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9. El lntertrópico oriental
su autoridad, se instalaban todas en su maloca. De algunos jefes se dice La alde~ era la un~dad política principal con un jefe (moribixabá)
que tenían mujeres en varias aldeas. Cada mujer tenía su propio fogón Y un conse10. Como vimos, cada aldea comprendía de cuatro a nueve
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y hamaca en la maloca, así como su propia plantación. El marido comía malocas. A veces un moribixabá tenía autoridad sobre varias aldeas
por turno con cada una de ellas. La población total del grupo local bajo el mando de un jefe variaba po;
Las viudas casaban con un hermano mayor u otro pariente del di- lo tanto co~siderable~ente, desde 500 a 12.000 personas. En la región
funto que hubiera vengado su muerte si había muerto en la guerra o que de Maranh~o ~~ mencionan de uno a cuatro jefes por aldea. Había uno
hubiera· tomado un cautivo, dedicándolo a «renovar» la tumba del di- p~ra las vemtlSlete aldeas de la isla de San Luis, quien era el jefe de
funto, como se explica adelante. A veces se unían al mismo cautivo. su P[Opia aldea.
El divorcio era fácil y las dos partes podían casarse de nuevo. Si un .: rl jefe de una al~ea era siempre el principal de su propia maloca.
hoFlbie joven no encontraba mujer de su edad con quien casarse to- Tema numerosos parientes que lo ayudaban con hombres y bienes. Era
maba una vieja, que descartaba cuando encontraba mujer joven. el guerrero más valiente y el que más cautivos había apresado 1 y ac-
La muchacha prometida n un principal según fa forma de casamien- tuaba como capitán en las J.uerras. En los asuntos de paz, convoc aba en
to preferido debía guardar la castidad hasta que lé. pubiera crecido largo la. pl.az.a .de la aldea el consejo de principales y ancianos, al que podían
el cabello rasurado en la ceremonia de pubertad y entonces la entrega- as1st1r, todos ~?s hombres de la comunidad. Cuando moría un jefe, lo
ban al novio. Las muchachas que no contraían este tipo de casamiento suced1a un h1Jo, hermano o pariente que tuviera las cualidades nece-
gozaban de cierta libertad sexual y sus propios padres las daban para sarias.
el servicio de sus huéspedes.
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• • • . . Belicosos ~on los enemigos, dentro de· la aldea propia y en la relación
Después del casamiento la mujer debía fidelidad: En caso: de adul- co~ ,aldea~ amigas, se esforzaban por mantener la cordialidad y la coope-
terio la mujer de un jefe o la que no tenía parientes para protegerla eran racion. Mientras que con un extraño se fomentaba la venganza violenta
muertas o repudiadas. El hombre era rara vez castigado por temor a pro- por la muerte de un par.iente y sacrificaban a los prisioneros de guerra,
vocar contiendas, pero el cautivo culpable de adulterio sí era muerto. dentro de la aldea se evitaba que la venganza degenerara en contiendas
Se ve cómo el principal de una maloca podía· usar las distintas for- hereditari?~· Las disputas raramente· pasaban de palabras y puñadas. En
mas de casamiento para aumentar los miembros de su grupo. Desde luego caso de rmas durante las borracheras, las mujeres escondían las armas
la poliginia le daba mujeres e hijos. Además atraía yernos que le sirvie- para que no se mataran, pues en tal caso se podría provocar la escisión
sen casándolos con sus hijas. Las hijas de éstas mediante el enlace pre- del grupo. Con todo, dominaba la ley del talión y el principio de que
ferido de tío y sobrina, quedaban para los hombres de la maloca sin cada cual to~.ªr.a la venga~za por su mano. En algún caso se dice que
necesidad de ir a servir a un suegro. La autoridad y los recursos de un tras un hom1c1d10, los propios parientes del matador le daban muerte a
jefe de maloca también le permitirían ayudar a sus hijos a independizarse fin de mantener la paz.
