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BIBLIOTECA
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PEREGRINO
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TO TOMAS DE AQUINO
MEDITACIONES
ENTRESACADAS DE SUS OBRAS
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v^ E M E C É E D I T O R E S , S.A.
BUENOS AIRES
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Título de la obra en latín
MEDULLA S. THOMAE AQUINATIS PER OMNES ANNI ''••
LITURGICI DIES DISTRIBUTA,
SEU MEDITATIONES EX OPERIBUS S. THOMAE DEPROMPTAE
PREFACIO
Recopilación, ordenación y prólogo de
FR. D. MÉZARD, O. P.
Traducción del latín por Todo este libro, tanto en los conceptos como
LUIS M. DE CÁDIZ en las mismas palabras, salvo unas pocas que se,
hallarán en la meditación de la fiesta de la In-
maculada Concepción de la Bienaventurada Vir-
gen María, es, en verdad, obra del piadosísimo
Doctor Angélico, Santo Tomás de Aquino.
Una sola cosa puede atribuirse el recopilador
como suya, a saber: haber buscado en todas las
¡obras del gran Maestro todo lo< más suave, pia-
_ doso y apropiado para fomentar la edificación,
y haberlo distribuido por todos los días del año
litúrgico, con el fin de que se tuviese así reunida
la esencia dulcísima de este admirable Cedro del
r* Líbano, para poder tomarla y saborearla cada
día, ya por medio de la lectura, ya por el esfuerzo
más atento de la meditación.
No deben buscarse aquí, ciertamente, las me-
ditaciones que tantas veces se publican para uso
de los fieles, meditaciones enteramente acabadas,
muy solícitas en indicar, a veces con excesiva
prolijidad, no solamente las ideas para la inteli-
gencia, sino también los afectos para el corazón
y hasta los propósitos prácticos que deben sa-
carse, de suerte que apenas queda al que medita
nada que hacer o investigar.
Con las l i c e n c i a s necesaria^ '
Aquí, sin duda, sólo las ideas se presentan al
espíritu, ideas breves, en estilo elevado, claras,
CoU
pt5JhetCb°v d Ó qUC P r e v i e n e la L e Jirmes, pero ¡cuan llenas y fecundas, cuan satu-
Copyright by 3Zusck
% T EDITORES, S. A. - Buenos ? núm. 11.723
Aires, t948 ¿radas de piedad y de verdadero amor de Dios!
8
Prefacio
Prefacio
No son, ciertamente, raros los que, cansados
del lenguaje excesivamente difuso de los libros, 4ty?El hombre elevándose a la vida unitiva
desean encontrar dentro de un estilo' conciso y ,tpa7&participar de Dios por medio del amor fer-
de pocas palabras el pan de vida y entendimiento. ^íjém>oi'oso y de la íntima amistad.
Vayan al Doctor Angélico, que les dará no mm 5$) Con la fiesta de Todos los Santos comien-
solamente amplia materia para meditar, sino W tan las meditaciones acerca de los novísimos, que
también la más apta para reformar las costum- se extienden por todo el mes de noviembre, hasta
bres, y también para nutrir y acrecentar el amor que, purificado el hombre, iluminado y perfecto,
a nuestro Salvador. puede sentarse por fin en esa Gran Cena beatí-
sima, que será el fin de todas las cosas.
El orden que hemos seguido para distribuir la
materia en esta obra es el siguiente: Asi, pues, todo el conjunto de estas: meditacio-
En el tiempo de Adviento se propane a nues- nes es como un compendio de la Suma de Santo
tra meditación cuanto en diversos lugares escri- \'j Tomás, de modo que pueda ofrecer una síntesis
bió Santo Tomás acerca del misterio de la En- %/ de toda la religión y de la vida ascética.
carnación, luego sigue lo relativo a la Navidad Además de las meditaciones adaptadas al ciclo
del Señor, a su infancia y vida pública. litúrgico, los sacerdotes y religiosos encontrarán
En el tiempo de Cuaresma van las medita- al final •otras para los Ejercicios Espirituales que
ciones referentes a la pasión y muerte de Cristo .cada año realizan durante ocho días.
en la Cruz.
Después, con Cristo resucitado y ejemplar de FR. MÉZARD, O. P.
nuestra regeneración espiritual, comienza una se-
rie sobre la vida nueva, por la gracia, por la
asimilación a Cristo que sube a los cielos, por los
efectos del Espíritu Santo y por la Eucaristía.
Esta serie termina en la fiesta del Sacratísimo
Corazón de Jesúsr
27 de noviembre
persona de estos tres principios, a saber: el Verbo, San Agustín i: "Demostremos, además, que no
el alma y la carne. Por lo cual, es notorio qti,e If^ifaltó otro modo posible a Dios, a cuya potestad
fué conveniente que Dios se encarnase. iffiéstá sometido todo igualmente, sino que no había
Unirse a Dios en unidad de persona no fué :
- otro modo más conveniente de curar nuestra mi-
conveniente a la carne humana según la condi- seria." Esto es lo que puede considerarse en
ción de la naturaleza, porque esto supera a su cuanto a la promoción del hombre al bien.
dignidad; pero fué conveniente a Dios, según la I o ) En cuanto a la fe, que se certifica más
excelencia infinita de su bondad, el que la unie- por lo mismo que cree al mismo Dios que habla;
se a sí para salvar al hombre. por lo que dice San Agustín 2: "Para que el
Dios es grande, no en volumen, sino en vir- hombre caminase más confiadamente hacia la ver-
tud; por consiguiente, la magnitud de su poder dad, el Hijo de Dios, que es la misma Verdad,
no siente ninguna estrechez en lo angosto. Si la hecho hombre, constituyó y fundó la fe."
palabra fugaz del hombre es oída simultánea- 1/ 2o) En cuanto a la esperanza, que se afirma
mente por muchos y toda entera por cada uno de principalmente por esto, y así dice San Agustín 3:
ellos, no es increíble que el Verbo de Dios sub- "Nada fué tan necesario para levantar nuestra
sistente esté a la vez en todas partes todo entero. esperanza, como el demostrarnos cuánto nos ama-
(Sum. Theolog., 3^ parte, q. I, a. 1.) • ba Dios. ¿Qué prueba más manifiesta de esto que
la de que el Hijo de Dios se dignara formar con-
sorcio con nuestra naturaleza?"
29 de noviembre 3?) En cuanto a la caridad, que se excita prin-
cipalmente por esto, y así es que dice San Agus-
NECESIDAD DE LA ENCARNACIÓN tín 4; "¿Qué mayor motivo existe de la venida
del Señor que el manifestar Dios su amor en
Algo es necesario para algún fin de dos modos: nosotros?" Y después añade: "Si nos era penoso
Primero, por necesidad absoluta, sin lo cual algo amar, al menos no nos duela volver a amar."
no puede existir, como el sustento es necesario 4o) En cuanto a la rectitud de obrar, en la cual
para la conservación de la vida humana; segundo, se
nos mostró para ejemplo. Por lo cual dice
en la medida en que por medio de tal cosa se San Agustín 6; "No se debía haber seguido al
llega mejor y más convenientemente al fin, como hombre, que podía ser visto; se debía haber se-
el caballo es necesario para realizar un viaje. No guido a Dios, que no podía ser visto. Y así para
fué necesario por el primer modo que Dios se mostrar al hombre quién fuese visto por el hom-
encarnase para la reparación de la naturaleza
humana, porque Dios por su virtud omnipotente i 1
De Trinit., lib. XIII, cap. 10.
2
podía reparar la naturaleza humana de otros .] De civ. Dei, lib. XI, cap. 2.
3
muchos modos. Pero por el segundo modo fué j De Trinit., lib. XIII, cap. 10.
1
necesario que Dios se encarnase. Por eso dice I De Catechiz. rudibus, cap. 4.
$'. Serm. De nativitate Domini, 22 de Temp.
f8 Santo Tomás de Aquino 30 d e n o v i e m b r e 19
bre y a quién el hombre siguiese, Dios se hizo verdadero hombre." Y el papa San León dice 9 :
hombre." "Reconoce, oh cristiano, tu dignidad; y hecho
5o) En cuanto a la plena participación de la partícipe de la naturaleza divina, no retornes a
divinidad, que es la verdadera bienaventuranza la antigua vileza con una mala conducta."
del hombre, y el fin de la vida humana, y esto 3o) Porque, para destruir la presunción del
nos fué dado por la humanidad de Cristo. Pues hombre, se hace más estimable la gracia de Dios
dice San Agustín 6: "Dios se hizo hombre, para en Cristo hombre, sin ningún mérito anterior
que el hombre se hiciese Dios." de nuestra parte.
(3*, q. I, n. II.) 49) Porque mediante tanta humildad de Dios
puede reprimirse y sanarse la soberbia del hom-
bre, que es el mayor obstáculo que le impide
30 de noviembre unirse a Dios.
59) Para librar al hombre de la servidumbre
NECESIDAD DE LA ENCARNACIÓN . del pecado; lo cual, como dice San Agustín i°,
debió ciertamente verificarse de tal modo que
Ño solamente fué necesario que Dios se en- el diablo fuera vencido por la justicia del hombre
carnara para la promoción del hombre al bien, Jesucristo; lo que se llevó a cabo mediante el
sino también para la remoción del mal. sacrificio de Cristo por nosotros. U n simple hom-
bre no podía satisfacer por todo el género hu-
I o ) El hombre se instruye por esto para que mano, y Dios no debía satisfacer; por lo cual
no prefiera al diablo a sí mismo, no venere al convenía que Jesucristo fuese Dios y hombre. Por
que es el autor del pecado. A este propósito dice eso dice el papa San León H: "La debilidad es
San Agustín 7; "Puesto que Dios pudo unirse a tomada por la fortaleza, la humildad por la ma-
la naturaleza humana de tal modo que se hizo jestad, la mortalidad por la eternidad, a fin de
una sola persona, no se atrevan, por eso, aque- que, cual convenía a nuestra curación, un solo
llos espíritus soberbios y malignos a anteponerse y mismo mediador entre Dios y los hombres pu-
al.hombre, porque no tienen carne." diese morir por una parte y resucitar por otra;
2 o ) Por esto se nos enseña cuánta es la digni- porque, si no fuera verdadero Dios, no traería
dad de la naturaleza humana, para que no la e
l remedio; y si no fuese verdadero hombre, no
mancillemos con el pecado. Por lo cual asegura daría ejemplo."
San Agustín 8: "Dios nos ha demostrado cuan Hay otras muchas ventajas que resultan de
excelso lugar ocupa la naturaleza humana entre esto y que exceden a la aprehensión del sentido
las criaturas, apareciendo entre los hombres como humano, según aquello del Eclesiástico. (III, 25):
6
Serm. De nativ. Domini, 13 de Temp. 8
Serm. De nativit. Domini, I.
7 De Trinit., lib. XIII, cap. 17. 10
Dd Trinit, lib. XIII, cap. 13.
* De vera relig., cap. 16. ' T-l Serm. De nativ. Domini, I.
20 Santo Tomás de Aqüino 1? d e d i c i e m b r e 21
Muchísimas cosas te han sido mostradas sobre el satisfacción de u n simple hombre recibe su efi-
entendimiento de los hombres. cacia de la satisfacción de Cristo.
(3*, q. I, a. II.) (3, q. I, a. II, ad 2 um.)
consiguiese de Dios el perdón de los pecados y 2o) Fué también este modo muy conveniente
tuviese certeza de ese perdón por el hombre Dios. al mismo que debía recibir la reparación, pues el
(Contra Gentiles, lib. 4, cap. 54.) hombre por el pecado vino a caer en la debili-
dad, en la ignorancia y en la malicia, por todo
lo cual se hizo incapaz de imitar la virtud divina,
2 de diciembre conocer su verdad, y amar su bondad; por lo
tanto, Dios, al hacerse hombre, se entregó al
LA ENCARNACIÓN DEL SEÑOR ES UN REMEDIO hombre para que le imitase, le conociese y le
MUY CONVENIENTE amase.
3?) Fué también muy conveniente a nuestra
Este misterio fué muy convenientemente orde- reparación que el Señor en forma de siervo pro-
nado para la salvación del hombre, porque aun curase la salvación del esclavo y que se encarnase
cuando Dios podía hacerlo de otro modo, ningu- el Hijo. Esa conveniencia es evidente, ya se con-
no fué tan adecuado, pues convenía al mismo sideren las cosas propias del Hijo, ya las que se
Reparador, a aquel a quien debía ofrecerse la re- le apropian.
paración y a la reparación misma. Si se atiende a las cosas propias del Hijo es
I o ) Al Reparador, a quien era oportuno mos- evidente, porque es el Verbo, la imagen y el
trar su sabiduría, poder y bondad. ¿Qué cosa Hijo de Dios; ahora bien, el hombre perdió por
más poderosa que unir extremos sumamente dis- el pecado tres cosas, a saber: el conocimiento de
tantes? Grande fué el poder para unir elementos la sabiduría, la semejanza de la gracia y la he-
dispares; mayor, para unirlos a u n espíritu crea- rencia de la gloria. Por eso fué enviado el Verbo,
do; máximo, para su unión al espíritu increado, Imagen e Hijo.
donde la disparidad es extrema. ¿Qué cosa más Si se consideran las que se le apropian, tam-
sabia para el colmo de perfección de todo el bién fué muy conveniente porque en la obra de
universo que se verificase la unión del primero la creación resplandece principalmente el poder;
e
y del último, esto es, del Verbo de Dios, que es n la obra de la restauración, la sabiduría; y en
el principio de todas las cosas, y de la naturaleza la obra de la retribución, la bondad.
humana, que en las obras de los seis días fué la - (De Humanitate Christi.)
última de las criaturas? ¿Qué cosa más llena de
bondad que haber querido el Creador de todos
los seres comunicarse a las cosas creadas? Esa be-
nignidad fué grande al unirse con todas las cosas
por unión de presencia; mayor, al comunicarse a
los buenos por medio de la gracia; y máxima, al
unirse a Cristo hombre, y, por consiguiente, a los
géneros de cada uno en la unidad de persona.
24 Santo Tomás de Aquino 3 de diciembre 25
hubiese pecado, hubiera sido iluminado con la por Dios Padre para enviar a su Hijo, y puesto
luz de la divina sabiduría, y establecido por Dios que Dios definió todo por su sabiduría, luego
en la rectitud moral perfecta para conocer y Dios se encarnó en el tiempo más conveniente,
hacer todo lo necesario. Mas, puesto que el hom- y por tanto no fué conveniente que se encarnase
bre, abandonando a Dios, se había aferrado a desde el principio del género humano.
las cosas corporales, fué conveniente que Dios, Como quiera que la obra de la Encarnación
tomando carne, exhibiera también el remedio se ordena principalmente a la reparación de la
de salvación aun por las cosas corporales. Por naturaleza humana por la abolición del pecado,
lo cual dice San Agustín 13; "La carne te había es evidente que nc convino que Dios se hubiese
obcecado, la carne te sana, puesto que Cristo encarnado desde el principio del género humano,
vino para destruir con su carne los vicios de la antes del pecado; porque la medicina no se da
carne." sino a los ya enfermos, y por eso dice el mismo
Nada impide que la naturaleza humana haya
sido destinada a un fin más elevado después del
V
.Señor: Los sanos no tienen necesidad de médico,
sino los enfermos.. ., porque no' he venido a, lla-
. mar a los justos, sino a los pecadores'. (Matth.,
pecado; porque Dios permite que se haga el mal,
IX, 12.)
para sacar de ello un bien mejor. Por lo cual
se dice: Donde creció el pecado sobrepujó la Tampoco fué conveniente que Dios se encar-
gracia. (Rom., V, 20.) Por eso se repite en la nase inmediatamente después del pecado.
bendición del cirio pascual: ¡Oh culpa feliz, que I o ) Por la condición del pecado humano, que
mereció tener tal y tan grande Redentor! 14 había provenido de la soberbia; por lo cual el
(3*, q. I, a. III.) hombre debía ser libertado de modo que, humi-
llado, reconociese que necesitaba de un liberta-
dor. Por eso dice la Glosa: Dios con gran pru-
dencia determinó que su Hijo no fuese enviado
7 de diciembre inmediatamente después de la caída del hombre.
Primeramente lo dejó con la libertad de albe-
LA ENCARNACIÓN NO HUBIERA SIDO CONVENIENTE
drío en la ley natural, para que así conociese
AL PRINCIPIO DEL MUNDO
las fuerzas de su naturaleza; y, habiendo sido,
as
í> desleal, recibió la ley; mas dada ésta creció
Se lee en la epístola a los Gálatas (IV, 4): la enfermedad, por vicio, no de la ley, sino de la
Mas cuando vino el cumplimiento del tiempo, naturaleza, para que conocida de ese modo su
envió Dios a su Hijo; y la Glosa explica que el enfermedad, llamase al médico y buscase el au-
cumplimiento del tiempo es la época prefijada xilio de la gracia.
13 Tract. 2 in Joan. 2o) A causa del orden de la promoción al bien,
14 se
Estas palabras forman parte del Exultet jam Angé- gun el cual se procede de lo imperfecto a lo
lica conocido vulgarmente por la Angélica, atribuido a San Perfecto; por lo c u d dice el Apóstol: No
Ambrosio.
34 S a n t o T o m á s de A q u i n o
8 de d i c i e m b r e 35
lo que es espiritual, sino lo que es animal; des-
pués lo que es espiritual. El primer hombre de cree razonablemente que la que engendró al Uni-
la tierra, terreno; el segundo hombre del cielo, génito del Padre, lleno de gracia y de verdad,
celestial. (I Cor., XV, 46, 47.) recibiría mayores privilegios de gracia que todos
los otros. Por lo cual, como se lee en Lucas (I.
3o) Por la dignidad del Verbo encarnado, pues
28): El ángel le dijo-. Dios te salve, llena de
dice la Glosa sobre ello: Mas cuando vino el cum-
gracia. Sabemos, no obstante, que a algunos otros
plimiento del tiempo- (Gal, IV, 4): Cuanto ma-
fué concedido el privilegio de ser santificados en
yor fuera el Juez que venía, tanto más larga
el seno materno, como a Jeremías, al cual se
serie de pregones debía precederle.
dijo: Antes que salieras de la matriz, te saniifiqué
4o) Para que no se enfriase el fervor de la (Jer., I, 5); y también a Juan Bautista, del cual
fe con la dilación, puesto que hasta el fin del se ha dicho: Y será lleno de Espíritu Santo, aun
mundo se enfriará la caridad de muchos. Por desde el vientre de su madre. (Luc, I, 15.)
esta razón se-dice: Mas cuando' viniere el Hijo
del hombre, ¿pensáis que hallará fe en la tierra?), Luego, para que recibiese más, María debió
(Luc, XVIII, 8.) no sólo ser santificada en el seno materno, Ano
La caridad tarda en socorrer al amigo, salvadas, también preservada de la culpa original.
empero la oportunidad de los negocios y la con-', Esta infusión de la gracia santificante no se
dición de las personas; porque si un médico diera, verificó antes de la animación, sino en el primer
al enfermo la medicina apenas principia la en- instante de la animación. Los hechos que tu-
fermedad, aprovecharía menos y le perjud icaria,, vieron lugar en el Antiguo Testamento sen fi-
más que le favorecería. Y por esto el Señor no ; gura del Nuevo, coaíorme a aquello: Todas ejtas
ofreció desde el principio al género humano el; cosas les acontecían a ellos en figura. (I Cor.,
remedio de la Encarnación, para que no lo des-;; X, II). Mas por la santificación del tabernáculo,
preciase por soberbia, si antes no conocía su en- de la cual se dice: Santificó su tabernáculo- el
fermedad. Altísimo (Psal., XLV, 5), parece significarse la
santificación de la Madre de Dios, llamada ta-
bernáculo de Dios conforme a aquello del Salmo
(3*. q. I, a. V.) (XVIII, 6): En el sol puso su tabernáculo. Del
tabernáculo se dice en el Éxodo: Después que
fueron cumplidas todas estas cosas, cubrió una
8 de diciembre nube el tabernáculo del testimonio, y llenóle la
EN LA FESTIVIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN gloria del Señor (Éx. XL, 31 y 32). Luego asi-
mismo la Bienaventurada Virgen no recibió la
• Toda eres hermosa, amiga mía, y mancilla n¿. gracia sino cuando fueron cumplidas todas sus
hay en ti. (Cant., IV, 7.) cosas, a saber: cuerpo y alma (es decir, en el mis-
María estuvo siempre inmune de todo pecado, mo .instante).
19) En el instante de su concepción. Pues 5,s
2?) Durante toJu su vida. Dios prepara y dis-
Santo Tomás de Aquino 9 de diciembre 37
36
El Señor está cerca. (Philip., IV, 5.) Puede asi- de día, es necesario caminar, es decir, progresar
mismo aplicarse esto a los que comienzan a salir de lo bueno a lo mejor; por lo cual dice San
de los pecados, y a los que se les acerca el día Juan: Caminad mientras que tenéis luz. (XII,
de la gracia. 35.)
• (In Rom. XIII.)
II. La honestidad de la vida es necesaria.
I o ) Para quitar los vicios.: Desechemos las obras 10 de diciembre
de las tinieblas. Al alejarse la noche, deben cesar
las obras de la noche. Llámame los pecados obras TRASLACIÓN DE LA SANTA CASA DE LORETO
de las tinieblas, porque están faltos de la Ivfz
de la razón, que debe alumbrar las acciones hu- A tu casa conviene santidad, Señor. (Psal.
manas; porque se ejecutan en tinieblas, y porque í.yXCII, 5.)
por ellos el hombre es conducido a las tinieblas,
:cn, 5.)
'! La
La Bienaventurada
Bienaventurad; Virgen poseyó la plenitud
como dice San Mateo: Arrojadle en las tinie-
blas exteriores. (XXII, 13.) de todas las gracia.
2o) Para adquirir las virtudes. Como si dijese: I. Estuvo llena para sí. Cuanto más se acerca
Puesto que ha llegado el día, tomemos lo que algo al principio en un género cualquiera, tanto
conviene al día, vistámonos las armas de la luz, más participa el efecto de este principio. Por esta
es decir, las virtudes que se llaman armas por razón dice Dionisio i'5 que los Ángeles, que están
cuanto nos defienden, y se dicen armas de luz, más cerca de Dios, participan más que los hom-
ya porque son fortificadas y perfeccionadas por bres de las bondades divinas. Ahora bien, Cristo
e
la luz de la razón, ya porque exigen el examen s el principio de la gracia, por su propia po-
de la luz, ya porque otros son iluminados por tencia como Dios, como hombre e instrumental-
las obras de las virtudes: De este modo ha de mente.
brillar vuestra luz delante de los hombres. Por eso dice San Juan (I, 17): Mas la gracia y
(Matth., IV, 16.) la verdad fueron hechas por Jesucristo; y como
3?) Se exhorta a la práctica y aprovechamiento ^a Bienaventurada Virgen fué la más cercana a
de las virtudes, cuando dice: Caminemos, como Cristo según la humanidad, pues de ella recibió
de día, honestamente. Dos cosas parecen conve- Ja naturaleza humana, por esta razón debió ob-
nir al día. Ante todo la honestidad; pues durante tener de Cristo m?")r plenitud de gracia qW" los
el día cada uno procura conducirse de tal manera demás.
que aparezca honesto delante de los otros, pero Efectivamente 1? Beata Virgen recibió las tres
no así en la noche! En segundo lugar, el hombre Perfecciones de la rr racia. La primera como dis-
camina durante el día, mas no durante la noche. positiva, por la cual se hacía apta para ser Madre
Por lo cual dice San Juan: Mas si anduviere de
15
noche, tropieza. (XI, 10). Por tanto, ya que es Cael. hier., cap. 4.
40 Santo Tomás de Aquino
10 d e ' d i c i e m b r e 41
de Dios; la segunda perfección le vino por la biduría en orden a la contemplación, conforme a
presencia del Hijo de Dios encarnado en su seno; aquello: Pero María guardaba todas estas cosas,,
la tercera, la perfección final que posee en la ponderándolas en su corazón. (Luc, II, 19.) Mas
gloria. l. no usó de la sabiduría para enseñar, porque esto
Es evidente que la segunda perfección es más ; • no convenía al sexo femenino.
principal que la primera, y la tercera más que. la :¡! Tampoco le convenía hacer milagros durante
segunda en orden para el bien; pues primera- í, su vida, porque en ese tiempo la doctrina de
mente, en su santificación, alcanzó la gracia que I Cristo debía ser confirmada con milagros, y por
la inclinaba al bien; en la concepción del Hijo esto a solo Cristo y a sus discípulos, que eran por-
de Dios se consumó la gracia por la cual fué con- tadores de la doctrina de Cristo, convenía el ha-
firmada en el bien; y en su glorificación, llegó cerlos. Por esa ra>:ón se dice también qut; San
a la consumación de la gracia porque se perfec- Juan Bautista ( Joan., X, 41) no hizo ningún mi-
cionó en el goce de todo bien. lagro, a fin de qi'e todos se encaminasen hacia
Cristo.
II. También estuvo llena para los demás. Dios Tuvo, empero, el uso de la profecía, como se
da a cada uno la gracia que necesita para cum- | ve en el cántico que compuso: Mi alma engran-
plir su misión. Y puesto que Cristo, en cuanto dece al Señor.
nombre, fué predestinado y elegido para ser Hijo
de Dios en la virtud de santificar, le fué propio "¡
tener tal plenitud de gracia que redundase en (3^, q. XXVII, a. V.)
todos, según aquello: Y de su plenitud recibimos
nosotros todos. (Joan., I, 16.) En cuanto a la 11 de diciembre
Beata Virgen María, ella obtuvo tan gran perfec-
ción de gracia que ha sido puesta lo más cerca LA ENCARNACIÓN NO DEBÍA DIFERIRSE HASTA
del autor de la gracia; por lo mismo ha recibido . EL FIN DEL MUNDO
en sí al que está lleno de toda gracia, y, dándole' .
a luz, ha desbordado en cierto modo la gracia En medio de los años la harás historia. (Hab.,
III,2.)
sobre todos.
Si no fué conveniente que el Señor se encamase
Es indudable que la Bienaventurada Virgen. desde el principio del mundo, tampoco convenía
recibió de un modo eminente el don de sabidu- <iue la Encarnad ' ¿¿ difiriese hasta el L.„ ¿ti
ría, la gracia de los milagros, y también el don • mundo. Esto parece evidente:
de profecía; mas no recibió esos dones para que _ 1°) Si se consiu A ¿. la unión de las natuA ¿iczas
tuviese el uso total de esas y de otras gracias'' divina y humana; -pues, de un modo, lo pcrlccio
semejantes, como lo tuvo Cristo, sino en cuanto , precede temporalmente a lo imperfecto; y de otro,
lo exigía su condición. Por el contrario, lo imperfecto precede en tiempo
Poseyó, en efecto, el ejercicio del don de sa- » a
lo perfecto. Poique en lo que de imperfecto se
42 Santo Tomás de Aquino II de d i c i e m b r e 43
fección de la gloria, a la cual debe finalmente El sacramento de !i divina Encarnación fué de-
ser llevada la naturaleza humana por el Verbo seado por los santf^ Patriarcas. Así se lee en
encarnado, tendrá lugar al fin del mundo. tAgeo (II, 8): Vendrá el deseado de todas las
2o) Esta misma conclusión aparece si se consi- •gentes. Y San Agustín: "Sabían los santos Pa-
dera el efecto de la salvación humana, pues como triarcas antiguos nne Cristo había de venir, y
se dice: En poder del dador está el cuando y el todos los que vivían piadosamente decían: ¡Oh..
cuanto quiera compadecerse. Vino, pues, Cristo jísi ese nacimiento se cumpliese mientras vivo! ¡Oh,
cuando juzgó que debía venir, y sería grato su si viese con mis propios ojos lo que creo scpún
beneficio; porque cuando comenzó a perderse en- las Santas Escrituras!"
tre los hombres el conocimiento de Dios, como Se pueden dar tres causas de ese ardiente deseo:
consecuencia del abatimiento del género humano, l 9 ) La miseria desbordante que sufrían. Por lo
y se alteraron las costumbres, entonces Dios eligió cual se dice en el Salmo (XVII, 7, 8): En mi
a Abraháh, para renovar en él el conocimietno tabulación invoqué al Señor. .. y oyó desde su
de Dios y de las costumbres; y como luego se templo santo mi voz; esto debe entenderse, según
debilitase el respeto que les era debido, Dios la Glosa, de la humanidad de Cristo que había
envió por medio de Moisés la ley escrita; y como _e Ve*iir, y en cuya encarnación alcanzamos el
los gentiles la despreciasen y rehusasen someterse .efecto de la oració- v e n el Éxodo (TV, 19.v
a ella, y los que la habían recibido no supiesen *#-Uégote, Señor, que invies al que has de enviar.
observarla, movido el Señor a misericordia, envió ["•Wa la aflicción a*" -v pueblo; como has düilr-,
a su Hijo, el cual, concedida a todos la remisión t?r y áranos. Donde .se advierte que la aflicción
de los pecados, los ofreció justificados a Dios ; j liberación del pueblo israelita fueron figura de
Padre. Mas, si este remedio se hubiera diferido ;- aflicción y liberación de todo el género hu-
hasta el fin del mundo, hubiérase borrado total-
13 d e diciembre 45
44 Santo Tomás de Aquino
1
mide por su participación en el Verbo de Dios,
como el discípulo se instruye en la medida en 15 de diciembre
que recibe la palabra del maestro. Por eso se lee NINGÚN MÉRITO PRKCEDIÓ A LA UNIÓN DEL Vi-IvüU
en el Eclesiástico (I, 5): La fuente de la sabiduría I. Por lo que toca al mismo Cristo, es evidente
es el Verbo de Dios en las alturas. Así, pues, fué que ninguno de su¡, méritos pudo preceder a ia
conveniente, para la perfección consumada del ijifiión hipostática; pwrque no admitimos que
hombre, que el Verbo de Dios se uniese personal- ¡antes fuese puro h^ubre, y después, por el Cie-
mente a la naturaleza humana.
lito de su buena v.\>.., obtuviera el ser Hijo de
29) La razón de esta conveniencia puede to-
¿píos, como supuso W>LÍIIO; sino que decimos que
marse del fin de la unión hipostática, que es la
salvación de los que han sido predestinados a la Sesde el principio de su concepción aquel hom-
herencia celestial, la cual pertenece únicamente |j>re fué verdaderas :aLc Hijo de Dios, pues nu
a los hijos, según aquello de la epístola a los Ro- pnseía otra hipóstasi;, que ia del Hijo de Dios, t,r.-
manos (VIII, 17): Y si hijos, también herederos. S§ún la palabra de Shu Lucas: Lo santo, que .-ia-
Por lo cual fué conveniente que por aquel que es Werá de ti, será lia lo Hijo de Dios. (Lut. x,
Hijo natural comunicase a los hombres una ima- fp.) Por consiguiente toda operación de aquel
gen de su filiación por la adopción divina, como pombre siguió a la unión. LuegO' ninguna acción
dice el apóstol: Porque los que conoció en su | u y a pudo merecer la unión.
presciencia, a éstos también predestinó para ser
|í•••II. Tampoco las acciones de otro hombre pu-
hechos conformes a la imagen de su Hijo.
(VIII, 29.) l|cueron merecer de condigno esta unión.
39) Puede también sacarse otra razón de con- í¿, -*°) Porque las obras meritorias del hombre se
veniencia por parte del pecado del primer hom- S°rdenan propiamente i la bienaventuranza, que
bre, al cual venía a remediar la encarnación. El ¡ P el premio de la *"v*ud y consiste en el ¿ •
primer hombre había pecado al ambicionar la | j ¡ i o de Dios; mas ••• unión de la encarna.. <• 'a,
ciencia, como lo prueban las palabras de la ser- |güe se realiza en el r"~ personal, traspasa la Ui ' '••.
piente, al prometer al hombre la ciencia del Jtel alma bienaventurada con Dios, la cual se o.,..-
bien y del mal. Fué, por ello, conveniente que |» a por el acto del que la disfruta; y por eso esta
fuese conducido a Dios por el Verbo de la verda- S ^ m 1 n ° P u e d e s e r objeto del mérito.
< ) Porque la gra-^1 r>o puede caer bajo el r„ó
Í !*• ' pues el principio del merecimiento no es
50 S a n t o Tonaás de Aqniño 16 d e d i c i e m b r e 51
objeto del mismo, y por tanto tampoco la misma no es inefable amor de caridad que Dios, para
gracia, que es principio de mérito. Luego, mucho' redimir al siervo, haya entregado al Hijo, al suyo,
menos cae la encarnación bajo el merecimiento, consubstancial a Él propio, su Hijo por natura-
;>
ya que es principio de la gracia, como dice San leza y no adoptivo?"
Juan (I, 17): La gracia y la verdad fué hecha por. Unigénito y no uno entre muchos, le envió
Jesucristo: Dios Padre, es decir: Él, tan grande, a los que
somos tan pequeños; al mundo, para salvar al
3o) Porque la encarnación de Cristo repara
mundo; para que vivamos, nosotros que estába-
toda la naturaleza humana, y por eso no cae bajo mos muertos, resucitados por él. Así se lee en la
el mérito de u n hombre singular, pues el bien dé ;" epístola a los de Éfeso: Por la extremada caridad
un individuo no puede ser causa del bien de con que nos amó, aun cuando estábamos muertos
toda la naturaleza. ; •v, por los pecados. ,"-*.«• dio vida juntamev ¡'t con
Sin embargo, ex congruo1 merecieron los santos f Cristo. (Eph., II, 4 ñ.)
Padres la encarnación al desearla y pedirla. Pue
V Cuatro razones riny por las cuales el don úebe
era conveniente' que Dios escuchase a los que 1 •';' ser grato y bien recibido.
obedecían. j . 1?) Por parte del donante; cuando el que da,
Se dice que la Bienaventurada Virgen merecí :• da con gran amor y dilección. Por lo cual a veces
llevar al Señor de todo, no porque mereciera qu "• más se estima el afecto del dador que lo qu.- da.
éste se encarnase, sino porque mereció, por 1 ; Ciertamente esta ctáoiva nos fué dada por la má-
gracia que le dio el Señor, un grado tal de pi xima dilección o caridad del Padre. Éste es el
reza y santidad, que pudiese ser dignamente 1 motivo expresado eu el texto: En esto se demos-
Madre de Dios. /•,'tró la caridad de Dios.
(3*, q. II, a. XI ; | 2$) Por parte del don, o sea, de Aquel que es
t enviado; porque cuando el don es grande y pre-
16 de diciembre i cíoso, tanto mejor debe ser recibido y agradar.
i?'- Ciertamente, el don que se nos hizo fué el má-
EL DON DEL HIJO DE DIOS EN LA ENCARNACIÓN ; X xrrno, como se indica en las palabras: a su Hijo
b. unigénito.
En esto se demostró la caridad de Dios hac. | 3?-) Por parte del que recibe el don, cubrid o
nosotros, en que Dios envió al mundo a su Hij¡ í- aquél a quien se <•' , está muy necesitado .¡.-j .1.
unigénito, para que vivamos por él. (I, Joa "• Ciertamente necesita hamos mucho tal du.u. el
IV, 9.) ¿ cual había de resucitarnos, porque estábamos
En esto, como en signo cierto, se demostró ; huertos; lo cual se xpresa, cuando se dice- ¿.'ura
caridad de Dios en nosotros, esto es, se demos ; que vivamos por él.
para con nosotros; en que. . . envió a su Hijoy[ t 4?-) Por parte de la persona encargada de trans-
no a un siervo. San Gregorio dice: "¿Por venr mitir el don. Porque alguna vez el don adqviere
52 Santo Tomás de Aquino 17 d e diciembre 53
valor especial de la gracia personal del mensajero; Este modo de hablar conviene también para
como nos agrada recibir un don de manos de una insinuar cuál es la causa motriz de la Encarna-
hermosa joven. Y así debe sernos grato recibir ción del Verbo. Esa causa no pudo ser otra que
el don de Dios por medio de la Virgen inmacula- el amor de Dios al hombre, a cuya naturaleza
da y llena de gracia; lo cual dejan entender aque- quiso unirse en unidad de persona; y como en
llas palabras: Dios •envió a su Hijo, pues consta Dios, el Espíritu Santo es quien procede por vía
que lo envió por medio de la Virgen, como dice de amor, sigúese que es conveniente atribuir al
el Apóstol: Envió Dios a su Hijo, hecho de una Espíritu Santo la obra de la Encarnación.
mujer. {Gal., IV, 4.) También es coraún en la Sagrada Ese:'llura
(In Iam Joan., IV.) atribuir toda gracia al Espíritu Santo, porque
todo don gratuito parece proceder del amor del
donante; y como ninguna gracia mayor fué dada
17 de diciembre al hombre que la de la unión a Dios en la perso-
APROPIACIÓN DE LA ENCARNACIÓN
na, convenientemente se atribuye esta obra al
Espíritu Santo.
AL ESPÍRITU SANTO
(Contra Gentiles, lib. IV, cap 4G.)
El Espíritu Santo vendrá sobre ti. (Luc. I, 35.)
II. En toda acción que realiza un efecto crea-
I. La formación del cuerpo de Cristo, que fué do, resplandece ?Vuna apropiación a las perso-
llevada a cabo por la virtud divina, se atribuye nas divinas, como en la Encarnación, según San
convenientemente al Espíritu Santo, aunque es Juan Damasceno, se destacan la bondad, la sabi-
comúnta toda la Trinidad. duría y el poder de Dios; la bondad, porque Dios
Esto se armoniza con la Encarnación del Ver- no despreció la debilidad de su criatura; el poder,
bo; porque así como nuestra palabra, concebida porque unió cosas infinitamente distantes; la sa-
en la mente, permanece invisible, pero se hace biduría, porque encontró el modo más convenien-
perceptible exteriormente por la voz, del mismo te de realizar lo que parecía imposible. Sin em-
modo el Verbo de Dios, según la generación eter- bargo cada operar-ón se apropia mejor a una
na, existe invisiblemente en el corazón del Padre, persona, según que el atributo de esa persona se
y se nos ha hecho como visible por la Encarna- manifieste más evidente.
ción. Por lo cual la Encarnación del Verbo de Ahora bien, cv "''o un don sea más ÍP J ' ; V í do
Dios es como la expresión vocal de nuestro verbo y exceda al merec miento de la criatura, ¡into
mental. Y la expresión vocal de nuestra palabra más manifestará h' gracia y la bondad de Dios.
interior se hace por nuestra espiración, de la cual * tal es la obra •'" la Encarnación, por o se
a
se forma la voz de nuestro verbo, de ahí que se propia al Espirita Santo, que es principio de la
diga justamente que el Espíritu Santo formó el gracia.
cuerpo del Hijo de Dios. Es verdad que o! poder se atribuye al Padre,
18 d e diciembre 55
54 Santo Tomás de Aquino
pero debemos advertir que, aun cuando el poder llamado Hijo de Dios, y así darás a luz sin dolor.
resplandezca en la Encarnación, sin embargo más Porque llevó el precio de la redención, como
brilla en ella la bondad; pues el poder está en la 'se leen los Números (XX, 6): Señor Dios, oye el
obra, mientras que la bondad está en el fin de iclamor de este pueblo, y ábreles tu tesoro, una
ella, y el fin es la causa de las causas; por lo cual • fuente de agua viva, para que, saciados, tenga fin
de éste debe tomarse principalmente la denomi- su murmuración. Y apareció la gloria del Señor
nación. sobre ellos.
(3, Dist., 4, q. única, a. 1.) Porque se benefició de todos los estados, pues
tuvo la integridad de las vírgenes, la fecundidad
íde.las esposas y la castidad de los continentes.
18 de diciembre / Finalmente porque María será siempre bende-
cida por todos y proclamada bienaventurada, co-
EN LA FESTIVIDAD DÉ LA EXPECTACIÓN DEL PARTO jjilfoo dijo ella misma (Luc, I, 48): Me dirán bien-
DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA aventurada todas his generaciones.
(Serm., XLVi.)
Bienaventurado el vientre que te trajo. (Luc,
XI, 27.) '•19 de diciembre
Por muchas razones se dice bienaventurado el
vientre de la'Santísima Virgen. LA PENITENCIA
Porque llevó al que en sí mismo es sumamente
bienaventurado, como dice el Apóstol: El bien- Haced penitencia, porque se ha acercad" el
aventurado y solo poderoso, el Rey de los reyes. '•reino de los cielos. (Matth., III, 2.)
(I Tim., VI, 15.)
Luego, porque María ha gozado de bienaven- I. Haced penitencia. San Juan Bautista anun-
turanza suprema y Trinitaria, pues fué esposa del cia con esto una nueva vida, como dice San Agus-
Padre, madre del Hijo y morada del Espíritu t í n : "Quien es dueiío de su voluntad, no puede
Santo, conforme a aquello: Salve madre de pie- • incoar una nueva vida, si no se arrepiente de la
dad y noble triclinio de toda la Trinidad. jvida pasada."
Porque concibió sin corrupción. Por eso San Juan invita, primero a la penií?"-
Porque lo llevó sin trabajo. ¿•C1a, y luego anun'< <>¡ salvación: se ha acc • j ~
Porque lo dio a luz sin dolor. M reino de los cie¡ , virilismo haced pen"
Acerca de esto dice San Lucas: El Espíritu San- •PQrque por ella se L-o-nza el perdón de lo-; J
to vendrá sobre ti, y por tanto concebirás sin dos. Y San Juai; ;..;óstoix).o dice: "Naca 1
dolor ni corrupción; Y te hará sombra la virtud ttijo de Dios, «.-, v,- Dios un predicaí";
del Altísimo, y por consiguiente lo llevarás sin abundo."
trabajo; Y por eso lo Santo que nacerá de' ti será •iJebe advertirse que una cosa es hacer pernf.cu-
56 Santo Tomás de Aquino 19 d e d i c i e m b r e 57
cia y otra arrepentirse. Se arrepiente el que llora cielos, porque está constituida al modo de la
los pecados y se aplica a no cometer lo que es Iglesia celestial.
digno de llanto. Todo el sentido y fuerza de la 4o) Llámase, por último, reino de los cielos la
palabra arrepentirse es el propósito firme de la; corte celestial: Vendrán muchos de Oriente y de
voluntad. Arrepentirse quiere decir: no comete Occidente, y se asentarán con Abrahán, Isaac y
lo que es digno de llanto, está resuelto a no co- Jacob en el reino de los cielos. (Matth., VIII, 11.)
meter pecados; pues esto es esencial al arrepenti- Antes de San Juan sólo se hacía mención del
miento. Mas "hacer penitencia" es satisfacer por reino de los Jebuscos (Ex., III, 8, 17), pero ahora
los pecados, como dice el Evangelio (Luc. III, 8): \ se promete a su ¿¿\L5ia el reino de los ciel
Haced, pues, frutos dignos de penitencia. Aquí (In Matth., III.)
se trata de la penitencia después del bautismo.
Por lo que dice San Pedro (Act., II, 38): Arre-
pentios, en el sentido de una preparación para^ 20 de diciembre
conseguir la salvación.
FRUTOS DIGNOS DE PENITENCIA
II. Se ha -acercado. Nunca en la Escritura del s
Antiguo Testamento se encuentra una promesa ¡ ¿Quién os ha ¿ajenado a huir de la. ira veni-
del reino de los cielos. San Juan Bautista es el dera? Haced, pu.es, ¡ruto digno de penitencia.
primero que lo anuncia, como corresponde a su . (Matth., III, 7, ••.;>
dignidad.
El reino de los cielos se entiende de cuatro ma-\ I. Dos motivi>o Inducen a la penitencia. ¿I re-
ñeras: '; conocimiento del pecado propio y el temor del
I o ) Algunas veces se entiende de la presencia i juicio de Dios. Por el temor del Señor todos se
de Cristo en nosotros por la gracia: El reino de desvían del, mal (Prov. XV, 27), y Tened enten-
Dios está dentro de vosotros. (Luc, XVII, 21.) .• dido que hay juicio (Job, XIX, 29). San Ambro-
Se dice reino de los cielos, porque el estado de sio y San Juan Crisuatomo lo entienden dei juicio
gracia es en nosotros el camino del reino celestial. futuro. ¿Quién os ¡¿a. enseñado a huir d d mal?,
2o) Otras veces significa la Sagrada Escritura. > como si dijese: nai-'C- sino solo Dios. Muéstranos,
En este sentido dice San Mateo (XXI, 43): Qui- • Señor, tu misenctjuua, y danos tu salud. (¿sal,
tado os será el reino de Dios, es decir, la Sagrada ¡ LXXXIV, 8.)
Escritura. Y se llama reino porque es la ley que | ¡ ^ ^ a b a n ° Mam. .-. ...xplica del futuro, tuci-_-iuo:
conduce al reino. IKi: Es bueno que hap-ais penitencia, pues de i<- •;on-
3<?) A veces se aplica también a la Iglesia m i - 1 ^ tr.ino ¿quién os .. sc,;.ará a huir de la iru-. . ..n
litante: El reino de los cielos es semejante a una j^a** elsalmo CXXX.xxx, 8 se dice: ¿Adonde ¡,<- esca-
red que, echada en el mar, allega todo género de ' paré de tu Espíritu, y adonde huiré de tu t>re-
peces. (Matth., XIII, 47.) Y se llama reino de los ' sencia?
20 d e d i c i e m b r e 59
58 Santo Tomás de Aquino
La ira de Dios debe entenderse aquí, no del ¡pecaste? No añadas otra vez; mas ruega por las
culpas antiguas que te sean perdonadas. Como
sentimiento interior, sino del efecto de esa cólera,
i de la vista de la serpiente, huye de los pecados.
esto es, de la venganza.
Entre los que no quieren arrepentirse, unos lo (Eccli. XXI, 1.)
hacen porque no creen en el juicio de Dios. A El tercero consiste en poner tanto empeño en
éstos se dijo: No digas: Bastante tengo para vivir obrar bien cuanto antes se puso para pecar: Co-
(Eccli., V, 1), y Huid, pues, de la vista de la espa- mo para maldad ofrecisteis vuestros miembros
que sirviesen a la inmundicia y a la iniquidad,
da, porque espada hay vengadora de iniquidades.
así para, santificación ofreced ahora vvestros
(Job., XIX, 29.) Otros, porque se fían en la dila-
X- miembros, que sirvan a la justicia. (Rom., VI,
ción de la justicia. A éstos se dice: No tarda el
19.)
Señor su promesa, como algunos lo piensan; sino
que espera con paciencia por amor de vosotros, no (In Matth., III.)
queriendo que ninguno perezca, sino que todos
se conviertan a penitencia. (2?- Petr., III, 9). San 21 de diciembre
Juan excluye ambos motivos, diciendo: Porque
ya está puesta la segur (Math., III, 10), como si LA VOZ QUE CLAMA EN EL DESIERTO
dijese: no tardará.
II. Haced,-pues, fruto digno de penitencia. En Yo soy voz de i "•>"- clama en el desierto: En-
el árbol los frutos siguen a las flores; y si a las aderezad el camino <?<>l Señor (Juan.. I, 23).
flores no siguen los frutos, el árbol nada vale. La | Juan se llama / mismo voz, porque 'a vo7.
flor de la penitencia se muestra en la contrición, ¡ves por su origen pnsierior a la palabra interior,
pero el fruto reside en la ejecución: Mis flores i pero es anterior en el conocimiento. Porque por
son frutos de honor y de riqueza. (Eclesiástico, j la voz conocemos el verbo concebido en el alma,
XXIV, 17). Y debe notarse que uno es el fruto yya que aquélla es signo de éste. Dios envió al
de la justicia y otro el de la penitencia; pues se ..; precursor Juan parn que anunciase a su Vcibo
exige más del penitente que del que no peca. j concebido desde" un.U eternidad; y por esc -de-
El fruto digno de penitencia es triple. I.cadamente dic^- v>~- soy voz. Del que clama,
e
El primero es castigar en sí el pecado cometido, _sto es, de Juan Ü1 .:lama y predica en :1 -.¡e-
: sierto, o de Crisív •• clama en él. Y cla^i? >»•
y esto por sentencia del sacerdote: Despxiés que
uatro motivos:
me convertiste, hice penitencia; y después que me
l 9 ) El clamor - n a manifestación; y " ^ ¡o
mostraste, herí mi muslo (Jer., XXXI, 19), es ¿tanto clama paj, ._, jotrar que Cristo í .
decir, afligí mi carne. •Manifiestamente ¡. ; ; , an y en sí mismo* n '
El segundo es huir de los pecados y de las oca- ¿ultimo grande d°o de la fiesta estaba allí je.rus.
siones de pecado. Por lo cual se dice que satisfa- $ o-ccia en alta v• ~ ¿! alguno tiene sed, v?r:iu a
cer es destruir las causas de los pecados: Hijo,
22 d e d i c i e m b r e 61
60 S a n t o T o m á s de Aquino
mi, y beba. (Joan., VII, 37.) En los profetas no Aquí anuncia el profeta tres cosas referentes
clamó, porque las profecías fueron entregadas al nacimiento de Cristo, a saber: el principio
del nacimiento, el mismo nacimiento del que es
en enigma y en figuras. dado a luz y del fruto de ese nacimiento.
29) El clamor se dirige a los que están lejos.
Los judíos estaban alejados de Dios, por eso
I. El principio es triple.
era necesario que clamase. Has alejado' de mí
El primero es el cielo que destila el rocío,
al amigo' y al pariente. (Psal., LXXXVII, 19.) como principio efectivo, es decir, la operación
30) Clama porque estaban sordos: ¿Quién es de las tres Persona:, por lo cual se d i c r:~los
el sordo, sino mi siervo? (Is., XLII, 19.) en plural. El Padre enviando al Hijo; e.' Hijo
4o) Clama, porque habla indignado, pues ellos tomando carne; -1 Espíritu Santo realiza Ir la
merecieron la ira de Dios: Entonces les hablará concepción en Mana.
Él en su ira. (Psal, II, 5.)
El segundo p>i.,._jpio es la nube que nueve,
Del que clama en el desierto, vive en el desier-
que es el prinr ; niV de preparación en _1 -ua!
to, para estar inmune de todo pecado, y para entra el ministe v ' v •••••";1 ángel anunciador- '-"o-es
ser más digno de dar testimonio de Cristo, y nube por tu sut'i-ia (Psal., CIII, 3).
para que su misma vida fuese para los hombres El tercer principio ^s la tierra fecunda, que r\s
u n testimonio más digno de crédito. el principio de iü concepción, a saber, la Bien-
Pero ¿que es lo que clama? Enderezad el aventurada Virr-.r.. '.¡e la cual se dice: ."•-' :,•-:.< >ra
camine del S'eñor. El camino preparado y ende- tierra producirá <v fruto (Fsal., LXXX T V J.3),
rezado para recibir a Dios es el camino de la y cuyo corazón se abrirá para recibir el priv : V~'o
justicia, según aquello de Isaías: La senda del de la gracia: Nc temas, María, porque ha:; ha-
justa es derecha (Is., XXVI, 7). llado gracia. (Liic, I, 30.) Su entendimiento se
Porque entonces la senda del justo es recta, abrirá para creer las palabras del ángel; y su seno
cuando todo el hombre se somete a Dios, esto para concebir al Hiio de Dios.
es, su inteligencia por la fe, su voluntad por el
amor, y sus acciones por la obediencia. II. El nacimitiiio se compara al rocíu, a la
(In Joan., I.) lluvia y al germen; porque Cristo es rocíe para
refrigerar, como i.a nube de rocío en el dio. de la
mi
™- (Is., XVI? 1 • Es lluvia para fe •• '-r:
22 de diciembre
Descenderá com m lluvia sobre el vt.'úi.rrto.
EL ROCÍO CELESTIAL
(ps<d:, LXXI, 6.- "• -emo del cielo desá-••>•- Ja
Lluvia, y la niev~ iva se vuelve' más ai „.-. d;¡o
Cielos, enviad rocío de lo alto, y las nubes que embriaga la •'•••ri. y la baña, y la h- L--^
lluevan al justo: ábrase la tierra, y brote al Sal- Q-ucir, y da simie-i¡~ ••?/ que siembra, y pan ' r-*i.e
come; üsí será mi palabra, que saldrá de ni '•• ra;
vador. (Is., XLV, 8.)
62 Santo T o m á s de Aquino 23 d e d i c i e m b r e 63
no volverá a mí vacía, sino que hará cuanto yo por los Ángeles. Por lo cual dijo el ángel a Juan
quise y será prosperada en aquellas cosas a que que quería adorarlo: Guárdate, no lo hagas, por-
la envié (Is., LV, 10, 11). Es por último germen que yo siervo soy contigo (Apoc, XXII, 9). Y el
para fructificar: Y levantaré para David, un pim- Papa San León dice: Reconoce, oh cristiano, tu
pollo justo. (Jer., XXIII, 5.) dignidad, y hecho partícipe de la naturaleza di-
vina, no vuelvas a la. antigua vileza con una vida
III. El fruto del nacimiento de Cristo es la . degenerada.
justicia, que nace con él de tres maneras: ya la 2?) Adopción de los hijos. Envió Dios a su
que cumplió con la obra: Porque así nos convie- Hijo para que recibiésemos la adopción de hijos.
ne cumplir toda justicia (Matth., III, 15); ya la (Gal, IV, 4, 5.) San Agustín dice: "El Hijo de
que enseñó con las palabras: Yo soy el que hablo\. Dios se hizo hijo del hombre para hacer a los
justicia, y el que combato para salvar (Is.,\ hombres hijos de Dios." Y en otro lugar: "El hijo
LXIII, 1); ya la que dio como dádiva: El cual ¡ único hizo muchos hijos de Dios. Pues compró
.para nosotros ha sido hecho por Dios sabiduría, > para sí a los hermanos con su propia sangre;
y santificación, y justificación, y redención; para reprobado, rehabilitó; vendido, redimió; injuria-
que como está escrito: El que se gloria, gloríese' do, honró; ajusticiado, vivificó; sin duda alguna
en el Señor. (I, Cor. I, 30, 31.) te dará sus bienes el que no desdeñó recibir de
(In Is., cap. 45.) ti males."
Debe advertirse que la filiación adoptiva es
una especie de semejanza de la filiación natu-
23 de diciembre ral. El Hijo de Dios procede naturalmente del
Padre como Verbo intelectual, siendo uno con
CUATRO UTILIDADES DE LA ENCARNACIÓN el Padre.
Ahora bien, la criatura es asimilada al Verbo
Las utilidades de la Encarnación del Señor eterno según la unidad que él tiene con el Padre,
son cuatro. la cual se verifica por la gracia y la caridad.
1^) Exaltación de la naturaleza humana. Por lo cual el Señor pide al Padre: Ruego que
¿Quién me dará, se lee en el Cantar de los Can- también sean ellos una cosa en nosotros, así como
tares, que te halle fuera? (VIII, 1.) La Glosa co- tú, Padre, en mí, y yo- en ti (Joan., XVII, 21).
menta así: dentro estaba el amado, cuando en Esta semejanza perfecciona la adopción porque
el principio era el Verbo; fuera, cuando el Verbo de ese modo se debe la herencia a los asimi-
se hizo carne. Para que te bese, es decir, para • lados.
que te vea cara a cara, y te hable de boca a boca; 3?-) Refección interna del alma. Dice San Agus-
y ya nadie me desprecie, la Glosa añade: después tín: "Para que el hombre comiese el pan de los
que vino Cristo infundiendo a los suyos el es- Ángeles, se hizo hombre el creador de los Án-
píritu de libertad; entonces la Iglesia es honrada geles." Y San Bernardo: "El maná descendió del
64 Santo Tomás de Aquino 24 d e d i c i e m b r e 65
cielo, alégrense los hambrientos." Sobre las pa- esta visión podía parecer imposible a causa de
labras del Evangelio: Echado en un pesebre la infinita distancia de las naturalezas. Mas por
(Luc, II, 12) dice la Glosa: para saciarnos con el hecho de que Dios ha querido unir a sí mis-
el trigo de su carne. mo la naturaleza humana, se demuestra eviden-
4?) Acrecentamiento de la bienaventuranza. tísimamente a los hombres que el hombre puede
Quien por mi entrare, será salvo; y entrará, y sal- unirse a Dios por su inteligencia en una visión
drá, y hallará pastos {Joan., X, 9). Y San Agus- inmediata. Fué por lo tanto muy conveniente que
tín añade: "Dios se hizo hombre, para hacer bien- Dios tomase la naturaleza humana para acrecen-
aventurado al hombre, para que el hombre se tar la esperanza del hombre en la bienaventuran-
entregase totalmente a Él, para que el hombre za. Por ello, después de la Encarnación, comen-
le diese todo su amor, y al verle en carne con los zaron los hombres a aspirar más intensamente a
sentidos corporales, los sentidos del alma le vie- la bienaventuranza. Con razón se lee en San
ran por la contemplación de la divinidad. Y aquí Juan: Yo he venido para que tengan vida, y para
está todo el bien del hombre, ya entre, ya salga que la tengan en más abundancia. (Joan., X,
(que nazca o muera), encontrará pastos en su 10.)
Creador; fuera, en la carne del Salvador; dentro, 2*?) Como la perfecta bienaventuranza consiste
en la divinidad del Creador." en un conocimiento tal de Dios que excede la
(De humanit. Christi.) capacidad de todo entendimiento creado, fué ne-
cesario que existiese en el hombre cierta antici-
pación de aquel conocimiento que se ordenase
24 de diciembre a la plenitud del conocimiento bienaventurado,
lo cual tiene lugar ciertamente por la fe; mas
LA ENCARNACIÓN ES UN AUXILIO PARA EL HOMBRE es necesario que sea ciertísimo el conocimiento
QUE TIENDE A LA BIENAVENTURANZA, por el cual el hombre se dirige al último fin,
porque es principio de todas las cosas que a ese
Si alguien considera diligente y piadosamente ultimo fin se enderezan.
los misterios de la Encarnación, encontrará tan- Fué por consiguiente necesario que el hombre,
ta profundidad de sabiduría, que sobrepasa todo para conseguir la certeza de la verdad de la fe,
conocimiento humano. Y ocurre que cuanto más fuese instruido por el mismo Dios hecho hombre,
a
medita en ellos con piedad, más razones admira- fin de que percibiese a la manera humana la
bles se descubren en este misterio. instrucción divina. Y así vemos, después de la
Consideremos, pues, cómo la Encarnación de •encarnación de Cristo, que los hombres se ins-
Dios es un auxilio eficacísimo para el hombre truyen con más claridad y certeza en el conoci-
que tiende a la bienaventuranza. miento divino, conforme a aquello de la Escri-
19) La perfecta bienaventuranza del hombre ura: La tierra está llena de la ciencia del Señor.
consiste en la visión inmediata de Dios. Pero (&•, XI, 9.)
66 Santo Tomás de Aquino 24 d e d i c i e m b r e 67
3o) Supuesto que la perfecta bienaventuranza infalible, pues sabemos que aun varones santísi-
consiste en el goce de Dios, fué necesario que mos han faltado en algunas cosas.
el afecto del hombre se dispusiese al deseo de Luego fué necesario al hombre, para confir-
ese goce divino; así como vemos que en el hom- marse en la virtud, que recibiese del Dios hu-
bre reside el deseo natural de la felicidad, y que manizado doctrina y ejemplos de virtud.
el deseo del goce de alguna cosa es producido por (Contra Gentiles, lib. 4, cap. 54.)
el amor a dicha cosa, del mismo modo fué nece-
sario llevar hacia el amor divino al hombre que
se dirige a la bienaventuranza perfecta. Nada nos
lleva tan intensamente a amar a alguno como la
experiencia del amor que aquél nos profesa. Mas
el amor de Dios al hombre no pudo mostrarse
de modo más eficaz que habiendo querido unirse
en persona al hombre. Porque es propio del amor
unir al amante con el amado, en cuanto es po-
sible. Fué por consiguiente necesario, al hombre
que se dirige a la bienaventuranza perfecta, que
Dios se hiciese hombre.
Además, como la amistad consiste en cierta
igualdad, no parece que puedan unirse en amis-
tad seres que son muy desiguales. Pero para que
fuese más familiar la amistad entre el hombre
y Dios, fué conveniente que Dios se hiciese hom-
bre, porque también el hombre es naturalmente
amigo del hombre; y así, conociendo visiblemente
a Dios, somos arrastrados al amor de lo invisible.
4o) Es evidente que la bienaventuranza es pre-
mio de la virtud; luego es conveniente se dis-
pongan con las virtudes los que se dirigen a la
bienaventuranza. A la virtud se nos incita con
las palabras y los ejemplos; los ejemplos y las
palabras de alguno tanto más eficazmente llevan
a la virtud, cuanto se tiene una opinión más.
firme de la bondad de él; pero de la bondad de
ningún puro hombre puede tenerse una opinión :
25 de diciembre 69
dona fácilmente? Y si no tenemos pecado grave, para que, padeciendo y muriendo así, satisfi-
podemos ser reconciliados con poco. He dicho ciese por nosotros y quitase el pecado.
con poco, pero no sin penitencia." Y así como 3o) Porque poseyendo carne pasible y mortal
se manifestó su bondad sobre toda esperanza, nos dio ejemplos más eficaces de virtud, al su-
así podemos esperar también, más de lo que perar con fortaleza los sufrimientos de la carne
pensamos, parecida benevolencia de juicio. y al usar de ellos virtuosamente.
