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Fungiendo como un puente entre nuestro pasado y el ahora, la piedra, el cemento, el asbesto
y cada uno de los materiales que forman los diversos recintos de sabiduría nos dan informe
del cómo y por qué de cada ciclo en la sociedad. Es así como en la ciudad de Guadalajara
nos encontramos con el Ex-Templo de la Compañía de Jesús o de Santo Tomás, mejor
conocido como la actual Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz, inmueble que por más de
400 años ha albergado un sinfín de historias y acontecimientos sociales que son de gran
importancia para la ciudad que habitamos.
Los textos sobre la actual Biblioteca redactados por Fernando del Paso y Dulce María
Zúñiga, nos dicen que el colegio había sido fundado en 1591 en Guadalajara a pesar de que
los jesuitas se habían establecido en la ciudad desde 1586, según Esteban J. Palomera la
petición de que los jesuitas fueran a la Perla de Occidente para enseñar a leer data de 1577.
El edificio que fuera la Iglesia de la Compañía de Jesús o Iglesia de Santo Tomás se ubica
en la esquina norponiente del cruce de las calles de Colón y Pedro Moreno, en la que hoy se
denomina Plaza de la Universidad (Plaza de las Sombrillas). La construcción limita al
poniente con la calle de Galeana, al norte con Pedro Moreno y al oriente con la calle Colón
y abarca una tercera parte de la manzana inscrita en dichos límites y la Avenida Juárez.
De acuerdo con la obra de Esteban J. Palomera en el análisis que hace acerca de la obra
educativa jesuita en Guadalajara, la Iglesia de la Compañía se construyó como parte del
colegio de Santo Tomás, del cual sólo queda lo que fue el templo, posteriormente en 1665
se añadió la capilla de Loreto. El clero impuso a los hermanos de la Compañía de Jesús la
obligación de ofrecer educación gratuita a los habitantes de la región, esto fue bien
aceptado por la población, quienes hicieron considerables donaciones en favor del Colegio
de la Compañía de Jesús, por lo que lograron sostenerse de manera desahogada hasta el año
de 1767, en el que el rey de España, Don Carlos III de Borbón, ordenó la expulsión de los
jesuitas de todos sus dominios. Fray Antonio Alcalde, conocido por su labor humanitaria,
fue el principal promotor para que se autorizara la creación de una universidad en la Nueva
Galicia. Resultado de sus gestiones fue la cédula real que autorizó la creación de la Real y
Literaria Universidad de Guadalajara, en 1791. En 1793, el ex templo de Santo Tomás se
convierte en sede de la Universidad, una de las primeras universidades de la red educativa
de los jesuitas durante el Virreinato. Un año antes de la expulsión de la Compañía de Jesús
de México, Francisco Xavier Clavigero, fue su rector.
Los murales que adornan la nave central fueron realizados a finales de 1925, por Amado de
la Cueva y David Alfaro Siqueiros. De esa época data también el diseño y tallado de la
"Puerta Siqueiros" que actualmente se exhibe, a la entrada de la biblioteca. La realización
corrió a cargo de un artesano local, Juan Hernández. La puerta es un tablero rectangular que
enmarca una temática revolucionaria reflejando los ideales de Siqueiros y la influencia que
Marx tenía sobre este, es una crítica al poder opresor de la institución sobre el pueblo.
Años después, en 1930, el Grupo de la Universidad, integrado por Jesús Guerrero Galván,
José Parres Arias, Alfonso Michel y Francisco Sánchez Flores, decora la bóveda de la
pequeña capilla, a la que bautizaron con el nombre de "Olimpus House", que actualmente
es el área de las oficinas administrativas de la biblioteca y cuenta con unos murales sin
terminar atribuidos a Amado de la Cueva.
En 1937 el gobierno del estado, presidido por Everardo Topete, concreta la venta del
edificio del Colegio de Santo Tomás, anexo al templo, a una compañía norteamericana que
lo derriba. Quedan así como único vestigio del conjunto arquitectónico original el ex
templo de Santo Tomás y la Capilla de Loreto. Fungió como oficina de telégrafos de 1948 a
1985, año en que se entregó a la Universidad de Guadalajara y de donde surgió el proyecto
de convertirlo en biblioteca. En 1925, durante el gobierno de José Guadalupe Zuno, con la
reapertura de la Universidad de Guadalajara, bajo el rectorado de Enrique Díaz de León, el
edificio regresa a formar parte del patrimonio universitario.
Su larga cronología culmina con la creación de la Biblioteca, que surge entre 1986 y 1991,
estando desocupada, se comenzó con los trabajos de adecuación del edificio, fue en 1986
cuando se conformó la Comisión de restauración del Ex -Templo de Santo Tomás de
Aquino, esto con la intención de compilar producción literaria de países de habla hispánica,
Brasil, España y Portugal. Diferentes instituciones culturales nacionales y extranjeras
aportaron el acervo inicial, además de las adquisiciones realizadas por parte de la
Universidad, este contaba con 7’000 volúmenes en 1991. Diez años después de su
fundación, cuenta con 28’500 títulos en 37’700 volúmenes.
En el 36 se establece que por determinación de esta Ley son monumentos históricos: I.- Los
inmuebles construidos en los siglos XVI al XIX, destinados a templos y sus anexos;
arzobispados, obispados y casas curales; seminarios, conventos o cualesquiera otros
dedicados a la administración, divulgación, enseñanza o práctica de un culto religioso; así
como a la educación y a la enseñanza, a fines asistenciales o benéficos; al servicio y ornato
públicos y al uso de las autoridades civiles y militares. Los muebles que se encuentren o se
hayan encontrado en dichos inmuebles y las obras civiles relevantes de carácter privado
realizadas de los siglos XVI al XIX inclusive. II.- Los documentos y expedientes que
pertenezcan o hayan pertenecido a las oficinas y archivos de la Federación, de los Estados o
de los Municipios y de las casas curiales. III.- Los documentos originales manuscritos
relacionados con la historia de México y los libros, folletos y otros impresos en México o
en el extranjero, durante los siglos XVI al XIX que por su rareza e importancia para la
historia mexicana, merezcan ser conservados en el país. IV.- Las colecciones científicas y
técnicas podrán elevarse a esta categoría, mediante la declaratoria correspondiente.
Así mismo en la Ley de Patrimonio Cultural del Estado de Jalisco encontramos los
siguientes artículos que respaldan el porqué del Ex –Templo de la Compañía de Jesús como
monumento a la historia de Guadalajara. El Artículo 2 dice que el Patrimonio Cultural del
Estado está constituido por elementos y manifestaciones materiales e inmateriales de la
actividad humana y del entorno natural, a los que los habitantes de la entidad, por su
significado y valor, les atribuyen importancia intelectual, científica, tecnológica, histórica,
natural, literaria, artística, arqueológica, antropológica, paleontológica, etnológica,
arquitectónica, industrial y urbana. Por lo tanto en el Artículo 3 encontramos que los
bienes muebles, inmuebles, las zonas de protección y el patrimonio inmaterial, gozarán de
la protección de la presente ley, en los términos que la misma establezca. La
Iberoamericana es patrimonio jalisciense también en base al artículo 7 que habla acerca de
los bienes inmuebles con relevancia histórica, arquitectónica y artística que además estén
vinculados a la vida social, política y cultural de Jalisco. Siendo clasificada por el artículo 8
como inmueble de valor artístico relevante ya que es una edificación con más de cien años
de antigüedad que representa más de una corriente estilística, además de haber fungido
como lugar de culto religioso es todo un centro histórico.