Sei sulla pagina 1di 17

I.

La catequesis
Cabe destacar la importancia de la catequesis, en la misión de la Iglesia, no es
como algunos lo ven, una pieza secundaria dentro del ejercicio del Magisterio; es por el
contrario un elemento esencial dentro de la tradición de la Iglesia, ella siempre ha sido
la que nos ha permitido mostrar un experiencia de fe, una fe viva dentro de la enseñanza
de la Iglesia.
Es la que mantiene vivo, el kerigma, el primer anuncio recibido y aceptado, el
misterio cristiano, particularmente la Resurrección de Cristo, de que Dios anida en la
naturaleza del corazón del hombre; este primer anuncio envejece, decae rápidamente si
no se hace resonar en el corazón del hombre a cada instante; y esa es la labor de la
catequesis mantener vivo este anuncio para aquellos que están en proceso de conocer su
fe, permite conocerla de manera sistemática, programada, estructurada, de tal forma que
vaya profundizando y reflexionando poco a poco, empezando con alimentos para bebes
y conforme vaya madurando en su fe, sea un alimento más sólido; la homilía contribuirá
grandemente en el desarrollo de su fe, cuando sea parte ya de una comunidad, la
comunidad será la que lo sostenga, es decir cuando hayan recibido el bautismo y
participen ya en la sagrada celebración de la Eucaristía; profundizaran en el mensaje
espiritual del contenido de la fe que ya conocen, la homilía está estrechamente ligada a
la liturgia. La catequesis es distinta de la homilía porque no busca responder o
profundizar en la exégesis bíblica, sino que provee lo esencial de la fe.
Al respecto de este tema nos iluminara mejor el magisterio, el documento de
Juan Pablo II; la exhortación apostólica CATECHESI TRADENDAE sobre la catequesis
en nuestro tiempo.
“La catequesis ha sido siempre considerada por la Iglesia como una de sus tareas
primordiales.” Estas son las palabras con las que inicia Juan Pablo II la Exhortación
Apostólica sobre la catequesis en nuestro tiempo: Catechesi tradendae, del 16 de
octubre de 1979, y será la labor que realizara durante el tiempo de su pontificado.
En esta exhortación Juan Pablo II hace un análisis del quehacer catequético: que
es la catequesis, cuál es su naturaleza, a quienes esta destinados, cual es el método y
técnica a poner en práctica para que la catequesis logre su objetivo, y por supuesto
también las dificultades que encontrará la acción catequética, la preparación de los
catequistas como personas responsables de la acción catequética, los lugares
privilegiados donde se imparte la catequesis, criterios de acción que deben llevar
adelante toda catequesis.
Presento aquí algunos números que pueden iluminar nuestro tema:
Se puede considerar aquí la catequesis en cuanto educación de la fe de los niños,
de los jóvenes y adultos, que comprende especialmente una enseñanza de la doctrina
cristiana, dada generalmente de modo orgánico y sistemático, con miras a iniciarlos en
la plenitud de la vida cristiana.1
Por lo tanto la catequesis debe ser una enseñanza sistemática, no improvisada,
siguiendo un programa que le permita llegar a un fin preciso, una enseñanza elemental
que no pretenda abordar todas las cuestiones disputadas ni transformarse en
investigación teológica o en exégesis científica; una enseñanza, no obstante, bastante
completa, que no se detenga en el primer anuncio del misterio cristiano, cual lo tenemos
en el kerigma, una iniciación cristiana integral, abierta a todas las esferas de la vida

1
Catechesi tradendae n18
cristiana. Sin olvidar la importancia de múltiples ocasiones de catequesis, relacionadas
con la vida personal, familiar, social y eclesial.2
La finalidad que persigue la catequesis a lo largo de todo el proceso de la acción
catequética es poner a cada uno “no sólo en contacto, sino en comunión, en intimidad
con Jesucristo3”: con su Persona y con su doctrina.4
Toda la acción catequética de forma sistemática busca desarrollar los espacios de
la vida de fe. Y para llegar a esa finalidad se propone una serie de tareas:
1) La tarea de hacernos gustar, saborear el mensaje cristiano
2) La tarea de impulsarnos, motivarnos a vivir el misterio de la salvación
que Cristo nos otorga, de manera particular en los sacramentos.
3) La tarea de educar en la conducta y actitudes morales de cara al
evangelio.
4) La tarea de entrenarse en la oración, que es la savia vital que nos nutre,
como fruto de esta relación cercana con Dios y de haber palpado en su historia el
amor de un Dios cercano.
5) La tarea comunitaria, dentro del camino catequético la comunidad nos
sirve de referencia, acompañamiento y acogida dentro de nuestra búsqueda de fe,
pues estas pequeñas comunidades son una ayuda notable en nuestra formación
cristiana.
6) La tarea de tomar conciencia de nuestro compromiso misionero, como
un acto de agradecimiento frente al compromiso que tuvieron otros conmigo de
darme a conocer a Jesucristo y de anunciarme el kerigma con su testimonio de
vida; pues la Iglesia es por esencia misionera. (cf IC 42).5

Hoy vemos y nos encontramos con la necesidad de ser introducidos en la historia


de la salvación, de conocerla y reconocer que nuestra historia es una historia de
salvación, y para ello es necesario recorrer el camino de la catequesis, los santos padres
concebían la catequesis como una escuela de fe, que moldee la personalidad del
creyente6, y se forja al discípulo de Jesús.7
Entonces nos encontramos con la urgencia de la catequesis: una catequesis que
nos acerque a un decidido empeño por acrecentar nuestra fe, que nos lleve a la
madurez, para poder dar razón de nuestra fe y esperanza en cada desafío o
acontecimiento que se suscite en nuestra vida cotidiana, ante los cuales es necesario una
respuesta de fe; para lo cual es necesario una catequesis que este fundamentada en la
palabra de Dios, que es la savia vital de la que se nutre cada cristiano; una palabra de
Dios que es leída e interpretada en la iglesia, celebrada en la comunidad y también
fundamentada en el magisterio de la Iglesia; de ahí se desprende la necesidad de recibir
el anuncio del kerigma, una y otra vez, hasta que quede sellada en nuestro corazón.
Para llevar adelante esta acción catequética, hace falta unos catequistas, hace
falta velar por su preparación y formación en los misterios de la fe, que ame a la Iglesia,

2
Catechesi tradendae n 21
3
DGC 80
4
Catechesi tradendae n 5
5
CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, La iniciación cristiana. Reflexiones y orientaciones, Edice,
Madrid 1998.
6
DGC 33
7
Catechesi tradendae n 39
y una sólida espiritualidad anclada en la oración y sagrada Eucaristía, lo que les llevará
a una a tener una intensa vida cristiana8.

II. LA CATEQUESIS EN LA EPOCA PATRISTICA (S. IV-VI)

Una vez proclamado el kerigma, la tarea de las comunidades cristianas consistía


en preparar a los catecúmenos mediante una instrucción completa y esencial que
ampliase y profundizase al mismo tiempo los elementos del anuncio propiamente dicho.
Esas instrucciones reciben el nombre usual de “catequesis”, del verbo katechéo, enseñar
de viva voz, pero en donde la enseñanza no es más que el eco de una palabra que ya está
dicha: la de Dios.

