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RITOS INICIALES

Sacerdote: En el nombre del Padre, y


del Hijo, y del
Espíritu Santo.
Todos: Amén.
Sacerdote: El Señor esté con ustedes.
Todos: Y con tu Espíritu.
Monición de entrada
Queridos N. y N. la Iglesia participa de su alegría y los recibe
cordialmente junto con sus padres y amigos, en el día en que
van a unir para siempre sus vidas delante de Dios, nuestro
Padre. Que el Señor los escuche en este día de gozo para
ustedes; les otorgue su bendición celestial y los proteja. Que
les conceda los deseos de su corazón y atienda todas sus
peticiones.
Oración colecta
Oremos.
Escucha nuestras súplicas, Señor, derrama tu
gracia sobre estos hijos tuyos, que se unen junto
a tu altar, y hazlos fuertes en la mutua caridad.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es
Dios por los siglos de los siglos.
R. Amén.

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LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Tobías (8, 4-8)

La noche de su boda, Tobías se levantó y le dijo a Sara:


“¡Levántate, hermana! Supliquemos al Señor, nuestro Dios,
que tenga misericordia de nosotros y nos proteja”. Se levantó
Sara y comen aron a suplicar al Señor que los protegiera,
diciendo: “Bendito seas, Dios de nuestros padres y bendito sea
tu nombre por los siglos de los siglos. Que te bendigan los
cielos y todas tus creaturas por los siglos de los siglos. Tú
creaste a Adán y le diste a Eva como ayuda y apoyo, y de
ambos procede todo el género humano. Tú dijiste: ‘No es
bueno que el hombre esté solo. Voy a hacer a alguien como él,
para que lo ayude”.
“Ahora, Señor, si yo tomo por esposa a esta hermana mía, no
es por satisfacer mis pasiones, sino por un fin honesto.
Compadécete, Señor, de ella y de mí y haz que los dos juntos
vivamos felices hasta la vejez” los dos dijeron: “Amén,
amén”.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL Sal 144


R. El Señor es bueno con todos

El Señor es clemente y bondadoso,


lento al enojo y lleno de ternura;
bueno es el Señor para con todos,
cariñoso con todas sus creaturas.

R. El Señor es bueno con todos


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Que te alaben, Señor, todas tus obras
Y que todos tus fieles te bendigan.
Todos vuelven sus ojos hacia ti
y les das, a su tiempo, la comida.

R. El Señor es bueno con todos

Siempre es justo el Señor en sus designios


y están llenas de amor todas sus obras.
No está lejos de aquellos que lo buscan
muy cerca está el Señor de quien lo invoca.

R. El Señor es bueno con todos

SEGUNDA LECTURA
Lectura la primera carta del apóstol San Pablo a los
corintios (12, 31-13, 8)

Hermanos: Aspiren a los dones de Dios más excelentes. Voy a


mostrarles el camino mejor de todos. Aunque hablara las
lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, no
soy más que una campana que resuena o unos platillos que
aturden. Aunque tuviera el don de profecía y penetrara todos
los misterios, aunque yo poseyera en grado sublime el don de
ciencia y mi fe fuera tan grande como para cambiar de sitio
las montañas, si no tengo amor, nada soy. Aunque yo
repartiera en limosna todos mis bienes y aunque me dejara
quemar vivo, si no tengo amor, de nada me sirve.

El amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene


envidia; el amor no es presumido, ni se envanece; no es
grosero ni egoísta; no se irrita ni guarda rencor; no se alegra
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con la injusticia, sino que goza con la verdad. El amor
disculpa sin límites, confía sin límites, espera sin límites,
soporta sin límites. El amor dura por siempre.

