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Universidad de Talca

Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales

La competencia y sus reglas


Apunte de estudio
Unidad II
Prof. Diego Palomo Vélez

- 2007 -
2

1
La competencia y sus reglas

1.- A modo de introducción.-

Habiendo abordado ya las principales cuestiones que ofrece la jurisdicción, en este


apunte nos pr eocuparemos de una de las materias más importantes de la asignatura:
la competencia y sus reglas.

Desde ya, cabe insist ir en que jurisdicción y competencia si bien son conceptos e
instituciones estrechamente relacionados, no deben ser confundidas, pues aluden a
fenómenos jurídicamente distintos. En términos simples, la doctrina ha caracterizado
a la competencia como una medida (o porción) de jurisdicción, o lo que es lo mismo,
ha señalado que todos los jueces poseen jurisdicción, empero no todos tienen com-
petencia para conocer de un determinado asunto. En otras palabras, es la competen-
cia la que fija los límites dentro de los cuales el juez puede ejercer su facultad juris-
2
diccional .

Es a ello precisamente a lo que apunta el artículo 108 del COT cuando señala que la
competencia es la facultad que tiene el juez o tribunal para conocer (juzgar y hacer
3
ejecutar lo juzgado agregamos nosotros) de los negocios que la ley ha colocado
dentro de la esfera de sus atribuciones.

Pues bien, es esta trascendental institución procesal la que se abordará en este


apunte, abarcándola tanto en su contenido “sustancial” como en sus aspectos proce-
sales, especialmente en lo relativo a las reglas de determinación de la competencia.

2.- Concepto.-

Ya citamos el concepto que la ley señala en el artículo 108 del COT (sin embargo,
sobre ella volveremos enseguida). En doctrina, destacamos – por su claridad - dos
conceptos:

Couture:

“Medida de jurisdicción asignada a un órgano del Poder Judicial, consistente en la


determinación genérica de los asuntos en los cuales es llamado a conocer, en razón

1
Este apunte no reemplaza la revisión acuciosa de la normativa citada (COT, CPC, y CPP) y de la bibliografía obligatoria
del curso.
2
En palabras de Casarino: “La jurisdicción es el todo; en cambio, la competencia es la parte”. CASARINO VITERBO,
MARIO, 1992, “Manual de derecho procesal, derecho procesal orgánico”, Santiago, Chile, Ed. Jurídica de Chile, Quinta
edición actualizada, p. 218.
3
Siendo una medida de la función jurisdiccional, la competencia posee los mismos momentos que ésta, léase el conoci-
miento, el juzgamiento y la ejecución.
3

4
de la materia, cantidad y lugar” .

Chiovenda:

“Es el conjunto de causas sobre las cuales puede el órgano judicial ejercer, según la
5
ley, su fracción de jur isdicción” .

Volvamos un momento a la definición legal. Se le ha criticado argumentando que


pone el énfasis en la expresión facultad ( en la función) – también empleada en el
artículo 1 que se relaciona con la jurisdicción – y no en la medida o porción de esa
función (que constituye efectivamente a la competencia), a la cual hace referencia la
última parte de la definición del Código.

Pues bien, recogiendo esta crítica, y mezclando algunos de los conceptos citados,
proponemos la siguiente definición:

“Es la esfera de atribuciones que a cada órgano judi cial la ley ha reservado co-
mo su medida de jurisdicción, dentro de la cual pueden actuar válidamente, co-
nociendo, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado en los asuntos que le co-
rrespondan”.

3.- Paralelo entre jurisdicción y competencia.-

Sin pretender agotar la cuestión, pero con la intención de brindar una esquemática
comparación entre ambas instituciones, a continuación se ofrece el siguiente parale-
lo:

a.- La jurisdicción es el poder - deber del Estado radicado en los tribunales, destina-
do a resolver los conflictos de intereses de relevancia jurídica suscitados entre par-
tes o que surjan de una violación del ordenamiento jurídico social. La competencia,
en cambio, corresponde a la esfera de atribuciones que a cada tribunal la ley ha re-
servado como su precisa medida de jurisdicción, dentro de la cual pueden actuar
válidamente, conociendo, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado en los asuntos
asignados.

b.- La jur isdicción es un concepto genérico: todo tribunal tiene jurisdicción. La com-
petencia es un concept o específico, que corresponde a la medida de jurisdicción que
cada tribunal tiene asignado según la ley. Como lo ha señalado el pr ofesor Pereira:

“Es claro que la jurisdicción es inherente a la calidad de tribunal, por lo que éste no
puede dejar de tenerla sin per der su condición de tal; puede en cambio ser incompe-
tente para conocer determinado asunto sin desvirtuar su carácter, pues conserva su
6
poder jurisdiccional” .

c.- La jurisdicción – ya lo hemos dicho - es una e indivisible, no admite clasificacio-


nes. La competencia, según se verá enseguida, es esencialmente divisible y, admite
diversas clasificaciones, por ejemplo: absoluta – relativa; natural – prorrogada; pro-
pia – delegada; entre otras.

4
Citado en PEREIRA ANABALÓN, HUGO, 1993, “Curso de derecho procesal, derecho procesal orgánico”, Santiago, Chile,
Ed. Jurídica Cono Sur, edición actualizada, p. 159.
5
QUEZADA MELENDEZ. JOSÉ, 1985, “La competencia, derecho procesal chileno”, Santiago, Chile, Ed. Ediar Conosur, p.
6.
6
PEREIRA ANABALÓN, HUGO, Op. Cit., p. 165.
4

d.- La jurisdicción – al ser inherente a la condición de tribunal - es indelegable a


cualquier autoridad o persona, por los órganos a los cuales la Constitución y la ley la
han entregado en forma privativa y exclusiva. En cambio, la competencia puede ser
parcialmente delegada por el tribunal que conoce la causa a otro (nacional o extran-
jero) a través de los exhortos (también conocidos bajo el nombre de cartas rogato-
rias). Debe tenerse claro, sin embargo, que por esta vía sólo se permite la delega-
ción de actos determinados de procedimiento.

e.- La jurisdicción es improrrogable, las partes carecen de facultad para acordar su


extensión a otros órganos o autoridades nacionales o extranjeras. La competencia
relativa (en asuntos civiles contenciosos, entre tribunales de igual jerarquía y en
primera instancia, precisa el artículo 182), al contrario, sí lo es, tanto en forma ex-
presa como tácita. Por ello, el artículo 181 del COT habla de que un tribunal que no
es naturalmente competente (en razón del territorio) para conocer de un determinado
asunto, puede llegar a serlo si para ello las partes, expresa o tácitamente, convienen
en prorrogarle a competencia para este “negocio”.

f.- La falta de jurisdicción genera inexistencia del procedimiento o del acto corres-
pondiente, no admitiendo saneamiento, ni aún por medio de una sentencia ejecuto-
riada (lo que hubo sólo fue en apariencia y no existió en la realidad jurídico proce-
sal). La falta de competencia, en cambio, produce nulidad procesal, saneable con la
sentencia ejecutoriada.

g.- La alegación sobre la falta de jurisdicción se materializa a través de una excep-


ción perentoria, que – constituyendo una defensa de fondo - debe oponerse en la
contestación de la demanda y fallarse en la sentencia definitiva (arts. 309 y 170 N°6
del CPC). La falta de competencia, por su parte, debe alegarse y resolverse como
cuestión previa a la prosecución de la causa en su aspecto de fondo, ya sea a través
del incidente de nulidad procesal o como excepción dilatoria (art. 303 del CPC).

4.- Clasificaci ón de la competencia.-

Como ya se señaló, la competencia admite diversas clasificaciones. Ellas atienden a


distintos criterios que pasamos a analizar.

4.1.- Competencia absoluta y relativa.-

Se trata de la clasificación de mayor importancia. La competencia absoluta el tribu-


nal la tiene en razón de la jerarquía y la competencia relativa en razón del territorio
en que funciona. En estricto rigor, como bien lo señala el profesor Quezada, está
clasificación principalmente atiende a la jerarquía del tribunal, pues en lo que dice
relación con la competencia relativa, ella determina el tribunal competente ya ubica-
do dentro de cierta jerarquía.

Ahora bien, los factores determinantes que comprende la competencia absoluta son
tres: materia, cuantía y fuero. El que comprende la competencia relativa, sólo uno: el
territorio (una vez establecida la jerarquía del tribunal).

En síntesis:

“Competencia absoluta es aquella que le corresponde a un tribunal para conocer de


un determinado negocio en razón de su jerarquía, clase o categoría. Competencia
relativa, en cambio, es aquella que le corresponde a un tr ibunal para conocer de un
determinado negocio en razón de su ubicación dentro de una determinada jerarquía,
5

7
clase o categoría de tribunal” .

Por fin, cabe señalar también que mientras la competencia absoluta ha sido estable-
cida por razones de orden público (por lo que resulta irrenunciable), la competencia
relativa es de orden privado y ha sido establecida en el sólo interés de las partes ( y
en consecuencia, es renunciable). Por las mismas razones expuestas, la falta de
competencia absoluta puede ser declarada de oficio por el tribunal o denunciada por
las partes en cualquier estado del juicio, en tanto que la falta de competencia relat i-
va sólo puede ser reclamada por las partes litigantes, lo que deben hacer antes de
hacer cualquiera gestión que implique prórroga de competencia.

4.2.- Competencia natural y prorrogada.-

Competencia natural es aquella que le corresponde al tribunal por aplicación de las


reglas de competencia. O, lo que es lo mismo, es aquella que la propia ley asigna a
8
cada tribunal tomando en consideración los diversos factores que la deter minan . En
cambio, la competencia prorrogada, como su nombre lo indica, es aquella que no le
corresponde naturalmente, pero que las partes le confieren, ya sea expresa o táci-
tamente.

Entonces, mientras en la primera la competencia arranca de la propia ley, en la se-


gunda surge de la voluntad (expresa o tácita) de las partes.

4.3.- Competencia propia (o retenida) y delegada.-

Competencia propia o retenida es aquella que le corresponde al tribunal, ya sea na-


turalmente o por prórroga de las partes.

Competencia delegada es aquella que tiene un tribunal para realizar actos determi-
nados del procedimiento por encargo de otro tribunal (a través de los ya citados ex-
hortos).

4.4.- Competencia común y especial.-

Competencia común es aquella que habilita a un tribunal para conocer de toda clase
de asuntos, cualquiera sea su naturaleza. Constituye la regla general.

Competencia especial, en cambio, es aquella que el tribunal posee para conocer de


determinados asuntos civiles o penales. Es la excepción.

4.5.- Competencia privativa y acumulativa (o preventiva).-

“Competencia privativa es la que tiene determinado tribunal con exclusión de cual-


quier otro; y la competencia preventiva o acumulativa es aquella que tienen según la
ley dos o más tribunales; pero desde el momento que uno cualquiera de esos tribu-
nales entre en el conocimiento del negocio, los demás dejan de ser competentes por
9
esa sola circunstancia” .

La regla general es la competencia privativa, y la excepción la acumulativa. Con to-

7
CASARINO VITERBO, MARIO, Op. Cit., p. 221.
8
CASARINO VITERBO, MARIO, Op. Cit., p. 218.
9
PEREIRA ANABALÓN, HUGO, Op. Cit., p. 168
6

do, cabe adelantar que la ley contempla una regla de competencia (general) que se
hace cargo de la situación que plantea el hecho de que dos o más tribunales sean
competentes para conocer de un determinado asunto. En síntesis, señala que ningu-
no de los tribunales podrá excusarse del conocimiento del asunto con el pretexto de
haber otros tribunales competentes, y agrega que el que haya prevenido en el cono-
cimiento excluye a los demás, los cuales cesan desde entonces de ser competentes.

4.6.- Competencia de única, primera y segunda instancia.-

Competencia de única instancia es aquella que permite al tribunal fallar los asuntos
sin que proceda recurso de apelación contra dicha sentencia.

Competencia de primera instancia, en cambio, es aquella que en que el fallo que


dicta el tribunal sí es susceptible de recurso de apelación (artículo 188).

Por fin, competencia de segunda instancia es aquella de que está revestida un tribu-
nal que le habilita para conocer de un recurso de apelación deducido en contra de
una sentencia dictada por un tribunal inferior en primera instancia.

4.7.- Competencia contenciosa y “voluntaria” (o no contenciosa).-

Esta clasificación atiende a si existe o no, conflicto entre partes.

De acuerdo con ello, competencia contenciosa es aquella en que existe un conflicto


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entre partes (supone asuntos con litigio: en palabras de Quezada) , y competencia
voluntaria, aquella en que, no existiendo tal conflicto, la ley exige la intervención del
tribunal (art. 2 del COT y 817 del CPC).

5.- Reglas generales de competencia.-

Se trata de reglas que entran a jugar una ve z aplicadas las reglas especiales de
competencia absoluta y relativa, esto es, una vez determinado el tribunal competente
que conocerá del asunto.

Con todo, los tratamos antes de las reglas especiales, tanto porque constituyen los
principios básicos en mater ia de competencia, como porque son de aplicación gene-
ral, independiente de la naturaleza del asunto de que se trate.

Son reguladas en los artículos 109 a 114 del COT, y se les conoce bajo los siguien-
tes nombres: radicación, grado, extensión, prevención y ejecución.

5.1.- Regla de la radicación (o fijeza).-

El artículo 109 prescribe:

“Radicado con arreglo a la ley el conocimiento de un negocio ante tribunal competen-


te, no se alterará esta competencia por causa sobreviniente”.

Desde ya se entiende que el fundamento de esta regla descansa en la seguridad


jurídica que deben tener las partes de que una vez producida la radicación de la
causa en un tribunal determinado, ella no se moverá de allí por hechos o causas so-

10
QUEZADA MELENDEZ. JOSÉ, Op. Cit., p. 24.
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11
brevinientes .

Los requisitos que pueden extraerse de la norma citada son los siguientes: interven-
ción de un tribunal, que esa intervención sea de un tribunal competente, y que dicha
intervención se lleve a efecto conforme a derecho. Presentes estos tres requisitos,
rige la regla de la radicación.

Con todo, se discute en torno al momento preciso en que la causa debe entenderse
radicada “con arreglo a la ley”.

Al respecto, la doctrina distingue las materias civiles de las materias penales.

En materia civil, somos del parecer, sólo es necesario que la demanda se encuentre
notificada en forma legal (sin necesidad de que esté contestada).

Por último, existe consenso en señalar a lo menos dos instituciones procesales como
excepciones a esta regla de la radicación: la acumulación de autos y el compromiso.

La acumulación de autos consiste “en la agrupación de dos o más procesos que se


han iniciado y que se tramitan separadamente, existiendo entre ellos una relación
tal, que sea del todo conveniente tramitarlos y fallar los en conjunto, a fin de evitar
que se pronuncien sentencias contradictorias, que se multipliquen inútilmente los
12
juicios y que las partes incurran en gastos y molestias innecesarios” .

El compromiso, por su parte, es una de las fuentes de la jurisdicción arbitral, y pue-


de definirse como un acuerdo (o pacto) de las partes cuyo fin es sustraer el conflicto
jurídico de la justicia ordinaria y someterlo al conocimiento y fallo de un tribunal arbi-
tral, exigiéndose la individualización del árbitro.

5.2.- Regla del grado.-

El artículo 110 señala:

“Una vez fijada (radicada) con arreglo a la ley la competencia de un juez inferior pa-
ra conocer en primera instancia de un determinado asunto, queda igualmente fijada
(radicada) la del tribunal superior que debe conocer del mismo asunto en segunda
instancia”.

Si la anterior regla hablaba de la radicación en primera instancia, ésta se refiere a la


radicación en segunda instancia.

En otras palabras, lo que de esta norma se desprende es la imposibilidad de que las


partes del juicio dispongan a su voluntad de la determinación de la competencia de
segunda instancia (o, lo que es lo mismo, que no existe prórroga de competencia en
segunda instancia).

La competencia de segunda instancia, como se lee del artículo, queda fijada en for-
ma automática en el superior jerárquico, una vez radicado el asunto ante el juez que

11
Se ha discutido en torno a si la “causa sobreviniente” comprende o no a una ley promulgada con posterioridad a la radica-
ción de un asunto en un determinado tribunal.
12
Concepto dado por Jaime Parot Silva, citado en STOEHREL MAES, CARLOS, 1993, “De las disposiciones comunes a
todo procedimiento y de los incidentes”, Santiago, Chile, Editorial Jurídica de Chile, quinta edición revisada y actualizada por
DAVOR HARASIC YAKSIC, p. 154.
8

conocerá en primera instancia.

5.3.- Regla de la extensión.-

Esta regla se contiene en el artículo 111 del COT, que dispone:

“El tribunal que es competente para conocer de un asunto lo es igualmente para co-
nocer de todas las incidencias que en él se promuevan.

Lo es también para conocer de las cuestiones que se susciten por vía de reconven-
ción o de compensación, aunque el conocimiento de estas cuestiones, atendida su
cuantía, hubiere de corresponder a un juez inferior si se entablaran por separado”.

El juez competente para conocer de la cuestión de fondo (la cuestión principal), lo es


también para conocer de las cuestiones accesorias o incidentales.

Respecto a la segunda parte de la norma, que postula que el mismo tribunal que co-
noce del asunto principal también es competente para conocer de aquellas cuestio-
13
nes que se susciten por vía de reconvención o compensación , aunque por la cuan-
14
tía hubieren de corresponder a un jue z inferior si se entablaran por separado , se ha
justificado en los siguientes términos:

“En el caso de la reconvención, se aplica la regla no por ser cuestión accesoria, ya


que ella constituye una pretensión principal que se inserta en juicio pendiente entre
las mismas partes, sino por razones de economía procesal que provee a evitar la
multiplicidad de juicios. En cuanto a la compensación, la razón es la misma antes
indicada para la reconvención, porque puede también invocarse por vía de acción
15
reconvencional” .

Mas adelante veremos cómo se relaciona esta norma con el artículo 124.

5.4.- Regla de la pre vención.-

Esta regla se consagra en el artículo 112, ya aludida a propósito del análisis que
realizáramos de la base de la inexcusabilidad. Sin perjuicio de ello, la reproducimos
a continuación:

“Siempre que según la ley fueren competentes para conocer de un mismo asunto dos
o más tribunales, ninguno de ellos podrá excusarse del conocimiento bajo el pretexto
de haber otros tribunales que puedan conocer del mismo asunto; pero el que haya
prevenido en el conocimiento excluye a los demás, los cuales cesan desde entonces
de ser competentes”.

13
Según lo dispone el artículo 314 del CPC si el demandado reconviene al actor, debe hacerlo en el escrito de contestación,
sujetándose a las disposiciones que allí se señalan, y se va a estimar como demandado la parte a quien se dirige la recon-
vención. En otros términos, reconvención es la demanda que el demandado interpone en contra del actor en el mismo
juicio. En lo que dice relación con la compensación, podemos señalar aquí que se trata de un modo de extinguir obligacio-
nes que, según lo prescribe el artículo 1655 del CC se produce cuando dos personas son deudoras una de otra, operando
entre ellas una compensación que extingue ambas deudas. Lo que ocurre es que la compensación generalmente es motivo
de reconvención, de allí que se aluda expresamente en la norma que comentamos.
14
Con razón la doctrina ha destacado que esta última frase del artículo (“aunque el conocimiento de estas cuestiones,
atendida su cuantía, hubiere de corresponder a un juez inferior si se entablaran por separado”) no tiene - en la actualidad -
mayor aplicación, por cuanto se han eliminado los jueces inferiores al juez de letras y, además, se ha terminado con los
jueces de letras de menor cuantía.
15
PEREIRA ANABALÓN, HUGO, Op. Cit., p. 175.
9

Esta regla supone la existencia de dos o más jueces competentes, hipótesis bajo la
cual ninguno podrá negarse a conocer del asunto bajo la excusa de existir otro u
otros tribunales que también sean competentes (inexcusabilidad).

Ahora bien, la regla se complementa en el sentido de que aquel de los var ios tribu-
nales competentes que comience a conocer del asunto, hace que los demás – origi-
nalmente competentes – deriven en incompetentes por esa sola circunstancia (pre-
vención).

En consecuencia, para que estemos frente a esta regla, deben concurrir tres requisi-
tos: pluralidad de tribunales, que dichos tribunales sean competentes y, que uno de
ellos prevenga en el conocimiento del caso.

5.5.- Regla de la ejecución.-

Su consagración se formula en dos artículos, a saber:

Artículo 113:

“La ejecución de las resoluciones corresponde a los tribunales que las hubieren pro-
nunciado en primera o única instancia.

No obstante, la ejecución de las sentencias penales y de las medidas de seguridad


previstas en la ley procesal penal será de competencia del juzgado de garantía que
hubiere intervenido en el respect ivo proceso penal.

De igual manera, los tribunales que conozcan de la revisión de las sentencias firmes
o de los recursos de apelación, de casación o de nulidad contra sentencias definiti-
vas penales, ejecutarán los fallos que dicten para su sustanciación.

Podrán también decretar el pago de costas adeudadas a los funcionarios que hubie-
ren intervenido en su tramitación, reservando el de las demás costas para que sea
decretado por el tribunal de pr imer a instancia”.

Artículo 114:

“Siempre que la ejecución de una sentencia definitiva hiciere necesaria la iniciación


de un nuevo juicio, podrá éste deducirse ante el tribunal que menciona el inciso pri-
mero del artículo pr ecedente o ante el que sea competente en conformidad a los
principios generales establecidos por la ley, a elección de la parte que hubiere obte-
nido en el pleito”.

Del primero destacamos una regla fundamental: la ejecución de las resoluciones co-
rresponde a los tribunales que las hubieren pronunciado en primera o única instan-
cia. Exactamente lo mismo se lee del artículo 231 inciso 1 del CPC.

Con todo, la propia ley consagra un par de excepciones a esta regla. Una de ellas,
se relaciona con los juicios criminales del nuevo sistema procesal, más precisamente
con la ejecución de las sentencias penales y medidas de seguridad, donde será
competente el juzgado de garantía respectivo (y no el tribunal oral en lo penal). La
otra, corresponde a la ejecución de los fallos que los tribunales que conozcan de
ciertos recursos dicten para su sustanciación.

Del segundo artículo, destacamos el hecho de que siempre que sea necesario la ini-
10

ciación de un nuevo juicio (juicio ejecutivo) para la ejecución de una sentencia defi-
nitiva podrá éste deducirse ante el tribunal que dictó el fallo en primera o en única
instancia. Empero, también se podrá iniciar ante el tribunal que sea competente en
conformidad a los principios generales establecidos por la ley.

Todo lo anterior, a elección de la parte que hubiere obtenido en el pleito, lo que es


plenamente ratificado en el artículo 232 del CPC.

6.- Reglas especiales.-

6.1.- Reglas de competencia absol uta.-

Recordemos el concepto que asumimos algunas páginas antes. Competencia absolu-


ta es aquella que le corresponde a un tribunal para conocer de un determinado ne-
gocio en razón de su jerarquía (léase Corte Suprema, Corte de Apelaciones o Juzga-
do de Letras).

De esta forma, lo primero que debemos tener claro es que estas reglas persiguen
determinar la jerarquía del tribunal que conocerá del asunto o negocio.

Sabemos cuales son sus características (de orden público, irrenunciables), y cono-
cemos también cuales son sus elementos reguladores: cuantía, materia y fuero.

Pues bien, a continuación analizaremos el contenido regulatorio de cada uno de es-


tos elementos, en cuanto reglas de competencia absoluta.

Con todo, cabe adelantar que estos elementos se excluyen en el siguiente orden: la
materia prevalece sobre la cuantía y el fuero prevalece sobre la materia.

6.1.1.- La cuantía.-

a.- Concepto.- De acuerdo con el artículo 115 del COT, para ofrecer un concepto de
cuantía, se debe distinguir entre los asuntos civiles y criminales. En efecto, siguien-
do tal criterio tenemos que tratándose de asuntos civiles la cuantía será el valor de
la cosa disputada, y tratándose de asuntos penales ésta estará det erminada por la
pena que tiene el delito.

b.- Importancia.- Su importancia actual se puede resumir en lo que sigue: elemento


de la competencia absoluta, determina el procedimiento aplicable (procedimiento
ordinario de mínima, menor o mayor cuantía) y, determina si un asunto se conocer á
en única o primera instancia.

c.- Reglas de determinación de la cuantía.- Respecto a estas reglas, nuevamente,


debemos distinguir entre las materias civiles y penales.

Pero antes, debe tenerse presente que el tribunal deter mina la cuantía en la fecha
de iniciación de la causa, determinación que hace considerando los valores en dispu-
ta en ese momento (véase los artículos 128 y 129).

También cabe destacar lo dispuesto en el artículo 120 en el sent ido de que cualquie-
ra de las partes puede hacer las gestiones necesarias para que la cuantía sea de-
terminada, lo que se complementa con la facultad de oficio que se confiere al juez
persiguiendo el mismo efecto.
11

En materia civil, sin perjuicio de las reglas especiales que después aludiremos, debe
distinguirse entre aquellos asuntos no susceptibles de apreciación pecuniaria y
aquellos que si lo son.

En aquellos asuntos que no son susceptibles de apreciación pecuniaria, estos se


reputan como de mayor cuantía por expresa disposición del artículo 130 del COT.

En cambio, en aquellos asuntos civiles que sí son susceptibles de apreciación pecu-


niaria, hay que atender a si el demandante ha o no acompañado documentos en los
que aparezca determinado el valor de la cosa disputada.

En el primer caso, se estará al valor que en ellos se señale; así lo dispone el artículo
116. En el segundo caso, se nos obliga a recurrir a otra distinción: si la acción es
personal o real. Si la acción es personal, el artículo 117 prescribe que se determina-
rá la cuantía por la apreciación que el demandante haga en su demanda. Si la acción
es real, la prioridad legal está dada por el acuerdo entre las partes, el que se presu-
me si ninguna de las partes reclama la incompetencia fundada en el valor de la cosa
disputada, esto es, la cuantía (artículo 118). Si no existe este acuerdo (real o tácito),
el valor de la cosa disputada y la cuantía se determinan por un per ito, nombrado por
el juez ante quién se presentó la demanda (artículo 119).

Pero ya adelantábamos que existen reglas especiales en esta materia. Se contienen


en los artículos 121, 122, 124, 125, 126 y 127 que, respectivamente, se refieren a lo
siguiente: pluralidad de acciones o demandados; reconvención (recordamos que es
la demanda del demandado en contra del actor); los procedimientos de arriendo (de-
sahucio y restitución y, reconvenciones); demanda de resto insoluto; y, el cobro de
pensiones. Nos remitimos a lo dispuesto en el texto legal.

En materia penal, la cuantía se determina por la pena que el delito lleva consigo. La
única nor ma en este punto es aquella contenida en el artículo 132 que dispone que
para determinar la gravedad o levedad en materia criminal, se estará a lo dispuesto
en el Código Penal. Este Código clasifica los delitos en crímenes, simples delitos y
faltas, atendiendo a la mayor o menor gravedad de la pena.

Pues bien, la ley procesal se vale de esta distinción o clasificación de los delitos
para los efectos de determinar el tribunal competente desde la perspectiva de la
cuantía.

Los procesos que versen sobre crimen o simple delito darán or igen – salvo la excep-
ción que veremos - a un procedimiento penal ordinario que ser á de competencia de
los tribunales orales en lo penal, existiendo para el caso de los procesos que versen
sobre faltas (y excepcionalmente también respecto de hechos constitutivos de simple
delito para los cuales el ministerio público haya requerido la imposición de una pena
que no excede de presidio o reclusión menores en su grado mínimo), dos procedi-
mientos especiales denominados simplificado y monitorio (artículos 388 y siguientes
del CPP), de competencia del juez de garantía, otro de los nuevos sujetos procesa-
les que aporta la reforma.

6.1.2.- La materia.-

a.- Concepto.- La doctrina coincide en definirla como la naturaleza del asunto some-
tido al conocimiento del tribunal.

b.- Importancia.- Su importancia es mayor que la del elemento cuantía. En efecto, los
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conflictos jurídicos se dividen pr incipalmente en dos áreas de mater ias, los asuntos
civiles y penales. Pero aún más, la importancia del elemento materia se refleja tam-
bién en su utilidad para determinar si el conocimiento de un asunto corresponderá a
los tribunales ordinarios, a los especiales ( únicamente son competentes para cono-
cer de los asuntos que la ley – atendiendo a la materia - señala en forma expresa) o
a los arbitrales.

c.- Casos en que se atiende a este factor para determinar la jerarquía del tribunal
que conocerá del asunto.- Varios son los ejemplos que se pueden dar, nos confor-
mamos con citar los siguientes: los juicios de hacienda (artículo 48); los asuntos de
arbitraje forzoso (artículo 227); los juicios de minas (artículo 45 Nº2, letra b), entre
otros casos.

6.1.3.- El fuero.-

a.- Concepto.- Puede definirse como la dignidad (calidad especial) que tiene una
persona como consecuencia de un cargo que ostenta, lo que hace que sea juzgada
por tribunales distintos (de mayor jerarquía) a aquellos que debieron haber conocido
del asunto si no hubieran ostentado el cargo.

A diferencia de lo que el lego cree, el fuero está establecido en favor de quién debe
litigar contra la persona que goza del fuero. En efecto, este elemento persigue ase-
gurar la imparcialidad del tribunal que conocerá y juzgará el asunto, evitando la po-
sible influencia que pueda ejercer en un tribunal de menor jerar quía la persona que
goza del fuero.

Lo ratifica el profesor Quezada al señalar:

“La persona influye en la competencia por la calidad que inviste, por su status social,
como perteneciente a poderes públicos o instituciones que pueden ejercer influencia
sobre los jueces. No es, luego, la nacionalidad, el sexo, las creencias religiosas o la
doctrina política, la situación económica o de clase, las que fundamentan el fuero.
Esto constituiría un privilegio, contrario a los principios de igualdad ante la ley y ante
16
la justicia, que reconoce la Constitución Política” .

b.- Clasificación.- Se reconocen dos tipos de fuero: mayor y menor. La clasificación


atiende a la jerarquía del tribunal que el fuero finalmente determina.

Del primero se hace cargo el artículo 50 Nº2, donde el juzgador será un ministro de
la Corte de Apelaciones respectiva según el turno que ella fije, y del segundo, el ar-
tículo 45 Nº2 letra g), que en pocas palabras determina que los jueces de letras co-
nocerán en primera instancia de las causas civiles o de comercio cuya cuantía sea
inferior a 10 UTM y sean parte o tengan interés las personas que señala la norma.
En esta última clase de fuero, de no haberse contemplado norma especial que lo
contemplará, dichos juicios deberían conocerse en única instancia.

c.- Casos en que el fuero es improcedente.- Ellos se contienen en el artículo 133 del
COT. Son los juicios de minas, posesorios, sobr e distribución de aguas, particiona-
les, sumarios, y los demás que determinen las leyes.

Como se puede ver, la razón en algunos de los casos es la especialidad de la mate-

16
QUEZADA MELENDEZ, JOSE, Op. Cit., p. 63.
13

ria, y en otros, la celeridad que requiere y exige el procedimiento.

6.2.- Reglas de competencia relativa.-

Como ya se dijera, competencia relativa es aquella que le corresponde a un tribunal


para conocer de un determinado negocio o asunto en razón de su ubicación dentro
de una determinada jerarquía de tribunal. Su único elemento es el territorio.

Con estas reglas – renunciables por las partes - se determina ya el tribunal específi-
co que conocerá y juzgará el asunto.

6.2.1.- Reglas en materia civil.-

En esta clase de materias debe distinguirse entre asuntos contenciosos y voluntarios


(no contenciosos).

a.- Asuntos contenciosos.- Situados en esta clase de asuntos, las reglas a seguir
son las siguientes (en el orden que se señala): lo primero es determinar si existe
acuerdo entre las partes (prórroga expresa de competencia); en ausencia de este
acuerdo, determinar si existe una norma especial; si tampoco existe esta norma es-
pecial, determinar si existen reglas generales que deriven de la naturaleza de la ac-
ción entablada; y, sólo en ausencia de todo lo anterior, incluidas las reglas generales
aludidas, se recurrirá a la regla supletoria que dispone que es competente el juez del
domicilio del demandado (artículo 134). Esta última, en apariencia (y en la letra de la
ley) podría considerarse una regla general, pero el propio legislador contempló tan-
tas excepciones a ella que los papeles se invierten, pasando esta regla a ser una
regla especial en la realidad.

Respecto de la prórroga expresa de competencia véanse los artículos 181 y siguien-


tes.

Respecto a las normas especiales, revísese los artículos 139 a 148 del COT que,
respectivamente se refieren a los siguientes casos: obligaciones que deben cumplir-
se en distintos lugares; demandado con más de un domicilio; varios demandados con
distintos domicilios; demandado que es persona jurídica; interdictos posesorios; jui-
cios sobre aguas; juicios sobre minas; juicios de alimentos; y, procesos sobre peti-
ción de herencia, desheredamiento, validez o nulidad de disposiciones testamenta-
rias.

En cuanto a las reglas generales que derivan de la naturaleza de la acción entabla-


da, la regulación se contempla a partir del artículo 135.

Si la acción es inmueble, será competente el juez del lugar que las partes hayan es-
tipulado en la respectiva convención. A falta de esta estipulación, el tribunal compe-
tente será el juez del lugar donde se contrajo la obligación o, el juez del lugar donde
se encontrare la especie reclamada, a elección del demandante o actor.

Ahora, si el o los inmuebles estuvieren situados en distintos territorios jurisdicciona-


les, será competente cualquiera de los jueces en cuya comuna (o agrupación de co-
munas) estuvieren emplazados.

En cambio, si la acción es mueble, será competente el juez del lugar que las partes
hayan estipulado en la respectiva convención, pero a falta de estipulación, el juez
competente será el del domicilio del demandado.
14

Con todo, tratándose de acciones mixtas, el juez competente será el del lugar en que
estuvieren situados los inmuebles.

Por f in, en ausencia de las reglas o nor mas anteriores, cabe aplicar la regla “gene-
ral” supletoria, a explicada: el juez del domicilio del demandado.

b.- Asuntos voluntar ios.- En esta clase de asuntos también cabe atender a ciertos
pasos: en primer lugar, se debe determinar si existe alguna norma expresa que otor-
gue competencia a los tribunales de justicia (si no la hay, el asunto deberá ser cono-
cido por la autoridad administrativa); si esta norma existe, se debe considerar las
reglas especiales de competencia; y, sólo en caso que no exista norma especial, el
juez competente será el del domicilio del solicitante o interesado.

Respecto a las reglas especiales, nos remitimos a los artículos 148 a 155.

6.2.2.- Reglas en materia penal.-

La distinción básica en esta materia es determinar si el delito fue cometido en Chile


o en el extranjero, y en este último caso, determinar si el delito es de aquellos que
según la ley son de competencia de los tribunales nacionales.

Ello, sin perjuicio de las reglas de competencia civil de los tribunales penales y las
cuestiones prejudiciales civiles suscitadas en los juicios penales.

a.- Delitos cometidos en el extranjero (de competencia de los tribunales nacionales).-


De esta materia se ocupa el artículo 167.

b.- Delitos cometidos en el territorio nacional.- Será competente para conocer de un


delito el tribunal en cuyo territorio se hubiere cometido el hecho que da motivo al
juicio, competencia que no se alterará por razón de haber sido comprometidos por el
hecho intereses fiscales (lo mismo respecto a la competencia de las Cortes de Ape-
laciones). Así lo prescribe el artículo 157 del COT.

Asimismo, se establece que el juzgado de garantía del lugar de la comisión del


hecho investigado conocerá de las gestiones a que diere lugar el procedimiento pre-
vio al juicio oral.

Sin perjuicio de esto, cuando las gestiones debieren efectuarse fuera del territorio
jurisdiccional del juzgado de garantía y se tratare de diligencias urgentes, la autori-
zación judicial previa que en caso de privación, restricción o perturbación de dere-
chos asegurados por la Constitución debe recabar el ministerio público (artículo 9 del
CPP), podrá ser concedida por el juez de garantía del lugar donde éstas deban reali-
zarse (artículo 70 del CPP).

Además, si se suscitare conflicto de competencia entre jueces de varios juzgados de


garantía, cada uno de ellos estará facultado para otorgar las autorizaciones o reali-
zar las actuaciones urgentes, mientras no se dirima la competencia.

Cabe tener pr esente que, para estos efectos, la ley dispone que el delito se conside-
rará cometido en el lugar donde se hubiere dado comienzo a su ejecución.

Si en el ejercicio de las facultades que la ley procesal penal confiere al ministerio


público, éste decidiere investigar en forma conjunta hechos constitutivos de delitos
15

en los cuales correspondiere intervenir a más de un juez de garantía, continuará co-


nociendo de las gestiones relativas a dichos procedimientos el juez de garantía del
lugar de comisión del primero de los hechos investigados. En tal caso, el ministerio
público comunicará su decisión en cada uno de los procedimientos que se seguirán
en forma conjunta, para lo cual solicitará la citación a una audiencia judicial de todos
17
los intervinientes en ello .

Si el ministerio público posteriormente decide la separación de las investigaciones,


continuarán conociendo de las gestiones correspondientes los jueces de garantía
competentes de conformidad a lo que dispone el artículo 157 ya visto.

Por fin, la ley se hace cargo de la regulación de dos situaciones que vale la pena
señalar: artículos 164 y 169.

El artículo 164 consagra las siguientes reglas: primero, cuando se dictaren distintas
sentencias condenatorias en contra de un mismo imputado, los tribunales que dicta-
ren los fallos posteriores al primero no podrán considerar circunstancias modificato-
rias que de haberse acumulado los procesos no se hubieren podido tomar en cuenta;
y, segundo, deberán regular la pena de modo tal que el conjunto de penas no pueda
exceder de aquella que hubiere correspondido de haberse juzgado conjuntamente los
delitos.

Por su parte, el artículo 169 dispone que en el caso de ser muchos los responsables
de un delito y hubiere entre ellos individuos sometidos a los tribunales militares y
otros que no lo estén, el tribunal competente para juzgar a los que gozan de fuer o
juzgará también a todos los demás.

c.- Reglas sobre competencia civil de los tribunales penales.- Corresponde distinguir
entre aquellas acciones civiles que tienen por único objeto la restitución de la cosa,
y las restantes acciones (entre ellas la de indemnización de perjuicios) que la vícti-
ma deduzca respecto del imputado para perseguir las responsabilidades civiles deri-
vadas del hecho punible.

Las primeras deberán interponerse siempre ante el tribunal que conozca las gestio-
nes relacionadas con el respectivo pr ocedimiento penal (artículo 171 del COT, cuyo
contenido es ratificado en el artículo 59 del CPP).

En cambio, el segundo grupo de acciones civiles pueden interponerse tanto ante el


tribunal penal recién referido como ante el tribunal civil que sea correspondiente. El
artículo 59 del CPP agrega que, admitida a tramitación la demanda civil en el proce-
dimiento penal, no se podrá deducir nuevamente ante un tribunal civil.

Cabe preguntarse que sucede con las acciones civiles (salvo las acciones civiles
restitutorias) que interpongan personas distintas a la víctima, o aquellas que se diri-
jan contra personas distintas al imputado: según el inciso 3 del artículo 171, sólo
podrán interponerse ante el tribunal civil que fuere competente de acuerdo a las re-
glas generales.

d.- Cuestiones pr ejudiciales civiles suscitadas en un juicio penal.- De esta materia se


encargan los artículos 173 y 174. Si en el juicio penal se suscita cuestión sobre un
hecho de carácter civil que sea uno de los elementos que la ley penal estime para

17
El o los jueces de garantía inhibidos harán llegar copia de los registros que obraren en su poder al juez de garantía al que
correspondiere continuar conociendo de las gestiones a que diere lugar el procedimiento.
16

definir el delito que se persigue, o para agravar o disminuir la pena, o para no est i-
mar culpable al autor, el tribunal con competencia en lo criminal se pronunciará so-
bre tal efecto. Esta es la regla general.

Con todo, y excepcionalmente, las cuestiones sobre la validez de matrimonio y sobr e


cuentas fiscales escaparán a la competencia del tribunal recién aludido y serán juz-
gadas previamente por el tribunal a quien la ley tiene encomendado el conocimiento
de ellas.

Esta regla excepcional también se aplicará a las cuestiones sobre estado civil cuya
resolución deba servir de antecedente necesario para el fallo de la acción penal per-
secutoria de los delitos de usurpación, ocultación o supresión de estado civil.

En todo caso, la prueba y decisión de las cuestiones civiles que es llamado a juzgar
el tribunal que conoce de los juicios criminales, se sujetarán a las disposiciones del
derecho civil.

Por último, si contra la acción penal se opusieren excepciones de carácter civil con-
cernientes al dominio o a otro derecho real sobre inmuebles, podrá suspenderse el
juicio penal, cuando las excepciones aparecieren de fundamento plausible y de su
aceptación, por la sentencia que sobre ellas recaiga, hubiere de desaparecer el deli-
to. Por cierto, el conocimiento de estas excepciones corresponde al tribunal civil.
18
7.- El turno y la distribución de causas .-

Como señala el profesor Pereira, fijado que sea el tribunal competente llamado a
conocer de una causa civil o criminal o de un acto judicial voluntario (a través de las
reglas de competencia absoluta y relativa), el problema puede que aún no esté solu-
cionado por entero. Es posible que resulten competentes varios jueces de una misma
comuna, por lo que es necesario recurrir a otros factores de repartición del trabajo
judicial para saber cuál de esos jueces deberá conocer del asunto de que se trate 19.

Es frente a esta hipótesis que el legislador recurre a las reglas del turno y a las de
distribución de causas, reguladas en los artículos 175 a 179 del COT.

Pues bien, en ellos se plantea la cuestión distinguiendo, primero, la materia del jui-
cio (civil o penal) y, luego, entre aquellos jueces asiento de Corte de Apelaciones y
aquellos que no poseen tal característica.

7.1.- Asuntos de carácter civil.-

Dentro de esta categoría de negocios, cabe realizar la subdistinción clásica entre


los asuntos civiles contenciosos y aquellos de carácter no contencioso, también de-
nominados voluntarios.

7.1.1.- Asuntos civiles contenciosos.-

En los lugares de asiento de Corte, la demanda debe presentarse a distribución a la


secretaría de la Corte a fin de que el presidente de la misma (previa cuenta del se-

18
No se trata de reglas de competencia (se aplican justamente frente a la hipótesis de varios tribunales competentes), sino
de reglas que apuntan a la equitativa distribución del trabajo judicial. Por ende, carecen de un carácter jurisdiccional, y son
de tipo administrativas.
19
PEREIRA ANABALON, HUGO, Op. Cit., p. 201.
17

cretario) designe el juez a quien corresponda su conocimiento (artículo 176).

Sin embargo, hacemos presente que tanto el artículo 178 como el 179 hacen refe-
rencia a situaciones excepcionales a la norma contenida en el artículo 176.

Artículo 178.- Serán de competencia del juez que hubiere sido designado anterior-
mente, las demandas en juicios que se hayan iniciado por medidas prejudiciales,
medidas preparatorias de la vía ejecutiva, notificación previa ordenada por el artículo
758 del CPC (acción de desposeimiento) y, todas las gest iones que se susciten con
motivo de un juicio ya iniciado y aquéllas a que dé lugar el cumplimiento de una sen-
tencia, fuera del caso previsto en la parte final del artículo 114.

Artículo 179.- No se rigen por el artículo 176 el ejercicio de las facultades que co-
rrespondan a los jueces para el conocimiento de los asuntos que tienen por objet o
dar cumplimiento a resoluciones o decretos de otros juzgados o tribunales. Conoce
el juez de turno.

Si los jueces no son asiento de Corte la situación es distinta. Entra a regir el turno.
En efecto, el artículo 175 alude a esta situación y dispone que se establezca un tur-
no entre todos los jueces, salvo que la ley hubiere cometido a uno de ellos el cono-
cimiento y fallo de determinadas especies de causas.

Este turno se ejercerá por semanas, comenzará a desempeñarlo el juez más antiguo,
y le seguirán todos los demás por el orden de antigüedad.

Por cierto, cada juez de letras deberá conocer de todos los asuntos judiciales que se
promuevan durante su turno, y seguirá conociendo de ellos hasta su conclusión.

7.1.2.- Asuntos civiles voluntari os.-

En esta clase de asuntos la regla es más simple: exista o no Corte de Apelaciones,


la regla que rige será la del turno.

Así se infiere del artículo 179 que, para el caso del territorio jurisdiccional de la Cor-
te de Apelaciones de Santiago, contempla un agregado especial: el turno será ejer-
cido simultáneamente por cinco jueces letrados en la forma establecida en el inciso 2
del artículo 175.

7.2.- Asuntos criminal es.-

El CPP ha contemplado reglas especiales que regulan la actividad de los juzgados


de garantía y los tribunales orales en lo penal (artículo 175 inciso final COT).

Al respecto, véanse los artículos 15 y 17 del COT. El artículo 15 dispone que la dis-
tribución de causas entre los jueces de los juzgados de garantía se realizará de
acuerdo a un procedimiento objetivo y genera que deberá ser anualmente aprobado
por el comité de jueces del juzgado a propuesta del juez presidente o solo por este
último, según corresponda. Según el art. 17 los tribunales de juicio oral en lo penal
conocen constituidos en salas, por lo que es necesario asignar la causa a cada sala,
esta se ejecuta de la misma forma que para los jueces de garantía, es decir, de
acuerdo a un procedimiento objetivo y gener al que deberá ser anualmente aprobado
por el comité de jueces del tribunal, a propuesta del juez presidente.

8.- La prórroga de competencia.-


18

El COT en su artículo 181 admite esta institución al disponer:

“Un tribunal que no es naturalmente competente para conocer de un determinado


asunto, puede llegar a serlo si para ello las partes, expresa o tácitamente, convienen
en prorrogarle la competencia para este negocio”.

8.1.- Concepto.-

Siguiendo el contenido del artículo citado, la mayoría de la doctrina la define como


aquel acto por el cual las partes otorgan competencia a un tribunal para conocer de
un determinado asunto, en circunstancias de que naturalmente no la tiene.

Sin embargo, por su mayor precisión preferimos el concepto de Pereira Anabalón:

“La prórroga de la competencia es la convención, expresa o tácita, por la cual las


partes acuerdan atribuir competencia para el conocimiento de determinado asunto a
20
un tribunal que no es territor ialmente competente para ello” .

8.2.- Límites y requisitos de procedencia.-

Sabemos que esta institución sólo opera respecto a la competencia relativa. Per o
ésta no es la única limitación que le afecta. Entre ellas debemos considerar las si-
guientes: sólo procede en primera instancia (coincidente con lo dispuesto en el artí-
culo 110 del COT); entre tribunales ordinarios de igual jerarquía; y, respecto de
asuntos civiles contenciosos. Así lo dispone expresamente el artículo 182.

En cuanto a los requisitos (copulativos) para que opere, se señalan los siguientes:
existencia de convenio entre las partes (expreso o tácito); que se trate de un asunto
civil contencioso (no procede ni en los asuntos civiles voluntarios ni en los asuntos
criminales); y, que el tribunal al cual se prorroga la competencia relativa carezca de
ella (en otras palabras, este tribunal debe ser incompetente en razón del territorio,
pero sólo respecto de él).

8.3.- Capacidad de las partes.-

Pueden pr orrogar competencia todas las personas que según la ley son hábiles para
estar en juicio por sí mismas, y por las que no lo son pueden prorrogarla sus repre-
sentantes legales (artículo 184).

8.4.- Modalidades del convenio (clases de prórroga de competencia).-

Señalamos que la prórroga es un convenio entre las partes. Pues bien, este convenio
puede materializarse en forma expresa o tácit a. La propia ley así lo reconoce (artícu-
los 186 y 187).

En efecto, habrá prórroga expresa cuando en el contrato mismo o en un acto poste-


rior las partes han convenido en ello, designando en forma precisa el juez a quién se
someten. Por lo mismo, esta clase de prórroga es anterior al proceso.

Por su lado, la ley entiende que habrá prórroga tácita (o “silenciosa” como le deno-
minan algunos) bajo dos requisitos:

20
PEREIRA ANABALON, HUGO, Op. Cit., p. 210.
19

a.- El demandante, por el hecho de ocurrir ante el juez interponiendo su demanda.

b.- El demandado, por hacer, después de apersonado en el juicio, cualquiera gest ión
21
que no sea la de reclamar la incompetencia del juez .

8.5.- Efectos relativos .-

La prórroga de competencia, al tratarse de una convención, sólo surt e efectos entre


las personas que han concurrido a otorgarla (y no respecto de otras personas, como
los fiadores o codeudores, agrega el artículo 185).

9.- Cuesti ones, contiendas y conflictos de competencia.-

Para finalizar el gran tema de la competencia nos haremos cargo de las denomina-
das cuestiones y contiendas de competencia, reguladas no sólo en el COT (artículos
190 a 193), sino también en el CPC, a partir del artículo 101.

Se presentan cuando el tribunal determinado para conocer del asunto (de conformi-
dad a las reglas que hemos visto) se estima incompetente. Si esto se plantea por
alguna de las partes, se trata de una cuestión de competencia; en cambio, si se sus-
cita entre dos o más tribunales, se denomina contienda de competencia.

9.1.- Cuestiones de competencia.-

Respecto de ellas, el COT se remite a las reglas contenidas en el CPC y demás dis-
posiciones legales (artículo 193).

Pues bien, el CPC consagra dos vías para plantear la cuestión de competencia: la
inhibitoria y la declinatoria de competencia (artículo 101 del CPC). Ahora, una vez
que las partes hayan optado por uno de estas vías o medios, no podrán después
abandonarlo para recurrir al otro. Tampoco podrán emplearse los dos simultánea ni
sucesivamente.

La inhibitoria se intentará ante el tribunal a quien se crea competente (tribunal requi-


rente), solicitándole se dirija al que esté conociendo del asunto (requerido) para que
se inhiba y le remita los autos (artículo 102). Su tramitación es especial, y se en-
cuentra regulada en la ley procesal civil: sin embargo, destacamos que en caso de
negativa del tribunal requerido puede surgir una contienda de competencia.

En cambio, la declinatoria se pr opondrá ante el tribunal a quien se cree incompeten-


te para conocer de un asunto que le esté sometido, indicándole cual es el que se
estima competente y solicitándole se abstenga de conocer. Su tramitación se rige
por las reglas de lo incidentes que en su oportunidad se analizarán.

Por fin, las cuestiones de competencia en razón del terr itorio tienen el carácter de
una excepción dilatoria (artículo 303 Nº1 del CPC), y deben promoverse antes de
prorrogar tácitamente la competencia. Por su parte, las cuest iones de competencia
en razón de los elementos de la competencia absoluta (cuantía, materia y fuero)
21
Surge la duda si el demandado no comparece al juicio y este sigue en su rebeldía. Según algunos, apoyados en cierta
jurisprudencia, han entendido que este demandado rebelde prorroga tácitamente la competencia. Para otros, en cambio,
este demandado rebelde no ha consentido en prorrogar la competencia, puesto que la letra de la ley exige que se apersone
al juicio y que realice alguna gestión que no sea la de reclamar la incompetencia del juez, para entender que acepta la
prórroga.
20

pueden promoverse en cualquier estado del juicio, a través de un incidente de nuli-


dad (artículos 83 y siguientes).

9.2.- Contiendas de competencia.-

En este caso estamos frente a verdaderos conflictos suscitados entre dos o más tri-
bunales (e incluso autoridades políticas o administrativas), en donde todos estiman
tener competencia para conocer de determinado asunto o, por el contrario, estiman
que ninguno de ellos la posee. Por lo mismo, la doctrina pr ocesal las clasifica en
contiendas positivas y negativas, dependiendo si se consideran competentes o in-
competentes para conocer del negocio.

Sin embargo, las contiendas de competencia también se clasifican de otra forma,


toda vez que pueden producirse entre tribunales ordinar ios; entre tribunales ordina-
rios y tribunales especiales o solamente entre éstos; entre tribunales de just icia y
autoridades políticas o administrativas; entre tribunales arbitrales o entre éstos y
tribunales ordinarios y especiales.

De la determinación del tribunal competente para la resolución de la contienda se


encargan los artículos 190 y 191 del COT, a los que nos remitimos, atendida su cla-
ridad. Con todo, la ley establece que las contiendas de competencia serán falladas
en única instancia.

9.3.- Conflictos de competencia.-

Existirá conflicto de competencia cuando en el asunto esta involucrada una autoridad administrati-
22
va o política y un tribunal. Si se trata de tribunales inferiores, resuelve el Tribunal Constitucional .
Si el conflicto se plantea entre autoridades administrativas y algún tribunal superior, la resolución
corresponde al Senado, conforme al N 3 del Art. 53 CPR.

22
Aspecto modificado en la reforma constitucional de 2005, ya que hasta antes de esto, era la Corte Suprema quien resol-
vía, y con la reforma pasa a conocimiento del Tribunal Constitucional.
Universidad de Talca
Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales
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Apuntes de la Unidad I.
Curso Organización y atribuciones del Poder judicial
Prof. Diego Palomo Vélez

Abril, 2007

1
Apuntes de la Unidad I∗.

(I) A modo de introducción: Formas de solución de los conflictos.

Lo primero que se debe saber al comenzar este curso es que básicamente existen
tres formas de solucionar los conflictos:

• La autocomposición
• La autotutela
• El proceso: La heterocomposición pública

En la autocomposición prima el acuerdo entre las partes. Este acuerdo puede


operar directamente, sin ayuda de nadie, o indirectamente, con la ayuda y apoyo
de otro, un tercero. En el primer caso estaremos en presencia de una negocia-
ción, mientras que en el segundo caso se tratará de una mediación en la cual un
tercero ayuda a las partes a arribar a un acuerdo, sin imponer una solución al
conflicto.

En la autotutela, en cambio, prima la fuerza. Por ello es el más fuerte el que se


impone al más débil.

Con el proceso el uso de la fuerza se elimina (aunque hay excepciones en las


cuales se admite la autotutela, ej. La legítima defensa) y se le suplanta por un
medio no violento: la razón.

(II) Conceptos fundamentales del Derecho Procesal.

A no ha pagado una deuda a B

¿Qué se genera?: Una controversia jurídica.

La controversia jurídica se configura por la pretensión del acreedor y la resis-


tencia del deudor. La pretensión se define como la exigencia de subordinación
de un interés ajeno a uno propio. No necesariamente va a llegar al proceso, pue-
de solucionarse en el terreno pre-procesal.

Ahora bien, si la controversia no es solucionado en el ámbito extra-procesal,


¿qué debe hacer el acreedor?: Acudir al Estado para que se le reconozca el dere-
cho que dice tener.


Este documento consiste sólo en un apoyo complementario a la bibliografía necesaria citada en
el syllabus del curso. En ningún caso sustituye el estudio de los apuntes de clase, talleres reali-
zados o manuales correspondientes a la Unidad I. Su finalidad es facilitar el estudio ordenado de
los contenidos del módulo.

2
Surge entonces el derecho de acción que es el medio que el Estado reconoce a
los individuos para reunir a los órganos jurisdiccionales a objeto que se tutelen y
hagan efectivos sus derechos y se satisfagan sus pretensiones.

Tener un derecho y no poder ejercerlo es lo mismo que no tenerlo.

Vale decir, el Estado toma sobre sí la función jurisdiccional y con su autoridad


compele al cumplimiento de las leyes. Jurisdicción, acción y proceso constituyen
así el fundamental trinomio sistemático del Derecho procesal.

La función jurisdiccional se desarrolla por medio del proceso y de su forma ex-


terna que es el procedimiento, siendo activada por la acción. El proceso (que se
debe distinguir de las ideas afines – pero diversas - de juicio, litis y expediente)
1es el conjunto de actos y actuaciones desarrolladas por las partes y el tribunal

con la finalidad de que se resuelva la controversia jurídica. Pues bien, como ni


las partes ni el tribunal pueden desarrollar estos actos y actuaciones del modo
que les plazca es que el procedimiento señala las reglas y trámites que deben
cumplir tanto las partes como el tribunal. En consecuencia el procedimiento es
el conjunto de formalidades a que deben de someterse el juez y las partes en la
tramitación del proceso.