La catequesis dentro del catecumenado tendrá una importancia vinculante, pues


la fe de los catecúmenos iba robusteciéndose, gracias a la catequesis. Testigos de ello
muchos los Santos Padres: San Juan Crisóstomo:
“Efectivamente, no hablamos únicamente para que nos oigáis, sino también
para que recordéis lo dicho y nos deis prueba de ello con las obras; mejor dicho, no a
nosotros, sino a Dios, que conoce lo más secreto de la mente. Y para eso se llama
también Catequesis: para que, al ausentarnos nosotros, la palabra siga resonando en
vuestras mentes”9.
También Cirilo de Jerusalén:
“Ten presente además esta advertencia: aprende lo que se te dice y consérvalo
siempre. No pienses que se trata de las homilías acostumbradas; éstas son buenas y
merecedoras de crédito, pero si hoy no hemos puesto mucha atención, al día siguiente
podemos aprender lo que se nos enseñe. Con las enseñanzas que sobre el bautismo de
regeneración se te transmiten de forma continuada ocurre que, si hoy no atiendes,
¿cuándo las recuperarás? Fíjate que hay un tiempo propio para plantar los árboles; en
el supuesto de que no hayamos cavado los hoyos y ahondado, ¿en qué otro tiempo se
podrá plantar como es debido lo que una vez se intentó mal? Imagínate que la
catequesis es una construcción; como no ahondemos para poner un cimiento profundo,
como no edifiquemos la casa juntando sólidamente los elementos para que no queden
huecos ni tenga fallas la construcción, para nada sirve el trabajo anterior. Conviene
escuchar las verdades relativas al Dios vivo, conviene escuchar la doctrina sobre el
juicio, conviene escuchar lo que se refiere a Cristo, y conviene escuchar lo de la
resurrección. Son muchas las verdades que se van exponiendo sistemáticamente,
aunque ahora las recordemos salteadas y después se Presenten armónicamente”10.

El contenido de las catequesis que se predicaba era prioritariamente la Historia de la


Salvación, eso hacia posible presentar al cristianismo no como unas verdades abstractas
o unos preceptos a seguir, sino como un acontecimiento salvador, en la historia de cada
hombre.
Los Santos Padres para que se dé una catequesis que responda a la situación
actual, que responda a los retos que se daban, ya sea del mundo pagano o judío en el
momento, instruían cuidadosamente a los catequistas, un ejemplo claro tenemos a San
Gregorio de Nisa, con su Gran Catequesis; catequesis que no está dirigida a los

8
Catechesi tradendae n 9
9
JUAN CRISÓSTOMO, Catequesis Bautismales,…
10
CIRILO DE JERUSALÉN, Catequesis, Ed. Ciudad Nueva, Madrid 2006, 41
catecúmenos, sino a los catequistas, responsables de la fe, así la fe que predicaban era
una fe histórica, donde los catecúmenos podían encontrar su historia personal11.

A. CAIDA FRENTE AL CATECUMENADO


La época patrística tiene una creciente caída frente al catecumenado, de ser
perseguida a ser la única religión autorizada, este acontecimiento marco dentro de la
historia de la Iglesia un hito que trajo consigo una serie de dificultades y de regocijos.
El edicto de Milán (313), por el que el emperador Constantino concede un
decreto de tolerancia al culto cristiano y años después, en el año 380 el emperador
Teodosio I el grande, con el edicto de Tesalónica concede al cristianismo ser la religión
oficial del imperio, por lo tanto la única religión autorizada.12
Este nuevo tiempo para el cristianismo, será un tiempo de regocijo, ahora podrán
profesar su fe con libertad, sin miedo a ser castigados; pero con este nuevo tiempo trae
consigo una serie de cambios y con él dificultades de índole pastoral, perdida de la
radicalidad en el seguimiento cristiano, mucha gente en masa desea entrar a formar
parte de la nueva religión oficial, la cualidad de la fe decae porque ahora hay muchas
facilidades para recibir el bautismo, se bautizaba muy rápido porque se había quitado el
proceso del catecumenado, esto lleva a falsas conversiones, antes el candidato tenía que
superar una serie de dificultades, que mostraban el verdadero deseo de abrazar la fe
cristiana; ahora el deseo abrazar la fe, una fe simulada, era muchas veces motivado por
un interés, intereses como buscar el favor del emperador, desposar a un cristiano, de
estas actitudes encontramos muchas afirmaciones; encontramos en las protocatequesis
de Cirilo de Jerusalén:
Que nadie sea entre vosotros como el mencionado Simón, que no haya
simulación alguna, ni interés en averiguaciones inoportunas. Es posible que te guíe
también otro pretexto. Alguna vez sucede que un hombre viene aquí para granjearse el
amor de una mujer o algo semejante: y también puede decirse lo mismo a la inversa.
Igualmente, tal vez es el siervo el que ha querido agradar a su amo, o un amigo a su
amigo.13
Cirilo de Jerusalén busca con estas palabras ayudar al candidato a discernir el
motivo que lo ha llevado a pedir el bautismo, en las afirmaciones que hace Cirilo
podemos encontrar diversos motivos por los que pedían el bautismo, tales como
desposar a un cristiano, y algunos de carácter político que busca ganarse el favor de
algún funcionario, pues el solo hecho de ser admitido y recibir las catequesis hacia
posible acceder a cargos públicos.14
Cirilo de Jerusalén insta en sus catequesis a que el candidato reflexione sobre los
motivos que lo llevan a entrar en la instrucción catequética, les pone de cara a Dios,
pues a Él no se le puede engañar, Él someterá al crisol a todos los catecúmenos:
“Si alguno de los que están aquí cree que podrá tentar a la gracia de Dios, se
engaña a sí mismo e ignora la fuerza de las cosas Ten, hombre, un ánimo sincero y
libre de engaño por causa de aquel que escruta corazones y entrañas (cf. Sal 7,10; jer