Palabra de Dios

EVANGELIO
Lectura del Santo Evangelio según San Juan (2. 1-11)

En aquel tiempo, se celebraron unas bodas en Caná de


Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue
invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de
Jesús le dijo: «No tienen vino.» Jesús le respondió: «Mujer,
¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado
todavía.» Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo
que él les diga.»
Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de
purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada
una. Jesús dijo a los sirvientes: «Llenen de agua estas tinajas.»
Y las llenaron hasta el borde. «Saquen ahora, agregó Jesús, y
lleven al encargado del banquete.» Así lo hicieron.
El encargado probó el agua cambiada en vino y como
ignoraba su o rigen, aunque lo sabían los sirvientes que habían
sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: «Siempre se sirve
primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae
el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen
vino hasta ahora.»
Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná
de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron
en él.

Palabra del Señor.


Homilía

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CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO

Monición

Queridos hermanos: Estamos aquí, junto al altar, para que


Dios garantice con su gracia la voluntad de ustedes de
contraer Matrimonio ante el ministro de la Iglesia y la
comunidad cristiana ahora reunida. Cristo bendice
copiosamente su amor conyugal, y él, que los consagró un día
con el santo Bautismo, los enriquece hoy y les da fuerza con
un Sacramento peculiar para que los guardes mutua y perpetua
fidelidad y puedan cumplir las demás obligaciones del
Matrimonio. Por tanto, ante esta asamblea, les pregunto sobre
su intención.

ESCRUTINIO
 N. y N., ¿vienen a contraer Matrimonio sin ser
coaccionados, libre y voluntariamente?

R. Sí, venimos libremente.

 ¿Estáis decididos a amarse y respetarse mutuamente,


siguiendo el modo de vida propio del Matrimonio,
durante toda la vida?

R.Sí, estamos dispuestos.


 ¿Estáis dispuestos a recibir de Dios responsable y
amorosamente los hijos, y a educarlos según la ley de
Cristo y de su Iglesia?

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R. Sí, estamos dispuestos.

Consentimiento

Así pues, ya que quieren contraer santo Matrimonio, unan


sus manos y manifiesten su consentimiento ante Dios y su
Iglesia.
Se dan la mano derecha.

El esposo dice:

Yo, N., te recibo a ti, N., como esposa y me entrego a ti,


y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la
salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los
días de mi vida.
La esposa dice:

Yo, N., te recibo a ti, N., como esposo y me entrego a ti,


y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la
salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los
días de mi vida.

Confirmación del consentimiento


El Señor confirme con su bondad este
consentimiento de ustedes que han
manifestado ante la Iglesia
y les otorgue su copiosa bendición.
Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

Sacerdote: Bendigamos al Señor.

Todos: Demos gracias a Dios.

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Bendición y entrega de los anillos
El sacerdote dice:

El Señor bendiga estos anillos que


van a entregarse uno al otro en señal
de amor y de fidelidad.

R. Amén
El esposo introduce en el dedo anular de la esposa el anillo a ella destinado
diciendo:

N., recibe esta alianza, en señal de mi amor y fidelidad a ti. En


el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
La esposa introduce en el dedo anular del esposo el anillo a él destinado
diciendo:

N., recibe esta alianza, en señal de mi amor y fidelidad a ti. En


el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Oración de los fieles


Celebrante:
Hermanos: Invoquemos confiadamente a Dios nuestro
Padre, autor de todos los bienes y pidámosle por los
nuevos esposos N. y N., y por las necesidades de todos los
hombres.

Después de cada petición responderemos: Te rogamos,


óyenos.

1. Para que N. y N. que acaban de celebrar con gozo su


Matrimonio, se mantengan siempre firmes en la fidelidad y
constantes en el amor mutuo, roguemos al Señor. R/. Te
rogamos, óyenos.
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2. Para que, sepan amarse como Cristo ama a su Iglesia y
estén siempre dispuestos a ayudarse y honrarse mutuamente,
roguemos al Señor. R/. Te rogamos, óyenos.

3. Para que el Señor les conceda acierto en la educación de


sus hijos, y sabiduría para administrar su hogar, roguemos al
Señor. R/. Te rogamos, óyenos.