di los suegros a quienes hubieran ido a servir: Además la maloca aumen- Había formas de cortesía bien definidas. Un uso descrito con fre-
taba su contingente con cautivos. cu~n~ia es lo. ~ue se ha llamado «salutación lacrimosa». Las mujeres, al
En la división del trabajo dentro del grupo doméstico lo.s hombres r~c1b1r u~a VlSlta, lloraban copiosamente expresanqo la soledad que ha-
cazaban y pescaban, hacían las rozas., desbrozando y quemando, traían b~a.n sentido Y relatando lo que había pasado durante la ausencia del
leña, lavaban las hamacas, hacían vasijas de calabazos, cestos, arcos, fle- v1s1tante. Es una costumbre de varias tribus suramericanas con paralelos
chas y capas de pluma. Las mujeres sembraban, escardaban y cosecha- en los mares del Sur, que a veces se ha mencionado como indicio de re-
ban; traían agua y cocinaban. Además hilaban el algodón, hacían ha- laciones traspacíficas. ·
macas y elaboraban la cerámica. Al nacer una criatura se acostumbraba la llamada cebada o sobre-
El principal tenía su hogar en el centro de la maloca. Todos los días parto masculino. El padre guardaba hamaca y se abstenía de c~rne, pes-
de madrugada arengaba a su gente amonestándoles a que fuesen al tra- ~ado Y sal hast,a que s~ le secara el ombligo al recién nacido; por algún
bajo como sus antepasados y señalándoles las tareas. Los cazadores y tiempo no hacia traba1os pesados pues ello podría dañar a la criatura.
pescadores al volver a la aldea entregaban parte de la presa al principal. Las niñas pasaban por ceremonias de pubertad bien marcadas. Al te-
Las familias de la maloca cooperaban en hacer roceríos; el beneficiado ner la primera menstruación les rasuraban la cabeza, les tatuaban el
preparaba chicha para los que le ayudaban. cuerpo Y pasaban tres días escondidas en la hamaca. Les hacían más
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tatuajes después de la segunda regla y empezaban a hace~ vida, norm~l hermanos u otros parientes del difunto habían muerto en la guerra, sus
después de la tercera. Se ponían un cinto de algodón qqe debian qui- viudas no podían casarse de nuevo hasta que su marido hubiera sido ven-
tarse después de su iniciación sexual. ! . gado. mediante la muerte de un enemigo. A veces daban la viuda al mis-
mo cautivo, o, si el vengado no había dejado mujer, le daban una de sus
A los varones les agujereaban el labio para usar el be~ote a los cm-
hermanas.
co o seis años y entonces empezaban a ligarse el prepucip. Se les edu-
caba para la caza y la guerra pero no tenían ceremonia~ de iniciación Al entrar los cautivos a la aldea, los recibía la gente con danzas y
durante la pubertad. Algunas fuentes mencionan libertad sexual, pero se- canciones insultándolos y amenazándolos con la suerte que les· esperaba '
gún varios informes los jóvenes no se casaban, ni dqbían tener relaciones de ser muertos y comidos, y los l~evaban a bailar delante de la choza
sexuales ni beber en las fiestas, sino hasta después de haber capturado donde guardaban las maracas sagradas (V. adelante). Juntados todos los
un prisi~nero para el sacrificio. Esto se celebraba con un complicado de la aldea, decidían a quién debían tocar las distintas partes del cautivo
ritual que, como veremos, era semejante a la iniciación de .las p~beres, a la hora del banquete y todos ellos contribuían hasta entonces a alimen-
en el que se les tatuaba y daba un nuevo nombre. Era posible, sm em- tarlo. También decidían quién debía sacrificarlo y quiénes lo ataviarían,
bargo, recibir del padre o de otro pariente el don de un prisionero para rasurándolo éste, pintándole ese otro el cuerpo de genipa, emplumán-
dolo aquél, etc.
el sacrificio y obtener así el rango correspondiente.
