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Colección de Autos de Fe celebrados por la I iqu sición ds Córdoba

٠ ‫!؟‬

P recio e se ta ٠
COLECCION
DE LOS

C E L E B‫؛‬R A D O S
por el Tribunal de la Inquisición
de ord.
C
ANOTADOS Y DADOS A LUZ EN 1836
POR ٠

el Lie. Gaspar Matute


y Luquin.

MADRID
IMPRENTA DE DOMINGO BLANCO.-LIBERTAD, 31
DEDICATORIA
Higo la de esta edición, reproducida de la que el
afío 1836 publicó en Córdoba el Licenciado Gaspar
M.tute y Luquín, á los per ódicos clericales que en
1912 se atreven á decir que los sentenciadas por la
inquisición fueron, en su mayoría, asesinos, ladrones
de iglesias} adúlteros, alcahuetes, bandidos y trai­
dores> ١mentira tan descarada como la de afirmar que
debieron ser tan pocos los condenados y ejecuta­
dos por herejía, que podrían contarse por los de­
dos de la mano, siendo así que la Inquisición se es­
tableció para entender solamente en cosas de he­
rejía, por más que luego ampliara su intervención á
los delitos de blasfemia heretical, brujería, hechice­
ría, vana observancia, nigromancia, solicitación de
la confesión, poligamia y sodomía, pero á n:ngún
delito ni crimen más.
Si en muchas ocasiones se prestaron los inquisi­
dores á secundar las venganzas personales y políti­
cas de los reyes, fué siempre haciendo á las vícti­
mas cargos que pudieran rozarse de cerca ó de le­
jos con la herejía.
Conste, pues, que es falso lo de que la mayor
parte de los procesados por la Inquisición fuesen
condenados como reos de ciímenes comunes; lo
fueron por causas puramente religiosas.
J osé N ákens
Abril 1912.
U E u ro p e fut un cham p de m assacre et d ’ horreur:
E t 1١ o rth o d o x e m em e, aveugle en sa fureur.
D e tes dogm es tro m p e u rs n o u rrissan t son idée,
O ublia la d o u ceu r aux chrétiens com m andée;
E t crut, p o u r v en g er D ieu d e ses fiers ennem is,
T out ce que D ieu défend légitim e et perm is.
Au signal to u t‫־‬â‫־‬coup donné p o u r le carnage,
Dans les villes, p ar-to u t, th é â tre s d e le u r rage,
Cent m ille faux zélés, le fer en m ain courants,
A llèren t a tta q u e r leurs amis, leu rs p aren ts,
E t, sans distinction, dans to u t sein h é ré tiq u e
Pleins d e jo ie enfoncer un poignard catholique:
Car quel lion, quel tigre, égale en cru au té
U ne injuste fu reu r q u ٠ arm e la piété?

B o ile a tt D e s p r é a u x , s a t . x i i .
sur l} eqmvoque.
PROLOGO
Habiendo llegado á mis manos algunos apuntes
de varios autos de fe celebrados por el tribunal de
la Inquisición de esta ciudad, se me ocurrió, el pen­
samiento de hacer una colección de ellos, colocán­
dolos según el orden de los tiempos; mas al ver que
para esto me faltaban muchos, principié á hacer efi­
caces diligencias para encontrarlos, aunque con al­
guna desconfianza de conseguirlo por lo raros que
se han hecho varios de los impresos que echaba de
menos, y no tener á donde recurrir para hacerme
con otros que sólo existen manuscritos, sin que
se hayan vulgarizado. Deseoso de conseguir mi in­
tento, y no habiendo perdonado investigación al­
guna, lie llegado á reunir, sino t .dos, al menos la
mayor y más notable parre de ellos.
Hecha la colección, creí muy á propósito ponerle
notas que, ó aclarasen el texto, ó lo hiciesen ,más
ameno y entre tenido, no siendo <tro el ob.ero de
la pub'icación de este escrito que proporcionar al­
gún pasatiempo con sucesos ocurridos en nuestra
Córdoba, al paso que se contribuye á dar idea de
los procedimientos de la Inquis ción y de Jas absur­
das y ridículus creencias que corrían s،n oposición
en las épocas á que los autos se refieren; con cuya
lectura no se podrá menos de notar la diferencia
que existe entre aquellos tiempos y los que ahora
alcanzamos.
Para completar la historia de la Inquisición de
Córdoba bastaría solamente hacer relación de los
alborotos, disturbios y desafueros á que dió ocasión
ó cometió en esta ciudad el llamado Sa^to Oficio, á
causa de sus continuos choques y competencias con
la legítima jurisdicción eclesiástica, que sostenía
prevalido de sus ilimitadas y casi soberanas facul­
tades. ¡Enorme abuso y monstruosidad chocante,
que un tribunal intruso (1), injerto en la potestad
judicial de la Iglesia, sostenido á costa de las facul­
tades que á ésta se habían injustamente cercenado,
aspirase á sobreponerse á la misma autoridad de
que dimanaba, dando tantas veces el escandaloso
espectáculo de oponerse á la jurisdicción ordinaria,
y aun de hollarla! Si yo hubiera de completar el
cuadro, traería á la memoria, entre otros, los inau­
ditos procederes y furores del perverso inquisidor
Diego Rodríguez Lucero, que en 1510 vino á nues­
tra patria para ajar, tiranizar y perseguir á la ma­
yor y más calificada parte de su vecindario, sólo
con el fin de adquirir nombre de riguroso y hacer
méritos en su carrera, poniendo la ciudad á pique
de un desaforado tumuito, con escándalo de toda
Andalucía y conmoción de toda España; haría men­
ción del atentado del tribunal, cuando en 18 de Sep­
tiembre de 1609 atropelló al provisor del obispo
D. Fr. Diego Mardones, Pedro Fernández de Man­
cilla, que acometido en el mismo palacio episcopal,

(1) Dice un escritor que aunque los obispos son por dere­
cho divino los inquisidores ordinarios, se sacó del lado de aqué­
llos la costilla del Santo Oficio para que fuese su ayuda, así
como Dios sacó á la m ujer de la costilla de Adán. Nuestros
lectores ju zg a rán si la com paración es á propósito para apoyar
la doctrina; si no lo es, está tomada, al menos, de la Sagrada
E scritura.
si escapo de las manos de los esbirros del Santo
Oficio, como algunos dicen, y no llegó á estar preso,
como otros aseguran, fué sacrilegamente herido; y
de otros muchos acaecimientos ruidosos que refie­
ren las memorias de Córdoba, y no les será difícil
hallar, á los que deseen tener noticia de los servi­
cios que el tribunal de la Inquisición ha hecho á la
Iglesia y al Estado, no siendo el menor de ellos el
sostener y confirmar con sus ridículos procederes
las creencias absurdas y las preocupaciones del
vulgo. ٠ 7 P P
CO LEC C IO N
de los Autos de Fe celebrados
EN

CÓRDOBA

El tribunal de la Inquisición se estableció en esta


ciudad en 1482 á solicitud de su obispo D. Fr. Alon­
so de Burgos, y fueron los primeros inquisidores el
B٢. Antón Ruiz de Morales, Chantre; el Dr. Pedro
Martínez de Barrio y el Br. Alvar González de Ca­
pillas, canónigos, y Fr. Martín Cazo, guardián del
convento de San Francisco.
El año 1483 se celebró en Córdoba el primer
Auto de Fe por el tribunal de la Inquisición en el con­
vento de los Mártires, del orden de San Benito, con
asistencia del Cabildo eclesiástico, cruces de las pa­
rroquias y clerecía, en el cual salió con insignias de
hereje, una mujer, manceba del tesorero Pedro Fer­
nández de Alcaudete. la cual fué condenada al fue­
go y relajada al brazo seglar.
Después fué preso el tesorero por el alguacil
mayor de la Inquisición, á quien resistieron con
‫! ﺀا‬

‫־‬ 14-
mano aricada .los criados de aquél, de los cuales
un‫ ؟‬mato al ‫ ؛‬Iguacil: los ministros del tribunal qUe
!٥ acompgflaban) acometieron al tesorero, y! Ssegu
‫ ؟‬ndolo, á empellones y Cintarazos lo condujeron á
as cárceles del Santo Oficio, donde se m3ntuvo!
hasta el ‫ ؛‬abado 2‫ ؟‬de Febrero de 1484 en gue fUe
.sacadoal aoto publico
La noche d‫ ؟‬l 27 de dicho mes se toco a anto en
‫ ؛ ﻗﻞ‬antaiglesia catedral,' y al día siguiente por la
nafiana salieron los inquisidores en OrocesioO coO¡
cabildo edesiastirnve). negro, acompañados del
٥ b‫ ״‬eclesiástico, gran p d٠‫ ؛‬rte de la clerecía de
So٠‫ك‬
‫ى‬ r‫؛؛‬ba)
‫(ئ‬a٥
٩‫وﻻ‬
‫ ة‬habí
había.ven ‫ ؟‬. ‫ﺣﻪ‬
venido paraa ‫ق‬‫جل‬٣ la
hacer ‫ ؟‬٠degradación
‫ا ؛ ؟ آ ؛ ؛ ؛‬٠
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del tesor‫ ؟‬ro por es‫؛‬ar va‫ ؟‬ante la mitra), llevando á
este con insignias de relajado: á sus lados iban doS
‫ ؟‬i ،. ٠٥٥Inquisición y un religioso que lo es de 1٥
coltaba. ٩
. Dirigióse la procesión al convent'o de San Fran -
‫ ؟‬SCO, ‫ ؟‬0‫ ؟‬de se había levantado un vistoso tallado
‫ إم‬٩‫ﺣﺄ‬todos ‫ق‬ ٠‫ ^ ل^^ﺣﺄﻷ‬colocándose eltesore^o^n
habla :un altar
habla ‫؛أأل‬٠bastante
‫؛؛‬٢‫ ل ﺀﻗ ﺢ‬adornado
‫ك?؛‬
‫ ؛ ذ‬i ‫ﺧﻘﺎةﺀﺀاﺀه‬ ٠‫ﺷﺎئ‬٠٠‫ﺀه‬٠
‫־‬, y en lacredencia

-
Parf ٩‫ ة ﻫﺔﺟﻼ‬٠ ‫؟ةإ‬0٠‫;ﺟﻼؤأ ; ة ة‬
se de pontificial. el sermón, ٩‫ﺣﻼ‬p٢ed‫؟؛‬٥
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sHeTCro5aIreo٥ I 0¿ ‫؟‬íro
leyeron al r‫ ؛‬losl٢ e ‫؛‬seso
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‫ ؛‬. con el que ٠fu é ^ l ‫ ؛‬J‫ ؛ ؛‬o al brazo seglar y ‫ ؟‬-onde
nado á ser quemado vivo. Entonces se le puso una
15

aljuba amarilla con mangas largas, una capilla en


forma de capuz que remataba en una gran borla de
varios colores y un letrero (1) que con caracteres
abultados decía:
«Este ha judaizado.»
y en esta forma y cabalgado en un asno, fué condu­
cido fuera de la puerta de Baeza, en cuyo sitio esta­
ba hincado un palo con un asiento alto donde lo sen­
taron y fijaron con una argolla para prenderle íue-

La causa de haber sido tenido por juidaizante á Pe­


dro Fernández de Alcaudete, se cuenta vulgarmente
de esta manera:
Al tiempo que se celebraba la procesión cíel Jueves
Santo de 1485 para poner al Santísimo en el monu­
mento, observaron algunos que de un zapato del te­
sorero salía sangre de que llevaba todo el pie baña­
do. Avisándoselo, y notando su gran turbación y
que no acertaba á proferir palabra, lo entraron en la
capilla de San Acacio (que desde entonces, según
dicen, se llama de la Sangre) y descalzándole el za­
pato, hallaron en el la sagrada forma que aquella
misma mañana había consagrado. Aprehendido por
el tribunal confesó este delito y otros que había co­
metido y tuvo el fin que acabamos de referir (3).
En 1498 fué preso y conducido á las cárceles del
Santo Oficio el Dr. Gómez Fernández, Maestrees-

(1١
٠R aro disfraz fué el prim ero que usaron los reos del San­
to Oficio; la m oda que. vino después fué un poco m ás regular.
١ (2) Tam bién se lee en docum entos antiguos, que con el t e ­
sorero fue quem ado u n tío suyo, llam ado L uis G arcía.
(3) Si es extraño que este tesorero cayese en la torpe y estra.
vagante ten tació n de ju d a iz a r, tam poco parece te n e r m uchos
visos de verdad el m ilagroso suceso que descubrió su creencia.
Fides sit penes autores.
— 16 —

cuela de la iglesia de Córdoba, por hereje judaizan­


te; y habiendo muerto en la prisión mientras se le
seguía la causa y sido sepultado, después de con­
cluida fué condenado á relajación y salió en estatua
al Auto de Fe celebrado en 7 de Mayo de 1499, la
cual lué quemada con sus huesos en la isla que for­
ma el rio entre los dos primeros molinos por bajo
del puente. P J
El auto posterior á estos de que hemos podido ad­
quirir noticia, se celebró el año de 1536; salió en él
la cé،ebre Magda‫؛‬ena de la Cruz, monja del conven­
to de Santa Isabel de los Angeles, que habiendo sido
٠muy ejemplar en los primeros años de su vida reli­
giosa, llevaaa de la vanidad, y prefiriendo la fama
que podía conseguir por medio de la impostura y de
la hipocresía, al ejercicio de la verdadera virtud mo-
desta y desconocida, se resolvió á tratar con el
demonio para hacer con su ayuda cosas tan estupen­
das que admirasen al mundo y le adquiriesen el
concepto de santa. Los frailes de San Francisco á
quienes estaba sujeto el convento, y las monjas.la
tuvieron^por tal, y publicaron sus virtudes por todas
part s. Creció su fama hasta tal punto, que llegó á los
oídos del emperador Carlos I, el cual ٩e envi?ba las
mantillas de ٥us hijos para que las bendijese. Se le
consultaban por toda clase de personas los negocios
arduos; y los títulos y grandes la visitaban con el
mayor respeto y aprecio y tenían sus cartas por
،!preciabilísimas reliquias. Sucedió que algunos días

Magdalena de Cruz, y habiendo llegado la octava


en que la collación de Santa Marina hacía la proce-
áM agdale^^v JfS mo^ a٥ desde su mirador, vínole
no siéndole posible á causa de la fractura de la pier­
na. dicen que se abrió la pared del aposento que caía
á la plazuela por donde pasaba el Santísimo, al que
adoró dando muestras de extraordinario gozo, con
gran admiración de las monjas que veían un prodi­
gio tan estupendo, como el Señor había obrado en
obsequio de su virtuosa sierva.
Después de esto, no teniendo la pierna mejoría
alguna, antes desesperando los médicos de su cura­
ción y aun de su vida, se halló buena de repente y
se levantó y anduvo como si nada hubiera pade­
cido.
Dícese también que, estando un día el sacerdote
con el Señor en las manos para dar la comunión á
las monjas, se voló la sagrada forma á la boca de
Magdalena de la Cruz con espanto de cuantos lo
vieron, cuyo milagro se repitió algunas veces (1).
F.nalmente, ningún favor de cuantos Dios ha hecho
a los santos dejó de recibir, según parecía.
Las monjas, que ó por estos motivos ó llevadas
de su curiosidad natural la obseivaban de continuo
con el mayor cuidado, atisbaron una noche que es­
taba en su celda con ella un mancebo que le re­
prendía ciertas cosas que contra su gusto practicaba
Migdalena de la Cruz. Escandalizadas las monjas
cuanto se deja entender, de lo que habían visto, des­
pués de haber conferenciado entre sí, determinaron
dar cuenta de lo que pasaba á los inquisidores, que
habiéndola llevado presa y tomándole declaración,
confesó de plano haber tenido pacto con el demo­
nio, que era el joven que venía á visitarla, por cuyo
(X) Es favor de Dios que se han atribuido, no esta sola mon-
3a em baidora, sino o tras m uchas beatas hipócritas, de las que
tuvieron el h onor de sa lir en auto.
— 18 —

medio se habían hecho todos los milagros y mara­


villas que á ella se le atribuían.
Este inesperado suceso sorprendió más que lo
que antes había admirado lo que se contaba de su
extraordinaria virtud, y todos deseaban ver el resul­
tado de su causa.
Magdalena de la Cruz pidió perdón de sus culpas
con gran dolor y arrepentimiento, y así, usando los
inquisidores de su acostumbrada piedad y clemen­
cia, la sacaron en auto con hábito de penitente, soga
, al cuello (no se dice con cuantos nudos) y vela en
la mano. Fué numerosísimo el concurso de gentes
que vinieron de todas paites á presenciar este auto.
Leyóse la causa en que se referían los pecados más
enormes y horrorosos, y fué de gran admiración á
todos que una mujer sin instrucción y de cortos al­
cances, hubiese sabido fraguar tantas supercherías y
tan atroces imposturas, habiendo embaucado con
ellas á toda España. Fué condenada á destierro de
Córdoba por toda su vida, destinada al convento de
Santa Clara de Andújar, donde sirviese en la cocina
sin velo ni voto: se le prohibió comulgar fuera de
las pascuas, y habiendo hecho desde entonces una
vida irreprensible, murió en 1560.
Por estos tiempos se celebró otro auto que se hizo
notable, por haber salido en él una beata de la ciu­
dad de Jaén, llamada Mari-Romera, hija espiritual de
un prior de San Bartolomé de la misma ciudad, por
nombre Gaspar Lucas, que también la acompañó en
Este prior, que había adquirido tanta fama de san­
tidad, que no sólo el pueblo, sino el mismo obispo
D. Francisco Sarmiento tenía por un bienaventurad^
era de los alumbrados que aparecieron en Extrema-’
19

dura en el siglo xvi (1). Confesaba muchas beatas,


pero entre todas prefería á Mari-Romera como aque­
lla que se aventajaba á todas en aprovechamiento.
En efecto, su oración era estática y se estaba en ella
cuatro ó cinco días sin comer ni beber, ni acudir á
las demás necesidades naturales, y según algunos
hasta se elevaba en el aire. Hicieron de orden del
obispo y de la Inquisición varias pruebas para sa­
ber si era cierto su arrobamiento, ya hincándole alfi­
leres de á blanca, ya dándole humo por las narices,
etcétera, y á todo se mostraba insensible, aunque no
dejaba de sentirlo muy bien. Sucedió, pues, para
que se descubriese la fálsedad de su virtud, que co­
mo Gaspar Lucas acostumbrase llevarla la eucaris­
tía á la beata en el pecho, sin luces, y casi sin acom­
pañamiento, y entrase él solo quedándose fuera la
gente, para entregarse después de administrársela á
las mayores torpezas, siempre que había de venir á
verla Gaspar Lucas volvía en sí de su éxtasis la bea-1
(1) Dicen unos que tu v ie ro n principio en 1524, otros que
en 1575; más lo cierto es que á p o o se extinguieron, y v o lv ie ­
ron á dejarse ver en el arzobispado de Sevilla en 1628. F ueron
quemados en el mismo año siete de ellos y desterrados otros,
con lo que se anabó tan extravagante sjcta, cuyos principales
errares consistían en creer que por m edio de la oración su b li­
me á la cual llegaban ellos, a d q u irían un estado tan perfecto,
que ya no necesitaban de sacram entos n i de buenas obras, y
que podían entregarse sin p^car á las acciones más infames.
Fueron sus jefes J u a n V illalpando, n a tu ra l de T enerife y una
carm elita llam ada C atalina de Jesús, que tal vez fueron tam .
5‫؛‬v٠n procesados por la In q u ñ ic ió n de Córdoba, aunque nada
hemos podido saber acerca de esto. Si las causas que c u sto d ia ­
ban en el archivo d e l'tr ib u nal ٠ se hub ieran conservado, p u ­
diéramos ahora ten er m uchas noticias de los alum brados, y
saber los porm enores de sus delitos y extravagancias; pero
en 1820 fueron m andadas quem ar todas por los inquisidores, sin
duda con el objeto de privarnos del gusto de su lectu ra, por lo
que carecemos de estos m ateriales para la h isto ria de los deii
nos del esp íritu hum ano،
ta Mari Romera, cosa que llegó á inspirar sospechas
á todos; pero las que más pronto descubrieron las
imposturas y obscenidades de estos alumbrados, fue­
ron otras beatas que, envidiosas al ver que sólo Mari.
Romera recogía los aplausos de su estupenda vir­
tud, la observaron tan bien, que al fin demostraron su
falsedad y bellaquería. Prendió la Inquisición á una
y otro, y por los medios que tenía á su disposición
este tribunal les hizo confesar sus delitos. Salieron
al auto, en que duró tres horas leer su escandaloso

servir por to^a su vida en el hospital de San Juan


de Dios de Granada (1).
Acerca de estos mismos tiempos fueron, también
-presas y traídas á la Inquisición unas famosas he
chiceras de Mon،illa, llamadas ‫؛‬as Camachas, cuyo
-nombre y fama h.a tran.smitido el vulgo hasta nues
tros oías. La causa de su prisión, que es lo Unico
qu‫ ؟‬de ellas hemos podido averiguar., se lee en un
antiguo manuscrito en los términos siguientes;
(!) ‫ !د‬1‫؛‬cha era ‫؛‬a codicia que tenían en estos tiem pos de p a -
‫ت‬٠‫ث‬٠‫؛“ ؟ ح ء‬،‫ ة‬b ieo q u e d ٠ s ٥r!۶. A hora es m uy al ‫ ؛‬ontra^O ,

¡
‫ئء‬‫ا‬٠;malos
ser ‫ ا ه‬080qniereD
‫ل‬« ‫ا‬6‫« ا ﻟ ﺔ‬p‫ع‬arecer
‫ت؟ ﻳ ﺔ ﯪ‬ ? ‫ﻫﻊ‬٠ ‫ﺋﻌﺲء‬٠٣ ‫ ﺳﺘﺄﻋﻊ‬٠٠ ‫ ءا‬، s‫ﻋﻮه‬
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‫ع‬
‫ ه‬: ‫ ﻋ ﺔﻟ ﺬ‬de
Mezóü deparecer ‫ ذخ‬este caso por ios .años
Dare saufca. Faé Lpo.or?ta
de 1‫ة‬con
‫ آ‬4٠ co
Siendo mancebo D. Alonso de Aguilar (á quien
después sus hazañas hicieron famoso en la historia
de esta provincia), por su ilustre nacimiento, rique­
za y dotes personales, desearon muchas familias de
la primera nobleza enlazarse con él, dándole sus hi­
jas e n matrimonio. Una señora muy principal, que
tenía en esto más decidido empeño, determinó para
conseguir que D. Alonso se. casase con su hija,
hablar á las Camachas, ofreciéndoles que si salan
con su pretensión, ella las había de recompensar ge­
nerosamente. Las Camachas se lo prometieron, y
con este objeto convidaron á D. Alfonso para que
fuese á un jardín donde había de estar la señora con
quien deseaban casarle. Esta, á quien, las Camachas
tenían ya en el sitio aplazado, vió, cuando menos
aguardaba, entrar lozaneando por el jardín un brioso
y arrogante caballo en que habían convertido las
hechiceras á D. Alonso (1), y asustada sobremanera,
como que ignoraba que se había de presentar bajo
٠,‫ ׳‬aquella forma, cayó desmayada al suelo, y no vol­
vió en sí sino á iuerza de muchos remedios, por lo
que no tuvo efecto la entrevista. Desde este suceso
la señora por todas partes principió á quejarse de
las Camachas por el mal rato que le habían hecho
pasar, lo que habiendo llegado á noticia de los in­
quisidores, prendieron á las hechiceras y á D. Alon­
so, que hasta probar su inocencia estuvo en una es­
trecha prisión, y al fin salió de ella apercibido que
por ningún motivo, ni bajo ningún pretexto volvie­
se jamás á tratar con las Camachas.1
(1) ¡Raro capricho para proporcionar la en trev ista y a tra e r
á í). Alonso á sus deseos con v en id o en cabal o para qne suce­
diese lo que suced ó! E stá visto que Jas Cama, has, á pesar de
sus hechicerías, n i te n ían previsión n i eran p ara el caso.
— 22 -

Sucedió, pues, que pasado, algún tiempo se hicie-


S ‫ ؟‬r r‫ ؛‬sfldeStaS٠en Mont‫ ״‬la áque fuer٥n muchos
Agujlar. Algunos de éstos fueron á visitar á las.Ca‫؟‬

٥
machas, y ellas les rogaron que, acabadas las fiestas

,“٠‫״‬
caballeros, y á pesar de su resistencia, á fuerza de per­
suasiones consiguieron llevarlo una noche á casa de

1
esia.declaración judicialmente, y en su consecuencia
se íormó causa al secretario y al portero, y fueron
sentenciados á doscientos azotes y diez años de ga­
leras por haber descubierto el secreto de la Inqui­
sición (1).
En 1596 se hizo en Córdoba un famoso auto del

(i) Al margen, de esta noticia se lee en el m anuscrito que


hemos citado: .E sta s Camachas adem ás de las m aravillas que
hacían, comunes á todas las hechiceras, ten ían gracia espe­
cial para predecir la duración de la vida de las personas y co­
nocer su capacidad in telectu al, determ inando la ciencia ó arte
para que ten ían disposición.» Al leer yo esta n ota dije para mi:
‫؛‬conocer la capacidad intelectual! ¿si será esta habilidad pecu­
lia r de los montillanos?... O sería la penetración de las Garna­
chas como la de cierto catedrático de un sem inario conciliar,
su paisano, el cual, si estaba m uy satisfecho de la filosofía que
sabia y enseñaba, que no era otra que la arábiga perapatica,
juxta inconcussa tuUssimaque D vi Thomce dogmata, lo estaba aun
más de su perspicaz dicernim iento para clasificar la capacidad
de sus discípulos: pero el ta l catedrático, m antenedor de las
quiddidades, reduplicaciones, conversaciones y equipolencias, p ro ­
pagador de las sublim es ideas de la materia prima, y ju ez con­
servador del ente de razón, sabía tan to oe esto de ca ificar t a ­
lentos como de la lengua patagónic . ¿Veía ól algunos de aquel
linaje de talentos estériles, servilm ente dóciles (señal de repro­
bación en el trib u n a l de M inerva) que sólo ten ían capacidad
para re la ta r á coro sendas colum nas atestadas de vaciedades
en lat n rahez y chavacano. ¿Pues no era m enester más para
que los colocase en el predicam ento de em inentes aunque fue­
sen unos zambombos? Descubría otros que, aunque adornados
de despejada com prensión, recto ju icio y sólido discurso, no
sobresalían en el poco envidiable don de re la ta r párrafos psit-
tacorum more? Pues ya no m erecían el concepto n i la estim a­
ción de ta n entendido y perspicaz m aestro. Tal era su criterio
y tal su regla invariable. Sin embargo, algunas veces dejaba
ésta de ten e r uso en obsequio de varios respetillos hum anos; en
efecto, era preciso a g rad ar á algunos amigos sim ples que q u e ­
daban tan contentos y satisfechos con el voto de talen to que
el catedrático daba á su h jo, sobrino ó pupilo, como si éste
fuese prenda segura de estupenda capacidad. En vista de esto,
lo repetimos: ¿s١sería la penetración de las Camachas de Mon-
tilla p ara conocer talentos, á pesar de sus hechizos, como la de
que se ja c ta b a su insigne paisano?
— 24 —

que sólo hemos podido saber que salió penitenciado


en é! el Lxenciado Ribera, célebre abogado de esta
ciudad y un insigue dogmatizante, llamado Abraham
de Porras.
delAuto general de Fe que se celebró en la
ciudad de Córdoba á dos días del mes de Di­
ciembre de este presente año de 1625, por los
señores inquisidores Licenciados D. Damián
de Armenia y Valenzuela,arcediano y canó­
nigo de esta iglesia, D. Juan Ramírez de
iferas, del hábito de Santiago, elD r. D. Cris­
tóbal de Mesa Cortés, canónigo de la misma
Santa Iglesia, inquisidores apostólicos de la
mismaciudad (1 ).

Por ser tanto lo que hay que decir acerca de. los
reos y sentencias de este Auto de la fe, que se cele­
bró por los Sres. inquisidores de Córdoba, no daré
cuenta de esta relación del grandioso acompaña­
miento con que se celebró, martes 2 de Diciem­
bre. Basta que acabado el sermón que predicó el
M. R, P. Fr. Juan de Arrióla, provincial de Santo Do-

(1) E cribió este auto el Lie. Ju a n P a qz, de Valenzuela.


— 26 —

-mingo en esta provincia de Andalucía, se comenza


:ro^á leer las sentencias por el orden Siguiente
Domingo García Serrano, y María RdrrguCz su
mujer, potugueses, yecinos de Linares, judCs, he-
[‫؟‬jes. apostatas, judaizantes en la ley dC WoiséS ha‫״‬
y bito y cárcel pOr dos afios. ٥ ‫ﻵ‬ '
María García, doncella, pija del dicho Domingo
García Serrano, vecinos de Lí‫ ؟‬ares^ judia, here‫ ؛‬,e
a‫ ؟‬Ostata, judaiz‫ ؛‬nte de la dicha ley, hábito ‫ ز‬cárcel
por seis meses. I
Jorge Serrano, najural de Lamego, portugués, ve ;-
‫ ?"؛؛‬d٥i ynares,judio, here‫؛؛‬, apóstata, judaizante
y gor dos Sdos.
‫ آ ﺣ ﺪإ ء ﻻ ة ة ةا؛ ﻵ‬٩ ‫ ؛ ؛‬2 ‫ﻫﻺ أ’ أ آ إ ؟أ ؛ ﻵ د‬,‫ﺧﻼﻟﺨﻼﺑﺈ‬natural de <5
daizan' ٧‫ ةلﺀ؛ﺀ‬٥f ^ndujar, judio, fw e jg a p o sta ta ‫؛‬
judaizante en la dicha ley, habito y cárcSl ‫ ؛‬or un

‫ ﺟ ﺠ ﺠ ﺠ ﺔ‬٠‫ة‬
‫ﺀةة ؛ ﻷا ؛ ؛ ﻣ ﺄا ﻵ‬2٠P٠(,٤“g.*Jds, najural de pío-seco

anos,: habito y carcel perpetua y


‫؟ﻗﻞقﺀ؛ﺣﺤﺞ‬5‫ﻷﻟﻠﻞ‬٠‫ ^إ‬doncella, vecina de Linares, por-
‫ددﺀ ? ج‬ja del ‫جﺀ؛ه‬٠. ? mingo García Serrano de

‫ ﺟ ﺔة‬1 1 ‫ع‬
; ; ‫؛ ﻫﻖ ﻵﻗﻼ ״‬, ’ ‫ﻟﺰ‬.‫ ﻗﻼ‬del diGhoDomingo García Se‫؛‬
día ,h ere u‫؛‬: a pos tata ‫״;ق‬ud ‫ ﺀ ؛‬fd ad d e doceafios, ju
bitovcarc . ‫ ل ﺀ ﺋﺈ و و ﻻ د ؛ ؛ ة ة ؛‬٤‫ ﺀ‬en la dicha ley, há-

‫ف‬ | ‫ﺞ‬ ‫ﺟ‬


27

Violante Nufiez, mujer del dicl'10 Manuel Enrlquez


Valentín, portuguesa, vecina de Andiljar y natural
de Villa‫־‬flor, de edad de veintinueve aflos, judia,
hCreje, apóstata, judaizante en la dicha ley, hábito
y cárcel por un aflo.
Marquesa 1'^ernández, portuguesa, mujer de Luis
Sánchez, vecina de AndUjar, de edad de sesenta
afios, judia, hereje, apóstata en la dicha ley, l)ábi،o y
carcel por un afio.
María Lorenzo, portuguesa, viuda' de Francisco
'Sosa, natural de Villa.real, vecina de Baeza, judia,
hereje, apóstata, judaizante en la diclia ley, hábito y
cárcel por dos afios.
ínés Márquez, portuguesa, viuda de Francisco
Rodríguez, natural de Villa-real, vecina de Baeza
. ‫؛‬cuya casa servia'de Sinagoga, donde se juntaban
los judíos) d.e edad de cincuenta afios, judia, liereje,
apóstata, jud.aizante en la dicha ley, hábito y cárCel
perpetua.
Pedro Luis, portugués, mercero) natural de Villa-
real, vecino de Baeza, judio, hereje, apóstata, judai-
zante en la dicha ley, habito y cárcel ^or un ano.
luana de Vargas,' portugue‫־‬sa, mujer de Juan Ló-
pez, natural de Villa-real, vecina de Baeza, judia, he-
reje, apóstata, judaizante en la dicha ley, hábi‫־‬،o y
cárcel perpetua.
Domingo Cómez Félix, portugués, vecino de Bae-
?a. judio, hereje, apóstata, judaizante en la dicha
ley hábito y córcel por seis meses.
Beatriz Enriquez, portuguesa, vecina de Baeza,
mujer de Enrique Pihientel, judia, hereje, apóstata‫؛‬
judaizante en ia dicha ley, hábito y cárcel por doS
afios.
Blanca Enrlquez, portuguesa, natural de Villa-tlor
28

vecina de Baeza, judía, hereje, apóstata, judaizante


en la dicha ley, hábito y cárcel por dos años.
Mirla López,portuguesa, natural de Villa-rreal ve­
cina de Baeza, judía, hereje, apóstata, judaizante en
la dicha ley, hábito y cárcel perpetua irremisible.
Hernando Rodríguez, portugués, natural de Villa-
flor, vecino de Bieza, judo, hereje, apóstata, judai­
zante en la dicha ley, hábito y cárcel por dos afios.
Jorge Fernández, portugués, natural de Almeida,
vecino de Baeza, judío, hereje, apóstata, judaizante
en la dicha ley, hábito y cáicel por dos años.
Blanca Díaz, portuguesa viuda de Simón Lorenzo
de edad de sesenta años, vecina de Baeza, judía, he­
reje, apóstata, judaizante en la dicha ley, habito y
cárcel perpetua. ^ ^
Pedro Lorenzo, portugués, natural de Villa rreal
٠
ve^‫؛‬.n. ٠^ Baeza, judío, hereje,apóstata, judaizante en
la dicha ley, hábito y cárcel perpetua.
Manuel Enríquez, hijo deFrancisco Rodríguez yde
Ines Vázquez, portugueses, naturales da Vlla-treal
vecino de Baeza, judío, hereje, apostata, judaizante
en la dicha ley, háb.to y cárcel por un aflo.
María, de San Luis, portuguesa, mujer de Pedro

un año. ^ P

ss?®‫؛‬S K ٠‫؛‬٥ks
‫ ؛‬٠٢ ‫؛‬.. judaizante ¿٠ la dmha l ^ í ¿ T y
Manuel Correa, portugués, natural de Villa-rreal,
vecino de Baeza, judío, hereje, apóstata, judaizante
en dicha ley, hábito y cárcel perpetua.
Leonor Méndez, doncella, su h j ١, judía, h:reje,
apóstata, judaizante en la dicha ley, habito y cárcel
por un año.
G.rómma Fernández, portuguesa, mujer del di­
cho Hernando Rodríguez, observante en la dicha
ley, hábito y cárcel por un año.
A ra Fernández, portuguesa, mujer del dicho Jor­
ge Hernández, natural de Villa-llor vecina de Baeza,
observante en la dicha ley, hábito y cárcel por dos
años.
Ana López, natural de Cídiz, vecina de Baeza,
mujer de Gúnzalo Pérez, portugués, estanquero de
la pimienta, observante en la dicha ley, hábito y cár­
cel perpetua, irremisible.
Francisco de Luque, vecino de Cabra, fué preso
por renegado; porque siendo cautivo en Tremezín,
renegó de Dios N. S. y de nuestra santa fe católica
y se casó con una mora y estuvo casado tres días, y
la dejó (1); y de allí íué á la casa de Meca, á adorar
el sepulcro de Mahoma, donde vido en un campo
que estaba número más de catorce mil moros, que
habían ido á andar por aquellla romería salir por lo
alto de una sierra un morabito, caballero en un
camello y con un lienzo blanco les hizo una señal,
.con la cual se postraron todos en tierra. Y el mora­
bito comenzó á leer en un libro del Alcorán deMaho.
ma, y después de haber dicho ciertas palabras, vol.
vió á hacer la dicha señal del lienzo, como por mo.
do de absolución, y se fué por la otra parte de la sie.1

(1) Pronto se satisfizo ١


el renegado de matrimonio; m ncho.
renegados hay en el mundo.
— 30 —

| eV'antar0.Γ d‫ا;ﻟﻸل ﺀ‬١‫ إ;؛‬٧‫ﻟﻠﻢ؛ﻻﺀإ‬y los d^más ,0 ٠11‫ ذ أ؛ دإا‬3‫إ‬

‫ا‬

‫ا‬ (1) Circuncidaron.


31

vaya á servir á S. M. en sus reales galeras por tiem­


po de tres años á remo y sin sueldo y que abjurase
de levi. !
Miguel Tello, natural de Albayate de Zurita, er­
mitaño en la ermita de San Cristóbal (1) junto, á

(1) E ste erm itaño alumbrado nos trae á la m em oria á cierto


santero, b ru jo de quien hace m ención . 1 ilu stre y sabio m édi.
co A ndrés de L aguna, cuya historia, p j r ser curiosa, copiare­
mos aquí:
Siendo yo m édico asalariado de la ciudad de Metz, visitó al
duque Francisco de Lorena, que estaba m alo en N ancy, el año
de LV15. E n la cual sazón vino allí á su señoría todo un conse­
jo á pedir ju stic ia y venganza contra dos vejezuelos desventu­
rados, que eran m arido y m ujer, y se te n ían en un a erm itilla,
medía legua de aquella villa, por cuanto (según la pública voz
y fama) eran b rujos notorios, y quem ando las sem enteras, m a­
tando todo el ganado y sorbiendo la sangre á los niños, habían
hecho daños irreparables. Oídas ta n acerbas crim inaciones,
mandó el duque prenderlos y m eterlos á la tortu ra; l .s cuales
confesaron luego todo lo susodicho, y en tre otras m uy h orren­
das hazañas, afirm aron que ellos habían m uerto ai duque A n ­
tonio, su padre, y á él cfádole aquella enferm edad ta n grave,
.que poco á poco le consum ía. P reguntándoles el duque, por
qué respecto y en qué form a le había hecho enferm ar, dijo el
viejo constantem ente, que por que el j ueves, de la cena pasado,
su excelencia no le había lavado los pies y vestido en tre los
doce pobres, como solía los otros años, entró en u n a m elanco­
lía m uy grande; y que después como siem pre le viese el diablo
m uy triste en él cerco, entendida la causa de su tristeza, le
dijo: si quieres ven g arte del duque, tom a esta vara, y cuando
le vieres pasar por tu erm ita, echásela delante de los pies del
caballo, y ansí tra b u c a rá y se h a rá m il pedazos; em pero si no
le quieres m atar, sino tenerle enfermo, sal como á pedirle li­
mosna al cam ino y procura de resollarle en el rostro, porque
entonces estando yo á tu s espaldas, soplaré tam bién por tu co­
lodrillo, y le‫؛‬inficionaré con m i anhélito de ta l suerte, que nin-
uno sino tú, pueda i amás sanarle. E n este m odo, pues, dijo el
t rujo erm itaño, que había inficionado al duque, con intención
de curarle presto, con un secreto rem edio que le había ense­
ñado su m aestro el dem onio. P o r donde aunque el consejo se
resolvió en que fuesen quem ados entram bos, todavía el duque
hizo gracia y m erced de la vida al viejo, por la confianza que
en él ten ia de su salud, y ansí la vieja fuó hecha polvos en p re ­
sencia de su m arido; el cual después, siendo regalado y favore
a Torre de D. Gimeno: fué preso por ctiiriibrado y
embustero^ y ‫؛‬osieChGsGde nUe٢a s3‫ ؛‬،a por.