Existen varias clases de procedimientos. Así, según su finalidad, puede distin-


guirse entre procedimientos declarativos, procedimientos ejecutivos y procedi-
mientos cautelares2. Según la normativa de fondo conforme a la cual deberá re-
solverse la controversia puede distinguir se entre procedimientos civiles, pena-
les, de familia, del trabajo, tributarios, etc. Finalmente, según la extensión de la
competencia puede distinguirse entre los procedimientos de lato conocimiento
(plenarios), que producen cosa juzgada material, y aquellos de contradicción
limitada (sumarios) en los cuales el legislador, privilegiando el valor de la cele-
ridad en el enjuiciamiento limita las alegaciones de las partes o sus medios de
prueba (o ambas), razón por la cual sólo producen cosa juzgada formal, dejando
abierta la posibilidad a la parte que haya resultado vencida para iniciar un pro-
ceso de lato conocimiento cuya sentencia puede resultar contraria a la emitida
en el procedimiento sumario.

(III) Concepto, denominaciones, vertientes y contenidos del Derecho


Procesal.

Apuntado todo lo anterior podemos señalar, con Hugo Alsina (destacado trata-
dista argentino), que el Derecho procesal es el conjunto de normas que regulan
la actividad jurisdiccional del Estado para la aplicación de las leyes de fondo y
su estudio comprende la organización del Poder judicial, la determinación de la

1 El juicio es solo uno de los actos del proceso, de allí que no pueda utilizarse como expresión
sinónima. La litis es la controversia, esto es, aquello por lo cual se ha generado un proceso. Fi-
nalmente, el expediente es sólo la expresión material y física del proceso, ente abstracto y jurídi-
co.
2 En los procedimientos ejecutivos, a diferencia de los procedimientos declarativos, existe un

derecho indubitado que debe cumplirse forzadamente ante la resistencia del deudor. El derecho
se encuentra indubitado ya sea porque así se ha declarado previamente en un sentencia dictada
en un procedimiento declarativo o porque así consta en un título de aquellos que el legislador
reconoce carácter ejecutivo (art. 434 CPC).

3
competencia de los funcionarios que lo integran y la actuación del juez y de las
partes en la substanciación del proceso.

Esta definición permite distinguir 2 áreas o vertientes del Derecho procesal:

• Derecho procesal orgánico


• Derecho procesal funcional

El Derecho procesal orgánico se ocupa del estudio de la organización del Poder


judicial, de los órganos que lo integran y de la competencia que poseen. A su
turno, el Derecho procesal funcional abarca el estudio del proceso y de los pro-
cedimientos.

También se puede clasificar al derecho procesal por el contenido de las normas


materiales en juego:

• Derecho procesal civil


• Derecho procesal penal
• Derecho procesal laboral
• Derecho procesal de familia
• Derecho procesal de justicia militar
• Derecho procesal tributario

Existen otras denominaciones que se le han dado y dan al Derecho procesal:

• Derecho adjetivo: en oposición a los derechos sustantivos.


• Derecho de procedimientos judiciales: pone énfasis en la parte ritual o
externa del Derecho procesal.
• Derecho judicial: Pone énfasis sólo en la organización judicial, en el De-
recho procesal orgánico, pero deja fuera al Derecho procesal funcional.
• Derecho jurisdiccional: Si se tiene a la vista que la jurisdicción se ejerce a
través del proceso esta denominación sería la más adecuada; sin perjuicio
de señalar que el Derecho procesal comprende también aspectos no ex-
clusivamente jurisdiccionales.

El núcleo de nuestra disciplina es la función jurisdiccional, ejercida por los tri-


bunales de justicia, formado por jueces y otros funcionarios que colaboran con
él en su trascendente misión lo que obliga a estudiar su organización.

A su vez, como la jurisdicción no se ejercita de manera irrestricta sino que de-


ntro de ciertos límites que fijan una esfera de atribuciones al tribunal, se hace
necesario estudiar la normativa que regula sus atribuciones (competencia) y
funciones.

Además, como los jueces no ejercen la jurisdicción por iniciativa propia, sino
por solicitud o petición de las partes (regla general), se debe estudiar el derecho
de las partes para requerir de los jueces el ejercicio de la jurisdicción: la acción
procesal.

4
Y la acción, al formularse, provoca el nacimiento y desenvolvimiento del proceso
con la finalidad de obtener tutela jurídica mediante la aplicación de las normas
jurídicas que procedan.

En definitiva, los grandes temas del Derecho procesal son:

• El tribunal, los jueces y los demás funcionarios


• La jurisdicción
• La competencia (los límites dentro de los cuales se ejercita la jurisdic-
ción)
• La acción procesal
• El proceso (el instrumento para el ejercicio de la jurisdicción y de la ac-
ción)

(IV) Características del Derecho procesal.

• El Derecho procesal es de derecho público. Es esencialmente público, por


su origen y finalidad, el bien común. Los órganos jurisdiccionales forman
un poder público y su función, la función jurisdiccional, es eminentemen-
te pública.
• Es de orden público. Las normas procesales son de orden público porque,
por regla general, no pueden renunciarse los derechos. Ello no obsta a
que en el CPC se acepte la renuncia de ciertos derechos, por ej., el de-
mandante puede desistirse y las partes pueden someter el asunto a arbi-
traje sustrayéndolo a la justicia ordinaria. Pero para determinar la cues-
tión con mayor precisión conviene distinguir:

- Leyes procesales orgánicas (de organización y competencia): Son


de orden público, salvo las de competencia relativa que afectan al
territorio, las que son de orden privado y pueden renunciarse (art.
181 COT, prórroga de competencia).
- Leyes procesales funcionales (de procedimiento): También son de
orden público, antes de su aplicación. Excepcionalmente, una vez
que la norma está siendo aplicada en el proceso puede renunciar-
se.

• Es instrumental. En oposición a material. Vale decir, la observancia del


Derecho procesal no es un fin en si mismo sino que es medio, instrumen-
to, para observar el Derecho material.
• Es autónomo. El Derecho procesal tiene sus propias normas; tiene vida
propia.

(V) El Derecho procesal y otras ramas del Derecho.

Decir que el Derecho procesal es autónomo no implica desconocer su relación


con otras ramas del Derecho.

El Derecho procesal posee vinculaciones con otras ramas jurídicas, a saber:

5
• Con el Derecho constitucional. La Constitución consagra las normas y principios
básicos de la Administración de Justicia. En la CPR se pueden apreciar varias normas
relativas a la jurisdicción y al proceso:

- Se establece el principio fundamental de la independencia de la judicatura.


- Establecimiento y regulación del Poder judicial como ente encargado de resol-
ver el conflicto (art. 76 CPR)
- Organización y atribuciones de los tribunales, entregado a una LOC (art. 77
CPR; en tanto no se dicta esta LOC es el COT)
- Otorga a la judicatura una de sus herramientas, el imperio, esto es, la facultad
para hacer cumplir sus resoluciones con el auxilio de la fuerza pública incluso
forzadamente (art. 76 CPR)
- Se consagran las directrices de la organización del Poder judicial, como las rela-
tivas al nombramiento de quienes integran el “escalafón primario” formado por
ministros y jueces.
- Reconocimiento del derecho al debido proceso (art. 19 Nº3 CPR)
- Consagración de la inavocabilidad: los otros poderes no pueden conferirse las
atribuciones del Poder judicial (arts. 76, 6 y 7 CPR)
- Consagración de acciones constitucionales tuteladoras de derechos fundamen-
tales (por ejemplo, la acción de protección y amparo – o habeas corpus), que
dan lugar a procesos constitucionales (arts. 20 y 21)

• Con el Derecho internacional público. Especialmente con los derechos procesa-


les fundamentales reconocidos en los tratados internacionales de DDHH (Pacto inter-
nacional de Derechos civiles y políticos, Pacto de San José de Costa Rica).
• Con el Derecho Privado en general. El Derecho procesal es el instrumento para el
ejercicio de los derechos y obligaciones civiles y comerciales. Además, durante el proce-
so, se verifican varios actos de naturaleza civil (la prescripción, la transacción, el pago,
etc.)
• Con el Derecho penal. El Derecho procesal es el instrumento para la aplicación de la
pena al individuo acusado de haber cometido un ilícito penal. Además, muchos de los
principios del Derecho penal tienden a resguardar los derechos fundamentales del suje-
to pasivo penal.
• Con el Derecho Administrativo. Los integrantes del poder Judicial están someti-
dos a las normas del Estatuto administrativo. Además, ciertos órganos pertenecientes a
la Administración del Estado son facultados por la ley para desarrollar funciones juris-
diccionales (por ej., aunque se discute que sea un efectivo caso de ejercicio de jurisdic-
ción, el caso de las reclamaciones tributarias conocidas en primera instancia por la Di-
rección Regional del Servicio de Impuestos Internos)3. Por último, forma parte del estu-
dio del Derecho administrativo lo “contencioso administrativo” que aborda conflictos de
relaciones jurídicas en los que una de las partes es la Administración Pública, generán-
dose procesos contenciosos administrativos.

(VI) Fuentes del Derecho procesal.

Antes de abordar el estudio de cada una de estas fuentes, conviene precisar que
para los efectos de este curso se recogerá un concepto amplio de fuente.

Por lo mismo, por fuente del Derecho procesal deberá entenderse el medio que
sirve para establecer, interpretar o aplicar la norma procesal.

3 Véase la sentencia rol 681-2007 del Tribunal Constitucional, de fecha 26 de marzo de 2007,

que resuelve que el art. 116 del Código tributario es inconstitucional, considerándose derogado.
El artículo 116 del Código citado posibilitaba una delegación de facultades jurisdiccionales in-
constitucional. http://www.tribunalconstitucional.cl/sentencias/

6
Las fuentes del Derecho procesal admiten clasificaciones, la principal es aquella
que distingue entre:

• Fuentes directas: aquellas que contienen un mandato general, coactivo y


abstracto. La norma jurídica procesal.
• Fuentes indirectas: aquéllos hechos o actos de carácter jurídico que de-
terminan el contenido, interpretación o alcance de una norma jurídica
procesal.

Fuentes directas:

• La CPR. Demostración de ello son los arts. 19Nº3 (debido proceso),


19Nº7 (garantías penales), arts. 76 a 80 (estructura y organización básica
del Poder judicial), arts. 83 a 91 (Ministerio público, órgano persecutor
en materia penal).
• Los tratados internacionales. Suscritos y ratificados por Chile los tratados
internacionales son fuente directa del Derecho procesal. Especial importan-
cia poseen los tratados sobre derechos humanos, ejemplos de ellos vimos algunos párra-
fos atrás, que recogen derechos procesales fundamentales, sirviendo para reforzar el
contenido de los derechos que ha fijado nuestro constituyente (art. 5 i.2 CPR).
• La Ley procesal. Sin perjuicio de lo que más adelante se dice sobre esta fuente dire-
cta del Derecho procesal, cabe precisar que lo que interesa es su contenido, su materia,
no su ubicación en determinado Código o ley que regula materias preferentemente pro-
cesales. Formalmente la Ley procesal es igual a las demás leyes, de modo que es su con-
tenido lo que constituye su particularidad: regular la actividad jurisdiccional del Estado
organizando al Poder judicial, determinando la competencia de los tribunales y estable-
ciendo la actuación del juez y de las partes en el proceso. Desde luego que destacan los
Códigos como fuente directa del Derecho procesal: COT (1942); CPC (1903); C. de PP
(1907); CPP (2000). También destacan como leyes que también poseen contendido pro-
cesal: C. del trabajo, C. Tributario, C. de Justicia Militar, sin perjuicio de otras múltiples
leyes que contienen normas procesales (ej. Ley N°18.175, Ley de quiebras; Ley
N°19.969, que creo los tribunales de familia, entre muchas otras).
• Los Auto Acordados. Son normas jurídicas dictadas en ejercicio de las fa-
cultades económicas de nuestros tribunales superiores de justicia con la
finalidad de velar por un mejor servicio de justicia así como para com-
plementar materias no expresamente reguladas por la ley. La facultad de
dictarlos se les da exclusivamente a los tribunales superiores de justicia.
Desde luego que una básica exigencia es que ellos deben someterse a la
ley y a la Constitución, aunque algunos de ellos – debe decirse – se han
dictado expresamente por mandato legal (AA sobre la forma de las sen-
tencias) o constitucional (AA sobre recurso de protección). Los AA admi-
ten al menos una doble clasificación:

- Según su alcance: De acuerdo a este criterio pueden distinguirse


AA meramente internos y AA externos que son los que establecen
o regulan procedimientos.
- Según el tribunal del cual emanan: Según este criterio puede dis-
tinguirse entre AA dictados por la Corte Suprema y aquéllos dicta-
dos por alguna Corte de Apelaciones. La diferencia entre ambos es
que mientras los primeros tienen efectos en todos el territorio na-
cional (y deben ser publicados en el Diario Oficial, art. 96 COT),
los segundos poseen efectos en su respectivo territorio jurisdiccio-
nal.

7
Fuentes indirectas:

• La jurisprudencia. Se la define como las reiteradas interpretaciones que


de las normas jurídicas hacen los tribunales superiores de justicia. Es
fuente indirecta en cuanto carece de carácter obligatorio. Sin perjuicio de
este carácter no obligatorio, la verdad es que la jurisprudencia emanada
de la Corte Suprema está muy cerca de ser fuente “directa” para los tri-
bunales inferiores, además de ser un elemento muy importante para las
partes a la hora de fundamentar sus alegaciones. En este punto cabe
agregar que con el objeto de uniformar la jurisprudencia y de evitar fallos
contradictorios existe el recurso de casación en el fondo (arts. 764 y ss.
CPC) y se ha establecido la especialización de las salas de la Corte Su-
prema.
• La doctrina. Son los estudios efectuados por los autores de Derecho procesal por los
cuales hay una creación, sistematización e interpretación de las normas jurídicas proce-
sales. Los autores más importantes en nuestro sistema jurídico poseen o han poseído la
nacionalidad alemana, italiana, española, argentina y uruguaya. Goldsmith (Alemania),
Chiovenda, Calamandrei, Carnelutti, Cappelletti, Taruffo, Cipriani, Trocker (Italia), Ca-
rreras, Serra, Prieto Castro, De la Oliva, Ortells, Montero, Lorca (España), y Couture,
Sentis, Vescovi, Pelegrini, Monroy y Morello (Latinoamérica). En Chile, aferrado hasta
hace poco en una concepción puramente procedimentalista del Derecho procesal desta-
có Casarino por sobre todos los demás autores (Pereira, Quezada, y otros). Actualmente
destacan Tavolari, Carocca, Díaz, Bordalí y Romero.
• Las prácticas y usos procesales. Si bien no existe una norma que se remi-
ta a la costumbre, en la práctica ante los tribunales resulta muy impor-
tante conocer los usos y prácticas procesales, varias de las cuales se hacen
efectivas aún existiendo un mandato legal que dispone otra cosa.
• El derecho comparado. Su conocimiento ha ayudado a nuestro legislador procesal a
buscar soluciones a los problemas de funcionamiento de nuestro sistema procesal.
Ejemplo de ello fue la reforma al proceso penal, y ahora lo es el proceso de reforma al
modelo procesal civil, en dónde también se está recurriendo a institutos procesales del
derecho comparado.

(VII) Tres cuestiones sobre la Ley procesal.

Sobre la Ley procesal merece la pena estudiar tres cuestiones:

• La interpretación de la Ley procesal: Cuando la Ley es oscura o ambigua


y es necesario fijar su sentido.
• La integración: Cuando no hay Ley que resuelva el caso.
• Elección de la Ley procesal: Cuando hay dos o más leyes que pueden apli-
carse al caso, y hay que elegir sólo una de ellas. La elección puede decir
relación con optar entre la Ley antigua y la ley nueva, o entre la Ley na-
cional y la Ley extranjera.

Interpretación de la Ley procesal:

Interpretar es fijar el verdadero sentido y alcance de la ley. El CC (arts., 19 a 24)


establece los elementos de interpretación: gramatical, lógico, histórico y siste-
mático). La interpretación de las normas procesales se rige también por las re-
glas del CC. Así por ejemplo, si Diego demanda a Juan en sobre resolución de
contrato por infracción de obligaciones contractuales y en el curso del proceso

8
Juan tacha a dos testigos de Diego por ser amigos íntimos de éste el juez en su
sentencia tiene que interpretar no sólo las leyes sobre los contratos, de derecho
civil (de orden material), sino también las normas procesales referidas a la
prueba testimonial.

Ahora, si bien las normas de interpretación del CC son aplicables hay un matiz.
Mientras en la interpretación de los contratos debe buscarse por el juez la inten-
ción de las partes, en la interpretación de las leyes procesales debe buscar la fi-
nalidad de la ley y la intención del legislador; encontrar el fin de la función para
que fue creada la norma procesal.

Finalmente cabe apuntar que en la tarea de interpretación de la Ley procesal


mucha importancia llevan los denominados principios formativos del procedi-
miento que orientan al juez en esta labor. Según Couture lo ideal es que los Có-
digos de procedimiento los recojan expresamente. Además, el juez deberá recu-
rrir a los principios generales del Derecho y a la observancia de las garantías
constitucionales del debido proceso.

En este punto, aludidos que han sido los principios, conviene precisar esta cues-
tión sobre la cual la doctrina suele confundirse. Hemos dicho antes que el pro-
cedimiento es el conjunto de formalidades a que deben de someterse el juez y las
partes en la tramitación del proceso. Pues bien, en el establecimiento de estas
formalidades el legislador no es completamente libre. En efecto, el legislador
debe respetar un núcleo básico que no puede faltar y que está constituido por
los principios del proceso, vale decir por aquellos principios sin los cuales un
procedimiento no puede llegar a configurar un proceso. Son los derechos que se
comprenden en la garantía del debido proceso (entre ellos, el principio de au-
diencia y el principio de igualdad de armas). Fuera de este núcleo esencial, into-
cable, el legislador suele tener opciones a la hora de regular un procedimiento;
estas opciones son los principios formativos de los procedimientos, a saber:

• Principios dispositivo e inquisitivo.

Para saber cual principio está presente hay que responder a estas dos preguntas:
¿Quién esta facultado para dar inicio al proceso? y ¿quién fija y determina el
objeto del proceso?.

Regirá el principio dispositivo cuando sean las partes las encargadas de iniciar
el proceso y sean también éstas las que con sus alegaciones fijan y determinan el
objeto procesal. Si el Tribunal u otro organismo público (por ej. el MP) pueden
iniciar el proceso y fijar y determinar el objeto del mismo, el principio predomi-
nante será el principio inquisitivo. El fundamento del principio dispositivo debe
encontrarse en que en ciertos asuntos (por regla general, los asuntos civiles) no
existe el compromiso de un interés de la comunidad o sociedad, sino que el
asunto interesa exclusivamente a las partes. El aforismo latino - nemo iudex
sine actore (no hay juez sin actor) da parcial cuenta de este principio y sus con-
secuencias. Se inspira en el reconocimiento de la autonomía de la voluntad, los
derechos privados subjetivos y el derecho de propiedad.

Las partes fijan y determinan lo que constituye el tema del debate o controver-
sia, el objeto procesal (ej. arts. 253, 254, 309 y 768 N°4 CPC). El tema es fijado

9
por las partes correspondiéndole al demandante determinarlo en la demanda y
al demandado en su contestación: así queda constituida la materia sobre la cual
el juez deberá dar su sentencia. En el procedimiento penal lo constituyen la acu-
sación y el pronunciamiento que en relación a ella adopte el acusado (en materia
penal se habla de principio acusatorio).

No huelga señalar que en los procedimientos gobernados por el principio dispo-


sitivo las partes no sólo son las únicas facultadas para dar inicio al proceso sino
que también pueden ponerle término anticipado, por ejemplo a través de un
acuerdo.

Por el contrario, cuando rige el principio inquisitivo el inicio, contenido y termi-


nación del proceso no depende sólo de la voluntad de las personas afectadas.
Impera en aquellas materias en que se considera prevaleciente el interés de la
comunidad, el interés público.

• Principios de aportación de parte y de investigación de oficio.

Tratándose de estos principios la pregunta relevante es ¿Quién posee iniciativa


probatoria?.

Lógicamente, cuando se trata de un procedimiento gobernado predominante-


mente por el principio de aportación de parte, la iniciativa recae en las partes. El
juez carece de facultad para decretar pruebas de oficio tendientes a acreditar
hechos del debate limitándose a lo que aparezca de las solicitudes realizadas por
las partes.

Cuando el procedimiento está gobernado predominantemente por el principio


de investigación de oficio, el que las partes tengan iniciativa probatoria no cierra
la puerta a que el tribunal también la tenga.

Demás está apuntar la estrecha relación que existe entre los principios disposi-
tivo y de aportación de parte y los principios inquisitivo y de investigación de
oficio, aunque ha quedado establecido que no se trata de lo mismo.

Rara vez un principio de éstos gobernará el procedimiento con exclusividad,


sino que en la generalidad de los casos se tratará de una relación de predomi-
nancia de uno sobre el otro que también posee manifestación.

• Principios de oralidad y escrituración.

En punto a estos principios la primera cuestión que hay que destacar es que más
que principios que deban ser analizados aisladamente ellos configuran, cada
uno, verdaderos subsistemas procesales, acompañados de una serie de princi-
pios conexos o asociados. De manera tal que la opción de legislador en esta ma-
teria acarrea importantes consecuencias en la configuración del procedimiento.

Así las cosas, la opción por la vigencia predominante del principio de la oralidad
implicará también que se recoja con predominancia los principios de concentra-
ción procesal, inmediación judicial y publicidad general. A contrario sensu, la
opción por el principio de escrituración implicará que se recoja con predomi-

10
nancia los principios de desconcentración o dispersión procesal, mediación ju-
dicial y secreto.

- Oralidad:

Oralidad en sentido estricto: Implica, en principio, que la sentencia se dictará en


base al material que se ha producido en forma oral. En la actualidad se ha en-
tendido la inconveniencia de las fórmulas maniqueas (la oralidad como el Bien y
la escritura como el Mal) razón por la cual que se recoja con predominancia la
oralidad no descarta que pueda recurrirse a la escritura para determinadas ac-
tuaciones del proceso que así lo requieren. En mérito de lo dicho es que hoy en
día la oralidad (su predominio) implica fundamentalmente que la actividad
probatoria se rija por este principio, debiendo fallar el juez conforme a lo visto y
oído directamente en la audiencia de prueba.

Concentración procesal: De acuerdo a este principio se busca que la actividad


procesal se concentre en una o el mínimo de audiencias posibles, concentrando
en ellas el planteamientos de las cuestiones accesorias o incidentales evitando
de ese modo la dispersión de la actividad procesal en una serie de fases o etapas
que atenta contra la duración razonable del enjuiciamiento. Asimismo, el pre-
dominio de este principio posibilita que los jueces dicten sentencia con el recur-
so cercano de la práctica probatoria.

Vale decir, consiste en reunir todas las cuestiones debatidas o el mayor número
de ellas para ventilarlas y decidirlas en el mínimo de actuaciones y providencias.
Así, se evita que el proceso se distraiga en cuestiones accesorias que impliquen
suspensión de la actuación principal.

Inmediación judicial: Este principio no sólo significa que debe existir un contac-
to directo y frontal entre el juez y las partes y sus medios de prueba (inmedia-
ción en sentido lato), sino también que debe ser este juez, el que presenció y di-
rigió la práctica de las pruebas el que debe finalmente la sentencia (inmediación
judicial en sentido estricto). La vigencia efectiva de este principio impide la de-
legación de funciones judiciales.

Publicidad general4: Con su vigencia se busca que las actuaciones generales sean
públicas no para las partes (que ya tienen garantizada esta publicidad por la ga-
rantía del debido proceso) sino para los terceros. Se trata de un principio aso-
ciado a la oralidad ya que se estima, con razón, que un procedimiento escrito
(en dónde el protagonista es el expediente) dificulta al extremo la real vigencia
de la publicidad de los actos del proceso.

- Escrituración:

Escritura en sentido estricto: Implica, en principio, que la sentencia se dictará


exclusivamente en base al material que se recoge en el expediente escrito. Sin

4 La publicidad se puede considerar desde dos puntos de vista: Interno y Externo. Publicidad

interna: se refiere a que las partes conozcan todos los actos llevados a cabo por el juez y la otra
parte en el proceso. Publicidad externa: es la posibilidad de que personas extrañas al proceso
sepan lo que está ocurriendo en el mismo y presencien la realización de determinada diligencia.

11
perjuicio de que rija este principio con predominancia pueden preverse actua-
ciones orales, sin embargo éstas tienen un carácter puramente accesorio como
ocurre actualmente según algunos con los alegatos en materia civil. Siempre el
juez deberá fallar el caso de acuerdo a lo que figura en el expediente.

Desconcentración y dispersión procesal (preclusión): Quiere decir que el proce-


so se desenvuelve o desarrolla en una serie de fases o etapas. La actividad proce-
sal no está concentrada en una o pocas audiencias.

Como consecuencia de esta dispersión y como una forma de asegurar el avance


del proceso, surge ligado el principio de la preclusión según el cual si la parte no
realiza la actuación dentro del plazo legal precluye ésta. Esta regla de preclusión
obliga asimismo a que las partes formulen en sus respectivos escritos peticiones
diversas, ya que si las separaren y la primera de ellas fuere rechazada, la segun-
da ya no podría formularse por haber precluido la oportunidad. Esta situación
es lo que se denomina la acumulación eventual. Consiste en que si en determi-
nada etapa o estanco del proceso una parte puede realizar varios actos, debe
llevarlos a cabo de manera simultánea y no sucesiva, esto es, todos en el mismo
lapso y no primero uno y luego otro. Esto ocurre, por ejemplo, en relación con la
resolución que recibe la causa a prueba en materia procesal civil, cuando contra
ella puede interponerse el recurso de reposición y el de apelación. Como el tér-
mino para interponer dichos recursos es común, la parte interesada puede optar
exclusivamente por cualquiera de ellos, o bien proponer los dos, caso en el cual
debe hacerlo conjuntamente: la reposición como principal y la apelación como
subsidiaria. Esto significa que la apelación sólo se concede en el supuesto de que
la reposición no prospere. Lo que la ley prohíbe es que primero se interponga la
reposición, para luego, si es negada, proponer la apelación, pues el término para
ésta ya se encuentra vencido.

Mediación judicial: Ocurre justamente lo contrario a aquellos procedimientos


gobernados por el principio de la inmediación, vale decir, no existe un contacto
directo y frontal entre el juez, las partes y sus medios de prueba, afectándose en
consecuencia la valoración de estos últimos ya que han sido rendidos no ante el
juez sino ante funcionarios que han actuado por delegación de éste. El juez ter-
mina fallando conforme a lo recogido en las actas levantadas de dichas actua-
ciones, en definitiva, termina fallando conforme al mérito del expediente.

Secreto: Una consecuencia del carácter predominantemente escrito del proce-


dimiento y del reinado del expediente es la dificultad que encuentra la publici-
dad general. Tanto es así que se suele señalar como principio asociado al princi-
pio de la escritura al secreto no obstante la existencia de normas legales que ex-
presamente consagren la publicidad de las actuaciones judiciales como ocurre
en nuestro sistema en el art. 9 del COT.

• Principio de economía procesal.

Según Chiovenda, es la obtención del máximo resultado posible con el mínimo


de esfuerzo. Este principio de refiere no sólo a los actos procesales sino a las ex-
pensas o gastos que ellos impliquen.

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El proceso – al igual que el Derecho procesal - no es un fin en si mismo, es un
medio, un instrumento. Por esta razón no puede resultar más oneroso que la
cuantía del asunto que se debe resolver. De allí que de acuerdo a este principio
el legislador deba regular los procedimientos con razonabilidad estableciendo
algunos para los asuntos de cuantía mayor y otros para los de cuantía menor.

• Principio de buena fe o probidad.

Se refiere a la conducta de las partes y con el fin de obtener la recta administración de justicia.
El principio se refiere a que las partes no utilicen el proceso o las actuaciones de éste para lograr
fines fraudulentos o dolosos, o alegar hechos contrarios a la realidad, o emplear medios que
tiendan a entorpecer la buena marcha del procedimiento5. Manifestaciones de este principio: a)
Sanciones al litigante temerario a través de la condena en costas; b) Impedimentos para trans-
formar los incidentes en instrumentos meramente dilatorias, a través de la consignación previa;
c) El juramento y la tacha de testigos; d) Las implicancias y las recusaciones.

Integración de la Ley procesal:

Se habla de integración de la Ley cuando existen lagunas en el ordenamiento


jurídico, cuando falta una norma expresa que regule una determinada materia.

En materia de integración de la Ley procesal cabe atender primero a lo dispues-


to por el art. 10 i. 2 COT conforme al cual reclamada la intervención de los tri-
bunales en forma legal y en negocios de su competencia no podrán excusarse de
ejercer su autoridad ni aún por falta de ley que resuelva la contienda sometida a
su decisión.

¿Qué debe hacer el juez en este caso? El artículo anterior debe relacionarse con
el art. 170 Nº5 CPC en el cual se prescribe que toda sentencia definitiva debe
contener la enunciación de las leyes, y en su defecto, de los principios de equi-
dad con arreglo a los cuales se pronuncia el fallo. Vale decir, los principios de
equidad integran la laguna.

Además, al igual que acontece con la labor de interpretación, tratándose de la


integración de la Ley procesal también resultan útiles los principios formativos
del procedimiento y los principios o garantías del proceso. Nos remitimos a lo
recién dicho a propósito de ellos.

Elección de la Ley procesal:

(a) Elección de la Ley procesal: Límites de tiempo.

El problema se presenta cuando sobre la misma materia procesal se dicta una


nueva Ley que deroga, total o parcial, expresa o tácitamente, la Ley procesal an-
terior. Más específicamente, el problema se genera cuando la nueva Ley abarca
las relaciones que no alcanzaron a ser regidos por la Ley anterior.

¿Qué Ley prevalece? El acto procesal se rige por la Ley actualmente vigente, pe-
ro si se dicta una nueva Ley procesal – y el proceso está pendiente (si el proceso

5 Véase un ejemplo en el art. 88 i. 1 y 2 CPC.

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está terminado no puede ser afectado por una Ley posterior) - para solucionar el
problema que se genera hay que distinguir:

- Existen normas transitorias en la nueva Ley: Si las hay se debe estar a lo dis-
puesto en ellas.
- No existen normas transitorias en la nueva Ley: Corresponde aplicar la Ley de
efecto retroactivo de las leyes6. Recordando que las normas de Derecho procesal
son de orden público por regla general cabe señalar que por regla rigen in ac-
tum, rigen de inmediato. Con todo, para mejor precisar el tema conviene distin-
guir nuevamente:

• Leyes procesales de organización: Rigen in actum. Se trata de normas


de orden público sin aplicación a un solo y determinado proceso, no
existen derechos adquiridos, por lo tanto, rigen inmediatamente tan
pronto entran en vigencia. Ej: Establecimiento de nuevos tribunales y
nuevos funcionarios por la reforma procesal penal.
• Leyes procesales de competencia: Si se trata de normas de competencia
absoluta rigen in actum. Si se trata de normas de competencia relativa
también rigen in actum, empero no se afectan las prórrogas de compe-
tencia efectuadas por las partes en materia civil contenciosa.
Sin embargo, para algunos autores, si bien las normas procesales de
competencia absoluta son de orden público no puede dárseles vigencia
inmediata. Se apoyan básicamente en el art. 109 COT (regla de la radi-
cación) y en el art. 19N°3 CPR que señala que nadie podrá ser juzgado
por comisiones especiales. En contra de esta posición se sostiene que la
regla de la radicación es una norma legal que por ello puede ser modifi-
cado por otra ley. Estas normas rigen in actum, se agrega, por ser de or-
den público. Además, el art. 19 N°3 CPR prohíbe el juzgamiento por
comisiones especiales y no por tribunales permanentes que pertenecen
a la organización normal del Estado.
• Leyes procesales de procedimiento: Respecto de aquéllos actos ejecuta-
dos en el procedimiento rige la Ley antigua y no la nueva. Respecto de
los actos no ejecutados en el procedimiento se rigen por la Ley nueva.
Hay reglas especiales:

(a) Plazos: Si la Ley nueva modifica los plazos se debe distinguir:

• Si el plazo no ha comenzado a correr: Rige la Ley nue-


va.
• Si el plazo ya transcurrió: La situación no se ve afectada
y no se genera una nueva oportunidad.
• Si el plazo comenzó a correr, pero no ha expirado: Rige
el plazo de la Ley antigua.

(b) Actuaciones judiciales y diligencias: Si se iniciara bajo la Ley


antigua rige la Ley antigua. Si no se ha iniciado rige Ley nueva.
(c) Medios de prueba: Si el medio de prueba es también solemni-
dad del acto o contrato rige la Ley vigente al momento de cele-
bración del acto o contrato, esto es la Ley antigua. Si se trata de
un simple medio de prueba queda a elección del interesado
rendir la prueba conforme a la nueva ley o emplear los medios
de prueba existentes al momento de celebración del acto. No
obstante, la producción de la prueba, esto es, la forma en que
ésta se rinde en el proceso, siempre se regirá por las normas de
la nueva Ley que, en este aspecto, rige in actum.
(d) Recursos: Se rigen por la Ley vigente al momento de su inter-
posición.

6 Véase el apéndice del CC.

14
(b) Elección de la Ley procesal: Límites en el espacio.

La Ley procesal, al igual que cualquier ley, tiene una limitación espacial. En
principio, siendo la jurisdicción una función pública, derivada de la soberanía,
debe regir en el mismo radio de ésta, en el territorio nacional. Por tanto, la Ley
procesal sólo rige en el territorio del Estado chileno, no puede regir más allá de
este límite; a contrario sensu, las leyes procesales extranjeras no rigen en Chile.
Lo normal es la territorialidad de la ley procesal7.

La regla general es la territorialidad de la Ley procesal (arts. 1 y 5 COT). La Ley


procesal se aplica por los tribunales nacionales dentro de los límites del territo-
rio de la república y respecto de todos quienes se encuentren en el territorio,
sean nacionales o extranjeros8. A su turno, los tribunales extranjeros no pueden
ejercer su imperio dentro del territorio nacional chileno.

Sin embargo, existen algunas excepciones:

• Art. 6 COT. En los casos que regula los tribunales chilenos cono-
cen de asuntos producidos fuera de Chile. Se trata de hechos co-
metidos en el extranjero (ciertos delitos) que son conocidos por los
tribunales chilenos por afectar al Estado, al Fisco o a la Sociedad
chilena.

Para que se aplique este art. 6 deben cumplirse estos requisi-


tos:

- Que se trate de alguno de los delitos que taxativamente enumera el


art. 6 COT.
- Que la persona no haya sido sometida a un proceso y condenada o
absuelta por los tribunales del país en que cometió el delito. Esto
por aplicación del principio non bis in idem.
- Que la persona se encuentre en Chile, ya sea porque esta acá vo-
luntariamente o porque fue extraditado.

Respecto de estos casos algunos plantean que, en realidad, no existe


aplicación extraterritorial de la Ley procesal chilena ya que los tribu-
nales chilenos aplican la Ley nacional dentro de su territorio.

7 Algunos principios generales: a) La ley procesal sólo rige en el territorio del Estado que la di-

cta; b) La competencia, las normas de procedimiento, los deberes y derechos de las partes, así
como la carga de la prueba, se rigen por la ley del lugar en que se sigue el proceso; c) Los medios
de prueba de las obligaciones se determinan por la ley del lugar en que se celebró el acto; d) La
validez de los actos procesales se rige por la ley del lugar dónde éstos se llevaron a cabo, pero si
deben producir efectos ante un tribunal nacional, dichos efectos se regulan por la ley nacional;
e) Todas las personas, de cualquier nacionalidad que sean, están sometidas a la jurisdicción de
los tribunales dónde viven; f) Son nulos los pactos que pretenden someter a las partes a una
jurisdicción o tribunal extranjero; g) Los tribunales, mediante el exequátur, reconocen la efica-
cia de las sentencias extranjeras para que éstas puedan ser ejecutadas en Chile; h) En ciertos
casos las ley procesal se aplica a hechos acaecidos fuera del territorio nacional, especialmente en
materia penal.
8 Se conoce como principio de la lex fori.

15
• El cumplimiento de sentencias de tribunales extranjeros en Chile.
Estas sentencias, en principio, no pueden cumplirse en Chile por-
que emanan de una jurisdicción extranjera. Sin embargo, los arts.
242 y ss. del CPC permiten, al amparo de un sistema que se ha ca-
lificado de liberal y tolerante por la doctrina (ya que reconoce valor
a las sentencias extranjeras sin entrar a distinguir acerca del tri-
bunal que la ha dictado), ejecutarlas en Chile siempre que cum-
plan las condiciones que allí se prescriben. A falta de tratados y re-
ciprocidad, nuestro sistema reconoce valor a las sentencias extran-
jeras concurriendo los requisitos de regularidad internacional que
recoge el art. 245 CPC, vale decir, que la sentencia extranjera no
contravenga las leyes de la República, que no se oponga a la juris-
dicción nacional, que la parte en contra de la cual se invoca la sen-
tencia haya sido debidamente notificada de la acción y que esté
ejecutoriada. Previamente la Corte Suprema declarará si debe o no
darse cumplimiento a tal sentencia (a través de un trámite que se
llama exequatur)9. Si se acepta se pedirá su ejecución al tribunal a
quien habría correspondido conocer del asunto, en primera o úni-
ca instancia, si el proceso se hubiere promovido en Chile (art. 251
CPC).

9 En definitiva, exequatur (exequator o execuator) es el conjunto de reglas conforme a los cuales


el ordenamiento jurídico de un Estado verifica si una sentencia judicial emanada de un país
extranjero reúne o no los requisitos que permiten su homologación en tal Estado. Este procedi-
miento tiene por objeto determinar si es posible brindarle a una sentencia extranjera (enten-
diendo esta como aquella resolución pronunciada por un tribunal que escapa a la soberanía del
Estado en que se desea ejecutarla), reconocimiento y permitir su cumplimiento en un Estado
distinto a aquel que la pronunció.

16
Universidad de Talca
Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales

IDEAS BÁSICAS SOBRE LA JURISDICCIÓN


BASES O PRINCIPIOS DEL EJERCICIO DE LA FUNCIÓN
JURISDICCIONAL
Apunte de estudio

Prof. Diego Palomo Vélez

1
IDEAS BÁSICAS SOBRE LA JURISDICCIÓN
BASES O PRINCIPIOS DEL EJERCICIO DE LA FUNCIÓN JURISDICCIONAL

Diego I. Palomo Vélez

1.- A modo de introducción.-

En este apunte pretendo abordar una de las materias más importantes que compren-
de el estudio del gran tema que propone la jurisdicción: las bases fundamentales de
su ejercicio.

En otras palabras, pretendo tratar aquí aquellos principios fundamentales (positivi-


zados a través de normas constitucionales y legales) de la organización de los tribu-
nales, cuya existencia (y cumplimiento) permiten una eficiente administración de jus-
ticia y un correcto funcionamiento de los órganos jurisdiccionales.

Sin embargo, previo a ello, me interesa recordar algunos puntos generales (concep-
to, características y momentos) que servirán al lector para ubicarse en los principios
fundamentales que analizar emos enseguida. Por lo señalado, lo que se dirá en torno
a estos puntos, tómese sólo como ayuda memoria y, en ningún caso, como un análi-
sis acabado de la cuestión.

2.- Concepto, características y momentos en que se manifiesta la función


jurisdiccional.-

2.1.- Concepto.-

Se coincide en que el origen etimológico del vocablo “jurisdicción” se encuentra en el


latín jurisdictio, que significa decir o mostrar el derecho. Se coincide, también, en
que la voz jurisdicción posee diversas acepciones: como sinónimo de soberanía, co-
mo ámbito territorial, como competencia, como poder, como función, entre otras.

Sin embargo, y sabiendo que aquello ya se ha revisado adecuadamente, lo que aho-


ra más me interesa es acuñar un concepto de jurisdicción que pueda servirnos de
base en nuestro estudio. En este plan, y sin desconocer las definiciones que ofrecen
los grandes maestros de nuestra asignatura, léase Calamandrei, Chiovenda, Carne-
lutti o, Couture, (citadas en cualquier manual de calidad mediana), prefiero optar por
una definición más accesible y reconocible por el alumno, acostumbrado a cotejar
toda la información que recibe con los textos legales.

Estas características creo encontrarlas en el concepto dado por el profesor Mario


Mosquer a (con un claro sustento normativo, léase los artículos 73 de la CPR y, 1° y
5° del COT), sin perjuicio que la misma puede ser objeto de algunas observaciones:

“Poder - deber del Estado que se radica preferentemente en los tribunales de justi-
cia, para que éstos, como órganos imparciales, resuelvan de manera definitiva e in-
alterable, con posibilidad de ejecución, los conflictos de intereses de relevancia jurí-

2
dica suscitados entre partes o que surjan de una violación del ordenamiento jurídico
1
– social, en el orden temporal y dentro del territorio nacional” .

2.2.- Características.-

2.2.1- Es una función pública.-

La razón es evidente, y casi evita comentarios. Se trata de una función del Estado
entregada a órganos que son públicos, los que conocemos bajo el nombre de tribu-
nales de justicia.

Con todo, ¿se trata de una función monopólica del Estado?. La respuesta, en nues-
tro der echo, se encuentra en la existencia y regulación de los tribunales arbitrales,
situación que descarta el monopolio estatal respecto a la función que comentamos.
Como señala el profesor Mosquera en su concepto de jurisdicción: trátase de un po-
der - deber del Estado que se radica preferentemente en los tribunales de justicia
(no exclusivament e).

2.2.2.- Es una función esencialmente territorial.-

Se señala que por tratarse de una manifestación de la soberanía del Estado (artículo
5 de la CPR), la jurisdicción presentaría similares limitaciones, entre las cuales se
contaría el ser esencialmente territorial, lo que implicaría que sólo podría ejercerse
dentro de los límites geográficos del Estado, salvo – por cierto – los casos de extra-
territorialidad que prescribe el artículo 6 del COT (en relación con el artículo 167).

Algunos, sin embargo, estiman que esta cuestión ya no resulta ser un tema pacífico
como lo fue hasta hace muy poco tiempo atrás. En efecto, desde mediados del siglo
pasado se ha ido manifestando en forma creciente un fenómeno de pérdida del tradi-
cional vigor del concepto clásico de soberanía nacional, el que ha cedido puestos
frente a procesos de transnacionalización y globalización, primero económicos y,
luego, jurídicos.

Pues bien, estos procesos (ahora nos interesa sólo su faceta jurídica) naturalmente,
al afectar la concepción clásica de la soberanía nacional, obligan a replantear aque-
llas concepciones jurídicas que emanan justamente de aquel paradigma. Entre ellos
figura el concepto de jurisdicción, clásicamente concebido como esencialmente terri-
torial (como potestad inherente a la soberanía), cuestión que a estas altur as es al-
2
tamente discutible, no sólo a nivel teórico, sino también normativo .

2.2.3.- Es una función complementaria de la legislativa.-

Como lo señala el profesor Quezada, “cualquiera que sea la concepción que se ten-
ga de la jurisdicción, no se puede negar que, directa o indirectamente, sirve de tutela
3
o de garantía al ordenamiento jurídico” . Relacionado con ello, se agrega que la fun-

1
Citado en DÍAZ URIBE, CLAUDIO, 2000, “Curso de derecho procesal civil”, Santiago, Chile, Ed. Jurídica Cono Sur, tomo I,
p. 39.
2
Un ejemplo de este fenómeno de trasnacionalización jurídica lo constituyó la aprobación y posterior ratificación por Chile
de la Convención contra la Tortura, cuyas disposiciones entregan potestad jurisdiccional universal subsidiaria o supletoria a
cualquier tribunal de cualquier Estado para hacer efectiva la responsabilidad y sancionar criminalmente a los autores, cóm-
plices o encubridores de actos de tortura, cometidos dentro del ámbito territorial de cualquier Estado parte que no haya
ejercido la potestad jurisdiccional que le corresponde sobre la materia. Algo muy similar plantea el Tratado de Roma que
establece la Corte Penal Internacional, lamentable y erróneamente declarado inconstitucional por nuestro Tribunal Constitu-
cional, justamente por no querer entender este fenómeno.
3
QUEZADA MELENDEZ. JOSÉ, 1984, “La jurisdicción, derecho procesal civil chileno”, Santiago, Chile, Ed. Ediar Conosur,
p.47 y 48.

3
ción jurisdiccional es sucedánea o secundaria a la función legislativa, en el sentido
que la primera sólo se ejerce en casos de transgresión o incertidumbre del derecho
o, en caso de inobservancia de las condiciones necesarias para constituir válidamen-
te determinadas relaciones jurídicas.

2.2.4.- Es una función unitaria.-

La jurisdicción es un poder deber que emana de la sober anía y que tiene por función
resolver conflictos de intereses con relevancia jurídica. Sólo existe una concepción
de jurisdicción, es una e indivisible.

El profesor Hugo Per eira, resume claramente el sentido de esta car acterística (a la
que denomina principio de unidad jurisdiccional):

“Concretando la idea respecto de la jurisdicción, no es dudoso que ésta es una y es


la misma cualquiera sea el tribunal que la ejercite y el proceso de que se valga para
ello. Pero tiene, además, carácter totalizador en el sentido que cuando el órgano
correspondiente la ejercita, lo hace como un todo sin posibilidad de parcelación.

Cuando en el lenguaje común o, incluso, en el de la ley, se emplea la expresión ju-


risdicción seguida del calificativo civil, penal, laboral, constitucional, etc., se incurr e
en impropiedad, porque lo que en realidad admite distribución, previa clasificación,
es la competencia.

La noción de unidad jurisdiccional no es incompatible con la posibilidad que su ejer-


cicio se desarrolle ante diversos tribunales o, lo que es igual, que existan grados
jurisdiccionales diferentes. Cuando un tribunal superior conoce de la apelación de-
ducida contra resolución de un tribunal inferior, ambos están ejercitando la misma y
4
única jurisdicción en fases o etapas sucesivas” .

2.2.5.- Es una función esencialmente improrrogable.-

La jurisdicción no puede modificarse ni alter arse por la voluntad de los individuos. La


prórroga (regulada a partir del artículo 181 del COT) procede respecto de la compe-
tencia, no de la función jurisdiccional.

En otros términos, no se puede otorgar facultad jurisdiccional a quien por ley no la


tiene.

¿Cómo se explica entonces la existencia de los jueces árbitros?. En este caso, no


son las partes las que prorrogan la jur isdicción a estos jueces, es la propia ley la que
les confiere jurisdicción para la resolución de determinados asuntos civiles (artículos
222 y siguientes del COT).

2.2.6.- Es una función esencialmente indelegable.-

Con esto se quiere decir que el juez, titular de esta función, no puede delegarla a
otro órgano (particular o autoridad). La jurisdicción no se puede delegar.

2.2.7.- Es esencialmente temporal.-

Esta característica ya es parte de la historia, a lo menos en lo que dice relación con


su consagración normativa expresa. En todo caso, con ella se quería resaltar que la

4
PEREIRA ANABALÓN, HUGO, 1993, “Curso de derecho procesal, derecho procesal orgánico”, Santiago, Chile, Ed.
Jurídica Cono Sur, edición actualizada, p.95 y 96.

4
función jurisdiccional no versa sobre materias espirituales o morales, sólo se cir-
cunscribe a conflictos de intereses de relevancia jurídica entre partes (en materia
civil) o, el entendimiento del poder punitivo del Estado con la libertad individual y
5
otras garantías individuales de las personas (en materia penal) .

Digo que ya es parte de la historia, pues nuestro legislador entendió que ya no er a


necesario que tal característica se manifestará expresamente en la ley, como ocurrió
hasta la dictación de la Ley N°19.655 (de 9 de marzo de 2000) que eliminó del artí-
culo 5 del COT la frase “en el orden temporal”. Por lo mismo, el concepto del profe-
sor Mosquera debe modificarse en este punto, lo que no significa que la exigencia se
haya eliminado; lo único que ocurre es que no se considera necesaria su consagra-
ción expresa a nivel normativo.

2.2.8.- Es una función limitada por la competencia.-


6
Como lo manifiesta el profesor Quezada: “su límite máximo es la competencia” .

De esta forma, todos los tribunales tienen jurisdicción, pero no todos conocen asun-
tos de la misma materia, cuantía, personas o grado. De la competencia se ocupan
los artículos 108 y siguientes del COT, el primero de los cuales define esta institu-
ción como la facultad que tiene cada juez o tribunal para conocer de los negocios
que la ley ha colocado dentro de la esfera de sus atribuciones.

2.2.9.- Es una función cuyos actos tienen autoridad de cosa juzgada.-

Significa que sus actos (denominados resoluciones o sentencias) son inmutables y


definitivos en el tiempo. Para ello, por cierto, las sentencias deberán estar firmes o
ejecutoriadas en los términos que prescribe el artículo 174 del CPC, sin perjuicio de
7
las sentencias que causan ejecutoria . De la regulación de la acción y excepción de
cosa juzgada se preocupan los artículos 175 a 180 del CPC.

2.3.- Momentos de la jurisdicción.-

Ellos son el conocimiento, el juzgamiento y la ejecución de lo juzgado, y se manifies-


tan en el texto del artículo 73 (inciso 1, primera parte) de la CPR, que prescribe:

“La facultad de conocer de las causas civiles y criminales, de resolverlas y de hacer


ejecutar lo juzgado, pertenece exclusivamente a los tribunales establecidos por la
ley”. Lo mismo establece – a nivel legal – el artículo 1 del COT.

Ahora, más allá de su consagración normativa, ellos se justifican plenamente desde


el momento que la resolución del conflicto no es inmediata, ni puede serlo, sino que
requiere de distintas etapas o fases. Al respecto Couture expuso:

“En el proceso judicial también se comienza por saber los hechos y el derecho me-
diante el contradictorio de ambas partes y por obra del juez; luego éste decide, esto
es, quiere un sentido jurídico, a cuyo querer se asigna una eficacia especial; y por
último obra, esto es, asegura prácticamente el resultado de la obra intelectual y voli-

5
DÍAZ URIBE, CLAUDIO, Op. Cit. p. 48.
6
QUEZADA MELENDEZ, JOSÉ, Op. Cit., p. 50.
7
Las prim eras son aque l las que p ued en cum pl ir se, sea porque no pr oce den recu rsos en contr a de
el los, sea porque los expresados recursos proceden y han s ido fa ll ados , sea por qu e los recursos pro-
ceden , pero han transcurr id o todos los pl a zos que el l egis la dor concede para su interposic ión , s in que
se ha ya n hecho va ler por la s partes. L as segund as (las que sin estar ejecutoriadas , causan ej ecuto-
r ia), son las qu e pue den cum plirse aun cuando e xis ta u n recurso p end ien te in terpu esto en su con tra.

5
8
tiva, mediante las diversas formas exigidas por el contenido mismo de la sentencia” .

2.3.1.- Fase de conocimiento.-

Persigue esencialmente saber los hechos por medio de las pruebas que suministran
las partes o, cuando corresponde, por la propia iniciativa del juez. En esta etapa, el
tribunal recibe los fundamentos de hecho y de derecho que las partes hacen valer
para apoyar sus pr etensiones; lo propio cabe señalar respecto a las pruebas que
sustentan sus supuestos de hecho.

2.3.2.- Fase de juzgamiento.-

Es la fase más relevante para algunos, principalmente porque caracteriza la misión


del juez. Es el moment o en que el tribunal decide el conflicto sometido a su conoci-
miento.

Por cierto, lo anterior implica estudio y análisis de los antecedentes de hecho y de


derecho necesarios para adoptar una decisión, análisis que se expresa formalmente
en la sentencia, acto procesal regulado en los artículos 170 del CPC y 342 del nuevo
CPP, además del auto acordado de la Corte Suprema (de 1920).

2.3.3.- Fase de ejecución.-

No obstante tratarse de una fase eventual (no siempre se requiere), nadie discute su
existencia en nuestro ordenamiento.

En efecto, ya el artículo 73 de la CPR alude expresamente a esta etapa, donde se


hace cargo también del imperio jurisdiccional de los tribunales ordinarios y especia-
les que integran el Poder Judicial (véase el artículo 5 del COT), que los faculta para
impartir órdenes directas a la fuerza pública o ejercer los medios de acción condu-
centes de que se dispusiere, a fin de hacer ejecutar sus resoluciones. En el mismo
sentido se encuentran los artículos 11 del COT y 34 del CPP.

3.- Bases fundamentales de la función jurisdiccional.

También se les conoce bajo el nombre de bases de la organización del Poder Judi-
9
cial o de la administración de justicia .

Generalmente se las define como aquellas normas indispensables sobre las que de-
be descansar el Poder Judicial, sin las cuales no podría existir una correcta y efi-
ciente administración de justicia.

Pues bien, son 15 estos principios o normas fundamentales, no teniendo todos ellos
igual valor o jer arquía. Algunos de ellos reciben consagración al más alto nivel
(CPR), otros solo a nivel legal.

Es precisamente este criterio que atiende al nivel de su consagración (constitucional


o legal) el que emplearemos para el análisis de estas bases.

3.1.- Bases de la jurisdicción recogidas en el texto de la Constituci ón Política


(sin perjuicio de su desarrollo legislativo).-

8
PEREIRA ANABALÓN, HUGO, Op. Cit., p. 97.
9
Son estas : Le ga l id ad ; Ind e pendenc ia ; Ter ritor ia lid ad; Jerarquía o Grado; Pub l ic id a d; Sed en tar ied ad;
Pas ivi dad ; Com petenc ia com ún; Inavocabi li dad ; Gr atu idad ; Ine xcusab ili dad; Aut ogeneración i ncom ple-
ta ; Co nt inu idad ; Responsab i lid ad ; e, Inam ovi lidad .

6
Entre estas encontramos las siguientes:

- independencia,
- legalidad,
- inamovilidad,
- inexcusabilidad y,
- responsabilidad.

3.1.1.- Base de la independencia.-

Según esta base, el ejercicio de la función jurisdiccional está reservada (salvo la


excepción que conocemos) al Poder Judicial, estando prohibido su ejercicio a cual-
quier otro poder. Es precisamente a ello a lo que apunta el artículo 76 de la CPR
cuando dispone:

“Ni el Presidente de la República ni el Congreso pueden, en caso alguno, ejercer


funciones judiciales, abocarse causas pendientes, revisar los fundamentos o conte-
nidos de sus resoluciones o hacer revivir procesos fenecidos”.

Esta norma debemos relacionarla con el artículo 7 de la Carta fundamental que, jun-
to con señalar que los órganos del Estado actúan válidamente dentro de su compe-
tencia y en la forma que prescriba la ley, prohíbe a cualquier persona o autoridad (ni
aún con el pretexto de circunstancias extraordinarias) atribuirse otra autoridad o de-
rechos que los que expresamente se les hayan conferido en virtud de la misma CPR
o las leyes. La contravención se sanciona con la nulidad del acto, sin perjuicio de las
responsabilidades y sanciones que la ley señale.

Algo similar se desprende del artículo 12 del COT:

“El Poder Judicial es independiente de toda otra autoridad en el ejercicio de sus fun-
ciones”. Por lo mismo, se le pr ohíbe mezclarse en las atribuciones de otros poderes
públicos y ejercer otras funciones de las que le corresponden por ley ( artículo 4 del
COT). En este sentido, véase el artículo 222 del C. Penal. Por otro lado, revísese
también lo prescrito en el artículo 8 del COT que consagra la base de la independen-
cia entre los tribunales, al establecer que ningún tribunal podrá avocarse el conoci-
miento de causas o negocios pendientes ante otro tribunal, a menos la ley – de modo
expreso – le confiera tal facultad.