(De Humanitate Christi.) 4o) Porque somos alentados a la esperanza de
la inmortalidad, pues del hecho de haber pasado
í' del estado de carne pasible y mortal al de la
26 de diciembre •• impasibilidad e inmortalidad de la carne, po-
1
demos esperar lo mismo para nosotros, que lleva-
CRISTO NACIÓ PASIBLE Y MORTAL
mos carne pasible y mortal. Pues si desde el
principio hubiese tomado carne impasible e in-
Dios envió a su Hijo en semejanza de carne mortal, no tendríamos motivo para esperar la
inmortalidad, sintiéndonos mortales y corrupti-
de pecado. (Rom., VIII, 3.) bles.
No fué conveniente que Dios tomase carne im-
pasible e inmortal, sino más bien pasible y mor- Y, además, el oficio de mediador exigía que
tal. tuviese de común con nosotros carne pasible y
I o ) Porque era necesario que los hombres co- mortal, y que tuviese de común con Dios el
nociesen el beneficio de la Encarnación, para poder y la gloria; para que, quitando de nosotros
lo que tenía de común con nosotros, es decir,
que se inflamasen en el amor divino; y era
í los padecimientos y la muerte, nos condujese a
necesario para manifestar la verdad de la Encar- Í lo que tenía de común con Dios; pues fué me-
nación, que tomase una carne semejante a la : diador para unirnos a Dios.
de los demás hombres, a saber, pasible y mortal.
Pues si hubiese tomado una carne impasible e (Contra Gentiles, lib. 4, cap. 55.)
inmortal, habría parecido a los hombres, desco-
nocedores de tal carne, que era un fantasma y 2/ de diciembre
no una carne verdadera.
2o) Fué necesario que Dios tomase carne para i' SAN JUAN EVANGELISTA
satisfacer por el pecado del género humano, pues
sucede que uno satisface por otro; mas la pena Uno de sus discípulos, al cual amaba Jesús,
que sigue al pecado del género humano es la e
staba recostado a la miesa en el seno de Jesús
muerte y los demás padecimientos de la vida pre- * Qoan., XIII, 23.)
sente. Fué por lo tanto necesario que Dios to- :
Este discípulo es San Juan Evangelista, que
mase carne pasible y mortal, pero sin pecado¿ • abla de sí mismo como de otra persona para
72 Santo Tomás de A q u í no 27 d e d i c i e m b r e 73
evitar la jactancia, y para seguir la norma de penetró los arcanos de la divinidad más profun-
otros escritores de las sagradas Escrituras. Pues damente que los demás, por lo cual es comparado
también Moisés usa de este modo cuando habla al águila. Es acepto al rey un ministro entendido,
de sí en sus libros, como de otro, diciendo: Ha- se lee en los Proverbios (XIV, 35).
bló el Señor a Moisés. Igualmente San Mateo: 39) Por el fervor ardiente de su amor a Cris-
Vio a un hombre sentado al banco, llamado Ma- to: Yo amo a los que me avian. (Prov., VIII,
teo. San Pablo dice: Conozco a un hombre. 17.)
(In Joan., XIII.)
I. San Juan dice tres cosas de sí mismo:
I o ) El amor que le hacía descansar en Cristo,
diciendo que estaba recostado, esto es, descansan- 28 de diciembre
do. Job dice en este sentido: Entonces en el
Todopoderoso abundarás de delicias, y alzarás a CUATRO UTILIDADES DEL NACIMIENTO DE CRISTO
Dios tu rostro (Job., XXII, 26), y el profeta Da-
vid: M& ha educado junto a un agua de refec- Un niño nos ha nacido para que imitemos su
ción, (Psal., XXII, 3.) pureza y su humildad; para que nos conmova-
2o) El conocimiento de ios secretos que el Se- ¡\ rnos por su amabilidad, para que tengamos con-
ñor le revelaba, especialmente para la redacción fianza en su mansedumbre.
de su Evangelio. Por eso dice que estaba recos- I o ) Nos ha nacido este niño en el sacramento
tado en el seno de Jesús. El seno significa el se- de la pureza. Por lo cual dice San Mateo (I, 21):
creto. Y en otro lugar dice: El Hijo Unigénito, Porque él salvará a su pueblo. Y San Bernardo:
que está en el seno del Padre, él mismo lo ha de- "He aquí a Cristo, que realiza la purificación
clarado. (Joan., I, 13.) \ de los delitos, he aquí que viene a purificar
3o) El amor especial con que Cristo lo amaba. nuestra miseria." Y San Agustín: " | O h infancia
Por eso dice: a quien amaba Jesús; no cierta- bienaventurada, por la cual fué reparada la vida
mente de manera exclusiva, sino que lo amó casi de nuestra especie I ¡Oh vagidos gratísimos y de-
con preferencia a los demás. leitables, por los cuales escapamos al crujir de
dientes y a los llantos eternos! ¡Oh felices paña-
II. Debe saberse que Juan fué más amado por i tes, por los cuales han sido limpiadas las sordi-
Cristo por tres motivos: deces de nuestros pecados!"
I o ) Por su pureza, pues fué elegido virgen por , Í 2v) N o s j j a n a c i ( j 0 p a r a ejemplo de humildad.
el Señor y permaneció siempre virgen. Por eso °r eso dice San Bernardo: "Pongamos empeño
n
se lee en los Proverbios: Quien ama la pureza, hacernos como este niño; aprendamos de él,
de corazón, por la gracia de sus labios tendrá ; que es manso y humilde de corazón, pues no
por amigo al rey. (XXII, 11.) ;:• ^ motivo Dios, que es tan grande, se ha hecho
2o) Por la sublimidad de su sabiduría, pues \ y Iru> pequeñito. Por lo cual es impudencia into-
74 Santo Tomás de Aquino
29 de diciembre
lerable que, habiéndose anonadado la majestad, 75
se hincha y se engría el gusanillo." al vómito del nerarlr. ^ i J ,
3o) Nos ha nacido para acrecentamiento de pidiere." P d
° ' Se J e dará
todo lo que
la caridad: Fuego viene a poner en la tierra. (Luc.
XII, 49.) Y añade San Bernardo: "El Señor gran- (De Humanitate Christi.)
de y digno de toda alabanza se Tha hecho niño y
amable. Un niño, dice, ha nacido. Porque él es B p 29 de diciembre
todo amable para nosotros; él es padre, hermano,
señor, servidor, recompensa y ejemplo." Y en otro
R:: ALUMBRAMIENTO DEL ALMA PENITENTE
lugar: "Cuanto menor se hizo en la humanidad,
tanto mayor se mostró en la bondad. Cuanto ma-
yor bondad nos ofreció, tanto más enciende K: En sentido místico podemos considerar que
nuestro amor." E§' el parto de la Bienaventurada Virgen María sig-
KL nifica el parto del alma penitente, como se dice
4o) Ha nacido para consuelo de nuestra espe- • p e n Isaías: De tu temor, Señor, concebimos y di-
ranza y seguridad. Por eso dice el Apóstol: Lle- K§ mos a luz espíritu de salud (de buenas obras).
guemos confiadamente al trono de la gracia, esto • f (XXVI, 18.) A este parto conviene místicamente
es, a Cristo, en el cual reina la gracia, a fin de wk el lugar del nacimiento de Cristo, es decir, Be-
alcanzar misericordia, es decir, perdón de los pe- ll" lén. Por ello dice San Bernardo: "Si tú eres
cados precedentes, y de hallar gracia para ser my también Belén por la contrición del corazón, de
socorridos a tiempo conveniente. (Hebr., IV, 16.) M modo que tus lágrimas sean tu pan de día y
Y San Agustín exclama: "Oh día dulcísimo del m de noche, y esta refección te proporciona alegría
nacimiento de Cristo, en el cual los mismos in- H continua (Belén se interpreta casa de pan), y si
fieles se mueven a compunción, y el impío se m eres Judá por la confesión y ciudad de David
siente conmovido por la misericordia, el arre- 1, P ° r Jas obras de satisfacción, nacerá Cristo en
pentido espera el perdón, el cautivo no desespera fe t\, y llenará de alegría tu corazón por la gracia
de la libertad, y el herido espera el remedio. I en el presente y por la gloria en el futuro."
En este día nace el Cordero que quita los peca- |, Pero debe advertirse que, después del parto de
dos del mundo; en su nacimiento se goza más j£ la penitencia, el alma penitente debe envolverse
dulcemente el que tiene la conciencia tranquila, |: con los pañales de la caridad contra la torpeza
y teme más profundamente el que la tiene mala; | ° e ' pecado, que consiste en el desorden interior
el que es bueno pide más amorosamente; el pe- I del alma; debe reclinarse por el amor de la hu-
cador suplica devotísimamente; dulce día y ver- |; mildad contra la soberbia, que es una aversión;
daderamente dulce para los penitentes, día que i 7 colocarse en el pesebre de la aspereza por una
trae consigo el perdón. Os prometo, hijitos, y j a n u e n c i a proporcionada contra el deleite del
estoy seguro de que, si alguno se arrepintiere \ pecado, que es una orientación al mal.
de corazón en este día, y no volviere otra vez
-^e lo primero se dice en los Proverbios: La
ear
i idad cubre todas las faltas (X, 12). Pero debe-
2 5 de e n e r o 125
]24 Santo Tomás de Aquino
ne una causa de un poder infinito de influencia, mismo: Estoy cierto de que ni muerte, ni vida. ...
se dice que posee sin medida aquello que él influ- nos podrá apartar del amor de Dios. (Rom., IX,
ye, de algún modo, infinitamente. Si alguno, por 38, 39.) Estuvo adornado de toda piedra preciosa,
ejemplo, poseyese una fuente que pudiera dar esto es, de todas las virtudes.
agua en cantidad infinita, se podría decir que También se deduce qué clase de vaso fuera por
tiene agua infinitamente y sin medida. Del mis- todo lo que derramó, pues enseñó los misterios
mo modo el alma de Cristo posee gracia infinita de la excelentísima divinidad que pertenecen a la
y sin medida, porque posee al Verbo unido a ella, sabiduría. Recomendó de modo acabado la cari-
el cual Verbo es principio infinito e inagotable dad, e instruyó a los hombres en las diversas vir-
de toda emanación de las criaturas. tudes.
Aquí se ve que la gracia de Cristo llamada ca-
pital es infinita en cuanto al poder de influencia. II. Los vasos están destinados de ordinario
Por lo mismo que posee el principio de efusión para conservar líquidos. Hay diversidad de vasos;
sin medida, de los dones del Espíritu Santo, re- unos son para el vino, otros para el aceite, y otros
cibió virtud de derramarlos sin medida, de modo para otros líquidos; así también los hombres han
que la gracia de Cristo basta, no sólo para la sido llenados de gracias distintas, como de diver-
salvación de algunos hombres, sino para los hom- sos licores.
bres del mundo entero, y aun de muchos mun- Mas este vaso, de que ahora se trata, estuvo lle-
dos, si existieren. no de licor precioso, es decir, del nombre de Cris-
(In Joan., III.) to, del cual se lee en los Cantares: Óleo derra-
mado es tu nombre. (Cant., I, 2.) Por eso se dice:
Para llevar mi nombre. (Act., IX, 15.) En efecto,
parece que San Pablo estuvo todo lleno de este
25 de enero nombre; pues su inteligencia estuvo llena de él,
según aquello: Yo no he creído saber algo entre
CONVERSIÓN DEL APÓSTOL SAN PABLO
vosotros, sino a Jesucristo. (I. Cor., II, 2.) Tam-
bién su corazón estuvo lleno de él, como se lee en
Éste me es wn vaso escogido para llevar mi la epístola a los Romanos: ¿Quién nos separará
nombre delante de las gentes. (Act., IX, 15.) del amor de Cristo? (Rom., VIII, 35.) Toda su
vida estuvo impregnada de él, por eso decía: Vi-
I. Qué clase de vaso pudo haber sido el Bien- vo, ya no yo, mas vive Cristo en mi. (Gal., II, 20.)
aventurado Pablo se deduce de lo que dice el
Eclesiástico: Como vaso de oro macizo, adornado
de toda piedra preciosa. (Eccli., L, 10.) Fué vaso III. En cuanto al uso, sabemos que todos los
de oro por el fulgor de su sabiduría. Y el oro de vasos tienen un destino más o menos honroso, o
aquella tierra es muy bueno. (Gen., II, 12.) Fué más o menos vil. Pero este vaso de que hablamos
sólido por la virtud de la caridad, como dice él fué destinado a un uso noble, pues es portador
126 Santo Tomás de Aquino 26 d e enero 127
oyen la ley, mas los hacedores de la sey serán justi- sus discursos, y se anunció a sí mismo. Pues Él es
ficados. (Rom., II, 13.) Y Santiago: Sed, pues, la palabra que habló, ya que habló de sí mismo,
hacedores de la palabra, y no oidores tan sola- como dice San Juan: Si yo doy testimonio de mí
mente. (Jac, I, 22.) mismo, verdadero es mi testimonio; porque sé de
Si alguno oyere mis palabras y no las guardare, dónde vine, y adonde voy. (Joan., VIII, 14.) Co-
no le juzgo yo. (Joan., XII, 47.) De dos maneras mo si dijese: Lo mismo que les he hablado y que,
puede decirse que alguien condena a otro; o como sin embargo, ellos despreciaron, eso mismo les
juez o como causa de condenación. Pues no sola- juzgará.
mente condena al homicida el juez que dicta la (In Joan., XII.)
sentencia, sino también le condena el mismo ho-
micidio perpetrado, que es causa de su condena-
ción. Así, pues, dice (Jesús): No' le juzgo yo, es 31 de enero
decir, no soy yo causa de su condenación, sino él
mismo. Por ello dice Oseas: Tu perdición, Israel, UTILIDAD DE MEDITAR LOS MISTERIOS DE CRISTO
de ti; sólo en mí está tu socorro. (Os., XIII, 9.)
Y esto, precisamente, porque no he venido a juz- He meditado en todas tus obras. (Psal., CLII,
gar al mundo, sino a salvar al mundo (Joan., 5.)
XII, 47), esto es, no he sido enviado para conde-
nar, sino para salvar. I. Las cosas de la Divinidad son por sí mismas
las que más excitan el amor y, por consiguiente,
II. El que me desprecia, y no recibe mis pala- la devoción, porque se debe amar a Dios siempre
bras, tiene quien le juzgue. (Joan., XI, 48.) Como sobre todas las cosas; pero la debilidad del espí-
si dijese: Los que no guardan mis palabras, cre- ritu humano hace que, así como necesita de guía
yendo y practicando, no quedarán impunes, quie- para el conocimiento de las cosas divinas, de,la
nesquiera que sean. La razón se funda en que, si misma manera debe ser conducido al amor por
no reciben la palabra de Dios, desprecian lo di- . el conocimiento de las cosas sensibles entre las
cho por Dios, cuyo Verbo es él mismo, como el cuales la principal es la humanidad de Cristo, se-
que no obedece el mandato de su Señor. Y dice gún lo que se dice en el Prefacio 34: Para que
Job: Huid, pues, de la vista de la espada, porque conociendo visiblemente a Dios, por él (por Cris-
espada hay vengadora de iniquidades; y tened to) seamos arrastrados al amor de las cosas invi-
entendido que hay juicio. (Job., XIX, 29.) sibles. Por consiguiente, las que pertenecen a la
humanidad de Cristo, a modo de cierta guía
III. La palabra que he hablado; ella le juzgará manual, excitan en nosotros muy particularmente
en el día postrimero. (Joan., XII, 48.) Lo que la devoción, y frecuentemente mayor devoción se
equivale a decir, según San Agustín: Soy Yo el : 34
Prefacio de Navidad: Ut, dum visibiliter Deum cog-
que juzgaré. Porque Cristo aludió a sí mismo en oscimus, per hurte in invisibilium amorem rapiamur.
136 Santo Tomás de Aquino 31 d e enero 137
despierta de la consideración de la Pasión de en lo que dice el Apóstol: Nosotros predicamos
Cristo y de los otros misterios de la humanidad, a Cristo crucificado, que es escándalo para los
que de la consideración de la divina grandeza; a judíos, y locura para los gentiles; mas para los
pesar de que la devoción consiste principalmente que han sido llamados, tanto judíos como grie-
en los misterios divinos. gos, predicamos a Cristo, virtud de Dios y sabi-
(2, 2™, q. LXXXII, a. 3 ad 2um.) duría de Dios (I Cor., I, 23, 24); y más adelante:
Pues lo que parece loco en Dios, es más sabio que
II. Cristo decía a los Apóstoles después de la- los hombres. (Ibid., 25.)
varles los pies: ¿Sabéis lo que he hecho con vos- (Contra Saracenos.)
otros? (Joan., XIII, 12); como si dijese: Cierta-
mente veis mis acciones, pero ignoráis, sin em-
bargo, por qué he hecho esto. Pregunta, por lo 1? de febrero
tanto, para mostrar la grandeza del hecho, y mo-
ver a meditar en él. JESÚS LLAMA A LA PUERTA
Los hechos de Dios deben ser meditados a cau-
sa de su profundidad, como dice el salmo (XCI, He aquí que yo estoy a la puerta, y llamo.
6): ¡Cuan magníficas son, Señor, tus obras! Extre- (Apoc, III, 20.)
madamente profundos son tus pensamientos. Ape-
nas podemos conocer suficientemente las acciones Yo estoy, en espera de la penitencia. Aguarda
de Dios, según aquello del Eclesiastés: Entendí el Señor, para tener misericordia de vosotros. (Is.,
que el hombre no podría hallar ninguna razón XXX, 18.) Y en el Cantar de los Cantares: Vedle
de todas las obras de Dios. (Eccles., VIII, 17.) que él mismo está tras nuestra pared (II, 9). A
Su meditación es agradable: Porque me has la puerta del corazón, que es el libre albedrío.
deleitado, Señor, en tu hechura y en las obras de Ninguno de vosotros salga de la puerta de su
tus manos me regocijaré (Psal., XCI, 5) casa hasta la mañana. (Ex., XII, 22.) Esta puerta
Su meditación es útil, porque lleva al conoci- está cerrada, mientras el hombre tiene voluntad
miento de su autor: Porque las obras, que el Pa- de pecar, de modo que el Señor no puede entrar,
dre me dio que cumpliese, las mismas obras que pues como dice el libro de la Sabiduría: En alma
yo hago, dan testimonio de mí. (Joan., V, 36.) maligna no entrará la sabiduría (I, 4).
(In Joan., XIII.) Y llamo, inspirando, azotando, predicando, y
concediendo beneficios: La voz de mi amado que
III. Si alguno considera con intención piadosa toca: Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma
la conveniencia de la Pasión y Muerte de Cristo, mía, sin mancilla. (Cant., V, 2.)
encontrará tanta profundidad de sabiduría, que Si alguno oyere (Apoc, III, 20), es decir, con
siempre se le presentarán cosas nuevas y más ele- un oído del corazón, que es la inteligencia, y con
vadas, y por experiencia verá cuánta verdad hay el otro, que es la obediencia, mi voz, es decir, mi
138 Santo Tomás de Aquino 1*? d e febrero 139
cioso? ¿Dónde está el ambicioso? ¿Dónde está el (LI, 35). Así, los mansos no se sosiegan en el
rebuscador de este siglo? ¿Por qué la avaricia des- mundo; por lo cual hallaréis reposo eterno, es
precia, y se duermen los hombres ante un negocio decir, el cumplimiento de los deseos.
seguro y unos mercados tan lucrativos? Pues si le 3*?) Porque mi yugo^ suave es y mi carga ligera.
seguís, recibiréis el ciento por uno y poseeréis la (Matth., XI, 30.)
vida eterna." En todas las cosas la doctrina de Cristo es una
(Serm.) carga ligera porque cambia el corazón, y no nos
hace amar las cosas temporales, sino las espiri-
tuales. Pues para el que ama las cosas temporales
7 de febrero es más pesado perder lo módico que perder lo
mucho para el que ama las espirituales. La ley
EL YUGO DE CRISTO antigua no prohibía las cosas temporales, por
eso les era penoso perderlas. Pero ahora, aun
1?) Traed mi yugo sobre vosotros, y aprended cuando al principio es algo pesado, después, sin
de mí, que manso soy y humilde de corazón. embargo, es poco molesto. Te guiaré por las sen-
(Matth., XI, 29.) Traed mi yugo, es decir, la doc- das de la equidad; en las cuales después que hu-
trina del Evangelio. Toda ley nueva consiste en bieres entrado, no se estrecharán tus pasos. (Pr-ov.,
dos cosas: en la mansedumbre y en la humildad. IV, 11, 12.)
Por la mansedumbre el hombre se ordena al pró- Además, en cuanto a la acción, la ley agobiaba
jimo. Por la humildad, a sí mismo y a Dios. Con con actos externos. Mas nuestra ley está única-
relación a esto dice Isaías: ¿Sobre quién descan- mente en la voluntad. Por eso se dice: El reino
sará mi espíritu sino sobre el tranquilo y el hu- de Dios no es comida ni bebida. (Rom., XIV, 17.)
milde? (LXV, 2.) De ahí que la humildad haga Asimismo, la ley de Cristo es agradable, y por
al hombre capaz de Dios. ello añade el Apóstol: sino justicia, y paz, y gozo
29) De la utilidad de llevar el yugo había di- en el Espíritu Santo.
cho: Venid a mí... y yo os aliviaré. (Matth., XI, Ciertamente las adversidades son muchas, por-
28.) ¿Qué alivio es éste? Hallaréis reposo para que: Todos los que quieren vivir piadosamente
vuestras almas. (Ibid., 29.) Pues el cuerpo no se en Jesucristo, padecerán persecución. (II Tim.,
alivia mientras está agotado; mas cuando des- III, 12.) Pero esas persecuciones no son pesadas,
aparece el agotamiento, entonces se dice que está porque están condimentadas con amor; y cuando
aliviado. Como es el hambre en el cuerpo, así es uno ama a alguien, no le es pesado lo que sufre
el deseo en la mente; por lo cual es un alivio la por él. Por eso el amor hace ligeras las cosas pe-
satisfacción de los deseos. Por eso dice el Profeta: sadas e imposibles. Si, pues, alguno ama bien a
Él llena de bienes tu deseo (Psal., CU, 5). Y éste Cristo, nada le es pesado, y por consiguiente la
es el descanso del alma. En el Eclesiástico se dice: ley nueva no agobia.
(Trabajé poco, y hallé para mí mucho reposio: (In Matth., cap. XI.)
150 Santo T o m á s de Aquino 8 de f e b r e r o 151
Apareció la bondad del Salvador nuestro Dios, II. Saldrá una vara de la raíz de Jesse. (Is.,
XI, I.) La Virgen es dadivosa por seis utilidades
y su amor para con los hombres. (Tit., III, 4.) que nos proporciona.
I. La bondad y humanidad del Salvador apa- 13) Porque nos dividió el mar, es decir, el mun-
do, para que pasemos. Tú alza la vara, y extien-
reció en el mismo Salvador y en la Bienaventu- de tu mano sobre el mar, y divídele. (Ex., XIV,
rada Virgen, pues María fué llena de gracia. 16.)
I o ) El desbordamiento de su alma llegó hasta
su carne, hasta su cuerpo. Es mucho para los san- 23) Porque de la piedra, que es Cristo, nos sacó
tos poseer gracia bastante para santificar su alma; el agua de la gracia para que bebamos. Toma la
vara... y hablad a la peña delante de ellos.
pero el alma de la Bienaventurada Virgen fué tan (Num., XX, 8.)
llena que se derramó en su carne, para que pu-
diese concebir al Hijo de Dios. Por eso dice Hugo 3*) Porque nos da la miel de la devoción, a fin
de San Víctor: "Porque en su corazón ardía sin- de fortalecernos. Alargó la punta de una vara que
gularmente el amor del Espíritu Santo, por eso tenia en la mano, y mojóla en un panal de miel.
(I, Reg., XIV, 27.)
hacía maravillas en su carne, en tal medida que
de ella naciese Dios y hombre". Lo Santo que 4?) Porque por ella vencemos al diablo. Y
nacerá de ti, será llamado Hijo de Dios. (Luc, habiendo ido a él con una vara, arrancó por fuer-
I, 35.) za la lanza de la mano del Egipcio, esto es, del
diablo (II Reg., XXIII, 21.)
2o) Su plenitud llegó a todos los hombres. Es
mucho para un santo tener una gracia que le 5^) Porque, gracias a su mediación, impetra-
baste para salvarse. Pero es más tener una sufi- mos la clemencia divina. Y él alargó hacia ella el
ciente para su salvación personal y la de otros cetro de oro (Esth., V, 2), con lo cual se mostraba
la señal de la clemencia.
muchos; pero si tuviese una gracia suficiente para
su salvación y la de todos los hombres del mundo, 63) Porque ella ños libra de las manos de todos
esto sería perfecto. Esto ocurre en Cristo y en la i los enemigos. De Sión hará salir el Señor el cetro
Bienaventurada Virgen; porque en todos los pe- !j de tu poder. (Psal., CIX, 2.)
(Serm. in Annuntiat. B. Mariae.)
12 d e febrero 159
158 Santo Tomás de Aquino
II. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipó-
critas!, que limpiáis lo de fuera del vaso y del
12 de febrero plato. (Matth., XXIII, 25.) San Jerónimo ve en
esto una manera de hablar, y lo aplica a toda
ESTADO DE LOS PECADORES limpieza que se muestra por fuera. En el plato se
sirve la comida; en el vaso, la bebida. Mas el
I. Sois semejantes a los sepulcros blanqueados. hombre se llama plato. La comida, en la cual
(Matth., XXIII, 27.) Dios se deleita, son las obras buenas que hace.
Llámase sepulcro el lugar donde descansa un Mi comida es que haga la voluntad del Padre
cuerpo muerto. Los cuerpos muertos de los santos que me envió. (Joan., IV, 34.) Consta que el uso
son templo de Dios, en los cuales habita Dios, del vaso y del plato no está en la superficie ex-
como dice el Apóstol: El templo de Dios, que terna, sino en la interior. Limpia el vaso exterior-
sois vosotros, santo es. (I Cor., III, 17.) mente el que exteriormente dispone su cuerpo.
El cuerpo es morada del alma, y el alma es Pero vosotros sois de esta manera: Por dentro* es-
trono de Dios; y así como el.cuerpo es morada táis llenos de rapiña y de inmundicia. (Matth.,
del alma, del mismo modo el alma lo es de Dios. XXIII, 25.)
El Señor está en su templo santo. (Psal., X, 5.) Limpia primero lo interior del vaso* y del plato.
Pero el cuerpo del pecador es sepulcro, porque (Matth., XXIII, 26.) Pues toda la pureza exte-
contiene a un muerto, pues el alma muere por el rior depende de la pureza interior, como se lee
pecado; por eso los malos son llamados sepulcro: en San Mateo: Si tu ojo fuere sencillo; todo tu
Sepulcro abierto es la garganta de ellos. (Psal., cuerpo será luminoso (VI, 22). Por eso enseña que
XIII, 3.) En el interior del sepulcro está el cuerpo es preciso limpiar el corazón; y así todo estará
muerto, mientras que en el exterior hay a veces limpio. Por eso dice: limpia primera lo interior;
una imagen que parece u n rostro viviente: Yo porque todo lo que se haga exteriormente será
conozco tus obras, que tienes nombre, que vives, bueno, si procede de buena voluntad. Guarda tu
y estás muerto. (Apoc, III, 1.) corazón con toda diligencia. (Prov., IV, 23.)
Por eso se dice: Que parecen de fuere hermosos (In Matth., XXIII.)
(los sepulcros), a causa del ornato exterior, y
dentro están llenos de huesos de los muertos, y
de toda suciedad (Matth., XXIII, 27), esto es, de 13 de febrero
toda podredumbre y de toda inmundicia. Des-
pués de eso se añade: Así también vosotros, de NO DEBE DIFERIRSE LA CONVERSIÓN
fuera os mostráis, en verdad, justos a los hombres,
es decir, los hombres os consideran justos; mas de Acomódate luego con tu contrario, mientras
dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad.' que estás con él en el camino; no sea que tu
(Ibid., 28.) contrario te entregue al juez, y el juez te entregue
160 Santo Tomás de Aquino
13 d e febrero 161
al ministro, y seas echado en la cárcel. (Matth., Y seas echado en la cárcel, esto es, en el abismo
V, 25.) del infierno. Y serán allí encerrados en cárcel.
(Is., XXIV, 22.) Y lo metió en el abismo, y lo
I. Nuestro adversario es Dios, como dice el encerró. (Apoc, XX, 3.) En verdad te digo que
Éxodo: Yo, el Señor, tengo aversión al impío. no saldrás de allí hasta que, es decir, nunca. San
(XXIII, 7.) O bien, es palabra divina la que se Agustín añade: "Hasta que no significa aquí el
opone a los que quieren pecar: Toda escritura fin de la pena, sino la continuación de la miseria,
divinamente inspirada es útil para enseñar, para como si dijese: siempre pagas, y nunca acabas de
reprender. (II Tim., III, 16.) O también la con- pagar."
ciencia que remuerde: Te argüiré y te pondré de- Pagues el último cuadrante, es decir, los peca-
lante de tu cara. (Psal., XLIX, 21.) dos más mínimos, porque nada quedará sin cas-
La palabra de San Mateo puede interpretarse tigo.
de estos diversos modos. (In Matth., V )
Por lo cual, acomódate luego con tu contrario,
es decir, con Dios y con la palabra divina. Este
acuerdo debe fundarse en la esperanza dé la pro- 14 de febrero
mesa, en el temor del castigo, en la ejecución de
lo mandado, en la huida de lo prohibido. Mien- ADHESIÓN A CRISTO
tras que estás con él en el camino, esto es, en
estado de merecer. Vendrá la noche, cuando na- Yo soy el camino, la verdad y la vida. (Joan.,
die podrá obrar. (Joan., IX, 4.) Con él, esto es, XIV, 6.)
con el cual andas rectamente en el camino de
Cristo o del mundo. Luego, es decir, sin tardan- I. El camino es el mismo Cristo, porque por
za: No tardes en convertirte al Señor. (Eccli., medio de él tenemos acceso al Padre. Pero como
V, 8.) este camino no está distante del término, sino uni-
do a él, añade: verdad y vida. Y así es al mismo
II. No, sea que te entregue, para que no sea ' tiempo camino y término; camino por su huma-
causa ocasional de que seas entregado. Y dice tal nidad; término, por su divinidad. Por eso dice
vez (en el texto latino de la Vulgata), para no en cuanto hombre: Yo soy camino; y en cuanto
quitar la ocasión de hacer penitencia. No- sea qué Dios añade: Verdad y vida. Estas dos cosas desig-
te entregue el adversario, a saber, Dios o la pa-; nan convenientemente el término de esta vida.
labra divina, o la conciencia que remuerde, al Porque el término de este camino es el fin del
juez, en manos de Cristo. Y el juez, o sea, Cristo,. deseo humano; ahora bien, el hombre desea dos
te entregue al ministro, es decir, al Ángel, que' cosas principalmente: conocer la verdad y conti-
recoge la cizaña para quemarla; o al ministro, es¡ nuar siendo lo que es. Y Cristo es el camino para
decir, al diablo ejecutor. conocer la verdad, porque él mismo es la verdad.
162 Sanio Tomás de Aquino 14 d e febrero 163
Es también camino para llegar a la vida, porque camino, la verdad y la vida, como si dijese: ¿Por
él es la vida. dónde quieres ir? Yo soy el camino. ¿Adonde
quieres ir? Yo soy la verdad. ¿Dónde quieres per-
II. De este modo Cristo se designó a sí mismo manecer? Yo soy la vida." Pues, según dice San
como camino unido al término, pues él es tér- Hilario 39, el que es camino no conduce a lu-
mino que contiene en sí todo lo que se puede gares extraviados, ni engaña con el error el que
desear, a saber: la verdad y la vida. Si buscas, es la verdad, ni lleva a la muerte el que es vida.
por lo tanto, por dónde pasar, recibe a Cristo, f O de otro modo, tres cosas hay en el hombre
pues éí es el camino. Éste ec el camino, andad que pertenecen a la santidad, a saber: la acción,
en él. (Is., XXX.21.) Y San Agustín dice: "Anda la contemplación y la intención; y estas tres cosas
por el hombre, y llegarás a Dios." Porque es me-., se perfeccionan por Cristo. Porque es camino
jor cojear en el camino, que correr fuera del para los que ejercitan la vida activa; Cristo es
camino:. El que cojea en el camino, aun cuando verdad para los que perseveran en la contempla-
adelante poco, se acerca al término; pero el que ción; y dirige la intención de los activos y con-
anda jtuera del camino, cuanto más corre tanto templativos hacia la vida eterna. Así, pues, el
más se aleja del término. Señor es, para nosotros, camino por el cual vamos
Si! buscas, por consiguiente, adonde ir, adhié- hacia él, y por él al Padre.
rete a Cristo, pues él es la verdad, a la que de- - (In Joan., XIV.)
seamos llegar.
Si buscas donde permanecer, únete a Cristo,
)• 15 de febrero
porque él es la vida: Quien me hallare, hallará
i
la vida, y sacará salud del Señor. (Prov., VIII, 35.) i- ••
I AMOR DE CRISTO A LOS DISCÍPULOS
III. Allí hay seguridad. Si quieres estar segu-••
ro, adhiérete a Cristo; no podrás desviarte, por-: Í: Como el Padre me amó, así también yo as he
que él es el camino. De ahí que quienes se adhie-:; l amado. Perseverad en mi amor. (Joan., XV, 9.)
ren a Cristo no andan fuera de camino, sino por
el camino recto. Por otra parte, no puede ser, I I. El término como denota a veces igualdad
engañado, porque él es la verdad, y enseña toda | de naturaleza, pero a veces semejanza en la acción.
verdad. No puede, además, ser turbado, porque, I Aquí el como denota semejanza de gracia y de
él es vida y la fuente de la vida. Yo he venido- I amor. Porque el amor con que el Hijo ama a los
para que tengan vida y para que la tengan en, I discípulos es cierta semejanza del amor con que
más abundancia. (Joan., X, 10.) "Porque, coma* | el Padre ama al Hijo. Pues como amar a alguno
asegura San Agustín 38, dice el Señor: Yo soy ek I es querer el bien para él, el Padre ama al Hijo
s
|; egún la naturaleza divina en cuanto quiere para
38 De verbis Domini, serm., 54. l 39 Dfí Trinitate, 7.
164 Santo Tomás de Aquino 15 d e febrero 165
él el bien infinito que él mismo posee. El Padre ella permanezca. (I. Cor., VII, 20.) Quien perma-
ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que nece en caridad, en Dios permanece, y Dios en él.
él hace. (Joan., V, 20.) (I Joan., IV, 16.)
También le ama según la naturaleza humana, (In Joan., XV.)
para que simultáneamente sea Dios y hombre.
Para nada de esas cosas amó el Hijo a los dis-
cípulos. Porque no los amó para que fuesen Dios 16 de febrero
por naturaleza, ni para que se uniesen a Dios en
persona; sino que los amó para algo semejante a PERMANENCIA EN CRISTO
esas cosas, esto es, para que fuesen dioses por la
participación de la gracia: Yo dije: Dioses sois. I. Como el sarmiento no puede de si mismo
(Psal., LXXXI, 6.) Por el cual nos ha dado muy llevar fruto, si no estuviere en la vid; así ni vos-
grandes y preciosas promesas; para que por ellas ; otros, si no estuviereis en mi. (Joan., XV, 4.)
seáis hechos participantes de la naturaleza divina. Se demuestra en este lugar que la permanencia
(II Petr., I, 4.) Para elevarlos, además, a la uni- en Cristo es necesaria para fructificar. Como si
dad de afecto, porque el que se allega al Señor, j dijere: Debéis permanecer en mí para que fruc-
un espíritu es. (I Cor., VI, 17.) Porque los que tifiquéis, porque asi como el sarmiento, el sar-
conoció en su presciencia, a éstos también pre- miento material, no puede de si mismo llevar
destinó para ser hechos conformes a la imagen de fruto, si no estuviere en la vid, desde cuya raíz
su Hijo, para que él sea el primogénito entre mu- sube la savia para vivificar los sarmientos, asi
chos hermanos. (Rom., VIII, 29.) también vosotros no podéis llevar fruto, si no es-
Así, pues, mayor bien puso Dios Padre en el tuviereis en mí. Luego la permanencia en Cristo
Hijo según las dos naturalezas, que el Hijo en es la condición de la fructificación. Por eso se
los discípulos, aunque, sin embargo, puso un bien \ dice de los que no permanecen en Cristo: ¿Y qué
semejante. fruto tuvisteis entonces en aquellas cosas de que
ahora os avergonzáis? (Rom., VI, 21); y Job: Será
II. Perseverad en mi amor (Joan., XV, 9), co-; estéril la congregación del hipócrita (XV, 34).
mo si dijese: Puesto que habéis recibido tan gran; Esta semejanza es conveniente, porque yo soy
beneficio de mi amor, permaneced en él para que; la vid, y vosotros los sarmientos. Como si dijese:
me améis. O permaneced en mi amor, porque: Vosotros estáis con relación a mí, como los sar-
yo os amo, es decir, en mi gracia, para que no! mientos con respecto a la vid. Se dice de estos sar-
os apartéis de los bienes que os he preparado,] mientos: Extendió sus sarmientos hasta el mar.
Esta exposición es más adecuada, de modo que su; (Psal., LXXIX, 12.)
sentido es: perseverad en este estado para que
seáis amados por mí por un efecto de la gracia- II. El que está en mí, y yo en él, éste lleva
Cada uno en la vocación en que fué llamado, e^: mucho fruto.
166 Santo Tomás de Aquino 17 d e febrero 167
tro afecto. Y vivo, ya no yo; mas vive Cristo en vida, debemos regular esa vida, no según nuestra
mí. (Gal, II, 20.) Se dice que el hombre vive voluntad, sino según la voluntad de Cristo. Ad-
de aquello en lo cual pone todo su amor y su vierte que San Pablo dice dos cosas, a saber: que
gozo. Por eso los hombres que se apasionan por Cristo murió y que resucitó por nosotros. Luego
el estudio o la caza, dicen que su vida son esas dos cosas se exigen de nosotros: Si cristo ha
ocupaciones. Mas todo hombre posee cierto afecto muerto por nosotros, también nosotros debemos
particular con el cual busca su bien. Cuando uno morir a nosotros mismos, es decir, negarnos a nos-
vive buscando únicamente su bien, vive para sí otros mismos por él; y si Cristo resucitó por
solo; pero cuando busca el bien de los demás se nosotros, también nosotros debemos, de tal modo,
dice que también vive para ellos. El Apóstol que morir al pecado, a la antigua vida y a nosotros
había dejado a un lado toda preocupación perso- mismos, para que resucitemos, sin embargo, a la
nal por amor a la cruz de Cristo, decía que estaba nueva vida de Cristo. Por eso no dijo el Señor
muerto para sí mismo, con estas palabras: Estoy /únicamente: niegúese a sí mismo, y tome su cruz
enclavado en la cruz juntamente con Cristo (Matth., XVI, 24), sino que añadió: y sígame,
(Gal., II, 19), esto es: el afecto propio o particu- esto es, en la nueva vida, aprovechando en las
lar ha sido removido de mí por la cruz de Cristo. virtudes.
Por eso decía: Y vivo, ya na ya, como si tuviese (In II Cor., V.)
en el afecto el propio bien; mas vive Cristo en mí,
esto es: solamente tengo a Cristo en el afecto, y
el mismo Cristo es mi vida. 18 de febrero
(In Gal, 2.)
LA PAZ Y LA VICTORIA POR JESÚS
III. Cristo es vida, porque es el fin de nuestra
vida. Cristo murió por todos; para que los que Esto os he dicho, para que tengáis paz en mí.
viven no vivan ya para sí, sino para aquél que En el mundo tendréis apretura, mas tened con-
murió por ellos, y resucitó. (II Cor., V, 15.) fianza, que yo he vencido al mundo. (Joan.,
K
Cada cual debe considerarse como si hubiese XVI, 33.)
muerto a sí mismo. Para que los que viven vida
natural, no vivan ya para sí, esto es, no para sí I. Todo lo que os he dicho de palabra, o cuan-
mismos y para su bien únicamente, sino para to os he hablado en todo el Evangelio, ha sido
aquél que murió por ellos y resucitó, es decir, con el fin de que, volviendo a mí, tengáis paz en
para Cristo; para que ordenen toda su vida al ni. Pues el fin del Evangelio es la paz en Cristo.
servicio y honor de Cristo. Mucha paz para los que aman tu ley. (Psal.,
La razón de estas cosas se funda en que cada CXVIIL 165.) La razón es que la paz del cora-
uno toma como regla de su conducta el fin de la zón se opone a su perturbación, que procede de
vida. Ahora bien, si Cristo es el fin de nuestra/ *°s males que sobrevienen y se acrecientan. Mas
170 Santo Tomás de Aquino 18 d e febrero 171
si alguno llora alguna vez, no obstante el gozo, do, y esto es lo que hace la fe, como dice San
sobrepujando a aquellos males, hace que no per- Juan: Ésta es la victoria que vence al mundo,
manezca la perturbación. De ahí es que los hom- nuestra fe (I Joan., V, 4); porque siendo la fe
bres mundanos, que no están unidos a Dios por sustancia de las cosas que se esperan (Hebr.,
amor, tienen tribulaciones sin la paz; pero los XI, 1), las cuales son espirituales y eternas, nos
santos, que tienen a Dios en el corazón por el hace despreciar los bienes carnales y transitorios.
amor, aun cuando padezcan tribulaciones por 2o) Vence al mundo, excluyendo al príncipe
parte del mundo, tienen paz en Cristo. El que del mundo: Y despojando los principados y po-
puso por tus términos la paz. (Psal., CXLVII, 14.) testades, los sacó confiadamente, triunfando en
Porque nuestro fin debe ser aquí tener paz en público de ellos en sí mismo. (Colos., II, 15.) Por
Dios. Rehusó consolarse mi alma, esto es, en'las eso nos ofreció al diablo para que lo venciéramos:
cosas mundanas, pero me acordé de Dios, y me ¿Por ventura jugarás con él como con un pájaro,
deleité. (Psal, LXXVI, 3.) o le atarás para tus siervas? (Job., XL, 24.) Des-
pués de la pasión de Cristo, juegan con él, literal-
II. La persecución causada por el mundo es la
que hace necesaria esta paz. Por eso dice: En el ; mente, las jovencitas siervas de Cristo y los niños.
mundo tendréis apretura (Joan., XVI, 33), y en } 3o) Convirtiendo así a los hombres del mundo.
otros lugares: No extrañéis, hermanos, si os abo- El mundo se rebelaba moviendo sediciones por
rrece el mundo. (I Joan., III, 13.) Porque no sois medio de los hombres mundanos, a los cuales
del mundo... por eso os aborrece el mundo. Cristo atrajo a sí: Todo el mundo se va en pos
(Joan., XV, 19.) de él. (Joan., XII, 19.)
Así, pues, no debemos temer las apreturas, por-
III. El anuncio anticipado de la tribulación que el mundo ha sido vencido.
engendra confianza contra ella. Tened confianza,] (In Joan., XVI.)
que yo he vencido al mundo. (Joan., XVI, 33.)
Porque él nos libra, como si dijese: Recurrid a
mí, y tendréis paz, y esto precisamente porque yo ,; 19 de febrero
he vencido al mundo, que os oprime.
Cristo venció al mundo: I o ) Arrebatándole las? LA PUERTA ESTRECHA
armas con que ataca; esas armas son sus cosas co->
diciables; porque venció a las riquezas por la po-, Entrad por la puerta estrecha. (Matth.,VII, 13.)
breza: Desvalido y pobre soy yo (Psal., LXXXV,
1); a los honores, por la humildad y los oprobios;; I. Para que nadie pueda creer de lo que había
a las voluptuosidades, por los sufrimientos y los' dicho el Señor, Pedid y recibiréis, que el hombre
trabajos. ,' alcanzaría todo de Dios sin obras buenas, por
e
El que, pues, así vence esas cosas, vence al muh* so Cristo enseña que es preciso también hacer
172 Santo Tomás de Aquino 19 d e febrero 173
obras buenas. Pues dice: entrad, esto es, poned se estrecha, pues su salida va a parar a la perdi-
empeño en entrar. ción, ya que los gajes del pecado son muerte.
San Agustín da dos explicaciones. Cristo es la (Rom., VI, 23.) Y muchos son los que entran por
puerta: Yo soy la puerta (Joan., X, 9), porque él. (Matth., VII, 13.) Aquí señala el número, pues
sin él no se llega al reino. Esta puerta es estrecha literalmente el número de los necios es infinito.
por la humildad, pues se humilló hasta la muerte. (Recles., I, 15.)
Por eso dice Isaías: Palabra abreviada hará el
Señor sobre la tierra (X, 23). Por eso entrad por III. ¡Qué angosta es la puerta, y qué estrecho
la puerta estrecha, esto es, por la humildad y la el camino que lleva a la vida! Ésta es contraria
pasión de Cristo. Pues qué, ¿no fué menester que a la anterior, y es estrecha porque está estrechada
el Cristo padeciese estas cosas y que así entrase en según la regla de la ley y es camino contra ca-
su gloria? (Luc, XXIV, 26); y también lo es para mino. Parecería que el camino de la caridad fuese
nosotros. Por consiguiente, debemos entrar en el ancho: Te guiaré por las sendas de la equidad;
reino de Dios por muchas tribulaciones.- en las cuales, después que hubieres entrado, no se
También se dice que esa puerta es la caridad. estrecharán tus pasos (Prov., IV, 11); mas el ca-
Ésta es la puerta del Señor; los justos entrarán mino de los pecadores es, por el contrario, estre-
por ella. (Psal., CXVII, 20.) Esta puerta ha sido cho. Por eso se dice en el libro de la Sabiduría:
estrechada por las leyes divinas, y por ella debe- Hemos andado por caminos ásperos. (Sap., V, 7.)
mos entrar observando la ley y los preceptos. Pero debemos saber que existe el camino de la
carne y el camino de la razón. El camino de la
II. Cristo señala el motivo de entrar por la caridad es camino estrecho en la senda.de la
puerta estrecha: porque ancha es la puerta, y carne, pero en el camino de la razón es lo con-
espacioso el camino que lleva a la perdición. trario.
(Matth., VII, 13.) Describe dos puertas, una an- Y pocos son los que atinan con él. Difícil y
cha y otra estrecha. La puerta ancha es así porque raro es encontrarlo en el camino del espíritu,
ha sido ensanchada por el diablo, ensanchada por pero en el camino de la carne, no. La razón se
la presunción y el orgullo. Es ancha esa puerta, infiere de que el camino de la carne es el placer
porque es ancho lo que recibe a todos, pues no y éste está a la mano; pero el camino del espíritu
hay cosa alguna que la llene. Esta puerta es tam- j está oculto. ¡Cuan grande es, Señor, la abundan-
bien la iniquidad o el vicio, y es ancha, de mu- cia de tu dulzura, que tienes escondida para los
chas maneras: La maldición, y la mentira, y ho- que te temen! (Psal., XXX, 20.) Porque está ocul-
micidio, y robo, y adulterio la inundaron. (Os.," to, por eso lo encuentran pocos. Pero algunos lo
IV, 2.) • f encuentran y retroceden, de los cuales se dice:
Existe además un camino ancho, y esto es obra Ninguno que pone su mano en el arado y mira
del pecado. Este camino es espacioso, porque enj atrás es apto para el reino de Dios. (Luc, IX, 62.)
sus comienzos parece ser ancho, aunque después;: (In Matth., VIL)
174 Santo Tomás de Aquino 20 d e febrero 175
muestra una voluntad particular de hombre, I. Las acciones con las cuales el*hombre estri-
cuando dice: Pase de mí este cáliz; pues era ésta ba en las cosas espirituales y divinas, se compa-
la voluntad humana, que deseaba una cosa pro- ran al oro, a la plata y a la piedra preciosa, que
pia y como privada. Mas porque quiere que sea son sólidos, brillantes y preciosos; así, por el oro
el hombre de corazón recto y que se dirija a Dios, se simboliza aquello por lo cual el hombre tiende
añade: Mas no como yo quiero, sino como tú" 40. al mismo Dios por la contemplación y el amor:
(& q. XXI, a. II.) Yo te aconsejo que compres de mí oro afinado en
fuego (Apoc, III, 18), esto es, la sabiduría con
Con esto nos da ejemplo de cómo debemos or- la caridad. Por la plata se significan los actos por
denar los afectos, a saber, de modo que no estén los que el hombre se adhiere, creyendo, amando
en desacuerdo con la regla divina. Por lo cual y contemplando las cosas espirituales. Por lo cual,
no es un mal rehuir lo que es pesado a la natu- según la Glosa, la plata simboliza el amor del
raleza, con tal que lo ordene a la voluntad di- prójimo. Las piedras preciosas designan las ac-
vina. ciones de las diversas virtudes con que es ador-
Cristo poseía dos voluntades; una que tenía nada el alma humana.
del Padre, en cuanto Dios, y otra en cuanto hom- Pero las acciones humanas con que el hombre
bre. A esta segunda voluntad la sometía en todo procura conseguir las cosas corporales se compa-
al Padre, dándonos con ello ejemplo de que so- ran a la paja, porque son viles, pues brillan y
metamos nuestra voluntad a la voluntad del Pa- se queman fácilmente. Difieren, sin embargo, en-
dre. Por eso dice: Descendí del cielo, no para tre sí en que unas son más firmes, y otras se con-
hacer mi voluntad, sino la voluntad de aquél que sumen más fácilmente. Los mismos hombres, en-
me envió. (Joan., VI, 38.) tre las criaturas carnales, son más dignos y se con-
(In Matth., XXV, 1.) servan por sucesión; por eso se comparan a la
madera. La carne del hombre, sin embargo, se
corrompe más fácilmente por la enfermedad y la
Miércoles de Septuagésima muerte; de ahí que se compare al heno. Las cosas
que corresponden a la gloria, pasan muy fácil-
LAS BUENAS ACCIONES mente, por lo cual se comparan a la paja.
Así, pues, edificar con oro, plata y piedras pre-
Si alguno sobre este fundamento pone oro, pía- ; ciosas es edificar, sobre el fundamento de la fe,
ta, piedras preciosas, madera, heno, paja; mani- lo que pertenece a la contemplación de : la sabi-
fiesta será la obra de cada uno: (I Cor., III, 12, •• duría de lo divino, al amor de Dios, a la devo-
13.) ción de los santos, al socorro del prójimo, al
e
jercicio de las virtudes. Edificar con madera,
40 ln Psal., X X X I I , conc, I. heno y paja es construir las cosas que correspon-
184 Santo Tomás de Aqiiino
Jueves de S e p t u a g é s i m a 185
den a la disposición de las cosas humanas, al cui-
dado de la carne y a la gloria exterior. I o ) Común, porque será idéntico lo que todos
verán y de lo que todos disfrutarán, a saber: Dios.
Entonces en el Todopoderoso abundarás de deli-
II. De tres maneras suele el hombre aplicarse
a las cosas corporales. cias. (Job., XXII, 26.) En aquel día será el Señor
de los ejércitos corona de gloria, y guirnalda, de
19) Haciendo de ellas su fin; y como esto es regocijo al que quedare de su pueblo. (Is.,
pecado mortal, con ello el hombre no edifica, sino XXVIII, 5.) Por eso se da un denario a todos los
que, destruyendo el cimiento, coloca otro. Porque que trabajan en la viña. (Matth., XXVIII.)
el fin es cimiento en las cosas apetecibles.
2o) El galardón será propio de cada uno por-
2$) Uno pretende usar de las cosas, ordenándo- que cada uno verá con más claridad que otro y
las totalmente a la gloria de Dios, y esto no será gozará más plenamente según su capacidad. Por
edificar con madera, heno y paja; sino con oro, eso dice el Evangelista: En la casa de mi Padre
plata y piedras preciosas. hay muchas moradas. (Joan., XIV, 2.) Y el Após-
3?) Otro, aunque no pone el fin en estas cosas tol: Cada uno recibirá su propio galardón. (I
ni quiere obrar por ellas en contra de Dios, las Cor., III, 8.) Muestra después qué debe entender-
desea, sin embargo, más de lo debido, de medo se por la medida particular de la merced, cuando
que se retrasa en las cosas de Dios, y esto es pecar añade: según su trabajo.
venialmente. Esto es propiamente edificar con
madera, heno, paja, porque las acciones que se Esto no significa la igualdad del trabajo con
hacen con miras temporales llevan consigo al pe- respecto a la recompensa, pues, como dice el Após-
cado venial, por el afecto excesivo hacia ellas; y tol: Lo que aquí es para nosotros de una tributa-
ese afecto, en la medida en que sea más o menos ción momentánea y ligera, engendra en nosotros,
apegado a ellas, se compara a la madera, al de un modo muy maravilloso, un peso eterna de
heno y a la paja. gloria (II Cor., 17); sino que designa la igualdad
de proporción, a saber, que cuanto más sea el
(In I Cor., 3.) trabajo mayor será la recompensa.
por el amor, que se tenga con ella solicitud. cosas, y éstos no están ablandados, y los tales
no tienen mucha tierra.
Esas tres cosas se destruyen por otras tres: la
Prosigue (el Evangelista): Y nacieron luego,
memoria, por la vanidad; el amor o caridad, por etcétera. Los que piensan profundamente, pien-
la dureza de corazón; la solicitud, por la ger- san mucho tiempo; pero los que no piensan pro-
minación de los vicios. fundamente, se precipitan a la acción, por lo
I o ) Algunas se?nillas cayeron junto al camino. que salen pronto. Así que escuchan con pronti-
El camino está abierto a todos los caminantes, tud, pero la semilla no echa raíces en ellos por-
así también el corazón que está expuesto a todo que no tienen tierra profunda en amor y ca-
pensamiento. Por lo cual cuando la palabra de ridad.
Dios cae en un corazón vano y variable, cae junto 3o) Destrucción del fruto, porque el que ama
al camino y está expuesta a dos peligros. San más intensamente las riquezas, cuando llega el
Mateo sólo señala uno, a saber: las aves del cielo tiempo de la tribulación, recibe lo que ama más.
las comieron. Pero San Lucas pone dos, a saber: Por lo cual, en saliendo el sol se quemaron, por
es pisoteada, y además comida por las aves. falta de vigor. Y porque no tenían raíz, se seca-
Del mismo modo, cuando los vanidosos reciben ron, porque Dios no era la raíz. Otras cayeron
la palabra de Dios, es pisoteada por el pensa- sobre las espinas, que son los cuidados, las iras
miento vano o la mala compañía. Por lo cual y otras cosas semejantes. Y crecieron las espinas,
se regocija mucho el diablo, cuando puede quitar y las ahogaron.
y pisotear esta semilla.
2o) Dureza de corazón. Esto se opone a la ca- (In Matth., XIII.)
ridad, porque es propio del amor ablandar. Es i
duro lo que en sí está apretado y estrechado den-
tro de los propios límites, mientras que el amor Lunes de Sexagésima
transporta al que ama, por lo cual se difunde. LA BONDAD DE DIOS
La parábola añade: Otras cayeron en lugares pe-
dregosos; y Ezequiel: Quitaré el corazón de pie- El que aun a su propio Hijo no perdonó, sino
dra de vuestra carne, y os daré corazón de carne. que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos
(XXXVI, 26). Hay quienes poseen el corazón; donó también con él todas las cosas? (Rom.,
tan desprovisto de todo amor, que carecen de VIII, 32.)
toda carne; otros, al contrario, tienen buena sen-
sibilidad, pero es pobre y sin profundidad. Es' I- Habiendo el Apóstol hecho mención de
profunda cuando el corazón es profundo. Tienl "muchos hijos, con las palabras: Habéis recibido
amor profundo el que ama todas las cosas po. ;.?l espíritu de adopción de hijos (Rom., VIII,
Dios, y nada antepone al amor de Dios. Otro, ;*5)> separa a este Hijo de todos aquéllos, dicien-
:
se deleitan bien en Dios, pero más en las otr A su propio Hijo, esto es, no adoptivo sino
194 Santo Tomás de Aquino Lunes de S e x a g é s i m a 195
por naturaleza y coeterno, del cual dice el Padre: ellas, no solamente las favorables, sino también
Éste es mi Hijo <el amada. (Matth., III, 17.) las adversas? Todas las cosas son vuestras; y vos-
Cuando dice: No perdonó, debe entenderse que otros de Cristo; y Cristo de Dios. (I Cor., III,
no lo eximió de la pena. Porque en él no hubo 22, 23.) De lo cual resulta evidente, como se dice
culpa que perdonar. Sin embargo, Dios Padre en el Salmo XXXIII, 10: No están en necesidad
no perdonó a su Hijo para acrecentarse él en los que le temen.
algo, pues Dios es perfecto en todas las cosas, (In Rom., VIII.)
sino que lo sujetó a la Pasión para utilidad
nuestra.
Y esto es lo que añade: Sino que lo entregó Martes de Sexagésima
por todos nosotros, esto es, lo expuso a la Pasión
para expiar nuestros pecados, como dice el Após- CONMEMORACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR
tol en otro lugar: El cual fué entregada por i
nuestros pecados (Rom., IV, 25); y el profeta Considerad, pues, atentamente a aquél que su-
Isaías: Cargó el Señor sobre él la iniquidad de frió tal contradicción de los pecadores contra su
todos nosotros (LIII, 6). Dios Padre lo entregó persona; para que no os fatiguéis, desfalleciendo
a la muerte, decretando que se encarnara y pa- en vuestros ánimos. (Hebr., XII, 3.)
deciera, e inspirando en su voluntad humana
amor de caridad, con que espontáneamente su- I. El Apóstol nos invita a meditar con diligen-
friese la Pasión. Por l o cual se dice que él se cia. Considerad atentamente a aquél, esto es, pen-
entregó a sí mismo: Se entregó a sí mismo por sad dos veces: En todos tus caminos pon tu pen-
nosotros. (Eph., V, 2.) También lo entregaron samiento en él. (Prov., III, 6.) La razón es que,
Judas y los judíos, haciendo algo exteriormente. en cualquier tribulación, el remedio se encuentra
Debe advertirse que dice: El que ama a su propio e.n la Cruz.
Hijo, como si dijese: no solamente expuso a la Pues allí se encuentra la obediencia a Dios,
tribulación a los otros santos por la salvación dé como dice el Apóstol: Se humilló a sí mismo,
los hombres, sino también a su propio Hijo. hecho obediente (Phil., II, 8.) Allí, la piedad fi-
lial para con los padres. Por eso allí se preocupó
II. Por lo que, habiendo entregado a su Hijo de su madre. También allí se encuentra la cari-
por nosotros, se nos dieron todas las cosas, cuando dad para con el prójimo, por lo cual oró por
agrega: ¿Cómo también con él, esto es, una vez sus perseguidores: Padre, perdónalos; porque no
dado" a nosotros, no nos donó todas las cosas; saben lo que hacen. (Luc, XXIII, 34.) Hubo
para que todas ellas cedan en nuestro bien, las allí
cosas superiores, a saber, las personas divinas para paciencia en la adversidad: Enmudecí, y me
gozarlas, los espíritus racionales para vivir en su humillé, y callé razones buenas; y mi dolor se
compañía; todas las cosas inferiores para usar de renovó. (Psal, XXXIII, 3.) Allí la perseveran-
cia final en todo, por lo cual perseveró hasta la
196 Santo Tomás de AquinO
M a r t e s de S e x a g é s i m a 197
muerte: Padre, en tus manos encomiendo mi es-
píritu. (Luc, XXIII, 46.) ; rio: "Si se trae a la memoria la Pasión de Cristo,
Por consiguiente, en la Cruz se encuentra el nada hay tan duro que no pueda ser tolerado con
ejemplo de todas las virtudes. Por eso dice San í ecuanimidad. Por lo tanto no desfallezcáis, como
Agustín: "La Cruz no solamente fué patíbulo de ;„ fatigados en el ánimo, de la verdad de la fe, ni
la víctima, sino también cátedra de enseñanza." desfallezcáis tampoco en las obras buenas".
Y da la razón, diciendo: Pues aún no habéis
II. Mas ¿qué es lo que se ha de meditar? Tres x resistido hasta la sangre. (Hebr., XII, 4.) Como
cosas: si dijese: No debéis desfallecer en vuestras tribu-
I o ) El género de la Pasión, porque Jesús sufrió laciones por vosotros mismos, porque todavía no
contradición, esto es, aflicción en las palabras. habéis sufrido como Cristo, pues él derramó su
Por eso decían: ¡Ah!, tú que destruyes el templo sangre por nosotros.
de Dios. (Matth., XXVII, 40.) Me sacarás de las (In Hebr., XII.)
contradicciones. (Psal., XVII, 44.) Señal a la que
se hará contradicción. (Luc, II, 34.) Y tal con-
tradicción, esto es, tan grave e ignominiosa. Oh Miércoles de Sexagésima
vosotros, todos los que pasáis por el camino, aten-
ded y mirad si hay dolor como mi dolor. (Thren., NECESIDAD DE LA VIGILANCIA
I, 12.)