‫ا‬

٥
33

que valiéndose de decir que tenía revelaciones y


que veía muchas visiones celestiales, las refería á mu­
chas y diferentes mujeres, con quien pretendía ga­
nar opinión para sus embustes; y les decía que
en unos camones encendidos había visto la diade­
ma de las tres potencias que ponen á Jesucristo
Nuestro Señor sobre su cabeza; y que es tanta ver­
dad y tan de fe que el Espíritu Santo asiste á los
concilios, que si los moros hicieran concilio, les
asisiiría también el Espíritu Santo. El decía que Jesu­
cristo Nuestro Señor no tenía alma, sino que la Divi­
nidad le servía de alma. Y otras supersticiones y erro-

las cxiitadil‫ ﻻل‬٠‫ ة‬٠ y an^firm iim araente creen


‫ ﻋﺄإإ‬١‫ ﻷ ﺟ ﻌ ﻠ ﻠ ﻠ ﺊ ﺀ ﺀ ئ‬٠ ‫ﻟ ﻲ‬
.haber hecho despiertas, todo cuanto soñaron durm iendo
A ٧۶age á todo lo susodicho un no liviano a.gum ei to, V el
f e así^aqiiella, romo todas las que en tan infam es ejercicios
^‫ ؟‬er ‫ ؟‬n hasta a ^ u l convencidas, á una V- z ;‫ ؛‬m íesaron (FeeuQ
const ‫ ؟‬por sus proceso ‫ ؟‬que hablan conocido naucbas veces
carna ١ m e n te a ‫ ؛‬dem onio;y p r e g U t d a C e a ^ r t
sentido no tab le deleite^en su acceso, respondieron constan -
‫ ؛‬emente .que no, y esto á ‫ ؟‬a!ísa de la ineom por able frialdad
ue se n tía ^ ‫ ؟‬en las partes diabólicas, de las cuales tam bién á su
r cL ٠ r ۶٠٠ ١٥٥ r٠ v‫؛؟‬tí٠.‫ئ‬‫أ‬٠l ‫ ؛‬٥
:ir‫(؛‬١r fr ‫ ׳‬o .orno ‫ ؟‬١
y á m ane. hie 0 ١
p ;a ;!r f r a n zo por las entrañas. Los t a l e ; r n i d e n t e s r ٠ ‫ ؛‬ien 6
‫ﻻ‬0.‫ ه‬٠‫ئﺀ‬o la ‫ ؟ﻻ‬٠‫قﺀ ووا‬٠‫ع‬٥١8 ٩‫اﻻ‬٧ ٠‫ق‬0 ‫ وا‬excesiva fn a ld a d del un^ ü . 11;
£ ٠ ٩٠. ‫ﻵا‬٩ traspasó á tod٥
as, y se les m ete en los tuéta nop. A ‫!؟‬
f ‫ ؛‬. dado que sean escanda lo sasy m erezcan un casti.; las t ٩les١
yor ‫ﻪ‬ 7 ‫ل‬por hacer pactos con el demonio, t :'.avia la m a d٠
‫ﻟ‬٢ r١.
‫ة‬0 ‫ ؛‬pa ٦ e de cuanto dicen ‫ ؛ ؛‬devaneo; pues ni con el e sp íritu ,
.٥i-n e l٠ u rpo, jam ás se apartan del lu y ar á donde caen agra
t e ó t ‫؟‬aprob da ta j s ١ ‫ﺀ‬ ‫ه ״ ﻋﺎا‬ £ ‫ﯪ‬ H٥: ‫ﴽ ﻻ‬ 1 ‫ﺄ״‬
‫ ؛ ؛ ؛ ؛ ؛ ؛ ؛ ؛‬c o n v i h : ‫ ا ﺟ ﻌ ﻞ‬0‫ اا‬c o n d e c r e ta s d / a l g u n o s s a n t s
p o r m ‫ ﻗ ﺔ‬0 ٠0 ‫ﻟﻠﺖ‬١‫ ״ ;ث ؛‬٣ s b e r q u e e l d e m o n i o n o p u e d e ۶ ‫ ؛‬ra r s in o
‫ﻟ ﻴ‬ iihl
p o ‫׳‬r m e d io ‫ ؛‬q u e e n a t u r a l e s c a u s a s , a p l ic a n d o a c tiv a

‫ ﻫﺎي‬،.‫ا ﻟ ﺌ ﺔ اً؟‬٠ ‫ ا ﻋ ﺤ ﻸ ﺟ ﻠ ﺘ ﻊ ﺀ ﺀإإ‬٠‫ ’ ﺀ ه‬٥‫ ؟‬l o s e t S ( ñ ١ á la s v a n a s b r u ja S ;p a r a !

‫ﻗ ﺠ ﺠ ﻖ ^ ة ج‬
‫ ﻫﻸ ﻫﻔ ﺢ‬P tie ‫ ؛ ؛‬t r a n s f o r m a r e n ‫ ؟‬ie ^ i n i l f a n t a s m a s , y l l e v a r l a s e n
res al modo de estos. Fué sentenciado en que salie­
se al auto con la vela de penitente, y desterrado del
dicho lugar de la Torre D. Gimeno, y del distrito
de esta Inquisición, y privado perpetuamente del há­
bito de hermitaño, y que esté dos años recluso en
el convento que le fuere señalado, sirviendo en las
cosas que le mandaren, y que allí sea instruido en las
de nuestra santa fe.
Ana González, portuguesa, natural de Santa Co­
loraba, vecina de Jaén, fué presa por blasfema, y no
se leyeron las blasfemias y errores que había dicho,
por ser tan licenciosos y mal sonantes; fué senten­
ciada en que saliese al auto con vela de penitente,
una soga al pescuezo y una mordaza en la lengua, y
que le fuesen dados cien azotes por las calles acos­
tumbradas de esta ciudad, y desterrada del distrito
de esta Inquisición por tiempo de tres años (1).
Rodrigo Núñez, portugués, vecino de Lucena, ju­
dío, hereje, apóstata, judaizante en la dicha ley, há­
bito y cárcel por un año.
Francisco López Núñez, hijo del dicho Rodrigo
Núñez, vecino de Lucena, observante de la dicha
ley, hábito y cárcel por un año.
María Díaz, viuda de Alvaro López, portuguesa,
natural de Mancoibo, vecina de Lucena, judía, here­
je, apóstata, judaizante en la dicha ley, hábito y cár­
cel por dos años.
Isabel López, portuguesa, natural de Lisboa, v.eci-

(1). Si en aquellos tiem pos habla tantos hechiceros, ju rtírs y


casa.dos dos veces, en cambio no eran muchos los blasfemos;
bien al contrario de Jo que ahora sucede, pues si h u b ieiaa de
castigarse como debieran, algún trab ajo darían & los trib u
nales.
35

tía de Lucena, observante de la dicha ley, hábito y


cárcel por seis meses.
Isabel Núñez, mujer del dicho Rodrigo Núñez,
portuguesa, vecina de Lucena, judía, hereje, após­
tata, judaizante en la dicha ley, hábito y cárcel per­
petua, ‫؟‬
María Núñez, hija del dicho Rodrigo Núfiez, de
edad de doce años, observante de la dicha ley, sa­
lió ai auto con vela de penitente y sambenito, el
cual le quitaron en el cadalso acabando de leer su
sentencia.
Baltasar Rodríguez, portugués, vecino de Lucena,
judío, hereje,۶apóstata, judaizante, dogmatista de la
dicha ley, fué sentenciado en hábito y cárcel per­
petua.
Alonso.García de Salazar, natural dé Fuenrubia,
vecino de Alcalá la Real, empedrador, por casado dos
veces, fué sentenciado á que saliese al auto con vela
de penitente y coroza, pintadas en ella las insignias
de su delito, y que abjurase de levi¡ y desterrado
del distrito de esta Inquisición, y de la de Cuenca
‫ « ״ ؟‬...P . de dos años, y que vaya á servir á
٥٠ ^ ٠er} ١as galeras por cinco, á remo y sin sueldo.
Catalina de Salazar, natural de Córdoba y vecina
c Aguilar, fué presa por hechicera, porque tenía pac-
o especial y asiento con el demonio, para queleayu-
ase con sus apariencias á sus trapazas, ilusiones y
mentiras, habiéndole dado un miembro de su cuer­
po, en señal de pacto (1); en virtud del cual lo in­
vocaba imperativamente con diversos nombres que
le ponía (1). Y para traer el galán de una amiga suya,
y otro con quien estaba amancebada, ambos ausen­
tes, decía: ‫־׳‬
Yo te conjuro
Por tizón
Y por cuantos diablos con él son,
Y por el diablo cojuelo (2 ),
para que con pronto vuelo
me traigas á Bartolomé:
venga, venga, y no se detenga
por el aire como torbellino
sin que encuentre tropiezo en el camino,
y haz que yo le parezca como una leche.
Tenía una pintura de Santa Marta, de papel, con la
cual hacía otro conjuro de esta manera. «Marta,
Marta; vos sois dos y yo soy una; vos sois tres y yo
soy dos; vos sois cuatro y yo soy tres; echemos la
suerte, mujer; á vos os ha caído la suerte; y pues yo
había de hacer lo que vos me mandáredes, si á mí ca­
yera, ahora lo habéis de hacer vos.
Haced que venga mi Bartolomé:
venga, tenga y no se detenga
del riñón al pulmón,
y del pulmón al lotón,
y venga, venga y no se detenga.

(1) Es sujeto conocido por m uchos nom bres, en cierto modo,


como los títulos y personales de alta categoría; bien que él en
la suya no deja de ‫؛‬.er su puesto de im portancia.
(2 ) Acaso no podría venir el conjuro por ha'larse aún ence­
rrado en la redoma de que lo sacó la piedad de D. Cíe fas L ean­
dro Pérez Zambullo. Mas en cuanto á. que merece ser invoca­
do no cabe duda, porque s. gúu él m i.m o confe.ó de ‫؛‬i
٠ además
١
de ser un diablo de im portancia, por nom bre Asmodeo. se con­
sume cuando se ve ocioso, y es el más activo y laborioso de
cuantos hay en el Infierno.
— 37 -

‫ ؛‬prosiguiendo con otros disparates, embustes, y


quimeras (así para con esta, como para con otras di­
ferentes personas), habia hecho y dicho muchas co­
sas supersticiosas y ridiculas, dando crédito á ellas y
á Satanás, enterada de que tenía fuerzas para obrar
por su virtud; y fuéronle halladas en un zurrón de
gato pelado, con la pintura de Santa Marta, unas
avellanas confitadas, unos cabellos negros, y otros
rubios, un martillo, una media hoz, un poco de car­
ne de membrillo, unas candelillas y unas barbas de
| cantón, (1) y había cometido muchos y diversos
errores. Fué sentenciada en que saliese al auto con
vela de penitente, una soga al pescuezo y una coroza
piniadas en ella las insignias de sus delitos, que le
fuesen dados cien azotes por las calles de esta ciu-
dad, y desterrada de la villa de Aguilar, y del distri-'
to de esla Inquisición.
٧٥١٠٥ Catalina de Mercado, mujer de Pascual An­
drés, escribano público de la villa de Aguilar y ve­
cino de ella, observante de la dicha ley. Fuéionle
confiscados la mitad de sus bienes, y salió al auto
con vela de penitente y hábito de media aspa.
Dofia Isabel Pérez de Aguilar, vecina de la dicha
villa de Aguilar, mujer de Antón de Córdoba, la­
brador, observante de la dicha ley, hábito y cárcel
-por dos años.
Doña Catalina Mercado, mujer de Juan Rodríguez,
labrador, vecina de Aguilar, observante de la dicha
ley, hábito y cárcel por dos años.

rron como reliquias. Léanse sobre este p articu lar, y sobretodo


jesuít^jy / 1 [r h ;Cf i ‫؛‬i kruieria, las disquisiciones mágicas del
. tador de un auto célebre de fe٥
e^B ach iííerG h íés d^Po^adUia"
38 —
Doña Leonor de Herrera, mujer de Gonzalo Pé­
rez, labrador, vecino de Aguilar, observante de la
dicha ley, hábito y cárcel por dos años.
Doña Beatriz de Córdoba, viuda del Licenciado
Pedro de Aguilar, y vecina de la dicha villa, obser­
vante de la dicha ley, hábito y cárcel· por dos años.
Beatriz de Córdoba, viuda de Gonzalo Ramírez y
Catalina Jorge, su hermana (hijas de Alvaro Jorge,
y de Leonor de Avila, relajado en persona que se
quemó en este auto) observantes de la dicha ley, há­
bito y cárcel perpetua.

Estatuas de difuntos reconciliados


Doña Inés Pérez de Aguilar, hija de Isidro de
Aguilar, y de Mencía Pérez, vecina de la villa dicha
y observante de la dicha ley, reconciliada en estatua.
Doña Beatriz de Aguilar, mujer de Isidro de Agui­
lar, el mozo, vecino de la dicha villa, observante de
la dicha ley, reconciliada en estatua.
Leonor Núñez, doncella, portuguesa, vecina de
Lucena, observante de la dicha ley, reconciliada en
estatua.
María Alvárez, portuguesa, viuda de Manuel Fer­
nández, vecina de Baeza, observante de la dicha ley,
reconciliada en estatua.
Gonzálo Pérez, portugués, estanquero de la pi­
mienta, natural de Villa-flor, mercader, vecino de
Baeza, observante de la dicha ley, reconciliado en
estatua.
Vasco Fernández de Figueira, Valentín, portugués,
natural de Villa flor, vecino de Andújar, observante
de la dicha ley, reconciliado en estatua.
Pascual López y Blanca Rodríguez, su mujer, ve­
cinos de Lucena, observantes de la dicha ley, rela­
jados en estatua.
Diego Fernández el Doctor, y Vasco Fernández,
su hermano, portugueses, vecinos de Lucena, ob­
servantes de la dicha ley, relajados en estátuas.
Manuel Gutiérrez, portugués, vecino de Baeza,
observante de la dicha ley, relajado en estatua.
Catalina Correa, portuguesa, vecina de Baeza, ob­
servante de la dicha ley, relajada en estatua..
Vasco Fernández, Valentín, portugués, vecino de
Andújar, observante de la dicha ley, relajado en es­
tatua.
Isabel López, suegra de Pascual López, portugue­
sa, vecina de Lucena, observante en la dicha ley, re­
lajada en estatua. ١
Luis Baeza Costa, y Francisco Baeza Costa, her­
manos, portugueses, vecinos de Baeza, observantes
de la dicha ley, relajados en estatua.
Isabel Rodríguez, la Cardosa, portuguesa, vecina
de Baeza, observante de la dicha ley, relajada en es­
tatua. 7

Relajados en persona
Leonor de Avila, mujer de Alvaro Georje, vecina
de Aguilar, y natural de Ecija, judía, hereje, apósta­
ta, dogmatista, encubridora, judaizante, y relapsa en
la dicha ley, relajada en persona.
Antonio López, portugués, vecino de Baeza, ma­
rido de Gracia García (y padre de Manuel López,
pertinaz en este auto) judío, hereje, apóstata, dog.
mastista, encubridor, judaizante, relapso en la dicha
ley, relajado en persoua.
—٠ 40 ٠“

Guiomar López, portuguesa, vecina de Baeza, ju­


día, hereje, apóstata, dogmatista, encubridora, judai­
zante, relapsa en la dicha ley, relajada en persona.
G acia García, portuguesa, vecina de Baeza, mu­
jer del dicho Antonio López, y madre del dicho
Manuel López, pertinaz, judía, hereje, apóstata, dog­
matista, encubridora, judaizante, relapsa en la dicha
ley, rekjfjpda en persona.
Manuel López, portugués, hijo del dicho Antonio
López y de la dicha Gracia García, vecina de Baeza,
judío, hereje, apóstata, judaizante, dogmatista, fautor
y encubridor de judíos, obstinado y pertinaz, obser­
vante de todos los ritos y ceremonias de la ley de
Moisés, negaba la segunda y la tercera persona de la
Santísima Trinidad, y la venida de Jesucristo nuestro
Señor al mundo, y el misterio de la Encarnación;
negaba el Sacramento del altar y los demás Sacra­
mentos de la Iglesia nuestra Madre, y la Virginidad
de nuestra Señora, y decía que no había más que un
sólo Dios de Abraham, Isaac y de Jacob, y que á
sólo este Dios se había de creer, negando la distin­
ción de las personas de la Santísima Trinidad, con
otros muchos errores, en todos los cuales estuvo
pertinaz y obstinado. Habiendo sido judío, hereje,
apóstata, dogmatista, encubridor de todas las cere­
monias y ritos de la ley de Moisés. Y si bien con
afecto particular se hicieron todos los medios posi­
bles para reducirlo á conocer la verdad, ninguno lo
fueron. (1) Y preguntándole si acababa de tomar re-1

(1 ) Tanto peor para él, mas si se pusieron, todos los medios


posibles que diota la caridad para sacarlo de ‫؛‬.u error, y no se
consiguió que c !nociese la verdad, su alma es su palma. A creer
a nadie se puede obligar, si no quiere‫ ؟‬este acto in terio r del
41 —

solución para salir de su pertinacia, respondió que él


iba por el camino de la verdad, y que todos los de­
más iban errados, y que él pretendía la salvación de
su alma, la cual tenía cierta en aquella ley. Y habién­
dose tenido con él muchas audiencias, con junta de
muchos consultores, y calificadores muy doctos de
este Santo Oficio, procurándolo sacar de sus errores
y que conociese la verdad, siempre había estado
pertinaz, protervo y obstinado, diciendo que la ley
que él seguía, era la verdadera que se había de
guardar. Estando siempre aferrado á su dureza y obs­
tinación, fué sentenciado á relajar en persona, entre­
gado al brazo de la Justicia Real para quemarlo vivo.
Serían ya las nueve de la noche, cuando la Justicia
Real tenía prevenido verdugo, alguaciles, ministros,
pregoneros, y cabalgaduras en que subieron á los
relajados y los llevaron fuera de la ciudad, á un sitio
diputado para quemadero que llaman el
campo raso, en que está un arroyo de piedra mármol
junto del cual había puestos cinco maderos, y en el
uno puesta una argolla, y prevenida mucha cantidad
de lefia. En llegando dieron primeramente garrote á
las tres mujeres y al dicho Antonio López, y acaba­
dos de ahogar echaron lefia y pegaron fuego, en el
cual fueron arrojando una á una las estatuas relaja­
das, en nombre de sus dueños representados en
ellas.
Hecho f Sto pusieron en el palo del argolla al di-
alma está, fuera de toda coacción. humo
creciere autem ron potest nisi voleus١ de. ia Sen A gustín.
En estos tiem pos se hablan olvidado totalm ente de que el
arma ú n ica perm itida en estos casos, es aquel o de insta oppor-
tuné, importuné, argüe, obsecra, incre¡ a in omni patientia et ،Le-
L a fe que se consiguiese por otros medios, si fuese posi­
ble, no seria la fe de los cristianos.
cho Manuel López, pertinaz, y vivo le comenzaron
á dar fuego, habiendo antes de encenderlo en la
parte que estaba; todos los religiosos, que con él y
los demás habían ido, dominicos, franciscos, car­
melitas, trinitarios y de la Compañía de Jesús, he­
cho notables diligencias afectuosamente procurando
su conversión (y no siendo posible, ni habiendo
aprovechado para ella los ruegos y lágrimas de sus
quemados padres, que con demostraciones al pare­
cer verdaderas, una y muchas veces este día lo ha­
bían pretendido) encendieron más el fuego, sin que
hiciese demostración de sentimiento, tal era la pri­
vación en que el demonio le tenía, apoderado de su
cuerpo y alma, y tal su obstinación, terquedad y du­
reza: bien que el fuego embravecido de ella se apo­
deró de su cuerpo, de manera que sin perder su
furia, á él y á los demás dejó hechos cenizas: sien­
do la gente que había salido á ver este lastimoso es­
pectáculo tanta, que con ser campo espacioso el
sitio, ni coches, ni caballos, ni personas se podían
mover.
Y es mucho de notar para la confusión de estos
y de los demás judíos, que habiendo un religioso
francisco antes de entrarle la cabeza en la argolla,
propuesto algunas razones eficaces para que cono­
ciese á Jesucristo Nuestro Señor y saliese de su
error, le respondió estas palabras: «Reniego de Dios,
que primero me llevará el diablo que conf esé á Je­
sucristo». De donde se ve claramente cómo permite
Dios que por negar á Jesucristo su hijo, vengan
también á negarlo á él; y que estos miserables aun
no sean mártires de su engañada ley, sino sólo már­
tires de Satanás para el fuego eterno. Cumpliéndose
la profecía de Isasias, cap. VI núm. 10. Excceca cor
populi h u i u s ,et aures ejus aggrava, et oculos ejus
claude etc. (1).

(1 ) ¿No parece im posible que en España y en los tiem pos en


que se celebró este auto y otros de esta colección, hubiese tan
crecido núm ero de ju d íjs ocul os ó m anifiesto‫؛؛‬, y que tantos
criado ١ en el seno de la religión católica sin contacto ni com u­
nicación con indios, diesen en la m anía de judaiza!? ¿‫ ؟‬or ٩ LU®
ahora ni mu، nos años h a no se conocen j iidíos ni judaizantes?
Si vale la verdad, direm os que los había entonces porque había
Inquisición, y que de algún tiem po á esra p ar e no los hay,
porque ésta dejó de ejercer su antiguo rigor, incom patible ya
con la opinión del siglo, y porque después dejó de tx i.tir.
RELACIO N
Del Auto General de la Fe que se celebró en
la ciudad de Córdoba á veintiuno del mes de
Diciembre de 1627 años, por los señores Li­
cenciados D. Damián de Armenia Valen-
zuda, arcediano y canónigo de esta santa
iglesia, D. Juan Ramírez de Coniferas,
hábito de Santiago y elCristóbal de Mesa
Cortés, canónigo de la misma santa ,
inquisidores apostólicos de la misma■ ciudad.

Al il u s t r ís im o S r. D . A n t o n io Z a«
PATA. CARDENAL DE LA SA NTA ICLESIA
de R om a, del C o n se jo de E stad o ,

INQUISIDOR GENERAL, ETCÉTERA.

P or m andato del tribunal de esta Santa Inquisición, hago


relación á V. S. Ilustrísim a del A uto de F e celebrado en C ór­
doba á 2 i d e e ste mes. Pequeño servicio, y quien lo hace se
reconoce obligado á m ayores como m inistro antiguo de la
fe. y religioso de la Com pañía de Jesús. La obediencia cali­
fica hum ildes obras, y las pequeñas realza la voluntad de ha­
cer otras m ayores en servicio de V. S. Ilustrísim a. D ios le
dió al m u n d o p o r escudo de la fe y cuchillo de la herejía, y
así le dio p o r arm as las Zapatas de que se adorna la cristia­
na fe (i) cual bellísim a princesa de Salomón en los cantares,
y c٠ n ‫؛؛‬lias, como dijo R uperto, (cap. 6 . lib. in cant.) quiebra
la cabeza de la serpiente infernal. Bene calccnta caput serpen-
tis contrivil. Con esta misma insignia dice D avid en los Sal­
mos que Dios ha de red u cir á la reb e ld e Idum ea, y tra e r á
su obediencia los más ajenos y ex trañ o s de ella. (Ps. 59 y
i٥7 I n Idumeam extendam calceamenium meum; m ihí alieníge­
na subditisunt.) No sin grande m isterio la divina providencia
encom endó á V. S. Ilustrísim a desd e sus m enores años m a­
terias de la fe, que habiendo juzgado, como inquisidor en
particulares tribunales; como prelad o en las m ayores igle­
sias de España, y como cardenal en el Suprem o Consejo de
Rorna,. ahora las rige y defiende como cabeza en la general
Inquisición de toda nuestra m onarquía. No es, pues, m aravi­
lla que tan recien entrado en ella se hagan autos célebres y
se airan q u en las malas sem illas d e los erro re s extranjeros,
que el enem igo ha procurado sem b rar en el campo fértil de
A ndalucía para ahogar, si pudiese, la buena de su cosecha
E n el m ism o intento han trabajado, ayudando á V. S. Ilustrí-
sima, así en este auto como en el pasado c .n vigilante, celo
y cuidado infatigable estos señores inquisidores, fiscal y m i­
nistros de la fe. para los cuales tien e D ios guardado in m en ­
so prem io de su mano y librado en las liberales de V. S.
Ilustiísim a que yo, como hum ilde capellán beso, y suplico á
N. S. guarde largos años para bien de la C ristiandad. C ór­
doba 22 de D iciem bre de 1 6 2 7 .
> . Rodrigo de Figueroa.1

(1) Alusión violenta, extravagante y ridicula,


\ AUTO
Domingo 21 de Noviembre, día de la Presenta­
ción de la Virgen N. S. se publicó el auto, habiendo
prevenido el tribunal á los dos cabildos para que
se juntasen ese día por la tarde á recibir el aviso.
Este fué á dar al sefior obispo y á su cabildo, el li­
cenciado Gabriel de Briones Ayala, canónigo de la
santa iglesia de Osma y fiscal de este Santo Oficio,
acompañado de muchos oficiales y ministros del tri­
bunal. Hízoles saber, como el 21 del mes siguiente,
día de Santo Tomás Apóstol, se había de celebrar
el Auto general de la Fe, y pidióles su asistencia co­
mo suelen. Al mismo tiempo D. Antonio de Sosa,
del hábito de Santiago, alguacil mayor de esta In­
quisición, y Pedro de Salinas, secretario, salieron
de los alcázares á caballo con acompañamiento de
muchos familiares y otros ministros y de casi todos
los caballeros de esta ciudad, cuyo número es tan
grande, y así fueron á la ciudad, que esperaba en
su Ayuntamiento. A las pueitas de él se dió el pri­
mer pregón, de allí discurrieron á tpdas las partes
más públicas y célebres de la ciudad y en todas
ellas se pregonó con atabales, trompetas y chirimías,
que á los 21 de Diciembre, para gloria de Dios y
exaltación de nuestra santa fe católica, se había
de celebrar el auto general de ella en la plaza mayor
que llaman la Corredera.
■ En esta se comenzó luego la fábrica del cadalso,
que fué de veintiocho varas en cuadro, sin otro de
‫‪...... 4 8 -‬‬

‫י‬ ‫ו‬

‫‪l l i‬‬
‫‪:‬ﻳﻞل ء؛؛‬ ‫ئ ‪1‬ء‬ ‫ﺎ״‬ ‫ﻋ‬ ‫ة‬ ‫;‬ ‫ه‬ ‫ﺖ׳'؛‬ ‫ء ة ء ا ء ل؛ ﻫ ﺴ‬ ‫؛■ ا ل ء ا''‬

‫ا‬
‫؛‬Y — 49 -

que se había de llevar la cruz al cadalso, y que el


día siguiente no hubiese sermón, ni misa cantada en
algunas de sus iglesias, y lo mismo se notificó á to­
dos los demás conventos y parroquias. (1).
A la hora señalada, que fué la de las dos de la tar­
de. concurrió en el Campillo de los alcázares tanta
multitud de personas que habían de ir en la proce­
sión, que en su grande capacidad apenas cabía. To­
dos los padres dominicos de tres casas que hay en
esta ciudad, los franciscos de otras dos, los agusti­
nos, carmelitas calzados de dos casas, trinitarios cal­
zados y descalzos mercenarios, terceros y mínimos;
todos los cofrades de dos cofradías insignes de la
caridad y de San Bartolomé, que por ser muy anti­
guas y muy obsetvantes entre otras, de estatuto ri­
guroso de limpieza, suelen ir en esta procesión: ios
comisarios, notarios, honestas personas y familiares
de todo el distrito, que por comprender muchas ciu­
dades y lugares de gran vecindad no tienen núme­
ro (2); los consultores calificadores y demás minis­
tros, los cuales después da cantadas vísperas en la
capilla de los alcázares con la insigne música de la
catedral, formaron la procesión en esta manera.
Dió principio el hermano mayor de la cofradía de
San Pedro Mártir, D. Pedro Gómez de Cárdenas, del
hábito de Calatrava y familiar del Santo Oficio, lle­
vando un rico estandarte de su cofradía con la ima-1

(1) Como que Dios iba á recib ir más cn]to y hom enaje en el
atit j de fe, es claro que aquel día estaban de más las misas c a n ­
ta .as y los sermones. Es un modo de d isc u rrir m uy cristiano y
piadoso.
(.2) El d istrito de la Inquisición de Córdoba com prendía los
obispados de está ciud. d y de Jaén , abadía de A lcalá la Real,
adelantam iento de Cazorla, ciudad de E cija, v illa de E stepa y
su com arca.
4
— 50 —

gen de San Pedro Mártir bordada de oro en damas­


co carmesí. Al estandarte seguían las religiones, y á
éstas las dos cofradías de la Caridad y de San Barto­
lomé, yendo los cofrades mezclados entre sí, como
también los religiosos de todas las religiones. Se­
guíanse luego los familiares, honestas personas, no­
tarios y comisarios; después de los cuales iban los
consultores y calificadores y todos los demás oficia­
les del tribunal con los secretarios, alguacil mayor
y fiscal, todos con velas blancas grandes encendidas.
Entre los oficiales iba la cruz verde con velo negro
debajo del palio, en andas; las cuales y varas del pa­
lio llevaron siempre los consultores y calificadores.
La música también hacía su parte de celebridad y fies-
te (1) ya con ministriles, ya con voces cantando el
himno: V exilla regis prodeunt etc. Con este orden
salió la procesión de los reales alcázares por el Cam­
pillo y casas episcopales, iglesia mayor y platería
subiendo por la calle de la feria á las^casas ‫ ؟‬le ca­
bildo; de allí bajó á la plaza de la Corredera donde
estaba el cadalso, y en él un altar dispuesto para la
cruz. Aquí la colocó el fiscal, y se quedó toda la no­
che acompañada de doce hachas blancas que ardíe-
ron en blandones, y de los religiosos de Santo Do­
mingo y dos escuadras de los soldados del alcázar
que hicieron centinela.
El día siguiente á la primera luz estaban ya en la
capilla del alcázar, que es muy capaz, puestos en or­
den todos los penitentes y estátuas, y á esa hora se
ordeno segunda procesión para llevarlos al cadal·
so en esta forma: iba delante la cruz de la catedral
cubierta de manga y velo negro, á quien acompa­
ñaban los curas del Sagrario con sobrepellices y
buen número de sacerdotes ministros de la Inquisi­
ción. Luego seguían los penitentes y las estátuas
acompañado cada uno de dos familiares y todos
de la compañía de soldados del alcázar que partida
en dos hileras abría calle, y daba guarda á los peni­
tentes. Estos, por la gravedad de sus causas, tam­
bién formaban orden desde la menor hasta la ma­
yor, llevando cada uno la insignia de su culpa y pe­
nitencia. y los que habían de morir llevaban á su la­
do religiosos graves v doctos que les iban ayudan­
do con cristianas y santas exhortaciones; lo cual no
dejaron de hacer hasta que murieron en el quema­
dero. Remataba esta procesión el alguacil mayor de
Inquisición á caballo, en compañía de muchos fami­
liares caballeros. ٠ r
Poco después salió de los alcázares por el mismo
camino el tribunal, acompañado de ambos cabildos
eclesiástico* y seglar y de algunos familiares con
vara alta y todos á caballo, dispuestos con este or­
den. A la mano derecha el cabildo eclesiástico, co­
menzando el pertiguero, y procediendo medios ra­
cioneros, enteros, canónigos y dignidades. A la iz­
quierda el cabildo seglar con sus maceros, jurados
y veinticuatros. Al último prebendado y veinticuatro
más antiguo, seguía el f،scal con el estandarte de la
fe. yendo un poco delante de él D. Pedro de Angu­
lo, juez de bienes confiscados, y Juan Tello, el se­
cretario más antiguo de la Inquisición de Sevilla,
que por mandado del Consejo asiste en ésta. Des­
pués del fiscal iban D. Juan Ramírez de Contreras,
dd hábito de Santiago, segundo inquisidor, llevan^
do á su mano derecha al doctor Cristóbal de Mesa
Cortés, canónigo de la santa iglesia, inquisidor y á
la izquierda al doctor D. Juan de Sosa, canónigo
y maestrescuela de la santa iglesia de Plasència
como provisor y vicario general de este obispado:
en el último lugar iba el inquisidor más antiguo, don
Damián de Armenia y Valenzuela, canónigo y arce­
diano de esta santa iglesia de Córdoba, llevando á
su mano derecha á D. Gonzalo de Castro y Tobo­
so, canónigo y deán de la misma iglesia, y á la ma­
no izquierda á D. Gaspar Bonífaz, del hábito de San-

sg٥TdadaSta ‫ ״‬egar 31 CadalS° ‫ ׳‬d0nde ‫؛‬a compañía de


se y subir como subieron á sus^sientol ^ ٥ apear"
En la cabeza del cadalso á la parte del poniente
se levantó una peana con seis gradas, cubierta dé
una gran alfombra con tres sillas de terciopelo car­
mesí arrimadas á un dosel de la misma materia, con

! ■ ■ ٠

٥٠، Píb£٥ ٠
fi.iroSoHaCÍe٥d0 ٠١٥ a٩U9l a٠t0 ١٠ Papel muy autorizado ,٢
que. de la Orden de Santo Domingo, prior del con­
vento de San Pablo, calificador del Santo Oficio y
tan calificado por su grande religión y letras, de
que dió bastante muestra en el sermón que pre­
dicó، Subió después al mismo pulpito el secretario
Juan Tello, y en voz alta con el pueblo hizo la pro­
testación de la fe, estando todos de rodillas. La cual
acabada, se comenzaron á leer las sentencias por es­
te orden، Leyó la primera el licenciado Francisco de
Quiroga y Losada, secretario de este Santo Tribunal,
y fueron prosiguiendo los demás secretarios y algu­
nos religiosos, y otras personas á quien el Tribunal
encomendó este oficio.
Los penitentes fueron estos.

Blasfemos
Juan Mcndez de Lara, y por otro nombre Bailar-
tos de Lara. viandante, de edad de sesenta años,
hombre ordinario: dijo en la villa de Iznajar a’gunas
blasfemias hereticales, en especial contra la limpieza
y pureza de Nuestra Señora. Fuéle dado en peniten­
cia que saliese con soga y mordaza y que con ella
oig١ misa y lleve doscientos azotes.
D ego Felipe González de los Cobos y Laso, na­
tural del lugar del Campo, en el obispado de Ovie­
do, viandante, blasfemo, que había hablado contra
la pureza y limpieza de la Virgen Nuestra Señora.
Dijo que si puJiéra, pelearía con Dios, que no que­
ría creer en él; que andaba tras de que lo quemasen
y que deseaba se lo llevasen los diablos y otras ta­
les blasfemias. Soga y mordaza, y desterrado de
Córdoba y de todo §1‫ ؛‬distrito de esta Inquisición por
seis años.
- 54 ‫־‬

Casados des vacas (1)


c ٢‫؛‬stóbal García, por otronombre Jirnéncz, casa-
٥٠٥٠s veces. qu۶ sáliese con vela de penitente y
‫ ؛‬0 ‫ ؟؛‬za, en la ‫ ״ﺟﻘﺤﻼﺀ ﻟﻌﻼ ؟‬pintadas las insignias ‫ ة ه‬su
delito, qu.e adjurase de lev¿ y se le den doscienos
^azotes y tres años de galeras

Hechiceras

n ‫ ﻹا ﻵ ﻷ ״ ؛‬٠‫ ﻫﻪ‬٢‫ ﺀ‬natural ‫ ؛‬villa d.e 1٩‫ ؛ ؛‬z ‫؛‬a‫ ؛ ؛‬raf‫ ؛‬j veci.
‫ ا‬0‫ﺀ‬٢‫ ؟ ؛ إ ؛ ﺟ ﺪ ا ؛ و ﻣ ﻠ ﺤ ﺞ‬٠‫ ﺀ‬kfchicera, embusi
‫ﺣﺈ‬٢‫ ؛ ة‬inyocadora ‫ ؛‬e demonios, con ‫ إ‬0 ‫ ؛‬c‫ ؛ ؛‬l‫ ؛ ؛ ؛ ؛ ؛‬i‫؛‬a
f e: Jñ٠ : ‫ ^ ح ةﻷ‬sus Vespuesta

i
^ (‫ق‬
<‫ا‬6 ‫ل‬
١ ‫ة‬‫ﺔ‬
‫ﺠ‬‫ﺟ‬‫ة‬
‫ﻼ‬‫ﻴ‬‫ﺸ‬‫ﺷ‬ue este fuese nom ahora no sabíamos -
٩
— 55 —

nombre de D.a María de Padilla (1) y de toda su


compañía y con Marta.
La que los montes salta
Y los infiernos quebranta,
le mandó al huso que anduviese, y anduvo, y que
se parase, y se paró. La misma para sus conjuros y
hedrzos ypara atar y ligar (2) á las personas que
quería y otras que se le encomendaban, tenía una es.

