de 1949, en su artículo 1° considera como obligación de los
poderes públicos respetar la dignidad y derechos del hombre como fundamento de toda comunidad humana,
de la paz y la justicia en el mundo; estos objetivos del poder público que se imbrican con la calificación que
del Estado hace el artículo 20 constitucional como federal democrático y social, han servido a la doctrina y la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional alemán para construir un ordenamiento vinculado a los valores.
Por su lado, aunque la Constitución francesa de 1958 tiene un corto preámbulo, mantiene vigentes el
preámbulo del texto anterior de 1947 y la célebre Declaración de 1789, en los cuales se encuentran principios
que han servido al consejo Constitucional, para incluir derechos y libertades que inicialmente no estaban
recogidos en la Constitución.

Mucho más explícito y enraizado en su tradición constitucional en el texto fundamental de España de


1978; efectivamente, los preámbulos de las Constituciones de 1869 y 1873, así como el artículo 1° de la de
1931, hicieron alusión a distintos valores constitucionales. En la Constitución que está en vigor se ha ido
mucho más allá, su artículo 1° es muy rotundo: “España se constituye en un Estado social y democrático de
derecho que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, a igualdad
y el pluralismo político”.

La función unificadora.

De acuerdo con Zagrebelsky, el siglo XX ha sido definido como el del “legislador motorizado” en
todos los sectores del ordenamiento jurídico, sin exclusión de ninguno. Como consecuencia el derecho se ha
“mecanizado” y “tecnificado”. Por otra parte, la época actual viene también marcada por la “pulverización”
del derecho legislativo, ocasionada por la multiplicidad de leyes de carácter sectorial y temporal, que reducen
la generalidad y son de bajo grado de abstracción, por lo que muchas veces se expiden medidas en lugar de
normas; existe el problema, además, de la amplia “contractualización” de la ley, en que ésta es resultado cada
vez más de un compromiso que de la mayoría legislativa, y así para conseguir el acuerdo político y social al
que inspiran, son frecuentemente contradictorias , caóticas y oscuras .

Frente a estos aspectos destructivos del orden jurídico, la Constitución puede y debe desempeñar una
función altamente unificadora; el objeto es condicionar y por tanto contener, orientándolos, los desarrollos
contradictorios de la producción del derecho, generados por la heterogeneidad y ocasionalidad de las
presiones sociales que se ejercen sobre el mismo. La premisa para que esta operación pueda tener éxito es el
restablecimiento de una noción de derecho más profunda que aquella a que el positivismo lo ha reducido. En
síntesis, he aquí la oportunidad de cifrar dicha unidad en un conjunto de principios y valores superiores sobre
los que, a pesar de todo, existe un consenso social suficientemente amplio.

Nuestro constitucionalismo.

Cada vez con mayor fuerza, las líneas maestras que hemos descrito, se han venido manifestando
también tanto en nuestro texto fundamental como en el constitucionalismo mexicano, señales ambos de la
radical transformación que está experimentando el derecho público en nuestro país.

De esta manera, a la Constitución de 1917, en primer lugar, se le han venido haciendo


modificaciones para que sea una técnica de libertad más que de poder, como en cierta medida lo fue en su
origen. En un par de estudios más recientes se ha subrayado “el autoritarismo que prevalece en el diseño
constitucional de las instituciones políticas de México”, o en otros términos, se ha considerado que la
constitución “alberga dos modelos contradictorios”, el autoritario y el garantista, en el que se confrontan los
influjos de nuestra tradición política con las instituciones que se prohijaron al calor de las democracias
modernas. El gran desafío al que se enfrenta hoy día la Constitución mexicana: superar los resabios
autoritarios que aún padece e implantar un Estado de derecho pleno, o bien, ser sustituida por otra ley
fundamental que si lo haga.

La preocupación más urgente del constitucionalismo mexicano en la época actual es la de


perfeccionar el papel de la Constitución como instrumento de control y por eso el estudio de los diferentes
medios o instrumentos para limitar y controlar al poder se ha tornado primordial para la transición
democrática que venimos experimentando.

De este modo, en lo que entre nosotros se ha dado en llamar, de manera un poco exagerada, la
reforma del Estado, el tema esencial, aunque no el único, en el que coinciden las diversas fuerzas políticas
existentes radica en: restaurar el equilibrio de los poderes públicos; dicho equilibrio ha estado quebrantado
por muchos años en nuestro país por la supremacía desproporcionada del Ejecutivo, de ahí que se haya
realizado hace poco una reforma judicial aún no suficiente, y que el Poder Legislativo esté empeñado
también en su propia reforma y en convertirse en un efectivo contrapeso para el gobierno y la administración.
Pero nuestra Constitución experimenta también una apertura en sus aspectos interno y externo. Hacia
el interior, la sociedad mexicana ha devenido mucho más plural, como se constata en la participación cada vez
más importante de la llamada sociedad civil, de los medios de difusión y de los partidos políticos; en este
aspecto ha sido significativo el esfuerzo que se ha denominado reforma política, que mediante sucesivas
modificaciones al marco constitucional y legal en materia electoral, está permitiendo transitar de un sistema
de partido hegemónico a la construcción de un sistema auténtico de partidos. Por lo que se refiere al aspecto
externo, las causas principales de la apertura han sido los efectos del orden internacional y el cambio de
modelo económico, de cerrado a apresuradamente abierto. Antes, la influencia de los factores internacionales
era bastante relativa, ahora se refleja en múltiples aspectos, como son, por no referirnos sino a algunos, a la
importancia que cada día tienen los tratados internacionales, particularmente en materia de comercio
internacional, derechos humanos, medio ambiente o trabajo, así como las repercusiones ostensibles que para
la vida nacional han tenido los temas de observación electoral internacional, corrupción y narcotráfico.

Desde luego, esta posición aperturista de nuestra Constitución viene de más lejos, como bien lo ha
señalado Rodríguez Olvera, se funda en la aportación histórica al contexto internacional en materia de
constitucionalización de los derechos sociales que hizo nuestra ley fundamental, mediante la cual se erigieron
varias cláusulas constitucionales que nos suministraron un consistente techo ideológico: democracia social y
educación; derecho del trabajo y previsión social; agrarismo y función social; institución de amparo de
carácter proteccionista de los derechos sociales. Sobre este piso social básico, la Constitución ha venido
actualizando él decálogo jurídico social, ha incorporado los principios económicos y efectuado una
permanente revisión constitucional que ha tenido sus efectos en los poderes públicos.

