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LA

LASCIVIA
INTRODUCCION
El Pecado De La “Lascivia” En Las Escrituras
Lectura bíblica: (Romanos 1:25 - 32)
“Porque todo lo que hay en el mundo, la concupiscencia de la carne, la
concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida, no es del Padre, más del
mundo”. (1 de Juan 2:16.)

La palabra lascivia significa: sensualidad, afición a los placeres sexuales, apetito


o deseo inmoderado. Pecados afines: sensualismo, lujuria, libertinaje,
voluptuosidad.

La lascivia dimana del corazón; el Señor Jesucristo dijo: “Todas estas maldades
de dentro salen, y contaminan al hombre”. (Marcos 7:23). Consideremos la
práctica de este pecado.

LA LASCIVIA EN LOS GENTILES


(1 de Pedro 4:3)
El término “gentiles” se aplica a los inconversos, ya que por no tener temor de
Dios viven como mejor les parece. (Génesis 6:1 – 2) dice que los hijos de Dios,
al ver las hijas de los hombres, escogieron “entre todas” de acuerdo a como les
parecía. Esto no agrado a Dios y los borro de la tierra.

Eso es lo que hacen los infieles, practican la lascivia continuamente sin ningún
pudor, y hasta dicen con orgullo: “es mi vida”. ¡Cuidado!, así como juzgo a los
antiguos juzgara también a este mundo infiel.

LA LASCIVIA SON MALOS DESEOS


(Colosenses 3:5).
A cualquiera de nosotros le vienen malos deseos, eso es lo malo. Si tan solo
fuéramos buenos sería mejor, pero no es así. Los mejores hombres de la alta
sociedad, aun con una posición cultural muy elevada, solo cultivan malos
deseos, y más aún si su posición económica es favorable.
Más triste es ver a hombres de Dios con la lascivia en sus deseos. Quiera Dios
cuidar tanto a sus hijos como a sus siervos.

¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.
(Salmo 19:12).
LA LASCIVIA EN LOS JOVENES
(2 de Timoteo 2:22).
Un joven se casa con una joven no muy atractiva, y un adulto le dice: ¡que tonto
fuiste!, tenías oportunidad de andar con varias.

La anécdota parece muy oportunista, pero es la cruda realidad. Los adultos que
no tienen temor de Dios son atraídos por pasiones, que, sin medir
consecuencias, le rienda suelta a la lascivia, y para colmo la quieren compartir
con los jóvenes.

El consejo del hombre de Dios, San Pablo, es: “Huye también de las pasiones
juveniles”.

LA LASCIVIA EN LOS OJOS


(Mateo 5:28) (1 de Juan 2:16).
La mirada que puede ser normal, puede convertirse en el sentido más efectivo
para desarrollar la lascivia. Este asunto sea necesario exponerlo de dos formas:
Las hermanas pueden provocar la lascivia por su forma de vestir deshonesto.
Por eso, toda mujer cristiana debe cuidar su modo de vestir.
La segunda forma es que el hombre que mira a una mujer con mucha insistencia,
llegara hasta el grado de desearla. ¡Cuidado varones con la mirada! “cualquiera
que mira a una mujer para codiciarla, ya adultero con ella en su corazón”.

VERDAD PRÁCTICA
“Los que son del Espíritu, (piensan) en las cosas del Espíritu”. (Romanos 8:5).

APLICACIÓN PARA JOVENES Y ADOLESCENTES


Nuestros adolescentes y jóvenes deberían de tomar siempre ejemplos buenos.
En el medio mundano no hay ninguno,
pero en la Biblia hallamos varios: José
no se dejó dominar por la lascivia.
Probablemente la mujer era hermosa
y uso todo lo que estaba a su alcance
para atraparlo, pero José esquivo
todos los dardos del maligno, y
nuestro Dios lo saco triunfante. Joven, sigue los buenos ejemplos.

HOMBRES Y MUJERES CON MALOS DESEOS


El deseo de Abimelec. (Génesis 20:1 – 6).
El deseo de Siquem. (Génesis 34:1 – 2).
El deseo de Judá. (Génesis 38:15 – 16).
El deseo de la mujer de Potifar. (Génesis 39:7-12).
El deseo de David. (2 de Samuel 11:2 – 4).
El deseo de Amnon. (2 de Samuel 13:1 – 2).

El deseo de los hombres perversos. Romanos 1:26-28.