§ ‫؛‬
rampa de Santa Marta en su casa, y otra de nuestra
Sra. de Belén, algunas piedras ágatas y muchas dife­
rencias de cabellos de hombres y mujeres‫ ؛‬algu.
nos pedazos de piedra azufre, plomo y masa dura*
una figura de hombre de cera y por el cuerpo atra-
vesada una aguja (1): en el colchón de la cama una

w m m m m

8 £‫؟‬٥ .‫؟‬،‫؛؛؛؛؛‬.٠٠٠“٠
estampa del Santísimo Sacramento con las palabras
del dulce nombre de Jesús, y en un rincón, dentro de
P o r lo demás á los inquisidores r o le encontraren á A na de
Jodar todas sos b aratijas ó ١ o las ٢
٠‫־‬ne el auto, ó A na de J >dar
era m uy corta pala en su chcio. ¿Hay acaso quien pueda re ­
tener en la m em oria el catálogo e las drogas y uten ilios.que
contiene el laboratorio de una hecbioera en forma? En p iu tb a
de esto n o n o s parece im poituno in sertar aq u í el inventario
de la famosa Ce estina que m uchos nom bran y de quien no son
muchos los que tienen noticia.
L a nom brada Celestina, pues, era una vieja politécnica que
tenía seis oficios: cor viene á sabe!.: lab ran d era, perfum ‫ ׳‬ra ,
m aestra de hacer afeites y de hacer v... alcahueta y m p.·qui­
to de hechicera. E ‫ ؛‬pr m er cfxcio eia< cobertera de le‫ ■؛‬otros,
socolor d e ‫ ؛‬cual m uchas mozas, de éstes sirvientes, e n t.ab an
en n i capa á labrarse y á labrar cam bas, gorgueras y otras
m uchas cosas. N inguna venía sin torre zr١ o, trig o , h arin a ó j a ­
rro de vino, y de las otras previsiores que po ٠ ian á sus amos
h u rt r. y aun otros h u rtillo s de más candad allí se encnbrm n.
Asaz era sm iga de estudiante., é despensero s y m. z s de a b a ­
de ?: á éstos vendía ella aquella sar gre inoct nte de las cui ‫؛‬٠ ·
dilias, la cual ligeram ente aventuraban en esfuerzo de la res­
titución que ell les p ‫ ׳‬om etía.
Subió su hecho á má،: que por medio de aquéllas com uni­
caba con las m á ١ encerradas h as.a tra e r á ejecución su propó­
sito. Y a q ‫ ؟‬estas en tiem po honesto, como de estaciones, p ro ­
cesiones de noche, misas de gallo, misas del alba y otras secre­
tas d. vocior es, m uchas encubiertas vi e n tra r en su casa: tras
e la« hom bres descalzos، contritos rc b ٠ ‫ ־‬zados ٢ ... que entraban
allí á llorar sus pecados. Hacíase física de niños tom aba es­
tam bre de unes casas y dábalo á hi a re n otras, por a h aq u ed e
en trar en todas. L is unas, m adre acáflas otras m adre acullá,
cata la vieja, ya v ene el ama, de todas m uy conocida.
Con todos estos afanas, nunca pasaba sin m sa ni vísperas; ni
dejaba m onasterio de frailes ni m onjas; esto porque allí hacia
sus aleluyas y conciertos. Y en su casa hacia perfum es, falsea­
ba estoraques, m enjuí. animes, am har, algalia, polvillos, ai-
mizques, m osquetes; te n ia una cám ara llena de a la n ‫ ׳‬biques de
redom il'as, de barrilejos de barro, de vidrio, de alam bre y de
estaño, hechos de m il facciones: hacia solim án, afeites cocidos,
argentadas, bujeladas, cerillas, lanillas, u n tu rillas. lu st’.es, ١ u٠
centores, clarim entes. a barinos y otras aguas de rostro‫ ؛‬de ra ­
suras de gamones, de corteza de espantalobos, de ta^agontia
de hieles, de agraz, de mosto, destilados y azucarados. A delga­
zaba los cueros con zumo de limones, con tu rb in o , con tu é ta ­
no de corzo y de garza y otras confecciones. Sacaba agua para
.suzapato, tenia otra estampa de papeJ del descendí-

™!‫ ]؟‬atará su marido y que se fu'ese Secando pocoá ‫׳‬


poco, ‫؛‬ii۶¡‫؛‬se ciertas cosas que le enseñó. otra
por haber3 ‫ﺀﺟﺞ‬5 ‫ك‬: ^ 1‫ اﺋﻠﻠﻞ( ح‬٩‫ل ﺣﻼ‬estada de
a،COCIn٤‫ﺟﺌﺄ‬٢‫ﺀﺣﻖ‬٦?
pea 0
y sut)iéndose á una
cocina alta hizo ciertos conjuros para que edidse. y

i
se oyó un gran golpe, el cual ella le dijo á la enfer­
ma que lo habían dado doce demonios que le acom­
pañaban (1); pero que no podían traerle su galán
por ser sacerdote; que si no lo fuera ya lo hubieran
traído aunque fuera otro cualquiera hombre del mun­
do; y así otras cosas tan superticiosas y vanas como
éstas. Soga y coroza y doscientos azotes en Córdoba
y otros ciento en Villanueva del Arzobispo donde era
vecina, y desterrada del mismo lugar y de Córdoba y
del distrito de esta Inquisición por seis años.
María de San León, por otro nombre Espejo, ve­
cina y natural de Córdoba, hechicera, embustera, in-
vocadora de demonios, con los cuales tenía comu­
nicación y pacto, y los consultaba y llamaba y daba
‫־‬crédito á sus respuestas, y en especial que para sa­
ber un día si á cieita mujer había de regalar su ga­
lán, había hecho ciertos conjuros y que con ellos se
había meneado tres veces un cedazo (2) lo cual ella
decía ser cierta señal de que el galán había de rega­
lar á la dicha su amiga. Otras muchas, para saber si
había de venir algún galán, se levantaba á medra no-
(!) Sin duda A na de Jo d a r era otra A rm ida y como esta
tenia á su disposición . ‫ ؟‬un dia 0 ‫ ؛‬lill ‫ ؟‬sino una docena. ni. dos ١
?Si de ella ta i vez se h ubiera podido decir ¿
,Su voz sonaba
y el b áratro profundo
de sus lóbregos senos, alanzaba
.el trem endo escuadrón que la servia
Este era el modo de poder dar á cada demonio su p a rticu la r
‫ﻪ‬
‫ﻫ‬(2‫د‬
‫ا‬1 ‫ ؟‬.m er earse las cosas 6 tem b lar ‫ ؛‬era m uy propio de los
oráculos, cuando daban r‫ ؛‬spues ١ as (‫ )؛‬anunciaban lo por venir
A si c a n to O v id io de 1‫ ؛‬e s ta tu a ٠‫ ﻫ ﺖ ﺀ ﻋﺘﺎ ج ؟ ; ﻫ ﺎ ه ؟ ﺣ ﻠ ﺠ ﻲ‬:
Et locusfct laurus et ouas liaiet ipse 'plvTetYceiTrtremuere
y io m is m o era lo que q u e .ía im itar ej ; ‫ﺀ‬‫ﺀ‬‫ﻞ‬
‫ﻔ‬‫ﻫ‬(‫ﻋﻞ;ااﻟﻠﻞ‬
cosas de menos momento; m eneando el cedí‫؛‬zo de M arla ue San
‫ﻷا؛اا‬
‫ا‬1‫ﺀ‬ 0‫ة‬8 ‫ة‬

D a r a iia c e r a s e m ^ b e r gid. otro m ueble algo más decente


para nacer la sebal .
Estrella que andas,
de poi. a polo,
yoteconjufo
con el angel lobo.

‫ ﻗ ﻊ‬1 1 ‫ﻗﺠﻘﺔة‬ Jam jam ‫ئ‬‫ﺛﺈأ‬٠


‫ع‬،‫ي‬;do : n u s scientise
:
P e r e t e0 i a r s e n o n ‫ ؤ ﺟ ﺎ ﺗ ﻐ ﺎ ؟ ا‬١٩{ ‫; ا‬٠‫ل‬.‫ﺗ ﻲ‬

٠‫?؛؛ﻟﺔﻳﺔع‬1 ‫ئ‬٠
‫ﺀ‬٠ . ٠‫ ׳ ي' ﺀ ا‬٠٠٠‫ق׳־ ذ ﺧ ﺖ ﺀ ؟ ﺳ ﻎ‬، : ‫ ت‬.‫״‬

Ai nos‫^! أﻳﺊ ؛ﻏﺎال ؛ي‬:‫ ؛‬rftinet lull1‫ﻫﻊ‬


.t w f t r ,‫ ﻵ‬٠‫ﻫﺔﻋﺎم?ئ‬
tinnitus dedimus 15 . ‫ﻵه‬٣.nAnilusTati
‫?ﺋﺌﻬﻊ؟ﻫﺲ‬ ^ ‫ﻼ‬ ‫ ا ﺗ ﺘ ﺜ‬1‫ﺀ‬٠‫ﺀ‬no veamos t a n t a s y t a .
61

que vayas á Francisco


y me le guies y ligues,
y traigas dándome
lo que tuviere,
llevándome en su alma
por donde quiera que fuere.
Yo te conjuio, estrella,
que me lo traigas
malo, malote;
pero no de muerte,
y hincóte este por lo fuerte.
‫׳‬ é hincaba un cuchillo gífero en el suelo hasta las ca­
chas en derecho de la estrella que estaba mirando.
A pedimento de una amiga suya hizo otro conjuro
con un asador y un cuchillo gífero, los cuales hinca­
ba en las puertas de un aposento, y con ciertas pa-
labias hacía por industria del demonio que las puer­
tas se cerrasen y abriesen con grandes golpes sin ha­
ber persona que llegase á ellas, y se quedaba amorte­
cida con los puños cerrados, y diciendo cómo se que­
daba así, respondió que el demonio le traía res­
puesta de lo que le había preguntado. Tomaba unos
granos de pimienta y unas hojas de olivo y las echa­
ba en el fuego, y con ciertas palabras decía que sa­
bía las cosas que quería y pasaban en otras partes.
Y que si quería que no hubiese paz en una casa no
la habría (1), ni dineros, más de los que ella quisie­
re (2), y con un conjuro traería una persona en vein­
te y cuatro horas aunque estuviese en el cabo del1

(1 ) P o r que seria un a ins.gne chism osa é im postura que á


todo ©1 m uudo .m alsinaria y en redaría coa sus em bustes y
tram o.
(2 ) P o r que te n d ría largas uñas y nada h ab ría seguro de
ellas en p a rte alguna.
٠٠٠٠‫־‬٠ 62 —

mundo (1), que con los conjuros que sabía quitaba


la vida á quien ella quería, y que para saber las co
sas que pasaban en otras partes había dado el ojo
izquierdo al demonio (2). Que salga al tablado c¿‫؛‬n
msigmas de hechicera, cien azotes y destierro de
Córdoba y de todo el distrito de esta Inquisición por
cuatro años. ٩ ‫؟‬
Francisca Méndez, vecina de Córdoba, que dijo
ser natural de Lisboa, hechicera, embustera y invo‫״‬
cadora de demonios, y que tenía pacto con ellos
como las dos dichas y hacía los mismos conjuros;
y otros tales para que su galán la quisiese mucho y
para que no le pidiese muchos dineros para dar’ á
otras mujeres ( 3). En especial solía conjurar al de­
monio asomada á una ventana diciendo: Calzam ar ,
tnxeme á fu la n o , nombrándole por su nombre; y el
Calzam ar era un demonio á quien invocaba para
los dichos fines. Para hacer que cierta persona con
quien estaba amancebada viniese por fuerza á su
casa, se ponía á la puerta de la calle, y teniendo un
pie á ia parte de dentro, y otro á la parte de fuera
decía: ^
A fulano llamo,
ya lo veo venir;

H^ (٤3‫؛‬٤a > 1 b'U‫؟‬er٤a ^Uer^a٠‫׳‬


la cruz trae á cuestas,
la soga arrastrando;
la Virgen María
lo traiga volando (1).
Y así otras cosas semejantes supersticiosas. Que
salga al auto con insignias de hechicera y á la ver­
güenza otro día con las mismas insignias y vaya des­
terrada de Córdoba y de todo el distrito de esta In­
quisición por cuatro años.

Observantes de la ley de Moisen


Sebastián González, portugués, hijo de Felipa
Gómez, la Gometa, vecino de Málaga, hábito y cár­
cel por un año.
Felipa Gómez, la Gometa, portuguesa, madre del
dicho Sebastián González, hábito y cárcel perpetua.
Beatriz López, hija de la dicha Felipa Gómez, la
Gometa, vecina de Málaga, hábito y cárcel por
un año.
Isabel López, portuguesa, mujer de Garda Fer­
nández, portugués, y hija de la dicha Felipa Gó­
mez, la Gometa, vecina de Osuna, hábito y cárcel
perpetua.
Juan Rodríguez Pinto, portugués, vecino de Má­
laga, hábito y cárcel por seis meses.
Feliciana Machado, mujer de Jorge Núfiez Fon-
seca, hábito y cárcel por un año.
Fernando López de Fonseca, hijo de la dicha Fe.1
(1) E sta y ]as demás composiciones de las hechicera‫׳؛؛‬, ya se
ve cuan linua cosa son. Si P a tillas era su Apolo, debemos creer
que para todo tiene habili ad menos pa ra in sp irar versos á sus
amigas y predilectas.
‫؛؛؛‬1!3‫ ؛؛؛‬Ma.chatí., vecino de Andújar, hábito y cárcel

Susana Núfiez, hija de la dicha Feliciana Machado‫؟‬


vecina de Andújar, de edad de frece a ños. hábito y
­que.se
bino 1،٠
١ le quiíe

١ ..... luego que
-------- C se
. lei lea la sentencia,
. re
1

.hábito y cárcel por un afio


t:w£S £c g“és
hábífo C‫؛‬acáu:eiareZ٠ .‫>־‬or٠ueue ‫ ؟‬a> vecina ،‫؛‬,e Andújar

‫ ׳‬vec¡n٠ ٥٠ a ‫׳״‬

،،٠ ، ‫ ؛ ؛‬£ yd cfrcP


٠‫؛‬np٠٠ra '٥‫״‬P٥; ‫“ ؛‬٠B“éS. ٠‫؛؛‬d n ٠
y c t e ‫؛‬, p٠‫ ״ ؟‬٠„e ٥‫״־‬p٠٠II“g “eSa‫ ־‬V<‫؛‬c‫؛‬na ،le'J ٠‫ " ؛‬. “ ٥‫ ״‬.

.un ano

٥
S e “ ‫ ? ؛‬. . . ٠„٠ mo V

s S ٥ ‫؛‬.‫؛؟؛‬
£٥ ٥ ; ‘ S í
65

Ana López, portuguesa, mujer del dicho Diego


Fernández, vecina de Bujalance, hábito y cárcel por
dos años.
María López, portuguesa, mujer de Manuel Ro­
dríguez é hija de la dicha Ana López, vecina de Bu.
‫؛‬alance, hábito y cárcel por un año.
Leonor López, doncella, portuguesa, vecina de
Bujalance é hija del dicho Diego Fernández y Ana
López, hábito y cárcel por un año.
Inés Fernández, portuguesa, mujer de Gaspar
Hernández, y Ana López, vecina de Bujalance, há­
bito y cárcel por un año.
Gaspar Fernández, portugués, marido de la dicha
Inés Fernández, vecino de Bujalance, hábito y cár­
cel por un año.
Francisco Fernández, confitero, portugués, herma­
no del dicho Gaspar Fernández, vecino de Córdoba,
hábito y cárcel por un año.
Cristóbal de Ribera, portugués, vecino de Buja.
lance, hábito y cárcel por dos años..
Juan de Ribera, portugués, hijo del dicho Cristó­
bal de Ribera, vecino de Bujalance, hábito y cárcel
por dos años.
Jorge Díaz, portugués, vecino de Bujalance, há­
bito y cárcel por dos ‫ ؛‬ños.
Francisca López, mujer de dicho Jorge Díaz, por-
tuguesa y vecina de Bujalance, hábito y cárcel por
dos años.
Antonio Díaz, portugués, vecino de Bujalance y
hermano del dicho Jorge Díaz, hábito y cárcel por
dos años.
María López, portuguesa, mujer del dicho Anto­
nio Díaz, vecina de Bujalance, hábito y cárcel por
un año.
Juan Díaz, portugués, vecino de Bujalance, herma­
no de Antonio Díaz, hábito y cárcel por seis meses.
Clara Díaz, doncella, portuguesa, vecina de Buja­
lance y hermana de los dichos Jorge, Antonio y
Juan Díaz, hábito y cárcel por seis meses.
Marcos López, portugués, vecino de Bujalance y
cufiado de los dichos Jorge, Antonio y Juan Díaz,
hábito y cárcel por un afio.
Francisco Correa, portugués, vecino de Bujalan­
ce, hábito y cárcel perpetua.
María López, mujer del dicho Francisco Correa,
vecina de Bujalance, hija de Francisca López, rela­
jada en este auto, hábito y cárcel por un afio.
Esteban López, portugués, vecino de Bujalance.
hermano de María López, é hijo de la dicha relaja­
da, hábito y cárcel por un afio.
Ana Méndez, doncella, portuguesa, vecina de Bu-
jalante, é hija de la dicha relajada y hermana de Ma-
ría Esteban López, de edad de doce años, hábito y
cárcel y que se le quite en el tablado y sea reclusa
en un monasterio de monjas por un afío para que
sea instruida en la fe cató‫؛‬ica.
Simón Rodríguez, portugués, vecino de Priego,
hábito y cárcel perpetua.
Domingo Rodríguez, vecino de Cafiete y herma­
no del dicho Simón Rodríguez, hábito.y cárcel por
un afio. y P
María López, portuguesa, mujer del dicho Simón
Rodríguez, vecina de Priego, hábito y cárcel por
un afio. S Y P
Blanca Rodríguez, portuguesa, vecina de Priego,
viuda, mujer que f.ué de Esteban López, y hermana
de los dichos Simón y Domingo Rodríguez, hábito
y cárcel por un afio.
Beatriz Rodríguez, portuguesa, vecina de Priego,
hábito y cárcel por un afio.
Luisa López, portuguesa, vecina de Priego, viuda
de Antonio López, hábito y cárcel perpetua.
Fernando Rodríguez, portugués, vecino de Prie­
go. hábito y cárcel por dos años.
Juan López Caballero, portugués, vecino de Prie­
go, hábito y cárcel por seis meses.
Francisco Alvarez, portugués, vecino de Priego,
hábito y cárcel por seis meses.
Lope de Perea, Machado, portugués, vecino del
Marmolcjo, hábito y cárcel por un afio.
Leonor Méndez, portuguesa, mujer del dicho Lo­
pe de Perea Machado, vecina del Marmolejo, há­
bito y cárcel por un afio.
Andrés de Perea, Machado, portugués, hijo de
los dicho Lope de Perea, Machado, y Leonor Mén­
dez, vecino del Marmolejo, hábito y cárcel por
un año.
María Machado, portuguesa, hermana del dicho
Lope de Perea Machado, y mujer de Manuel Mén­
dez, vecina de Arjona, hábito y cárcel por un afio.
Manuel Gómez Cardón, portugués, vecino de Lu-
cena, hábito y cárcel por un afio.
María de la Peña, mujer del dicho Manuel Gó­
mez, portuguesa, vecin‫ ؟‬de Lucena, hábito y cárcel
por un afio.
Elena de Correa, portuguesa, vecina de la Man-
chuela, mujer de Gaspar Hernández, hábito y cárcel
por dos años.
Fernando Rodríguez Criado; portugués, vecino de
Linares, hábito y cárcel por seis meses.
María de Ulloa, portuguesa, vecina de Anteque.
ra, hábito y cárcel por seis meses.
Francisca de Ulloa, portuguesa, vecina de Ante­
quera, y hermana de la dicha María de Ulloa, hábi­
to y cárcel por seis meses.

Difuntos reconciliados
Diego Alvarez, portugués, vecino de Andujar, hi
jo de madre reconciliada por judía, estatua con há­
bito de reconciliado.
Doña Ana Alvarez, vecina y natural de Aguilar,
estatua con hábito de reconciliada.

Difuntos relajados
Alonso López de Acuña, de nación portugués, hi­
jo de Luisa López, vecino de Priego. Se dió garrote
de noche en su cama dándose tres vueltas á la gar­
ganta con una tomiza de palma con que estaba liada
la escoba, y una reata de rehilado de sus calzones,
las cuales vueltas había ido retorciendo con una
mano de mortero de madera hasta ahogarse. Esta­
tua con insignias de relajado y quemados sus hue­
sos (i). Y ٩1

(1 ) Todas las cosas de este m undo concluyen con la vida


más allá de la cual parece que no se debía extender n in g ú n
poder hum ano. EL sepulcro levanta un muro im penetrable e n ­
tre la región de los vives y la m orada de los que han dejado de
existir. S ‫؛‬n embargo, la. Inq !.isición traspa-aba estos lim ites
violando la jurisdicción d éla m uerte. Form aba causas á losa ue
y a habían fallecido, y si oo t ٢
*a ٢ os ble que éstos sufriesen la
pena á que los condenaba, Ja sufrían los r، stos d ٠j sus C adáve­
res, que se exhum aban p< r más tiem po que hubiese tra n curri-
do; y ،.ara que no dejasen ¡e estar p r‫ ؛‬sentes del me do que era
posible, inventó que tm to los fallecíaos, como los ausentes,
com pareciesen en estatua.
Ausentes relajados en estatua
Gerónimo Díaz, portugués, vecino de Baeza, au­
sente, fugitivo. Estatua,con insignias de relajado.
Pedro Gómez, portugués, vecino de Baeza, au­
sente, fugitivo. Estatua con insignias de relajado,
Manuel Enríquez, portugués, vecino de Baeza,
ausente, fugitivo. Estatua con insignias de relajado.
Enrique Méndez, portugués, vecino de Baeza,
ausente, fugitivo. Estatua con insignias de relajado.
Gerónimo López, portugués, vecino de Baeza,
ausente, fugitivo. Estatua con insignias de relajado.
Isabel López, portuguesa, vecina de Baeza, ausen­
te, fugitiva. Estatua con insignias de relajada.
ínés Díaz, portuguesa, vecina de Baeza, ausente,
fugitiva. Estatua con insignias de relajada.
Blanca Rodríguez, portuguesa, vecina de Baeza,
ausente, fugitiva. Estatua con insignias de relajada.
Isabel Díaz, portuguesa, vecina de Baeza;. ausen­
te, fugitiva. Estatua con insignias de relajada.
Ana Gómez, portuguesa, vecina de Baeza, ausen­
te, fugitiva. Estatua con insignias de relajada.

Relajados en persona
Antonio Gutiérrez de Montiel, marido de María
Nuñez, vecino de Aguilar, judío relapso. Relajado
al brazo seglar.
Francisca López, por otro nombre Díaz, portu­
guesa, vecina de Bujalance. Relajada al brazo seglar.
María Núñez, vecina de Aguilar, mujer del dicho
Antonio Gutiérrez de Montiel. Relajada al brazo
seglar.
María de los Santos, portuguesa, vecina de Prie-

mmm
go, reconciliada relapsa. Relajada al brazo seglar.
Todos estos, y más Isabel Alvarez, portuguesa
vecina de Andújar, que por ser tullida y ciega, vino
en una silla, y le dieron hábito de aspa y abjuró de
vehemente eran judíos observantes de la ley de
Moisén con sus ceremonias. Esto es, amortajar sus
difuntos con lienzo nuevo, ayunar algunos ayunos
de judíos, en especial el ayuno del día grande, guar
dar los sábados, ponerse ropa limpia los viernes, y
en ellos aderezar los candiles y desangrar las car­
nes (1) no comer tocino, ni conejos, ni pescados sin
escama y otras semejantes ceremonias de la dicha
ley.
Acabadas de leer las sentencias, se entregaron los
relajados al brazo de la Justicia Real y al Corregí,
dor de esta Ciudad en su nombre, y por su cuenta
quedaron en la media naranja donde estaban, y ba­
jaron de ella los penitentes que habían de ser recon‫״‬
ciliados y absueltos por el tribunal. Para esto, todos
se hincaron de rodillas junto á la peana del tribunal:
desde ella, el inquisidor más antiguo, D. Damián de
Armenta y Valenzuela, tomó sobrepelliz y estola, y
el secretario Juan Tello, el ceremonial, y les fué di­
ciendo á los penitentes las palabras con que todos
abjuraron sus errores y herejías, unos de levi y otros
de vehementi, detestando los que hasta allí habían
seguido, y protestando de nuevo con juramento en
forma de vivir y morir en nuestra santa Fe. Tomó
luego el ceremonial el presidente, y comenzó en voz
(J) Si la hubieran comido sin p racticar antes esta d iligen­
cia, so hubieran parecido n enps á les cristianes, porque ésto»
cieitam °nte no tienen el m al gusto de com erla c‫ ؛‬n b s ngre.
E s ti c s tu m tre y otras que aqui se atribuyen á 1 s ju d ío s pa­
recen bagatelas indignas de llam ar la atención de n ingún tr i­
bunal.
alta y tono las preces y absolución de las excomu­
niones y censuras que habían incurrido por sus deli*
tos y errores; con lo cual el Licenciado Antonio de
Cea y el Licenciado Pedro de Vergara Escobar, am­
bos capellanes y ministros del tribunal, que asistían
con sobrepellices, les dieron á besar dos cruces en
señal de que la Iglesia los reconciliaba y admitía en
su gremio. Hecha la abjuración, el presidente volvió
á tomar el ceremonial, y en voz alta prosiguió la ab­
solución, dándoles con una vara larga sobre las ca­
bezas mientras los absolv a; lo cual hacían también
con algunas varas menores los dos capellanes (1)
del tribunal y otros sacerdotes ministros. Cantaba
en esta ocasión el miserere con suave y devotísima
melodía la música de la Catedral, no sin lágrimas y
devoto sentimiento de la innumerable multitud de
gente que concurrió de toda la comarca y demás
partes distantes.
Hecha la absolución de los penitentes, se volvie­
ron á entregar cada uno á los dos familiares que lo
habían traído; y así, con el mismo orden que habían
(i) E x tra ñ a cosa es que los que castigaban l ٩ s hechicerías
usasen practicas de hechiceras para abso Ver los reos de sus
del t ١s. Circ í, aquella m aga f .mosa e n t ٠ ٠e los poet s. les daba
tam bi íu coa u n a v a rita en la cabeza á los que quería conver­
tir en bestias, como en boca de A quem énides refiere Ovidio en
el libro 14 de ias transformaciones.
...Accipimus sacra data pocu^a dextra:
quce s'nnul orenti sitie^tes hauslmus ore,
ó٧ te .d tit summnos ٠v ir‫؛؛‬a dea d i n capillos;
et pudet et referam. setis horresrere ccepi,
necjam posse queri, pro nobis edere rancum
m urmur , et in terram toto procumbere vuHu.
Lo misuío pr .eticó para convetir en ave á su querido y
desamorado Pico:
Ter juvenem ha culo tetinit tria carmina d ixit
٠

Es re c u la r que no supiesen los señores inquisidores que cuan­


do hacían esta cerem onia se asem ejaban á Circe.
venido volvieron los pendentes á la cárcel, llevan‫؛‬,'‫؛‬o
‫ ؟‬a٥a u‫ ؟‬.su vela encendida, por ser ya de noche 0
Y el ‫؛‬ribunal también volvió á caballo‫ ؛‬como habla
venido, con l‫ ؟‬s do‫ ؟‬cabildos Eclesiástico y seglar, y
‫ ؟‬uchos ‫ ؟‬-abaceros familiares, acompañando ai estan
.darte de la. Fe hasta dejarlo en los alcázares reales
-A los relajados, dispuso la Justicia Real -para lie
,varios al quemadero e_n jumentos, como, suelen
-acompañados de alguaciles y otros ministros deJus
ticia, con preg‫ ؟‬ner۶ y verdugo. Asi los l'levaron por
calles acostumbradas, fuera de la Cudad, por la
puerta dePlacencia, á un campo junto á el camino
de Madrid, que vulgarmente llanían el
‫ ؟‬0 ‫« ؟‬cada, uno de estos relajados habían estadO des
de la noche antes dos religiosos, sacerdotes doctOs
y g ‫؛‬aves, para disponerlos‫ ־‬en aquel trance con pala‫״‬
‫ ة ةﻟ ﻸ‬y exhortaciones s‫ ؟‬ritas, y todos los medios que.‫׳‬
tiene la cristiana y piadosa caridad, sin que dejasen
۶ste intento hasta quilos reos dejaron la vida ‫־‬en ei
fuego. Enasto trabajaron religiosos de las Ordenes
de Santo Domingo, de San Eíancisco, de San Agus‫״‬
tín y del Carmen. g
-Acabado el auto, por orden del tribunal, el secre
ta٢io Pedro de Salinas, habiendo convocado mucho
número d‫ ؟‬familiares, .comisarios y otros ministros
de laJ‫؛‬n٩u‫؛‬-sic٠ ión, llevó con muy decente acompaña
miento y copia d^ luces, la ‫ ؛‬ruz que estuvo en el
,Franlsc
Francisco, ‫ح‬.‫لﺀ‬06
de ‫;ه‬donde
‫ل‬:‫ ﻣﺎ‬: se andas
había ,traído
‫ ؛ إ ؛‬onvCntOde San
Ejl d‫؛‬a siguient‫؛‬, l‫ ؛‬s penitenciados que ‫ ؛‬abían
caree.pD‫ ؟‬rpetua
cárcel rrf .<‫ﺀﺀئﺀﺀةا‬
de este tribunal fueron ]‫؛‬evadc)sala
y en ella quedaOn
‫ ؟ ؛ ؛‬egados á su alcaide para que cada uno cUnlplie‫״‬
se SU DPnUpnrh ٠
73
Otro día salieron Pedro de Navas, secretario, y al­
gunos familiares, con los que habían de ser azotados
por ‫؛‬as calles acostumbradas, en las cuales, con pre­
gonero y verdugo, se ejecutó la pena que se les ha­
bía dado en sus sentencias.

En 1630 se celebró auto particular en el Monas­


terio de San Basilio, y en 1640 se celebró otro en el
convento de Jesús Crucificado, del orden de Santo
Domingo (1). No hemos podido adquirir noticia de
los reos que en éstos salieron penitenciados.
En Domingo 24 de Febrero de 1647, celebró otro
auto el Santo Oficio en el convento de San Pablo, y
salieron diez y siete penitenciados, entre ellos dos
hechiceras, un blasfemo, uno casado dos veces, un
lego de cierta orden, que sin ser sacerdote había ce­
lebrado, un encubridor, solicitador y fautor de ju­
díos, y once de esta religión (2).

(1١De cuando en cuando se acostum braba á hacer un auto


·en este convento para, que sin duda por el privilegio de dom i­
nicas, elidiesen presenciar las m onjas tan santos y divertidos
espectáculos. No sabemos por qué no se h aría io mismo en
otr s conventos de la m isma orden que hay en esta ciudad.
٢ 2) hl año anterio r de 1616, día 3 de Agosto, se hizo entierro
por uno de los curas del Sagrario en la capilla de la In q u isi­
ción, desoués de 1 s nueve de Ja noche, á un reo que habla
-muerto en las cárceles por lo que se ahorró de salir en auto.
ü
AUTO
G E N E R A L DE LA FE

esto es; la verdad católica triunfante contra


el error: la Iglesia, esposa legítima de Cristo,
vengada de la repudiada Sinagoga, de los
enemigos desertores del nombre cristiano; per­
donados unos, castigados otros, todos cenci­
dos á los pies de la Santísima Cruz, por la
oliva justa, por la espada misericordiosa del
■Tribunal de la santa Inquisición de Córdoba.
Lunes tres de Mayo de 1655.

S. JOANNES CHRISOSTOMUS
Tomo I. suorum operum, de Cruce, ad illud
Matth. 16.
Tollat crucem suam, & sequatur me.
Sed ne quis existimaret hoc w tum satis esse, para­
tos scilicet esse ad mortem (sunt endm parati & latro­
nes, & venefici & parricidae omnes), addidit: & sequa­
tur me. Non fortem, inquit, quaero; nec eum qui
appropinquantem mortem non horrescit; sed bonum,
continentem, moderatum,, omnique virtute praeditum.
ET PAUCIS INTERJECTIS

E x quo enim Christus venit, vis exercitus vestri١ o


Judaei, dissoluta est, sublatumque Sacerdotium, d
Romanis dispersi estis. E x eo tempore q!>o Crux nate
est, dfc d majoribus vestris ei Christus suffixus est,
ju ra vestra omma exciderunt, ex Judcea patria, vestra
excessistis; in diversa loca dispersi estis; atque in
orbe terrarum ab oriente ad extremun terroe vos
omnes gentes, & contemnunt, & rident.

Al iluslrísimo y reverendísimo Sr. D. Diego Arce


de R inoso, obispo, inquisidor general del Consejo de
su Majestad, etc.

Esta relación breve, que por mía no merece los


pies de V. S. I. por Ja materia en que se ocupa*
que son los aciertos y felicidad de los cuidados
de Y. S. I. podía sin ambición llegar hasta su cabe‫״‬
za coronando sus sienes, pues héroes tan grandes
sólo de sus obras se coronan. Estos son los lauros
siempre verdes, que nunca marchita .el tiempo, á
gloria de Dios obrar con admiración en d siglo
presente, y dejar gloriosos ejemplares, que imiten
los venideros. En ella verá V. S. I. el auto general
de Fe, que se celebró en Córdoba con los auspicios
de su nombre con las atenciones de su prudentísi­
mo gobierno, á que correspondió la fortuna con
Jos sucesos.felices, quasi ipsam puderet, nisi m ani­
jes tis tu s virtutivus etiam suffragiam snum addi-
disset. Sinesius. I. de Regno. Yerá también Y. S. I. se
logró su santa intención en la elección, que hizo de
los jueces que hoy ocupan este Tribunal santo, en
qui. nes letras, virtudes privadas y públicas, celo
de la Religión, indefenso trabajo, a.istencia continua
a‫ ؛‬oficio aun mucho más allá de la obligación, son
tan conocidas prendas, que quitándose cada U-Ua á,
la otra el ser Unica, hacen todas juntas Unico para
e t e oficio á cada uno. Verá juntamente V. s. 1. los
triunfos de la Católica Fe contra la apost.asia, y se.
‫؛؟‬- ‫ ؛‬grará de ver qup anden tan jqntas es‫؛‬as dos cam-
sas‫ ؟‬la gloria d¿ Dios y laS alabanzas de V. s. !‫־‬٠ y
sirva esta razón, aunque de paso, para escusaripe
con la modestia de V. s. de haberlas tocado.
a‫؛‬uaquetanligeramente.UJtimamen‫؛‬e yerá V.S.I. mi
obediencia, pues habiéndome mandado este saqto
Tribunal notase las cosas memorables de aquel día,
obedecí en un papel escrito de m‫־‬i mano. Pero vien.
do en él cosas tah dignas de que se publicasen á
honor de Jesucristo nuestro Sehor el celo de su
gloria me obliga á darle á la estampa, y el dese‫ ؟‬de
Satisfacer en alguna parte ias obligaciones que tiene
mi religión á este santo Tribuna), columna firme
de la universal cristiana. Quizás las mudas voces de
esta relación harón presente el auto que vimos en
Córdoba á las naciones extranjeras, que coir tanto
dolor hora Eu'ropa. viéndolas infectas de la herejía.
Quiera Dios cumplir nuestros deseos y guardar
para que nos Ío's dé cunrplidos, á tanta gloria de, la
‫־‬Iglesia, exaltación de la Fe, y aumentos de nuestro
cató ico Monarca, la persona de V. s. I. Asi desea,
asi suplica en este Colegio de la compañía de Jesus
de Salita Catalina de Córdoba en 4 de Mayo de 1655.

El menor capellán, ‫׳‬y más humilde sierro


de V. s. 1. que sus pp. b.