En las relaciones con los enemigos había un estado de guerra per- El apresor podía quedar él mismo como dueño del cautivo o dárselo
manente. Algunos, los llamados tapuyas, tenían co.stumbres ~errera~ dis- a un hijo o a otro pariente, quien adquiriría el privilegio de sacrificarlo,
tintas a las de los tupinambás, pero otros, también de estirpe tupi, se- o bien cambiarlo por plumas y adornos.
guían las mismas normas de conducta, practicando la captura y s~cri A los cautivos varones les daban mujeres, como se ha dicho, y traba-
ficio de los cautivos, seguido de canibalismo. De todo ello dependia el jaban como. miembros del grupo doméstico de su dueño. No trataban de
rango social de los guerreros. · escapar porque su propia gente no los admitiría y se consideraba un ho-
Para .preparar una expedición se reunían los guerreros de una ~ va- nor acabar la vida en el sacrificio ritual. Normalmente morían sacrifi-
rias aldeas y hacían los planes bajo la dirección de los jefes (morobixás) cados, puesto que era obligación vengar de esta manera a los parientes
en un consejo del cual excluían a mujeres y niños. El objeto era sor- muertos en guerra. Al comenzar los tratos con los portugueses les ven-
prender una aldea enemiga, atacando en la madrugada o al anochece!. dían los cautivos por esclavos. También salvaban al que era «gran cantor
Peleaban con arco y flecha y con macanas de madera dura de ho1a e inventor de trabas», así como a los hijos que éste engendrara. Las cau-
plana y extremo redondeado y afilad~: Para la defensa usa~an escudos tivas quedaban al servicio del apresar trabajando en las rozas y otros
:le corteza o piel de tapir. A veces sitiaban una aldea enemiga constru- menesteres. Como vimos, a veces las tomaban o daban como mujer y
yendo una empalizada a su alrededor. También atacaban con flechas entonces podían vivir largo tiempo. A éstas, como a cualquier cautivo
encendidas para pegar fuego a las malocas del enemigo. que muriera antes de ser sacrificado, les quebraban la cabeza antes del
entierro.
Asaban los cuerpos de los enemigos muertos en la batalla y se lle-
vaban las cabezas como trofeo. También cortaban los genitales de hom- Mientras llegaba el tiempo de su sacrificio, el cautivo seguía una
bres y mujeres y los llevaban a sus casas donde los tostaban y daban vida más o menos normal, aunque llevaba una cuerda atada al cuello
a guardar a sus mujeres, que se los daban de comer como cosa sagrada. que indicaba su condición. En algunas ocasiones, especialmente las bo-
Pero el objetivo principal era hacer prisioneros. Frecuentem~nte atacaban rracheras durante ·Ias fiestas, estaba expuesto a insultos y distintos indi-
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varios guerreros juntos a u n enemigo para apresarlo; el pnmero que lo viduos señal~ban la parte de su cuerpo que les correspondería a la hora
tocaba diciendo «eres mi cautivo», quedaba como dueño. del banquete caníbal. 1
Al regreso, antes de entrar a la aldea, adornaban a los cautivos rasu- El dueño del cautivo y el consejo de la aldea decidían la fecha del
rándoles la frente y pegándoles plumas al cuerpo. Al llegar, los llevaban sacrificio e invitaban a otras aldeas vecinas a la celebración y a las pre-
a «renovar», es decir limpiar, las tumbas de los muertos recientes y les paraciones, que requerían cierto tiempo especialmente la elaboración de
daban la hamaca, los adornos y las armas del muerto. Se consideraba grandes cantidades de chicha. Las ceremonias del sacrificio duraban va-
peligroso tocar las pertenencias de un pariente ~uerto ante~ de qu: las rios días y algu~as fuentes dan descripciones detalladas de lo que suce-
usara y descontaminara un cautivo. Conforme a ideas seme1antes, st los día cada día. Los relatos existentes se refieren a los. presos en la guerra
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pero también se dice que a los hijos de éstos se les S?crificaba con igua- . y ta~to mayor era su fama como guerrero valiente que había vengado
les ceremonias. El cautivo era ataviado con pinturas y le emplumaban las muertes infligidas por el enemigo. ·
el cuerpo. Para el sacrificio, lo sujetaban con una gruesa soga ceremo· La caza de un jaguar se consideraba en cierto modo semejante a la
nial hecha de algodón que dos individuos tenían cada uno de un extremo. muerte de un cautivo. Al capturar un jaguar, el cazador lo llevaba a
El dueño se ataviaba y atacaba al cautivo cbn una .ma.cana especial que la plaza de la aldea y las mujeres lo adornaban con plumas y braza-
tenía el mango adornado con tejido de palma y borlas de pluma:. Sujeto letes. El cazador lo mataba como a un cautivo y tomaba un nuevo nom-
a la soga el cautivo tenía cierta libertad de movimiento para esquivar bre, haciendo ceremonias como las usadas en el sacrificio de un guerrero
los golpes del sacrificador y además le daban a veces una macana con enemigo.