11
Cfr JOSÉ LUIS DEL PALACIO Y PÉREZ-MEDEL, El catecumenado posconciliar de adultos, preguntar a
walter
12
Cfr JOSÉ LUIS DEL PALACIO Y PÉREZ-MEDEL, El catecumenado posconciliar de adultos, preguntar a
walter
13
Protocatequesis, N° 4-5
14
MICHEL DUJARIER, Breve historia del catecumenado, Ed. Desclée de Brouwer, Bilbao 1986, 85.
11,20). Quienes hacen alistamientos de soldados, examinan la edad y los cuerpos; así,
cuando Dios hace un alistamiento de las almas, examina las voluntades y, si alguien
vive en la hipocresía, lo rechaza por inadecuado para una verdadera milicia. Pero si lo
encuentra digno, le otorga su gracia de manera muy rápida. No da lo santo a los
perros (cf. Mt 7 6) sino que, cuando ve una conciencia honesta, le confiere el sello
saludable y admirable temido por los demonios y que reconocen los ángeles de manera
que aquellos huyen expulsados, pero éstos lo abrazan como por un parentesco familiar.
Por consiguiente, quienes reciben aquel sello espiritual saludable, es necesario que se
esfuercen también personalmente. Del mismo modo que quienes se sirven de una pluma
para escribir o de una flecha también tienen que esforzarse, asimismo la gracia
necesita del esfuerzo de los que creen”15.
San Agustín también manifestara en sus sermones esta falta de fe sincera, se
busca el bautizo sólo por intereses personales, mas no por desear realmente abrazar la fe
cristiana, pide el bautismo, por eso Agustín aconseja hacer un discernimiento cuando
uno pide recibir la instrucción:
Quiere ser cristiano sin buscar con ello ninguna comodidad temporal, no para
ganarse un amigo superior a él, no para llegar a la mujer deseada, no para eludir
alguna opresión de este mundo y, aunque muchos que entran con estos fines, una vez
dentro, se corrigen.16
San Ambrosio también denunciara fuertemente esta actitud pagana en sus
sermones, por ejemplo algunas situaciones, alguno que iba a perder la casa donde se
hospedaba, solicitó el bautismo porque el dueño de la casa era cristiano, para que así de
tal forma obtuviera el favor del dueño, para no ser retirado de la casa; otros buscan
algún favor político:
Ahí va uno que viene a la Iglesia porque busca honores de los emperadores
cristianos, finge pedir el bautismo con respeto simulado, se inclina, se postra, pero no
dobla las rodillas con el espíritu.17
Otra dificultad frente al catecumenado fue el permanecer catecúmeno de forma
indefinida, por las exigencias que traía consigo el bautismo, exigencias propias de cada
cristiano; y como no había una verdadera conversión y un compromiso real de fe, estos
catecúmenos preferían retrasar todo lo posible el bautizo, en algunos casos hasta el final
de sus vidas, o en peligro de muerte.
Ante esta situación los obispos muchos obispo critican los muchos abusos que se
dan, pero mantienen firmemente la seriedad de la instrucción o la preparación, de tal
forma que se pueda dar dentro de ella una conversión y fe verdaderas, actitudes que
expresen una sincera decisión de seguir a Jesús.18
15
Cf. CARLOS ELORRIAGA, bautismo y catecumenado en la tradición patrística y litúrgica, Ed. Grafite,
Baracaldo 1998, Catequesis Cirilo de Jerusalén núm. I, 3, 189
16
Cf. AGUSTÍN, sermón 47, 18, (Ed. Católica-Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1981) San Agustín,
fino observador, sabía de sobra que no todos cuantos entraban a formar parte de la Iglesia lo hacían por
motivos puramente religiosos, en aquel momento en que el imperio se había hecho oficialmente
cristiano (a partir del emperador Teodosio). Profesar la religión oficial era condición para legrar no pocas
cosas; el no profesarla podía acarrear no pocos males. Aquí el santo predicador expone tres motivos,
que se resumen en el afán de ventajas materiales y temporales, por las que un hombre podía o solía
entonces hacerse cristiano. Este pesimismo es corregido inmediatamente: no son pocos quienes
habiendo entrado con tales intenciones, una vez dentro las purifican.
17
MICHEL DUJARIER, Breve historia del catecumenado, Ed. Desclée de Brouwer, Bilbao 1986, 85.
18
Cfr JOSÉ LUIS DEL PALACIO Y PÉREZ-MEDEL, El catecumenado posconciliar de adultos, preguntar a
walter
Esta creciente dificultad trajo consigo una creciente caída en la preparación por
ende del catecumenado, que cada vez venía a menos la firmeza y el compromiso real de
fe, se pedía menos garantías al momento de ser inscritos en el proceso del
catecumenado; esta situación traía consigo una dificultad para los niños que traían sus
padres para ser preparados, y ver que nadie los va a preparar o instruir en la fe cristiana,
a menos que se de en ellos una conversión cuando sean adultos; de esto tenemos
muchos ejemplos: Basilio, Gregorio Nacianceno, Agustín y tantos otros.
Muchos se han hecho catecúmenos, pero buscan cualquier motivo para no
inscribir su nombre, para recibir el bautismo en la pascua próxima, pero no lo hacen,
esto causa dolor en los obispos, tal es el caso de Basilio, que en una homilía sobre el
bautismo, insiste a los catecúmenos a dar su nombre, en vistas a recibir el bautismo:
“¿Catequizado desde muchacho, todavía no das tu asentimiento a la verdad?
¿Tú que no cesas de estudiar, todavía no has llegado al conocimiento? ¿Tú que
pruebas la vida, explorador hasta la vejez, terminarás siendo cristiano?... Vela para no
acabar sorprendido haciendo promesas más largas que tu vida. Tú no sabes lo que te
reserva el mañana, no prometas lo que no te pertenece. Hombre, nosotros te llamamos
a la vida; ¿por qué escapas a esta llamada?... Si distribuyera oro a la asamblea, tú no
me dirías «ya vendré mañana y me darás mañana»; sino que tú reclamarías tu parte de
la distribución y soportarías de mala gana el que te pasaran delante; y cuando el gran
dispensador te propone, no ya una materia cambiante, sino la pureza del alma, tú vas a
buscar excusas y a enumerar pretextos, mientras que tendrías que correr a la
distribución... Apóyate en el Señor. Da tu nombre, inscríbete en la Iglesia... Inscríbete
en este libro, para participar en la inscripción en el del cielo. Instruyete, estudia la
constitución evangélica... Haz morir el pecado; crucifícate con Cristo; pon todo tu
amor en el Señor19”.

B. ETAPAS DE LA CATEQUESIS PATRISTICA


En este apartado intentaremos de presentar lo complejo de la catequesis,
recorriendo cada una de sus etapas, sabiendo que es una sola estructura, cada etapa está
unida a la otra, pues en cada etapa podemos encontrar elementos comunes que hacen
que esta estructura catequética sea una sola estructura: la dimensión temporal, social y
espiritual que serán guías en el camino de conversión.
La dimensión temporal: toda preparación al bautismo se realiza en el tiempo,
etapa por etapa, al igual que una vida que va creciendo; esta dimensión nos ayudara a
poder distinguir los diferentes momentos de cara a la recepción del bautismo: una
preparación remota al bautismo; luego, el catecumenado propiamente dicho; y
finalmente, la preparación inmediata; el tiempo que dure esta preparación dependerá si
el postulante tiene ya las disposiciones requeridas: fe profunda, conversión anterior,
conocimiento. Otras, por lo mismo, será necesario prolongarlo.
La dimensión social: la preparación del bautismo no se da a una persona aislada,
sino por el contrario esta vive en una comunidad, que le acompaña en este largo camino
de preparación.
La dimensión espiritual: la preparación del bautismo, hace que el candidato
disponga todo su ser, conociendo la historia de la salvación la pueda encarnar en su
propia historia.