Nicolás Martinez.
‫י‬
‫וויי‬
Public.ción solemne del auto
Habiendo el tribunal de la santa Inquisición, que
reside en esta ciudad, acordado celebrar Auto gene­
ral de fe, para castigo público de los secretos após­
tatas de esta cizaña feraz que el cctnún enemigo
siembra entre las mieses, quizás por más envidiadas
del católico campo de España, escogió el día más
á propósito de cuantos lleva el año, que fué lunes
tres de Mayo del presente de mil seiscientos cin­
cuenta y cinco, dedicado á la fiesta de la Cruz, pie­
dra en que ha muchos días tropieza el judío, para
que dando en ella de ojos abriese los del entendi­
miento, qué tan ciegos tiene su obstinación. Esco­
gióse con prudentísimo acuerdo el día de la Cruz,
pata desagraviarla de las ofensas que gente de dura
cerviz, imitadora de sus pasados, incrédula de sus
mismas dichas, hace al principal instrumento de
ellas. Este día, pues, quedó la Cruz adorada del ca­
tólico amigo y vengada del enemigo infiel, prime­
ras y postreras glorias de la pasión de Jesucristo, en
lenguaje del apóstol San Pedro. De esta resolución
se procedió á las acciones exteriores y públicas, ma­
teria en que sólo puede ocuparse nuestra relación,
venerando en la majestad y acierto de ella la justi­
ficación invencible de las demás que se quedan en
el inviolable secreto de este Tribunal, en quien se
hallan hoy por jueces é inquisidores apostólicos, un
triunvirato de personas tan grandes, que en sólo sus
nombres tienen sus más aventajados elogios. El se­
ñor D. Bernardino de la Rocha, prebendado de
esta santa iglesia, colegial del mayor de Cuenca, in­
quisidor más antiguo: el Sr. D. Bartolomé Bujan de
Somosa, canónigo de la santa iglesia de Cuenca: el
Sr. D. Fernando de Villegas, colegial del mavor de
gan Bartolomé, y por fiscal dignísimo, el Sr D. Juan
.Marín de Rodesno, colegial del mayor de CuCnCa
en cuyos panegír‫؛‬cos nO es licito detenerme, por-
‫ ؟‬ue no quiero malquistar esta relaciOn con su rao‫־‬
.destia
-Martes, pues, treinta de Marzo, tercer día de pas
cua que consagra Ja iglesia a la resurrección de Cris‫״‬
t‫ ؟‬N. s. cordero resucitado, que sOJo celebro muerto
el judaismo (no.se Je concedió más) fué célebre en
‫ ؟‬st‫ ؛‬. ciudad ‫ ؟‬or la solemne publicación del auto, que
se h ‫؛‬zo con todas Jas circunstancias d‫־‬e grandeza y
-autoridad que pedia la ocasiOn. A las treSde la tar
,de salió de 'los reales alcázares, asiento del Tribunal
el licenciado D. Pedro de Armenia, prebendado de
esja sa‫ ؟‬ta Ígl‫ ؟‬to Oficio, que:s¡a secretario del Sa٤
estos días se hallaba ejerciendo él de fiscal, por no
haberle propietario, acOmpafiado de mucho número
-ce ministros, á dar aviso del auto al ilustris'imo y re
verendísimo s^nor D; AntoniO de baldés, obisp‫ ؛‬d'e
‫ ؟‬sta ciu‫ ؛‬a‫؟‬, y al ilu‫ ؛‬-trisimo cabildo de la santa igle
sia catedral. Su ‫ ״‬ustrísima le oyó, y en las palahas
y. ‫ ؟‬.orteses demostraciones dio a entender Ja venera
ciOn que hace del Tribunal‫ ؟‬.pero respondió excusán
dose de asistir, p۶r haber de salir el día siguiente á la
!‫ ؛‬sita de sus ovejas‫ ؛‬cuidado digno de tan vigilante
‫ ؟‬-astory.no ser posible volver á Córdoba el día se
halad‫ ؟‬al auto. Llegó también el dicho fiscal á la
santa iglesia, donde esperaba ya prevenido un dla
f í ü ‫ق‬٤‫ﻷﻗﻼل!ل‬ísirno cabildo‫ ؛‬entró en él, sentóse y dió
el recaudo: que brevemente contenía dar avis‫ ؛‬al
cabildo del Auto general, que se liabía de celebrar
‫ﻛﺞ‬٠ ‫؛‬٢‫قﺀ‬. ‫ ﺣﺐ‬١y٠j para gloria del nombre cristiano,'M
exaltación de nuestra santa fe católica, y confusión

i w l ü l i ü ^ ü ^ ü
de ‫؛‬a herejía y convite juntamente, para que acom­
pañasen y asistiesen sus capitulares al Tribunal y
cadalso el día referido, aumentando con sus perso­
nas la autoridad de la acción. Respondió el señor
doctor D. Francisco Antonio Bañuelos, consultor del
Santo Oficio, .canónigo y maestreescuela de esta
santa iglesia, presidente en su cabildo; y en su nom­
bre, con la estimación debida á tan alegre aviso, que
el cabildo habiendo tenido su acuerdo respondería
al Tribunal santo la resolución que tomase. Salió el
fiscal y fué acompañado al despedirse con las mis­
mas cortesías, con que fué admitido.
Al mismo tiempo q-ue salió el fiscal para los avi­
sos dichos, salió juntamente de los reales alcázares,
D. Iñigo Fernández de Córdoba, Ponce de León,
caballero de la orden de Sant Yago, veinticuatro de
esta ciudad y alférez mayor del pendón real de ella,
familiar del Santo Oficio, á quien el Tribunal eligió
para esta ocasión por su alguacil mayor, por enfer­
medad de D. Gonzalo de Cárdenas y caballero de
la orden de Calatrava, veinticuatro de esta ciudad,
teniente de alguacil mayor de este Santo Oficio,
por el excelentísimo señor D. Luis Méndez de Haro,
marqués del Carpió, conde-duque de Olivares, cuya
es la propiedad de esta vara. Iba el alguacil mayor
en un vistoso y hermoso caballo: acompañábale don
Gonzalo de Fiores, secretario del Tribunal y otros
muchos ministros, familiares y caballeros de esta
ciudad, centro de la nobleza española, todos con
vistosas galas y sobre caballos cordobeses, forman­
do un escuadrón de caballería, hermoso á la vista y
formidable al infierno. Después de la caballería iba
por infantería una compañía de soldados que tienen
estos reales alcázares, y delante de todo el acompaña-
chirimía utp ‫ة ؟ ر ﻻا‬ s .n .r o de trompetas, alabales y
‫ﻟﻠﺊ؛؛‬٢5 ‫ اا‬3‫ق‬.’ Pasóoste lucido acompañamiento por la s

Feria. <hasta nup ‫ ة ؛ ﻗ ﻠ ﻐ ﻼ أ‬٠; ‫ ﻫﺄ?ؤاﺛﻞ ﺀ ؤ‬: ‫ ״ ؟ﺀ!! ة ل‬٠‫? إ‬


ciu d ad ,fb io el. alguacil ‫ ؛‬ayor D. Iñ go F‫ ؛‬rn3‫ ؛‬d ‫ ؟‬z
de ‫ ؟‬drdoba y el secretario D. Gonzalo de Flores;
‫ ״ﻫﺌﺔﻻﺀ ج‬recibidos ‫ ؛ ؛‬la a ‫ ؛‬tes‫ ؛‬la de^ cuatro cab¡'
‫ ؛‬eros ve٩ ‫ ؛‬٤U٤ ro‫ ؛‬y dos j ‫ ؛؟‬ad ‫ ؟‬s, que d^utó
este tan debido agasajo la cUdad. Entraronasi
‫״؛؛؛‬0 ‫ ؟‬panados y después de sentados, diOel alguacil
‫؛‬ecaudo a la ciudad, que el fgcal á
١ ‫״س ب‬٦ ‫ ﻷهء ؛ ء־ا‬٠ ‫ ؛‬٩ ‫ا‬٤‫ ة‬res‫ ؛ ؟‬í٦d ٤ó D . ‫ ؟ ؟‬ncisco de
as Infantas,. cab.‫؛‬a ‫ ״‬e‫ ؛‬o de laorden de Calatrava, vein..
٠
t‫؛؟؛‬jatro más antiguo, con toda la urbanidad y' mues‫־‬
‫ ؛‬as de agradecimiento que pedían las ^oblgacio.nes
hablaba.”que
hablaba, ! ‫ﺔ ؛ ؛‬después
‫ ﻗ ﺌ‬: ‫ ﺔ ة‬de
‫ﻤ ﺎ ﻓ‬tratado
‫ ﺋ ﺔ ﺋ‬١ el
ciudad
caso, la ciudad
avisaría por sus diputados al Tribunal la resolución
٩‫ ةةﺣﻼ‬tomase, que seria la de mayor obsequioála
tuina y ren^s^ní rn٢١s ‫ ﻻ ؟ ا ل ; ﻓ ﻪ ؟ ؛ ا ! ل‬١?‫؛‬ica.el Tri.
‫؛‬ü ! i e٨pr! f ١nta ٠ Despedidos el algUacii niayor y
.secretario, en la misma forma que fueron recibidos
r.d m .a 1 ‫ ﻗ ﻤ ﺎ‬Pu ‫ ؟‬٥ el Ayuntamiento, ;donde ٧se ^ rt
‫ ح؛‬dio al pueblo el primer aviso puhlicO á voz alta
de pregonero, que decía :

Pregón
todos lo s :e c in o s y moradores asistentes
p re sid e n te s en esta ciu d a d de Córdoba, qUe lo S se.
‫ ؛ ل ت ت;> غ أ ل م ع ء ! ع‬٠ ‫ء د ل‬ _
£ ‫ اةﻳ ﺔ ؛ﺀ؟ث؛ﻫﺔﺣﺎس؛ة ﺋﻬﺘﺌﺔﺋ ﺮ ﺀةﺋﻪ‬٠
‫ ﺳ ﺌ ﻲ ﻫﻴﺮﺀ‬٠ ‫ﺑﺞ‬
‫ةاةﺀ‬ ٠
‫;؛‬0 ‫س^ﻋﺚ؟ة‬ [‫إ‬٠‫ﻻ‬ .‫؛‬ ‫ﻎ‬ ‫ﺣ‬ ‫ﺗﺄ‬ : ‫ه‬ ‫ﻷ‬ ٠‫ح‬ ¡ )
Nuestro Senor y exaltación de su santa fe católica
I 83 ‫؛‬٠ ٠ - ٠—

y ley evangélica y extirpación de las herejías , el


p limes que se contarán tres de M a yo , de este presen·
i i te año. Y se conceden las gracias é indulgencias
1‫ ؛‬por los Sum os Pontífices dadas á todos los que
acompañaren y sirvieren al dicho auto. Mándase
‫؛‬٠ i pregonar , por que venga á noticia de todos.
jl ٠ ١ Habló el pregonero y siguióse la música de trom-
. petas y atabales, que. en esta ocasión fueron cajas de
querrá, qae se publicaba contra el error contue
de los enemigaos de la verdad católica. Este mismo
pregón se repitió varias veces en las calles y plazas
de esta populosa ciudad, y en la misma orden con
/: que había salido volvió el acompañamiento á los
reales alcázares á dar la respuesta al Tribunal de su
embajada. Aquí se disolvió aquella pompa verdade­
ramente grande, quedando la ciudad toda en una
festiva espectación del día mayor que le ha amane.
I cido, celebrando anti con la esperanza,
I los triunfos de la fe y victorias de la Cruz,
i Tratóse etilos dos cabildos el negocio propuesto,
y en la resolución, que fué aceptar el convite, acom.
‫؟‬ pafiar al Tribunal, asistir al cadalso, y ofrecer los ca-
I pítulares todos sus personas y vidas en veneración
del tribunal (1), cuya causa es la fe, no hubo difi­
cultad, antes con concordia summa de pareceres, é
así lo respondieron al tribunal por sus diputados.
Fábrica del cadalso
El día inmediato á la publicación del auto, se pre.
(1) ¿Puede llegar á más la ba٠ ]eza y hum illación servil de
estos q ue ofrecían hasta sus vidas en veneración del Tribunal?
He aquí en qué se fundaba el orgullo, la a lten ería de muchos
inquisidores.
! . no; la fábrica d‫؟‬l cadalso, y se remato por bajas
‫ ! ؟‬se acostumbia, en cuya* descripción es fuerz 0^ 0
de‫؛‬enerme, para que pueda la aprehensión delinear
a¡ !‫ و‬.‫ج‬v 3‫ ؟‬rdadera del teatro que le ocupó. Tiene ‫>ءة‬
‫؛‬a ‫ ؟‬luda‫ ؟‬una capacísima plaza, que comunmente
Corredera ,por que en el'la se corren to se llama la.
ros, y se dan al pue‫ !؛‬:los espectáculos que pa 0
regocijo;public^ uso la policía de ‫־‬l3s r e p á ‫ ״‬ca?e ‫؛‬
todos S-iglos. En esta plaza se fabricó el cadalso
arrimado á la parte de e ‫؛‬la occidental, que dereGha‫״‬
mente mira al Oriente, sobre fuerte's y frecuente‫؛‬
pin‫ ؟‬s> qup popian resistir con su firmeza, nO í las de
nn día so ‫؟؛‬, sino.á la‫ ؟‬fuprzas de un siglo ‫ ؛‬El plan
estfba sublime al suelo d٥ s v‫ ؛‬ras y meda, su lO g t
tud que cprria con ‫ ؟‬testero de la plaza dicho, cu 1‫ ؟‬-
‫ و ؛؟؟؛‬y ‫ ق؛ﺟﻖ‬varas. Su Jatitud treinta y seis. Su figura
cuadrada‫ ؛‬cercado de un pretil de vara en alio. A la
‫ ؟‬fíí ‫ ؟‬: ! ep ٤entr‫؛‬٠ nal con artificio se dispuso puerta.
١p‫ ¡؛‬n‫ ؟‬i‫ ؟‬al y e ‫ ؛‬calera‫ ؛‬-la puerta era levadiza, que ie
vantada en alto ۶ 0n violencia de cuerdas di^s^pas‫־‬.,
y ‫ ل‬3‫ﻟﻜﺎلء‬٠ d‫ ﻷ‬١ ‫ لق‬suelo, por su mismo peso le impidiese
‫ ؛‬v ٥ Jnn‫؛‬١y ar a٠d‫ ؛؛‬tr‫ ؛‬o de sus guardas‫ ؛‬esta puerta¿ 0 '
‫ ؛‬astrilJo, SÓ1‫ ؟‬se h‫؛‬abí‫ ؛‬d‫ ؛‬le^ a ^ r en las entradas SO;
‫ل‬١
‫ ح‬procesiones,cabildos y tribunal. Para la
entrada de personas particulares, en la misma plair‫״‬
Fvr

.‫ د‬.se .abrió un postigo f q u f o hecho asi con pro


videncia particular, p^ra qUe ciando se abriese a
personas selectas‫ ؛‬no se pudiese e ‫ ؛ ؛‬ar c o n e lla s e l

‫ ة‬1 ‫ ؛‬eSpitOqi ‫ة ؛‬ dibia á las guardas, p


pa٢‫؛‬e ۶ c‫ ؟‬idental, s ‫ ؟‬,l.evantaron seis gradas
q-d.co-ían t‫ ؛ ؟‬a la longitud del plan, sobre ellas en
- ; . ‫ ؟‬todo el ‫؛‬١ ۶ ٩ ‫ ؛‬se d¡s‫ ؛‬ug‫ ؛ ؛‬asiento d; 1‫؛‬e‫؛‬í
Tribunal‫ ؛‬colgóse un dosel que para este día se
labró costosa y curiosamente, de terciopelo car­
mesí, bordadas de oro las armas de la Majestad
Católica, como dándole, y ofreciendo victorias á las
plantas tíe un Cristo crucificado, hermosa y viva­
mente dibujado de imagineria, que se levantaba
sobre el escudo Real. Al lado derecho la oliva, y
ai siniestro la espada, insignias de la benignidad, y
justicia, que en este santo tribuna., tan sabia, como
justamente se tiemplan, sin que quede la una con
agravio de la otra. Sobre todo el escudo se leía el le­
ma de que usa este tribunal, y sólo él puede con ra­
zón decir: E x u r g e D o m i n e j u d i c a c a u s a m t u a m , tomado
dei salmo setenta y tres, escrito con letras bordadas
de plata y oro. Salió todo el dosel majestuoso y
rico, hijo de un lindo gusto y curiosa mano del ar­
tífice, y digno al fin de la acción para que se destina­
ba su labor. Debajo de él se pusieron tres sillas de
terciopelo carmesí, con clavazón dorada. Al lado si­
niestro después de todas tres otra de baqueta de mos-
cobia que salía algo fuera del dosel. Delante de las
tres sillas, el sitial con tres almohadas de terciopelo
carmesí, con galón y borlas de oro. A los dos lados
í de! dosel y sitial, se dispusiéronlos asientos para
los dos cabildos, sobre las seis gradas dichas. A la
٤ mano derecha puso el cabildo eclesiástico sus ban­
cas cubiertas de terciopelo carmesí, y á la mano iz­
quierda, las suyas forradas de la misma tela la ciu­
dad; todas ellas estaban una tercia inferiores á las si­
llas del tribunal, y algo apartadas. Uno y otro cabildo
mandó colgar el testero á que se arrimaban sus ban­
cas de riquísimas colgaduras, que formaban á la
vista una apacible primavera. Todas las seis gradas
se cubrieron de alfombras, y sirvieron de asiento á
las personas graves y doctas, de que tienen gran
número en esta ciudad las religiones sagradas, cali­
ficadores, comisarios y otras personas de calidad.
En el plan del cadalso, enfrente del tribunal, se
puso el a,tar, y se aderezó con muchos blandones
de plata, y frontal curioso de color morado. Dos
pulpitos estaban á los dos lados en iguales distancias
del altar. En el testero del cadalso oriental, que es la
parle por donde entraba en la plaza, se les dió asien­
to á los reos, en la media naranja que llama el vul­
go, pero en esta ocasión, más tenía forma de media
pifia, por ser su figura ochavada, y constar de trece
gradas, que disminuían de su anchura con la misma
proporción con que se iban levantando en alto. Des­
de este asiento de los reos, corrían dos pasadizos, ó
corredores, resguardados de pretil de balaustres, cu­
ya altura sobre el plan común era de vara y media:
estos corredores, remataban en dos peanas altas; y á
fin de que por los corredores viniesen con comodi­
dad los reos y en las peanas estuviese eminentes,
para ser vistos del teatro, cuando se les leyese sus
causas. Y para que las pudiesen oir, venían á estar
las dos peanas, ó tabladillos cercanos, á los dos pul­
pitos. En el plan del cadalso se les sefhló estrado á
las señoras principales de esta ciudad, levantado una
tercia del plan común, alfombrado y cercado con
barandas cubiertas de seda. Al lado siniestro se dis­
puso otro en igual forma, para las mujeres de ios
oficiales del tribunal. A cada uno de estos dos pa­
lenques se le dió puerta falsa, y escalera, por don­
de pudiesen entrar con toda comodidad y decoro
las personas que los habían de ocupar. Toda la pla­
nicie que restaba, se llenó de bancos, diputándose
los más inmediatos al altar de una y otra banda á
los caballeros de esta ciudad, especialmente á los
de las Ordenes militares, de que cuenta Córdoba tan­
tos en número, y en prendas tan aventajados, que
ellos solos pudieran hacer dichosas las Ordenes de
esta religiosa milicia española. Finalmente el cadal­
so salió anchuroso, capaz, y con todas las conve­
niencias que pudo discurrir la atención y ejecutar el
arte, para recibir y sustentar en sí multitud tanta sin
alguna confusión.
‘.Para evitar los rayos del sol, que por Mayo son
tan ardientes en esta ciudad, se previno un toldo de
lienzo, que cubrió todo el tablado, desmintiendo la
vista al mirarle tan entero, tan estirado y firme, las
imposibilidades que se aprehendían antes de su ejecu­
ción. A esta firmeza se añadió ١a primorosa preven­
ción de disponerle de suerte que pudiese con toda
facilidad correrse, si soplase algún viento, y con el
viento el peligro.

Disposiciones y antecedentes
En la fábrica de la plaza se trabajaba con toda prisa
y desvelo, cuando sabedor el tribunal ٩ue el exce­
lentísimo Sr. D. Luis Fernández de Córdoba, mar­
qués de Priego, duque de Feria, trataba de venir á
Córdoba á la celebridad del auto (i), quiso aumen­
tarla logrando la ocasión, y escribió carta á su exce­
lencia, convidándole para que llevase el estandarte
en la procesión de la santa Cruz, domingo dos de
Mayo. La carta fué remitida al comisario de Monti.
lia, por cuya mano su excelencia la recibió y estimó,
aceptando desde luego el convite. Y como ya corría1

(1) A La verdad que denota tm perverso gusto en echar un


viaje para asistir á la celebridad de un Auto de fe.
.por su cuenta el estandarte, convidó para que á su
lado llevasen las borlas de el, al excelentísimo se.‫״‬
ñor duque .de . ‫ ؟‬ardona, y al excelentísimo señor
esios tr tTtulostandes ‫ ؛ ؛‬se‫ ؛‬0re‫ ؛‬p0r tanto‫؛‬
‫ﻟﻠﻢ‬،‫ﻟﻼ‬٠‫ ه‬g٢andes (y ‫ ؛‬on lo más por si mismos, que

‫ﻫﺠﺔ؛‬
el1٢5Santo
‫ةﻗﺌﺔﻻﻷق‬ {?‫ﻗﻞع‬٠‫ﺣﺔﺀ‬
Oficio; ‫اﻗﺎﻳﻖ)؛״‬1٠٢‫ " ^”ا‬las
y precediendo ‫ﺟﺎ‬: ٠diligencias
^ ٠‫ ﺷ ﺎ!هﺀل؛‬3‫ﺣﺎ‬
or٠8‫״‬
de pruebas y jur‫ ؛‬mentj, fuergn Cr‫؛‬eadOs
‫ ؛‬a‫ ؟‬i٠iar‫ ؟‬s, cosa de que sus excelencias rn‫ ؟‬strar‫ ؟‬n
todapS‫ ؛‬macion, y ‫ ؛‬str‫ ؛‬n‫ ؛؛‬j j las ٧‫ ؛‬ner‫ ؛‬s y cru.z de
-víspera y día de.1 auto, con ge
neral aclamación ‫! ﺣﻪ‬٥٥: Ja ciudad, y en especial Je
la gente ‫ ؟‬nte‫ ؟‬dida, que sabe conoce‫ ؛‬los fOndoS de
.esta acción discretamente religiosa
p ‫ ؟‬r este mismo tiempo en‫ ؟‬r0 en esta ciudad el
٥٥‫ ؟‬t‫؛‬simo y reverendísimo p. Fr. Juan Manera mi.
.‫ﺀي ״‬٤٢.‫ اق !ﺀل؛ﺀ ! ه‬.de ¡a orden de San Francisco, persO-
5‫ ״‬٠٩‫ ״ج ; ? } ﺀ ﻻ‬-eortos los puestos á la glande
i f j e ! ‫اب;؛؛ﻻ‬éritos Parece disponía D.0S coi? espe‫؛‬
0٤‫ﻟﻞ ﻟﻖ‬.!:‫؟‬:!‫ﺀاﺀ׳(ل‬١‫ ﻗﻞﺀ‬las circunstancias todas que podían
¡ ajmayor solemnidad del auto? co?a que e.riduc
‫ ؛؛‬pueden bien creer: pues en ello vol‫ ؛‬ía ‫ ؛‬or su
ca۶sa El reverendísimo padre general fué al Tribu.
‫ ׳ ؟‬donde fiabio, ofreciendo su persona, y religlO-
‫ ؛‬Sima familia ai Ser'vicio del Tribunal, en 1‫ ؛‬ocaSón
! ٢f ١ ‫ ؟‬۶‫ ؟‬.se esperaba, ofrecimiento a que respon
benevolencia¡ 1 ‫ ﺀق ة ﻻﻟﻞ هﺀ‬de toda estimación V
Dos días ant.es, cuatro ministros del Tribunal, de
^orden suyo, avisaron á todas las religiones, que 'sue
Jen concurrir á las ‫ ؟‬rocesioesgUbdcas asistiesen a
tarde? Y ‫־‬8‫ ق؛اق 'ق‬Cruz el domingo siguiente por"la
para que su‫ ؛‬p’relados y seis persona‫ ؛‬deT asm as
graves de sus conventos, se hallasen al auto, ofre­
ciéndoles asiento competente; á que todas ofrecie­
ron, como trazos de la fe, su asistencia y sus cora­
zones, dedicados á la obediencia del Tribunal. Dios
también avisó, por los mismos ministros, á todas las
iglesias parroquiales, y regulares de la ciudad, ad­
virtiéndoles no tuviesen misa cantada, ni sermón, el
día tres de Mayo, consagrado á la celebridad del
auto.
En estas prevenciones se gastaron los días desde
la publicación, y ellas fueron tantas, y de tanto em­
barazo, que parecieron los días pocos. Llegó el Do­
mingo dos de Mayo, y por la mañana, D. Gonzalo
de Flores, secretario, con otros muchos ministros del
tribunal, echó bando á voz de pregonero, que por
mandado de los señores inquisidores, desde aquella
hora, hasta el martes por la mañana, ninguna per­
sona trajese espada, ni pasase en coche por las ca­
ñes destinadas para el paso del Santo Tribunal. Así
se cumplió y fué prudentísima disposición, conque
se ocurrió al peligro que fácilmente los discretos te­
mían de pendencias, heridas y homicidios, estando
la ciudad tan llena de forasteros, los más venidos de
aldeas y pueblos cortos, gente tan sensible, que el
mirar de un ciudadano los lastima (1).
A las nueve de la mañana la cofradía de la Vera-
cruz, sita en el real convento de San Pedro Apóstol,
orden del serafín de la iglesia San Francisco, con
todos los religiosos de aquel numeroso y venerable1
(1) M ucha e?, según el historiador de este auto, !a delicade­
za de los aldeano..‫ ؛‬yo no sé en qué pueda fundarse para hacer
les este obsequio: acaso hablará irónicam ente ó sólo de la de­
licadeza física, qne aún puede ponerse en duda, porque si se
tra ta de la m oral ésta ciertam ente no es por lo común prenda
de aldeanos.
90 —

convento, llevó la Cruz santa á la capilla del invicto


mártir San Acasio, sita en los reales alcázares, mora,
da del Tribunal. Allí fué recibida de mucho núme‫״‬
ro de familiares, con luces encendidas, y después de­
colocada, quedó asistida de hachas, ilustre testimo
n‫؛‬o del celo ardiente que las ofrecía á la veneración
de Cristo crucificado en ella. Era la cruz verde, es.
peranza de penitentes arrepentidos; y cubríala un
velo negro, sentimiento que hace la Iglesia por ‫؛‬a
muerte espiritual de sús hijos. Así mismo la peana
de la Cruz se vistió de luto. P

Procesión de ta Santa Cruz


A las tres de la tarde salió el Tribunal á la capilla;
cantáronse vísperas con todo aparato solemne. Acá‫״‬
badas, entraron los tres grandes familiares en ella.
Y el alguacil mayor entregó el estandarte al excelen­
tísimo de Priego, y las borlas á los excelentísimos
señores duque de Cardona y marqués de los Vélez,
acompañándoles el excelentísimo Sr. conde de Be-
navente. Y después de haber cumplido mutuamente
estos señores y el tribunal las cortesías debidas, se
ordenó la procesión, precediendo la compañía de
los reales alcázares, cuyo capitán es D. Diego de
Concha, marchando en forma militar, con todas las
galas de penachos y plumas que suelen hermosear
la milicia, con su bandera, que llevaba el alférez
Bartolomé Camacho, y demás oficiales. Daba prin­
cipio á la procesión el estandarte en las manos, que
he referido, á quien acompañaba toda la nobleza de
esta Ciudad, conque he dicho una de las mayores
de España, cuya sangre, siempre católica, sirvió en
nuevas demostraciones de piedad con la ocasión de
— 91 —
este día. Seguían el estandarte las religiones sagra-
<Jas: los padres capuchinos, los padres descalzos de
la Santísima Trinidad, los padres de la orden tercera
del gran padre San Francisco, los padres mínimos
hijí s grandes de San Francisco de Paula, los padres
de Nuestra Señora de la Merced redención de cauti­
vos, hijos de San Pedro Nolasco; los padres calza­
dos de la Santísima Trinidad redención de cautivos;
los padres carmelitas calzados hijos del gran celador
de la honra de Dios San Eiías; los hijos del gran
padre y dbctor de la Iglesia San Agustín; los hijos
del grande y humilde seráfico padre San Francisco;
los hijos del gran padre Santo Domingo de Guzmán,
primer inquisidor apostólico, en cuya mano puso la
silla de San Pedro la espada contra los alb genses.
Después de las religiones, iban las dos cofradías de
San Bartolomé apóstol y de la caridad de Jesucristo,
que por ser de estatuto riguroso de limpieza, y sus
cofrades tan notoriamente calificados, suelen ir desde
tiempos antiguos en actos semejantes; los hermanos
de ambas comunidades, por quitar disenciones sobre
la antelación, interpolaban entre sí los lugares, y de
ambos lados presidían dos hermanos, que cada uno
era cofrade de ambas cofradías, y de los dos se le
dió la mano derecha al más antiguo, todos con
hachas ardientes en las manos. Entraba después la
cofradía de San Pedro Mártir y en ella todos los fa­
miliares, notarios y comisarios de este Santo Oficio,
convocados de todo el distrito, que es amplísimo,
de esta Inquisición, y pasaban de quinientos, todos
con cirios encendidos, y en el pecho y lado izquier­
do, la Cruz blanca y negra, divisa de su nobilísima
cofradía; después los calificadores. Delante de la
santa Cruz, sonaba dulcísimamente la música de la
- .92 -

Catedral, cantándo’e el himno en que la Iglesia ía


llama bandera Real, que avasalló el mundo: V ex u x a
r e g í s p r o d e u n t . Seguíase la santísima Cruz hermosa,

alta y verde, cubierta de velo negro, pero transpa­


rente, debajo de palio, cuyas varas se dieron á los
calificadores, y en andas enlutadas, que se entrega­
ron á hombros de religiosos de Santo Domingo.
Daba fin á la procesión el señor fiscal D. Juan Marín
de Rodesno, acompañado del alguacil mayor don
Iñigo Fernández de Córdoba, que también asistió en
esta función, por continuarse los achaques de don
Gonzalo de Cárdenas y Córdoba, teniente de algua­
cil mayor. Con este aparato verdaderamente majes­
tuoso, d.gno de que le viesen los enemigos de
nuestra Fe, para que les hablase á los ojos eviden­
cias de su verdad ( 1 ) llegó la santa Cruz á la plaza,
donde fué colocada en el altar prevenido. Velaron á
su veneración y custodia, coros de religiosos Domi­
nicos y escuadra de soldados, éstos con alabardas
en las manos, y aquéllos con alabanzas divinas en
los labios, en que se emplearon aquella noche de-
lante de la santa Cruz, y le cantaron maitines y
laudes, representando la plaza con la multitud de
hachas encendidas y devoción que exhalaba el al.
٥٠» 4 Pesar de la noche, una apacible idea de la
Gloria ( 2).

٥ ٠ ٠ ٥
(1) P or el contrario, todo aparato de violencia y crueldad en

No °st?ndÍ8 mihí' 31c inc™dulus odi


s a b / ^ d T !T b u Ue ٠

— Pesagi t tra n quilla p otesta s


Quod violenta neqít.
(2) Vayase porque al otro día se vería un sim ulacro del in ­
fierno, según com unm ente se p inta.
Esto así pasaba, cuando en las cárceles secretas
estaban con los reos que habían de ser relajados, y
entregados al brazo de la justicia seglar y condena­
dos á muerte algunos calificadores de los más doc.
tos y graves del Santo Tribunal, por orden suya,
para que los exhortasen á la penitencia verdadera de
sus culpas, y dispusiesen á morir cristiana y católi­
camente. Todos se dispusieron bien con el Santo
Sacramento de la Penitencia, menos Manuei Núñez
Bernal, hombre infeliz, que viéndose condenado á
peider honra, hacienda y vida ( 1 ), quiso voluntaria­
mente perder con ellas el alma. Había estado siem.
pre negativo en sus audiencias, mas esta noche, al
oir ‫؛‬a sentencia de su muerte, declaró su judaismo,
juntamente con su protervia, ratificándose, en su
error, tan pertinaz y ciegamente, que no fueron bas­
tantes con él los muchos consejos, pláticas y argu­
mentos de los religiosos santos y letrados, que le
convencieron muchas veces el entendimiento, pero
nunca la voluntad. Era hombre sin letras, y por eso
más difícil de persuadir, porque en viéndose con­
vencido hallaba la solución en su misma ignorancia,
y así respondía muchas veces. «No soy teólogo, y no
es mucho que no sepa responder.» Trabajaron con él
mucho, todo en vano, desde el principio de la no­
che el reverendo padre maestro fray Gerónimo de
Pancorbo, de la orden de Nuestra Señora del Carmen,
y el reverendo padre maestro fray Gerónimo de
Astete, de la Santísima Trinidad, ambos calif cadores
del Santo Oficio y personas bien conocidas en esta
(1) Es cuanto podía perder en este m undo y el T rib u n al
quitarle, que no solía contentarse con menos. P o r lo que hace
á el alm a, ta i vez no la hubiera perdido, si hubiese sido tratad o
de otro modo más p rudente y hum ano.
ciudad p .r sus. cátedras y pulpitos. A las dos de ‫؛‬a
mañana ya estábil los sefiOres en el tribunal‫ ؛‬entró
‫ ؟‬٤ padre maes‫؛‬ro ^‫ ؛‬.ay Gerónimo Pancorbo, y avisó
de 1‫ ؟‬pro‫؛‬ervia del impenitente judio. El tribu ‫ ؛‬al
ma^dó le fuese á hablar el padre Juan Caballero‫ ؟‬,le
la Compañía de JesUs, calificador de este Sanio
Oficio, r‫ ؟‬ctor del colegio, de Montilla, persona de
aventajadas letras, c^no conoce esta ciUdad, que le
gozo catedrático de Teología muchos años. El ‫ ؛‬adre
obede‫؛؟‬ó‫ ؛‬pero el ‫ ﺣﺂ‬se estuvo periinazen su ejror 0‫؛‬.
٠e es fácil persuadir)‫ ؟‬que es de día al que cierra
obstinadamente los ojos: Las mismas diligencias se
continuaron todo el día hasta su infeliz mUerte para
reducirle, todas siivieron sólo de aumentar el mérito
en el ce.lo católico que le hablaba, y la condenación
-en el miserable que oía. Desde que salió de las cár

‫و‬‫ﻫﺔه‬
celes le asistieron y exhortaron religiosos de todas
religiones‫ ؛‬en ‫ ؛ ؛‬p‫ ؛‬cia‫ ؛‬1‫ ؛‬fueron á hablar al ta.
‫' اع‬muy reverendo padre maestro fray Antonio
,de Baena, ^rior del codvento Real de San Rabio
jrdet^ de Sa^to Domingo, y el reverendo padre
fray Alonso Henríqu^z de Sanio Tomás‫ ؛‬y el señor
doctor D. Fernando Gazapo, canónigo magistral de‫׳‬
esta santa Iglesia‫ ؛‬to.dos emplearon sus ‫ ؟‬etras e.n
‫ ؟‬redicarl‫؟‬, pero ninguno pudo conseguir el fruto de
convertirle. g de

P r o c e s ió n d e ‫ا‬0 ‫ ة‬reos
,Amaneció el lunes, 3 de Mayo, día tan deseado
cuya fama dejó ‫ ؟‬asi des‫ ؟‬obJada la comarca, que
A la s le s deja d i a .de Córdo٩ba٠
A las seis de la mañana salió de los reales alcázares
la procesión de los reos, en esta orden: Precedíala
Cruz de la parroquia, con marga negra, cubierta
de un velo neg٣o, acompañada de los curas y otros
muchos capellanes con sobrepellices. Siguiendo la
Cruz, de quien sus errores la apartaron, por princi­
pio de su penitencia, se seguían los reos, cada uno
en medio de dos familiares, y con ellos Antonio de
Agailar, Nuncio del Santo Oficio‫׳‬, que hace oficio de
alcaide de cárceles secretas, con su ayudante. Con
los que habían de ser sentenciados á muerte, iban
religiosos graves calificadores del Santo Oficio, por
orden suya. Después las estátuas de difuntos y fugi­
tivos ausentes, entre ellas dos cajas de huesos; éstas
y las estátuas ilevaban escritos los nombres de los
que representaban, y cuyos eran los huesos, de le­
tras bien grandes, para que todos con facilidad los
leyesen, y después el fuego borrase los nombres y
sus memorias nefandas. Seguíanse dos arquillas cu­
riosamente forradas de terciopelo carmesí, guarneci­
das de galón de oro, con cerraduras y cantoneras
doradas, en las cuales se guardaban las causas que
se habían de publicar. Cada una de estas arcas iba
en manos de dos familiares. Remataba este orden el
alguacil mayor de la Santa Inquisición, con los se­
cretarios del secreto y ministros que llaman titula­
res, todos en briosos caballos. Guardaban esta pro­
cesión dos mangas de soldados, una á cada lado, así
dispuesta á dos fines: á la custodia de los reos, y á
que despejasen las calles de la mucha gente, á quien
la curiosidad de ver hacen mal mirada. En éste orden
llegó la procesión al cadalso; ya estaba comenzada
la misa por un capellán del Santo Oficio, que al lle­
gar los reos suspendió en el introito, y dilató el con­
tinuarla hasta después de la absolución de .los des­
comulgados; tomó taburete al lado de la epístola, y

‫■ ' ؛؛‬
— 96 ٠

esperó en éi con paciencia desde las siete de la ma­


ñana hasta las ocho de la noche (1 ). Subieron los
reos al cadalso y ocuparon sus asientos señalados,
asistidos de los mismos familiares y religiosos que
los guardaban y ayudaron en la procesión. La com­
pañía de soldados se quedó en dos alas repartida,
que cogían desde la puerta principal del cadalso,,
hasta la entrada de la Espartería, dejando con no
poca dificultad el paso libre para el Santo Tribunal,
cuando viniese. La llave de esta puerta y su custo­
dia, se entregó á D. Diego de Cadenas y Guzmán,
y á D. Juan de Córdoba y Carcomo, ambos caba­
lleros veinticuatros de Córdoba, de la orden de Al­
cántara, y familiares del Santo Oficio. La escalera
para el palenque de las señoras y su disposición, se
entregó con la llave de aquella puerta á D. José de
Valdecafias y Herrera, caballero veinticuatro de Cór­
doba, y familiar y abogado de presos de este Santo
Oficio

Venida del tribunal


Despachados de las cárceles los reos, estando ya
los dos cabildos en los reales alcázares, salió el Tri­
bunal, acompañado así. La mano derecha tomó el
cabildo eclesiástico, dando principio el pertiguero,
y dos celadores con cetros de plata: seguiánse los
racioneros, medios y enteros, después ios canóni­
gos, y últimamente las dignidades, todos á caballo,
con gualdrapas, ostentando la grandeza de esta san­
ta iglesia ilustrísima entre todas las de España. La
mano izquierda tomó la ciudad, dando principio el
(1) Jam ás se habrá dicho ana misa más tard e eí más larga.
portero,] maceros vestidos de ropas carmesíes con
sus maZas d'e plata: seguíanse los jurados y veírjti.
cuatros, en hermosos caballos., al f٤n .de este tan lu.
ci lo acompañamiento en medio de lo‫ ؟‬d^s ١cab‫؛‬l٠-
dos, iba el señor f‫؛‬scal D. Juan Marín de Rodesno,
con el estandarte de la fe, de damasco carmesí, con
la imagen del mártir inquisidor San Pedro, que re'
mataba en un santo crucifijo, cubierto de un v‫ ؟‬lo
negro, llevaba a su lado derecho á D. Ped٢0 de Ar.
menta, secretario del Santo Oficio, y diósele e‫؛‬te lu.
gar por enfermedad y achaques del ju‫؟‬z de bienes,
que le había de ocupar. A sU lado izquierdo á don
Juan Docon, secretario el más, antiguo del Secreto;
después del señor fiscal iba el Sr. D. Bartolomé Bu.
,'jan de Somesa, inquisidor segundo‫ ؛‬y llevaba á su
lado derecho al Sr. D. Fernando de Villegas, inauisi-
dor tercero, y á. su lado izquierdo á D. Matías López
- de Valtablaldo, provisor y vicari.o genernl de este
obispado, como juez ordinario de él y de otros dej
distrito de esta Inquisición. Ultimamente, cerrando el
acompañamiento, iha el Sr. D. Bernar.dirno de León
de la Rocha, inquisidor más antiguo, llegando á su
mano derecha ai doctor D. Francisco Antonio de
Pañuelos, consultor del Santo Oficio, maes‫ ؟‬escue-
la de. esta Santa iglesia, por hallarse presidente.de
su cabildo, y á su nlano izquierda al Adelantado don
Juan Vélez de Guevara, caballero de la orden de
Calatrava, como Corregidor de esta ciudad, y cabe"
za de su cabido. Y eia esta forma llegaron á la plaza.
Entremos ahora en el cadalso, y si, arriba hicimos
descripción del cuerpo, ahora es fuerza representar
el alma de aquel cu¿rpo, que fué la majestad y d'g‫״‬
uidad de las personas que le ocuparon. Subió^l Tri.
bunal á su sitial, y pUsOse debajo de .dosel. De .las
w m m s8á‫؛؛‬á‫؛‬٤‫>׳‬34،‫؟‬SS

tres sillas de terciopelo, tomó la de enmedio el se»


flor D. Bernardino de León de la Rocha, inquisidor
más antiguo; á su mano izquierda se sentó el señor
D. Bartolomé Bujan de Somosa: á su mano derecha
el Sr. D. Fernando de Villegas: á la mano izquierda
después de las tres sillas referidas inmediato á ella^
en silla de baqueta de moscovia, el señor doctor don
Matías López de Valtablado, juez ordinario. A los
dos lados del Tribunal, en grada una tercia inferior,
ocuparon sus asientos los dos cabildos. Junto al al­
tar, al lado de la epístola, y mano derecha del Tribu­
nal, tomó silla de terciopelo carmesí con clavazcín
dorada, el Sr. D. Juan Marín de Rodesno, con ta­

٠

pete á los pies, y á su mano derecha un pedestal cu­
riosamente dorado donde se puso el estandarte de
la fe. Y en frente de él, al lado del evangelio, estaba
otro pedestal que sustentaba la Cruz parroquial. Des­
de los púlpitos á las gradas bajas, sobre que estaba
el Tribunal, corrían dos órdenes de bancos rasos, el
primero para los secretarios, que los ocuparon, te­
niendo delante un bufete cubierto de sobremesa car­
mesí. y encima una de las arcas de las causas: el se­
gundo orden de bancos, sirvieron á los religiosos
de Santo Domingo y San Gerónimo ( 1 ) que habían
de leer las sentencias, ayudando en este oficio á los
secretarios, corto número para quien fuera insupe­
rable el trabajo de leerlas todas. Delante del bufete
de secretarios, que estaba á la mano izquierda del
Tribunal en banco raso cubierto de un tapete, se le
dió lugar al alguacil mayor D. Iñigo Fernández de

