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El fallo de la Sala de Feria A de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y
Correccional de la Capital Federal “S., A. G. I. s/prisión domiciliaria” (Causa N°
34.959/19) resuelta el 1/8/19 donde Julio Marcelo Lucini y Magdalena Laíño confirmaron
el rechazo del pedido de prisión domiciliaria y de morigeración de la prisión preventiva
presentado por la defensa de un imputado de 20 años de edad que tiene un hijo de tres
meses de vida a cargo de la madre.
            Julio Marcelo Lucini hizo mérito de las particularidades del caso, destacando que
ameritarían un abordaje multidisciplinario y concluyó que “…No se advierte entonces en
este contexto que se proyecte positivamente en el niño conceder la prisión de su padre fuera
del ámbito del servicio penitenciario federal, aún cuando no se vislumbren las causales del
artículo 10 del Código Penal o del artículo 32 de la Ley N° 24.660. Por otra parte, el pedido
de acudir a pautas morigeradas de la prisión preventiva previstas en el catálogo
instrumental sancionado por la Ley N° 27.063 (ver fs. 11), no prosperaran, en tanto
actualmente su aplicación en esta jurisdicción está suspendida por Decreto Nacional N°
275/15. En definitiva, así la propuesta parece un intento por reeditar la decisión que denegó
su excarcelación, convalidada por la Sala I de esta Cámara el 20 de mayo pasado (fs. 14/15
del incidente respectivo), ante los riesgos procesales que en esa ocasión ameritaron su
dictado….”.
            Magdalena Laíño votó con sus propios fundamentos y adhirió a la solución
propuesta por Lucini. Respecto del arresto domiciliario precisó que la oposición fiscal era
fundada y que más allá de las especialísimas condiciones personales de los involucrados y
su estado de vulnerabilidad, no entendía que el arresto domiciliario fuera la mejor medida a
adoptar en resguardo de los derechos del bebé. Finalmente sostuvo que “…Por último, no
puedo dejar de señalar que el juez de grado, pese a que lo rechazó en la parte dispositiva,
omitió toda consideración en orden al pedido de morigeración de la prisión preventiva
mediante la colocación de un dispositivo de vigilancia electrónica; en virtud de ello
correspondería anular parcialmente lo decidido al respecto por falta de motivación. Es que
más allá de mi posición respecto de considerar que sí existe la posibilidad de conceder una
prisión preventiva morigerada mediante la colocación de un dispositivo de control
electrónico sin que para ello sea necesario que la misma funcione de modo accesorio a un
arresto domiciliario sino como una medida alternativa de aquella o bien que su aplicación
lo sea merced de la vigencia de la Ley 27.063 (con las incorporaciones dispuestas por la
Ley 27.272 y las modificaciones introducidas por la Ley 27.482 y decreto 118/2019), lo
cierto es que en el caso la comunidad de razones aludidas en el considerando anterior para
denegar el arresto domiciliario resultan plenamente aplicables también para rechazar esta
solicitud, la que -no está demás señalarlo- no fue expresamente mantenida en la audiencia
ante esta Alzada….” .
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2019
PRISIÓN DOMICILIARIA Y MORIGERACIÓN
DE LA PRISIÓN PREVENTIVA RECHAZADOS
- IMPUTADO DE 20 AÑOS DE EDAD CON
HIJO DE TRES MESES DE VIDA A CARGO DE
LA MADRE - INTERÉS SUPERIOR DEL NIÑO
NO AFECTADO POR LA PRISIÓN DE SU
PADRE – CONFIRMACIÓN
Nacional \ Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional
Fecha resolución: 11 - Sep - 2019
__-

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2019
HÁBEAS CORPUS. CONDICIONES DE
ALOJAMIENTO. HACINAMIENTO.