La función unificadora, por su parte, que se atribuye a la Constitución moderna tiene en nuestro país
un arduo trabajo, si consideramos que en los años recientes puede caracterizarse al legislador mexicano como
uno de los más “motorizados” del mundo. Para entender la magnitud de la tarea, conviene hacer referencia a
un estudio de gran actualidad, en el cual se hace ver que considerando el conjunto de la legislación federal
mexicana vigente, excluyendo ya al Distrito Federal, se tiene un total de 204 ordenamientos, mismos que en
el periodo que comprende del 1° de diciembre de 1992 al 31 de diciembre de 1996, se advierte que 107 leyes
nuevas fueron publicadas, 57 reformadas y únicamente 40 no recibieron alteración alguna. En síntesis, el 80%
de la legislación federal mexicana fue modificada durante ese período que cambió prácticamente el panorama
del derecho nacional. Frente a este panorama corresponde a la Suprema Corte, en su ahora fortalecido carácter
de tribunal constitucional, una función unificadora de primera importancia, se espera de ella en sus fallos
sensibilidad social y amplitud de miras.

Las premisas metodológicas en la actualidad están variando de manera muy sensible; de este modo,
en los planes de estudio de varias facultades de derecho del país se han incluido de manera obligatoria
diversos temas vinculados con el derecho constitucional comparado, y con el examen de las instituciones de
gobierno de otros países; por otro lado, en el análisis que se hace de los principales temas de la asignatura
denominada derecho constitucional, que antes se hacía usualmente con la aplicación del método jurídico, hoy
día se procura aprovechar las valiosas aportaciones que provienen de la ciencia política, la sociología y otras
ramas del saber.

VIII.- UNIDAD Y MULTIPLICIDAD DEL DERECHO CONSTITUCIONAL.

Cubre el derecho constitucional un dominio muy vasto, dado que engloba, como hemos visto, un
conjunto de reglas que fundan al Estado, determinan su forma, le procuran su estructura y sus principios de
organización. Todos estos postulados básicos deben ser desenvueltos por la legislación ordinaria; por eso se
ha dicho que la constitución imprime al Estado su “arquitectura constitucional” que tiene que ser
complementada en su detalle por la legislación de los niveles inferiores.

Ahora bien, si como disciplina especial el derecho constitucional está dotado de unidad y se
encuentra en el centro del derecho público cuando esta misma disciplina se contempla según su contenido y
dimensiones tenemos forzosamente que convenir en su multiplicidad, dada la extensión y variedad que le son
propias.
Veamos ciertos aspectos en que se revela la multiplicidad del derecho constitucional.

Por su contenido.

De acuerdo con el contenido de las Constituciones, se habla así de un derecho constitucional


compuesto de cuatro partes: a) derecho constitucional demótico (de demos, pueblo), que se ocupa de la
composición humana de la colectividad estatal, como las normas que se refieren a la ciudadanía, a la
nacionalidad y a otros derechos similares; b) derecho constitucional político, que concierne a la organización
de las autoridades superiores o de gobierno; c) derecho constitucional administrativo, que se refiere a los
órganos de gobierno intermedios y a las colectividades territoriales; d) derecho constitucional jurisdiccional,
que se interesa por la organización de la justicia.

Por su autonomía didáctica.

Desde otro punto de vista, algunos de los temas que estudia el derecho constitucional han venido
adquiriendo autonomía didáctica o metodológica. Una de las primeras disciplinas que adquirió dicha calidad
fue la que durante muchos años se denominó curso de “garantías” o “garantías individuales”, que viene siendo
sustituida en muchos casos por el de “derechos humanos”. En nuestro país ante la importancia que ha
adquirido la actividad legislativa o la de los partidos políticos se ha vuelto de uso corriente hablar de “derecho
parlamentario” o de “derecho electoral”, la justicia constitucional se ha vuelto también un tema de moda, aquí
se diferencia entre “derecho constitucional procesal” y “derecho procesal constitucional”.

Por sus dimensiones. Enciclopedia del derecho constitucional.

Existe general coincidencia de que el derecho constitucional ha alcanzado una madurez notable,
cuyos signos evidentes son su nutrida bibliografía, el enriquecimiento de sus temas y la unidad sistemática
que ha logrado como disciplina autónoma. Por eso justamente se ha hablado de una verdadera “Enciclopedia
del derecho constitucional”, que comprende los principales aspectos que estudia esta rama del derecho, desde
los abstractos que se encuentran en cualesquiera de los regímenes constitucionales hasta los más específicos
que se refieren a un grupo de naciones o hasta un país determinado.

a) Derecho constitucional general (teoría de la Constitución).


b) Derecho constitucional comparado.
c) Derecho constitucional particular.

a) Ha sido posible la aparición de un derecho constitucional general gracias a la difusión intensa de


las Constituciones escritas y a la extensión del régimen democrático liberal a la mayoría de los Estados
civilizados, produciéndose debido a dichos factores la consiguiente unificación de la imagen jurídica del
mundo expresada en una especie de derecho constitucional común. Se abrió así la posibilidad e incluso la
necesidad de una teoría general del derecho constitucional o de un derecho constitucional general, que se ha
definido como aquélla disciplina que “delinea una serie de principios, de conceptos, de instituciones que se
hallan en los varios derechos positivos o en grupos de ellos para clasificarlos o sistematizarlos en una visión
unitaria”, en otras palabras, se establecen unas categorías, preceptos y principios que, “si bien no absolutos,
universales, son al menos, relativamente constantes y, por consecuencia, comunes, y, en este sentido,
generales a una serie más o menos extensa de constituciones que tienen caracteres esenciales, idénticos o
similares.

El derecho constitucional general tendrá como objetivos proporcionar al estudioso los principios
teóricos y las categorías dogmáticas, para dotar a nuestra disciplina de una aplicación más amplia y de
tendencia universal. Temas y tópicos muy diversos se estudian en esta parte llamada general, como son, entre
otros, la ubicación del derecho constitucional en la ciencia del derecho, su génesis, desarrollo y líneas
contemporáneas, el concepto, las partes y las clasificaciones de una Constitución, la división de poderes, la
teoría del cambio constitucional o la teoría de la defensa y el control constitucional.

Derecho constitucional general. Aquí nos encontramos con una disciplina más bien de carácter
teórico y doctrinal, como bien se ha dicho, con una especie de teoría del Derecho constitucional. Hay que
señalar que se pueden encontrar dos enfoques: el del sistema democrático-liberal o burgués, que se inició en
Inglaterra y que tuvo manifestaciones particulares en Francia y Estados Unidos. La extensión que tuvo esta
forma de estructuración política, desarrollada en gran parte del mundo y que incluso se llegó a considerar
como el Estado de derecho por definición, permite hacer esta especie de teoría. Más también se puede tomar
otro enfoque, o sea el que corresponde a los Estados socialistas, que se ha desenvuelto en la Unión Soviética y
en China, algunos países de África y otros en Europa.

b) El derecho constitucional comparado, por su parte, tiene como misión “el estudio de las normas
jurídico-constitucionales positivas (pero no necesariamente vigentes) de varios estados, preocupándose de
destacar las singularidades, los contrastes entre ellos o entre grupos de ellos”. Esta disciplina, como su propio
nombre lo indica, se propone a través del llamado método comparativo cotejar entre sí las normas
consagradas en los diversos ordenamientos estatales, con el propósito de poner en evidencia sus
características más significativas, así como sus notas similares o diferenciales, para alcanzar por éstas vías la
determinación posterior de principios y reglas que encuentren una efectiva aplicación en tales ordenamientos.