2o) De quienes padeció, pues, fué de parte de i Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de
los pecadores, por los cuales padecía: Cristo una venir vuestro Señor. (Matth., XXIV, 42.)
vez murió por nuestros pecados, el justo por los
injustos. (I Petr., III, 18.) I. El Señor exhorta a la vigilancia, señalando
3o) La persona del paciente. Pues antes de la la incertidumbre de la hora de la muerte, pues
Pasión, desde el principio del mundo, padeció . dice: el día es incierto, y nadie puede fiarse de
en sus miembros, pero ahora en su propia perso- su estado, pues de dos será tomado uno, y dejado
na. Por eso dice: Contra su persona. (Hebr., XII, otro. Por eso debéis ser solícitos y diligentes. Ve-
3.) Y el Apóstol Pedro dice: El mismo que llevó \ lad, pues. Como dice San Jerónimo, el Señor qui-
nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero. ' so dejar incierto el término de la vida, para que
(I Petr., II, 24.) el hombre esté siempre en espera. Por tres cosas
suele delinquir el hombre: porque sus sentidos
III. La utilidad de esta consideración se ma ¿ están ociosos, o porque deja de moverse, o porque
nifiesta cuando dice: Para que no os fatiguéis. duerme; por esa razón velad, a fin de que vues-
(Hebr., XII, 3.) tros sentidos se eleven por la contemplación,
como dice el Cantar de los Cantares (V, 2): Yo
La consideración de la Pasión de Cristo hace !
duermo, y mi corazón vela. Asimismo velad, para
que no desfallezcamos. Por eso dice San Grego-
que no quedéis inmóviles en la muerte. Pues vela
198 Santo Tomás de A-quino J u e v e s de S e x a g é s i m a 199
ramos cuándo vendrá el Señor a juicio. Pero po- I a ) Por la dignidad de Dios, pues no hacer caso
demos referirlo al día de la muerte. Porque cuan- de ella es injuriar a Dios. A toda dignidad se debe
do digan paz y seguridad, entonces les sobrecoge- reverencia; por eso es traidor al rey el que le
rá una muerte repentina. (I Thess., V, 3.) Así, quita lo que está obligado a prestarle, y esto ha-
pues, estad apercibidos también vosotros, porque cen algunos contra Dios, como dice el Apóstol:
a la hora que menos penséis, ha de venir el Hijo Y mudaron la gloria del Dios incorruptible en
del hombre. (Matth., XXIV, 44.) Dice San Juan semejanza de figura de hombre corruptible.
Crisóstomo 42 que los hombres solícitos de las co- (Rom., I, 23.) Esto desagrada sobremanera a Dios.
sas temporales velan de noche. Y si velan por las 2a) Por su largueza. Pues de Dios poseemos to-
cosas temporales, cuánto más ha de velarse por dos los bienes; y corresponde a la dignidad de
las espirituales. Dios ser el autor y dador de todos los bienes.
Fijémonos en la comparación de San Agustín. Abriendo tú tu mano, todos se llenarán de bienes.
Supongamos tres siervos que aman la venida del (PsaL, CIII, 28.) Eres, pues, demasiado ingrato,
Señor. Uno dice: "Mi Señor vendrá pronto, y si no reconoces sus dones; es más, haces para ti
por eso velaré." Otro dice: "El Señor tardará, otro Dios, del mismo modo que hicieron un ídolo
pero quiero velar." Un tercero dice: "No sé cuán- los hijos de Israel sacados de Egipto. Iré en pos
do vendrá, y por eso quiero velar." ¿Cuál de los de mis amadores. (Os., II, 5.) Esto tiene lugar
tres habla mejor? Responde San Agustín que el también cuando uno pone su esperanza en otro
primero se engaña malamente, pues si cree que que no sea Dios, esto es, cuando pide a otro ayu-
vendrá pronto y después tarda, está en peligro da. Bienaventurado el varón cuya esperanza es el
de dormirse de tedio. El segundo puede ser en- nombre del Señor. (PsaL, XXXIX, 5.) Habiendo
gañado, pero no está en peligro. Pero el tercero conocido a Dios... ¿cómo' os volvéis otra vez w los
obra bien, porque, en la duda, espera siempre. rudimentos flacos y pobres... f (Gal., IV, 9.)
Por lo tanto, malo es señalarse algún tiempo. 3a) Por la firmeza de nuestras promesas. Pues
(In Matth., XXIV.) hemos renunciado al diablo y hemos prometido
fidelidad a solo Dios; por lo tanto no debemos
quebrantarla. Si alguno quebranta la ley de Moi-
Viernes de Sexagésima sés, siéndole probado con dos, o con tres testigos,
muere sin misericordia alguna. ¿Pues de cuántos
EL SERVICIO DE DIOS mayores tormentos creéis que es digno el que ho-
llare al Hijo de Dios, y tuviere por vil, y profa-
No tendrás dioses ajenos delante de mí. (Ex., nare la sangre del testamento en que fué santifi-
XX, 3.) cado, y que hiciere ultraje al espíritu de gracia?
Se nos prohibe dar culto más que a un solo (Hebr., X, 28, 29.) Si viviendo el marido, fuere
Dios, y somos obligados a ello por cinco razones: hallada con otro hombre, será llamada adúltera
42 Homil., 78. (Rom., VII, 3); y la tal debe ser quemada. ¡Ay!,
202 Santo Tomás de Aquino Sábado de S e x a g é s i m a 203
También deben hablar de cosas útiles. Estas dos que cuando la halla un hombre, la esconde; y por
cosas son útiles al alma del pecador, porque me- el gozo de ello va, y vende cuanto tiene, y compra
joran su corazón. Pues la palabra de Dios instru- aquel campo. (Matth., XIII, 44.) Pues este des-
ye al ignorante e inflama al tibio. canso es la vida eterna y el eterno deleite del que
dice David: Éste es mi reposo por siglo de si-
III. Es menester aplicarse a las cosas divinas. glo; aquí moraré porque lo he escogido. (Psal.,
Mas esto es cosa de los perfectos. Gustad y ved que CXXXI, 14.)
el Señor es suave. (Psal., XXXIII, 9.) Y esto para (In Decalog., XVII.)
descanso del alma, pues así como el cuerpo fati-
gado necesita descanso, así también el alma. Mas
el lugar dentro del alma es Dios, como dice el Lunes de Quincuagésima
Profeta: Sé para mí un Dios protector, y una casa
de refugio. (Psal., XXX, 3.) Y en la epístola a los I LA SANTIDAD
Hebreos: Por lo cual queda el sabatismo para el
pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su Se dice en San Lucas: Le sirvamos sin temor,
reposo, él también ha reposado de sus obras, así en santidad y en justicia. (I, 74, 75.) Servir a
como Dios de las suyas (IV, 9). Entrando en mi Dios pertenece a la religión. Luego la religión es
casa, con ella tendré descanso. (Sap., VIII, 16.) lo mismo que la santidad.
Pero antes que llegue el alma a ese descanso, El nombre de santidad parece significar dos
es necesario que precedan otros tres descansos. cosas: 1^, pureza, y este significado corresponde
Primero, debe reposar de la inquietud del peca- al nombre griego afwq, sin tierra; 2^, firmeza,
do: Mas los impíos son como el mar agitado, que por lo que entre los antiguos se llamaban santas
no puede estar en calma. (Is., LVII, 20.) las cosas que estaban protegidas por la ley, para
Segundo, de las pasiones de la carne, porque s que no se violasen. Por eso se dice también que
u
la carne codicia contra el espíritu, y el espíritu na cosa ha sido sancionada porque se halla con-
contra la carne. (Gal., V, 17.) firmada por una ley. Uno u otro sentido compi-
Tercero, de las ocupaciones mundanas. Marta, ten a que se atribuya santidad a las cosas que se
Marta, muy cuidadosa estás, y en muchas cosas te > dedican al culto divino, de modo que no sólo los
fatigas. (Luc, X, 41.) f hombres, sino también el templo, los vasos y otras
Después de esto es cuando el alma descansa cosas semejantes se dice que son santificadas,; por,
libremente en Dios. Si llamares al sábado deli- aplicarse al culto divino.
cado * 3 . . . entonces te deleitarás en el Señor. (Is.t La pureza es necesaria para que el espíritu se
LVIII, 13 y 14.) Por lo cual, los santos dejaron dedique a Dios, porque el espíritu humano se
todas las cosas, pues ésta es la preciosa margarita m
ancha cuando se apega a las cosas inferiores,
*3 Día delicioso para Dios y para ti, por las buenas »
•L c omo una cosa se mancilla por mezclarse con otra
obras que en él se deben hacer. P e or, por ejemplo: la plata al mezclarse con el
208 Santo Tomás de Aquino
Martes de Q u i n c u a g é s i m a 209
plomo. Es necesario que el espíritu se desprenda
de las cosas inferiores, para poder unirse al Ser ¿Por qué lo entregó para que fuese azotado?
Supremo; pues un espíritu manchado no puede San Jerónimo dice que era costumbre de los ro-
unirse a Dios. Por eso: Seguir la paz con todos y manos que primero fuese azotado el condenado
la santidad, sin la cual ninguno verá a Dios. a muerte. Por lo cual se cumple en él lo que está
(Hebr., XII, 14.) escrito: Porque aparejado estoy para los azotes.
Se exige también la firmeza para que el espí- (Psal, XXXVII, 18.) Algunos dicen que Pilatos
ritu se aplique a Dios; porque se aplica a él lo azotó para que (los judíos) se moviesen a pie-
como a último fin y primer principio, y tales dad y lo despidiesen así, azotado.
cosas deben ser inmóviles. Por eso decía San Pilatos, pues, tomó entonces a Jesús, y azotóle.
Pablo: Por lo cual estoy cierto que ni muerte, ni (Joan., XIX, 1.) No lo azotó con sus propias
vida. . . nos podrá apartar del amor de Dios. manos, sino por medio de los soldados. Y esto
{Rom., VIII, 38, 39.) para que, saciados los judíos de injuriarlo, se
Así, pues, se dice santidad (a aquella virtud) / ablandasen y desistiesen de ensañarse en él hasta
porque eí espíritu del hombre se une a sí mismo, la muerte. Pues es natural que se apacigüe la ira,
y sus actos a Dios. Por lo cual no se diferencia si ve humillado y castigado a aquél contra quien
esencialmente de la religión, sino solamente por se irrita. Lo cual es, efectivamente, verdadero en
la ira que busca con medida el daño del prójimo,
una diferencia de razón;'porque se dice religión
pero no en el odio, que busca totalmente el ex-
en cuanto tributa a Dios el servicio debido a
terminio del odiado, como se lee en el Eclesiás-
aquellas cosas que pertenecen especialmente al •
tico: Tiene las lágrimas el enemigo en sus ojos;
culto divino, como los sacrificios, oblaciones y mas si halla la ocasión, no se hartará de sangre.
otras semejantes, al paso que se dice santidad ;;n (Eccli., XII, 16.) Mas éstos se movían por odio
cuanto el hombre refiere a Dios, no sólo estas hacia Cristo, y por lo tanto no bastaba la flage-
cosas, sino también las obras de las demás virtu- ••• lación. Por eso dicen los profetas: He sido azo-
des, o el hombre se dispone por ciertas obras' tado todo el día. (Psal, LXXII, 14.) Mi cuerpo
buenas al culto divino. di a los que me herían. (Is., L, 6.)
(2 a 2 ae , q. LXXXI, a. 8.)f
Mas por ventura ¿esta intención excusa a Pila-
tos de la responsabilidad de la flagelación? No,
Martes de Quincuagésima ciertamente; porque en todo lo que de suyo es
malo, no puede llegar a ser totalmente bueno por
la buena intención. Afligir al inocente y princi-
FLAGELACIÓN PE CRISTO
palmente al Hijo de Dios es en sí sumamente
malo, y por tanto no puede excusarse por ningu-
Y después de haber hecho azotar a Jesús, s na intención.
lo entregó para que lo crucificasen. (Matth-
XXVII, 26.) (Ln Joan., XIX.)
Miércoles de C e n i z a 211
mias proferidas contra él; en su honra y gloria, sensible, que es causado por algún daño corporal;
por los escarnios y afrentas que se le causaron; y también el dolor interior, producido por la
en sus cosas, porque hasta fué despojado de sus percepción de algún daño, que se llama tristeza.
vestiduras; en su alma, por la tristeza, tedio y Ambos dolores fueron en Cristo los mayores que
temor, y en su cuerpo, por las heridas y azotes. pueden sufrirse en la vida presente. Esto acaeció
3^) En sus miembros corporales. Porque Cristo por cuatro razones.
sufrió en su cabeza la corona de punzantes espi-
nas; en su pies y manos, taladrados por los clavos; I. Por las causas del dolor. Porque la causa del
en su rostro, las bofetadas y salivazos; y azotes dolor sensible fué la lesión corporal, la cual re-
en todo el cuerpo. sultó acerba, ya por la generalidad de los pa-
Padeció también con todos sus sentidos corpo- decimientos, ya también por el género de ellos,
rales: con el del tacto, al ser flagelado y cruci- pues la muerte de los crucificados es acerbísima,
ficado con los clavos; con el del gusto, al beber al ser clavados en las partes nerviosas y más sen-
hiél y vinagre; con el del olfato, al ser suspen- sibles, esto es, en las manos y los pies, y además
dido en un patíbulo levantado en un lugar que que el peso mismo del cuerpo pendiente acre-
los cadáveres hacían fétido y que se llamaba Gal- cienta continuamente el dolor; también se pro-
vario; con el del oído, al ser atacado por las longa el sufrimiento, puesto que no mueren in-
voces de blasfemos y burladores; con el de la mediatamente como los que son pasados a cu-
vista, al ver llorar a su Madre y al discípulo a chillo.
quien amaba.
Por lo que hace a la eficacia, ciertamente el La causa del dolor interior fué: I o , todos los
más mínimo de los padecimientos de Cristo hu- pecados del género humano por los que satisfacía
biese bastado para redimir al género humano de padeciendo, y que casi se los atribuye cuando
todos sus pecados; pero según la conveniencia, dice: Las voces de mis delitos (Psal., XXI, 2);
fué preciso que sufriese todo género de padeci- 2 o , especialmente la caída de los judíos y de los
mientos. demás que pecaban en su muerte, y principal-
(3*, q. XLVI, a. 5.) ; mente de sus discípulos, que se escandalizaron
en la Pasión de Cristo; 3 o , la pérdida de la vida
corporal, que naturalmente es horrible a la na-
Miércoles de la primera semana de Cuaresma turaleza humana.
INTENSIDAD DEL DOLOR DE CRISTO EN LA PASIÓN II. La magnitud de su dolor puede conside-
rarse por la percepción del paciente según el al-
Atended, y mirad si hay dolor como mi dolofy ma y según el cuerpo. Según el cuerpo tenía una
(Thren., I, 12.) complexión perfecta, puesto que fué formando
En Cristo paciente hubo el dolor verdadero y milagrosamente por obra del Espíritu Santo, y
224 Santo Tomás de A q u i n o ^ J u e v e s p r i m e r o de C u a r e s m a 225
por eso sobresalió en él el sentido del tacto, de I o ) En cuanto a la intención de los judíos,
cuya percepción se sigue el dolor. éstos lo crucificaron entre dos ladrones, para ha-
El alma percibió también eficacísimamente, cerlo partícipe de la sospecha que se tenía de
según las fuerzas interiores, todas las causas de la ellos. Pero no ocurrió así, pues nada se dice
tristeza. de ellos, mientras que la Cruz de éste es hon-
rada en todas partes: los reyes, deponiendo las
III. La magnitud del dolor de Cristo puede coronas,1 colocan la Cruz en sus vestidos de púr-
considerarse por la pureza del dolor y de la tris- pura, en sus diademas, en sus armas, en la mesa
teza, pues en los demás pacientes se mitiga la sagrada; y la Cruz brilla en toda la tierra.
tristeza interior, y hasta el dolor exterior, por Respecto al orden establecido por Dios, Cristo
alguna consideración de la razón, por medio de fué crucificado con los ladrones porque así como
cierta derivación o redundancia de las potencias Cristo fué hecho por nosotros el maldito de la
superiores a las inferiores; lo cual no ocurrió en Cruz 49, d e i mismo modo es crucificado como
Cristo paciente, porque dejó hacer a cada una de culpable entre culpables, para la salvación de to-
sus fuerzas lo que le es propio. dos 50.
IV. Puede considerarse la magnitud del dolpr 2o) Como dice el papa San Leonel, son cru-
de Cristo paciente porque tomó voluntariamente cificados dos ladrones, uno a la derecha y otro
estos padecimientos y el dolor con el fin de li- a Ja izquierda, para demostrarnos bajo la imagen
bertar a los hombres del pecado, y por consi- misma del patíbulo la distinción que deberá ha-
guiente tomó tanta cantidad de dolor como co- cerse de todos los hombres en el día del juicio.
rrespondía a la magnitud del fruto que de ello San Agustín dice: "Si te fijas, la misma cruz fué
resultaba. tribunal; porque en medio se encuentra el juez;
Luego, de todas estas causas, consideradas en a un lado el que creyó y fué liberado, y al otro,
conjunto, aparece manifiesto que el dolor de el que insultó y fué condenado. Ya significaba
Cristo fué el mayor. por ello lo qué haría con los vivos y los muer-
(3*, q. XLVI, a. 6.) tos; a unos los pondría a su derecha, a los otros
a su izquierda" 52.
Jueves de la primera semana de Cuaresma 3o) Según San Hilario, hubo dos ladrones cru-
cificados, el uno a la derecha y el otro a la iz-
FUÉ CONVENIENTE QUE CRISTO FUERA CRUCIFICADO quierda, para enseñar que todo el género humano
ENTRE DOS LADRONES
«> Galat., III, 13.
Cristo fué crucificado entre ladrones, porque 50 Es argumento de San Jerónimo (Super Matth,,
así convenía en cuanto a la intención de los ju : XXVIII), como el anterior es de San Juan Crisóstomo
(hom. 88 in Matth. y 84 in Joan.).
dios, y también en cuanto a la ordenación de 51
Serm. de Passione, 4.
Dios. 52
Super Joan, tract. 31.
226 Santo Tomás de Aquino Viernes primero de C u a r e s m a 227
Escritura: Obra fué hecha en vuestros días, que niéndole a sus perseguidores, por lo que se lee
nadie l<t> creerá cuando será contada. ( Habac. I, en San Mateo (XXVII, 46) que estando Cristo
5.) Porque que Cristo haya muerto por nosotros colgado en la Cruz, decía: Dios mío, Dios mío,
es tan sorprendente que apenas puede concebirse ¿por qué me has desamparado?, es decir, que lo
en nuestro entendimiento; es más, sobrepasa nues- expuso al poder de sus perseguidores.
tro alcance. Esto es lo que dice el Apóstol: Yo Es impío y cruel entregar a un hombre ino-
obro una obra en vuestros dios, obra que no- cree- cente a la pasión y a la muerte contra su volun-
réis, si alguno os la contare. (Act., XIII, 41.) tad, como obligándole a morir. Mas Dios Padre
Tanta es la gracia y el amor de Dios para con no entregó así a Cristo, sino inspirándole la vo-
nosotros, que hizo por nosotros mucho más de luntad de padecer por nosotros; en lo cual se
lo que nosotros podemos creer o concebir. muestra la severidad de Dios, que no quiso per-
(In symb.) donar el pecado sin la pena; eso hace notar el
Apóstol cuando dice: A su propio Hijo no per-
donó. (Rom., VIII, 32.) Pero Dios muestra su
Segundo domingo de Cuaresma bondad en cuanto que, no pudiendo el hombre
satisfacer suficientemente por medio de alguna
DIOS PADRE ENTREGÓ A CRISTO A LA PASIÓN pena que él mismo sufriese le dio uno que satis-
ficiera por él; lo cual indicó el Apóstol diciendo:
El que aun a su propio Hijo no perdonó, sino lo entregó por todos nosotros (Rom., VIII, 32),
que lo entregó por todos nosotros. (Rom., VIII, y A quien (es decir, a Cristo) Dios ha propuesto
32.) en propiciación por la fe en su sangre. (Rom.,
Cristo padeció voluntariamente por obediencia III, 25.)
al Padre. Por consiguiente, Dios Padre entregó La misma acción es juzgada de diversa manera
a Cristo a la Pasión en tres conceptos: en el bien o en el mal, según que proceda de
1?) Según que en su eterna voluntad preorde- diversa raíz. El Padre entregó a Cristo, y éste se
hó la Pasión de Cristo para liberación del género entregó por amor, y por eso ambos son alabados;
humano, conforme a aquello que dice Isaías: mas Judas lo entregó por avaricia; los judíos, por
Cargó el Señor sobre él la iniquidad de todos envidia; Pilatos, por el temor mundano con que
nosotros (Lili, 6), y más adelante: El Señor quiso temió al César, y por eso todos ellos son vitu-
quebrantarle con trabajos. (Ibid., 10.) perados.
2o) En cuanto le inspiró la voluntad de pade- (3^, q. XLVII, a. 3.)
cer por nosotros, infundiendo en él la caridad,
por la que quiso padecer. Por lo cual el Profeta Así, pues, Cristo no fué deudor de la muerte
continúa: Él se ofreció porque él ntfsmo lo quiso. por necesidad; sino por amor a los hombres, en
(Ibid., 7.) cuanto que quiso la salvación humana; y por
3?) No protegiéndole en la Pasión, sino expo- amor a Dios, en cuanto quiso cumplir su volun-
232 Santo Tomás de Aquino Lunes segundo de Cuaresma 233
tad, como dijo el mismo Cristo: Mas no como yo nosotros matar a alguno (Joan., XVIII, 31), en-
quiero, sino como tú. (Matth., XXVI, 39.) tendieron que no les era lícito matar a nadie, a
(2*. Dist. 20, q. I, a. 5.) causa de la santidad del día de fiesta que ya ha-
bían comenzado a celebrar. O decían esto, como
asegura San Juan Crisóstomo, porque querían
Lunes de la segunda semana de Cuaresma matarlo, no como transgresor de la ley, sino
como enemigo público, por haberse hecho rey,
FUÉ CONVENIENTE QUE CRISTO PADECIESE DE PARTE de lo cual no les correspondía a ellos juzgarle,
DE LOS GENTILES o porque no les era lícito crucificar, lo cual desea-
ban, sino apedrear, lo que hicieron con San Es-
Lo entregarán a los gentiles para que le escar- teban. Mejor dicho: que los romanos quitaron
nezcan, y azoten y crucifiquen. (Matth., XX, 19.) el poder de matar a los que les estaban some-
En el modo mismo de la Pasión de Cristo se tidos.
prefiguró su efecto; porque primeramente la Pa- (3*, q. XLVII, a. 4.)
sión de Cristo produjo el efecto de la salud en
los judíos, muchos de los cuales se bautizaron ien í
la muerte de Cristo. En segundo lugar, el efecto ; Martes de la segunda semana de Cuaresma
de la Pasión de Cristo pasó a los gentiles con la !h'
predicación de los judíos. Por lo tanto, fué con- \ LA PASIÓN DE CRISTO CAUSÓ NUESTRA SALVACIÓN
veniente que Cristo comenzase a padecer por par- POR MODO DE MERECIMIENTO
te de los judíos, y que después, entregándole los
judíos, acabase su pasión a manos de los gentiles. I. A Cristo se dio la gracia no solamente como
Cristo, para manifestar la abundancia de .su, a persona singular, sino también en cuanto es
caíidad, por la que padecía, puesto en la Cruz, cabeza de lá Iglesia, esto es, para que se derra-
pidió perdón por sus perseguidores; y por esto, .; mase a los miembros; y por consiguiente, las
para que el fruto de esta petición llegase a los. ? obras de Cristo se encuentran, tanto con respecto
judíos y a los gentiles, quiso Cristo padecer por a sí mismo cuanto a los miembros, en la misma
parte de los unos y de los otros. relación en que se encuentran las obras de otro
Ciertamente ofrecían los judíos, no los genti-,; hombre, constituido en gracia, con respecto a sí
les, los sacrificios figurativos de la ley antigua. mismo.
Pero la Pasión de Cristo fué la oblación de su i Pero es evidente que quienquiera que, consti-
sacrificio, en cuanto Cristo sufrió la muerte por: tuido en gracia, padece por la justicia, por eso
caridad con voluntad propia; mas en cuanto pa- ••* mismo merece la salvación para sí, conforme a
deció de parte de los perseguidores, no fué sa-;¿ aquello del Evangelio: Bienaventurados los que
;
crificio, sino pecado gravísimo. i padecen persecución por la justicia. (Matth., V,
Como los judíos dijeron: No nos es lícito a ¿ 10.) Luego Cristo por su Pasión no solamente me-
234 Santo Tomás de Aquino Martes segundo de C u a r e s m a 235
recio la salvación para sí, sino también para todos cada especialmente a cada uno, para que parti-
sus miembros. cipe del efecto de la causa universal.
Es cierto que Cristo nos mereció la salvación Así, pues, el efecto del pecado del primer hom-
eterna desde el principio de su concepción; pero bre llega a cada uno por la generación de la car-
existían por nuestra parte ciertos impedimentos, ne; mas el efecto de la muerte de Cristo pertenece
que nos imposibilitaban conseguir el efecto de a cada uno por la regeneración espiritual, me-
los méritos precedentes. Por lo que fué necesario diante la cual el hombre se une e incorpora, en
que Cristo padeciese para remover aquellos im- cierto modo, a Cristo. Y por lo tanto, es necesario
pedimentos. que cada cual sea regenerado por Cristo, y reciba
Y aun cuando la caridad de Cristo no hubiese todo aquello por lo cual obra la virtud de la
sido aumentada en la Pasión más que antes, tuvo, muerte de Cristo.
sin embargo, la Pasión de Cristo algún efecto que (Contra Gentiles, lib. 4, cap. 55.)
no tuvieron los merecimentos precedentes, por
razón de mayor caridad, sino a causa del género
de obra que era conveniente a tal efecto, como se Miércoles de la segunda semana de Cuaresma
evidencia por las razones dadas más arriba acerca-
de la conveniencia de la Pasión de Cristo.
LA PASIÓN DE CRISTO CAUSÓ NUESTRA SALVACIÓN POR
(3 a , q. XLVIII, a. 1.)
MODO DE SATISFACCIÓN
suficiente, sino sobreabundante satisfacción por 3o) Porque si los que se acercan a Cristo al
los pecados del género humano. instante se convirtieran en impasibles e inmorta-
Parece ser propio del que peca el satisfacer; pe- les, esto obligaría en cierto modo a los hombres
ro la cabeza y los miembros son como una persona a recibir la fe de Cristo, y así se disminuiría el
mística, por eso la satisfacción de Cristo perte- merecimiento de la fe.
nece a todos los fieles como a miembros suyos. (Contra Gentiles, lib, 4, cap. 55.)
Además, en cuanto que dos hombres son uno solo
en la caridad, uno puede satisfacer por el otro.
(3*,q. XLVIII, a 2.) Jueves de la segunda semana de Cuaresma
II. Aun cuando Cristo ha satisfecho suficien- LA PASIÓN DE CRISTO OBRÓ A MODO DE SACRIFICIO
temente con su muerte por el pecado original,
no es, sin embargo, inconveniente que las pena- I. Se llama propiamente sacrificio una cosa
lidades consiguientes al pecado original perduren hecha en honor de Dios con el fin de aplacarlo,
todavía en todos los que se hacen participantes y de ahí viene lo que dice San Agustín: "El ver-
de la redención de Cristo. Pues esto se hizo ade- dadero sacrificio es toda obra que se hace para
cuada y útilmente para que perdurase la pena, unirnos a Dios en santa hermandad, esto es, re-
aun quitada la culpa. ferida a aquel fin del bien con el que podemos ser
I o ) Para que existiese conformidad entre los í verdaderamente bienaventurados" 56. Pero Cris-
fieles y Cristo, como entre los miembros y la ca- :' to se ofreció a sí mismo por nosotros en la Pasión;
beza. Por lo cual, así como Cristo sufrió primero y el hecho mismo de haber sufrido voluntaria-
muchos padecimientos y llegó de este modo a la mente la Pasión fué en gran manera acepto a
gloria de la inmortalidad, así también es conve- ; Dios, como proveniente de máxima caridad. Por
niente que sus fieles sé sometan primero a los . lo cual es evidente que la Pasión de Cristo fué
padecimientos, y lleguen de este modo a la in--; un verdadero sacrificio.
mortalidad, llevando, por decirlo así, en sí mis- •] Como el mismo añade después: "Múltiples y
mos las insignias de la Pasión de Cristo, a fin diversos signos de este verdadero sacrificio fueron
de alcanzar la semejanza de su gloria. los antiguos sacrificios de los santos, siendo fi-
29) Porque, si los hombres, que se acercan a gurado éste solo por muchos, como cuando con
Cristo, alcanzaran inmediatamente la inmortali-í muchas palabras se designa una cosa para reco-
dad y la impasibilidad, muchos hombres se acer4 mendarla mucho sin fastidio" 57. "A fin de que,
carian a Cristo por estos beneficios corporales; como en todo sacrificio se consideran cuatro co-
más bien que a causa de los bienes espirituales; sas, agrega San Agustín 58j a saber: a quién se
lo cual es contra la intención de Cristo, que vino
56
al mundo para trasladar a los hombres del amotí De Civit. Dei, lib. X, cap. 6.
de las cosas corporales a las espirituales. *>r De Civit. Dei, X, 20.
5
8 De Trinit., lib. IV, cap. 14.
238 Santo Tomás de Aquino Jueves segundo de Cuaresma 239
ofrece, quién lo ofrece, qué se ofrece, y por quié- pura, para purificar los vicios de los mortales,
nes se ofrece, el uno, mismo y verdadero media- que la carne nacida en el seno y del seno de una
dor, reconciliándonos con Dios por el sacrificio virgen sin el contagio de la concupiscencia car-
de paz, permaneciese siendo uno con aquél a nal? ¿Y qué podría ofrecerse y recibirse tan gra-
quien ofrecía, se hiciese uno en sí con aquéllos tamente, como la carne de nuestro sacrificio, con-
por quienes se ofrecía, y fuese uno mismo el que vertida en cuerpo de nuestro sacerdote?"
ofrecía y lo que ofrecía." (3*, q. XLVIII, 3.)
Además dice que era nuevo, porque si otros Jesucristo nos redimió de la maldición de la ley,
cuerpos hubiesen sido colocados allí, se hubiera hecho por nosotros maldición (III, 13). Se dice
ignorado quién fué el que resucitó. Otra razón. que se hizo maldición por nosotros, en cuanto
es que quien había nacido de una virgen intacta, que padeció por nosotros en el madero de la
fuese convenientemente sepultado en un sepulcro Cruz. Luego nos redimió por su Pasión.
nuevo, de modo que así como ninguno existió en De dos maneras estaba obligado el hombre por
el seno de María antes que él ni después de él, del el pecado:
mismo modo ocurriera en el sepulcro. Y también I o ) Por la esclavitud del pecado, pues todo
para dar a entender que Cristo está escondido aquél que hace pecado, esclava es del pecado
por la fe en el alma renovada: Para que Cristo (Joan., VIII, 34); y porque todo aquél que fué
more por la fe en vuestros corazones. (Eph., III, vencido, queda cautivo del que lo venció (II
17.) Petr. II, 19.) Si, pues, el diablo había vencido al
Y se añade: En aquel lugar, en donde fue cru- hombre, induciéndole al pecado, el hombre que-
cificado, había un huerto; y en el huerto un se- dó sujeto a la servidumbre del diablo.
pulcro, en el que aún no había sido puesto al- 2o) En cuanto al reato de la pena, por el cual
guno. (Joan., XIX, 41.) Debe advertirse que Cris- el hombre estaba obligado a la justicia de Dios;
to fué apresado en un huerto, padeció en un y esto es también cierta servidumbre; pues es
huerto y fué sepultado en un huerto, para signi- verdadera servidumbre que el hombre padezca lo
ficar que por la virtud de su Pasión nos libra que no quiere, siendo propio del hombre libre
del pecado que Adán cometió en un huerto de hacer uso de sí mismo como quiere.
delicias, y que por él es consagrada la Iglesia, Mas porque la Pasión de Cristo fué satisfac-
que es como huerto cerrado. ción suficiente y sobreabundante por el pecado
(In Matth., XXVII.) y reato de la pena del género humano, su Pasión
fué como cierto precio, por el cual hemos sido
librados de ambas obligaciones; pues la misma
Sábado de la segunda semana de Cuaresma satisfacción por la que uno satisface por sí o por
otro, se considera como cierto precio, con el cual
LA PASIÓN DE CRISTO OBRÓ NUESTRA SALVACIÓN POR ¡ se redime a sí mismo o a otro del pecado y de la
MODO DE REDENCIÓN pena, conforme a aquello de Daniel: Redime tus
pecados con limosnas. (Dan., IV, 24.) Mas Cristo
Dícese (I, Petr., I, 18): Sabiendo que habéis satisfizo, no ciertamente dando dinero o cosa se-
sido rescatados de vuestra vana conversación, que i mejante, sino dando lo que fué más grande, esto
es
recibisteis de vuestros padres, no por oro ni por » a sí mismo por nosotros. Y por eso se dice
plata, que son cosas perecederas, sino por la pre-^ que la Pasión de Cristo fué nuestra redención.
ciosa sangre de Cristo, como de un cordero inmd'í Pecando el hombre estaba obligado a Dios y
culüdo y sin mancilla. Y el Apóstol, a los Gálatas: a
* diablo. En cuanto a la culpa, había ofendido
242 Santo Tomás de Aquino ercer domingo d e Cu a r e s 243
a Dios y se había sometido al diablo, consintiendo otros; porque, aun cuando éramos pecadores, en
con él; de donde por razón de la culpa no se su tiempo murió Cristo por nosotros. (Rom.,
había hecho siervo de Dios, sino que más bien V, 8, 9.) Mas por la caridad conseguimos el per-
había incurrido en la servidumbre del diablo, dón de los pecados, según aquello: Perdonados
apartándose del servicio de Dios; lo cual fué le son muchos pecados, porque amó mucho.
permitido por Dios justamente a causa de la ofen- (Luc, VII, 47.)
sa cometida contra él. Pero en cuanto a la pena, 21?) La Pasión de Cristo causa el perdón de los
el hombre había sido obligado principalmente pecados por modo de redención. Pues, como él es
a Dios como a soberano juez; y al diablo como a nuestra cabeza, por la Pasión, que sufrió por
verdugo, según aquello: No sea que tu contrario caridad y obediencia, nos libró de los pecados
te entregue al juez, y el juez te entregue al mi- como a miembros suyos, por el precio de su Pa-
nistro (Matth., V, 25), esto es, al ángel cruel de sión; como si un hombre, mediante alguna obra
las penas. Así, pues, aun cuando el diablo, en I meritoria que ejerciere con sus manos, se redi-
cuanto de él dependía, retenía injustamente bajo miese de los pecados que cometió con los pies;
su servicio al hombre, engañado por su fraude, pues así como un cuerpo natural es uno solo,
no solamente en cuanto a la culpa sino también '\ compuesto de diferentes miembros, así toda la
en cuanto a la pena, era, sin embargo, justo que Iglesia, que es el cuerpo místico de Cristo, se
el hombre lo padeciese, por permisión divina en computa como una sola persona con su cabeza,
cuanto a la culpa, y por disposición de Dios en que es Cristo.
cuanto a la pena. Y, por consiguiente, con respec-
to a Dios, exigía la justicia que el hombre fuese 3o) Por modo de causa eficiente, por cuanto la
redimido, pero no con respecto al diablo. Y el carne, según la cual Cristo sufrió la Pasión, es
precio no debía pagarse al diablo, sino a Dios. 1 instrumento de la divinidad, y por lo tanto sus
pasiones y acciones son ejecutadas por virtud di-
(3*, q. XLVIII, a. 4.) vina para expulsar el pecado.
Ciertamente Cristo nos libró de los pecados
con su Pasión como por una causa, esto es, insti-
Tercer Domingo de Cuaresma tuyendo la causa de nuestra liberación, de modo
que por ella pudiesen ser perdonados todos los
LA PASIÓN DE CRISTO NOS LIBRÓ DEL PECADO pecados pasados, presentes y futuros; como si un
médico confeccionase una medicina con la cual
Nos amó y nos lavó de nuestros pecados con sü pudieran curarse cualesquiera enfermedades, aun
sangre. (Apoc, I, 5.) , e n el futuro.
La Pasión de Cristo es la causa propia del; Mas, puesto que la Pasión de Cristo precedió
perdón de los pecados, de tres maneras: como cierta causa universal del perdón de los
1°) Excitando a la caridad, porque como dic&. pecados, es necesario que sea aplicada a cada uno
el Apóstol: Dios hace brillar su caridad en no-íj para borrar los pecados propios. Esto se hace por
244 Santo Tomás de Aquino Lunes tercero de C u a r e s m a 245
el bautismo, la penitencia y otros sacramentos dido pecando, y el cual, por su justicia, había
que reciben la virtud de la Pasión de Cristo. abandonado al hombre al poder del diablo. En
También por la fe se nos aplica la Pasión de tercer lugar, por parte del diablo, que por &u
Cristo para percibir su fruto, según aquello: A depravada voluntad impedía al hombre lograr
quien Dios ha propuesto en propiciación por la la salvación.
fe en su sangre. (Rom., III, 25.) Mas la fe por la
Respecto a lo primero, el hombre fué librado
que somos purificados del pecado, no es la fe
del poder del diablo por la Pasión de Cristo, en
informe que puede existir con el pecado, sino la
fe informada por la caridad; para que de ese cuanto que ésta es causa del perdón de los pe-
modo nos sea aplicada la Pasión de Cristo, no cados. Respecto a lo segundo, la Pasión de Cristo
solamente en cuanto al entendimiento, sino tam- nos libró de la potestad del diablo, en cuanto
bién en cuanto a la voluntad y la parte afectiva. que nos reconcilió con Dios. Y respecto a lo ter-
Y por este modo se perdonan también los peca- i cero, la Pasión de Cristo nos libró del poder del
dos por virtud de la Pasión de Cristo. diablo, en cuanto que la Pasión de Cristo excedió
el modo de la potencia que Dios le ha dado, tra-
(3», q. XLIX, a. 1.)
bajando para que muriese Cristo, que no merecía
la muerte, ya que no tenía pecado. Por esta razón
dice San Agustín 59: "El diablo fué vencido por
Lunes de la tercera semana de Cuaresma
la justicia de Cristo; porque no encontrándose
cosa alguna digna de muerte, sin embargo, le
LA PASIÓN DE CRISTO NOS LIBRÓ DEL PODER
mató. Por tanto es justo que quedasen libres los
DEL DIABLO
deudores que tenía creyendo en aquel a quien
mató sin que debiese nada."
Cuando ya estaba próxima la Pasión, dijo el 'i
Es cierto que también ahora el diablo tiene
Señor: Ahora será lanzado fuera el principe de
este mundo. Y si yo fuere alzado de la tierra, todo poder sobre los hombres; porque, permitiéndolo
lo atraeré a mí mismo. (Joan., XII, 31, 32.) Fué Dios, puede tentarlos en lo que atañe al alma, y
alzado de la tierra por la Pasión de la Cruz. Lue- atormentarlos en lo que atañe al cuerpo; y sin
go por ella fué despojado el diablo del poder I embargo, la Pasión de Cristo ha preparado al
que tenía sobre los hombres. i hombre el remedio con el cual puede defenderse
contra los ataques del enemigo, para no caer en
Acerca del poder que el diablo ejercía en los.;
hombres antes de la Pasión de Cristo deben con-í el abismo de la muerte eterna; y cualesquiera de
siderarse tres cosas: ] los que antes de la Pasión de Cristo resistían al
diablo, podían hacerlo por la fe en la Pasión de
Primero, por parte del hombre, que mereció,'
por su pecado, ser entregado al poder del diablo- Cristo, aun cuando todavía ésta no se había con-
por cuya tentación había sido vencido. Según do,s sumado. Mas en alguna cosa, no obstante, nadie
por parte de Dios, a quien el hombre había oí'en- De Trinit., lib. XIII, cap. 14.
246 Santo Tomás de Aquino Martes tercero de C u a r e s m a 247
podía escapar de las manos del diablo, esto es, te su Pasión; porque nos libró del poder del
de no bajar al infierno, del cual, después «de la enemigo, venciéndolo por medios contrarios a los
Pasión de Cristo, pueden defenderse los hombres empleados en la victoria sobre el hombre, es de-
por virtud de él. cir, por la humildad, la obediencia y la auste-
También es verdad que Dios permite al dia- ridad de la pena que se opone al deleite del
blo engañar a los hombres en ciertas personas, manjar prohibido. Y satisfaciendo además por la
tiempos y lugares, según la razón oculta de sus culpa, los unió a Dios y los hizo domésticos e
designios, como ocurrirá en tiempos del Anti- hijos de Dios.
cristo; empero, por la Pasión de Cristo, siempre De aquí que esta liberación tuviera dos carac-
está preparado a los hombres el remedio por el teres de compra. Porque en cuanto nos arrebató
que pueden defenderse de las maldades de los del poder del diablo, se dice que Cristo nos re-
demonios, aun en el tiempo del Anticristo. Mas dimió; así como un rey rescata con los sufrimien-
si algunos descuidan usar de ese remedio, en nada tos de la guerra el reino ocupado por el adversa-
se menoscaba la eficacia de la Pasión de Cristo. rio. Mas en.cuanto aplacó a Dios en favor nuestro,
(3», q. XLIX, a. 2.) se dice que nos redimió, pagando el precio de su
satisfacción por nosotros, a fin de librarnos de
la pena y del pecado.
Martes de la tercera semana de Cuaresma Mas no ofreció el precio de su sangre al diablo,
sino a Dios, para satisfacer por nosotros; y nos
CRISTO,VERDADERO REDENTOR arrancó de las manos del diablo por la victoria
de su Pasión.
Habéis sido rescatados... por la preciosa san- , Y aun cuando el diablo nos había usurpado
gre de Cristo, como de un cordero inmaculado. • injustamente, nosotros, sin embargo, vinimos a
(I Petr., I, 18, 19.) caer justamente en su poder, desde que fuimos
Por el pecado del primer padre todo el género vencidos por él; y por eso fué también necesario
humano se había separado de Dios, como dice que él mismo fuese vencido por procedimientos
San Pablo a los de Éfeso (II, 12), mas no del contrarios a aquéllos por los que nos había vend-
poder de Dios, sino de la visión del rostro de v ado, pues no venció violentamente, sino indu-
Dios, a la que son admitidos los hijos y domés- ciéndonos fraudulentamente al pecado.
ticos. Por otra parte, habíamos venido a caer ? Mas debe decirse que la repetición de la pa-
bajo el poder usurpado del diablo, al cual el hom- j labra "redimir" no se refiere al acto de compra,
bre se había sometido prestándole consentimiento t como si ya otras veces hubiésemos sido compra-
en cuanto de él dependía, no obstante que el dos, sino al término del acto, porque en otro
hombre no podía darse a otro, pues no era suyo, tiempo en el estado de inocencia habíamos sido
sino de otro. suyos; ya que comprar es hacer suya una cosa.
Por consiguiente, Cristo hizo dos cosas median- O bien se puede decir que la redención se refiere
248 S a n t o T o m á s de Aquino M i é r c o l e s t e r c e r o de C u a r e s m a 249
a aquella venta por la cual habíamos sido ven- en parte se le regala. Además, si da un precio
didos al diablo al consentir en el pecado, y de mayor y no lo destina a la compra del libro, no
la cual se origina esta segunda compra. se puede decir que compra el libro.
(3, dist. 19, q. I, a. 4.) Así, pues, si hablamos del rescate del género
humano en cuanto a la cantidad del precio, cual-
quier padecimiento de Cristo, aun sin la muerte,
Miércoles de la tercera semana de Cuaresma hubiera bastado, a causa de la dignidad infinita
de la persona. Pero si hablamos del destino del
PRECIO DE NUESTRO RESCATE precio, entonces hay que decir que los demás pa-
decimientos de Cristo, sin la muerte, no fueron
Comprados fuisteis por grande precio. (I Cor., destinados al rescate del género humano por Dios
VI, 20.) Padre y por Cristo. Y esto por tres razones:
La injuria o sufrimiento de alguno se mide por I o ) Para que el precio de la redención del gé-
la dignidad de la persona; pues mayor injuria nero humano no solamente fuese infinito por ra-
sufre el rey, si es herido en el rostro, que una zón del valor, sino para que fuese también del
persona particular. En Cristo la dignidad de "la mismo género, es decir, para que nos librase de
persona es infinita, porque es una persona divina. la muerte por medio de la muerte.
Luego cualquier sufrimiento suyo, por mínimo 2?) Para que la muerte de Cristo no fuese úni-
que sea, es infinito. De ahí que cualquier sufri- camente precio de rescate, sino también ejemplo
miento suyo bastara para la redención del género de virtud, esto es, para que los hombres no te-
humano, aun sin la muerte. miesen morir por la verdad. El Apóstol señala
San Bernardo dice, además, que una mínima estas dos causas, diciendo: Para destruir por su
gota de la sangre de Cristo era suficiente para la muerte al que tenía el imperio de la muerte, es
redención del género humano. Ahora bien: una decir, al diablo (en cuanto a lo primero); y para
gota de la sangre de Cristo podía ser derramada librar <i aquéllos que por el temor de la muerte
sin la muerte; luego también era posible redimir estaban en servidumbre toda la vida (en cuanto
al género humano por algún sufrimiento sin que a lo segundo). (Hebr., II, 14, 15.)
Cristo muriese. 3o) Para que la muerte de Cristo fuese además
Dos cosas se requieren para hacer una compra: un sacramento de salvación; si nosotros, por vir-
la cantidad del precio y su destino para la adqui- tud de la muerte de Cristo, morimos al pecado,
sición de algo. Porque si uno da un precio no a las concupiscencias carnales y al amor propio.
equivalente para adquirir alguna cosa, no se dice Esta causa la señala el Apóstol San Pedro: Tam-
en este caso que haya compra, hablando propia- bién Cristo una vez murió por nuestros pecados,
€
mente, sino en parte compra y en parte donación. l justo por los injustos, para ofrecernos a Dios,
st
Por ejemplo: si uno compra por diez pesos un fndo, a la verdad, muerto en la carne, mas vi-
libro que vale veinte, en parte compra el libro y vificado por el espíritu. (I Petr., III, 18.)
250 Santo Tomás de Aquino Jueves tercero de C u a r e s m a 251
Por lo tanto, el género humano no fué redi- siglo, por la que los hombres sacan las voluptuo-
mido por otra pasión sin la muerte de Cristo. sidades de lo profundo de las tinieblas, de lo
Mas en realidad, Cristo, no solamente dando su cual es imagen el pozo, esto es, de la vida terre-
vida, sino también padeciendo cualquier sufri- na. Por eso, los que abandonan, por amor de
miento, habría pagado un precio suficiente por la Dios, las concupiscencias del siglo, abandonan el
redención del género humano, si el menor pade- cántaro.
cimiento hubiese sido divinamente destinado pa- En segundo lugar, su afecto se manifiesta por
ra ello, y esto, a causa de la dignidad infinita de la multitud de aquellos a quienes anuncia, por-
la persona de Cristo. que no a uno solamente, o a dos o tres, sino a
(Quodl., II, q. I, a. 2.) toda la ciudad. Por eso se dice y se fué a la ciudad.
que no pareciese que quería enseñar a los otros, y los sacramentos de la fe. Por lo tanto, los con-
y, airados éstos por ello, no quisiesen ir a verlo. denados en el infierno, que no se unen a la Pa-
Tampoco lo calló totalmente, sino que lo pro-, sión de Cristo del modo indicado, no pueden
puso como pregunta, como confiándolo al juicio percibir su efecto.
de ellos, pues éste es el procedimiento más fácil, Y aun cuando hayamos sido librados del reato
para persuadir. de pena, sin embargo a nosotros, penitentes, se
impone pena satisfactoria;' porque, para que con-
III. El fruto de la predicación. Salieron en- sigamos el efecto de la Pasión de Cristo, es pre-
tonces de la ciudad, y vinieron a él. (Joan., IV, ciso configurarnos a él. Pero nos configuramos a
30.) En esto se da a entender que si queremos ir él en el bautismo sacramentalmente, según aque-
a Cristo, es necesario salir de la ciudad, esto es, llo: Porque somos sepultados en él, en muerte,
abandonar el amor de la concupiscencia carnal. por el bautismo. (Rom., VI, 4.) De ahí que a los
Salgamos, pues, a él fuera de los reales. (Hebr., bautizados no se impone ninguna pena satisfac-
XIII, 13.) toria, pues están totalmente librados por la sa-
(In Joan., IV.) tisfacción de Cristo. Mas puesto que Cristo una
vez solamente murió por nuestros pecados, como
se dice (I Petr., III, 18), por eso no puede el
hombre configurarse segunda vez a la muerte de
de la tercera semana de Cuaresma Cristo por el sacramento del bautismo. Por lo
cual es necesario que los que pecan después del
POR LA PASIÓN DE CRISTO FUIMOS LIBRADOS
bautismo, se configuren a Cristo que padece por
DE LA PENA DEL PECADO
medio de alguna penalidad o sufrimiento que so-
porten en sí mismos.
En verdad tomó sobre si nuestras enfermedades
y él cargó con nuestros dolores. (Is., L i l i , 4.) Mas si la muerte, que es pena del pecado, sub-
La Pasión de Cristo nos libró del reato de la siste todavía, esto es porque la satisfacción de
pena, de dos maneras: I o , directamente, puesto Cristo tiene efecto en nosotros, en cuanto nos
que la Pasión de Cristo fué una satisfacción su- incorporamos a él, como los miembros a su ca-
ficiente y superabundante por los pecados de beza; pero es necesario que los miembros se adap-
todo el género humano, y dada la satisfacción su- ten a la cabeza. Y por consiguiente, así como
ficiente, se quita el reato de la pena; 2 9 , indirec- Cristo tuvo primeramente la gracia en el alma,
tamente, por cuanto la Pasión de Cristo es causa acompañada de la pasibilidad corporal, y por
medio de la Pasión llegó a la gloria de la inmor-
del perdón del pecado, en el que se funda el
talidad, así también nosotros, que somos sus
reato de la pena.
miembros, somos librados por su Pasión del
Los condenados no fueron librados por la Pa- reato de cualquier pena; de tal modo, sin embar-
sión de Cristo, porque ésta surte su efecto en, go, que primeramente recibimos en el alma el
aquellos a quienes se aplica por la fe, la caridad
254 Santo Tomás de Aquino Sábado tercero de C u a r e s m a 255
espíritu de adopción de hijos, por el que somos voluntariamente por nosotros, que a causa de
adscritos a la herencia de la gloria inmortal, te- este bien encontrado en la naturaleza humana, ha
niendo todavía cuerpo pasible y mortal; mas des- sido aplacado Dios respecto de toda ofensa del
pués, configurados a los padecimientos y a la género humano, con relación a los que se unen
muerte de Cristo, somos llevados a la gloria in- a Cristo paciente por la fe y la caridad.
mortal, según aquello del Apóstol: Y si hijos, No se dice que la Pasión de Cristo nos recon-
también herederos; herederos verdaderamente de cilió con Dios, como si hubiera comenzado a
Dios, y coherederos de Cristo; pero si padecemos amarnos de nuevo, pues está escrito en Jeremías
can él, para que seamos también glorificados con (XXXI, 3): Con amor perpetuo te amé; sino por-
él. (Rom., VIII, 17.) que por la Pasión de Cristo ha sido quitada la
(3*, q. XLIX, a. 3.) causa del odio, ya por haber sido borrado el
pecado, ya por la recompensa de" un bien más
t aceptable.
Sábado de la tercera semana de Cuaresma (8*, q. XLIX, a. 4.)
POR LA PASIÓN DE CRISTO FUIMOS RECONCILIADOS II. La Pasión de Cristo por parte de los verdu-
CON DIOS gos fué, ciertamente, causa de indignación. Pero
fué mayor la caridad de Cristo al padecer que la
Fuimos reconciliados con Dios por la muerte iniquidad de los verdugos. Por eso la Pasión de
de su Hijo. (Rom., V, 10.) Cristo es más eficaz para reconciliar con Dios a
todo el género humano, que para provocar a ira.
I. La Pasión de Cristo es causa de nuestra re- El amor de Dios hacia nosotros se nos revela
conciliación con Dios, de dos modos: I o , en en sus efectos. Se dice que ama a algunos, en
cuanto remueve el pecado, por el que los hom- cuanto los hace partícipes de su bondad.. Mas la
bres se constituyen en enemigos de Dios, según suprema y. más acabada participación de su bon-
aquello: Y Dioi aborrece igualmente al impío-, dad consiste en la visión de su misma esencia,
y a su impiedad (Sap., XIV, 9), y (Psal., V, 7): "en cuanto convivimos con él en buena armonía,
Aborrece a todos los que obran iniquidad; 2 o , en como amigos, pues la bienaventuranza consiste en
cuanto es un sacrificio muy acepto a Dios: pues esa suavidad. Por eso se dice, sencillamente, que
el efecto propio del sacrificio es aplacar a Dios Dios ama a los que admite a esa visión, ya real-
por el mismo; del mismo modo que un hombre mente, ya causalmente, como es manifiesto, en
perdona la ofensa cometida contra él, por. causa ? aquellos a quienes da el Espíritu Santo, como
de un obsequio grato que se le ofrece. Por eso ? Prenda de aquella visión. El hombre, por el pe-
se dice: Si el Señor te incita contra mi, recibe él.':, cado, fué desechado de esta participación de la
olor de este sacrificio. (I Reg., XXVI, 19.) Y así bondad divina, es decir, de la visión de su esen-
fué un bien tan grande el haber padecido Cristo i cia, y por eso se decía que el hombre estaba
C u a r t o d o m i n g o de C u a r e s m a 257
256 Santo Tomás de Aquino
privado del amor de Dios. Se dice que Cristo nos solamente del pecado común a toda la naturaleza
reconcilió con Dios, porque satisfaciendo por nos- humana, en cuanto a la culpa y en cuanto al
otros con su Pasión, logró que los hombres fuése- reato dé la pena, pagando él el preció por nos-
mos admitidos a la visión de Dios. otros, sino también de los pecados propios de
(2, Dist., 19, q. I, a. 5.) cada uno de los que participan de la Pasión
de Cristo por medio de la fe, de la caridad y
de los sacramentos de la fe. Y por eso la Pasión
Cuarto Domingo de Cuaresma de Cristo nos abrió la puerta del reino celestial.
Esto es lo que dice el Apóstol a los Hebreos
CRISTO CON SU PASIÓN NOS ABRIÓ LA PUERTA
(IX, 11): estando Cristo ya presente, Pontífice
DEL CIELO 60 de los bienes venideros ... por su propia sangre,
entró una sola vez en el santuario, habiendo ha-
Por tanto, hermanos, teniendo confianza de llado una redención eterna. Y esto se presentaba
entrar en el Santuario por la sangre de Cristo . . . ¡ figuradamente en los Números, donde se dice que
(Hebr., X, 19.) c el homicida se estará allí, esto es, en la ciudad
La clausura de la puerta es un obstáculo que -j en que se había refugiado, hasta x¡ue muera el
impide a los hombres la entrada. Pero los hom- ;: sumo sacerdote; muerto el cual, podrá regresar
bres son privados de la entrada en el reino celes- ''f a su casa. (Num., XXXV, 25.)
tial por causa del pecado, pues como se dice en ¡ Los santos padres, haciendo obras de justicia,
Isaías (XXXV, 8): Se llamará camino santo; no merecieron entrar en el reino celestial por la fe
pasará por él hombre mancillado. '.\ en la Pasión de Cristo, según aquello del Apóstol:
Hay dos clases de pecados que impiden la en- :; Los cuales por fe conquistaron reinos, obraron
tradá en el reino celestial. Uno, común a toda justicia (Hebr:, XI, 33); por ella también era pu-
la naturaleza humana, que es el pecado del pri- ¡ rificado del pecado cada uno de ellos, respecto
mer padre; y por este pecado se cerraba al hom- J a la purificación de la propia persona. La fe o la
bre la entrada en el reino celestial. Por esto se • justicia de alguno, no bastaba, empero, <para remo-
lee en el Génesis que, después del pecado del : ver el impedimento que provenía del reato de
primer padre, delante del paraíso puso (Dios)/; toda humana criatura. Ese reato fué realmente
Querubines, y espada que arrojaba llamas, y an- removido por el precio de la sangre de Cristo.
daba alrededor para guardar el camino del árbol-, Por eso, antes de la Pasión de Cristo, no podía
de la vida. Otro es el pecado particular de cadaí ninguno entrar en el reino celestial y alcanzar la
persona, que se comete por el acto propio de bienaventuranza eterna, que consiste en el ple-
cada hombre. j no goce de Dios.
Por la Pasión de Cristo fuimos librados n° Cristo nos mereció con su Pasión la entrada en
e
l reino celestial y removió el obstáculo; pero, por
60 Abrir las puertas del cielo no es otra cosa que hacer., s
expedita la consecución de la eterna bienaventuranza.
u ascensión, nos introdujo, por decirlo así, en la
258 S a n t o T o m á s de Aquino Lunes cuarto de C u a r e s m a 259
posesión del reino celestial. Por eso se dice que 4o) En cuanto fué entregado a la potestad hu-
subirá delante de ellos el que les abrirá el ca- mana, .como él mismo dijo a Pilatos: Na tendrías
mmo^(Mich., II, 13.) poder alguno sobre mí si no te hubiera sido dado
(3*, q. XLIX, a. 5.) de arriba. (Joan., XIX, 11.)
Por eso mereció por su Pasión ser ensalzado en
cuatro cosas:
Lunes de la cuarta semana de Cuaresma, 1?) En la resurrección gloriosa; y así se dice en
el salmo (CXXXVIII, 1): Tú conociste mi sen-
CRISTO MERECIÓ, POR SU PASIÓN, SER ENSALZADO tarme, esto es, la humildad de mi Pasión, y
mi levantarme.
Se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de 29) En la ascensión a los cielos. Por eso dice
cruz; por lo cual Dios también lo ensalzó. (Phil.. el Apóstol: Y que subió ¿qué es, sino porque an-
II, 8.) tes había descendido a los lugares más bajos de
El mérito importa cierta igualdad de justicia; la tierra? El que descendió, ese mismo es el que
por lo cual dice el Apóstol que al que obra, no se subió sobre todos los cielos. (Eph., IV, 9, 10.)
le cuenta el jornal por gracia, sino por deuda. 39) En que está sentado a la diestra del Padre y
{Rom., IV, 4.) Pero cuando alguno, por su in- ha manifestado su divinidad, según aquello de
justa voluntad, se atribuye más de lo que se le Isaías: Ensalzada y elevado será, y sublimada en
debe, es justo se le disminuya también en lo que gran manera. Cama muchos se pasmaron sobre ti,
se le debía; así cuando uno roba una oveja, pa- así será sin gloria su aspecto entre varones (LII,
gará cuatro, como se dice en el Éxodo (XXII). 13, 14). Y el Apóstol dice a los Filipenses (II, 8, 9,
Y se dice que eso lo merece para que por eílo sea 10): Se humilló a sí mismo, hecho obediente has-
castigada su inicua voluntad. Así también, cuan- ta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios
do uno por justa voluntad se sustrajo a sí mismo también lo ensalzó, y le dio un nombre, que es
lo que debía tener, merece que se le añada más, i sobre todo nombre, es decir: para que sea llamado
como recompensa de esa justa voluntad. Por eso 1 Dios por todos y todos le tributen reverencia
se dice: El que se humilla, será ensalzado (Luc, "~ como a Dios. Y esto es lo que se añade: Para que
XIV, 11.) Mas Cristo en su Pasión se humilló a al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los
sí mismo por bajo de su dignidad de cuatro ma- que están en los cielos, en la tierra y en los in-
neras: fiernos.
I o ) En cuanto a la pasión y a la muerte, de la ; j 40) En la potestad judicial, porque se dice en
cual no era deudor. i Job: Tu causa ha sido juzgada como la de un
29) En cuanto al lugar, porque su cuerpo fué " impío, ganarás la causa y sentencia. (Job.,
colocado en el sepulcro y su alma en el infierno. > XXXVI, 17.)
3?) En cuanto a la confusión y a los oprobios.;, (3 a , q. XLIX, a. 6.)'
que sobrellevó.
260 Santo Tomás de Aquino Martes cuarto de C u a r e s m a 261
Tres cosas se ofrecen aquí a nuestra conside- para ti como un igual, y obrará con confianza en
ración: tus cosas domésticas. (VI, 11.)
(In Joan., XI.)
La primera, que los amigos de Cristo son a.
veces afligidos corporalmente. Por esto no es una
señal de que uno no es amigo de Dios, si alguna Jueves de la cuarta semana de Cuaresma
vez es afligido corporalmente, como argüyó erró-
neamente Elifaz contra Job: Recapacita, te rue- MUERTE DE LÁZARO
go, ¿qué inocente pereció jamás, o cuándo los
justos fueron destruidos? (Job, IV, 7.) Por eso I. Lázaro, nuestro amigo, duerme. (Joan.,
dicen (las hermanas de Lázaro): he aquí que el XI, 11.)
que amas está enfermo. Y en los Proverbios se Amigo, esto es: por los muchos beneficios y
lee: Al que ama el Señor, lo castiga, y se compla- ; obsequios que nos prestó, y por eso no debemos
ce en él, como un padre en su hijo. (III, 12.) faltarle en la necesidad.