(1) Buena, acertada elección: para el caso, ningunos mejo­


res que los padres Gerónimos como gente de resistencia y de
buenos pulmones.
córdoba. Las seis gradas debajo del Tribunal ocu.
‫¡؛ ؛‬ron lo§ capellanes, que acompañaron con sobre.
i pellices la Cruz, y muchos calificadores. Y las de­
más gradas debajo de los dos cabildos, todas las
personas eclesiásticas, religiosas y seculares, que
tiene esta ciudad en todo famosa. Lo restante del
| ta.lado se llenó de bancas, y en ellas asistió lo más
selecto de toda la ciudad. Sus dos palenques arriba
referidos ocuparon muchas señoras el uno, y el·otro
las mujeres de los ministros del Tribunal. Los reos
si oidos en su media naranja, le daban esa color con
las de sus hábitos penitentes, y los muchos familia-
■ ■p ٠’٠·'‫ ؛‬٩ u٠e ‫؛‬٥s guardaban con sus varas en las manos,

52‫؛‬S‫؟‬
a I e ،١a cían una fortaleza inacesible. Ocupados todos
.٠۵ asientos en la disposición dicha, quedó formado
٠‫؛‬ ٧^ !cairo, por la autoridad de sus jueces apostóli-
| cos5 por la gravedad de sus dos cabildos, por la
asistencia de cuatro grandes de España, por el nú-
me o de sus religiones, por la nobleza de sus caba­
lleros, por la virtud de sus eclesiásticos, por las le­
tras de sus maestros, por el concurso de todas las
órdenes y grados de esta república, respetable y
i de ،.da veneración; motivando mil secretas
tan religiosamente nos enseña adorar al verdadero
Dios Jesucristro Nuestro Señor.
A este tiempo se levantó el muy reverendo padre
jnaesfro, fray Alonso Henríquez de Santo Tomás, de
la orden de predicadores, tomó la bendición del
sacerdote que decía la misa y subió al pulpito. Tomó
por texto para el sermón, el evangelio del día, naci­
do para la ocasión. S ic u i M oisés e x a lta v it serpen­
t í n in deserto ٠ Habiendo dicho el nombre del pre­
dicador, superfluo será decir del sermón. Baste insi.
m 1.00 ‫د‬ ٠

nuar !٥ que es cierto, sin que lo d.ga. cumplió con


.todas las obligaciones que debe á su nobleza, letr s,
religión y esperanzas, q'‫־‬ue todo el auditorio tan dig-
namente tenia concebidas de su persona, por serias
que España toda conoce.
El se'rmón se acabó con los aplau.sos que merecía,
bajóse el predicador y sub‫؛‬ó~al mismo pulpito, ‫؛‬, e
fuC el de inano derecha del Tribuna!, don Juan ٥ ٥ -
con, secretario más antiguo del Secreto de este San-
t0‫ ־‬Oficio, y con un ceremonial en la mano, forrad‫' ؟‬
de terciopelo carmes‫؛‬, en alta voz. mantG a todo el
auditorio hacer la protestación de la fe. El secretario
precedía, y todos le respondía‫ ؟‬repitiendo las ‫ ؟‬is-
inas palabras, que todo.s con los labios y puchos
más Con los coiazones, decían,.profesando á voces,
creer y terrer, lo que la santa Iglesia católica roma-
na, cree y confieSa, y jurando de defender y nu‫ ؟‬ca
ofCnder al Santo Tribunal de la Inquisición (1). fia-
jóse el secretario don Juan Docon, y en el contrario
pulpito subió don Pedro de Armenta, spcretario, y
Comenzó á leer las sentencias, 'alternando estas el
uno y otro pulpito, que soir las que siguen:

REOS Y SENTENCIAS
Casados dos voces

1.0 Gabriel del Olmo, natural del Pozuelo de


Belmonte, vecino y mesonero de la ciudad de Buja'
(1) ¿Ofender? Ya se g u ard arían ....ni en lo más m ínimo, si
faltaba poco para que creyesen en el T ribunal como en un a r­
tículo de fe.
]،‫؟‬ace, de cincuenta y cinco rfios: salió con insignias
tíe casado dos veces, abjuró de levi, se le dieron
doscientos azotes y filé desterrado por diez años de'
esta ciudad y de la de Bu jalance, y villa de Madrid y
diez leguas en contorno,
2. ° Juan García Talavera, alias Pedro Martínez,
natural de la villa de Lillo, vecino de Jaén, de oficio
pastor, de edad de sesenta y dos años, salió con in­
signias de casado dos veces, abjuró de levi y se le
dieron cien azotes, y desterrado de esta ciudad, y de
la de Jaén, y villa de Madrid y diez leguas en contor­
no, por tiempo de seis años.
3 . Maiía de Aguilar, áiias María Pérez, portu­
guesa, vecina de Córdoba, de treinta años, por casa­
da dos veces, salió con insignia de tal, abjuró de
levi, y doscientos azotes, y desterrada de esta ciudad
y villa de Madrid, diez leguas en contorno, por tiem­
po de seis años. ,٠

Hechiceras
4. ° María Santiago Rabadan, natural de Baena,
de treinta y cuatro años, mujer de Marcos Ibáñez,
vecina de Arjona, por hechicera, salió con insignias
de tal, y desterrada de esta ciudad, y villa de Arjona,
y Madrid, seis leguas en contorno, por tiempo de
^TY
cuatro años.
5. ° María de Montes, natural de Iznajar, vecina
de Alcalá la Real, de edad de cien años, salió por
hechicera famosa; pusósele insignia de tal, y adjura­
ción de levi, y desterrada de esta ciudad, y de la de
Alcalá la Real: y villa de Madrid y seis leguas en
contorno por cuatro años.
6 .. Ana Hernández, vecina y natural de Andú-
jar, de sesen٤a aflos, por hechicera; salió coti in ¿ig­

A
n
-
nias de tal, .bjuró de levi, se le dieron cien azotas,
y fué desterrada de las ciudades de Córdoba y
dújar, y villa de Madrid, y diez luguas en contorno,
por tiempo de seis aflos.
7. ° María Ortíz, viuda de Diego Martín, taberne­
ra, de edad de treinta y seis aflos, vecina de Antiú.
jar, natural de Ocafia, por hechicera, salió con insig­
nias de tal, abjuración de levi, y cien azotes, y des­
terrada de Córdoba, Andújar y Madrid, y diez leguas
en contorno por tiempo úe ocho años.

Fautores
8. ° José López Peña, natural de Orense, vecino
de Granada, mercader, de edad de veinticinco años,
por fautor, salió en forma de penitente, abjuró de
levi, y condenado en quinientos ducados, y en dos­
cientos azotes, y desterrado de Córdoba, Granada,
Villanueva del Arzobispo y diez leguas en contor­
no, por tiempo de ocho aflos.
9. ° Gaspar de Olivera, portugués, reconciliado,
que estaba cumpliendo su penitencia, natural de
Bifian, mercader, de cuarenta años, por fautor, salió
en forma de penitente y con doscientos azotes, que
la carcelería y hábito perpetuo que estaba cumplien­
do fuese irremisible, y fué condenado en quinientos
ducados y desterrado de Córdoba, Madrid y diez
leguas en contorno, por tiempo de ocho aflos.
1 0 . Isabel de León, mujer del dicho Gaspar Oli­
vera, portuguesa, vecina de Córdoba, de edad de
treinta y cinco aflos, por fautora, salió con hábito de
media aspa, abjuración de vehementi, y fué conde­
nada en quinientos ducados y que saliese á la ver-
Igüenza por las calles acostumbradas de esta ciudad,
desterrada de ella y de Madrid por tiempo de diez
años y diez leguas en contorno.
Penitenciados
1 ii. Jorge Méndez de Castro, natural de Piñel,
vecino de Ecija, donde fué administrador de algunas
rentas Reales, por judaizante, salió en forma de pe­
nitente, abjuró de levi, condenado en mil ducados,
desterrado de Ecija, Córdoba y Madrid y diez leguas
en contorno, por ocho años.
12. Francisco López Peña, natural de Cidadela
y vecino de Alcalá la Real, mercader, de edad de
sesenta años, por judaizante, salió en forma de pe­
nitente, abjuró de levi, fué condenado en dos mil
ducados y desterrado de Alcalá la Real, Córdoba y

a
ñ
os.
Madrid y dieguas en contorno, por tiempo de seis

13. Simón Fernández Baez, portugués, natural


de Noafebo, vecino de Estepa, de veintiséis años;
mercader, por judaizante, salió en forma de peniten­
te y abjuró de levi; fué condenado en quinientos
ducados, desterrado de Córdoba, Estepa y Madrid, y
diez leguas en contorno, por tiempo de seis años.
14. Manuel Baez, portugués, natural de Aldea de
Joani, vecino de Aguilar, mercader, que será de cin­
cuenta años, por judaizante salió con hábito de me­
dia aspa y abjuración de vehementl y que estuviese
en la cárcel perpetua por tiempo de tres años y con­
denado en la mitad de sus bienes y desterrado cum­
plida su penitencia de Aguilar, Córdoba y Madrid
y ocho leguas en contorno por tiempo de ocho
años،
15 Pedro Fernández Caballero, portugués, natu­
ral de Alconjosta, vecino de Alcalá la Real, merca­
der, de edad de cincuenta afios, por i adaizante sacó
con hábito de media aspa, abjuró de vehementi y
condenado en mil ducados; y desterrado de Alcalá
la R.‫׳‬al, Córdoba y Madrid, y diez leguas en contor­
no por tiempo de seis años.
16 Mucos López de Prados, portugués, natural
de Quíntela, vecino de Andújar, mercader, de edad
de cincuenta años, por judaizante y revocante de sus
confesiones, salió con sambenito de media aspa, ab­
juró de vehemenii·. íué condenado en la mitad de
sus bienes, y en doscientos azotes y desterrado de
Andújar, Villanueva de Andújar, Córdoba y Madrid
por tiempo de diez afios.
17 Gabriel Gaspar Correa, portugués, natural de
Alcaudete, vecino de Andójar, hijo de Arias Correa,
portugués, de diecisiete años, mercader, por judai­
zante, con sambenito de media aspa, abjuró de vehe­
menti y desterrado de Córdoba, Andújar, Alcaudete
y Madrid y ocho leguas en contorno, por tiempo de
seis años.
18 Antonia Correa, portuguesa, natural de Ca-
sín, vecina de Baeza, de sesenta años, mercade-
ra, por judaizante, sal!, con sambenito de media
aspa, abjuro de vehementi y íué condenada en mil
ducados y desterrada de Córdoba, Baeza y Ma­
drid, y ocho leguas en contorno, por tiempo de seis
añós.
19 Catalina Correa, portuguesa, hija de Arias
Correa, portugués, vecina de Andújar con su pa­
dre, natural de alcaudete, de edad de diez y ocho
años, por judaizante, salió con sambenito de media
aspa, y abjuración de vehementi, y desterrada de
Córdoba, Andújar y Madrid, y diez leguas en con­
tó! no, por tiempo de ocho años.

Reconciliados
'0 Francisco Rodríguez de Almeida, natural de
Ame-ida, vecino de Ecija, mercader, de edad de
sesenta años, por judaizante y revocante de sus con­
té‫ ؛‬ones, salió reconciliado en forma, con cárcel y
hábito irremisible, condenado en doscientos azotes
y desterrado de Ecija, Córdoba, Madrid y veinte le­
guas en contorno, y adentro de los puertos de mar
y raya de Francia.
21 . Leonor Baez, portuguesa, mujer de Manuel
Nuñez Bernal, mercader, vecina de Ecija, de edad
de treinta y dos años, por judaizante, salió reconci­
liada en forma, con cárcel y hábito perpetuo y des­
tierro de Ecija, Córdoba y Madrid, ocho leguas en
contorno, por tiempo de seis años.
22. Beatriz de Avila, portuguesa, natural de Al-
me da y vecina de Ecija, de edad de treinta y ocho
años, por judaizante; salió reconciliada en forma con
hábito y cárcel perpetua irremisible, y con destierro
de Ecija, Córdoba y Madrid y diez leguas en contor­
no, por tiempo de ocho años.
23. D.a Beatriz Alvarez, natural y vecina de la
Villa de Cabra, mujer de Diego Fernández Páez,
confitero, de veintisiete años, por judaizante; salió
reconciliada en forma, con hábito y cárcel perpetua,
y destierro de Cabra, Córdoba y Madrid y ocho le­
guas en contorno, por seis años.
24. Diego Fernández Páez, confitero, vecino de
Cabra y natural de Málaga, de treinta años, por ju­
daizante; salió reconciliado en forma, con hábito y
cárcel por un aflo y desterrado por seis de Cabía,
Córdoba y Madrid,
25. Clara Correa, hija de Arias Correa, portugués,
natural de Alcaudete y vecina de Andújár, de quince
años, por judaizante; salió reconciliada en lora;fortv
con hábito y cárcel por dos años, y desterrada de
Andújar, Córdoba y Madrid y seis leguas en con­
torno.
26. Arias Correa, portugués, natural de Marialva-
rez, vecino de Andújar, mercader, de cincuenta años,
por judaizante; salió reconciliado en forma, con há­
bito y cárcel perpetua y desterrado de Andújar, Cór­
doba y Madrid, y diez leguas en contorno, por ocho
anos.
27 Isabel de Prados, portuguesa, descendiente
de judíos, de cincuenta años, mujer de Marcos López
de Prados, tendera, vecina de Villanueva de Andú­
jar, por judaizante; salió reconciliada en forma, con
cárcel y hábito por un año, y desterrada por dos de
Andújar, Villanueva de Andújar,،Córdoba y Madrid y
seis leguas en contorno.
28 María
zo Enríquez, portuguesa, vecina ue
mana cmiiquez, de ftnuu·
Andú­
jar, de edad de veinticinco años, por judaizante; sa- sa­
lió reconciliada en forma, con hábito y cárcel por
un año, y desterrada por tres de Andújar, Córdoba,
y Madrid y seis leguas en contorno.
٠ r ]١ ٠r1 ١ ٠٠ ٠ /‫־־‬ T7 C١ ،f١ 1 O I A A .Í 1 ٦ O ۵ ٠٦ / ٠ / ١ ٠ ٦ 4‫ ־‬/ ١ ٠٠ ٠ ٦ / ١

29 Leonor de Prados,, hija de Marcos López


Prados, descendiente de portugueses, natural de An-
dújar, de veintiún años, salió reconciliada en forma,
con hábito y cárcel perpetua, y desterrada de Andú-
jar, Córdoba, y Madrid y seis leguas en contorno,
por seis años.
30 Francisca de Olivera, portuguesa, de cincuen­
ta y tres años, natural de Bexin, vecina de Alcalá la
٠‫ —״‬107 —

Real, salió reconciliada en forma, con hábito y cárcel


pe petua, y desterrada de Alcalá la Real, Antequera,
Granada, Córdoba, y Madrid y ocho leguas en con-
torno, por seis años.
31 Simón López Blandón, portugués, natural de
Montalban, vecino de Jaén, marcader, de cincuenta
años, por judaizante; salió reconciliado en forma,
con hábito y cárcel por dos años, y desterrado de
Jaén, Córdoba, y Madrid y seis leguas en contorno,
por cuatro años.
I 32 D.a Catalina de Silva, hija de Juan de Silva
Lobo, portugués, vecino y regidor de Ecija, natural
de Lisboa y vecino de Eoja, de veinte años, por
judaizante; salió reconciliada, con hábito y cárcel
por un año, y destierro por dos de Ecija, Córdoba,
y Madrid y seis leguas en contorno.
33 Juan de Silva Lobo, portugués, natural de
Lisboa, vecino y regidor de Ecija, de cuarenta y
cuatro años, por judaizante; fué reconciliado en for­
ma, con hábito y cárcel perpetua, y desterrado de
Ecija, Córdoba, y Madrid y ocho leguas en contor­
no, por seis años.
34 D.a María Ana de Silva, mujer de Juan de
Silva Lobo, vecino y regidor de Ecija y natural de
Lisboa, de edad de cuarenta años, por judaizante:
salió reconciliada en forma, con hábito y cárcel por
dos años, y desterrada por cuatro de Ecija, Córdoba,
y Madrid y ‫׳‬seis leguas en contorno.
35 Luis Márquez, portugués, natural de Cacin,
vecino de Baeza, mercader, de treinta y ocho años,
judaizante; salió reconciliado en fcrma, ccn hábito
y cárcel perpetua, y desterrado de Baeza, Córdoba,
y Madrid y ocho leguas en ccmtrno, por ocho años.
36 María González, portuguesa, natural ‫؛‬,de a
d
e
Juncia y vecina de Ecija, que servía á la salinera,
veintidós años, por judaizante; salió reconciliada
e
n
se
is
forma, con hábito y cárcel por seis meses, y deste­
rrada por un año de Córdoba, Ecija y Madrid y
leguas en contorno.
37 Pedro Rodríguez de Almeida, hijo de Fran­
cisco Rodríguez de Almeida, portugués, natural de
Montilla y vecino de Ecija, de edad de diecisiete
años, por judaizante; salió reconciliado en forma,
con hábito y cárcel por un año, y desterrado de
Ecija, Córdoba y Madrid y seis leguas en contorno,
por dos años.
38 Elena de Acosta, portuguesa, de veinte años,
natural y vecina de Ecija, por judaizante; salió re­
conciliada en forma, con hábito y cárcel perpetua, y
destierro de Córdoba, Ecija y Madrid y seis leguas
en contorno, por seis años.
39 Pedro Fernández, hijo de portugueses, natu­
ral y vecino de Andújar, de cincuenta años, de oficio
cardador, por judaizante; salió reconciliado en forma,
con hábito y cárcel perpetua, y destierro de Andújar,
Córdoba y Madrid y seis leguas en contorno‫ ؟‬por
seis años.
40 Manuel Francisco, portugués, mercader, na­
tural de Villaflor y vecino de Jaén, por judaizante;
salió reconciliado en forma, con hábito y cárcel por
dos años, y desterrado por cuatro de Córdoba, Jaén
y Madrid y ocho leguas en contorno.
41 Vasco Fernández Bacante, hijo de portugue­
ses, natural de Andújar y vecino de Jaén, mercader,
de treinta y tres años, por judaizante; salió reconci­
liado en forma, con hábito y cárcel por tres años, y
desterrado por seis de Jaén, Córdoba v Madrid y sei§
leguas en contorno.
— 109 ٠

s
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47 '‫ ؛‬M:guel Martínez, álias Manuel, mercader,
portugués, natural de Limaos, vecino de .Buja.ance,
de oficio mercader, de sesenta años, por judaízan e,
salió reconciliado en forma, con hábito y cá*ce٤ per.
petua irremisible, y destierro de Andújar, Bujalance!
5‫ئ‬ ‫ أ ﺋ ﺊ ﺀ ة ة‬0‫ق‬. y Ma ٥ ri٥ y ocho leguas e n c o n t.ra .) por

‫ع‬
Illi
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‫ﺊ‬ ‫ﻫ‬ ‫ﺆ‬ ‫ﺑ‬
٠١‫ ة ﺟ ﺎ ﻫ ﺔ‬:
— 111 ٠٠

udaizantejsalió reconciliada ‫ ؛ ة غ ؛ ﺟ ﻞ ﺀ‬٠<‫ةةﺳﻪ؛ل‬


Corcel perpetua, y destierro por seis s٩‫ ؟‬s de Ecija,

‫ق“ ﺟ ﻊ ﺀ ﺀ ق‬
Córdoba y Madrid y ‫ ؛‬e‫ ^؛‬legu‫ ؛‬s en contorno, p .r seis
Maria Rodríguez de Almeida, bija de F .5 5 ‫؛‬a۶-
oseo ROddgueZ de A lm eja, portugués, natural de

liliÉ
meses; y desterrada por un afi‫ ؟‬de Ecija, Córdoba

‫ﻻة ﺀ ﺟ ﺞ‬
‫;؛‬.'(‫؛‬driguez
^ereira, pOrtugués reconciliado, natural
y veemó de Jaén, de veintiún ‫ﺧ ﺔ ﺟ ﻬ ﻠ ﺠ ﺔ ت ؟‬
judaizante? saliO reCCnCiiadC ‫ ؟‬n foim a.con h ‫ ؛ ؛ ؛‬o
‫״‬

‫ م‬cárcel pGr un afio) y desterrado ; ٠‫ ﻟ ﺊ‬00 ‫أ؛‬: ‫ب‬ ‫ ﺀﻗﻞ‬٠


‫ ه ﺀ‬٦ 7° ‫ﻷ‬ A ntonlo^e ‫״‬-Avila,'h iT d ^ p o rtu g u eses.n alu
,ral de Osilna, yecino de Ecija, de veinUtres afios
ra‫ ؛‬rc‫ ؛‬de٠
‫ ؛ ¿ ؛ ؟‬judaizante; salió reconciliado e‫ ؛‬-tor

tizado tcdm{por nombre Ana Maria, de edad de CfirL·

‫ ؛‬uelto ‫ ؛‬Ja secta de Malionia; salió ‫ﻹدع؛ د ؛ إآﺀاا ﻫ ﻤﺄ ؛‬


d٥e ‫ ؛‬C n a ‫؛‬ ada?aCórclobaáyCMadnd y diez leguas en con-
‫؛‬orn‫ ؟‬, y treinta leguas tierra .adentro de los puer.
tos de mar. -por tiempo de ocho afios, y fué chndo-
nada en cien azotes, porque intento pasarse á Ber-
beria. p ٩
.59. Antonio Díaz, portugués, vecino de Mengi‫״‬
bar, mercader, de dieciocho afios, por judaizant‫ ؛‬:
salid reconciliado en Jqrma, con habito y cárcel per-
pefU3, y destierro de Menglbar, Córdoba y Madrid y
ocho leguas e'n contorno.., por seis .años.
60 Miguel Enriquez, portugués, vecino y estan‫״‬
^uer‫ ؟‬del tabaco de la ciudad de Ecija, natural de
Panela Obispado de Lamego, de c‫؛‬ncUe!)'a y dos
afios, por judaizante‫ ؟‬salió reconciliado en fOrma,
con hábito y cárcel perpetua, y desterr.ado de Cór
doba, ‫ ؟‬cija y Madrid, diez legUas en contorno, por
ocho afios.
61 ^Volante NUfiez de Silva, portuguesa, natural
de la Guarda, m.ujer de Miguel NUfiez, mercader,
vecina de Martos, de cuarenta ,y seis afioS, por judai‫؛‬
zante, fué reconciliada en forma, con hábito y Cárcel
‫ ؟‬c.r.un año, y desterrada de Martos, Córdoba y Ma‫״‬
d‫؛‬id y seis leguas en cordorno, por tiempo de dos
afios.
.62 Blanca Gómez, portuguesa, natural de Ma-
drid, de y e n e y cuatro anos, mujer de Duarte Ro-
drjguez Pereira, poftugués. reconCiliado en la cár٠
cel de la penitencia de Córd'-oba, por judaizante, sa.
li.ó reconciliada en formal, con !)ahito ‫ ؛‬cárcel por un
‫ ؛‬fi.0 y. desterrada por seis de J،'٠én, Córdoba y Ma-
drid .y seis- leg'uas en contorno.
63. Mafia de Campos, portuguesa, na.tural de
Miranda de yeinti‫؟‬uatr¿.sfioS, vecina de Jaén, mujer
de D‫؟؛‬go NUfie‫ ؟‬de Castro, mercader, p 0 r.judaiz.3 n-
te, salio reconciliada en forma, con h¿¿ito y cárcel
— 113 -

perpetua y desterrada de Jaén, Córdoba, Madrid y


.Ocho leglías en contorno, por seis aflos
R e le ja d o s en persona
Manuel NUfiez Berna!, portugués? natural.de .64
Almeida, de cuarenta y tres aflos, mercader‫ ؛‬vecino
deEcija , ‫ ؟‬oipj‫ ؛‬daizante, ne.gativo, pertinaz, im‫ ؛‬e٠-
‫ ؛؛‬tente. tüé relajado á la justiclay ‫ ﻗ ﺦ‬2 ‫ ه‬seglar, y íué
quemado vivo porque se decl‫ ؟‬rO por observante de
IsTiey de Moisés, y muriO pertinaz en su ‫ ؟‬reencia sin
p0‫ ؛ ؛‬rse reducir !;nuestra Sintafe c‫ ؛‬ólica٠ ٥ ٠٠
; ! 6A5/;j
de edad‫؟‬de ! ٠er^ ni ‫ ״‬f Srade
cincuenta ٥Fran!
anos, tfLl>n
mujer de ‫ ؛ ؛‬ancisco
٠ R٥٠
diguez de Almeida, mercader, portugués, ! ‫ﺣﻪ ﻫﺎ؛إﺀﺀ‬
Ec‫ ؛‬por judaizante, relap.sa, negativa, in^penitente, ,a٠
íué ‫ ة ذ‬1‫ إ ة‬3‫ ؛ق‬.a. la justicia y brazo seglar
Blanca ¿d rig u ez de Almeida, soltera, hija .66
.de Francisco Rodríguez de Almeida, en cuya com
pafíía vivía en EcTja, y natural de ٨ ;‫ ’ج؛؛ ﺟﻬﺈج؟‬d‫؟‬
treirrta anos, por judaizante, relapsa, contidente, íué
relajada á la justiCia y brazo s‫ ؟‬g!ar.
6 ‫ ؛‬. ,Catalina Méndez, hija de padres portugueses
natural de Montilla, de treinta y cin.co año‫ »؛؛‬.mujer
de Antonio Gutiérrez, mercader, vecina de ‫ ؟‬a^ete‫ ؛‬a
Real, por judaizante, relapsay confidente, fué rela‫״‬

Uiaiia, vecino ue ocvuia, ‫ ؛‬:J t I ' relajado á


por judaizante, relapso y confidente, íué relajado á
la jUsticia y brazo seglar.
Estatúes de difuntos
69. Fernando de Avila, portugués, vecino de
8
— 114
Ecija, fué reconciliado en estatua por judaizante,
confitente.
70. D.٥ Francisca de Montiel, difunta portuguesa,
vecina de Ecija, judaizante, relapsa, coníitente, fué
relajada su estatua y huesos á la justicia y brazo
seglar.
71. Antonio López Bernal, portugués, vecino de
Ecija y natural de Almeida, difunto, por judaizante
negativo, impenitente, fué relajada su estatua y hue­
sos á la justicia y brazo seglar. Todos tres murieron
presos en cárceles secretas, y siguiéndose con ellos
sus causas.

Estátuas de ausentes fugitivos


72. Francisco Núfiez Pantoja, mercader.
73. Diego Alvarez, cajero de Manuel Núfiez
Bernal.
74. Francisco, criado del dicho Manuel Núfiez
Bernal, todos tres vecinos de Ecija.
75. Luis Baez, portugués, vecino de Sanlúcar.
76. Isabel Fernández, portuguesa, vecina de An­
tequera.
77. Doña Serafina Pereira, portuguesa, mujer del
doctor Francisco de Sosa, vecina de Antequera.
78. Martín Baez, portugués, vecino de Vélez.
79. Pedro Gómez, sombrerero de viejo, vecino
de Antequera.
80. Ana de Acosta, mujer de Fernando Gómez,
de oficio labrador, vecina de Ciudad Rodrigo y na­
tural de Castel-mendo, en Portugal.
81. Manuel de Sosa, portugués, vecino de Se­
villa.
■ 82. Rafael Luis, portugués, vecino de Antequera.
83. Beatriz Rodríguez, álias Doña Beatriz Ro­
dríguez, viuda de Antonio de Lucena, antojero, ve­
cino de Sevilla.
84. Doña Violante Núñez, mujer de Jorge Nú-
ñez, vecina de Sevilla.
85 . Francisco Rodríguez, vecino de Málaga.
86. Simón Gómez Mogueira, portugués, vecino
de Antequera.
87. Ana de Robles, portuguesa, mujer de Diego
López Sierra, vecina de Antequera.
88 . Antonio Rodríguez, vecino y natural de Vi­
lla Vieja, obispado de Ciudad Rodrigo, tratante en
paños. Ausentes fugitivos, cuyas estátuas fueron re­
lajadas á la justicia y brazo seglar por judaizantes.

El Tribunal, cuya infatigable providencia sin can­


sarse en el cuidado de las cosas grandes, igualmente
atendió á las mínimas, por oviar los inconvenientes,
que se podían temer, de que las sentencias de muer­
te en los quemados se ejecutasen de noche, tiempo
en que todos los concursos de gente son pernicio­
sos á las costumbres, dispuso que las causas de los
que habían de ser relajados, se acabasen de leer á
las cuatro de la tarde. A esta hora bajaron del tabla­
do los cinco referidos y diecinueve estátuas, y el se­
ñor alguacil mayor y secretario D. Gerónimo Florez,
al pie de la escalera hicieron jurídica entrega de
ellos, al adelantado D. Juan Vélez de Guevara, co­
rregidor de esta ciudad, y al alcalde de la justicia de
.‫؛‬lia, D. Alonso del Pino, consultor del Santo Oficio.
Y habiendo precedido las diligencias judiciales, que
el derecho requiere, fueron llevados por el dicho al­
calde y ministros de la justicia Real, en la forma
acostumbrada, al campo del Marrubia!, fuera de la
— 116 —

puerta de Plasencia, donde se había de ejecutar el


suplicio y les esperaba la lefia prevenida desde el
día antes.
Acompañaron los religiosos de casi toda las sa­
gradas religiones, á quienes el celo ardiente de la
salud de aquellas almas, hizo insensibles al sumo
ardor del sol y, desatentos á sus incomodidades, sólo
atendían al bien de aquellos desdichados á lo tem­
poral, para que no perdiesen lo eterno. Los cuatro
se aprovecharon de las exhortaciones y consejos de
los religiosos, todos los cuales no pudieron conse­
guir ni lograr su deseo en Manuel Núfiez Bernal,
protervo en su perfidia. Viéndola el Excrno. Sr٠ mar.
qués de los Vélez, se llegó á él, y con un santo Cru­
cifijo en la mano y mucho celo cristiano en el pe­
cho, le rogó por las entrañas de aquel Señor se con­
virtiese á su ley santa, acción que dejó edificados y
suavemente enternecidos á todos los circunstantes y
más obstinado al infeliz, que le vió, oyó y pasó al
fuego, donde le quemaron vivó, tomando posesión
las llamas del Marrubial en su cuerpo, que conti­
nuarán las eternas del infierno en el alma. Este fué
el último que murió; á los cuatro primeros antes se
les había dado garrote; este tiempo le dió más la
justicia humana y divina para su penitencia.
Prosiguió el verdugo en su oficio; aplicó el fuego
á todos cinco, que prendió velozmente en ellos y en
las estátuas, reduciéndolos á polvo, digno castigo á
los que del polvo de la tierra se levantaron contra el
Hijo del verdadero Dios, con el delito enorme de
la Majestad divina. Y dejándolos en el fuego se
volvió el pueblo, que concurrió numeroso á este es­
pectáculo, 4 la ciudad, tristes muchos y admirados
todos.
Las siete serían de la tarde, cuando se acabaron
de leer las sentencias. A esta hora bajaron los reos
iodos de su media naranja, y puestos de rodillas á
los pies de este misericordioso Tribunal, que tiene
las veces de Jesucristo, y de su Vicario en la tierra,
abjuraron los unos de leví> otros de vehementi> otros
en forma, como fueron mandados en sus sentencias.
Hicieron pública profesión, y confesión de. los ar٠
tículos de la fe, así los que tocan á la divinidad
como los que tocan á la humanidad de Cristro Nues­
tro Señor, verdadero Dios, y verdadero hombre. To-
móseles caución juratoria, de que se apartarían de
sus errores, que obedecerían á la Santa Iglesia Ca­
tólica Romana, y al Sumo Pontífice, cabeza visible
de ella en la tierra. Proponiéndola en alta voz el se­
cretario D. Pedro de Amienta por el ceremonial, y
respondiendo todos. Entonó la música el himno,
que usa la Iglesia, para invocar la asistencia del Es­
píritu Santo. Ve ni creator S p iritu s , voces que des­
pertaron tierna devoción, y ésta muchas lágrimas en
٠el teatro. Después comenzó.la música, triste, sono­
ra, y grave; á que ayudaba la noche con el silencio
(y no era mucho le guardase también tanto pueblo
junto, que la novedad y piedad de lo que veían, les
tenía embargadas las lenguas) el Psalmo de David
M iserere mei Deas. En el ínterin que se cantaba, los
capellanes con varas, rito antiquísimo de la Iglesia,
٠ los azotaban.
Acabado el M iserere , el Sr. D. Bernardino de León
de la Rocha inquisidor más antiguo, habiéndose ves­
tido sobrepelliz y estola, usando de la potestad que
este santo Tribunal tiene de la silla apostólica, los
absolvió solemnemente de las censuras y excomu­
nión, que habían incurrido por sus delitos, y recon.
‫ ةﻟﻞ؛ﺀ‬con Ja I^Iesí‫ ؟‬Romana. En este tiempo, can .
‫ ؟؛‬٤‫ﻵ‬٤‫ ﻷف زث‬mUsica ‫ إر‬festivo Te Deutn ¿a^ d^ TS) ec‫ ؟‬s
!‫؛‬n duda de la fiesta que se ‫ ؛‬acia en el cielo, porJa
conversión de.es^s miserables, ‫־‬se le quitó envelo
C٠g٢٥١á la santa Cruz. Ojala y como la Cruz quedó"
sin v‫ ؟‬lo, parn d‫ ؛‬jar‫ ؛‬e ver» quedenellos sin velo en
l^s ojos para mirarla. QuitOsele también el velo á la
Gruz del estandarte de la fe, y á la Cruz parroquia.!,
‫ ع‬3 ‫ ج‬prosiguió la misa, a que asistieron los peniten‫״‬
tes en pi‫ ؛؟‬y.con velas enCendidas en las ‫ ط‬0 0 ‫؛‬, co ‫־‬
‫ ؛‬respondiéndose estas cofi las que tuvie٢on en ei
‫؛؛‬aptismo: unas y otras significa la fe, quiera su Ma
jes‫ ؛؛‬d no se les agague
^ ‫ ؟‬abóse la mis‫؛‬, dpspués de Jas ocho, y la pro‫״‬

‫؛‬, es،e‫ةل‬0‫ب‬
cesión de los penitentes se volvio á sus cárcelesP en
de
la misma o٢dJeia con que vinieron al cadalso‫ ؛‬y en ‫״‬
regado ‫ ؛‬á AUtonio AgUil Auncio .de
to ‫ ؟‬fi٩io, que como hemOs dicho ejerc‫ ؛‬el de ai‫״‬
caide de la‫ ؟‬cá٣ce‫؛‬es secretas, y á Ju ‫ ؛‬.n Munoz ¿res
p٠>‫ ﻻ ؟‬ayudantejueron recogidos a las prisiones de
donde sailieron. Después fué ‫ ؟‬Tribunal acompaña 1‫״‬
d(j>‫ ة ه‬los doos cabildos, y ‫ ؛‬n lleg‫ ؛‬nd‫ ؛ ؛‬l‫ ؛‬s reales
A٠cá‫ ؛‬ares‫ ؟‬el Sr. D. Bernardino de León de la Ro.
‫ »ﻷع‬les d٤ó cumplidamente los agradecimientos de.
^ ‫ ^ ؟‬cisco Antonio Bafiuelo, y al ade‫״‬
‫ا‬٠‫ ﻻأ‬D. Juan Vélez de Guevara; por sí, y p٥٢ ٣ 0 5 ‫!ﻻ‬
ilustnsimos cabildos, á que los dos correspondieron
:on iguales muestras de toda cortesía y| urbanidad^
Aq٧ í se concluyó la grandeza de este día"
‫ ﻵ‬Simiente mart‫ ؛‬3 ‫ ؛ ؛‬e M ‫ ؛ ؛‬o, el reaj convento
‫ ﺣﻪ‬٩blo, orden de predicadores, por lafeACn.San P
dad d‫ ؟‬h ‫؛‬j٠s grandes ‫ ؟‬ue lia tenido siempre, y hoy
٠ ‫ اﺟﻊﺀ‬insigne entre todos los de Andalucía, dispuso
una lucidísima procesión, en que llevó la santa Cruz
١..-erde, á quien asistió infatigablemente desde que se
olocó en el altar del cadalso, al Real convento de
San Pedro, orden de San Francisco, donde fué reci­
bida de sus gravísimos religiosos, y puesta en su ca-
I ‫ ؛‬illa, con toda veneración y piedad.
Las nueve de la mañana serían cuando los conde-
suidos á cárcel perpetua, fueron entregados al alcai­
de de la cárcel de la penitencia que tiene este Tri­
bunal. Y los demás condenados á azotes, y vergüen-
u pública salieren de los Alcázares Reales, á las;
dos de la tarde, y á voz de pregonero, que decía los;
delitos causas de aquel castigo, y á mano y penca!
de verdugo, pasearon las calles acostumbradas, en‫؛‬
cabalgaduras á propósito. Llevaban delante de si
escolta de soldados, y después de sí al alguacil ma­
yor D. Iñigo Fernández de Córdoba Ponce de León,
y un secretario, ambos á caballo. Así paseadas las
E calles, y sufridos los azotes, perseguidos de mucha­
chos, volvieron á los Reales Alcaceres de esta In­
quisición, quiera Dios, escarmentados.
Y aunque Isabel Baez, entre las reconciliadas fué
condenada en doscientos azotes, y en que le fuese
clavada la mano, se suspendió la ejecución de esta
sentencia, por causas justísimas que habrá tenido el
Tribunal, que no es lícito discurrir, sino venerar.
Este fué el acto último en que se conc’uyó este
día de juicio, viva representación de aquel, en que,
presente la Cruz, seremos juzgados todos. Aquí tu.
dieron fin las demostraciones públicas, en que acre­
ditó este santo Tribunal, los dos más propios atribu­
tos de Dios Juez, obrando en su nombre misericor­
dioso y justo. Aquí se vió la oliva destilar misericor­
dia, sobre sesenta y tres pecadores, dándoles libe,
raímente á muchos de ellos la vida, admitiéndolos á
— 120 ‫״‬٠٠““

reconciliación. Aquí se vio la espada fulminar y eje­


cutar castigos contra los impenitentes y relapso‫؛؛؛‬
que hi y :ndo de la oliva, se entraron por los f los de
la espada. Aquí se vio la santa Cruz adorada, Jesu­
cristo, Nuestro Señor, venerado, la santa Fe catól o
ensalzada, las hengías castigadas v confusas. Este
santo Tribunal aplaudido con mil vítores, que le d o
agradecida esta república, y le debe dar España te­
da. Viva: decían todos, y yo con todos juntamen e
digo: Viva, juzgue, castigue, triunfe ( 1 ) de sus ene­
migos, que son los que se oponen á la veneración
y ley de Jesucristo Nuestro Dios y Señor, á quien se
den las alabanzas por todos los siglos de la eter­
nidad. (2 )
Domingo 29 de Febrero de 1660, celebró auto
el Tribunal en el convento de San Pablo y salieron
catorce penitenciados; los trece con sambenito, y
entre ellos una hechicera.
Viernes 24 de Febrero de 1662 se celebró otro
auto en el mismo convento de San Pablo y salieron
cuarenta penitenciados, los treinta y ocho judíos y
judías, una hechicera renegada con sambenito y co­
roza, y un mágico con coroza (3 ).
O.) decir: v iv a , m zg u e ١c a stig u e , tr iu n f e el fanatism o y las
ideas equivocadas en m ateria de religión,
(2) De que no hay y a Santo O ficio,m en gua de la verdadera'
religió n que profesamos,
(3) A caso sería algún m atem ático ó físico (no de los que se
calentaban el m eollo eri abstractas cavilaciones) sino de los
que principiaban á hacer experim entos p ara conocer la n a tu ­
raleza، Es bien sabido lo que sucedió al sabio D. E n riq u e de
V illen a, aquel que
٠ .ovo noticia filosofando
D el movedor y los conm ovidos
De fueg?, de rayos de son de tronidos
Y supo las causas del mundo volando
— 121 —

. 1 1 1 1
judaizantes.