Derecho constitucional comparado, cuya finalidad es el estudio sistemático y doctrinal de las normas
positivas en torno a la estructura constitucional de diversos Estados. Al hacer la comparación, siempre de
formas positivas, se destacan las analogías y contrastes entre las instituciones fundamentales de cada país.

c) Compete al derecho constitucional particular, por último, el estudio de las normas jurídico-
constitucionales de un país determinado; cuando en nuestras facultades estudiamos el derecho constitucional
que está en vigor en Francia, Estados Unidos o en México, estamos haciendo derecho constitucional
particular, en cuanto lo examinamos como una de las disciplinas que integra la jurisprudencia de un orden
jurídico en concreto.

Para evitar confusiones entre el derecho constitucional comparado y el particular, precisa subrayar
que estudiar un ordenamiento extranjero no significa hacer comparación jurídica; para que exista la
comparación debe aplicarse el método que lleva ese nombre; comparar significa confrontar, subrayando las
semejanzas y diferencias entre las instituciones constitucionales y de gobierno según su ley fundamental, pero
también las que derivan de la práctica constitucional y de la propia jurisprudencia, con el propósito de
encontrar principios y reglas que puedan utilizarse para el análisis o el progreso jurídico de los ordenamientos
constitucionales de que se trata.

Derecho constitucional particular, que tiene por objeto el análisis y la sistematización de las formas
jurídico-políticas básicas de un Estado en particular. Se puede analizar y estudiar los sistemas constitucionales
de Francia, de Argentina, de Inglaterra, de México.

IX.- ELEMENTOS DEL DERECHO CONSTITUCIONAL.

Cuando hablemos de elementos para el estudio del Derecho Constitucional, tenemos que involucrar
aquellas cuestiones sin las cuales no se puede estudiar el Derecho Constitucional.

El primer elemento es la Teoría y las doctrinas constitucionales, que consisten en el análisis


especulativo y abstracto de las principales instituciones de carácter constitucional que nos permitirán
explicarnos los fenómenos políticos del Estado.

El segundo, es la Historia Constitucional. Los principales fenómenos constitucionales se dan a partir


de los acontecimientos políticos de la vida del Estado, es decir, existe una historia de instituciones político
jurídicas en cada país con lo cual se nutre la Historia Constitucional.

Un tercer elemento es el estudio del texto y las interpretaciones constitucionales que implica el
análisis de los documentos legales supremos que dan estructura a la vida del Estado; reconociendo, claro, que
en muchas ocasiones son resultado tanto de las teorías como de las doctrinas en la materia.
El cuarto elemento es la legislación constitucional, que son las leyes que desarrollan el sentido de las
instituciones políticas previstas en la Constitución; es decir, son las leyes que se refieren a la estructura y
funcionamiento del Estado.

Asimismo, también pueden considerarse como elementos del Derecho Constitucional los siguientes:

1. Conductuales: son aquellos que van a regular la conducta del hombre en sociedad y para una
mejor convivencia social.

2. Normativos: es aquella regla de conducta que sirve para instituir un sistema, orienta la actividad
del gobernante y de los gobernados hacia su finalidad propia: La vida ordenada en el bien común.

3. Axiológicos: este elemento estudia la interpretación de las normas que se encuentran en una
constitución.

Algo que debemos mencionar, es que una cuestión son los elementos para el estudio del Derecho
constitucional, y otra, muy diferente, son los elementos de una Constitución. En efecto, veámoslo con claridad
empezando por las partes de la Constitución. En realidad se ha generalizado la idea que toda Constitución
tiene una parte dogmática y una parte orgánica. Los derechos de los individuos frente al Estado y las garantías
individuales son la parte dogmática de una Constitución, y la estructura y funcionamiento del Estado son la
parte orgánica. Ambas partes integran los elementos de una Constitución.

En efecto, el Maestro Felipe Tena Ramírez señala que en una Constitución no sólo hay una parte
orgánica y otra dogmática, también existe una “Superestructura Constitucional”, que implica cuatro
contenidos fundamentales para toda Constitución: soberanía popular, forma de gobierno, supremacía
constitucional e inviolabilidad constitucional. En nuestra opinión habría que agregar control constitucional.

Por soberanía popular entendemos que es el poder supremo de autodeterminación y autolimitación,


que radica en el pueblo (artículos 39, 40 y 41).

Nuestra Constitución establece que nos constituimos en una federación hablamos de forma de
Estado, pero cuando dice que somos una forma representativa y democrática, estamos hablando de forma de
gobierno, y también cuando alude a que somos una República, habla de su forma de gobierno, y el documento
idóneo que constituye los principios políticos fundamentales es la Constitución.

En lo que respecta a la Supremacía de la Constitución, nuestro artículo 133, prevé una jerarquía
especial para la Carta Magna, colocándola en la cúspide de todo sistema jurídico, pero también plantea una
unidad, para darle al sistema jurídico coherencia y sistematización, por lo tanto es un todo. Si unimos ambos
elementos –jerarquía y unidad- ambos conjugan el principio de supremacía constitucional, en la cúspide de
todo sistema jurídico de un Estado.

El principio de inviolabilidad Constitucional (artículo 136) significa la imposibilidad de trastocar el


régimen jurídico establecido y garantizar las libertades y la seguridad jurídica del régimen. Son los principios
y las medidas que adopta un régimen por medio de un texto del orden jurídico supremo, para impedir que se
elimine el propio régimen legal, que se violenten los principios que el mismo establece.

El control constitucional consiste en que existen los mecanismos para la resolución de conflictos para
obtener la respetabilidad de la Constitución, en nuestro régimen es muy importante el juicio de amparo, la
acción de inconstitucionalidad y la resolución de conflictos entre poderes e instancias federales.

X.- FIN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL.

El fin, meta o finalidad del Derecho Constitucional es: fundar y sostener un sistema jurídico; como
decía André Hauriou, “lograr dentro de un marco de Estado-Nación, la coexistencia pacífica entre el poder y
la libertad” y, por último, establecer y promover un estándar social justo y digno. En otros términos, el
Derecho Constitucional persigue la creación del orden jurídico, la armonía entre la actividad autoritaria y la
privada y la procuración del bienestar colectivo.

Siguiendo a Cesar Carlos Garza García, el objeto del Derecho Constitucional es el génesis del
sistema jurídico y el encuadramiento jurídico de los fenómenos políticos y sociales. Entiéndase de lo dicho,
que del Derecho Constitucional emanan todas las ramas del derecho, del mismo devienen todas las relaciones
de derecho público y de él parten todas las relaciones del derecho social.

X1.- FUENTES DEL DERECHO CONSTITUCIONAL.

El término Fuente viene del latín Fontis que significa de donde nace, emerge o surge algo.

Las fuentes del Derecho Constitucional, es decir de donde surgen o emergen las normas
constitucionales son:

Las constituciones de un Estado, la Jurisprudencia, las costumbres, la doctrina, las Leyes


Reglamentarias de los preceptos constitucionales etc.