Aselgeia (ἀσέλγεια), denota exceso, licencia, ausencia de freno, indecencia,


disolución; «lascivia» (Mar; 7:22), uno de los males que proceden del corazón;
en (2Co; 12:21), uno de los males de los que habían sido culpables algunos en
la iglesia en Corinto; en (Gál; 5:19), se la clasifica entre las obras de la carne;
en (Efe;4:19), entre los pecados de los irregenerados que «perdieron toda
sensibilidad»; igualmente en (1Pe; 4:3); en (Jud; 1:4), de aquello en que ha sido
convertida la gracia de Dios por parte de los hombres impíos: «libertinaje». Se
traduce «lascivias» en (Rom; 13:13), siendo uno de los pecados contra los que
se pone en guardia a los creyentes; en (2Pe; 2:2), según los mss. más
comúnmente aceptados, «prácticas lascivas» (VM; en la RV: «disoluciones»
sigue a los textos que tienen apoleiais); en el v. 7: de la gente de Sodoma y
Gomorra; en 2:18: «disoluciones» (RV, RVR), practicadas por las mismas
personas que las mencionadas en Judas. La idea a destacar es la de una
conducta desvergonzada. Algunos han derivado este término de a, privativo,
y selge, una ciudad en Pisidia. Otros, con una similar carencia de probabilidad,
la derivan de a, privativo, y selgo, o thelgo, seducir. Véanse también
LIBERTINAJE, NEFAN DO.

Diccionario.
La propensión a los deleites carnales. Se trata del deseo sexual o la lujuria sin
control.

son esos momentos en los que el deseo sexual controla a la razón y por el mismo
deseo pierden los estribos. algunos incluso en el evangelio hemos pecado en
esta área dejándonos llevar por el deseo y no por el amor moderado. cayendo
en alguno de los pecados que hemos mencionado como sexo oral, anal, lésbico,
homosexual, fornicación, adulterio. etc.

el desenfreno sexual es terrible provoca una desvalorización de la pareja porque


muchos acuden a el con la idea de satisfacer sus deseos mezquinos y no los de
la pareja.

la lascivia produce en las mentes pervertidas de los hombres el deseo de probar


cada aberración como el sexo con menores y animales. algo que Dios condena.
todos aquellos que son violadores han dejado que la lascivia los controle.

(2Ti 1:7) Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de
amor y de dominio propio.

La Lascivia es la consecuencia de la inmundicia albergada en el corazón del


hombre no arrepentido lo orillará al deseo sexual desenfrenado.

un cristiano verdadero podrá ser atacado por su vieja naturaleza, pero nunca,
nunca, nunca deberá ser la vieja naturaleza la que lo controle.

(Sal 99:9) Exaltad a Jehová nuestro Dios, y postraos ante su santo monte,
porque Jehová nuestro Dios es santo.

(Heb 12:14) Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al
Señor.

Hermanos alejémonos de la inmundicia y de la lascivia porque estas han


convertido inclusive a aparentes hombres de Dios en
marionetas del diablo.

si estas en una condición en la que tu corazón alberga


pensamientos inmundos que te mueven y atan a una
condición de esclavo donde no tienes control ni
siquiera de tu propia naturaleza. entonces estas atado
y eres esclavo del pecado.

pero Cristo es el único que puede liberarte de tal opresión que te avergüenza.
solo Jesús puede libertarnos porque él es la verdad. y conoceréis la verdad y la
verdad te hará libre.