No olvidar, por último, lo dispuesto en el artículo 81 de la CPR que establece que los
magistrados de los tribunales superiores de justicia, los fiscales judiciales y los jue-
ces letrados que integran el Poder Judicial, no podrán ser aprehendidos sin orden
del tribunal competente, salvo el caso de crimen o simple delito flagrante y, sólo pa-
ra ponerlos inmediatamente a disposición del tribunal que debe conocer del asunto
en conformidad a la ley (como se ve, esencial para la efectiva vigencia de esta ba-
se).

Lo señalado hasta aquí, corresponde a lo que se conoce bajo el nombre de “inde-


pendencia funcional (objetiva)” del Poder Judicial y los órganos jurisdiccionales.

No basta con lo anterior, de allí que esta base manifieste y requier a de otra faceta.
Es la denominada “independencia personal (subjetiva)” del juez, su imparcialidad.

¿Cuál es la más importante?. Ambas son esenciales, sin embargo, esta última faceta
debe cuidarse mucho más. Dejo la explicación de esta mayor relevancia de la impar-
cialidad en palabras del profesor Pereira:

7
“Es posible que exista independencia funcional y los jueces carezcan de imparciali-
dad o, por la inversa, que no exista y, sin embargo, los jueces sean imparciales. De
todas formas, si la Constitución consagra la independencia funcional, lo hace con la
finalidad de que ello contribuya a la imparcialidad de los jueces. En otros términos,
entendemos que la independencia funcional es instrumental a la imparcialidad o in-
dependencia personal del juez” 10.

Con todo, no cabe confundir imparcialidad con falta de “influencia”, pues – al estar
inmerso en la sociedad – el juez está sujeto a influencias del ambiente, de maner a
consciente o inconsciente. Pero el tema no es ese, el tema está radicado en evitar
coacciones o presiones específicas sobre la conciencia del juez que persigan obte-
ner una resolución en un sentido determinado.

¿Se asegura por nuestra CPR el derecho al juez imparcial (independencia perso-
nal)?. A primera vista podría alguno decir que no, pues en ninguna de sus normas se
recoge expresamente un postulado que así lo señale. Empero, si se asume la postu-
ra del “bloque de constitucionalidad” mediante el cual los derechos y garantías reco-
nocidos en los tratados internacionales sobre DDHH ratificados por Chile y que se
encuentran vigentes, se incorporan a nuestro ordenamiento jurídico, la r espuesta
debe ser afirmativa. De ello dan cuenta los dos principales tratados que en nuestro
continente abor dan el asunto:

Al respecto la Convención Americana de DDHH dispone (artículo 8):

“Toda persona tiene derecho a ser oída con las debidas garantías y dentro de un
plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, esta-
blecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal
formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de
orden civil, laboral, fiscal o de cualquier caráct er”.

Por su parte, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, (artículo 14)


establece:

“Todas las personas son iguales ante los tribunales y Cortes de justicia. Toda perso-
na tendrá derecho a ser oída públicamente y con las debidas gar antías por un tribu-
nal competente, independiente e imparcial, establecido por la ley, en la substancia-
ción de cualquier acusación de carácter penal formulada contra ella o para la deter-
minación de sus derechos u obligaciones de carácter civil”.

Por tanto, la normativa de los tratados citados explicitan la exigencia de un tribunal


objetivamente independiente y subjetivamente imparcial, norma inexistente en el tex-
to de la CPR, pero incorporada a nuestro ordenamiento por esta vía contemplada por
el artículo 5 de la CPR.

En el plano legal, el nuevo CPP también se hizo car go de expresar la exigencia de


un juez imparcial. Lo hace en el artículo 1, donde exige que la sentencia que conde-
ne a una persona sea fundada y dictada por un tribunal imparcial.

3.1.2.- Base de la legalidad.-

“Este principio se traduce, en primer término, en que debe ser la ley la que establez-
ca los tribunales, su organización y atribuciones y los procedimientos. En segundo
término, los jueces tanto en la tramitación de los procesos como en la dictación de

10
PEREIRA ANABALÓN, HUGO, Op. Cit., p. 262.

8
11
sus fallos, deben actuar con estricta sujeción a la legalidad” .

De aquí podemos extraer la existencia de dos facetas (al igual en que la base de
independencia) que denominaremos de la siguiente forma: legalidad orgánica y lega-
lidad funcional.

En lo que se vincula con la legalidad orgánica, tanto la CPR como el COT señalan
que la jurisdicción sólo puede ser ejercida por los tribunales establecidos por la ley.
Así se colige de los ar tículos 76 (ya citado: habla de tribunales establecidos por la
ley) y 77 de la C.P.R. y 1 del C.O.T (cuyo contenido es similar a la primera parte del
artículo 76 de la CPR).

El artículo 77 prescribe que una LOC (ley orgánica constitucional) determinará la


organización y atribuciones de los tribunales que fueren necesarios para la pronta
administración de justicia en todo el territorio de la República. La misma ley señalar á
las calidades que deban tener los jueces y el número de años que deban haber ejer-
cido la profesión de abogado las personas que fueren nombradas ministros de Corte
o jueces letrados. Y agrega, la LOC sólo podrá ser modif icada oyendo previamente a
la Corte Suprema.

En materia penal, el instante en que deben estar establecidos los tribunales ha sido
objeto de especial preocupación normativa. Así, está lo que prescribe la CPR en su
artículo 19 N°3, donde – además de ratificar la necesidad de que la ley establezca
los tribunales - se señala lo siguiente:

“Nadie puede ser juzgado por comisiones especiales, sino por el tribunal que le se-
ñale la ley y que se halle establecido con anterioridad por ésta”.

En el mismo sentido encontramos la norma del artículo 2 del CPP que, repitiendo lo
señalado en la norma constitucional, precisa - sin embar go – que el tribunal debe
haber estado establecido por la ley con anterioridad a la perpetración del hecho.

En lo relativo a la legalidad funcional, la segunda faceta de esta base de la jurisdic-


ción, cabe insistir en que los tribunales tramitan y fallan de acuerdo a la ley, e inclu-
so deben apreciar la prueba sujetándose a las reglas que - al efecto – les ha dado el
legislador (se conoce como principio de prueba legal o tasada, regla general en
nuestro derecho, salvo ciertas excepciones entre ellas lo asumido en el CPP, artícu-
los 295 y siguientes).

Las normas que sirven de sustento a esta segunda faceta de la legalidad son, a nivel
constitucional - los artículos 6 y 7, ya citados.

En el ámbito legal, el artículo 170 del CPC señala los requisitos formales específicos
de la sentencia definitiva (en esta materia también debe considerarse el autoacorda-
do de la Corte Suprema sobre la forma de las sentencias). Entre ellos se cuenta la
enunciación de las leyes con arreglo a los cuales se pronuncia el fallo (numeral 5), lo
que resulta ser una manifestación clara de la base de legalidad que estamos comen-
tando, ello – sin perjuicio – de que el mismo numeral se encarga de contemplar una
especie de excepción al principio, cual es la posibilidad de la jurisdicción de equidad
en caso de no existir ley (la norma habla de “y en su defecto de los principios de
equidad ...”). En estricto rigor, no se trata de una excepción a la legalidad, pues es
la propia ley la que faculta al juez para fallar según equidad, en caso de falta de
norma que resuelva el asunto.

11
DÍAZ URIBE, CLAUDIO, Op. Cit., p.65.

9
La violación de la obligación planteada en el párrafo anterior, es denunciable a tra-
vés del recurso de casación en la forma (luego de la reforma procesal penal, sólo
existente en materia civil), contemplando el CPC una causal específica en la cual
puede fundarse este recurso: artículo 768 N°5 ( en haber sido la sentencia pronun-
ciada con omisión de cualquiera de los requisitos enumerados en el artículo 170,
incluido el que alude el numeral 5 recién visto).

A su turno, el recurso de casación en el fondo (hoy también existente sólo en materia


civil) tiene lugar bajo una causal única y genérica: que la sentencia se haya pronun-
ciado con infracción de ley y esta infracción haya influido substancialmente en lo
dispositivo de la sentencia.

Con todo, en materia penal, el CPP se hace cargo - a partir del artículo 372 - del
denominado recurso de nulidad que se concede para invalidar el juicio oral y la sen-
tencia definitiva, o solamente ésta, ocupándose en alguna de sus causales o motivos
de la protección de la base de la legalidad.

3.1.3.- Base de la inamovilidad (o amovilidad).-

Este principio se relaciona fuertemente con dos bases más, la de independencia (ya
vista) y la de responsabilidad, que se abor dará un poco más adelante.

La inamovilidad “es un privilegio o garantía consagrado en beneficio de los jueces,


que consiste en que no pueden ser removidos de sus cargos mientras observen el
12
buen comportamiento exigido por la Constitución y las leyes” .

Es un derecho de los jueces a no ser removidos (separados, dest ituidos, suspendi-


dos o trasladados), sino previa causa legalmente sentenciada, en la cual se demues-
tre la falta al buen comportamiento en que se incurrió.

A ello se refiere la CPR en su artículo 80 (inciso 1):

“Los jueces permanecerán en sus cargos durante su buen comportamiento, pero los
inferiores desempeñarán su respectiva judicatura por el tiempo que determinen las
leyes”. Los jueces inferiores eran los temporales que, según el COT eran los jueces
de subdelegación y los de distrito, que duraban 2 años en el ejercicio de sus funcio-
nes. Sin embargo, la Ley N°18.776 ( 1989) derogó el título II del COT que se ocupaba
13
de su regulación. Por tanto, ya no existen .

Desde ya puede entenderse la vinculación de esta base con la independencia perso-


nal de los jueces, que quedaría en nada (sería ilusoria) si los jueces no fueren in-
amovibles. En consecuencia, se trata de una base que tiende a garantizar una buena
e independiente administración de justicia.

Como dice el profesor Pereira:

“Si el juez observa un buen comportamiento, puede tener la seguridad de que no


será removido de su cargo, certeza o confianza que le proporcionará la necesaria
tranquilidad para ejercer la función judicial. Es un factor que, por una parte, estimula
el buen comportamiento del juez y, por el otro, reafirma su independencia. Si la in-
amovilidad es una necesidad para la independencia del juez, es para las partes una
garantía que el juez no sea removido por causas ajenas a su buen comportamien-
12
VERDUGO MARINKOVIC, MARIO, Y OTROS, 1994, “Derecho constitucional”, Santiago de Chile, Ed. Jurídica de Chile,
tomo II, p. 191.
13
VERDUGO MARINKOVIC, MARIO, Y OTROS, Op. Cit., p.192

10
14
to” .

La inamovilidad no sólo es un derecho de los jueces titulares (propietarios), sino


también de los interinos (hasta el nombramiento de los propietarios) y de los suplen-
tes (hasta que expire el tiempo por el cual fueron nombrados). Así lo dispone el artí-
culo 247 del COT.

No obstante lo señalado, el lector podrá vislumbrar que la inamovilidad no puede ser


absoluta. La inamovilidad se pierde ( y el juez es r emovible) cuando no observa un
buen comportamiento, y al efecto se contemplan tres procedimientos: el proceso de
amovilidad (artículo 338 y 339 del COT); la calificación anual (artículo 278 bis); y, la
remoción por parte de la Corte Suprema (artículo 80, inciso 3 de la CPR).

Además, los jueces cesarán en sus funciones en los siguientes casos: al cumplir 75
años de edad ( artículo 80 CPR), salvo el caso del presidente de la Corte Suprema,
que continuará en el cargo hasta el término de su periodo; por r enuncia (artículo 332
N°5 del COT); o, incapacidad legal sobreviniente (artículo 332 N°1), entre otros.

3.1.4.- Base de la inexcusabilidad.-

Se encuentra consagrada en el artículo 76 inciso 2 de la CPR, aunque ya lo encon-


trábamos en el artículo 10 inciso 2 del COT. La norma constitucional dispone, en su
inciso 2:

“Reclamada su intervención en forma legal y en negocios de su competencia, no po-


drán excusarse de ejercer su autoridad, ni aun por falta de ley que resuelva la con-
tienda o asunto sometidos a su decisión”. Lo mismo, en la norma legal citada.

Este principio se traduce en que todos los tribunales están obligados a ejercer su
autoridad aun en caso de falta de ley que resuelva la contienda sometida a su cono-
cimiento. Pues bien, tratándose de materia civil, en el caso que no exista ley, se de-
berá fallar el caso conf orme a los principios de equidad, según lo dispone el artículo
170 N°5 del CPC. En materia penal, como se sabe, rige el principio de legalidad por
el cual el tribunal no debe conocer de un asunto si la ley no lo ha tipificado como
delito.

Por fin, la base en comento también es recogida en el artículo 112 del COT, como
una de las reglas generales de competencia:

“Siempre que según la ley f ueren competentes para conocer de un mismo asunto dos
o más tribunales, ninguno de ellos podrá excusarse del conocimiento bajo el pretexto
de haber otros tribunales que puedan conocer del mismo asunto; pero el que haya
prevenido en el conocimiento excluye a los demás, los cuales cesan desde entonces
de ser competentes”.

Por cierto que esta materia también se relaciona con el denominado derecho a la
acción o a la tutela judicial efectiva, pero atendida la naturaleza de este apunte, re-
servaremos esta parte del análisis para otra ocasión.

3.1.5.- Base de la responsabilidad.-

En un Estado de derecho, y como cualquier otro ciudadano, los jueces son respon-
sables de sus actos, no sólo en lo que dice relación con sus actuaciones funciona-
rias (ministeriales), sino también por sus simples actos como particulares.

14
PEREIRA ANABALÓN, HUGO, Op. Cit., p. 264.

11
La Constitución se refiere a esta materia en el artículo 79, expresando lo siguiente:

“Los jueces son personalmente responsables por los delitos de cohecho, falta de
observancia en materia sustancial de las leyes que reglan el procedimiento, denega-
ción y torcida administración de justicia, y, en general de toda prevaricación en que
incurran en el desempeño de sus funciones. Tratándose de los miembros de la Corte
Suprema, la ley determinará los casos y el modo de hacer efectiva esta responsabili-
dad”.

En el plano legal, la primera norma a consider ar es el artículo 13 del COT que pres-
cribe:

“Las decisiones o decretos que los jueces expidan en los negocios de que conozcan
no les impondrán responsabilidad sino en los casos expresamente determinados por
la ley”. La regla general entonces es que las resoluciones judiciales dictadas por los
tribunales en un determinado procedimiento no generen para los tribunales respon-
sabilidad alguna. Excepcionalmente la resolución judicial que dicten va a generar
responsabilidad cuando la ley así expresamente lo disponga. De allí que nuestra le-
gislación permita la indemnización por error judicial, siendo competente en este caso
la Corte Suprema (art. 19 N°7 de la CPR).

Con todo, a esta norma deben sumarse las contenidas en el mismo COT a partir del
artículo 324 que inaugura el epígrafe denominado “de la responsabilidad de los jue-
ces” y, aquellas que el CP contempla entre sus artículos 222 y 227, que sanciona
penalmente la prevaricación.

Empero, en gener al, retomando lo señalado al principio, se coincide en señalar que


la responsabilidad de los jueces comprende 4 modalidades o clases:

3.1.5.1.- Responsabilidad común.- Debe señalarse que este tipo de responsabilidad


no forma parte – en rigor - del contenido de la base de la jurisdicción que estudia-
mos. La razón está en que este tipo de r esponsabilidad corresponde a la de toda
persona que comete un ilícito penal. Se trata de actos u omisiones que realiza el
juez no como funcionario del Poder Judicial, sino como un ciudadano más.

Tratándose de la responsabilidad penal común, cabe anotar que los jueces tienen
fuero, lo que produce una alteración en las reglas de competencia.

3.1.5.2.- Responsabilidad disciplinaria.-

La organización jerárquica de nuestro sistema procesal posibilita, entre otras cosas,


hacer valer este tipo de responsabilidad, donde los superiores ejercen facultades
disciplinarias en los inferiores (facultades conexas a la jurisdicción).

Véase los artículos pertinentes del título XVI del COT (de la jurisdicción disciplinaria
y de la inspección y vigilancia de los servicios judiciales). Arts. 530 y ss. del COT.

3.1.5.3.- Responsabilidad política.-

Sólo dice relación con los magistrados de los tribunales superiores de justicia, vale
decir de las Cortes de Apelaciones y de la Corte Suprema.

Comprende una causal específica, pero bastante discutida: el notable abandono de


deberes (artículo 52 N°2, letra c) de la CPR). Como lo hemos señalado en clases, de
las acusaciones de la Cámara de Diputados conocerá el Senado, como jurado, limi-

12
tándose a declarar si el acusado es o no culpable del notable abandono de deberes
que se le imputa (art. 53).

3.1.5.4.- Responsabilidad ministerial (funcionaria).-

Corresponde a los efectos jurídicos de actos o resoluciones que los jueces r ealizan o
pronuncian en el ejercicio de sus funciones.

A su faceta civil se refieren precisamente los artículos 324 y siguientes del COT. A
su faceta penal, los artículos 223 y siguientes del CP (ya citados) y, 424 y siguientes
del CPP, último grupo de normas que se hacen cargo de la regulación de la “querella
15
de capítulos” .

En todo caso, el artículo 331 del COT consagra una norma que precisa muy bien los
efectos que puede tener (o no tener, mejor dicho) la condena de un juez por su res-
ponsabilidad funcionaria:

“Ni en el caso de responsabilidad criminal ni en el caso de responsabilidad civil la


sentencia pronunciada en el juicio de responsabilidad alterará la sentencia firme”.

3.2.- Bases de la jurisdicción recogidas sólo a nivel legal.-

Entre estas encontramos el resto de los principios en los cuales se cimienta la fun-
ción jurisdiccional.

3.2.1.- Base de la territorialidad.-

Su consagración positiva la encontramos en el artículo 7 del COT:

“Los tribunales sólo podrán ejercer su potestad en los negocios y dentro del territorio
que la ley les hubiere respectivamente asignado.

Ahora bien, el propio artículo señala que ello no implica que en los “negocios” de
que conocen puedan dictar providencias que hayan de llevarse a efecto en otro terri-
torio. Tal comunicación se verifica a través de exhortos, los que – en estricto rigor –
no constituyen excepción a la regla o principio de la territorialidad.

Verdaderas excepciones se pueden revisar en los siguientes artículos: el artículo 43


del COT (respecto a los juzgados civiles de la Región Metropolitana a los cuales se
les ha fijado un territor io jur isdiccional exclusivo); el artículo 403 del CPC (respecto
a la inspección personal del tribunal); y, el artículo 70 del CPP que, refiriéndose a
las autorizaciones que debe recabar el ministerio público del juez de garantía par a
realizar actuaciones que priven, restrinjan o perturben el ejercicio de los derechos
asegur ados por la Constitución, señala que cuando ellas debieren efectuarse fuer a
del territorio jurisdiccional del juzgado de garantía del procedimiento y se tratare de
diligencias urgentes, podrá pedirse la autorización directamente al juez del juzgado
de garantía del lugar, caso en el cual el ministerio público deberá dar cuenta a la
brevedad al juez de garantía del procedimiento.

3.2.2.- Base de la publicidad.-

15
Los procedimientos penales pueden clasificarse en generales y especiales. Dentro de los segundos, la distinción com-
prende los procedimientos especiales propiamente tales y los procedimientos previos o antejuicios. Es a este último grupo,
que el legislador ha establecido en ciertos casos como requisitos que – una vez cumplidos – permiten perseguir la respon-
sabilidad criminal del inculpado en el juicio criminal que corresponda, al cual pertenece la querella de capítulos, que, térmi-
nos generales, puede decirse que persigue evitar acusaciones infundadas.

13
En principio, esta base se recoge sólo a nivel legal a través de lo que dispone el ar-
tículo 9 del COT:

“Los actos de los tribunales son públicos, salvo las excepciones expresamente esta-
blecidas por la ley”.

Sin embargo, si se asume la doctrina del “bloque de constitucionalidad” debemos


concluir que esta base se encuentra consagrada en un plano superior al meramente
legal, pues resulta expresamente recogida en los tratados internacionales sobre
DDHH ratificados y vigentes en nuestro país.

Por un lado está lo que expresa – en general - el artículo 14 del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos (ya citado):

“Todas las personas son iguales ante los tribunales y Cortes de justicia. Toda perso-
na tendrá derecho a ser oída públicamente y con las debidas gar antías por un tribu-
nal competente, independiente e imparcial, establecido por la ley, en la substancia-
ción de cualquier acusación de carácter penal formulada contra ella o para la deter-
minación de sus derechos u obligaciones de carácter civil”.

Y por el otro, la Convención Americana de DDHH (numeral 5 del artículo 8) que –


también en forma expresa – consagra esta exigencia para el proceso penal:

“El proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea necesario para preservar los
intereses de la justicia “.

De las normas citadas se colige que nuestro ordenamiento recoge e incorpora para
sí el principio de publicidad, no sólo a nivel legal, sino también en aquel en el cual
se sitúan los tratados internacional sobre DDHH (para algunos se incor poran a la
Constitución mater ial, para otros se encuentran en un plano superior a la ley, per o
inferior a la CPR, pero en todo caso, superior a la ley).

Realizada esta prevención, volvamos al contenido de la base en comento. Se trata


de que las partes y la comunidad en gener al, tienen derecho a saber cómo se desa-
rrolla un proceso. Si bien es cierto que la controversia afecta sólo a las partes, no es
menos cierto que a toda la comunidad le interesa conocer de qué manera se está
administrando justicia. Es más, a través de esta base, el “pueblo” se transforma en
16
contralor de los jueces y las actuaciones judiciales .

Su contrapartida está constituida por el secreto de las actuaciones ju diciales, permi-


tido por el propio artículo 9 del COT cuando señala: salvo las excepciones expresa-
mente establecidas por la ley.

Este secr eto puede ser absoluto o relativo. Cuando estamos frente a una tramitación
reservada del proceso, tanto respecto de las partes como de terceros, hay secreto
absoluto. Cuando, no obstante prohibirse el conocimiento a los terceros, se permite
a las partes del pr oceso, existe el secreto relativo.

Pues bien, de acuerdo con esta distinción se pueden enumerar una serie de excep-
ciones a la base de la publicidad:

3.2.2.1.- Casos en que existe secreto absoluto.-

16
“Dadme el juez que queráis, parcial, corrompido, mi propio enemigo si deseáis, poco me importa con tal que nada pueda
hacer sino a la vista del público”. MIRABEU, citado en PEREIRA ANABALÓN, HUGO, 1958, “El derecho del procesado a un
juicio público, proceso escrito y proceso oral”, Revista de ciencias penales, terceras época, Mayo – agosto, tomo XVII, N°2,
p. 40.

14
a.- Los acuerdos de las Cortes de Apelaciones y de la Corte Suprema (ahora también
los tribunales orales en lo penal).- Los artículos 81 y 103 del COT (y 339 del CPP)
prescriben que los acuerdos de estos tribunales se celebrarán privadamente.

b.- Antes de la reforma procesal penal, uno de los ejemplos de secreto absoluto es-
taba constituido por el sumario criminal, esto es, la fase de investigación del proce-
dimiento penal antiguo. En efecto, en su fase de sumario, nuestro pr ocedimiento pe-
17
nal era secreto tanto para las partes como para los terceros .

La situación resultaba ser especialmente delicada desde el punto de la protección de


los derechos y garantías del justiciable, toda vez que esta etapa solía ser la más
importante del procedimiento, e incluso, a veces, el plenario ni siquiera tenía lugar, o
en otros casos no se producía prueba en él. Por ello, no extraña que esta caracterís-
tica secreta del sumario fuera fuertemente criticada por la doctrina procesal 18.

Con la aprobación del CPP esta situación cambió en forma radical. Ya en el artículo
1 se asegura a todas las personas el derecho a un juicio público. Ello se corrobora
en el artículo 289 donde prescribe que la audiencia del juicio oral será pública, salvo
ciertas medidas de restricción que se contemplan para proteger la intimidad, el honor
o la seguridad de cualquier persona que tome parte del juicio, o bien, para evitar la
divulgación de un secreto protegido por la ley.

En lo que dice relación con la fase de investigación o instrucción, que en el nuevo


procedimiento está en manos del ministerio público, la situación también mejora sus-
tancialmente. Se establece como regla general la publicidad respecto del imputado y
su defensor de todas las actuaciones que se realicen durante la etapa de investiga-
ción.

El artículo 182 dispone que las actuaciones de investigación realizadas por el minis-
terio público y por la policía serán secretas sólo para los tercer os ajenos al procedi-
miento. El imputado y los demás intervinientes (el defensor entre ellos) podrán exa-
minar los registros y documentos de la investigación fiscal y policial.

Es cierto que se permite al fiscal disponer el secreto (para asegurar la eficacia de la


investigación), empero, dicho secreto está limitado tanto en su contenido (lo que cu-
brirá el secreto) como por su dur ación (no más de 40 días). Además, el imputado
puede solicitar al juez de garantía se ponga término (o se limite en su duración o
extensión, tanto de contenido como de personas afectadas) a dicho secreto, bajo la
hipótesis de que se están afectando derechos de los intervinientes.

c.- El libro de pasajes o palabras abusivos.- Se alude a él en el artículo 531 N°2 del
COT. Por disposición de la ley es un libro pr ivado.

3.2.2.2.- Casos en que existe secreto relativo (entre otras).-

a.- Ya señalé que el artículo 289 del CPP prescribe que la audiencia del juicio oral
será pública. Per o se contemplan ciertas medidas de restricción para proteger la in-

17
El artículo 78 del C.P.P. de 1906 disponía: “Las actuaciones del sumario son secretas, salvo las excepciones establecidas
por la ley”. Ahora, a pesar que la norma aludía a ciertas excepciones, aquellas establecidas a favor de las partes, que eran
las que interesaban, constituían un derecho más bien aparente y en gran medida ilusorio, pues se hacía depender de la
circunstancia de que el juez no considerará perjudicial o peligroso para el éxito de la investigación el alzamiento del secreto.
De esta forma, en la práctica, el imputado y el eventual procesado, no tomaban conocimiento del sumario sino una vez que
se habían agotado los plazos a que se refería el artículo 80, esto es, sólo una vez transcurridos 120 días desde la fecha en
que hubiere sido sometido a proceso, lo que significaba un serio atentado contra el derecho a la defensa.
18
Si a lo señalado se agrega la existencia de ciertas excepciones a favor de determinados querellantes, léase el director del
SII o el presidente del CDE, la situación de desmedro para el imputado se agravaba mucho más.

15
timidad, el honor o la seguridad de cualquier persona que tome parte del juicio, o
bien, para evitar la divulgación de un secreto protegido por la ley.

Tales medidas, que enumera el artículo citado, van desde el impedir el acceso u or-
denar la salida de personas determinadas de la sala, el impedir el acceso del público
en general u ordenar su salida para la práctica de pr uebas específicas, hasta prohi-
bir al fiscal (y demás intervinientes) que entreguen información o formulen declara-
ciones a los medios de comunicación social durante el desarrollo del juicio. En tales
casos, estimo, estaremos frente a un ejemplo de secreto relativo.

b.- La distribución de causas en las Cortes.- Se deja constancia de ella en un libro,


que no puede ser examinado sin autorización del tribunal.

c.- Los procedimientos de separación, nulidad de matrimonio o divorcio son secretos,


sólo los conocen las partes (art. 86 Ley de Matrimonio Civil).

3.2.3.- Base de la sedentariedad.-

Este principio implica la idea de que los jueces deben administrar justicia en lugares
y horas determinadas, evitando así la existencia de tribunales ambulantes.

Cabe señalar, sin embargo, que no existe norma legal que en forma expresa y dire-
cta consagre esta base de la función jurisdiccional.

Ella se encuentra básicamente relacionada con las obligaciones de concurrencia,


asistencia y residencia que pesan sobre los magistrados y auxiliares de la adminis-
tración de justicia (artículos 311 a 312, y 474, todos del COT).

3.2.4.- Base de la jerarquía.-

Esta base implica que los tribunales están organizados en forma jerárquica (vertical)
y piramidal, comenzando desde la base (juzgados de letras), siguiendo con las Cor-
tes de Apelaciones, culminando con la punta de la pirámide jerárquica, constituida
por la Corte Suprema. Cada escalón sucesivo conlleva más prestigio, pero también
más responsabilidades.

Esto, que a simple vista se ve como algo sin mayor trascendencia (por lo cotidiano
que nos resulta), marca fuertemente a todo nuestro sistema jurídico procesal.

En otras palabras, el que los funcionarios que imparten justicia en nuestro país estén
organizados en varios niveles no es un dato menor, acarrea importantes consecuen-
cias.

Damaska, un profesor de derecho de la Universidad de Yale, ha estudiado seriamen-


te las consecuencias de un modelo jurídico procesal basado en la organización je-
rárquica. En efecto, en su obra “Las caras de la justicia y el poder del Estado: análi-
sis comparado del proceso legal”, (2000, Santiago de Chile, Editorial Jurídica de Chi-
le, 430 p.), realiza un interesante análisis entre justicia y poder, para lo cual se afir-
ma de dos hilos conductores, a saber: uno, que dice relación con la estructura del
poder - Estado (con el carácter del poder judicial) y otro, que vincula con la función
legítima del Estado (con el propósito que debe perseguir la administración de justi-
cia).

Ya situado firmemente en estas bases conceptuales, y a partir de ellas, Damaska


hace una doble distinción. Primero, diferencia lo que denomina modelos jerárquicos
de los modelos paritarios - o coor dinados - (que dependen de la organización del

16
poder, o cual sea la estructura del Estado) y, luego, ofrece la distinción entre dos
clases de procesos, un proceso entendido como resolución de conflictos y otro con-
cebido como implementación de políticas del Estado (que dependen de la función
que asuma el Estado).

En definitiva, lo que asegura es que tanto la organización del poder judicial como las
funciones de la administración de justicia dejan marcas en el proceso judicial bastan-
te evidentes, que se traducen en una serie de implicancias procesales. Pues bien, en
lo que guarda relación con las implicancias del ideal jerárquico, Damaska las des-
compone - a lo menos - en las siguientes: un proceso estructurado como una suce-
sión de etapas (que se revelan ante funcionarios encerrados en una cadena de su-
bordinación), una necesaria revisión jerárquica de las decisiones tomadas por los
subordinados (la decisión inicial no necesariamente es la final), y la materialización
del mismo a través de expedientes escritos ( archivo o expediente como nervio cen-
tral de todo el proceso).

Nada nuevo bajo el sol, diría más de alguno. Lo que allí se enuncia es, en síntesis,
lo que caracteriza nuestro sistema nacional.

En nuestro ordenamiento, la organización jerárquica tiene importancia para diversos


efectos. Entre ellos: la distribución de compet encia de los tribunales; permite la exis-
tencia de las instancias (artículos 188 y 189 del COT); determina las distintas facul-
tades disciplinarias de los tribunales; y, determina los recursos que corresponde en-
tablar.

Finalmente, cabe señalar que el artículo 110 del COT establece la regla de compe-
tencia de la jerarquía. De ella, sin embargo, nos preocuparemos en otra oportunidad.

3.2.5.- Base de la pasividad.-

Los tribunales no podrán ejercer su ministerio sino a pet ición de parte, salvo los ca-
sos en que la ley los faculte para proceder de oficio. Así lo dispone el artículo 10 del
COT.

Esta base de la jurisdicción se relaciona con los pr incipios dispositivo y de aporta-


ción de partes, en virtud de los cuales el impulso procesal para que el proceso nazca
y avance radica en las partes. Conforme a estos principios, el proceso es de las par-
tes, correspondiéndole a ellas el impulso procesal, vale decir, corresponde a los liti-
gantes el señalar los asuntos sometidos a decisión del tribunal y el aportar las prue-
bas que permitan acreditar sus afirmaciones de hecho contenidas en sus alegaciones
iniciales.

En el procedimiento penal antiguo, conocido por su carácter principalmente inquisiti-


vo, acontecía todo lo contrario, y la regla general era la oficialidad, con amplias fa-
cultades del juez del crimen para proceder de oficio, tanto para iniciar el procedi-
miento, como para desarrollar la investigación. De allí que se dijera que en aquel
procedimiento predominaba el principio formativo inquisitivo. En el modelo pr ocesal
actual se recupera la idea de la configuración de un proceso que se lleva a cabo en-
tre dos partes enfrentadas entre sí, ante un tercero imparcial.

En materia civil existen excepciones al principio que vale la pena enunciar. Entre
ellas (listado no taxativo):

a.- La declar ación de oficio respecto a la nulidad absoluta cuando aparece de mani-
fiesto en el acto o contrato (artículo 1683 del CC).

17
b.- El juez puede negarse a dar curso a la demanda que no cumple con los tres pri-
meros requisitos que se establecen en el artículo 254 del CPC (artículo 256 del
CPC).

c.- El juez denegará la ejecución si el título presentado tiene más de 3 años, conta-
dos desde que la obligación se haya hecho exigible (artículo 442 del CPC):

d.- Los jueces pueden decretar de oficio medidas para mejor resolver (artículo 159
del CPC).

e.- Los jueces pueden corregir de oficio los errores que observen en la tramitación
del expediente, y pueden tomar las medidas que tiendan a evitar la nulidad de los
actos del procedimiento (artículo 84 del CPC).

f.- La implicancia de los jueces puede y debe se declarada de oficio o a petición de


parte (artículo 200 del COT).

g.- Los jueces pueden declarar de oficio – en cualquier estado del juicio – su incom-
petencia absoluta.

h.- Casación de oficio (forma y fondo) (artículo 775 CPC).

3.2.6.- Base de la competencia común.-

Se pretende que los tribunales de primera instancia puedan conocer de toda clase de
asuntos, negocios o conflictos, comprendiendo tanto los asuntos de carácter civil
como penal (artículo 5 inciso 1 del COT). De esta forma se habla de tribunales de
competencia común que, conociendo de toda clase de asuntos, constituyen la regla
general.

No obstante, el aumento de los asuntos que deben conocer los tribunales ha obliga-
do a crear tribunales especiales que conocen únicamente de aquellas materias que
la ley ha puesto bajo la órbita de sus atribuciones. Ejemplo de ellos son los tribuna-
19
les de familia, los tribunales del proceso penal y los juzgados del trabajo, entre
otros.

Al mismo objetivo descongestionador apuntan los tribunales de competencia espe-


cial, que corresponden a algunos tribunales que tienen su asiento en comunas o
agrupaciones de comunas de mayor población y desarrollo, por ejemplo: Santiago,
San Miguel, Valparaíso, Concepción, entre otras.

En los tribunales superiores se aplica plenamente esta base: conocen en segunda


instancia de todas las mater ias propias de los jueces de letras en pr imer a instancia,
criminales, civiles, del trabajo, de menores (ahora de familia) y provenientes de otros
tribunales especiales como lo son los Juzgados de Policía local. La Corte Suprema
ha acordado como medida tendiente a su mejor funcionamiento, desde 1995, separar
el conocimiento de las causas en salas especializadas. Cabe señalar que la opinión
de una de las salas, manifestada en una resolución, es representativa de todo el tri-
20
bunal .

19
Con la vigencia de la reforma procesal penal muchos juzgados de garantía han debido integrarse a los tribunales de
competencia común dando lugar a un “Juzgado de letras y de Garantía”, manteniendo la competencia común que ejercía en
materias de trabajo, civiles, criminales anteriores a la reforma, de menores y ahora de familia, con una amplia competencia.
ARAVENA ARREDONDO, L. 2006, “Derecho Procesal Orgánico”, Santiago, Chile, Ed. Lexis Nexis, p. 157.
20
ARAVENA ARREDONDO, L., “Derecho (…)”, Op. Cit., p. 158.

18
3.2.7.- Base de la inavocabilidad.-

El artículo 8 del COT dispone:

“Ningún tribunal puede abocarse el conocimiento de causas o negocios pendientes


ante otro tribunal, a menos que la ley le confiera expresamente esta facultad”.

En esta norma se refleja en forma exacta el contenido de esta base. Su sola lectura
permite relacionar este principio con la base de la independencia. A ella nos remiti-
mos.

Obviamente, este principio se aplica en caso de que dos o más tribunales tengan
competencia, donde en principio ninguno puede excusarse de conocer el asunto,
pero – como lo señala expresamente el artículo 112 del COT – pero el que haya pre-
venido en el conocimiento excluye a los demás, los cuales cesan desde entonces de
ser competentes.

Al igual que la mayoría de los principios revisados, éste también tiene excepciones.
Uno dice relación con las visitas de los ministros de tribunales superior es de justicia
(artículos 559 y 560 del COT). El otro, con la acumulación de autos (artículos 92 y
siguientes del CPC).

3.2.8.- Base de la gratuidad.-

Este principio consiste en que las partes no remuner an el ejercicio de la función ju-
risdiccional. Sin embargo, se sabe que abogados, procuradores, receptores y demás
auxiliares de la administración de justicia reciben remuneración, lo que hace bastan-
te oneroso el procedimiento judicial.

Por ello, ya la CPR se preocupa de la materia en el artículo 19 N°3, señalando la ley


arbitrará los medios para otor gar asesoramiento y defensa jurídicas a quienes no
puedan procurárselos por sí mismos. El legislador, en cumplimiento de este mandato
constitucional ha contemplado el privilegio de pobreza y el sistema de turno, los que,
sin embargo, no funcionan en términos de asegurar efect ivamente a las personas el
acceso a la justicia y a la defensa jurídica.

Pues bien, en lo que dice relación con los asuntos penales, el CPP se hizo cargo de
este problema, asegurando al imputado el derecho a ser defendido por un letrado
desde la primera actuación del procedimient o dirigido en su contra (artículo 8 del
CPP). Puede tratarse de un defensor de su confianza o, si no lo tuviere, el ministerio
público solicitará que se le nombre un defensor penal público, o bien el juez proce-
derá a hacerlo, en los términos que señale la ley respectiva (Ley N°19.718 D.O. de
10 de marzo de 2001, que crea la defensoría penal pública).

3.2.9.- Base de la autogeneración incompleta.-

Guarda relación con el sistema de nombramiento y designación de los jueces.

Nuestro sistema es denominado de esta forma (autogeneración incompleta) pues en


él intervienen dos o más poderes del Estado, por regla general el Poder Judicial y el
Poder Ejecutivo (basándose en propuestas de ternas o quinas elaboradas por el pri-
mero de las cuales elige y nombra el segundo), pero en el caso de los ministros y
fiscales de la Corte Suprema, se suma el Poder Legislativo, a través del Senado (ar-

19
21
tículo 78 de la CPR) .

3.2.10.- Base de la continuidad.-

Por su importante función, la persona que haya sido nombrada juez debe estar per-
manentemente a disposición de la comunidad y la partes del litigio. La función juris-
diccional encargada del competido esencial de impartir justicia no puede ver inte-
rrumpida su labor. Debe existir continuidad en el ejercicio, estando siempre el órga-
no jurisdiccional disponible para quien recurre a él.

Para ello, debe instalarse el tribunal, lo que implica dos elementos de carácter copu-
lativo: el nombramiento y el juramento. A ello se refiere el artículo 299 del COT. La
fórmula del juramento se recoge en el art. 304 del COT.

Lo anterior signif ica que, una vez instalado, el tribunal no podrá dejar de funcionar.
Pero el legislador, consciente de que el juez puede enfermarse (y faltar), o previendo
los feriados legales o vacaciones (entre otras razones: renuncia, fallecimiento, re-
moción, traslado, permuta u otros), contempla dos instituciones o mecanismos de
22
reemplazo: respecto de los jueces, la subrogación (artículos 211 a 214) ; y, respecto
23
de los tribunales colegiados, la integración (artículos 215 a 219) .

Tiene importancia también tener a la vista y revisar las normas relativas a los interi-
24
natos (máximo 4 meses) y suplencias (no más de 60 días). Véase especialmente:
arts. 244 y 246 del COT 25.

En otras palabras, la jurisdicción es un poder – deber del Estado, por lo mismo debe
siempre mantenerse una organización que solucione los conflictos de relevancia ju-
rídica que se produzcan entre las personas.

21
En el derecho comparado existen o han existido – principalmente – estos tres sistemas: la autogeneración completa (por
parte del Poder Judicial), la elección popular de los jueces, y la ya señalada autogeneración incompleta.
22
La subrogación en los tribunales de la reforma procesal penal aparece regulada en los arts. 206 a 210-B del COT. Res-
pecto a los tribunales de familia, según lo dispone el art. 18 de la Ley N°19.968, en lo relativo a la subrogación de los jueces
se aplicarán las normas de los juzgados de garantía.
23
Se trata de que determinados abogados completen las salas cuando alguno de los ministros no pueden ejercer sus fun-
ciones. Puede deberse por faltar un ministro o por encontrarse inhabilitado para un caso determinado, casos en los que se
debe recurrir en primer término a un ministro de otra Sala, y cuando ello no es posible, se recurrirá a los fiscales, si no se
trata de asuntos penales o causas civiles en las que deba intervenir en tal calidad. Si ninguno de estos se encuentra dispo-
nible se recurre a los abogados integrantes, lo que en la práctica ocurre habitualmente. Ahora bien, téngase presente la
limitación del inciso 3 del art. 215 del COT: “Las Salas de las Cortes de Apelaciones no podrán funcionar con mayoría de
abogados integrantes, tanto en su funcionamiento ordinario como el extraordinario”.
24
La situación de retardo en el trabajo de las Cortes de Apelaciones hace que en la mayoría de ellas se designe relatores
interinos.
25
Ver cuadro contenido en: ARAVENA ARREDONDO, L., “Derecho (…)”, Op. Cit., p. 163.

20
Universidad de Talca
Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales
Departamento de Derecho Público y Procesal

Nuevo Código Procesal Penal


Apunte de estudio: los tres primeros capítulos
Introducción, garantías procesales básicas que inspiraron la
reforma, estructura del nuevo procedimiento, entrada en
vigencia del Código, análisis de los principios básicos,
regulación de la actividad procesal, la nulidad procesal en
materia penal
Diego Palomo Vélez

- 2002 -
CAPÍTULO I
2

I.- INTRODUCCIÓN.

1.- En la actualidad, en nuestro país rigen dos Códigos que regulan el procedimiento
penal, ello a consecuencia del proceso de aplicación progresiva contemplado por el
constituyente y legislador para el nuevo Código Procesal Penal (ó CPP) aprobado por Ley
N°19.696 (D.O. de 12 de octubre de 2000)1.

De esta manera, en algunas regiones de Chile aún está en vigor el Código de


Procedimiento Penal de 1906 y en otras, como la nuestra, ya se encuentra en vigencia el
nuevo cuerpo legal. Así las cosas, nos encontramos ante un escenario procesal penal
marcado por una extraña mixtura, situación que sin embargo permite y genera un necesario
espacio de adaptación, capacitación, control y corrección (de defectos) de la nueva
normativa, especialmente si consideramos al derecho y las normas jurídicas - como de hecho
lo hacemos - como una variable dependiente de la sociedad, y no como entes muertos que se
pueden separar de la vida social para ser analizados y descritos en forma autónoma. Por ello,
desde una perspectiva del derecho como fenómeno social, este escenario permite revisar y
reformular críticamente algunos aspectos incorporados por el Código Procesal Penal.

De otro lado, todo cambio normativo de la envergadura como el que se aborda exige
explicaciones que deben ir más allá de la mera reproducción de los artículos que contiene la
ley. La comunidad jurídica requiere y exige explicaciones urgentes, pero de fondo, que no se
conformen con un examen superficial de las instituciones, sino que postulen una revisión
más profunda y realista. Sólo de esta forma se podrán comprender los exactos alcances de la
nueva normativa.

En otras palabras, el gran cambio que supone el Código Procesal Penal implica no
sólo – como pudiera creerse – un desafío para los operadores del sistema, lo es también para
la academia que se ve obligada a asumir la responsabilidad de efectuar, primero, la
explicación de las nuevas instituciones procesales, y segundo, la formulación de una crítica

1
El tema se abordará en particular más adelante.
3

constructiva – o reconstructiva si se quiere – del proceso penal originalmente aprobado, que


permita diagnosticar y resolver las fallas que se perciban en la aplicación práctica de las
nuevas normas, como así también la proposición de soluciones que sean aptas de corregir
tales falencias.

Es que no otra cosa es la ciencia jurídica, y en nuestro caso, el no siempre


correctamente valorado derecho procesal. No versa éste sólo de un estudio procedimental sin
mayores cuestionamientos, muy por el contrario, de lo que se trata es lograr comprender los
significados de fondo de tal regulación, y de esta forma, posicionar la ciencia jurídica
procesal al servicio de nuestras necesidades y problemas, al servicio de los grandes desafíos
que nos propone el mundo actual.

Fue justamente la manifiesta debilidad en este aspecto – capacidad de servir a la


comunidad - uno de los principales argumentos que pusieron sobre la mesa los reformistas.
Esta ineficiencia del sistema, unida a su reconocido déficit democrático y garantístico,
derivó en un progresivo proceso de deslegitimación del proceso criminal que, dicho sea de
paso, avanzó de la mano con aquel que afecta al derecho penal, donde – mundialmente - se
ha impuesto la tendencia del minimalismo punitivo y la crisis de la pena privativa de
libertad.

Por fin, atendidos los contenidos abordados, el texto aspira a ser de gran utilidad para
nuestros estudiantes de pre y post grado, futuros y actuales operadores jurídicos de la
reforma procesal penal, sin perjuicio de servir también a todos aquellos que deseen asimilar
de mejor forma o fortalecer sus conocimientos frente al fuerte cambio que implica una nueva
legislación procesal penal.

II.- BREVE ACERCAMIENTO AL TEMA.

2.- Concepto de procedimiento penal.


4

Una posibilidad que barajamos para comenzar el tratamiento del nuevo


procedimiento penal fue abordar todas y cada una de las bases conceptuales que sustentan
nuestra disciplina, partiendo por los conceptos de proceso, jurisdicción y acción, entre otros.
Es cierto, la tentación no era menor, sin embargo, finalmente estimamos que para efectos del
cumplimiento de los objetivos de este texto bastaba con un acercamiento conceptual
mínimo, remitiéndonos en lo demás a la abundante literatura nacional y comparada,
plenamente vigente en estos tópicos.

Realizada esta prevención, conceptualizamos al procedimiento penal como aquel


sistema racional y lógico que tiene por finalidad hacer efectiva la pretensión punitiva del
Estado a causa de la comisión de un delito, y cuyo objeto está comprendido tanto por la
determinación de un hecho delictuoso y las personas responsables que han intervenido en él,
ya sea como autores, cómplices y encubridores, como por la aplicación de la sanción a
quienes resulten responsables en la forma y medida contemplada por la ley penal.

3.- Sistemas Procesales Penales. Breve reseña.

Asimismo, en esta primera aproximación al gran tema que nos ocupará – el nuevo
procedimiento penal - resulta útil recordar la convencional2 distinción entre sistemas
procesales penales adversariales e inquisitivos, modelos puros a los cuales la doctrina ha
agregado la infaltable figura mixta que todo constructo jurídico debe contemplar en el
terreno de la realidad. Este es un tema clave en lo que dice relación con la reforma al
procedimiento criminal, toda vez que se ha resaltado insistentemente el cambio acontecido
desde un sistema de corte inquisitivo a uno acusatorio.

2
El calificativo “convencional” que utilizamos queda plenamente justificado al consultar la
bibliografía nacional. Entre otros autores, véase: Jorquera Lorca, René y Herrera Fuenzalida,
Paola, 1993, “Curso de derecho procesal penal chileno”, Santiago, Chile, Ediciones Jurídicas
La Ley, p. 32 – 34; Fontecilla Riquelme, Rafael, 1978, “Tratado de derecho procesal penal”,
Santiago, Chile, Editorial Jurídica de Chile, Seg. ed., p. 33 – 53; Quezada Meléndez, José,
1994, “Tratado de derecho procesal penal”, Santiago, Chile, Editorial Jurídica Conosur Ltda.,
p. 35 – 43; y Neira Alarcón, Eugenio, 1993, “Manual de procedimiento penal chileno”,
Santiago, Chile, Editorial Fallos del Mes, p. 13 - 16.
5

En la doctrina tradicional se habla de tres tipos de sistemas procesales penales, el


acusatorio (o adversarial), el inquisitivo (o de no contradicción) y el mixto3. Se ha señalado
que estos sistemas reflejan – en mayor o menor medida – los fundamentos filosóficos y
políticos de la sociedad que los adopta. De esta forma, el sistema inquisitivo sería propio de
los regímenes absolutistas y, en cambio, el adversarial estaría presente en países con
regímenes liberales y democráticos.

Ahora bien, y atendido lo incierto que resulta adherir plenamente a la opinión que
antecede, el criterio fundamental para identificar frente a qué sistema procesal nos
encontramos, es determinar en manos de quién están las tres funciones fundamentales del
proceso penal, léanse la función de investigar, la función de acusar, y la función de decisión
o fallo. Si las antedichas funciones están encomendadas a órganos diversos e
independientes, el sistema acusatorio es quien tiene la palabra. Si, por el contrario, tales
funciones están concentradas en un solo órgano, el sistema imperante será el inquisitivo.

Sin entrar en profundidades de carácter teórico o histórico, podemos describir


comparativamente estos sistemas de la siguiente manera4:

3
Una posición distinta en Damaska, Mirjan, 2000, “Las caras de la justicia y el poder del
Estado: análisis comparado del proceso legal”, Santiago, Chile, Editorial Jurídica de Chile,
430 p. El autor deja a un lado las categorías convencionales, realizando un profundo análisis
entre política y justicia, siguiendo dos hilos conductores: uno que dice relación con la
estructura del Estado (poder judicial) y otro con la función del Estado (administración de
justicia). Situado en ellos, el autor plantea por una lado la distinción entre modelos
jerárquicos y paritarios, y por otro, la distinción entre el proceso como resolución de
conflictos y proceso como implementación de políticas del Estado.
4
Para mayor ilustración, véase la bibliografía ya citada, pero además:
- De la Barra, Rodrigo, 2001, “Sistema inquisitivo versus adversarial; cultura legal y
perspectivas de la reforma procesal penal en Chile”, Ius et Praxis, Derecho en la Región,
Universidad de Talca, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, año 5, N°2, p. 139 –
191; y,
- Mera Figueroa, Jorge, 2001, “Los sistemas inquisitivo y acusatorio, principios y
consecuencias. Una comparación básica”, Semana Jurídica, Editorial Jurídica Cono Sur, año
1, N°25, p. 5 y 6. Mera acierta al señalar que la base de la diferencia entre ambos
sistemas radica en la forma en que ellos resuelven el conflicto de intereses entre el
interés del Estado en la persecución penal y el interés del imputado en que se respeten
sus garantías penales. En el sistema inquisitivo, en que el imputado es concebido como un
objeto de persecución penal y no como un sujeto de derecho titular de garantías, se hace
prevalecer ampliamente el interés estatal en desmedro de las garantías del imputado. Ello
se explica porque el procedimiento inquisitivo se corresponde histórica e ideológicamente
con el Estado absoluto, que se caracteriza precisamente por no reconocer límites a su
poder fundados en los derechos de las personas. El sistema acusatorio, aunque existió en
otras épocas anteriores, es propio del Estado moderno, por lo que, consecuencialmente, le
reconoce al imputado su calidad de sujeto de derecho al que la corresponden una serie de
garantías penales (de carácter sustantivo y procesal), integrantes de las exigencias del
debido proceso, que constituyen límites infranqueables para el poder penal del Estado. El
sistema acusatorio pretende equilibrar estos dos intereses en pugna en todo proceso
penal, compatibilizándolos.
6

a.- La primera diferencia ya está enunciada. Mientras en el sistema que consagra un


procedimiento inquisitivo la característica fundamental es la concentración de las funciones
de investigación, acusación y juzgamiento en el juez (con la consiguiente merma en la
garantía de imparcialidad), en el sistema acusatorio dichas funciones se encomiendan a
órganos distintos (ministerio público y juez), lo que además de permitir la racionalización
del sistema, brinda al justiciable condiciones objetivas de imparcialidad.

b.- La valoración que se otorga a la etapa de instrucción (ó investigación) es otro


factor a través del cual se puede distinguir uno y otro sistema. En el sistema acusatorio, la
instrucción constituye sólo una etapa meramente preparatoria del juicio penal, por lo que es
desformalizada y carece de valor probatorio (las únicas pruebas que pueden fundar el fallo
son las que se producen en el juicio oral y público). En cambio, en el sistema inquisitivo se
produce un desplazamiento de la importancia del juicio penal a la fase de instrucción,
transformándola en la etapa más relevante y central.

c.- En lo que dice relación con quién es el que juzga en cada uno de los sistemas, la
distinción básica apunta a que en el sistema acusatorio el verdadero juez es el pueblo (lego),
a diferencia de lo que acontece en el sistema inquisitivo, modelo donde quien juzga no es el
pueblo sino un órgano (técnico) designado por la autoridad.

d.- Como consecuencia de lo anterior, surge otra diferencia clave entre ambos
sistemas: en el sistema acusatorio la sentencia que se dicte no requiere ser fundada
(imperando el sentido común en los fallos), mientras en el sistema inquisitivo sí existe la
exigencia de fundar las sentencias en derecho.

e.- Otra diferencia es que en el sistema acusatorio la sentencia no es susceptible de


ser recurrida (las causas se resuelven en única instancia: no se concibe que un tribunal
superior revise la apreciación de la prueba rendida ante un tribunal que la ha presenciado en
forma directa en un juicio oral). Por el contrario, en el sistema inquisitivo el fallo sí es
impugnable ante un tribunal superior (el juicio es escrito), existiendo una pirámide
7

jerárquica donde los asuntos no se consideran resueltos en tanto no sean conocidos por la
autoridad superior.

f.- En lo que dice relación con el tipo de verdad que buscan, en el procedimiento
acusatorio sólo se rinden las pruebas que las partes ofrecen y desean confrontar (búsqueda
de la verdad procesal), en tanto que en el inquisitivo el juez investiga – de oficio - por todos
los medios de que dispone (búsqueda de la verdad histórica o real).

g.- En el acusatorio, normalmente, rige la oralidad y publicidad, en cambio, el


sistema inquisitivo es, por regla general, de carácter escrito y secreto, siendo una exigencia
del proceso la formación de un registro o expediente en donde las distintas actuaciones
vayan plasmándose, lo que posibilitará (ya se dijo) el control jerárquico de lo resuelto en una
primera instancia.

h.- En el sistema adversarial no existe una regulación legal de la prueba, siendo libre
tanto su aportación como apreciación (sistema de libre valoración de la prueba). Por
oposición, el sistema inquisitivo destaca por su atenta y prolija regulación legal de la prueba,
tanto en lo relativo a los medios de prueba, como a la forma en que el juez debe apreciar el
material probatorio aportado al proceso (sistema de prueba legal o tasada).

i.- En lo que se vincula con el derecho de defensa, ambos sistemas difieren una
enormidad. Mientras el sistema inquisitivo contempla innumerables límites a la defensa (y
sus diversas manifestaciones), el acusatorio la reconoce de manera amplia desde un inicio,
constituyendo ésta un pilar fundamental sobre el cual se construye el resto del sistema.

Pues bien, resulta casi una perogrullada decir que ninguno de los anteriores sistemas
se presenta en la realidad en forma absoluta o pura, existiendo en cambio modelos que son
predominantemente inquisitivos o acusatorios, según los énfasis que las legislaciones de
cada país pongan en cada uno de estos sistemas. A ellos, la doctrina procesal los ha
denominado sistemas mixtos, pues combinan – con énfasis en grado variable – los sistemas
convencionales en sus formas puras. Ejemplos de ellos son nuestro antiguo y nuevo sistema
8

procesal penal. Ambos son sistemas mixtos, predominando en el primero los aspectos del
sistema inquisitivo, al contrario de lo que ocurre en el nuevo, en donde se privilegian los
elementos de corte acusatorio.