XII.- NATURALEZA DEL DERECHO CONSTITUCIONAL.

Es la esencia, propiedad y condición que se tiene con arreglo a derecho.

DERECHO CONSTITUCIONAL. El derecho de la Constitución.

DERECHO: Es el conjunto de normas jurídicas que regulan la conducta externa del hombre en
Sociedad.

CONSTITUCIONAL: Relativo a la Constitución. De acuerdo, conforme o según la Constitución.

El derecho constitucional es el derecho de la constitución.

El Derecho Constitucional se ubica dentro del marco legal o clasificación del Derecho dentro del
Derecho objetivo o positivo interno público del Estado Mexicano. (se anexa esquema)

Con vista a la concurrencia normativa mencionada, que se revela en que una o más materias están
ordenadas por la Constitución y por la citada legislación, fácilmente comprende que el Derecho
Constitucional es una disciplina jurídica específica fundamental, y que las demás, frente a la regulación
constitucional de sus respectivas materias, son disciplinas derivadas.

A la esencia del Derecho Constitucional corresponde engendrar la norma fundante del sistema
jurídico nacional y que determina las bases organizativas del Estado, los mínimos de libertad de los
gobernados y establece un estándar social justo y digno. En este orden de ideas, hay que reconocer que el
Derecho Constitucional representa la base y la cúspide de todo el orden jurídico, ya que impone los principios
fundamentales de un determinado Estado de Derecho, de los que parten todas las demás normas del mismo y,
contemporáneamente, representa la máxima categoría entre los dispositivos del universo legal, pues a la
sustancia del Derecho Constitucional deben conducir todas las normas de aquél.

XIII.- METODOLOGÍA PARA EL ESTUDIO DEL DERECHO CONSTITUCIONAL.

La metodología didáctica del Derecho Constitucional debe emplearse mediante la utilización


concurrente de distintos métodos de investigación aplicados a cada uno de los grupos de preceptos
constitucionales que prevean y regulen básicamente las diferentes materias que implican su contenido.

Por método entendemos el modo ordenado de proceder o de hacer una cosa.


Método es también un procedimiento que se sigue en las ciencias para averiguar la verdad y
enseñarla. Analítico y Sintético.

Los métodos para el conocimiento, estudio y enseñanza del Derecho Constitucional son:

1.- LÓGICO-JURIDICO. De interpretación de las prescripciones constitucionales para desentrañar


los principios que involucran y fijan su sentido, alcance y operatividad.

2.- EL HISTORICO. Que estriba en comparar las prescripciones normativas con las que las
precedieron en el decurso de la vida de un pueblo, a fin de señalar la evolución que han experimentado las
diversas materias normadas constitucionalmente.

3.- EL CRITICO-VALORATIVO. De las propias prescripciones en atención a los aspectos social,


político y económico del ser, modo de ser y querer ser del pueblo o nación que estructura así como desde el
punto de vista de las teorías filosóficas, políticas, sociales y económicas que justifiquen o condenen su
contenido.
DIVERSOS CONCEPTOS DE DERECHO CONSTITUCIONAL

Para identificar cual es el objeto o materia que estudia el Derecho constitucional realizaremos el análisis de
los conceptos doctrinales emitidos por los estudiosos de esta asignatura, tanto en la doctrina nacional como en
la internacional.

DOCTRINA NACIONAL

BURGOA ORIHUELA IGNACIO, en su obra Derecho Constitucional Mexicano, señala: las dificultades
inherentes a la definición de nuestra disciplina, opta por establecer su objeto de estudio de la siguiente
manera:

“…definir al derecho constitucional siempre entraña una aventura que las más de las veces no se corona por el
éxito; y para nosotros formular una definición sobre dicha disciplina jurídica no es tan importante como
señalar su objeto específico de estudio… Aunque parezca tautológico, debe decirse que el Derecho
Constitucional estudia la Constitución… Al afirmar que el objeto del derecho constitucional es el estudio de
una constitución específica, no pretendemos, ni por asomo, dar a entender que su tarea investigadora se
contraiga a un mero comentario de las disposiciones que integran dicho ordenamiento, pues esta inadmisible
suposición relevaría a tal disciplina de todo carácter científico. Lo que queremos enfatizar es que el estudio de
la Constitución debe obedecer a una metodología en que concurran diversos puntos de vista para lograr su
análisis exhaustivo mediante el examen sistemático de todas y cada una de las normaciones que comprende.
No se trata, por ende, de señalar las materias que abarca o pueda abarcar el objeto del derecho constitucional,
como lo ha pretendido generalmente la doctrina, sino de estudiar una constitución específica en cuanto a la
regulación total que instituye.

Que es: estudia la Constitución.

Objeto: es el estudio de una Constitución específica, debe obedecer a una metodología en que concurran
diversos puntos de vista para lograr su análisis exhaustivo mediante el examen sistemático de todas y cada
una de las normaciones que comprende. No se trata, por ende, de señalar las materias que abarca o pueda
abarcar el objeto del derecho constitucional, como lo ha pretendido generalmente la doctrina, sino de estudiar
una constitución específica en cuanto a la regulación total que instituye.

CARPIZO JORGE, en su obra Estudios Constitucionales, sostiene: El derecho constitucional puede ser
contemplado desde dos ángulos: el derecho constitucional en sentido amplio o general y, en sentido estricto-
particular.

En su sentido amplio el derecho constitucional se identifica con el propio orden jurídico; es decir, se refiere a
la totalidad de ese derecho, ya que la base y los principios generales y fundamentales de las otras disciplinas
jurídicas se encuentran inmersas en él. El derecho constitucional señala los procesos de creación, de
modificación y de abrogación de todas las normas de ese orden jurídico.

En su sentido estricto el Derecho Constitucional es la disciplina que estudia las normas que configuran la
forma y el sistema de gobierno, la creación, la organización y la atribución de competencias de los órganos
del propio gobierno, así como la que garantiza al individuo un mínimo de seguridad jurídica y económica.

El derecho constitucional estudia la forma de gobierno, es decir, si un país es una república o una monarquía y
qué clase de república o monarquía es.

Los órganos de gobierno tienen que ser creados por la misma constitución y, generalmente, son tres:
Ejecutivo, Legislativo y Judicial, pero siempre es la propia ley fundamental la que los configura. Así, por
ejemplo, respecto al Poder Ejecutivo, lo puede organizar de manera unitaria o colegiada, le indica los
requisitos que se necesitan para poder ser titular del mismo, la duración del periodo, etcétera. Y lo propio hace
respecto de los poderes Legislativo y Judicial.
Una vez que los órganos de gobierno están creados y organizados la constitución les otorga su competencia;
es decir, les señala lo que deben realizar. También entre los órganos de gobierno existen relaciones. Las que
resultan entre el Poder Ejecutivo y Legislativo configuran el sistema de gobierno de un país que, con varias
modalidades, en la actualidad principalmente será presidencial o parlamentario.