19
MICHEL DUJARIER, Breve historia del catecumenado, Ed. Desclée de Brouwer, Bilbao 1986, 88.
No se participa de esta nueva vida solo por conocer la doctrina cristiana, sino
haciendo de esta una experiencia, una experiencia de conversión, una experiencia
orante, que me sostenga en el combate espiritual, contra el demonio que buscara por
todos los medios, que no me adhiera a Cristo.
Desarrollaremos el catecumenado tomando como guía la Traditio Apostolica de
Hipólito de Roma; daremos inicio con una lectura del Nuevo Testamento, donde
hallaremos elementos del desarrollo catequético de preparación del bautismo.
La primera etapa de la catequesis podemos encontrar indicio en el libro de los
Hechos de los Apóstoles, Felipe y Pedro bautizaron al eunuco de la reina de Etiopia y al
centurión Cornelio. Más adelante Pablo también recibe el bautizo; ¿sin una preparación?
Pareciese que fuese así, pero en realidad, todos estos personajes tuvieron una
preparación, en algunos casos bastante largos: El alto funcionario de Candace estaba de
regreso de Jerusalén, donde había ido a adorar, dirá el libro de los hechos de los
Apóstoles, Felipe enviado por un ángel fue a su encuentro, este funcionario estaba
leyendo la Escritura, por lo tanto no podemos decir que no había tenido una
preparación; en el centurión Cornelio también encontramos que se encontraba preparado
para recibir el bautismo, gozaba de actitudes cristianas, se dirá que era "piadoso y
temeroso de Dios, daba limosna y oraba sin cesar a Dios"; en cuanto a Pablo, era un
hombre preparado, conocedor de las sagradas escrituras, preparado en la escuela de
Gamaliel, esa es la razón por la que perseguía a los cristianos, su celo por la fe judía y
esta fe judía fue para ellos el mejor catecumenado.
Esta segunda etapa, que se da próxima ya a la recepción del bautizo, es corta, se
da propiamente en el tiempo de cuaresma, desde sus inicios hasta la pascua, es un
tiempo de instrucción, de enseñanza doctrinal, en donde cada candidato se adhiere a esa
doctrina, la hace suya, la interioriza, acepta el anuncio y hace el acto de fe, en el libro de
los hechos de los Apóstoles es difícil distinguir entre un kerigma y una catequesis
propiamente, en los personajes que hemos visto anteriormente, podemos distinguir de
manera un tanto velada, en el caso de Pablo nos dirá que entre la visión de Damasco y
su bautismo, fueron tres días, donde él recibió “la tradición de los Apóstoles”; en el caso
del eunuco, también recibe el anuncio catequético si se puede decir, le pregunta Felipe
si entiende lo que está leyendo, él responderá, que cómo va a entender si nadie se lo
explica, el eunuco acoge el anuncio catequético y pide recibir el bautismo; en el caso del
centurión Cornelio, Pedro al llegar a su casa encuentra reunida a toda su familia,
dispuestos a oír la voluntad de Dios por boca de Pedro, entonces los dos apóstoles les
anuncian a Jesucristo vivo y resucitado, y estos acogen el anuncio, hacen el acto de fe,
esto es precisamente el objeto de la catequesis.
Entonces podrimos decir, que el Antiguo Testamento ya se dar los primeros
rudimentos sustanciales de la fe, hace falta ahora entonces que todo lo que se anunciaba
en el Antiguo testamento se cumpliera en el Nuevo Testamento, con la venida de
Jesucristo, una vez que se acoja a Jesucristo, entonces el candidato está listo para recibir
el bautismo.
En la tradición también encontramos otra figura importante en el marco de la
preparación al bautismo y después del bautismo; es la figura del padrino que representa
a la comunidad cristiana, que es el garante, fiador que presenta al candidato y que
manifiesta que el candidato está listo para recibir el bautismo; en el caso de los
personajes antes mencionados, el padrino seria el Espíritu Santo, que interviene antes,
durante y después de la conversión; porque es el Espíritu Santo quien ha empujado a
Felipe y a Pedro a ir en busca de estos personajes.
Dentro de la preparación del bautismo, nos encontramos con un componente
necesario del catecumenado: el ayuno, el relato de la conversión de San Pablo tiene un
interés particular para nosotros, al testimoniar la preparación al bautismo mediante el
ayuno: “Permaneció tres días ciego, sin comer ni beber.” Hoy el ayuno lo podemos
encontrar en el tiempo de cuaresma, que no es sino el ayuno preparatorio a la recepción
del bautismo. El ayuno nos ayudara en medio del combate espiritual, pues a muchos
demonios solo es posible vencerlos con ayuno y oración; podemos encontrar algunos
escritos de los primeros tiempos del cristianismo que nos hablan del ayuno, la
enseñanza y la oración como preparación previa a la recepción del bautismo: la Didache
por ejemplo:
“En cuanto al bautismo, éste es el modo de bautizar: habiendo previamente
dicho todo esto, bauticen en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, en
agua viva. Si no tienes agua viva, bautiza en otra agua. Si no puedes en (agua) fría,
(bautiza) en caliente. Si, empero, no tienes ni una ni otra, derrama agua sobre la
cabeza tres veces en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Antes del
bautismo, el que bautiza y el que ha de ser bautizado, ayunen, y asimismo otros que
puedan hacerlo. Mandas ayunar al bautizando uno o dos días antes”.20

ETAPAS DEL CATECUMENADO


La Traditio Apostolica de Hipólito de Roma nos proporcionara la estructura que
se daba en torno a la preparación del bautismo; la estructura del bautismo a lo largo de
los primeros siglos se fue estructurando poco a poco, ya por el siglo IV, la época de oro
de la patrística, podemos encontrar un gran número de obras donde podemos ver como
la Iglesia tomaba muy en serio esta preparación, si tenía que alargar la preparación no
dudaba en hacerlo, como si también ya encontraba en el candidato elementos
suficientes, como: fe profunda, conversión interior, conocimiento, se abreviaba el
tiempo de preparación.
El primer examen
Los candidatos después de haber recibido el anuncio que ha despertado en ellos
el deseo o el interés por empezar ya su preparación para el bautismo, se presentaban a
los “didaskalos”, que serán sus catequistas, responsables de su enseñanza catequética.
El didaskalo interroga al candidato sobre su disposición para iniciar su
preparación, su intención, su situación de vida; se contaba para este examen con una
lista de preguntas; el candidato no viene solo a la presentación, es acompañado por el
que será más adelante el padrino, el padrino proporcionara testimonio frente a las
preguntas hechas al candidato. Luego de ser admitidos son presentados a la comunidad
que serán los testigos de su admisión.
Aquellos que se presentan por primera vez, para escuchar la palabra, serán
conducidos primeramente delante de los doctores, antes de que llegue todo el pueblo, y
se les preguntará sobre la razón por la que vienen a la fe. Los que los han traído
testimoniarán a este respecto (por cuanto lo sepan) si son capaces de escuchar (la
palabra). Se les interrogará acerca de su estado de vida: ¿tiene una mujer? ¿es
esclavo? Si es un esclavo de un fiel y si su dueño se lo permite, escuchará la palabra. Si
su dueño no testimonia en favor de él (diciendo) que es bueno, se le devolverá. Si su
dueño es pagano, se le enseñará a agradar a su dueño, para que él no sea calumniado.

20
DIDACHÉ ENSEÑANZA DE LOS DOCE APÓSTOLES, Pag 8
Al respecto también Cirilo de Jerusalén nos comentara sobre el motivo del
candidato para entrar en el proceso del catecumenado, que aunque sea un motivo
extraño, es recibido, Dios se encargara de purificar su intención:
“Sucede también que se haya acercado por un motivo extraño (...) Acepto el
cebo de este anzuelo y te acojo aunque vengas traído por un motivo inválido, destinado
sin embargo a la maravillosa esperanza de la salvación.”
Duración del catecumenado
El tiempo del catecumenado, era de tres años, este tiempo ya lo podemos
encontrar antes de la época patrística, este tiempo traía consigo una preparación
intensiva y fuerte, es un tiempo de formación en la fe y en las costumbres.
CLEMENTE de Alejandría había escrito: «Para una sólida formación
catecumenal se necesita tiempo».
ORÍGENES insiste en estos términos: «Hace falta tiempo antes de ser admitido
al bautismo, porque es necesario que los cinco sentidos de nuestra alma sean
espiritualizados».
HIPOLITO de Roma dirá: «Que el catecúmeno se instruya durante tres años»
Con el tiempo esta exigencia de tres años se fue perdiendo, hacia el siglo IV en
adelante, se reduce al tiempo de cuaresma, en donde en candidato da su nombre con
miras a recibir en bautismo.
Instrucciones previas
Esta etapa que es pequeña la podemos llamar, preparación remota, esta
preparación normalmente la lleva un “doctor”, que sería el catequista, una instrucción
para motivar al catecúmeno vacilante a dar su nombre, esta llamada muchas veces se
realizaba en la Epifanía, lo hacia el obispo en medio de su predicación de manera
solemne, esta llamada era motivo de sufrimiento para el obispo, tal es el caso de
Ambrosio, que hace el llamado y nadie se inscribe aun:
“Señor, yo también sé que es noche para mí cuando tú no das la orden. Todavía
no se ha inscrito nadie, todavía es noche para mí. Yo he lanzado la red de la palabra en
la Epifanía y todavía no he cogido nada”.21
Segundo examen e inscripción del nombre
En una fecha muy cercana a la cuaresma, los catecúmenos que después de un
tiempo de preparación, querían recibir el bautismo, daban su nombre a presbítero, ya en
el siglo IV en adelante era el obispo que recepcionaba el nombre, al día siguiente en una
ceremonia solemne se le hacia el segundo examen y se inscribía su nombre. Esta
ceremonia nos la describe bellamente el itinerario de Egeria:
“El que da su nombre lo da antes del día de cuaresma, Y un presbítero anota
los nombres de todos, antes de aquellas ocho semanas en las que dije se observa aquí
la cuaresma. Después de haber anotado los nombres de todos, el presbítero, al
siguiente día de cuaresma, esto es, en el que empiezan las ocho semanas, se pone para
el obispo una cátedra en medio de la iglesia mayor, en el Martirio; se sientan a ambos
lados los presbíteros en sillas, y todos los clérigos están de pie. Y así son presentados