III.- GARANTÍAS PROCESALES BÁSICAS – DE CARÁCTER


INTERNACIONAL - QUE INSPIRARON EL NUEVO SISTEMA PROCESAL PENAL.

4.- Existe un importante consenso nacional en torno a lo que dice relación con los
principios o garantías que – en forma principal - sustentaron la nueva normativa. En este
sentido se ha señalado – acertadamente - que la reforma persiguió adaptar la legislación
procesal penal - vigente desde 1906 - tanto al sistema democrático, en general, como al
sistema interamericano de derechos humanos (en adelante DD.HH.), materializado a través
de los tratados internacionales ratificados por Chile en la materia, en particular.

En efecto, tanto el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (en adelante


PIDCP) como la Convención Americana de Derechos Humanos (en adelante CADH),
ambos tratados internacionales ratificados y vigentes en nuestro país, se ocupan – entre otras
importantes materias - de la consagración al más alto nivel de una serie de derechos y
garantías procesales que obligan a los países parte no sólo a respetarlos y garantizar su libre
y pleno ejercicio, sino también a adoptar las medidas legislativas (o de otro carácter) que
fueran necesarias para hacerlos efectivos. Así lo disponen perentoriamente los artículos 2 y
3 del PIDCP, y 1 y 2 de la CADH.

Pues bien, es justamente dentro de estas medidas legislativas a que hacen referencia
los artículos mencionados donde se enmarca la reforma procesal penal chilena, pues se hace
cargo de las manifiestas dificultades de acoplamiento o encuadre entre la normativa procesal
penal vigente con aquella contenida en los tratados, normativa absolutamente obligatoria
para el Estado de Chile, más aún si se tiene presente que Chile forma parte también de un
grupo de Estados americanos que firmó y ratificó el protocolo complementario que otorga
jurisdicción a la Corte Interamericana de DD.HH., situación que dejaba a nuestro Estado en
9

una delicada posición internacional en caso de denuncias de violación de garantías


procesales reconocidas en las citadas normas internacionales.

El caso es que las garantías a las que nos estamos refiriendo son varias, y no
pretendemos abordar en este texto su estudio en forma pormenorizada. Sin embargo, hay al
menos cinco principios o garantías a través de los cuales puede resumirse – con cierto éxito
– el necesario encuadre que debe existir entre estos dos planos normativos. Los enunciamos
y esbozamos a continuación.

En primer término encontramos el derecho al juicio previo, que comprende por una
parte el derecho al juez natural, independiente, imparcial, la prohibición de comisiones
especiales (el tema lo abordaremos al analizar los dos primeros artículos del Código), y por
otra, el derecho al juicio público, oral, contínuo, concentrado, contradictorio, y en donde rija
la inmediación (ídem). Vale decir, el derecho a un juez y juicio de verdad.

En segundo lugar, pero no por una menor importancia, se inscribe en esta lista el
principio de inocencia, revalorizado en la nueva normativa procesal penal, principio que
debe vincularse con una serie de manifestaciones propias del mismo, a saber: el principio in
dubio pro reo; la exigencia de una condena fundada en la certeza; un onus probandi que
implique que la carga de la prueba esté puesta en el Estado; la consagración del derecho al
silencio; la interpretación restrictiva de las normas que coartan la libertad y del trato de
inocente al imputado; y la eliminación de las medidas cautelares personales que constituyan
una anticipación de la pena, manifestaciones todas que encuentran lugar adecuado en el
Código Procesal Penal, según se verá.

En tercer lugar, un derecho esencial en el nuevo sistema procesal penal, el derecho a


la defensa jurídica, pilar fundamental al momento de idear un sistema procesal en serio.
Manifestaciones de éste son: el derecho a defenderse personalmente; al defensor (a uno
elegido en forma libre o proporcionado por el Estado); a la presencia del defensor en las
distintas actuaciones del procedimiento; a poder comunicarse libre y privadamente con él; a
ser oído con las debidas garantías; a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a
10

confesarse culpable; a la comunicación previa y detallada de la naturaleza y causas de la


acusación formulada; a la concesión del tiempo y medios adecuados para la preparación de
su defensa; a interrogar o hacer interrogar a los testigos de cargo y a obtener la
comparecencia e interrogación de los testigos de descargo; y en caso de resultar condenada,
a recurrir del fallo ante el tribunal superior, entre otras. En efecto, algunos – con quienes
concordamos - agregan como manifestaciones de la garantía de defensa el principio de
congruencia, la inadmisibilidad de la reformatio in peius, la incoercibilidad del imputado
como órgano de prueba, y el principio non bis in ídem, cuestiones todas que abordaremos en
el transcurso de este libro5.

El listado no se agota en lo anterior. No es dudoso que también se comprenda el


derecho a la libertad y seguridad personal a que hacen clara referencia los artículos 7 y 9 de
la CADH y el PIDCP respectivamente. En lo que nos interesa, este derecho comprende a lo
menos el siguiente contenido básico: el derecho contra detenciones y encarcelamientos
ilegales o arbitrarios; el derecho a ser informado de las razones de la detención y a ser
notificado del cargo formulado en su contra; el derecho a ser llevado – sin demora - ante el
juez y a ser juzgada dentro de un plazo razonable; el derecho a la libertad durante el proceso
(sin perjuicio de las garantías que aseguren su comparecencia a los actos del juicio y la
eventual ejecución del fallo); el derecho a recurrir a un juez a fin de que decida – a la
brevedad posible - sobre la legalidad de su arresto o detención; y, la estricta prohibición de
la detención por deudas.

Por fin, una última garantía – aunque no expresamente reconocida en los tratados
internacionales a que nos hemos referido (sí implícitamente) - que motivó cambios en la
legislación procesal penal dice relación con el límite que reconoce a la averiguación de la
verdad: la verdad a toda costa no es lícita.

A partir de esta base se comienza a hablar de un establecimiento garantizado de la


verdad material, del respeto – dentro del proceso penal - al derecho a la honra, a la

5
En estas tres primeras garantías procesales, la normativa que se tiene presente es
principalmente la contenida en los artículos 8 y 14 de la CADH y el PIDCP respectivamente,
sin perjuicio de otras normas que también se relacionan con la materia de manera más
tangencial o menos expresa.
11

inviolabilidad del hogar y toda forma de comunicación privada, del establecimiento de


prohibiciones de prueba (casos de prueba ilícita) y de la exclusión y expulsión del proceso
de aquellas pruebas que no respeten las normas legales o constitucionales.

IV.- ESTRUCTURA GENERAL DEL NUEVO PROCEDIMIENTO PENAL. A


MODO DE INTRODUCCIÓN.

5.- Etapa de investigación o instrucción.

Haciendo un paralelo con las etapas que contemplaba – y contempla aún - el Código
de 1906, podemos señalar que la etapa de investigación es la que correspondía al
denominado sumario criminal. Pues bien, tal cual acontecía en dicha etapa, la etapa de
investigación está diseñada – en forma principal - para llevar a cabo, valga la redundancia, la
investigación de los hechos delictivos y la averiguación de sus responsables.

Ahora bien, lo que primero destaca en el nuevo procedimiento es que se han


separado las funciones de investigar y fallar. Ya no se encuentran unidas en una única
figura, el otrora incansable juez criminal, sino que se asignan por la propia ley a sujetos
procesales distintos e independientes, léase al ministerio público y al tribunal oral en lo
penal (o juez de garantía en ciertos casos), respectivamente.

En efecto, con la nueva normativa es el ministerio público, a través de sus fiscales,


quien tiene el deber constitucional y legal de dirigir la investigación, ciñiéndose a los
principios de objetividad y legalidad (sin perjuicio del rol que corresponde al principio de
oportunidad), siendo responsable de ella. Asimismo, es a este sujeto procesal a quien
corresponde la formulación de la acusación, según se verá cuando corresponda.

Evidentemente, y así lo dispone la ley, en esta función de investigación el ministerio


público será auxiliado por la policía de investigaciones y carabineros.
12

Es importante destacar desde ya que frente a este tan relevante sujeto del proceso, la
ley contempla un contradictor al cual le asigna la misma trascendencia jurídica. En efecto,
frente al ministerio público se opone la defensoría penal pública que, a través de sus
defensores asumirá la defensa jurídica de los imputados, siendo la regulación de su función
uno de los aspectos más destacados de la nueva ley.

Por otro lado, y sin perjuicio de la irremplazable labor del defensor, la nueva
normativa contempla también a otro sujeto, el cual tiene entre sus importantes funciones
nada más y nada menos que velar por el respeto de las garantías del imputado y evitar
excesos de los fiscales. A ello cabe agregar la no despreciable función de decidir respecto a
la necesidad y procedencia de las medidas cautelares. Nos referimos al denominado juez de
garantía (en algún momento de la tramitación de la ley llamado juez de control de la
instrucción), a cuyos deberes nos referiremos en detalle más adelante.

6.- Etapa intermedia o preparación del juicio oral.

En apretado resumen, y sólo para los efectos introductorios que nos hemos propuesto
en este punto, podemos señalar que en esta etapa procesal se comprenden a lo menos las
siguientes actuaciones: se comienza con la presentación del escrito de acusación fiscal (que
puede ser forzada según veremos) al juez de garantía, y que constituye una de las tres
alternativas que tiene el fiscal luego de cerrada la investigación; le siguen los actos previos a
la audiencia de preparación del juicio oral, donde se incluyen la notificación y citación a
todos los intervinientes a la referida audiencia, y las distintas actuaciones que tanto el
querellante como el acusado podrán realizar en el período que media entre la notificación–
citación y la celebración de la audiencia; llegado el día se procede al desarrollo de la
audiencia, cuya celebración persigue una serie de objetivos que la doctrina mayoritariamente
ha destacado tanto en la simplificación del debate como en el saneamiento y abreviación del
proceso, además del examen probatorio que se faculta realizar; finalizando con la dictación
del auto de apertura del juicio oral, el que debe hacerse llegar al tribunal competente, a fin
de que sea éste quien continúe con la tramitación regular del juicio.
13

7.- Juicio oral.

Corresponde a la denominada fase del enjuiciamiento criminal, que constituye – a


priori - el nuevo centro de gravedad del procedimiento penal.

Sin embargo, ello no quiere decir que todo caso que entre al sistema deba arribar
necesariamente al juicio oral. Muy por el contrario, todos los cálculos previos al
establecimiento del sistema (y las estadísticas actuales así lo demuestran) nos indican que el
porcentaje de juicios orales será muy menor, terminando los distintos casos en otros
mecanismos procesales contemplados por el legislador como alternativas al juicio oral, ello
a fin de evitar el atoramiento del sistema. En este sentido, señalamos a modo de ejemplo, las
salidas alternativas y el archivo provisional, entre otros.

En lo que dice relación con el desarrollo del juicio oral conformémonos por ahora
con conocer – sin mayores detalles - los distintos pasos que se deben cumplir. Sin olvidar las
actuaciones previas que exige el artículo 281 del Código, la audiencia del juicio oral se
inicia con el señalamiento de las acusaciones objeto del juicio por parte del presidente del
tribunal (se denomina tribunal de juicio oral en lo penal); continúa con el alegato de apertura
de la fiscalía (y el querellante en su caso); le sigue el alegato de inicio de la defensa (sin
perjuicio del derecho del acusado a declarar); la recepción de las pruebas, comenzando por
la prueba fiscal; finalizando con los alegatos de clausura (o finales), oportunidad en la cual
se otorgará la palabra en forma sucesiva al fiscal, al acusador particular y al defensor, a fin
de que expongan sus conclusiones, sin perjuicio del derecho a réplica que contempla la ley,
y la facultad del acusado de declarar lo que estime conveniente, luego de lo cual se declarará
cerrado el debate.

Por último, cabe adelantar que esta etapa concluye con la deliberación y fallo por
parte de los jueces del tribunal, cuyo detalle se analizará al tratar in extenso esta fase del
procedimiento penal, ello sin perjuicio de lo que también se señalará respecto al sistema de
recursos que se establece, que – adelantemos - por un lado declara inapelables las
resoluciones dictadas por un tribunal de juicio oral en lo penal y, por el otro, establece un
14

nuevo recurso que denomina “de nulidad”, mediante el cual las partes podrán perseguir ya
sea la invalidación del juicio oral y la sentencia definitiva, o solamente la invalidación de
ésta, según sea la causal de que se trate (artículos 364 y 372).

CAPÍTULO II

V.- CÓDIGO PROCESAL PENAL. SU DENOMINACIÓN, ENTRADA EN


VIGENCIA Y ESTRUCTURA.

8.- Denominación.

Acostumbrados estábamos a denominar este cuerpo legal con el nombre Código de


Procedimiento Penal. Así correspondía al Código de 1906, y así lo había propuesto el
Ejecutivo en su proyecto de ley.

Sin embargo, como bien lo destaca el profesor Pfeffer, estos cuerpos normativos – en
la actualidad – ya no consultan exclusivamente normas de procedimiento (también
conocidas bajo el nombre de normas adjetivas) sino que es bastante común encontrar en
ellos normas que aborden preceptos de fondo (materiales o sustantivos) referidos a la
jurisdicción, la competencia, los principios básicos y garantías de los justiciables, etc., como
ocurre en el nuevo Código, todo lo cual excede con creces un mero contenido procedimental
que amerite una denominación en tal sentido6. De allí la denominación de Código Procesal
Penal adoptada e incorporada por la Cámara de Diputados y, en definitiva, aprobada por el
legislador.

9.- Entrada en vigencia.

Este punto debemos dividirlo en un antes y un después del fallo de la sexta Sala de la
I. Corte de Apelaciones de Santiago recaído en la causa del senador vitalicio Augusto
Pinochet U.
15

En efecto, previo a ese fallo la cuestión era relativamente pacífica por cuanto se
estimaba que la normativa, tanto constitucional como legal, que abordaba la entrada en
vigencia del Código, establecía con claridad las reglas a seguir.

Por un lado, la disposición trigesimasexta transitoria de la Constitución establece que


las normas del capítulo VI-A (“ministerio público”) regirán al momento de entrar en
vigencia la ley orgánica constitucional del ministerio público (en adelante LOCMP), la que
podrá establecer (y así lo hizo) fechas diferentes para la entrada en vigor de sus
disposiciones como también determinar su aplicación gradual en las diversas materias y
regiones del país.

Asimismo dispuso que el capítulo VI-A, la LOCMP, y las leyes que,


complementando dichas normas, modifiquen el Código Orgánico de Tribunales (COT) y el
Código de Procedimiento Penal, se aplicarán exclusivamente a los hechos acaecidos con
posterioridad a la entrada en vigencia de tales disposiciones.

Por su parte, en el plano legal, tanto la LOCMP como el Código Procesal Penal
establecen claras normas que resuelven el asunto. Nos referimos a los artículos 4 de la
LOCMP y 483 a 485 del Código, que por un lado ratifican que las disposiciones del nuevo
Código sólo se aplicarán a los hechos acaecidos con posterioridad a su entrada en vigencia
y, por otro, establecen las fechas en que empezará a regir la normativa en las distintas
regiones del país, a saber:

IV y IX : Desde el 16 de diciembre de 2000.


II, III, y VII : Desde el 16 de octubre de 2001.
Región metropolitana : Desde el 16 de octubre de 20027.
I, V, VI, VIII, XI, y XII : Desde el 16 de octubre de 2003.

6
Pfeffer Urquiaga, Emilio, 2001, “Código Procesal Penal anotado y concordado”, Santiago,
Chile, Editorial Jurídica de Chile, p. 462.
7
Se debe tener presente que este cronograma de entrada en vigencia fue modificado,
postergando la aplicación de la reforma en la región metropolitana hasta el 16 de octubre de
2004, y adelantándola al 16 de octubre de 2003 en el caso de la I, II y XII regiones.
16

Por fin, el artículo 485 se ocupa de la entrada en vigencia respecto de hechos


acaecidos en el extranjero y fueren de competencia de los tribunales nacionales. Para este
caso, se establece que el Código se aplicará – a partir de su entrada en vigencia – en la
región metropolitana. Asimismo, y a partir de idéntica fecha, se aplicará el Código a las
solicitudes de extradición pasiva y detención previa a las mismas que recibiere la Corte
Suprema. En consecuencia, los ministros de esa Corte a quienes, en virtud del artículo 52
N°3 del COT, correspondiere conocer las extradiciones pasivas solicitadas con anterioridad,
continuarán aplicando el procedimiento establecido en el Código de Procedimiento Penal.

Pero ya adelantamos que lo anterior resultó pacífico sólo hasta antes del fallo a que
hicimos referencia. Pues bien, el fallo en cuestión plantéa una discusión en torno a la posible
entrada en vigencia inmediata – en todo el país - de algunas de las normas del nuevo
Código, específicamente aquéllas que reconocen derechos o garantías procesales más
beneficiosas a favor de los imputados (siempre y cuando – como es obvio – que su
aplicación sea compatible con las estructuras orgánicas del sistema del Código de 1906).

Como se ve, la cuestión no reviste una importancia menor, y desde luego es relevante
abordarla con un criterio garantista, sin que ello signifique tomar una posición particular
respecto al fallo que originó la discusión.

Estimamos – coincidiendo con Pfeffer – que es completamente apegada a derecho


una pretensión de aplicación inmediata de aquella normativa más garantista del nuevo
Código que no resulte incompatible con la estructura del sistema que se reemplaza, sin que
sea necesario esperar la fecha de entrada en vigencia establecida por la ley, siendo una
interpretación garantista que no afecta el proceso de entrada progresiva de la reforma. Éste
(el proceso), más que cualquier otra cosa, “persigue asegurar su éxito, corregir los defectos
que se observen, preparar la estructura material que ella demanda y, en especial, capacitar a
todos los actores del nuevo modelo”8.

8
Pfeffer, Emilio, 2001, “Entrada en vigencia del nuevo Código Procesal Penal en el país”,
Ius et Praxis, Derecho en la Región, Universidad de Talca, Facultad de Ciencias Jurídicas y
Sociales, año 7, N°2, p. 263
17

10.- Estructura.

Todo el contenido del Código Procesal Penal se distribuye en cuatro libros, a saber:
el primero, donde se establecen las disposiciones generales, y que comprende siete títulos; el
segundo, que versa sobre el procedimiento ordinario (el objeto principal de este texto), el
cual se desarrolla en tres títulos; el tercero, que se destina a los recursos (cuatro títulos en
total); y, el cuarto, que trata de los procedimientos especiales y la ejecución, el cual se
materializa a lo largo de ocho títulos; sin olvidar un título final que hace referencia a la
entrada en vigencia del Código.

En síntesis, un total de 485 artículos, los últimos tres – como lo vimos – dedicados a
regular la entrada en vigencia del CPP, complementando de esta forma lo dispuesto en la
LOCMP. A ellos sigue un artículo transitorio único (reglas para la aplicación de las penas
por tribunales con competencia en lo criminal sujetos a distintos procedimientos) que cierra
la ley.

Por último, merece la pena destacar la técnica legislativa utilizada en este Código,
donde después de la palabra artículo y el correspondiente número, se inserta una especie de
título que anticipa - a través de un resumen - su contenido, haciendo al lector más fácil y
expedita su identificación.

VI.- ANÁLISIS DEL CONTENIDO ESENCIAL DE LOS PRINCIPIOS BÁSICOS


ESTABLECIDOS EN EL CÓDIGO.

11.- De entrada, todo sistema jurídico que se precie de tal debe sustentarse en sólidas
bases o principios que den sentido y unidad a las distintas instituciones que lo configuran. El
nuestro las o los encuentra (las bases o principios) en la Constitución y en los tratados
internacionales sobre DD.HH. ratificados y vigentes en Chile, pero a pesar de ello, nuestro
legislador procesal penal consideró de importancia su pormenorización y explicitación a
escala legal. De allí que resulte relevante detenerse en el análisis de aquellos principios que
el Código contempla, a los que se asigna el calificativo de básicos.
18

Se trata, destacamos, de principios básicos expresamente establecidos en tal carácter


en el Título I del libro I del Código. Más exactamente, en los trece primeros artículos del
nuevo cuerpo legal. La razón de su ubicación se expresa en el propio Mensaje del Ejecutivo:

“Ha parecido necesario comenzar el texto del proyecto con una explicitación de los principios básicos
que deben regir el enjuiciamiento criminal en nuestro sistema jurídico. Se trata de la especificación de
contenidos de la Constitución Política de la República y de Tratados Internacionales de Derechos Humanos,
que constituyen las bases a partir de las cuales se procede al diseño del nuevo sistema”.

12.- Juicio previo y única persecución.

“Artículo 1º.- Juicio previo y única persecución. Ninguna persona podrá ser condenada o penada, ni
sometida a una de las medidas de seguridad establecidas en este Código, sino en virtud de una sentencia
fundada, dictada por un tribunal imparcial. Toda persona tiene derecho a un juicio previo, oral y público,
desarrollado en conformidad con las normas de este cuerpo legal.

La persona condenada, absuelta o sobreseída definitivamente por sentencia ejecutoriada, no podrá ser
sometida a un nuevo procedimiento penal por el mismo hecho”.

Se trata de la norma que abre el Código, y se desglosa en ciertos aspectos


fundamentales en los que conviene detenerse:

a.- Derecho a una sentencia fundada.- El Código exige en forma perentoria que toda
condena (o pena) o medida de seguridad que se imponga o a que se someta a una persona,
sea en virtud de una sentencia fundada.

En efecto, esta exigencia se manifiesta en diversas normas de la nueva ley, entre ellas,
los artículos 36 y 340 y siguientes.

El primero de ellos, el artículo 36, bajo el título fundamentación, nos demuestra que el
derecho en comento es más amplio de lo que el inciso primero del artículo primero – en
principio - sugiere. En efecto, lo que la nueva ley exige es la motivación de todas las
19

resoluciones que se dicten, excepcionando sólo aquellas que se pronuncien sobre cuestiones
de mero trámite.

De esta forma, la regla general que se establece es que la fundamentación expresará


sucintamente, pero con precisión, los motivos de hecho y de derecho en que se basaren las
decisiones tomadas. A mayor abundamiento, la ley descarta en forma expresa que la simple
relación de los documentos del procedimiento o la sola mención de los medios de prueba o
solicitudes de los intervinientes pueda sustituir la fundamentación. En otras palabras, la ley
es especialmente clara en señalar que la fundamentación meramente formal – ya tradicional
en nuestro país - se acaba.

Manifestaciones precisas de este derecho a las resoluciones fundadas son los artículos
143 (resolución sobre la prisión preventiva), 297 (valoración de la prueba), 384 (fallo del
recurso de nulidad) y 413 (sentencia en el procedimiento abreviado).

En lo que dice relación con el otro grupo de normas citado, esto es, los artículos 340 y
siguientes, especialmente la norma contenida en el artículo 342, la regla general recién
citada se materializa y concreta en la regulación del contenido de la sentencia de fondo
(definitiva), y es en sentido estricto lo que garantiza el principio contenido en el artículo
primero.

De lo que se trata, se insiste, es terminar de raíz con la mera fundamentación formal de


las resoluciones y sentencias y, de paso, fortalecer y respetar la garantía del debido proceso,
en especial su componente del derecho a la defensa, como asimismo garantizar la
posibilidad de control (jerárquico) de la sentencia por parte del tribunal superior9. Ya lo
señalaba y delimitaba el profesor Nogueira aún antes de la aprobación del Código:

“Las personas tienen derecho a obtener una resolución o sentencia de fondo motivada o fundada. Las
personas tienen derecho a conocer las razones de las decisiones judiciales, y el enlace de ellas con la ley y el
sistema de fuentes del derecho aplicable.

9
Sin olvidar que a través de ella también se logra – o se intenta lograr – la convicción de
las partes (y de quienes no lo son) sobre la justicia y acierto de la decisión jurisdiccional
(efecto socializador).
20

Tal derecho a la motivación de las sentencias debe matizarse adecuadamente considerando que no exige
un razonamiento judicial pormenorizado y exhaustivo de todos los aspectos y perspectivas que las partes
tengan, pudiendo considerarse suficientemente motivadas las resoluciones judiciales que estén apoyadas en
razones que permitan conocer los criterios jurídicos fundamentadores de la decisión jurisdiccional, lo que
garantiza contra la arbitrariedad o irrazonabilidad de la actuación de los poderes públicos que prohibe la
Constitución en su artículo 19 N°2, inciso 2”10.

b.- Derecho al juez.- ¿Derecho a qué juez?: lo que se asegura por el artículo es el
derecho a un juez que sea objetivamente independiente y subjetivamente imparcial, única
vía de asegurar seriamente la garantía del debido proceso. En otras palabras, lo que se
asegura es el derecho a un juez que posea las condiciones mínimas que le son exigibles en su
calidad de tal, condiciones o elementos que son consustanciales al concepto mismo de juez,
como acertadamente lo ha señalado el propio Tribunal Constitucional de nuestro país.

Esta es la correcta interpretación que cabe dar a la norma, más aún si se la relaciona
con aquella contenida en el artículo 19 N°3 inciso 1 de la Constitución y aquellas que
prescriben tanto la CADH como el PIDCP (artículos 8, párrafo 1, y artículo 14, párrafo 1,
respectivamente).

c.- Derecho al juicio previo.- Se traduce en el derecho de todo ciudadano – a quien se


le impute un delito - de exigir ante un tribunal, la realización de un juicio que resuelva por
medio de una sentencia, si es culpable o no. Pero al igual que lo señalado en el párrafo que
antecede, el legislador se preocupa de dejar perfectamente establecidas aquellas
características fundamentales que quiere se manifiesten en estos juicios criminales.

Así las cosas, la norma – por sí misma y complementándola con otros artículos del
Código y de los tratados internacionales relacionados con la materia - alude a la exigencia de
un juicio previo que sea público, oral, contínuo, concentrado, contradictorio y, en donde rija

10
Nogueira Alcalá, Humberto, 1997, “La dignidad de la persona, derechos esenciales y derecho
a la igual protección de la ley en el ejercicio de los derechos”, Ius et Praxis, Derecho en
la Región, Universidad de Talca, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, año 3, N°2, p.
136.
21

la inmediación. Condiciones y requisitos todos que, a juicio de la más sana y acertada


doctrina, permiten la existencia objetiva de un juicio justo.

Ahora bien, cabe vincular lo dispuesto en esta norma con el artículo 19 N°3 inciso 5°
de la Constitución, en donde se asegura a las personas que toda sentencia de un órgano que
ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso o juicio previo tramitado legalmente. De
esta manera, nuestro legislador procesal penal da contenido a lo dispuesto en la Carta
Fundamental y cumple, a su turno, con el mandato que le imponen los tratados
internacionales sobre DD.HH.

d.- Prohibición de reiterar un juzgamiento ya hecho por el mismo hecho.- En pocas


palabras: persecución penal única o inadmisibilidad de la persecución penal múltiple,
también conocido como principio non bis in ídem (no dos veces por la misma causa).

De esta manera, una persona que ha sido absuelta, condenada o sobreseída


definitivamente por una sentencia ejecutoriada, no puede ser sometida – en forma
simultánea o sucesiva - a un procedimiento criminal por ese mismo hecho, constituyendo
una garantía básica del proceso penal.

Sin embargo, lo anterior no es completamente exacto, pues, de lo que se trata en


definitiva, es de evitar que una persona sea sometida a una doble condena penal. En este
sentido, se ha precisado por la doctrina procesal que bajo este principio no se pretende evitar
un segundo proceso, sino una segunda condena.

Ahora bien, lo dispuesto en esta norma tiene excepción en el artículo 13 del mismo
Código (efecto en Chile de las sentencias penales de tribunales extranjeros), que luego se
analizará y calificará, pero que – adelantemos – contempla casos en que es posible el doble
juzgamiento que esta norma en y por principio impide.

13.- Juez natural.


22

“Artículo 2º.- Juez natural. Nadie podrá ser juzgado por comisiones especiales, sino por el tribunal
que señalare la ley y que se hallare establecido por ésta con anterioridad a la perpetración del hecho”.

En otros términos, el derecho a la legalidad del tribunal y el derecho al tribunal


común u ordinario preestablecido por la ley con anterioridad a la perpetración del hecho. De
lo que se trata es de evitar la existencia de tribunales especiales o ad hoc, ésto es, aquéllos
creados especialmente para el juzgamiento de determinados casos. ¿Por qué?: resulta
evidente que en tribunales de tales características es mucho más dificultoso e improbable
arribar a decisiones justas e imparciales o, a lo menos, dar señales objetivas que de aquella
forma se está obrando.

Nótese la semejanza del artículo en comento con la norma del artículo 19 N°3, inciso
4, de la Constitución (prohibición de comisiones especiales): lo que el CPP ha precisado es
que el tribunal debe estar establecido con anterioridad a la perpetración del hecho.

Naturalmente, la norma que comentamos también debe relacionarse con otras de la


propia Carta Fundamental y aquéllas del Código Orgánico de Tribunales, que reservan a los
tribunales establecidos por la ley el conocimiento, juzgamiento y ejecución de lo fallado en
las causas civiles y criminales. En este preciso sentido, destacan tanto el artículo 73 de la
Constitución como los artículos 1° y 5° del COT.

Por último, cabe destacar también la reforma introducida por la Ley N°19.655 (D.O.
de 9 de marzo de 2000) al Código recién citado, que se tradujo en la creación de los
tribunales que serán protagonistas en el nuevo sistema, léanse los Juzgados de Garantía y los
Tribunales orales en lo penal, a cuyas funciones y características nos referiremos más
adelante.

14.- Exclusividad en la dirección de la investigación penal.

“Artículo 3°.- Exclusividad de la investigación penal. El ministerio público dirigirá en forma


exclusiva la investigación de los hechos constitutivos de delito, los que determinaren la participación punible y
los que acreditaren la inocencia del imputado, en la forma prevista por la Constitución y la ley”.
23

Será el ministerio público quien dirija en forma exclusiva la investigación. El artículo


80 A de la Constitución señala que el ministerio público dirigirá en forma exclusiva la
investigación de los hechos constitutivos de delito, los que determinen la participación
punible y los que acrediten la inocencia del imputado. Lo propio se lee en el artículo 1 de la
LOCMP.

Pues bien, la ley – en primer lugar - establece en forma clara en qué forma
desarrollará esta labor de dirección de la investigación el ministerio público: lo hará en la
forma prevista por la Constitución y la ley. El profesor Pfeffer ha señalado al respecto:

“Este artículo extiende el principio de legalidad, que rige para el proceso, a la etapa de investigación,
11
que por definición es informal y que no es parte de la actividad jurisdiccional” .

La explicación que ofrece – la compartimos - encuentra su fundamento en la Carta


Fundamental, específicamente el artículo 19 N°3, inciso 5, donde se encomienda al
legislador establecer las garantías no sólo de un proceso (procedimiento) sino también las de
la investigación, debiendo ambos ser racionales y justos.

De otro lado, trátase de una norma importantísima dentro del contexto normativo que
nos impone el nuevo Código. Con ella se descarta que la persona que falla la causa sea la
que a su vez haga las veces de director de la investigación, por lo que ya no se
comprometerá la imparcialidad del juzgador (a lo menos estructuralmente), a quien se le
reserva para la tarea o función que le es propia: el juzgamiento. En el nuevo Código, la tarea
de llevar adelante aquellas diligencias necesarias para determinar la existencia o no de un
delito o la participación de un determinado sujeto en la comisión del mismo, está asignada a
un sujeto procesal distinto a los jueces que resolverán en definitiva, el ministerio público, lo
que brinda una objetiva señal de resguardo a la independencia subjetiva que debe tener todo
órgano juzgador.

11
Pfeffer, Emilio, Op. Cit. “Código Procesal Penal ...”, p. 19.
24

Destaca también la consagración del principio de objetividad que debe guiar la


investigación que dirige el ministerio público, que exige poner atención no sólo en aquello
que contribuya a determinar la participación punible del imputado, sino también en aquello
que permita acreditar la inocencia del imputado (principio que también se reconoce en la
Constitución y en la LOCMP).

Ahora bien, por tratarse de una cuestión que será abordada con detalle a lo largo de
este manual, conformémonos por ahora con un intento de definición de este organismo,
definición que extraemos de los artículos 80 A de la Constitución Política y 1° de la
LOCMP. Según estas normas, el ministerio público puede definirse como aquel organismo
autónomo y jerarquizado, cuya función será dirigir en forma exclusiva la investigación de
los hechos constitutivos de delito, los que determinen tanto la participación punible como
los que acrediten la inocencia del imputado y, en su caso, ejercer la acción pública en la
forma prevista por la ley, correspondiéndole de igual manera la adopción de medidas para la
protección de las víctimas y testigos, siéndole absolutamente prohibido ejercer funciones
jurisdiccionales.

15.- Presunción de inocencia.

“Artículo 4º.- Presunción de inocencia del imputado. Ninguna persona será considerada culpable ni
tratada como tal en tanto no fuere condenada por una sentencia firme”.

Se establece – en forma expresa y categórica - la absoluta prohibición de estimar


culpable – ni tratar como tal - al que fuere perseguido criminalmente, mientras no medie
condena firme en su contra.

Sobre la materia la doctrina ha vertido bastante tinta, de allí que intentar reflejarla en
su integridad en estas páginas no resulta ser sino un utópico desafío que, por lo demás,
excede del contenido que hemos propuesto a este trabajo. Sin embargo, lo anterior no nos
exime de establecer en la forma más sólida que sea posible, cuál es el alcance que debe darse
al principio que comentamos, más aún si se pone atención a las diversas manifestaciones –
25

que luego enunciaremos - que cruzan toda la regulación del Código en aras del mejor
desarrollo del referido principio.

En este sentido, nada mejor que valernos de lo señalado por un destacado autor, el
italiano Luigi Ferrajoli, al analizar la relación entre el principio de jurisdiccionalidad y la
presunción de inocencia:

“Si la jurisdicción es la actividad necesaria para obtener la prueba de que un sujeto ha cometido un
delito, hasta que esa prueba no se produzca mediante un juicio regular, ningún delito puede considerarse
cometido y ningún sujeto puede ser considerado culpable ni sometido a pena. En este sentido, el principio de
jurisdiccionalidad – al exigir en su sentido lato que no exista culpa sin juicio, y en sentido estricto que no haya
juicio sin que la acusación sea sometida a prueba y a refutación – postula la presunción de inocencia del
imputado hasta prueba en contrario sancionada por la sentencia definitiva de condena”12.

En el estado actual de cosas, y al menos en lo que dice relación con nuestra cultura
occidental y la manera en que entendemos el proceso penal y sus consecuencias, la
afirmación anterior no resulta discutible cuando se plantéa como principio. En efecto, se
trata de una clara opción por la protección de la inmunidad del inocente, aún cuando ello
derive en la posible impunidad de algún culpable13.

En otros términos: “Quien es objeto de un procedimiento criminal en calidad de


imputado no debe sufrir, en principio, ningún detrimento respecto del goce y ejercicio de
todos sus derechos individuales en tanto éstos no se vean afectados por la imposición de una
pena”14.

Lo anterior ya encontraba confirmación en nuestro sistema interamericano de


protección de los DD.HH., específicamente a través de los artículos 8 y 14 (numerales

12
Ferrajoli, Luigi, 2000, “Derecho y razón, teoría del garantismo penal”, Madrid, España,
Editorial Trotta, Cuarta edición, p. 549.
13
Un asunto que se vincula estrechamente con la cuestión que aquí se esboza – sobre el cual
se volverá más adelante - es aquel que relaciona el principio de la presunción de inocencia
con la prisión preventiva. En este punto la doctrina se divide entre una minoría que ve como
ilegítima e inadmisible a esta última (Ferrajoli), y una mayoría que más allá de las
discusiones teóricas que pueda soportar esta materia, reconocen que las diversas
legislaciones consagran positivamente la prisión preventiva, sin que ello implique el
desconocimiento del principio de inocencia. De allí que para este segundo grupo – mayoritario
- los esfuerzos estén dirigidos a interpretar en forma garantista la normativa existente.
14
Pfeffer, Emilio, Op. Cit. “Código Procesal Penal...”, p. 19.
26

segundos) de la CADH y PIDCP (normas directamente aplicables por nuestros tribunales),


los que vinieron a complementar lo establecido en la Constitución (artículo 19 N°3 inciso 6)
en orden sólo a asegurar que la ley no pueda presumir de derecho la responsabilidad penal.
Asimismo, no debe olvidarse que el Código de 1906, a lo menos de manera formal, también
consagraba la presunción de inocencia en su artículo 42 (el problema era justamente ese, que
la consagración no pasaba de ser una mera formalidad aparente, cuya substancia se diluía
abruptamente con el resto de la normativa que hacía implícita o explícitamente imposible el
desarrollo real del principio)15.

Pues bien, alguna de las concretizaciones de este principio que podemos encontrar en
la nueva ley son las siguientes16: la consagración de la declaración del inculpado como
medio de defensa y no de prueba (artículo 93 letra d); la estricta legalidad, excepcionalidad e
indispensabilidad en la aplicación de las medidas cautelares personales y, en especial, de la
prisión preventiva (artículos 122 y 139 inciso 2°); el principio que la carga de la prueba
sobre los hechos constitutivos de la pretensión penal corresponde en forma exclusiva al
acusador (artículo 3); y, la exigencia de que nadie podrá ser condenado por delito sino
cuando el tribunal adquiera, más allá de toda duda razonable, la convicción de que realmente
se ha cometido el hecho punible objeto de la acusación y que en él ha correspondido al
acusado una participación culpable y penada por la ley (artículo 340).

16.- Legalidad de las medidas privativas o restrictivas de libertad.

“Artículo 5º.- Legalidad de las medidas privativas o restrictivas de libertad. No se podrá citar,
arrestar, detener, someter a prisión preventiva ni aplicar cualquier otra forma de privación o restricción de
libertad a ninguna persona, sino en los casos y en la forma señalados por la Constitución y las leyes.

15
En este punto sólo cabe dejar la palabra al profesor Damaska que, con extraordinario
acierto, hace un llamado a no fiarse de lo que a primera vista sugieren los sistemas
procesales, y a revisar en forma más profunda aquellos postulados que en principio pudieran
resultar concordantes en todos los países y sistemas. De esta forma, el autor ha señalado:
“No ha de sorprender, entonces, que a veces se proclame el consenso respecto a puntos sobre
los cuales los acuerdos no son más que logros retóricos. Virtualmente todos los Estados
comparten la noción de que todos los jueces deberían ser independientes y que se debe
presumir que el acusado es inocente hasta que no se pruebe lo contrario, pero la unanimidad
comienza a resquebrajarse en cuanto se consideran las implicancias de esas nociones y el
significado operativo de la administración de justicia de los diversos países”. Damaska,
Mirjan, Op. Cit., p. 10.
16
A las que cabe agregar la supresión del auto de procesamiento, y por ende, de las gravosas
consecuencias que se seguían a la calidad de procesado en el sistema que se reemplaza.
27

Las disposiciones de este Código que autorizan la restricción de la libertad o de otros derechos del
imputado o del ejercicio de alguna de sus facultades serán interpretadas restrictivamente y no se podrán aplicar
por analogía”.

Si se entendió el contenido del principio de la presunción de inocencia, se entenderá


perfectamente este principio de la legalidad de las medidas privativas o restrictivas de
libertad, pues ambos se encuentran estrechamente relacionados. En efecto, un mínimo de
seriedad exige que la aplicación de medidas privativas o restrictivas de libertad (que
derechamente afectan la presunción de inocencia17) esté enteramente supeditada a los casos
contemplados por la Constitución y la ley, reservándose también a estas normas la
regulación de la forma en que se materialicen tales medidas.

Si bien no se trata de una norma novedosa (ya existía en el artículo 42 bis del Código
de 1906), vale también aquí el comentario efectuado (apoyándonos en Damaska) al tratar el
principio de presunción de inocencia, en el sentido que muchas normas que en el sistema
antiguo resultaban meras declaraciones retóricas, hoy cobran nueva vida bajo un sistema
jurídico procesal enteramente distinto a aquél que los introdujo (a lo menos nominalmente).

En definitiva, conforme a la norma en comento nadie puede ser citado, arrestado,


detenido, sometido a prisión preventiva ni sometido a alguna forma de privación o
restricción de libertad sino en los casos y en la forma señalados por la Constitución o las
leyes, además de que las disposiciones que autoricen la restricción de la libertad o de otros
derechos del imputado o del ejercicio de alguna de sus facultades deben ser interpretadas
restrictivamente y no se podrán aplicar – en caso alguno - por analogía.

Así las cosas, las bases fundamentales (de las medidas restrictivas o privativas de
libertad) que surgen de este artículo son – a lo menos - cuatro: el principio de legalidad; el
criterio de excepcionalidad (consecuencia de la primera); la interpretación restrictiva; y, la
prohibición de aplicación por analogía. Especialmente sobre la segunda de estas bases se

17
Recuérdese al respecto lo que señala Ferrajoli en cuanto a lo inadmisible e ilegítima que
resulta – a su juicio - la prisión preventiva.
28

volverá al tratar la novedosa regulación de las medidas cautelares personales y la prisión


preventiva en particular (artículos 122 y 139, inciso 2°).

17.- Protección de la víctima.

“Artículo 6º.- Protección de la víctima. El ministerio público estará obligado a velar por la protección
de la víctima del delito en todas las etapas del procedimiento penal. Por su parte, el tribunal garantizará
conforme a la ley la vigencia de sus derechos durante el procedimiento.

El fiscal deberá promover durante el curso del procedimiento acuerdos patrimoniales, medidas
cautelares u otros mecanismos que faciliten la reparación del daño a la víctima. Este deber no importará el
ejercicio de las acciones civiles que pudieren corresponderle a la víctima (inciso nuevo intercalado por la Ley
N°19.789, D.O. de 30 de enero de 2002).

Asimismo, la policía y los demás organismos auxiliares deberán otorgarle un trato acorde con su
condición de víctima, procurando facilitar al máximo su participación en los trámites en que debiere
intervenir”.

Se trata de un principio esencial en el CPP18, que recibe especial desarrollo en los


artículos 78 (información y protección a las víctimas); 83 a) (obligación de la policía de
prestar auxilio a la víctima); y, 109 (derechos de la víctima), entre otros. Ahora bien, lo que
hacen estas normas (en conjunto con el artículo 6 y la LOCMP) no es otra cosa que
explicitar una exigencia ya impuesta a nivel constitucional (artículo 80 A de la
Constitución).

Pero cabe preguntarse a quiénes están dirigidos los distintos – pero vinculados -
mandatos que surgen del artículo 6. La misma norma se preocupa de señalarlos: al
ministerio público, al tribunal y, a la policía y demás organismos auxiliares.

18
En efecto, la doctrina está conteste en el hecho que la consideración que se tenga con la
víctima es otro antecedente que permite diferenciar un sistema de corte inquisitivo de otro
acusatorio. Mientras en el primero la víctima (y sus intereses) carece de importancia y no es
interviniente del proceso, en el segundo, la víctima adquiere un papel principal,
imponiéndose tanto al ministerio público como a la policía la obligación de darle protección
e información, entre otros derechos que se le confieren y que contribuyen a evitar la
denominada “victimización secundaria”.
29

Al primero, se le obliga a velar por la protección de la víctima del delito en todas las
etapas del procedimiento penal (ya se esbozaron éstas). También está la obligación
incorporada por la Ley N°19.789 (para reforzar aún más la protección de la víctima), esto es,
la promoción de acuerdos patrimoniales, medidas cautelares u otros mecanismos que
faciliten la reparación del daño causado a la víctima. Al segundo, se le encomienda
garantizar – conforme a la ley – la vigencia de los derechos de la víctima durante el
procedimiento. Por último, a los terceros (policía y demás órganos auxiliares) se les exige
básicamente dos cosas: otorgarle un trato acorde con su condición de víctima y facilitarle al
máximo su participación en los trámites en que debiere intervenir.

Pues bien, todo lo señalado guarda perfecta relación con lo que dispone el artículo 12
del CPP que otorga a la víctima la calidad de interviniente en el procedimiento, tenga o no la
calidad de querellante (ambas calidades se separan y configuran dos intervinientes distintos).

En definitiva, y como conclusión, la normativa citada asume un verdadero cambio


paradigmático en lo que dice relación con la protección y tratamiento de las víctimas (de
hecho constituye uno de los publicitados objetivos de la reforma), las que en este nuevo
modelo procesal actuarán como intervinientes, con derechos y roles perfectamente claros, y
con una normativa protectora que – al menos en teoría – asegura que el contacto que la
víctima del delito tenga con el sistema no sea lo traumático que es – o que fue – bajo el
sistema del Código de 1906.

Por cierto, todo lo que hasta aquí se ha hablado no pasaría de ser un ideal utópico si
la ley no se ocupara de prescribir la creación de toda una estructura orgánica destinada a la
protección de la víctima. Es precisamente de ello de lo que se ocupa la LOCMP,
especialmente en los artículos 20 f), 34 e) y 38 inciso 1° (regulación de la división y
unidades de atención de víctimas y testigos), normas que abordaremos con detención al
tratar las funciones del ministerio público.

18.- Calidad de imputado.


30

“Artículo 7º.- Calidad de imputado. Las facultades, derechos y garantías que la Constitución Política
de la República, este Código y otras leyes reconocen al imputado, podrán hacerse valer por la persona a quien
se atribuyere participación en un hecho punible desde la primera actuación del procedimiento dirigido en su
contra y hasta la completa ejecución de la sentencia.

Para este efecto, se entenderá por primera actuación del procedimiento cualquiera diligencia o gestión,
sea de investigación, de carácter cautelar o de otra especie, que se realizare por o ante un tribunal con
competencia en lo criminal, el ministerio público o la policía, en la que se atribuyere a una persona
responsabilidad en un hecho punible”.

El artículo 93 del Código consagra un importante listado (no taxativo) de derechos y


garantías para el imputado.

Para evitar problemas, el legislador ha establecido por quién, desde y hasta que
momento pueden hacerse valer las facultades, derechos y garantías que se reconocen al
imputado. En este sentido, la norma señala que pueden hacerse valer por la persona a quien
se atribuyere participación en un hecho punible desde la primera actuación del
procedimiento dirigido en su contra y hasta la completa ejecución de la sentencia.

Pero aún más, la propia ley define lo que para este efecto entiende por primera
actuación del procedimiento. Señala a la letra: será cualquier diligencia o gestión, sea de
investigación, de carácter cautelar o de otra especie, que se realizare por o ante un tribunal
con competencia en lo criminal, el ministerio público o la policía, en la que se atribuyere a
una persona responsabilidad en un hecho punible.

De esta forma, en este artículo 7 la ley se preocupa de dejar bien establecida la


oportunidad en que se pueden ejercer los derechos y garantías que la ley establece en favor
del imputado, precisando en el inciso 2 el concepto de primera actuación del procedimiento,
expresión que – a diferencia del otro que emplea la ley (completa ejecución de la sentencia)
– era candidato a causar más de un problema de interpretación.

19.- Ámbito de la defensa.


31

“Artículo 8º.- Ámbito de la defensa. El imputado tendrá derecho a ser defendido por un letrado desde
la primera actuación del procedimiento dirigido en su contra.

El imputado tendrá derecho a formular los planteamientos y alegaciones que considerare oportunos,
así como a intervenir en todas las actuaciones judiciales y en las demás actuaciones del procedimiento, salvas
las excepciones expresamente previstas en este Código”.

Sin perjuicio de que más adelante se abordará con mayor profundidad este derecho,
la mera lectura de este artículo ya permite, por un lado, constatar el carácter esencial
asignado a la garantía de la defensa y, por otro, determinar – a priori – aquellos derechos
básicos con los que la ley considera el imputado debe necesariamente contar. Con su
consagración – de paso – se complementa lo que la propia Constitución asegura (artículo 19
N°3), y se da cumplimiento a lo que los tratados internacionales (CADH y PIDCP) exigen
en la materia.

En primer término, destaca el derecho del imputado a ser defendido y asistido por un
letrado (un abogado en los términos que señala el artículo 520 del COT) desde la primera
actuación del procedimiento dirigido en su contra, lo que guarda perfecta relación con lo que
se establece en el artículo 719. Vale decir, no se concibe - por la ley - etapa alguna del
procedimiento en que el imputado no pueda ser asistido por un abogado.

Pues bien, es precisamente a garantizar el cumplimiento efectivo de este derecho a lo


que apunta la creación de una defensoría penal pública, sin la cual el contenido de esta
norma – en la mayoría de los casos - no pasaría de ser una mera declaración retórica. Sin
desconocer, por cierto, el derecho del imputado a designar libremente uno o más defensores
de su confianza.

19
Para el profesor Alex Carocca (ex Defensor Nacional Público) el reconocimiento de la
garantía de la defensa – que sitúa en el núcleo mismo del concepto de proceso – y, en
especial, del derecho a la asistencia letrada, resulta condición indispensable para el
funcionamiento de un sistema de corte acusatorio y respetuoso de los derechos fundamentales
de contenido procesal como el que consagra el nuevo Código que, a diferencia del modelo que
se reemplaza sí permitirá dar cumplimiento al mandato constitucional e internacional del
derecho a la defensa (Carocca, Alex, y otros, 2000, “Nuevo proceso penal”, Santiago, Chile,
Editorial Jurídica Cono Sur, p. 415 y 416).
32

Con todo, sea que el imputado opte por un defensor penal público o un defensor de
su confianza, la designación misma deberá estar afinada antes de la realización de la primera
audiencia a que fuere citado. Así lo dispone claramente el inciso primero del artículo 102,
complementando lo dispuesto en la norma que comentamos.

Sin embargo, no se debe olvidar que estamos en presencia de un derecho del


inculpado, quien puede efectivamente ejercerlo u optar por defenderse por sí mismo. En
otras palabras, la ley admite y contempla – a lo menos en su texto - la defensa personal,
también denominada autodefensa.

Empero, en el mismo momento que se reconoce la autodefensa, la norma exige que


el tribunal la autorice, lo que sólo ocurrirá – se agrega - cuando ello no perjudique la eficacia
de la defensa, lo que en definitiva – estimamos – va a dejar prácticamente en la inaplicación
este derecho a la defensa personal. En efecto, no imaginamos cómo un tribunal podrá
asegurar – objetivamente - que una autodefensa del imputado no sea perjudicada en su
eficacia si frente a ella se opondrán las atribuciones y facultades de los fiscales del
ministerio público.

En segundo lugar, el artículo contempla el derecho del imputado a formular los


planteamientos y alegaciones que estime oportunos, derecho que no desaparece con la
designación del defensor letrado.

Manifestaciones de este segundo derecho las encontramos en el artículo 91


(declaraciones del imputado ante la policía); artículo 98 (declaración del imputado como
medio de defensa); y, artículo 326 (defensa y declaración del imputado), entre otras. No
obstante, cabe tener siempre presente lo dispuesto en el artículo octavo que analizamos,
debido a que existe normativa del Código que limita, tanto en la oportunidad como en el
contenido, la intervención que pueda realizar el imputado, limitaciones que - a nuestro juicio
- siempre deberán ser ponderadas a la luz del derecho básico con que el legislador decidió
proveer al imputado.
33

Por último, un tercer derecho que se extrae de este artículo dice relación con el
derecho del imputado a intervenir en todas las actuaciones judiciales y demás actuaciones
del procedimiento, salvo las excepciones expresamente previstas en la propia ley, como la
que deriva del inciso 3 artículo 182 (secreto de las actuaciones de investigación). Obviando
las escasas excepciones que puedan existir, lo que la ley hace es asegurar al imputado (y a su
abogado defensor) la más amplia posibilidad de intervenir en el proceso, como una forma de
garantizarle la igualdad de oportunidades para la obtención de una sentencia que sea justa.

En consecuencia, una trilogía de derechos básica, sobre la cual se construye el


respeto al derecho de defensa que, en una posición bastante reforzada, contempla la nueva
normativa. Ahora bien, sin perjuicio de que se volverá sobre el particular, respecto al
primero de ellos, téngase presente lo prescrito en el artículo 103 (efectos de la ausencia del
defensor) y en cuanto a los dos últimos - atendida la excepcionalidad que tendrá la
autodefensa - considérese lo dispuesto en el artículo 104 donde se precisa que el defensor
podrá ejercer todos los derechos y facultades que se reconocen al imputado (salvo en
aquellos casos en que de forma expresa se reserve su ejercicio al imputado en forma
personal).

20.- Autorización judicial previa.

“Artículo 9º.- Autorización judicial previa. Toda actuación del procedimiento que privare al imputado
o a un tercero del ejercicio de los derechos que la Constitución asegura, o lo restringiere o perturbare, requerirá
de autorización judicial previa.

En consecuencia, cuando una diligencia de investigación pudiere producir alguno de tales efectos, el
fiscal deberá solicitar previamente autorización al juez de garantía.

Tratándose de casos urgentes, en que la inmediata autorización fuere indispensable para el éxito de la
diligencia, podrá ser solicitada y otorgada por cualquier medio idóneo al efecto, tales como teléfono, fax,
correo electrónico u otro, sin perjuicio de la constancia posterior (inciso incorporado por Ley N°19.789)”.

La Constitución, en su artículo 80 A, establece una norma de similar tenor. Lo


mismo en el artículo 4 de la LOCMP.
34

Pues bien, trátase de un principio básico en la nueva normativa procesal penal, cuyo
mandato no sólo se dirige a los fiscales y jueces, sino también a los funcionarios de la
policía que, según lo dispone el artículo 80, deberán cumplir de inmediato y sin más trámite
las órdenes que aquellos les impartan, sin que estén facultados para calificar la procedencia,
conveniencia y oportunidad de las mismas, pero sí para requerir la exhibición de la
autorización judicial previa en los casos que correspondan (respecto a esta exigencia cabe
tener presente el inciso final agregado al artículo 80 por la Ley N°19.789).

Al igual que en los demás principios que hemos analizado, la ley especifica y
ejemplifica, bajo hipótesis más acotadas, aquellas situaciones que persigue proteger a través
de la consagración de este principio. Dentro de éstas se cuentan, as lo menos, las siguientes
manifestaciones: el artículo 197 (exámenes corporales del imputado u ofendido); el artículo
202 (exhumación de cadáver); el artículo 203 (pruebas caligráficas al imputado); el artículo
205 (entrada y registro en lugares cerrados); el artículo 217 (incautación de objetos y
documentos); el artículo 218 (retención e incautación de correspondencia); el artículo 219
(copias de comunicaciones o transmisiones); el artículo 222 (interceptación y grabación de
comunicaciones telefónicas); y, el artículo 236 (autorización para practicar diligencias sin
conocimiento del afectado).

En definitiva, lo que la ley persigue con la consagración del principio es que toda
actuación de los fiscales del ministerio público que pueda producir alguno de los efectos que
señala el artículo 9 (léase privación, restricción o perturbación en los derechos asegurados
por la Constitución Política), deba estar siempre precedida de la correspondiente
autorización formal del juez de garantía.

Con todo, como ya se adelantó, la Ley N°19.789 vino a morigerar – para los casos
urgentes cuya investigación requiera inmediatez en la autorización judicial - la exigencia
contenida en la norma que comentamos, principalmente persiguiendo facilitar el trabajo de
investigación del ministerio público cuyo éxito podría verse afectado si no se contemplaban
opciones más rápidas a las originalmente establecidas. Así, tratándose de casos como los
35

señalados, se faculta que la autorización judicial previa sea solicitada y otorgada por
cualquier medio idóneo al efecto, como por ejemplo, teléfono, fax, correo electrónico u otro.
Ahora bien, por cierto, esta facultad no exime (así lo señala expresamente la ley) de la
obligación de la constancia posterior de la autorización judicial obtenida por la vía aludidas,
ni tampoco de la posterior exhibición formal a la policía en los términos que postula el
artículo 80. En fin, se otorga mayor facilidad al ministerio público, pero se mantiene la
obligación de la autorización previa para las hipótesis de afectación de derechos que
contempla el artículo 9.