PROHIBICIÓN DE NUEVOS INGRESO A LA
UNIDAD PENAL 2 DE SIERRA CHICA
Local \ Buenos Aires \ Juzgado de Ejecución Penal 2 de Azul
Fecha resolución: 11 - Sep - 2019
Ago
07
2019
HABEAS CORPUS - DETENIDO ALOJADO EN
EL COMPLEJO PENITENCIARIO FEDERAL DE
LA CABA QUE PERDIÓ SU TURNO EN UN
HOSPITAL POR FALTA DE MÓVILES DE
TRASLADO - ACTO LESIVO EN PERJUICIO
DE UNA PERSONA PRIVADA DE SU
LIBERTAD A CARGO DE UNA AUTORIDAD
FEDERAL
Nacional \ Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional
Fecha resolución: 08 - Ago - 2019
Derecho a la salud Hábeas corpus
El fallo de la Sala de Feria A de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y
Correccional de la Capital Federal “D. D. S., C. s/habeas corpus” (Causa N° 52.006/2019)
resuelta el 23/7/19 donde Magdalena Laíño y Pablo Guillermo Lucero, en el marco de un
habeas corpus presentado en favor de un interno alojado en el Complejo Penitenciario
Federal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que perdió su turno en un hospital al no
poder concurrir por falta de móviles de traslado, revocaron lo resuelto por el magistrado de
la instancia de origen y declararon la incompetencia de este fuero en favor de la Justicia
Nacional en lo Criminal y Correccional Federal.
            Magdalena Laíño precisó que tal como lo sostuviera al expedirse en la causa
registrada bajo N° 50800/19 “Procuración Penitenciaria de la Nación s/habeas corpus
colectivo” el 19/7/19, el agravio vinculado con la incomparecencia al turno asignado en el
nosocomio por falta de móviles debe ser abordado por la justicia federal en la medida en
que atañe a la presunta vulneración a los derechos de personas detenidas en
establecimientos penitenciarios federales por parte de la autoridad nacional y resulta una
necesaria consecuencia de la superpoblación carcelaria en el marco del estado de
emergencia carcelario decretado el 26 de marzo del corriente año. El vocal Pablo Guillermo
Lucero compartió la declinatoria de competencia propuesta por Laíño, en sintonía con su
tradicional postura expuesta en reiteradas oportunidades como integrante de la Sala I del
Tribunal y receptada en los precedentes “Gutierrez” Sala I, causa 49685/09, rta.17/12/15 a
cuyos argumentos se remitió.
            Finalmente, les hacemos llegar también el fallo del 25 de julio dictado en la misma
causa donde Magdalena Laíño, integrando la Sala en forma unipersonal y, ante el rechazo
de competencia del fuero federal, mantuvo su criterio y dio por trabada la contienda
negativa de competencia entre este tribunal y la Sala I de la Cámara de Apelaciones en lo
Criminal y Correccional Federal, elevando testimonios a la CSJN para que dirima le
cuestión. En este precedente, expresó las dos razones fundamentales expuestas en el citado
fallo "CCC, Sala 6ª, causa 50800/2019, Procuración Penitenciaria de la Nación y otro
s/habeas corpus colectivo” que justifican la competencia federal en casos como el presente
y por las cuales modificó oportunamente su postura tradicional sobre el tema.
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:

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2019 DERECHO, René Jesús y otros sobre tortura
TORTURA – ABSOLUCIÓN – CASO Nº 11.425
“BUENO ALVES VS. ARGENTINA –
REVOCACIÓN PARCIAL: CONDENA Y
CONFIRMACIÓN DE ABSOLUCIÓN
Nacional \ Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional
Fecha resolución: 11 - Oct - 2019
El fallo de la Sala V de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional
de la Capital Federal “DERECHO, René Jesús y otros sobre tortura” (causa Nº 36.466/96)
resuelta el 10/9/2019 donde por el voto mayoritario de Hernán Martín López y Ricardo
Matías Pinto, se revocaron las absoluciones de René Jesús Derecho y Horacio Oscar Soto y
se los condenó, al primero de ellos, a la pena de 9 años de prisión, inhabilitación absoluta y
perpetua para ejercer cargos públicos, accesorias legales y costas, por ser considerado
coautor penalmente responsable del delito de imposición de tortura (artículos 12, 29, inciso
3°, 40, 41, 45 y 144 tercero, 1º y 3º del Código Penal y 495, 496, 501 y 537 del CPMP), y a
Soto a la pena de 8 años de prisión, inhabilitación absoluta y perpetua para ejercer cargos
públicos, accesorias legales y costas, por ser considerado coautor penalmente responsable
del delito de imposición de tortura (artículos 12, 29, inciso 3°, 40, 41, 45 y 144 tercero, 1º y
3º del Código Penal y 495, 496, 501 y 537 del CPMP), delito que fuera cometido en
perjuicio de Juan Francisco Bueno Alves. Asimismo, por unanimidad, confirmaron la
absolución oportunamente dictada respecto de Norberto Cándido Ruiz. Finalmente
ordenaron que, una vez firme la condena, se proceda a la inmediata detención de Derecho y
de Soto.