21
AUBROISE: Exp. in Luc. 4, 76
uno por uno los competentes: si son hombres, con sus padres; si son mujeres, con sus
madres”.22
El examen no es igual al primero, este consta ahora del modo de vida que a
tenido durante la preparación catecumenal, si las catequesis han calado realmente en su
alma, si se ha encarnado en su vida esta historia de salvación que le ha sido proclamada,
y esta le ha llevado realizar obras de vida eterna:
“Una vez escogidos aparte los que van a recibir el bautismo, se les examina su
vida: ¿han vivido piadosamente mientras eran catecúmenos, han respetado a las
viudas, visitado a los enfermos y practicado buenas obras? Si los que les han traído
atestiguan que ellos han observado esta conducta que escuchen el Evangelio”
También en el itinerario de la Virgen Egeria está el examen que se les hace a los
catecúmenos:
“Luego el obispo pregunta en particular a los vecinos del que entró, diciendo:
«¿Si es éste de buena vida, si obedece a sus padres, si no es ebrio o vano?»,
Preguntará también acerca de cada uno de los vicios más graves en el hombre. Y si
llega a comprobar que es irreprensible de todo lo que averiguó por los testigos
presentes, él mismo anota con su mano el nombre. Pero si es acusado de algo, le
ordena que salga fuera, diciendo: «Enmiéndese; y cuando se haya enmendado, se
acercará al bautismo». Esto es lo que dice, averiguando acerca de hombres y mujeres.
Si se trata de un extranjero, sin tener pruebas de los que le hayan conocido, no es
admitido tan fácilmente al bautismo”.23
La ceremonia termina con la protocatequesis, se da inicio propiamente al desarrollo
catequético doctrinal, litúrgico y espiritual, el obispo en su homilía invita a cada
catecúmeno (ahora se les llamara iluminados) a la asistencia asidua a todas las
catequesis, a tomarse en serio, porque está en juego su vida cristiana y camino al cielo, a
velar, a orar, a hacer penitencia, las nupcias con el amado, la alegría:
“Ya os llega un perfume de felicidad, iluminados. Ya estáis recogiendo las flores
místicas para tejer con ellas coronas celestes. Ya el Espíritu Santo ha inspirado el
dulce olor.”24

ELEMENTOS DE LA CATEQUESIS
En estas seis u ocho semanas del tiempo de cuaresma, los catecúmenos reciben una
intensa y completa formación en la fe. Ejemplo de estas catequesis lo podemos ver en
las catequesis de San Cirilo de Jerusalén, estas catequesis forman una estructura
doctrinal, dentro del marco de la historia de la salvación; en este tiempo de preparación
inmediata es un tiempo de combate espiritual, el demonio busca por todos los medios
que el catecúmeno no llegue al termino y victoria pascual donde el catecúmeno rebiba el
bautismo, por eso en este tiempo como ayuda a este combate se realiza exorcismos y
imposición de manos. Los catecúmenos se reúnen a recibir las catequesis casi todos los
días de la semana, menos los sábados, antes de ir su trabajo, entre las seis y las nueve de
la mañana.
Aspecto litúrgico-ritual: exorcismos
22
AGUSTÍN ARCE, itinerario de la Virgen Egeria, Ed. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1996, 311-
313
23
Ibid.
24
CIRILO DE JERUSALÉN, Protocatequesis 1
Los exorcismos eran una ayuda frente a los ataques que sostenía el catecúmeno de parte
del demonio, el objetivo es poco a poco arrancar al catecúmeno del poder del mal, es
Cristo mismo quien combate para separar al catecúmeno de las garras del demonio.
Estos exorcismos se realizaba a diario dirá Hipólito, en el siglo IV en adelante será un
rito esencial los domingos, frente a los escrutinios que tenía el catecúmeno; el rito del
exorcismo consistía en las palabras imprecatorias exsufflatio en el rostro, signatio en la
frente, en los oídos y en la nariz. San Cirilo de Jerusalén nos proporcionara una serie de
detalles sobre el exorcismo y el sentido de su práctica:
“Estén prontos tus pies para las catequesis. Recibe con buen ánimo los exorcismos: al
ser insuflado o exorcizado, que ello te sirva para la salvación. Piensa que el oro es
algo infecto y adulterado, mezclado con diversas materias como el cobre, el hierro y el
plomo. Lo que deseamos es oro solo, pero sin el fuego no puede ser expurgado de los
elementos ajenos mezclados con él: así, el alma no puede ser purificada sin los
exorcismos, que son de origen divino y deducidos de las Escrituras. Tu rostro fue
cubierto con un velo para que tu mente pudiese estar más atenta y para que tu mirada
dispersa no hiciese que también se distrajese tu corazón. Pero aunque los ojos estén
velados, nada impide que los oídos reciban la ayuda de la salvación. Pues como los
que expurgan el oro soplando al fuego con finos instrumentos funden el oro que está
dentro del crisol, y al avivar la llama consiguen mejores resultados, así los exorcizados
expulsan su temor gracias al Espíritu divino y hacen revivir su alma alojada en su
cuerpo como en un crisol. De ese modo huye el diablo hostil, pero se asienta la
salvación y permanece la esperanza de una vida eterna. El alma, liberada del pecado,
obtiene la salvación. Permanezcamos, pues, en la esperanza, hermanos; esforcémonos
y esperemos para que el Dios de todas las cosas, viendo el propósito de nuestra mente,
nos limpie de los pecados, nos permita esperar lo mejor de nuestras cosas y nos
conceda una saludable penitencia. Dios es el que ha llamado y tú el que has sido
llamado.”