LA, LASCIVIA DENTRO DEL MATRIMONIO


Excesiva complacencia sexual, el compromiso matrimonial cubre pecados del
matiz más oscuro. Hombres
y mujeres que profesan
piedad rebajan sus propios
cuerpos por medio de la
indulgencia de pasiones
corruptas, y descienden así
por debajo del nivel de los
brutos de la creación.
Abusan de las facultades que
Dios les ha dado para que
sean preservadas en
santificación y honor. La salud y la vida ºmisma son sacrificadas sobre el altar de
las bajas pasiones. Las facultades superiores y más nobles son colocadas bajo
el dominio de las propensiones animales. Quienes así pecan, no están
familiarizados con los resultados de tal manera de conducirse. Si pudieran darse
cuenta de la cantidad de sufrimiento que se causan a ellos mismos por sus
propias indulgencias pecaminosas, se alarmarían; y algunos, por lo menos,
tratarían de evitar esa manera de conducirse en relación con el pecado que
produce tan terribles resultados. Esto le acarrea una existencia tan miserable a
tanta gente, que les sería preferible la muerte antes que la vida, y muchos
acaban muriéndose prematuramente y sin gloria a causa de la excesiva
complacencia de las pasiones animales. Piensan que, por el hecho de estar
casados no están cometiendo pecado alguno. Hombres y mujeres: un día sabrán
qué cosa es la lujuria, y cuál es el resultado de graficarla. Pasiones de tan baja
calidad pueden.
Dignidad y respeto que merece la esposa. Muchos profesos cristianos que he
conocido parecen destituidos del control moral. Poseían una naturaleza más
animal que divina. En realidad, poseían una naturaleza casi totalmente animal.
Hombres de este tipo de- gradan a sus esposas, a quienes prometieron alimentar
y cuidar. La esposa se transforma en un instrumento para la gratificación de las
pasiones bajas y lujuriosas. Y muchas mujeres se someten y llegan a ser
esclavas de las pasiones concupiscentes; no mantienen sus cuerpos en
santificación y honor. La esposa deja de retener la dignidad y el respeto propio
que poseía antes de casarse. Esta institución sagrada debería preservar y
acrecentar el respeto y la dignidad femenina. Pero la femineidad casta,
dignificada y deiforme de la mujer ha sido consumida en el altar de las bajas
pasiones; ha sido sacrificada para complacer al marido. Pronto perderá el
respeto por el esposo, quien ni siquiera toma en cuenta las leyes a las cuales
rinde obediencia la creación bruta. La vida matrimonial llega a ser un yugo
irritante, pues el amor se desvanece y frecuentemente toman su lugar la
desconfianza, los celos y el odio.
Prácticas desmoralizadoras en el matrimonio en el mundo de esta época los
compromisos matrimoniales son desatendidos. Dios nunca pretendió que el
matrimonio cubriera la multitud de pecados que en él se práctica. La sensualidad
y las bajas costumbres en las relaciones matrimoniales forman la mente y el
gusto moral para prácticas desmoralizadoras fuera del matrimonio. Dios está
purificando un pueblo para que tenga manos limpias y corazones puros para
comparecer delante de él en el juicio. La norma debe ser elevada, la imaginación
purificada; el apasionamiento que acompaña las prácticas degradantes debe ser
abandonado y el alma elevada a pensamientos puros y prácticas santificadas.
Todos los que soporten las pruebas que se les presenten llegarán a ser
participantes de la naturaleza divina, y escaparán de la corrupción que está en
el mundo a causa a la concupiscencia, por no haber participado de ella.
Desconfianza entre esposos Ningún hombre puede amar verdaderamente a su
esposa cuando ésta se
somete, pacientemente y
como una esclava,
proporcionándole todo lo
que requieran sus
pasiones depravadas. En
esa sumisión pasiva, ella
pierde el valor que poseía
una vez ante sí misma. El
esposo la ve como
arrastrada a un bajo nivel,
alejada de todo lo que podría ser elevado; y pronto sospecha que ella puede ser
sometida dócilmente y degradada por otro hombre de la misma manera como lo
hizo él. Entonces comienza a dudar de su fidelidad y pureza; se cansa de ella y
termina buscando otros objetos que eleven la intensidad de sus pasiones
infernales. L a Ley de Dios deja de ser objeto de consideración... La esposa, por
su lado, se pone celosa y sospecha que, de pre- sentarse la oportunidad, su
esposo se dirigirá a otra mujer de la misma manera como lo hace hacia ella.
Percibe que él no está bajo el control de una conciencia temerosa de Dios; todas
las barreras santificadas son derribadas por sus pasiones lujuriosas; todo lo que
tiene de semejante a Dios se torna en servidumbre de las pasiones bajas y
embrutecidas.
Naturaleza destructiva de los excesos sexuales cuando una esposa rinde su
cuerpo y su mente al control del esposo, sometiéndose a su voluntad en todo,
sacrificando su conciencia, su dignidad y su identidad, pierde la oportunidad de
ejercer sobre él la poderosa anuencia para bien que debería poseer para elevar
a su esposo. No puede suavizar su naturaleza tosca y ejercer su influencia de
tal manera que logre suavizarlo, refinarlo y purificarlo, ayudándole a luchar
seriamente para que gobierne sus pasiones, y posea una mente más espiritual
que le permita participar de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que
impera en el mundo debido a la concupiscencia.

LA LASCIVIA COMO CONCEPTO MATERIALISTA

La lascivia no solo puede entenderse como los deseos y comportamientos


sexuales descontrolados, sino que también puede referirse a cualquier
concepto materialista, es decir, el apetito inmoderado de algo.
Existe un trastorno que deriva plenamente de la lascivia denominado
hipersexualidad. Este trastorno se caracteriza por el deseo de practicar sexo
con gran frecuencia, esto también es conocido como adicción al sexo.
Sin embargo, varios especialistas afirman que la hipersexualidad no debe ser
considerada como un «problema» o trastorno, sino que esta se produce a través
de impulsos.