4. Para que el Señor bendiga a la Iglesia, sea fuerza y


consuelo de las familias que sufren a causa de las
enfermedades o desavenencias y acoja en su reino a los que ya
han abandonado este mundo, roguemos al Señor. R/. Te
rogamos, óyenos.

Celebrante:
Escucha, Señor, nuestras oraciones
y derrama con abundancia tus dones
sobre los esposos N. y N.; aparta de
ellos todo mal y haz que vivan felices
bajo tu protección.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.

LITURGIA EUCARÍSTICA
Pan

Bendito seas, Señor, Dios del universo por este pan,


fruto de la tierra y del trabajo del hombre que recibimos de tu
generosidad y ahora te
presentamos, él será para nosotros pan de vida.

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Vino

Bendito seas, Señor, Dios del universo por este vino,


fruto de la vid y del trabajo del hombre
que recibimos de tu generosidad y ahora te
presentamos, él será para nosotros bebida de salvación.
Luego el presidente prosigue:

Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de


ustedes, sea agradable a Dios, Padre
todopoderoso.
El pueblo responde:
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para
alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien
y el de toda su santa Iglesia.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, el sacrificio que te ofrecemos por éstos


que hoy se unen en santo Matrimonio y, ya que los
has bendecido, guárdalos en tu amor.
Por Jesucristo nuestro Señor.

PLEGARIA EUCARÍSTICA PREFACIO


DEL MATRIMONIO

V./ El Señor esté con ustedes.


R./ Y con tu Espíritu.

V./ Levantemos el corazón.


R./Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V./Demos gracias al Señor, nuestro Dios.


R./ Es justo y necesario.

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En verdad es justo y necesario es nuestro
deber y salvación darte gracias siempre y
en todo lugar, Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Que, con el yugo suave del amor y el vínculo


indisoluble de la unidad, hiciste más fuerte la alianza
nupcial, para que aumenten los hijos de tu adopción
por la honesta fecundidad de los esposos.

Tu providencia, Señor, y tu amor lo dispuso así


de modo tan admirable, que el nacer llena la
tierra y el renacer aumenta tu Iglesia, por Cristo,
Señor nuestro.

Por eso, nosotros, reunidos en esta asamblea


festiva, y unidos a los ángeles y a los santos,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:

S anto eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus


criaturas, ya que, por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la
fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y
congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor
un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el
ocaso.
Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:

P or eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el


mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti,

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Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz
conjuntamente, diciendo:
de manera que sean Cuerpo y + Sangre de
Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro,
Junta las manos.
que nos mandó celebrar estos misterios.
En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse con
claridad, como lo requiere la naturaleza de éstas.

Porque él mismo, la noche en que iba a ser entregado,


Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan, y dando gracias te bendijo,
lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.

T omen y coman todos de él, porque esto es mi


Cuerpo, que será entregado por ustedes.
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo
adora haciendo genuflexión.
Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:

tomó el cáliz, dando gracias te bendijo, y lo pasó


a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.

T omen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi


Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será
derramada por vosotros y por todos los hombres para el
perdón de los pecados.
Hagan esto en conmemoración mía.
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Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora
haciendo genuflexión.
Éste es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando:

Anunciamos tu muerte, proclamamos tu


resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
Después el sacerdote con las manos extendidas, dice:

Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la


pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección y
ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa,
te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y
santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y
reconoce en ella la Víctima por cuya inmolación quisiste
devolvernos tu amistad, para que, fortalecidos con el
Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu
Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo
espíritu.
Que él nos transforme en ofrenda
permanente, para que gocemos de tu heredad
junto con tus elegidos: con María, la Virgen
Madre de Dios, su esposo San José, los apóstoles
y los mártires,
[san N.: santo del día o patrono] y todos los
santos, por cuya intercesión confiamos obtener
siempre tu ayuda.