Enseñanza doctrinal
Estas catequesis lo daban los obispos o los presbíteros mas doctos sobre el tema a tratar,
comentaban las sagradas escrituras (la historia de la salvación) y explicaban el símbolo
de le fe; y algunas veces también la explicación de la oración por excelencia del Padre
Nuestro; la Virgen Egeria también nos proporciona detalles sobre cómo se da la
catequesis:
“Es aquí costumbre que los que se acercan al bautismo durante los cuarenta días en
que se ayuna, ante todo sean exorcizados temprano por los clérigos, apenas hecha la
despedida de la mañana en la Anástasis. Y en seguida se pone una cátedra para el
obispo en el Martirio, la iglesia mayor, y todos los que serán bautizados, hombres y
mujeres, se sientan alrededor junto al obispo, quedando en su lugar los padres y las
madres, y también de entre el pueblo entran todos los que quieran oír y se sientan, si
son fieles. El catecúmeno no es admitido allí mientras el obispo les enseña la ley, de
esta manera: comenzando por el Génesis, durante aquellos cuarenta días va
recorriendo todas las Escrituras, exponiéndolas primero según el sentido literal, y
explicando luego el sentido espiritual. Lo mismo se hace hablando de la resurrección y
de la fe, explicándolo todo durante aquellos días: esto es lo que se llama catequesis.”25

25
AGUSTÍN ARCE, itinerario de la Virgen Egeria n° 46, Ed. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1996,
311-315
San Cirilo de Jerusalén refiriéndose a las catequesis nos dirá la importancia a prestar
atención a todas catequesis, pues si te pierdes una no podrás comprender la que sigue así
edificaras una casa débil en su estructura:
“Pero te doy un consejo. Aprende lo que se diga y guárdalo para siempre. No creas
que éstas son las homilías acostumbradas: son de calidad y dignas de fe. Pero si en
ellas hay en un día determinado algo que no se dice, lo aprenderemos al día siguiente.
Pero la doctrina, ordenadamente expuesta, acerca del bautismo de la regeneración,
¿cuándo se transmitirá otra vez si hoy se descuida? Piensa que es tiempo de plantar
árboles; si no cavamos y penetramos hasta el fondo, ¿cuándo será posible plantar otra
vez de modo correcto lo que ya en una ocasión se ha plantado mal? Piensa que la
catequesis es un edificio; si no cavamos y ponemos los cimientos, y si no se traba
ordenada y adecuadamente la estructura de la casa, de modo que nada quede suelto o
cortado y el edificio se convierta en ruinas, todo el trabajo realizado será inútil.”26

Entrega del Símbolo


Entonces ya casi al final de la cuaresma, se realizan dos ceremonias rituales a los que se
denomina “entregas”, en estas ceremonias el catecúmeno recibe el credo (traditio
symboli) y el Padre Nuestro (traditio orationis Domini), la entrega del Padre Nuestro se
realiza iniciada la Semana Santa, los quince días subsiguientes a la entrega del símbolo
(explatatio symboli), el obispo va haciendo un comentario a cada artículo del símbolo,
esto dura aproximadamente tres horas diarias; también en una ceremonia llamada
“devoluciones” se hace la devolución del credo («redditio»), que se realiza normalmente
el domingo de Ramos, todos estos ritos están bañados de una riqueza tal, que expresan
un don de la fe, por eso el obispo invita a los catecúmenos a aprenderlo de memoria,
para evitar que el alma muera por ignorarla, eran los padrinos los encargados de enseñar
de memoria a su catecumenos, del tal forma que el día de la redditio puedan recitarlo
públicamente, y que este acto de recitarlo exprese una adhesión a la fe contenida en ella,
y sean capaces de reconocer en este símbolo su historia personal encarnada, sobre este
tema también la Virgen Egeria nos proporciona algunos detalles:
“Cuando ya se han cumplido cinco semanas de enseñanza, reciben el símbolo, del cual
les expone la doctrina, lo mismo que hizo con todas las Escrituras, frase por frase;
primero el sentido literal y luego el espiritual. La octava semana de cuaresma, llamada
Semana Mayor, ya no queda tiempo para instruirlos, a fin de hacer lo que se dijo
arriba. Después que han pasado las siete semanas, queda la semana de Pascua, que
aquí llaman Semana Mayor, y entonces viene el obispo de mañana a la iglesia mayor,
al Martirio. En el ábside, detrás del altar, se coloca una cátedra para el obispo, y allí
va uno por uno, el varón con su padre y la mujer con su madre, y entrega el símbolo al
obispo. Devuelto el símbolo al obispo, éste habla a todos, diciendo: “Durante estas
siete semanas habéis sido instruidos en toda la ley de las Escrituras, y también se os ha
hablado de la fe; habéis oído de la resurrección de la carne, como asimismo de todo el
contenido del símbolo, como lo habéis podido oír siendo aún catecúmenos; pero en
cuanto a los misterios más altos, es decir, al bautismo mismo, no podéis oírlo, por ser
todavía catecúmenos. Y no debéis creer que esto se haga sin razón; cuando en el
nombre de Dios seréis bautizados, lo oiréis durante los ocho días de Pascua después de

26
CIRILO DE JERUSALÉN, protocatequesis 11, Ed. Ciudad Nueva, Madrid 2006, 41
hecha la despedida en la Anástasis; porque siendo todavía catecúmenos, los misterios
más secretos de Dios no pueden decírseos”27.

Conversión autentica
Todo el tiempo de cuaresma es un tiempo de conversión, es tiempo para que el
catecúmeno reflexione sobre su estado, y la motivación de cara a la recepción del
bautismo, San Cirilo de Jerusalén ayudara a su catecúmenos a entrar en esta reflexión,
para que así cuando llegue el momento de entrar en las nupcias, todo el corazón este
purificado y asi pueda gozar de las eternas alegrías:
“Sois ya discípulos de la nueva Alianza y partícipes de los misterios de Cristo, ahora
por vocación, pero dentro de poco también como un don: haceos un corazón nuevo y
un espíritu nuevo para que se alegren los moradores del cielo. Pues si, como dice el
evangelio, «habrá alegría por un solo pecador que se convierte», ¿cuánto más no
moverá a la alegría a los habitantes del cielo la salvación de tantas almas? Los que
habéis encendido hace poco por primera vez las lámparas de la fe, sostenedlas en las
manos sin que se apaguen, para que aquel que en otro tiempo abrió por la fe el paraíso
al ladrón en este santísimo monte del Gólgota os conceda también a vosotros cantar el
cántico nupcial”.
“Desvestíos por medio de la confesión del hombre viejo, que se corrompe por las
concupiscencias del error, para revestiros del hombre nuevo, que se renueva por el
conocimiento de aquel que le creó. Recibid por la fe las arras del Espíritu 11 para que
podáis ser recibidos en las moradas eternas. Acercaos (a recibir) el sello Espíritu al
para que podáis ser reconocidos favorablemente por vuestro dueño. Seréis contados en
la santa y fiel grey de Cristo a fin de que, como en otro tiempo fuisteis separados a su
derecha, ahora consigáis la vida eterna que se os ha preparado”.28

La renuncia a Satanás en el rito bautismal


Ya muy cerca de la victoria pascual, un rito que finaliza el tiempo preparación inicial de
cara a hacerte uno con Cristo por medio del bautismo, es el paso de negar todo vinculo
con el demonio, rechazar todo engaño y seducción, sobre esta renuncia nos comentara
también San Agustín en su sermón sobre la entrega del símbolo:
“Renunciando al diablo y sustrayendo la mente y el alma a las pompas del mismo y a
sus ángeles, es preciso olvidarse de lo pasado y, despreciada la vetustez de la vida
anterior, renovar con el nuevo hombre una nueva vida mediante las santas
costumbres.”29
El hombre en su sola fuerza, es incapaz de salir o liberarse de estas pompas; en los
exorcismos el catecúmeno veía la fuerza de Dios que actuaba en su vida; sin este auxilio
se veía esclavo de una serie de pasiones, que eran un obstáculo vivir cristianamente, en
los exorcismos el catecúmeno encontraba la fuerza actuante de Dios, que después de
recibir el bautismo el experimentará esta fuerza actuante en su plenitud.