            Los vocales tuvieron por probado que, en la madrugada del día 6 de abril de 1988
(alrededor de la 1:00), en el ámbito de la Oficina “Antisecuestros” de la División
Defraudaciones y Estafas de la Policía Federal Argentina, Juan Francisco Bueno Alves,
detenido en virtud de un allanamiento practicado en el estudio jurídico del Dr. Carlos
Alberto Pérez Galindo (sito en Montevideo 686, 2do piso de esta ciudad) fue agredido
físicamente por el Principal Derecho, quien lo golpeó con la mano ahuecada en los oídos,
con el objeto de que declarara contra sí mismo y su abogado (el Dr. Pérez Galindo, también
detenido con motivo del mismo procedimiento), provocándole con dicho accionar una
perforación en el tímpano derecho que importó una debilitación permanente del órgano de
audición.
            Agregaron que, en el mismo contexto, el Suboficial Mayor Horacio Oscar Soto
presenció la golpiza observándola de manera burlesca y, en determinado momento, le
refirió a Bueno Alves que si se manifestaba en el sentido que ellos pretendían quedaría
inmediatamente en libertad.
            La jueza de la instancia de origen había señalado que no había certeza sobre el
momento y la forma de producción de la lesión expuesta en las pericias practicadas y
sostuvo que las vacilaciones acerca de cómo y cuándo ocurrió se agravaban con las serias
inconsistencias y contradicciones verificadas en los testimonios de los principales
protagonistas, como con los dichos de terceros desinteresados que descartaban la
producción de los hechos tal cual fueron denunciados. 
            Los vocales indicaron que la sentenciante había efectuado una valoración aislada y
fragmentada de los elementos probatorios incorporados al sumario.
            Destacaron la especial relevancia que correspondía darle al testimonio de la víctima
dado que el episodio se había producido en solitario, sin terceros imparciales, remitiéndose
al respecto a los parámetros señalados por la Corte Interamericana de Derechos Humanos
en el precedente “Mendoza y otros vs. Argentina” (del 14/5/2013), en el que se trató la
responsabilidad del estado ante un supuesto de tortura aplicado presuntamente en una
situación de encierro en una unidad carcelaria.
            Concluyeron que los elementos de prueba, desvirtuaban los descargos ensayados
por los acusados y eran útiles y conducentes para concluir que los episodios denunciados se
encontraban comprobados, resaltando que se tenía especialmente en cuenta la obligación
estatal de investigar y enjuiciar a los responsables de los hechos materia de juzgamiento de
acuerdo a lo resuelto por la Corte Suprema de Justicia en autos, conforme la sentencia
dictada el 11 de mayo de 2007 por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
            En orden a la calificación legal, destacaron que el hecho atribuido a Derecho y a
Soto era constitutivo del delito de imposición de tortura (art. 144 tercero, apartados 1º y 3º,
del Código Penal), puesto que en su calidad de funcionarios públicos, infligieron
dolosamente a Bueno Alves padecimientos físicos y psíquicos que le provocaron lesiones
graves en el órgano de la audición.
            Hicieron referencia a la definición del término “tortura” de la Convención contra la
Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, incorporada a nuestra
Constitución Nacional en el artículo 75, inc. 22. y agregaron que en el caso se verificaba la
presencia de los tres elementos que caracterizan al tipo de la tortura: un acto intencional,
que cause severos sufrimientos físicos o mentales al sujeto pasivo y que se cometa con
determinado fin o propósito. 