21.- Cautela de garantías.

“Artículo 10.- Cautela de garantías. En cualquiera etapa del procedimiento en que el juez de garantía
estimare que el imputado no está en condiciones de ejercer los derechos que le otorgan las garantías judiciales
consagradas en la Constitución Política, en las leyes o en los tratados internacionales ratificados por Chile y
que se encuentren vigentes, adoptará, de oficio o a petición de parte, las medidas necesarias para permitir dicho
ejercicio.

Si esas medidas no fueren suficientes para evitar que pudiere producirse una afectación sustancial de
los derechos del imputado, el juez ordenará la suspensión del procedimiento y citará a los intervinientes a una
audiencia que se celebrará con los que asistan. Con el mérito de los antecedentes reunidos y de lo que en dicha
audiencia se expusiere, resolverá la continuación del procedimiento o decretará el sobreseimiento temporal del
mismo”.

La hipótesis que plantea el artículo se asemeja bastante a la argumentación sostenida,


en su momento, por la defensa del senador vitalicio Augusto Pinochet U. Al menos eso es lo
que a primera vista se percibe de la lectura de la norma.

A dicha percepción contribuyen también los antecedentes que se consideraron en la


discusión parlamentaria de este artículo. De ellos da debida cuenta el profesor Pfeffer, a
quien nos permitimos citar a fin de esclarecer el sentido que debe darse a este principio:

“Esta norma tuvo su origen en el Senado durante el estudio de medidas de seguridad que pueden
aplicarse a los enajenados mentales (título VII, libro IV). En esa oportunidad se trajo a colación el caso de
aquellas personas que, con posterioridad al hecho que se investiga, vean debilitadas de tal manera sus aptitudes
36

que, si bien pudiera ser dudoso que queden comprendidas dentro del concepto normativo de enajenado mental,
no se presentan en cambio mayores vacilaciones para concluir que no pueden acogerse en plenitud a la garantía
de un racional y justo procedimiento que les asegura la Constitución Política ni a las garantías judiciales que
explicita en mayor medida la Convención Americana de Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa
Rica, en particular las que configuran el derecho de defensa.

Se estuvo de acuerdo en que, si bien estos derechos están suficientemente perfilados, era preciso
establecer un mecanismo expedito que permita hacerlos efectivos, ya que, de otra forma, si no se aplicasen las
disposiciones previstas para quienes caen en enajenación durante el procedimiento, los derechos sólo podrían
ejercerse al término de éste, por la vía de impetrar la declaración de nulidad del juicio oral, lo que resulta de
todo punto de vista inconveniente. Se coincidió en que, por la naturaleza de la materia, la regla en cuestión
debía contemplarse dentro de los principios básicos de este Código”20.

Quedan claras las razones que llevaron a la incorporación de este artículo. A este
respecto sobran más comentarios.

Con todo, consideramos necesario realizar – a lo menos - tres precisiones.

La primera: la norma no dice relación exclusivamente con la protección de la


garantía procesal de la defensa (como pudiera sugerir lo hasta aquí señalado), sino que
queda abierta – tal como expresamente se dispone por el artículo – a las demás garantías
judiciales consagradas tanto en la Constitución y leyes chilenas, como en los tratados
internacionales ratificados por nuestro país y que se encuentren vigentes.

La segunda: la norma no establece cuáles son las medidas que debe adoptar el juez
de garantía para poner remedio a la situación que se postula. En consecuencia, la ley lo deja
al criterio del tribunal.

Y una tercera: el destinatario de las facultades que la norma contempla sólo es el juez
de garantía. No procede su invocación (o la actuación de oficio) en aquellos casos que se
encuentren ya en la última fase del procedimiento (juicio oral), ante el tribunal oral en lo
penal.

20
Pfeffer, Emilio, Op. Cit. “Código Procesal Penal ...”, p. 28.
37

Finalmente, cabe sólo destacar que entre las facultades otorgadas al juez de garantía
figuran no solamente la adopción de medidas que pongan remedio a la situación y permitan
el ejercicio efectivo de los derechos, sino también – en caso que dichas medidas fueren
insuficientes – la suspensión del procedimiento. Si evaluando la situación del imputado opta
por esta segunda medida, el juez está obligado a citar a todos los intervinientes a una
audiencia para, con los antecedentes reunidos y lo que en ella se exponga, resolver la
continuación del procedimiento o decretar el sobreseimiento temporal del mismo si procede
lo prescrito en la letra c del artículo 252, en relación con el artículo 465.

22.- Aplicación temporal de la ley procesal penal.

“Artículo 11.- Aplicación temporal de la ley procesal penal. Las leyes procesales penales serán
aplicables a los procedimientos ya iniciados, salvo cuando, a juicio del tribunal, la ley anterior contuviere
disposiciones más favorables al imputado”.

La primera parte del artículo no hace sino confirmar la ya conocida regla que las
leyes procesales (leyes concernientes a la sustanciación y ritualidad de los juicios dice el
artículo 24 de la ley sobre el efecto retroactivo de las leyes) poseen vigencia in actum, esto
es, prevalecen sobre las anteriores desde el momento en que deben empezar a regir.

Sin embargo, la segunda parte de la norma contempla una excepción a esta regla
citada, y consiste en que la ley procesal penal no será aplicada in actum cuando la ley
anterior contenga disposiciones más favorables al imputado.

Pues bien, es evidente la relación de la excepción señalada con aquellas dispuestas en


los artículos 18 y 19 N°3 del Código Penal y la Constitución Política, respectivamente. En
efecto, todas siguen la misma lógica: favorecer al imputado.

Por fin, en el principio que ahora nos ocupa, la evaluación y decisión respecto a cuál
es la ley más favorable al imputado se reserva e impone al tribunal.
38

23.- Intervinientes.

“Artículo 12.- Intervinientes. Para los efectos regulados en este Código, se considerará intervinientes
en el procedimiento al fiscal, al imputado, al defensor, a la víctima y al querellante, desde que realizaren
cualquier actuación procesal o desde el momento en que la ley les permitiere ejercer facultades determinadas”.

La incorporación de este artículo se justificó desde el momento en que – a lo largo


del texto del Código - se emplea el término “intervinientes” con bastante regularidad. Por
esta razón, y a fin de evitar especificar en cada caso quiénes se comprenden en el término, se
optó por destinar un artículo a este objeto.

De esta manera, el artículo en comento considera intervinientes en el procedimiento


penal al fiscal, al imputado, al defensor, a la víctima y al querellante.

De otro lado, es la propia ley la que precisa el momento desde el cual estos
intervinientes serán considerados como tales. Al efecto señala que ello acontecerá desde que
realicen cualquier actuación procesal o desde el momento en que la ley les permita ejercer
facultades determinadas. Ejemplo de esta última hipótesis es el caso del querellante que,
evidentemente, sólo será considerado interviniente a partir del momento en que su querella
sea acogida a tramitación.

24.- Efecto en Chile de las sentencias penales de tribunales extranjeros.

“Artículo 13.- Efecto en Chile de las sentencias penales de tribunales extranjeros. Tendrán valor en
Chile las sentencias penales extranjeras. En consecuencia, nadie podrá ser juzgado ni sancionado por un delito
por el cual hubiere sido ya condenado o absuelto por una sentencia firme de acuerdo a la ley y al procedimiento
de un país extranjero, a menos que el juzgamiento en dicho país hubiere obedecido al propósito de sustraer al
individuo de su responsabilidad penal por delitos de competencia de los tribunales nacionales o, cuando el
imputado lo solicitare expresamente, si el proceso respectivo no hubiere sido instruido de conformidad con las
garantías de un debido proceso o lo hubiere sido en términos que revelaren falta de intención de juzgarle
seriamente.

En tales casos, la pena que el sujeto hubiere cumplido en el país extranjero se le imputará a la que
debiere cumplir en Chile, si también resultare condenado.
39

La ejecución de las sentencias penales extranjeras se sujetará a lo que dispusieren los tratados
internacionales ratificados por Chile y que se encontraren vigentes”.

Al comentar el inciso segundo del artículo primero (prohibición de reiterar un


juzgamiento por un mismo hecho: también conocido bajo el nombre de principio non bis in
ídem), advertimos que el principio allí contenido tiene una excepción en el artículo 13 del
Código. Pues bien, ahora nos corresponde abordar este artículo, pero antes de analizar las
excepciones que pueda tener, cabe precisar ciertas cuestiones que manifiesta la norma.

La norma señala que tendrán valor en nuestro país las sentencias penales extranjeras,
sin distinguir si se trata de sentencias condenatorias o absolutorias. Por ende, las comprende
a ambas.

El artículo ratifica el principio non bis in ídem al prescribir que nadie podrá ser
juzgado ni sancionado por un delito por el cual hubiere sido ya condenado o absuelto por
una sentencia firme de acuerdo a la ley y al procedimiento de un país extranjero.

Con todo, y aquí retomamos el tema de las excepciones, la ley contempla dos
hipótesis en las cuales el principio enunciado no tiene vigor. La primera dice relación con el
caso de un juzgamiento que haya obedecido al propósito de sustraer al individuo de su
responsabilidad penal por delitos de competencia de los tribunales nacionales y, la segunda,
con un proceso que no hubiere sido instruido de conformidad con las garantías de un debido
proceso o lo hubiere sido en términos que revelaren falta de intención de juzgarle
seriamente.

De inmediato surge la relación de esta norma con aquellas contenidas en el Estatuto


de Roma de la Corte Penal Internacional (Recientemente – 8 de abril de 2002 - declarado
inconstitucional por el Tribunal Constitucional por sentencia rol N°346), en especial con
aquella incluida en el artículo 20 inciso 3 del referido Estatuto.

En efecto, la norma citada señala que la Corte no enjuiciará a nadie que haya sido
encausado por otro tribunal (reconociendo plenamente el principio), a menos que el proceso
40

en ese otro tribunal obedeciere al propósito de sustraer al acusado de su responsabilidad por


crímenes de la competencia de la Corte, o no hubiere sido instruido en forma independiente
e imparcial (la ley chilena omite esta parte), de conformidad con las debidas garantías
procesales reconocidas por el derecho internacional, o lo hubiere sido de alguna manera que
en las circunstancias del caso, fuere incompatible con la intención de someter a la persona a
la acción de la justicia.

Como se puede apreciar, las excepciones que contemplan tanto nuestro Código como
el Estatuto versan sobre típicos casos de cosa juzgada inválida o nula (también denominada
írrita), lo que – si queremos ser rigurosos – nos obliga a descartarles como verdaderas
excepciones al principio non bis in ídem, debido a que el supuesto primer fallo (con tales
características) no tiene el valor de cosa juzgada, lo que impide considerarlo como un
antecedente válido que permita restar fuerza al principio reconocido en el inciso segundo del
artículo 1 y en el propio artículo 13. En otras palabras, no se trata sino de excepciones
aparentes a un principio bien plantado en nuestra legislación y en los tratados
internacionales sobre DD.HH.

Para tales casos de “doble juzgamiento”, la ley prescribe que la pena que el sujeto
hubiere cumplido en el país extranjero se le imputará a la que debiere cumplir en Chile, en el
caso que también resulte condenado.

En cuanto a las demás sentencias penales extranjeras (las válidas), la norma que
comentamos señala que su ejecución se sujetará a lo que dispusieren los tratados
internacionales ratificados por nuestro país y que se encuentren vigentes.

CAPÍTULO III

VII.- REGULACIÓN DE LA ACTIVIDAD PROCESAL.

25.- Son las normas contenidas en el título II del libro I, específicamente los artículos 14
a 52 del nuevo Código. Se trata de artículos que, siendo de importancia para la tramitación
41

misma de las nuevas causas criminales, carecen – salvo excepciones - de un contenido


interesante de comentar in extenso. Por esta razón las expondremos sucintamente,
destacando lo fundamental de cada una de ellas, deteniéndonos sólo cuando la norma
amerite algún comentario más acabado.

26.- Plazos.

De su regulación se ocupan los artículos 14 a 18 del Código Procesal Penal,


constituyendo el símil de lo que la ley de 1906 prescribía en sus artículos 44 y 45. Los
puntos fundamentales a considerar son los siguientes:

a.- Todos los días y horas serán hábiles para realizar las actuaciones del
procedimiento y no se suspenderán los plazos por la interposición de días feriados (artículo
14 inciso 1). Se aplica la regla general que contempla el artículo 50 del Código Civil.

Lo mismo señalaba el artículo 44 del Código de Procedimiento Penal, pero en


términos negativos. Con todo, ambas normas se oponen a lo que la ley procesal civil
dispone, donde la regla es precisamente la inversa, esto es, las actuaciones deben practicarse
en días y horas hábiles, considerando días hábiles los no feriados y horas hábiles aquellas
que median entre las 8 y las 20 horas (artículo 59 CPC).

La norma del artículo 14 tiene una excepción en lo dispuesto en el artículo 207 de la


ley. Se establece que la entrada y registro de lugares (allanamiento) deberá hacerse en el
tiempo que media entre las 6 y las 22 horas. Sin embargo, el mismo artículo se ocupa de dos
contra excepciones, indicando que la actuación podrá verificarse incluso fuera de estas horas
en aquellos lugares de libre acceso público y que se encuentren abiertos durante la noche, y
también en aquellos casos urgentes, donde la ejecución de la misma no admita demora. Al
respecto, cabe recordar que el Código de 1906 también contemplaba como excepción la
diligencia de allanamiento.

b.- En el caso de los plazos de días que venzan en día feriado, éstos se considerarán
ampliados hasta las 24 horas del día siguiente que no fuere feriado (artículo 14 inciso 2),
42

siendo una norma que ya existía en la ley anterior, y que evitará tener que llevar el escrito a
la casa del jefe de la unidad de administración de causas (que cumple las funciones del
secretario) y la posibilidad de presentarlo fuera de plazo.

Particular importancia práctica tendrá esta norma en las siguientes presentaciones: la


solicitud de nulidad (artículo 161); las actuaciones del querellante antes de la audiencia de
preparación del juicio oral (también APJO)(artículo 261); el recurso de apelación (artículo
366); y, el recurso de nulidad (artículo 372), entre otros. A ellas nos referiremos en detalle
más adelante.

c.- En cuanto a lo que dice relación con el feriado judicial, nada menciona el artículo
14 que comentamos, a diferencia de lo que acontece en el Código que se reemplaza donde
expresamente se prescribe que el referido feriado no es aplicable al procedimiento penal. Por
ello, se hace necesario acudir a lo que dispone el artículo 313 del COT, que en su inciso 2
prescribe que para los jueces letrados que ejercen jurisdicción criminal no regirá la
concesión que el inciso primero otorga, esto es, el cese de las obligaciones de residencia y
asistencia diaria al despacho durante los días feriados y el tiempo de vacaciones, por lo que
– en definitiva – estimamos que la inaplicación del feriado judicial al procedimiento penal se
mantiene.

Con todo, cabe señalar que una de las ventajas que se reconocían al inciso 3 del
artículo 44 citado (ausente en la nueva ley) era el impedir dificultades de interpretación
respecto a la suspensión de los plazos, pues el artículo del COT se refiere a los jueces y no al
procedimiento. No obstante ello, creemos que la interpretación no debe tornarse dudosa.

d.- Los plazos de horas comienzan a correr inmediatamente después de ocurrido el


hecho que fijare su iniciación, sin interrupción (artículo 15).

Los siguientes son un par de ejemplos que contempla la nueva normativa:


43

- El artículo 38 inciso 2: las presentaciones escritas serán resueltas antes de las 24


horas siguientes a su recepción; y,

- El artículo 180, también en su inciso 2: dentro de las 24 horas siguientes a que


tomare conocimiento de la existencia de un hecho que revistiere caracteres de
delito de acción penal pública, el fiscal deberá proceder a la práctica de todas
aquellas diligencias pertinentes y útiles al esclarecimiento y averiguación del
mismo, de las circunstancias relevantes para la aplicación de la ley, de los
partícipes del hecho y de las circunstancias que sirvieren para verificar su
responsabilidad, además de impedir que el hecho produzca consecuencias
posteriores.

e.- Los plazos son fatales e improrrogables, a menos que se disponga expresamente
lo contrario (artículo 16), como sucede por ejemplo en el artículo 132 inciso 2 (audiencia de
control de detención), donde la ley faculta al fiscal para solicitar una ampliación del plazo de
detención hasta por 3 días a fin de preparar su formalización de investigación y las
eventuales medidas cautelares.

f.- Cuando por un hecho no imputable, por defecto en la notificación, por fuerza
mayor o caso fortuito, cualquier interviniente se hubiere visto impedido de ejercer un
derecho o desarrollar alguna actividad dentro del plazo establecido por la ley, podrá solicitar
al tribunal un nuevo plazo (no se trata de una prórroga), que le podrá ser otorgado por el
mismo período (artículo 17).

Dicha solicitud debe formularse dentro de los 5 días siguientes a aquél en que
hubiere cesado el impedimento. Así lo dispone este artículo que, en términos mucho más
precisos y contemplando otras hipótesis, retoma la esencia de lo prescrito en el inciso 2 del
artículo 45 del Código de 1906.

El artículo 22, que regula las comunicaciones del ministerio público, se remite a las
condiciones y circunstancias dispuestas en esta norma en lo que se refiere a las
44

comunicaciones defectuosas que impidieron a algún interviniente ejercer algún derecho o


desarrollar alguna actividad en forma oportuna.

g.- La ley faculta la renuncia de los plazos (artículo 18). Es una facultad de todos los
intervinientes del procedimiento, respecto a los plazos establecidos en su favor. Se requiere
de su manifestación expresa.

Por ello, si el plazo fuere común, la abreviación o la renuncia del plazo requerirán del
consentimiento de todos los intervinientes, además de la aprobación del tribunal.

27.- Comunicaciones entre autoridades.

Son los artículos 19, 20 y 21 los que se ocupan de esta materia. De ellos destacamos
lo siguiente:

a.- Estas comunicaciones podrán realizarse por cualquier medio idóneo, sin perjuicio
del posterior envío de la documentación que fuere pertinente (artículo 21).

En esta norma encontramos una de las varias manifestaciones en que la


desformalización es recogida en el Código: las comunicaciones pueden realizarse por
cualquier medio idóneo. Lo propio podemos encontrar en el artículo 81, donde se prescribe
que las comunicaciones que los fiscales y la policía debieren dirigirse en relación con las
actividades de investigación de un caso particular se realizarán en la forma y por los medios
más expeditos posibles.

b.- Todas las autoridades y órganos del Estado deberán – como regla general -
realizar las diligencias y proporcionar, sin demora, la información requerida por el
ministerio público y los tribunales con competencia penal (artículo 19).
45

El requerimiento deberá contener: la fecha y el lugar de expedición; los antecedentes


necesarios para cumplirlo; el plazo que se otorga para realizarlo; y, la determinación del
fiscal o tribunal requirente.

En el caso de informaciones o documentos que tengan el carácter de secretos (por


ley), el requerimiento se atenderá observando las prescripciones de la ley respectiva, si las
tuviere, y, en caso contrario, adoptándose precauciones que aseguren que la información o la
documentación no será divulgada.

A partir del inciso tercero, el artículo 19 se hace cargo de una hipótesis específica:
por un lado, la autoridad requerida retarda el envío de los antecedentes o se niega a
enviarlos, so pretexto de su carácter secreto (o reservado) y, por el otro, el fiscal estima
indispensable la realización de la actuación. Presentada esta disyuntiva, la ley ordena al
fiscal remitir los antecedentes al fiscal regional quien, si comparte esa apreciación, solicitará
a la Corte de Apelaciones respectiva que, previo informe de la autoridad de que se tratare
(recabado por la vía que considerare más rápida), resuelva la controversia.

Si el requirente de la información es el tribunal, formulará la solicitud ante la Corte


de Apelaciones. Y si la razón que se invoca por la autoridad requerida para no enviar los
antecedentes fuere que su publicidad pudiere afectar la seguridad nacional, el asunto deberá
ser resuelto por la Corte Suprema.

Ahora bien, aun cuando la Corte (de Apelaciones o Suprema) rechace el


requerimiento, podrá ordenar que se suministren a al ministerio público o al tribunal los
datos que “le parecieren” necesarios para la adopción de decisiones relativas a la
investigación o para el pronunciamiento de resoluciones judiciales. Claramente, aquí existe
una excepción a toda la normativa legal y constitucional que reserva al ministerio público –
en forma exclusiva – las decisiones relativas a la investigación.

Las resoluciones que los ministros de Corte pronunciaren para resolver estas materias
no los inhabilitarán para conocer los recursos que se dedujeren en la causa de que se tratare.
46

El artículo 209 se relaciona con lo hasta aquí dispuesto, y regula la entrada y registro
en lugares especiales, léase lugares religiosos, edificios en que funcionare alguna autoridad
pública o recintos militares. Por su carácter específico, nos remitimos a lo allí dispuesto.

c.- Por fin, en lo que se relaciona con los requerimientos entre tribunales (dentro del
mismo territorio jurisdiccional), se dispone que ellos se dirigirán directamente, sin más
menciones que la indicación de los antecedentes necesarios para su cabal comprensión, y los
que antes señalamos a propósito de los requerimientos a las autoridades (artículo 20).

Si el tribunal requerido rechaza la realización de la diligencia, o transcurriere el plazo


fijado para su cumplimiento sin resultados, el tribunal requirente podrá dirigirse al superior
jerárquico del requerido para que ordene, agilice o gestiones la solicitud.

28.- Comunicaciones y citaciones del ministerio público.

Se regula en los artículos 22 y 23. Ambos dicen relación con las comunicaciones
entre ministerio público y los intervinientes, siendo la segunda norma (citaciones) una
especie dentro del género que implica la primera.

Pues bien, las comunicaciones que el ministerio público deba realizar a los
intervinientes del procedimiento, deberán realizarse - bajo su responsabilidad – por
cualquier medio razonable que resulte eficaz (artículo 22). Consecuente con ello, la carga de
la prueba de haber realizado la comunicación corresponde al ministerio público.

Pero inconforme con ello, la ley otorga la posibilidad de que un interviniente solicite
un nuevo plazo (en los términos que señala el artículo 17 ya visto) si prueba que por
deficiencia de la comunicación se encontró impedido de ejercer oportunamente un derecho o
desarrollar alguna actividad dentro del plazo legal.
47

Otro tipo de comunicación lo constituyen las citaciones (artículo 23). Cuando el


ministerio público requiera de la comparecencia de una persona podrá citarla. Lo hará por
cualquier medio idóneo, pero si el citado no comparece, el fiscal podrá ocurrir ante el juez
de garantía para que lo autorice a conducirlo compulsivamente a su presencia (mediante
arresto).

Cabe tener presente la excepción que se contempla respecto de aquellas personas o


autoridades que señala el artículo 300 (no están obligados a comparecer y pueden declarar
en la forma que señala el artículo 301), caso en el cual, si su declaración fuere necesaria para
la investigación, procederá siempre previa autorización del juez de garantía.

29.- Notificaciones y citaciones judiciales.

De su regulación se ocupan los artículos 24 a 33. Su desglose es el siguiente:

a.- Funcionarios habilitados (artículo 24).- La primera regla indica que son los
funcionarios del tribunal que hubiere expedido la resolución. Ellos han sido designados por
el juez presidente del comité de jueces, a propuesta del administrador del tribunal.

Sin embargo, el tribunal podrá ordenar que una o más notificaciones determinadas se
practicaren por otro ministro de fe o, en casos calificados y por resolución fundada, por un
agente de policía. Nótese la doble excepcionalidad de esta segunda regla: una o más
notificaciones determinadas donde la urgencia lo amerite (para el caso de otros ministros de
fe) y, casos calificados por resolución fundada (en el caso de los agentes de policía).

b.- Contenido de la notificación (artículo 25).- Deberá incluir copia íntegra de la


resolución, con identificación del proceso en que recayere. Con todo, puede la ley
expresamente ordenar agregar otros antecedentes, en tales casos, deberá estarse a lo en ella
dispuesto. Lo propio en aquellos casos en que el juez lo estime necesario, ya sea para la
debida información del notificado, ya sea para el adecuado ejercicio de sus derechos.
48

c.- Obligación de señalamiento de domicilio (artículo 26).- En términos bastante


semejantes a los empleados por el artículo 49 del CPC (designación de domicilio para
efectos de la notificación por cédula), la ley establece que - en su primera intervención en el
procedimiento - los intervinientes deberán ser conminados por el juez, por el ministerio
público, o por el funcionario público que practicare la primera notificación, a indicar un
domicilio dentro de los límites urbanos de la ciudad en que funcionare el tribunal y en el
cual puedan practicárseles las notificaciones posteriores. Asimismo, la ley les obliga a
comunicar cualquier cambio de su domicilio.

En caso de incumplimiento de estas obligaciones, por omisión o inexactitud (o


inexistencia en el domicilio indicado), la sanción consiste en que las resoluciones que se
dictaren se notificarán por el estado diario. Para tal efecto, los intervinientes en el
procedimiento deberán ser advertidos (apercibidos) de esta circunstancia, lo que se hará
constar en el acta que se levantare.

El mismo apercibimiento se formulará al imputado que fuere puesto en libertad, a


menos que ello fuere consecuencia de un sobreseimiento definitivo o de una sentencia
absolutoria ejecutoriados.

d.- Notificación al ministerio público (artículo 27).- El ministerio público tiene una
obligación similar a la que vimos en el literal anterior: debe indicar su domicilio dentro de
los límites urbanos de la ciudad que funcionare el tribunal, además de informar de cualquier
cambio del mismo. Cumplida la obligación, será notificado en el lugar indicado (sus
oficinas, precisa la ley).

e.- Notificación a intervinientes que tengan defensor o mandatario constituido en el


procedimiento (artículo 28).- Deberán ser hechas solamente al defensor (o mandatario),
salvo – claro está – que la ley o el tribunal disponga que también deba notificarse
directamente al interviniente.
49

Cabe recordar los problemas que la norma del artículo 505 del Código de 1906
acarreaba a las defensas al disponer que tanto la sentencia de primera instancia como el
cúmplase de la de segunda se notificaban en persona al procesado y no a sus representantes.
Pues bien, este inconveniente se soluciona con lo prescrito en esta norma, donde - aún en
aquellos casos de excepción - no se dejará de notificar al defensor (o mandatario). La ley
emplea la expresión “también”, que refleja el carácter no excluyente de la notificación que
plantéa.

f.- Notificaciones al imputado privado de libertad (artículo 29).- Se le harán en


persona en el establecimiento o recinto en que permaneciere (sin necesidad de exhorto),
aunque éste se halle fuera del territorio jurisdiccional del tribunal, mediante la entrega, por
un funcionario del establecimiento y bajo la responsabilidad del jefe del mismo, del texto de
la resolución, que podrá ser remitido (junto a cualquier otro antecedente relevante) por
cualquier medio de comunicación idóneo (fax y correo electrónico, entre otros, señala el
artículo).

De manera muy excepcional, la ley faculta al tribunal para disponer, mediante


resolución fundada, que la notificación de determinadas resoluciones sean practicadas en el
recinto en que funcione. De lo que se trata es evitar el incesante traslado a los tribunales de
imputados privados de libertad; por ello destacamos la excepcionalidad de esta norma.

g.- Notificaciones de las resoluciones en las audiencias judiciales (artículo 30).- En


este punto, la palabra la tiene el principio de economía procesal. En efecto, la ley dispone
que las resoluciones pronunciadas durante estas audiencias se entenderán notificadas (por su
mera lectura) a los intervinientes en el procedimiento que hubieren asistido o debido asistir a
las mismas. Si bien se dejará constancia de estas notificaciones en el estado diario (para
evitar la indefensión de los que no asistieron), su omisión no invalidará la notificación.

Con todo, los interesados podrán pedir copias de los registros en que constaren estas
resoluciones, las que se expedirán sin demora.
50

Manifestaciones similares pueden encontrarse en los artículos 283 inciso 4


(suspensión de la audiencia de juicio oral) y, 346 (audiencia de lectura de la sentencia
definitiva).

h.- Formas de notificación diferentes (artículo 31).- Cualquier interviniente podrá


proponer para sí otras formas de notificación, que el tribunal podrá aceptar cuando, en su
opinión, resultaren suficientemente eficaces y no causaren indefensión.

Podemos dar algunos ejemplos: el correo electrónico, el teléfono, la carta certificada,


entre otras formas que pueden sugerir y proponer los intervinientes.

i.- Normas supletorias para las notificaciones (artículo 32).- En lo no previsto en el


párrafo 4 del título II del libro I del Código, las notificaciones se regirán por las normas
contenidas en el título VI del libro I del CPC, léase los artículos 38 a 58 del citado cuerpo
legal. En todo caso, lo dispuesto en el artículo 32 no hace otra cosa que confirmar - para esta
materia - lo prescrito, en general, para las normas comunes a todo procedimiento
(contempladas precisamente en el libro I de la ley procesal civil) en el artículo 52.

j.- Citaciones judiciales (artículo 33).- El artículo señala que cuando fuere necesario
citar a alguna persona para llevar a cabo una actuación ante el tribunal, se le notificará la
resolución que ordenare su comparecencia. Desde ya cabe relacionar esta norma con los
artículos 123 y 124 que regulan la citación como medida cautelar personal, los que
analizaremos al tratar estas medidas.

La ley precisa el contenido de la citación: se hará saber a los citados el tribunal ante
el cual debieren comparecer; su domicilio; la fecha y hora de la audiencia; la identificación
del proceso de que se tratare; y, el motivo de su comparecencia.

La norma también precisa el apercibimiento que debe acompañar la citación: se les


advertirá que la incomparecencia injustificada dará lugar a que sean conducidos por medio
de la fuerza pública, que quedarán obligados al pago de las costas que causaren y, que
51

pueden imponérseles sanciones. También se les deberá indicar que, en caso de impedimento,
deberán comunicarlo y justificarlo ante el tribunal, con anterioridad a la fecha de la
audiencia, si fuere posible.

En cuanto a las facultades que el tribunal posee en esta materia, cabe destacar que
puede ordenar que el imputado que no compareciere injustificadamente sea detenido o
sometido a prisión preventiva hasta la realización de la actuación respectiva. En el caso de
testigos, peritos u otras personas cuya presencia se requiriere, podrán ser arrestados hasta la
realización de la actuación por un máximo de 24 horas e imponérseles, además, una multa
de hasta 15 UTM.

Finalmente, si quien no concurriere – injustificadamente - fuere el defensor o el


fiscal, se le aplicará lo dispuesto en el artículo 287 (suspensión del ejercicio de la profesión,
hasta por 2 meses).

30.- Resoluciones y otras actuaciones judiciales.

Los artículos 34 a 38 dan las pautas en torno a esta materia, algunas de ellas
constitutivas de remedios expresos frente a vicios propios del antiguo sistema.

a.- Se confirma el imperio jurisdiccional de los tribunales, consagrado – como


sabemos – tanto a nivel constitucional (artículo 73 incisos 3 y 4 de la Constitución)) como
legal (artículo 11 COT). En este sentido, se prescribe que - en el ejercicio de sus funciones -
el tribunal podrá ordenar directamente la intervención de la fuerza pública y disponer todas
las medidas necesarias para el cumplimiento de las actuaciones que ordenare y la ejecución
de las resoluciones que dictare (artículo 34).

b.- Para dar real efectividad al principio de inmediación que inspira muy fuertemente
el nuevo sistema, prohíbe en forma expresa la delegación de funciones en empleados
subalternos para realizar actuaciones en que las leyes requirieren la intervención del juez
52

(artículo 35). Como sanción, también expresa, se contempla la nulidad de la actuación


delegada.

En esta materia, obligado resulta referirse a lo que acontecía bajo el amparo de la ley
anterior. Para empezar, es necesario recordar que justicia penal y actuarios parecían
conceptos inseparables. Sin embargo, para que no resulte liviana esta afirmación, debe
conjugarse con ciertas precisiones que ponen las cosas en su justo lugar.

Entre ellas figura – que duda cabe - la distinción que cabe hacer entre lo que
constituyó la formulación legal de la cuestión y, lo que fue la praxis de los tribunales
nacionales.

Respecto a lo que se vincula con la formulación legal, debemos reconocer que el


principio de inmediación posee una notoria acogida normativa en el texto del Código de
1906, muy especialmente en la fase del sumario. Innumerables artículos se refieren a
distintas actuaciones del procedimiento que deben ser llevadas a cabo por el juez y nadie
más que el juez (sólo a modo de ejemplo: artículos 7, 8, 110, 112, 189, 192, 193, 204, 205,
253, 264, 318, 319, 320, 322, 324, 327, 328, 330, 331, 336, 343, entre otros). En ninguna de
las normas citadas se faculta al juez para delegar alguna de sus actuaciones en empleados
subalternos.

Pero bien, la normativa antes señalada (por lo menos la mayor parte de ella) tuvo un
correlato práctico derechamente distinto al que se ha esbozado, principalmente debido a dos
razones: la característica escrita del sistema y, la reconocida recarga de trabajo y
responsabilidades impuestas al juez del crimen (investiga, acusa y falla). En este contexto, la
delegación existió en forma generalizada, no de manera subrepticia u oculta (no se
consideraba irregular o ilegal), sino que a la vista y paciencia de todos los operadores del
sistema. Es más, fue tolerada por éstos como un mal necesario frente a la reconocida falta de
recursos, pasando a formar parte de la estructura del antiguo sistema.
53

Es precisamente este nefasto escenario el que nuestro legislador no desea repetir.


Para ello – a diferencia de la ley que se reemplaza – se establece expresamente la sanción a
la delegación: la nulidad de la actuación delegada21.

Atendida la sanción que se establece, cabe relacionar esta materia con lo que
prescriben los artículos 159 a 165 en torno a las nulidades procesales.

c.- La exigencia de fundamentación de las resoluciones es otra materia de esencial


importancia, especialmente para la efectiva protección del derecho de defensa (artículo 36).

Se establece como obligación del tribunal el fundamentar las resoluciones que


dictare, excepcionando sólo aquellas que se pronunciaren sobre cuestiones de mero trámite.

¿Qué es lo que exige la ley?: la fundamentación debe expresar sucintamente, pero


con precisión, los motivos de hecho y de derecho en que se basen las decisiones tomadas. A
este respecto, la ley precisa que la simple relación de los documentos del procedimiento o la
mención de los medios de prueba o solicitudes de los intervinientes no sustituirá en caso
alguno la fundamentación.

Para nadie es un misterio que, bajo el sistema anterior, era práctica habitual la
fundamentación formal de las resoluciones. Ello no sólo atentaba contra el efecto
socializador propio de las resoluciones judiciales, sino también dificultaba – o derechamente
impedía – a las partes comprender los motivos tenidos a la vista por el juzgador.

Respecto a las manifestaciones y concretizaciones que esta norma tiene a lo largo del
Código, nos remitimos a lo ya señalado al analizar los principios contenidos en el artículo 1,
norma en la cual también se exige la existencia de una sentencia que esté fundada.

21
Con todo, no fueron pocos quienes argumentaron en torno a lo innecesario de una sanción
expresa para la delegación de actuaciones en empleados subalternos. Para ellos, la normativa
(del Código de 1906) acerca de la nulidad, bastaba para dar sanción a la delegación en los
actuarios, especialmente con lo dispuesto en el artículo 69. Por nuestra parte, coincidimos
en que pudo haberse sancionado con nulidad el vicio señalado, sin embargo, estimamos que la
solución al problema, al estar ligado a la estructura del sistema procesal penal antiguo,
requería más que una interpretación de las normas de la nulidad y más que voluntad de
54

d.- Respecto a la firma de las resoluciones se dispone que las resoluciones serán
suscritas por el juez o por todos los miembros del tribunal que las dictare judiciales (artículo
37). Ahora, si alguno de los jueces no pudiere firmar se dejará constancia del impedimento.

No obstante lo anterior, la ley nos señala que basta el registro de la audiencia


respecto de las resoluciones que se dicten en ella.

e.- Por último, la ley se hace cargo de los plazos (generales) para dictar las
resoluciones (artículo 38).

El artículo distingue entre las cuestiones debatidas en una audiencia y las


presentaciones escritas. A este efecto prescribe que las cuestiones debatidas en una
audiencia deberán ser resueltas en ella. En tanto, las presentaciones escritas serán resueltas
por el tribunal antes de las 24 horas siguientes a su recepción (es un ejemplo de un plazo de
horas).

Se exceptúa de la regla señalada la sentencia definitiva, que es regulada en forma


particular a partir del artículo 342. A ellos nos remitimos, sin perjuicio de que más adelante
se analizará.

31.- Registro de las actuaciones judiciales.

Sabemos que la oralidad es el principio que rige la tramitación del nuevo


procedimiento penal. Sin embargo, la ley regula la forma y valor que tendrán los registros
que se levanten para dejar constancia de las distintas actuaciones o resoluciones que se
materialicen a lo largo del procedimiento. De ello se preocupa en los artículos 39 a 44,
cuyos principales aspectos son los siguientes:

sancionar, un cambio estructural, como el que se verificó con la aprobación del nuevo Código
y sus leyes complementarias.
55

a.- Las reglas generales que se plantean pueden dividirse en dos tópicos, lo que
obliga a distinguir las actuaciones de las resoluciones (artículo 39):

- En cuanto a las actuaciones realizadas por o ante el juez de garantía y el tribunal


de juicio oral en lo penal, la ley ordena levantar un registro de conformidad a las
normas que se precisan en los artículos que siguen al artículo 39.

- Con relación a las sentencias y demás resoluciones que pronunciare el tribunal,


deben ser registradas íntegramente.

En todo caso, el registro - en uno u otro caso - se efectuará por cualquier medio apto
para producir fe, que permita garantizar la conservación y la reproducción de su contenido.
En consecuencia, cumpliendo las exigencias, no necesariamente debe tratarse de un registro
de carácter escrito.

b.- El registro de las actuaciones realizadas por o ante el juez de garantía, por
ejemplo, una formalización de la investigación por parte del fiscal, no requiere de una
relación textual en el registro. La ley sólo exige un resumen de lo obrado que refleje
fielmente la parte esencial de la actuación y describa las circunstancias en las cuales se
hubiere llevado a cabo.

Con todo, los intervinientes podrán solicitar al juez que se deje constancia en el
registro de observaciones especiales que formulen, y de esta forma evitar que el funcionario
que este registrando (resumidamente) la actuación omita algún aspecto que a juicio del
interviniente resulta esencial dejar su constancia.

El carácter resumido del registro, no se aplica – por expresa disposición de la ley – al


registro de la audiencia de preparación del juicio oral (artículo 260 y siguientes), respecto de
la cual se exige sea registrada en su integridad.
56

c.- En lo que se relaciona con el registro del juicio oral (artículo 281 y siguientes)
debemos distinguir dos cuestiones.

La primera, radica en el mandato legal que exige que el juicio oral sea registrado en
forma íntegra (artículo 41), por cualquier medio que asegure fidelidad (por cualquier medio
apto para producir fe, que permita garantizar la conservación y la reproducción de su
contenido, señala el artículo 39).

La importancia del registro del juicio no es menor, por ello la exigencia de que sea
íntegro, a diferencia de lo que ocurre con las actuaciones realizadas ante un juez de garantía.
Por ejemplo, de qué forma se podría comprobar que en un juicio se han infringido
sustancialmente derechos y garantías constitucionales, si no existe registro que de cuenta –
íntegramente - de la manera en que las actuaciones que se llevaron a cabo y las resoluciones
se dictaron. Contar con este registro resulta esencial para el tribunal que está llamado a
resolver el recurso de nulidad. Tan cierto es lo señalado que el artículo 381 establece que,
concedido el referido recurso de nulidad, el tribunal remitirá a la Corte (Suprema o de
Apelaciones, según sea el caso), entre otros documentos, la copia del registro de la audiencia
del juicio oral o de las actuaciones determinadas de ella que se impugnaren.

La segunda se vincula con el valor que la ley asigna al registro. Se establece que el
registro del juicio oral demostrará cuatro cosas: el modo en que se hubiere desarrollado la
audiencia; la observancia de las formalidades previstas para ella; las personas que hubieren
intervenido; y, los actos que se hubieren llevado a cabo. Lo anterior – como es lógico - sin
perjuicio de lo prescrito en el artículo 359 referido a la prueba en el recurso de nulidad.

Por lo expuesto, la omisión de formalidades del registro sólo le privará de valor


cuando ellas no pudieren ser suplidas con certeza sobre la base de otros elementos
contenidos en el mismo o de otros antecedentes confiables que dieren testimonio de lo
ocurrido en la audiencia.
57

d.- La conservación de los registros es una materia regulada por el Código donde se
percibe claramente la lucha librada (a propósito de la reforma procesal penal) entre los
principios de oralidad y escrituración (artículo 43). En efecto, lo que este artículo hace es lo
mismo que hacía el título VIII del libro III del Código antiguo, regulando el procedimiento
en caso de pérdida de procesos criminales (reconstitución del expediente).

Pues bien, se establece que la conservación es responsabilidad del tribunal (de


garantía o de juicio oral en lo penal respectivo, según sea el caso) mientras dure la
investigación o el respectivo proceso.

Pero la ley también contempló la hipótesis de necesidad de reconstitución del


registro. Dispone que en caso de daño del registro (que afecte su contenido), se ordenará
reemplazarlo en todo o en parte por una copia fiel (verdadera), que el tribunal la obtendrá de
quién la tenga, si no dispusiere de ella. Ahora bien, si esa copia no existe, la ley manda que
se dicten nuevamente las resoluciones (el tribunal deberá reunir los antecedentes que le
permitan fundamentar su preexistencia y contenido) y se repitan – de ser necesario - las
actuaciones faltantes (con las formalidades que correspondan). Con todo, no es necesario
volver a dictar las resoluciones o repetir las actuaciones que sean el antecedente de
resoluciones conocidas o en etapa de cumplimiento o ejecución.

e.- Finalmente, la ley asegura a los intervinientes el acceso al contenido de los


registros (así como también a solicitar copias o certificaciones). Esta regla sólo puede
alterarse a través de excepciones expresamente previstas por ella, por ejemplo, aquella
referida a los registros de la investigación fiscal y policial, sobre los cuales puede decretarse
el secreto cuando se considere – por el fiscal – necesario para la eficacia de la investigación.
En todo caso, como se verá más adelante, esta facultad del fiscal se encuentra limitada tanto
en su extensión como en su duración, manteniéndose incólume el derecho de los
intervinientes de solicitar al juez de garantía que ponga término al secreto (artículo 182).

El mismo acceso se garantiza a los terceros, pero sólo cuando los registros dieren
cuenta de actuaciones que fueren públicas de acuerdo a la ley. Empero, de igual forma, el
58

tribunal podrá restringir este acceso a fin de evitar la afectación de la normal sustanciación
(de la investigación o la causa) o el principio de inocencia. En todo caso, transcurridos 5
años desde la realización de las actuaciones consignadas en los registros, éstos serán
públicos para todos.

32.- Costas.

Del párrafo 7 del título II del libro I, además de la sistematicidad y orden (ausentes
de la norma antigua), destacamos lo siguiente:

- Las costas serán de cargo del condenado (artículo 47). Lo mismo, pero en otros
términos expresaba el artículo 504 del Código de 1906. Estas comprenden tanto
las procesales como las personales (artículo 46).

- La víctima que abandone la acción civil soportará las costas que su intervención
como parte civil hubiere causado. Lo propio ocurre respecto del querellante que
abandone o se desista de la querella (véase los artículos 118, 120 y 401), o en el
evento que el imputado sea absuelto o sobreseído definitivamente (caso en el cual
será condenado junto con el ministerio público), salvo que el tribunal lo exima
del pago (total o parcialmente) por razones fundadas que deberá expresar en
forma determinada.

- El único caso en que a pesar de una absolución o sobreseimiento definitivo no se


condena en costas al ministerio público, se contempla en el artículo 462 inciso 2
que, en síntesis, se hace cargo de aquella hipótesis en la cual en el curso del
procedimiento aparecen antecedentes que hacen presumir la inimputabilidad por
enajenación mental del imputado y, el fiscal estima concurrente la causal de
extinción de responsabilidad penal del artículo 10 número 1 del Código Penal,
además de considerar aplicable una medida de seguridad, la que formalmente
requiere al juez de garantía que, con los antecedentes que posee, declara que no
es posible establecer con certeza la inimputabilidad del imputado, por lo que
59

rechaza el requerimiento, disponiendo acto seguido que la acusación se formule


por el ministerio público por no proceder que lo haga el mismo querellante (no se
opuso al requerimiento del fiscal).

- Cuando fueren varios los intervinientes condenados al pago de las costas, el


tribunal fijará la parte o proporción que corresponderá soportar a cada uno de
ellos (norma prácticamente igual a la contenida en el artículo 681 del Código de
1906).

- Con todo, la ley establece una norma que exime a los fiscales, abogados y
mandatarios de los intervinientes de ser condenados personalmente al pago de las
costas. Las únicas excepciones que se contemplan pro el legislador (que
requieren de resolución fundada del tribunal) son los casos de notorio
desconocimiento del derecho o de grave negligencia en el desempeño de sus
funciones, donde el tribunal podrá imponer el pago total o parcial de las costas.

- El tribunal, por razones fundadas que expresará determinadamente, podrá eximir


del pago de las costas a quien debe soportarlas (artículo 47 inciso 3).

- Cuando fuere necesario efectuar un gasto cuyo pago correspondiere a los


intervinientes, el tribunal estimará su monto y dispondrá su consignación
anticipada. En todo caso, el Estado soportará los gastos de los intervinientes que
gozaren del privilegio de pobreza (artículo 51).

- Por último, toda resolución que ponga término a la causa o decida un incidente
deberá pronunciarse sobre el pago de las costas de procedimiento (artículo 45).

33.- Normas supletorias.

Se trata de la única norma que contiene el párrafo 8 del título y libro ya citados: el
artículo 52. Dispone que serán aplicables al procedimiento penal, en cuanto no se opusieren
60

a lo estatuido en el Código o en leyes especiales complementarias, las normas comunes a


todo procedimiento contempladas en el libro I del CPC, artículos 1 a 252.

Por esta razón, la norma del artículo 32 (normas supletorias aplicables a las
notificaciones) del Código no sirve sino para ratificar algo que ya está comprendido en este
artículo 52 que, en forma expresa, se remite, a lo prescrito en todo el libro I del cuerpo legal
citado.

Ahora, por tratarse de una remisión al libro I en su integridad (obviamente, en cuanto


no se oponga a lo establecido en el Código y sus leyes especiales), ella también debe
entenderse respecto al artículo 3 del CPC que señala que se aplicará el procedimiento
ordinario en todas las gestiones, trámites y actuaciones que no estén sometidos a una regla
especial diversa, cualquiera sea su naturaleza.

Ahora bien, la norma en comento no resulta novedosa. Es más, constituye una


repetición casi textual de la norma que contenía el artículo 43 del Código que dejamos atrás.

Lo anterior, sin embargo, no obsta a reconocer la importancia que - en determinados


casos - tendrá la conjugación de las diferentes normativas con el objeto de llenar los vacíos
(no regulaciones) que nuestro legislador procesal penal dejó.

VIII.- LA NULIDAD PROCESAL EN MATERIA PENAL.

34.- Esta sanción se encuentra regulada en el título VII del libro I (artículos 159 a 165). A
pesar de que no existe – como en el caso de la regulación de las notificaciones – remisión
expresa a la normativa establecida en el CPC, debemos tener presente lo recién señalado a
propósito del artículo, por cuanto la remisión que allí se efectúa debe comprender – cuando
corresponda – la regulación que de la nulidad procesal realiza – bastante inorgánicamente –
el CPC, al menos, en lo que dice relación con aquellas normas contenidas en el libro I del
citado cuerpo normativo.
61

35.- Procedencia.

La nulidad procesal sólo procede frente actuaciones o diligencias judiciales


defectuosas del procedimiento que ocasionaren a los intervinientes un perjuicio reparable
únicamente con la declaración de nulidad (artículo 159).

Al igual que en materia civil (artículo 83 del CPC, introducido por la Ley N°18.705)
y, al igual que lo dispuesto en el Código de Procedimiento Penal (artículos 70 y 71 bis,
incorporados a través de la Ley N°18.857), bajo la nueva normativa no procede declarar la
nulidad por la sola nulidad. Debe existir perjuicio, lo que en doctrina se conoce bajo el
nombre de principio de protección: no hay nulidad procesal sin perjuicio para la parte que la
solicita.

Por lo anterior, la nulidad quedará subsanada cuando, a pesar del vicio, el acto
cumpla su finalidad respecto de todos los interesados (artículo 164).

Pues bien, la propia ley se encarga de precisar cuando existe perjuicio. Lo habrá
cuando la inobservancia de las formas procesales atente contra las posibilidades de actuación
de cualquiera de los intervinientes en el procedimiento. En otras palabras, la infracción de
las formas procesales sólo serán sancionables vía nulidad procesal, cuando ellas afecten las
posibilidades de actuación de alguno de los intervinientes.

A mayor abundamiento, la ley establece una presunción de derecho del perjuicio,


caso en el cual el interviniente afectado no deberá acreditar la existencia del perjuicio, el que
se presumirá sin que se admita prueba en contrario (una especie de nulidad absoluta). Nos
referimos a la infracción que ha impedido el pleno ejercicio de las garantías y derechos
reconocidos por la Constitución, o en las demás leyes del país (artículo 160). La importancia
que el legislador brinda a esta materia queda demostrada al hacer improcedente - en este
caso - la subsanación de la nulidad cuando el acto viciado ha cumplido su finalidad respecto
de todos los interesados.
62

La regulación que hasta aquí hemos analizado va develando un cambio acaecido en


la concepción del tema de las nulidades. En efecto, si se pone atención en la esencia de los
artículos que abordan la nulidad en el Código y, a su turno, se revisa las causales que se
contemplan para el denominado recurso de nulidad, se refleja claramente la moderna
concepción impuesta respecto a lo que debe ser la nulidad procesal como sanción, en cuanto
a que ella debe estar reservada para aquellos casos en que el defecto procesal se traduzca en
una infracción de garantías procesales.

36.- Forma y oportunidad para impetrarla.

El artículo 161 establece la forma y oportunidad para pedir la nulidad procesal.


Deberá impetrarse por escrito, en forma fundada e incidentalmente. En cuanto a la
oportunidad, la ley prescribe que se haga dentro de los 5 días siguientes a aquél en que el
perjudicado hubiere tomado conocimiento fehaciente del acto cuya invalidación persigue.

Sin embargo, no podrá reclamarse de nulidad de actuaciones verificadas durante la


etapa de investigación después de la audiencia de preparación del juicio oral.

Se contempla una regla especial para aquellos vicios producidos en una actuación
verificada en una audiencia. Se basa en el principio de economía procesal y consiste en
exigir que en este caso las solicitudes de nulidad se impetren antes del término de la misma
audiencia. Como es obvio, para esta hipótesis no corre la exigencia de escrituración de la
solicitud, ordenándose su formulación en forma verbal.

En caso de no impetrarse oportunamente, la nulidad quedará subsanada, según lo


establece el artículo 164, repitiendo lo que prescribía el artículo 71 bis del Código antiguo.

37.- Titulares de la solicitud de declaración de nulidad.

Solamente el interviniente perjudicado por el vicio podrá impetrarla, siempre y


cuando no haya concurrido a causarlo (artículo 162).
63

Respecto a la posibilidad de declarar de oficio la nulidad procesal, la ley – en


principio – la rechaza, señalando que si el tribunal estima se ha producido un acto viciado (y
la nulidad no se hubiere saneado aún), lo pondrá en conocimiento del interviniente en el
procedimiento a quien estimare que la nulidad le ocasiona un perjuicio, a fin de que aquel
proceda como creyere conveniente a sus derechos.

Con todo, si se trata de una nulidad de las previstas en el citado artículo 160
(nulidades absolutas), el tribunal sí podrá declararla de oficio. En todo caso, se trata de una
autorización o facultad que se le otorga al tribunal, no importando una obligación.

38.- Circunstancias que impiden impetrar la nulidad.

Son los casos de saneamiento de la nulidad (artículo 164, que prácticamente repite lo
prescrito en el artículo 71 bis de la ley que se reemplaza). En ellos se recoge el principio de
convalidación o subsanación.

Ya hemos visto dos de los casos, pero para un mayor orden los enunciamos a
continuación:

- Si el interviniente en el procedimiento perjudicado no impetrare su declaración


oportunamente.

- Si aquél aceptare - expresa o tácitamente - los efectos del acto viciado.

- Cuando, a pesar del vicio, el acto cumpliere su finalidad respecto de todos los
interesados, salvo – como ya se dijo - en los casos de nulidades previstas en el
artículo 160.

39.- Efecto de la declaración de nulidad: principio de extensión.


64

La declaración de nulidad del acto conlleva la de los actos consecutivos que de él


emanaren o dependieren. Cabe recordar aquí que la nulidad procesal – por regla general -
afecta solamente al acto viciado; excepcionalmente, afecta a los actos realizados con
posterioridad por existir una dependencia entre éstos y el acto nulo. Es precisamente este
último caso el que postula el artículo 165 (similar al antiguo artículo 72).

No obstante lo señalado, el tribunal, al declarar la nulidad, determinará –


concretamente - cuáles son los actos a los que ella se extendiere y, siendo posible, ordenará
que se renueven, rectifiquen o ratifiquen.

Con todo, la declaración de nulidad no podrá retrotraer el procedimiento a etapas


anteriores, con el pretexto de la repetición del acto, rectificación del error o cumplimiento
del acto omitido, salvo en los casos en que ello correspondiere de acuerdo con las normas
del recurso de nulidad, que más adelante se analizará. Dos ejemplos, aportados por el propio
legislador, sirven para ilustrar lo que la norma prescribe:

Ejemplo N°1: si durante la audiencia de preparación del juicio oral se declarare la


nulidad de actuaciones judiciales realizadas durante la etapa de investigación, el tribunal no
podrá ordenar la reapertura de ésta.

Ejemplo N°2: si durante el desarrollo de la audiencia del juicio oral se declara la


nulidad de alguna actuación, ésta no podrá retrotraer el procedimiento a la etapa de
investigación o a la audiencia de preparación del juicio oral.

40.- La solicitud de nulidad como preparación del recurso de nulidad.

Si la infracción invocada como motivo del recurso se refiriere a una ley que regulare
el procedimiento, el recurso sólo será admisible (salvo ciertas excepciones) cuando quien lo
entablare hubiere reclamado oportunamente del vicio o defecto (preparación del recurso).
Así lo dispone el artículo 377.
65

Pues bien, el inciso final del artículo 165 establece que la solicitud de nulidad
constituirá preparación suficiente del recurso de nulidad para el caso que el tribunal no
resolviere la cuestión de conformidad a lo solicitado.

CAPÍTULO IV

IX.- LOS SUJETOS PROCESALES.

41.-

* SUJETOS PROCESALES.
66

Al hablar de sujetos procesales, queremos aludir a los operadores jurídicos del sistema que se
instaura, operadores que, ya sea en calidad de usuarios, auxiliares, instructores o juzgadores,
asumirán la importante tarea de dar vida al nuevo proceso penal.

* MINISTERIO PÚBLICO22:

El MP es un organismo autónomo y jerarquizado, cuya función es dirigir en


forma exclusiva la investigación de los hechos constitutivos de delito, los que
determinen la participación punible, y los que acrediten la inocencia del
imputado; ejercer cuando corresponda la acción penal pública y disponer,
también cuando corresponda, la adopción de las medidas destinadas a la
protección de las víctimas y los testigos.

1. Generalidades23. Resumen general de su papel, sus atribuciones y funciones.

1.a. ES EL RESPONSABLE DE LA DIRECCIÓN Y ÉXITO DE LA


INVESTIGACIÓN (esa es su función primaria y exclusiva) – Además es el destinatario de
las denuncias y querellas – La policía está sujeta a su dirección – En su caso, EJERCERÁ
LA ACCIÓN PENAL PÚBLICA (función no exclusiva).