Hasta aquí el derecho constitucional estudia los mecanismos del gobierno tal como se puede contemplar un
reloj: cuáles son sus piezas, cómo se mueven esas piezas, cuál es la función que cada una de ellas debe
realizar, etcétera.

También, el derecho constitucional otorga un mínimo de seguridad jurídica: en la constitución existen una
serie de derechos individuales que se les reconocen a todos los hombres y que los órganos de gobierno están
obligados a respetar.

Además, la constitución asegura a todos un mínimo económico, lo indispensable para llevar una vida
decorosa y digna. Así la mayoría de las constituciones otorgan una protección especial a los grupos más
débiles de la sociedad: al trabajador asalariado y al campesino.

La idea de introducir mínimos sociales y económicos en la Constitución fue un pensamiento mexicano, que
rompió la estructura política de las normas fundamentales para introducir en ellas los graves problemas
económicos de un país. Con esto, el constitucionalismo dejó de tener únicamente un carácter político para
ampliar su ámbito e introducirse en la vida social.

El derecho constitucional forma parte de la ciencia del derecho, y ésta a su vez constituye un conjunto ó
sistema de normas que tienen por objeto regular la conducta humana. En ese sentido, el derecho
constitucional da los fundamentos esenciales de un sistema.

El derecho constitucional, en una primera instancia, tiene por objeto el estudio y análisis de la constitución,
como un cuerpo que expresa los derechos fundamentales de una sociedad para su desarrollo social y como
parte fundamental del sistema jurídico, de tal modo que sin comprender el derecho constitucional no se puede
conocer el significado de la estructura legal del país.

El derecho constitucional tiene por objeto estudiar los principios jurídicos establecidos en la norma
fundamental, de la que se deriva la estructura legal de una determinada sociedad. El derecho constitucional,
sistematiza las diferentes etapas históricas de las constituciones de un país, como expresiones de órdenes
jurídicas diferentes.

Para el derecho constitucional, la historia sólo es relevante en tanto que significa la fuente de antecedentes por
los que se han ido construyendo los principios constitucionales modernos y la organización estatal.

El derecho constitucional no se puede entender sino a partir de la comprensión de la ciencia jurídica en su


totalidad y de la cuál es su parte fundamental.

Al derecho constitucional le interesa, sistematizar toda la legislación que deriva de la constitución.

El derecho constitucional es, pues, un factor importante para el análisis de las instituciones políticas.

Que es: se identifica con el propio orden jurídico; es la disciplina que estudia las normas.

Objeto: se refiere a la totalidad de ese derecho, ya que la base y los principios generales y fundamentales de
las otras disciplinas jurídicas se encuentran inmersas en él; normas que configuran la forma y el sistema de
gobierno, la creación, la organización y la atribución de competencias de los órganos del propio gobierno, así
como la que garantiza al individuo un mínimo de seguridad jurídica y económica; y señala los procesos de
creación, de modificación y de abrogación de todas las normas de ese orden jurídico.

DE LA CUEVA MARIO, en su obra Teoría de la Constitución, dice: el Derecho Constitucional es los


principios fundamentales del Derecho Público y, en consecuencia comprende los principios básicos de que se
componen las otras partes del Derecho Público; por otra parte, el derecho constitucional es un límite a los
restantes estatutos jurídicos públicos. El derecho constitucional es un derecho originario y sus límites son
metajurídicos; están constituidos por la idea del derecho, por las realidades sociales y por la conciencia
nacional. Una vez creado el derecho constitucional, deviene el marco dentro del cual debe moverse la
actividad de los gobernantes y del Estado; el derecho constitucional, al menos en sus principios
fundamentales, es un derecho supraestatal; y por serlo, es el límite del derecho administrativo, del derecho
penal y del derecho procesal; ciertamente existen normas constitucionales derivadas del Estado, pero son
normas reglamentarias del derecho constitucional originario.

Que es: los principios fundamentales del Derecho Público; es un límite a los restantes estatutos jurídicos
públicos; es un derecho originario y sus límites son metajurídicos; es un derecho supraestatal.

Objeto: comprende los principios básicos de que se componen las otras partes del Derecho Público; contiene
el marco dentro del cual debe moverse la actividad de los gobernantes y del Estado.

GARCIA MAYNEZ EDUARDO, en su obligado texto de Introducción al Estudio del Derecho, afirma que: el
Derecho Constitucional “es el conjunto de normas relativas a la estructura fundamental del Estado, a las
funciones de sus órganos y a las relaciones de éstos entre sí y con los particulares”.

Que es: un conjunto de normas.

Objeto: la estructura fundamental del Estado, a las funciones de sus órganos y a las relaciones de éstos entre sí
y con los particulares.

GARZA GARCIA CESAR CARLOS, en su obra Derecho Constitucional Mexicano, afirma: el Derecho
Constitucional es el sustento de todo el sistema jurídico nacional, pues se refiere a la norma fundante,
determina las bases organizativas del Estado, los mínimos de libertad de los gobernados y establece un
estándar social justo y digno.

Que es: el sustento de todo el sistema jurídico nacional.

Objeto: la norma fundante, determina las bases organizativas del Estado, los mínimos de libertad de los
gobernados y establece un estándar social justo y digno.

MORENO DANIEL, en su obra Derecho Constitucional Mexicano, sostiene que: se trata de una rama del
Derecho público y que su finalidad es la Constitución Política y Social del Estado, o bien, de un Estado
determinado. Si lo ubicamos dentro del sistema de normatividad, ya que todo derecho está integrado con
normas, podríamos dar otra definición, señalando que se trata de un conjunto de normas que tienen por objeto
la organización del Estado y el funcionamiento de sus poderes.

Que es: rama del Derecho público.

Objeto: es la Constitución Política y Social del Estado, o bien, de un Estado determinado; la organización del
Estado y el funcionamiento de sus poderes.

POLO BERNAL EFRAIN, en su obra Derecho Constitucional, afirma: la función del Derecho Constitucional,
que como disciplina autónoma y sistemática nació entrando el siglo XIX, al particularizarse, como sustento
del orden jurídico total en cada Estado, las llamadas “leyes fundamentales”, esto es, un cuerpo de preceptos
generalmente escritos en un solo texto, que determinan quienes y con qué procedimiento se decide lo que es
derecho en lo fundamental y en los casos particulares, es decir, qué normas de conducta y en qué condiciones
deben valer, aplicarse o ejecutarse esos preceptos jurídicos.

El Derecho Constitucional significará el estudio de una determinada Constitución en su totalidad normativa, o


sea, el de todas las materias que ésta comprende y, por tanto, su enseñanza debe abarcar todos los aspectos
preceptivos de la ley fundamental y comenzar por determinar el concepto de Constitución en el que se basa
esta asignatura.
Que es: disciplina autónoma y sistemática

Objeto: el estudio de una determinada Constitución en su totalidad normativa, o sea, el de todas las materias
que ésta comprende y, por tanto, su enseñanza debe abarcar todos los aspectos preceptivos de la ley
fundamental y comenzar por determinar el concepto de Constitución.