La segunda cosa es que no dicen: "Señor, ven, Duerme. Por lo que es necesario socorrerlo. El
hermano se experimenta en las angustias. (Prov.,
sánalo"; sino únicamente exponen la enferme-
XVII, 17.) Duerme, repito, como dice San Agus-
dad, diciendo: Está enfermo. En lo cual se in- tín: "Dormía para el Señor, pero estaba muerto
dica que basta al amigo exponer solamente la í para los hombres, que no podían resucitarlo" 61.
necesidad, sin añadir ninguna petición; porque el :¡ El sueño se entiende de diversas maneras: por
amigo, cuando quiere el bien de su amigo como ;¡ el sueño natural, por la negligencia, por el sueño
el suyo propio, así como es solícito para repeler i de la culpa, por el descanso de la contemplación,
su mal, del mismo modo lo es también para re- por el reposo de la gloria futura, y a Veces por la
peler el mal de su amigo. Y esto es principalmente I muerte, como lo emplea el Apóstol: Tampoco
verdadero en aquel que ama verdaderamente: queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los
Guarda el Señor a todos los que le aman. que duermen, para que no os entristezcáis como
los otros, que no tienen esperanza. (I Thess.,
(Psal, CXLIV, 20.)'*
IV, 12.)
La tercera es que, deseando estas dos hermanas Pero la muerte se llama sueño a causa. de la
la curación de su hermano enfermo, no se llega- { esperanza de la resurrección, y por lo tanto la
ron personalmente a Cristo, como el paralítico y • muerte suele ser llamada "dormición", desde el
el centurión, y esto por la confianza que tenían,/ tiempo en que Cristo murió y resucitó: Yo dormí,
con Cristo, por el amor especial y la familiaridad} y tuve profundo sueño. (Psal., III, 6.)
que Cristo les había mostrado; y tal vez el llanto
las detenía, como dice San Juan Crisóstomo: 5í : ' II. Mas voy a despertarle del sueño. (Joan.,
fuere firme el amigo, dice el Eclesiástico, será\ 61
Tract., 49.
264 Santo Tomás de Aquino
Jueves cuarto de C u a r e s m a 265
XI, 11.) En esto da a entender Jesús que con la
misma facilidad podía resucitar a Lázaro del se- cuarto día es el pecado de la costumbre perversa.
pulcro que despertar al que duerme en el lecho. Como quiera que se exponga, el Señor sana
Lo cual no es de admirar, porque él es el que re- alguna vez a los muertos que tienen cuatro días,
sucita a los muertos y les da la vida. Por eso dice es decir, a los que quebrantan la ley del Evange-
él mismo: Viene la hora, cuando todos los que lio, y a los retenidos por la costumbre del pecado.
están en los sepulcros oirán la voz del Hijo de
Dios. (Joan., V, 28.) (In Joan., XI.)
guo testamento o pacto fué confirmado con la 4o) La bebida y embriaguez de los que la
sangre figurativa de los toros, del mismo modo toman. Bebed de éste todos. (Matth., XXVI, 27.)
el nuevo testamento o pacto fué confirmado con Para que bebiera sangre purísima de uva. (Deut.,
la sangre de Cristo, que fué derramada por la XXXII, 14.)
Pasión. 5o) Apertura de la puerta celestial. Por tanto,
2o) En su segunda acepción la voz testamento hermanos, teniendo confianza de entrar en el san-
se toma más restringidamente por la disposición tuario por la sangre de Cristo (Hebr., X, 19),
de la herencia que ha de percibirse. Tomado así esto es, la oración continua por nosotros ante
el testamento, no se confirma sino por la muerte, Dios. Porque todos los días la sangre clama al
pues como dice el Apóstol: Porque el testamento Padre por nosotros. Os habéis llegado. . . a la as-
no tiene fuerza sino por la muerte; de otra ma- persión de la sangre, que habla mejor que la de
nera, no vale mientras que vive el que hizo el Abel. (Hebr., XII, 22, 29.) La sangre de Abel
testamento. (Hebr., IX, 17.) Dios había tomado clamó venganza, la sangre de Cristo pide indul-
primeramente disposición acerca de la herencia gencia.
eterna, mas bajo la figura de los bienes tempo- 6o) Sacar del infierno a los santos. Tú también
rales, lo cual pertenece al antiguo testamento. por la sangre de tu testamento hiciste salir tus
Posteriormente hizo el nuevo testamento prome- cautivos del lago en que no hay agua. (Zach.,
tiendo expresamente la herencia eterna, lo cual IX, 11 •)
fué confirmado efectivamente por la sangre de la
muerte de Cristo. Por consiguiente, dijo el Señor
acerca de esto: Este cáliz es el Nuevo Testamento i (Serm., in Dom. de Passione.)
en mi sangre, como si dijese: Por lo que se con- •
tiene en este cáliz, se conmemora el nuevo testa-
mento, confirmado por la sangre de Cristo. Sábado de la cuarta semana de Cuaresma
(In I Cor., XI.) | NO EXISTIÓ OTRO MODO MÁS CONVENIENTE
QUE LA PASIÓN DE CRISTO PARA LIBRAR AL
II. Otras utilidades de la sangre de Cristo: GÉNERO HUMANO
I o ) La purificación de nuestros pecados e tn-j Algún modo es tanto más conveniente para
mundicias. Nos amó, y nos lavó de nuestros peca-' conseguir u n fin, cuanto por el mismo concurren
dos con su sangre. (Apoc, I, 5.) mayor número de cosas que son ventajosas para
2 o Nuestra redención. Nos has redimido para^ ese fin. Mas por el hecho de haber sido liberado
Dios en tu sangre. (Ibid., V, 9.) el hombre p o r la Pasión de Cristo, concurren
3 o Nuestra reconciliación con Dios y con lo, muchas cosas pertenecientes a la salvación del
ángeles. Pacificando por la sangre de su cruK hombre, además de la liberación del pecado.
tanto lo que está en la tierra, como lo que est^ 1 ) Porque por esto conoce el hombre cuánto
en el cielo. (Col., I, 20.) e ama
Dios, y por ello es excitado a amar a aquél
268 Santo Tomás de Aquino
I o ) Para comprobar la verdad de su muerte; tre los muertos. Porque Cristo, siendo sepultado
pues nadie es puesto en el sepulcro, sino cuando entre los muertos, demostró haber sido libre, por-
ya consta la verdad de la muerte. Por eso se lee que su encerramiento en el sepulcro no pudo im-
en la Escritura que Pilatos, antes de permitir que pedir que saliese de él resucitado.
Cristo fuese sepultado, hizo examinar con exqui- . (3 a q. LI, a. 1.)
sita diligencia si estaba muerto. (Marc, XV, 44,
45.)
2o) Porque por lo mismo que Cristo resucitó Miércoles de la semana de Pasión
-i.
del sepulcro, da la esperanza de resucitar por él a
los que están en el sepulcro, según aquello: To- SEPULTURA ESPIRITUAL
dos los que están en los sepulcros oirán la voz del
Hijo de Dios; y los que hicieron bien irán a resu- ¡ Por el sepulcro se significa la contemplación
rrección de vida. (Joan., V, 28, 29.) celestial. Por eso sobre aquello de Job (III, 22):
3o) Para ejemplo de los que por la muerte de Y se gozan en extremo cuando hallan el sepulcro,
Cristo mueren espiritualmente a los pecados, esto dice San Gregorio: "Así como el cuerpo en el se-
es, los que se esconden de la conturbación de los pulcro, del mismo modo el alma, muerta al mun-
hombres. Por eso se dice: Porque estáis ya muer- do, se esconde en la contemplación divina, donde
tos y vuestra vida está escondida con Cristo en está tranquila de todo estrépito mundano, duran-
Dios. (Col., III, 3.) Por lo que también los bauti- te los tres días de sepultura, como con tres inmer-
zados, que mueren a los pecados por la muerte siones: Los esconderás en el secreto de tu rostro
de Cristo, son como consepultados con Cristo por de la conturbación de los hombres. (Psal., XXX,
la inmersión, conforme a aquello a los Romanos:,: 21.) Los atribulados, los vejados por los oprobios
Porque somos sepultados con él en muerte por el..i de los hombres, entrando espiritualmente en la
bautismo. (VI, 4.) í presencia de Dios, no son turbados.
Así como la muerte de Cristo obró eficiente- l Tres cosas son necesarias para esta sepultura
mente nuestra salvación, así también su sepultu- espiritual en Dios, a saber: que el alma se ejercite
ra. Por lo cual dice San Jerónimo 63: "Resucita- en las virtudes; que toda ella se haga pura y
mos por la sepultura de Cristo". Sobre aquello de(! candida; que muera totalmente a este mundo,
Isaías: A los impíos dará por su sepultura (LUM las cuales cosas se encuentran místicamente veri-
9), dice la Glosa: esto es, a los gentiles que esta-í ficadas en la sepultura de Cristo.
ban sin piedad, los dará a Dios Padre; porque losf La primera está señalada por San Marcos
adquirió muriendo y siendo sepultado. y (XIV, 8), donde se lee que María Magdalena se
Y en el salmo (LXXXVII, 5, 6) se lee: H ^ adelantó a ungir el cuerpo de Jesús para la se-
venido a ser como hombre sin socorro, libre en-? pultura, pues el ungüento de nardo espique desig-
na las virtudes por su preciosidad, ya que nada
63 Sobre el Evangelio de Mateo. hay más precioso en esta vida que las virtudes.
276 Sa n t o T o m á s de Aquino M i é r c o l e s d e la s e m a n a de P a s i ó n 277
El alma santa que quiere ser sepultada en la con- para no ser corrompida por los vicios, según
templación divina, debe, por lo tanto, primera- aquello del Apóstol: Aunque este nuestro hom-
mente ser ungida por el ejercicio de la virtud. bre, que está fuera, se debilite; pero el que está
Por eso se dice en Job (V, 26): Entrarás con abun- dentro, se renueva de día en día (II Cor., IV, 16),
dancia en el sepulcro, esto es, de la contempla- esto es, se purifica más intensamente de los vicios
ción divina, según dice la Glosa: Corno se encie- continuamente por el fuego de la tribulación.
rra el montón de trigo a su tiempo. A lo que Por consiguiente, el alma del hombre debe pri-
añade la Glosa: "porque el tiempo de la acción mero morir a este mundo con Cristo, y después
es premio de la contemplación eterna; y es nece- ser sepultada con él en el secreto de la contem-
sario que el perfecto ejercite primero su alma en plación divina. Por eso dice el Apóstol: Porque
las virtudes, y la esconda después en el granero estáis ya muertos a las cosas vanas y caducas, y
del reposo". vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
La segunda se halla expresada en San Marcos (Col, III, 3.)
(XV, 46). Allí se lee que José compró una sába-
na, porque la sábana es un paño de lino, blan- (De Humanit. Christi, cap. XLII.)
queado con mucho trabajo. Por eso significa el ••'
candor interior del alma, a cuya perfección se \
llega con gran trabajo. El que es justo, sea aun * Jueves de la semana de Pasión
justificado. (Apoc, XXII, 11.) También nosotros . LA MAYOR SEÑAL DEL AMOR DE CRISTO
andemos en novedad de vida {Rom., VI, 4), avan- .i
zando de lo bueno a lo mejor, y por la justicia de > Parece que Cristo nos dio mayor prueba de
la fe, a la esperanza de la gloria. Así, pues, deben'.'* amor entregando su cuerpo en comida que pa-
los hombres esconderse en el sepulcro de la con^;: deciendo por nosotros. Porque el amor de la pa-
templación divina con candor de limpieza inte-; tria es más perfecto que el amor de aquí abajo.
rior. Por lo cual, sobre aquello de Mateo: Bien-: Pero aquel beneficio que Cristo nos dio, entre-
aventurados los de limpio corazón, porque ellos] gándonos su cuerpo en manjar, más se asimila a
verán a Dios (V, 8), dice San Jerónimo: El Señor¿ la caridad de la patria en la que disfrutaremos
puro, es mirado por el corazón puro. plenamente de Dios. Y la Pasión que sufrió por
La tercera está expresada por las palabras d:,' nosotros más se asimila a la caridad de esta vida,
San Juan: Y Nicodemo... vino también trayendo en la cual nos estamos expuestos a padecer por
una confección, como de cien libras, de mirra ? Cristo. Luego es mayor señal de amor el habernos
de áloe (Joan., XIX, 39), porque mediante la dado Cristo su cuerpo en comida, que el haber
cien libras de mirra y de áloe, con las cuales ss padecido por nosotros.
conserva incorrupta la carne, se designa la pe^ Mas en contra está lo que se dice en San Juan:
fecta mortificación de los sentidos exteriores; po Ninguno tiene mayor amor que éste, que es po-
la cual la mente se conserva muerta al mund ner su vida por sus amigos. (Joan, XV, 13.)
278 Santo Tomás de Aquino V i e r n e s de la s e m a n a de P a s i ó n 279
V
280 Santo Tomás de Aquino S á b a d o d e la s e m a n a de P a s i ó n 281
I o ) Perdonándole las ofensas, según aquello por sus amigos (Joan., XV, 13), y esto lo hizo
del Apóstol: Sufriéndoos los unos a los otros, y Cristo en la cruz. Por consiguiente, si dio su alma
perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja por nosotros, no debe sernos pesado soportar por
del otro, así como el Señor os condonó a vosotros, amor a él cualquier mal. ¿Qué retornaré al Señor
así también vosotros. (Col., III, 13.) por todas las cosas que me ha dado? (Psal., CXV,
2?) Orando por sus pecados, como dice Santia- 12.)
go: Orad los unos por los otros, para que seáis Si buscas ejemplo de paciencia, se encuentra
salvos. (Jac, V, 16.) Este doble modo de lavar es excelentísimo en la cruz. Pues la paciencia es
común a todos los fieles. grande en dos cosas: o cuando se sufren paciente-
3o) Pero el tercer modo corresponde a los pre- mente grandes males, o cuando se los soporta, y
lados, quienes deben lavar perdonando los peca- pudiéndoselos evitar, no se los evita. Mas Cristo
dos con la autoridad de las llaves: Recibid el sufrió grandes males en la cruz. Oh vosotros, todos
Espíritu Santo; a los que perdonareis los pecados, los que pasáis por el camino, atended y mirad si
perdonados les son. (Juan, XX, 22, 23.) .. hay dolor como mi dolor. (Thren., I, 12.) Lo
También podemos decir que con este hecho sufrió pacientemente, porque padeciendo no ame-
nos mostró el Señor todas las obras de misericor- nazaba. (I Petr., II, 23.) Como oveja será llevado
dia. Porque el que da pan al hambriento, lava a¡ matadero, y como cordero delante del que lo
sus pies, del mismo modo el que le da hospitali- trasquila enmudecerá. (Is., L i l i , 7.) Asimismo,
dad, y el que viste al desnudo, y así en lo demás. pudo evitarlos y no los evitó: ¿Por ventura pien-
Socorriendo las necesidades de los Santos. (Rom., sas que no puedo rogar a mi Padre, y me dará
XII, 13.) ahora mismo más de doce legiones de ángeles?
(In Joan., XIII.) (Matth., XXVI, 53.) Por lo tanto, la paciencia
de Cristo en la cruz fué máxima. Corramos con
paciencia a la batalla, que nos está propuesta, po-
Domingo de Ramos niendo los ojos en el autor y consumador de la
fe, Jesús, el cual habiéndole sido propuesto gozo,
UTILIDAD EJEMPLAR DE LA PASIÓN DE CRISTO sufrió cruz, menospreciando la deshonra. (Hebr.,
XII, 1, 2.)
La Pasión de Cristo es suficiente para informar,; Si buscas ejemplo de humildad, mira al cruci-
totalmente nuestra vida. Pues quien desea vivir ficado; porque Dios quiso ser juzgado y morir
con perfección, no debe hacer otra cosa que des- hajo Poncio Pilato, cumpliéndose lo que dice el
preciar lo que Cristo despreció en la cruz, y de^!. libro de Job (XXXVI, 17): Tu causa ha sido
sear lo que Cristo deseó. Ningún ejemplo de- juzgada como la de un impío. Verdaderamente
virtud está ausente de la cruz. ' ;; como la de un impío, por aquello de condené-
Si buscas el ejemplo de la caridad, ninguno tiev mosle a la muerte más infame. (Sap., II, 20.) El
ne mayor amor que éste, que es poner su vid,_ Señor quiso morir por el siervo, y él, que es la
284 Santo Tomás de Aquino Lunes de la S e m a n a Santa 285
vida de los ángeles, quiso morir por los hombres. de corazón limpio. (PsaL, XXIII, 4.) Como si
Si buscas ejemplo de obediencia, sigue al que dijese: Si no te lavare, no estarás limpio, y si no
se hizo obediente hasta la muerte. (Philip:, II, 8.) estás limpio, no tendrás parte conmigo.
Porque como por la desobediencia de un solo
hombre muchos fueron hechos pecadores; asi II. Simón Pedro le dice: Señor, no solamente
también serán muchos hechos justos por la obe- mis pies, mas las manos también y la cabeza.
diencia, de uno solo. (Rom., V, 19.) (Joan., XIII, 9.) Aterrado Pedro se ofrece todo
Si buscas ejemplo del desprecio de lo terreno, él a ser lavado, turbado por el amor y el temor.
sigue al que es Rey de reyes y Señor de los que Pues, como se lee en el Itinerario de Clemente,
dominan, en el cual están los tesoros de la sabidu- de tal modo estaba unido a la presencia corporal
ría; y, sin embargo, aparece en la cruz, desnudo, de Cristo, a la que fervorosísimamente había
burlado, escupido, herido, coronado de espinas, amado, que cuando se acordaba, después de la
abrevado con hiél y vinagre, y muerto. Falsamen- Ascensión de Cristo, de su presencia dulcísima y
te, pues, te dejas impresionar por los vestidos y trato santísimo, se deshacía todo él en lágrimas
las riquezas: Se repartieron mis vestiduras (PsaL, hasta él punto que sus mejillas parecían abra-
XXI, 19); falsamente te seducen los honores, por- sadas.
que yo he sufrido ludibrios y azotes; falsamente Es menester saber que en el hombre existen
te inquietan las dignidades, pues: Tejiendo una tres (miembros principales que deben ser purifi-
corona de espinas, se la pusieron sobre la cabeza cados): la cabeza, que es la parte superior; los
(Matth., XXVII, 29); falsamente te conmueven l pies, que constituyen la ínfima, y las manos, que
las delicias, porque en mi sed me dieron a. beber ocupan un lugar intermedio. Del mismo modo en
vinagre. (PsaL, LXVIII, 22.) el hombre interior, es decir, en el alma, está la
(In Symb)i cabeza, que es la razón superior, con la. que el.
alma se adhiere a Dios; las manos, esto es, la ra-
Lunes de la Semana Santa zón iníeriop, que se ocupa de las obras activas, y
los pies, que son la sensualidad. El Señor sabía
NECESIDAD DE LA PERFECTA PURIFICACIÓN que sus discípulos estaban purificados en cuanto
a la cabeza, porque estaban unidos a Dios por la
I. Si no te lavare, no tendrás parte conmigoJ fe y la caridad; y en cuanto a las manos, porque
(Joan., XIII, 8.) j sus acciones eran santas; pero en cuanto a los
Nadie puede llegar a participar de la herencia píes, tenían por la sensualidad algunos afectos
eterna y ser coheredero de Cristo, si no está puri-j terrenos.
ficado espiritualmente, pues se dice en la Escritu-; Mas temiendo Pedro la amenaza de Cristo, no
ra: No entrará ninguna cosa contaminada. (Apoc, sólo consiente en la ablución de los pies, sino
XXI, 27.) Señor, ¿quién habitará en tu taber^ también en la de las manos y la cabeza, diciendo:
náculo? (PsaL, XIV, 1.) El inocente de manos f¡. Señor, no solamente mis pies, mas las manos
Santo Tomás de Aquino Martes de la S e m a n a Santa 287
286
también y la cabeza. Como si dijese: Ignoro si cual sería gran inconveniente estar sentado o
necesito la ablución de las manos y de la cabeza; recostado; por eso la actitud del servidor es estar
Porque de nada me arguye la conciencia, mas no de pie. Por lo cual dijo: Se levanta de la cena. Y
por eso soy justificado. (I Cor., IV, 4.) Por con- el evangelista San Lucas: Porque ¿cuál es mayor,
siguiente estoy preparado a la ablución no sola- el que está sentado a la mesa, o el que sirve?
mente de los pies, esto es, de los afectos inferiores, (XXII, 27.)
sino de las manos también, esto es, de las accio- 2o) Que esté expedito para poder ejecutar con-
nes, y de la cabeza, a saber, de la razón superior. venientemente todas las cosas necesarias al servi-
cio; y para esto es un obstáculo el exceso de ves-
III. Jesús le dice: El que está lavado, no necesi- tidos. Por eso el Señor se quita sus vestiduras.
ta sino lavar los pies. Y vosotros limpios estáis. Esto fué simbolizado en el Génesis cuando Abra-
(Joan., XIII, 10.) Dice Orígenes que estaban hán eligió siervos expeditos. (Gen., XVII.)
limpios, pero que todavía necesitaban mayor 3o) Que sea pronto para servir, es decir, que
limpieza; porque la razón debe siempre emular posea todas las cosas necesarias para el servicio.
carismas mejores, debe siempre subir a elevadas En el Evangelio de San Lucas se dice que Marta
virtudes, brillar por el candor de la justicia. El estaba afanada de continuo en las haciendas de
que es santo, sea aún santificado. (Apoc, XXII, la casa (X, 40). De ahí que el Señor tomando
11.) una toalla, se la ciñó, para, de este modo, estar
(In Joan., XIII.) preparado, no solamente a lavar los pies, sino
también a enjugarlos. Con lo cual, el que salió
de Dios y volvió a Dios, nos enseña a conculcar
Martes de la Semana Santa toda hinchazón, lavando los pies.
PREPARACIÓN DE CRISTO AL LAVATORIO DE LOS PIES II. Echó después agua en un lebrillo, y co-
menzó a lavar los pies a los discípulos, y a lim-
Se levanta de la cena, y se quita sus vestiduras^ piarlos con la toalla con que estaba ceñido.
y tomando una toalla, se la ciñó. (Joan., XIII, 4.)í* (Joan., XIII, 5.) Aquí se expresa el obsequio de
Cristo; en el cual brilla su humildad de tres
I. Cristo se muestra servidor por amor a 1 maneras.
humildad, conforme a aquello de San Mateo: El I 9 ) Por la naturaleza del obsequio, que fué
m
Hijo del hombre no vino para ser servido, sino u y humilde, a saber: que el Señor de la majes-
para servir, y para dar su vida en redención po\ tad se inclinase a lavar los pies de los siervos.
muchos. (XX, 28.) ¡ 2?) p o r i a multitud del obsequio, pues puso
Para ser buen servidor se requieren tres cosas1 { a ^ a e n e* lebrillo, lavó los pies, los limpió, etc.
9
I o ) Que sea circunspecto para ver todas 13 ) Por modo de obrar, pues no lo hizo por
cosas que pueden faltar en el servicio; para 1 ¿o de otros o con la ayuda de otros, sino
288 Santo Tomás de Aquino Miércoles de la S e m a n a Santa 289
por sí mismo, cumpliéndose aquello del Eclesiás- ¿Quién puede decir: Limpio está mi corazón, pu-
tico: Cuanto mayor eres, humíllate en todas las ro soy de pecado? (XX, 9.) Pero estas manchas
cosas. (III, 20.) las tienen en los pies solamente. Otros, al con-
(In Joan., XIII.) trario, no sólo están manchados en los pies, sino
totalmente. Pues se manchan totalmente con las
impurezas terrenas los que yacen sobre ellas; de
Miércoles de la Semana Santa ahí que quienes totalmente, en cuanto al afecto y
en cuanto a los sentidos, estén apegados al amor
TRES CONSIDERACIONES MÍSTICAS EN TORNO de lo terreno, sean enteramente inmundos.
AL LAVATORIO DE LOS PIES Pero los que están de pie, esto es, los que con
el espíritu y el deseo tienden a las cosas celes-
Echó agua en, un lebrillo, y comenzó a lavar tiales, sólo contraen manchas en los pies. Pues
los pies de los discípulos, y a limpiarlos con la así como el hombre que está de pie se ve obli-
toalla, con que estaba ceñido. (Joan., XIII, 5.) gado a tocar la tierra, al menos con los pies,
Aquí pueden entenderse místicamente tres del mismo modo, mientras vivimos en esta vida
cosas. mortal, que necesita de las cosas terrenas para
I o ) Por la acción de poner agua en el lebrillo sustentación del cuerpo, contraemos algunas im-
se significa la efusión de su sangre sobre la tie¿ purezas, al menos, por la sensualidad. Por eso el
rra. Puesto que la sangre de Jesús puede llamarse Señor mandó a los discípulos que sacudiesen el
agua por la virtud que tiene de lavar. De ahí polvo de sus pies (Luc, IX, 5.) Pero se dijo: co-
que simultáneamente saliera agua y sangre de su menzó a lavar, porque la ablución de los afectos
costado para dar a entender que aquella sangre terrenos comienza aquí y termina en el futuro.
lavaba los pecados. También puede entenderse Así, pues, la efusión de su sangre está simbo-
por el agua la Pasión de Cristo. Pues echó agua lizada por la acción de poner agua en el lebrillo;
en un lebrillo, esto es, imprimió en las almas y la ablución de nuestros pecados, por la acción
de los fieles, por la fe y la devoción, el recuerdo de haber comenzado a lavar los pies de los dis-
de su Pasión. Acuérdate de mi pobreza, y tras- cípulos.
paso, del ajenjo, y de la hiél. (Thren., III, 19.) 3o) Aparece también la aceptación de nuestras
2?) Por aquello que dice: y comenzó a lavar»
penas sobre sí mismo. Pues no sólo lavó nues-
se alude a la imperfección humana. Porque los
tras manchas, sino que tomó sobre sí las penas
Apóstoles, después de Cristo, eran más perfec-
debidas por aquéllas. Porque nuestras penas y
tos, y no obstante necesitaban de la ablución,
penitencias no serían suficientes, si no estuvieran
porque tenían algunas manchas; para dar así
a entender que aun cuando el hombre sea per-; cimentadas en los merecimientos y en la virtud
fecto, necesita perfeccionarse más; y contrae al- de la Pasión de Cristo. Lo cual se simboliza por
gunas manchas, según aquello de los Proverbios:' aquello de haber limpiado los pies de los discí-
290 Santo Tomás de Aquino
Jueves de la S e m a n a Santa 291
pulos con la toalla, es decir, con el lienzo de su
cuerpo. en vísperas de la Pasión, y celebrado el anterior
sacramento, se instituyese el nuevo.
(In Joan., XIII.) 3o) Porque las cosas que dicen los amigos al
separarse para siempre se graban más en la me-
moria, principalmente porque entonces se infla-
Jueves de la Semana Santa ma más el amor a los amigos; y las cosas que
más impresionan se graban más profundamente
LA CENA DEL SEÑOR
en el alma. Ahora bien, porque entre los sacri-
ficios nada puede ser mayor que el cuerpo y la
sangre de Cristo, ni más poderoso que esta obla-
Convenientemente fué instituido en la cena el ción, por eso, para que fuese tenida en mayor
sacramento del Cuerpo del Señor. veneración, el Señor instituyó este sacramento la
I o ) Por razón del contenido de este sacramen- víspera de separarse de sus discípulos. Esto mis-
to. Pues en él se contiene el mismo Cristo. Antes mo es lo que dice San Agustín: "El Salvador,
de separarse de los discípulos en su forma propia, a fin de recomendar más intensamente la gran-
se queda con ellos bajo la forma sacramental, deza de aquel misterio, quiso fijarlo el último en
como en la ausencia de un emperador se pre- los corazones y en la memoria de los discípulos,
senta su imagen. Por eso dice San Eusebio: Como de los cuales había de separarse por la Pasión."
debía quitar de los ojos corporales el cuerpo que Pero debe advertirse que este sacramento tiene
había tomado, y llevarlo a los cielos, era necesa- una triple significación.
rio que el día de la cena consagrase para nos- I o ) Respecto al pasado, esto es, en cuanto es
otros el sacramento de su cuerpo y sangre, para í conmemorativo de la Pasión del Señor, que fué
que se pudiese honrar perpetuamente por el j un verdadero sacrificio, y por esto se llama sa-
misterio lo que una sola vez se ofrecía como !' crificio.
precio (de nuestro rescate). ...; 2o) Respecto a la realidad presente, esto es, a
o
2 ) Porque sin la fe en la Pasión nunca pudo ? la unidad de la Iglesia, y para que los hombres
existir salvación. Por lo tanto, fué necesario que : ; se unan estrechamente por este sacramento; y
en todo tiempo existiese entre los hombres algo; por esto se llama comunión. Dice San Juan
que representase la Pasión del Señor, cuya piin< Damasceno que se llama comunión porque por
cipal figura en el testamento antiguo fué el cor-' él comunicamos con Cristo, y participamos de
dero pascual. En el testamento nuevo reemplazó? su carne y divinidad, y por él nos comunicamos
al cordero pascual el sacramento de la Eucaristía,; y unimos recíprocamente.
que es u n memorial de la Pasión del Señor, rea- 3o) Respecto ál futuro, por cuanto es prefigu-
lizada en el pasado, como aquél fué figura de 1 rativo del goce de Dios, que tendrá lugar en la
Pasión futura. Fué, por lo tanto, conveniente qu patria celestial; y por eso se llama viático, pues
nos ofrece el medio de llegar allá. Bajo este as-
292 Santo Tomás de Aquino Viernes de la S e m a n a Santa 293
pecto se llama asimismo Eucaristía, esto es, bue- acrecentamiento de la esperanza dice el Apóstol:
na gracia, pues la gracia de Dios es vida perdu- El que aun a su propia Hijo no perdonó, sino
rable (Rom., VI, 23), o porque contiene realmen- que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos
te a Cristo, que está lleno de gracia. También se donó también con él todas las cosas? (Rom., VIII,
llama en griego metalipsis, es decir, asunción,, 32.) No se puede negar que es menos dar todas
porque por él tomamos la divinidad del Hijo las cosas que entregarlo a la muerte por nosotros.
de Dios. A este respecto dice San Bernardo: ¿Quién no
(De Humanitate Christi.) se dejará arrebatar a la esperanza de lograr per-
dón, si atiende a la posición del cuerpo cruci-
ficado, a saber, la cabeza inclinada para besar,
Viernes de la Semana Santa los brazos extendidos para abrazar, las manos
perforadas para colmar de bienes, el costado
MUERTE DE CRISTO abierto para amar, los pies clavados para perma-
necer con nosotros? Levántate, amiga mía... y
Fué conveniente que Cristo muriese. ven, paloma mía, en los agujeros de la pena. . .
I o ) Para complemento de nuestra redención; (Cant. II, 13,14.) En las llagas de Cristo vive
porque aun cuando la Pasión de Cristo tuvo y anida la Iglesia, cuando pone la esperanza de
virtud infinita por la unión de la divinidad, sin su salvación en la Pasión del Señor, y por eso
embargo, no por cualquier sufrimiento se hu- confía que ha de ser protegida de las asechanzas
biera completado la redención, del género huma- del gavilán, es decir, del diablo.
no, sino por la muerte. Por es© dice el Espíritu Del aumento de la caridad se lee en el Ecle-
Santo por boca de Caifas: Os conviene que mue- siástico: Al mediodía quema a la tierra (XLIII,
ra un hombre por el pueblo. (Joan., XI, 50.) 3), esto es, en el fervor de la Pasión inflama a
Por lo cual dice San Agustín: "Admirémonos, los terrenos a amar. Y San Bernardo dice: "Sobre
congratulémonos, alegrémonos, amemos, alabe- todas las cosas, buen Jesús, te me ha hecho ama-
mos, adoremos, porque por la muerte de nuestro ble el cáliz que has bebido. La obra de nuestra
Redentor hemos sido llamados de las tinieblas a j redención fácil y absolutamente conquista para
la luz, de la muerte a la vida, del destierro a la;. sí todo nuestro amor; esto es lo que más suave-
patria, del llanto al gozo." 5 mente alienta nuestra devoción, más justamente
2°) Para acrecentamiento de la fe, la espe-/ la eleva, más estrechamente la obliga, y más in-
ranza y la caridad. Del aumento de la fe se dice; tensamente la afecta."
en el Salmo (CXL, 10): Solo estoy yo hasta que yo 3o) Para el misterio de nuestra salvación, para
pase adelante, del mundo al Padre. Cuand que muriésemos a este mundo a semejanza de
yo haya pasado al Padre, entonces me múltipla su muerte: Escogió mi alma la horca, y mis
caré. Si el gran® de trigo que cae en la tierr' huesos la muerte. (Job., VII, 15.) Y San Gre-
no muriere, él solo queda. (Matth., XII, 24.) De| gorio comenta esto diciendo: "El alma es la in-
294 Santo Tomás de Aquino Sábado Santo 295
tención del espíritu, los huesos la fortaleza de drá pavor; porque él mismo es su esperanza.
la carne. Lo que se suspende, es elevado de abajo. (EcclL, XXXIV, 16.)
El alma, pues, se suspende hacia lo eterno, para 29) Debemos concebir temor y desechar la pre-
que mueran los huesos, porque por amor de la sunción. Porque si Cristo padeció por los peca-
vida eterna destruye en nosotros toda fortaleza dores y bajó a los infiernos, no libró, sin embar-
de la vida exterior." Señal de esta muerte es ser go, a todos, sino únicamente a los que estaban
despreciados por el mundo. Por eso añade San sin pecado mortal; pero dejó allí a los que ha-
Gregorio: "El mar retiene en sí los cuerpos vivos; bían muerto en pecado mortal. Por consiguiente,
y a los muertos los arroja luego de sí." ninguno que baje allí con pecado mortal, espere
perdón; sino que estará en el infierno el tiempo
que los santos Padres estarán en el paraíso, o sea,
(De Humanitate Christi, cap. 47.) eternamente.
30) Debemos ser solícitos. Porque Cristo des-
cendió a los infiernos por nuestra salvación, y
Sábado Santo nosotros debemos preocuparnos por bajar allá
frecuentemente, meditando en las penas, como
UTILIDAD DEL DESCENDIMIENTO DE CRISTO A LOS hacía el santo profeta Ezequías: Yo dije: En el
INFIERNOS medio de mis días iré a las puertas del infierno.
1
\ (Is., XXXVIII, 10.) Porque el que en vida des-
Cuatro lecciones podemos sacar para nuestra. ciende frecuentemente allí por la meditación, no
instrucción del descendimiento de Cristo a los f desciende fácilmente en la muerte; pues esa con-
infiernos: J sideración le preserva del pecado y le aparta de
I o ) Una firme esperanza en Dios. Porque cual- •;, él. Vemos que los hombres de este mundo se
quiera que sea la aflicción que le atormente, debe guardan de obrar mal por temor a la pena tem-
esperar siempre la ayuda de Dios y confiar en él. poral; ¿con cuánta mayor razón deben evitar las
Porque nada hay más cruel que estar en el iú-.f acciones malas por temor a las del infierno, que
fierno. Ahora bien, si Cristo libró a los que está- i son mayores por la duración, la acerbidad y el
ban en el infierno, mucho más debe confiar el S número? Por eso se dice en el Eclesiástico: Acuér-
que es amigo de Dios, que será librado por él, date de tus postrimerías, y no pecarás jamás.
de cualquier angustia. Ésta (la sabiduría) no¡. (VII, 40.)
desamparó al justo vendido, mas le libró de los- 4o) De este hecho nos viene un ejemplo de
pecadores, y descendió con él al hoyo; y en /«£; amor. Cristo bajó a los infiernos para librar a
prisiones no le desamparó. (Sap., X, 13, 14.) Y? los suyos; y, por consiguiente, también nosotros
porque Dios ayuda de manera especial a sus sief-' debemos bajar allá para socorrer a los nuestros.
vos, debe estar muy seguro el que sirve a Dios^ Pues ellos nada pueden y debemos, por lo tanto,
El que teme al Señor de nada temblará, ni teñí socorrer a los que están en el purgatorio, Sería
296 Santo Tomás de Aquino
que no pequemos más. Habiendo Cristo resu- pre consigo el trofeo de su victoria 69. Por eso
citado de entre los muertos, ya no muere; la dice también San Agustín que "tal vez en aquel
muerte no se enseñoreará más de él. (Rom., VI, reino veremos en los cuerpos de los mártires las
9.) Y más adelante: Asi también vosotros con- cicatrices de las heridas que sufrieron por el nom-
sideraos que estáis de cierto muertos al pecado, bre de Cristo, porque no serán en ellos defor-
pero vivos para Dios, en nuestro Señor Jesucris- midad, sino dignidad; y la belleza de su virtud
to. Por tanto no reine el pecado en vuestro cuer- brillará por ellas en cierto modo en su cuerpo 70.
po mortal, de modo que obedezcáis a sus concu- 2o) Para confirmar los corazones de sus discí-
piscencias. Ni ofrezcáis vuestros miembros al pulos en la fe de su resurrección.
pecado por instrumentos de iniquidad, mas ofre- 3o) Para que al rogar al Padre por nosotros,
ceos a Dios, como resucitados de los muertos. manifieste siempre qué género de muerte padeció
(Ibid., 11-13.) por el hombre.
4o) Debemos resucitar a una vida nueva y glo- / 4o) Para hacer ver a los que ha rescatado por
riosa, esto es, que evitemos todas aquellas-cosas, su muerte, poniéndoles a su vista las señales de
que antes fueron ocasiones y causa de muerte y,' su suplicio, qué misericordia vino en su socorro.
de pecado. Como Crito resucitó de muerte a vida- Finalmente para hacer ver en el juicio (final)
por la gloria del Padre, así también nosotros an-, cuan justamente serán condenados allí mismo
demos en novedad de vida. (Rom., VI, 4.) Y esta (los reprobos). Por esta razón, como dice San
nueva vida es la vida de la justicia que renuev Agustín: "Sabía Cristo por qué conservaba las
al alma y la conduce a la vida de la gloria. cicatrices en su cuerpo; porque así como las mos-
(In Symb.) tró a -Tomás, que no creía si no las tocaba y las
veía, así también "había de mostrarlas a los ene-
migos, para que convenciéndolos de la verdad
Martes de la infraoctava de Pascua les pudiera decir: He aquí al hombre a quien
crucificasteis; mirad las llagas que le inferisteis;
LAS LLAGAS DE CRISTO RESUCITADO reconoced el costado que atravesasteis, pues por
vosotros y para vosotros fué abierto, y sin em-
Mete aquí tu dedo, y mira mis manos, y á bargo no quisisteis entrar" 71.
acá tu mano, y métela en mi costado; y no se Así, pues, aquellas cicatrices no son debidas a
incrédulo, sino fiel. (Joan, XX, 27.) j la corrupción o defecto, sino al mayor cúmulo
Fué conveniente que el alma de Cristo en j de gloria, en cuanto son ciertas señales de su
resurrección tomase el cuerpo con las cicatriq virtud, y en aquellos lugares de las llagas apare-
de las llagas. cerá cierto esplendor especial. Y siempre perma-
Io) Para gloria del mismo Cristo. Porq
69
dice San Beda que "conservó las llagas, no j? 70
Super Luc, cap. 97.
la impotencia de curarlas, sino para llevar si. De civitate Dei, lib. X X I I , cap. 20.
71
De Symb., lib. II, cap. 8.
302 Santo Tomás de Aquino Miércoles de P a s c u a 303
necerán en el cuerpo de Cristo, porque, como gada sea nuevamente encendida. En él estaba la
dice San Agustín: "Creo que el cuerpo del Señor vida, y la vida era la luz de los hombres. (Joan.,
está en el cielo como estaba cuando subió a él" 72. 1,4.)
(3*, q. LIV, a. 4.)
II. Sigue un doble efecto:
I o ) Vivifica a los muertos. El que cree en mí,
Miércoles de la infraoctava de Pascua aunque hubiere muerto, vivirá. Yo soy la resu-
rrección (Joan., XI, 25), esto es, la causa de la
CRISTO, RESURRECCIÓN Y VIDA resurrección, y uno consigue el efecto de esta
causa, creyendo en mí. Por eso dice: El que cree
I. Yo soy la resurrección y la vida. (Joan., en mí, aunque hubiere muerto, vivirá. Pues, por
XI, 25.) El Señor muestra su virtud y poder que el hecho de creer, me posee en sí mismo: Para
es vivificante. Debe saberse que, entre los que ¡que Cristo more por la fe en vuestros corazones
necesitan participar del efecto de la vida, Tinos (Eph., III, 17.) El que me posee tiene en sí la
tienen esa necesidad porque perdieron la vida, causa de la resurrección; luego el que cree en mí,"
y otros, que no la perdieron, lo necesitan para vivirá, es decir, con vida espiritual, resucitando
conservar la que ya tienen. Así, pues, dice a los de la muerte del pecado, y también con vida
primeros: Yo soy la resurrección, porque los que natural, resucitando de la muerte de la pena.
perdieron la vida, por la muerte la recobran. 29) Porque él es la vida, conserva a los vi-
Para los segundos dice: y la vida, porque por vientes en la vida. Por eso dice: Y todo aquél que
ella se conservan los vivos. vive -y cree en mí, con la vida de justicia, de la
Ha de advertirse que por estas palabras: Yo .; cual dice Hababuc: El justo en su fe vivirá
soy la resurrección, ha de entenderse: yo soy la ¡ (Hab., II, 4), no morirá jamás, esto es, con muer-
causa de la resurrección. Y en verdad Cristo es :¡ te eterna, sino que tendrá la vida eterna. La
la causa total de nuestra resurrección, tanto del: voluntad de mi Padre, que me envió, es ésta:
alma como del cuerpo. Y por eso cuando dice:;' Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, ten-
Yo soy la resurrección, es como si dijese: Todo lo'-; ga vida eterna. (Joan., VI, 40.)
que resucita en las almas y en los cuerpos, resu-J Esto no ha de entenderse en el sentido de que
cita por mí. Porque como la muerte fué por «»'• no morirá temporalmente con muerte de la car-
hombre la resurrección de los muertos. (I Cor.,! ne; sino que de tal modo morirá alguna vez, que,
XV, 21.) Cuando digo que soy la resurrección es habiendo resucitado, viva eternamente en el al-
porque soy la vida; pues corresponde a la vidá; ma, hasta que resucite la carne que después no
el que algunos sean restituidos a ella, del mismQ niorirá nunca. Por eso añade: y yo le resucitaré
modo que pertenece al fuego el que una cosa apa: en el último día. (Ibid.)
(In Joan., XI.)
72
Ad Consentium, epist. 205.
304 Santo Tomás de Aquino Jueves de P a s c u a 305
trar estando las puertas cerradas? Si comprendes necesario, porque la paz de los discípulos estaba
el modo, no es milagro. Donde desfallece la ra- muy perturbada por muchos motivos:
zón, la fe tiene su lugar" ?4. Y añade: "Bien pudo Con respecto a Dios, contra el cual habían pe-
entrar no estando abiertas las puertas el que al cado, los unos negando y los otros huyendo.
nacer dejó intacta la virginidad de su madre." Todos vosotros padeceréis escándalo en mí esta
Así como su nacimiento de la virgen madre fué noche. Porque escrito está: Heriré al pastor, y
milagroso por virtud de su divinidad, igualmente se descarriarán las ovejas del rebaño. (Matth.,
lo fué esta entrada en el cenáculo. XXVI, 31.) Contra esto les propuso la paz de la
Con ello se da a entender místicamente que reconciliación con Dios. Fuimos reconciliados con
Cristo se nos aparece cuando las puertas, esto es, Dios por la muerte de su Hijo. (Rom., V, 10.)
los sentidos exteriores, están cerrados en la ora- Esa reconciliación la llevó a cabo por su Pasión.
ción. Mas tú, cuando orares, entra en tu apo- Con respecto a ellos mismos, porque estaban
sento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre en tristes y vacilantes en la fe, y también les pro-
secreto. (Matth., VI, 6.) puso esta paz: Mucha paz para los que aman tu
También se describe la disposición de los dis-, ley. (Psal., CXVIII, 165.)
cípulos, para que la imitemos. Estaban reunidos,' Finalmente, con respecto a las personas exte-
lo que no está exento de misterio. Cristo vino a[ riores, pues sufrían persecución de parte de los
los que estaban reunidos, el Espíritu Santo des4 judíos, y contra esto les dice: Paz a vosotros.
ciende a los reunidos, porque Cristo y el Espí-i (In Joan., XX.)
ritu Santo no están presentes sino a aquellos que:
están congregados en caridad. Porque donde están Lunes después del primer domingo de Pascua
dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy\
en medio de ellos. (Matth., XVIII, 20.) ; LA PAZ DE CRISTO
2o) Vino Jesús y se puso en medio de los dis,
cípulos. Él mismo vino personalmente, como lej Mi paz os doy, no os la doy yo como la da el
había prometido: Voy y vengo a vosotros. (Joanf mundo. (Joan., XIV, 27.)
XIV, 28.) Se puso en medio, para que todos \ , I. La paz no es otra cosa que la tranquilidad
reconociesen con seguridad, y también para mo, en el orden. Porque se dice que algunas cosas
trar la conformidad de su naturaleza humapi tienen paz, cuando el orden de ellas permanece
con la de ellos. Se puso en medio por condesce imperturbable. En el hombre el orden es triple:
dencia, porque estuvo entre ellos como uno * del hombre con respecto a sí mismo, del hombre
ellos; y para indicarnos, por otra parte, que'(i con respecto a Dios, del hombre con respecto al
bemos estar en medio de la virtud. j, prójimo, y así existe en el hombre una triple
39) Y les dijo: Paz a vosotros. Este saludo £•' paz: una, por la cual está tranquilo en sí mismo,
sin perturbación de sus facultades; otra, por la
74 Serm. de pass. cual el hombre tiene paz con Dios, sometiéndose
P
312 Santo Tomás de Aquino Lunes desp. del l . e r dom. de Pascua 313
totalmente a sus disposiciones; la tercera, con res- cuando coopera con los hombres para pecar. Mas
pecto al prójimo. la paz de los santos se ordena a los bienes eter-
Debe advertirse que en nosotros deben ser orde- nos. El sentido es: No os la doy yo como la da
nadas tres cosas: el entendimiento, la voluntad y el mundo, esto es, no para el mismo fin, pues el
el apetito sensitivo, esto es, que la voluntad sea mundo la da para poseer tranquilo los bienes
dirigida según el espíritu o la razón; el apetito exteriores; pero yo os la doy para alcanzar los
sensitivo según la voluntad y el entendimiento. eternos.
Por eso, al definir San Agustín la paz de los 2o) En cuanto a la simulación y a la verdad,
santos, dice: "La paz es la serenidad del espíritu, porque la paz del mundo es simulada, y sólo exis-
la tranquilidad del alma, la sencillez del cora- te por fuera; Los cuales hablan paz con su pró-
zón, el vínculo del amor, el lazo de la caridad"; jimo, pero en sus corazones hay cosas malas
en este sentido la serenidad del espíritu se refiere (Psal., XXVII, 3); mas la paz de Cristo es verda-
a la razón, la cual debe ser libre, no atada, ni ab- dera porque es interior y exterior. Así, pues, no
sorbida por algún afecto desordenado; la tran- os la doy yo como la da el mundo, significa:
quilidad del alma se refiere a la sensibilidad, no doy paz simulada, sino verdadera.
que debe estar libre de la molestia de las pasio- 3o) En cuanto a la perfección, pues la paz del
nes; la sencillez del corazón se refiere a la volun- mundo es imperfecta, ya que únicamente lo es
tad, la cual debe ser llevada totalmente a Dios, en cuanto al descanso exterior del hombre y no
su objeto; el. vínculo del amor se refiere al pró- del interior; mas la paz de Cristo tranquiliza
jimo, y el consorcio de la caridad a Dios. interior y exteriormente. Mucha paz para los que
Los santos tienen aquí y tendrán en el futuro aman tu ley. (Psal, CXVIII, 165.)
esa paz, pero aquí de una manera imperfecta, ¡ (In Joan., XIV, 27.)
pues no podemos aquí tener paz sin alguna per- .>
turbación ni con nosotros mismos, ni con Dioi,
ni con el prójimo; pero en el futuro poseeremos; Martes después del primer domingo de Pascua
perfectamente la paz, cuando reinemos sin ene-
migos, donde nunca podremos estar en des- LA SABIDURÍA DE LO CELESTIAL
acuerdo.
Si resucitasteis con Cristo, buscad las cosas que
II. Cuando dice: No os la doy yo como la da: son de arribaren donde está Cristo sentado a la
el mundo, distingue su paz de la paz del mundo.i diestra de Dios; pensad en las cosas de arriba, no
En tres cosas se distingue la paz de los santos d en las de la tierra. (Col., III, 1, 2.)
la paz del mundo: Es un beneficio el haber resucitado con Cristo
I o ) En cuanto a la intención. Porque la paz resurgente, y ^sto por dos motivos; por la espe-
del mundo se ordena al goce tranquilo y pacífico' ranza de nuestra resurrección corporal, y porque,
de las cosas temporales, por lo cual sucede a vece resucitando con él, somos restaurados a la vida
314 Santo Tomás de Aquino
Martes desp. del l . e r dom. de Pascua 315
de justicia. El cual fué entregado por nuestros (Jac, III, 17.) Piensa en las cosas de la tierra el
pecados, y resucitó para nuestra justificación. que ordena y juzga todas las cosas según los
(Rom., IV, 25.) bienes terrenos, considerándolos como bienes su-
premos. Y su gloria es para confusión de ellos,
I. Se nos enseña, por lo tanto, a tener recta que gustan sólo de lo terreno. (PhiL, III, 19.)
intención del fin, y en primer lugar quiere el Y da la razón cuando dice: Estáis ya muertos
Apóstol que cada uno tenga en vista principal- y vuestra vida está escondida con Cristo< en Dios.
mente el fin. Pues dice: Si resucitasteis con Cris- (Col., III, 3.) Como si dijese: No gustéis las cosas
to, buscad las cosas que son de arriba. Y San terrenas, porque estáis muertos a la vida terrena.
Mateo: Buscad, pues, primeramente el reino de El hombre muerto a esta vida no conoce las cosas
Dios y su justicia (VI, 33). Pues éste es el fin. de este mundo, así vosotros, si estáis muertos con
Una sola cosa he pedido al Señor, ésta volveré ,: Cristo, lo estáis también a los elementos de este
a pedir, que more yo en la casa del Señor. (Psal., mundo. Consideraos que estáis de cierto muertos
XXVI, 4.) Por consiguiente, buscad el lugar en al pecado, pero vivos para Dios en nuestro Señor
donde está Cristo sentado a la diestra. Cristo i Jesucristo. (Rom., VI, 11.)
está sentado a la diestra, porque en cuanto hom- ¡¡
bre está en los mejores bienes del Padre, mas ¡j Existe, por lo tanto, otra vida oculta. Por eso
en cuanto Dios está en igualdad con él. Y así, dice: Y vuestra vida está escondida. Esa vida la
también haya este orden en vosotros, a saber que; adquirimos por medio de Cristo. Cristo una vez
así como Cristo murió y resucitó y de este modo' murió por nuestros pecados. (I Petr., III, 18.)
fué llevado a la diestra de Dios, así vosotros estad? Mas como esta vida existe por Cristo, y Cristo
muertos al pecado, para que después viváis la; está oculto para nosotros, porque está en la glo-
vida de justicia y así seáis llevados a gloria. '-~J ria de Dios Padre, del mismo modo la vida, que
por él se nos da, está escondida donde Cristo
O bien, nosotros hemos resucitado por Cristo está, en la gloria de Dios Padre. ¡Cuan grande es,
mas si él está sentado allí, nuestro deseo deb.' Señor, la abundancia de tu dulzura, que tienes
dirigirse hacia él. Dondequiera que estuviere 4 escondida para los que te temen! (Psal., XXX,
cuerpo, allí se juntarán también las águila 20.) Por eso cuando dice: Cuando apareciere
(Matth., XXIV, 28) y en donde está tu tesoré Cristo, que es nuestra vida, indica cómo se ma-
allí está también tu corazón. (Matth., VI, 2L) .: nifiesta, esto es, como el mismo Cristo. Cuando
apareciere Cristo, que es vuestra vida, porque él
II. Es necesario juzgar de las demás cosas có< es autor de vuestra vida, y porque vuestra vida
respecto al fin; y por eso dice: Pensad en las cj consiste en su amor y conocimiento, entonces
sas de arriba. (Col., III, 2.) Piensa en las eos también vosotros apareceréis. Y el evangelista
de arriba el que ordena su vida conforme con í dice:. Cuando ¿l apareciere, seremos semejantes
razones celestiales, según ellas juzga todo lo -, a él. (I Joan., III, 2.)
más. Ésta es la sabiduría que desciende de arriy
U ^ (In Col., III.)
816 Santo Tomás de Aquino Miércoles desp. del l . e r dom. de Pascua 317
pero principalmente por la virtud del Espíritu cipio. El agua viva es la que corre y fluye de
Santo que obra en los sacramentos. la fuente.
(1* 2ae., q. CXII, a. Io.) Según esto, la gracia del Espíritu Santo se lla-
ma rectamente agua viva, porque la gracia del
Espíritu Santo se da al hombre de tal modo que
Jueves después del primer domingo de Pascua se le da la misma fuente de la gracia, es decir, el
Espíritu Santo; y aún más, por él se da la gracia,
EL AGUA VIVA
como dice el Apóstol: La caridad de Dios está
difundida en nuestros corazones por el Espíritu
Te daría agua viva-, [Joan., IV, 10.) Santo, que se nos ha dada. (Rom., V, 5.) Porque
el Espíritu Santo es fuente inagotable de la cual
brotan todos los dones de las gracias. Todas estas
I. Por el agua se entiende la gracia del Espí-
cosas obra sólo uno y el mismo Espíritu. (I Cor.,
ritu Santo. Unas veces se llama fuego y „ otras
XII, 11.) De ahí que si alguno tiene un don del
agua, para significar que ni ésta ni aquél se Espíritu Santo y no posee a este Espíritu, el agua
toman según la propiedad de su substancia, sino no es continua desde su principio, y por consi-
en cuanto a la semejanza de acción; pues se dice guiente es agua muerta y no viva. La fe sin las
fuego, debido a que eleva el corazón por el obras es muerta. (Jac, II, 20.)
fervor y el calor: Fervorosos de espíritu (Rom.,
(In Joan., IV.)
XII, 11); y porque consume los pecados: Sus
lámparas son lámparas de fuego y de llamas.
(Cant., VIII, 6.) Viernes después del primer domingo de Pascua
Pero se llama agua porque purifica: Y derra-
maré sobre vosotros agua pura, y os purifica- DESEO DEL AGUA VIVA
réis de todas vuestras inmundicias. (Ezech.,
XXXVI, 25.) Porque enfría el ardor de las ten- Si supieses el don de Dios y quién es el que
taciones: AJ fuego ardiente apaga el agua. (Eccli., te dice: Dame de beber; tú tal vez le pedirías a
III, 33.) Y porque apaga la sed de los bienes él, y te daría agua viva. (Joan., IV, 10.)
terrenos y de cualquier cosa temporal: Todos los
sedientos, venid a las aguas. (Is., LV, 1.) I. En los adultos se llega a poseer el agua
viva, esto es, la gracia, por el deseo, es decir, pi-
II. Existen dos variedades de agua: la viva y diéndola: Oyó el Señor el deseo de los pobres
la no viva. Agua no viva es la que no está unida- (Psal., IX, 17), pues la gracia no se da sin una
al principio de donde brota, sino que se recoge petición y un deseo. Por eso decimos que en la
con la lluvia o de otro modo se guarda en lagu-; justificación del impío se requiere el libre albe-
ñas o cisternas, y se conserva separada de su prin-; drío para detestar los pecados y desear la gracia,
320 Santo Tomás de Aquino Sábado desp. del l . e r dom. de Pascua 321
por lo tanto sólo la criatura racional se dice Por medio de la gracia santificante toda la
creada a imagen de Dios. Luego sólo la criatura Trinidad habita en el alma, según aquello del
racional alcanza el nombre de filiación por la. Evangelista: Si alguno me ama, guardará mi pa-
creación. labra, y mi Padre le amará, y vendremos a él,
Pero la adopción requiere que el adoptado ad-, y haremos morada en él. (Joan., XIV, 23.) Ser
quiera el derecho a la herencia del adoptante. enviada una persona divina a alguien por la
Mas la herencia del mismo Dios es su misma bien- gracia invisible significa nuevo modo de habitar
aventuranza, de la cual sólo es capaz la criatura en él esa Persona (divina), y su origen de otra.
racional; pero no la adquiere por el solo hecho Luego, puesto que tanto al Hijo como al Es-
de la creación, sino por don del Espíritu Santo. píritu Santo conviene morar por la gracia y pro-
De donde resulta evidente que la creación no da ceder de otro, es propio de ambos ser invisible-
a las criaturas irracionales ni la adopción ni la mente enviados.
filiación; y a la criatura racional le da cierta- En cuanto al Padre, si bien habita en nosotros
mente la filiación, pero no la adopción. por la gracia, no le conviene proceder de otro,
Porque la comunicación de algunos bienes no ni, por consiguiente, ser enviado.
basta para la adopción, sino la herencia. Por lo El alma se asemeja a Dios por la gracia. Así,
cual no se dice que una criatura es adoptada pues, para que una persona divina sea enviada
por esto de que Dios le comunica algunos bienes, a alguien por su gracia, es preciso se realice asi-
si no le comunica también la herencia, que es milación a la persona divina, enviada por algún
la divina bienaventuranza. don de gracia. Y como el Espíritu Santo es amor,
Pero Cristo de ninguna manera puede llamarse el alma se asemeja al Espíritu Santo por el don
Hijo de adopción, pues por naturaleza, ya que de la caridad. Por lo tanto, la misión del Espíritu
nace eternamente del Padre, le corresponde el; Santo es considerada según el don de la caridad.
derecho a la herencia paterna, y todo lo que tiene! Pero el Hijo es Verbo, y no un verbo cualquiera,
el Padre es suyo. Por lo cual no adquiere eseJ sino que emana amor. Así, pues, el Hijo no es
derecho por una gracia sobreviniente. I enviado según cualquier perfección intelectual,
(3 Dist. X, q. II, a. 1 et 2-j sino según tal ilustración del intelecto que lo
haga prorrumpir en afecto de amor. En mi me-
ditación se inflamará fuego. (Psal., XXXVIII,
Lunes después del segundo domingo de Pascua 4.) Por eso dice San Agustín que "El Hijo es
enviado, cuando es conocido y percibido por al-
MORADA DE LAS DIVINAS PERSONAS EN EL ALMA guno" 76. Mas la percepción significa cierto co-
nocimiento experimental. Y esto es lo que pro-.
I. Se dice de la divina Sabiduría: Envíala 4 píamente se llama sabiduría, como ciencia sápida.
tus santos cielos, y del trono de tu grande^
TO De Trin., lib. IV, cap. 20.
(Sap., IX, 10.)
326 S a n t o T o m á s de A q u i n o L u n e s d e s p . d e l 2? d o m . de P a s c u a 327
II. Cuándo tiene lugar la misión. La misión por su operación al mismo Dios, según este modo
importa en su razón que el que es enviado co- especial no sólo se dice que Dios está en ella,
mience a estar donde antes no estaba, o donde sino que mora en ella, como en su templo.
ya estaba, aunque de un modo nuevo; y según No hay, pues, otro efecto sino la gracia santifi-
este modo se atribuye la misión a las Personas cante, que pueda ser razón de que una persona
divinas. Así, en aquel a quien se dirige la mi- divina esté de un nuevo modo en la criatura
sión hay que considerar dos cosas: la inhabitación racional.
de la gracia, y cierta renovación por ella. Para Por otra parte, sólo se dice que poseemos aque-
todos aquellos en quienes se dan estas dos cosas, llo de que libremente podemos usar o disfrutar,
se hace la misión invisible. y la potestad de disfrutar de una persona divina
Esta misión se hace según el provecho en la sólo se verifica según la gracia santificante, aun-
virtud o el aumento de gracia. Sin embargo, la que en el don de esta gracia recibe el hombre
misión invisible se considera principalmente se- al Espíritu Santo y éste habita en él. Por con-
gún ese aumento de gracia, cuando alguno -ade- siguiente, el Espíritu Santo mismo es dado y
lanta hacia algún nuevo acto o nuevo estado de enviado.
gracia, como sucede, por ejemplo, cuando uno lle- (1* part. q. XLIII, a. 5, 6 y 3.)
ga a obtener la gracia de milagros, o de profecía,
o se expone al martirio movido del fervor de
caridad, o renuncia cuanto posee, o emprende Martes después del segundo domingo de Pascua
cualquier otra santa empresa ardua.