Uno de los hombres que habían de‫^ ؛‬emar^ ٧٤٧٥.^


misericordia y por esto le dieron garrote (2 ) y lo

(2) No dejó de ser bastante favor.


quemaron muerto. El otro, que quemaron vivo se
¡llamaba Jorge Méndez de Castro, portugués, vecino
de Córdoba, y del mismo modo murió su mui‫! ؛‬٠
más adelante. También quemaron un arca de huesos.

Domingo 7 de Julio de 1666 se celebró auto en


San Pablo, y salieron veintitrés judíos entre honi.
bres y mujeres, y uno casado dos veces. Eran inqui­
sidores por este tiempo D. Pedro Villavicencio, don
Gregorio de la Serna y D. Fernando Villegas.

Domigo 7 de Julio de 1669 se celebró auto en


el convento de la Trinidad calzada y salieron quin­
ce penitenciados; los trece, tanto hombres como mu­
jeres, con sambenitos por judaizantes; una hechicera
con coroza y un encubridor de judíos.

Domingo 20 de Julio de 1670 celebró otro Auto


en el convento de San Pablo, y salieron veintitrés
penitenciados; de éstos, uno con coroza por casado
dos veces, otro un blasfemo mulato, una mujer por
judaizante negativa sin sambenito, otro con sambeni­
to de media aspa; los demás, hombres y mujeres,
por judaizantes con sambenitos.

Jueves 2 1 de Diciembre de 1679 hizo auto el Tri-


bunal en el monasterio de San Basilio y salieron
diecisiete penitenciados: nueve hombres, cuatro mu­
jeres y cuatro estatuas de mujeres que habían muer‫״‬
to en las cárceles. Ninguno de ellos fué quemado
y todos recibieron la absolución del inquisidor presi.

Martes 25 de Marzo de 1681, hizo otro auto el


Tribunal en el convento de San Pablo y salieron
í oce penitenciados: dos por casados dos veces, una
hechicera, cinco judías y dos judíos con sambenito,
y dos alumbrados sin sambenito.

Viernes 29 de Septiembre de 1684, se celebró otro


auto en el referido convento de San Pablo y sacaron
en él cuarenta y ocho penitenciados: treinta y nueve
vivos y nueve en estatua, la una de quema. De los
treinta y nueve eran dos casados dos veces, tres he­
chiceras y treinta y cuatro judíos y judías.
Viernes 21 de Deciembre de 1685, hizo otro auto
el Santo Oficio, también en el convento de San
Pablo, y sacaron ocho penitenciados, cinco mujeres
y tres hombres،
Martes 12 de Mayo de 1693, se hizo otro auto en
el mismo convento de San Pablo, en que salieron
diez reos: dos de ellos judíos, un hereje molinista, y
una beata embustera famosa ( 1 ), dos hechiceras, dos
casados dos veces, uno por casado con una mujer
sabiendo que su marido vivía y otro porque sirvió
de testigo falso en este negocio é indujo á otros á
que también lo fueesn
Martes 21 de Diciembre de 1694, celebró auto el
Tribunal en la misma iglesia referida, y salieron siete
penitenciados, dos estátuas y dos casados dos veces.
Martes 12 de Junio de 1696, se hizo otro auto en
San Pablo y salieron ocho reos: cuatro judíos, dos
casados ¿os veces y dos embusteras.
(1) M ucho sentim os carecer de noticias de la vida y m ila.
^ros de esta beata que ciertam ente serían divertidos.
Domingo 25 de Mayo de 1698, hubo Auto en el
convento de San Pablo y sacaron á él diez reos; seis
mujeres y cuatro hombres, entre ellos un hereje ju­
daizante, estudiante, teólogo, natural de Granada 1 ‫) ؛‬
al que se le dieron al día siguiente doscientos azotes
y el mismo castigo sufrieron otro judío y otra judía.
Domingo 24 de Mayo de 1699, celebró auto el
Tribunal en el convento de San Pablo, con la solem­
nidad de general y salieron veintiséis entre hombres
y mujeres, entre ellos dieciseis judíos de uno y otro
sexo con sambenito, de los cuales uno era rabino y
judío de nación, otro casado dos veces, dos mujeres
embusteras, tres hechiceras, dos estátuas de dos ju­
díos fugitivos, dos con corozas y sambenitos de lla­
mas, marido y mujer que fueron quemados. Iban
todos con velas verdes como en Auto general y
hubo sermón que lo predicó el padre maestro Cano,
del orden de Santo Domingo, y duró el Auto desde
las seis de la mañana hasta las siete de la tarde. El
lunes siguiente sacaron á azotar por las calles al ca­
sado dos veces, al judío rabino y á las tres hechice­
ras, y á cada uno de ellos-dieron doscientos azotes·

(1) Este filó A ntonio V ara de V ergara que ha dejado nom ­


bre, siendo conocido por el de Varilla--. Estudió en G ranada, su
p atria, y fué hom bre de ingenio na ja vulgar, Y aunque el auto
dice que su delito fué el de hereje, ju d aizan te, lo creemos
equivocación porque en cierto m anuscrito que merece crédito,
se lee que fue haber enseñado que la polusión v o lu n taria no
era culpa m ortal y si un medio de conservar la salud: y añade,
que estando en la cárcel fueron m uchos hom bres doctos á d i­
suadirlo de su to rp e y crim inal opinión, lo que consiguieron,
logrando que se diese por convencido; mas que habiendo v uel­
to á caer en el mismo error, fué preso otra vez y sentenciado á
m uerte en el auto que se celebró en 13 de Ju n io de 1723; lo que
conata de éste que insertam os en su lugar.
iif ٠
٠í‫؛؛‬i‫؛׳‬

.SS
salieron en él.
AUTO DE FE
i r a d o cu Córdoba eX día veinte Xcuatro)
de Abril de wiX setecientos diea i ocbo
en el convento de San Patito det 01 den
.de Santo Domingo

Luis de Castro, natural ‫ ج؛‬Arcos ‫ ؛‬e l‫ ﻫ ﺊ؟ ? ئ؟ ؛‬٠‫اﻟﻪ‬


-casado) de edad de treinta y seis afios, hereje, judai
Sebastián de To;:: ;‫ ؛‬e‫ ؛‬natural de la ‫ ﻟﻢ‬1‫؛‬1‫ ؛‬.de Ubri
de edad de treinta anos,hereje q u e , ‫ل‬٠‫؛اﻗﻬﻼ‬2‫ةإإأﻟﺊ‬٠
١

tecedente, ‫ئ;ﺟﺆج?؟;؟ﺗﺌﻪ‬٠‫ﺋﻘﺎ‬
٩.٠‫ةﻫﻞ‬5 ‫ ﻷ‬natural de Estepa, de edad de
de vernticua
veinticua.-‫״‬
٠1 ‫ إ ؛ ؛ إ ؟ ﺣﺎإ’ أ ا ا ذ‬hermana de la re fe ,3 ‫؛‬ida,,soltar‫؟‬,
d e la n i ‫؛‬srn٩ ‫ إ؛از‬1‫ز ;؛ ﻣﺂ؛ا‬-‫; ؛‬y de veintidós afios de edad
Isabei del Cast llo, casada con Miguel de Hetera

‫ق‬ ‫ة‬ | ‫ق‬ £ ‫ﺞ‬ ‫ﺟ‬

‫ة ﺟ ﻘﺎ ج ﺀ ﻋﺎ‬
*٠ M »aS ٥ ٠ HHl

natista, blasfema, maestra inventora de nuevos erro­


res, recopilando todos los de los hereciarcas y cu-
mentando otros muchos segerida del demonio, ma­
dre y directora de espíritus diciendo que su cuerpo
era lo mismo que el Santísimo Sícramento, que esta­
ba ella en la hostia, que era principio unida á Cristo
á hija espiritual del Padre eterno, el cual le había
entregado todo su poder y sabiduría; que en su vien­
tre tenía á la Santísima Trinidad, y que desde que
nació tenía treinta y seis ángeles de guarda; que era
persona enviada por Cristo á este mundo para redi­
mir el género humano; que había de pasar todo lo
que pasó Cristo nuestro Redentor en la pasión; que
ella podía comunicar luz y gracia á todos para que
se salvasen precediendo primero la entrega que de
sus potencias, sentidos y libre albedrío le habían de
hacer á ella; que desde el día que le hacían esta en­
trega sus hijos espirituales quedaban bienaventura­
dos como el día que recibieron el Sacramento del
bautismo; entre los cuales y los bienaventurados del
cielo no había más diferencia que la de que aquellos
estaban mereciendo y los otros gozando de la pre­
sencia divina y que se debían llamar hermanos: que
en la oración que tuvieren sus hijos espirituales le
habían de tener por principio porque ella lo era
unida á Cristo, y que cuando sus hijos comulgaban

Jerónim o describe esta especie de secta como com puesta p rin ­


cipalm ente de m ujeres que seducíxn á los jovenes, enseñándo­
les que las conciencias puras no se m anchan con ningún géne­
ro de obscenidades ni de im pureza. Acaso esta ram era de los
Gnósticos deriva su nom bre de un a m ujer llam ada Agapia,
que in stru id a por un tal Marcos, pervirtió en E tp añ a m uchas
m ujeres, ó. más bien del griego agapetos, el que significa amado,
querido١
129

la comulgaban á ella porque estaba identificada con


el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, que sus
hijos para salvarse no tenían necesidad de ayunos
ni penitencias, sino que todos sus pecados se los
echasen á ella, que ella daría á Dios cuenta de elios:
que había de salvar á los hombres por el camino
que todos se perdían, que era la senxualidad. Ase­
guraba que los actos carnales, tactos, ósculos que
con ella tuviesen no eran pecados porque Dios la
había dispensado á ella á quien se le debía la salva­
ción por la justicia y no por la misericordia; que á
su bautismo habí i asistido la Santísima Trinidad y
que la había tenido en sus brazos María Santísima,
quien la había presentado al Padre Eterno y que
esta Señora la trataba como hermana; que su matri­
monio con Cristo se había celebrado en el Cielo;
que Cristo se había puesto de celebrante, San Pedro
de diácono y San Francisco de subdiácono, y que
San Pablo había predicado y los hijos espirituales
que ella tenía en el Cielo le habían servido de acóli­
tos. Decía que Dios la había de manifestar al mundo
resucitando nueve muertos para que la publicasen,
y que las cafhpanas de cierto convento, hasta la del
refectorio se habían de repicar por sí, ó habían de
venir los hijos espirituales que tenía en la gloria á
repicarlas; que ella se miraba corño dos; una que
estaba en la bienaventuranza en el cielo y otra en la
tierra cuidando de su hijos, y aseguraba que por una
senda oculta entraba ella en la gloria y veía á los
bienaventurados.
Refiriéronse en su causa innumerables errores los
que no es fácil comprender aquí: sólo se pondera
que su causa tuvo más de ciento ochenta fojas y
duró su lectura cerca de cinco horas. Fuéadmitida¿
d
- 130

reconciliación y salió al auto con sambenito de dos


aspas vela y coroza de embustera y soga á el cuello.
Se le dió de penitencia hábito y cárcel perpetua y
al siguiente día que se le diesen doscientos azotes,
los que según el deseo del pueblo y el ejecutor de
la justicia principió á darlos, lograra esta república
concluir con esta piedra de escándalo, á no haber
sido por la piedad de D. Francisco del Castillo y
Escalera. Piedra ciertamente de escándalo y ruina
por la multitud de errores que se seguía y enseñaba
con las fabulosas apariencias de muchos milagros
con que alucinaba, para cuya ejecución parecía es.
tar asistida de los malignos espíritus.
Fr. Carlos Moreno, religioso profeso de cierto
convento ( 1 ), sacerdote, confesor, predicador, lector
de vísperas, estimado y tenido por hombre de
virtud y literatura, natural de Córdoba, hijo de pa­
dres cristianos viejos, de edad de treinta y cuatro
años, é hijo espiritual de la dicha Isabel, y su con­
fesor; por creer su doctrina, y aplaudirla por buena
con otras cosas que se omiten y no son dignas de
referirse, salió el auto con sambenito de dos aspas,
vela, hábito'suelto y sin capilla. Fué admitido á re­
conciliación y condenado á privación por toda su
vida de voz activa y pasiva, del ejercicio, de sus ór­
denes, confesar, predicar y dirigir almas por escrito,
ni de palabra; á cárcel perpetua irremisible en el
convento de su orden que por el Tribunal le seña­
lase, y luego que llegó de vuelta al Tribunal se le
quitó el sambenito. Abjuró formalmente.
Fr. Pedro Montoro, de la misma casa y religión,

(1 ) De S a n P a b l o , c o m o t o d o s I03 d e m á s que s a lie ro n al


a u to s u s h ijc s e s p iritu a le s ,
profeso, .hijo d.e padres cristianos viejos, natural de
‫؛‬a Villa de Ped‫؛‬oche, de edad de treinta ‫ ؛‬ocho afloS
‫ ؛‬ace‫ ؛‬dot‫؟‬, confesor,, predicador, lector de prima,
‫ ؟‬mbre tenid‫ ؟‬y ‫ ؟‬-¿stimado en la religión y fuera d
ella nor virtud y letras, hijo espiritual de la dicha
Isabel .del Castillo, cuya doctrina creía, seguía, y
aprobaba por buena‫ ؛‬fué admitido á reconciliación
y saco las mismas insignias y fué condenado á las
,nismas penitencias y castigOs que el antecedente!
.abjuró formalmente
,Fr. francisco Molero, de la misma religión y casa
natural de la villa de Martos, de edad de treinta
:'‫؛؛‬os, .hijo .de padres cristianos, viejos conocidos,
1‫ ﺣﻞ؛־‬admitido á‫ ־‬reconciliación y condenado á laS
‫؛‬nismas penitencias, á excepción de que la cárcel no
fuese irremisible y perpetua, y concluidos los afiOS
.dedesjierro privado de^sus Ordenes por toda su vida
Fr. Juan de Luque García, natura.! de Málaga, de
¡‫؛‬١ misma religión y casa, de edad de veintiocho
“ ‫ ؟؛‬s, ‫ ؟‬acerdot‫؟‬, -hijo de padres c.ristianos viejos, vi
-cario de coro de su convento; fué admitido á reCon
c‫؛؛‬.iac‫؛‬ón. Sacó las mismas insignias y fué condenado
-á )3 misma penitencia que el anterior; abjuró for
malmente. ‫׳‬
D. Francisco de Herrera, natural y vecino de Cór­
doba, de familia conocida, hijo de padres cristianos
viejos, sin oficio, de edad de cuarenta y cuatro años,
hijo y observante de la doctrina de la dicha Isabel,
corno los antecedentes.'Salió al auto con sambenito
de un aspa, el cual después se le quitó. Abjuró de
vehementi y fué desterrado por seis afios, los‫ ׳‬cuatro
precisos y los dos voluntarios y mandado restituir á
la cárcel obispal donde se hallaba preso cuando el
Tribunal lo arrestó.
132

María Antonia de Peñalosa, natural y vecina oe


Córdoba, hija de padres cristianos viejos, de edad
de cincuenta años, hija espiritual de la dicha Isabel
á quien seguía y creía. Fue admitida a reconciliación
y salió al auto con sambenito de dos aspas, un año
de cárcel, hábito y cuatro años de destierro. Abjuró
formalmente.
Rosa María de Peñalosa, hermana de la antece­
dente, de edad de treinta y cuatro años, salió al auto
como su hermana y fué condenada á las rnism *s
penitencias y castigo.
.Pedro Ortíz, natural del Reino de Valencia, vecino
de Jaén, de oficio guitarrista, hereje, luterano; fué
admitido á reconciliación y salió al auto con sam­
benito de dos aspas, hábito y cárcel perpetua. Abjuro
formalmente.
Ana González, natural de Castuera, vecina de An­
digar, de edad de treinta y cuatro años, salió al auto
por casada dos veces, con soga y coroza y fué con­
denada á doscientos azotes y .seis años de destierro.
Ana Rodríguez, natural de Segura de León, de
cincuenta y tres años de edad y vecina de Ecija, sa٠
lió al auto por casada dos veces, con soga y coroza,
abjuró y fué condenada á doscientos azotes y sei$
años de destierro á Ceuta.

En 20 de Abril de 1721 se celebró auto en San


Pablo y salieron veintisiete reos, todos judíos de
nación ( 1 ): de ellos diecisiete hombres y ocho mu.

(1 ) ¿Qué se entenderá por ju d ío s de nación? Nosotros cree­


mos, que no existiendo propiam ente en el día n in gun a n a c ió n
de ju d ío s, debe entender ·e á los hijos y descendientes de tales,
y siendo esto así, ¿cómo es que algun os apologistas de la In q u i­
sición se han atrevido á afirm ar que ésta sólo castigaba á los
jeres, otra que la quemaron y una estatua. Dos mu­
jeres y un hombre que estaban sentenciados al fue­
go, sin duda por malos confitentes, pidieron miseri­
cordia diciendo que confesarían, y fueron oídos.

que ha.biendo.sido m iem bros de la Iglesia, por haber prom etido


solem nem ente en el bautism o observar la religió n cristiana,
faltaban á e sta obligación? Uno de estos apologistas dice así:
Q uedam os, p u °s, en que la I g le s ia no m a n d a n i con sien te que á p r e ­
te x to de re í g ió n s e le cau se la m en or m o le s tia n i p e r ju ic io al
m ah om etan o, al ju d ío , e l id ó la tr a , n i á n in g ú n otro que no este
‫؛‬b a u tiza d o : ¿ Q u id m ih i ١dice e s ta sa n ta M a d re despu és de s u gran
m a e stro S an P ablo, q u id m ih i d e iis q u i f o r is sunt? De lo cual,
legítim am ente se infiere, ó que la In quisición obraba m uy
mal contra el espiritu de ١a Iglesia, haciendo violen cia á ‫؛‬os
que seguían otra religión, ó que los a p o lo g istis defendían este
T rib u n a l sin c m ocim ient j de los hechos, ú ocultándolos m ali­
ciosam ente; y si no el texto canta،

1 ١ k\\\١
RELACION
del Auto de Fe que se celebró por el Tribunal
del Santo Oficio de la Inquisición de Córdo­
ba, enel Real convento de San Pablo, orden
de Santo Domingo en de Abril de 1722

Relajados en persona
1. Catalina de Reina y Medina, viuda de Fran­
cisco Gabriel de Torres, natural de Burdeos, vecina
de Córdoba, de cincuenta y ocho años de edad, re­
conciliada qüe fué por el tribunal de Toledo en el
auto general de 1691, fué relajada á la justicia se­
glar, por judaizante, convicta, negativa: y antes con­
fesó y dió señales de contrición y arrepentimiento.
2. Diego Herrera, natural de Jaén, vecino de Cór­
doba, de oficio botonero de metales, de edad de cin­
cuenta y cinco años, reconciliado que fué por el Tri­
bunal de corte el año de 1693, fué relajado por he­
reje, judaizante, convicto y confesó el judaismo, y
murió con señales de arrepentimiento.
3. Leonor de las Varillas y Lamera, mujer del
antecedente, natural de Madrid, vecina de Córdoba,
de cincuenta años de edad, reconciliada que fué por
el Tribunal de Toledo el año de 1694, fué relajada
136

por hereje, judaizante, convicta, negativa; confesó


después de notificada la sentencia y murió arrepen­
tida.
4. Antonio Gabriel de Torres Zavallos, natural
de Ocaña, vecino de Córdoba, con el ejercicio de
la trecena del tabaco en la administración general
de ella, en el tiempo de Manuel Alvarez Pereira, de
edad de veintinueve años, de estado casado, judai­
zante convicto, revocante y pertinaz hasta habérsele
leído su sentencia que se arrepintió con tan copio­
sas lágrimas, y actos de contrición que enterneció
á todos umversalmente, y estando próximo para mo­
rir, hizo de su motu propio á grandes voces protes­
tación de nuestra santa fe publicando las misericor­
dias de Dios y del santo oficio, y sin permitir que
el verdugo le besase los pies, y habiéndole manda­
do su confesor obedeciese, lo ejecutó besándoselos
al dicho verdugo al mismo tiempo, y pidió lo que­
masen vivo (que no se !e concedió), para tener ese
poco de dolor que ofrecer en satisfación de sus gra­
ves culpas, y dió su alma á Dios con gran consuelo
y edificación de todo el pueblo.
5. Juan Nicolás López de la Peña, natural de la
villa de Infantes, vecino de Ubeda, de oficio zapate­
ro, de edad de veintisiete años, salió también con
insignias de relajado, y antes de leerle la sentencia,
pidió misericordia y se suspendió la ejecución de
ella y se le repitió á cárceles secretas.

R e c o n c ilia d o s
6. Diego Rodríguez de Valera de Miranda, veci
no de Bujalence, administador de la renta del tabaco
de la villa de ¡a Rambla, de edad de sesenta v seis
— 137 —

años, fué reconciliado por judaizante, con confisca­


ción de bienes, hábito y cárcel perpetua irremisible,
7. José de Silvera, de treinta y un años, natural
de Archidona, y vecino de Jaén, administrador ge­
neral de la renta del tabaco de aquel reino, que es­
tuvo para ser relajado en el auto del afio pasado de
721, por judaizante, protervo, y pidió misericordia,
por lo que íué vuelto á las cárceles, fué reconciliado
con confiscación de bienes, hábito y cárcel perpe­
tua irremisible y doscientos azotes.
8 . Josefa de Herrera, natural de Toledo, vecina
de Córdoba, veintiocho años, mujer de Diego Gutié­
rrez, reconciliado en el dicho auto de veintiuno, é
hija de los dichos Diego de Herrera y Leonor de las
Varillas, fué reconciliada por judaizante, con confis­
cación de bienes, hábito y cárcel perpetua irremisi­
ble, y doscientos azotes. ٠
9. Magdalena de Herrera, hermana de la antece­
dente, doncella, de edad de veinte años, natural de
Granada, vecina de Córdoba, fué reconciliada por
judaizante, hábito y cárcel por dos años.
10. Damiana Fernández, natural de Blandillanes,
Arzobispado de Toledo, vecina de Vilches, viuda de
Melchor de Rojas y Toledo, reconciliado que fué
en estatua en el dicho auto de 721; de edad de
treinta y tres años, fué reconciliada por judaizante,
hábito y cárcel perpetua irremisible y doscientos
azotes.
1 1 . María de la Peña, que comúnmente le de­
cían tía Peña, no supo su naturaleza, vecina de Ube.
da, viuda de Simón Pequeño, y de Baltasar López,
de edad de setenta años, que estuvo para ser relaja­
da en el dicho auto del afio pasado de veintiuno por
judaizante, impenitente, convicta, negativa, lo que no
128

se ejecutó por haber pedido misericordia, fué recon­


ciliada, hábito y cárcel perpetua irremisible, y que
saliese á la vergüenza, por no poder llevar azotes en
tan crecida edad.
1 2 . Blanca María de la Peña, hija de la antece­
dente, de e3ad de treinta y dos años, ■soltera, natu­
ral de Villanueva de los Infantes, vecina de Ubeda,
que estuvo para ser relajada en el referido auto, por
judaizante, convicta, negativa, lo que no se ejecutó
por haber pedido misericordia, fué reconciliada, há­
bito y cárcel perpetua irremisible, y doscientos
azotes.
13. Luis de Castro, natural de Arcos, reconcilia­
do que fué en el auto que se celebró en esta ciudad
en Abril de 1718 por diminuto en la dicha causa de
su reconciliación, salió con el mismo sambenito que
antes tenía, abjuró de le v i ,fué absuelto ca
y condenado en hábito y cárcel perpetua irremisible.
14. Josefa de Torres, hermana de la mujer del
antecedente, natural de Estepa, soltera, de veintisiete
años, reconciliada que fué en el referido auto de 718,
se le siguió causa por diminuta en la de su recon­
ciliación, abjuró de levi, fué absuelta ad cautelara,
y condenada á hábito y cárcel perpetua irremisible.
RELACION
del Auto de Fe celebrado en la Cór­
doba el 13 de Junio de 1723 en el convento de
San Pablo,Orden de predicadores

R elajados en persona ٠
1. Antonio Vara de Vergara, natural de Granada‫؛‬
de profesión estudiante, de edad de cincuenta y sie­
te años, reconciliado que fué por dicho tribunal el
año de 1698 por proposiciones heréticas, por relap­
so en ellas, salió al auto con insignias de relajado, y
fué entregado á la justicia y brazo seglar y condena­
do en confiscación de bienes: murió confeso y con .
señales de arrepentimiento.
2. Juan Fernández Díaz, natural del Colmenar,
Obispado de Málaga, vecino de Córdoba, de oficio
tratante de seda, de edad de sesenta y ocho años, re­
conciliado por el mismo tribunal el año 1693 por
delito de judaismo, fué relajado á la justicia y brazo
seglar y condenado en confiscación de bienes: mu­
rió confitente de ellos, y con señales de arrepenti­
miento.
3. Juan Félix del Castillo, natural de Granada,
de oficio tratante de seda en Córdoba, de edad de
140

treinta y siete años, reconciliado en Granada por de١


litos de judaismo, el año 1709, fué relajado á la jus.
ticia seglar, por relapso, y condenado en confisca­
ción de bienes: murióconfeso de sus culpas, y con
señales de arrepentimiento.
4. Simón de Molina, natural de Málaga,١vecino
y administrador del tabaco en la ciudad de 43 uj alan-.
ce, de edad de sesenta y cuatro años, salió en el au­
to publico, que celebró la Inquisición de Sevilla el
año de 1 / 00 , con sambenito de media aspa, abjuró
de vehemetiti la sospecha de judaizante, y por relap­
so en los mismos delitos, fué relajado ala justicia
seglar, con confiscación dé bienes: murió confitente
de sus delitos y con señales de arrepentimiento.
5. Miguel de Soto y Herrera, natural de Bur­
deos, en Francia, vecino y mercader de la ciudad de
Ecija, de edad de sesenta y tres años, reconciliado
por judaizante en la Inquisición de Corte el año de
1693, y después penitenciado en Granada, el año
1703, por relapso en el judaismo, fué relajado á la jus­
ticia seglar con confiscación de bienes: murió confi­
tente de sus delitos y con señales de arrepentimiento.
6 . Juan Nicolás López de la Peña, natural de Vi-
llanueva de los Infantes, vecino de Ubeda, de oficio
zapatero, de edad de veintiocho años, salió en el
auto que dicho Tribunal celebró el año pasado de
1722, con insignias de relajado por judaizante, con­
victo, pertinaz y negativo; y habiendo pedido mise­
ricordia y manifestado deseos de convertirse á nues­
tra santa Fe y confesar sus delitos., fué reducido á las
cárceles, y, habiéndose mantenido pertinaz é impeni­
tente, después de muchas diligencias caritativas de
predicación y desempeño, fué relajado á la justicia
seglar y condenado en confiscación de bienes.
Relajados en estatuas
7. Manuel de Oliveros Acosta y Metieses, alias
Nuñez de Soria, natural de Murcia y vecino de Lu-
cena, administrador del tabaco, de sesenta y tres
años, reconciliado por judaizante en la Inquisición
de Granada el año de 1697, fué preso por relapso
en los mismos delitos, y habiendo muerto en cárce­
les, se siguió causa de relapsia, contra su memoria
y fama, y fué condenada su estatua á relajación á la
justicia seglar, con confiscación de bienes.
8 . Diego Antonio Montañéz, natural de Jaén,
estanquero del tabaco en las villas de Mancha Real
y Alcaudete; difunto en edad de sesenta años, fué
reconciliado por judaizante en la Inquisición de Gra­
nada el año de 1669 y penitenciado por la de Cór­
doba el año de 1701, y por haber constado de la
causa que se siguió contra su memoria y fama, que
murió judaizante relapso, fué relajada su estatua y
huesos á la justicia seglar, con confiscación de bie­
nes.

Restituido á la cárcel
9. Gaspar Enríquez, vecino de Casada, conde­
nado á relajación por judaizante, convicto, impeni­
tente y negativo: estando en el tablado pidió au­
diencia y fué mandado restituir á su cárcel.

Reconciliados en forma
10. Clara Serafina Carrillo, natural de Ecija, mu­
jer de Juan José del Pozo, reconciliado, de edad de
diecisiete años, judaizante, fué reconciliada y con.
denada en confiscación de bienes, hábito y cárcel
por seis meses. ٠ y ce
11. Félix Miranda, natural de Madrid, mercader
en la villa de Rute, obispado de Córdoba, de edad
de treinta y dos años, fué reconciliado .estando con
sambenito de dos aspas, y condenado en confisca‫״‬
ción de bienes, hábito y cárcel perpetua.
٠1 2 . Pedro José de Torres, natural y vecino de la
villa de Alcaudete, de oficio voticario, de ed¿d de
treinta y cinco años, salió al auto con sambenito de
dos aspas, fué reconciliado y condenado en confis­
cación de bienes, hábito y cárcel perpetua irremisi­
ble, y que al día siguiente le diesen doscientos
azotes.
13. María Lima, natural de Estepa, vecina de
Rute,, mujer del dicho Félix de Miranda, de edad de
veinticuatro años, salió al auto con sambenito de
dos aspas, fué reconciliada y condenada á hábito y
cárcel perpetua irremisible, y que al día siguiente le
fuesen dados doscientos azotes.
14. Ana Gómez, natura! de Fregenal de la Sierra,
Provincia de Extremadura, de edad de veintiséis
años, mujer del dicho Pedro José de Torres, salió al
auto con sambenito de dos aspas, fué condenada en
confiscación de bienes, hábito y cárcel perpetua.
15. Catalina Antonia de Acosta, natural de Mur­
cia,, vecina de Lucena, de edad de veintiocho años,
mujer de Manuel de Acosta, reconciliado por el San­
to Oficio, salió al auto con sambenito tíe dos aspas,
fué reconciliada, condenada en confiscación de.bie-
nes, hábito y cárcel perpetua irremisible, y doscien­
tos azotes. ’Y
16. Beatriz Gómez, natural de la villa de Porcu..
na* mujer del dicho Juan Fernández Díaz,, relajado‫؛‬.
de edad de sesenta y dos años, salió al auto con sam­
benito de dos aspas, y fué reconciliada y condenada
en confiscación de bienes, hábito y cárcel perpetua
ir‫ ؟‬f ‘ a ‫؛‬،?٥‫ ״‬u 1 ، " K ٠Sur٥l d، la villa d، P‫■־‬
drera, de la Vicaría de Estepa, vecina de Córdoba,
soltera de edad de dieciocho años, sa‫؛‬ió al auto con
sambenito de dos aspas, íué reconciliada y condena­
٠
‫ ׳‬. .

da en confiscación de bienes, hábito y cárcel por

1018*°. Beatriz Antonia Fernández, natural de Al­


mería vecina de Córdoba, soltera, de edad de veinti­
nueve años salió al auto con sambenito de dos aspas,
y íué reconciliada y condenada en confiscación de
bienes, hábito y cárcel perpetua irremisible.
19. Leonor de Valenzuela Montanéz, natural de
Alcolea, Arzobispado de Sevilla, vecina de la villa
de Alcaudete, soltera, de edad de veinte años, salió
al auto con sambenito de dos aspas, fué reconciliada
y condenada en confiscación de bienes, hábito y

20. ^Manuela de Torres Montañéz, natural de


Sevilla y vecina de Alcaudete, soltera, de edad de
veinticuatro años, salió al Auto con sambenito de
dos aspas, fué reconciliada y condenada en confis­
cación de bienes, hábito y cárcel perpetua irremi-
21. Leonor de Torres Montañéz, natural de la
villa de Porcuna, vecina de Alcaudete, de edad de
treinta y :ocho años, mujer de Manuel Andrade;
salió al Auto con sambenito de dos aspas, fué re­
conciliada y condenada en confiscación de bienes,
hábito y cárcel perpetua irremisible.
22. Beatriz de Medina, natural de Sevilla y ve-

144 —

ciña de la Puente de D. Gonzalo, de edad de ochenta


ahos, mujer de Pedro Lavado, trabajador del can!,
po, salió al Auto con sambenito de dos aspas y fué
reconciliada y condenada en confiscación dé bienes,
hábito y cárcel perpetua, y al día siguiente doscien
tos azotes.
23. Beatriz Gómez de Torres Montafíéz, natural
y vecina de Alcaudete, soltera, de edad de cuarenta
añps, salió al Auto con sambenito de dos aspas, y
fué reconciliada y condenada en confiscación dé
bienes, y cárcel perpetua y en doscientos azotes.

P e n it e n c ia d o s p o r fa u to r ía
24. Carlos Felipe, natural de Madrid, de edad
Je cuarenta y nueve años, de oficio ejecutor de jus­
ticia, por fautor de herejes é infiel en su oficio en
favor de ellos; salió al Auto y se leyó §u sentencia
con méritos, abjuró de le v í y fué absuelto ad caa-
tclcLJTi, y condenado en ocho años de destierro y
ocho leguas en contorno de Madrid y Sevilla, y los
cinco primeros los cumpla en las galeras de S. M. al
remo y sin sueldo, y al día siguiente se le dieron
doscientos azotes por las calles públicas.

P e n it e n c ia d o s p or c a s a d o s d o s v e c e s
٤5‫؛‬. Alonso Martín, natural de Llerena, vecino
de Córdoba, oficial del matadero, de edad de cua­
renta años, salió con insignias de casado dos veces,
abjuró de lev i, y fué gravemente advertido, repre­
hendido y conminado, y condenado en seis años de
destierro y ocho leguas en contorno de Llerena, Mé٠
nda y Madrid, y que los cinco primeros los cumpla
en las galeras de S. M. al remo y sin sueldo, y al
,día siguiente le fuesen dados doscientos azotes
26. Cristóbal Ximénez, natural de la villa de
Aguilar, de oficio vender coplas y comedias por los
lugares, de edad de treinta y un años, salió al auto
con insignias de casado dos veces, adjuró- de levi,
y fué gravemente advertido, reprehendido y conmi­
nado, y condenado en ocho años de destierro, y
ocho leguas en contorno de Barbastro, Aguilar y
Madrid, y que los cinco primeros los cumpla en las
‫؛‬٠ leras de S. M. al remo y sin sueldo, y al día si­
guiente le fuesen dados doscientos azotes por las
calles públicas.
En 23 de Abril de 1724, se celebró Auto en que
quemaron los huesos de María Josefa Fernández,
hija de Juan Fernández que fué quemado en 1723,
los cuales fueron exhumados en 14 de Abril del mis­
mo afío, de h parroquial de San Nicolás de la Villa
u٧11 Je estaóa enterrada desde 1719 en que había
muerto.
En 2 de Julio del mismo año de 1724 se celebró
otro Auto en la capilla del Tribunal.
R ELA C IO N
de- Auto de Fe que el domingo 12 de Mayo
de este presente afio de 1726 ha celebrado el
Santo Oficio de laInquisición de ciudad y
reino de Córdoba en la capilla de San Acasio
de los Reales Alcázares

R s c o n c ilia d o s en p e r s o n a
1. Manuel Pérez Enríquez, natural de la Villa de
Lumbrales, obispado de Ciudad Rodrigo, vecino y
mercader en la villa de Baena, de edad de cincuenta
y cuatro años, por delitos de judaismo; fué reconci­
liado con confiscación de bienes, hábito y cárcel
perpetua irremisible.
2 . Francisco Pérez Enríquez, hermano del ante­
cedente, natural de Ciudad Real, vecino y mercader
de dicha villa de Baena, de edad de sesenta y dos
años, por los mismos delitos de judaismo, fué re­
conciliado con confiscación de bienes, hábito y
cárcel perpetua irremisible.
3. Ana de Aguilar, mujer de dicho Manuel Pérez
Enríquez, natural de la villa de Miguel Turra (en la
Mancha) vecina de Baena, de edad de treinta y ocho
. . . ‫ أ‬48 - -

años, por dichos, delitos de Judaismo, fué reconcilia-


da con confiscación de bienes,habito y cárcel ‫)؛‬er‫״‬
petua irremisible. ٥ y ٥ ‫؛‬
‫؛‬.٠ Mariana López Porras, natural y vecina de;
R‫ ؟‬te, soltera, de ed‫؟‬d de treinta ‫؟‬fios, sin oficio, por
los mismos delitos de judaismo‫ ؛‬fué reconcilia da en
forma con C0.nfis۶ací0n de bienes, hábito y cárcel
perpetua irremisible.
5.. Catalina López de Porras, hermaua de la en‫־‬
tecedente, natural y vecina de la villa de Rute sol-
‫؛‬era, sin oficio, de edad de' veinticuatro afíos/pár.
los mismo's delitos de judaismo‫ ؛‬fué reconciliada eri
forma con confiscación de bienes, hábito y cárcel
‫ ؛‬er^etua ‫؛‬rrC^isihJe.
6 . Violante Maria de Matos, natural de la villa
‫ ؛‬el Barc‫ ؟‬, obisp‫ ؟‬do de Avila, vecina, -del lugar de
Slerrra de las Yeguas, d.e la vicaria 'de Estepa, de
edad de cuarenta y ocho afios, soltera, sin Oficio,
por los n.iisinos delitos, fu‫־‬é leconciliada en forma
‫ ؛‬on confiscación de bienes, liábito y cárcel perpetua
irremisible y doscientos aZOtes.
7. Juana Bárbara de Castro).natural de.Alb cete,
vecina .de la .villa de Quesada, soltera, sin oficio, de
edad de .treinta y ocho años, fué reconcil'iada en
forma‫؛‬, c‫ ؟‬n confiscación de bienes, tiabito y cárc'el
perpetua irremisible, por dlctros delitos de judaismo.