QUIROZ ACOSTA ENRIQUE, en su obra Lecciones de Derecho Constitucional, afirma que: el Derecho
Constitucional es un derecho que define la estructura del Estado y su funcionamiento, con el objeto de
salvaguardar la libertad de los seres humanos en una convivencia pacífica; y para ello, establece los derechos
mínimos de los destinatarios del poder público y establece un régimen acotado de competencias para los
detentadores del poder. De esa manera, el Derecho Constitucional al organizar el funcionamiento del Estado,
define dos de sus funciones principales: a) organiza y define el funcionamiento del poder público y, por lo
tanto, el régimen competencial de sus agentes; y, b) los derechos de los destinatarios frente al poder público.
Ambas funciones implican el ejercicio mínimo de un Estado de Derecho.

Que es: un derecho.

Objeto: define la estructura del Estado y su funcionamiento, con el objeto de salvaguardar la libertad de los
seres humanos en una convivencia pacífica; y para ello, establece los derechos mínimos de los destinatarios
del poder público y establece un régimen acotado de competencias para los detentadores del poder.

Funciones: a) organiza y define el funcionamiento del poder público y, por lo tanto, el régimen competencial
de sus agentes; y, b) los derechos de los destinatarios frente al poder público. Ambas funciones implican el
ejercicio mínimo de un Estado de Derecho.

SÁNCHEZ BRINGAS ENRIQUE, afirma que: el derecho constitucional es la actividad científica que estudia
la naturaleza y los principios de la norma constituyente, reguladora de la validez del orden normativo, de las
bases organizativas del Estado y de los fenómenos políticos fundamentales de la sociedad. La doctrina se
preocupa mucho en reiterar que el derecho constitucional corresponde al derecho público y no al privado.
Sobre este tópico podemos afirmar que el derecho constitucional tampoco puede ser calificado como parte del
derecho público porque, precisamente, el fundamento (la Constitución) no puede ser un segmento (el derecho
público) de sí mismo. El constitucional es un derecho que, como se explicó, se refiere a la norma
constituyente y el resto de los ordenamientos que integran un orden jurídico son normas constituidas, sea que
tengan como materia la regulación de intereses públicos o privados. Se deduce, pues, que nuestra disciplina
estudia la norma fundamental del sistema, la que no puede ser explicada sin comprender la unidad normativa
en su totalidad.

Que es: la actividad científica.

Objeto: estudia la naturaleza y los principios de la norma constituyente, reguladora de la validez del orden
normativo, de las bases organizativas del Estado y de los fenómenos políticos fundamentales de la sociedad.

SERRA ROJAS ANDRÉS, en su obra Ciencia Política, adopta la denominación de derecho político para
describirlo así:

“…El Derecho político es el conjunto de normas que se refieren al Estado. Como se trata de un derecho
referido a una organización tan importante y decisiva en la vida moderna, éste va cobrando un ímpetu singular
al impulso de las grandes necesidades colectivas y los crecientes problemas contradictorios de los sistemas
actuales. Con mayor precisión, el derecho constitucional es el derecho de las instituciones públicas.”

Que es: el conjunto de normas; es el derecho de las instituciones públicas.

Objeto: se refieren al Estado.


TENA RAMÍREZ FELIPE, en su obra Derecho Constitucional Mexicano, considera que: el Derecho
Constitucional “es la doctrina individual y específica de determinado régimen de Estado”, adscribiendo a
nuestra disciplina un contenido y una fuente destacadamente históricos. En expresiones elegantes afirma que
“Por cumplir una misión eminentemente social, el Derecho Constitucional no puede desarticularse de lo
histórico”, agregando que “en lo histórico no sólo tiene cabida la serie de los más o menos importantes
episodios pretéritos, sino también y relevantemente los factores éticos e intencionales, que se externan a su
vez por la manera de reaccionar la psicología humana ante las normas. El formalismo de las normas recoge
la savia, favorable o adversa, de los factores vitales, y de este modo el Derecho Constitucional no puede ser
nunca formalismo puro, sino vida que se acendra en la norma o que la niega. El Derecho Constitucional es,
por todo ello, el común aliento jurídico de cada pueblo, la expresión más alta de su dignidad cívica, el
complejo más íntimo de su historia”.

Que es: la doctrina individual y específica de determinado régimen de Estado; el común aliento jurídico de
cada pueblo, la expresión más alta de su dignidad cívica, el complejo más íntimo de su historia.

Objeto: un contenido y una fuente destacadamente históricos. En expresiones elegantes afirma que “Por
cumplir una misión eminentemente social, el Derecho Constitucional no puede desarticularse de lo histórico”,
agregando que “en lo histórico no sólo tiene cabida la serie de los más o menos importantes episodios
pretéritos, sino también y relevantemente los factores éticos e intencionales, que se externan a su vez por la
manera de reaccionar la psicología humana ante las normas. El formalismo de las normas recoge la savia,
favorable o adversa, de los factores vitales, y de este modo el Derecho Constitucional no puede ser nunca
formalismo puro, sino vida que se acendra en la norma o que la niega.

HECTOR FIX ZAMUDIO Y SALVADOR VALENCIA CARMONA, en su obra Derecho Constitucional


mexicano y Comparado, establecen que compete al derecho constitucional particular, el estudio de las normas
jurídico-constitucionales de un país determinado; cuando en nuestras facultades estudiamos el derecho
constitucional que está en vigor en Francia, Estados Unidos o en México, estamos haciendo derecho
constitucional particular, en cuanto lo examinamos como una de las disciplinas que integra la jurisprudencia
de un orden jurídico en concreto.

Para evitar confusiones entre el derecho constitucional comparado y el particular, precisa subrayar que
estudiar un ordenamiento extranjero no significa hacer comparación jurídica; para que exista la comparación
debe aplicarse el método que lleva ese nombre; comparar significa confrontar, subrayando las semejanzas y
diferencias entre las instituciones constitucionales y de gobierno según su ley fundamental, pero también las
que derivan de la práctica constitucional y de la propia jurisprudencia, con el propósito de encontrar
principios y reglas que puedan utilizarse para el análisis o el progreso jurídico de los ordenamientos
constitucionales de que se trata.

El Derecho constitucional particular, tiene por objeto el análisis y la sistematización de las formas jurídico-
políticas básicas de un Estado en particular. Se puede analizar y estudiar los sistemas constitucionales de
Francia, de Argentina, de Inglaterra, de México.

DOCTRINA INTERNACIONAL

BIELSA RAFAEL, en su obra Derecho Constitucional, define el Derecho Constitucional “como la rama del
derecho público que regula el sistema de gobierno, la formación de los poderes públicos, su estructura y
atribuciones, y que establece o reconoce, en principios, declaraciones o garantías, los derechos y deberes
privados y públicos de los habitantes, como miembros de la sociedad referida al Estado y como miembros del
cuerpo político”.

Que es: rama del derecho público.