1.b. Todas sus investigaciones y actuaciones tienen por finalidad preparar la


acusación - NO CONSTITUYEN PRUEBAS. Este punto es completamente esencial y
concordante con el hecho que el nuevo proceso penal brinda un papel muy central al juicio
oral, momento y lugar en donde se deberá rendir la prueba del juicio, sin perjuicio de
reconocer excepciones a esta regla, constituidas por las denominadas pruebas anticipadas, las
que en su oportunidad trataremos.

22
No confundir con el tradicional Ministerio Público que conocíamos hasta la fecha, servicio auxiliar de la
administración de justicia, integrado por el Fiscal de la Corte Suprema (jefe del servicio), y los fiscales de las
Cortes de Apelaciones. Actualmente este servicio es denominado FISCALÍA JUDICIAL.
23
Para desempeñar el cargo de fiscal se requiere tener el título de abogado. Ello sin perjuicio de los requisitos
específicos que la ley señala para cada jerarquía. Para el cargo de fiscal adjunto se requiere ser ciudadano con
derecho a sufragio, reunir los requisitos de experiencia y formación especializadas adecuadas al cargo, y no
encontrarse sujeto a alguna de las incapacidades e incompatibilidades previstas en la ley. El ingreso es previo
concurso público, tienen obligación de dedicación exclusiva y gozan de fuero (art. 80 HCPR).
67

1.c. ESTÁ OBLIGADO A DAR INFORMACIÓN Y PROTECCIÓN A LAS


VÍCTIMAS Y TESTIGOS (función de información y protección) – Art. 78. Se produce la
relación víctima- MP. Lo dispuesto en el art. 6 del CPP, que postula como principio básico la
protección de la víctima, no hace sino confirmar lo que aquí señalamos. Ahora bien, no sólo
este artículo refleja el reconocimiento de la víctima como interviniente en el proceso penal,
ello también se constata en lo dispuesto en los arts. 12 (intervinientes), y 108 y siguientes del
CPP (párrafo 6°, título IV, libro I).

Cabe señalar que será la división de atención de víctimas y testigos del MP a quién
le corresponderá tomar las medidas necesarias y pertinentes a fin de dar cumplimiento a esta
obligación. Ello, por cierto, sin perjuicio de las peticiones y solicitudes de medidas que
deberá plantear directamente el fiscal al juez en el caso de probables hostigamientos,
amenazas o atentados en contra de la víctima o su familia (art. 109 letra a). Por ejemplo,
solicitar alguna de las medidas cautelares personales que contempla el CPP. Además, de la
lectura de los arts. 142 y 144 se desprende que la víctima tiene el derecho a ser oída tanto en
la tramitación de la solicitud de prisión preventiva como en la de revocación de la misma que
plantee el imputado.

1.d. Se le impone el PRINCIPIO DE OBJETIVIDAD en su actuación – Art. 77 CPP


y art. 3 LOCMP. Los fiscales ejercerán y sustentarán la acción penal pública en la forma
prevista por la ley, con ese propósito practicarán todas las diligencias que fueren conducentes
al éxito de la investigación y dirigirán la actuación de la policía, con estricta sujeción al
principio de objetividad consagrado en la LOCMP.

Para mayor claridad reproduzco el contenido del art. 3 de la LOCMP: “En el


ejercicio de su función, los fiscales del Ministerio público adecuarán sus actos a un criterio
objetivo, velando únicamente por la correcta aplicación de la ley. De acuerdo con este
criterio, deberán investigar con igual celo no sólo los hechos y circunstancias que funden o
agraven la responsabilidad del imputado, sino también los que le eximan de ella, la extingan
o la atenúen”. Nótese la similitud de esta norma con la contenida en el art. 109 del Código
antiguo. ¿Cabe preguntarse que sentido tiene una norma como ésta en un sistema en donde
se asegura la debida defensa jurídica al imputado de un delito? A mi juicio se trata de una
norma que nada tiene que hacer en un Código como el aprobado. Su contenido normativo
sólo se justificaba en un sistema como el antiguo que ponía todo el peso del proceso en el
68

juez de la causa. Y aún en aquel sistema era difícil su concreción, pues partía de la base del
desdoblamiento mental del juez que, por un lado, investigaría para lograr la condena del
imputado y, por el otro, investigaría también para obtener la eximición, extinción o
atenuación de la responsabilidad del sujeto pasivo del juicio.

2. Funciones, atribuciones, características, ubicación institucional y organización interna.

2.a. Es un organismo autónomo24 y jerarquizado25 (Art. 1 LOCMP). Para muestra un


botón: Los fiscales adjuntos realizan las funciones que la ley les señala de acuerdo a las
instrucciones generales o particulares que imparta el Fiscal nacional como regional, según el
caso26.
2.b. Dirige en forma exclusiva la investigación y, en su caso, ejercerá la acción penal
27
pública (Art. 1 LOCMP).
2.c. También le corresponde adoptar medidas para proteger a las víctimas y a los
testigos (Arts. 78 y 308 del CPP y 1 LOCMP).
2.d. Le está prohibido ejercer funciones jurisdiccionales (Art. 1 LOCMP).
2.e. Tiene facultad de imperio, pudiendo impartir órdenes directas a la fuerza
pública, la que debe cumplir sin más trámite su mandato – Pero en el caso de actuaciones
que priven, restrinjan o perturben el ejercicio de derechos del imputado o terceros se
requerirá de autorización judicial previa (Art. 4 LOCMP).
2.f. Se organiza en una fiscalía Nacional, fiscalías Regionales, fiscalías Locales y un
Consejo general (Art. 12 LOCMP)28.

24
La autonomía se refiere a que el MP no se encuentra sometido a vínculo jerárquico o de dependencia al
Presidente de la República o algún Ministerio y que cumple sus funciones sin estar supeditado a otros organismos
del Estado (Medina, Rodrigo y otro, 2001, “Manual de Derecho Procesal Penal”, Santiago, Editorial Libromar, p. 35).
25
La definición del MP como un ente jerarquizado nos indica que se trata de una institución en que existe una
relación de mando y subordinación, esto es, que sus miembros se hayan organizados en distintos estamentos e
interactúan a partir de la relación de superior – subordinado (Loc. cit.)
26
Ahora bien, existe sin embargo el denominado derecho de representación, a través del cual los fiscales adjuntos
que por principio están obligados a obedecer las instrucciones particulares que les imparta el Fiscal regional
respecto de un caso “X”, pueden representarlas si las estiman manifiestamente arbitrarias o que atentan contra la
ley o la ética profesional (art. 44 LOCMP).
27
No posee el monopolio de tal acción penal, desde el momento en que se ha mantenido la figura del querellante,
que puede adherirse al libelo de acusación fiscal o presentar acusación particular. Es más, en el caso que el fiscal
no desee acusar, el querellante puede lograr del Juez de garantía que remita los antecedentes a los superiores de
aquél a fin que se acuse o, si el Ministerio público insiste en su posición, puede lograr tomar el lugar de éste (Art.
258).
28
Respecto a este punto me remito lo regulado en los arts. 13 y siguientes de la LOCMP.
69

3. Principios que sustentan su actividad.

3.a. De UNIDAD – En el caso que actúe un fiscal se entiende que es el total de la


institución la que se encuentra actuando: El art. 2 de la LOCMP señala a la letra lo
siguiente: “El Ministerio público realizará sus actuaciones procesales a través de cualquiera
de los fiscales que, con sujeción a lo dispuesto en la ley, intervenga en ellas”.
3.b. De OBJETIVIDAD: Ya aludimos a este principio en el punto 1d) razón por la
cual me remito a lo en esa oportunidad señalado. En todo caso, recuerdo la norma del art. 3
de la LOCMP que exige que las actuaciones del MP obedezcan a un criterio objetivo,
velando únicamente por la correcta aplicación de la ley, debiendo investigar con igual celo
no sólo los hechos y circunstancias que funden o agraven la responsabilidad del imputado,
sino también los que le eximan de ella, la extingan o la atenúen.
3.c. De CONTROL Y RESPONSABILIDAD (Arts. 7, 11, 45 y siguientes de la
LOCMP). En lo que dice relación con el principio de control, debemos señalar que las
autoridades y jefes del MP deben ejercer un control jerárquico permanente del
funcionamiento de las unidades del servicio y de la actuación de los funcionarios de su
dependencia. En lo relativo a la responsabilidad, sólo señalar que los funcionarios del MP,
según sea el caso, poseen responsabilidad política, administrativa, civil y penal por las
actuaciones que ejecuten en su calidad de tales. Además, el Estado será responsable por las
conductas arbitrarias o erróneas del MP, en las condiciones que señala la ley.
3.d. De INTERDICCIÓN DE FUNCIONES JURISDICCIONALES (Art. 1
LOCMP). Le está prohibido ejercer funciones jurisdiccionales. Este principio no hace sino
confirmar la estricta separación que nuestro legislador ha impuesto a las funciones de
investigar y juzgar.
3.e. De ADMINISTRACIÓN IDÓNEA Y EFICIENTE – Art. 6 LOCMP: “Los
fiscales y los funcionarios del Ministerio público deberán velar por la eficiente e idónea
administración de los recursos y bienes públicos y por el debido cumplimiento de sus
funciones. Los fiscales deberán cumplir sus cometidos coordinadamente y propender a la
unidad de acción, evitando la duplicación o interferencia de funciones”
3.f. De PROCEDIMIENTOS ÁGILES Y EXPEDITOS – Art. 6 LOCMP: “Los
procedimientos deberán ser ágiles y expeditos, sin más formalidades que las que establezcan
las leyes y procurarán la simplificación y rapidez de sus actuaciones”.
3.g. De PROBIDAD ADMINISTRATIVA Y TRANSPARENCIA (Arts. 8 y 9
LOCMP). La función deben ejercerla con transparencia. ¿Qué significa ésto? Que se ejerza
70

de manera tal que se permita el conocimiento tanto de los procedimientos como de los
contenidos y fundamentos de las decisiones que se adopten en el ejercicio de ella. En
definitiva, que no existan cosas obscuras o turbias que enloden el proceder del MP. Ello no
es permitido por la ley, ni aún bajo el pretexto del mejor cumplimiento de sus funciones de
investigación. ¿Y la probidad? Dice relación con la exigencia de realizar una declaración
jurada de intereses en el plazo que indica la ley me remito a lo que en ella se prescribe.
3.h. De IGUALDAD DE ACCESO A LOS EMPLEOS DEL MINISTERIO
PÚBLICO (Art. 10 LOCMP). Cumpliendo los requisitos legales, cualquiera puede postular
en igualdad de condiciones a los empleos del MP.
3.i. De LEGALIDAD (Art. 3 LOCMP). En el ejercicio de sus funciones, los
funcionarios del MP velarán únicamente por la correcta aplicación de la ley. Ésto, como
veremos más adelante, no se opone a la aplicación del principio de oportunidad.

4. Responsabilidades.

Cómo ya lo señale más arriba, los funcionarios del MP son responsables por sus
actuaciones, sin perjuicio de la responsabilidad que surge para el Estado por las conductas
erróneas o arbitrarias en que éstos incurran. Las clases de responsabilidad son:
4.a. Política – Art. 80 G CPR – El Fiscal nacional y los Fiscales regionales sólo
podrán ser removidos por la Corte Suprema a requerimiento del presidente de la república,
de la Cámara de Diputados, o de diez de sus miembros (la remoción de los fiscales
regionales también puede ser solicitada por el fiscal regional), por incapacidad, mal
comportamiento o negligencia manifiesta en el ejercicio de sus funciones. La Corte verá el
asunto en pleno, y para acordar la remoción requerirá reunir el voto conforme de los cuatro
séptimos de sus miembros en ejercicio.
4.b. Penal – El art. 46 LOCMP contempla las diversas hipótesis que pueden darse
que dependen de si intervino en ejercicio de sus funciones o no.
4.c. Civil – Art. 5 LOCMP. Se señala que el Estado será responsable por las
conductas injustificadamente erróneas o arbitrarias del Ministerio público. Ello no obsta a la
responsabilidad que pudiese afectar al fiscal que produjo el daño. Es la responsabilidad que
tiene por objeto obtener la reparación de los daños que se ocasiones al patrimonio público o
al de terceros, por actos u omisiones de un fiscal en el desempeño de su cargo.
4.d. Disciplinaria – La responsabilidad disciplinaria de los fiscales por los actos
realizados en el ejercicio de sus funciones (infracción de deberes o violación de
71

prohibiciones legales) podrá hacerse efectiva por la autoridad superior respectiva, de acuerdo
al procedimiento que regula la misma ley. Las sanciones que contempla van desde la
amonestación privada a la remoción (Arts. 48 a 52 LOCMP).

5. Inhabilitaciones.

• Se regulan en los arts. 54 a 59 LOCMP. El hecho que en algún fiscal se configure una
causal de inhabilidad impide que éste pueda dirigir la investigación y ejercer la acción
penal pública. ¿Por qué? La razón es simple: se quiere asegurar la vigencia de los
principios de objetividad y probidad.
• Los fiscales tienen el deber de informar, por escrito, a su superior jerárquico, la causa de
inhabilitación que les afecte. Y para ello tienen un plazo bastante breve: dentro de las 48
horas siguientes a tomar conocimiento de ella.
• Si es una parte la que solicita la inhabilitación, la ley señala que el fiscal deberá seguir
con el caso hasta que se resuelva la petición.

6. Incapacidades, incompatibilidades y prohibiciones.

• Arts. 60 a 65 LOCMP. No creo necesario precisar aquí el significado de cada uno de


estos términos. A estas alturas debiera estar claro. Lo que me interesa destacar en este
punto es que la ley, antes de abordar en particular las Incapacidades, incompatibilidades
y prohibiciones, consagra una causal que podríamos denominar genérica. Artículo 60:
“No podrán ser fiscales quienes tengan alguna incapacidad o incompatibilidad que los
inhabilite para desempeñarse como jueces”. Por esta norma debemos concluir que,
además de las causales que se contemplan en la LOCMP, deben considerarse las
causales que establece el COT respecto de los jueces.

7. Formas de actuación: OPORTUNIDAD V/S LEGALIDAD.

7.a. Regla de entrada – PRINCIPIO DE LEGALIDAD: Obligación de investigar


todos los hechos que puedan ser constitutivos de delito. “Cuando el Ministerio público
tomare conocimiento de la existencia de un hecho que revistiere caracteres de delito, con el
auxilio de la policía, promoverá la persecución penal, sin que pueda suspender, interrumpir o
hacer cesar su curso, salvo en los casos previstos por la ley” (Art. 166 i.2).
72

7.b. Sin embargo, frente a la IMPOSIBILIDAD PRÁCTICA de investigar y castigar


todo surge EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD y con ello la selectividad y
discrecionalidad de los fiscales, discrecionalidad que en todo caso se encuentra reglada para
evitar la arbitrariedad en la utilización de estas instituciones según que veremos a
continuación. Ahora, para nadie es un misterio que en la práctica del antiguo proceso penal
esta selectividad también se daba, pero en este caso sin ninguna transparencia ni control.

8. ARCHIVO PROVISIONAL Y FACULTAD PARA NO INICIAR LA


INVESTIGACIÓN.

• ARCHIVO PROVISIONAL DE LA INVESTIGACIÓN – La hipótesis es la que sigue: Se


carece de antecedentes que permitan proyectar resultados positivos en la investigación.
Ante esta circunstancia hay dos caminos posibles, uno racional y otro no tanto. Éste
último aconseja seguir adelante con la “investigación”, sabiendo que no se obtendrá
nada más que perder el tiempo y malgastar los escasos recursos. El primero, en cambio,
opta por quedar a la espera de unos mejores datos de investigación: de eso precisamente
trata el archivo provisional. Ahora bien, para que proceda este archivo provisional SE
REQUIERE QUE EL JUEZ DE GARANTÍA NO HAYA INTERVENIDO AÚN.
• Se trata de que los fiscales puedan seleccionar de entre un elevado número de denuncias
que llegan, aquellas que ofrecen posibilidades para conducir una “INVESTIGACIÓN
PRODUCTIVA”, evitando que se diluyan en investigaciones sin ningún destino o sin
perspectivas de éxito, a lo menos, mientras no surjan nuevos antecedentes que permitan
generar un proceso de indagación y acumulación de pruebas29.

Art. 167 i.1: “En tanto no se hubiere producido la intervención del Juez
de garantía en el procedimiento, el Ministerio público podrá archivar
provisionalmente aquellas investigaciones en las que no aparecieren
antecedentes que permitieren desarrollar actividades conducentes al es
al esclarecimiento de los hechos”.

• Ahora, concordante con el importante papel que se asigna a LA VÍCTIMA en el nuevo


CPP, la ley señala que ésta puede solicitar la reapertura de la investigación y la

29
Carocca, Alex, y otros, 2000, “Nuevo proceso penal”, Santiago, Chile, Editorial jurídica Cono Sur, p. 114.
73

realización de diligencias precisas, pudiendo reclamar en caso de negativa ante las


autoridades del MP.

• FACULTAD PARA NO INICIAR INVESTIGACIÓN30 – Esta facultad la tienen los


fiscales en el caso que los hechos denunciados no sean constitutivos de delito. También
la tienen cuando los antecedentes suministrados permiten establecer que se encuentra
extinguida la responsabilidad penal del imputado. Se requiere aprobación del Juez de
garantía.

Art. 168: “En tanto no se hubiere producido la intervención del Juez de


garantía en el procedimiento, el fiscal podrá abstenerse de toda
investigación, cuando los hechos relatados en la denuncia no fueren
constitutivos de delito o cuando los antecedentes y datos suministrados
permitieren establecer que se encuentra extinguida la responsabilidad
penal del imputado. Esta decisión será siempre fundada y se someterá a
la aprobación del Juez de garantía”.

• ¿Puede la víctima hacer algo frente a ésto? Sí, en ambos casos, la víctima puede forzar
al fiscal a seguir adelante con la investigación, ¿Cómo? Con la presentación de la
querella ante el Juez de garantía admitiéndola éste a tramitación. Ello, sin perjuicio de la
posibilidad de que la víctima reclame internamente ante los superiores del fiscal a cargo
del caso, provocando un control administrativo de la decisión del mismo (Art. 167 i. 3).

9. EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD PROPIAMENTE TAL.

• Lo recién analizado puede contemplarse como una concepción amplia del principio de
oportunidad por las finalidades comunes que persiguen. Sin embargo, lo que veremos
enseguida corresponde al principio de oportunidad propiamente tal.
• Es el art. 170 CPP el que regula el denominado principio de oportunidad en un sentido
estricto.

30
Cristián Riego y Mauricio Duce, estimo que con acierto, precisan que esta facultad no es en estricto rigor una
facultad discrecional o una manifestación de la misma, pues en estos casos se trata de situaciones “en las que
74

Art. 170 i. 1: “Los fiscales del Ministerio público podrán no iniciar la


persecución penal o abandonar la ya iniciada cuando se tratare de un
hecho que no comprometiere gravemente el interés público, a menos
que la pena mínima asignada al delito excediere la de presidio o
reclusión menores en su grado mínimo o que se tratare de un delito
cometido por un funcionario público en el ejercicio de sus funciones”

• Póngase atención en la novedad que contiene la norma que comentamos: se faculta a los
fiscales para decidir no iniciar la persecución penal o incluso abandonarla ya iniciada,
CUANDO SE TRATE DE UN HECHO QUE NO COMPROMETIERE
GRAVEMENTE EL INTERÉS PÚBLICO. ¿Qué nos está indicando la ley con ésto?
Que frente a hechos que pudieren constituir delitos, pero cuyo compromiso del interés
público sea mínimo o leve, es preferible abstenerse de iniciar o seguir adelante con el
proceso penal - y todos los costos que ello acarrea -. En definitiva, que no vale el
esfuerzo la persecución penal de hechos que pudiendo constituir delitos, comprometen
en un grado muy leve el interés público (por ejemplo, el caso de los denominados delitos
de bagatela)31.
• SE EXCEPCIONAN los casos en que la pena mínima asignada al delito exceda de
presidio o reclusión menores en su grado mínimo o que se trate de un delito cometido
por un funcionario público en el ejercicio de sus funciones.
• Se exige decisión motivada por parte del fiscal, la que deberá comunicar al Juez de
garantía, quién a su vez, notificará a los intervinientes, entre ellos A LA VÍCTIMA,
quién deberá ser oída en sus planteamientos y puntos de vista frente al caso y su destino.

* LA POLICÍA:

realmente no hay un verdadero caso penal”. El principio de legalidad sólo obliga a investigar hechos que puedan
ser constitutivos de delito y no todas las denuncias que se presenten. (Carocca, Alex, y otros, Op. Cit., p. 117).
75

1. Función.

1.a. LA POLICÍA DE INVESTIGACIONES: Como auxiliar del MP, llevará a cabo


de inmediato las diligencias de investigación ciñiéndose estrictamente a las instrucciones que
les dirijan los fiscales. Siempre ejecutarán sus tareas bajo la dirección y responsabilidad de
los fiscales.
Les está expresamente vedado calificar la procedencia, conveniencia y oportunidad
de las órdenes, sin perjuicio de requerir la exhibición de la autorización judicial cuando sea
el caso. Además, tienen la obligación de ejecutar las medidas de coerción que se decretaren,
como también cumplir las órdenes que los jueces les dirijan para la tramitación del
procedimiento (art. 79).

1.b. Carabineros de Chile – Mismas funciones, pero sólo cuando el fiscal lo


disponga.

2. Obligación de información.

• Recibida una denuncia, la policía informará inmediatamente y por el medio más expedito
al MP, sin perjuicio de realizar las actuaciones señaladas en el art. 83, que no requieren
de orden previa.

3. Comunicaciones entre el Ministerio público y la policía.

• En la forma y por los medios MÁS EXPEDITOS POSIBLES – Art. 81. Teléfono, fax,
correo electrónico, por ejemplo. Nuevamente el legislador deja claro que lo que se quiere
es un proceso no entrabado por cuestiones burocráticas o administrativas.

4. Imposibilidad de cumplimiento de alguna orden.

• Art. 82: En esta hipótesis, el funcionario policial deberá poner inmediatamente esta
circunstancia en conocimiento de quien hubiere emitido la orden y de su superior
jerárquico.

31
De lo que se trata es de no perseguir aquellos delitos de menor cuantía, siguiendo el principio “de mínimum
non curat pretor”.
76

5. ACTUACIONES EN QUE NO SE REQUIERE ORDEN PREVIA32.

5.a. Prestar auxilio a la víctima. Destaca otra vez la importancia que se asigna a la
víctima, sujeto tradicionalmente postergado en nuestro proceso criminal antiguo.
5.b. Practicar la detención en los casos de flagrancia, conforme a lo que la ley
dispone.
5.c. Resguardar el sitio del suceso (escena del crimen). ¿En qué obligaciones se
traduce? Deben impedir el acceso a toda persona ajena a la investigación y proceder a la
clausura del lugar (local cerrado) o a su aislamiento (lugar abierto). Asimismo, deben evitar
que se alteren o borren los rastros o vestigios del hecho o se remuevan los instrumentos
usados para llevarlo a cabo, mientras el personal experto de la policía no intervenga.
5.d. Identificar a los testigos y consignar sus declaraciones que prestaren
voluntariamente, en los casos b y c.
5.e. Recibir las denuncias del público.
5.f. Realizar el control de identidad33 – Arts. 85 y 86. ¿En que consiste? Consiste en
la facultad de solicitar la identificación de cualquier persona en casos fundados (en la forma
más expedita posible34). ¿Cómo cuales? Por ejemplo: Existencia de un indicio de que ella
hubiere cometido o intentado cometer un crimen o simple delito, de que se dispusiere a
cometerlo, o de que pudiere suministrar información útil para la indagación de un crimen o
simple delito. ¿Dónde se realizará el control? En el lugar en que la persona se encuentre. ¿A
través de qué documentos? Por medio de documentos de identificación expedidos por la
autoridad pública (cédula de identidad, licencia de conductor, o pasaporte). El policía deberá
otorgar a la persona facilidades para encontrar y exhibir tales documentos. Sólo en caso de
negativa, o aún con las facilidades del caso no lo logra acreditar, el policía deberá conducir al
sujeto a la unidad policial más cercana para lograr su identificación por otros medios
distintos. En tal caso, la ley exige que el policía informe al sujeto respecto de su derecho a
comunicarse con su familia u otra persona que indique, para informarle s de su situación. Si
aún así no se logra el objetivo, se le pondrá en libertad de inmediato, bajo condición de que

32
Existen instrucciones generales del Ministerio público que indican la forma en que la policía debe cumplir estas
actuaciones. Oficios 169 y 170 de fecha 8 de noviembre de 2000, complementados por los oficios 233 y 234, del
mismo año.
33
En esta materia, además de la regulación legal, deben tenerse presente las instrucciones generales que el MP
imparta.
34
Nunca más allá de cuatro horas. Si ese plazo se cumple, debe ponerse en libertad a la persona.
77

acceda a que se le tomen sus huellas digitales, las que sólo podrán ser usadas para los fines
de identificación35.
5.g. Examinar vestimentas, equipaje o vehículos – Art. 89. ¿Cuándo? Cuando existan
indicios que permitan estimar que el detenido oculta en ellos objetos importantes para la
investigación.
5.h. Proceder al levantamiento del cadáver – Art. 90, en relación con el art. 83 c) y
181.

6. Prohibición de informar.

• Los funcionarios policiales no podrán informar a los medios de comunicación acerca de


la identidad de los detenido, imputados, víctimas, testigos, ni de otras personas que se
encontraren vinculadas a la investigación de un hecho punible.

7. DECLARACIONES DEL IMPUTADO ANTE LA POLICÍA.

• Se exige presencia del defensor. Si no está presente, las preguntas tienen una limitación
en su contenido: Sólo pueden dirigirse a constatar la identidad del sujeto.
• Si a pesar de la ausencia de su defensor el imputado quiere declarar y así lo manifiesta,
la policía adoptará las medidas necesarias para que declare inmediatamente ante el fiscal.
Si ello no fuere posible, se podrá consignar las declaraciones, BAJO LA
RESPONSABILIDAD Y CON LA AUTORIZACIÓN DEL FISCAL.
• El defensor podrá incorporarse siempre y EN CUALQUIER MOMENTO a la diligencia
antes señalada. Ésto debemos relacionarlo con el art. 8 del CPP, que sienta las bases del
nuevo ámbito que la garantía de la defensa tendrá en el proceso penal.

* EL IMPUTADO:

1. CALIDAD DE IMPUTADO – Es toda persona a quien se atribuyere participación en un


hecho punible (Art. 7) - Sus facultades, derechos y garantías las podrá hacer valer desde la primera
actuación del procedimiento dirigido en su contra, hasta la completa ejecución de la sentencia – Se
entiende por primera actuación del procedimiento cualquiera diligencia o gestión, sea de
investigación, de carácter cautelar o de otra especie, que se realizare por o ante un Tribunal en lo

35
El sujeto no podrá ser ingresado a celdas o calabozos, ni mantenido en contacto con personas detenidas.
78

criminal, el MP o la policía, en la que se atribuyere a una persona responsabilidad en un hecho


punible y en la que se señale a una persona como participe en aquel.

2. ÁMBITO DE LA DEFENSA – Derecho del imputado a ser defendido por un letrado


desde la primera actuación del procedimiento dirigido en su contra (Art. 8) - Derecho a formular los
planteamientos y alegaciones que estime oportunos - Derecho a intervenir en todas las actuaciones
judiciales y demás actuaciones del procedimiento36.

3. DERECHOS Y GARANTÍAS (Art. 93).

Todo imputado podrá hacer valer, hasta la terminación del proceso,


los derechos y garantías que le confieren las leyes. En especial, tendrá
derecho a:
• A ser informado de manera específica y clara acerca de los hechos
que se le imputaren y los derechos que le confieren la Constitución y
las leyes.
• A ser asistido por un abogado desde los actos iniciales de la
investigación.
• Solicitar a los fiscales diligencias de investigación destinadas a
desvirtuar las imputaciones.
• Solicitar al Juez que cite a una audiencia con el fin de prestar
declaración.
• Solicitar que se active la investigación y conocer su contenido.
• Solicitar el sobreseimiento definitivo de la causa y recurrir contra
la resolución que lo rechazare.
• Guardar silencio o, en el caso de consentir en prestar declaración,
a no hacerlo bajo juramento.
• No ser sometido a tortura, ni otros tratos inhumanos.
• No ser juzgado en ausencia, sin perjuicio de las responsabilidades
derivadas de la situación de rebeldía.
79

Los arts. 94 y 95 consagran otras garantías y derechos para el imputado QUE SE


ENCUENTRA PRIVADO DE LIBERTAD.
El primero, contempla derechos como los que siguen:
• A que se le exprese específica y claramente el motivo de su privación de libertad, y se le
exhiba la orden que la dispusiere,
• A que el funcionario a cargo del procedimiento le informe de los derechos que establece
el i. 2 del art. 135,
• A ser conducido sin demora ante el tribunal que hubiere ordenado su detención,
• A solicitar del tribunal que se le conceda la libertad,
• A que el encargado de la guardia del recinto policial informe, en su presencia, al familiar
o persona que le indicare, que ha sido detenido o preso, el motivo y el lugar donde se
encontrare,
• A entrevistarse privadamente con su abogado,
• A tener, a sus expensas, las comodidades y ocupaciones compatibles con la seguridad del
recinto, y
• A recibir visitas y comunicarse por escrito o cualquier otro medio, salvo lo prescrito en
el art. 151.
Por su parte, el art. 95, regula el denominado “AMPARO ANTE EL JUEZ DE GARANTÍA”,
mediante el cual toda persona privada de libertad tiene derecho a ser conducida SIN DEMORA ante
un juez de garantía, con el objeto de que examine la legalidad de su privación de libertad y, en todo
caso, para que examine las condiciones en que se encontrare, constituyéndose, si fuere necesario en
el lugar en que ella estuviere, pudiendo el juez ordenar la libertad del afectado o adoptar las medidas
que fueren procedentes. CON TODO, SI LA PRIVACIÓN DE LIBERTAD HUBIERE SIDO
ORDENADA POR RESOLUCIÓN JUDICIAL, SU LEGALIDAD SÓLO PODRÁ IMPUGNARSE
POR LOS MEDIOS PROCESALES QUE CORRESPONDAN ANTE EL TRIBUNAL QUE LA
HUBIERE DICTADO, SIN PERJUICIO DE LO ESTABLECIDO EN EL ART. 21 DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA.

4. DECLARACIONES.

4.a. Tres puntos son claves: NO PUEDE RECIBIRSE BAJO JURAMENTO – ES


UN DERECHO DEL IMPUTADO – ES UN MEDIO PARA SU DEFENSA.

36
Se debe tener presente que el art. 104 señala que el defensor podrá ejercer todos los derechos y facultades que
la ley reconoce al imputado, a menos que expresamente se reservare su ejercicio a este último en forma personal.
80

4.b. Ante la policía: Lo regula el art. 91- No está obligado a declarar - Se exige
presencia del defensor - Si no está, las preguntas sólo pueden dirigirse a constatar la
identidad del sujeto - Si a pesar de la ausencia de su defensor quiere declarar y así lo
manifiesta a la policía, ésta adoptará las medidas necesarias para que declare inmediatamente
ante el fiscal. Si ello no fuere posible, se podrá consignar las declaraciones, bajo la
responsabilidad y con la autorización del fiscal - El defensor podrá incorporarse siempre y en
cualquier momento a la diligencia antes señalada.
4.c. Ante el Ministerio público – Arts. 193 y siguientes – No está obligado a
declarar, si a comparecer – Si se allanare a declarar, y se tratare de su primera declaración,
antes de comenzar ésta, el fiscal le comunicará detalladamente cuál es el hecho que se le
atribuye, con todas las circunstancias de tiempo, lugar y modo de comisión, las
disposiciones legales que resultaren aplicables y los antecedentes que la investigación
arrojare en su contra – No puede negarse a proporcionar su completa identidad – En el
registro de la declaración se debe dejar constancia, en su caso, de la negativa del imputado a
responder una o más preguntas – Se prohiben aquellos métodos de investigación o
interrogación que menoscaben o coarten la libertad del imputado para declarar,
permitiéndose la promesa de una ventaja sólo en los casos expresamente previstos por la ley.
4.d. Declaración judicial del imputado – Art. 98 – Se establece y consagra como un
medio de defensa – En cualquiera etapa del procedimiento – Se prestará en audiencia a la
cual podrá concurrir los intervinientes en el procedimiento, quienes deberán ser citados – No
podrá recibirse bajo juramento – El Juez o, en su caso, el presidente del Tribunal, se
limitarán a exhortarlo a que diga la verdad y a que responda con claridad y precisión las
preguntas que se le formularen – Si con ocasión de su declaración judicial, el imputado o su
defensor solicitaren la práctica de diligencias de investigación, el juez podrá recomendar al
Ministerio público la realización de ellas cuando lo considerare necesario para el ejercicio de
la defensa y el respeto del principio de objetividad.
4.e. Ante el tribunal de juicio oral en lo penal – Aquí ya tiene la calidad de
“acusado” – Arts. 326 y siguientes – También como medio de defensa – Podrá ser
interrogado directamente por el fiscal, el querellante y el defensor, en ese mismo orden - Los
jueces podrán formularle preguntas destinadas a aclarar sus dichos – En cualquier estado del
juicio, el acusado podrá solicitar ser oído para aclarar o complementar sus dichos – La
comunicación libre con su abogado sufre excepción en el momento de la declaración – Las
limitaciones en los métodos de interrogación se aplican también a las declaraciones de los
acusados (Art. 330) – Luego de los alegatos finales y las respectivas réplicas, y antes de
81

declarar cerrado el debate, se otorgará al acusado la palabra para que manifieste lo que
estime conveniente.

5. El imputado rebelde.

5.a. Causales que contempla el nuevo CPP:

• Cuando, decretada judicialmente su detención o prisión preventiva, no fuere habido;


• Cuando, habiéndose formalizado la investigación en contra del que está en el extranjero,
no es posible obtener su extradición.

5.b. Declaración de rebeldía – Art. 100 – Será pronunciada por el Tribunal ante el
que debía comparecer.

5.c. Efectos:

• Las resoluciones que se dicten se tendrán por notificadas personalmente al rebelde en la


misma fecha de su pronunciamiento.
• La investigación no se suspenderá, continuando el procedimiento hasta la realización de
la audiencia de preparación del juicio oral, en la cual se podrá sobreseer definitiva o
temporalmente la causa, de acuerdo al mérito de lo obrado.
• Si la declaración de rebeldía se produjere durante la etapa de juicio oral, el
procedimiento se sobreseerá temporalmente hasta que el imputado compareciere o fuere
habido.
• El sobreseimiento afecta sólo al rebelde y el procedimiento sigue con respecto a los
imputados presentes.
• El imputado habido pagará las costas, a menos que justificare debidamente su ausencia.

* LA DEFENSA37:

37
En el nuevo CPP la defensa tiene un carácter esencial. Esto se refleja en las diversas etapas en que el defensor
debe participar a fin de dar validez a las actuaciones: alegación de nulidad procesal cuando ha existido perjuicio
para el imputado, intervención en la declaración de testigos, petición y presentación de informes de peritos de su
confianza, señalamiento de los vicios del escrito de acusación, deducción de excepciones de previo y especial
pronunciamiento, posibilidad de exponer argumentos de defensa y señalar los medios de prueba que ofrecerá en
la etapa del JO, y la interposición de los recursos que procedan.
82

1. DERECHO DEL INCULPADO A DESIGNAR LIBREMENTE A UNO O MÁS


DEFENSORES DE SU CONFIANZA (Art. 102): Desde la primera actuación del
procedimiento y hasta la completa ejecución de la sentencia que se dictare, el imputado
tendrá derecho a designar libremente uno o más defensores de su confianza.

2. Si no lo tuviere, el Ministerio público solicitará que SE LE NOMBRE UN DEFENSOR


PENAL PÚBLICO, o bien el juez procederá a hacerlo.

3. En todo caso, la designación de defensor deberá tener lugar antes de la realización de la


primera audiencia a que fuere citado el imputado.

4. Si el imputado estuviere privado de libertad, cualquier persona podrá proponer para aquél
un defensor determinado, o bien solicitar se le nombre uno.

5. AUTODEFENSA: Se permite, y el Tribunal puede autorizarla sólo cuando ello no


perjudique la eficacia de la defensa – Si aquél es el caso, le designará de oficio un defensor
letrado.

6. EFECTOS DE LA AUSENCIA DE DEFENSOR – Art. 103 - ¿Qué efectos o


consecuencias produce? ACARREA LA NULIDAD DE LA ACTUACIÓN. Cabe preguntarse
si tan drástica consecuencia se repite en todos los casos de ausencia de defensor. La
respuesta es negativa, y es lógico que así sea, por las consecuencias catastróficas que podría
acarrear para el sistema una respuesta distinta. La ley contempla una excepción, a saber:
AUSENCIA EN EL JUICIO ORAL (Art. 286). La falta de comparecencia del defensor a la
audiencia de JO constituirá abandono de la defensa y obligará al Tribunal a la designación de
un defensor penal público. No se podrá suspender la audiencia por ausencia del defensor
elegido por el acusado, en tal caso, se designará de inmediato un defensor penal público al
que se concederá un periodo prudente para interiorizarse del caso.

7. DERECHOS Y FACULTADES DEL DEFENSOR – El defensor podrá ejercer todos los


derechos y facultades que la ley reconoce al imputado, salvo que expresamente se reserve su
ejercicio al imputado en forma personal. Esta materia podemos relacionarla con lo recién
expuesto respecto a las normas contenidas en los arts. 93 y 94 del CPP. Asimismo, con lo
83

dispuesto en el art. 354 i.3, que impide que el defensor renuncie a la interposición de un
recurso o se desista de alguno interpuesto, sin mandato expreso del imputado.

8. Renuncia o abandono – La renuncia no libera al defensor de su deber de realizar todos los


actos inmediatos y urgentes que fueren necesarios para impedir la indefensión del imputado
– En caso de renuncia o abandono, el Tribunal está obligado a designar de oficio un defensor
penal público, salvo que el imputado antes haya designado un defensor de su confianza. Al
respecto, el nuevo CPP presta especial atención, ello con la finalidad de evitar echar por
tierra toda la estructura normativa de la defensa por casos de renuncia o abandono de la
defensa. Así, los arts. 269, 286 i.2 y 287, se ocupan de la materia tanto en la APJO, como en
el JO.

9. Designación posterior de un defensor de la confianza del imputado (Art. 107): La


designación de un defensor penal público no afectará el derecho del imputado a elegir
posteriormente otro de su confianza, pero la sustitución no producirá efectos hasta que el
defensor designado aceptare el mandato y fijare domicilio.

10. DEFENSORÍA PENAL PÚBLICA38. Concepto e información general:

* Es la organización de personas y medios (servicio público) destinada


a proporcionar defensa penal al sujeto pasivo del proceso criminal que
careciere de esta defensa, sea por razones económicas, sea por
cualquiera otra razón, último caso en el cual el Estado si bien está
obligado, está autorizado para repetir por los gastos en que se incurra.

• Esta institución viene a materializar lo dispuesto en la norma del art. 19 N°3 de la CPR
que consagra el derecho de toda persona a la defensa jurídica y la obligación de Estado
de proporcionarla a aquellos que no pueden procurársela por sí mismas.

38
Para ser designado defensor local se requiere: ser ciudadano con derecho a sufragio, tener título de abogado,
no encontrarse sujeto a alguna de las incapacidades e incompatibilidades para el ingreso a la Administración
Pública. Serán funcionarios a contrata, y el acceso a los empleos será a través de concurso público. Deberán
asumir la defensa de todo imputado que carezca de abogado en la primera actuación del procedimiento dirigido
en su contra y, en todo caso, con anterioridad a la realización de la primera audiencia judicial a que fuere citado.
Existe la prohibición de ejercerla profesión en materias penales, salvo en casos propios o de su cónyuge. También
se le prohibe al defensor excusarse de asumir la representación del imputado o acusado.
84

• Ley 19.718 de fecha 10 de marzo de 2001: Establece un sistema de Defensoría penal


pública, para el caso de imputados o acusados por un crimen, simple delito o falta, de
competencia de un Juzgado de garantías, de un Tribunal oral en lo penal o de las Cortes
en su caso, que no cuenten con un abogado de confianza o designado por ellos mismos.
En consecuencia, la labor de la Defensoría queda de esta forma limitada.
• Esta sometida a la supervigilancia del Presidente de la república, a través del Ministerio
de justicia.
• La Defensoría se organiza en una Defensa nacional, Defensorías regionales y locales, sin
perjuicio de los abogados y personas jurídicas con quienes se convenga la prestación del
servicio de la defensa penal.
• ¿Quiénes son los beneficiarios de esta defensa? Póngase atención en el hecho de que la
labor de la Defensoría comprende el brindar asistencia a toda persona que carezca de
abogado, INDEPENDIENTEMENTE de que pudiere contar con los recursos necesarios
para financiarlo. La capacidad económica de la persona, a priori, es irrelevante. ¿Tiene
alguna relevancia esto? Por cierto que sí, implica un cambio en la concepción que se
tenía respecto a este derecho de defensa. De ser un derecho marcadamente asistencial
(sólo para aquellas personas de escasos recursos), pasa a tomar forma como un derecho-
garantía, constituyéndose en deber para el Estado.
• ¿La defensa siempre será gratuita? Aquella será la regla: no supondrá pago alguno del
beneficiario. Sin embargo, en el caso (posible, según recién vimos) que el beneficiario
sea alguien que cuente con recursos, la Defensoría podrá cobrar el total o parte de la
defensa, de acuerdo a un arancel que se fijará anualmente.
• Existen en el mundo dos sistemas de Defensoría Penal Pública claramente diferenciado:
el exclusivamente público y el exclusivamente privado. Nuestro sistema contempla UNA
TRANSACCIÓN entre ambos, por ello plantea la coexistencia de dos subsistemas: Uno
público y otro privado. Este último está formado por abogados o instituciones de índole
públicas o privadas, cualquiera sea la forma que adopten, a quienes se asignarán las
causas mediante licitaciones a nivel regional (cada tres años), que serán resueltas por un
jurado también regional.
• En consecuencia, entre los prestadores de la Defensa penal pública se cuenta a los
Defensores penales públicos locales, a los abogados particulares o personas jurídicas
(con y sin fines de lucro) que hubieren resultado adjudicados en el proceso de licitación
del servicio de Defensa penal pública, y aquellas con las cuales el Defensor nacional
hubiere celebrado convenios directos (facultad que el Defensor nacional sólo empleará
85

en caso necesario). No obstante ser evidente, destacamos que en el caso de las personas
jurídicas, éstas deben contar con profesionales que cumplan con los requisitos para el
ejercicio profesional de abogado39.
• La ley contempla un estricto sistema de control de la actividad de los defensores que se
manifiesta en cuatro modalidades: Inspecciones – sin aviso previo -, auditorias externas,
informes – que serán semestrales y final – y reclamaciones, por parte de los beneficiarios
de la defensa penal pública (Arts. 55 a 67 Ley 19.718).

* LA VÍCTIMA40:

1. CONCEPTO – Art. 108 – Es el ofendido con el delito. Necesariamente debemos


relacionar esta materia con las normas de los arts. 6 y 12 del CPP, ya vistas al analizar los
principios básicos del nuevo proceso. El primero postula como principio el de protección a la
víctima, mientras que el segundo, se ocupa de señalar quienes se consideran intervinientes en
el procedimiento, entre los cuales se cuenta a la víctima, ya desligada de la figura del
querellante.

2. En aquellos delitos cuya consecuencia fuera la muerte del ofendido y en los demás casos
en que éste no pudiere ejercer los derechos que se le otorgan, se considera víctima:

• Al cónyuge y los hijos.


• A los ascendientes.
• Al conviviente.
• A los hermanos.
• Al adoptado y adoptante41.

3. DERECHOS.

39
Los postulantes a la licitación deben señalar claramente el porcentaje del total de casos al que postulan y el
precio de sus servicios.
40
En la nueva normativa se ha producido una revalorización de la figura de la víctima, incorporándosele como
interviniente del proceso, en forma independiente a la figura del querellante.
41
Para los efectos de la intervención de estas personas en el procedimiento, esta enumeración constituye un
orden de prelación de manera tal que la intervención de una o más personas pertenecientes a una categoría
excluye a las comprendidas en las categorías siguientes.
86

3.a. Art. 78 – Será deber de los fiscales adoptar las medidas, o solicitarlas, en su
caso, para proteger a las víctimas de los delitos, facilitar su intervención en el procedimiento, y evitar
o disminuir al mínimo cualquier perturbación que hubieren de soportar con ocasión de los trámites
en que debieren intervenir (relación víctima-MP).

3.b. Los fiscales están obligados a realizar, entre otras, las siguientes actividades a
favor de la víctima:

• Entregarle información acerca del curso y resultado del procedimiento, de sus derechos y
de las actividades que debiere realizar para ejercerlos.
• Ordenar, o solicitar al Tribunal, en su caso, las medidas destinadas a la protección de la
víctima y su familia frente a probables hostigamientos, amenazas o atentados.
• Informarles sobre su eventual derecho a indemnización y la forma de impetrarlo, y
remitir los antecedentes, cuando correspondiere, al organismo del Estado que tuviere a
su cargo la representación de la víctima en el ejercicio de las respectivas acciones
civiles.
• Escuchar a la víctima antes de solicitar o resolver la suspensión del procedimiento o su
terminación por cualquier causa.

3.c. Art. 109 – DERECHOS DE LA VÍCTIMA42:

• Solicitar medidas de protección frente a probables hostigamientos, amenazas o atentados


en contra suya o de su familia.
• Presentar querella.
• Ejercer las acciones civiles.
• Ser oída, si lo solicitare, por el fiscal antes de que éste pidiere o se resolviere la
suspensión del procedimiento o su terminación anticipada.
• Ser oída, si lo solicitare, por el Tribunal antes de pronunciarse acerca del sobreseimiento
temporal o definitivo u otra resolución que pusiere término a la causa.
• Impugnar el sobreseimiento temporal o definitivo o la sentencia absolutoria, aun cuando
no hubiere intervenido en el procedimiento.
87

* EL QUERELLANTE:

1. Titulares43 (Art. 111). La querella puede ser interpuesta por:

• La víctima, su representante legal o su heredero testamentario.


• Por cualquier persona capaz de comparecer en juicio domiciliada
en la provincia respectiva, respecto de los hechos punibles cometidos
en la misma que constituyeren delitos terroristas, o delitos cometidos
por un funcionario público que afectaren derechos de las personas
garantizados por la CPR o contra la probidad pública.
• Por cualquier persona capaz de parecer en juicio domiciliada en la
región, respecto de los delitos cometidos en la misma que afectaren
intereses sociales relevantes o de la colectividad en su conjunto.

2. Oportunidad para presentar la querella: Se podrá presentar en cualquier momento,


MIENTRAS EL FISCAL NO DECLARE CERRADA LA INVESTIGACIÓN.

3. Ante quién se presenta: Ante el Juez de garantía, quién si la admite a tramitación debe
remitirla al Ministerio público.

4. Requisitos que debe cumplir la querella.

• Por escrito.
• Debe presentarse ante el Juez de garantía.
• Contener lo dispuesto en el Art. 11344:

• La designación del Tribunal ante el cual se entable.


• El nombre, apellido, profesión u oficio y domicilio del querellante.

42
Estos derechos no podrán ser ejercidos por el imputado del delito, sin perjuicio de los derechos que le
correspondan en tal calidad.
43
Son más RESTRINGIDOS que en el procedimiento antiguo (Art. 93), que otorga la facultad de querellarse a toda
persona capaz de comparecer en juicio, para el ejercicio de la acción penal pública.
44
Nótese que ya no se exige ofrecer fianza de calumnia. Esto guarda perfecta concordancia con la restricción
establecida en el nuevo CPP en lo que a titularidad de la querella se refiere.
88

• El nombre, apellido, profesión u oficio y residencia del querellado,


o una designación clara de su persona, si el querellante ignorare
aquellas circunstancias. Si se ignoraren dichas determinaciones,
siempre se podrá deducir querella para que se proceda a la
investigación del delito y al castigo del o de los culpables.
• La relación circunstanciada del hecho, con expresión del lugar,
año, mes, día y hora en que se hubiere ejecutado, si se supieren.
• La expresión de las diligencias cuya práctica se solicitare al
Ministerio público, y
• La firma del querellante o la de otra persona a su ruego, si no
supiere o no pudiere firmar.

5. Inadmisibilidad – Art. 114 y 115.

• Cuando fuere presentada extemporáneamente.


• Cuando, habiéndose otorgado por el Juez de garantía un plazo de 3 días para subsanar
los defectos que presentare por falta de alguno de los requisitos señalados por el art. 113,
el querellante no realizare las modificaciones pertinentes dentro de dicho plazo.
• Cuando los hechos expuestos en la querella no fueren constitutivos de delito.
• Cuando de los antecedentes contenidos en ella apareciere de manifiesto que la
responsabilidad penal del imputado se encuentra extinguida.
• Cuando se dedujere por persona no autorizada por la ley.

• Se trata de una resolución apelable, pero sin que en la tramitación


del recurso pueda disponerse la suspensión del procedimiento.
• Por el contrario, la resolución que admite a tramitación la querella
es inapelable.

6. Rechazo de una querella en que se persiga un delito de acción pública o previa instancia
particular, por aplicación de alguna de las causales previstas en las letras a) y b) del art. 114:
la actitud del Juez de garantía la regula el Art. 117 – Se pone la querella en conocimiento del
Ministerio público para ser tenida como denuncia.
89

7. Desistimiento – Procede en cualquier momento del procedimiento – Art. 118 – El


querellado puede ejercer la acción penal o civil a que diere lugar la querella calumniosa, y a
demandar los perjuicios sufridos, y las costas – Art. 119.

8. Abandono – Art. 120 – Son tres casos:

• No se adhiere a la acusación fiscal o no acusa particularmente en la oportunidad debida.


• No asiste a la audiencia de preparación del juicio oral sin causa debidamente justificada.
• No concurre a la audiencia del juicio oral injustificadamente, o se ausenta de ella sin
autorización del Tribunal.

* CLASES DE ACCIONES:

• Su regulación se encuentra en los Arts. 53 y siguientes.


• SE CLASIFICAN EN PÚBLICA Y PRIVADA.

• También se contempla la posibilidad del ejercicio de acciones civiles.

• La ACCIÓN PENAL PÚBLICA para la persecución de todo


delito que no esté sometido a regla especial deberá ser ejercida de
oficio por el MP.

• PODRÁ SER EJERCIDA ADEMÁS, POR LAS PERSONAS QUE DETERMINE LA


LEY. De allí que no se trate de una función exclusiva del MP.
• Se concede siempre acción penal pública para la persecución de los delitos contra
menores de edad.

• Excepcionalmente, la persecución de algunos delitos de acción


penal pública requiere la denuncia previa de la víctima ante la justicia,
el Ministerio público o la policía. Son los denominados DELITOS DE
ACCIÓN PÚBLICA PREVIA INSTANCIA PARTICULAR (Art. 54):
• Las lesiones de los arts. 399 y 494 N°5 del C.P.
90

• La violación de domicilio.
• La violación de secretos de los arts. 231 y 247 i.2 del CP.
• Las amenazas de los arts. 296 y 297 del CP.
• Los delitos previstos en la ley 19.039 sobre privilegios industriales
y protección de los derechos de propiedad industrial.
• La comunicación fraudulenta de secretos de la fábrica en que el
imputado hubiere estado o estuviere empleado.
• Los demás que las leyes en forma expresa señalen.
• Excepcionalmente, cuando el ofendido se encontrare
imposibilitado de realizar libremente la denuncia o lo que pueden
hacerlo también se encontraren imposibilitados o aparecieren
implicados en el hecho, el Ministerio público podrá proceder de oficio.
• Iniciado el procedimiento, éste se tramitará de acuerdo con las
normas generales relativas a los delitos de acción pública.

• DELITOS DE ACCIÓN PENAL PRIVADA: No puede ser ejercida por otra persona que
la víctima – Art. 55:

• La calumnia y la injuria.
• La falta del art. 496 N°11 del CP.
• La provocación a duelo y el denuesto o descrédito por no haberlo
aceptado.
• El matrimonio del menor sin consentimiento de las personas
designadas por la ley y celebrado de acuerdo con el funcionario
llamado a autorizarlo.

• RENUNCIA – La acción penal pública no se extingue por la renuncia de la persona


ofendida – Si se extinguen la acción penal privada y la civil derivada de cualquier clase
de delitos – Si el delito es de aquellos que no pueden ser perseguidos sin previa instancia
particular, la renuncia de la víctima a denunciarlo extinguirá la acción penal, salvo que
se trate de delito perpetrado contra menores de edad – La renuncia no podrá ser
efectuada por el Ministerio público – Efectos (Art. 57).
91

• Responsabilidad penal – art. 58 – Similar al art. 39 del antiguo CPP. La acción penal no
puede entablarse sino contra las personas responsables del delito. La responsabilidad
penal sólo puede hacerse efectiva en las personas naturales. Por las personas jurídicas
responden los que hubieren intervenido en el acto punible, sin perjuicio de la
responsabilidad civil que las afectare.

• ACCIONES CIVILES – Se debe distinguir según que acción se trate.


• Acción restitutoria – Sus titulares serán los intervinientes o ciertos terceros - Deberá
interponerse siempre durante el respectivo procedimiento penal, según el procedimiento
contemplado por el art. 189 (Reclamaciones o tercerías – Tramitación incidental – Ante
el Juez de garantía).
• Acción indemnizatoria y reparatoria – Art. 59.2 – Se privilegia a la víctima, quién puede
intentar la acción durante la tramitación del procedimiento penal, o ejercerla ante el
Tribunal civil que corresponda – Los terceros sólo pueden plantear estas acciones ante el
Tribunal civil – El sujeto pasivo es exclusivamente el imputado.

• OPORTUNIDAD PARA INTERPONER LA ACCIÓN CIVIL –


Hasta quince días antes de la audiencia de preparación del juicio oral –
Art. 261 – La del querellante debe deducirse conjuntamente con su
escrito de adhesión o acusación.

• La demanda civil debe constar por escrito, con los requisitos del art. 254 del CPC, y
además señalar los medios de prueba.
• PREPARACIÓN DE LA DEMANDA CIVIL. La víctima puede hacerlo con posterioridad
a la formalización de la investigación. ¿En que se traduce? Podrá solicitar la práctica de
diligencias que considere necesarias para establecer los hechos que serán objeto de su
demanda. ¿Qué importancia práctica tiene ésto? Se interrumpe la prescripción.
• Aseguramiento del resultado – Puede solicitar alguna medida cautelar real.
• Actuación del imputado demandado civilmente – Debe oponer las excepciones que
correspondan y contestar la demanda, indicando cuales serán sus medios de prueba, para
lo cual tiene plazo hasta la víspera de la audiencia de preparación del juicio oral, por
escrito, o verbalmente al inicio de la misma – Puede señalar los vicios formales de la
demanda - Art. 62.
92

• Resolución de los incidentes y excepciones – Se resuelven durante la audiencia de


preparación del juicio oral – Caso especial: Corrección de vicios formales – Art. 270.
• Desistimiento y abandono – Art. 64.
• Efectos de la extinción de la acción civil – Art. 65 – No se entiende extinguida la acción
penal.

• Cuando sólo se ejerciere la acción civil respecto de un hecho


punible de acción privada se considerará extinguida la acción penal.

