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Sesión 10

Cristopher Brian Orjuela Urcuqui

El docente: desde la perspectiva de un estudiante.

El texto de Giroux nos muestra un realidad que es para nuestro pesar la realidad de muchas
escuelas en nuestro país: docentes vistos como replicadores, como meros ejecutores de
una práctica como meros transmisores de un saber. Entonces esta visión en la cual el
estudiantes es un vaso por llenar el docente termina siendo visto como un grifo, como la
última parte del acueducto que se limita a dar “conocimiento” cuando se le solicita. Sin
embargo, nos muestra una esperanza y nos dice que no importa que tan mecánica sea un
práctica no se puede evitar que exista un ejercicio reflexivo, eso nos hace humanos. Pero
nos dice que los maestros deben asumir esa postura crítica y reflexiva pensarse como
pensadores. Esto me hace pensar en que gran parte de mi vida he estado del lado del
estudiante, sin embargo y por razones que en retrospectiva no logro seguir, nunca he
asumido al docente como un superior. Siempre he tomado las clases como un igual a igual,
criticando, discutiendo y llegado el caso corrigiendo al docente. Pero siempre a través del
respeto y el entendimiento de que como ser humano tiene perspectivas, opiniones y
también cosas que no alcanza a comprender. Esta forma de ver las cosas me ha brindado
la posibilidad de tener relaciones muy fructíferas y constructivas en las clases. Aún así soy
plenamente consciente de que esa forma de ver las cosas es la excepción y no la regla.
Entonces también existe una responsabilidad desde los estudiantes de, a través del
respeto, abrir la posibilidad de la discusión, de la duda.
Por último quisiera agregar que lo más terrible de la dinámica desde mi perspectiva es el
miedo a la ignorancia. Es común que las personas no pregunten en clase por admitir que no
saben. Es tan así que aún muchos docentes prefieren dar vueltas a una idea en lugar de
admitir que sencillamente no saben. Pero siendo socráticos la única manera de aprender es
admitir que no se sabe “solo sé que nada se”. Esto abre la posibilidad de internarse en
conocimientos nuevos. Es al final una visión crítica del propio conocimiento.
Esta visión crítica es la que nos falta a muchos en algunos aspectos. Criticarnos a nosotros
mismos, criticar la manera en que se nos ha enseñado, criticar a nuestros docentes, criticar
los contenidos. Pero no desde la perspectiva de la crítica destructiva que es al final una
crítica desinteresada y poco profunda. Al contrario una crítica muy desde lo más hondo del
sentir y de la vivencia, sabiéndose miembro y constructor de su propia realidad social y
académica. Yendo de nuevo a Giroux asumiendo a los docentes como pensadores críticos,
pero también asumiendonos a nosotros mismos de manera crítica. Solo así se pueden
hacer cambios que sean significativos. Pues el asumir a los docentes como replicadores
solo nos ha traido que se construyan “modelos” que son “a prueba de docentes” y que
supuestamente cumplen los objetivos de aprendizaje sin tener en cuenta a los estudiantes,
al profesor y mucho menos los asume como personas.

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