Objeto: regula el sistema de gobierno, la formación de los poderes públicos, su estructura (conjunto de
elementos interelacionados que forman un todo, armadura de un edificio) y atribuciones, y que establece o
reconoce, en principios, declaraciones o garantías, los derechos y deberes privados y públicos de los
habitantes, como miembros de la sociedad referida al Estado y como miembros del cuerpo político.
GARÓFALO PIETRO, en su obra Tratado de la Ciencia del Derecho Constitucional, estima que: el Derecho
Constitucional es una rama del derecho público “que estudia la Constitución del Estado, o sea el
ordenamiento de los órganos constitucionales del Estado y las relaciones fundamentales entre el Estado y los
ciudadanos”.

Que es: una rama del derecho público

Objeto: que estudia la Constitución del Estado, o sea el ordenamiento de los órganos constitucionales del
Estado y las relaciones fundamentales entre el Estado y los ciudadanos.

DE MALBERG CARRÉ, en su obra Teoría General del Estado, afirma que “el Derecho Constitucional es –
como su nombre lo indica- la parte del derecho público que trata de las reglas o instituciones cuyo conjunto
forma en cada medio estatal la Constitución del Estado”.

Que es: parte del derecho público.

Objeto: trata de las reglas o instituciones cuyo conjunto forma en cada medio estatal la Constitución del
Estado.

DUGUIT LEÓN, el famoso profesor de la Universidad de Burdeos, en su obra Manual de Derecho


Constitucional, sostiene que: el derecho público interno “agrupa y comprende las reglas de derecho que se
aplican al Estado considerado en sí mismo, las que determinan las obligaciones impuestas al mismo Estado, y
las facultades o poderes de que es titular, así como su organización”, entendiendo este agrupamiento como
“Derecho Constitucional” en su sentido amplio “y no en el sentido estricto reservado para designar las leyes
constitucionales rígidas”.

Que es: rama del derecho público interno.

Objeto: agrupa y comprende las reglas de derecho que se aplican al Estado considerado en sí mismo, las que
determinan las obligaciones impuestas al mismo Estado, y las facultades o poderes de que es titular, así como
su organización”, entendiendo este agrupamiento como “Derecho Constitucional” en su sentido amplio “y no
en el sentido estricto reservado para designar las leyes constitucionales rígidas.

ESMEIN, en su obra Eléments de Droit Constitutionnel Francais et Comparé, atribuye al Derecho


Constitucional este triple objeto determinativo; la forma de Estado, la forma y los órganos de gobierno y los
límites de los derechos del Estado.

Objeto: atribuye al Derecho Constitucional este triple objeto determinativo; la forma de Estado, la forma y los
órganos de gobierno y los límites de los derechos del Estado.

HAURIOU MAURICE, en su obra Principios de Derecho Público y Constitucional, sostiene que: el Derecho
Constitucional “tiene por objeto la Constitución Política y Social del Estado”, afirmando que la “Constitución
Política” se refiere, por una parte, a la organización y al funcionamiento del gobierno o sea del poder que
dirige la vida del grupo; por otra parte, a la organización de la libertad política, es decir, a la participación de
los ciudadanos en el gobierno. Por “Constitución Social” entiende “la que se refiere al orden social,
considerado como un orden individualista que reposa sobre la doble base de las libertades individuales,
comprendiendo en ella la de fundación, y de las ideas objetivas que han formado la civilización”.

Objeto: “tiene por objeto la Constitución Política y Social del Estado”, afirmando que la “Constitución
Política” se refiere, por una parte, a la organización y al funcionamiento del gobierno o sea del poder que
dirige la vida del grupo; por otra parte, a la organización de la libertad política, es decir, a la participación de
los ciudadanos en el gobierno. Por “Constitución Social” entiende “la que se refiere al orden social,
considerado como un orden individualista que reposa sobre la doble base de las libertades individuales,
comprendiendo en ella la de fundación, y de las ideas objetivas que han formado la civilización”.
LINARES QUINTANA, en su obra Tratado de la Ciencia del Derecho Constitucional, nos dice que: el
Derecho Constitucional es; “la garantía de la libertad y la dignidad del individuo, mediante la sumisión o
acomodación del Estado, íntegramente considerado, al derecho”.

Que es: la garantía de la libertad y la dignidad del individuo.

Objeto: la sumisión o acomodación del Estado, íntegramente considerado, al derecho.

ORLANDO, en su obra Principii di diritto constitucionale, afirma que: partiendo de la clásica y ya superada
distinción entre derecho público y derecho privado, y estimando que el Derecho Constitucional debiera
denominarse “Derecho del Estado”, opina que aquél”:

Que es: el derecho del Estado.

Objeto: tiene por objeto a la entidad estatal y que su campo de estudio es el “ordenamiento jurídico del Estado
representativo moderno, con particular consideración a la Constitución Positiva del Estado Italiano.

POSADA ADOLFO, en su obra Derecho Político, formula un concepto amplio del objeto del Derecho
Constitucional enumerando las materias de estudio que comprende. Asienta que “El Derecho Constitucional
ha de definirse de modo esencial, jurídico, por su contenido; éste abarca todo el Derecho relativo: a) a la
determinación del soberano en el Estado; b) al ejercicio de la soberanía política mediante la organización
social que constituye el Estado no oficial y oficial o Gobierno; c) a las relaciones del Estado, en cuanto estas
relaciones aclaran por modo indirecto el criterio práctico que preside el ejercicio de la soberanía política;
comprende esta última parte la doctrina de los derechos de la personalidad”.

Objeto: abarca todo el Derecho relativo: a) a la determinación del soberano en el Estado; b) al ejercicio de la
soberanía política mediante la organización social que constituye el Estado no oficial y oficial o Gobierno; c)
a las relaciones del Estado, en cuanto estas relaciones aclaran por modo indirecto el criterio práctico que
preside el ejercicio de la soberanía política; comprende esta última parte la doctrina de los derechos de la
personalidad.

RAMELLA PABLO A., en su obra Derecho Constitucional, afirma que: El derecho Constitucional es la rama
del Derecho Público que estudia la organización política del Estado y su funcionamiento.

Que es: rama del Derecho Público.

Objeto: la organización política del Estado y su funcionamiento.

ROMANO SANTI, En su obra Corso di diritto constituzionale afirma que: el Derecho Constitucional es la
parte del Derecho Público que está en una más estrecha y general relación con las otras partes del propio
derecho público, sin excluir a ninguna y en un cierto sentido es el coordinador de todo el Derecho Público. El
Derecho Constitucional está superpuesto a las otras ramas del Derecho Público y, por esta razón, más que una
rama del Derecho Público es el tronco del cual parten las ramas del Derecho Público. El Derecho
Constitucional es el origen de la totalidad del Derecho Público, en tanto las ramas particulares del derecho
público lo presuponen y están sostenidos y generadas por él.

El Derecho Constitucional es la Constitución misma como “ordenamiento supremo del Estado”, sin el cual no
puede existir.

Que es: la parte del Derecho Público que está en una más estrecha y general relación con las otras partes del
propio derecho público, sin excluir a ninguna y en un cierto sentido es el coordinador de todo el Derecho
Público; es la Constitución misma como ordenamiento supremo del Estado.