27
AGUSTÍN ARCE, itinerario de la Virgen Egeria n° 46, Ed. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1996,
315
28
CIRILO DE JERUSALÉN, Catequesis 1,1-2, Ed. Ciudad Nueva, Madrid 2006, 49
29
OBRAS COMPLETAS SAN AGUSTÍN, Sermón 215, 1, Ed. Católica-BAC, Madrid 1983, 177
El término “pompas” en los Santos Padres tiene un contenido amplio, por una parte se
refiere a los espectáculos, así lo entiende San Cirilo de Jerusalén:
“Después dices: ...y a toda su pompa. Son pompa del diablo las locuras de los teatros,
las carreras de caballos en los hipódromos, la caza en el circo y otras vanidades por el
estilo, de las que el santo, pidiendo ser liberado, exclama a Dios: «Aparta mis ojos de
mirar vanidades». Que estas vanidades no te llenen de preocupaciones en tu corazón
cuando observes la petulancia de los comediantes, llena de chismorreos e indecencia, o
cuando ves bailes llenos del furor y demencia de hombres afeminados,… Apártate
también de las carreras de caballos, absolutamente demenciales y que son espectáculo
para espíritus indolentes. Todo esto son pompas del diablo.”30
Por otra parte también se refiere a los deseos de la carne, la lujuria, y como dirían los
monjes del desierto: lujuria manifiesta soberbia encubierta.
Este último rito se realizaba antes del bautismo, la noche de pascua, detalles de este rito
nos lo proporciona San Cirilo de Jerusalén:
“Pero oíste que se te mandaba que extendieses la mano como hacia alguien que
estuviese presente y dijeras: Renuncio a ti, Satanás. Y quiero explicar por qué
estuvisteis vueltos hacia Occidente, pues es necesario que lo haga. La razón es que el
Occidente es el lugar hacia donde se perciben las tinieblas: su poder está en las
tinieblas, siendo él mismo la oscuridad. Por eso, para mantener la razón de lo que se
dice en el Símbolo, mirando hacia el oeste, renunciáis al príncipe de las tinieblas y de
las sombras. ¿Qué es lo que dijo cada uno de vosotros mientras estaba de pie?:
«Renuncio a ti, Satanás, a ti que eres tirano maligno y muy cruel. Ya no temo -dijiste-
tu fuerza: Cristo la deshace haciéndome partícipe de su sangre y de su carne para, por
ellas, destruir la muerte con su muerte para que no esté sometido eternamente a
esclavitud». «Renuncio a ti, serpiente astuta y sutilísima. Renuncio a ti que eres el
traidor y que, simulando amistad, pergeñaste toda iniquidad proponiendo la caída a
nuestros primeros padres. Renuncio a ti, Satanás, autor e instrumento de toda
maldad».”31

Catequesis mistagógica
Después de la Vigilia Pascual, donde el catecúmeno ha recibido el bautismo, confesado
la fe solemnemente, ungido y revestido, la imposición de manos y recibido el beso
santo, y ha participado por vez primera de la Eucaristía, no han llegado la final del
camino, aunque han llegado a su culmen con la Eucaristía, sino al inicio de una aventura
cristiana, la nueva criatura ira creciendo (neófito), llevar a la práctica lo aprendido, en
obras de piedad y celo por la Iglesia, ahora es preciso penetrar en el misterio de los
sacramentos cristianos, les toca recibir las catequesis sacramentarias, que será la última
etapa de las catequesis; a lo largo de la semana siguiente, los neófitos vienen todos días
recibir las catequesis sobre los misterios de los sacramebntos que acaban de recibir y
también sobre la conducta moral a llevar para vivir de manera adecuada su vida
cristiana; a este respecto la Virgen Egeria nos proporciona algunos detalles:
“Cuando llegan los días de Pascua, durante aquellos ocho días, es decir, desde
Pascua hasta su octava, una vez hecha la despedida de la iglesia, se va con himnos a la
Anástasis; luego se hace oración, son bendecidos los fieles, y el obispo, de pie,
apoyándose en el cancel interior que está en la gruta de la Anástasis, va exponiendo
30
CIRILO DE JERUSALÉN, Catequesis 19,6, Ed. Ciudad Nueva, Madrid 2006, 455
31
Ibid, Catequesis 19,4
todo lo que se hace en el bautismo. Durante ese tiempo, ningún catecúmeno se acerca a
la Anástasis: sólo los neófitos y los fieles que quieren oír los misterios entran en la
Anástasis. Ciérranse las puertas, para que ningún catecúmeno vaya allí. Mientras el
obispo expone y narra cada cosa, son tales los gritos de los que aclaman, que sus voces
se oyen aun fuera de la iglesia. Porque en verdad expone todos los misterios de tal
manera, que nadie puede menos de conmoverse al oír lo que tan bien expone.”32

LAS CATEQUESIS BAUTISMALES DE SAN CIRILO DE JERUSALÉN


Biografía33
Las cosas cambiaron con el edicto de Milán en el 313. Probablemente este mismo año
nació en Jerusalén o en los alrededores de la ciudad, Cirilo, que más tarde iba a
esclarecer la sede. De su familia y de su educación, sabemos muy poco. Debió recibir
una buena formación escolar, como lo atestigua su arte oratoria.
Los menologios de la liturgia bizantina le describen, no se sabe apoyados en qué
tradición, de estatura mediana, tez pálida, cabellos largos, nariz aplastada, cara
cuadrada, cejas que continúan en línea recta, y barba blanca espesa en las mejillas,
dividida en dos en la barbilla, «parecido en todo a un campesino».
Entre el clero de la ciudad se distinguía un sacerdote. Era Cirilo. Su elocuencia gozaba
de gran reputación. Siendo simple sacerdote, había reemplazado al obispo, para preparar
a los catecúmenos al Bautismo durante la Cuaresma. A la muerte de Máximo, hacia el
350, Cirilo fue instalado según las reglas en la sede de Jerusalén, con el consentimiento
del metropolitano. Pronto comenzaron los conflictos entre Cirilo y el metropolitano
Acacio de Cesárea, se reprochaba a Cirilo el haber vendido objetos sagrados en tiempo
de hambre, para socorrer a las necesidades de los fieles.
En realidad Acacio se hallaba muy bien situado en la corte. Y se aprovechó para reunir
un sínodo y deponer a Cirilo. Vino Acacio en persona con una patrulla militar, echó al
obispo de su sede (357).
No recuperó su diócesis hasta el 378. Su destierro había durado once años. El Concilio
de Constantinopla en el 381, en el cual participó, le reconoció solemnemente como
obispo legítimo. Había soportado valientemente la persecución por la causa de la fe.
A su vuelta, el obispo tuvo que reparar los desastres que habían acumulado las
divisiones y las perturbaciones. El informe que Gregorio Niseno nos ha dejado sobre la
Jerusalén de esta época es especialmente sombrío. «Aquí no hay ahora, escribe en el
378, ninguna clase de impureza que no aparezca con descaro. Perversidades, adulterios,
robos, idolatrías, envenenamientos, calumnias, crímenes, en pocas palabras, todo género
de desórdenes ha establecido aquí su morada».
Muere el 18 de marzo del 386. De treinta y ocho años de episcopado, el obispo de
Jerusalén había pasado dieciséis en el destierro. León XIII le proclamó doctor de la
Iglesia universal en 1893.