• La circunstancia de dictarse sentencia absolutoria en materia penal no impedirá que se de


lugar a la acción civil, si fuere legalmente procedente45.
• Curso de la acción civil ante suspensión o terminación del procedimiento penal – Art. 68
– Si el caso ocurre antes del juicio oral, la prescripción continúa interrumpida siempre
que la víctima presentare su demanda ante el Tribunal civil competente en el término de
60 días siguientes a aquél en que, por resolución ejecutoriada, se dispusiere la suspensión
o terminación del procedimiento penal – En este caso, la demanda y la resolución recaída
en ella se notificarán por cédula y el juicio se tramitará conforme a las reglas del juicio
sumario – Si ya ha comenzado el juicio oral y se dicta sobreseimiento, el Tribunal de
juicio oral en lo penal deberá continuar con el juicio para el sólo conocimiento y fallo de
la acción civil.

• Prueba – Art. 324 – Se sujeta a las normas civiles en cuanto a la


determinación de la parte que debe probar, y al CPP en cuanto a su
procedencia, oportunidad, forma de rendirla y apreciación de su fuerza
probatoria – Ello también se aplica a las cuestiones prejudiciales
civiles.

* EL JUEZ DE GARANTÍA:

1. Los Juzgados de garantía estarán conformados por uno o más jueces con competencia en
un mismo territorio jurisdiccional que actúan y resuelven UNIPERSONALMENTE los
asuntos sometidos a su conocimiento.

45
Independencia de la acción civil respecto de la ación penal (Art. 67).
93

2. FUNCIONES46: corresponderá a estos jueces,

• Asegurar derechos del imputado y demás intervinientes.


• Dirigir personalmente determinadas audiencias47.
• Dictar sentencia en el procedimiento abreviado.
• Conocer y fallar las faltas penales.
• Conocer y fallar las faltas e infracciones a la ley de alcoholes.
• Hacer ejecutar las condenas criminales y las medidas de seguridad
y resolver las solicitudes y reclamos relativos a dicha ejecución.
• Conocer y resolver todas las cuestiones y asuntos que la ley (COT
y CPP) señale además de los casos anteriores.

3. AUTORIZACIÓN JUDICIAL PREVIA (Art. 9 y 70): Toda actuación del procedimiento


que prive, restrinja o perturbe al imputado o a un tercero en el ejercicio de los derechos que la
Constitución les asegura, requerirá de previa autorización judicial.

• Sin embargo, cuando estas actuaciones deban efectuarse fuera del territorio
jurisdiccional del Juzgado de garantía y se tratare de diligencias urgentes, el MP también
podrá pedir la referida autorización directamente al Juez de garantía del lugar, caso en el
cual, una vez realizada la diligencia en cuestión, el MP dará cuenta a la brevedad al Juez
de garantía del procedimiento (Art. 70 i.2).

4. POR REGLA GENERAL, EL JUEZ DE GARANTÍA PROCEDE EN AUDIENCIAS,


CON LA PARTICIPACIÓN DE TODOS LOS INTERVINIENTES. Al respecto cabe destacar una
norma en particular. Me refiero al art. 71 que hace aplicables a estas audiencias las reglas
contempladas en el párrafo 3° del título III del Libro Segundo del CPP, correspondiendo al Juez de
garantía el ejercicio de las facultades que se le entregan al presidente de la sala o al Tribunal de JO
en lo penal en dichas disposiciones.

46
Art. 14 COT.
47
Audiencia de declaración judicial del imputado, para examinar la legalidad de la privación de libertad de una
persona (Amparo – Art. 95), de formalización de la investigación, para decidir sobre medidas cautelares
personales, para disponer medidas de protección a testigos, para resolver suspensión condicional del
procedimiento, para la aprobación de acuerdos reparatorios, para resolver sobre el sobreseimiento, y la audiencia
de preparación del juicio oral (Arts. 260 y siguientes).
94

* TRIBUNALES DE JUICIO ORAL EN LO PENAL:

1. Los tribunales orales en lo penal funcionarán en una o más salas integradas por tres de sus
miembros – Art. 17 COT.

2. Cada sala será dirigida por un juez presidente de sala, quién tiene las atribuciones que
señala el art. 92 COT.

3. La integración de las salas se determinará mediante sorteo anual que se efectuará durante
el mes de enero de cada año.

4. La distribución de las causas entre las diversas salas se hará de acuerdo a un


procedimiento objetivo y general que deberá ser anualmente aprobado por el comité de jueces del
tribunal, a propuesta del juez presidente. Lo propio ocurrirá en los Juzgados de garantía.

5. FUNCIONES: corresponderá a éstos tribunales,

• Conocer y juzgar las causas por crimen o simple delito.


• Resolver sobre la libertad o prisión preventiva de los acusados puestos a su disposición.
• Resolver todos los incidentes que se promuevan durante el juicio oral.
• Conocer y resolver los demás asuntos que la ley procesal les encomiende.

6. Las decisiones de estos tribunales se regirán, en lo que no se opongan a las normas


especiales que los rigen, por las disposiciones establecidas para los acuerdos de las Cortes de
Apelaciones.

7. En caso de ser necesario para la facilitación de la aplicación oportuna de la justicia penal,


de conformidad a criterios de distancia, acceso físico y dificultades de traslado de los intervinientes
del proceso, los Tribunales orales en lo penal se constituirán y funcionarán en localidades situadas
fuera de su lugar de asiento. Destaca el esfuerzo del legislador por brindar la mejor atención posible
a los casos, acercando la justicia a las personas, morigerando con tal fin la tradicional base de la
sedentariedad.

* ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO.


95

* ETAPA DE INVESTIGACIÓN:

1. FORMAS DE INICIO – La investigación de un hecho que revista caracteres de delito


podrá iniciarse de oficio por el Ministerio público, por denuncia o por querella – Art. 172.

2. DENUNCIA:

• Cualquier persona podrá comunicar directamente AL MINISTERIO PÚBLICO el


conocimiento que tuviere de la comisión de un hecho que revista caracteres de delito.
• También, se puede formular la denuncia ante los funcionarios de Carabineros de Chile,
la Policía de investigaciones, de Gendarmería de Chile en su caso, o ante cualquier
Tribunal con competencia criminal, todos los cuales deberán hacerla llegar de inmediato
al MP.

• FORMA Y CONTENIDO – Art. 174:


• Podrá formularse por cualquier medio.
• Deberá contener la identificación del denunciante, el señalamiento
de su domicilio, la narración circunstanciada del hecho, la designación
de quienes lo hubieren cometido y de las personas que lo hubieren
presenciado o que tuvieren noticia de él, todo en cuanto le constare al
denunciante.
• Si es una denuncia verbal, debe levantarse un registro en presencia
del denunciante, quien lo firmará junto con el funcionario que la
recibiere.
• Si la denuncia es escrita, deberá ir firmada por el denunciante.

• Responsabilidad y derechos del denunciante – No contrae otra responsabilidad que la


correspondiente a los delitos que hubiere cometido por medio de la denuncia o con
ocasión de aquella.

EL DENUNCIANTE NO ADQUIERE EL DERECHO A


INTERVENIR POSTERIORMENTE EN EL PROCEDIMIENTO.
96

• AUTODENUNCIA (Art. 179): Quien hubiere sido imputado por otra persona de haber
participado en la comisión de un hecho ilícito, tendrá el derecho de concurrir ante el
Ministerio público y solicitar se investigue la imputación de que hubiere sido objeto.
• Denuncia obligatoria (Art. 175): La denuncia realizada por alguno de los obligados
señalados en este artículo exime al resto – El plazo que tienen para denunciar es de 24
horas, desde que tomaron conocimiento del hecho criminal – Si no denuncian existe
sanción penal.

3. QUERELLA:

• La figura del querellante, la oportunidad para presentar la querella, los requisitos de la


misma y otros temas afines ya fueron analizados antes, al estudiar al querellante como
sujeto de este nuevo procedimiento.
• Se evalúa la querella. Con dicha evaluación, el Ministerio público puede decidir entre
tres opciones.

3.a. Poner término, suspender o no continuar la tramitación del caso.


3.b. Requerir información adicional.
3.c. Formalizar la investigación48.

4. ACTUACIONES DE LA INVESTIGACIÓN: Los fiscales dirigirán la investigación y


podrán realizar por sí mismos o encomendar a la policía TODAS LAS DILIGENCIAS DE
INVESTIGACIÓN QUE CONSIDERAREN CONDUCENTES AL ESCLARECIMIENTO DE LOS
HECHOS.
Se consagra una exigencia a cumplir dentro de las 24 horas siguientes a que el fiscal tomare
conocimiento de la existencia de un hecho que revistiere caracteres de delito de acción penal pública:
realizar todas aquellas diligencias pertinentes y útiles al esclarecimiento y averiguación del mismo,
de las circunstancias relevantes para la aplicación de la ley penal, de los partícipes del hecho y de las

48
A estas alturas es necesario señalar que la etapa de investigación se subdivide en dos subetapas: Investigación
preliminar DESFORMALIZADA e investigación FORMALIZADA. Una vez que se formaliza, surge un plazo de dos
años para cerrar la investigación. Además, mientras no este formalizada la investigación, los organismos de
persecución penal no podrán disponer la práctica de diligencias que afecten derechos constitucionales o legales
de las personas, como tampoco adoptar medidas que vulneren dichos derechos. Para ello se requiere formalizar la
investigación, ésto es, judicializar el procedimiento.
97

circunstancias que sirvan para verificar su responsabilidad, además de impedir que el hecho
denunciado produzca consecuencias ulteriores.
Un principio básico a seguir en la investigación de los fiscales es el siguiente: LA
INVESTIGACIÓN SE LLEVARÁ A CABO DE MODO DE CONSIGNAR Y ASEGURAR TODO
CUANTO CONDUJERE A LA COMPROBACIÓN DEL HECHO Y A LA IDENTIFICACIÓN DE
LOS PARTÍCIPES EN EL MISMO. ¿Cómo se materializa este postulado? La propia ley se preocupa
de aclararlo: haciendo constar el estado de las personas, cosas o lugares (o cualquier otro dato
pertinente), identificando a los testigos del hecho y consignando sus declaraciones, tomando nota de
los rastros, huellas o señales del hecho, especificándolos detalladamente.
Para el cumplimiento de sus obligaciones, los fiscales podrán disponer la práctica de
operaciones científicas, toma de fotografías, filmaciones o grabaciones y, en general, la reproducción
de imágenes, voces o sonidos por los medios técnicos que resultaren más adecuados, requiriendo la
intervención de los organismos especializados49.
Los fiscales podrán exigir información de toda persona o funcionario público, lo que no
podrá excusarse de proporcionarla, salvo las excepciones que la ley contemple.

5. SECRETO v/s PUBLICIDAD DE LAS ACTUACIONES DE LA INVESTIGACIÓN:

• Las actuaciones de investigación serán secretas PARA LOS TERCEROS AJENOS AL


PROCEDIMIENTO – Art. 182.

49
El CPP se ocupa de regular distintos casos de actuaciones de investigación, señalando las tanto las facultades
como prohibiciones que los fiscales tendrán en sus labores. Así, y a modo de ejemplo, me permito citar algunos:
1. Recolección, identificación, registro y conservación de objetos y documentos (incautación en su caso) –
artículo 187. De la tramitación de las tercerías, y sus efectos, se ocupa el artículo 189.
2. Conservación de las especies bajo custodia del MP o Juez de garantía – 188.
3. Testigos ante el MP (obligación de comparecer y declarar) – 190. Esta norma se relaciona con la anticipación
de prueba que regula el artículo 191 y 192, de la cual nos ocuparemos más adelante.
4. Imputado ante el MP (obligación de comparecer y facultad de prestar declaración) – 193 y 194. Se prohibe
expresamente todo método de investigación o interrogación que menoscabe o coarte la libertad del imputado
para declarar (195).
5. Exámenes corporales relevantes para la investigación (del imputado o del ofendido) – 197.
6. Exámenes médicos – 199.
7. Lesiones corporales – 200.
8. Hallazgo de un cadáver – 201.
9. Pruebas caligráficas – 203.
10. Entrada y registro de lugares, sin perjuicio de las medidas de vigilancia (abiertos y cerrados: con y sin orden
judicial, comunes o especiales) – 204 a 217.
11. Retención e incautación de correspondencia – 218.
12. Interceptación de comunicaciones telefónicas – 222 a 225.
13. Otros medios (hecho punible debe merecer pena de crimen) – 226.
98

• EL IMPUTADO Y LOS DEMÁS INTERVINIENTES podrán


examinar los registros y los documentos de la investigación fiscal y
policial (Art. 182.2).

• Póngase aquí la debida atención en lo que implica este verdadero giro con respecto a lo
que regía de conformidad al Código antiguo. En efecto, el art. 78 de ese cuerpo legal
dispone que las actuaciones del sumario son secretas, salvo las excepciones establecidas
por la ley, en que se permite una publicidad parcial, excepciones que en todo caso no
pasaban – o pasan – de ser un derecho aparente y en gran mediada ilusorio al depender
de la circunstancia de que el juez no considere perjudicial o peligroso para el éxito de la
investigación el alzamiento del secreto. Ello hacía que en la práctica, el imputado y el
eventual procesado no tomaran conocimiento del sumario sino una vez que se han
agotado los plazos a que se refiere el art. 80 del referido texto legal, significando un serio
atentado al derecho a la defensa50. El nuevo CPP, en cambio, altera el principio, en el
sentido en que ahora – al menos para el imputado y los demás intervinientes – los
registros y documentos de la investigación fiscal y policial serán PÚBLICOS.

• Ahora bien, y como es lógico, el fiscal podrá disponer que


determinadas actuaciones, registros o documentos sean mantenidos en
secreto respecto del imputado o demás intervinientes cuando lo
considerare necesario para la eficacia de la investigación – Deberá
identificar las piezas o actuaciones respectivas, y fijarle un plazo al
secreto, no superior a 40 días.

• El imputado o cualquier otro interviniente podrá solicitar del Juez de garantía que ponga
término al secreto o que lo limite, en cuanto a su duración, a las piezas o actuaciones
abarcadas, o a las personas que afectare.
• CASOS DE PROHIBICIÓN DEL SECRETO: ¿Cuáles son? Son cuatro casos: la o las
declaraciones del imputado – las actuaciones en que este hubiere intervenido o tenido
derecho a hacerlo – las actuaciones en que participe el Tribunal – los informes
evacuados por peritos.
99

• Los funcionarios que hubieren participado en la investigación y las demás personas que,
por cualquier motivo, tuvieren conocimiento de las actuaciones de la investigación
estarán obligados a guardar secreto respecto de ellas.

6. Proposición de diligencias – Art. 183 – Frente a la proposición, el fiscal ordenará que se


lleven a efecto aquellas que estimare conducentes –Existe la posibilidad de reclamar ante las
autoridades del MP en caso de rechazo de la solicitud de diligencias.

7. Asistencia a diligencias – Art. 184 – El Fiscal la permitirá cuando lo estime útil, y en todo
caso impartirá instrucciones obligatorias conducentes al adecuado desarrollo de la actuación
o diligencia, sin perjuicio de la facultad de excluirlos de la misma en cualquier momento.

8. Agrupación de investigaciones – Se faculta al fiscal a desarrollar una investigación


conjunta de dos o más delitos, cuando ello resultare conveniente – En cualquier momento,
sin embargo, podrá separarlas.

9. Control judicial anterior a la formalización de la investigación:

• CUALQUIER PERSONA QUE SE CONSIDERE AFECTADA


POR UNA INVESTIGACIÓN QUE NO SE HUBIERE
FORMALIZADO JUDICIALMENTE, PODRÁ PEDIR AL JUEZ DE
GARANTÍA QUE LE ORDENE AL FISCAL INFORMAR ACERCA
DE LOS HECHOS QUE FUEREN OBJETO DE ELLA, COMO
TAMBIÉN PODRÁ EL JUEZ FIJARLE UN PLAZO PARA QUE
FORMALICE LA INVESTIGACIÓN (Art. 186).

10. Tipos de diligencias51:

10.a. Siguiendo a un profesor, como clasificación general podemos señalar la siguiente:

50
Si a todos estos inconvenientes sumamos el enorme poder que adquiría el actuario gracias a la información de
que disponía, el panorama no era el mejor.
51
Chahuán, Sabas, Op. Cit., pp. 183 y siguientes.
100

• Actos intrusivos y no intrusivos, dependiendo si afectan o no los derechos establecidos


en los numerales 4 y 5 del Art. 19 de la Constitución Política.
• Actos que afectan derechos fundamentales y los que no lo hacen.
• Actos urgentes y no urgentes.
• Actos reservados y no reservados.

10.b. Actos que requieren autorización judicial:

• Art. 9 - TODA ACTUACIÓN DEL PROCEDIMIENTO QUE PRIVE (RESTRINJA O


PERTURBE) AL IMPUTADO O A UN TERCERO DEL EJERCICIO DE LOS
DERECHOS QUE LA CONSTITUCIÓN LE ASEGURA, REQUERIRÁ DE PREVIA
AUTORIZACIÓN JUDICIAL.
• Art. 80 A i.2 Constitución Política, y Art. 4.2 LOCMP.
• Algunos casos se regulan expresamente: Citación compulsiva (Art. 33 y 190), exámenes
corporales (Art. 197), incautación de objetos y documentos (Art. 217), interceptación de
comunicaciones telefónicas (Arts. 222, 223, 224, y 225), entre otros. Respecto a estos
casos, me remito al contenido de los mismos arts. citados, por resultar innecesario
reproducir su contenido.

10.c. Diligencias que requieren autorización judicial sin conocimiento del afectado –
Constituye una EXCEPCIÓN – Art. 236:

• El Juez de garantía autorizará al fiscal antes de la formalización de


la investigación sólo cuando la gravedad de los hechos o la naturaleza
de la diligencia de que se tratare permitiere presumir que dicha
circunstancia resulta indispensable para su éxito. Si la investigación ya
está formalizada, el Juez lo autorizará cuando la reserva resulte
estrictamente indispensable para la eficacia de la diligencia.

11. Registro de la investigación: Tanto el MP como la policía deben dejar constancia de las
actuaciones que realicen (arts. 227 y 228). En todo caso, se dispone expresamente que estos registros
no pueden reemplazar las declaraciones de la policía en el JO.

12. FORMALIZACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN:


101

• Es la COMUNICACIÓN que el fiscal efectúa al imputado, en presencia del Juez de


garantía, de que desarrolla actualmente una investigación en su contra respecto de uno o
más delitos determinados – Art. 229 en relación con el art. 186.
• HASTA ANTES DE LA FORMALIZACIÓN, LA ACTIVIDAD DEL FISCAL Y LA
POLICÍA SE DESARROLLA SIN APEGO A FORMALIDADES, Y SIN LA
INTERVENCIÓN DEL IMPUTADO. Ésta, constituye una primera sub-etapa de la
investigación. Es cierto, el MP cuenta con una mayor flexibilidad para su investigación,
pero su contrapeso está en que se encuentra imposibilitado para realizar diligencias o
solicitar medidas que puedan afectar los derechos constitucionales de las personas
investigadas. Cuando el fiscal se encuentra en aquella hipótesis, está frente a la
necesidad de formalizar la instrucción, momento en el cual comienza una segunda sub-
etapa de la investigación52.
• En consecuencia, el fiscal puede formalizar la investigación cuando considere oportuno
y necesario formalizar el procedimiento por medio de la intervención judicial. Se trata
de una decisión de carácter estratégico.
• Cuando el fiscal debiere requerir la intervención judicial para la práctica de determinadas
diligencias de investigación, la recepción anticipada de prueba o la resolución sobre
medidas cautelares, estará obligado a formalizar la investigación, a menos que lo hubiere
realizado previamente.

EFECTOS DE LA FORMALIZACIÓN DE LA
INVESTIGACIÓN:
• Suspende el curso de la prescripción de la acción penal.
• Comienza a correr el plazo del Art. 247 (2 años).
• El MP pierde la facultad de archivar provisionalmente.

• AUDIENCIA DE FORMALIZACIÓN – HIPÓTESIS - Arts. 132, 231 y 232. En la


primera audiencia judicial del detenido el fiscal procederá directamente a formalizar la
investigación y a solicitar las medidas cautelares que procedan, siempre y cuando cuente
con los antecedentes necesarios y se encuentre presente el defensor del imputado. Si no
es así, el fiscal puede solicitar ampliación del plazo de detención hasta por tres días, con

52
Carocca, Alex, y otros, Op. Cit., P. 119.
102

la finalidad de preparar su presentación, solicitud que será aceptada sólo cuando se


estime que existen antecedentes que lo justifiquen.

Cuando el caso versa sobre un imputado que no está bajo la hipótesis del artículo
132 del CPP y el fiscal desea formalizar la investigación, deberá solicitar al Juez de
garantía la realización de una audiencia en fecha próxima, mencionando la
individualización del imputado, la indicación del delito que se le atribuyere, la fecha y
lugar de su comisión y el grado de participación del imputado en el mismo. A esta
audiencia se citará al imputado, su defensor, y a los demás intervinientes del proceso.

En la audiencia el juez debe ofrecer la palabra al fiscal para que exponga los cargos
que presentare contra el imputado y las solicitudes que efectuare al tribunal. Luego, el
imputado tiene derecho a manifestar lo que estime conveniente a sus derechos. Acto
seguido, el juez debe abrir debate sobre las demás peticiones que los intervinientes
plantearen.

¿Qué sucede si en la formalización el fiscal actúa arbitrariamente? El imputado


puede reclamar ante las autoridades del MP de tal formalización (ver artículos 32 y 33
LOCMP).

• POSIBILIDAD DE PLAZO JUDICIAL PARA EL CIERRE DE LA INVESTIGACIÓN


– Art. 234 – ¿En qué casos? Cuando el Juez de garantía, de oficio o a petición de alguno
de los intervinientes y oyendo al MP, lo considere necesario para la cautela de las
garantías de los intervinientes, siempre y cuando las características de la investigación lo
permitan. Al vencimiento del plazo que se fije se producirán los efectos previstos en el
artículo 247, vale decir, el fiscal debe cerrar la investigación.
• POSIBILIDAD DE PASAR DIRECTAMENTE A JUICIO INMEDIATO: consiste en la
posibilidad que EN LA AUDIENCIA DE FORMALIZACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN,
el fiscal pueda solicitar al juez que la causa pase directamente a juicio oral.

Hay algunas características y elementos que destacar:

• ES UNA FACULTAD EXCLUSIVA DEL FISCAL. No es de


resorte del imputado.
103

• Si el juez acoge la solicitud fiscal, en la misma audiencia el fiscal


deberá formular verbalmente su acusación y ofrecer prueba.
• El imputado podrá realizar sus alegaciones y ofrecer prueba, sin
perjuicio de que puede existir prórroga en el plazo.
• El querellante puede adherirse a la acusación fiscal o acusar
particularmente e indicar las pruebas de que se valdrá.
• Al término de la audiencia, el Juez dicta un auto de apertura del
juicio oral.

13. MEDIDAS CAUTELARES:

• Se trata de medidas de carácter SIEMPRE EXCEPCIONAL (art. 5).

• MEDIDAS CAUTELARES PERSONALES: Como planteamiento general podemos


decir que sólo serán impuestas cuando resulten absolutamente INDISPENSABLES para
asegurar la realización de los fines del procedimiento y sólo durarán MIENTRAS
SUBSISTA LA NECESIDAD de su aplicación. Estas medidas siempre serán decretadas
por medio de resolución judicial fundada.

• Se contemplan las siguientes: La citación (art. 123 y 124)53, la detención (art. 125 y
siguientes)54, la prisión preventiva (art. 139), y otras medidas, algunas de ellas bastante
novedosas para nuestro ordenamiento procesal penal (art. 155)55.

53
Cuando la imputación se refiera a faltas, o delitos que la ley no sancionare con penas privativas ni restrictivas
de libertad, o bien cuando éstas no excedieren las de presidio o reclusión menores en su grado mínimo, no se
podrán ordenar medidas cautelares que recaigan sobre la libertad del imputado, salvo la citación y, en su caso, el
arresto por falta de comparecencia (art. 124).
54
El funcionario público a cargo de la detención deberá informar al afectado acerca del motivo de la misma, al
momento de practicarla. De igual forma, está obligado a informar acerca de los derechos de los arts. 93 a), b) y g)
y 94 f) y g) del CPP. El art. 135 se ocupa de las distintas obligaciones que la ley contempla para el cumplimiento
de este derecho del detenido.
55
Por ejemplo: La prohibición de aproximarse al ofendido o su familia, la sujeción a la vigilancia de una persona o
institución determinada, la prohibición de asistir a determinadas reuniones, recintos o espectáculos públicos o de
visitar determinados lugares, entre otras. Este tipo de medidas se justifica en TRES CASOS: Para garantizar el éxito
de las diligencias de la investigación, proteger al ofendido o asegurar la comparecencia del imputado a las
actuaciones del procedimiento o ejecución de la sentencia. El Tribunal puede imponer una o más de ellas cuando
resulte adecuado al caso, como también está facultado para ordenar las actuaciones y comunicaciones necesarias
para garantizar su cumplimiento. Asimismo, puede dejarlas temporalmente sin efecto, a petición del afectado por
ellas, oyendo al fiscal y previa citación de los demás intervinientes, cuando estime que ello no pone en peligro los
objetivos que se tuvieron en vista al imponerlas (art. 156).
104

• PRISIÓN PREVENTIVA: El principio base en lo relativo a la


prisión preventiva es que toda persona tiene derecho a la libertad
personal y a la seguridad individual y la prisión preventiva SÓLO
PROCEDERÁ cuando las demás medidas cautelares personales fueren
insuficientes para asegurar las finalidades del procedimiento – art. 139.
Vale decir, dentro de la excepcionalidad que rige a las medidas
cautelares personales en el nuevo CPP, la prisión preventiva es aún más
excepcional, pues nuestro legislador exige que su aplicación sea con
carácter supletorio al resto de las medidas.

• En cuanto a las causales justificadoras de la prisión preventiva, el


CPP mantiene las del antiguo Código, también recogidas por la
Constitución Política, esto es, la existencia de peligro para el ofendido,
o para la seguridad de la sociedad, y la indispensabilidad de la misma
para el éxito de la investigación.

• REQUISITOS PARA ORDENAR LA PRISIÓN PREVENTIVA – Art. 140:

• Que se encuentre formalizada la investigación.


• Que exista petición ya sea del MP o del querellante.
• Que existan antecedentes que justifiquen la existencia del delito que se investiga.
• Que existan antecedentes que permitan presumir fundadamente que el imputado ha
tenido participación en el delito como autor, cómplice o encubridor.
• Que existan antecedentes calificados que permitan al Tribunal considerar que la
prisión preventiva es indispensable para el éxito de diligencias precisas y
determinadas de la investigación, o que la libertad del imputado es peligrosa para la
seguridad de la sociedad o del ofendido.

• CASOS EN QUE LA PRISIÓN PREVENTIVA DEL IMPUTADO


ES INDISPENSABLE PARA EL ÉXITO DE LA INVESTIGACIÓN
(Art.140 i.2): Cuando existiere sospecha grave y fundada de que el
imputado pudiere obstaculizar la investigación mediante la destrucción,
modificación, ocultamiento o falsificación de elementos de prueba, o
105

cuando pudiere inducir a coimputados, testigos, peritos o terceros para


que informen falsamente o se comporten de manera desleal o reticente.
• CASOS EN QUE LA LIBERTAD DEL IMPUTADO ES
PELIGROSA PARA LA SEGURIDAD DE LA SOCIEDAD (Art. 140
i.3): Se debe considerar la gravedad de la pena asignada al delito, el
número de delitos que se le imputare y el carácter de los mismos, la
existencia de procesos pendientes, el hecho de encontrarse sujeto a
alguna medida cautelar personal, en libertad condicional o gozando de
algunos de los beneficios alternativos a la ejecución de las penas
privativas o restrictivas de libertad contemplados en la ley, la existencia
de condenas anteriores cuyo cumplimiento se encontrare pendiente,
atendiendo a la gravedad de los delitos de que trataren, y el hecho de
haber actuado en grupo o pandilla.
• CASOS EN QUE LA LIBERTAD DEL IMPUTADO ES
PELIGROSA PARA LA SEGURIDAD DEL OFENDIDO (Art. 140 i.
final): Cuando existieren antecedentes calificados que permitieren
presumir que éste realizará atentados graves en contra de aquél, o en
contra de su familia o de sus bienes.

• IMPROCEDENCIA DE LA PRISIÓN PREVENTIVA (art. 141): No se podrá ordenar


CUANDO APAREZCA DESPROPORCIONADA en relación con la gravedad del
delito, las circunstancias de su comisión y la sanción probable. Tampoco cuando el delito
imputado este SANCIONADO SÓLO CON PENAS PECUNIARIAS O PRIVATIVAS
DE DERECHOS, o con una pena privativa o restrictiva de libertad de duración no
superior al presidio y reclusión menores en su grado mínimo. Lo propio ocurre, en el
caso de un delito de acción privada, o cuando el Tribunal considera que el imputado, en
caso de ser condenado, puede ser objeto de alguna de las medidas alternativas a la
privación o restricción de la libertad y éste acredita tener vínculos permanentes con la
comunidad, que den cuenta de su arraigo familiar o social. Por último, tampoco es
procedente respecto del imputado que se encontrare cumpliendo efectivamente una pena
privativa de libertad (Art. 141 i. final).
• En todo caso, y en las hipótesis del art. 141, salvo – como es lógico – la del inciso final,
el imputado deberá permanecer en el lugar del juicio hasta su término, presentarse a los
106

actos del procedimiento y a la ejecución de la sentencia, inmediatamente que fuere


requerido o citado.
• TRAMITACIÓN DE LA SOLICITUD DE PRISIÓN PREVENTIVA – Art. 142: La
regla general es que la solicitud pueda plantearse en cualquier etapa de la investigación,
ya formalizada, caso en el cual el Juez deberá fijar una audiencia para la resolución de la
solicitud, citando al imputado, su defensor y demás intervinientes, entre ellos a la
víctima. El CPP, agrega oportunidades precisas en que pueda plantearse verbalmente la
solicitud: En la audiencia de formalización de la investigación, en la APJO, o en la
propia audiencia de JO. Aunque suene repetitivo, la presencia del imputado y de su
defensor constituye un requisito de validez de la audiencia en que se resolviere la
solicitud de prisión preventiva. Realizada la exposición del solicitante, el Tribunal oirá
en todo caso al defensor, a los demás intervinientes si estuvieren presentes y quisieren
hacer uso de la palabra, y al imputado.
• Resolución – Art. 143. Se exige claridad en la exposición de los antecedentes calificados
que justifican la decisión de someter al imputado a prisión preventiva.
• Modificación o revocación de la resolución que ordene o rechace la prisión preventiva –
Art. 144. Esta modificación o revocación procede de oficio o a petición de cualquiera de
los intervinientes en cualquier estado del procedimiento.
• Substitución de la prisión preventiva por algunas de las medidas del art. 155 – Art. 145.
Procede en cualquier momento del procedimiento, de oficio o a petición de parte.
• Revisión de oficio – Art. 145. Constituye una obligación del Tribunal el que,
transcurridos seis meses desde que se hubiere ordenado la prisión preventiva o desde el
último debate oral en que ella se hubiere decidido, citar de oficio a una audiencia con el
fin de considerar su cesación o prolongación.
• Caución económica suficiente para reemplazar la prisión preventiva – Art. 146. Procede
sólo cuando la prisión preventiva hubiere sido o debiere ser impuesta para garantizar la
comparecencia del imputado al juicio y a la eventual ejecución de la pena.

• RECURSO DE APELACIÓN (Art. 149): La resolución que


ordene, mantenga, niegue lugar o revoque la prisión preventiva será
apelable cuando no hubiere sido dictada en una audiencia. En los
demás casos no será susceptible de recurso alguno.

• Ejecución de la medida – Art. 150. Hay algunas reglas que destacar:


107

- El Tribunal supervisará la ejecución de la medida de prisión preventiva. También


conocerá de las solicitudes y presentaciones que se realicen con ocasión de la
ejecución de la medida.
- La medida se ejecutará en establecimientos especiales, diferentes de los que se
utilicen para condenados o, al menos, en lugares absolutamente separados de los
destinados para éstos últimos. Es importante la diferencia con el art. 292 del CPP de
1906, donde el legislador sólo sugería, dentro de lo posible, esta separación.
- El imputado será tratado en todo momento como inocente. Esto exige que la medida
se cumpla de manera tal que no adquiera las características de una pena, ni provoque
otras limitaciones que las necesarias para evitar la fuga y para garantizar la seguridad
de los demás internos y de las personas que cumplieren funciones o por cualquier
otra razón se encontraren en el recinto.
- El Tribunal está obligado a disponer las medidas necesarias para la protección de la
integridad física del imputado. Por ejemplo: la separación de los jóvenes y no
reincidentes, de la población penitenciaria de mayor peligrosidad.
- El Tribunal puede conceder al imputado permiso de salida durante el día, siempre
que se asegure que no se vulnerarán los objetivos de la medida.
- Cualquier restricción que la autoridad penitenciaria imponga al imputado debe ser
inmediatamente comunicada al Tribunal, con sus respectivos fundamentos. ¿Qué
papel juega el tribuanl en este punto? Podrá dejarla sin efecto – la restricción – en
caso de considerarla ilegal o abusiva.
- Sin embargo, el tribunal puede, a petición del Fiscal, restringir o prohibir las
comunicaciones del detenido o preso hasta por un máximo de diez días, cuando
considere que ello es necesario para el exitoso desarrollo de la investigación56.
PERO, ESTA FACULTAD, NUNCA PODRÁ RESTRINGIR O AFECTAR EL
DERECHO DE ACCESO DEL IMPUTADO A SU ABOGADO EN LOS
TÉRMINOS DEL ART. 94 F), NI AL PROPIO TRIBUNAL, MENOS AÚN SU
ACCESO A UNA APROPIADA ATENCIÓN MÉDICA.

• LÍMITES TEMPORALES DE LA PRISIÓN PREVENTIVA –


Art. 152: El Tribunal, de oficio o a petición de cualquiera de los

56
En ningún caso se permite que esto derive en encierro en celdas de castigo.
108

intervinientes, decretará la terminación de la prisión preventiva cuando


no subsistieren los motivos que la hubieren justificado.
• En todo caso, cuando la duración de la misma hubiere alcanzado la
mitad de la pena privativa de libertad que se pudiere esperar en caso de
condena, o de la que se hubiere impuesto existiendo recursos
pendientes, el Tribunal citará de oficio a una audiencia, con el fin de
considerar su cesación o prolongación.

• Obligación del Tribunal de poner término a la medida por la dictación de sentencia


absolución o se decrete sobreseimiento – Art. 153. Ello, aún en los casos en que dichas
resoluciones no estén ejecutoriadas, sin perjuicio de poder imponer alguna de las
medidas del art. 155.
• Contenido de la orden de prisión preventiva (también de la orden de detención) – Art.
154.

- Nombre y apellido persona a detener o aprehender.


- El motivo de la detención o prisión.
- Indicación de ser llevado de inmediato ante el Tribunal, al establecimiento
penitenciario o lugar público de prisión o detención que se determine.

• MEDIDAS CAUTELARES REALES – Arts. 157 y 158. Las decretará también el Juez
de garantía, a petición escrita del fiscal o la víctima. El Juez puede echar mano a
cualquiera de las medidas precautorias autorizadas en el Título V del Libro II del CPC,
esto es, el secuestro de la cosa, el nombramiento de uno o más interventores, la retención
de bienes determinados, y la prohibición de celebrar actos o contratos sobre bienes
determinados. Concedida que sea la medida precautoria, el plazo pata presentar la
demanda será hasta la oportunidad prevista en el art. 60 CPP. La víctima, al deducir la
demanda civil, también podrá solicitar que se decrete una o más de esta medidas. En esta
materia, las resoluciones son apelables, sea que nieguen o den lugar a las medidas.

* 15. LAS SALIDAS ALTERNATIVAS Y LA INCORPORACIÓN DE LA JUSTICIA


NEGOCIADA EN EL NUEVO CPP:
109

• Son mecanismos procesales nuevos en nuestra legislación, que introducen la idea de


justicia consensuada o negociada. ESTOS MECANISMOS SON EL
PROCEDIMIENTO ABREVIADO, LA SUSPENSIÓN CONDICIONAL DEL
PROCEDIMIENTO Y LOS ACUERDOS REPARATORIOS.

15.a. EL PROCEDIMIENTO ABREVIADO 57.

• El primer punto que se debe tener a la vista al estudiar este instituto procesal es
el hecho que de materializarse, el imputado no tendrá el tan publicitado juicio
oral: ¿Dónde queda entonces el contenido de uno de los artículos más
importantes del nuevo CPP, esto es, el art. 1° que, como principio básico,
establece el derecho de toda persona a un juicio previo, oral y público? A
primera vista, la respuesta parece ser que esta institución contradice
completamente el espíritu del nuevo Código, sin embargo, el legislador
consciente de que las leyes no se bastan en espíritus utópicos estableció este
mecanismo de desahogo mediante el cual se pretende dar oxígeno al nuevo
sistema procesal penal conociendo y fallando en la APJO.
• PRESUPUESTOS: según lo dispone el art. 406 del CPP, los presupuestos que el
legislador exige para que opere este procedimiento son los siguientes:

• Que el Fiscal requiera la imposición de una pena privativa


de libertad no superior a cinco años de presidio o reclusión
menores en su grado máximo, o bien cualquiera otras penas de
distinta naturaleza, cualquiera fuere su entidad o monto,
exceptuada la de muerte, ya fueren únicas, conjuntas o
alternativas.

• Que el imputado, en conocimiento de los hechos materia


de la acusación y de los antecedentes de la investigación que la

57
No obstante la oportunidad que tiene el fiscal para solicitar este procedimiento pudiera sugerirnos tratar la
institución en la etapa intermedia, me inclino por abordarla en este momento, en conjunto con las demás salidas
alternativas, toda vez que de esta forma su estudio y comprensión resulta más fácil.
110

fundaren, LOS ACEPTE expresamente y manifieste SU


CONFORMIDAD con la aplicación de este procedimiento58.

• La OPORTUNIDAD que tiene el fiscal para solicitar este procedimiento es


doble:

- Por escrito, en el plazo de 10 días contados desde el cierre de la investigación, o


- Verbalmente, en la misma APJO. En este caso, el Fiscal y acusador particular (si lo
hubiere) podrán modificar su acusación, así como la pena requerida, a fin de permitir
la tramitación del procedimiento conforme a las normas del procedimiento
abreviado.

• RESUMEN DEL DESARROLLO DEL PROCEDIMIENTO ABREVIADO:


Vista la oportunidad para plantear la solicitud, es necesario señalar que el
querellante podrá oponerse a este procedimiento sólo cuando en su acusación
particular hubiere efectuado una calificación jurídica de los hechos, atribuido
una forma de participación o señalado circunstancias modificatorias de la
responsabilidad penal diferentes de las consignadas por el Fiscal en su acusación
y, como consecuencia de ello, la pena solicitada excede el límite que la ley
contempla. Ahora, ANTES DE RESOLVER LA SOLICITUD, EL JUEZ DEBE
CONSULTAR AL ACUSADO A FIN DE ASEGURARSE QUE ÉSTE HA
PRESTADO SU CONFORMIDAD AL PROCEDIMIENTO EN FORMA
LIBRE Y VOLUNTARIA, QUE CONOCIERE SU DERECHO A EXIGIR UN
JO, QUE ENTENDIERE LOS TÉRMINOS DEL ACUERDO Y LAS
CONSECUENCIAS QUE ÉSTE PUDIERA SIGNIFICARLE Y,
ESPECIALMENTE, QUE NO HUBIERE SIDO OBJETO DE COACCIONES
NI PRESIONES INDEBIDAS. Acordado que esté el procedimiento, el Juez
abrirá debate otorgando la palabra al fiscal, quien efectuara una exposición
resumida de la acusación y de las actuaciones y diligencias de la investigación
que la fundamentaren. Acto seguido, se dará la palabra a los demás
intervinientes, correspondiendo siempre la exposición final al acusado. Una vez

58
El art. 409 insiste en este punto, y exige que el Juez de garantía consulte al acusado a fin de asegurarse que
éste ha prestado su conformidad al procedimiento en forma libre y voluntaria, que conociere su derecho a exigir
111

concluido el debate se dicta sentencia, QUE EN CASO DE SER


CONDENATORIA, Y AQUÍ ESTÁ EL “GANCHO” PARA EL IMPUTADO,
NO PODRÁ IMPONER UNA PENA SUPERIOR NI MÁS DESFAVORABLE
A LA REQUERIDA POR EL FISCAL O EL QUERELLANTE, EN SU CASO.
• GARANTÍAS PARA EL IMPUTADO:
- La recién vista (la más importante y determinante).
- La sentencia condenatoria NO PODRÁ EMITIRSE EXCLUSIVAMENTE SOBRE
LA BASE DE LA ACEPTACIÓN DE LOS HECHOS POR PARTE DEL
IMPUTADO (Art. 412 i.2).
- El procedimiento NO OBSTA a la concesión de alguna de las medidas alternativas
consideradas en la ley.
• RECURSOS QUE PROCEDEN: contra la sentencia sólo procede la apelación,
que se concederá en ambos efectos. En el conocimiento del recurso de apelación,
la Corte podrá pronunciarse acerca de la concurrencia de los supuestos del
procedimiento abreviado.
• NORMAS SUPLETORIA APLICABLES: Se aplicarán a este procedimiento las
normas del Título III, Libro IV, y en lo que no esté previsto en él, las normas
comunes del CPP y las disposiciones del procedimiento ordinario.

15.b. LA SUSPENSIÓN CONDICIONAL DEL PROCEDIMIENTO.

• También tiene por finalidad el descongestionar el sistema. Se trata de un


acuerdo (fiscal – imputado) que suspende la persecución penal.
• ¿ACUERDO ENTRE QUIENES? La SCP la solicita el fiscal, con acuerdo
del imputado, al juez de garantía – Art. 237. En consecuencia, REQUIERE DE LA
MANIFESTACIÓN DE LA VOLUNTAD DEL FISCAL, DEL IMPUTADO Y
DEL JUEZ, SIENDO ESTE ÚLTIMO QUIÉN DEBE FIJAR LAS CONDICIONES
A QUE DEBERÁ SOMETERSE EL IMPUTADO, FIJANDO UN PLAZO, QUE
NO PUEDE SER MENOR A UN AÑO NI MAYOR A TRES.
• OPORTUNIDAD: Puede solicitarse y decretarse en cualquier momento
posterior a la formalización de la investigación. Si no se planteare en esa misma
audiencia la solicitud respectiva, el juez citará a una audiencia para esos efectos, a la

un JO, que entendiere los términos del acuerdo y las consecuencias que éste pudiera significarle y, especialmente,
que no hubiere sido objeto de coacciones ni presiones indebidas.
112

que podrán comparecer todos los intervinientes. Una vez declarado el cierre de la
investigación, sólo podrá ser decretada durante la APJO. Lo mismo ocurre para los
acuerdos reparatorios que ya veremos.
• REQUISITOS: Sólo podrá decretarse la SCP si se cumplen estas tres
condiciones copulativas:

- Si la pena que pudiera imponerse no excediere de tres años de privación de libertad,


y
- El imputado no hubiere sido condenado anteriormente.
- La presencia del defensor de la audiencia respectiva (es un requisito de validez).

• Al decretarse, el juez establecerá las condiciones a las que deberá someterse


el imputado, por el plazo que se determine, que – como se dijo recién - no podrá
bajar de un año ni superar los tres.
• EFECTOS QUE SE PRODUCEN DURANTE EL TÉRMINO DE
SUSPENSIÓN:

- Durante dicho periodo no se reanudará el curso de la prescripción de la acción penal.


- Durante dicho periodo se suspenderá el plazo para declarar el cierre de la
investigación.
- La suspensión condicional no impide el derecho a perseguir por la vía civil las
responsabilidades pecuniarias.

• La resolución es apelable por el imputado, el MP y el querellante.


• CONDICIONES POR CUMPLIR UNA VEZ DECRETADA: Puede fijar
una o más, y pueden modificarse oyendo a todos los intervinientes que asistan a la
audiencia que se fije al efecto. Son:

- Residir o no residir en un lugar determinado.


- No frecuentar determinados lugares o personas.
- Someterse a un tratamiento médico o de otra naturaleza.
- Tener un trabajo, oficio, profesión o empleo.
- Asistir a programa educacional o de capacitación.
- Pagar una determinada suma a título de indemnización de perjuicios.
113

- Acudir periódicamente ante el MP y, en su caso, acreditar el cumplimiento de las


demás condiciones impuestas.
- Fijar domicilio e informar al MP su cambio.

• Cuando se incumpla, sin justificación, GRAVE O REITERADAMENTE las


condiciones, o fuere objeto de una nueva formalización de la investigación por
hechos distintos se revocará la SCP.
• EFECTOS DEL VENCIMIENTO DEL PLAZO SIN INCUMPLIMIENTO
DE LAS CONDICIONES: Transcurrido el plazo fijado por el Tribunal sin
revocación, se extinguirá la acción penal, y el Tribunal debe dictar el sobreseimiento
definitivo.

15.c. ACUERDOS REPARATORIOS.

• IMPUTADO Y VÍCTIMA pueden convenir acuerdos reparatorios en el


ámbito de delitos menos graves o patrimoniales, pues se estima que en estos casos no
hay un interés prevalente en la continuación de la persecución penal. La propia ley
pone un ejemplo de cuando existe este interés prevalente: si el imputado hubiere
incurrido reiteradamente en hechos como los que se investigaren en el caso
particular. En este caso, no procederá que el Juez de garantía apruebe el acuerdo a
que arriben el imputado y la víctima. El propio Fiscal podrá así denunciarlo ante el
Juez.
• OPORTUNIDAD DE LA SOLICITUD: Puede solicitarse y decretarse en
cualquier momento posterior a la formalización de la investigación. Si no se
planteare en esa misma audiencia la solicitud respectiva, el juez citará a una
audiencia para esos efectos, a la que podrán comparecer todos los intervinientes. Una
vez declarado el cierre de la investigación, sólo podrán ser decretados durante la
APJO.
• EXIGENCIA LEGAL PARA LA APROBACIÓN DE LOS ACUERDOS
POR PARTE DEL JUEZ: Es necesario que el juez de garantía APRUEBE estos
acuerdos, y lo hará SÓLO cuando compruebe que los concurrentes al acuerdo han
prestado su consentimiento en forma libre y con pleno conocimiento de sus
derechos.
114

• LIMITACIÓN EN SU APLICACIÓN: SÓLO PODRÁN REFERIRSE A


HECHOS INVESTIGADOS QUE AFECTAREN BIENES JURÍDICOS
DISPONIBLES DE CARÁCTER PATRIMONIAL, CONSISTIEREN EN
LESIONES MENOS GRAVES O CONSTITUYEREN DELITOS CULPOSOS –
Art. 241.2. En caso de que ésto no se esté cumpliendo, el MP puede solicitar no
aprobar el acuerdo convenido. Lo propio para el caso de infracción a la exigencia del
punto anterior.
• EFECTO PENAL: Al aprobar el acuerdo, el juez dicta sobreseimiento
definitivo, total o parcial, con lo cual se extingue, total o parcialmente, la
responsabilidad penal del imputado que lo hubiere celebrado.
• EFECTO CIVIL: Puede solicitarse el cumplimiento de la resolución judicial
que aprueba el acuerdo ante el Juez de garantía. Rigen los arts. 233 y siguientes del
CPC. El acuerdo no podrá ser dejado sin efecto por ninguna acción civil.

• Tanto en el caso de la SCP como en los acuerdos reparatorios, cabe preguntarse si queda
algún antecedente. Pues bien, la ley nos entrega la respuesta en el art. 246 del CPP,
señalando que el MP llevará un registro donde dejará constancia de los casos en que se
decrete o apruebe, según sea el caso, estos mecanismos de descongestión procesal.
Ahora bien, este registro tiene sólo por objeto verificar que el imputado cumpla las
condiciones que el Juez haya impuesto en la SCP, o reúna los requisitos necesarios para
acogerse, en su caso, a una nueva SC o acuerdo reparatorio. Por ser bien precisa la
finalidad del registro, la ley lo considera reservado, SIN PEERJUICIO DEL DERECHO
DE UNO DE LOS INTERVINIENTES – LA VÍCTIMA – DE CONOCER LA
INFORMACIÓN RELATIVA AL IMPUTADO.

16. CONCLUSIÓN DE LA ETAPA DE INVESTIGACIÓN:

• La facultad de cerrar la investigación es de resorte del Fiscal, siempre que esté dentro del
plazo que la ley- o el Juez en su caso (plazo judicial) – le han fijado.
• Por eso, al transcurrir dos años desde la fecha en que la investigación hubiere sido
formalizada, o al vencer el plazo judicial, el Fiscal DEBERÁ cerrarla.
• UNA VEZ CERRADA LA INVESTIGACIÓN, Y DENTRO DEL PLAZO DE DIEZ
DÍAS, PODRÁ ADOPTAR ALGUNA DE LAS ACTITUDES QUE CONTEMPLA EL
ART. 248:
115

- SOLICITAR EL SOBRESEIMIENTO DEFINITIVO O TEMPORAL DE


LA CAUSA.
- FORMULAR ACUSACIÓN, SI ESTIMA QUE LA INVESTIGACIÓN
PROPORCIONA FUNDAMENTO SERIO PARA EL
ENJUICIAMIENTO DEL IMPUTADO CONTRA QUIEN SE HUBIERE
FORMALIZADO LA MISMA.
- COMUNICAR SU DECISIÓN DE NO PERSEVERAR EN EL
PROCEDIMIENTO POR NO HABER REUNIDO DURANTE LA
INVESTIGACIÓN LOS ANTECEDENTES SUFICIENTES PARA
FUNDAR UNA ACUSACIÓN.

• Cuando opta por la primera o la última, el fiscal debe formular su requerimiento al Juez
de garantía, quién cita a todos los intervinientes (entre ellos la víctima) A UNA
AUDIENCIA – Art. 249. En el caso de que la solicitud sea de sobreseimiento, el juez –
al término de la audiencia – se pronunciará sobre la misma, pudiendo acogerla o
rechazarla, último caso en el cual dejará a salvo las demás atribuciones del MP recién
vistas. Además, cabe señalar que hasta la realización de esta audiencia y durante la
misma, los intervinientes podrán reiterar la solicitud de diligencias precisas de
investigación que oportunamente hubieren formulado durante la investigación y que el
MP hubiere rechazado. Si el Juez acoge tal solicitud, deberá ordenar al Fiscal reabrir la
investigación y proceder al cumplimiento de las diligencias en el plazo que se fije59.
• Además, cuando opta por la última, debe dejar sin efecto la formalización de la
investigación, e instar por que el Juez revoque las medidas cautelares decretadas, y la
prescripción de la acción penal continuará corriendo como si nunca se hubiere
interrumpido.

• SOBRESEIMIENTOS:

59
Existe una limitación: El Juez no decretará ni renovará aquellas diligencias que en su oportunidad se hubieren
ordenado a petición de los intervinientes y no se hubieren cumplido por negligencia o hecho imputable a los
mismos, ni tampoco las que fueren manifiestamente impertinentes, las que tuvieren por objeto acreditar hechos
públicos y notorios ni, en general, todas aquellas que hubieren sido solicitadas con finas puramente dilatorios
(art. 257 i. 3).
116

Quizás lo primero que debamos señalar en este punto es el hecho de que es el Juez
de garantía quien debe decretarlos. De inmediato surge la pregunta de qué sucedería si
alguna de las causales por las cuales procede decretar el sobreseimiento se materializa en
el transcurso de la audiencia de JO, vale decir, en circunstancias de que tenemos un Juez
de garantía desasido. En otras palabras, está la causal, pero no está quién debe decretarla
según lo dispone expresamente la ley.
En cuanto a las causales debemos distinguir según el tipo de sobreseimiento de que
se trate. En lo medular, las causales coinciden con las contenidas en el CPP de 1906,
arts. 408 y 409, sin embargo, debe ponerse atención en algunos cambios relevantes
impuestos por la nueva ley.

CAUSALES DE SOBRESEIMIENTO DEFINITIVO:

- El hecho investigado no es constitutivo de delito. Nótese que se elimina la causal del


numeral 1° del art. 408 de la normativa antigua, por no corresponder ya a la
secuencia lógica que impone el nuevo sistema procesal penal. Se mantiene intacta,
en cambio, la causal del antiguo numeral 2°.
- Aparece claramente establecida la inocencia del imputado. Aquí, lo único que varía
es la expresión procesado – inexistente en el nuevo CPP - que es reemplazada por la
de imputado.
- El imputado está exento de responsabilidad penal según el art. 10 del CP o en virtud
de otra disposición legal. Mismo comentario.
- Se extinguió la responsabilidad penal del imputado por algunos de los motivos
establecidos en la ley. La norma del CPP de 1096 aludía sólo a cuatro numerales del
art. 93 del CP.
- Sobrevino un hecho que, con arreglo a la ley, pone fin a la responsabilidad penal.
- El hecho fue materia de un procedimiento penal en el que hubiere recaído sentencia
firme respecto del imputado (cosa juzgada).

PROHIBICIÓN PARA EL JUEZ: No podrá decretarlos respecto de delitos que,


conforme a los tratados internacionales ratificados por Chile y vigentes, sean
imprescriptibles o no puedan ser amnistiados, salvo los casos de los números 1° y 2° del
art. 93 del CP, esto es, la muerte del imputado y el cumplimiento de la condena.
117

EFECTOS DEL SOBRESEIMIENTO DEFINITIVO: Pone término al


procedimiento y tiene autoridad de cosa juzgada.

CAUSALES DE SOBRESEIMIENTO TEMPORAL: Las causales de los números 1


y 2 del antiguo art. 409 desaparecen, pues con la nueva ley se contempla la posibilidad
del fiscal de no perseverar en la investigación. Las demás se mantienen con ciertas
modificaciones. Como es obvio, al cesar la causal se podrá solicitar la reapertura del
procedimiento (lo puede solicitar tanto el Fiscal como cualquier otro interviniente, por
ejemplo, la víctima)

Son:

- Para el juzgamiento se requiere la resolución previa de una cuestión civil.


- El imputado no compareció y fue declarado rebelde.
- Después de cometido el delito, el imputado cae en enajenación mental.

RECURSOS QUE PROCEDEN: sólo la apelación, ante la Corte de Apelaciones


respectiva.

• FORZAMIENTO DE LA ACUSACIÓN – Art. 258: El querellante particular se puede


oponer a la solicitud de sobreseimiento formulada por el Fiscal, con lo que obliga al juez
a disponer que los antecedentes sean remitidos al Fiscal regional, a objeto que éste revise
la decisión del Fiscal a cargo del caso. El Fiscal regional tiene un plazo de tres días para
pronunciarse al respecto:

• Posibilidad (1): Decide que el MP formulará acusación. En este caso, al


mismo tiempo debe decidir si el caso sigue en manos del fiscal a cargo o si se
designa otro. La acusación deberá formularse en un plazo de 10 días.
• Posibilidad (2): Ratifica decisión del Fiscal a cargo del caso. En este caso el
juez puede disponer que la acusación sea formulada POR EL
QUERELLANTE, quién la habrá de sostener en lo sucesivo en los mismos
términos exigidos al fiscal, o bien procederá a decretar el sobreseimiento
correspondiente.
118
UNIVERSIDAD DE TALCA
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES
ESCUELA DE DERECHO
DEPARTAMENTO DE DERECHO PÚBLICO Y PROCESAL

APUNTES SOBRE EL NUEVO PROCEDIMIENTO PENAL


• SEGUNDA PARTE:
• LA ETAPA INTERMEDIA
• LA ACUSACIÓN
• LA AUDIENCIA DE PREPARACION DEL JO
• LA PRUEBA ANTICIPADA
• LAS ACTUACIONES PREVIAS AL JO

DIEGO I. PALOMO VÉLEZ

2002
INTRODUCCIÓN.

El apunte que he preparado en esta oportunidad es una continuación de uno


anterior, con el cual se dio inicio a una trilogía destinada exclusivamente al tratamiento
del nuevo sistema procesal penal.