que defenderse. Esta manera de sacrificio se ha comparado al llamado Los mitos de los tupinambás hablan de un creador y héroe cultural
«sacrificio gladiatorio» en México. Tarde o temprano, el cautivo caería conocido bajo varios nombres que 'a veces son sinónimos pero otras veces
muerto de un macanazo en la cabeza. parecen ser un desdoblamiento de un personaje primordial, el abuelo
Descuartizaban el cuerpo dando las entrañas a las mujeres que las mítico Tamoi.
preparaban en un potaje, y asando el resto en barbacoa que correspondía El _héroe cultural Monan creó el cielo, la tierra y los animales, pero
a los hombres. La carne se repartía entre todos los participantes en la no el mar ni las nubes. No recibía culto alguno. Bajo el nombre de
ceremonia. Los jóvenes no hacían más que probarla y lo más quedaba Maira-Monan o Sume se describe un gran hechicero (payé) que vivía re-
para los viejos que la guardaban para hacer fiesta de ella. Los invita- cluido y ayunando y fue el benefactor de la humanidad. Dio origen a las
do~ la llevaban a sus aldeas para comerla con sus vecinos después de plantas, enseñó el cultivo a una muchacha y dio leyes a la humanidad.
hacer chicha para la bebida. Por razones desconocidas fue perseguido y muerto en una hoguera. Al
Se dice que los tupinambás apreciaban la carne humana. Se$ún unos arder, le estalló la cabeza, originándose el truenQ (Tupan), mientras que
informes, las mujeres corrían al muerto a beber de la sangre. Las ma- el fuego de l'a hoguera dio ser al rayo. Otro ciclo mítico importante, con
dres se untaban los pechos de sangre para que las criaturas pudieran paralelos en Mesoamérica, es el de las aventuras de dos gemelos a quie-
mamar de ella y también llevaban a los niños a untarlos de la sangre nes da a luz la mujer de Maira. •
de la víctima. Otros dicen que no era raro que vomitaran después de Había· también varios mitos sobre la destrucción del mundo. En uno,
comer carne humana por no ser capaces de digerirla. Asimismo se insiste Monan causó un gran fuego que después él mismo apagó mediante un
en el odio y la venganza como el motivo no sólo de la guerra y de la diluvio del que se originaron los ríos y el mar. Otro mito atribuía al
captura de prisioneros, sino también del canibalismo. Las cabezas se enojo de uno de dos hermanos insultado por el otro, que le arrojó el
guardaban como trofeos puestas en montones o clavadas en los postes .. brazo de la víctima que devoraba.
de la empalizada de la aldea. Los dientes se usaban para collares y de Creían en algunos seres sobrenaturales con atribuciones bien defi-
las canillas hacían flautas que llevaban a la batalla. nidas, como Tupan, que va de E. a O. eclumdo truenos, rayos y lluvia.
El sacrificio del cautivo aumentaba el prestigio del matador, quien Otro, Añan, era el espíritu maligno. Pero en general creían en la inter-
tomaba nuevo nombre mediante una serie de ceremonias que algunas venci6~ de numerosos espíritus de características menos definidas que
fuentes describen como «hacerse caballero». En cuanto asestaba el golpe existían dondequiera, especialmente en bosques, tumbas y lugares os-
mortal, el sacrificador corría a su maloca donde pasaba tres días sin ha- curos. Eran a menudo dañinos y provocaban enfermedades, sequía o de-
blar y sin comer carne ni pescado, acostado en su hamaca. Lo rasu- rrota en la guerra. Atacaban a la gente y tomaban forma de animal, como
raban y le tatuaban el cuerpo con dibujos que indicaban que había muer- pájaro negro, murciélago o salamandra. El fuego ardía toda la noche en
to a un cautivo. Igualmente tomaba nombre nuevo el que mataba a un las malocas para ahuyentar a los espíritus, y por lo mismo la gente que
enemigo en la batalla. Todo ello es semejante a los ritos de pubertad salía de noche andaba siempre con fuego.