LA PERFECCIÓN ESPIRITUAL
III. La misión tiene lugar solamente según el
don de la gracia santificante. Conviene a una Si quieres ser perfecto, ve, vende cuanto tienes,
persona divina ser enviada sólo para existir de y dalo a los pobres... y ven, sigúeme. (Matth:,
un modo nuevo en algo; y el ser dada, con el fin XIX, 21.)
de ser recibida por alguien; ni en uno ni en otro La perfección de la vida espiritual ha de me-
concepto se realiza sino por la gracia santificante. dirse con la caridad; quien careciere de elía no
Porque hay u n modo común de estar Dios en será nada espiritualmente, como dice el Apóstol.
todas las cosas por esencia, potencia y presencia, (I Cor., XIII, 1-3.) Por esta perfección se dice
como la causa en los efectos que participan de absolutamente que alguien es perfecto. Por lo
su bondad. cual se expresa: Mas sobre todo esto tened cari-
Además de este modo común hay uno especial, dad, que es el vínculo de la perfección. (Col., III,
que conviene a la naturaleza racional, en la cual 14.) El amor tiene una fuerza de transformación,
se dice estar Dios como lo conocido en quien i P°r la cual el que ama se transforma en cierto
lo conoce, y lo amado en el amante. Y porque,| modo en el amado. Por eso dice Dionisio: "Es el
conociendo y amando la criatura racional, tocaj amor divino el que produce el éxtasis, no consin-
328 Santo Tomás de Aquino M a r t e s d e s p . d e l 2,** d o m , de P a s c u a 329
tiendo que los que se aman se pertenezcan a sí ción, pero la perfección consiste en lo que se
mismos, sino a las personas amadas." dice a continuación: y sigúeme. Por consiguiente,
Y porque el todo y lo perfecto son una misma el amor de Dios es la perfección, pero el aban-
cosa, posee perfectamente la caridad aquel que se dono de las cosas es el camino para la perfección.
transforma totalmente en Dios por el amor, pos- ¿De qué manera? Dice San Agustín que el aumen-
poniéndose totalmente a sí mismo y a todas sus to de la caridad es disminución de la ambición
cosas por Dios. Por lo cual dice San Agustín que terrena; la perfección de la caridad es la nega-
así como el amor propio lleva a la ciudad de ción total de la ambición terrena. Luego es per-
Babilonia hasta el desprecio de Dios, así el amor fecto en la caridad el que ama a Dios hasta el
de Dios lleva a la ciudad de Dios hasta el despre- desprecio de sí mismo y de sus cosas.
cio de sí mismo; y en otro lugar dice que la (In Joan., XIX.)
perfección de la caridad consiste en no tener
ninguna afición a lo creado. También dice San s
Gregorio que cuando alguien ofrece una eosa a ; Miércoles después del segundo domingo de Pascua
Dios y no le ofrece otra, hace un sacrificio; pero •?
cuando ofrece a Dios omnipotente todo lo que j EL HOMBRE. ESPIRITUAL
tiene, todo lo que vive, todo lo que le gusta, hace
un holocausto. El espiritual juzga todas las cosas; y él no es
Cuando uno tiene el alma de tal modo afee-, juzgado de nadie. (I Cor., II, 15.)
tada en su interior que se desprecia a sí mismo
y a todas sus cosas por Dios, conforme a aquello' I. Veamos quién es el hombre espiritual. Mas
del Apóstol: Pero las cosas que me fueron gananS advirtamos antes que acostumbramos llamar es-
das, las he reputado como pérdida por Cristo .. '•'•> píritus a las substancias incorpóreas; y porque
por el cual todo lo he perdido, y lo tengo por; hay una parte del alma que no es el principio
basura, con tal que gane a Cristo (Phil., III, 7, 8); de existencia de algún órgano corporal, es decir,
ese tal es perfecto, ya sea religioso, ya secular, y la parte intelectiva que comprende la inteligen-
clérigo, ya lego, ya incluso esté unido en matri- cia y la voluntad, esta parte del alma es llamada
monio. Porque Abrahán era casado y rico, y 1 espíritu de hombre, el cual, sin embargo, es
dijo el Señor: Anda en mi presencia y sé -pé¡. iluminado por el Espíritu de Dios, en cuanto al
fecto. (Gen., XVII, 1.) í entendimiento, e inflamada en la parte afectiva
Si quieres ser perfecto: no que seas perfecto ;. y la voluntad.
instante, sino que tendrás cierto principio de pf| Hombre espiritual se dirá, pues, en dos sen-
fección, porque, descargado de estas cosas (t tidos:
terrenas), más fácilmente podrás contemplar.! l 9 ) Por la inteligencia, iluminada por el Es-
celestiales. Dice San Agustín que las vigilias; píritu de Dios; y en este sentido dice la Glosa
otras austeridades son instrumentos de perí ^ e el hombre espiritual es el que, sujeto al
3
330 Santo Tomás de Aquino Miércoles desp. del 2? dom. de Pascua
espíritu de Dios, conoce ciertísima y fielmente las necen a la salvación. En cambio, el que no es
cosas espirituales. espiritual tiene obscurecido el entendimiento y
2o) Por la voluntad, inflamada por el Espíritu, desordenado el afecto acerca de los bienes espiri-
de Dios; y en este sentido dice la Glosa que la tuales, y, por consiguiente, el hombre espiritual
vida espiritual es la que, teniendo por dirigente no puede ser juzgado por el hombre que no es es-
al Espíritu de Dios, rige al alma, esto es, a las piritual, del mismo modo que el que está des-
fuerzas animales. Vosotras que sois espirituales, pierto no puede serlo por el que duerme.
amonestadle con espíritu de mansedumbre. (Gal., Mas el hombre animal no percibe aquellas co-
VI, 1.) sas que son del Espíritu de Dios. (I Cor., II, 14.)
El Espíritu Santo inflama el corazón para que
II. Consideremos por qué el hombre espiritual ame los bienes espirituales, despreciando los bie-
juzga todas las cosas, y él no es juzgado por nes sensibles; mas el que es de vida animal no
nadie. Debe advertirse aquí que quien rectamente /puede apreciar los bienes espirituales, pues como
se conduce en todas las cosas, tiene juicio recto es cada uno, tal le parece el fin.
acerca de cada una de ellas. En cambio, el que (In I Cor., II.)
tiene en sí deficiencia de rectitud, también es
defectuoso al juzgar. Pues el que está despierto
juzga rectamente que él vela y que otro duerme. Jueves después del segundo domingo de Pascua
Mas el que duerme no posee un juicio verdadero
sobre sí mismo, ni sobre el que vela, y. las cosas REGENERACIÓN ESPIRITUAL POR MEDIO
no son tales como las ve el que duerme, sino DEL BAUTISMO'
como las ve el que está despierto.
Sucede lo mismo con el que está sano y el que I o ) El bautismo quita todo pecado.
está enfermo, para juzgar de los sabores, con el Como dice el Apóstol: Todos los que hemos
que es débil y el que es fuerte, para juzgar de sido bautizados en Jesucristo, hemos sido bautiza-
los pesos, con el virtuoso y el vicioso, para juz- dos en su muerte {Rom., VI, 3); y después con-
gar de los actos humanos. Por eso dice el filósofo cluye: Y así también vosotros consideraos que
Aristóteles que el virtuoso es regla y medida de estáis de cierto muertos al pecado, pero vivos
todas las cosas humanas, porque en las cosas hu- para Dios en nuestro Señor Jesucristo. (Ibid., 11.)
manas las acciones particulares son tales como De lo cual se deduce que por el bautismo muere
las juzga el virtuoso. el hombre para el antiguo pecado y comienza a
Según esto dice aquí el Apóstol que el espiri- vivir a la novedad de la gracia. Mas como todo
tual juzga todas las cosas, porque el hombre que pecado pertenece a la primitiva vejez, sigúese
tiene el entendimiento ilustrado y el corazón or- que todo pecado queda borrado por el bautismo.
denado por el Espíritu Santo, posee un criterio 2o) El bautismo libra de todo reato del pecado.
recto-acerca de cada una de las cosas que perte- Porque por el bautismo el hombre es incorpo-
332 Santo Tomás de Aquino J u e v e s d e s p . d e l 2<> d o m . de P a s c u a 333
rado a la Pasión y Muerte.de Cristo, según .aque- miento y el movimiento, del mismo modo, de la
llo: Si somos muertos con Cristo, creemos que cabeza espiritual, que es Cristo, deriva a sus
juntamente viviremos también con Cristo. (Rom., miembros el sentido espiritual, que consiste en el
VI, 8.) De donde resulta que a todo bautizado se conocimiento de la verdad, y el movimiento espi-
le comunica para su remedio la Pasión de Cristo, ritual, que viene del influjo de la gracia. Por lo
como si él mismo hubiese padecido y muerto. cual dice San Juan: Vimos la gloria de él (del
Pero la Pasión de Cristo es suficiente satisfacción Verbo), gloria como de Unigénito del Padre, lle-
por todos los pecados de todos los hombres, y por no de gracia y de verdad. . . Y de su plenitud re-
eso el que es bautizado se libra del reato de toda cibimos nosotros todos. (Joan., I, 14, 16.) Sigúese,
la pena debida por los pecados, como si él mis- pues, que los bautizados son iluminados por Cris-
mo hubiese satisfecho suficientemente por todos to, por el conocimiento de la verdad, y fecunda-
sus pecados. dos por él con la fecundidad de las buenas obras
3o) El bautismo confiere la gracia y las virtu- <*' por infusión de la gracia.
des. El Apóstol dice: Nos hizo salvos por -el bau- (3 a part., q. LXIX.)
tismo de regeneración, esto es, por el bautismo, y .
renovación del Espíritu Santo, el cual difundió •
sobre nosotros abundantemente, es decir, para
Viernes después del segundo Domingo de Pascua
perdón de los pecados y abundancia de las virtu-
des. (Tit., III, 5, 6.) Así, pues, en el bautismo se
PENALIDADES DE LA VIDA PRESENTE
dan la gracia del Espíritu Santo y abundancia de
las virtudes. Por otra parte, el bautismo tiene po- j
der para que los bautizados se incorporen a Cristo • El bautismo tiene la virtud de quitar las pena-
como miembros suyos. De la cabeza, Cristo, deri-/ lidades de la vida presente; pero no las quita du-
va la plenitud de la gracia y de la virtud a todos > rante la presente vida, sino que por su virtud
los miembros, según aquello de San Juan: De: serán quitadas a los justos en la resurrección:
su plenitud recibimos nosotros todos (1,16). .• cuando esto, que es mortal, fuere revestido de
inmortalidad. (I Cor., XV, 54.) Y esto con razón:
4o) El bautismo confiere la fecundidad de las
I o ) Porque por el bautismo se incorpora el
buenas obras. "
hombre a Cristo, y se hace miembro suyo. Así,
En efecto, por el bautismo somos regenerador
es conveniente que se verifique en el miembro
a la vida espiritual que se obtiene por la fe de
incorporado lo que se verificó en la cabeza. Mas
Cristo: Mas la vida sólo pertenece a los míembro$
Cristo desde el principio de su' concepción estuvo
unidos a la cabeza, de la cual reciben la sensibüi*
lleno de gracia y de verdad; y, no obstante, tuvo
dad y el movimiento. Por consiguiente es necesai
un cuerpo pasible, que resucitó a la vida gloriosa
rio que por el bautismo uno se incorpore a Crísí;
después de su Pasión y Muerte. Por consiguiente,
to como uno de sus miembros. Y así, como d
también el cristiano consigue en el bautismo la
la cabeza natural deriva a los miembros el senti
•gracia en cuanto al alma; tiene, empero, un cuer-
334 SantoTomás de Aquino V i e r n e s d e s p . d e l 2 9 d o m . d e Pascua 335
po pasible, en el que puede padecer por Cristo; nal, de modo que no la experimentaran los bau-
y este cuerpo resucitará después a una vida im- tizados y los verdaderamente arrepentidos; pero
pasible. Por lo cual dice el Apóstol: Y si el Espí- la temporal no la quitó todavía por completo,
ritu de aquél que resucitó a Jesús de entre los pues subsisten aún el hambre, la sed, la muerte,
muertos, mora en vosotros; el que resucitó a Je- y otras semejantes; aunque destruyó su reinado y
sucristo de entre los muertos vivificará también su dominio, para que el hombre no las tema; y
vuestros cuerpos mortales por su Espíritu, que las exterminará totalmente al fin en el último
mora en vosotros (Rom., VIII, 11); y más ade- día:
lante añade: Herederos verdaderamente de Dios,
y coherederos de Cristo; pero si padecemos con él,
para que seamos también glorificados con él. (3 a part. q. LXIX, a. 3.)
(Ibid., 17.)
29) Esto es conveniente por el ejercicio espiri-
tual, es decir, a fin de que, luchando el hombre Sábado después del segundo Domingo de Pascua
contra la concupiscencia y contra las otras pasio- EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN
nes, reciba la corona de la victoria. Por lo que,
19) La confirmación es un sacramento.
sobre estas palabras: Para que sea destruido el
cuerpo del pecado (Rom., VI, 6), dice la Glosa: Donde se presenta algún efecto especial de la
"Si después del bautismo viviere el hombre, tiene gracia, se ordena un sacramento especial, y por
en su carne la concupiscencia con la cual comba- las cosas que se hacen en la vida podemos for-
te, y la vence con el auxilio de Dios." 'Esto es lo marnos una idea de las que existen en la vida
que entrañan estas palabras: Éstas son las gentes espiritual de la gracia. Es evidente que en la
••<•-.%'*'. que dejó el Señjor para instruir por medio de vida corporal hay cierta perfección especial que
ellas.a, Israel y*a todos los que no habían conoci- hace llegar al hombre a "la edad perfecta y que
do las. guerras de los cañoneos; para) que sus hi- le permite obrar acciones perfectas de hombre,
jos aprendieran después a combatir con los ene- por lo que dijo el Apóstol: Cuando ya fui hombre
migos, y se acostumbraran a pelear (Indic, III, hecho, di de mano a las cosas de niño. (I Cor.,
1,2.) XIII, 11.) De lo que se deduce que, fuera del
39) Fué, además, conveniente esto para que los movimiento de la generación por el cual uno re-
hombres no se acercasen al bautismo por causa cibe la vida corporal, hay un movimiento de cre-
de impasibilidad de la vida presente, y no por cimiento, por el cual el hombre es llevado a la
la gloria de la vida eterna. Por lo cual dice el edad perfecta. Del mismo modo el hombre recibe
Apóstol: Si en esta vida tan solamente esperamos la vida espiritual por medio del bautismo, que
en Cristo, los más desdichados somos de todos los es la regeneración espiritual; mas en la confirma-
hombres. (I Cor., XV, 19.) ción el hombre recibe como cierta edad perfecta
Cristo destruyó completamente la pena infer- de la vida espiritual.
336 S a n t o T o m á s de Aquino S á b a d o d e s p . d e l 2$ d o m . d e P a s c u a 337
29) La materia conveniente es el Crisma, es la fe, como se ve por el ejemplo de los Apóstoles,
decir, aceite y bálsamo. quienes, antes de recibir la plenitud del Espíritu
En este sacramento se da la plenitud del Espí- Santo, estaban en el cenáculo perseverantes en la
ritu Santo para el vigor espiritual, que compete oración; pero después, saliendo de allí, no se aver-
a la edad perfecta. Mas el hombre, cuando llega gonzaban de confesar públicamente la fe aun de-
a la edad perfecta, comienza a comunicar sus ac- lante de los enemigos de la fe cristiana. Y por
ciones a los otros, pues hasta entonces vive par- tanto es evidente que en el sacramento de la
ticularmente para sí mismo. Pero la gracia del Confirmación se imprime carácter.
Espíritu Santo es representada por el aceite, por (3* part., q. LXXII, a. I, 2 y 5.)
lo que se dice que Cristo fué ungido con óleo de
alegría (Psal., XLX, IV, 8) al tener la plenitud
del Espíritu Santo. Y por este motivo, el óleo co- Tercer Domingo de Pascua
rresponde a la materia de este sacramento. Méz-
clase con el bálsamo por la fragancia del olor que POR QUÉ SE ADMINISTRA EN LA FRENTE
esparce sobre otros, y aunque existen muchas EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN
sustancias olorosas, se emplea con preferencia el ;i
bálsamo porque posee un olor excelente, y ade- En este sacramento recibe el hombre al Espí-
más preserva de la incorrupción. ritu Santo para fortificarse en la lucha espiritual,
3o) La confirmación imprime carácter. a fin de confesar varonilmente la fe de Cristo
El carácter es cierta potestad espiritual ordena- - entre los adversarios de dicha fe. Y así, es signa-
da a algunas acciones sagradas. Así como el Bau- | do convenientemente con el crisma en la frente
tismo es una regeneración espiritual a la vida cris- y la señal de la cruz, por dos razones:
tiana, así la Confirmación es cierto crecimiento I a ) Porque el crisma se administra, ciertamen-
espiritual. Es evidente, por la semejanza de la vi- te, con la señal de la Cruz, por la cual triunfó
da corporal, que una es la acción del hombre re- -¡ nuestro rey, como el soldado es señalado con la
cien nacido y otra la que le corresponde cuando insignia de su capitán, la cual debe ser evidente y
llega a la edad perfecta. Por consiguiente, por el ¿ manifiesta. Entre todas las partes del cuerpo hu-
sacramento de la confirmación se da al hombre la mano, la frente es la más visible, y general-
potestad espiritual para ciertas acciones sagra- mente, no se cubre nunca; por esto el confirmado
das, además de las que le fueron dadas para otras i es ungido en la frente con el crisma, para que
en el bautismo; porque en el bautismo el hon>< manifieste con claridad que es cristiano, como
bre recibe potestad para hacer las obras que per^ también los Apóstoles, después de recibido el
tenecen a su propia salvación, esto es, en cuanto; Espíritu Santo, salieron del cenáculo donde esta-
vive para sí mismo; pero en la confirmación re- ban ocultos y se manifestaron a todo el mundo.
cibe la potestad para hacer aquéllas que pertene? 2*) Porque alguno es impedido de confesar li-
cen a la lucha espiritual contra los enemigos de bremente el nombre de Cristo por temor y por
338 Santo Tomás de Aquino L u n e s desp. del 3 . e r dom. de Pascua 339
vergüenza. Las señales de estos dos signos se ma- mentó corporal; pues el que lo toma no está
nifiestan sobre todo en la frente por dos causas: seguro de vivir.
por la proximidad de la imaginación, y porque En efecto, puede ocurrir, como dice San Agus-
el movimiento de los afectos sube directamente tín, que los que le comen mueran, ya de vejez, ya
del corazón a la frente; por eso los que se aver- de enfermedad u otro accidente, mientras que el
güenzan enrojecen y los que temen palidecen. que toma este manjar y bebida del cuerpo y de la
Por lo tanto se unge al cristiano con el crisma sangre del Señor tiene vida eterna, y por eso es
en la frente para que ni por temor ni por ver- comparado al árbol de la vida. Árbol de vida es
güenza deje de confesar el nombre de Cristo. para aquéllos que la alcanzaren. (Prov., III, 18.)
El principio de la fortaleza está en el corazón, También se llama pan de vida: Lo alimentará
pero la señal aparece en la frente, por lo cual se con pan de vida y de entendimiento. (Eccli., XV,
dice: He aquí que yo he hecho.. . tu frente más 3.) Por eso dice: vida eterna. "Lo cual significa
dura que la frente de ellos. (Ezech., III, 8.) Por I que quien come este pan tiene en sí a Cristo, que
eso el sacramento de la Eucaristía, por el cual es verdadero Dios y vida eterna.
el hombre es confirmado en sí mismo, pertenece ; Posee vida eterna el que come y bebe, no sólo
al corazón, según aquello: Con el pan corrobore- sacramental, sino también espiritualmente, esto
su corazón (Psal., CIII, 15); pero el sacramento- es, no sólo tomando el sacramento, sino también
de la confirmación se requiere como señal de for-:' llegando hasta la realidad del sacramento. Pues
taleza, respecto a otros, y por lo tanto, se da en] entonces está unido por la fe y la caridad a Cris-
la frente. to, contenido en el sacramento, de tal modo que
(3 a , q. LXXII, a. 9.) se transforma en él y llega a hacerse miembro
suyo; ya que este manjar no se convierte en el
que lo come, sino que convierte en sí al que lo
Lunes después del tercer Domingo de Pascua i toma, según lo que dice San Agustín: "Soy man-
jar de los grandes; crece y me comerás; tú no me
EL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA cambiarás en ti, sino que tú te transformarás en
mí". Por eso es un manjar que puede hacer divi-
El que come mi carne y bebe mi sangre, tie no al hombre, y embriagarlo en la divinidad.
vida eterna. (Joan., VI, 55.) Grande es, por tanto, la utilidad de este man-
jar, porque da al alma la vida eterna.
I. Este manjar espiritual es semejante al c
poral, por cuanto sin él no puede existir la vi II. Mas es también grande (la utilidad de la
espiritual, lo mismo que la vida corporal no e* Eucaristía, porque da la vida eterna al cuerpo.
te sin el manjar corporal; pero además posee a$ Por eso se añade: Y yo le resucitaré en el último
más que el corporal, porque produce, en el.;, día. Pues el que come y bebe espiritualmente, se
lo toma, vida indeficiente, lo que no hace el-í hace participante del Espíritu Santo, por el cual
M a r t e s d e s p . del 3 . e r d o m . de Pascua 341
340 Santo Tomás de Aquino
ras, pero sin hacer violencia a los hombres. I o )
nos unimos a Cristo con unión de fe y de caridad, Persuadiendo por la razón, y de este modo él
y por el cual nos hacemos miembros de la Iglesia. Padre atrae a los hombres hacia su Hijo, demos-
El Espíritu Santo nos hace merecer la resurrec- trando que él es su Hijo, y esto de dos modos:
ción. El que resucitó a Jesucristo de entre los o por revelación interior, como refiere el Evange-
muertos, vivificará también vuestros cuerpos mor- lio: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Juan,
tales por su espíritu, que mora en vosotros. porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi
(Rom., VIII, 11.) Padre (Matth., XVI, 7); o por la realización de
Por eso dice el Señor que al que come y bebe milagros, que recibe del Padre. 2o) Atrayendo. Lo
lo resucitará para la gloria; no para condenación, arrastró con los halagos de sus labios. (Prov., VII,
porque esta resurrección no sería provechosa. Con 21.) Y de este modo los que se dirigen a Jesús por
propiedad se atribuye tal efecto al sacramento de la autoridad de la majestad paterna, son atraídos
la Eucaristía; porque el Verbo resucitará las al- por el Padre, cautivados por su majestad. Pero
mas, mas el Verbo hecho carne resucitará a los también son atraídos por el Hijo con delectación
cuerpos. En este sacramento no solamente está el admirable y amor de la verdad, que es el mismo
Verbo según su divinidad, sino también según la hijo de Dios. Porque si a cada uno le arrastra su
verdad de la carne; y por consiguiente no es sólo propio deleite, ¿cuánto más fuertemente debe el
causa de la resurrección de las almas, sino tam- hombre ser atraído por Cristo, si le deleita con
bién de los cuerpos. Claramente se ve, pues, la la verdad, con la bienaventuranza, con la justi-
utilidad de esta manducación. cia, con la vida eterna, pues todo eso es Cristo?
(In Joan, VI.) Y puesto que somos atraídos por éste, lo somos
por el amor de la verdad: Ten tu deleite en el
Señor. (Psal., XXXVI, 4.) Por eso decía la esposa:
Martes después del tercer Domingo de Pascua Tráeme; en pos de ti correremos al olor de tus
ungüentos. (Cant., I, 3.) 3o) El Padre lleva a mu-
ATRACCIÓN DE DIOS Y RESPUESTA DEL HOMBRE chos a su Hijo por el impulso de la acción divina
que mueve interiormente el corazón del hombre
I. Nadie puede venir a mi, si no le trajere m\ a creer y amar. El corazón del rey en la mano del
Padre que me envió. (Joan., VI, 44.) Señor; a cualquiera parte que quisiere lo incli-
Verdaderamente nadie puede venir si no e nará. (Prov., XXI, 1.)
atraído por el Padre. Porque así como un cuerp'
pesado por naturaleza no puede elevarse por $ II. Respuesta del hombre. Todo aquél que
mismo, si no es atraído por otro, del mismo moa. oyó del Padre, y aprendió, viene a mí. (Joan., VI,
el corazón humano, que por sí tiende a las cosa- 45.) Todo el que oyó del Padre, enseñándole y
inferiores, no puede elevarse si no es lleva4 manifestándole, y aprendió, dando su asenti-
(por otro). . í miento, viene a mí, y viene de tres maneras: por
El Padre atrae hacia el Hijo de muchas ma
342 Santo Tomás de Aquino M i é r c o l e s d e s p . del 3 . e r d o m . d e P a s c u a 343
el conocimiento de la verdad, por el sentimiento XXVIII, 14.) Este temor humilla al hombre; por
del amor y por la imitación de la obra. lo cual conviene a veces ignorar si la gracia está
En cada una de esas tres cosas es necesario es- en nosotros. San Gregorio dice: "Quiso Dios que
cuchar y aprender. Porque el que viene por el nuestros bienes nos fuesen inciertos, a fin de que
conocimiento de la verdad, debe escuchar cuando poseyéramos una gracia cierta, la humildad".
Dios le inspira: Oiré lo que el Señor Dios me 2P) Para que no le precipite la presuntuosa
hable (Psal., LXXXIV, 9); y aprender con el seguridad. Porque cuando digan paz y seguridad,
corazón. El que viene por el amor y el deseo, entonces les sobrecogerá una muerte repentina.
también debe escuchar al Verbo del Padre y (I Thess., V, 3.) San Jerónimo dice: "El temor es
recibirlo para que aprenda y ame. Pues aprende guardián de las virtudes, la seguridad hace fácil
la palabra el que la recibe en el sentido del que la caída."
habla. Mas el Verbo de Dios Padre exhala el 3o) Para que esperemos vigilantes y deseosos
amor; luego el que lo recibe con fervor de amor, / l a gracia de Dios. Bienaventurado el hombre que
se instruye. Se difunde en las almas santas, forma me oye, y que vela a mis puertas cada día...
amigos de Dios y profetas. (Sap., VII, 27.) (Prov., VIII, 34.)
También se va a Cristo por la imitación de
las acciones. Quienquiera que de este modo II. A veces revela Dios a algunos, por privile-
aprende, va a Cristo. Porque en las obras la gio, que tienen la gracia, para que comience en
operación es como la conclusión de los razona- ellos, aun en esta vida, el gozo de la seguridad, y
mientos. En las ciencias el que las aprende per- con más confianza y fortaleza lleven a cabo obras
fectamente llega a la conclusión; así en las obras, grandes, y soporten los males de la vida presente.
el que perfectamente aprende las enseñanzas, lle- Sin embargo, uno puede conocer conjeturalmente
ga a la acción recta. que tiene la gracia por cuanto siente deleite en
(In Joan., VI.) Dios y desprecia las cosas mundanas, y que no
le arguye la conciencia de algún pecado mortal.
Miércoles después del tercer Domingo de Pascua En este sentido puede interpretarse lo que dice
el Apocalipsis: Al vencedor daré yo maná escon-
¿PUEDE SABER EL HOMBRE SI ESTÁ EN GRACIA? dido. . . que no sabe ninguno, sino aquél que lo
recibe (II, 17), pues el que lo recibe lo conoce
I. A veces conviene que ignoremos la presen- por cierta sensación de dulzura que no experi-
cia de Dios por la gracia en nosotros. t menta el que no lo recibe.
19) Para que el temor del juicio futuro nos- (I a 2 ae , q. CXII, a. 5.)
humille. Bienaventurado el hombre que siempre
está pavoroso; mas el que es de duro corazón, es¿ Existen principalmente tres señales por las cua-
decir, aquél a quien no afecta el temor del cas; |ps puede conocerse conjeturalmente la presencia
tigo futuro, se precipitará en el mal. {Prov: ^ e la gracia en el alma:
344 Santo Tomás de Aquino M i é r c o l e s d e s p . d e l 3 . 6 r d o m . de P a s c u a 345
I o ) El testimonio de la conciencia, como dice que soy; pero ni tú posees más, y yo no puedo
el Apóstol: Nuestra gloria es ésta.; el testimonia darte más de todo lo que yo soy. Tráeme, Señor, a
de nuestra conciencia. (II Cor., I, 12.) Por eso tu amor, llévate todo lo que yo soy."
escribe San Bernardo: "Nada más claro que esta (De Humanttate Christi.)
luz, nada más glorioso que este testimonio, cuan :
do el espíritu se ve en la verdad; pero ¿de qué
modo? Púdico, modesto, temeroso, circunspecto, Jueves después del tercer Domingo de Pascua
sin que nada le haga ruborizarse en presencia de
la verdad. Esto es, ciertamente, lo que deleita a LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO
las divinas miradas sobre todos los bienes del
alma". Y reposará sobre él el espíritu del Señor; espí-
2o) El gozo de la palabra de Dios, no sólo para ritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de
escucharla, sino también para practicarla. El que consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de
es de Dios oye las palabras de Dios. (Joan., •VIII, piedad, y le llenará el espíritu del temor de Dios.
47.) A este respecto dice San Gregorio: "Está man- (Is.,Xl,2.)
dado desear la patria celestial de la verdad, des- Los dones son unas perfecciones del hombre
preciar la gloria del mundo, no apetecer las cosas con las cuales se dispone a moverse prontamente
ajenas y hacer limosnas con las propias. Juzgue a impulso de la inspiración divina para obrar de
cada cual en su conciencia si esta voz del Señor i una manera sobrehumana:
prevalece en sus oídos y así sepa si es de Dios." I o ) En el conocimiento de las cosas necesarias
3?) El gusto interior de la divina sabiduría, y eternas, el espíritu humano procede pqr modo
r
qué es como un anticipo de la eterna bienaventu- humano cuando es perfeccionado por la virtud,
ranza. Gustad, y ved que el Señor es suave (Psal., .'• es decir, el entendimiento, que es el hábito de los
XXXIII, 9), esto es, por su gracia en nosotros. Y ; primeros principios, o por la fe, que es la con-
San Agustín dice: "Puesto que mientras estamos ¡ templación de las cosas divinas como en un es-
en el cuerpo, vivimos ausentes del Señor (II Cor., '• pejo, Pero que sean aprehendidas las cosas espi-
V, '6), gustemos al menos cuan suave es el Señor, : rituales, como eri su verdad desnuda, excede a la
que nos dio en prenda el espíritu, por el que capacidad humana, y esto lo hace el don de en-
experimentamos su dulzura y deseamos ver la? tendimiento, que ilustra la mente sobre las cosas
misma fuente, donde seremos purificados con; oídas por la fe.
sobria embriaguez y seremos regados como el ár-|t 2o) Es un procedimiento humano que el hom-
bol que ha sido plantado junto a las corriente^ bre juzgue y ordene las cosas inferiores por la
de muchas aguas". Y añade: "Haz, Señor, te rué-:; consideración de los primeros principios y de las
go, que guste con amor lo que gusto con el cono^ causas altísimas. Esto se hace por la sabiduría,
cimiento; sienta con el corazón lo que siento1 que es una virtud intelectual. Pero que el hom-
con el entendimiento; yo te debo más que todo lo bre se una a esas causas supremas y que sea trans-
346 Santo Tomás de Aquino Jueves desp. del 3 . c r dom. de Pascua 347
formado a semejanza de ellas por el modo según se toma humanamente por medida o regla el bien
el cual el que se allega al Señor, un espíritu es de la razón. Que el hombre, midiendo las propias
(I Cor., VI, 17), y que de ese modo, como de lo. fuerzas, se extienda a acciones arduas de virtud
más profundo de sí mismo, juzgue las demás co- según la medida de aquéllas, corresponde a la
sas y ordene, no sólo lo cognoscible, sino también magnanimidad. La virtud de la fortaleza enseña
las acciones y pasiones humanas, esto supera los a acometer o huir males inminentes según la me-
procedimientos humanos, y se hace por el don dida de sus fuerzas. La mansedumbre hace que
de sabiduría. el hombre no se vengue más allá de lo que pide
3°) Para obrar es menester consejo. El modo la gravedad de la ofensa y el orden del derecho.
humano es proceder inquiriendo y conjeturando Pero que el hombre tome por medida en todas
según lo que suele acaecer de ordinario, y esto se esas cosas la virtud divina, para emprender obras
obtiene por la eubolia, que es el buen consejo. de virtud con relación a las cuales sabe que no
Pero que el hombre reciba lo que ha de hacer, co- ¡se basta con sus propias fuerzas, que no tema los
mo enseñado con certeza por el Espíritu Santo, peligros que exceden a esas fuerzas, confiado en
supera al modo humano, y esto lo hace el don de la ayuda divina, y que no solamente no exija ven-
consejo. ganza por las injurias recibidas, antes bien se
4o) Para la ejecución el procedimiento huma- glorie en ellas, poniendo sus miras en la recom-
no consiste en que el hombre se forme un juicio pensa, son cosas sobrehumanas; esto se hace por
de las cosas que suelen ocurrir con frecuencia se- el don de fortaleza.
gún el resultado del consejo, y luego imponga 7o) En las pasiones del apetito concupiscible
f •„•; . e l erden de "ese juicio a los^inferiores, lo cual aé#. nos dirigimos, según el modo humano, #1 bien
... ..hace por lá prudencia. Pero que el homhrie juz- de la razón, esto es, a que el'hombre se'aficioné
-:"*s'í'-',';igwé.con certeza sobre lo que debe obrar, es cosa a los bienes, temporales, en .cuanto ngcesita. de
que esta sobre su capacidad, y estó'se hace por el ellos, lo cual se obtiene por la templanza. Pero
don de ciencia. que el hombre por reverencia a la divina majes-
5o) Para los actos que .regulan nuestras reía- •• tad considere todas esas cosas como estiércol, es
ciones con los demás, están, según el modo hu- también cosa sobrehumana, y esto lo hace por el
mano, la justicia, la liberalidad, etc. Pero cuando j don del temor de Dios.
en estas relaciones, uno no se inspira ni por el:i (3. Dist., 34, a. I, a. 2.)
bien personal, ni el de otro, ni da a otro lo que
se le debe o cuanto le conviene, sino que daí
en cuanto es acepto a Dios, el bien divino que res-
plandece en sí mismo o en el prójimo, esto está;
más allá de los procedimientos humanos y sé:
hace por el don de piedad. •:.'*
o
6 ) En el gobierno de las pasiones del irascible};
348 Santo Tomás de Aquino Viernes desp. del 3.*r dom. de Pascua 349
bienaventuranzas como destructoras del obstáculo A lo primero nos dispone la virtud, para que
de la felicidad voluptuosa. no rehusemos pagar al prójimo lo que le debe-
mos, lo cual pertenece a la justicia; pero el don
I. La vida voluptuosa consiste en dos cosas: nos induce a esto mismo con afecto más gene-
1?) En la afluencia de los bienes exteriores, roso, a saber, con un deseo ferviente de cumplir
sean riquezas u honores; de los que el hombre se las obras de justicia, semejante al deseo ardiente
retrae por la virtud, que le aconseja usar de ellos con que desean el alimento y la bebida el ham-
con moderación; mas por el don, de un modo briento y el sediento. De ahí la cuarta bienaven-
más excelente, despreciándolos totalmente el turanza: Bienaventurados los que han hambre y
hombre. Por eso se pone como primera bienaven- sed de justicia. (Ibid., 6.)
turanza: Bienaventurados los pobres de espíritu; Por lo que se refiere a las dádivas espontáneas,
porque de ellos es el reino de los cielos. (Matth., la virtud nos perfecciona para que las demos a
V, 3), lo cual puede referirse al desprecio de las aquéllos a quienes dicta la razón que debemos
riquezas o al desprecio de los honores; y se hace donarlas, por ejemplo, a los amigos, o a nuestros
por la humildad. parientes, lo cual corresponde a la virtud de la
2a) La vida voluptuosa consiste en seguir las largueza. Mas el don, por reverencia a Dios, sola-
propias pasiones, ya sea la irascible, ya la concu- mente considera la necesidad en aquéllos a quie-
piscible. La virtud impide seguir la pasión de la nes presta gratuitos beneficios. Por eso se dice:
irascibilidad,- para que el hombre no sobrepase Cuando das una comida, o una cena, no llames
los límites razonables en cosas superfluas; pero a tus amigos, ni a tus hermanos, .. .sino llama a
por el don se hace de modo más excelente, de los pobres, lisiados, etc. (Luc, XIV, 11, 13), lo
suerte que el hombre esté totalmente sereno res- cual es, con propiedad, compadecerse. De ahí la
pecto de ella, conforme a la voluntad divina. Por quinta bienaventuranza: Bienaventurados los mi-
eso se fija por segunda bienaventuranza: Bien- sericordiosos. (Ibid., 7.)
aventurados los mansos. (Ibid., 4.)
La virtud impide seguir las pasiones de la con- III. Las cosas pertenecientes a la vida contem-
cupiscencia por un uso moderado de tales pasio- plativa, o son la misma bienaventuranza final, o
nes; mas el don las desecha totalmente, si es ne- alguna incoación de ella; y por tanto no se inclu-
cesario; y aún más, aceptando voluntariamente el yen en las bienaventuranzas como méritos, sino
llanto si es preciso. De ahí la tercera bienaven- como premios.
turanza: Bienaventurados los que lloran. (Ibid., Pero se asignan como méritos los efectos de la
5.) vida activa, con los que el hombre se dispone
para la vida contemplativa, y el efecto de la vida
II. La vida activa consiste principalmente en activa, en cuanto a las virtudes y dones con que
las cosas que entregamos al prójimo, o por razón el hombre se perfecciona en sí mismo, es la pu-
de débito, o por espontáneo beneficio. reza de corazón, para que éste no se manche con
352 Santo Tomás de Aquino Cuarto domingo de P a s c u a 353
pasiones. De ahí la sexta bienaventuranza: Bien- 2°) Las otras dos bienaventuranzas pertenecen
aventurados los limpios de corazón. (Ibid., 8.) a las obras de la bienaventuranza activa que son
Por fin, en cuanto a las virtudes y dones con las obras de las virtudes que ordenan al hombre
que el hombre se perfecciona en orden al próji- para con el prójimo; de las cuales obras se retraen
mo, el efecto de la vida activa es la paz, según algunos por el amor desordenado del bien pro-
aquello de Isaías: Obra de la justicia será la paz.' pio; y por eso el Señor adjudica aquellos premios
(XXXII, 17.) Y por tanto la séptima bienaventu- a estas bienaventuranzas por las que los hombres
ranza es: Bienaventurados los pacíficos. (Matth., se apartan de ellas. Pues algunos se apartan de
V, 9.) las obras de justicia no pagando sus deudas, sino,
(1* 2ae-, q. LXIX, a. 3.) más bien, hurtando lo ajeno, para enriquecerse
en bienes temporales; de ahí que el Señor pro-
metiera hartura a los que tienen hambre de jus-
Cuarto Domingo de Pascua ' ticia. Se apartan también, algunos, de las obras
•4
de misericordia, para no mezclarse en las mise-
LOS PREMIOS DE LAS BIENAVENTURANZAS rias ajenas, mas el Señor prometió, a los mise-
ricordiosos, misericordia, por la cual se libran
1?) Los premios de las tres primeras bienaven- de toda miseria.
turanzas se toman según aquellas cosas que algu- 3o) Las dos últimas bienaventuranzas corres-
nos buscan en la dicha terrena; pues los hombres ponden a la felicidad o bienaventuranza contem-
buscan en la cosas exteriores, como en las rique- plativa; y por eso, según la conveniencia de las
zas y en los honores, cierta excelencia y abun- < disposiciones que se suponen en el mérito, se dan
dancia, cosas ambas incluidas en el reino de los los premios. Porque como la limpieza del ojo dis-
cielos, por el cual consigue el hombre la excelen- pone a la visión clara, se promete la visión di-
cia y abundancia de bienes en Dios. Por eso el vina a los limpios de corazón.
Señor prometió a los pobres de espíritu el reino El tener paz consigo mismo o con los otros
de los cielos. manifiesta que el hombre es imitador de Dios,
Los hombres feroces y crueles pretenden por que es Dios de unión y de paz; y así, se le otor-
medio de litigios y guerras adquirir para sí se- ga por premio la gloria de la filiación divina,
guridad, destruyendo a sus enemigos; por eso el que consiste en la perfecta unión con Dios por
Señor prometió a los mansos posesión segura y medio de la sabiduría consumada.
tranquila de la tierra de los vivientes, por la cual 4o) Todos aquellos premios se consumarán
se significa la estabilidad de los bienes eternos. perfectamente en la vida futura, pero entre tanto
. Buscan los hombres en las concupiscencias y también comienza de algún modo en esta vida;
deleites del mundo tener consuelo contra los tra- ; porque el reino de los cielos puede entenderse
bajos de la vida presente; y por eso el Señor pro- j como principio de la perfecta sabiduría, según el
metió la consolación de la vida a los que lloran.. '; c u a l comienza el espíritu a reinar en ellos. La
354 Santo Tomás de Aquino L u n e s d e s p . d e l 4*? d o m . de P a s c u a 355
posesión de la tierra significa también el buen leitable, como dice la Escritura: Su fruto dulce
afecto del alma reposando por el deseo en la a mi garganta. (Cant., II, 3.)
estabilidad de la herencia perpetua significada Así, pues, las obras de las virtudes y del espí-
por la tierra. Pero son consolados en esta vida, ritu son algo último en nosotros. Porque el Es-
participando del Espíritu Santo, que se llama Pa- píritu Santo está en nosotros por gracia, mediante
ráclito, esto es, consolador. Son saturados también la cual adquirimos el hábito de las virtudes, y
en esta vida con aquel manjar, del cual dice el con él somos poderosos para obrar de acuerdo a
Señor: Mi comida es que haga la voluntad del la virtud. Son también deleitables. Tenéis vues-
que me envió. (Joan., IV, 34.) También en esta tro fruto en santificación (Rom., VI, 22), es de-
vida consiguen los hombres la misericordia de cir, en obras santificadas, y por lo tanto se llaman
Dios; e igualmente, purificado el ojo por el don frutos.
de entendimiento, Dios puede ser visto de alguna Se llaman, además, flores con relación a la
manera en esta vida; así como en esta vida son bienaventuranza futura, porque así como de las
llamados, a su vez, hijos de Dios los que pacifi- flores se concibe la esperanza del fruto, igualmen-
can sus movimientos acercándose a la semejanza te de las obras virtuosas se concibe la esperanza
de Dios. Sin embargo, todo esto se verificará más de la vida eterna y de la bienaventuranza. Y así
perfectamente en la patria. como en la flor se da cierta incoación del fruto,
(1° 2ae q. LXIX, a. 4 y a. 2 ad 3MW.) de la misma manera en las obras de las virtudes
existe cierta incoación de la bienaventuranza que
tendrá lugar cuando se perfeccionen el conoci-
Lunes después del cuarto Domingo de Pascua miento y la caridad.
Por consiguiente, las obras de las virtudes han
FRUTOS'DEL-ESPÍRITU SANTO de apetecerse por sí mismas de dos maneras: o
porque encierran en sí mismas la dulzura, o la
Mis flores son frutos de honor y de riquezas. causa de la bienaventuranza, que es su fin; del
(Eccli., XXIV, 23.) mismo modo que una medicina dulce se apetece
I. De dos maneras puede ser el fruto: adqui- formalmente por sí misma, pues tiene en sí algo
rido, por el trabajo o por el estudio; y producido, que la hace apetecible, la dulzura, y también se
como es producido el fruto por el árbol. Las apetece por el fin, que es la salud.
obras del Espíritu Santo se llaman frutos, no
como alcanzados o adquiridos, sino como pro* II. Por todo esto se ve por qué el Apóstol lla-
ducidos; mas el fruto que es alcanzado tiene ra ma efectos a las obras de la carne, y a los frutos
zón de fin último, no así el fruto producido. N del espíritu los llama frutos. Pues se llama fruto
a
obstante, el fruto así tomado encierra dos cosas lgo final y suave por sí. Mas lo que se produce
es lo último del que lo produce, como el fruto e; de otro, contra naturaleza, no tiene razón de fru-
lo último que produce el árbol, y es suave y to, sino que es producido por otro germen.
356 Santo Tomás de Aquino M a r t e s d e s p . d e l 4"? d o m . de P a s c u a 357
Las obras de la carne y de los pecados están frutos, en la epístola a los Gálatas (V, 22, 23).
fuera de la naturaleza de las cosas que Dios ha Debe considerarse la distinción de estos frutos se-
sembrado en nuestra naturaleza. Pues Dios de- gún el diverso procedimiento del Espíritu Santo
pósito ciertas semillas en la naturaleza humana, en nosotros, esto es, según que el espíritu del
es decir, el apetito natural del bien y el conocir hombre se ordene: I o , en sí mismo; 29, a las co-
miento, y añadió, además, los dones de la gracia. sas próximas a él; 3 o , a las que le son inferiores.
Por lo tanto, puesto que las obras de las vir-
tudes son naturalmente producidas por aquéllos, I. El espíritu del hombre se ordena en sí mis-
se llaman frutos, y no obras de la carne; frutos mo, cuando se conduce rectamente en los bienes
del espíritu, que nacen en el alma por la semilla y males.
de la gracia espiritual. La primera disposición del corazón del hom-
Es claro que las obras de las virtudes se lla- bre para el bien es por amor, que es la primera
man frutos del espíritu, no sólo porque encierran / afección y raíz de todas las afecciones, y por con-
en sí suavidad y dulzura, sino también porque siguiente se pone la caridad como primer fruto
son cierto producto final, según la conveniencia . del espíritu, en la cual se da especialmente el
de los dones. Espíritu Santo, como en propia semejanza, puesto
La diferencia entre dones, bienaventuranzas, que él es amor. Al amor de caridad sigue nece-
virtudes y frutos se establece del modo siguiente: sariamente el gozo; porque todo el que ama goza
en la virtud debe considerarse el hábito y el la unión del amado, y la caridad tiene siempre
acto. El hábito de la virtud perfecciona para; presente a Dios, a quien ama. Quien permanece
obrar bien. Si perfecciona para obrar al modo en caridad, en Dios permanece y Dios en él. (I
humano, se llama virtud; si perfecciona para . Joan., IV, 16.) Por lo cual el gozo es consecuencia
obrar de un modo sobrehumano, se llama don. ¡ de la caridad.
.•-...; .El acto de.la virtud, o es perfectivo, y en este casa Mas la perfección del gozo es la paz en dos con-
'^V ^\sihaiaa"'bienaventurahza, o es deleitoso, y así; ceptos: * •
o
QS fruto. I ) En" cuanto a la quietud respecto de las con- *
• (In Gal, V.)' turbaciones exteriores, pues no puede gozar per-
fectamente del bien amado el que en su fruición
es perturbado por otras cosas; y además quien tie-
Martes después del cuarto Domingo de Pascu ne el corazón perfectamente pacífico en un objeto,
no puede ser molestado por ningún otro, porque
reputa lo demás como nada. Por lo cual se dice:
NÚMERO DE LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO
Mucha paz para los que aman tu ley; y no hay
para ellos tropiezo (Psal, CXVIII, 165), porque
De la una y de la otra parte del río, el árbol
no son perturbados por cosas exteriores que les
de la vida, que da doce frutos. (Apoc, XXII, 2V
impidan gozar de Dios.
El Apóstol enumera convenientemente do<¿
358 Santo Tomás de Aqulno M a r t e s d e s p . d e l 4'' d o m . de P a s c u a 359
2o) En cuanto al sosiego del deseo fluctuante, III. Respecto a lo que es inferior al hombre,
porque no goza perfectamente de algo aquél a éste se dispone bien, en cuanto a las acciones ex-
quien no basta lo que goza, y la paz lleva con- teriores, por la modestia, que guarda moderación
sigo estas dos cosas, es decir, que no seamos tur- en todos los dichos y en los hechos; en cuanto a
bados por las cosas exteriores, y que nuestros de- las concupiscencias inferiores, por la continencia
seos reposen en un solo objeto; por esto, después y la castidad, ya se distingan estas dos en el sen-
de la caridad y del gozo, se designa en tercer lu- tido de que la castidad refrena al hombre de lo
gar la paz. lícito; ya en que el continente sufre las concupis-
En los males se halla bien dispuesta el alma en cencias, sin dejarse seducir, y el casto ni las sufre
cuanto a dos cosas: I o , en no ser perturbada por ni sucumbe.
la inminencia de males, lo cual corresponde a la (I a 2ae, q. LXX, a. 3.)
paciencia; y 2°, en que tampoco se turbe por la
dilatación de los bienes, lo cual pertenece a la
longanimidad; pues el carecer del bien tiene ra- Miércoles después del cuarto Domingo de Pascua
zón de mal 77.
II. En lo que está cerca del hombre, es decir, EL HOMBRE EN ESTADO DE GRACIA PUEDE MERECER
el prójimo, la mente del hombre se dispone bien: DE CONDIGNO LA VIDA ETERNA
I o ) En la voluntad de hacer el bien, y esto
pertenece a la bondad. Lo que se da según el justo juicio parece ser
2o) En el ejercicio de la beneficiencia; y a esto la recompensa condigna. Es así que la vida eterna
responde la benignidad; pues dicen benignos a se da por Dios conforme al juicio de justicia, se-
aquellos a quienes el fuego del amor enfervoriza gún aquello del Apóstol: Por lo demás, me está
para hacer bien a los prójimos.
reservada la corona de justicia, que el Señor justo
3°) En tolerar ecuáriimamente los males causa- juez me dará en aquel día. (II Tim., IV, 8.) Lue-
dos' por aquéllos «(los prójimos); a lo cual res-
go el hombre merece de condigno la vida eterna.
ponde la mansedumbre, qué cohibe la ira.
La obra meritoria del hombre puede consi-
4G) En que no solamente no perjudiquemos a
los prójimos con la ira,-sino que ni aun cói> derarse de dos modos: I o , en cuanto procede del
el fraude o el engaño; y a esto se refiere la fe libre albedrío; 2°, en cuanto procede de la gracia
en el sentido de fidelidad; pero si se toma por la del Espíritu Santo. :.:v -V--;
fe con la que se cree en Dios, por ésta se ordeña Si se considera según la sustancia de la obra
el hombre a lo que está sobre él, sometiendo su y como procedente del libre albedrío, no puede,
entendimiento a Dios, y por consiguiente, a tó- •• en. este concepto, haber en ella, condignidad a
das las cosas que son de Dios. causa, de la inmensa desigualdad, pero se da con-
gruidad por cierta igualdad proporcional, pues
77 Ethic, lib. V, cap. 3. parece congruente que, obrando, el hombre se-
360 Santo Tomás de Aquino J u e v e s d e s p . del 4"? d o m . de P a s c u a 361
gún su virtud, sea recompensado por Dios según lio: Ésta es la vida eterna: Que te conozcan a ti
la excelencia de su virtud. solo Dios verdadero. (Joan., XVII, 3.) Luego el
Pero si hablamos de la acción meritoria en mérito de la vida eterna reside principalmente
cuanto procede de la gracia del Espíritu Santo, en la caridad.
entonces es merecedora de la vida eterna de con-
digno, puesto que así el valor del mérito se es- I. El acto humano merece por dos razones:
tima según la virtud del Espíritu Santo que nos I o , por razón de la ordenación divina, según la
conduce a la vida eterna, según aquello del Evan- cual se dice ser el acto meritorio de aquel bien,
gelio: Se hará en él una fuente de agua, que sal- al cual el hombre es ordenado por Dios; 2 o , por
tará hasta la vida eterna. (Joan., IV, 14.) El valor parte del libre albedrío, según el cual el hombre
de la obra se gradúa también según la dignidad tiene sobre las demás criaturas la preferencia de
de la gracia, por la que el hombre, hecho con- obrar por sí mismo y voluntariamente. En ambos
sorte de la naturaleza divina, es adoptado como conceptos lo principal del mérito consiste en la
hijo de Dios, a quien se debe la herencia-por el caridad; porque debe considerarse que la vida
derecho mismo de la adopción, según aquello: eterna consiste en el goce de Dios, y el movimien-
Si hijos, también herederos. (Rom., VIII, 17.) to del alma humana hacia la fruición del bien
La gracia del Espíritu Santo, que poseemos en divino es el acto propio de la caridad, por el que
esta vida, aunque no sea igual a la gloria en acto, todos los actos de las otras virtudes se enderezan
es, sin embargo, igual virtualmente; como la se- a ese fin, ya que las demás virtudes son regidas
milla del árbol, en la cual se contiene virtual- por la caridad. Por consiguiente el mérito de la
mente todo el árbol. Asimismo el Espíritu Santo, vida eterna corresponde primariamente a la cari-
que habita en el hombre por la gracia, es causa dad, y secundariamente a las demás virtudes,
suficiente de la vida eterna; por lo cual se dice puesto que los actos de éstas son regidos por la
que es la prenda de nuestra herencia. caridad.
(I a 2ae, q. CXIV, a. 3.) Es evidente también que lo que hacemos por
amor, lo hacemos con la mayor voluntariedad,
y por lo tanto también se atribuye el mérito prin-
Jueves después del cuarto Domingo de Pascua cipalmente a la caridad, por cuanto para la ra-
zón de mérito se requiere que sea voluntaria.
MÁS PRINCIPALMENTE MERECEMOS POR LA CARIDAD
QUE POR LAS OTRAS VIRTUDES II. No siempre una obra posee mayor mérito
por ser más laboriosa y difícil. De dos maneras
Si alguno me ama, será amado de mi Padre, una obra puede ser laboriosa y difícil: l 9 , por
y yo le amaré, y me le manifestaré a mí mismo. la grandeza de la obra; y así la grandeza del tra-
(Joan., XIV, 21.) Es así que la vida eterna con-: bajo pertenece al aumento del mérito, porque
siste en la visión manifiesta de Dios, según aque- la caridad, aunque convierte las cosas terribles
362 Santo Tomás de Aquino V i e r n e s d e s p . d e l 41? d o m . d e P a s c u a 363
y violentas en fáciles y casi nulas, no disminuye 2o) Por la cantidad de la obra, que puede, a
el trabajo, antes bien, hace acometer mayores em- su vez, ser doble, es decir, absoluta y proporcio-
presas; pues, como dice San Gregorio 7 8 , cuando nal. Porque la viuda que depositó dos pequeñas
existe, obra grandes cosas; 2 9 , por defecto del monedas en el gazofilacio del templo, hizo una
agente mismo, porque a cada cual es penoso y di- obra menor en cantidad absoluta que los que
fícil lo que no hace con pronta voluntad; y tal depositaron grandes limosnas; pero proporcionaí-
trabajo disminuye el mérito y es anulado por la
mente hizo más la viuda, según sentencia del Se-
caridad.
ñor (Luc, XXI, 3), porque superaba en más sus
En gran manera son meritorios los actos de la posibilidades. Ambas cantidades de mérito corres-
fe y de la paciencia o fortaleza, como se ve en
ponden al premio accidental, que consiste en el
los mártires, que pelearon por la fe con paciencia
y fortaleza hasta la muerte. Mas el acto de fe no gozo del bien creado.
es meritorio, si la fe no obra por amor, y del Así, pues, debe decirse que las acciones del
mismo modo el acto de la paciencia y de la for- ' hombre fueron más eficaces para merecer en el
taleza, si uno no los ejecuta por caridad, según estado de inocencia que después del pecado, si se
aquello: Si entregare mi cuerpo para ser quema- considera la magnitud del mérito por parte de
do, y no tuviere caridad, nada me aprovecha. (I la gracia, que habría sido entonces más copiosa,
Cor., XIII, 3.) no oponiéndose ningún obstáculo a ella en la na-
(I a 2ae, q. CXIV, a. 4.) turaleza humana; igualmente si se considera la
cantidad absoluta de la obra; porque siendo el
hombre de mayor virtud, habría realizado obras
Viernes después del cuarto Domingo de Pascua mayores. Pero atendida la cantidad proporcional,
hállase mayor razón de mérito después del pe-
LAS OBRAS DEL FRIMER HOMBRE EN EL ESTADO DÉ ; cado por la debilidad del hombre. Porque una
INOCENCIA ¿FUERON MÉÑÓS EFICACES PARA MERECER obra pequeña excede la potencia del que la eje-
QUE LAS OBRAS NUESTRAS? cuta con esfuerzo más que una obra grande al
que la ejecuta sin dificultad.
- La magnitud del mérito puede medirse de dbsí La dificultad y la lucha pertenecen efectivaf
maneras: ' '- - -i ttiente a la magnitud del mérito según la can-
I o ) Por la caridad y la gracia, que son su raíz tidad proporcional de la obra. Y es señal de la
y bajó éste aspecto la magnitud del mérito' co- prontitud de la voluntad el esforzarse para lo.
rresponde al premio esencial, qué consiste érí el difícil. Mas la prontitud de la voluntad viene de
goce de Dios; pues el que obra con mayor cáridá ¿ / a grandeza de la caridad. Puede, no obstante,
más perfectamente goza dé Dios. ^acaecer que alguno haga una t>bra fácil con tan
':Pfonta voluntad como otro una difícil, por estar
VK Ho'mil: 30 inEvahgel. apuesto a ejecutar también lo difícil. Mas la
364 Santo Tomás de Aquino S á b a d o d e s p . del 41? d o m . de P a s c u a 365
dificultad actual en lo que tiene de pena es, ade- del acto meritorio, porque es natural que todo
más, satisfactoria por el pecado. acto haga posible la adquisición o aumento de
(1* part. q. XCV, a. 4.) un acto semejante, ya efectivamente, ya dispo-
niendo a él.
El hombre que tiene la gracia puede adelantar
Sábado después del cuarto Domingo de Pascua más, pero no es que él mismo aumente la gracia
en sí, puesto que sólo Dios puede dar este aumen-
EL HOMBRE PUEDE MERECER AUMENTO DE GRACIA to; sino en el sentido de que el hombre puede,
por una gracia recibida, merecer que se le au-
Así como a la culpa sigue doble pena, una que mente la gracia, disponiéndose a ser más capaz
acompaña a la misma culpa, como el remordi- de una gracia mayor.
miento de conciencia y otras semejantes, según Ciertamente el acrecentamiento de gracia, lo
lo 'que dice San Agustín, "que el ánimo desorde- / mismo que su infusión, procede de Dios, pero
nado es pena para sí mismo", y otra que-se in- de manera distinta se relacionan nuestros actos
flige extcriormente por Dios-Juez o por el hom- con la infusión de la gracia y con el aumento de
bre; del mismo modo también un doble premio ella. Porque antes de la infusión de la gracia el
corresponde al mérito: uno que acompaña a la ¡, hombre no es todavía participante del ser divino;
misma obra meritoria, como la alegría de la bue- | por lo cual sus actos son absolutamente despro-
na acción y otros semejantes; y otro que dan Dios , porcionados para merecer alguna cosa divina, que
o el hombre por la buena obra, como la vida •• excede la capacidad de la naturaleza. Sin em-
eterna y todo lo que se da de este modo. bargo, por la infusión de la gracia el hombre se
Mas el acto meritorio se ordena de modo di- j constituye en el ser divino, y entonces sus actos
verso en este doble premio. Porque según su for- llegan a ser proporcionados y, por lo mismo, a
ma es proporcionado al primer premio; por ejem-'-'J merecer aumento o perfección de gracia.
pío: por el hecho de ser un acto que procede i (2 Dist. 27, q. I, a. 5.)
de un hábito perfecto, es deleitable, por lo cual?
el acto se, refiere a su principio como a causa.; Pero la gracia no se aumenta de hecho por
Pero en cuanto al premio que se da exteriormen- : cualquier acto meritorio. Por cada acto meritorio
te, solamente se ordena según una proporción del el hombre merece aumento de gracia, como tam-
dignidad, de modo que quien mucho mereció>, bién la consumación de la gracia, que es la vida
otro tanto recibirá en recompensa en cualquier eterna. Mas así como la vida eterna no es dada in-
bien, y quien mucho pecó, otro tanto será cas< mediatamente, sino a su tiempo, del mismo modo
tigado. la gracia no se aumenta en el instante, sino a sú
Según esto, digo que por el acto meritorio s~' tiempo, es decir, cuando uno está suficientemente
merece acrecentamiento de gracia, del mismo moj dispuesto al aumento de la gracia.
do que el premio, concomitante a la naturalez'~' (I o 2oe, q. CXIV, a. 8, ad Sum.)
366 Santo Tomás de Aquino Quinto domingo de Pascua 367
III. Es útil, porque nos hace amigos de Dios: l Posee la oración dominical cinco excelencias
Suba derecha mi oración como un perfume en tu i que se requieren en la oración. Pues la oración
presencia. (Psal., CXL, 2.) | debe ser confiada, recta, ordenada, devota y hu-
(In Oration. Dominic.) ¡ milde.
| Confiada, esto es, que lleguemos confiadamente
La oración es un acto de religión, por el cual i al trono de la gracia (Hebr., IV, 16); que además
el hombre tributa veneración a Dios en cuanto ; no desfallezca en la fe, como dice la Escritura:
se somete a él y reconoce, al pedirle, que tiene | Pídala con fe, sin dudar en nada. (Jac, I. 6.)
necesidad de él como autor de sus bienes. Esta oración dominical es segurísima, pues fué
Orando, entrega el hombre su alma a Dios, la : 79
Implic. hom. II; De orat. circa princ; hom. XXX in
que somete a él por respeto y, en cierto modo,. * Genes.