En aquel me ocupe de los principios, algunas disposiciones de aplicación


general, de los sujetos procesales, y las salidas alternativas, todo ello dentro del marco
de la denominada etapa de instrucción del nuevo proceso penal.

En éste, pretendo abordar la etapa siguiente, conocida como la etapa intermedia


o de preparación del JO, lo que me obliga a tratar a lo menos tres temas: La acusación,
la audiencia de preparación del JO y la prueba anticipada. Aunque, la verdad sea dicha,
esta última materia – la prueba anticipada - perfectamente podría haberla destinado a la
primera parte de estos trabajos.

* ETAPA INTERMEDIA.
INTERMEDIA

I. LA ACUSACIÓN.

1.a. EXPLICACION: El juicio acusatorio debe su nombre y descansa sobre la base


de una acusación previa, garantía que se encuentra reconocida en los tratados
internacionales sobre DDHH como una garantía procesal propia del juicio penal
moderno. De allí entonces la importancia de la acusación en el nuevo proceso penal1.

1.b. OPORTUNIDAD: Una vez cerrada la etapa de instrucción, y dentro de los 10


días siguientes, el fiscal debe tomar la decisión de formular acusación, solicitar el
sobreseimiento, o comunicar la decisión de no perseverar en el procedimiento (Art.
248).

1.c. QUIÉN PUEDE ACUSAR: ¿El fiscal tiene el monopolio en la formulación de la


acusación? En nuestro sistema no. Cabe recordar lo señalado en la primera parte de
estos apuntes, en el sentido que el querellante también puede deducir acusación en los
casos que se contemplan en el art. 258 CPP.

1.d. FORZAMIENTO DE LA ACUSACIÓN: El artículo recién citado también se hace


cargo de una institución bastante peculiar, el forzamiento de la acusación, donde el
querellante particular puede obtener que el juez de garantía ordene al fiscal deducir
acusación no obstante su parecer personal. Esta es otra demostración de que en nuestro
país, el Ministerio público no tiene el dominio de la acción penal.

1
Carocca, Alex, y otros, 2000, “Nuevo proceso penal”, Santiago, Chile, Editorial jurídica Cono Sur, p. 187.
1.e. CONTENIDO DE LA ACUSACIÓN: Según el art. 259 debe contener, en forma
clara y precisa, la individualización del acusado y su defensor, la relación
circunstanciada del hecho atribuido y su calificación jurídica2, la relación de las
circunstancias modificatorias de responsabilidad penal que concurran, la participación
que se atribuye al acusado, la expresión de los preceptos legales aplicables, el
señalamiento de los medios de prueba de que el Ministerio público piensa valerse en el
juicio, la pena cuya aplicación se solicita, y en su caso, la solicitud de que se proceda de
acuerdo al procedimiento abreviado.

1.f. PRINCIPIO DE CONGRUENCIA – Significa que la acusación sólo podrá referirse


a hechos y personas incluidos en la formalización de la investigación, aunque se
efectuare una distinta calificación jurídica – Art. 259.

II. AUDIENCIA
AUDIENCIA DE PREPARACIÓN DEL JUICIO ORAL.

2.a. DILIGENCIAS PREVIAS A LA APJO:

La APJO requiere de algunas diligencias previas para su realización en forma


adecuada y válida. Son las siguientes:

• FIJACIÓN DEL DÍA Y HORA PARA LA CELEBRACIÓN DE LA MISMA


Y CITACIÓN A LOS INTERVINIENTES PARA QUE ASISTAN: Una vez
presentada la acusación, el juez de garantía debe ordenar su
notificación a todos los intervinientes, citando, dentro de las 24
horas siguientes, a la APJO, fijando día y hora para su realización, la
que deberá tener lugar en no menos de 25 días ni más de 35. Se
debe entregar copia de la acusación a los notificados. Al imputado,
además, se le debe entregar copia de las actuaciones y otros
antecedentes acumulados durante la instrucción.
• FACULTADES DEL QUERELLANTE: Hasta 15 días antes de la
fecha fijada para la realización de la APJO, el querellante, por escrito,
podrá:
• Adherirse a la acusación del Ministerio público o acusar
particularmente (por su cuenta).

2
Ahora bien, téngase claro que son los hechos y circunstancias contenidos en la acusación fiscal los que el
Tribunal de JO en lo penal no puede alterar en su sentencia. La calificación jurídica que haga el fiscal en su
acusación, en cambio, no es vinculante para el Tribunal. En efecto, el artículo 341 CPP, luego de señalar que la
sentencia condenatoria no podrá exceder el contenido de la acusación, agrega que sin embargo, el Tribunal
podrá dar al hecho una calificación jurídica distinta de aquella contenida en la acusación ... Por ejemplo, los
hechos que para el fiscal pueden constituir la figura delictiva del robo, para el Tribunal puede que sólo sea
constitutivo del delito de hurto. Sin embargo, la cuestión no es tan clara como parece, pues al calificar como
hurto, el Tribunal necesariamente está alterando los hechos y circunstancias de la acusación por la diversa
naturaleza de los delitos involucrados.
• Señalar los vicios formales del escrito de acusación,
requiriendo su corrección.
• Ofrecer la prueba que estimare necesaria para sustentar su
acusación.
• Deducir demanda civil, cuando sea el caso.
• FACULTADES DEL ACUSADO: Hasta el día anterior al inicio de
la APJO, por escrito, o al inicio de dicha audiencia, en forma
verbal, el acusado podrá:
• Señalar los vicios formales del escrito de acusación,
requiriendo su corrección.
• Deducir excepciones de previo y especial pronunciamiento.
• Exponer los argumentos de defensa que considere necesarios.
• Señalar u ofrecer los medios de prueba cuyo examen en el
juicio oral solicitare.
• Contestar la demanda civil en su caso, haciendo las
alegaciones pertinentes.
• Pedir que la causa sea conocida y resuelta en procedimiento
abreviado (Art.407).

2.b. DESARROLLO DE LA APJO.

• Será dirigida por el juez de garantía, quién la presenciará en su


integridad.
• Se desarrollará EN FORMA ORAL, sin excepciones (Art. 266).
• Comienza con una exposición por parte del juez de un
RESUMEN de las presentaciones que hubieren realizado los
intervinientes3 (Art. 267).
• Se le da la oportunidad al imputado de ejercer sus facultades en
forma oral, si no lo hubiere hecho ante en forma escrita (Art. 268).
• La presencia del fiscal y del defensor es un REQUISITO DE
VALIDEZ de la audiencia. La falta de comparecencia del fiscal deberá
ser subsanada de inmediato por el Tribunal. Si no comparece el
defensor, el tribunal decretará el abandono de la defensa, designará

3
Deberá describir brevemente la acusación; contra quién se ha dirigido; el hecho por el cual se ha deducido; la
calificación jurídica del mismo efectuada por el acusador; circunstancias modificatorias de responsabilidad
alegadas; participación atribuida al acusado; pena que se solicitare; y las pruebas solicitadas, incluyendo la
individualización de los testigos y peritos propuestos... El juez deberá hacer también un resumen de este
mismo tenor, en el caso de que la contestación a la acusación se hubiere efectuado con anterioridad por
escrito. Es decir, deberá señalar, si es que han existido, las excepciones deducidas por el acusado; los
argumentos en contra la acusación que éste haya hecho valer; las peticiones concretas, en el sentido de si
solicita la absolución o una calificación más benigna de los hechos; los medios de pruebas propuestos por el
acusado, incluyendo si es el caso los testigos y peritos cuya declaración impetra. Si el imputado no hubiere
contestado la acusación con anterioridad, el juez deberá conceder la palabra al defensor, para que en forma
verbal proceda a efectuarla en el acto... A continuación, el juez deberá resumir las alegaciones efectuadas por
el tercero demandado civilmente, en caso que éstas hubieren sido efectuadas con anterioridad por escrito. Si
hasta ese momento, no se hubieren producido estas alegaciones, el juez deberá conceder la palabra al
abogado de este tercero demandado para que lo haga en el acto (Carocca, Alex, y otros, Op. Cit., p. 198).
un defensor de oficio al imputado, y dispondrá la suspensión de la
audiencia por un plazo que no exceda de 5 días a fin de que el
nuevo defensor se interiorice del caso (Art. 269).
• El juez, cuando corresponda, ORDENARÁ LA CORRECCIÓN DE
LOS VICIOS FORMALES DE LOS ESCRITOS, sin suspensión de la
audiencia de ser ello posible. Si es necesaria la suspensión, ésta no
podrá ser superior a 5 días, caso en el cual, expirado el plazo y no
corregidos los vicios, el respectivo escrito se tendrá por no
presentado, salvo en el caso de la acusación, en donde la ley permite
otorgar una prórroga de hasta otros 5 días. Si aún así no se corrigen
los vicios, el juez procederá a decretar el sobreseimiento definitivo
de la causa, salvo que existiere querellante que hubiere deducido
acusación o se hubiere adherido a la del fiscal, caso en el cual el
juicio sigue sólo con el querellante y no con el fiscal (Art. 270).
• Si el imputado opuso excepciones de previo y especial
pronunciamiento, el juez debe abrir debate al respecto (Art. 271).
• Durante la APJO cada parte podrá formular las solicitudes,
observaciones y planteamientos que estimare relevantes con
relación a las pruebas ofrecidas por los demás, para los fines
previstos en los incisos 2° y 3° del Art. 276.
• El juez debe llamar al querellante y al imputado a
CONCILIACIÓN sobre las acciones civiles que hubiere deducido el
primero y proponerles bases e arreglo, para lo cual regirán los Arts.
263 y 267 CPC.
• Durante la APJO, el fiscal, el querellante, si lo hubiere, y e
imputado, podrán solicitar en conjunto al juez que de por
acreditados ciertos hechos, que no podrán ser discutidos en el JO.
Son las denominadas CONVENCIONES PROBATORIAS (Art. 275).
• El juez, luego de examinar las pruebas ofrecidas y escuchar a
los intervinientes que comparecieron, ordenará que SE EXCLUYAN DE
SER RENDIDAS EN EL JO aquéllas que fueren manifiestamente
impertinentes y las que tuvieren por objeto acreditar hechos
públicos y notorios. En caso que la testimonial y documental sólo
persiga fines dilatorios, el juez está facultado para ordenar que el
respectivo interviniente reduzca el número de testigos o de
documentos. DE IGUAL FORMA, SE EXCLUIRÁN POR EL JUEZ LAS
PRUEBAS QUE PROVENGAN DE ACTUACIONES O DILIGENCIAS QUE
HUBIEREN SIDO DECLARADAS NULAS Y AQUELLAS QUE HUBIEREN
SIDO OBTENIDAS CON INOBSERVANCIA DE GARANTÍAS
FUNDAMENTALES (LA DENOMINADA PRUEBA ILÍCITA).

2.c. AUTO DE APERTURA DEL JO:


Una vez que ha terminado la APJO, el Juez de garantía dicta una resolución
mediante la cual “delimita” el JO. Esta resolución se denomina “Auto de apertura del
JO”. En ella deberá indicar:

• El Tribunal competente para conocer el JO.


• La (s) acusación (s) que deberá ser objeto del juicio y las correcciones formales que
se hubieren realizado en ellas.
• La demanda civil.
• Los hechos que se dieren por acreditados.
• Las pruebas que deberán rendirse en el JO.
• La individualización de quienes deben ser citados a la audiencia del JO, con mención
de los testigos a los que debiere pagarse anticipadamente sus gastos.

SÓLO SERÁ SUCEPTIBLE DE APELACIÓN CUANDO EL RECURSO LO INTERPUSIERE EL


MINISTERIO PÚBLICO POR LA EXCLUSIÓN DE PRUEBAS DECRETADA POR EL JUEZ SEGÚN
LO DISPUESTO EN EL I.3 DEL ART. 276. SE CONCEDERÁ EN AMBOS EFECTOS.

III. LA PRUEBA ANTICIPADA.

Se trata de una excepción al principio de que la prueba sólo tiene lugar en el JO.
En efecto, la estricta y pura aplicación del principio de inmediación debería significar
que la prueba se rindiera íntegramente durante la audiencia del JO, y que sólo el
material así producido podría constituir el objeto del enjuiciamiento, y servir de base
para la sentencia. Eso es lo que ocurre en países como Estados Unidos, que poseen un
sistema acusatorio puro. Sin embargo, ya sabemos que en Chile no se implantó un
modelo acusatorio puro, sino que una forma mixta de inspiración acusatoria, que por lo
mismo admite ciertas excepciones.

En otras palabras, se trata de la introducción – válida - al JO de pruebas


previamente producidas por haberse producido situaciones en las cuales no es posible
la recepción personal de la prueba por parte del Tribunal juzgador. Su fundamento está
en el hecho de que las garantías del proceso penal no pueden constituirse en una gran
“ventana” para LA IMPUNIDAD.

Esta prueba anticipada puede traducirse en una diligencia de la etapa de


instrucción o solicitarse y ser rendida durante la etapa intermedia.

• Art. 280 – Durante la APJO también se podrá solicitar la prueba testimonial


anticipada conforma lo previsto en el artículo 191. También se podrá solicitar
la declaración de peritos cuando fuere previsible que la persona del perito se
encontrará en la imposibilidad de concurrir al JO, por alguna de las razones
del i. 2° del artículo 191.
• EN RELACIÓN CON LA PRUEBA TESTIMONIAL: Se regula en los arts. 191 y 192
CPP, en relación con el art. 280 del mismo cuerpo legal. Razones que
justifican la recepción anticipada de los testimonios:

• Testigo no puede concurrir a la audiencia de JO por tener que


ausentarse a larga distancia o por existir motivo que hiciere temer la
sobreviniencia de su muerte, su incapacidad física o mental, o algún
otro obstáculo semejante.
• Testigo se encuentra en el extranjero. Causal sólo aplicable en la
etapa de investigación y no en la etapa intermedia (Art. 192 –
280).

• EN RELACIÓN CON LA PRUEBA PERICIAL: Rige el art. 280 CPP, norma según la
cual se podrá solicitar en la APJO la declaración de peritos cuando fuere
previsible que la persona de cuya declaración se tratare se encontrará en la
imposibilidad de concurrir al JO, por alguna de las razones contempladas en
el i. 2° del art. 191.

IV. LAS ACTUACIONES PREVIAS AL JO.

Se regulan en el art. 281 CPP, y son las siguientes:

• El Juez de garantía debe hacer llegar el auto de apertura del JO al Tribunal


competente, junto con los registros que debieren acompañarse, dentro de las
48 horas siguientes a su notificación.
• También pondrá a disposición del Tribunal de JO en lo penal las personas
sometidas a prisión preventiva o a otras medidas cautelares personales.
• Una vez distribuida la causa, y cuando proceda, el juez presidente de la sala
respectiva procederá de inmediato a decretar la fecha para la celebración de
la audiencia del mismo, la que deberá tener lugar no antes de 15 ni después
de 60 días desde la notificación del auto de apertura del JO.
• Dicho presidente también señalará la localidad en la cual se constituirá y
funcionará el Tribunal de JO en lo penal, si se tratare de alguno de los casos
del art. 21 A del COT4.
• También indicará el nombre de los jueces que integrarán la sala.

4
La norma expresa que estos tribunales se constituirán y funcionarán en localidades fuera de su lugar de
asiento, cuando sea necesario para facilitar la aplicación oportuna de la justicia penal, de conformidad a
determinados criterios que allí se expresan.
• Ordenará que se cite a la audiencia de todos los que debieren concurrir a
ella. El acusado deberá ser citado con a lo menos 7 días de anticipación a la
realización de la audiencia, bajo los apercibimientos previstos en los arts. 33
y 141, i. 4°.
UNIVERSIDAD DE TALCA
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES
ESCUELA DE DERECHO
DEPARTAMENTO DE DERECHO PÚBLICO Y PROCESAL

APUNTES SOBRE EL NUEVO PROCEDIMIENTO PENAL


• TERCERA PARTE:
• EL JUICIO ORAL
• LOS PRINCIPIOS
• LAS NORMAS GENERALES
• EL DESARROLLO DEL JO
• LA SENTENCIA
• LOS RECURSOS

DIEGO I. PALOMO VÉLEZ

DICIEMBRE, 2001
INTRODUCCIÓN.

Luego de haber estudiado – al menos en forma sucinta - la etapa de investigación y


la etapa intermedia, corresponde abocar nuestros esfuerzos al conocimiento y
sistematización de la normativa relativa a la última de las fases en que se estructura el
nuevo procedimiento penal ordinario. Me refiero al publicitado JO que, sin embargo, y para
que el sistema no colapse, necesariamente va a tener que estar en perfecta armonía con las
salidas alternativas ya estudiadas.

De esta forma, la “aparente” rigidez de la norma del i. 1° del art. 1° CPP, y el carácter
de derecho inalienable del JO, revelará casos en que no se llegará a JO, única solución que
permitirá el efectivo funcionamiento del nuevo sistema.

Ahora bien, con ello no se crea que el carácter central del JO se pierde, todo lo
contrario. A no dudarlo, se trata del nuevo centro de gravedad del proceso penal. De allí
que sea muy importante toda la normativa que regula el desarrollo del JO, lo que hace
inexcusable su estudio y tratamiento con el debido detenimiento. Es precisamente ese
objetivo el que motiva esta separata, con la cual se concluye la trilogía destinada al nuevo
proceso penal.

* JUICIO ORAL1.

I. PRINCIPIOS
PRINCIPIOS DEL JO.

1.a. CONTINUIDAD Y CONCENTRACIÓN DEL JO - La audiencia del JO se desarrollará


en forma continua y podrá prolongarse en sesiones sucesivas, hasta su conclusión. No se
debe suspender ni detener. Agrega el art. 282 que constituirán, para estos efectos,
sesiones sucesivas, aquéllas que tuvieren lugar en el día siguiente o subsiguiente de
funcionamiento ordinario del Tribunal.

• Excepción2 – Art. 283:

• La audiencia del JO puede suspenderse hasta dos veces, por


razones de absoluta necesidad, y sólo por el tiempo mínimo
necesario de acuerdo al motivo de la suspensión3.

1
En la actualidad, proceso penal y JO constituyen expresiones casi idénticas, cumpliendo el JO un papel central.
Así, se ha dicho por la doctrina procesal que el proceso penal se piensa desde el JO y se estructura alrededor de
él. Por lo mismo, las reformas procesales penales sin el JO entendido como elemento central carecen de verdadera
importancia o se desnaturalizan.
2
En todo caso, la suspensión de la audiencia o la interrupción del JO por un periodo que excediere de diez días
impedirá su continuación. En ese caso, deberá decretarse la nulidad de lo obrado en él y ordenar su reinicio.
• El juicio se suspenderá por las causas señaladas en el art. 252
(Casos de sobreseimiento temporal).

• Otra manifestación de este principio de concentración está en la norma del art.


290: INCIDENTES EN LA AUDIENCIA DEL JO – Los incidentes promovidos en el
transcurso de la audiencia del JO se resolverán inmediatamente por el Tribunal.
Las decisiones que recayeren sobre estos incidentes no serán recurribles de
ninguna forma. También se le conoce como principio de expedición.

1.b. PRESENCIA ININTERRUMPIDA DE LOS JUECES Y DEL MINISTERIO PÚBLICO EN EL


JO – La audiencia del JO se realizará con la presencia ininterrumpida de los jueces que
integraren el Tribunal y del fiscal.

• Sanción a la infracción: Nulidad del JO y de la sentencia que se dictare en él.

1.c. PRESENCIA DEL ACUSADO EN EL JO – El acusado deberá estar presente durante


toda la audiencia.

• Excepciones4:

• El Tribunal puede autorizar la salida del acusado, sin perjuicio de


ordenarle que permanezca en una sala próxima.
• El tribunal podrá disponer que el acusado abandone la sala cuando
su comportamiento perturbe el orden de la audiencia.

1.d. PRESENCIA DEL DEFENSOR EN EL JO – Es un requisito de validez del mismo. Así


lo dispone el art. 286, que debe analizarse en concordancia con el art. 103 CPP, ya
estudiado.

• La incomparecencia del defensor a la audiencia constituye abandono de la


defensa, y obliga al Tribunal a designar un defensor penal público.
• No se puede suspender la audiencia por la falta de comparecencia del defensor
elegido por el acusado. En dicho caso, lo que procede es que se designe de
inmediato un defensor penal público al que se le otorgará un periodo prudente
para interiorizarse del caso.

3
Cuando fuere necesario suspender la audiencia, el Tribunal comunicará verbalmente la fecha y hora de su
comunicación, lo que se tendrá como suficiente citación.
4
En estos casos, el Tribunal adoptará las medidas necesarias para asegurar la oportuna comparecencia del
acusado. Además, el presidente de la sala deberá informar al acusado de lo ocurrido en su ausencia en cuanto
éste reingrese a la sala.
1.e. SANCIONES AL ABOGADO QUE NO ASISTE O ABANDONA LA AUDIENCIA
INJUSTIFICADAMENTE – La ausencia injustificada del defensor o del respectivo fiscal a la
audiencia del JO o a alguna de sus sesiones, en su caso, se sancionará con suspensión del
ejercicio de la profesión, hasta por dos meses. La misma sanción se aplicará en caso de
abandono injustificado de la audiencia.

• No constituirá excusa suficiente la circunstancia de tener el abogado otras


actividades profesionales que realizar en la misma oportunidad en que se
hubiere producido su inasistencia o abandono.

1.f. AUSENCIA INJUSTIFICADA DEL QUERELLANTE O DE SU APODERADO EN EL JO (O


EL ABANDONO SIN AUTORIZACIÓN) – Tal situación da lugar a la declaración de abandono
de la querella (Art. 288 – 120 letra c).

• Uno de los mayores avances que la Reforma pretende aportar a nuestro sistema
procesal penal es el aseguramiento que las partes efectivamente lo sean, ésto
es, que efectivamente participen del proceso, y lo hagan frente a verdaderos
jueces y no funcionarios judiciales, en muchos casos iletrados, como acontecía
en el proceso antiguo. Es lo que en doctrina se denomina el principio de
inmediación, que permite que los actos del procedimiento vayan
materializándose frente o ante los distintos actores del proceso, léase al
querellante, al acusado y su defensor, al fiscal y los jueces del Tribunal Oral. Es
justamente ésto lo que las normas recién analizadas pretenden asegurar.

1.g. PUBLICIDAD DE LA AUDIENCIA DEL JO – La audiencia del JO será pública5.

• La norma del art. 289 debe relacionarse con la norma de entrada del nuevo
CPP que señala que toda persona tiene derecho a un juicio previo, oral y
PÚBLICO.
• La o las audiencias en que se realice el JO SERÁN PÚBLICAS, incluso para los
terceros ajenos al procedimiento, esto es, al público en general.
• Las excepciones sólo están fundadas en tratar de asegurar el honor, la
intimidad o la seguridad de las personas. De esta manera, se contemplan ciertas
MEDIDAS RESTRICTIVAS de este principio de publicidad, cuando sean necesarias

5
“Dadme el juez que queráis, parcial, corrompido, mi propio enemigo si deseáis; poco me importa con tal que
nada pueda hacer sino a la vista del público” (MIRABEAU, citado en: Pereira, Hugo, “El derecho del procesado a un
juicio público, proceso escrito y proceso oral”, Revista de Ciencias Penales, Tercera época, Mayo – Agosto, t. XVII,
N°2, pp. 29 – 45). La publicidad en los juicios es un elemento inseparable del debido proceso y de la legitimidad
de un estado de derecho. Por un lado, se propone proteger a las partes de una justicia secreta que escape del
control público, y por otro, mantener la confianza de la comunidad en los jueces y tribunales de justicia. Ello
explica la importancia que ha tenido la recepción de esta garantía procesal en los Tratados internacionales sobre
DDHH. Sólo a guisa de ejemplo, cito los arts. 14 N° 1 y 8 N° 5 del Pacto internacional de Derechos Civiles y
Políticos y la Convención americana de DDHH respectivamente.
para proteger la intimidad, el honor o la seguridad de cualquier persona que
debiere tomar parte en el juicio, o también para evitar la divulgación de un
secreto protegido por la ley6. Son las siguientes:

• Impedir el acceso u ordenar la salida de personas determinadas de


la sala.
• Impedir el acceso del público en general u ordenar su salida para la
práctica de pruebas específicas.
• Prohibir al fiscal, a los demás intervinientes y a sus abogados que
entreguen información o formulen declaraciones a los medios de
comunicación durante el desarrollo del juicio7.

• Tales medidas sólo son aplicables A PETICIÓN DE PARTE Y POR RESOLUCIÓN


FUNDADA.
• Se puede decretar una o más de una.
• DEBERES DE LOS ASISTENTES – Art. 293: Deberán guardar respeto y silencio
mientras no estuvieren autorizados para exponer o debieren responder a las
preguntas que se les formularen. No podrán llevar armas ni ningún elemento
que pudiera perturbar el orden. No podrán tampoco, adoptar un
comportamiento intimidatorio, provocativo o contrario al decoro.
• El juez presidente de la sala posee facultades que de alguna forma también
limitan este principio (Art. 292). Al tener a su cargo el mantenimiento del orden
y decoro durante el debate, el presidente de la sala podrá ordenar la limitación
del acceso de público a un número determinado de personas, de acuerdo a las
posibilidades físicas de la sala de audiencia. También podrá impedir el acceso u
ordenar la salida de aquellas personas que se presentaren en condiciones
incompatibles con la seriedad de la audiencia, por ejemplo, los ebrios.
• SANCIONES: Quienes infrinjan las medidas sobre publicidad previstas en el art.
289, o lo dispuesto en el art. 293, podrán ser sancionados de conformidad con
los arts. 530 o 532 del COT. Sin perjuicio de que puedan ser expulsados de la
sala. Si el expulsado es el fiscal o el defensor, deberá procederse a su
reemplazo antes de continuar el juicio. Si el expulsado fuere el querellante, se
procederá en su ausencia y si lo fuere su abogado, deberá reemplazarlo.
• LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN8: Podrán fotografiar, filmar o transmitir alguna
parte de la audiencia que el Tribunal determinare, SALVO que las partes se

6
En otras legislaciones se alude también a la moralidad y buenas costumbres, especialmente en lo relacionado a
los juicios provocados por delitos sexuales.
7
Tales medidas constituyen una manifestación limitada del “huis – clos” o sesión a puerta cerrada.
8
Se ha sostenido, creo que con razón, que los medios de comunicación social cumplen un rol fundamental en un
juicio penal público en cuanto a que, en la actualidad, quién no tiene un interés comprometido en el juicio no
asiste a las dependencias mismas del juzgado, no asiste a las audiencias. ¿Porqué? Por que se ha trasladado o
delegado la función contralora de la actividad judicial en los medios de comunicación
opusieren a ello. Si sólo alguno de los intervinientes se opusiere, el Tribunal
resolverá.

1.h. ORALIDAD9 – Art. 1° y 291: La audiencia del JO se desarrollará en forma oral,


tanto en lo relativo a las alegaciones y argumentaciones de las partes como a las
declaraciones del acusado, a la recepción de las pruebas y, en general, a toda intervención
de quienes participaren en ella. Las resoluciones serán dictadas y fundamentadas
verbalmente por el Tribunal y se entenderán notificadas desde el momento de su
pronunciamiento, debiendo constar en el registro del juicio.

• El Tribunal NO ADMITIRÁ la presentación de argumentaciones o peticiones por


escrito durante la audiencia del JO10. Se termina con la escrituración que
dominaba el procedimiento penal antiguo.
• Excepción: Quienes no puedan hablar o no lo supieren hacer en castellano,
intervendrán por escrito o por medio de intérprete. El acusado sordo o que no
entienda castellano, será asistido por intérprete que le comunicará el contenido
de los actos del juicio.
• CARACTERÍSTICA INSTRUMENTAL DE LA ORALIDAD: La oralidad no constituye
un fin en sí, sino que es un instrumento de los demás principios. Así, la
experiencia ha demostrado que no es posible tener un sistema en que rija la
publicidad y la inmediación sin que previamente se implemente un
procedimiento oral. Sólo la utilización del lenguaje oral permite la realización
de una audiencia en que todas las partes intervengan simultáneamente, en que
el Tribunal tome contacto con todos los elementos del proceso, y en que el
público pueda conocer el contenido de lo que allí se realiza11.

II. DIRECCIÓN Y DISCIPLINA DURANTE EL JO.

2.a. Facultades del juez presidente de la sala en la audiencia del JO – Art. 292.

• Dirección del debate.


• Ordenar la rendición de las pruebas.
• Exigir el cumplimiento de las solemnidades que correspondieren.
• Moderación de la discusión.

9
En la actualidad, y en el mundo occidental, ya nadie discute la necesidad de realizar la justicia criminal a través
de un procedimiento oral.
10
Los papeles dejan de ser los actores principales del pleito, dando paso a la palabra hablada, al debate oral.
11
Ahora bien, no se crea que la oralidad se manifiesta sólo en la fase de la audiencia del JO. Junto con ella
destacan numerosas audiencias orales en las que se resuelven los problemas que se van suscitando durante el
procedimiento, entre otras: La audiencia de control de detención, la de formalización de la investigación, la de
decretamiento de la prisión preventiva, o la de preparación del JO.
• Puede impedir que las alegaciones se desvíen hacia aspectos no pertinentes o
inadmisibles, pero sin coartar el ejercicio de la acusación ni el derecho de
defensa.
• Puede limitar el tiempo del uso de la palabra a las partes que debieren
intervenir durante el juicio, fijando límites máximos igualitarios para todas ellas
o interrumpiendo a quien hiciere uso manifiestamente abusivo de su facultad.
• Ejercer las facultades disciplinarias destinadas a mantener el orden y decoro
durante el debate, y, en general, a garantizar la eficaz realización del mismo. En
uso de estas facultades podrá ordenar las limitaciones que ya vimos al estudiar
el principio de publicidad.

2.b. Deberes de los asistentes – Me remito a lo ya expresado al tratar el principio


de publicidad.

2.c. Sanciones – Idéntica remisión.

III. DISPOSICIONES GENERALES


GENERALES SOBRE LA PRUEBA Y LOS MEDIOS PROBATORIOS.

3.a. LIBERTAD DE PRUEBA – Art. 295: Todos los hechos y circunstancias pertinentes
para la solución del caso podrán ser probados por cualquier medio PRODUCIDO E
INCORPORADO EN CONFORMIDAD A LA LEY.

• Normas relacionadas: Arts. 225, 226 y 323.


• Prueba ilícita (Art. 276)

3.b. OPORTUNIDAD PARA LA RECEPCIÓN DE LA PRUEBA – Art. 296: PRINCIPIO DE


INMEDIACIÓN – La prueba que hubiere de servir de base a la sentencia deberá rendirse
durante la audiencia del JO. Los arts. 325 y siguientes son normas estrechamente
relacionadas con este tema.

• Salvo las excepciones expresamente previstas en la ley: PRUEBA ANTICIPADA


(Arts. 191 y 280). Aquí, la prueba deberá ser incorporada en la forma
establecida en el párrafo 9° del título III.

3.c. LIBRE VALORACIÓN DE LA PRUEBA12 – Art. 297: Los tribunales apreciarán la


prueba CON LIBERTAD.

• LIMITACIÓN: No podrán contradecir los principios de la lógica, las máximas de


la experiencia y los conocimientos científicamente afianzados.

12
En el CPP antiguo el sistema que rige es el de la prueba legal o tasada, en donde el juez tiene de antemano
regulado y determinado el valor probatorio que debe otorgarle a los medios de prueba.
• El tribunal deberá hacerse cargo en su fundamentación DE TODA la prueba
producida, incluso de aquella que hubiere desestimado, indicando en tal caso
las razones que hubiere tenido en cuenta para hacerlo.
• La valoración de la prueba en la sentencia requerirá el señalamiento del o de los
medios de prueba mediante los cuales se dieren por acreditados cada uno de
los hechos y circunstancias que se dieren por probados. ESTA
FUNDAMENTACIÓN DEBERÁ PERMITIR LA REPRODUCCIÓN DEL RAZONAMIENTO
UTILIZADO PARA ALCANZAR LAS CONCLUSIONES A QUE LLEGARE LA
SENTENCIA.

3.d. PRUEBA DE LAS ACCIONES CIVILES – Art. 324.

IV. MEDIOS PROBATORIOS EN PARTICULAR.

4.a. LOS TESTIGOS – Arts. 298 a 323.

• Deber de comparecer y declarar la verdad (Art. 298). Excepciones a la


obligación de comparecencia: Art. 300 y 301.
• Renuencia a comparecer o a declarar: Sanciones (Art. 299).
• Facultad de abstenerse de declarar por motivos personales (Art. 302) y por
razones de secreto (Art. 303). Se conserva el deber de comparecer a la
presencia judicial, a fin de explicar los motivos de los cuales sugiere la facultad
de abstenerse que invocaren.
• Principio de no-autoincriminación: TODO TESTIGO TENDRÁ EL DERECHO A
NEGARSE A RESPONDER AQUELLAS PREGUNTAS CUYA RESPUESTA PUDIERE
ACARREARLE PELIGRO DE PERSECUCIÓN PENAL POR UN DELITO (Art. 305).
• Juramento o promesa (Art. 306) .
• Individualización del testigo (Art. 307). EXCEPCIÓN: Si existiere motivo para
temer que la indicación pública de s domicilio pudiere implicar peligro para el
testigo u otra persona, el presidente de la sala o el juez, en su caso, podrá
autorizar al testigo a no responder a dicha pregunta durante la audiencia13.
• PROTECCIÓN A LOS TESTIGOS14: El Tribunal, en casos graves y calificados,
podrá disponer medidas especiales destinadas a proteger la seguridad del
testigo que lo solicitare (Art. 308). De igual forma, el Ministerio público,
adoptará las medidas que fueren procedentes para conferir al testigo, antes o
después de prestadas sus declaraciones, la debida protección.
• Testigos menores de edad: Sólo serán interrogados por el presidente de la sala,
debiendo los intervinientes dirigir las preguntas por su intermedio.

13
Si el testigo hace uso de esta facultad, queda prohibida la divulgación de su identidad o de antecedentes que
condujeren a ella. El Tribunal deberá decretar esta prohibición. Sanción: Art. 307 i.3 CPP.
14
Protección que puede extenderse a los peritos u otros terceros que deban intervenir en el procedimiento para
efectos probatorios (Art. 322).
• Testigos sordos o mudos (Art. 311).
• Derechos del testigo (Art. 312). Pago anticipado de los gastos de traslado y
habitación, si es el caso.
• La comparecencia del testigo al audiencia, constituirá siempre suficiente
justificación cuando su presencia fuere requerida simultáneamente para dar
cumplimiento a obligaciones laborales, educativas o de otra naturaleza, Y NO LE
OCASIONARÁ CONSECUENCIAS JURÍDICAS ADVERSAS BAJO CIRCUNSTANCIA
ALGUNA.
• Declaración: Art. 329.

4.b. INFORME DE PERITOS - Arts. 314 a 322.

• Procedencia (Art. 314 i.2).


• El Ministerio público y los demás intervinientes podrán presentar informes
elaborados por peritos DE SU CONFIANZA y solicitar que éstos fueren citados a
declarar al JO, acompañando los comprobantes que acreditaren la idoneidad
profesional del perito.
• Contenido de los informes (Art. 315). Sin perjuicio de que deben concurrir ante
el tribunal a declarar acerca de su informe.
• Los peritos no podrán ser inhabilitados, pero, durante la audiencia del JO
podrán ser interrogados a fin de determinar su imparcialidad e idoneidad, como
también el rigor técnico o científico de sus conclusiones.
• Declaración en la audiencia del JO (Art. 319): Norma que se relaciona con el art.
329.

4.c. MEDIOS DE PRUEBA NO REGULADOS EXPRESAMENTE – Art. 323: Pueden


admitirse como pruebas películas cinematográficas, fotografías, fonografías,
videograbaciones y otros sistemas de reproducción de la imagen o del sonido, versiones
taquigráficas y, en general, cualquier medio apto para producir fe.

• El Tribunal determinará la forma de su incorporación al procedimiento,


adecuándola, en lo posible, AL MEDIO DE PRUEBA MÁS ANÁLOGO.

V. DESARROLLO DEL JO.

5.a. APERTURA DEL JO – Art. 325.

• El día y hora fijados, el Tribunal se constituirá con la asistencia del fiscal, del
acusado, de su defensor y de los demás intervinientes.
• También verificará la disponibilidad de los testigos, peritos, intérpretes y demás
personas que hubieren sido citadas a la audiencia y declarará iniciado el juicio.
• El presidente de la sala señalará las acusaciones que deberán ser objeto del
juicio contenidas en el auto de apertura del JO, advertirá al acusado que deberá
estar atento a lo que oirá y dispondrá que los peritos y los testigos hagan
abandono de la sala de la audiencia.
• Acto seguido, se concede la palabra al fiscal, para que exponga su acusación y
al querellante para que sostenga la acusación, así como la demanda civil si la
hubiere interpuesto.

5.b. DEFENSA Y DECLARACIÓN DEL ACUSADO – Art. 326.

• Realizadas las exposiciones anteriores, se le indicará al acusado que tiene la


posibilidad de ejercer su defensa según el art. 8 CPP.
• Se ofrece la palabra al abogado defensor, quién podrá exponer los argumentos
en que fundare su defensa.
• EL ACUSADO PODRÁ PRESTAR DECLARACIÓN. El juez presidente le permitirá
manifestar libremente lo que creyere conveniente respecto de la o de las
acusaciones formuladas. Luego, podrá ser interrogado directamente por el
fiscal, el querellante y el defensor, en ese orden. Finalmente, el o los jueces
podrán formularle preguntas a fin de que aclare sus dichos.
• EN CUALQUIER ESTADO DEL JUICIO, EL ACUSADO PODRÁ SOLICITAR SER OÍDO,
CON EL FIN DE ACLARAR O COMPLEMENTAR SUS DICHOS.

5.c. COMUNICACIÓN ENTRE EL ACUSADO Y SU DEFENSOR – Art. 327: El acusado


podrá comunicarse libremente con su defensor durante el juicio.

• Limitación: Siempre que ello no perturbe el orden de la audiencia.


• Excepción: No podrá hacerlo mientras preste declaración.

5.d. ORDEN DE RECEPCIÓN DE LAS PRUEBAS EN LA AUDIENCIA DEL JO – Art. 328.


Reglas:

• Cada parte determinará el orden en que rendirá su prueba.


• Corresponde recibir primero la ofrecida para acreditar los hechos y peticiones
de la acusación y de la demanda civil y luego la prueba ofrecida por el acusado
respecto de todas las acciones que hubieren sido deducidas en su contra.

5.e. PERITOS Y TESTIGOS EN LA AUDIENCIA DEL JO – Art. 329.

• Deberán ser interrogados personalmente (Principio de la inmediación).


• SU DECLARACIÓN PERSONAL NO PODRÁ SER SUSTITUIDA POR LA LECTURA DE
LOS REGISTROS EN QUE CONSTAREN ANTERIORES DECLARACIONES O DE OTROS
DOCUMENTOS QUE LAS CONTUVIEREN (PRINCIPIO DE LA INMEDIACIÓN), SIN
PERJUICIO DE LOS ARTS. 331 Y 332 QUE YA SE ESTUDIARÁN.
• El juez presidente identificará al testigo o perito y ordenará que preste
juramento o promesa de decir la verdad.
• La declaración de los testigos se sujetará al interrogatorio de las partes.
• Los peritos deberán exponer brevemente el contenido y las conclusiones de sus
informes, y a continuación se autorizará a que sean interrogados por las partes.
• Los interrogatorios serán realizados en primer lugar por la parte que hubiere
ofrecido la respectiva prueba y luego por las restantes.
• Si en el juicio intervinieren como acusadores el Ministerio público y el
querellante particular, o el mismo se realizare contra dos o más acusados, se
concederá sucesivamente la palabra a todos los acusadores o a todos los
acusados, según corresponda.
• Finalmente, los miembros del Tribunal podrán formular preguntas al testigo o
perito a fin de aclarar sus dichos.
• Antes de declarar, los peritos y testigos no podrán comunicarse entre sí, ni ver,
oír ni ser informados de lo que ocurriere en la audiencia.
• Métodos de interrogación Art. 330.

5.f. LECTURA DE DECLARACIONES ANTERIORES EN LA AUDIENCIA DEL JO.

• Es procedente sólo en aquellos casos que se enuncian en el art. 331, bastante


lógicos por lo demás. Me remito a lo allí expresado.

5.g. LECTURA PARA APOYO DE MEMORIA.

• Procede sólo una vez que el acusado o el testigo hubieren prestado declaración.
• Consiste en leer parte o partes de sus declaraciones anteriores PRESTADAS
ANTE EL FISCAL15 O EL JUEZ DE GARANTÍA.
• ¿En que casos?:

- Cuando fuere necesario para ayudar la memoria del respectivo


acusado o testigo.
- Para demostrar o superar contradicciones.
- Para solicitar las aclaraciones pertinentes.
- Con los mismos objetivos se podrá leer durante la declaración de
un perito partes del informe que él hubiere elaborado.

15
No resulta fácil comprender esta novedosa figura, ya que – a todas luces – altera profundamente el significado
de la fase de investigación, fase que – en principio y por principio – se postulaba como una fase sin valor
probatorio. No es que no entienda la utilidad de una norma de este tenor, sólo que creo que es necesario destacar
el mayor peso que tendrá la fase o etapa de investigación en el nuevo proceso penal, mayor peso que no estaba
en los planes originales de los elaboradores de este cuerpo legal.
5.h. LECTURA O EXHIBICIÓN DE DOCUMENTOS, OBJETOS Y OTROS MEDIOS.

• Art. 333 – Principio de inmediación.

5.i. PROHIBICIONES.

• No se podrá incorporar o invocar como medios de prueba ni dar lectura durante


el JO, a los registros y demás documentos que dieren cuenta de diligencias o
actuaciones realizadas por la policía o el Ministerio público. Excepción: Arts.
331 y 332.
• No se podrá incorporar como medio de prueba o dar lectura a actas o
documentos que dieren cuenta de actuaciones o diligencias declaradas nulas, o
en cuya obtención se hubieren vulnerado garantías fundamentales.
• No se podrá invocar, dar lectura, ni incorporar como medio de prueba al JO
ningún antecedente que dijere relación con la proposición, discusión,
aceptación, procedencia, rechazo o revocación de una suspensión condicional
del procedimiento, de un acuerdo reparatorio, o de la tramitación de un
procedimiento abreviado.

5. j. ALEGATO FINAL Y CLAUSURA DE LA AUDIENCIA DEL JO – Art. 338.

• Una vez concluida la recepción de las pruebas, el juez presidente de la sala


otorgará sucesivamente la palabra al fiscal, al acusador particular y al defensor
para que expongan sus conclusiones.
• Acto seguido, se otorgará al fiscal y al defensor la posibilidad de replicar. Las
respectivas réplicas sólo podrán referirse a las conclusiones planteadas por las
demás partes.
• En último término, se concede la palabra al acusado, para que manifieste lo que
estime conveniente.
• A continuación, se declarará cerrado el debate.

VI. SENTENCIA DEFINITIVA.

6.a. DELIBERACIÓN – Se realiza en privado – Inmediatamente después de clausurado


el debate.

6.b. CONVICCIÓN - ¿Regla? No debe existir ninguna duda razonable – Existir


convicción de que realmente se cometió el hecho punible objeto de la acusación y
que en él, al acusado, le correspondió una participación culpable y penada por la
ley – La convicción se forma sobre la base de la prueba producida durante el JO.
• Limitación: No se podrá condenar a una persona con el sólo mérito de su propia
declaración (Art. 340 i. final).

6.c. PRINCIPIO DE CONGRUENCIA – La sentencia condenatoria no podrá exceder el


contenido de la acusación.

• Por tanto, no se podrá condenar por hechos o circunstancias no contenidos en


la acusación.
• Sin embargo, el Tribunal no está vinculado por la calificación jurídica que se
haya efectuado en la acusación. Puede variarla.
• Puede también apreciar la concurrencia de causales modificatorias agravantes
no incluidas en la acusación. En este caso y el anterior, se exige advertir a los
intervinientes durante la audiencia. Tanto es así en el caso de variación de la
calificación jurídica que, el inciso final del art. 341 exige reabrir la audiencia en
caso que ella no se hubiere debatido o discutido durante la misma.

6.d. CONTENIDO DE LA SENTENCIA – Art. 342. La norma es clara, me remito a ella.

6.e. DECISIÓN SOBRE ABSOLUCIÓN O CONDENA – Concluida la deliberación privada,


la sentencia definitiva que recayere en el JO DEBERÁ SER PRONUNCIADA EN LA AUDIENCIA
RESPECTIVA, comunicándose la decisión RELATIVA A LA ABSOLUCIÓN O CONDENA del
acusado por cada uno de los delitos imputados, indicando respecto de cada uno de ellos
los fundamentos principales tomados en consideración para llegar a dichas conclusiones.

• Sanción: Nulidad del juicio. Deberá repetirse en el más breve plazo posible.
• Excepción: Inciso 2°.
• En caso de condena, se debe resolver también sobre las circunstancias
modificatorias de responsabilidad penal.

6.f. PLAZO DE REDACCIÓN – Al pronunciarse sobre la absolución o condena el


Tribunal podrá diferir la redacción del fallo y, en su caso, la determinación de la pena
hasta por un plazo de 5 días, fijando la fecha de la audiencia en que tendrá lugar la
lectura.

• Sanción 1: Disciplinaria. Se cita a otra audiencia de lectura de sentencia, con un


plazo adicional muy breve, según lo indica el art. 344.
• Sanción 2: Nulidad del juicio y sanción disciplinaria. Excepción: Cuando la
sentencia sea absolutoria, pero se conserva sanción disciplinaria.

6.g. POSIBILIDAD DE CITAR A UNA AUDIENCIA CON EL FIN DE ABRIR DEBATE SOBRE
LOS FACTORES RELEVANTES PARA LA DETERMINACIÓN Y CUMPLIMIENTO DE LA PENA – Art.
345.
6.h. AUDIENCIA DE LECTURA DE SENTENCIA – Art. 346: Es a partir de este momento
en que la sentencia se entiende notificada a todas las partes, aún cuando no asistieren a la
misma.

6.i. SENTENCIA ABSOLUTORIA – Alzamiento inmediato de medidas cautelares


personales.

6.j. SENTENCIA CONDENATORIA – Fijará las penas y se pronunciará sobre la


eventual aplicación de alguna de las medidas alternativas a la privación o restricción de
libertad previstas en la ley – En lo demás: Art. 348.

6.k. PRONUNCIAMIENTO SOBRE LA DEMANDA CIVIL – Art. 349.

VII. LOS RECURSOS.

7.a. CUESTIONES FUNDAMENTALES – BASES16: A modo de resumen puede señalarse


lo que sigue:

• Disminuye el número de recursos.


• Desaparece la doble instancia como objetivo del sistema de recursos.
• Se concibe el recurso como medio de impugnación a solicitud de la parte
agraviada y no como mecanismo jerárquico para corregir los errores de los
tribunales inferiores.

7.b. FACULTAD DE RECURRIR – Art. 352: Lo pueden hacer el Ministerio público, y


los demás intervinientes agraviados por alguna resolución.

• Sólo por los medios y en los casos expresamente establecidos en la ley.

7.c. AUMENTO PLAZOS – Art. 353.

7.d. RENUNCIA Y DESISTIMIENTO – Art. 354.

• Norma especial: El defensor no podrá renunciar a la interposición de un


recurso, ni desistirse de los recursos interpuestos, sin mandato expreso del
imputado.

7.e. EFECTO INTERPOSICIÓN – No suspenderá la ejecución de la decisión.

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Quien desee estudiar el tema con mayor detalle, revisar Carocca, Alex, y otros, Op. Cit., pp. 306 a 311.
• Excepción: Caso en que se impugne una sentencia definitiva condenatoria o que
la ley disponga expresamente lo contrario.

7.f. NO PODRÁ SUSPENDERSE LA VISTA DE UN RECURSO PENAL POR FALTA DE


JUECES QUE PUDIEREN INTEGRAR LA SALA – Art. 356. Otros casos: Art. 357.

7.g. REGLAS GENERALES VISTA RECURSOS – Art. 358.

• Se efectuará en una audiencia pública.


• La falta de comparecencia de uno o más recurrentes a la audiencia dará lugar a
que se declare el abandono del recurso respecto de los ausentes.
• La incomparecencia de uno o más de los recurridos permitirá proceder en su
ausencia.
• La audiencia se inicia con el anuncio, y luego, sin mediar relación, se otorga la
palabra a el o los recurrentes para que expongan los fundamentos del recurso,
así como las peticiones concretas que formularen.
• Luego se permite intervenir a los recurridos y finalmente se volverá a ofrecer la
palabra a todas las partes con el fin de que formulen aclaraciones respecto de
los hechos o de los argumentos vertidos en el debate.
• En cualquier momento, cualquier miembro del Tribunal podrá preguntar a los
representantes de las partes o pedirles que profundicen su argumentación o la
refieran a algún aspecto específico de la cuestión debatida.
• Concluido el debate, el Tribunal pronuncia sentencia de inmediato o, si no es
posible, en un día y hora que dará a conocer a loas intervinientes en la misma
audiencia.
• La sentencia será redactada por el miembro del Tribunal colegiado que éste
designare y el voto disidente o la prevención, por su autor.

7.h. PRUEBA RECURSOS – EN EL RECURSO DE NULIDAD SE PUEDE, sobre las


circunstancias que constituyeren la causal invocada – Art. 359.

• Debe haberse ofrecido en el escrito de interposición del recurso.

7.i. DECISIÓN DE LOS RECURSOS – Art. 360. De este artículo me permito destacar el
inciso final que prohibe la reformatio in peius17.

7.j. REGLAS SUPLETORIAS A REGLAS DEL LIBRO III – LAS DEL TÍTULO III DEL LIBRO II
CPP.

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Merece la pena comparar esta norma con la del art. 548 i.1 del CPP antiguo, a fin de darse cuenta del radical
cambio que trae aparejado el nuevo sistema de recursos.
7.k. RECURSO DE REPOSICIÓN – Arts. 362 y 363, dependiendo de si la resolución se
dicto fuera o en audiencia oral. Me remito al texto legal.

7.l. RECURSO DE APELACIÓN.

• Son INAPELABLES las resoluciones dictadas por un Tribunal de JO en lo penal.


• Las resoluciones dictadas por el Juez de garantía son APELABLES, salvo los
casos del art. 370.
• Plazo de interposición en los casos que procede: Dentro de los 5 días siguientes
a la notificación de la resolución que se impugna.
• Forma: Por escrito, con indicación de los fundamentos y de las peticiones
concretas que se formularen.
• Efectos: En el sólo efecto devolutivo, salvo los casos en que la ley señale
expresamente lo contrario.

VIII. RECURSO DE NULIDAD.

8.a. CONCEPTO: Es aquel que se concede PARA INVALIDAR EL JO Y LA SENTENCIA


DEFINITIVA, O SOLAMENTE ÉSTA, por las causales expresamente señaladas en la
ley.

8.b. CAUSALES: Art. 373 y 37418.

• Cuando, en la tramitación del juicio o en el pronunciamiento de la sentencia, se


hubieren INFRINGIDO SUSTANCIALMENTE derechos o garantías asegurados por
la Constitución o por los Tratados internacionales ratificados por Chile que se
encuentren vigentes.
• Cuando, en el pronunciamiento de la sentencia, se hubiere hecho ERRÓNEA
APLICACIÓN DEL DERECHO que hubiere influido SUSTANCIALMENTE en lo
dispositivo del fallo. Esta norma debe relacionarse con el art. 375 que se ocupa
de los defectos o errores de la sentencia recurrida que no influyen en lo
dispositivo, y por lo mismo NO CAUSAN NULIDAD.
• MOTIVOS ABSOLUTOS: Art. 374. En estos casos el juicio y la sentencia serán
siempre anulados.

8.c. FORMA, PLAZO Y REQUISITOS DE INTERPOSICIÓN: Por escrito, dentro de los 10


días siguientes a la notificación de la sentencia definitiva, ante el Tribunal que
hubiere conocido del JO. Si la infracción invocada se refiere a una ley que regule el
procedimiento, el recurso sólo será admisible cuando quien lo entable lo hubiere

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Nótese que estas causales reflejan la moderna concepción que se tiene respecto a la nulidad, en cuanto a que
esta sanción debe estar reservada a aquellos casos en que exista infracción de garantías procesales.
“preparado”, esto es, hubiere reclamado oportunamente del vicio o defecto (Art.
377). En el escrito del recurso se consignarán los fundamentos del mismo y las
peticiones concretas que se sometieren al fallo del Tribunal (Art. 378). Si se apoya
en varias causales, cada motivo d nulidad deberá ser fundado en forma separada.

8.d. TRIBUNAL COMPETENTE: Dependiendo de la causal de que se trate, el


conocimiento y fallo del recurso corresponderá a la Corte Suprema o la respectiva
Corte de Apelaciones – Art. 376.

8.e. EFECTOS DE LA INTERPOSICIÓN:

• Suspende los efectos de la sentencia condenatoria recurrida. En lo demás rige el


art. 355.
• Interpuesto el recurso ya no podrán invocarse nuevas causales. Excepción:
Nulidad de oficio (Sólo causales del art. 374).

8.f. ADMISIBILIDAD – Arts. 380 a 383.

8.g. FALLO: Se debe fallar dentro de los 20 días siguientes a la fecha en que
hubiere terminado de conocer de él.

• Debe exponer los fundamentos que sirven de base a su decisión.


• Debe pronunciarse sobre las cuestiones controvertidas.
• Si acoge el recurso, puede limitarse a la causal o causales que le hubieren sido
suficientes.
• Debe declarar si es nulo o no el JO y la sentencia definitiva recurridas, o sólo lo
es la sentencia en los casos que señala el art. 385. En los demás casos, el fallo
que acoge el recurso anula sentencia y JO, debiendo determinar el estado en
que hubiere de quedar el procedimiento y ordenará la remisión de los autos al
Tribunal no inhabilitado que corresponda, para que éste disponga la realización
de un nuevo JO.

8.h. NO PROCEDE RECURSO CONTRA LA RESOLUCIÓN QUE FALLE RECURSO DE


NULIDAD, SIN PERJUICIO DE LA REVISIÓN DE LA SENTENCIA CONDENATORIA FIRME
QUE VEREMOS EN SEGUIDA.

• Tampoco es recurrible la sentencia que se dicte en el nuevo JO que se realice,


salvo que sea un fallo condenatorio, y el anulado hubiere sido absolutorio. En
tal caso procede el recurso de nulidad conforme a las reglas vistas.

IX. EJECUCIÓN DE LAS SENTENCIAS – Me remito a los arts. 466 y siguientes.


X. REVISIÓN DE LAS SENTENCIAS FIRMES.
FIRMES

10.a. Casos en que procede: Art. 473.

10.b. Plazo y titulares: Art. 474.

10.c. Efectos interposición de la “solicitud”19: Art. 477.

• No suspende el cumplimiento de la sentencia.


• Excepciones: Que el fallo imponga la pena de muerte, o el Tribunal (Corte
Suprema) lo estime conveniente.

10.d. DECISIÓN – Art. 478.

• Si la Corte acoge la solicitud, debe declarar la nulidad de la sentencia.


• Si resulta de los antecedentes fehacientemente acreditada inocencia del
imputado, además debe dictar, sin necesidad de nueva vista, pero
separadamente, la sentencia de reemplazo que corresponda.
• Puede pronunciarse sobre la procedencia de la indemnización del Art. 19 N°7
letra i) de la CP.
• Efectos: Art. 479.

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Pues técnicamente no se trata de un recurso.

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