de las doncellas, así como a los ritos de transición de la cobada y del El especialista en lo sobrenatural recibía el nombre de payé. Prin-
luto. El matador adquiría un nuevo nombre que se anunciaba en la fies- cipalmente era un curandero, pero también se dedicaba a adivinar y a
ta con que terminaba su reclusión. Un joven debía matar a un enemigo invocar la lluvia. Tenía poder especial para dominar ciertos espíritus,
en la guerra o en la ceremonia para ser aceptado como marido. Cuantos generalmente de forma animal, que le servían en sus tareas y a quienes
más enemigos había matado un hombre, tantos más nombres podía usar consultaba para adivinar. Se iniciaba el payé con un período de reclusión
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y ayuno, acabado el cual anunciaba, que había establecido relación con han el pelo. El fin del luto se celebraba en una fiesta con gran consumo
los espíritus. También para comunicarse con los espíritus en el curso de chicha.
de sus actividades se recluía, después de nueve días de continencia, en
una choza construida para este objeto, donde invocaba a los espíritus,
quienes le contestaban con silbidos. Algunos payés pretendían que iban Otros pueblos del Intertr6pico
a la ultratumba, donde se comunicaban con los muertos. En las curacio-
nes soplaban humo de tabaco y chupaban el cuerpo del paciente para Hacia el S. del territorio tupinambá, el ambiente tropical cede gradual-
extraer lo que consideraban causa de la enfermedad. mente ante las tierras más templadas.del S. del Brasil, Paraguay y la Me-
Algunas mujeres en trance daban profecías y algunas viejas actua- sopotamia argentina. Las sabanas, palmares y selvas del trópico lindan
ban como curanderas, pero en general los payés eran hombres. Su reputa- .con los bosques de at·aucarias y las pampas. Esta fue una zona de expan-
ción se basaba en el éxito que tuvierap en curaciones y profecías. En !sión tupí donde quedaron como enclaves pueblos de cultura más sencilla.
cada aldea había por lo menos- uno o dos payés. Los más famosos recibían :Los tupís meridionales recibían en general el nombre de guaraní y ocu-
el nombre de caraiba, explicado a veces como santidad, o pay uasú (gran :paban principalmente el Paraguay, Misiones y las regiones colindantes del
payé). Algunos eran jefes de aldeas o de grupos de ellas. · :Brasil. El grupo más meridional habitaba el delta del Paraná en el Río
El culto público más importante se centraba en las maracas, sonajas ·de la Plata. La cultura guaraní en todos sus aspectos era muy semejante a
hechas con el fruto del güiro o maracá, en el que metían maíces o pie- la de los tupinambás, aunque se halla peor descrita. Algunos grupos gua-
drecillas y que decoraban con pinturas y plumas de modo que eran tam- raníes se habían extendido hacia el N. en tiempos del descubrimiento. El ·
bién imágenes de espíritus. Las maracas eran consagradas por un payé caso más notable es el de los chiriguanos (o chiriguanaes), que llegaron a
que atraía un espíritu a alojarse en ellas. Todos los años visitaban las la región de Santa Cruz de la Sierra en Bolivia en las fronteras del im-
aldeas payés que tenían poder de hacer que las maracas hablaran y con- perio incaico, donde saquearon pueblos de la provincia de Charcas. Como
cedieran lo que se les pedía. Cada familia tenía su maraca y la presen- defensa, los incas construyeron fortalezas fronterizas en tiempos de Huay-
taba a los payés, quienes las sahumaban con tabaco y pronunciaban na Capac.