Reconciliados en forma
8. Diego de Matos, natural de la vilia' del Barco
‫؟؛‬bispado de Avila) vecino que .fué del lugar de la
Sierra de Yeguas, dé la vicaria de Estepa, de oficio
boticario y notario Apostólico, difunto en edad de
cuarenta y ocho aflos, murió en estas cárceles, con..'
fitente en .el judaismo con señales de arrepentimien­
to, y se le administraron los Santos Sacramentos;
salió reconciliado en estatua, con confiscación de
bie es.
9 . Inés de Castro y Almeida, natural y vecina
que fué de la villa de Alcaudete, obispado de Jaén,
y mujer de Francisco de Torres, arrendador del ta­
baco y alcabalas en dicha villa, y presa en este Tri،
bunal, murió en estas cárceles en edad de cincuenta
y tres años, confitente en el judaismo, dando mues­
tras de. su arrepentimiento, habiéndosele adminis­
trado los Santos Sacramentos. Salió reconcilada en
estatua, con confiscación de bienes.

P e n it e n c ia d o s p or b ig a m ia
10. José Sánchez de Rivera, natural de Málaga,
residente al tiempo de su prisión en Ecija, de oficio
tonelero, de edad de cincuenta y dos años, por ca­
sado dos veces; abjuró de levi y fué gravemente
advertido, reprehendido y conminado, y desterrado
de esta ciudad, las de Ecija, Málaga y villa de Ma­
drid y ocho leguas en contorno, por ocho años, y
los cinco primeros los cumpliese en las galeras de
Su Majestad al remo y sin sueldo, y al día siguiente
al Auto doscientos azotes.
RELACION
del Auto de Fe que el domingo 15 de Mayo de
este presente año de 1728 ha celebrado el
Santo Oficio de la Inquisición de la ciudad y
reino de Córdoba, en la capilla de San A casto
de los Reales Alcázares

Reconciliados por herejes judaizantes


1. Anastasia Francisca Fernández, natural de la
villa del Colmenar, obispado de Málaga, vecina de
lá de Cabra, soltera, de treinta y nueve años, salió
al Auto con sambenito de dos aspas, fué reconcilia­
da en forma, con confiscación de bienes por hereje
judaizante, y condenada á hábito y cárcel perpetua
irremis^bIcente ‫ ؛‬٠٥ de Medina, natural de la villa
de Estepa y residente al tiempo de su prisión en la
de Fernán Núñez, de edad de cuarenta y seis años,
mujer de Rodrigo de Tapia, mercader de mercería;
salió al Auto con sambenito de dos aspas, fué recon­
ciliada en forma, con confiscación de bienes por he­
reje, judaizante, y condenada á hábito y cárcel per­
petua irremisible.
— 152 —

3. Paula Gómez del Castillo, natural del Colme­


nar, obispado de Málaga, vecina de Cabra, de edad
de cincuenta y cinco años, viuda, de Diego Fernán­
dez Gómez; salió al Auto con sambenito de dos
aspas, fué reconciliada en forma, con confiscación
de bienes, por hereje, judaizante, y condenada á há­
bito y cárcel perpetua irremisible.
4. Inés Pérez, natural de Lumbrales, obispado
de Ciudad Rodrigo y vecina de la villa de Baena, de
edad de cincuenta y cinco años, mujer de Diego del
Campo, mercader de ropas; salió al Auto con sam­
benito de dos aspas, fué reconciliada en forma, con
confiscación de bienes, por hereje, judaizante, y con­
denada á hábito y cárcel perpetua irremisible.
5. Inés de Nieves, natural de esta Corte, vecina
de la Sierra de las Yeguas, de la comarca de Este­
pa, mujer ue Diego de Matos, de oficio boticario,
de edad de cincuenta y siete años; salió al Auto con
sambenito de dos aspas, fué reconciliada en forma,
con confiscación de bienes por hereje, judaizante,
y condenada á hábito y cárcel perpetua irremisible.
R ELA C IO N
de los Autos particulares de Fe que se han ce­
lebrado en la Inquisición de Córdoba, el día
de Mayo de 1730 en la iglesia del Real con­
vento de San Pablo, orden de ■predicadores de
dicha ciudad.

Relajados en estatua
1. Beatriz Gómez, mujer de Manuel Rodríguez;
difunta, se la siguió causa contra su memoria y fama,
y fué condenada á que saliese al Auto con estatua
que representase su persona, sambenito y coroza de
llamas, por hereje judaizante, convicta, con confisca­ 1،
ción de bienes, y fué relajada en estatua,, con sus
٠w

huesos, á la justicia seglar.


w■· jB ٠ k \ m ' ١‫؛‬٠

2. Clara Gómez, mujer de Jorge Torres, vecina


que fué de Alcaudete, difunta, salió al auto en esta­
tua, con sambenito y coroza de llamas, por hereje
judaizante, convicta, con confiscación de bienes, ha­
١«.، ·١ s s ٥٠«

biéndosela seguido causa contra su memoria y fama,


y fué relajada con sus huesos, ála justicia seglar.
3. Isabel Gómez, de estado soltera, vecina que
fué de Alcaudete, difunta, se la siguió causa contra
154

su memoria y fama, y fué condenada á que saliese


al auto con estatua que representase su persona,
sambenito y coroza de llamas, con confiscación de
bienes, por hereje, judaizante, convicta, y fué relaja­
da con sus huesos á la.justicia seglar.
4. María Gómez, de estado soltera, vecina que
fué de Alcaudete, difunta, se la siguió causa contra
su memoria y fama, y fué condenada á que saliese
al auto en estatua que representase su persona con
sambenito y coroza de llamas, con confiscación de
bienes, por hereje, judaizante, convicta, y fué relaja­
da con sus huesos á la justicia seglar.
5. Violante Gómez, mujer que fué de Diego An­
tonio Rodríguez, reconciliado por dicho Santo Ofi­
cio, y vecina de Alcaudete, difunta, se la siguió cau­
sa contra su memoria y fama, y fué condenada á
que saliese al auto, en estatua que representase su
persona, con sambenito y coroza de llamas, y en
confiscación de bienes por hereje, judaizante, con­
victa, y fué relajada con sus huesos á la justicia y
brazo seglar.
6 . Blanca Gómez Fernández, natural de esta cor­
te y vecina de Alcaudete, de estado soltera, de oficio
costurera, y de edad de cien años, difunta en las cár­
celes, fué condenada á que saliese al auto en estatua
que representase su persona, con sambenito y coro­
za de llamas y en confiscación de bienes, por hereje,
judaizante, convicta, negativa y fué relajada con sus
huesos á la justicia seglar.
7. Diego del Campo, natural de Miguel Turra y
vecino que fué de Baena, de oficio cajero en tienda
de mercader, de estado casado y de edad de cin­
cuenta años, difunto en las cárceles, fué condenado
á que saliese al auto en estatua que representase su
persona, con sambenito y coroza de llamas y en con­
fiscación de bienes por hereje, judaizante, negativo,
convicto, y fue relajado con sus huesos á la justicia
seglar.
8. Francisco Antonio de Porras, natural y veci­
no de la villa de Rute, de oficio molinero de pan, de
estado casado y de edad de cincuenta años, difunto
en ‫؛‬as cárceles, fué condenado en que saliese al auto
en estatua que representase su persona, con sambe­
nito y coroza de llamas y confiscación de bienes,
por hereje, judaizante, negativo, convicto, y fué rela­
jado con sus huesos á la justicia seglar.
9 . Blanca María Méndez, natural de Málaga y
vecina de Cabra, viuda de Ñuño Fernández, sin ofi­
cio y de edad de ochenta y tres años, difunta en las
cárceles, fué condenada á que saliese al auto en es­
tatua que representase su persona, con sambenito y
coroza de llamas y en confiscación de bienes por
hereje, judaizante, convicta, negativa y relapsa, y fué
relajada con sus huesos á la justicia seglar.

Relajada en persona
10. Rafaela María Fernández, natural de Málaga
y vecina de Córdoba, de oficio costurera, viuda de
Francisco Fernández, relajado que fué en estatua
por dicha Inquisición en 23 de Abril de 1724, y de
edad de sesenta y seis años; salió al Auto con sam­
benito y coroza de llamas, por hereje, judaizante,
convicta, negativa, relapsa, y fué condenada en con­
fiscación de bienes y relajada á la justicia seglar, y
habiéndosela notificado la sentencia confesó en par­
te sus delitos y dió señales de arrepentimiento.
156

Reconciliada en estatua
11. Isabel Porras, hermana del dicho Francisco
Antonio de Porras., número 8 , natural y vecina de la
villa de Rute, mujer de Pedro de Llama, sin oficio y
de edad de cincuenta y tres años, hereje, judaizan­
te, confesa, difunta en las cárceles, donde antes de
morir, por haber dado muestras de arrepentimiento
y conversión, fué reconciliada en forma, abjuró sus
errores y se le administraron los Santos Sacramen­
tos. Salió al Auto en estatua, que representó su per­
sona, con sambenito de dos aspas, se la leyó su sen­
tencia en señal de haberse convertido á nuestra San­
ta Fe Católica, y fué condenada^ en confiscación de
bienes, y á su cadáver se le dio sepultura eclesiás­
tica.

Reconciliado en persona
12 . Diego Fernández del Castillo, natural de di­
cha ciudad de Córdoba y vecino de Cabra, sin ofi­
cio, soltero, de edad de cuarenta y ocho años; salió
al Auto con sambenito de dos aspas, fué reconcilia­
do en forma por hereje, judaizante, confeso, y con­
denado en confiscación de bienes, hábito y cárcel
perpetua irremisible, y en doscientos azotes, que no
se le dieron por sus achaques.

Abjuración de «vehementi»
13. Francisco Díaz, natural de Villamayor, en
la Mancha, vecino de Alcaudete, soltero, sin oficio,
de edad de treinta años; salió al Auto con sambeni­
to de media aspa, abjuró de vehementi, por culpas
·“— 157 -
.de judaismo, fué absuelto ad cautelam y conde.ua
do en perdimiento de .la mitad de sus biene‫؟‬, .y des
te‫ ؛ ؛‬.ido de esta ciudad y las villas de Alcaudete, Vi
lia .Mayor y esta corte, con ocho leguas en contorno
.por espacio de cinco años

«Abjuración de «ievi
;Francisco Rodríguez Matos, natural de Vi .14
llamayor, en la Mancha; vecin‫ ؟‬de s ‫ ؛‬l‫ ؟‬en el ,bra٢
obispado de Córdoba, sOltero, de ‫ ؟‬dad de cincuenta
y un año, y oticio de hacer caj٠. ‫ ؟‬s de ‫ ؛‬oncha, recon‫־‬
ue
٩ fué por la Inquisición de Cuenca en 4 de cihado
Septiembre de 1701 por judaizante‫ ؛‬.salió al A‫ ؟‬to
en torma de penitente, abjUró de levi) la sospecha
de relapsia en el mismo delito, f‫ ؟‬-é gr٩vemente re
prehendido, advertido yconminado , ^ ‫ ؛‬e‫ ؛‬t‫ ؛‬rradod ‫؟‬
-dicha ciudad .de Córdoba, villas de. Alcaudete, Lu
que, Villamayory esta, corte, con ocho leguas en
co‫ ؟‬torn‫ ؛ ؛ ^ ؟‬.r tiempo de seis f o s
Mana Inés Guerrero.de Gálvez, natural .de .15
,la vlla de Aguilar y veci.na de la ciudad de Ecija
de ofico costurera, y .de edad de cuarent‫ ؛‬años; salió
-al Auto con una vela en sus manos, en forma depe
nitente, por el delito de la Poligamia‫ ؛‬se la leyó su
sentencia con mé‫ ؛‬t‫ ؟‬s y ‫ ؛‬u‫ ؛‬-gravemente reprehen
dida, advertida y conminada, y desterrada d‫؟‬. _di.‫؟‬ha
,ciudad de CórdOba, la de Ecija y villas de Aguilar
Baena y- est'a corte‫׳‬, y ocho leguas en contorno, por
tiempo y espacio de seis afios.
DOM INGO
4 de Marzo da 173, celebró Auto el Tribu­
nal en el convento de San Pablo y salieron
las personas siguientes:

Relajados en estatua
José de Sabariego, alias el Rubio, ausente fugiti­
vo, de edad de cuarenta años, que tuvo los tabacos
en Murcia y Baeza; salió al auto por culpas de ju­
daismo, con sambenito y coroza de llamas. Su es­
tatua fué relajada á la justicia seglar y él condenado
en confiscación de bienes.
Antonio del Aguila, natural de Beas, en Murcia,
médico y vecino de Baena. de edad de setenta años,
difunto en cárceles secretas, fué condenado á rela­
jación en estatua, con sus huesos, por hereje, judai­
zante, convicto y negativo, y en confiscación de
bienes.
Ana de Matos, natural de Villamayor, en la Man­
cha, obispado ·de Cuenca, vecina de Alcaudete,
viuda de Diego Díaz, de edad de sesenta años, di­
funta en cárceles del Santo Oficio, fué condenada á
relajación en estatua, con sus huesos, por hereje,
judaizante, convicta, negativa y relapsa, y en con­
fiscación de bienes.
Ana López Violante, natural de Lorca, vecina de
Rute, viuda de Salvador de Porras, panadera, de
edad de setenta y tres años, difunta en cárceles se.
, cretas, fué condenada á relajación en estatua, con
sus huesos, por hereje, judaizante, convicta y nega­
tiva y en confiscación de bienes.

Reconciliación por m a h o m e tism o


Ana del Castillo, natural de Granada, vecina de
Jaén, soltera, de edad de veinticuatro años, hereje
mahometana; salió al Auto ‫؟‬on sambenito de dos
aspas, y fué reconciliada en forma, con confiscación
de bienes, hábito y cárcel perpetua irremisible, y
encargada á persona docta que la instruya y fortifi­
que en los misterios de nuestra Santa Fe.

R eco n ciliació n p o r ju d a is m o
José Manuel Suárez Breñales, natural y vecino
de Alcaudete, sin oficio, soltero y de edad de cua­
renta y un años; f ié reconciliado en forma por he­
reje judaizante, y condenado á hábito y cárcel per­
petua irremisible, confiscación de bienes, doscientos
azotes y cinco años de galeras.

Abjuración «de vehamantl·


Luis Antonio de Castro, natural de Albacete ve­
cino de Quesada, boticario, de estado casado, de
edad de cincuenta y tres años; salió con sambenito
de media aspa, abjuró de vehementi por culpas de
j.ídaísmo, fué absuelto ad cautelara, y condenado
perdimiento de la mitad de sus bienes y desterrado
tíe esta ciudad, las de Granada, Baza y Lorca, y las
villas de Albacete, Gazorla, Quesada y Madrid, con
ocho leguas en contorno, por tiempo de ocho años,
y que cumpla los dos primeros con el hábito en la
casa de penitencia, encargado á persona docta que
le desengañe, instruya y fortifique en nuestra Santa
Fe, y que el día siguiente al Auto se le diesen dos­
cientos azotes.
Juan Vicente Esquivel y Morales, álias D. Casimi­
ro de Austria, Conde de Saldada, áiias Vicente de
Santa Teresa, álias el hermano José de Santa Tere­
sa, natural de Ronda, y sin oficio, de edad de treinta
aflos, soldado que fué de infantería y viandante, pe­
nitenciado que fué por el Santo Oficio de la Inqui­
sición de Granada en 18 de Mayo de 1727 por delito
de haber celebrado misa sin estar ordenado. Salió
a‫ ؛‬Auto con sambenito de media aspa, abjuró de ve-
hementi por reincidencia en los del mismo crimen,
fué absuelto ad caiüelam, privado de traer hábitos
eclesiásticos, y desterrado de esta ciudad, las de
Granada, Ronda y Antequera, y villa de Madrid con
ocho leguas en contorno por tiempo de diez aflos,
los cuales cumpliese en las galeras de S. M. y que el
día siguiente se le diesen doscientos azotes.
AUTO PUBLICO DE FE
celebrado en Córdoba el domingo cinco de Di­
ciembre de milsetecientos cuarenta y cinco
en el convento de San Pablo del orden de pre­
dicadores.

Rdconcili ción por judaismo


Manuel de Acuña, natural de Lisboa y vecino de
Jaén, de profesión médico, de edad de cuarenta y
un años, reconciliado en forma por hereje, judai­
zante, condenado á confiscación de bienes, hábito y
cárcel perpetua irremisible y doscientos azotes. Eran
sus delitos ser observantísimo de la ley de Moisés,
signarse con la siniestra mano en desprecio de la
C‫ ׳‬uz, haber dado lado siniestro á los católicos en
deshonor de su ley, y comulgado sacrilegamente
desde edad de catorce años, en desprecio del Sacra­
mento, y por ocultar su secta, haber aplicado una
receta de la cual se creía haber resultado algunas
muertes, y haber ido á curar á un enfermo y sospe­
chando que era judío, después de haber visto que
dicho enfermo había‫ ׳‬vomitado las especies sacra­
mentales, y que su mujer las había recogido con
mucho desprecio, para certificarse si lo era, pidió un
crucifijo y poniéndolo en la boca del enfermo, vol­
vió éste á otro lado la cara con lo que conoció que
era judio. Y habiéndose mantenido en la casa hasta
164

que expiró el enfermo, cohabitó después con la mu­


jer del difunto que también era judía para cumplí!
con la escritura (1). Tuvo juntas con otros de su
secta, en las que se decía no haber venido el Me­
sías, porque cuando viniera habían de ver los cie­
gos, andar los cojos y hablar los mudos. Decían
también que el Mesías había de nacer en Ebora de
Portugal (2), otros en Segovia, otros en París. En
pena de estos delitos, que son de hereje judaizante,
fué Condenado á la pena susodicha y á que saliese
al Auto con sambenito, vela amarilla y soga al cue­
llo, y á quedar privado de oficios honrosos, vestir
seda, usar plata, oro, perlas, paño fino, montará ca­
ballo y traer armas.
María García, natural de la villa de Pedro Bermu-
do, del obispado de Avila, vecina de Jaén, mujer de
Manuel Acuña, de treinta y siete años, reconciliada
en forma por hereje, judaizante, confiscación de bie^
nes, sambenito de dos aspas, hábito y cárcel irremi­
sible. Esta tuvo los mismos delitos de su marido.
Abjuración de «lev¡»
Diego Moreno, á'ias Serrano, de nación gitano,
natural y vecino de la ciudad de Baeza, sin oficio,
(1) El D octor tenia bien presente el precepto que dice:
Quando habitaverint fratres sim u let unus ex eis absque l heris
mortuus fu^rit, uxor defuncti, uon nubet alteri¡ sed accipiet
frattr ejus et susci^abi semen f ratis sui ٠D tubero nomi o cap. .‫؛״‬o.
™(‫؛‬f /.H a s ta en esto se nota el ridiculo orgullo nacional de los
portugueses, pii 63 que los ju d ío s He esta nación creían que en
n in g á a ^ ais del m undo podía el M esías nacer más dignam ente
queden Ebora■ de Portugal. Es probable, que los que estaban por
Segovia fuesen españoles, y los que por P a rís franceses‫ ؛‬diver.
gencia que seria m otivo para que sus ju n ta s fuesen una In ter‫־׳‬
m inable disputa.
\

i‫؛‬e edad de cuarenta y cuatro afios, absuelto adcaü-


te am, advertido y conminado y desterrado de esta
ciudad, la de Baeza, y villa de Madrid ocho leguas
en contorno por ocho afios, y los cinco primeros
los cumpla en el presidio de Ceuta, con doscientos
azotes y mordaza por blasfemo.
Fué su delito que queriendo conocer torpemente
a una mujer cuya casa frecuentaba habiéndose ella
negado á condescender con su lascivo apetito, pro-
uumpió en blasfemias contra el copón del Santísi­
mo Sacramento, contra Dios, Nuestro Señor Jesu-
‫ ؛‬astro, y la Santísima Virgen, y no desistiendo de su
torpe poríía, habiendo buscado á la dicha mujer con
noticia de que tuvo de que había ido por un cántaro
de agua, la halló, y queriendo como anteriormente
ciar su apepito, y encontrando la misma resisten-
, volvió á prorrumpir en iguales blasfemias con
ndalo de los que le oyeron y de otras mujeres
e acompañaban á la referida resistente; y no con­
tento con esto había ido con este mismo fin á casa
de la susodicha el día de los Dolores de María San­
tísima, y habiendo huido aquélla, vengó su enojo en
la divina imagen de Nuestra Señora de los Dolores
que había en el cuarto, con muchas blasfemias y
oprobios; por cuyos delitos, y otros de la misma es­
pecie que no le leyeron en su causa, fué sentenciado
á salir al Auto con mordaza, soga al cuello, y vela
amarilla, y á la pena referida.
Pedro Alonso Jurado, natural y vecino de esta
ciudad, de oficio sombrerero, de edad de treinta y
cuatro afios, abjuró de le vi por supersticioso, deste­
rrado de esta ciudad, y villa de Madrid por seis afios,
dos tres primeros en el presidio de Ceuta, coroza con
loscientos azotes. Fué su delito haberse valido de
Hila vieja maestra de hechizós, para que con ellos le
alcanzase volviese á ser monjero del convento de
Santa Clara, de donde las religiosas lo habían echa­
do por conocerle que estaba amancebado. Había re­
zado partes de rosario al demonio y escrito un papel
cuyo contenido fué este: YPedro
meto á Lucifer, como me consiga lo que le pido,
aunque no quiera el obispo, el D ean, el provisor,
ni el A lcalde m ayor.— Pedro Uno de los
hechizos que hizo la vieja para este fin fué hacer
unas tortas de manteca de puerco, azúcar y arroz,
y dos huevos de una gallina que le mandó comprar
á este reo, la que había de ser negra y tuerta, y sólo
había de comer dos granos de pimienta sin beber
agua. Estas tortas eran para introducirlas en una ala­
cena de la abadesa de Santa Clara entre otras que
ella tenía, para que comiéndolas, se moviese á res­
tituir al monjero, las cuales introdujo por arte del
diablo, que al mismo tiempo se trajo una libra de
chocolate que en dicha alacena tenía la Abadesa (1).
Traía.también el dicho Pedro Jurado una piedra ado­
bada por la vieja su maestra para ganar siempre á
los naipes, lo que así sucedió la primera vez que ju­
gó; pero no ganó las demás porque habiendo trata­
do con la vieja darle la tercera parte no lo cumplió
legalmente. En pena de estos delitos se le dió la
pena susodicha.
María Sánchez, natural y vecina del lugar de las
Navas de Tolosa, obispado de Jaén, de estado viu­
da, de más de setenta años de edad, con insignias
de sortílega, supersticiosa, desterrada ocho leguas

(1) E n señal, acaso, de que había llegado á ella para poner


1as tortas.
i 67
de Córdoba, las Navas y Madrid por seis años, y
ios cinco primeros los cumpla donde el Tribunal le
señalase, y le den doscientos azotes. Fué su delito
rezarle un Padre Nuestro y un Ave María al demo­
nio y valerse para curar el mal de madre de la ora­
ción siguiente:
En el nombre de la Trinidad,
De la misa de cada día,
y el evangelio de San Juan,
madre dolorida,
vuélvete á tu lugar ( 1 ).
Para hallar las cosas perdidas decía lo que sigue:
Señor San Antonio de Padua,
en Padua naciste,
en Padua os criaste,
escribano de Cristo fuiste.
El breviario perdiste,
al campo fuiste,
tres pasos atrás diste,
y como esto es verdad
lo perdido se hallará,
y lo alejado
será cercado.
Hacía muñecos y traía las personas de un lugar á
otro. Habiéndose valido de ella para traer un sóida-
(1) E n tre los errores anotá/micos en que cayeron los a n ti­
guos se cuenta el haber creído que el útero, ó sea la madre, (de
donde vino el nom bre de mal de madre) era capaz de la corno-
ció n ,١
y así, que, dejando su sitio n a tu ra l, vsgaba p o r ١
do٠
nde
quería causando los extraños y caprichosos síntom as del histe .
ri mo E ste error como otros muchos, de los hom bres de letras
se tran sm itió al vulgo, que aún lo conserva; en cuyo supuesto,
hacen las viejas m il remedios extravagantes, y dicen oraciones.·
para conseguir que vuelva la m adrs á su lugar y de este modo
verificar la curacióuc ٠ ٠
do de donde estaba al lugar que querían, les dijo:
Vengan conmigo esta noche al corral y lo verán en
la luna; y habiendo ido, vieron en ella dos buitos,
uno que se movía y otro que no; y habiéndole pre
guntado, respondió que el que se movía era un sol­
dado que estaba de centinela, y el otro, el que le ha
bían pedido trajese de la guerra, y después lo vol­
vió donde estaba.
Habiéndosele perdido á una persona una gata,
buscó á esta vieja y le pidió le dijese dónde estaba
la gata, y respondió que ella lo diría, y que si la
quería ver que fuese con ella, y llevó á la tal mujer
á un cuarto donde estaba el Sol: y así que comenzó
á decir la vieja algunas palabras que no se enten­
dían, el Sol se. iba oscureciendo y abriéndose en
él una boca terrible ( 1 ). Atemorizada la mujer cayó
al suelo y le dijo la vieja: tontilla, s i no hubieras
hecho estos espantos hubieras v sto tu en
boca del S o l, y para señal que esto es verdad, un
buey que está en el S o l arando, a sí que lo suelten
se ha de poner en dos pies y ha de dar dos brami­
dos espantosos, lo que a si sucedió ( 2 ).
Estando cierta persona enferma se entró esta vie­
ja por uua ventana del cuarto, que estaba cerrada,

(1) Si antes de este tiempo no se hubieran descubierto la ‫؟‬


manchas del Sol, diríamos que las tiene desde que esta vieja
heonicera lo despojó de SU3 resplandores y lo señaló con Xa
oscuridad de esta terrible boca. ¡Si hubieran existido las h©
ehiceras por más tiempo, algún día se les pone apagar el Sol
como quien apaga un candil y nos dejan ú buenas noche...
(2) Si hay bueyes que aren los campos del Sol, habrá tain.
foíón labradores y quien consúma ios frutó ‫ ؛ ؛‬argumentó conciú.
vente de que están habitados les planetas, pues, que lo está el
Sol.'en lo qüe han encontrado muchos mayor dificultad, Con
este fundamento están demás todos los otros con que se ha
querido persuadir esta opinión.
la que expiró á las tres noches; por lo cual y otras
n achas cosas fué sentenciada á salir ai Auto con co-
rosa, soga al cuello y vela amarilla, y á la pena re­
ferida. g y y P
Isabel Escobedo. natural de la ciudad de Bujalan-
ce, vecina de esta ciudad, mujer de Diego Martín
Mouches, de nación gitano, de edad de cincuenta y
siete años, con insignias de sortílega, supersticiosa,
desterrada perpetuamente de esta ciudad, y por seis
años de Bujalance y Madrid, ocho leguas en con­
torno y doscientos azotes. Salió al Auto por rezarle
‫ ؛‬rosario al ánima sola y adobar granos de helécho
traer voluntades al amor carnal (1). Hizo un

(1) Si difícil es atraer las voluntades, no lo es un punto me


nos saber lo futuro, cosas en c íya consecución han puesto en
lodos tiempos su conato las hechiceras. Esto segundo, en vez
de desearlo, podemos dar al cielo gracias eternas porque no
nos lo ha concedido. ¿Habría martirio igual á estar siempre
previendo los males que nos habían de venir? Bien conoció
esto aquel célebre poeta Cordobés que dijo‫؛‬
S it subilum quodcumque paras: sit cosca futuri
Mens hominum fati: liceat sperare iímentu
Lo primero, acaso, sólo puede conseguirse poniendo en prác­
tica aquella sentencia morai: id ameris, amábiVs osto. Tan im­
posible es atraer la s voluntades c o n sortilegios, pócimas,
conjuros, y hechizos como forzar la suerte ó el destino de los
mortales.
Veneno. magnnm fas nefaspae, non valent
Convertere humanam v cem:
le decía á la m aga Canidia aquel desdichado niño que introdu­
ce Horacio en la oda Y del Eqodon, á quien ésta trataba de
matar de hambre para hacer de sus tuétanos y de su hígado
una confección amatoria. Para conseguir estos fines, fueron
siempre las hechiceras muy devotas del helécho, que es para
ellas planta de admirables y heroicas virtudes, de las que has.
ta en nuestros tan aciagos como nada crédulos tiempos, le ha
quedado nombre. A este propósito no queremos dn.ar de refe.
*iraquí lo que cuenta, tratando del helécho, el ya citado Andrés
de Laguna. J
No puedo disimular, dice, la vana superstición, abuso y
grande maldad (no quiero decir herejía) de algunas vejezuelas
170

hechizo para entontar hombres, y en especial para


uno que celaba á su mujer, el cual era guisar asadu­
ra de vaca con sangre menstrual, y en el caldo echar
rebanadas y darlas de comer al marido. Habiéndole‫؛‬
pedido una mujer compusiese que su compadre y su
marido no la celasen, le dijo: compre usted tres
cuarterones de tocino, media libra de queso añejo,
y un huevo que se ha de echar en un lebrillo prieto
con agua fría, y orines de la tal celada, y tierra de
la puerta de la tal celada y de la escalera, y cuatro
realillos de á ocho cuartos, y con todo había de re­
gar desde la puerta de la calle hasta el asiento de i

infinitas hechicerías. Yo digo á LHos mi culpa, continua el de­


senfadado Laguna, que para verla coger, una vez acompañó á
cierta vieja lapidaria y barbuda, tras Ja cual iban otros muchos
mancebos, y cinco ó seis doncelluela^ mal avisadas, de las cua­
les algunas volvieron dueñas á casa. Del resto no puedo test!.
finar otra cosa, sino que aquella madre reverenda y honrada,
licito, QOS uaua ut‫؛‬sü،u٥uam ٠u w « ٧٠‫׳‬
simiente como aquella de Ja mostaza, la cual á mi parecer se
había llevado ella misma en la b dsa: dado que ya pudo ser que
...realmente se desgranase el helécho entonces
■ _
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__j ‫ ״‬v.»‫ ؛״״‬٠٦ ٥ ،٠ ١ V
١ í،iíi lo. l،v
٠،
٦ ٥ t٠ í٠ a ‫؛‬١ r١ or. ru١ r‫׳‬pr ٨ ٥ Yr١,it,ar

O curarlo, ÍIUIJIKIUU‫ ﻻﻷ ؟ ﻻ‬٧ ٠ ‫״‬V ; ‫ح‬ ‫ﻻ ﻻآ ﻻ‬ ‫״س‬،‫ل‬٠


‫ﻻﺳﻼ‬٠
Griegos y Romanos, si poseían filt!:‫ ؟‬s para placerse amar, tam;
b ien io s (enfan par‫ ؛‬curar esta pasión, y asi es. que empleaban
G°¡\agno castose preconizó mucho como dotado de esta virtud;
pero /arece^ eaam m rstT ad oá^ jgu n asT óven ^ s^ eh a produ.
.id o efecto alguno. ‫ ًة ﺑ ﺎ‬medico celebre del siglo X V III tuvo ‫وﻟﻢ‬
٥ ; ; ; capricho de proponer en la Universidad de Mompeller, 1٩
c u e s t i ó n de si el amorpodía ser curado conremediossacados del
removegetal, olvidad. ٦d uáa de que el mismo Apolo se que‫־‬
íaba.d ffa imposibilidad ٩ ۶ conseguidlo cuando decia:
i milis amor est medicabiliskrbis!
compadre, con lo cual quedó el dicho tan simple
como un niño. También decía esta oración:
Señor San Onofre,
de Dios sacerdote,
al monte olívete iréis
tres varitas de mimbre cortaréis,
y con ellas
á quien quisiéreis
en el pecho le daréis,
y á la caldera
de Pedro Botero
las llevaréis,
y allí las afilaréis.
Por lo cual fué sentenciada á salir al Auto con
coroza, soga al cuello, y vela amarilla, y condenada
á la pena referida.
Catalina Teresa Pérez, natural de la villa de Agui.
lar, vecina de esta ciudad, mujer de Andrés Tercero,
de edad de cuarenta y seis años, por hechicera y
supersticiosa, desterrada por seis años, ocho leguas
en contorno de Córdoba, Aguilar y Madrid, coroza
y doscientos azotes.
Juana Tercero, natural de la villa de la Rambla y
vecina de esta ciudad, mujer de Manuel de Luque,
de edad de veinticinco años, por hechicera, supers­
ticiosa, desterrada ocho leguas en contorno de Cór­
doba, la Rambla y Madrid y doscientes azotes.
Esta y la anterior, Catalina Teresa Pérez, su ma­
dre, salieron al Auto por usar de los hechizos que la
vieja su maestra les hacía para que los que entraran
en su casa no se viesen unos á otros; por traer he-
lecho en las enaguas, estómago y pecho para atraer
al amor carnal.
Estando el marido de esta Juana celoso porque
172
estaba divertida con un su compadre, le pidió á la
vieja su maestra hiciese de modo qne su marido no
le impidiese la entrada á su compadre. Pidióle la
vieja diversas cosas y regando con ellas la casa no
veía el marido al compadre.
A otra mujer vecina de la dicha Juana, teniendo
la misma vida que ésta, y hallándose maltratada de
su marido y de su compadre, le dijo esta Juana: vá­
lete de la tía Isabel mi maestra, y ella te dará un re­
medio para que cese la inquietud y disgusto de am٠
,bos. Hízolo a‫؛‬í la vecina, y habiéndole hablado á la
vieja, ésta le mandó traer dos cuarterones de tocino,
y media libra de queso añejo y cuatro realillos de á
ocho cuartos y echarlo todo en un lebrillo prieto
con agua fría y orines, y echarle al 1 un huevo fres­
co hasta que se cuajara, á lo que dijo la que había
pedido el hechizo, porque no tenía para comprar el
tocino, ni los cuatro realillos: Tía Isabel ¡que sea us٠
ted tan interesada que en faltando algo de lo que
pide no quiere hacer el remedio! A que respondió
la vieja: Hija, yo no quiero nada para mí; y para que
veas lo que puede mi virtud, lo haré sin lo que te
he pedido. Y dijo unas palabras con que hizo el re­
medio sin los requisitos que faltaban. Púsolo en eje­
cución y surtió el efecto de tal forma que nunca vol­
vió el marido más á celarla: por lo cual fueron sen­
tenciadas así la madre como la hija, á salir al Auto
y condenadas á las penas referidas.
El domingo 13 de Julio de 1749, se celebró Auto
en la iglesia del convento de Jesús Crucificado en que
salió únicamente María de Lara, soltera, natural de la
villa de Montoro, de oficio costurera, cuya prolija
causa se leyó en cuatro horas y media, siendo nece­
sario remudarse tres religiosos de Santo Domingo,
— 1.73 -

;۶ un secretario, y 1‫ ؟‬extracto de ejla í ‫؟‬na۶a die.


‫؟؛‬oChO'cuadernos de papet. En dicha cauSa. se"" le.
acusaba de infinitos eríores que llegaron á creer
hasta sus confesores, por lo cual fué castigado uno
te ellos en Auto secrCto, aunque era sujeto de mu-
cha graduación. Fué el principal de sus. errores h۶-
berCeído en su vientre habia encarnado segunda
vez la. segunda.persona d'e la Santísima Trinidad, y
que á' los nueve meses habia pa ido con lasm¡sraas
circunstancias que cuando verdaderamente nació de
la beatísima Virgen María. Fué sentenciada a salir
en dicho Auto Con sambenito de un aspa, .soga al
cuello de dos nudos y vela amarilla. Abjuró de
hementi,y fué absuelta, y condenada á٠d٠i‫؟‬z aflo‫ ؟‬de
destierro de Córdoba, MOntoro y Madrid; los tres
primeros á cumplirlqS en el Hospital de Jesús Naza-
reno, de esta ciudad, encomendada á sujet. de V.‫־؛‬
tua y letras que la instruyera y dirigiera sin perra‫؛‬-
tir en los tres aftos que comulgase, á no ser en las
pascuas, é in articulo m orlis, y á ‫ﻻل‬5‫ أ ﺟ ﻚ‬0 ‫ ا ة‬azotes
que s‫־‬e le mandaron dar al día siguiente por las ca-
lies públicas, los cuales se le perdonaron por el Tri-
bun3l por justos motivos (1 ).
(1) E x t r a j o p a r e c e r á q u e e u e s t o s a u t )3 n o s a li e s e n ta m b ié n .
aU ‫ ؛‬u n o s } r u j o s ^ b j n j a s : a c a s o n o s e í á e s t a t ie r r a la q o e m á s
a b u n d a s e e n e s t a c a ‫ ؛‬t 6‫ ﻵ ا‬p á ja r o s . S in e m b a r g o ,n o h a n f l t a d o
d e l t o d o e s t a s ave!3 d a ñ in a s q u e . '
Noi te ٥ ola١٠t ٩ puerosqr. peluut mitricis e.qente8١
C i ٩ 8 covp، ٠r a r a ‫ ؛‬ta suis.
C arpere A V c i tu r lacteifitla corpora lo s tr is
١‫ ﻵ‬E tp le u u m p o to sancptÁne g u t t u f k b e u t . ٦
L a s v i ٥i a 8 t o d ^ l ٥u e i e n c ٢o n t a r p n e i h o g a r á io s c M q u illo ^
embelesadas1«‫ﺛﺊ^ﺋﺦ^^ةﺗﻸﺋﻠﺲ‬3;‫ﺋﺄﻷ‬£‫ةﺛﺎﺋﺒﻎ‬.‫ﻟﺊ‬١‫؛‬٠‫ﻏﺔ‬
m u o b o s ‫ ؟‬ñ o s q u e s e g ú n a f ir m a n m u y s e r i a m e n t e l a s o y o p ^ sa^
٠ ‫د‬ m ‫ ة ﺣ ﻬ ﺊ‬ffcoltnm brari.Juande
Carmona, pjnadero del adarve,que p o r z u m b a r s e d e e l l a s l e s
— 174 -

En 1799 se celebró Auto General de Fe en la. ٠cay‫؛‬


pilla del tribunal en que salió únicamente Fulana
de N٠, natural de Lucena, de edad de cuarenta y cin­
co á cincuenta años. Fué su delito haber hecho creer
que ella podía hacer que el agua de los pozos su­
biese hasta derramarse y producir una inundación:
jactarse de hcaer invisibles á las personas y conver­
tirlos en cualquier cosa, por pequeña que fuese,
como un palillero, etc., etc., etc. Salió con coroza de
hechicera, vela amarilla y soga al cuello, y fué con­
denada á doscientos azotes y diez años de destierro
de Lucena, Córdoba, etc., aunqne los azotes le fue­
ron perdonados. El deseo de presenciar un Auto,
por no haberse celebrado ninguno en mucho tiem­
po, hizo que el concurso fuese tan numeroso que
no bastando las guardias á contener la gente, hubo
peligro de que algunas personas se sofocasen. Fué
el último Auto que se celebró en esta ciudad.
Los últimos presos que ocuparon las cárceles del
Santo Oficio, fueron dos beatas de Lucena, á las
que, sin haber llegado á ser sentenciadas, se les dio
libertad ‫״‬así que se estableció el gobierno constitu­
cional en 1820.

dijo: bailad, picaronas: de c u y a s. expresiones, picadas g ran d e­


m ente las brujas, quisieron tom ar venganza del pobre Jüa ٠ n
Carmona, y viniendo la noche siguiente sobre el patio d elh o r-
no, se dijeron unas á otras:
Muchachas, ahoguemos á Juan de Carmona! '
porque nos dijo; bailad, p ica ro n 'j
Y dejándose caer sobre el desdichado panadero, lozabulleron
en el pozo, donde se hubiera ahogado á no haber sido pronta.
^ ei t e b ٥ ‫ ؟‬j)a sÍd0. E‫؛؛‬ta €S? 8in d١ada٠ de Ias Últimas
El Inquisidor Lucero

Era inquisidor de Córdoba el canónigo Diego Ro­


dríguez de Lucero, cuya inhumanidad tuvo conse­
cuencias gravísimas.
A casi todos los que caían en sus manos los de­
claraba confitentes diminutos ; (calificaban así á los
que declaraban parte de los crímenes^ imputados,
pero negaban otros de cuya perpetración tenían in­
dicios los inquisidores, y por consiguiente los de­
claraban penitentes ficto s, lo que equivalía á con­
victos, aunque no confesos). De esta manera conde‫״‬
naba Lucero á la hoguera tantos inocentes, que cuan­
tos él mandaba prender se daban por perdidos sin
remedio.
Como el pretexto para condenar era que confesa­
ban menos que lo que sabían, algunos confesaban
más de la verdad, y fraguaron el chisme de que ha­
bía en Granada, Córdoba y Andalucía sinagogas de
judíos en casas que designaron; que concurrían a
ellas muchas personas, frailes y monjas entre ellas,
que venían de Castilla en procesiones para celebrar
fiestas judaicas y predicar ‫؟‬ermones con gran solem­
nidad; que asistían familias de cristianos viejos, las
cuales también nombraron, con el objeto de envol­
ver á gentes respetables en esta calumnia, pensando
t^l vez que así perdonarían $ todos.
Si este enredo hubiera sido fraguado sólo contra
personas oscuras de escaso valer é influencia, hubie‫״‬
ra tal vez pasado inadvertido; pero la calidad de las
personas fué origen de gran escándalo, y hubiera
debido bastar para suprimir el Santo Oficio.
Prendió Lucero á tantos, que la ciudad de Córdo­
ba estuvo á punto de sublevarse contra la Inquisi­
ción. No lo hizo entonces¿ pero el ayuntamiento, el
obispo, el cabildo catedral y la nobleza de primer
orden, á cuyo frente se pusieron el marqués de Prie­
go y el conde de Cabra, pariente próximo de Gon­
zalo de Córdoba, el Gran Capitán, á la sazón ven­
cedor de los franceses en Nápoles, enviaron diputa­
dos al inquisidor general Deza, pidiendo que quita­
se de allí á Lucero: Deza se negó á ello mientras
no ju stifica sen la crueldad que le imputaban.
Teniendo en cuenta que .el inquisidor general
cambiaba á los inquisidores de un Tribunal á otro
cuando le parecía que la reclamación era muy justa
y que todas las corporaciones y autoridades civiles
y religiosas de la provincia se la pedían, considera­
ron la negativa como una insolencia hija de un de­
satentado orgullo.
Noticioso Lucero del paso que habían dado, se
insolentó hasta el extremo de infamar como fautores
de judaismo á caballeros, señores, frailes, canónigos,
monjas y personas graves de todas clases y catego­
rías.