Te pedimos, Padre, que esta Víctima de


reconciliación traiga la paz y la salvación al
mundo entero.
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Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia,
peregrina en la tierra: a tu servidor, el Papa N.,
a nuestro Obispo N., al orden episcopal, a los
presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo
redimido por ti. Ayuda a tus hijos N. y N., que
en Cristo hoy han fundado una nueva familia,
Iglesia doméstica y sacramento de tu amor,
y concédeles que la gracia de este día se prolongue
a lo largo de toda su vida.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has


congregado en tu presencia.

Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus


hijos dispersos por el mundo.

A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en


tu amistad recíbelos en tu reino, donde esperamos
gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria,
Junta las manos.

por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo


todos los bienes.
Toma la patena, con el pan consagrado, y el cáliz y, sosteniéndolos elevados,
dice:

Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente,


en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda
gloria por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
Amén.

RITO DE LA COMUNIÓN
Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el sacerdote, con las manos
juntas, dice:
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones
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con el Espíritu Santo que se nos ha dado; digamos con fe y
esperanza:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu


Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en
la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada
día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la
tentación, y líbranos del mal.

Bendición nupcial
Dicho el Padre nuestro y omitiendo Líbranos de todos los males, el sacerdote,
de pie y vuelto hacia los esposos, invoca sobre ellos la bendición de Dios, lo
cual nunca se omite.
El sacerdote, con las manos juntas, invita a los presentes a orar con estas
palabras:

Invoquemos, hermanos, sobre estos esposos la


bendición de Dios para que proteja con su auxilio a
quienes ha unido en el sacramento del Matrimonio.
Todos, durante un espacio de tiempo, oran en silencio . Luego el sacerdote, con
las manos extendidas sobre los esposos, continúa:

Padre santo, autor del universo, que creaste al hombre y la


mujer a tu imagen, y has bendecido la unión matrimonial.
Te rogamos humildemente por estos hijos tuyos que hoy
se unen en alianza de bodas.

Descienda, Señor, sobre esta esposa N. y sobre su


esposo N. tu abundante bendición, y que la gracia
de tu Espíritu Santo inflame desde el cielo sus
corazones, para que en el gozo de su mutua entrega
se vean rodeados de hijos, riqueza de la Iglesia.

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Que en la alegría te alaben, Señor, y en la tristeza te busquen;
en el trabajo encuentren el gozo de tu ayuda y en la necesidad
sientan cercano tu consuelo; que participen en la oración de
tu Iglesia, y den testimonio de ti entre los hombres; y,
después de una feliz ancianidad, lleguen al reino de los cielos
con estos amigos, que hoy les acompañan.
Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén.
A continuación, omitiendo la oración Señor Jesucristo, el sacerdote dice:

La paz del Señor esté siempre con ustedes

El pueblo responde:

Y con tu espíritu.
El sacerdote añade:

Dense fraternalmente la paz.

Oración después de la comunión


Oremos.

Por medio de este sacrificio, Señor, guarda en tu providencia


y haz vivir en un mismo amor a quienes has unido en santo
Matrimonio y alimentado con un mismo pan y un mismo
cáliz. Por Jesucristo nuestro Señor.

RITO DE CONCLUSIÓN
El sacerdote extiende las manos hacia el pueblo y dice:

El Señor esté con ustedes.


El pueblo responde:
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Y con tu espíritu

Bendición solemne

Nuestro Señor Jesucristo, que santificó con su presencia las


bodas de Caná, les conceda a ustedes, y a sus familiares y
amigos, su bendición.
R. Amén.

Nuestro Señor Jesucristo, que amó a su Iglesia hasta el


extremo, les conceda amarse el uno al otro de la misma
manera.

R. Amén.

Nuestro Señor Jesucristo les conceda ser testigos fieles de


su resurrección en el mundo y esperar con alegría su venida
gloriosa.

R. Amén.
Y, a continuación, añade:

Y a todos ustedes, que están aquí presentes, les bendiga


Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
El Pueblo responde:

Amén.
El sacerdote añade:

Pueden ir en paz.

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