encantamientos para conferirle el poder de hablar. Tamb~én incitaban a En la cuenca del Amazonas había cierta diversidad cultural, aunque
los dueños de las maracas a ir a la guerra y tomar cautivos, porque «los dentro de normas ya apuntadas al describir los grupos antillanos y los
espíritus ansiaban la carne de cautivo». Después de la ~eremonia, las tupinambás. Así, por ejemplo, se hallaban muy extendidos el cultivo de
maracas eran tabú para las mujeres. Las colocaban en utja choza a ma- la yuca, los poblados de una o pocas malocas, los ritos de pubertad de
nera de templo, donde les llevaban ofrendas de alimento~ para pedirles las muchachas y el uso de alucinógenos en relación con el shamanismo.
favores. Los espíritus de las maracas daban consejos y r~velaban el futuro. La organización del parentesco y la composición de los grupos locales
Al regreso de una expedición guerrera, llevaban a los cautivos a su presen- variaba conforme prevaleciera uno u otro de los. rasgos ya mencionados
cia y los hacían bailar. 1 para los tupinambás. En el NO. de la cuenca predominaba la organiza-
Las almas de los guerreros muertos en la batalla o en el sacrificio iban ción virilocal, pero en. las Guayanas el sei.:vicio del. novio y la residencia
a un paraíso en el O., donde vivían felices en compañía de sus antepa- :: uxorilocal daban cierta apariencia matrilineal a la estructura de los gru-
sados y del abuelo mítico. También iban allá las mujeres de los guerreros pos locales.
famosos, pero el común de las mujeres y los cobardes iban donde Añan, En algunas regiones, más que en los casos esbozados, sobresalían las
el espíritu maligno. ceremonias de iniciación de los varones, con el uso de objetos sagrados,
Enterraban a los muertos en una hamaca, a veces dentro de una urna como trompetas, que formaban la base de un culto masculino prohibido
de cerámica, con sus adornos y bezotes, junto con ofrendas de comida. a las mujeres.
Enterraban a los padres de familia en la maloca en el mismo lugar donde En contraste con el exocanibalismo de los tupís y caribes, quienes
dormía; a los niños, fuera, detrás de la maloca, y a otros en los huertos sacrificaban a sus enemigos, otras tribus del intertrópico practicaban el
u otros lugares que hubiesen sido de ~u agrado. Cerca de la tumba hacían endocanibalismo, es decir, consumían los restos de sus propios muertos.
fuego para ahuyentar a los espíritus. Al comenzar el período de luto, los Esta costumbre se daba más que nada en la Montaña y el O. de la hoya
hombres dejaban de rasurarse la frente mientras que las mujeres se corta- amazónica. Por lo común cremaban los muertos y luego consumían las
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cenizas y los huesos molidos mezclados con chicha. El uso ha sobrevivido Se distinguía entre los curanderos que sanaban y adivinaban mediante
hasta hoy entre los yanomamos del alto Orinoco en las colindancias de visiones, y los sacerdotes encargados de ceremonias en los templos como
Venezuela y Brasil. representantes de la comunidad. Cada pueblo tenía un templo construido
De interés especial son algunos grupos que habían alcanzado un nivel con la cooperación de todos los vecinos, del cual se excluía a las mujeres,
de organización más complejo que apuntaba en la dirección de los caci- si bien ellas también participaban en ciertas celebraciones. En el templo
cazgos. guardaban cabezas humanas -no se sabe si de los guerreros propios o
Los omaguas, de habla tupí, ocupaban las tierras más fértiles de las ri- de los enemigos-, así como cabezas y garras de jaguar y trompetas u
beras del Amazonas, aproximadamente desde la confluencia del Napo otros instrumentos musicales secretos para las mujeres. Celebraban diez
hasta la del Purús, donde se describen caseríos contiguos en una extensión o.: doce grandes ceremonias al año --el tiempo apropiado era la luna
de 200 leguas. Había una estratificación social incipiente. Cada familia nueva- en las que bebían grandes cantidades de chicha, por lo que los
tenía como esclavos cautivos adquiridos en la guerra o por trueque; no misioneros describieron estos templos como «bebederos».