370 Santo Tomás de Aquino M a r t e s de R o g a t i v a s 371
compuesta por nuestro abogado, que es deman- oración, en la que primero se piden los bienes
dante sapientísimo, en el cual están escondidos celestiales y después los terrenos.
todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia.. La oración debe ser devota, porque la suavi-
(Colos. II, 3.) Por eso dice San Cipriano: "Te- dad de la oración hace que el sacrificio de ésta
niendo a Cristo por abogado de nuestros pecados sea acepto a Dios. En tu nombre alzaré mis ma-
ante el Padre, empleemos las palabras de nuestro nos; como de grosura y de gordura sea rellenada
abogado, cuando pedimos por nuestros delitos" 8°. mi alma. (Psal., LXII, 5.) Mas la devoción se
Más segura aparece, porque quien nos enseñó debilita muchas veces a causa de la prolijidad de
a orar, escucha la oración con el Padre, según la oración; por eso el Señor enseñó a evitar la pro-
aquello del Profeta: Clamará a mí, y yo le oiré. lijidad superflua de la oración en estas palabras:
(Psal. XC, 15.) Por eso dijo San Cipriano: "Es Cuando orareis, no habléis mucho. (Matth., VI,
una oración amiga, familiar y devota la del que 7.) Y San Agustín dice: "Lejos de la oración el
ruega al Señor con su oración. Por lo cual nunca .ímucho hablar, pero que no falte el llamamien-
nos retiramos sin fruto de esta oración, pues por to múltiple, si persevera la intención ferviente.
Por eso el Señor instituyó esta breve oración. La
ella se perdonan las faltas veniales" si.
devoción es resultante de la caridad, que es el
Nuestra oración debe ser recta, es decir, que el amor de Dios y del prójimo, en el que se inspira
que ora debe pedir a Dios lo que le conviene. esta oración; porque para indicar el amor divino,
Muchas veces no es escuchada la oración, porque llamamos Padre a Dios; para señalar el del pró-
se piden cosas inconvenientes. Es muy. difícil sa- jimo, oramos. comúnmente por todos diciendo:
ber lo que és menester pedir, como es muy difícil Padre nuestro, y perdónanos nuestras deudas; a
.. saber lo que se ha de desear, como dice el Após- lo cual nos incita el amor del prójimo.""
^¿J^'-tol: No-sabemos lo que hemos, de pedir como
Lá oración debe ser también humilde, como
"•*'f conviene; mas el mismo Espíritu pide*por nos-
se dice en el Salmo: Miró a la oración de los
otros. [Rom., VIII, 26.) Pues si Cristo es quien
humildes (Psalm. CI, 18); y en San Lucas con
da el Espíritu Santo, a él le corresponde enseñarf ocasión del fariseo y del publicano (Luc, XVIII,
lo que nos conviene pedir. Luego se piden rec-f 10 y sgtes.); y también en Judit: Siempre te
tísimamente las cosas que él mismo nos enseñó agradó la oración de los humildes y de los man-
a pedir. ; sos. (IX, 16). Esa humildad tiene su lugar en
La oración debe ser ordenada como el deseo¿ esta oración; porque existe verdadera humildad
pues la oración es intérprete del deseo. El orden . cuando uno no presume en nada de sus fuerzas,
debido es que en los deseos y oraciones prefira, ' sino que todo espera alcanzarlo de la virtud di-
mos lo espiritual a lo carnal, lo celestial a 1 \ vina.
terreno. Esto mismo nos enseñó el Señor en esK
(In Orat. Dominic.)
80 pe Orat. Dom.
81 De Orat. Dom.
372 S a n t o T o más de Aquino M i é r c o l e s de R o g a t i v a s 373
tado a la diestra de Dios; pensad en las cosas de dré otra vez, y os tomaré a mí mismo, pam que
arriba, no en las de la tierra. (Colas., III, 1, 2.) en donde yo estoy, estéis también vosotros (Joan.,
(In Symb.) XIV, 3); pues lo mismo que Cristo colocó en el
cielo la naturaleza humana que tomó, nos dio la
esperanza de llegar allá; ya que doquiera que es-
Viernes de la infraoctava de la Ascensión. tuviere el cuerpo, allí también se congregarán las
águilas. (Luc, XVII, 37.) Subirá delante de ellos
UTILIDADES DE LA ASCENSIÓN DE CRISTO el que les abrirá el camino. (Mich., II, 13.)
3o) Para excitar el amor de la caridad hacia
Aunque la presencia corporal de Cristo fué las cosas del cielo. Por lo cual dice el Apóstol:
arrebatada a los fieles por la ascensión, sin.em- Buscad las cosas que son de arriba, en donde está
bargo la presencia de su divinidad siempre per- Cristo sentado a la diestra de Dios; pensad en las
manece en ellos, según lo que él mismo dice: Mi- ¡ cosas de arriba, no en las de la tierra. (Calos.,
rad que yo estoy con vosotros todos los días hasta III, 1.) Y: En donde está tu tesoro, allí también
la consumación del siglo. (Matth., XXVIIT, 20.) tu corazón. (Matth., VI, 21.) Como el Espíritu
Pues, como dice el papa San León, "el que sube Santo es el amor que nos lleva a las cosas celes-
a los cielos, no dejó abandonados a los que adop- tiales, por eso dice el Señor a los discípulos: Con-
tó" 82. Por el contrario, la misma ascensión de viene a vosotros que yo me vaya; porque si no me
Cristo al cielo, que nos privó de su presencia cor- fuere, no vendrá a vosotros el Consolador; mas
poral, nos fué más útil que lo hubiera sido su si me fuere, os lo enviaré. (Joan., XVI, 7.) Lo
presencia corporal: cual San Agustín explica en estas palabras: "No
1*?) A causa del aumento de la fe, que tiene podéis recibir el Espíritu mientras persistís en
por objeto lo que no se ve. Por eso, el mismo conocer a Cristo según la carne 84. p e r o al des-
Señor dice a sus discípulos que el Espíritu Santo, cender Cristo corporalmente, no solamente el Es-
cuando él viniere argüirá al mundo de justicia píritu Santo, sino también el Padre y el Hijo
(Joan., XVI, 8), es decir, de los que creen, como estuvieron presentes en ellos espiritualmente".
dice San Agustín: "Pues la misma comparación (Tract. XCIV, super Joan.)
es la vituperación de los infieles" 83; por lo cual (3* part., q. LVII, a. I ad 3um.)
añade: "Porque voy al Padre, y ya no me veréis.
Bienaventurados los que no ven, y creen. Luego
será vuestra justicia de la que se argüirá al mun-
do, porque creéis en mí sin verme."
29) Para excitar la esperanza; por lo que dice
él mismo: Si me fuere, y os aparejare lugar, ven- 84
Alude a aquello del Apóstol: Si conocimos a Cristo
s
82 Serm. 2, De Resurrect., cap. 3. . egún la carne, mas ahora ya no le conocemos. (Cor.,
«3 Super. Joan., tract. 95. • .
378 Santo To'más de Aquino S á b a d o d e s p u é s d e la A s c e n s i ó n 379
que, sin embargo, no deroga, si por alguna dispo- santidad de vida y de piedad, esperando y apre-
sición desciende Cristo alguna vez corporalmente surándoos para la venida del día del Señor, en
a la tierra, ya para manifestarse a todos, como en el cual los cielos, ardiendo, serán deshechos, y
el juicio, ya para manifestarse especialmente a los elementos se fundirán con el ardor del fuego?
alguno, como a San Pablo. Pero esperamos, según sus promesas, cielos nuevos
(3*, q. LVII, a. 6.) y tierra nueva, en los que mora la justicia. (II
Petr.,111, 10-13.)
Domingo de la infraoctava de la Ascensión II. Los santos viven en el cielo de tres modos:
I o ) Por el pensamiento continuo en los bienes
LA VIDA EN EL CIELO del cielo.
2o) Por un deseo ininterrumpido. En la litur-
Nuestra morada está en los cielos. (Philip., f gia se dice de estas dos cosas: Este santo, digno
III, 20.) de vivir en el recuerdo de los hombres, ha pa-
El apóstol nos enseña en estas palabras que la sado al goce de los ángeles; porque, mientras
vida de los justos está en los cielos; y por eso, si vivió corporalmente en esta peregrinación de
queremos ser semejantes a ellos, no debemos vivir aquí abajo, moró en aquella patria celestial con
en las miserias de esta vida sino en los cielos. el pensamiento y el deseo.
3o) Viviendo conforme a las costumbres del
I. Los santos moran en los cielos por tres ra- cielo. La vida de los santos es semejante a la vida
zones: de los Ángeles en tres cosas: en la pureza, en
I o ) Por la seguridad, pues quien vive en el la sencillez sin dolo, en la caridad. Estas tres
cielo está al abrigo de' los peligros de esta mise- cosas se dan sobre todo en los Ángeles: la sim-
rable vida. plicidad en su esencia, la pureza en su natura-
>£** 2o) Por la alegría. El que morará en el cielo, leza, la caridad én la gracia. También en estas
tendrá como un continuo gozo y alegría. Ni su tres cosas consiste la vida de los santos.
conversación tiene amargura, ni tedio su trato, (Serm. CXXXVI.)
sino alegría y gozo. (Sap., VIII, 16.)
3o) Por las cosas transitorias de este mundo.
Los santos saben que todo este mundo pasará Lunes de la infraoctava de la Ascensión
presto. Vendrá, pues, como ladrón el día del
Señor; en el cual pasarán los cielos con grande EL PADRE CELESTIAL
ímpetu, y los elementos con el calor serán des-
hechos, y la tierra y todas las obras que hay en Padre nuestro, que estás en los cielos. (Matth.,
ella serán abrasadas. Pues como todas las cosas VI, 9.)
hayan de ser deshechas, ¿cuáles os conviene ser en Entre las cosas necesarias al que ora, tiene gran
382 Santo Tomás de Aquino L u n e s d e s p u é s de la A s c e n s i ó n 383
valor la confianza. Por eso, al enseñarnos a orar los santos por la fe, como se dice a los efesios:
el Señor, comienza por aquellas palabras que en- Para que Cristo more por la fe en vuestros cora-
gendran en nosotros la confianza, esto es, la zones (III, 17). También por el amor: Quien
bondad de Padre; por eso dice: Padre nuestro; y permanece en caridad, en Dios permanece, y Dios
la grandeza de su poder; por eso dice: que estás en él. (I Joan., IV, 16.) Por el cumplimiento de
en los cielos. Las palabras en los cielos pueden los mandamientos. Si alguno me ama, guardará
referirse a tres cosas: mi palabra; y mi Padre le amará, y vendremos o.
I o ) A la preparación del que ora. Antes de la él, y haremos morada en él. (Joan., XIV, 23.)
oración prepara tu alma (Eccli., XVIII, 23) de 3o) A la eficacia del que escucha, de modo que
modo que se oiga en los cielos, esto es, en la glo- por los cielos entendamos los cielos corpóreos. No
ria celestial. Vuestro galardón muy grande es en porque Dios esté contenido en los cielos corpó-
los cielos. (Matth., V, 12.) reos, sino para significar que Dios es penetrante
Esta preparación debe nacerse: en él examen, pues ve desde lo alto; y además
Por la imitación de las cosas celestiales; pues el4 es sublime en el poder, y estable en la eternidad.
hijo debe imitar al padre. Así como trajimos la (Ln Oration. Dominic.)
imagen del terreno, llevemos también la imagen
del celestial. (I Cor., XV, 49.)
Por la contemplación de las cosas celestiales, Martes de la infraoctava de la Ascensión
pues suelen los nombres dirigir con mayor fre-
cuencia el pensamiento adonde tienen al padre y LA CONFIANZA EN EL PADRE CELESTIAL
las demás cosas que aman. En donde está tu te-
soro, allí está también tu corazón. (Matth., VI, Por las palabras del Padre nuestro: que estás
;§!.).Por'eso decía el Apóstol: Nuestra morada en los cielos, se nos anima a orar con confianza
está en los cielos. (Philip., III, 20.) por tres motivos: el poder de aquel a quien pe-
Por el deseo de las cosas celestiales de modo dimos, la familiaridad con nosotros y la oportu^
que no busquemos del que está en los cielos más nidad de nuestra oración.
que las cosas celestiales, según aquello de la Epís-
tola a los Colosenses (III, 1): Buscad las cosas I. El poder de aquel a quien pedimos está in-
que son de arriba, en donde está Cristo. dicado, si entendemos por los cielos los cielos
2o) A la facilidad del que escucha, porque está corpóreos. Y aun cuando Dios no esté circunscri-
cerca de nosotros; de modo que las palabras que to por lugares corpóreos, como está escrito: ¿aca-
estás en los cielos se entiendan en los santos, en so no lleno yo el cielo y la tierra? (Jer., XXIII,
los cuales habita Dios. Tú, Señor, entre nosotros 24), sin embargo, se dice que está en los cielos
estás. (Jer., XIV, 9.) Pues los santos se llaman corpóreos para indicar dos cosas: la virtud de
cielos, según el profeta David: Los cielos declaran su poder, y la sublimidad de su naturaleza. Lo
la gloria de Dios (XVIII, 2). Mas Dios habita en primero va contra los que dicen que todas las
384 Santo Tomás de Aquino M a r t e s d e s p u é s d e la A s c e n s i ó n 385
el bien. Mas nuestro decir no es causal, reconoce así no da la luz al sol para que se alumbre a sí
solamente, expresa lo que existe. Para nosotros mismo, sino a todo el mundo; por eso quiere que
bendecir es lo mismo que reconocer el bien. Lue- recaiga sobre los otros alguna utilidad de todos
go, cuando damos gracias a Dios, lo bendecimos, nuestros bienes, ya sean riquezas, poder, ciencia,
esto es, lo reconocemos como bueno y dador de sabiduría. Y así dice el Apóstol: El cual nos con-
todos los bienes. suela en toda nuestra tribulación; pero ¿para
Por consiguiente, el Apóstol rectamente da qué? No únicamente para nuestro bien personal,
gracias al Padre, porque es misericordioso y con- sino para que ello aproveche a los demás. Por
solador. eso dice: para que podamos también consolar.
Los hombres necesitan sobre todo dos cosas: Podemos consolar a otro por el ejemplo de
I o ) Que se le quiten los males, y esto lo hace nuestra consolación; pues quien no ha experi-
la misericordia, que quita la miseria. El compa- mentado consuelo, no sabe consolar. El espíritu
decerse es propio del Padre. del Señor sobre mí... para consolar a todos los
2o) Ser sostenido en los males que les sobrevie- que lloran. (Is., LXI, 1, 2.)
nen, y esto se llama propiamente consolar, pues Podemos consolar exhortando a la paciencia
si el hombre no tuviese algo en que descansar su en los padecimientos, prometiendo premios eter-
corazón, cuando le sobrevienen los males, no sub- nos. Y de este modo nuestro consuelo se convierte
sistiría. Entonces, alguien consuela a otro, cuan- en el consuelo de los otros.
do le lleva algún refrigerio con el que se alivia (In II Cor., I, 3.)
de los males. Y aun cuando en algunos males pue-
de el hombre ser consolado, descansar y ser forta-
lecido, sin embargo, sólo Dios es el que nos con- Jueves, octava de la Ascensión
suela en todos los males. Por eso dice: Dios de
toda consolución, porque si pecas, te consuela PREPARACIÓN PARA RECIBIR AL ESPÍRITU SANTO
Dios, pues es misericordioso. Si eres afligido, él
te consuela, o sacándote de la aflicción con su po- Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo
der, o juzgando con justicia. Si trabajas, te con- rogaré al Padre, y os dará otro Consolador. (Joan.,
suela recompensándote: Yo soy tu galardón. XIV, 15, 16.)
{Gen., XV, 1.) Por eso se dice: Bienaventurados
los que lloran (Matth., V, 5). I. Los discípulos tenían necesidad de una do-
ble preparación: el amor del corazón y la obe-
II. Para que podamos también consolar a los diencia en la acción. El Señor supone que ellos
que están en toda angustia. (II Cor.; I, 4.) tenían una de las dos y por eso dice: Si me
Existe un orden en los dones divinos. Pues Dios amáis, y esto se ve en que os entristecéis por mi
da a algunos dones especiales, para que éstos, a partida. Pero les ordena otra cosa futura, dicien-
su vez, los derramen para utilidad de los demás; do: Guardad mis mandamientos, como si dijese:
J u e v e s , o c t a v a de la A s c e n s i ó n 389
388 Santo Tomás de Aquino
biréis más plenamente al Espíritu Santo, que ya
No mostréis el amor que me tenéis con lloros, poseéis.
sino con la obediencia a mis mandamientos, pues (In Joan., XIV.)
ésta es la señal evidente del amor. Esas dos cosas
preparan al recibimiento del Espíritu Santo. Ya
que, siendo el Espíritu Santo amor, no se da sino a- Viernes después de la octava de la Ascensión
los que aman. Yo amo a los que me aman. (Prov.,
VIII, 17.) También se da a los obedientes: Sobre EL ESPÍRITU SANTO NO SE DA AL MUNDO
quien descansa mi Espíritu, etc. (Is., XI, 2.)
A quien no puede recibir el mundo, porque ni
II. Mas ¿por ventura la obediencia y el amor lo ve, ni lo conoce. (Joan., XIV, 17.)
preparan? Parece que no, porque el amor con
que amamos a Dios nos viene por el Espíritu I. El Señor llama aquí mundo a los amadores
Santo, así como también la obediencia nos viene del mundo. Éstos, mientras aman al mundo, no
del Espíritu Santo. pueden recibir al Espíritu Santo, que es amor
Mas conviene saber que en los dones de Dios de Dios. Nadie puede amar a Dios y al mundo
quien usa bien de un don que le fué concedido, con un amor que les considere como un fin, como
merece recibir un don nuevo y una gracia más dice San Juan: Si alguno ama al mundo, la cari-
grande; y quien usa mal, será privado de eso dad del Padre no está en él. (I Joan., II, 15.)
mismo que recibió. Al siervo perezoso se le quitó Pues dice San Gregorio: "El Espíritu Santo infla-
el talento que había recibido de su señor, porque ma todo lo que llena en el deseo de las cosas in-
no usó bien de él, y fué dado al que había recibi- visibles." Y porque los corazones mundanos sola-
do cinco. Lo mismo ocurre con los dones del Es- mente aman las cosas visibles, el mundo no recibe
píritu Santo. a aquél, pues no se mueve a amar lo invisible.
Nadie puede amar a Dios, si no es por el Espí- Ciertamente, cuanto más se dilatan hacia afuera
ritu Santo. No somos nosotros los que prevenimos los corazones mundanos en sus deseos, más se
la gracia de Dios, es ella la que nos previene a estrechan para recibir al Espíritu Santo.
nosotros. Por eso debe decirse que los Apóstoles
recibieron efectivamente en primer lugar al Espí- II. Cristo da la razón por la cual el Espíritu
ritu Santo para que amasen a Dios y obedeciesen Santo no se da al mundo, cuando dice: Porque
a sus mandatos. Pero era necesario además que ni lo ve, ni lo conoce. Pues los dones espirituales
recibiesen más ampliamente al Espíritu Santo, no se dan si no son deseados. La divina sabiduría
para usar bien del don del Espíritu Santo ante- toma la delantera a los que la codician. (Sap.,
riormente recibido, amando y obedeciendo. En VI, 14.) Pero los dones no son deseados si no son
este sentido debe leerse: Si me amáis, por el Es- conocidos de algún modo.
píritu que tenéis, y obedecéis mis mandatos, reci- No son conocidos por dos motivos: en primer
390 S a n t o T o m á s de Aquino Viernes desp. de la octava de la Ascensión 391
lugar, porque el hombre no se aplica a conocer- dad; y segundo, una permanencia íntima del
los; en segundo lugar, porque uno es incapaz de mismo Espíritu, porque estará en vosotros, esto
ese conocimiento. Los mundanos no poseen nin- es, en lo íntimo de nuestro corazón.
guna de estas dos cosas. (In Joan., XVI.)
Primero, porque no tienen voluntad para de-
searlos. Y en cuanto a esto, dice: Porque no lo
ve, es decir, no dirige su intención a conocerlo. Sábado, Víspera de Pentecostés
Resolvieron fijar en tierra sus ojos. (Psal., XVI,
11.) DIVERSAS OPERACIONES DEL ESPÍRITU SANTO
Segundo, tampoco pueden conocerlos. Por eso
agrega: Ni lo conoce. Pues, como dice San Agus- Y el Consolador, el Espíritu Santo, que enviará
tín, el amor mundano no posee ojos invisibles, el Padre en mi nombre, él os enseñará todas las
por los cuales el Espíritu Santo no puede ser visto ¡ cosas. (Joan, XIV, 26.)
sino invisiblemente. El hombre animal no-'perci- Aquí se advierten tres cosas.
be aquellas cosas que son del Espíritu de Dios.
(I Cor., II, 14.) Así como la lengua infectada no I. Hay una descripción del mismo Espíritu
siente el buen sabor a causa de la corrupción del Santo, pues es llamado Consolador, Espíritu y
humor, del mismo modo el alma infectada por la Santo. Es Consolador, porque nos consuela en las
corrupción del mundo, no gusta la dulzura de las tristezas que proceden de las perturbaciones de
cosas celestiales. este mundo. Y esto lo hace en cuanto es amor,
que nos lleva a amar a Dios y nos da idea de su
III. Mas vosotros lo conoceréis, porque mora- grandeza, lo cual nos mueve a padecer con ale-
rá en vosotros, y estará en vosotros. {Joan., XIV, gría las afrentas, como se lee en los Hechos de
17.) Aquí enseña a quiénes se da el Espíritu San- los Apóstoles: Pero ellos salieron gozosos de de-
to, es decir, a los fieles. De ahí estas palabras: lante del concilio, porque habían sido hallados
Mas vosotros, que sois movidos por el Espíritu dignos de sufrir afrentas por el nombre de Jesús.
Santo, lo conoceréis. El Apóstol dice a los Corin- (Act., V, 41.) Porque, siendo el Espíritu Santo
tios: Nosotros no hemos recibido el espíritu de amor de Dios, nos hace despreciar las cosas te-
este mundo, sino el Espíritu que es de Dios. (I \ rrenas y unirnos a Dios, por lo cual excluye de
Cor., II, 12.) Y esto, porque despreciáis al mundo: i nosotros el dolor y la tristeza, y nos da la alegría
No atendiendo nosotros a las cosas que se ven,' de las cosas divinas. Nos consuela además de las
sino a las que no se ven. (II Cor., IV, 18.) tristezas de los pecados pasados; y esto lo hace
La razón es: porque permanecerá en vosotros.}. en cuanto nos da la esperanza de perdón.
Donde advierte primero la familiaridad del Es-r Es Espíritu, porque mueve los corazones a obe-
píritu Santo para con los apóstoles, porque per- decer a Dios. Y porque este vocablo Espíritu en-
manecerá en vosotros, esto es, para vuestra utilir. vuelve cierta idea de impulsión, pues todo mo-
392 Santo Tomás de Aquino Sábado, víspera de P e n t e c o s t é s 393
vimiento produce un efecto conforme a su prin- ees de esa doctrina; pues dice: Él os enseñará
cipio, como la calefacción da calor, se deduce que todas las cosas, porque cualquiera que sea la en-
el Espíritu Santo hace semejantes a aquél de señanza exterior del hombre, si el Espíritu Santo
quien es Espíritu, a aquéllos a quienes es envia- no le da interiormente inteligencia, se trabaja en
do, y por lo tanto, siendo Espíritu de la Verdad, vano, ya que si el Espíritu Santo no está presente
enseña toda verdad. Y como es el Espíritu del en el corazón del que escucha, será letra muerta
Hijo, hace hijos. el discurso del que enseña, y a tal punto que
Es Santo, porque nos consagra a Dios; todas aun hablando el mismo Hijo por el órgano de
las cosas consagradas se llaman santas. su humanidad, no puede nada sin la asistencia
del Espíritu Santo.
II. Se describe su misión: Que enviará el Pa- (In Joan., XIV, 26.)
dre en mi nombre. Se dice que el Espíritu Santo
es enviado, no porque cambie de lugar, puesto
que él llena todo el orbe, sino en el sentido de
que comienza a habitar por la gracia de un modo
nuevo en aquéllos a los que hace templo de
Dios. Enviará el Padre en mi nombre, porque el
Espíritu Santo es enviado por el Padre y el Hijo,
como se expresa en el Apocalipsis: Me mostró un
río de agua de vida (Apoc, XXII, 1), esto es,
al Espíritu Santo, que salía del trono de Dios y
del Cordero. Por eso, al hablar de la misión del
Espíritu Santo, se hace mención del Padre y del
Hijo, por los que es enviado con igual e idéntico
,c poder.
libremente por el Espíritu Santo a obrar por 3o) Su origen, que es oculto: No sabes de dón-
amor y no servilmente por el temor. Por eso dice de viene, aun cuando oyes su voz, y esto, porque
el Apóstol: No habéis recibido el espíritu de ser- viene del Padre y del Hijo. Mas el Padre y el
vidumbre para estar otra vez con temor, sino Hijo habitan en una luz inaccesible que ningún
que habéis recibido el espíritu de adopción de • hombre ha visto ni puede ver.
hijos. (Rom., VIII, 15.) 4o) Su fin, que es oculto: Ni adonde va. Con-
(Contra Gentiles, lib. 4, cap. 22.) duce a un fin oculto, es decir, a la bienaventu-
ranza eterna. Por eso se le llama prenda de he-
rencia. Ojo no vio, ni oreja oyó, etc. (I Cor.,
Martes de la infraoctava de Pentecostés II, 9.)
O no sabes de dónde viene, esto es, de qué
PROPIEDADES DEL ESPÍRITU SANTO modo entra en el hombre; ni adonde va, es decir,
•4
•'' a qué perfección le conduce.
El Espíritu donde quiere sopla; y oyes su voz,
mas no sabes de dónde viene, ni adonde va; asi II. Así es todo aquél que es nacido de Espíri-
es todo aquél que es nacido de Espíritu. (Joan., tu, que equivale a decir: es como el Espíritu
III, 8.) Santo. No debe extrañarnos esto, porque en el
varón espiritual'-se dan las propiedades del Es-
I. Cuatro cosas se indican aquí acerca del píritu Santo, del mismo modo que en el carbón
Espíritu Santo: encendido se dan las propiedades del fuego. Exis-
.-i*?)' Su poder: El espíritu donde quiere sopla. ten efectivamente en él las cuatro mencionadas
Al libre álbedrío de su potestad inspira donde propiedades del Espíritu.
quiere y cuando quiere, ilustrando los corazones. I o ) La libertad, como dice el Apóstol: En don-
Si fuese ministro del Padre y del Hijo, no sopla- de está el Espíritu del Señor, allí hay libertad (II
ría donde quisiese, sino donde le fuere ordenado. Cor., III, 17), porque el Espíritu del Señor condu-
2o) La manifestación del Espíritu Santo ( cuan- ce a lo que es recto, y libra de la servidumbre del
do se dice: Y oyes su voz). Hay dos voces del Es- pecado, y de la ley.
píritu Santo: una que habla interiormente en el 2o) Toma su manifestación o señal por la voz
corazón del hombre, como dice el Profeta: Oiré de sus palabras; desde que se le oye, se conoce
lo que el Señor Dios me hable. (Psal., LXXXIV, su espiritualidad. De la abundancia del corazón
9.) Otra con la que habla el Espíritu Santo en la habla la boca. (Matth., XII, 34.)
Escritura, o por medio de los predicadores, según 3o) Tiene un origen oculto y también sus fi-
lo que se dice en San Mateo: No sois vosotros los nes, porque ninguno puede juzgar al espiritual.
que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre, O no sabes de dónde viene, el principio de su
que habla en vosotros (X, 20). Esta voz la escu- nacimiento espiritual, que es la gracia bautismal;
chan también los infieles y pecadores. o adonde va, es decir, de qué se hace digno, esto
Miércoles de P e n t e c o s t é s 401
400 Santo Tomás de Aquino
26.) Y en otro lugar: Su unción os enseña en to-
es, de la vida eterna, que todavía está oculta das las casas. (Joan., II, 27.)
para ti. 3o) Ayuda y en cierto modo obliga a guardar
(In Joan., III.) los mandamientos. Porque nadie puede observar
los mandamientos de Dios sin amar a Dios. Si
alguno me ama, guardará mi palabra. (Joan.,
Miércoles de la infraoctava de Pentecostés XIV, 23.) Luego el Espíritu Santo nos hace amar
a Dios. Os daré un corazón nuevo, y pondré un
MULTIPLICIDAD DE FRUTOS QUE DIMANAN espíritu nuevo en medio de vosotros; y quitaré el
DEL ESPÍRITU SANTO corazón de piedra de vuestra carne, y os daré co-
razón de carne. Y pondré mi espíritu en medio
Son muchos los frutos que nos vienen del Es- de vosotros; y haré que andéis en mis¡ preceptos,
píritu Santo. i y que guardéis, y hagáis mis juicios. (Ezech.
I o ) Purifica de los pecados. La razón de ello es XXXVI, 26, 27.)
que corresponde sanar a quien toca constituir. 4o) Confirma la esperanza de la vida eterna,
El alma es creada por el Espíritu Santo, por- porque él es como la prenda de esta herencia,
que Dios lo hace todo por él; pues Dios creó según el Apóstol: Fuisteis sellados con el Espíritu
todas las cosas por amor a su propia bondad. Santo, que era prometido, el cual es la prenda
Amas todas las cosas que son, y ninguna aborre- de nuestra herencia. (Eph., I, 13.) Pues él es
. ees de aquellas que hiciste. (Sap., XI, 25.) San como las arras de la vida eterna. La razón es que
- B'iariisio dice: "Él amor divino no permitió que la vida eterna se debe al hombre, en cuanto es
él estuviese sin germen." Luego es necesario que hijo de Dios; y llega a serlo haciéndose semejante
sean restaurados por el Espíritu Santo los cora- a Cristo; mas uno se asemeja a Cristo en cuanto
zones de los hombres destruidos por el pecado. tiene el Espíritu de Cristo, que es el Espíritu San-
Enviarás tu espíritu, y serán criados; y renovarás to. No habéis recibido el espíritu de servidumbre
el semblante de la tierra. (Psal., CIII, 30.) No es para estar otra vez con temor, sino que habéis
de admirar que purifique el Espíritu Santo, por- recibido el espíritu de adopción de hijos, por el
que todos los pecados son perdonados por amor. cual clamamos: Abba (Padre). Porque el mismo
Perdonados le son sus muchos pecados, porque Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que
amó mucho. (Luc, VII, 47.) La caridad cubre somos hijos de Dios. (Rom., VIII, 15, 16.) Y en
todas las faltas. (Prov., X, 12.) otro lugar dice el mismo Apóstol: Y por cuanto
2o) Ilumina la inteligencia, porque todo lo vosotros sois hijos, ha enviado Dios a vuestros co-
que sabemos lo conocemos por el Espíritu Santo, razones el Espíritu de su Hijo, que clama: Abba,
como dice el Evangelista: El Consolador, el Es- Padre. (Gal, IV, 6.)
píritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, 5o) Enseña cuál es la voluntad de Dios: El que
él os enseñará todas Zas cosas, y os recordará todo tiene oreja, oiga lo que el Espíritu dice a las Igle-
aquello que yo os hubiera dicho. (Joan., XIV,
402 Santo Tomás de Aquino
Jueves de P e n t e c o s t é s 403
sias. (Apoc, II, 7.) Parra que le oiga como a maes-
tro. (Is., L, 4.) paloma es un gemido. Así dice San Pablo: El
Espíritu pide por nosotros con gemidos inexpli-
(In Symbol.) cables. (Rom., VIII, 26.)
4o) Por la fecundidad, porque la paloma es un
animal fecundísimo; y para significar la fecun-
Jueves de la infraoctava de Pentecostés
didad de la gracia espiritual en la Iglesia, el Es-
píritu Santo aparece en figura de paloma.
APARICIÓN DEL ESPÍRITU SANTO EN FIGURA
5o) Por la cautela de la paloma. Pues la palo-
DE PALOMA
ma se posa sobre las riberas de los ríos, y cuando
en ellas divisa al halcón que vuela, se guarda de
Vi el Espíritu que descendía del cielo como
él. Sus ojos como palomas. (Cant., V, 12.) Y
paloma. {Joan., I, 32.)
como en el bautismo el Espíritu Santo es nues-
¿Por qué el Espíritu Santo apareció en figura
tra tutela y defensa, convenientemente aparece
de paloma más bien que en la de otra especie?
el Espíritu Santo en figura de paloma.
Para simbolizar las cualidades de los bautizados:
I o ) Por la sencillez de la paloma; porque la Corresponde a la figura del antiguo testamen-
paloma es sencilla. Sed, pues, prudentes como to. Así como la paloma, llevando una rama de
serpientes, y sencillos como palomas. (Matth., olivo verde, mostró una señal de la clemencia de
X, 16.) Mas porque el Espíritu Santo nos hace Dios a los que habían sobrevivido de las aguas
contemplar al que es uno, es decir, a Dios, nos del diluvio, así también en el bautismo, viniendo
hace sencillos; por esto aparece en figura de pa- el Espíritu Santo en figura de Paloma, mostró la
loma. A la verdad, dice San Agustín, apareció señal de la clemencia divina, que perdona los
• ; támbi^nr en figura de fuego sobre los apóstoles pecados a los bautizados y les confiere la gracia.
^'.'•reunidbsi^porcjue hay algunos que son sencillos, (In Joan., I.)
• pero'tibios; otros son fervorosos, pero maliciosos.
Para que los bautizados por el Espíritu Santo
abandonen todo dolo, el Espíritu Santo aparece Viernes de la infraoctava de Pentecostés
en figura de paloma; y para que su sencillez no se
entibie con la frialdad, aparece en forma de DESCENSO Y PERMANENCIA DEL ESPÍRITU SANTO
fuego."
2o) Por la unidad de la caridad; pues la palo- Vi el Espíritu que descendía.., y reposó sobre
ma tiene el amor ardiente. Una sola es mi palo- él. (Joan., I, 32.)
ma. (Cant., VI, 8.) Para mostrar, pues, la unidad La presencia del Espíritu Santo en el bautismo
de la Iglesia, aparece el Espíritu Santo en figura;: de Cristo realizado por San Juan, se armoniza con
de paloma. el bautizado y el bautismo. Con el bautizado,
3o) A causa de su gemido, pues el canto de la»; porque así como el hijo que procede del Padre
manifiesta al Padre, como dice el Evangelista: He
404 San to T o m á s de Aquino Viernes de P e n t e c o s t é s 405
manifestado tu nombre a los hombres (Joan., lo cual no fué inquietado en él el Espíritu Santo,
XVII, 6), así el Espíritu Santo, que procede del sino que reposó sobre él, esto es, descansó.
Hijo, manifiesta al Hijo, según se lee en el Otra causa es que las gracias gratuitas no siem-
Evangelio de San Juan: Él me glorificará; porque pre dan a los santos el poder de obrar por ellas;
de lo mío tomará (XVI, 14). no siempre tienen los santos el poder de hacer
milagros, ni los profetas el espíritu de profecía.
La presencia del Espíritu Santo se armoniza
Pero Cristo poseyó siempre el poder de realizar
con el bautismo, porque el bautismo de Cristo todas las operaciones de las virtudes y de las gra-
es la inauguración del nuestro. Mas nuestro bau- cias, y esto significa la expresión: posó sobre él.
tismo es consagrado por la invocación de la San- Y ésta fué la señal apropiada para conocer a
tísima Trinidad, luego lo que nosotros invoca- Cristo. Reposará sobre él el Espíritu del Señor
mos en nuestro bautismo estuvo presente en el (Is., XI, 2). Esto ha de entenderse de Cristo en
bautismo de Cristo: El Padre en la voz, el Espí- cuanto al hombre.
ritu Santo en la paloma, el Hijo en la naturaleza (In Joan., I.)
humana.
Dice que descendía. Porque existe u n doble es-
píritu: el del mundo y el de Dios. El espíritu Sábado de la infraoctava de Pentecostés
del mundo es, efectivamente, el amor del mundo,
que no procede de arriba, antes bien, desde aba- EFECTOS ATRIBUÍDOS AL ESPÍRITU SANTO CON RELA-
jo asciende hasta el hombre y hace descender a CIÓN A LAS DÁDIVAS QUE DIOS NOS DA
éste; pero el espíritu de Dios, es decir, el amor de
Dios, desciende de arriba hasta el hombre y lo I. El Espíritu Santo es quien revela los miste-
hace subir, con él-: Nosotros no hemos recibido rios secretos. En efecto, es propio de la amistad
el espíritu de este mundo, sino el Espíritu que revelar sus secretos al amigo. La amistad es una
es de Dios. (I Cor., II, 12.) fusión de sentimientos; ella hace, por decirlo así,
Dice después: y reposó sobre él, porque con la un solo corazón de dos corazones, y parece que
permanencia se designa el descanso. Y que el Es- no sacáramos del corazón lo que revelamos al
píritu Santo no descanse en uno se debe a dos amigo. Por eso dice el Señor a los discípulos:
causas: No os llamaré ya siervos, porque el siervo no sabe
Una se deriva del pecado. Porque todos los lo que hace su señor; mas a vosotros os he llama-
hombres, excepto Cristo, o están heridos por la do amigos, porque os he hecho conocer todas las
llaga del pecado mortal, que ahuyenta al Espíritu cosas que he oída de mi Padre. (Joan., XV, 15.)
Santo, o están oscurecidos por la mancha del pe- Si, pues, por el Espíritu Santo somos constituí-
cado venial, que impide algunas acciones del dos amigos de Dios, convenientemente se dice
que los misterios divinos son revelados a los hom-
Espíritu Santo. Pero en Cristo no existió ni el i¡
bres por el Espíritu Santo. Por eso dice el Após-
pecado mortal, ni el venial, ni el original. Por ,
406 Santo T o m á s de Aquino Sábado de P e n t e c o s t é s 407
tol: Está escrito: Que ojo no vio, ni oreja oyó, ría; a otro, de ciencia según el mismo Espíritu,
ni en corazón de hombre subió lo que preparó y después de enumerar muchas otras cosas añade:
Dios para aquéllos que le aman; mus Dios nos lo Mas todas estas cosas obra solo uno y el mismo
reveló a nosotros por su Espíritu. (I Cor., II, Espíritu, repartiendo a cada uno como quiere.
9, 10.) (I Cor., XII, 8-11.)
(Contra Gentiles, lib. IV, cap. 21.)
II. Por el Espíritu Santo expresamos los mis-
terios divinos. El hombre habla de lo que conoce; IV. Cristo es cabeza de la Iglesia, mas el Es-
y es justo que por el Espíritu Santo el hombre píritu Santo es el corazón.
hable de los misterios divinos, según aquello del La cabeza tiene una superioridad manifiesta so-
Apóstol: En espíritu habla misterios (I, Cor., bre los demás miembros exteriores; pero el cora-
XIV, 2), y San Mateo dice: No sois vosotros los
/ zón tiene cierta influencia oculta; por eso es
que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre
comparado al corazón el Espíritu Santo, que vi-
que habla en vosotros (X, 20). Por eso se dice en
el símbolo acerca del Espíritu Santo: que habló vifica y une invisiblemente a la Iglesia; y el mis-
por los profetas. mo Cristo es comparado a la cabeza por razón
de su naturaleza visible, según la cual como hom-
III. El Espíritu Santo es quien nos comunica bre tiene la preferencia sobre todos los hombres.
los bienes divirios. No sólo es propio de la amis- (3* p., q. VIII, a. I, ad 3um.)
tad revelar al amigo sus secretos, a causa de la
unión de los corazones, sino que esa unión exige
también que todo lo que el amigo posee, lo co- Fiesta de la Santísima Trinidad
munique a su amigo. En efecto, el hombre con- •IN-
sidera al amigo como otro yo, y es menester, por VENIDA DE LA TRINIDAD AL ALMA
consiguiente, que le ayude como a sí mismo,
dándole participación en sus cosas. Por eso es No solamente el Hijo, sino también el Padre
propio del amigo hacer bien al amigo, según y el Espíritu Santo vienen por la gracia al alma
aquello de San Juan: El que tuviere riquezas de humana y habitan en ella, según aquello de San
este mundo, y viere a un hermano tener necesi- Juan: Vendremos a él, y haremos morada en él.
dad, y le cerrare sus entrañas, ¿cómo está la cari- (Joan., XIV, 23.)
dad de Dios en él? (I Joan., III, 17.) El Padre viene por su poder, confortándonos.
Esto sucede sobre todo con Dios, cuyo querer El que da fuerza al cansado (Is., XL, 29), a lo
es eficaz en cuanto al efecto. Por eso se dice muy que añade la Glosa: "fuerza de creer y de obrar".
bien que todos los dones de Dios se nos dan por El Hijo viene por su sabiduría, iluminándo-
el Espíritu Santo, como afirma San Pablo: A uno nos, porque es luz verdadera que alumbra a todo
por el Espíritu Santo es dada palabra de sabidu- hombre. (Joan., I, 9.)
408 Santo Tomás de Aquinc F i e s t a d e la S a n t í s i m a T r i n i d a d 409
El Espíritu Santo viene por su bondad, infla- saber qué es gustar del Verbo prepare, no su
mándonos en su amor. oído, sino el alma, porque no es la lengua la
El Espíritu Santo derrama en nosotros su bon- que lo enseña, sino la gracia."
dad inflamándonos en su amor; porque el amor Todavía más, sobrepasa a toda inteligencia y
de Dios es la fuente de todo bien. Él se nos co- a todo deseo, lo cual es mayor, porque sabemos
munica de una manera soberana. Pero está lleno muchas cosas que no expresamos; pero la suavi-
de suavidad en nosotros, cuando nos alegra con dad de la bondad divina es tan grande que no
sólo no podemos expresarla con palabras, sino
el gusto interno de su dulzura. Por eso, sobre las
que aun somos impotentes para buscarla. Por eso
palabras del Salmo (CXIV, 9): Suave es el Señor
dice el Profeta: Me acordé de Dios, y me de-
para con todos, agrega la Glosa: "pero princi-
leité (en lo cual está la suavidad), y me ejer-'
palmente para los que le gustan". Y San Bernar-
cité, y desmayó mi espíritu. (Psal., LXXVI, 4.)
do añade: "El solo Consolador es nuestro hués- Y San Bernardo nos explica que la inteligencia
ped, el Dios de caridad, el cual, aunque nunca no puede comprenderlo sino cuando tiene la ex-
abandona a los justos para hacerlos merecer, con periencia.
frecuencia se ausenta, sin embargo, y se abstiene Así deben entenderse las palabras del profeta
de consolarlos; aquello es más agradable, esto es que dice: Maravillosas tus obras, y mi alma lo co-
más útil. Se le tiene, en verdad, pero oculto, cuan- noce mucho (Psal., CXXXVIII, 14), esto es, ma-
do aquella suavidad poseída no toca la sensibili- ravillosos son el poder del Padre, la sabiduría del
dad del corazón. Y así como el pueblo israelita, Hijo, y la dulzura del Espíritu Santo, que hacen
cuando al principio el- Señor le hizo llover el ma- desfallecer el alma cuando intenta conocer la
ná, decía admirado: ¿Manhú}, que quiere decir: grandeza del poder, la profundidad de la sabi-
¿Qué es esto? (Ex,., XVI, 15), así el alma devota m duría y la abundancia de la dulce suavidad.
se admira al experimentar en su interior la sua- . (De Humanitate Christi.)
vidad de la bondad divina, porque no la ha ex-
perimentado tal en las cosas creadas." Por eso di-
ce San Anselmo: "Pensad cuál sea aquel bien ; Lunes de la infraoctava de la Trinidad
que contiene el placer de todos los bienes, y no i
experimentáis en las cosas creadas, pero que di- i LA IMAGEN DE DIOS EN EL HOMBRE
fiere como el Criador de la criatura."
Además, la suavidad de esta bondad no se pue- i I. Crió Dios al hombre a su imagen. (Gen.,
de expresar con palabras, ni se enseña con la I, 27.)
lengua sino con la gracia. Al vencedor daré yo \ El hombre es en gran manera semejante a Dios
maná escondido (Apoc, II, 17), porque no es - en cuanto que la naturaleza intelectual puede
descubierto por ningún lenguaje. Por lo cual dice l imitar mucho a Dios. Pero en lo que más imita
San Bernardo: "¡Oh!, que quien esté ansioso por; a Dios la naturaleza intelectual es en que Dios
410 Santo Tomás de Aquino L u n e s d e s p u é s de la T r i n i d a d 411
' se conoce y se ama a sí mismo. Por consiguiente y Dios conoce todas las otras cosas, conociéndose
podemos considerar desde tres aspectos la imagen a sí mismo.
de Dios en el hombre: (Contra Gentiles, lib., III, cap. 23.)
Uno, en la aptitud natural que el hombre tiene
para conocer y amar a Dios; y esta aptitud reside Así, pues, la imagen de la Trinidad se consi-
en la misma naturaleza del espíritu, que es co- dera primaria y principalmente en el alma se-
mún a todos los hombres. gún sus actos, es decir, por el conocimiento que
Otro, en que el hombre conoce actual o ha- tenemos pensando, y del que formamos el verbo
bitualmente a Dios y lo ama, aunque de u n modo interno, del cual prorrumpimos en amor; secun-
imperfecto, y esta imagen surge de la conformi- dariamente y como por consecuencia según sus
1
dad que da la gracia. potencias y principalmente según sus hábitos, esto
Tercero, en que el hombre conoce a Dios en ^s, en cuanto incluyen virtualmente los actos.
acto y le ama perfectamente; y ésta es la imagen
(1*, q. XCIII, a. 7.)
según la semejanza que da la gloria. Por lo cual,
sobre aquello: Sellada está, Señor, sobre nosotros III. La imagen de Dios en el hombre puede
la imagen de tu rostro (Psal., IV, 7), distingue estar tan borrosa que sea casi nula, como en los
la Glosa tres clases de imagen: de creación, de que no tienen uso de razón; o bien oscura y de-
restauración y de semejanza. La primera se en- forme, como en los pecadores; «*clara;^ he.rmo-.^ ../J^ »•-*-•
cuentra en todos los hombres; la segunda, única- sa, como en los justos. (San Agustín, De trin., I. 1
mente en los justos; la tercera, sólo en los bien- 14, c. 4.)
aventurados.
(1*, q. XCIII, a. 4.)
(1*, q. XCIII, a. 8, ad 3um.)
II. La imagen de Dios está principalmente en
nosotros, cuando en acto conocemos y amamos a Martes de la infraoctava de la Trinidad
Dios. Pues J a .criatura intelectual, se asemeja en ;
gran manera a Dios por ser intelectual; * ya que EL AMOR Y CULTO DE LATRÍA DEBIDOS A VIOS.
posee esa semejanza sobre las demás criaturas y SOBERANO E INFINITAMENTE BUENO
esto incluye a todas las otras. I. Amemos nosotros a Dios, porque Dios nos
Por lo que hace al género de esta semejanza, amó primero. (I Joan., IV, 19.) Debemos amar
más se asemeja Dios cuando lo conoce en acto a Dios de tres maneras:
que cuando lo conoce en hábito o en potencia, I o ) Que llenemos todo nuestro corazón con su
pues Dios es siempre inteligente en acto. amor. Amarás al Señor Dios tuyo con todo- tu co-
Y cuando conoce en acto, se asemeja en gran i razón (Deut, VI, 5.)
manera a Dios, por cuanto conoce al mismo Dios; • 2o) Que no amemos cosa alguna sino por él.
412 Santo Tomás de A q u i n o . M a r t e s d e s p u é s d e la T r i n i d a d 413
San Agustín dice: "Menos te ama quien contigo Por todos estos títulos debemos rendir a Dios
ama alguna cosa a la que no ama por ti." culto de latría.
3o) Que ninguna adversidad nos aparte de su Existen en nosotros tres clases de bienes: el
caridad. ¿Quién nos separará del amor de Cristo} espiritual, el corporal y el externo, Y como todos
(Rom., VIII, 35.) ellos nos vienen de Dios, por todos ellos debemos
ofrecer a Dios culto de latría. Por nuestra alma,
Debemos amar mucho a Cristo por tres moti-
le debemos un amor especial; por nuestro cuerpo,
vos: le ofrecemos postraciones y cánticos; por los bie-
Por su bondad. San Bernardo comenta: "La nes externos le ofrecemos sacrificios, luminarias,
causa de amar a Dios es Dios mismo. Su bondad etcétera. No ofrecemos a Dios todo esto porque
es tan grande que, aun cuando no nos hubiese él lo necesite, sino para reconocer que todo lo
hecho ningún bien ni lo hubiere de hacer, debe- recibimos de él. Y porque por todo le damos
ríamos sin embargo amarlo siempre." gracia, así también le honramos con todo.
Por su caridad. Amemos nosotros a Dios, por- (3 Dist. 9, q. I, a. 3.)
que Dios nos amó primero. Y San Agustín ex-
clama: "¡Miserable de mí! Cuánto debo amar a
mi Dios que me hizo lo que no era, que me redi- • Miércoles de la infraoctava de la Trinidad
mió cuando yo había perecido, cuando estaba
vendido con mis pecados.; él vino por mí, y tanto PECADO CONTRA EL PADRE, CONTRA EL HIJO
me amó que dio por mí el precio de su sangre." Y CONTRA EL ESPÍRITU SANTO
Por nuestra utilidad. Pues dispuso bienes ine-
narrables para los que le aman. Ojo no vio, etc. I. Pecar contra el Padre es pecado de debili-
(I Cor., II, 9.) dad. Pecar contra, el Hijo es pecado de ignoran-
(Serm. LXXVIII.) cia. Pecar contra el Espíritu Santo es pecado de
malicia. En otros términos, se peca contra el Pa-
II. Por el culto de latría confesamos nuestra dre no tributándole lo que le es debido por ra-
dependencia de Dios, puesto que él nos creó. Por zón de su poder; contra el Hijo, cuando se des-
lo tanto, debemos el culto de latría en cuanto precia su sabiduríaf ; que es su atributo; contra el
es nuestro Creador, nuestro fin y primera fuente Espíritu Santo cuando se ofende su bondad, que
de nuestro ser. Y porque es Creador, bueno, sa- es su atributo.
bio y poderoso, y por otros atributos, le debemos El pecado se comete de tres modos: por igno-
el culto de latría y no sólo por uno de ellos. rancia, por pasión y por libre decisión. Por igno-
Y porque el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo rancia, cuando se desconoce aquello cuyo cono-
son un solo Creador, les debemos también ese cimiento hubiese impedido el pecado, por lo cual
culto de latría, que es debido a Dios como Crea- la ignorancia es la causa en este caso. Es el pecado
dor. contra el Hijo. Por pasión, cuando ésta obscu-
• * ¡
rece el juicio de la razón. Y esto es propiamente 3o) Con relación al pecado dos son las cosas
pecar por debilidad y contra el Padre. Por libre que pueden retraer al hombre de él: una es el
decisión cuando el hombre, después de deliberar,, desorden y fealdad del acto, cuya consideración
elige el pecado, no que él es vencido por la ten- suele producir en el hombre la penitencia del
tación, sino, porque el corazón está corrompido, pecado cometido, y a esto se opone la impeni-
y le place el pecado en sí. Esto es pecar por ma- tencia, que encierra el propósito de no arrepen-
licia, que es el pecado contra el Espíritu Santo. tirse. Otra es la pequenez y brevedad del bien que
(2. Dist. 43, q. L a. 1.) se encuentra en el pecado, como dice el Apóstol:
¿Qué fruto tuvisteis entonces en aquellas cosas
II. En cuanto al pecado contra el Espíritu de que ahora os avergonzáis} (Rom., VI, 21.) La
Santo, se asignan seis especies, que se distinguen consideración de esto suele inducir-al hombre a
según el alejamiento o desprecio de las cosas que que su voluntad no se afirme en el pecado, lo
/ cual se destruye por la obstinación, cuando el
pueden impedir al hombre la elección del peca-
hombre se aferra en su propósito de permanecer
do. Estas cosas provienen, ya de parte del juicio
en pecado.
divino, ya de parte de sus dones, ya también de
parte del mismo pecado. (2^ 2 ae , q. XIV, a. 2.)
I o ) El hombre se aparta de la elección del pe-
cado o por consideración al juicio divino o por
la esperanza que despierta la consideración de la Fiesta del Corpus Christi
misericordia qué perdona los pecados y premia
las cosas buenas, la cual se destruye por la deses- LA EUCARISTÍA CONFIERE GRACIA
peración; además por el temor, que surge al
considerar la justicia divina, que castiga los pe- El pan que yo daré, es mi carne por la vida del
cados, el cual se destruye por la presunción, es mundo. (Joan., VI, 52.)
decir, mientras uno presume que puede alcanzar El efecto de este sacramento debe ser consi-
la gloria sin méritos y el perdón sin penitencia. derado:
2o) Los dones de Dios, que nos retraen del 1°) Por lo que en el sacramento se contiene,
pecado, son dos: uno es el conocimiento • de»'la ••que es Cristo, quien, viniendo visiblemente al
verdad, al que se opone la impugnación de la mundo le confirió la vida de la gracia, del mis-
verdad conocida, esto es, cuando u n o combate , mo modo que viniendo al hombre sacramental-
la verdad conocida de la fe con el fin de pecar mente, obra la vida de la gracia, como dice el
más libremente; otro es el auxilio de la gracia 1 Evangelista: El que me come, él mismo vivirá
interior al que se opone la envidia de la gracia ) por mí. (Joan., VI, 58.) Por eso comenta San
fraterna; esto es, cuando uno no sólo envidia a t Cirilo: "El Verbo vivificante de Dios, uniéndose
la persona del hermano sino también la gracia,; a su propia carne, la hizo vivificante. Pues con-
de Dios que se acrecienta en el mundo. venía que se uniese de algún modo a nuestros
416 Santo Tomás de A q u i n o Fiesta del Corpus Christi 417
cuerpos por su carne sagrada y su sangre preciosa, San Agustín: "Nuestro Señor ha puesto su cuer-
que recibimos en el pan y en el vino como ben- po y sangre en estas cosas que, de múltiples que
dición vivificante." ellas son, se reducen a una sola: porque la una,
2o) Por lo que en él se representa, esto es, la es decir, el pan, resulta como síntesis de muchos
Pasión de Cristo, y en consecuencia, este sacra- granos; la otra, es decir, el vino, se produce de
mento obra en el hombre el mismo efecto que muchas uvas, que forman un solo licor" 89. Por
la Pasión de Cristo obró en el mundo. De ahí lo cual exclama: "¡Oh sacramento de piedad, oh
que, comentando las palabras: Salió luego sangre signo de unidad, oh vínculo de caridad!" 90. Y
y agua {Joan., XIX, 34), diga San Crisóstomo: puesto que Cristo y su Pasión son causa de la gra-
"Puesto que de aquí tienen su origen los sagrados cia y refección espiritual, y la caridad no puede
misterios, cuando te acercares al tremendo cáliz, existir sin la gracia, dedúcese de todo lo dicho
acércate como si hubieras de beber del mismo cos- que este sacramento confiere la gracia.
tado de Cristo"86. Por eso dice el mismo Cristo: (3 a , q. LXXIX, a. 1.)
Ésta es mi sangre del nuevo Testamento que será
derramada por muchos para remisión de pecados.
(Matth., XXVI, 28.) Viernes de la infraoctava del Corpus
3o) Se considera el efecto de este sacramento
por el modo con que es dado: como comida y be- QUÉ GRACIA CONFIERE LA EUCARISTÍA
bida. Y por esto, todo el efecto que produce la
comida y la bebida materiales en la vida corporal, I o ) El sacramento de la Eucaristía tiene por
es decir, que sustentan, acrecientan, reparan y de- sí mismo la virtud de conferir la gracia, y
leitan, todo esto lo produce este sacramento en nadie tiene la gracia antes de recibirlo, a no
cuanto a la vida espiritual. Por esta razón dice ser por algún deseo, ya expresado por sí mis-
San Ambrosio: "Este pan es el de la vida eterna, mo, como los adultos, ya por la Iglesia, como
que sostiene la substancia de nuestra alma" 87. San los niños 91. Por lo cual, debido a la eficacia de
Juan Crisóstomo agrega: "Se nos da a los que
lo deseamos para ser palpado, comido y abraza- 89 Tract. 26 in Joan.
do" 88. 90 Lugar citado.
91 Para aclarar este punto y evitar torcidas interpreta-
Y son palabras del mismo Jesucristo: Mi carne ciones conviene hacer algunas advertencias. No hay duda
verdaderamente es comida; y mi sangre verdade- de que la recepción real de este sacramento es necesaria
ramente es bebida. (Joan., VI, 56.) para la salvación con necesidad de precepto, tanto divino
como eclesiástico, ya en artículo de muerte, ya muchas
4 o ) Se considera el efecto de este sacramento veces en la vida. La existencia del precepto consta por
por las especies en que se da. A este respecto dice el Evangelio de San Juan, cap. VI, y por las leyes legí-
timas de la Iglesia que en esta materia obligan bajo grave
e
86 Hom. 84 in Joan. n determinadas circunstancias. En cambio, no es nece-
87 De Sacramentis, lib. IV, cap. 4. saria dicha recepción real con necesidad de medio, ni
88 Super Joan., hom. XLV. tampoco con voto propiamente dicho. Pues sólo es nece-
418 Santo Tomás de Aquino Viernes después del Corpus 419
la virtud del mismo, resulta que también por el gracia con la virtud de la caridad. Por eso San
deseo de este sacramento alguno consigue la gra- Juan Damasceno 92 compara este sacramento al
cia que lo vivifica espiritualmente. Sucede, ade- carbón que vio Isaías (Is., VI). Pues el carbón no
más, que cuando se recibe realmente este sacra- es simple madera, sino leña, unida al fuego, y así
mento se aumenta la gracia y se perfecciona la también el pan de la comunión no es simple
vida espiritual, pero de modo distinto que con pan, sino que está unido a la Divinidad. Pero,
el sacramento de la Confirmación, en el que se como dice San Gregorio 93, "el amor de Dios no
aumenta y perfecciona la gracia para resistir a es ocioso; porque obra grandes cosas cuando exis-
los ataques exteriores de los enemigos de Cristo, te." Y por consiguiente, por este sacramento, se-
pues por la Eucaristía se aumenta la gracia y se gún su propia virtud, no sólo se confiere el há-
perfecciona la vida espiritual, para que el hom- bito de la gracia y de la virtud, sino también se
bre sea perfecto en sí mismo por su unión a excita a obrar, según aquello: El amor de Cristo
Dios. pos estrecha. (II Cor., V, 14.) De ahí que por la
2o) Este sacramento confiere espiritualmente la virtud de este sacramento se fortifique el alma
espiritualmente, por cuanto se deleita espiritual-
sario con necesidad de medio para la salvación, lo que se
mente, y se embriaga, en cierto modo, con la dul-
requiere como medio para la primera justificación, ya surja zura de la bondad divina, como dice el Cantar
de la necesidad de la naturaleza de dicha cosa, ya de de los Cantares: Comed, amigos, y bebed, em-
una positiva institución de Dios. Pero la Eucaristía no ha briagaos, los muy amados (V, 1).
sido instituida regularmente para conferir la justificación
primera, antes bien, la supone, pues es sacramento de 3o) Puesto que los sacramentos obran la salud
vivos y no de: muertos, y ¡ay de aquel que se acerque en que significan, se dice, por cierta analogía, que
pecado mortal a recibirlo! Luego no puede ser necesaria en este sacramento se ofrece el cuerpo por la
la recepción real del mismo con necesidad de medio para
la salvación. salud del cuerpo, y la sangre por la salud del
Pero si la recepción del mismo sacramento no es nece- alma, aunque el uno y la otra obren por la salud
saria ni realmente ni en deseo, lo es en cambio res sacra- de los dos, pues todo Cristo se contiene bajo am-
menti, el efecto del sacramento de la Eucaristía para al- bos. Y aunque el cuerpo no sea el sujeto inme-
canzar la salvación. Porque el medio necesario para la diato de la gracia, el efecto de ella redunda, sin
salvación es la incorporación a Cristo que tiene lugar en
la primera justificación, justificación que formalmente embargo, del alma al cuerpo, al presente mien-
consiste en la primera gracia y en la caridad habitual, que tras exhibimos nuestros miembros como instru-
es el mismo vínculo por el cual nos unimos como miem- mentos de la justicia de Dios, y en el futuro
bros vivos a Cristo y a su cuerpo místico. Es así que él cuando nuestro cuerpo alcance la incorrupción y
efecto de este sacramento es precisamente la unidad per-
fecta del cuerpo místico, esto es, la unión perfecta del la gloria del alma.
alma a Cristo y a sus miembros por la caridad. Luego el (3 a , q. LXXIX, ad. 1.)
efecto de este sacramento (res sacramenti) es necesario con
necesidad de medio, ya en realidad ya en deseo implícito
o explícito. En este sentido hemos de entender las pala- 02 Orth. fid., lib. IV, cap. 14.
bras, de Santo Tomás que han motivado esta nota. 93
Hom. Pent. 30 in Evangelium.