También es importante destacar que las personas que sufren este


trastorno, generalmente vivieron traumas sexuales en su infancia o
adolescencia, de tal modo que en el futuro se termina convirtiendo en un gran
problema para estas personas el no poder establecer sus propios límites en algo
que pertenece a su intimidad, como lo es la propia sexualidad de cada uno.
Algunos trastornos de personalidad, como la bipolaridad, pueden desencadenar
algunas conductas inapropiadas en las personas, como no tener el control
sexual de uno mismo.

Este mismo efecto lo puede llegar a producir el consumo de distintos fármacos,


drogas o alcohol, puesto que alteran de forma temporal a la consciencia.
LA LASCIVIA Y LA CAMA DEL CRISTIANO

Muy probablemente el lugar de la casa adonde más estamos es la cama. Tal vez
de cuatro hasta ocho horas de las 24 estaremos ahí. No es exageración suponer
que justo ahí podemos sufrir ataques de espíritus siniestros. Estos ataques
pueden ser en nuestro psicológico: preocupaciones, dudas, culpas, ansiedad,
remordimientos, etc.; si uno no está liberado espiritualmente puede ser a través
de pesadillas, insomnio perturbador, miedo, visitaciones del tipo “sube el muerto”
comunicación en sueños con supuestos “muertos”, etc. Además, pueden ser
también ataques contra la sexualidad (aunque uno sea cristiano ya liberado, éste
no sufrirá perturbaciones, pero jamás
estará libre de tentaciones). Estos
ataques pueden ser imágenes que
disparan involuntariamente y que
forzan una imaginación en que participe
el atacado.

Las imaginaciones sexuales que uno


tiene con “una pareja desconocida”, ¡es
un fuerte indício de demonismo! Eso es
lo que se llama lascivia (lujuria). A pesar
que no todos que están en pecado de lascivia ya están endemoniados, pero ya
están a camino. Este es un pecado de la carne que invalida completamente la
espiritualidad del que es cristiano. Este terrible pecado, mengua completamente
las fuerzas del que busca a Dios. Si éste nunca se liberó de este mal, es decir,
si nunca él ha pasado un periodo grande de tiempo sin tener cualquier
imaginación sexual voluntaria, la verdad es que esta persona nunca ha nacido
de nuevo y seguramente está endemoniada. Sin embargo, hay personas
cristianas que desgraciadamente, después que probaron del arrepentimiento
verdadero de su vieja vida, han dejado paulatinamente la santificación y están
conociendo las profundizas de los placeres de la carne.

¡Quán más profundo lleguen, más dificil será de poder rescatarlas! Estarán
eternamente sumidas en el mar oscuro y sin regreso de la mentira que se llama
lascivia.
Veamos la lascivia con ojos humanos: Lascivia o lujuria son meras fantasías.
¡Todo aquel que vive de fantasías es un pobre engañado! Toda aquella
imaginación erótica NO existe. Es una mentira que él vive. Y toda vida de mentira
termina muy mal. Nada es real. Es una vida que aprisiona para siempre sus
víctimas y genera serios problemas de moral y hasta problemas psicológicos. El
atacado pasará a tener problemas para relacionarse ya que en su cobardía,
prefiere huir para su mundo de fantasías a enfrentar la realidad y la dificultad.
Eso le aumentará infinitamente la timidez y perderá completamente la capacidad
de socializarse.
Él siempre se esconderá en sus imaginaciones y masturbaciones. Luego, él se
sentirá siempre sucio e inmundo. La culpa lo empujará hacia bajo. En sus sueños
si imaginará con una mujer lindísima, pero al toparse con una, va a huir pues
sabe que nunca podrá tenerla. ¡Qué prisión maldita es la lascivia!

La perdición y la muerte, este será el fin de los esclavos de la lascivia: La


soledad, la depresión, el suicidio… ¿Ya no está claro que por detrás de eso
estén demonios ocultos?

Quién es cristiano de verdad, lo es en último lugar dentro de la iglesia. El lugar


más fácil de ser cristiano es dentro del templo. Antes de serlo en la iglesia, él es
cristiano (o mucho más bien: Hombre de Dios, o Mujer de Dios) en la calle, en el
trabajo, en la escuela, en el vecindario, ¡y también él es cristiano en la
cama! Si uno se presume cristiano, pero en su cama, cuando las luces se
apagan, él está en lujuria, éste tal ES UN FALSO CRISTIANO. Él es un fornicario
incubado o un adúltero oculto.

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