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LASCIVIA
INTRODUCCION
El Pecado De La “Lascivia” En Las Escrituras
Lectura bíblica: (Romanos 1:25 - 32)
“Porque todo lo que hay en el mundo, la concupiscencia de la carne, la
concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida, no es del Padre, más del
mundo”. (1 de Juan 2:16.)
La lascivia dimana del corazón; el Señor Jesucristo dijo: “Todas estas maldades
de dentro salen, y contaminan al hombre”. (Marcos 7:23). Consideremos la
práctica de este pecado.
Eso es lo que hacen los infieles, practican la lascivia continuamente sin ningún
pudor, y hasta dicen con orgullo: “es mi vida”. ¡Cuidado!, así como juzgo a los
antiguos juzgara también a este mundo infiel.
¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.
(Salmo 19:12).
LA LASCIVIA EN LOS JOVENES
(2 de Timoteo 2:22).
Un joven se casa con una joven no muy atractiva, y un adulto le dice: ¡que tonto
fuiste!, tenías oportunidad de andar con varias.
La anécdota parece muy oportunista, pero es la cruda realidad. Los adultos que
no tienen temor de Dios son atraídos por pasiones, que, sin medir
consecuencias, le rienda suelta a la lascivia, y para colmo la quieren compartir
con los jóvenes.
El consejo del hombre de Dios, San Pablo, es: “Huye también de las pasiones
juveniles”.
VERDAD PRÁCTICA
“Los que son del Espíritu, (piensan) en las cosas del Espíritu”. (Romanos 8:5).
Diccionario.
La propensión a los deleites carnales. Se trata del deseo sexual o la lujuria sin
control.
son esos momentos en los que el deseo sexual controla a la razón y por el mismo
deseo pierden los estribos. algunos incluso en el evangelio hemos pecado en
esta área dejándonos llevar por el deseo y no por el amor moderado. cayendo
en alguno de los pecados que hemos mencionado como sexo oral, anal, lésbico,
homosexual, fornicación, adulterio. etc.
(2Ti 1:7) Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de
amor y de dominio propio.
un cristiano verdadero podrá ser atacado por su vieja naturaleza, pero nunca,
nunca, nunca deberá ser la vieja naturaleza la que lo controle.
(Sal 99:9) Exaltad a Jehová nuestro Dios, y postraos ante su santo monte,
porque Jehová nuestro Dios es santo.
(Heb 12:14) Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al
Señor.
pero Cristo es el único que puede liberarte de tal opresión que te avergüenza.
solo Jesús puede libertarnos porque él es la verdad. y conoceréis la verdad y la
verdad te hará libre.
Muy probablemente el lugar de la casa adonde más estamos es la cama. Tal vez
de cuatro hasta ocho horas de las 24 estaremos ahí. No es exageración suponer
que justo ahí podemos sufrir ataques de espíritus siniestros. Estos ataques
pueden ser en nuestro psicológico: preocupaciones, dudas, culpas, ansiedad,
remordimientos, etc.; si uno no está liberado espiritualmente puede ser a través
de pesadillas, insomnio perturbador, miedo, visitaciones del tipo “sube el muerto”
comunicación en sueños con supuestos “muertos”, etc. Además, pueden ser
también ataques contra la sexualidad (aunque uno sea cristiano ya liberado, éste
no sufrirá perturbaciones, pero jamás
estará libre de tentaciones). Estos
ataques pueden ser imágenes que
disparan involuntariamente y que
forzan una imaginación en que participe
el atacado.
¡Quán más profundo lleguen, más dificil será de poder rescatarlas! Estarán
eternamente sumidas en el mar oscuro y sin regreso de la mentira que se llama
lascivia.
Veamos la lascivia con ojos humanos: Lascivia o lujuria son meras fantasías.
¡Todo aquel que vive de fantasías es un pobre engañado! Toda aquella
imaginación erótica NO existe. Es una mentira que él vive. Y toda vida de mentira
termina muy mal. Nada es real. Es una vida que aprisiona para siempre sus
víctimas y genera serios problemas de moral y hasta problemas psicológicos. El
atacado pasará a tener problemas para relacionarse ya que en su cobardía,
prefiere huir para su mundo de fantasías a enfrentar la realidad y la dificultad.
Eso le aumentará infinitamente la timidez y perderá completamente la capacidad
de socializarse.
Él siempre se esconderá en sus imaginaciones y masturbaciones. Luego, él se
sentirá siempre sucio e inmundo. La culpa lo empujará hacia bajo. En sus sueños
si imaginará con una mujer lindísima, pero al toparse con una, va a huir pues
sabe que nunca podrá tenerla. ¡Qué prisión maldita es la lascivia!