Sábado después del Corpus 421
420 SantoJTomás de Agurt^o
de la gloria. Pues así como la pasión de Cristo,
en cuya virtud obra el sacramento, es causa su-
Sábado de la infraoctava del Corpus ficiente de la gloria, no en el sentido de que por
ella seamos directamente introducidos en la glo-
EFECTO DE LA EUCARISTÍA ES LA CONSECUCIÓN
ria, pues es preciso que previamente padezcamos
DE LA GLORIA
conjuntamente para que después seamos junta-
mente glorificados, así también este sacramento
Si alguno comiere de este pan, vivirá eterna-
no nos introduce directamente en la gloria, sino
mente. (Joan., VI, 52.) que nos da el poder de llegar a ella; y por eso
En este sacramento podemos considerar aque- ' se le llama viático, en figura del cual leemos en
lio que obra el efecto, o sea, el mismo Cristo el libro tercero de los Reyes, XIX, 8: Elias co-
en él contenido y su pasión en él representada, mió, bebió y caminó fortalecido por aquella
y aquello por lo cual tiene efecto, a saber, el uso comida, durante cuarenta días y cuarenta noches,
del sacramento y sus especies. En cuanto a ambos hasta llegar al monte de Dios, Oreb.
extremos puede afirmarse que este sacramento
causa la consecución de la vida eterna. (3*. q. LXXIX, a. II.)
En efecto: el mismo Cristo por medio de su
pasión nos abrió la entrada a la vida eterna, co-
mo se dice en la carta a los Hebreos, IX, 15: Es Domingo de la infraoctava del Corpus
mediador de un nuevo Testamento para que, in-
terviniendo la muerte, reciban la promesa de la CÓMO EL PECADO VENIAL IMPIDE LOS FRUTOS
herencia eterna los que han sido llamados. DE LA EUCARISTÍA
Del mismo modo, la refección del manjar es-
piritual y la unidad significada por las especies Dice San Juan Damasceno: "El fuego de la
del pan y del vino tienen lugar, ciertamente, en caridad que está en nosotros, tomando este abra-
la vida presente, pero de manera imperfecta; per- samiento como de un carbón, esto es, de este sa-
fectamente se dan en el estado glorioso. De donde cramento, quema nuestros pecados y alumbra
dice San Agustín: "Los hombres cuando comen nuestros corazones, a fin de que, participando
y cuando beben lo que buscan es no tener ham- del fuego divino, seamos abrasados y deifica-
bre ni sed; pero esto, en realidad, solamente lo dos'^.
proporciona esta comida y esta bebida que hace Pero el fuego de nuestro deseo o de nuestro
inmortales e incorruptibles a los que la toman, amor es contenido por los pecados veniales, que
en la compañía de los santos, donde tendrá lugar impiden el fervor de la caridad. Luego los peca-
la paz y la unidad plena y perfecta." dos veniales impiden el efecto de este sacramento.
Y aunque este sacramento corresponda a los
viadores, incapaces aún de la gloria, nó se sigue «4 Orth. fid., lib. IV, cap. 14.
que el efecto del mismo no sea la consecución
422 Santo Tomás de A q u i n o Lunes después del Corpus 423
Es cierto que muchos que se acercan digna- el que lo sume, y como sacrificio en el que lo
mente a este sacramento, caen después en el pe- ofrece o en aquéllos por quienes se ofrece.
cado, y la razón es que él hombre en estado de Si, pues, se considera como sacramento, tiene
viador se halla en una condición tal, que, por su dos clases de efectos: I o , directamente por virtud
libre albedrío puede doblegarse al bien o al mal. del sacramento; 2 o , como por cierta concomitan-
Por lo cual, aunque este sacramento en sí mismo cia. Por virtud del sacramento tiene directamente
tenga una virtud preservativa del pecado, no aquel efecto para el que ha sido instituido; y no
quita, sin embargo, al hombre la posibilidad de lo ha sido para satisfacer, sino para alimentar es-
piritualmente por la unión a Cristo y a sus miem-
pecar.
bros, como también el nutrimiento se une al que
Y lo mismo hay que decir de la caridad. Pues se nutre. Pero como esta unión se verifica por
la caridad en sí misma preserva al hombre del la caridad, por cuyo fervor uno consigue el per-
pecado; pero por la mutabilidad del libre albe- dón, no sólo de la culpa, sino también de la
drío ocurre que alguno, después de poseída la pena, de ahí resulta que, por cierta concomitan-
caridad, peca como después de haber recibido cia con su efecto principal, el hombre consigue
este sacramento. la remisión de la pena, no de toda ella, sino se-
Aunque este sacramento no se ordene directa- gún el modo de su devoción y fervor.
mente a disminuir el fomes de la concupiscencia, En cuanto es sacrificio, tiene una virtud sa-
sin embargo lo disminuye por cierta consecuen- tisfactoria; pero en la satisfacción se atiende más
cia, en cuanto acrecienta la caridad, pues, como al afecto del oferente que a la cantidad de la
dice San Agustín, "el aumento de la caridad es oblación. Por eso el Señor dice acerca de la viuda
la disminución de la concupiscencia". Afirma di- que ofreció dos ases, que echó más que todos los
rectamente el corazón del hombre en el bien, por otros (Marc, XII, 43); así, aunque esta oblación
lo que también es preservado del pecado. baste por su cantidad para satisfacer por toda
(3*, q. LXXIX, a. 6.) pena, sin embargo se hace satisfactoria para aqué-
llos por quienes se ofrece o también para los que
la ofrecen, según la cantidad de su devoción y
Martes de la infraoctava del Corpus no por toda pena.
La virtud de Cristo, que se contiene en este sa-
POR LA EUCARISTÍA SE PERDONA LA PENA cramento, es infinita. Por consiguiente, el que
DEL PECADO sólo se quite por este sacramento parte de la pe-
na, y no toda, no proviene del defecto de la
El sacramento de la Eucaristía es a la vez sa- virtud de Cristo, sino del defecto de la devoción
crificio y sacramento; es sacrificio en cuanto es del hombre,
ofrecido, y sacramento en cuanto se recibe. Y (3*, q. LXXIX, a. 5.)
por esto el efecto como sacramento se produce en
426 Santo Tomás de Aquino Miércoles después del Corpus 427
se recoge en Dios. Por consiguiente, es necesario dor (Luc, V, 8), respondió Jesús: No tenias.
reponer muchas veces lo perdido, para que el (Ibid., 10.)
hombre no se aleje totalmente de Dios. A él nos acercamos ciertamente muchísimo por
la humildad; pero no se sigue que sea más lau-
II. ¿Es necesario comulgar diariamente? dable abstenerse de este sacramento, como más
En este sacramento dos cosas se requieren por meritorio; porque la caridad es la que nos une
parte del que le recibe: el deseo de unirse a Cris- directamente a Dios, mientras que la humildad
to, lo cual realiza el amor, y la reverencia al sa- dispone a esta unión, ya que somete el hombre
cramento, que proviene del don del temor. Lo a Dios. Por lo que el mérito consiste más en la
primero invita a la frecuencia cotidiana de este caridad que en la humildad.
sacramento, pero lo segundo retrae. (4, Dist., 12, q. III, o. 2.)
Por lo cual si alguno sabe, por experiencia, que
con la comunión diaria se acrecienta en él el fer-
vor del amor, y que no se disminuye su reveren- Fiesta del Sacratísimo Corazón de Jesús
cia, ese tal debe comulgar diariamente. Pero si la
EL SACRATÍSIMO CORAZÓN DE JESÚS
comunión diaria disminuye en él la reverencia y
no se acrecienta mucho el fervor, debe abstenerse
Mi corazón se ha hecho como cera que se de-
algunas veces,- para acercarse después con mayor
rrite en medio de mi vientre. (Psal., XXI, 15.)
reverencia y devoción.
El derretimiento pertenece al amor. Mi alma se
Por consiguiente, cada cual debe, en esto, ser derritió. (Cant. V, .6.) Antes que-un cuerpo se
dejado a su criterio. Y esto es lo que dice San derrita, es duro y compacto en sí mismo; al derre-
Agustín: "Si dijera a alguno que no debe reci- tirse, se esparce y de sí tiende a otra cosa. Tam-
birse diariamente la Eucaristía, y otro afirmara bién a veces se endurece el temor, cuando no es
que debe tomarse todos los días, haga cada cual grande, y así ocurre con el amor; pues cuando so-
lo que piadosamente cree deba hacerse según su breviene el amor el hombre tiende a otra cosa
fe." Y lo prueba con los ejemplos de Zaqueo y que antes estaba en él. Este derretimiento puede
del Centurión, uno de los cuales recibe gozoso entenderse de Cristo en cuanto es cabeza de la
al Señor, mientras el otro dice: No soy digno de Iglesia; porque este derretirse procede del Espí-
que entres en mi casa (Matth., VIII, 8), y los dos ritu Santo, y está en el fondo de las entrañas, es
alcanzaron misericordia, honrando ambos al Se- decir, del corazón.
ñor, aunque de manera distinta. Por el corazón de Cristo puede entenderse tam-
Sin embargo, el amor y la esperanza, a los cua- bién la sagrada Escritura, la cual nos revela el
les nos induce siempre la Escritura, son preferi- Corazón de Cristo.
dos al temor: Por lo que habiendo dicho Pedro: Todo esto estaba cerrado antes de la Pasión,
Señor, apártate de mí, que soy un hombre peca- porque era obscuro, pero llegó a ser claro por la
430 S a n t o T o m á s de A q u i n o Fiesta del Sacratísimo Corazón de Jesús 431
Pasión, porque los que comprenden, lo estudian, hombre, no para saber lo que es el hombre, sino
y disciernen cómo deben ser expuestas las profe- para darlo a conocer a los otros, y para que él
cías. se conozca a sí mismo,
(In Psal, XXXI.) (In Job., VIII.)
como dice el Evangelista: Tuyos eran y me los esto sería falso. Lejos de nosotros el pensar que
diste a mí. (Joan., XVII, 6.) A éstos los ama con- con la muerte dejó de amar el que no tuvo fin
servándolos en los bienes de gracia. Otros son . en la muerte. Otro significado de los amó hasta el
suyos por una especial devoción, como se lee en fin es que el amor hacia ellos les llevó hasta la
el Antiguo Testamento: Hueso tuyo somos, oh muerte.
David, y carne tuya. (I Paral., XI, 1.) A éstos los Otra interpretación de hasta el fin es: que ha-
ama consolándolos especialmente. biéndoles dado anteriormente muchas pruebas de
amor, al fin, es decir, muy cerca de la muerte, les
III. El amor de Cristo fué necesario, porque dio señales de mayor amor. No os dije estas cosas
amó a los suyos, que estaban en el mundo. Pues al principio, porque estaba con vosotros (Joan.,
son suyos algunos que ya estaban en la gloria del XVI, 5), como diciendo: No fué entonces nece-
Padre, porque también eran suyos los Padres an- sario a vosotros que yo os demostrase cuánto os
tiguos, por la esperanza de ser librados por él. /amaba, sino al dejaros, para que de ese modo se
Pero éstos no necesitan tanto de su amor como" los imprimiesen más profundamente en vuestros co-
que estaban en el mundo. Y por eso dice: que es- razones el amor a mí y el recuerdo de mí.
taban en el mundo, es decir, con el cuerpo, pero (In Joan., XIII.)
no con el corazón.
IV. Se recomienda el amor de Cristo como Sábado después de la octava del Corpus
perfecto. De ahí estas palabras: los amó hasta el ;';
fin. El fin de la intención, al cual debe ordenarse FIESTA DEL PURÍSIMO CORAZÓN DE M/VRÍA
la nuestra, es la vida eterna. Y éste debe ser tam-
. biéñ el fin de Cristo. Estos dos fines no son más , I. La Bienaventurada Virgen María fué'purí-
¿l - vi|ue. uno, porque la vida eterna no es otra cosa 1 sima. Pues era necesario que la Madre de Dios,
• que el goce de Cristo en su divinidad, como dice ; brillase, por una máxima pureza. Ninguna cosa
, J'él Evangelio^ Ésta es la vida eterna: Que te .cq- i es receptáculo-de Dios, si no está limpia, según
'nuzcan a tí solo Dios verdadero, y a Jesucristo a-> ¡aquello 'de David: A tú casa conviene santiaad,
quien enviaste. (Joan., XVII, 3.) Según esto dice, Señor. (Psal., XCII, 5.)
pues': los amó' hasta el fin, para conducirlos a sí (1?- 2ae-, q. LXXXI, a. 5, ad 3um.)
mismo como fin, o a la vida eterna que es la;
misma cosa. \ La Bienaventurada Virgen no mereció la en-
El fin de ejecución es aquello que es término-;; carnación sino suponiendo que ella debía reali-
de una cosa, y de este -modo la muerte puede lla- zarse. Y así mereció que se verificase por ella, no
marse fin. Por eso se dijo: los amó hasta eLfinS ciertamente de condigno, sino por conveniencia;
esto es, hasta la muerte. No en el sentido de que^ en cuanto que era conveniente que la Madre de
los amó sólo hasta la muerte y no más allá; pues Dios resplandeciese con tal pureza que no pudie-
434 Santo Tomás de Aquino S á b a d o d e s p . de la o c t a v a del C o r p u s 435
ra concebirse ninguna más grande después de la muerte. En la lucha contra el diablo, la victoria
pureza divina, como dice San Anselmo. principal es la que se obtiene cuando uno arroja
(3. Dist., 4, o. 4.). al enemigo no sólo de sí mismo, sino también de
los corazones de los demás, lo cual se lleva a cabo
II. La Bienaventurada Virgen hizo voto de. por la doctrina de la predicación. Por consi-
virginidad. guiente, la aureola se debe a los vírgenes, a los
Ciertamente, las obras de perfección son más mártires y a los predicadores o doctores.
loables cuando se hacen por voto. La virginidad Luego la aureola es debida a la Bienaventura-
debió brillar principalmente en la Madre de da Virgen, en la cual se da la virginidad perfec-
Dios. Por lo tanto fué muy conveniente que su tísima, que le ha valido el título de Virgen de tas
virginidad fuese consagrada por voto. Vírgenes.
Refiriéndose a ello dice San Agustín: "María Algunos objetan que no se le debe aureola,
contestó al Ángel de la Anunciación: ¿Cómo será
porque no soportó ninguna lucha con respecto a
esto, porque no conozco varón? (Luc, I, 34.) Lo
que no hubiera dicho si antes ella no hubiese la continencia. Además, dicen otros que la Bien-
ofrecido a Dios los votos de su virginidad." aventurada Virgen no tiene aureola por premio
Como la plenitud de la gracia existió perfecta- de la virginidad, si la aureola se toma propia-
•*•-. jálente en Cristo, y, no obstante, algún principio mente en su relación con la lucha, pero que po-
de ella existió anteriormente en su Madre, así see una cosa mayor que la aureola, por el propó-
también la observancia de los consejos, que es sito perfectísimo de guardar virginidad. Pero
efecto de la gracia de Dios, comenzó perfecta- otros dicen que posee aureola, excelentísima; pues
mente en Cristo pero de algún modo fué incoa- aunque no sintió lucha, conoció, sin embargo, al-
da en la Virgen, su Madre. guna lucha de la carne, mas a causa de la vehe-
, . (3*. q. XXVIII, a. 4.) mencia de - su virtud le estuvo de tal modo sujeta
la carne que esa lucha le fué insensible.
III. La Bienaventurada Virgen obtuvo la au- Esto no parece' conveniente, pues la fe enseña
reola de la virginidad. que la Bienaventurada Virgen fué totalmente in-
La aureola es una recompensa privilegiada que mune del fomes del pecado y sus inclinaciones
corresponde a una victoria privilegiada. Por eso a causa de su perfecta santificación; y no es pia-
hay tres aureolas según las victorias privilegia- doso suponer que hubo en ella alguna lucha.
das en tres luchas, propuestas a todo hombre. En
Por lo cual debe decirse que posee propiamente
la lucha contra la carne, el que obtiene la victo-
ria más preciosa es aquel que se abstiene de los aureola, para conformarse en esto con los demás
deleites carnales, como la Virgen. En la lucha, miembros de la Iglesia, que son vírgenes; y si
contra el mundo, la victoria principal es la del ella no tuvo que luchar contra las tentaciones
que soporta la persecución del mundo hasta la de la carne, tuvo, sin embargo, que luchar contra
436 Santo Tomás de Aquino
30 de noviembre
SAN ANDRÉS
III. Señálase luego el fruto que consiguió, por- 2o) Para que tuviera más cierta noticia de este
que lo llevó a Jesús, esto es, llevó a Pedro hacia misterio una vez cjue ya había sido instruida de
Jesús. En lo cual se recomienda la obediencia de. él por parte de Dios.
Pedro; porque al instante acudió sin tardanza. 3o) Para que ofreciese a Dios el presente volun-
Considera la devoción de Andrés, pues lo con- tario de su obediencia, a lo que se ofreció dis-
dujo a Jesús, no a sí mismo, porque se reconocía puesta, diciendo: He aquí la esclava del Señor.
débil. Por consiguiente, lo conduce a Cristo para (Luc, I, 38.) Y da ejemplo de recibir la fe, por-
que éste lo instruya; enseñando al mismo tiempo que la anunciación, que es por la predicación de
con esto que el predicador no debe atribuirse a la fe, según aquello: la fe es por el oído (Rom., X,
sí mismo los frutos de la predicación, ni hacerlos 17), precedió a la concepción espiritual de Cristo,
servir para su propia honra y provecho, sino lle- que es por la fe.
var las almas a Cristo, para honra y gloria suya, 4o) Para que se manifestase haber cierto matri-
como dice el Apóstol: Porque no nos predicamos monio espiritual entre el Hijo de Dios y la natu-
a nosotros mismos, sino a Jesucristo. (II Cor., raleza humana; y por eso, se esperaba por la
IV, 5.) anunciación el consentimiento de la Virgen en
(In Joan., I.) nombre de toda la naturaleza humana.
2o) Proponíase instruirla en el misterio de la dres, perpetrado por la falsa sugestión del traidor
Encarnación, que debía cumplirse en ella, lo cual Aman, fué dictada por el rey Asuero, es decir por
hizo preanunciando la concepción y el parto:. Dios, sentencia de condenación contra todo el gé-
Concebirás en tu seno y parirás (Ibid., 31), y al nero humano. Ya había sido dictada la sentencia,
manifestarle la dignidad de la prole concebida, ya había sido consignada en la sagrada Escritura,
cuando dijo: Éste será grande, etc. (Ibid., 32), y ya había sido promulgada por los pregoneros,
también al demostrar el modo de la concepción, esto es, por los profetas, ya estaba señalado el
en estas palabras: El Espíritu Santo vendrá sobre día. Pues apenas moríamos, descendíamos a los
ti. (Ibid., 35.) infiernos.
3o) Trataba de atraer su ánimo al consenti- Pero, gracias a la reina Esther, es decir, a la
miento, lo cual hizo con el ejemplo de Isabel y intercesión de la bienaventurada Virgen María,
con el argumento tomado de la omnipotencia la sentencia fué revocada por la extensión del
1
divina. cetro de oro y el ósculo de la extremidad del
(3*, q. XXX, a. 1 y 4.) mismo.
En el libro de Esther, capítulo VIII, se refiere
que la reina Esther fué grata a los ojos del rey, y
24 de mayo que éste extendió hacia ella el cetro de oro, y que
la reina besó la' extremidad del cetro. Y el rey le
FIESTA DE MARÍA AUXILIADORA dijo: ¿Qué petición es la tuya, Esther, para que
se te conceda; y qué quieres que se haga? Aunque
Debe colocarse la esperanza en la Bienaventurada pidas la mitad de mi reino, la alcanzarás. Al cual
s Virgen _ ella respondió: Si he hallado gracia en tus ojos,
oh rey, y si a ti place, concédeme la vida, por la
Se .cuenta en la Escritura cómo el rey Asuero, que te ruego, y a mi pueblo, por quien intercedo.
por una falsa sugestión del traidor Aman, pro- Porque hemos sido entregados, yo y mi pueblo,
mulgó una sentencia de condenación y de muer- a ser destruidos, degollados, y a perecer (Esther,
te contra todo el pueblo judío que vivía en su VII, 2-4), a causa del pecado original contraído
reino. Ya estaba dictada la sentencia, ya estaba y de nuestros pecados actuales sobreañadidos.
sellada con el anillo del rey, ya publicada por los Pero la reina Esther, es decir, la Bienaventu-
pregoneros y señalado el día; no restaba sino lle- rada Virgen, fué grata a los ojos del rey para la
var a cabo la matanza. Pero fué revocada por la restauración del género humano, y encontró gra-
intercesión de la reina Esther, por la extensión cia ante él, no solamente para sí, sino para todos
del cetro de oro y el ósculo- de la extremidad del ios hombres.
mismo. El rey alargó el cetro de oro. El Señor Dios
La realidad correspondiente a esta figura es la Padre nos alargó ese cetro de oro, cuando, por la
siguiente: a causa del pecado de los primeros pa- máxima caridad que nos tenía, expuso a su Hijo
442 Santo Tomás de Aquino 2 4 de j u n i o 443
a la Pasión. La Bienaventurada Virgen tocó la taba iluminado, para que diese testimonio de la
extremidad del cetro, cuando concibió en su seno luz (Ibid., 8), conduciendo los hombres a Cristo;
al Hijo de Dios, y después lo dio a luz. antorcha de la cual se dice: Preparada tengo una
Y así alcanzó la mitad del reino de Dios, de antorcha a mi Cristo. (Psal., CXXXI, 17.)
modo que sea reina de misericordia aquélla cuyo
Hijo es rey de justicia. De ese modo fué también II. En él había un amor ardiente y ferviente;
revocada la sentencia de nuestra condenación. por eso dice: Que ardía. Porque algunos son an-
Esa revocación fué promulgada por mensajeros, torchas únicamente por oficio, pero están apa-
los Apóstoles, enviados especialmente para ello. gadas en el corazón. Pues así como la antorcha no
(Del prólogo de la exposición puede arder, si no se enciende con fuego, del mis-
a las siete Epístolas Canónicas.) mo modo la antorcha espiritual no brilla, si con
/anterioridad no arde y es inflamada por el fuego
de la caridad. Por eso el ardor precede a la luz,
24 de junio pues, por el ardor de la caridad se da el conoci-
miento de la verdad. A vosotros os he llamado
SAN JUAN BAUTISTA
amigos, porque os he hecho conocer todas las
cosas que he oído de mi Padre. (Joan., XV, 15.)
Él era una antorcha, que ardía y alumbraba. Los que teméis al Señor, amadle; y serán ilumi-
(Joan., V, 35.) nados vuestros corazones. (Eccli., II, 10.) Porque
Juan fué un testigo grato de Cristo, y esto se el fuego tiene dos propiedades: arde y resplande-
demuestra por tres cualidades de su perfección. ce. El ardor del fuego representa al amor por
La primera pertenece a la condición de su natu- 1 tres causas:
raleza, cuando dice: Era una antorcha; la según- ;?
da a la perfección de,, su amor, porque ardía; la ; I o ) Porque el fuego es el más activo de todos
tercera a la perfección de su inteligencia, porque:; los cuerpos, y del mismo modo el ardor' de la
'• alumbraba. • caridad,. en cuanto que nada puede soportar su
ímpetu, cómo dice el Apóstol: El amor de Cristo
I. Juan era perfecto en su naturaleza, porque : nos estrecha. (II Cor., V, 14.)
era una antorcha, es decir, estaba iluminado porj 2o) Porque así como el fuego, por herir mucho
la gracia y por la. luz del Verbo de Dios. Pues^ la sensibilidad, produce mucho calor, así también
la antorcha se diferencia de la luz en que la luz la caridad causa calor hasta que el hombre logre
brilla por sí misma y la antorcha no brilla por sí? su fin.
misma, sino por participación. La verdadera lu " 3o) Porque como el fuego se dirige hacia arri-
es Cristo, como dice el Evangelista: Era la luz ver~\ ba, así también lo hace la caridad, para unirnos
dadera, que alumbra a todo hombre. (Joan., h. a Dios. Quien permanece en caridad, en Dios per-
9.) Pero Juan no era luz, sino antorcha, pues es. manece, y Dios en él. (I Joan., IV, 16.)
444 S a n t o T o m á s de Aquino
DIOS
i ? de julio
santo, cuanto más alto se eleva a contemplar la Dios esté presente a ella, conforme con su modo
divinidad, tanto más se abisma en su nada den- de existir. Y como el existir es lo que hay de más
tro de sí mismo." íntimo en cada cosa y lo más profundamente
Según San Gregorio, por el calzado, que se unido, puesto que es formal respecto de todo lo
hace con pieles de animales muertos, se entiende . que hay en la cosa, se deduce que Dios está ínti-
la naturaleza humana mortal que tomó Cristo. mamente en todas las cosas.
Sobre la Idumea extenderé mi calzado (LIX, 10). 2o) Está en todo lugar, es decir, en todas par-
La correa del zapato es la unión de la divinidad tes, como dice la Escritura: ¿Acaso no lleno yo el
y la humanidad, unión que ni Juan ni otra perso- cielo y la tierra, dice el Señor? (Jer., XXIII, 24.)
na alguna puede desatar, ni nadie pudo penetrar Así como Dios está en todas las cosas, dándoles
plenamente, puesto que hace u n Hombre-Dios, el ser, la virtud y la acción, del mismo modo está
y un Dios-Hombre, y por eso dice: no soy digno en todo lugar, dándole el ser y la virtud locativa.
de desatar la correa de síes zapatos, que equivale / Es más, llena todos los lugares porque da el ser
a "explicar el misterio de la Encarnación". Debe a todos los objetos colocados, los cuales llenan
entenderse plena y perfectamente, porque tanto todos los lugares. Estar en todas partes conviene
Juan como los otros predicadores desatan de al- por sí y primariamente a Dios y es cosa propia-
gún modo la correa de su zapato, aunque imper- mente suya, porque, sean cuales fueren los luga-
fectamente. res que se pongan, es necesario que Dios esté en
cada uno de ellos, no como parte, sino según
•,.'.- ' (In Joan.i I.)
su propio ser.
3o) Dios está en todo lugar por esencia, pre- • .-•
4 de julio sencia y potencia. . ,
Se dice que Dios'está en alguna cosa ele: 'dos .'
i*. »•; ;. PRESENCIA DE DIOS EN TODAS PARTES maneras: 1?, como causa agente, y así está en
todas las cosas creadas por él; 2 ? , como objeto
• I o ) Dios está en todas las cosas, rió como parte ¡ de operación en el operante','lp cual es propio dfe.
de su esencia o como accidente, sino como un i las operaciones "Sel alma, por cuanto el objeto
agente está en aquello.donde obra. Siendo Dios .'} conocido -está en el cognoscente, y el deseado en.
ser por esencia, es necesario que el ser creado ; el que desea. De esta segunda manera es como
sea su efecto más propio, como quemar es el efec- . Dios está especialmente en la criatura racional,
to propio del fuego. Dios produce ese efecto en f que lo conoce y ama actual y habitualmente. Y
las cosas, no sólo en el primer momento de su ;i como la criatura racional obtiene esto por la gra-
existencia, sino mientras las conserva en el ser, ! cia, se dice, en este sentido, que está por gracia
como la luz es producida en el aire por el sol,',? en los santos.
mientras el aire está iluminado. Por tanto, mien-.í Mas para saber cómo está en las otras cosas
tras una cosa tiene existencia, es necesario que;c creadas por él, es preciso examinarlo por ana-
454 S a n t o T o m á s de Aquino 5 de julio 455
logia con las cosas humanas. Se dice que un rey duría: La sabiduría es más ágil que todas las
está en todo el reino por su poder, aunque no cosas movibles (VII, 24). Pero se dice que la sa-
esté presente en todas partes. Se dice que una cosa biduría es móvil por vía de símil, en atención a
está presente en todas las cosas que están ante su que esta Sabiduría difunde su semejanza hasta lo
mirada, igual que de todas las cosas que están en último del ser; pues nada puede existir que no
una casa se dice que están presentes a alguno; proceda en similitud de la divina sabiduría, como
el cual, sin embargo, no está sustancialmente en de su primer principio efectivo y formal, al modo
cada parte de la casa. Se dice que una cosa está con que también las obras de arte proceden de
esencial o sustancialmente en un lugar en el cual la sabiduría del artífice. Así, pues, en cuanto la
su sustancia existe. semejanza de la divina sabiduría procede gra-
Por consiguiente, Dios está por potencia en to- dualmente desde las criaturas superiores que más
do, porque todo está sometido a su poder; está participan de su semejanza, hasta las cosas infe-
en todo por presencia, porque todo está descu- f riores, que participan menos, se dice que hay
bierto a sus ojos; y está en todo por esencia, "por- cierta procesión o movimiento de la divina sabi-
que se halla presente en toda cosa como causa duría a las cosas; como si dijéramos que el sol
de su ser. baja a la tierra, por cuanto el rayo de su luz
(1*. q. VIII, a. 1, 2, 3.) alcanza y toca la tierra.
En sentido metafórico se usan estas palabras
en la Escritura: Acercaos a Dios, y él se acercará
5 de julio a vosotros. (Jac, IV, 8.) Pues, así como se dice
... que el sol entra en una casa y sale de ella, para
> INMUTABILIDAD¿DE DIOS indicar que su rayo llega hasta la casa, del mismo
• • • * • > • • • •
modo sé dice que Dios se acerca a nosotros *o se
'- I. Existe en* Dios una manera* de ser o. perfec- aleja de nosotros» para indicar que experimen :
. cióri/.sqgún la-cual es inmutable en su naturaleza*, . tamos * influencia de su bondad o' nos separamos
• c o m o atestigua él mismo por el profeta Mala- de él.
quías: Yo soy el Señor, y no me mudo (III, 6). :j (11, q. IX,' a. 1.)
Todo lo que se mueve adquiere con su movi-
miento alguna cosa y llega a aquello a lo que II. También nosotros debemos procurar,—para
antes no llegaba. Pero siendo Dios infinito, y com- constancia del alma, ser inmutables en el bien
prendiendo en sí mismo toda la plenitud de per- y no apartarnos del camino de la rectitud, ni do-
fección" 'de todo ser, nada puede adquirir, ni ex- blegados por las adversidades, ni seducidos por la
tenderse a nada donde antes no tocara. Por '.'; prosperidad. Pero, |ay!, somos excesivamente in-
consiguiente, de ninguna manera es compatible constantes en las santas meditaciones, en los afec-
con él el movimiento. tos ordenados, en la seguridad de la conciencia,
Es verdad que se dice en el libro de la Sabi- en la recta voluntad. ]Ay!, cuan súbitamente nos
456 Santo Tomás de A q u i n o 6 de julio 457
mudamos del bien al mal; de la esperanza, al Dios es grande, que sobrepuja nuestro saber.
temor injusto; y por el contrario: del gozo, al (Job., XXXVI, 26.)
dolor injusto; de la taciturnidad, a la locuacidad; 2o) Por ello el hombre se inclina a darle gra-
de la madurez, a la ligereza; de la caridad, al ren- cias. Pues siendo Dios criador de todas las cosas,
cor o a la envidia; del fervor, a la sequedad; de es cierto que todo lo que somos y cuanto posee-
la humildad, a la vanagloria o a la soberbia; de mos procede de Dios, como dice el Apóstol: ¿Qué
la mansedumbre, a la ira; de la alegría y del tienes tú, que no hayas recibido? (I Cor., IV, 7.)
amor espiritual, al carnal; de tal modo que nun- Y el Real Profeta: Del Señor es la tierra y su
ca permanecemos estables u n solo momento en el plenitud; la redondez de la tierra y todos sus
mismo estado, sino que somos constantes en la habitadores. (Psal, XXIII, 1.) Por consiguiente,
inconstancia, en la infidelidad, en la ingratitud, debemos darle acciones de gracias.
en los defectos espirituales, en la imperfección, en 3o) El homore es inducido a la paciencia en
la pérdida del tiempo, en las ligerezas, en los pen- / las adversidades. Porque, aunque toda criatura
samientos y afectos impúdicos. La inestarbilidad proceda de Dios, y por eso sea buena según su
de los sentidos y de los miembros exteriores ar- naturaleza, sin embargo, si en algo nos perjudica
guye mutabilidad de los afectos y de los movi- o causa pena, debemos creer que esa pena pro-
mientos interiores. Esforcémonos en estas cosas cede de Dios, mas no la culpa; pues ningún mal
razonablemente, y conduzcámonos con igualdad procede de Dios, sino .el que se ordena al bien.
y frecuentemente de un mismo modo, esto es, Y por lo tanto, si toda pena que el hombre sufre
con madurez y benignidad en el reposo y en la procede de Dios, debe soportarse pacientemente.
manera de andar, y en toda nuestra vida. Las penas purifican los pecados, humillan a los
:
'. (De divinis moribus.) feos, provocan a los buenos al amor de Dios.
Por eso decía Job: Si de la mano de Dios hemos
. - . ' • * • < ' recibido los bien.es, ¿por qué no recibimos los
t 1 males?'(Job., II, 10.)
*' • ;.-" 6 de julio
r.4 9 ) Esta meditación nos lleva a usar rectamen-
te de las cosas creadas. Porque debemos emplear
. " ' • • - * /
de la medicina, por justa causa, da vino a uno cosas, a nosotros nos gobierna como a señores,
y agua a otro. Así ocurre con Dios, pues éste, por y a las demás cosas como a siervos. Además, por
razón de la adopción, porque a las demás cria-
justa causa y con su providencia, dispone las co-
turas les dio pequeños dones, pero a nosotros
sas necesarias a los hombres; y de este modo nos dio su herencia, porque somos hijos, como
aflige a algunos buenos, y deja en la prosperidad dice el Apóstol: Si hijos, también herederos
a algunos malos. Por lo cual, quien creyere que {Rom., VIII, 17), y en el versículo 15 había di-
esto ocurre casualmente, es un necio y por tal es cho: Porque no habéis recibido el espíritu de
reputado, pues tal cosa no ocurre sino porque servidumbre para estar otra vez con temor, sino
ignora el arte y la causa de las disposiciones que habéis recibido el espíritu de adopción de
divinas. hijos, por el cual clamamos: Abba, Padre.
III. Por consiguiente, debe creerse con firme- j
za que Dios gobierna y ordena, no sólo las cosas / II. Cuatro cosas le debemos a Dios:
naturales, sino también los actos humanos. Y I o ) El honor. Si yo soy Padre, ¿dónde está el
dijeron: No lo verá el Señor, ni lo sabrá él Dios honor que se me debe? (Mal., I, 6.) Ese honor
de Jacob. Entended, insensatos del pueblo, y debido a Dios consiste en tres cosas, una de las
vosotros, necios, entrad una vez en cordura. El\ cuales es el tributo de alabanza debido a Dios:
que plantó la oreja, ¿no oirá?. .. El Señor conoce \ Sacrificio de alabanza me honrará (PsaL, XLIX,
23), alabanza que no debe" ser únicamente de bo-
los-pensamientos de los hombres. (PsaL, XCIÍI,,
ca, sino también de corazón. Por eso se queja el
7-11.) Dios ve, pues, todo: los pensamientos y las
Señor según Isaías: Este pueblo . n con sus labias
cosas ocultas de la voluntad. Por eso se impone,?
me honra?; mas su corazón está lejos de mí
de manera especial, a los hombres la necesidad (XXIX, 13). El honor debido a Dios consiste
de obrar bien, porque cuanto piensan y obran: también en la. pureza del cuerpo para nosotros
está patente a las miradas divinas. \ mismos: Glorificad a Dios,, y llevadle en vuestro
» . . (In Symbol. Apost.) cuerpo (I Cor., VI, 20), y en la equidad de juicio
• • . ,¡
i para con el prójimo: El honor del rey ama la
justicia. (Psál., XCVIII, 4.)
8 de julio 2o) La imitación, porque es padre: Me llama-
DIOS PADRE NUESTRO
rás padre y no cesarás de ir en pos de mí. (Jer.,
III, 19.) Esta imitación consiste en tres cosas. En
e
I. Dios se llama Padre nuestro por razón d l amor: Sed, pues, imitadores de Dios, como
nuestra creación singular, porque nos crió a s* hijos muy amados; y andad en caridad. (Eph.,
imagen y semejanza, a diferencia de las demái V> 1, 2.) Es necesario que ese amor sea de cora-
2
criaturas inferiores. También por razón dé s; ^n, para que no sea simulado. En la compa-
sión, pues el amor debe ser compasivo: Sed, pues,
providencia, pues aunque gobierna a las dem
462- Santo T o m á s de Aquino 9 de j u l i o 463
misericordiosos (Luc, VI, 36), y esa compasión ser y de bien cuanto Dios ha querido que hu-
debe ser de obra. En la perfección, porque el biera. Por consiguiente, Dios quiere algún bien
amor y la misericordia deben ser perfectos. Sed, para toda cosa que existe, y como amar no es
pues, vosotros, perfectos, así como vuestro Padre otra cosa que querer el bien para alguno, es evi-
celestial es perfecto. (Motth., V, 48.) dente que Dios ama todo cuanto existe.
3o) La obediencia y la sujeción: ¿Cómo no obe- Pero no de la manera que amamos nosotros.
deceremos mucho más al Padre de los espíritus'? Porque nuestra voluntad no es causa de la bon-
(Hebr., XII, 9.) Y esto por tres motivos: A causa dad de las cosas, sino que es movida por ella
de su dominio, pues él es el Señor; por el ejem- como por su objeto; el amor nuestro por el que
plo, pues el verdadero Hijo de Dios se humilló queremos el bien para alguno no es causa de la
a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte bondad de éste, sino que, por el contrario, su
(Philip., II, 8); por la utilidad y ventaja: Danza- bondad real o supuesta incita ese amor con que -
ré, y me haré más vil que los hermanos, y seré queremos conservarle el bien que tiene y aña-
humilde en la presencia del Señor que me eligió. dirle el que no tiene, y para este fin obramos.
(II Reg., VI, 22.) Pero el amor de Dios infunde y crea la bon-
4?) Paciencia en los castigos. No deseches, hijo dad en los seres.
mío, la corrección del Señor; ni desmayes cuan- De este modo el amante sale fuera de sí trans-
do él te castiga. Porque al que ama el Señor, lo • portado al amado', en cuanto quiere para éste el
castiga; y se,'eomplace en él, como un padre en bién'ypor su providencia se lo groporciona, como
su.hijo..(Prov..,lll, 11, 12.) lo hace para sí. Por eso dice' San Dionisio: "Se
(Oratiónes Dominicae expos.) ¡ ha de tener valor y decir con verdad que también
» ' *" *** .. él; causa de todas las cosas, sale de sí mismo,
en la abundancia de su bondad amativa, provee-
9 de julio dora de todo lo existente" i.
$ (n, q. XX, a. 2.)
AMOR DE DIOS
II. Dios ama con amor admirable' a los miem-.
Amas todas las cosas que son, y ninguna abo-k bros de su Unigénito. Conozca el mundo que tú
rreces de aquellas que hiciste. (Sap., XI, 25.) me has enviado, y que los has amado, como tam-
bién me amaste a mí. (Joan., XVII, 23.)
I. Dios ama todas las cosas existentes, porque 5 Es preciso saber que Dios ama todas las cosas
todo lo existente es bueno, puesto que existe, y que hizo, dándoles el ser;, pero ama sobre todo
la existencia misma de cada cosa es un bien, lo; a su Hijo Unigénito, a quien dio toda su natu-
mismo que cada una de sus perfecciones. La vo; raleza por la generación eterna. Entre estos dos
luntad de Dios es la causa de todas las cosas; ~
así es necesario que en cada una haya tanto el,. De div. nom., cap. 4.
464 Santo Tomás de Aquino 10 d e j u l i o 465-
voluntad de Dios en los bienaventurados que espíritu, como dice el Apóstol: Ésta es la volun-
están en los cielos, se cumpla igualmente en tad de Dios, vuestra santificación . . . que sepa
nosotros, que estamos en la tierra; y esto lo pe-. cada uno de vosotros poseer su vaso en santifica-
dimos, cuando oramos: Hágase tu voluntad en ción y honor. (I Thess., IV, 3, 4.)
nosotros que estamos en la tierra, como en los (In oration. Dominic.)
santos que están en el cielo.
2o) Que guardemos sus mandamientos. Pues
cuando alguien desea una cosa, no solamente 12 de julio
quiere lo que desea, sino también todas las cosas
por las cuales puede obtenerla, del mismo modo TINIEBLAS Y SOMBRA DE MUERTE
que el médico quiere la dieta, la medicina y
otras cosas semejantes para conseguir la salud. Los sacó de las tinieblas, y sombra de muerte.
Como por la observancia de los mandamientos (Psalm., CVI, 14.)
llegamos a la vida eterna, Dios quiere que guar- I o ) Existen tres clases de tinieblas, a saber: a)
demos los mandamientos. Tinieblas de ignorancia. Nó supieron, ni enten-
3o) Que el hombre sea repuesto en el estado dieron, en tinieblas andan. (Psal., LXXXI, 5.)
y dignidad en que fué criado el primer hombre, Éstas son tinieblas de la razón, considerada en
la cual dignidad fué tanta, que el espíritu y el sí misma, en cuanto que se ofusca por sí misma,
alma no sentían ninguna rebelión ni resistencia b) Tinieblas de culpa, y a éstas se refiere el Após-
de parte de la carne y de la sensualidad. Porque, tol cuando dice: En otro tiempo erais* tinieblas;
mientras el alma estuvo sometida a Dios, de tal mas ahora sois luz en el Señor. (Eph., V, 8.) Éstas
modo estuvo también la carne sometida al espí- son también de la razón humana, no producidas
ritu que no sintió ninguna corrupción de la por sí misma, sino.por el apetito, en cuanto que,
muerte o de las enfermedades y de los otros pa- ? mal, dispuesto por las pasiones© por el hábito,
• ¿j»í decimientos; pero desde el momento e n . que el ¡ ansí». «Igó como bueno aunque. en .verdad no es
. espíritu y el alma, que estaba situada entre Dios * un bien, c) Por último, están las tinieblas de con-
y la carne; se rebeló contra Dios por el pecado, denación eterna. Al siervo inútil echadle en las
se rebeló entonces el cuerpo contra el alma, y '"• tinieblas exteriores. (Matth., XXV, 30.) Las dos
comenzó a sentir la muerte y las enfermedades,, í primeras especies de tinieblas se dan en la vida
y la continua rebelión- de. la sensualidad contra/ présente; pero la tercera, al término de la vida.
el espíritu. Así se desencadenó esta continua lu-í; Pero Cristo los sacó de las tinieblas, porque es
cha entre la carne y el espíritu, y el hombre se| la luz del mundo, no un sol criado, sino autor de
envilece continuamente por el pecado. Es, por] la creación del sol; y sin embargo, como dice San
consiguiente, voluntad de Dios que eí hombre! Agustín, la luz que crió al sol fué hecha bajo
sea restituido a su estado primitivo, esto es, qu" e
l sol, y está cubierta por la nube de la carne, no
no haya en la carne cosa alguna que repugne at
470 Santo Tomás de Aquino 12 d e julio 471
para obscurecerla, sino para templarla. Y porque por eso tienen una semejanza de condenación fu-
esta luz es universal, por eso expulsa universal- tura, al contrario de lo que ocurre a los justos,
mente todas las tinieblas. El que me sigue, no quienes poseen una semejanza de la futura bien-
anda en tinieblas (Joan., VIII, 12), es decir, en aventuranza.
las tinieblas de la ignorancia, porque yo soy la (In Matth., V.)
verdad; ni de la culpa, porque yo soy el camino;
ni de la condenación eterna, porqué yo soy la
vida. (In Joan., c. VIII.) 13 de julio
2o) La noche se entiende de dos maneras. Una HERIDAS DE LA NATURALEZA COMO CONSECUENCIA
que resulta de la substracción de la gracia actual, DEL PECADO
a la cual lleva el pecado mortal, y cuando llega
esta noche nadie puede ejecutar obras meritorias / El sentido y el pensamiento del corazón huma-
de la vida eterna. no son propensos al mal desde su juventud.
La otra es la noche consumada, cuando uno (Gen., VIII, 21.)
no solamente es privado de la gracia actual por Por la justicia original la razón contenía per-
el pecado mortal, sino también de la facultad fectamente a las fuerzas inferiores del alma, y la
de alcanzarla, a causa de la condenación eterna -\ misma razón era perfeccionada por Dios, es-
en el infierno> donde existe noche profunda, que tando a él sujeta. Pero ésta justicia original se
envolverá a aquéllos de quienes se dice: Apartaos perdió por el pecado del primer padre; y en
de mí, malditos, al fuego eterno. (Matth., XXV, consecuencia todas las fuerzas del alma quedan
41.) Entonces ninguno podrá obrar, porque no es ; en cierto modo destituidas del propio orden con
tiempo de merecer, sino de recibir lo merecido. que naturalmente se ordenan a la virtud; y la mis-
Por consiguiente, mientras vives, haz lo que debes ma destitución se llama lesión de la naturaleza.
hacer. Por eso aconseja la Escritura: Cualquier j Empero, hay cuatro potencias del alma que
cosa que pueda hacer tu mano, óbrala con ins- l pueden ser sujetos de las virtudes: la razón, en
tanda; porque ni obra, ni razón, ni sabiduría, ni ; la cual está la prudencia; la voluntad, asiento
ciencia habrá en el sepulcro, adonde caminas •'• de la justicia; la potencia irascible, en la que se
aprisa. (Eccle., IX, 10.) halla la fortaleza; y la concupiscible, sujeto de la
3o) La muerte es la condenación en el infier- templaza. Así, pues, en cuanto la razón es des-
no. Ellos serán pasto de la muerte. (Psah, tituida de su orden a lo verdadero, hay lesión de
XLVIII, 15.) La sombra de la muerte es la seme- ;l ignorancia; en cuanto la voluntad es destituida
janza de la condenación futura que existe en los de su propio orden al bien, hay llaga de malicia;
pecadores. Mas la pena mayor de los que están.' en cuanto la potencia irascible es despojada de su
en el infierno es la separación de Dios; y puesto.' orden a lo arduo, hay lesión de debilidad; y en
que los pecadores ya se han separado de Dios,,. cuanto la concupiscencia es destituida de su pro-
472 Santo Tomás de Aqu ino __ 14 d e julio 473
pió orden a lo deleitable moderado por la razón, II. En cuanto al número, puesto que son mu-
tenemos la vulneración de concupiscencia. chos. Por eso dice: Grande muchedumbre. Y en
Así, pues, estas cuatro lesiones son las llagas el Eclesiastés se leen estas palabras: Los perver-
inferidas a toda la naturaleza humana por el pe- sos, con dificultad se corrigen, y el número de los
cado del primer padre, mas, por cuanto la in- necios es infinito (I, 15). Y San Mateo agrega:
clinación al bien de la virtud se disminuye en Ancha es la puerta, y espacioso el camino que lle-
cada uno por el pecado actual, también son, esas va a la perdición, y muchos son los que entran
mismas cuatro heridas, consecuencias de los otros por él. (Matth., VII, 13.)
pecados, en cuanto por el pecado la razón se
embota principalmente en el obrar, la voluntad III. En cuanto a la disposición o hábito de
se endurece para el bien, se acrece la dificultad los enfermos; y aquí se ponen cuatro cosas en
para obrar bien, y se inflama más la concupis- las que incurre el nombre por el pecado:
cencia. I o ) Por el hecho de someterse el hombre a las
(1* 2 ae , q. LXXXV/a. 3.) pasiones de los pecados dominantes se torna
enfermo, y en cuanto a esto dice: de enfermos.
Por lo cual Cicerón llama enfermedades del alma
14 de julio á las pasiones de la misma, como la ira, la con-
cupiscencia, etc. Por eso decía el Profeta: Apiá-
ENFERMEDADES DEL PECADO date de mi, Señor, porque estoy enfermo. (Psal.,
VI, 3.) , :
Yacía grande muchedumbre de enfermos, cie- 2o) Por el dominio de las pasiones y su victoria
gos, cojos, paralíticos, esperando el movimiento sobre el hombre se ciega la razón por el consenti-
del agua. (Joan., V, 3.) miento, y en este sentido debe tomarse la ex-
Aquí se describen las enfermedades del pecado. presión: de ciegos, es decir, por los pecados, según
aquello del libro de la Sabiduría: Los cegó su
I. En cuanto a la posición, pues yacían pos- malicia (Sap., II, 21), y del Salmo (LVII, 9):
trados, es decir, adheridos a lo terreno por los Cayó fuego 'de arriba, y no vieron el sol..
pecados; el que yace se adhiere totalmente a 3o) El hombre enfermo y ciego se hace incons-'
la tierra. San Mateo dice que Jesús se compadeció tante en sus obras y está casi cojo. Por eso se
de ellas (de las turbas), porque estaban fatigadas expresa en los Proverbios: El impío hace obra,
y decaídas, como ovejas que no tienen pastor. que no subsiste (XI, 18). Y se les llama cojos
(Matth., IX, 36.) Los justos en cambio no yacen, según se lee en el libro III de los Reyes: ¿Hasta
sino que están de pie, dirigidos hacia lo celestial. cuándo cojeáis por ambos lados? (XVIII, 21.)
Ellos fueron atados, y cayeron; mas nosotros (los 4o) Enfermo el hombre de esa manera, ciego de
justos) ños levantamos y pusimos derechos. (Psal., entendimiento, cojo en las obras, se hace árido en
XIX, 9,) . el afecto, por cuanto se seca en él toda la sua-
474 S a n t o T o m á s de A q u i n o 15 de j u l i o 475
vidad de la devoción que pedía el Profeta di- también se perfecciona el hombre para obrar
ciendo: Como de grosura y de gordura sea relle- bien y decentemente. Pero existe como cierto
nada mi alma. (Psal., LXII, 6.) A éstos se les contacto del alma, cuando se adhiere a algunas
llama paralíticos. De ellos dice el Salmo (XXI, cosas por el amor. Cuando peca, se adhiere a
16): Secóse como un tiesto mi vigor. algunas cosas contra la luz de la razón y de la
Pero hay otros de tal modo afectados por la ' ley divina; por lo que el detrimento del brillo,
enfermedad del pecado, que no esperan el movi- proveniente de tal contacto, se llama metafórica-
miento del agua, descansando en sus pecados, mente mancha del alma.
según aquello de la Escritura: Viviendo en gran- (1^ 2 ae , q. LXXXVI, a. 1.)
de guerra de ignorancia, llaman paz a tantos y
tan grandes males. (Sap., XIV, 22.) De los tales Una cosa se dice manchada cuando padece de-
se dice: Los que se alegran cuando hacen mal, y trimento en la hermosura que debe tener; por lo
saltan de contento en cosas malísimas. (Prov., / c u a l la mancha, en ese sentido, no tiene algo
II, 14.) La razón es que no aborrecen el pecado, positivo, sino que, con respecto al daño que cau-
ni pecan por ignorancia, o debilidad, sino por sa a la belleza, se dice que produce algún efecto;
una malicia evidente. igual que una cosa colocada en el rostro quita o
Mas estos enfermos, como no pecan por mali- tapa el candor del mismo. Ahora bien, la belleza
cia, no descansaban en los pecados, antes bien del alma consiste en la semejanza que debe tener
esperaban con deseo el movimiento del agua. Por ¡ con Dios, por la claridad de la gracia recibida
eso agrega: esperando. de él. Y así como la claridad corporal del sol es
(In Joan., V.). interceptada ante nosotros por un obstáculo in-
terpuesto, así también la claridad de la gracia es
15 de julio substraída al alma por el pecado cometido, que
se interpone entre Dios y nosotros.
LA MANCHA DEL PECADO La luz de la gracia dirige la inteligencia y mue-
ve la voluntad, pero el pecado introduce un de-
I. Se dice propiamente que un cuerpo tiene ; fecto en ambas facultades: en la inteligencia, por-
mancha cuando de brillante que era se torna \ que todo pecado procede del error; en la volun-
sin brillo por el contacto con otro cuerpo, como tad, porque todo pecado está en la voluntad. Y
el vestido y el oro, la plata u otros semejantes; por consiguiente la mancha afecta a la inteli-
y por analogía puede decirse que hay mancháis gencia y a la voluntad, pero principalmente a
en las cosas espirituales. Ahora bien, el alma del • ésta.
hombre posee un doble brillo, ya por la reful-1 (4, Dist., 18, q.l.a. 2.)
gencia de la luz de la razón natural, por la que^
se rige en sus actos; ya por la de la luz divina| II. La mancha del pecado permanece en el al-
es decir, de la sabiduría y de la gracia, por la qu:" ma, después del acto de pecado, porque la man-
476 Santo Tomás,de Aquino 16 d e j u l i o 477
cha importa cierto defecto de resplandor, a causa obstáculo; pues son causas incitativas al pecado
del receso de la luz de la razón o de la ley divi- las pasiones, la tentación del diablo y otras seme-
na; y por tanto, mientras el hombre permanece jantes; las cuales causas se neutralizan por el
fuera de esa luz, queda en él la mancha del peca- auxilio de la gracia divina, que se substrae por
do; mas después que retorna a la luz de la razón el pecado, y así, siendo la misma substración de
y a la luz divina, lo cual se verifica por la gracia, la gracia cierta pena, y procedente de Dios, de aquí
entonces cesa la mancha. Pero aunque cese el acto el llamarse también pena per accidens, aun el
del pecado, por el cual el hombre se alejó de la pecado que de esto se sigue. En ese sentido habla
luz de la razón o de la ley divina, el hombre no el Apóstol al decir: Por lo cual los entregó Dios
retorna, sin embargo, inmediatamente al estado a los deseos de su corazón (Rom., I, 24), que son
en que se hallaba, sino que se requiere algún las pasiones del alma, por cuanto desamparados
movimiento de la voluntad, contrario al primer j los hombres del auxilio de la gracia divina, son
movimiento; como cuando uno, distante de otro vencidos por las pasiones. De este modo el peca-
por algún movimiento, no se aproxima a él inme- do se dice ser siempre pena del pecado precedente.
diatamente después de cesar el movimiento, sino
que es necesario que se le acerque volviendo por 2 o ) Por parte de la substancia del acto que
el movimiento contrario. produce aflicción; ya sea el acto interior, como
se ve en la misma ira y en la envidia; ya exterior,
(n 2 ae , q. LXXXI, a. 2.) como cuando algunos afrontan grave trabajo o
daño para realizar el acto pecaminoso, conforme
a aquello: Nos hemos cansado en el camino de
16 de julio la iniquidad y de la perdición. (Sap., V, 7.)
3o) Por parte del efecto, y así algún pecado se
EL PECADO PUEDE SER PENA DEL PECADO llama pena respecto del efecto consiguiente. Mas
de estos dos últimos modos un pecado no sólo
Sobre el pecado podemos hablar de dos modos: es pena de otro precedente, sino también de él
per se y per accidens. Del primer modo, el peca- . mismo.
do no puede ser de ningún modo pena del Ciertamente las penas han sido impuestas para
pecado, porque el pecado se considera per se que por ellas se reduzcan los hombres al bien de
como procedente de la voluntad, y en este con- \ la virtud. El ser algunos castigados aun por Dios,
cepto tiene razón de culpa; al paso que la pena I; al permitirles éste que caigan en otros pecados,
es de suyo contraria a la voluntad. Por lo cual;
I
se ordena al bien de la virtud, y a veces también
es evidente que el pecado, propiamente hablan- ; al bien de los mismos que pecan, cuando después
do, de ningún modo puede ser pena del pecado. ;í del pecado se levantan más humildes y más cau-
Mas per accidens el pecado puede ser pena del < : tos. Pero siempre para enmienda de los otros,
pecado de tres modos: que, al ver a algunos rodar de pecado en pecado,
I o ) Por parte de la causa, que es la remoción del. temen más el pecar. Mas en los otros dos modos es
478 Santo Tomás de Aquino 17 d e julio 479
evidente que la pena se ordena a la enmienda; el hombre con tres penas; porque la naturaleza
porque el hecho mismo de padecer el hombre humana está sometida: I o , al orden de la propia
trabajo y detrimento al pecar, naturalmente re- razón; 2 o , al orden de un hombre exterior, que
trae a los hombres del pecado. gobierna espiritual o temporalmente, política o
(1* 2 ae , q. LXXXVII, a. 2.) económicamente; 3 o , al orden universal del régi-
men divino; y cada uno de estos tres órdenes se
subvierte por el pecado, pues el que peca obra
17 de julio contra la razón, contra la ley humana y contra
la ley divina, y por ello incurre en tres penas:
EL REATO DE LA PENA ES EFECTO DEL PECADO una, por sí mismo, que es el remordimiento de
la conciencia; otra por el hombre; y la tercera,
Se dice en la epístola a los Romanos: Tribula- de parte de Dios.
ción y angustia será sobre toda alma de hombre
que obra mal. (II, 9.) Obrar mal es pecar. "Luego (1* 2 ae , q. LXXXVII, a. 1.)
el pecado lleva aneja la pena que se designa con
el nombre de tribulación y angustia.
De las cosas naturales se deriva a las cosas hu- 18 de julio
manas la ley siguiente: lo que actúa contra algo DIFERENCIA ENTRE EL PECADO VENIAL
sufre detrimento de ello. Vemos, en efecto, en Y EL PECADO-MORTAL
las cosas naturales, que un contrario reacciona
con mayor vehemencia cuando sobreviene otro I. La diferencia del pecado venial^y mortal .
contrario; de ahí que en los hombres se halle es consecuencia de la diversidad del desorden *'•*•
por inclinación natural que cada uno abata al que completa la razón de pecado; pórqtíe hay
que le contraría. Pero es evidente que cuantas dos clases de desorden: una por la' substrac-
cosas se contienen dentro de un orden, son en ción del principio del orden, y otra por. la
cierto modo una sola en orden al principio de que, aun salvo el principio de orden, hay des-
orden; así, pues, lo que contrarresta a algún •'• orden, acerca de lo posterior al principio; como
orden, es consecuente que sea deprimido por en el cuerpo del animal a veces el desconcierto de
aquel orden y por el principio del orden. la complexión llega hasta la destrucción del prin-
Por lo tanto, siendo el pecado un acto des- cipio vital, que es la muerte; pero otras, salvo el
ordenado, es manifiesto que todo el que peca , principio de la vida, hay cierto desorden en los
obra contra algún orden; y por lo tanto es humores, constitutivo de la enfermedad.
consecuente que sea abatido por el mismo orden, ^
el cual abatimiento, ciertamente, es una pena. ; II. El principio de todo orden en lo moral es
Así, pues, según los tres órdenes a que está so- 'í el fin último, que en las cosas operativas es como
metida la voluntad humana, puede ser castigado el principio indemostrable en las especulativas;
480 Santo Tomás de Aquino 18 d e julio 481
y por consiguiente, cuando el alma se desordena tiene semejanza absoluta con la muerte, ya que
por el pecado hasta apartarse del último fin, por ella el hombre se separa de Dios, y es impo-
que es Dios, a quien se une por la caridad, en-. sible el regreso a la vida de la gracia. Pues así
tonces hay pecado mortal; pero cuando el des- como en las enfermedades corporales unas son
orden no llega hasta la aversión a Dios, entonces , curables y otras no (en cuanto depende de la
hay pecado venial. Pues así como en los cuerpos naturaleza de la enfermedad) y estas últimas se
el desorden de la muerte, que se verifica por la llaman enfermedades mortales, así también los
remoción del principio de vida, es irreparable pecados, unos son mortales porque de por sí son
por naturaleza, pero el desorden de la enferme- irremisibles. Se dice que el pecado es mortal por
dad puede repararse por aquellos medios con que razón de la muerte primera; y también pecado
se salva el principio de la vida; así también suce- para la muerte, por razón de la muerte segunda.
de en las cosas que atañen al alma, puesto que,
(2, Dist. 43, q. I, a. 3.)
en las cosas especulativas, al que yerra acerca de
los principios no se le puede persuadir, perb al 19 de julio
que yerra salvando ios principios, por los mismos
principios se le puede sacar de su error. EL PECADO MORTAL OBLIGA A LA PENA ETERNA
Del mismo modo ocurre en las cosas prácticas;
el que pecando se aparta del último fin, por Irán éstos al suplicio eterno. (Matth., XXV, 46>
cuanto es de la' naturaleza del pecado, tiene una
caída irreparable, y por eso se dice que peca mor- I. Por tres razones se dice que el pecado mor-
talmente, y debe ser castigado eternamente. Mas tal obliga as la pena eterna.
el que peca sin apartarse del todo de Dios, por I o ) Por parte de aquéí contra el cual se peca,
la misma razón de pecado se desordena repara^ ; que es infinitamente grande, Dios. Por consi-
blemente, porque se salva el principio; y por tan- guiente, la ofensa contra él merece pena infinita,
to se dice que peca venialmente, es decir, porque . pues cuanto más digno es aquél contra quien se
no peca de modo que merezca pena interminable, i peca, más gravemente debe ser castigado el pe-
(n 2 ae , q. LXXII, a. 5.)/ cado.
2o) Porque parte de la voluntad del pecador.
