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PIERRE MENARD, AUTOR DEL QUIJOTE; POR JORGE LUIS BORGES

Pierre Menard, autor del Quijote, es uno de los múltiples relatos contenidos en la
obra “Ficciones” del exitoso autor argentino Jorge Luis Borges. Es un escrito de género
narrativo que fue publicado en mayo del año 1939 en Argentina.

A pesar de su “controversial” título, no es de esperarse una nueva versión o una


modernización de la mítica obra “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”
producida por el famoso escritor Miguel de Cervantes Saavedra; sin embargo, en dicho
relato se comenta que muchas de las líneas e incluso los signos de puntuación, son
idénticos a la obra del gran Cervantes.

El relato inicia con el disgusto de una crítica hacia la obra del allí mencionado
Pierre Menard en un catálogo, crítica que resulta siendo reprochada y rectificada
brevemente por parte de algunos de los efímeros personajes que aparecen en este corto
relato, por parte de una baronesa; la baronesa de Bacourt para ser más exactos, así como
también de la condesa de Barognegio, uno de los espíritus más finos del principado de
Mónaco, según Borges, quién comenta también que las mencionadas ejecutorias, no son
insuficientes para dicha rectificación.

Siguiente a esto, Borges menciona y resalta las piezas que están contenidas en la
obra visible del poeta simbolista Pierre Menard, como son las monografías, los sonetos,
las traducciones, los borradores de algunos escritos, exámenes, prefacios, análisis, entre
otro tipo de documentos, los cuales los enlista con las letras del abecedario desde la “a”
hasta la “s” y en un orden cronológico, citando algunos autores, filósofos y obras
variadas tales como Leibniz, Descartes, Russell, John Wilkins, entre otros, y fechas que
datan desde los años 1899 hasta 1934. En esta parte del relato, Borges busca explicar el
origen de la obra de Pierre Menard, busca explicar porque él y los demás personajes de
esta historia, quienes podrían denominarse como sus amigos, deciden “defender” y
rectificar la crítica que se le ha hecho al ya varias veces mencionado Pierre Menard,
dando a luz de donde proviene el lenguaje que usa, en base a qué afirma sus ideas, e
incluso, pone también a la luz un artículo de uno de los juegos de mesa más destacados
de la historia: el ajedrez.

Juan José Blanco


Siguiente a esto, aparece la obra invisible de Pierre Menard, esa obra que Borges
menciona como subterránea, la cual involucra los capítulos noveno, trigésimo octavo y
un fragmento del capítulo veintidós de la primera parte del famoso libro de don Quijote,
afirmación que denomina como dislate pero que a su vez se propone a explicar en tal
relato. Allí es donde afirma que todo aquel que piense que Menard busca crear un
Quijote contemporáneo, están calumniando su clara memoria.

Pierre Menard buscaba ser Miguel de Cervantes, lo cual, según menciona Borges
en un tipo de carta que Menard le dejo al crítico, lo descartó por fácil, pero que a su vez
fue un trabajo bien realizado, estudiando bien el español del siglo diecisiete y
manejándolo de manera correcta, buscando de nuevo la fe católica; lo cual lo manejo
con baja dificultad a pesar de ser un libro con trescientos años de trascendencia, un libro
escrito en el siglo diecisiete y que se busca rememorar en el siglo veinte.

Es en este fragmento del texto donde Borges explica su especie de afecto hacia la
obra de Menard, así como también cita algunos demás filósofos y personajes
importantes de los cuales fueron tomados ciertos recursos para la realización de dicha
obra. También allí se inserta un fragmento de la obra de Cervantes y otro de la obra de
Menard, con los cuales se puede ver que son idénticos pero recalcando que no es una
copia de este.

Jorge Luis Borges hizo un magnífico trabajo con este relato incluido en su libro
“Ficciones”. El escritor argentino remembró lo que era en sí la escritura del siglo
diecisiete para de esa manera situarla en un contexto “actual”. Creo una nueva imagen
de ver al famoso Don Quijote de una forma más precisa y más enriquecedora como el
mismo lo indica, sin dejar a un lado su importante conocimiento literario y en ciertas
ocasiones esas inexplicables pero muy sensatas confusiones.

Juan José Blanco

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