se menciona en cambio el canibalismo. Los jefes tenían más autoridad Era notable el culto del jaguar. Estaba dirigido por los hombres .. que
que entre los otros grupos de la región. _ habían .escapado al ataque~ de un jaguar, quienes, tras el accidente, ayu-
Otros grupos de cultura más compleja organizados en cacicazgos se naban y guardaban castidad uno o dos años para evitar su venganza. El
encontraban en el E. de Bolivia y el Mato Grosso. Eran los mojos y bau- cazador que mataba un jaguar también pasaba por una ceremonia de
rés de los. llanos del Mamaré, los manasís de los llanos de Chiquitos y los ayunos y reclusión en el templo, y recibía el nombre secreto de la fiera,
paresís del Mato Grosso. revelado por el sacerdote. Al acabar la ceremonia había fiesta y bebida
Los mojos y baurés eran pueblos de habla arahuaca. Sus cultivos y el sacerdote ofrecía libaciones al dios· en nombre del matador. De este
principales eran la mandioca dulce y la batata. Abrían rozas en la selva modo, la muerte del jaguar era. entre los mojos equiparable al sacrificio
a orillas de los ríos, pero lo más notable era el sistema de cultivo en los de los guerreros enemigos o del jaguar entre los tupinambás.
llanos. Como adaptación a las inundaciones de la estación lluviosa, cons- La cultura más desarrollada de los mojos y baurés se ve fundada en el
truían en grandes extensiones camellones, o sea, campos realzados, atra- sistema intensivo de cultivo. El culto del jaguar y de otros. sobrenaturales
vefados por acequias para el drenaje y calzadas para la comunicación en- contribuía un mecanismo de integración social que contrasta con el én-
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trd los poblados. Estos eran relativamente grandes, hasta de cuatrocientas fasis guerrero de muchas otras sociedades de este área cultural.
casas, y estaban construidos sobre montículos creados gradualmente por En varias parte~ del intertrópico oriental había grupos con una tecno-
la acumulación de desechos. Junto a los ríos las casas se alzaban sobre logía muy sencilla¡ y poco desarrollo de la agricultura; algunos desco-
pilares con el piso cubierto de tierra para el fogón. Entre los baurés los nocían totalmente el cultivo. Carecían de ciertos rasgos típicos del área,
como la hamaca, ylalgunos incluso de canoas, ya que habitaban regiones
pueblos estaban rodeados por una empalizada.~.
interiores de las selvas y sabanas de la tierra firme, pues las zonas ribe-
Tejían telas de algodón, o bie~ hacían telas de corteza, que usaban
reñas estaban ocup~das por cultivadores. Se les suele clasificar en una ca-
para hacer las camisas que vestían los hombres y el faldellín de la~ muje-
tegoría de marginales pero no había una cultura común a todos ellos. Se
res. Otras artes importantes eran la cerámica, la cestería, el tallado en · encontraban en regiones muy distintas y presentaban varias formas de
madera y el mosaico de plumas. adaptación al medio y de organizaci6n social que se han podido estudiar
La organización política de los mojos es poco conocida. Entre los bau- en detalle entre algunos grupos que aún perduran.
rés, cada pueblo tenía un cacique que dirigía la guerra y dispensaba jus- Había pueblos que practicaban principalmente la caza en las selvas
ticia. También organizaba empresas comunales de cultivo, caza y pesca. del interior, como varios grupos .llamados macú en las cuencas del río
Recibía alimentos de su gente y tenía varias mujeres; lo sucedía un hijo Negro y del Uaupés. Todavía hoy subsisten los nambicuaras de Mato
que debía nacer de una mujer de rango, hija de otro cacique. Grosso, así como los sirionós de Bolivia y los guayaquís del Paraguay, re-
Los mojos creían en varios dioses con atribuciones bien definidas: colectores los d9s últimos de habla tupí. En las sabanas de los llanos de
el agua y la pesca, las lluvias y los relámpagos, las cosechas, o· 1os ja- Colombia y Venezuela eran numerosos los guahibos, que vivían funda-
guares. Unos dioses eran casados, otros solteros; unos particulares de mentalmente de la caza y la recolección y hacían poco uso de los recursos
ciertos pueblos, y otros generales a todos. fluviales. En los ríos de esta región se encontraban los yaruros, canoeros
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