II
Llegó en esto á España el rey Felipe I. y tomó
las riendas del gobierno de Castilla en Junio de 1506.
El obispo de Córdoba, Juan Daza, le dió cuenta de
tirarse á su arzobispado de Sevilla y delegar^sus fa٠
cultades de inquisidor general en D. Diego Ramírez
de Guzrnán, obispo de Catania, residente en la cor­
te. Disponiendo luego que todos los procesos y pa­
peles del asunto fuesen vistos en el real y supremo
Consejo de Castilla, con asistencia del inquisidor
general, y suspendiendo de oficio á Lucero y de­
más ministros de la Inquisición de Córdoba.
Por desgracia, murió Felipe I el 25 de Septiembre
del mismo afio, y el asunto tomó enseguida otro as­
pecto, pues apenas supo su muerte Deza, el arzobis­
po de Sevilla revocó la delegación hecha sin su
voluntad en el obispo de Catania, y volvió á ejercer
su potestad de inquisidor general, desbaratando el
P١E٠1 pueblo de Córdoba, con el marqués de Priego
á la cabeza, abrió las cárceles de la Inquisición el 6
de Octubre de 1506; sacó todos los presos, que eran
innumerables; prendió al fiscal, á uno de los dos se.
cretarios, á varios ministros subalternos del Tribu­
nal, y hubiera preso al inquisidor Lucero, si no se
pone en salvo con tiempo.
Acobardóse con este suceso de tal modo el arzo­
bispo de Sevilla, que temeroso de morir, renunció
el empleo de inquisidor general y se retiró con m٤٠
precauciones á residir en su iglesia, con lo cual re­
nació la tranquilidad en Córdoba,
- 17

■■‫■ ־ ־ ״‬ ·: . . c. : III

Llegado á España desdé Nápoles el rey Ferru...


do V, nombró inquisidor general dé Castilla al S‫؛‬،r٠
denal Cisneros, arzobispo de Toledo, y de Aragón á
Fr. Juan Enguero, obispo de Vich.
Empezó á ejercer، Cisneros su nuevo cargo á
principios de Octubre, cuando se había generaliza­
do la conjuración contra el Santo Oficio de resultas
de los sucesos de Córdoba; volvió á ocuparse de
ellos el consejo de Castilla, y se singularizaron con­
tra la Inquisición una porción de obispos, particular­
mente el de Osma, D. Alfonso de Enríquez, hijo
bastardo del almirante de Castilla, el de Patencia,
D. Juan Rodríguez de Fonseca, y D. Juan de Ma­
nuel, embajador en la corte del emperador, del Papa
y de otros soberanos, y varios grandes de Castilla.
Cisneros consideró necesario proceder con tien­
to para no perder el nuevo destino por alguna con­
vocatoria extraordinaria de Cortes, en vista de la
polvoreda levantada por los sucesos de Córdoba.
Pedro Mártir de Anglería, en sus Cartas latinas, y
el cabatlero cordobés Gonzalo de Ayora en carta
dirigida el 16 de Julio de 1507 á Miguel Pérez de
Almazan, secretario principal del rey Fernando, se
pronunciaban de una manera muy enérgica contra
la Inquisición y sus abusos. Esta última decía:
«En lo de la Inquisición, el medio que se dió fue
confiar tanto del señor arzobispo de Sevilla, de Lu­
cero y Juan de la Puente, que infamaron todos es­
tos reinos y gran parte de ellos sin Dios y sin justi­
cia, matando, robando y forzando doncellas y ca­
sadas, vituperio y escarnio de la Religión cristiana..;
Los daños y agravios que los malos ministros de la
— 179 —
Inquisición han hecho en mi tierra son tales y tan­
tos, que no hay persona que sabiéndolo no se
duela.»
Esta carta se halla inédita en la Biblioteca Nacio­
nal de Madrid.
El consejero Anglería escribía en 1508 á propó­
sito del proceso de Córdoba, formado por Lucero,
la siguiente carta impresa con el número 375 en el
Epistcfarum librí.
Apenas se puede fingir cosa más estólida que
los viajes de doncellas, vistas de continuo en casa
de sus padres, á Córdoba desde Castilla, atravesando
gran parte de España para restaurar la religión he­
brea. ¿Que fondo de instrucción y doctrina tendrían
unas vírgenes reclusas? ¿Qué ventajas podían espe­
rar para viajar sin ostentación ni comodidad? Ya
veo que se les atribuye la magia, suponiendo que
viajaban sobre cabritos en lugar de caballos, y que
lo hacían estando embriagadas. ¿Quién sino Lucero
pudo dar oído á tales fábulas, que no tanto son
cuentos de niños, cuanto del infierno, para conde­
nar á nadie y producir la infamia á toda la España?
Él Senado está indagando el origen del mal; los se­
nadores, leen todos los procesos y revisan con un
continuo trabajo las sentencias de tantos quemados
y de tantos multados.»

IV
El reconocimiento de los procesos hizo creer al
cardenal Cisneros que el asunto merecía tratarse con
Cuanta consideración fuese posible para el acierto,
por haber sido tan ruidoso y tener que dar satisfac­
ción á multitud de familias honradas de toda Espa.
180

fia, encausadas por Lucero, y al efecto, de acuer


con el rey, formó una junta con el nombre de "١
gregación católica, compuesta de altas dignid...... es
de la Iglesia y de la magistratura para que examina'
ran y sentenciaran lo que creyesen justo.
Comenzó la junta sus sesiones en Burgos ei día
de la Ascensión de 1508, y el 3 de Julio pronunció
sentencia, declarando:
«Que los testigos no merecían crédito por ser per
sonas despreciables, haber sido varios y contrarios
entre sí, quedando singulares, y con notoria sospe
cha de falsed id.
Porque deponían causas verosímiles, increíbles y
opuestas al sentido común, y tales que ninguna per.
sona prudente debía condenar á nadie por sus de.
posiciones.
Y que en su consecuencia, se pusieran en libertad
los presos, se restituyesen á éstos y á los muertos
su honor y fama, y se reedificasen las casas demoli­
das y se borrasen de los libros y registros la sen­
tencias y notas escritas contra las personas intere‫״‬
sadas.
Esta resolución se publicó en Valladolid en 1 ٠° de
Agosto del mismo año con grande aparato y solem­
nidad, en presencia del Rey, de cuya orden asistie­
ron muchos grandes de España y prelados del reino,
y el presidente y todos los oidores y alcaldes de la
real chancillería, con otras personas de todos Es­
tados.
Cuatro días después de la publicación, escribía
Pedro Mártir de la Anglería desde Valladolid al con‫״‬
de de Tendilla una carta, impresa en la obra ya ci­
tada, en que decía:
«Que se había mandado guardar con mucho cui.
— 181 —

dado en la prisión al inquisidor Lucero, por haber


atormentado tantos cuerpos, perturbando las almas
v llenando de infamia innumerables familias. ‫؛‬Oh
desdichada España, madre de tantos varones ilus.
tres, ahora infamada infamemente con tan horrible
mancha!... ¿Podrá por ventura este Térsites satisfa.
cer con una muerte tantas calamidades de los Héc­
tores? En fin. el hacerse público que los infelices
fueron condenados sin razón por un juez inicuo,
servirá de algún alivio y consuelo á los interesados،»
Y ¿cuál piensan nuestros lectores que fué el cas­
tigo impuesto al inquisidor Lucero?...
Lo mandaron á Almería á continuar desempeñan­
do su dignidad de canónigo de aquella diócesis, lo
que se comprende en buena lógica. Si por infimar,
atormentar, encarcelar y quemar inocentes hubieran
ahorcado á los inquisidores, ninguno se habría li­
brado de ir á la horca.

ss!٠٠- ry^ ٠ e ٠ ^ \ ^ ١‫؛‬m % €


v jw ١^ ‫؛‬
Proceso
de la santa fingida de Córdoba
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.«.

١٠
١١‫׳‬
١ -
٠١'١

Magdalena de la Cruz, monja Iranciscana del


convento de Santa Isabel de la ciudad de Córdoba,
nació de padres humildes en la villa de Aguilar por
los años de 1487. Entró monja por los de 1504 y
adquirió fama de santa al poco tiempo. Fue elegida
abadesa en 1533, reelegida en 1536 y 1539; no
habiéndolo sido en 1542. Se comenzó á descubrir
su ficción, y fué conducida en 1 . de Enero de 1544
á las cárceles secretas de la Inquisición.
Antes de referir lo que resulta de su causa, se
podrá conocer cuál sería la opinión de santidad en
el largo espacio de treinta y ocho años, por la decla­
ración de uno de los testigos de su proceso, persona
de dignidad y talento, el que dijo así:
«Su buena fama, por ser tan pública y de todos
aprobada, por mucho tiempo me movió á desearla
conocer, porque oía cosas que me causaban admi­
ración, y veía que todo el pueblo no trataba de otra
cosa que de su santidad, y no solo el pueblo, sino
personas de calidad, así como cardenales, arzobis­
pos, obispos, duques, condes y señores muy prin­
cipales, letrados y religiosos de todas órdenes; y en
particular vi que el cardenal de Sevilla, D. Alfonso
Manrique, la vino á visitar desde Sevilla, y en sus
cartas la llamaba muypreciada hija suya, y se ·en.
comendaba á sus oraciones; y que los inquisidores
de Córdoba siempre la llaman señora; y vi que
el general de los padres de San Francisco (!) la vi­
sitaba, siendo fama constante que el principal motivo
de venir de Roma era el de ver y tratar á sor Mag­
dalena de la Cruz; y después vi á D. Juan Reggio,
Nuncio de Su Santidad, que vino á visitarla, y la
Emperatriz nuestra señora la envió un retrato suyo
que está en el dicho convento, para que la tuviese
presente en sus oraciones; y le envió la cobija y el
tocado con que se bautizó el príncipe Felipe (2), para
que los bendijese, y la llamaba en los sobrescritos:
S u mucho estimada madre, y la más bienaventu­
rada que había en la tierra ; y en casi toda la cris­
tiandad se tenía noticia de ella, sin que se pusiese
duda en su espíritu y santidad; antes los predicado­
res en los pulpitos, y todos en público y en secreto,
la alababan; y todos los confesores del convento y
los provinciales la acariciaban en extremo; y perso­
nas muy religiosas y habidas por de gran espíritu,
decírn haber en Magdalena nueva manera de santi­
dad... Y á la verdad era en su conversación afable
con todos, humilde, caritativa, compasiva y de tan
buen ejemplo, que á todos convidaba á servir á
Dios; y muchos se metían religiosos en gustando
de su conversación; y era tenida por tan avisada en
todo género de negocios, que tenía más audiencia
que puede haber en chancillerías. ٠
Oiros testigos, además de referir sustancialmente
lo mismo, y de contar muchos éxtasis y arrebata­
mientos, añaden varias profecías y anuncios de cosas

(1) E l cardenal fray Francisco Quiñones.


(2) E l que fué Hay Felipe IL
1
.5
futuras, principalmente ia muerte del marqués de
Villena; la concesión del capelo de cardenal á su
padre general Quiñones‫ ؛‬la prisión del rey.de Fran­
cia Francisco I. y su casamiento con la reina viuda
de Poitugal, hermana del emperador Carlos V; por
todo lo cual llegó á escribirse la vida de Magdalena
de la Cruz, que después se ha procurado ocultar, si
1 ‫؛‬.s ífió 3 e T T u to . Púb'ico
de Fe, día 3 de Mayo de
1546 en el cual se pronunció sentencia definitiva,
después de leer en público un secretario de la In­
quisición el extracto del proceso, que se conoce allí
con nombre de m éritos; y de él resulta que la
misma Magdalena d‫؛‬jo en su confesión:
Que teniendo la edad de cinco años, se ٤e apare­
ció el demonio como ángel bueno de luz, y la
، anunció que había de ser una santa famosa, por k>
que !a exhortó á seguir desde entonces una vida
devota; y frecuentando después las apariciones, hizo
una de ellas representando 1.a persona y figura ‫־‬de
Jesús crucificado, y la dijo que se crucificase también
ella, como efectivamente se crucificó, poniendo en
la pared unos clavos en lo alto; y diciéndole e، ángel
que le siguiese, lo intentó ella y cayó en el suelo;
se le rompieron dos costillas, y se las curó el de­
monio, fingiendo siempre ser Jesucristo.
Que teniendo ella siete años, y prosiguiendo el
demonio su ficción, la exhortó á vida mas austera,
y ella, encendida en fervor, se salió de casa de sus
padres una n o c h e , y fué á cierta cueva del campo
de la villa de Aguilar, con ánimo de hacer allí‫؛‬vida
eremítica, y sin saber cómo amaneció después en

‫؛‬a Que enSotra ocasión, fingiendo el demonio ser


Jesucristo, la ‫ ؛‬e ‫ ؟‬ibiô por esposa ‫ ׳‬suy?, en .sefial de
Jo cual le tomó dos dedos, dJclendo ‫ ؛‬ueno Je habían
de crecer j‫ ؛‬más, y con efec-to no 'Je 'han 'crecido, pOr
٩ ue ha di lo ‫؟‬-ho à l۶ s gentes que esto era milagro .
‫؟‬: ue ciando te ‫ ؟‬ía doce afioS era ya tenida ‫ ؟‬Or
sant‫ ;؟‬y deseo ‫ ؛‬a de conservar esta Opinión, hacia
.’¿muchas cosas puenas y fingía milagro
Q ueen aqu‫ ؟‬lla edad se le aparecieron demonios
en figura de los santos á gUienes ella profesaba
devogión, particularmente San JerónimO, Santo
٥٥m٠‫؛‬n٠gp,San Francisco y San Antonio, y ella
arrodillaba en su presencia, creyendo s¿r ante‫ ־‬Jos
se
santos; .otras veces le parecia ver á 1-a Santísima
Trigidad y otras visioneS grandes, con locual crecía
.su deseo de ser tenida po?santa
Que cuando ella se habla dejado ya dominar' de
esta vanidad, se le apareció el demodio en'figura de
‫ ؟‬n ‫ ؛‬ombre jgven mUy hermoso, y le- dijo ser uno
d e jos ser‫ ؟‬f¡n‫ ؟‬s gue habían caído del cielo, que
había esta ‫ ؛‬. haciCndo 'á Magdalena de la ç ‫ ؛‬uz
compafli^ desde que ésta tenia cinco afios; que se
llamaba B a lb a n , y tenia un compaflero nGmbradO
P lto n io : que si perseveraba en el propósito de seguir
su vid ‫ ؟‬como hasta entonces, p¿dr‫؛‬a gozar coh él
todos los placeres que apetedeSe, tomindo él á su
cargo ‫؟‬.umentgr la -fama de santidad; que ella
.respondió conformándose, con tal que no- se con
denase p ‫ ؟‬ra siempre, y B a lb a n le dijo que no se
con.denaria; en consecuencia de lo cual, ella hizo
pacto expreso con el demo-nio de seguir ‫׳‬-Sus conse
jos; comenzó a tenerlo por hombre incubo, y ha
proseguido usándolo hasta el día -de su confesión
.extrajudicial, hecha en ,el convento el afio anterior
e ....... , . . . . '. ‫׳‬ ١٢
Que un día se le presentó el demonio en figura
de hombre negro y feo‫ ؛‬y habiéndose espantado
ella y exclamado de repente Jesús , huyó el demonio¿
pero después volvió, la reprendió mucho, y al fin
hicieron paces, quedando en que no se asustaría
Magdalena si él volvía en aquella figura; lo que así
sucedió en varias ocasiones.
Que habiendo entrado monja con muy grande
opinión de santidad, solía dar un grito luego que
comulgaba y fingir éxtasis que las otras monjas
tenían por verdaderos. Que en uno de estos éxtasis
le clavaron alfileres en los pies para ver si sentía, y
ella sufrió gran dolor, pero disimuló por conservar
opinión de santa. Que con este objeto se crucificó
ella en su celda muchas veces, y se hizo heridas en
las manos, pies y costado, cuyas señales mostraba
en ciertas festividades.
Que auxiliada de su demonio, salía de su convento
muchas veces, iba al de los frailes Franciscos y á
otros, veía lo que hacían, y luego revelaba lo que
consideraba oportuno para conseguir opinión de
que sabía cosas ocultas. .
Que una vez fué á Roma con su demonio, oyó
misa y comulgó de mano de un presbítero que
estaba en pecado mortal, y todos estos viajes eran
sin que la echaran de menos en su convento, porque
suplía su falta P ito n io , compañero de B a lb a n f
representando la figura de Magdalena.
Que su demonio Baldan le decía vanas cosas
futuras como la prisión del Rey de Francia, su
casamiento con D.a Leonor de España, y las guerras
de comunidades; pero algunas veces no salía cierto
lo anunciado. ٠ .
Que su demonio Baldan quiso una vez cierta
deshonestidad, la repugnó ella, y él enojada la
levantó á lo alto, la dejó caer, quedó ella maltratada
y enfermó.
Que estando con otras monjas una vez, exclamó
ella gritando ¡válgam e Santa M a ría!; le preguntaron
la causa, y respondió habérsele aparecido un alma
del Purgatorio implorando su auxilio, y diciendo:
¡Valedme, Magdalena!, y por eso había gritado ella
que le valiera Nuestra Señora.
Que cuando la opinión de su santidad estaba bien
sentada, hizo creer á las monjas y otras personas
que en el día de la Anunciación de Nuestra Señora
había ella concebido por obra y gracia del Espíritu
Santo al niño Jesús, y parídolo en el día de su
nacimiento;que lo envolvió en sus cabellos, los cua­
les siendo negros se volvieron rubios; que luego
desapareció el niño, y lo pidieron, y ella dió como
reliquias sus propios cabelles á varias personas.
Que había ella hecho creer que muchos abades y
frailes tenían concubinas sin ofender á Dios porque
no era pecado tenerlas.
Que había hecho á varias personas comer carnes
en día de abstinencia, y trabajar en días festivos,
asegurando que no era pecado.
Que estando una vez en el coro con las monjas,
entró su demonio en figura de paloma, y se le acercó
á la oreja; visto lo cual, Magdalena dijo á las monjas
haber sido el Espíritu Santo, y ellas lo adoraron
entonces.
Que Balban previno á Magdalena un día que la
buscaría para pedirla consuelo un personaje muy
principal/afligido por la enemistad de un príncipe
con él; y encargó á Magdalena no dejara de conso­
larle mucho y de prometerle que rogaría de veras á
Dios por él/ pyes le aseguraba que ‫ ؟‬tal per 1‫ ؛‬۶naje
era siervo d ¿ BalbatVt y con eiecto, a p .c .s días se
demás .verificó la' visita, y sucedió 1 ٠. ٠
Que había propalado por espacio de once afios
quGno comía, y ‫ ؛‬ue se Mantenía con ‫ ؟‬-ola la Euca
rístía, lo cual ¿ra incierto‫ ؛‬pues los siete primero‫؟‬
a¿ 0 s comía pan y bebía 3gpa en secreto con.el
auxilio de ‫ ¿ ؛‬as lo n jas conJidentas, y los cuatro
Ultimos comía varias cosas que se proporcionaba
por distintos med‫ ! ؛‬.
En fin, confesó muchas otras especies relativas á
revelaciones. ilusiones, apariciones ‫ ؛‬e alonas, d‫؛‬
santos y de diablos, pr0 fe¿ías, curaciones de e٤f‫ ؟‬r٠
mos, y ot'ras cosas que no' especifico, porque t‫ ؟‬d ‫؟‬
Se rCduce á comprobar la hipOcresía y ficción con
.la idea de ser tenida por santa
Ella fué ilusa en lOs primeros afios del uso de la
razón, y después embustera sagacísima en el rest‫؟‬
de su vida. B‫؟‬en lo necesitaba ser para conservar la
opiní.ón de santa por espacio de t ‫؛‬,eipta y. ocho anos
y tal vez la hubiera conservado toda su vida, sino
por el empefio de persuadir que se mantenía coir
solo el pan Eucarístico. b. d 1
:Este fué el escollo donde zozobró, .habieirdo al
gunas monjas comenzado anudar y observarenel
-tercero trienio de abadesa. Era bastante natural ha
ber. aígunas descontentas con tanta reelección‫ ؛‬L^as
.que dCjaban de ser preladas por este motivo, se de
dicar‫ ؛ ؛ ؛‬des. ,e intento a pesquisar .con em۴٤ci0 n٠
cubrieron la verdad‫ ؛‬la comunicaron- a‫ ؛‬,provincial
al guardián y á los confesores‫ ؛‬todos ‫ ؛‬s‫؛‬0 ‫ ؛‬.degpre
.ciaron la', delación y trataron mal á-las delatoras
y salió abadesa‫־‬.una. de las émulas afio de 1542. Ha'
190

pían sido hasta entonces inmensas las limosnas he


chas á Magdalena, quien las había gastado en favor
del convento, cuya fábrica material se había reedifi­
cado con mejo.ías casi enteramente; pero no siendo
abad.esa Magdalena, disponía de las limosnas libre­
mente, pues los donadores fiaban á su virtud la dis­
tribución.
٠En el afio 1543 le sobrevino cierta enfermedad
gravísima de cuya resulta confesó de palabra y por
escrito todas sus ficciones. La carta de una monja
escrita en 30 de Enero de 1544, refiere las circuns­
tancias.
Dice que habiendo formado concepto el médico
de que Magdalena moriría sin remedio, y manifes­
tándolo así á ella para que se dispusiese á recibir
los sacramentos de Penitencia, Viático y Unción,
concurrió el confesor, y Magdalena sintió un tem­
blor convulsivo muy terrible por lo que dijo al con­
fesor que volviese á la mañana inmediata. Verifica­
do esto mismo, segunda y tercera vez, creyó el
confesor haber causa sobrenatural y exorcizó á la
enferma.
Que por la fuerza de los conjuros el demonio
habló con la lengua de Magdalena, diciendo que él
era un serafín, con un compañero, y muchas legio­
nes sujetas á sus órdenes; que habitaba en la per­
sona y la poseía casi desde el nacimiento de Mag­
dalena, por lo que no la abandonaría hasta llevár­
sela al infierno porque era suya.
Que el confesor convocó á todas las monjas, y en
su presencia habló á la enferma, la cual declaró en­
tonces que tenía los demonios desde niña, y los
conservaba de la edad de trece años voluntariamente
con pacto para pasar plaza de santa; expresando
191
además muchísimas cosas particulares y extrañas, y
entre ellas las que dejo referidas.
Qué él confesor escribió todo en muchos pliegos
dé papel, comunicó el suceso al prelado provincial,
quien concurrió con varios religiosos antes de la
Pascua de Natividad de dicho año 1543.
Los inquisidores de Córdoba, noticiosos del caso,
dijeron ser asunto que les pertenecía exclusivamente;
pero esto no obstante, tratando el‫ ׳‬provincial de la
administración de sacramentos á la enferma, logró
que Magdalena firmara en la cama cierta declaración
en que revelaba muchas ficciones; recibió Magdalena
el Viático, y dijo que daba gracias á Dios de haber
comulgado sin acaecimientos exteriores singulares;
bien que dudaba que Dios la perdonase.
Que /habiéndose retirado los religiosos quedó
Magdalena cón la monja que escribió la carta, la
cual perseveró allí para preparar lo necesario al sa*
cramento de la Extremaunción, y dijo la enferma
que se sentía muy mejorada y con apetitos, por lo
que estimaría mucho le llevase algo de comer, que
llevó la monja, comió la enferma y manifestó deseos
de vivir; concurrió el confesor y amplió Magdalena
su confesión verbal; aquél fué á buscar papel para
escribir estas ampliaciones, y lo llevó en compañía
de fray Pedro de Vergara.
; Negó todo entonces la enferma, y los religiosos
Se retiraron con enfado; las monjas exhortaron á Mag­
dalena que confesara de veras una vez para su tran­
quilidad propia; ella lo prometió; dispuso el con­
fesor que las monjas se retirasen á sitio donde sin
ser vistas dé la enferma, oyesen todo.
Magdáléha declaró muchas cósase las escribió el
Cóhfeéor y la hizo prometer que las firmaría en pre*.
senda de todas las monjas. Llegaron éstas‫ ؛‬sintió
Magdalena nuevos temblores y estremedmientos
convulsivos; el confesor reiteró los conjuros y en su
virtud habló el demonio, que aun ocupaba la per­
sona.
Finalmente, que el día 24 de Diciembre, concu­
rrió el provincial; Magdalena renovó y ratificó sus
confesiones anteriores, tranquilamente, y los algua­
ciles del Santo Oficio la llevaron á sus cárceles se­
cretas en 1 . de Enero de 1544.
Su sentencia definitiva mandaba que Magdalena
saliese de las cárceles vestida de monja sin velo,
con soga en la garganta, mordaza en la boca, y vela
encendida en la mano; fuese á la catedral de Cór­
doba donde se prepararía un tablado, se celebraría
auto de fe, oiría la sentencia con méritos y el ser­
món de estilo; que después se le recluyera en un
convento de monjas del instituto franciscano, fuera
de la ciudad, permaneciese reclusa toda su vida sin
velo, y sin voto activo ni pasivo, comiese todos los
viernes en refectorio en la forma que acostumbraban
las monjas penitenciadas; no hablase jamás con per­
sonas distintas de las religiosas de la comunidad y
confesor y prelados sin licencia expresa de la Inqui­
sición, y no comulgase por espacio de tres afios sino
en caso de gravísima enfermedad; todo con aperci-
vimiento de que si quebrantaba alguno de los ca­
pítulos, se le reputaría por relapsa y por apostata de
la santa fe católica.
He aquí una sentencia cuya proporción con los
delitos no veo, cuando la comparo con las que so­
lían darse al reo de proposición herética mal pro­
bada, con testigos variantes ó singulares y negada
por el procesado. Esta mujer embustera, estafadora
193

de limosnas, y criminal en todo sentido, vino á


quedar sin otra pena que su sonrojo personal, pues
la reclusión de una monja no entra en el número de
las penas; cuando muchos hombres célebres por su
probidad moral solían ser víctimas de la Inquisición
por un error de entendimiento, y tal vez por igno­
rancia de los calificadores que le suponían.
Como yo pudiese opinar que hubiese tribunal del
Santo Oficio con las constituciones y ordenanzas
del de España, confieso que lo dictaría solamente
para personas como Magdalena de la Cruz. Por
haber sucedido en causas de su especie lo mismo
que en ésta poco más ó menos se han repetido en
todos tiempos muchas veces tan escandalosas es­
cenas. Si yo hubiera sido inquisidor, hubiera entre­
gado la persona de Magdalena á una casa de malas
mujeres recogidas por el gobierno, y encargado á
éstas que la diesen una zurra bien rigurosa por día
hasta que salieran de su cuerpo el serafín Balban,
el compañero Piionio y todas las legiones de de­
monios que aun. en el tiempo de sus confesiones
fingía tener la embustera cuando sólo había tenido
los de dos pecados capitales cuales eran soberbia y
lujuria.
Sor Agueda
Dofia Agueda de Luna, natural de Corel‫؟؛‬, reino
de Navarra, hija de pad.res nobles de agüella c ‫؛‬-u
dad, entrd moHja carmelita descalza en el ‫ ؟‬onvent‫؟‬
de Lerma por lOs aflos de 1712, con {‫؟‬ma de virtud
extraordinaria y aun de santidad des‫ ؛‬e su primera
juventud; y en 1713 ya seguía y practicaba‫ إ إ‬3 ‫ ؛ ة و‬٤٠
‫؛ إ‬a de MOlinos como maestra consumada. Vivid ají
-más de veinte aflos, aumentando por dias su.renom
bre d‫־‬e santa con éxtasis, y aun cOn el don de Jacer
milagros, segUn publicat‫ ؛‬.n el hermago Juan de Lon
gasC l prior de Lerma, el provincial y otros frailes
-del primer rango; porgue tddos eran cómplices y te
nían í'nterés t:n publicar la santidad de la madre
-Agueda. Se tratd de fundar, en su patria un conven
to. y los prelados consiguientes nombraron á 1 ‫ ؟‬:ma
dre Agueda para fundadora y prelada. AJÍ continuo
s‫־‬.u ma3 vida y crecid su buena fama tanto, gue to
dOs los de 1‫ ة‬comarca imploraban su proteccidn
ante Dios en sus necesidades. La circunstancia de
distar la villa de Rincdn del Soto, mi patria,, solas
dos leguas y media de 1‫ ؟‬cigdad de c ٥ ٠ r‫ ״؟‬a» fue
origen de‫ ־‬gue mis padres lo Jiciesen tambi‫ ؛‬n en ‫؛‬-a
V0٢ de un hijo niflO .varán enfermo, cuya ‫ ؟‬alud p ‫؛‬0-
metid con aplicación de una de sus piedras y otro
-remedio, m3 s la profecía y la promesa resultaron fal
sificadas por la muerte del niflo.
— 196 —

Entre los prodigios fingidos de !a madre Agueda,


entraba como principal efecto de una maravilla y
como raíz ó causa de otras .la expulsión que supo-
١ nía de ciertas piedras que una de las cómplices supo
componer de ladrillo molido y polvos aromáticos,
con una cruz señalada por un lado y una estrella
por otro, y color de sangre. Se persudía que Dios,
en premio de la virtud heroica de la madre Agueda,
le concedió la gracia de expeler aquellas piedras,
prodigiosas para la curación de toda enfermedad,
por la vía de la orina, á costa de tan intensos dolo­
res, como si fuese parto de una criatura humana.
Ella tuvo los verdaderos muchas veces en Lerma y
Corella, unas veces como abortos procurados con
bebidas y otras en estado de vida, para cuyos suce­
sos le auxiliaban los frailes cómplices y la monjas
pervertidas.
Como un abismo suele inducir á otro, la madre
Agueda, deseosa de hacer milagros que aumentasen
la fama de su santidad, invocó al demonio y (según
resultó del proceso) pactó con él, dándole cédula de
donación de su alma, y adorándole por señor suyo
y verdadero Dios poderoso, apostatando enteramen­
te de Jesucristo, su religión y demás consiguiente.
Por fin, depués de innumerables iniquidades, cu­
biertas con fingidos ayunos y otros signos exteriores
de santidad, fué denunciada al Santo Oficio de Lo­
groño, en cuyas cárceles secretas murió de resultas
del tormento, antes de llegar su proceso al estado
de sentencia. En la tortura confesó la ficción de san­
tidad, y al tiempo de morir pareció arrepentida, por
lo que se la absolvió sacratnentalmente.
Fray Juan de la Vega, natural de Liérganes, en
las montañas de Santander, provincial de los carme-
— 197 —

litas descalzos (cuyo autillo se celebró á 30 de Oc­


tubre de 1743), era director espiritual y cómplice de
la madre Agueda desde el año 1715, cuando él te­
nía treinta y cinco de edad. Según su procesó, fué
padre de cinco criaturas que pari<‫>؛‬la madre Agueda;
dogmatizante y corruptor de otras monjas, enseñan­
do ser esta la verdadera virtud, y escribiendo la vida
de su principal discípula como modelo de santidad,
en la. cual contaba multitud de milagros y cuanto era
consiguiente á su objeto. El consiguió también tan
grande fama de santo, que le renombraban el extá­
tico, y solían los frailes cómplices propagar la voz
de que, después de San Juan de la Cruz, no había
habido religioso más penitente. Hizo retratar á la
madre Agueda y colocar su cuadro en el coro, con
una redondilla cuyas palabras de sentido equívoco
eran estas:
Planta, Jesús, con tu mano
la flor en mi corazón,
y dará fruto en sazón
> pues está el campo lozano.
Según las declaraciones de cómplices, de monjas
inocentes y de otras personas, tuvo también pacto
con el demonio; pero él estuvo negativo aun en el
tormento, que venció,، á pesar de su ancianidad, con­
fesando solamente haber recibido limosna de once
y mil ochocientas misas como provincial y no estar
celebradas. Fué declarado sospechoso con sospecha
vehemente y destinado al convento desierto de Du-
ruelo, donde murió á poco tiempo.
También estuvieron negativos el provincial y se­
cretario de aquella época y dos que habían sido se­
cretarios en trienios anteriores, de su orden, que su-
frieion prisión, tormentos, iguales declaraciones y
reclusión en los conventos desiertos de Mallorca,
Bilbao, Valladolid y Osma; pero confesó el cronista,
por lo que se le hizo gracia de salir al auto sin sam­
benito.
Doña Vicenta de Loya y Luna, sobrina carnal de
la madre Agueda, entró ñifla de nueve años en el
convento de Corella, cuando su tía vino de Lerma
por fundadora; la cual le enseñó su mala doctrina cor،
el auxilio del provincial fray Juan de la Vega, con
tanta eficacia, que según confesión suya, la tenía su­
jeta con sus propias manos cuando éste la desfloró
violentamente, diciendo que así tendría ese mérito
más ante Dios. Esta confesó plenamente sin tormen­
to luego quefué presa todas sus culpas y las ajenas,
afirmando que jamás admitió en su corazón errór al‫״‬
guno herético con conocimiento de ser doctrina con­
denada por la Iglesia, no obstante que tenía por lí­
citas las cosas que practicaba porque se lo enseña­
ban sus confesores y su tía, personas reputadas por
virtuosas y aun su tía por santa. Por esta sencillez se
libró también de tener en el autillo el sambenito,
que sufrieron otras cuatro monjas, cuyos crímenes
de la misma especie negaron en el tormento, menos
una, que confesó haber aprendido en su niñez la doc­
trina, por enseñanza del hermano Juan de Longas.
No me detengo á referir muchas especies particu­
lares de estos procesos que constan de mis notas,
porque los únicos garantes de su verdad son las de­
claraciones de las monjas inocentes del mismo con­
vento, que, por la misma razón de formar partido
distinto, daban crédito fácilmente á cosas inverosí­
miles y aun increíbles.
Pero no están sujetas á duda las ficciones de las
piedras, porque se recogieron muchísimas por la In-
199

quisición; y tampoco los partos, pues constando por


declaración de Vicenta de Loya el sitio en que se se­
pultaban los niños matados de intento, se cavó por
orden del Santo Oficio y se hallaron muchos hue­
sos que confirmaban el suceso.
Las monjas criminales fueron destinadas á diferen­
tes conventos; y de orden del Santo Oficio se renovó
la comunidad, llevando prelada del convento de
Ocafia y otras religiosas de distintas comunidades
de su instituto. Es sensible que, para cortar por la
raíz el peligro de repetirse las escenas, no mandara
el Inquisidor general que aquel convento de Corella
fuera sujeto al obispo diocesano, como se hizo sin
tanto motivo con el de las carmelitas descalzas de
San Joaquín, de la ciudad de Tarazona, cuando sólo
por el deseo de la paz, se separaron algunas del
convento de Santa Ana. Ya que la Inquisición se
mezcla en asuntos de monjas, admira que después
de tantos casos como constan en sus libros, y paso
yo en silencio por decoro (veinte abortos procura­
dos y más de tre inta infanticidios), no haya provi­
denciado que ningún convento de monjas esté su­
jeto á frailes. Los jesuítas, como diestros políticos,
huyeron siempre de tenerlos á su cargo.

٠٠ ,٠٠.٠٠■
٠‫־‬٠٠٠· *■»«oca*

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