Objeto: está superpuesto a las otras ramas del Derecho Público y, por esta razón, más que una rama del
Derecho Público es el tronco del cual parten las ramas del Derecho Público. El Derecho Constitucional es el
origen de la totalidad del Derecho Público, en tanto las ramas particulares del derecho público lo presuponen
y están sostenidos y generadas por él.

SEYDEL, en su obra Principii di diritto constitucionale generale, considera que: esta disciplina tiene por
objeto “la determinación de los órganos por medio de los cuales el soberano provee a las funciones estatales”
abarcando su materia la organización de la legislación, de la administración, del ejército y de las relaciones
exteriores del Estado.

Disciplina= doctrina, enseñanza, educación en lo moral, arte, facultad o ciencia.

Que es: una disciplina.

Objeto: la determinación de los órganos por medio de los cuales el soberano provee a las funciones estatales”
abarcando su materia la organización de la legislación, de la administración, del ejército y de las relaciones
exteriores del Estado.

Se intuye con facilidad que los objetos de estudio de las diferentes disciplinas del derecho son porciones del
objeto de estudio del derecho en general.

La delimitación del objeto de estudio del derecho constitucional obliga a distinguir las diferencias primarias
que presentan las normas integrantes de todo orden jurídico. Los órdenes normativos se componen con
normas jurídicas de diferentes clases; por ejemplo, consideramos la relación de los niveles normativos en
materia laboral; el artículo 123 de la Constitución de 1917, la ley federal del trabajo, la ley de los
trabajadores al servicio del Estado, el tratado internacional que determina ciertos derechos para los
trabajadores, el reglamento sobre capacitación y adiestramiento, los ordenamientos sobre las condiciones de
los trabajadores al servicio del Estado, en las constituciones de las entidades federativas, y las disposiciones
reglamentarias de esos ordenamientos. Todas las normas que hemos mencionado son mandatos dirigidos a la
conducta humana, y a hechos relacionados con aquella, que se contextualizan en las relaciones de trabajo.
Desde este enfoque todas esas normas se asemejan, sin embargo, se distinguen en su origen, rango, objetivo y
validez, porque la Constitución es la primera norma y como tal, por una parte, requiere ser positivizada por las
normas constituidas para lograr su validez; y por otra, determina la validez de las constituidas de tal manera
que si éstas no se apegan a aquella carecen de valor jurídico. La Constitución existe para ser positivizada y las
normas constituidas existen para positivizarla.

El objeto de estudio del derecho constitucional comprende exclusivamente la norma constituyente y el de las
otras disciplinas jurídicas siempre se integrará con las normas constituidas. Esto no significa que nuestro
objeto de estudio se restrinja al estudio de una constitución determinada porque, fundamentalmente, incluye
lo siguiente: 1. descubrir la naturaleza que caracteriza a todas las normas constituyentes de cualquier país y
época; 2. establecer los principios que las rigen; 3. determinar su validez y las causas de su eficacia o
ineficacia; 4. precisar los ámbitos personal, espacial y temporal de su aplicación; 5. determinar sus atributos y
las reglas de su modificación; 6. definir el efecto de su contenido y los mecanismos de control respecto de las
normas constituidas y 7. el encuadramiento jurídico de los fenómenos políticos. Una vez que se obtienen los
principios que explican y rigen estos fenómenos, podremos realizar la actividad del derecho constitucional
aplicado a una constitución específica.

Estamos, pues, en que el objeto de estudio del derecho constitucional es la norma constituyente. Entendemos
por norma constituyente la que determina las reglas fundamentales que rigen al fenómeno político, en
especial, el Estado, los gobernantes y todo factor político determinante de la vida social. Norma constituyente
es aquella que, conteniéndose en un documento solemne y formal o siendo una costumbre, reglamenta las
bases que encauzan los fenómenos políticos de la sociedad. En el contenido de la norma constituyente se
expresan los valores políticamente predominantes que son producto de la convivencia, por ejemplo: un
fenómeno social cotidiano es la muerte de las personas; su reglamentación corresponde a las normas del
derecho civil y tratándose del homicidio a las del penal. Ese fenómeno social deviene fenómeno político y,
por ello, forma parte del objeto de estudio del derecho constitucional si la persona fallecida es el rey en
España o el presidente de la República en México.
Explicamos que el objeto de estudio del derecho es la norma y los órdenes normativos. Significa que debemos
desentrañar y comprender la naturaleza de las normas jurídicas y de los órdenes a los que pertenecen; la
dinámica que representa la producción normativa; los ámbitos personal, espacial y temporal en los que se
aplican; las causas que producen o impiden su validez y su eficacia; las materias de la conducta humana
reguladas y sus contenidos.

Siguiendo a André Hauriou podemos decir que: el objeto del Derecho Constitucional es el encuadramiento
jurídico de los fenómenos políticos.

Lo primero que debemos de tener claro, es saber qué es el fenómeno político y qué su delimitación jurídica.
Un fenómeno político es el acontecer en una sociedad que impacta en el poder que impera sobre los seres
humanos que componen un grupo social. En la vida de un Estado esos acontecimientos que impactan en el
poder, crean e inciden también en las transformaciones de las instituciones del Estado. Esas instituciones se
regulan en un Estado por el orden jurídico, y entonces podemos tener claro que esos acontecimientos
políticos, del poder institucionalizado que es el Estado de Derecho tienen una regulación en el derecho, y por
lo tanto, eso será entonces el objeto del Derecho Constitucional.

Para Hauriou, el fin es la meta a la cual aspira el Derecho Constitucional, es el ideario en la vida de un Estado,
es aludir también al ideario de los seres humanos de la nación. Son los ideales a los cuales aspira el Derecho
Constitucional, es el espacio mínimo de igualdad y libertad de los seres humanos, es la sociedad con
bienestar.

Podemos afirmar que el sentido de la palabra constitución se refiere al ser de algo, a los elementos
fundamentales que lo forman, a su origen y fundamento. El sentido no sugiere accidente o circunstancia,
siempre produce la idea de base, fundamento y organización.

Las aproximaciones de la doctrina jurídica a la idea de constitución se comprenden en una de las siguientes
opciones: disponen de un enfoque sociopolítico o se ubican en una posición formalista. En la primera
tendencia, los tratadistas se empeñan en explicar la Constitución como un fenómeno de la realidad social
expresado en la idea de poder; en la segunda, basados en la depuración del objeto de estudio del derecho, las
explicaciones incluyen el examen de la norma básica o constituyente, y de los órdenes normativos como
totalidades estáticas o dinámicas. Son tres ilustres juristas alemanes quienes encabezan ambas tendencias:
Carl Schmitt y Fernando Lassalle destacan en la primera y Hans Kelsen es el autor de la segunda.

Del estudio, análisis y comprensión de los conceptos de derecho constitucional señalados podemos determinar
que el objeto de estudio del derecho constitucional es

Potrebbero piacerti anche