            Respecto al grado de participación, indicaron que debían responder penalmente en
calidad de coautores. Detallaron que Derecho fue quien llevó a cabo la agresión mediante la
aplicación de golpes y que el comportamiento de Soto no se reducía a una mera presencia
como espectador en el lugar sin capacidad de acción porque mientras los hechos sucedían,
observaba, se reía y ejercía presión sobre Bueno Alves con el objeto de que les dijera “lo
que pretendían escuchar” como condición para que cesara la agresión.
            En definitiva, señalaron que se trataba de un supuesto de coautoría funcional.
            Respecto a la solicitud de inmediata detención efectuada por el Dr. Pérez Galindo,
refirieron que, más allá de la magnitud de la sanción en expectativa, la conducta procesal
exteriorizada por los imputados durante los treinta años de trámite que llevaba este sumario,
siempre ajustada a derecho, disipaba la existencia del peligro procesal de fuga invocado.
            Sobre Norberto Cándido Ruiz (Comisario) indicaron que su participación en
carácter de instigador de las torturas infligidas, no se encontraba probada por lo que
correspondía convalidar la absolución dictada a su respecto (art. 13 del CPMP).
            Por último, Rodolfo Pociello Argerich votó en disidencia. Señaló que estaba de
acuerdo con la decisión adoptada por la jueza sentenciante ya que luego de más de treinta
años de trámite de profusa investigación, subsistía en el caso un cuadro de duda que
impedía arribar al estado de certeza que demanda el dictado de un fallo condenatorio.
Agregó que no podía afirmarse, con la certeza que el dictado de una sentencia condenatoria
demanda, que la lesión hallada en el oído derecho del denunciante fuera ocasionada el 6 de
abril de 1988 durante su detención en la oficina “Antisecuestros” de la División
Defraudaciones y Estafas de la Policía Federal Argentina, producto del accionar de
funcionarios policiales.
            Igualmente el vocal hizo algunas referencias acerca de lo decidido por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en el caso nro. 11.425 “Buenos Alves vs.
Argentina”. Así destacó que, mediante la sentencia del 11 de mayo de 2007, la CIDH
declaró que el Estado Argentino había violado los derechos a la integridad personal,
garantías judiciales y protección judicial y había dispuesto que se debían realizar las
debidas investigaciones para determinar las responsabilidades por los hechos que generaron
las violaciones del caso y aplicar las consecuencias que la ley previera, decisión que fue
acatada por el Estado Argentino.
            Agregó que, “(…) Más allá del criterio asumido en el caso por el Máximo Tribunal
de la República, modificado recientemente en el fallo “Fontevecchia” en el que se decidió
la improcedencia de revocar una de sus sentencias pasada en autoridad de cosa juzgada
(Fallos 340:47), lo cierto es que tras una extensa y minuciosa investigación se arribó a una
decisión concerniente a la responsabilidad penal de los imputados en el hecho denunciado
por Bueno Alves, extremo que satisface el cumplimiento de la obligación de investigar
dispuesta en sede internacional.
            Ello por cuanto la condena de la Corte Interamericana ha recaído exclusivamente
sobre el Estado Argentino, motivo por el cual se descarta que como consecuencia de lo allí
decidido (que refiere al deber estadual de investigar los hechos que generaron las
violaciones denunciadas por Bueno Alves), deba dictarse una sentencia condenatoria en el
marco de este proceso penal.
            Lo contrario implicaría asumir que la Corte Internacional puede decidir sobre la
responsabilidad penal de un individuo concreto que no ha sido parte en el proceso
internacional y respecto del cual el tribunal interamericano no declaró, ni pudo declarar, su
responsabilidad (cfr., en este sentido, voto en disidencia de los Dres. Fayt y Argibay en el
considerando 8° de la sentencia dictada en la causa 24.079, “Derecho, René Jesús
s/incidente de prescripción de la acción penal”, del 29/11/11).
            De ello deriva que la declaración de responsabilidad penal de un sujeto determinado
se halla reservada, obviamente, a la justicia local. (…)”.

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