CATEQUESIS

32
AGUSTÍN ARCE, itinerario de la Virgen Egeria n° 47, Ed. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1996,
317
33
A. HAMMAN, Guía Practica de los Padres de la Iglesia, Ed. Desclee de Brouwer, Bilbao 1969, 209-213
Son 24 catequesis, la mayor parte fueron pronunciadas en el Santo sepulcro y otras en la
anástasis (en la Iglesia de la Resurrección), no se sabe exactamente si fue pronunciada
cuando era ya obispo o presbítero 34; estos manuscritos que llegaron a nuestras manos
probablemente no fueron escritas por Cirilo de Jerusalén, sino por un oyente; esta
catequesis exponen las verdades de la fe y los misterios de los sacramentos de iniciación
recibidos por los catecúmenos, que después del bautismo se les llama neófitos, estas
catequesis se dividen en tres partes: protocatequesis, estas invitan a entrar en la
conversión, que el catecúmeno pueda comprender la opción que está haciendo, que toda
su vida esta en juego, invita a un cambio de vida de sus costumbres, rectitud de
intención, los anima y felicita por la decisión tomada de hacerse cristiano; las
catequesis propiamente dichas, en estas catequesis se exponía el símbolo de la fe
detalladamente, de tal forma que catecúmeno pueda encarnarlas en su historia, se les
invitaba a hacer el ayuno, por ende se les explicaba sobre la penitencia y el perdón de
los pecados, la renuncia al demonio y sus engaños, y una pequeña pincelada sobre el
bautismo; la catequesis mistagógicas, en estas se les introduce en los santos misterios
del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía 35, buscando descubrir su significación,
relaciona cada sacramento con algunas imágenes del Antiguo Testamento, y finalmente
invita al catecúmeno a llevar una vida moral digna de su estado de cristiano.
CATEQUESIS BAUTISMALES
En este apartado desarrollaremos las catequesis bautismales, veremos algunos detalles
que nos ayuden a comprender la importancia de este sacramento hoy, lo importante que
era en ese tiempo, el ritual de Iniciación Cristiana de Adultos, actualizará para nuestro
tiempo todos los signos y simbolismos para suscitar hoy en los catecúmenos el acto de
fe. Las catequesis bautismales son cuatro: la primera catequesis es como una
introducción al bautismo, la tercera catequesis desarrolla el bautismo, la décimo novena
y la vigésima nos explican el sentido de los ritos bautismales que ya han recibido los
catecúmenos que ahora se les llama neófitos.
CATEQUESIS I
Es como una introducción al bautismo, donde se invita al catecúmenos a despojarse de
los vestidos de ofensas y de las cadenas que los atan, para ser partícipes de este hombre
nuevo, preparar el camino del Señor, “Lavaos, limpiaos, alejad vuestras malas
acciones de mi vista" (Is 1, 16-17), para que el coro angélico aclame:
"Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades fueron perdonadas, cuyos pecados fueron
cubiertos" (Sal 31, 1).”, si hay un residuo de pecado, prepárate por la fe para recibir la
libre regeneración de la adopción filial; cuando nos habla de la confesión no es la
confesión sacramental, sino una confesión de los pecados ante Dios, por la penitencia,
por la penitencia (ayunos de manera particular), despojarse del hombre viejo, que se va
tras los deseos de la carne; en este combate viene en auxilio la gracia, que es un don de
Dios, entonces si obras dignamente, ahora te llamaras “fiel”, y serás injertado en un
olivo noble, que es regado y plantado por Dios; deja atrás las preocupaciones, arriesga
por el Señor, deja todo aquello que te ata al mundo, “…dedícate en este tiempo de
cuaresma a la oración por amor a tu alma,…” “Lucha por tu alma, especialmente en
estos días.” si poco inviertes, poco recibirás, se perseverante en participar en las
reuniones.

34
QUATEN J., Patrologia, vol. II, Ed. Catolica-BAC, Madrid 1981, 403
35
CARLOS ELORRIAGA , Bautismo y Catecumenado en la tradición patrística y litúrgica, Ed. Grafite,
Baracaldo 1998, 186
CATEQUESIS III
“«¡Aclamad cielos, y exulta, tierra!» (Is 49,13) por aquellos a los que habrá que
asperger con el hisopo y que serán purificados con el hisopo espiritual por la fuerza de
aquel que en su pasión aceptó el hisopo y la caña (cf. Jn 19,29).” Preparar el camino
del Señor, «Rectificad el camino del Señor»; parece que Cirilo nos manifiesta el
conocimiento intimo que tiene Dios de cada hombre, desde sus debilidades y aciertos.
El bautismo es un regalo de Dios, es una gracia que los empuja a la vida eterna, es un
regalo para quienes han escuchado la llamada y se han purificado con el perdón de sus
pecados. “El Espíritu Santo sellará vuestras almas,…”, el día del bautizo, serán
consagrados, elegidos con la unción que imprime carácter, con el recibes al Espíritu
Santo que es el que sella, para ser parte de la tropa de Dios, será Tertuliano quien
introducirá el termino sacramentum, que proviene del compromiso militar del soldado
con su jefe.
La figura del agua y espíritu, hará renacer al cuerpo y al alma, “… el agua limpia al
cuerpo, así el Espíritu sella el alma,…” , el agua será el medio por el cual llega al
catecúmeno la gracia bautismal, que les abre el cielo, que fue formado a partir de agua,
Israel fue liberado pasando el mar, así el catecúmeno será liberado de sus pecados por el
bautismo con agua y el espíritu; invita a los catecúmenos a hacer penitencia y obras de
caridad que es fruto de la penitencia, y les recomienda a no negarse a recibir el
bautismo, pues de ella depende su salvación, tiene poder para sacarlos de la muerte de
sus pecados, al ser introducidos en las agua son borrados sus pecados, porque es Jesús
quien carga con ellos, y dotados de su gracia ahora tienen poder para entrar en el
combate diario.

CATEQUESIS DECIMO NOVENA


Con esta catequesis inician las catequesis mistagógicas, se denomina mistagógicas
porque introducen en los misterios; hasta antes de recibir el bautismo se le explicado los
misterios de la fe, y una pincelada a estos los sacramentos de iniciación, como para
motivar el deseo de recibirlas; ahora el neófito es introducido en los misterios que ha
recibido (Bautismo, confirmación y Eucaristía), sobre el sentido de estos misterios.
A nosotros solo nos toca conocer sobre el misterio del bautismo, en este catequesis se
abordara sobre las ceremonias que se llevaron acabo antes de la recepción del bautismo;
“Estáis, por el bautismo divino y vivificante, en las mejores condiciones y más
sensibles a los misterios divinos.”, antes de ir al baptisterio se hizo la ceremonia de la
renuncia a satanás, tomando la decisión radical de entrar en combate contra el pecado,
que desdibuja la imagen de Dios en el hombre, también a renunciar a todos sus engaños;
esta ceremonia se sigue dando hoy en el rito al sacramento del bautismo; explica la
razón de disponerse de cara al occidente, con las manos extendidas, porque en occidente
esta lugar de las tinieblas, cabe mencionar que las Iglesias se construían con el ábside
orientado hacia oriente, porque de oriente nace el sol que viene de lo alto, el sol naciente
es figura de Jesucristo,

Potrebbero piacerti anche