III. El pecado mortal es, por un lado, seme-f Pues consta que quien peca mortalmente pone
jante a la muerte, y por otro, semejante a la en>> su fin en el objeto de su pecado y del placer que
fermedad. En cuanto separa de Dios, que es la| en él busca, hasta el punto de despreciar a Dios
vida, tiene semejanza de muerte, y ésta e s ¥ por-ello: Mas es evidente que quien ama suma-
muerte primera. Pero por cuanto deja una posi?; mente una cosa como fin de su voluntad, querría,
bilidad de retornar a la vida, tiene semejanza dé por lo mismo, adherirse siempre a ella. Y por lo
enfermedad, la cual conduce a la muerte de 1 tanto quien mortalmente peca, con aquel acto de
condenación, que es la muerte segunda. Ésta r la voluntad con que eligió el pecado mortal, eli-
482 Santo Tomás de Aquino 19 d e j u l i o 483
gió asimismo adherirse siempre al pecado, a no uno peca en su eterno no sólo por la continuación
ser que accidentalmente se retraiga, ya por el del acto durante toda la vida del hombre, sino
temor de la pena, ya por otra cosa parecida. Pero, porque en el hecho mismo de cifrar su fin en el
si pudiera adherirse infinitamente, se adheriría pecado, tiene voluntad de pecar eternamente. Por
siempre, y por consiguiente, quien peca eterna- lo cual dice San Gregorio que "los pecadores ha-
mente merece una pena eterna. brían querido vivir sin fin, para poder perseverar
3o) Por parte del estado del que peca mortal- sin fin en sus iniquidades". (Moral, 1. 4.)
mente, el cual es privado de la gracia por el (1* 2 ae , q. LXXXVII, a. 3 ad l um .)
pecado. Por lo cual, como sin la gracia no podría
tener lugar el perdón de la culpa, si muere en
pecado mortal, siempre permanecerá en la culpa, 20 de julio
pues ulteriormente no será ya capaz de recibir la
gracia. Al subsistir la culpa, siempre queda sujeto
LOS PECADOS ESPIRITUALES
a la pena, ya que, en caso contrario,, permanece-
ría una cosa desordenada en el universo.
Los pecados espirituales son de mayor culpa
(2, Dist., 42, q. I, a. 5.) que los pecados carnales; en lo cual no debe en-
tenderse que cualquier pecado espiritual es de
II. De que el pecado haya sido una cosa tem- mayor culpa que cualquier pecado carnal; sino
poral no se colige que sólo deba ser castigado con que, considerada esta sola diferencia de espiri-
pena temporal. Porque la pena es proporcionada tualidad y carnalidad, son más graves los espiri-
al pecado en cuanto a la acerbidad, tanto en el .-¡ tuales que los carnales en igualdad de circuns-
juicio divino cuanto en el humano. Pero, como ] tancias.
dice San Agustín (De civit. Dei, 1. -21, cap. il),¡*1 De esto pueden señalarse tres razones:
en ningún juicio se requiere qué la pena ¿guale .'[ La primera de parte del sujeto, porque los
a la culpa en duración; pues no porque el adul- ¿ pecados espirituales pertenecen al espíritu, al
terio o el homicidio se cometan en un momento, ;i cual es propio dirigirse a Dios y apartarse de
se castigan con pena momentánea, sino que unas f- él; mas los pecados carnales se consuman en el
veces con cárcel perpetua o destierro, y otras ve- ¡ deleite del apetito carnal, al cual corresponde
ees con la muerte; en la que no se considera la J principalmente dirigirse al bien corporal; y por
duración del asesinato, y sí más bien el ser per-í consiguiente el pecado carnal, como tal, tiene
petuamente arrancado de la sociedad de los vi- f más de conversión, por lo que también es de ma-
vientes; y así representa a su modo la eternidad^ yor adhesión; pero el pecado espiritual tiene más
de la pena divinamente impuesta. i de aversión, de la cual procede la razón de culpa;
Es justo, según San Gregorio (Dialog., 1, 4,| y por lo mismo, el pecado espiritual, como tal, es
c. 44), que quien pecó en su eterno contra Dios de mayor culpa.
sea castigado en lo eterno de Dios; y se dice qu" La segunda razón puede tomarse de parte de
484 Santo Tomás de Aquino 21 d e j u l i o 485
parentesco natural, o por beneficios o por cual- imputan tanto más a uno cuanto mayor sea. Y
quier otra unión, porque parece qué peca más esto puede ser por cuatro razones:
contra sí mismo, y por tanto peca más grave- 1*) Porque los mayores pueden resistir más fá-
mente, según consta en el Eclesiástico: Quien cilmente al pecado, por ejemplo, los que aventa-
para sí mismo es malo, ¿para qué otro será bue- jan a los demás en ciencia y en virtud; por lo cual
no? (Eccl, XIV, 5.) dice el Señor: El siervo que supo la voluntad de
3o) Por parte del prójimo, se peca tanto más su Señor, y no se apercibió, y no hizo conforme a
gravemente cuanto mayor sea el número de los su voluntad, será muy bien azotado. (Luc, XII,
que afecte el pecado, y por tanto el pecado que 47.)
se comete contra persona pública, por ejemplo, 2*) Por la ingratitud, porque todo bien con
contra el rey o el príncipe, que representan en su que uno se engrandece es beneficio de Dios, a
quien el hombre se hace ingrato pecando; y en
persona a toda la multitud, es más grave que el
planto a esto, cierta supremacía, aun en los bie-
pecado que se comete contra una sola persona nes temporales, agrava el pecado, conforme a
privada. Por lo que se dice especialmente: Ni aquella sentencia del libro de la Sabiduría: Los
maldecirás al príncipe de tu pueblo. (Ex., XXII, poderosos poderosamente padecerán tormento.
28.) Y del mismo modo la injuria que se hace a (Sap., VI, 7.)
alguna persona insigne, parece ser más grave 3^) Por la especial repugnancia del acto del
porque redunda en escándalo y perturbación de pecado a la grandeza de la persona, como si un
muchos. príncipe, que está constituido, en custodio de la
(I a 2 ae , q. LXXIII, a. 9.) justicia, la violara, y el sacerdote, que tiene hecho
voto de castidad, fornicara.
49) Por razón del ejemplo o escándalo, porque,
•23. de julio '=': • como dice San Gregorio: "La culpa se extiende *
• • » ' . '
vehementemente al.ejemplo, cuando el pecador
LA GRANDEZA. MORAL O SOCIAL DE LA PERSONA. es honrado por la reverencia de "su posición" 5.
QUE PECA AGRAVA EL PECADO * Pefo si Dios*castiga más a los "mayores por urí
solo y mismo pecado, no hace en esto acepción
Existen dos clases de pecados. Uno que pro- de personas, porque la superioridad de los mis-
viene de la subrepción, por debilidad de la natu- mos influye en la gravedad del pecado.
raleza humana; y tal pecado se imputa menos al (I a 2tte, q. LXXIII, a. 10.)
que es más aventajado en virtud, porque descuida
menos el reprimir semejantes pecados, a los que,
sin embargo, la debilidad humana no permite
evitar del todo. r •"
5
Otros pecados proceden de deliberación, y se In Pastorali, part. I, cap. 2.
490 Santo Tomás de Aquino 2 4 de j u l i o 491
cual todos están obligados, es decir, que nadie II. Es evidente que ninguna de estas tres pér-
debe aplicar su corazón a lo que es contra Dios, didas puede ser reparada más que por Dios.
sino que habitualmente debe referir a él toda la Porque como la belleza de la gracia proviene
vida. Acerca de este modo dice el Señor: Ama- del resplandor de la luz divina, tal hermosura
rás al Señor tu Dios, etc. (Matth., XXII, 37.) no puede ser reparada en el alma, si Dios no la
La otra es de supererogación, cuando alguno sé ilustra de nuevo; por lo cual se requiere un
une a Dios más allá del estado común a todos, don habitual que es la luz de la gracia.
lo cual se verifica apartando el corazón de las El orden de naturaleza no puede ser reparado
cosas temporales, y así se acerca más a la patria de modo que la voluntad del hombre esté some-
celestial, porque cuanto más se debilita la ambi- tida a Dios, si Dios no atrae hacia sí la voluntad
ción, tanto más crece la caridad. humana.
(In Phil., III.) Igualmente el reato de pena eterna no puede
ser perdonado sino por Dios, contra quien se
cometió la ofensa, y que es el juez de los hom-
30 de julio bres.
Por consiguiente, se requiere el auxilio de la
ES UN BENEFICIO INSIGNE SALIR DEL PECADO gracia para que el hombre salga del pecado, ya
en cuanto al don habitual, ya en cuanto a la
De ningún modo puede el hombre levantarse moción interior de Dios.
por sí mismo del pecado sin el auxilio de la Cuando se dice: Despierta tú que duermes, y
gracia. levántate de entre los muertos, y te alumbrará
Cristo (Eph., V, 14), no debe entenderse que el
I. Levantarse del pecado es ser restaurado el salir del pecado preceda totalmente a la ilumina-
hombre a lo que, pecando, perdió. El hombre, ción de la gracia; sino que, cuando el hombre
pecando, sufre tre.s clases de daño, a saber: la se. esfuerza por salir del pecado, mediante el libre
mancha, la corrupción del bierf natural y el albedrío movido por Dios, recibe la luz de la
reato de pena. Incurre en la mancha, en cuanto gracia santificante.
es privado del brillo, de la gracia por la defor- La razón natural no es principio suficiente de
midad del pecado; el bien de naturaleza se co- esta curación que se realiza en el hombre por. la
rrompe en cuanto que se desordena la naturaleza gracia santificante, sino que el principio de ésta
del hombre, al cesar la ¿voluntad de éste de se- es la gracia que se quita por el pecado. Y por lo
guir sometida a Dios; pues la subversión de este tanto no puede el hombre redimirse por sí mis-
orden lleva consigo ese desorden 4e. toda la na- mo, sino que necesita se le infunda de nuevo
turaleza del hombre pecador. El reato de pena ; la luz de la gracia, como si a un cuerpo muerto
consiste en que el hombre, al pecar mortalmente, ;í se le infundiera de nuevo el alma para resuci-
merece la condenación eterna. tarlo. No puede por sí misma restaurarse ni aun
504 Sa n to T o más de Aquino 31 d e j u l i o 505
al bien que le es connatural, y mucho menos parada por la gracia santificante puede evitar
al bien sobrenatural de la justicia. cada uno de los pecados mortales durante algún
(I a 2 ae , q. CIX, a. VII.) tiempo, porque no es necesario que peque conti-
nuamente en acto; pero no puede ser que per-
manezca durante mucho tiempo sin pecado mor-
31 de julio tal, por lo cual dice San Gregorio: "el pecado
que no es borrado prontamente por la penitencia,
NECESIDAD DE TENER EL CORAZÓN AFIRMADO EN atrae a otro por su propio peso".
DIOS POR LA GRACIA HABITUAL O SANTIFICANTE Porque así como el apetito inferior debe estar
PARA EVITAR LOS PECADOS sometido a la razón, igualmente ésta debe some-
terse a Dios y poner en él el fin de su voluntad,
I. En el estado de naturaleza corrompida ne- Y pues es necesario que todos los actos huma-
cesita el hombre de la gracia habitual que cura / nos sean regulados por el fin, como por el dic-
la naturaleza para abstenerse totalmente del pe- tamen de la razón los movimientos del apetito
cado. inferior, infiérese de aquí que, no estando la ra-
Esa curación se verifica primero en la vida pre- zón del hombre totalmente sujeta a Dios, es
sente en cuanto al espíritu, aun antes que f el ape- lógico que ocurran muchos desórdenes en. los
tito carnal esté todavía reparado totalmente.. Por . mismos actos de la razón; porque como el hom-
eso el Apóstol en persona dice del hombre' re-.•? bre no tiene afirmado.su corazón en Dios, de
parado: Yo mismo con el espíritu sirvo a la ley modo que no quiera^separarse de él por conse-
de Dios; y con la carne a la ley del pecado (Rom., i guir algún bien o por evitar algún mal, ocurren
.VII, 25.) muchas-cosas. Para conseguir.o evitar éstas, el
,».- En ese estado puede el hombre abstenerse de hombre se aparta *de .Dios despreciando sus pre-
todo pecado mortal, que consiste en la razón, C ceptos, y así peca mortalmente; sobre todo por-
mas. no de todo pecado venial, a causa de la co- ; que "en las cosas repentinas el hombre obra
rrupción del apetito inferior de la sensualidad, •! según un fin preconcebido y conforme con el
cuyos movimientos pueden reprimirse uno a uno | hábito preexistente" 8, si bien es cierto que por
por la razón, y de esto proviene que tengan razón f la premeditación de su razón el hombre puede
de pecado y de voluntario; aunque no todoSj , obrar algo fuera del fin preconcebido y de la
pues cuando se esfuerza por resistir a uno, tal | inclinación del hábito.
vez surja otro, y también porque la razón n o / Mas como el hombre no puede insistir siempre
puede estar siempre alerta para evitar estos tao•{ en tal premeditación, no puede suceder que per-
vimientos. manezca mucho tiempo sin obrar según la con-
veniencia de su voluntad desordenada con res-
II. Del mismo modo, antes que la razón delr
hombre, en la que está el pecado mortal, sea re?; 8 Aristóteles, Ethic, 1. 3, c. 8.
506 S a n t o T o m á s de Aquino l1? d e a g o s t o 507
pecto a Dios, si la gracia no lo devuelve pronto San Isidoro agrega: "Cometer un pecado grave
al orden debido. es la muerte del alma, pero desesperar es preci-
(I a 2 ae , q. CIX, a. 8.) pitarse en el infierno" 9.
II. De dos maneras alguien puede desesperar
de obtener la bienaventuranza: una, porque no la
1? de agosto considera un bien arduo, y otra, porque no cree
en la posibilidad de que sea alacanzada, ya por
CARENCIA DE ESPERANZA sí, ya por otro. Mas a no considerar los bienes
espirituales como bienes, o a desconocerles un
I. La infidelidad proviene de que el hombre gran mérito, somos guiados porque nuestros afec-
no cree en la misma verdad de Dios; el odio a tos están inficionados por el amor a los deleites
Dios proviene de que la voluntad del hombre es corporales, entre los que los más principales son
contraria a la misma bondad divina; mas la des- / los deleites carnales; puesto que del afecto a
esperación proviene de que el hombre no espera tales deleites procede que el hombre se hastíe de
participar de la bondad de Dios. De donde se i los bienes espirituales y no los espere como cier-
deduce que la infidelidad y el odio a Dios son tos bienes difíciles, y según esto la desesperación
contrarios a Dios en cuanto es en sí mismo; pero es causada por la lujuria.
la. desesperación lo es por cuanto su bondad es Pero a que uno no'estime posible .-alcanzar,
participada por nosotros. Por consiguiente es ma- por sí o por otro, el bien arduo es conducido
yor pecado, absolutamente hablando, no creer por el excesivo abatimiento, que cuando domina
la verdad de. Dios o tener odio a Dios, que no en el afecto del hombre le infunde la creencia
esperar .conseguir de él la gloria. de que él nunca puede elevarse a un bien cual-
Pero si se compara la desesperación con los quiera. Y como la pereza es cierta tristeza que
otros dos pecados con relación a nosotros, es más deprime el alma, por este motivo la desesperación
peligrosa la'desesperación, porque por ella nos es hija de la pereza.
apartamos de las malas obras, y nos dirigimos a,i Parece cierto que la esperanza procede de la
proseguir las buenas; por lo cual, desapareciendo i consideración de los beneficios divinos, y princi-
la esperanza, los hombres se entregan desenfre- ¡
palmente de la consideración de la Encarnación.
nadamente a los vicios, y se retraen de las buenas
Pero también la negligencia en considerar los
obras. Por eso, sobre aquello de los Proverbios
beneficios divinos proviene de la pereza; porque
(XXIV, 10): Si perdieres la esperanza desmayan- i
do en el día de la angustia, tu fortaleza será men-': el hombre afectado de alguna pasión piensa prin-
guada, dice la Glosa: "Nada es más execrable que i cipalmente en las cosas que se refieren a esa
la desesperación; el que cae en ella pierde la cons? í pasión. Por consiguiente, el hombre agobiado por
tancia en los sufrimientos generales de esta vida,| la tristeza no piensa fácilmente en cosas grandes
y, lo que es peor, en los combates de la fe." % 9
De summo bono, lib. II, cap. 14.
508 Santo Tomás de Aquino
2 de a g o s t o 509
y agradables, sino sólo en las tristes; a no ser que
con gran esfuerzo se aparte de las cosas tristes. los buenos se aman a sí mismos en cuanto al
(2a 2 ae , q. XX, a. 3 y 4..) hombre interior, puesto que quieren conservarlo
en toda su integridad, y le desean bienes, que
son los bienes espirituales; dedican su actividad
2 de agosto a conseguirlos y con gusto vuelven a su propio
corazón, porque en él encuentran buenos pensa-
mientos para el presente, el recuerdo de las bue-
AMOR DESORDENADO DE SÍ MISMO
nas acciones pasadas y la esperanza de las futuras,
por las cuales se produce la deleitación. Igual-
Aquél que ama la iniquidad, aborrece su alma. mente no toleran en sí mismos la disensión de
(Psal., X, 6.)
la voluntad, porque toda su alma tiende hacia
un mismo fin.
I, Se dice que el hombre es alguna cosa según
su principalidad; mas lo principal en el hombre
es el espíritu racional; lo secundario es la natu- III. Por el contrario, los malos no quieren
raleza sensitiva y corporal. A lo primero llama conservarse en la integridad del hombre interior,
el Apóstol hombre interior; a lo segundo, exte- ni apetecen los bienes espirituales, ni trabajan
rior. (II Cor., 4). Los hombres buenos creen que con ese fin, ni les agrada vivir con él volviendo
lo principal en ellos es la naturaleza racional, o a su corazón, porque allí encuentran males tanto
sea el hombre interior, por lo que piensan, se- presentes como pasados y futuros, que aborrecen;
gún esto, ser lo que son; al paso que los malos ni aun concuerdan con él porque su conciencia
consideran como principal en ellos la naturaleza lea remuerde, según aquello del Salmo (XLIX,
sensitiva y corporal, esto" es," el hombre exterior; 21):. Te argüiré, y te pondré delante, de tu cara.
por Ip cuál como no se conocen rectamente a sí De la misma manera puede probarse que los
..*• íñísmos,- rio sé aman verdaderamente; sino que malos se aman a sí mismos según la corrupción
a m á n % que ellos opinan ser ellos mismos. del hombre exterior; pero no es así como los
buenos se aman a sí mismos.
IL Pero los buenos, conociéndose verdadera^ ; Así, pues, el amor de sí mismo, que es el prin-
mente a sí mismos, se aman también verdade- ;; cipio del pecado, es el que es propio de los malos
ramente. Y esto se prueba por cinco cosas, que- i y llega hasta el desprecio de Dios; porque los
son propias de la amistad. malos desean los bienes exteriores hasta el punto
de despreciar los espirituales.
19) Todo amigo quiere ante todo que su amigo
exista y viva; 2o) quiere bienes para él; 3o) eje-1 (2a 2 ae , q. XXV, a. .7.)
cuta cosas buenas para él; 4o) vive con él agra-
dablemente; 5o) concuerda con él, compartiendo i
por igual sus penas y sus alegrías. Según esto, \
510 Santo Tomás de A q u i n o 3 de a gos to 511
bien, como cuando se refiere a lo que es bien Porque se llama pecado mortal el que quita la
espiritual e interno, que no puede ser malo sino vida espiritual, que es efecto de la caridad, se-
aparentemente, en cuanto se opone a los deseos gún la cual Dios habita en nosotros; y por con-
carnales. Mas también es mala la tristeza, acerca siguiente es por su género pecado mortal aquel
del mal verdadero, por sus efectos, si de tal modo - que según su propia naturaleza contraría la ca-
apesadumbra al hombre que le retraiga total- ridad. Tal es la pereza; porque efecto propio
mente de una acción buena. Y por consiguiente de la caridad es el gozo de Dios, mas la pereza es
la pereza, esto es, la tristeza del bien espiritual, la tristeza del bien espiritual en cuanto es bien
es pecado. divino.
El ataque de la pereza ha de ser superado Pero si el movimiento de la pereza se da úni-
resistiendo; es decir, por el continuo pensar, pues camente en la sensualidad a causa de la repug-
cuanto más pensamos sobre los bienes espiritua- nancia de la carne contra el espíritu, entonces
les, tanto más agradables se nos hacen; y por^esto / es pecado venial; pero si llega hasta la razón, que
cesa la pereza. consiente en la huida y en el horror y detesta-
2o) La pereza es vicio especial, no en cuanto ción del bien divino, entonces es pecado mortal.
se retrae del bien espiritual en general, pues todo (2* 2 ae , q. XXXV, a. 1, 2, 3.)
vicio se aparta del bien espiritual de la virtud
opuesta; ni tampoco en cuanto rehuye el bien
espiritual por ser trabajoso o molesto al cuerpo 5 de agosto
e impeditivo.de su deleite, sino en cuanto se en-
tristece del bien divino. Porque todos los bienes LA IMPRUDENCIA
espirituales, que existen en los actos de cada una
de las virtudes,-se ordenan a un solo.bien .espi- Hay tesoro apetecible, y aceite en la morada del
ritual, que es el bien divino, objeto de una virtud justo; mas el hombre imprudente lo'disipará.
especial, que es la caridad. Por lo cual a toda vir- . (Prov:, XXI, 20.)' ' '
tud corresponde alegrarse del propio bien espi-
ritual que consiste en el propio acto; "pero a la * I. El tesoro espiritual de la gracia no se quita
caridad pertenece especialmente aquel gozo espi- sino por-el pecado, mas se quita por la impru-
ritual por el que uno se regocija del bien divino. dencia; luego la imprudencia es pecado.
Del mismo modo la tristeza del bien espiritual, Se llama imprudencia que comete alguno
que existe en los actos de% cada una de las virtu- cuando carece de la prudencia que naturalmente
des, no pertenece a un vicio especial, sino a.todos debe tener, y según esto la imprudencia es pecado
los vicios; al paso que entristrécerse del bien di- por razón de la negligencia, por la que uno no
vino, del que goza la caridad, pertenece al vicio pone empeño en adquirir la prudencia. También
especial llamado pereza. se dice que hay imprudencia cuando la razón se
3o) La pereza es pecado mortal.. mueve u obra de un modo contrario a la pru-
514 Santo Tomás de A q u i n o
5 de a g o s t o 515
dencia; por consiguiente si esto tiene lugar por
el apartamiento de las reglas divinas, es pecado se ordenan a dirigir los tres actos mencionados de
mortal; por ejemplo, si alguno, como desprecian- la razón, todos los defectos opuestos se reducen
do y rechazando las advertencias divinas, obra a las cuatro partes indicadas, como la falta de
precipitadamente; pero, si obra fuera de ellas sin precaución y de circunspección se incluyen en la
desprecio ni detrimento de lo necesario para la inconsideración; pero el que uno obre en contra
salvación, entonces es pecado venial. de la docilidad, de la memoria o de la razón, per-
tenece a la precipitación, como la imprevisión y
II. La imprudencia es un pecado general por defecto de inteligencia y de habilidad pertenecen
participación; porque así como la prudencia es a la negligencia e inconstancia.
participada en cierto modo por todas las virtu- (2? 2 ae , q. L i l i , a. 1 y 2.)
des, en cuanto es directiva de ellas, así también la
imprudencia lo es por todos los vicios y pecados;
porque ningún pecado puede tener lugar-si no 6 de agosto
existe defecto en algún acto de la razón directi-
va, lo cual pertenece a la imprudencia. TRANSFIGURACIÓN DE CRISTO
También es un pecado general la imprudencia
si contiene bajo sí diversas especies, y esto de tres Habiendo preanunciado su 'Pasión a sus discí-
modos: pulos, el Señor los había inducido a que le si-
I o ) Por oposición a las diversas partes subje- guieran en el camino del sufrimiento. Para que
tivas de la prudencia; porque así como la pru- uno avance directamente en un camino, es nece-
dencia se distingue en monástica, que es direc- sario que de alguna manera conozca el fin; <\el
tiva de uno solo, y en otras especies, que son . mismo modo qué el arquero no disparará recta-
directivas de la multitud, así también la im- mente la flecha si no mira primero el blanco,
prudencia. • a que la dirige. Por. eso dijo Santo Xomás: Señor,
no sabemos adonde. vas; pues ¿cómo podemos
29)', Según las partes como potenciales de la saber el camino? (Joan., XIV, 5.) Y esto es -ne-
prudencia,' que son las virtudes adjuntas .y se cesario principalmente, cuando la senda es difícil
consideran según los diversos actos de la razón, /' y áspera, el camino laborioso, y# el fin agradable-
y He*este.ihodo, en cuanto al defecto de consejo,; Mas Cristo por su Pasión llegó a obtener no
es precipitación p temeridad; en. cuanto al de-, sólo la gloria del alma, que tuvo desde el prin-
fecto de juicio, es inconsideración; en cuanto aL cipio de su concepción, sino también la del cuer-
mismo precepto, que es el acto.propio de la pru-,1 po, según aquello de San Lucas: ¿Pues qué, no
dencia, es inconstancia y negligencia. fué menester que el Cristo padeciese estas cosas,
3o) Por oposición a las cosas que se requieren 1 J que asi entrase en su gloria? (XXIV, 26). A ella
para la prudencia, que son- como partes inte--" conduce también a los que siguen las huellas de
grantes de esta virtud. Mas porque todas aquéllas. s
u Pasión, conforme con estas palabras: Por mu-
516 Santo Tomás de Aquino 6 de a g o s t o 517
chas tribulaciones nos es necesario entrar en el único bien del hombre es entrar en el gozo de su
reino de Dios. (Act, XIV, 21.) Señor.
Y por esto fué conveniente que manifestase a
sus discípulos la gloria de su claridad, que es lo (De Humanit. Christi.)
mismo que transfigurarse, pues en esta claridad
transfigurará a los suyos, como dice el. Apóstol:
Reformará nuestro cuerpo abatido, para hacerlo 7 de agosto
conforme a su cuerpo glorioso. (Phil., III, 21.) LA PRECIPITACIÓN
De lo cual dice San Beda: "En su piadosa previ-
sión les permitió gozar un tiempo muy corto ¡ Se dice en los Proverbios: El camino de los
la contemplación de la alegría, que dura siempre, ; impíos es tenebroso; no saben dónde caerán
para hacerles sobrellevar con mayor fortaleza la ; i (IV, 19). Los caminos tenebrosos de la impiedad
adversidad" n . • /pertenecen a-la imprudencia, luego el caer o
(3*, q. XLV,*fl. I.),;? precipitarse corresponde a la imprudencia.
La precipitación en los actos del alma se dice
Y los lleva aparte a un monte alto. (Matth.,> metafóricamente, según la semejanza tomada del
XVII, 1.) En esto nos enseña que todos los que, movimiento corporal, y se dice precipitación, se-
desean contemplar a Dios no deben dejarse llevar" gún el movimiento corporal, lo que proviene de
de los bajos deleites, sino que, por el amor de, arriba abajo según cierta impetuosidad del pro- .
las cosas de arriba, deben elevarse siempre a la pío movimiento o de alguno que empuja, no por
• ... ^celestiales, y con ello muestra a sus discípulos que descenso ordenado y gradual.
^¿.^/rfo f tíay rque buscar la gloria de la claridad divin . Lo más. elevado del' alma es la razón misma;
••':'. ' en los bajos fondos de este siglo, sino en el rein lo ínfimo es la acción ejecutada por el cuerpo,
de la bienaventuranza celestial. Somos conduce y los grados intermedios, por los cuales es me-
," .dos. aparte, porque los santos están separados' d nester descender ordenadamente; son la memo-
'•'?, ^v-*lo S majos con toda sü alma y cOn las- tendencia ria de lo pasado, la inteligencia de lo presente,
de su fe, pero después estarán .separados total. la- solercia en la consideración de los futuros
* mente. acontecimientos, el raciocinio, que compara una
Señor, bueno es que nos estemos aquí. (Ibm cosa con otra, la docilidad, por la que uno se
4.) Si San Pedro, al ver la humanidad glorificad;. conforma con el parecer de los mayores; grados
quiso no separarse nunca de esta visión, ¿q; por los cuales efectivamente desciende uno orde-
pensar de los que merecieron ver su divin ida. nadamente aconsejándose con rectitud. Mas, si
Se dice que no sabía lo que decía por el estítp uno es llevado a obrar por el ímpetu de la vo-
de la fragilidad humana. Pero sabía bien que^ luntad o de la pasión, dejando a un lado estos
grados, habrá precipitación. Así, pues, como el
i l Super Marc, c. 77. desorden del consejo pertenece a la imprudencia,
518 Santo Tomás de Aquino 8 de agosto 519
es evidente que el'vicio de la precipitación se obras buenas que alguien debe practicar; no por-
contiene bajo la imprudencia. que las mismas sean buenas cuando se hacen ne-
Se llaman temerarias las acciones que no son gligentemente, sino porque a causa de la negli-
regidas por la razón, lo cual puede ocurrir de dos gencia se produce en ellas el defecto de bondad,
modos: I o , por ímpetu de la voluntad o de la ya se omita totalmente el acto debido por falta de
pasión; 2 o , por desprecio de la regla que dirige, solicitud, ya también alguna circunstancia debida
y esto es propiamente la temeridad, por lo que del acto.
parece provenir esa raíz de la soberbia, que 2o) La negligencia se opone a la prudencia.
rehuye someterse a la dirección ajena. Pero la La negligencia se opone directamente a la so-
precipitación se refiere a ambas. licitud, mas la solicitud pertenece a la razón; y
(2* 2 ae , q. Lili, o. 3.) su rectitud, a la prudencia. Luego la negligencia
, pertenece a la imprudencia por oposición. La
• negligencia no es lo mismo que pereza o indo-
8 de agosto lencia, que pertenece a la acidia, pues la negli-
gencia consiste en el defecto del acto interior, al
LA NEGLIGENCIA que también pertenece la elección; mas la pereza
y el entorpecimiento más bien corresponden a la
I o ) La negligencia es pecado. ejecución, de tal modo, sin embargo, que la pu-
La negligencia implica falta de la debida soli- reza implica tardanza en ejecutar, y la indolencia
citud; y todo defecto del acto' debido tiene razón cierta remisión en la misma ejecución.
de pecado; luego, la negligencia tiene razón de Se dice en el Eclesiastés: El que teme a Dios,
pecado; y como la solicitud es acto de virtud nada desprecia (VII, 19), pues el.temor de Dios
especial,; necesariamente la negligencia es pecado conduce a evitar todo pecado, como se lee en
especial. los Proverbios: Por el temor de Dios todos se
En todo pecado necesariarriente debe haber de- desvian 'del mal. (Prov., XV, 27.) Por esto, el
1
fec£cí-"acerca de un acto de la razón, como el * "temor hace evitar la negligencia, no porque la
^defecto del consejo y otros semejantes; por lo negligencia se oponga directamente al temor, sino
cual, así como la precipitación. es un pecado es- ; en cuanto el temor excita al hombre a los actos
pecial a causa del acto especial de la razón, del - de la razón. Por lo cual se ha dicho que el temor
que se prescinde, esto es, el consejo, aunque pueda incita a tomar consejo.
hallarse en cualquier género de pecados, así la • 3o) La negligencia puede ser pecado mortal.
negligencia es pecado especial por el defecto del j Esto se deduce de estas palabras: Quien menos-
acto especial de la razón, que es la solicitud, aun { precia su camino, incurrirá en la muerte. {Prov.,
cuando se halle de algún modo en todos los-; XIX, 16.)
pecados. ''•! La negligencia proviene de cierto relajamiento
Son propiamente materia de la negligencia lasí de la voluntad, por el cual ocurre que la razón
520 SantoTomásde Aquino 9 de agosto 521
no es inducida a mandar lo que debe. Si lo que saldrá precipitado. (Eccles., XXX, 8.) También la
se omite por negligencia es de necesidad para la concupiscencia adquiere mayor energía si se le da
salvación, será pecado mortal. De otro modo pue- satisfacción. Por eso dice San Agustín: "Cuando
de también ser pecado mortal por parte de la se sirve al capricho, degenera en costumbre; y
causa; si la voluntad es tan remisa en las cosas de . cuando no se resiste a la costumbre, hácese ne-
Dios que carezca totalmente de la caridad de cesidad" 12.
Dios, tal negligencia es pecado mortal, principal- Tercero, en cuanto al remedio que a ambos se
mente cuando la negligencia es efecto del des- aplica; puesto que el niño se enmienda porque
precio. En cambio, si la negligencia consiste en 5 se lo cohibe. Y así se dice en los Proverbios: No
la omisión de algún acto o circunstancia que no escasees al muchacho la corrección; ... tú le
son necesarios para la salvación, y esto no se hace sacudirás con vara, y librarás su alma del infierno.
por desprecio, sino por falta de fervor, entonces , (XXIII, 13, 14.) Del mismo modo, cuando se
f
no es mortal sino venial. resiste a la concupiscencia, concluye por redu-
(2» 2 ae , q. LIV, a. "1-3.) cirse a los límites de la honestidad; y esto es lo
que dice San Agustín: "cuando el espíritu está
unido de una manera fija y permanente a las
9 de agosta cosas espirituales, la impetuosidad de la costum-
bre, es decir, de la concupiscencia carnal, se
LA INTEMPERANCIA destruye y apaga después de haber sido paulati-
namente reprimida, porque era mayor cuando la
19) La intemperancia es pecado pueril. seguíamos, y si no la anulamos, por lo menos
Porque la intemperancia es un pecado de con- disminuye cuando la refrenamos" 13. Y el Filósofo
cupiscencia superflua que se asemeja, a un nifío'-H; opinaba al respecto: "Así como es preciso que el
en tres «osas: •- . „¿ niño viva con arreglo a las órdenes del.pedagogo,
Primero, en cuanto á lo que ambos apetecen;?,; también lo es que lo concupiscible se conforme
pues del mismo modo que el niñó, ; la concupis-1;¡ con la razón" 14 - .
o
cencía apetece algo torpe. > 2 ) La intemperancia es pecado en gran ma-
La razón de esto es que en las cosas humanas'- nera reprensible, por dos motivos:
10 bello se considera según que algo esté órele-? 19) Porque repugna en alto grado a la digni-
nado conforme a la razón. Pero el niño no atien-t dad del hombre, por cuanto se refiere a los de-
de al orden de la razón, y de la misma manera la; leites que son comunes a nosotros y a los brutos.
concupiscencia no escucha á aquélla. .'% Por lo cual se lee en el Salmo (XLVIII, 21): El
Segundo, en cuanto al resultado; pues el niño, hombre, cuando estaba en honor, no lo entendió;
crece en la propia voluntad, si se condesciende 12 Confess., lib. VIII, cap. 5.
con ella; por lo cual se dice en el Eclesiástico: El. 13 Musicae, lib. VII, cap. 2.
caballo no domado sale duro, y el hijo dejad^ 1* Ethic, lib. III, cap. último.
522 Santo Tomás de Aquino 10 d e a g o s t o 523
ha sido comparado a las bestias insensatas, y se ha causa del fin, y este acto es impedido también
hecho semejante a ellas. por la concupiscencia de la lujuria. Por eso dice
2o) Porque repugna en alto grado a su nobleza Terencio, hablando del amor voluptuoso: "Ésta
y hermosura, por cuanto en los deleites a que se es una cosa que no tiene consejo ni medida, y
refiere la intemperancia se ve brillar menos la no puedes regirla por el consejo" 15; a esto se
luz de la razón, a la cual la virtud presta todo su alude con la palabra precipitación, que importa
esplendor y hermosura; de ahí que tales deleites substracción de consejo.
se llamen señaladamente serviles. 3o) El juicio sobre lo que se debe hacer, y éste
(2 a 2 ae , q. CXLII, a. 2, 4.) también es impedido por la lujuria, pues se dice
en Daniel acerca de los ancianos lujuriosos: Per-
dieron el juicio ... para no acordarse de los jui-
10 de agosto , cios justos (XIII, 9); y a esto pertenece la incon-
sideración.
LAS HIJAS DE LA LUJURIA 4o) El precepto de la razón sobre lo que se
debe hacer, el cual también es obstruido por la
Llámame hijas de la lujuria la ceguera de la lujuria, en cuanto el hombre, por el ímpetu de la
mente, la inconsideración, la precipitación, la in- concupiscencia, se desvía de ejecutar lo que había
constancia, el amor propio, el odio a Dios, él determinado hacer, lo cual se ha llamado incons-
amor al siglo presente y el horror del futuro. tancia; por tal razón Terencio dice de cierto su-
Cuando las potencias inferiores son arrastradas jeto que prometía que se iba a retirar de su
vehementemente a. sus• objetos,, resulta que. las amiga: "Estas palabras las extinguirá una falsa
fuerzas superiores Sbnrobstruídás y desordenadas "lagñm'ifla"'i'6. V '"',•''•' •''.
en sus actos; y pues por el vicio de la lujuria el Mas por parte dé' la voluntad se cometen dos
apetito inferior concupiscible tiende vehemente- actos desordenados, uno de los cuales es el apetito
mente a su objeto, .que es ló deleitable ^ causa de j • del fin, por lo que se pone amor propio, es decir,
la vehemencia d e ' l a pasión y del deleite; es í . p.ór la delectación que' se apetece desordenada-
lógico que por la lujuria se desordeñen las fuer- i mente, y por oposición se pone el odio a Dios,
zas superiores, la razón y la voluntad. puesto que prohibe el deleite apetecido.
En la práctica se distinguen cuatro actos de la ;; El otro es el apetito de las cosas que conducen
razón: al fin; y en cuanto a esto se pone el afecto del
I o ) La simple inteligencia que ve un fin como;, siglo presente, en el que alguno quiere gozar del
bueno, y este acto es impedido por la lujuria, se--; deleite; a éste se le opone la desesperación de la
gún aquello: La hermosura te engañó, y la con- vida futura, pues embargado con exceso por los
cupiscencia trastornó tu corazón (Dan., XIIIf,;
56); y por esto se pone la ceguedad de la mente.i 15
Eunuch., act. I, scen. 1.
2 o ) El consejo sobre lo que se debe hacer a| 16
Lugar citado.
524 Santo Tomás de Aquino 11 d e a g o s t o 525
deleites carnales, no se cuida de llegar a los espi- que la guarda (CXXVI, 1). Y el Señor dice en
rituales, antes bien le fastidian. San Mateo: Esta casta (de demonios) <no se lanza
(29 2 ae , q. C U I I , a. 5.). sino por oración y ayuno (XVII, 20). Si dos pe-
learen y quisieres ayudar a uno, mas no al otro,
sería necesario ayudar al primero, y negar auxilio
11 de agosto al segundo. Ahora bien, existe una guerra con-
tinua entre el espíritu y la carne; si quieres que
MODO DE VENCER LA LUJURIA venza el espíritu, es necesario que le prestes ayu-
da, y esto se hace por la oración; mas es menester
Conviene saber que para evitar este pecado dé que se la niegues a la carne, y esto se hace con
lujuria se requiere mucho esfuerzo, ya que es el ayuno; pues la carne se debilita con él.
un vicio interno; y es más difícil vencer u n ene- 49) Insistiendo en ocupaciones lícitas. Muchos
migo que es nuestro huésped. Sin embargo, se vicios enseñó la ociosidad. (Eccli., XXXIII, 29.)
vence de cuatro maneras: En Ezequiel se dice: Ésta fué la maldad de So*-
19) Huyendo de las ocasiones exteriores, por doma... la soberbia, la hartura de pan, y la
ejemplo, evitando las malas compañías y todos abundancia, y la ociosidad de ella (XVI, 49).
los incentivos que ocasionalmente llevan a este Y San Jerónimo dice: "Haz siempre algo bueno,
pecado: No pongas los ojos en la doncella, por para que el demonio te encuentre ocupado. Entre
que no tropieces en su belleza... No derrames todas las ocupaciones la mejor es el estudio de
la vista por las calles de la ciudad, ni andes va- ..i las Escrituras." En otro lugar dice el mismo es-
gando por sus plazas. Aparta tus ojos de la mujer i critor: "Ama los estudios de las Escrituras, ; y no
••: .h^'.iit'üviada; ^ no mires curiosa la he.rrrsosura ajena..; amarás los vicios de la carne," .
VPor la. hermosura de-'la mujer se perdieron mu- l
chós; y de aquí la concupiscencia se enciende \ (In Decalog., c. XXX.)
como fuego. (Eccli., IX, 5-9.) ¿Por ventura, puede,,
el hombre esconder el fuego en su seno, de ma- { >
12 de agosto
ñera que sus vestidos no ardan? (Prov., VI, 27.) 5
Por eso le fué ordenado a Lot que huyera de toda í
LA SOBERBIA
la región cercana a Sodoma. (Gen., XIX, 17.)
29) No dando entrada a los malos pensamien- \ El pecado de soberbia puede considerarse de
tos, porque son ocasión de excitación para la con-) dos maneras:
cupiscencia, y esto se obtiene por la mortifica-]? 19) Según su propia especie, la que posee por
ción: Castigo mi cuerpo y lo pongo en servidum-A razón de su objeto particular, y de este modo
bre. (I Cor., IX, 27.) la soberbia es pecado especial, porque tiene ob-
39) Insistiendo en la oración, porque si el jeto especial, ya que es el apetito desordenado
Señor no guardare la ciudad, inútilmente vela ¿% de la propia excelencia, el cual no está de acuer-
526 Santo Tomás de Aquino 13 d e agosto 527
do con la recta razón. Y en efecto, la razón es la hombres no se hacen reprobos por los pecados
que ordena las cosas que el hombre apetece na- veniales; luego la soberbia es pecado mortal.
turalmente, y de este modo, si alguno se aparta La soberbia se opone a la humildad, y ésta
más o menos de la regla de la razón, tal apetito se refiere propiamente a la sumisión del hombre
será vicioso, como se ve en el apetito de la co- a Dios; y así, por el contrario, la soberbia consiste
mida que naturalmente se desea. Mas la soberbia propiamente en la falta de esta sujeción, esto es,
apetece la excelencia excediéndose de lo que dicta en el engreimiento sobre lo que a uno le está
la recta razón. prefijado de acuerdo a la regla o medida divina:
2^) Según cierta redundancia en otros pecados, Nosotros, pues, no nos gloriaremos fuera de me-
y en este sentido tiene cierta generalidad, puesto dida, sino según la medida de la regla con que
Dios nos ha medido (II Cor., X, 13.) Y por eso
que de la soberbia pueden originarse todos los
se dice en el Eclesiástico: El principio de la so-
pecados de dos modos:
j berbia del hombre es\ apostatar de Dios (X, 14),
I o ) De por sí, esto es, en cuanto los demás pe- porque se considera la raíz de la soberbia el hecho
cados se ordenan al fin de la soberbia, que es la de que el hombre no se someta igualmente ni a
propia excelencia a la que puede ordenarse todo Dios ni a su regla. Pero es evidente que el solo
lo que el hombre apetece desordenadamente. ¡ hecho de no someterse a Dios tiene razón de pe-
2o) Indirectamente y como per accidens, es cado mortal, pues es apartarse de Dios. Luego la
decir, separando el obstáculo, en cuanto el hom- ,? soberbia es pecado mortal. Mas ocurre que algu-
bre desprecia por la soberbia la ley divina, por la nos movimientos de la soberbia son pecados ve-
que se le prohibe pecar, según aquello: Que- ] niales, cuando la razón no.consiente en ellos.
brasste mi yugo, rompiste mis ataduras, y dijiste: 2o) La soberbia es pecado gravísimo.
No serviré. (Jer., II, 20.) Dos cosas se consideran en el pecado: la conver-
(2* 2 ae , q. CLXII, a. 2.)' sión a un bien mudable, que es lo material en el
peqado; y # la aversión del bien inmutable, que es
la formal y completiva razón del pecado. Por.
13 de agosto partcde la conversión Ja ; soberbia no e§¡, el mayor , *
de los pecados; porque la elevación* que'apetece* *r*
t desordenadamente el soberbio, no tiene, según
GRAVEDAD DE LA SOBERBIA f,
su razón, la mayor repugnancia al bien de la
virtud. ^ "
I o ) La soberbia es pecado mortal.
Dice San Gregorio que "la soberbia es sen Pero por parte de la aversión la soberbia tiene
evidentísima de los reprobos, y, por el contraríoj, 'a mayor gravedad, puesto que en los otros pe-
la humildad lo es de los elegidos" i?. Mas lp' cados el hombre se aparta de Dios, ya por igno-
rancia, ya por debilidad, ya por el deseo de al-
17 Moral., lib. XXIV, cap. 18. gún otro bien; y en efecto, la soberbia tiene aver-
528 Santo Tomás de Aquino 14 d e agosto 529
sión a Dios, por lo mismo que no quiere some- tido de que entraña cierta inclinación a este des-
terse a él ni a su regla. Por eso dice Boecio que precio, por corrupción de la naturaleza; y por
"huyendo todos los vicios de Dios, sólo la sober- eso dicen que es principio de todo pecado. Di->
bia se opone a Dios". De ahí que se diga especial- fiere, empero, de la codicia, porque ésta mira
mente: Dios resiste a los soberbios. (Jac, IV, 6.) al pecado por parte de la conversión al bien
Por lo tanto, apartarse de Dios y de sus precep- conmutable, por el que el pecado en cierto modo
tos, que es como la consecuencia en los demás se nutre y fomenta, y así la codicia se llama raíz;
pecados, corresponde de por sí a la soberbia, cuyo pero la soberbia mira al pecado por parte de la
acto es el desprecio de Dios. Y puesto que lo aversión de Dios, a cuyos preceptos el hombre
que es de por sí siempre lo es en mayor grado rehusa someterse; y por eso se llama principio,
que lo que es por otro, sigúese que la soberbia ' pues de parte de la aversión comienza la razón
es el más grave de los pecados según su género, í del mal.
porque excede en la aversión que completa for- ; Aun cuando estas cosas sean verdaderas, no
malmente el pecado. están, sin embargo, conformes con la intención
Por parte de la aversión es también el pecado • del Sabio, quien dice: El principio de todo pe-
mayor, en cuanto comunica a los demás su grave-i- cado es la soberbia; porque a las claras habla de
dad; porque, por esto mismo, el pecado de -infi-f la soberbia como apetito desordenado de la pro-
delidad se hace más grave si procede del despre-i pia excelencia. Por consiguiente la soberbia, aun
ció de la soberbia que si resulta de la ignorancia; considerada como pecado especial, es principio
o de la debilidad. <• de todo pecado.
ae
(2* 2 , q. CLXII, a. 5, 6,| En los actos voluntarios se dan dos órdenes: el
de la intención y el de la ejecución. En él primer
orden tienen razón de principio y de fin. Mas
14 de agosto como el £in_8tMx adquisición de todos los bienes
temporales es qué el hombre tenga, por medio dé
"i . PRINCIPIO DE TODO PECADO
é
ellos, cierta perfección singular y excelencia, pbr
esta parte la soberbia, que es apetito dé la exce-
I. El principio de todo pecado es la soberb-
lencia, se asigna como principio de todo pecado.
(EcclL, X, 15.) . - j Pero por parte de la ejecución es lo primero
Algunos dicen que la soberbia puede toma| aquello que suministra oportunidad de satisfa-
en tres sentidos:. I o ) En su significación de a cer todos los deseos del pecado, lo cual tiene
tito desordenado de la propia excelencia, y seg. razón de raíz, como las riquezas; y así, bajo este
esto resulta pecado especial. 2o) En él sentido^ aspecto, se afirma que la avaricia es raíz de todos
que implica desprecio actual de Dios, por cu£ ios males.
produce el efecto de no someterse a sus precej|
y así dicen que es pecado general. 3o) En el',, (1* 2", q. LXXXIV, a. 2.)
530 Santo Tomás de Aquino
15 d e a g o s t o 531
II. La soberbia es reina y madre de todos los
olor. Por lo cual se dijo de uno de ellos: He aquí
vicios. La soberbia puede considerarse de dos el olor de mi hijo, como el olor de un campo
modos: I o , en sí misma, en cuanto es un pecado lleno. (Gen., XXVII, 27.)
especial; 2 o , en cuanto tiene influencia universal
en todos los pecados. Se consideran capitales La palma simboliza a los Apóstoles por su
triunfo glorioso sobre todo el mundo, y también
aquellos pecados especiales de los que dimanan' la victoria.
muchos géneros de pecados. Algunos, consideran-
do de ese modo a la soberbia, la incluyeron entre La rosa representa a los mártires por la efu-
los otros vicios capitales. sión de sangre, que tiene color rojo. Como rosal
plantado. (Eccli., XXXIX, 17.)
Pero viendo San Gregorio la influencia uni-
El olivo simboliza a los confesores por el aceite.
versal que ejerce en los otros vicios capitales, no Mas yo, como oliva fructífera en la casa de Dios.
la incluyó entre los otros vicios capitales, sino que (Psal, LI, 10.)
la puso como reina y madre de todos los vicios;
i El plátano significa a las vírgenes, por la frial-
por lo cual dice: "La misma soberbia reina de dad que apaga el incendio de la liviandad, pues
los vicios, la soberbia, cuando queda plenamente crece junto a las aguas.
dueña del corazón ya vencido, lo entrega bien
pronto a los siete vicios capitales, como a ciertos
capitanes suyos para que la devasten, y de éstos, '•! II. El sentido es, pues, que la Virgen fué exal-
multitudes de vicios" 18. .;" • ¡tada como los ángeles, los patriarcas, los profetas,
ae los Apóstoles, los mártires, los confesores y las
(2* 2 , q. CLXII, a. 8.) 1
vírgenes; aún más, sobre los coros de los ángeles
y sobre todos los santos. Y es de maravillar:
Porque tuvo los merecimientos de los ángeles,
15 de agosto viviendo angelicalmente. San Jerónimo dice: "Vi-
vir en la carne como si no se tuviese carne no ...
ASUNCIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA,
es vida terrena, sino* celestial." El mismo autor
dice también: "La. virginidad es hermana de los
I. Me he exaltado como cedro sobre el Líbano.; ángeles." ^
(Eccli., XXIV, 17.) Los seis árboles a los cuales,:
es comparada la exaltación de la Bienaventurada, Poseyó también los merecimientos de los pro-_
fetas, profetizando: Me dirán bienaventurada
Virgen en la Epístola de esta festividad pueden
iodos las generaciones. (Luc, I, 48.) Efectivamen-
simbolizar los seis órdenes de bienaventurados.
te» vio en espíritu profético y profetizó que había
El cedro representa a los ángeles por la suj de ser beatificada por todos los pueblos y que
blimidad de su naturaleza. El ciprés simboliza '; , todos ellos debían recibir al Hijo de Dios y suyo.
los patriarcas y profetas por la suavidad de s. _ Tuvo los méritos de los Apóstoles y Evange-
listas, enseñando; pues fueron escritas y predica-
18 Moral., lib. XXXI, cap. 17. as
muchas cosas que los santos no pudieron
16 d e a g o s t o 533
532 Santo Tomás de Aquino
4): En este camino, por donde yo andaba, me es-
saber sino por revelación de ella, como la apari- condieron lazo.
ción del ángel en la concepción y otras muchas. Por consiguiente, el movimiento de la soberbia
Poseyó el mérito del mártir, padeciendo con que se desliza ocultamente no tiene la mayor
su Hijo muerte de cruz. Una espada traspasará gravedad antes de que el juicio de la razón se
tu alma de ti misma. (Luc, II, 35.) percate de él; pero luego que ha sido conocido
Tuvo el mérito de los confesores, confesando por la razón, entonces se evita fácilmente, ya por
devotamente al Señor. Mi alma engrandece al la consideración de la propia debilidad, según
Señor. (Luc, I, 46.) aquello del Eclesiástico (X, 9): ¿Por qué se en-
Poseyó el merecimiento de las vírgenes, in- soberbece la tierra y la ceniza?; ya también por
coando y conservando la virginidad. Fué envía- - la consideración de la grandeza divina, como dice
do el ángel Gabriel a María Virgen. (Luc, I.) ••: el libro de Job: ¿Por qué te hincha contra Dios
Y como poseyó el mérito de todos, asimismo :; ¡tu espíritu? (XV, 13); ya también por la imper-
fué conveniente que fuese exaltada sobre todos. '- fección de los bienes, de que el hombre se enso-
(Serm., LVIII.) ¡ berbece, según aquello de Isaías: Toda carne
heno, y toda su gloria como flor del campo
(XL, 6), y más adelante: Como un paño de mens-
truosa son todas nuestras justicias. (LXIV, 6.)
16 de agosto
••••'!
¿i
536 Santo Tomás de Aquino
18 d e a g o s t o 537
está contra Dios. Y en estos casos es pecado
mortal. cuanto importa la manifestación de la bondad de
alguno; porque lo bueno es naturalmente amado
Así, pues, la vanagloria es pecado peligroso, no
y honrado por todos. Y por lo tanto, así como
sólo a causa de su misma gravedad, sino también
por la gloria que hay en Dios, el hombre consigue
porque es una disposición para los pecados gra : la excelencia en las cosas divinas, así también
ves, en cuanto por ella el hombre se hace presun- por la gloria de los hombres alcanza el hombre
tuoso y demasiado confiado en sí mismo; y de este la excelencia en las cosas humanas. Por lo tanto,
modo también dispone poco a poco a que el es lógico que sea muy apetecible a causa de la
hombre se prive de los bienes interiores. proximidad a la superioridad, que los hombres
(2a 2 ae , q. CXXXII, a. 1, 3.) desean sobre todo. Y puesto que del apetito des-
ordenado de ésta dimanan muchos vicios, la va-
nagloria es vicio capital.
18 de agosto
•4
(I a 2 ae , q. XCIX, a. 2.)
540 Santo Tomás de Aquino 19 d e agosto 541
II. Los santos poseen vestidos de virtudes, de vestido, y es visible por su color, así también apa-
los cuales se glorían, y éstos son: I o ) Vestidos que recen las obras de Cristo en el que lo imita.
los protegen. Me puso vestiduras de salud; y con (In Rom., XIII.)
un manto de justicia me rodeó. (Is., LXI, 10.)
29) Vestidos que les dan calor. No temerá para, los Y así como el que se viste con algún vestido es
de su casa los fríos de la nieve; porque todos sus protegido y cubierto por él, y aparece bajo el
domésticos vestidos están de ropas dobles. (Prov., color del vestido, ocultando su propio color, del
XXXI, 21.) 3o) Vestidos de adorno: Y te vistas mismo modo el que se reviste de Cristo es prote-
de ropas blancas, y no se descubra la vergüenza gido y cubierto por él contra los ataques y contra
de tu desnudez. (Apoc, III, 18.) los calores, y en él no se ven otras cosas sino las
Estos vestidos deben ser blancos por la hones- que son de Cristo. Y del mismo modo que el leño
¿encendido es vestido por el fuego y participa de
tidad de la conducta. En todo tiempo sean blan-
su ardor, así también el que recibe las virtudes
cos tus vestidos (Eccl. IX, 8); limpios por la rec- de Cristo, está revestido de Cristo.
titud de intención. La vestidura mezclada con san-
Conviene advertir que algunos se visten exte-
gre será para la quema, y pábulo del fuego (Is., riormente de Cristo por su buena vida, y tam-
IX, 5); olorosos por la buena reputación: El olor bién interiormente por la renovación del espíritu,
de tus vestidos como olor de incienso. (Cant., y en ambas cosas por la configuración con su
IV, 11.) santidad.
(In Is., LII.) (In Gal., III.)
III. Pero el vestido más glorioso y más pre-
cioso es el mismo Cristo. Vestios de nuestro Señor 20 de agosto
Jesucristo (Rom., XIII, 14), en él estuvieron
abundañtísimamente todas las virtudes. Nos ves- LA VERDADERA Y GRAN VIRTUD
timos de Jesucristo, I o , por la recepción del sacra-
mento (del Bautismo): Todos los que habéis sido I. La virtud verdadera. Se dice que algo es
bautizados en Cristo, estáis revestidos de Cristo acto de virtud de dos modos:
(Gal., III, 27); 2 o , por la imitación: Despoján- I o ) Materialmente, como hacer lo justo es ha-
doos del hombre viejo con sus hechos; y vistién- cer acto de justicia, acto virtuoso que puede exis-
doos del nuevo, etc. (Col, III, 9, 10.) Y a los de tir sin la virtud; pues muchos que no poseen el
Éfeso: Vestios del hombre nuevo, que fué criado hábito de justicia obran cosas justas, ya por la
según Dios en justicia. (Eph., IV, 24.) Se dice que razón natural, ya por el temor, ya por lá espe-
está vestido de Cristo el que imita a Cristo, por- ranza de alcanzar algo.
que así como el hombre está contenido por el 2 o ) Formalmente, como es acto de justicia
obrar lo justo del modo con que el justo lo hace,
+ *
542 Santo Tomás de Aquino 20 d e a g o s t o 543
es decir, con prontitud y agrado, y en tal con- los tormentos. Pero esto no puede hacerlo la
cepto el acto de virtud no es sin virtud. caridad imperfecta ni el que carece de caridad.
Así, pues, puede ocurrir que, al dar limosna (Quodl., 4, q. X, a. 1.)
materialmente, se haga sin caridad. Por eso decía
el Apóstol: Si distribuyere todos mis bienes en- III. El ejemplo de la fe. ¿Puede la fe ser ma-
dar de comer a pobres.. . y no tuviere caridad, yor en uno que en otro? Debe responderse afir-
mativamente.
nada me aprovecha. (I Cor., XIII, 3.) Pero dar
limosna formalmente, esto es, por Dios, con agra- Porque donde quiera que hay pequeño y gran-
de, allí se encuentra mayor y menor. En la fe
do y prontamente y en todas las condiciones con se da lo pequeño y lo grande; porque dice el
que debe hacerse, no es posible sin caridad. Señor a Pedro: Hombre de poca fe, ¿por qué du-
(2a 2 ae , q. XXXII, a. 1.) daste? (Matth., XIV, 31), y a la mujer: Oh mujer,
f grande es tu fe. (Ibid., XV, 28.) Luego la fe pue-
II. La gran virtud. de ser mayor en uno que en otro.
En los actos de las virtudes hay que distinguir Efectivamente, el acto de fe procede del enten-
dos cosas, a saber: lo que se hace y el modo de dimiento y de la voluntad. Por lo tanto, la fe pue-
hacerlo. Pero ocurre que una misma acción que de decirse que es mayor en algunos por parte del
se realiza como una virtud perfecta puede ser entendimiento, a causa de la mayor certeza y
ejecutada no sólo por el que tiene poca virtud, firmeza; y en otro sentido, por la voluntad, por
sino también por el que no posee ninguna. Mas la mayor prontitud, devoción y confianza.
si atendemos al modo de obrar, el que no tiene A la razón de la fe corresponde que la verdad
virtud no puede obrar lo mismo que el que la primera sea preferida a todas, pero de entre los
tiene; ni el que tiene poca virtud, como el que que la prefieren a todas, unos se someten a ella
la tiene grande, el cual obra con facilidad, con más cierta y devotamente que otros.
prontitud y con agrado; lo que no hace el que (2a 2a*, q. V, a: 4.)
carece de virtud o la tiene escasa.
Así, ofrecerse al martirio, o también sufrir el
21 de agosto ~~
martirio, no sólo puede ser ejecutado por la ca-
ridad perfecta, sino también la imperfecta, y lo í
BIENES Y NECESIDAD DE LA FE
que es más, también el que carece de caridad,
según aquello del Apóstol: Si entregare mi cuerpo í
La fe produce cuatro clases de bienes.
para ser quemado, y no tuviere caridad, etc. (I >
19) Por la fe el alma se une a Dios; pues por
Cor., XIII, 3.) Pero la caridad perfecta lo hace ! e
Ha el alma realiza una especie de matrimonio
con prontitud y alegría, como se ve en San Lo- c
°n Dios. Te desposaré conmigo en fe. (Os., II,
renzo y San Vicente, quienes mostraron alegría en¡- 20.) De ahí es que cuando el hombre es bautiza-
544 Santo Tomás de Aquino 2 1 de a gos t o 545
do, primero hace una confesión de fe cuando se saber.de Dios ni de las cosas necesarias para la
le pregunta: "¿Crees en Dios?", pues el Bautismo vida eterna lo que, después de la venida de Cristo,
es el primer sacramento de la fe. Por eso dice el sabe una viejecilla por la fe. Por eso dice Isaías:
Señor: El que creyere y fuere bautizado, será La tierra está llena de la ciencia del Señor
salvo. (Marc, XVI, 16.) Pues el Bautismo sin la (XI, 9).
fe no sirve de nada. Por consiguiente, debe sa-
4o) Con la fe vencemos las tentaciones: Los
berse que ninguno es grato a Dios sin la fe. Y
cuales (los santos) por fe conquistaron reinos.
sobre aquello de San Pablo, Todo lo que no es
(Hebr., XI, 33.) Y esto se comprueba porque toda
según je, es pecado (Rom., XIV, 23), dice San
tentación viene del diablo, o del mundo o de la
Agustín: "Donde no hay conocimiento de la ver-
carne. El diablo nos tienta para que no obedez-
dad eterna e inmutable, es falsa la virtud aun
camos a Dios, ni nos sometamos a él. La fe recha-
en las mejores costumbres."
za esta tentación, pues por ella conocemos que
2?) Por la fe se inicia en nosotros la vida eter- / él es Señor de todas las cosas y que por lo mismo
na; pues la vida eterna no es otra cosa que cono- debemos obedecerle: El diablo, vuestro adversa-
cer a Dios. Por eso dice el Señor: Ésta es la vida rio, anda como león rugiendo alrededor de vos-
eterna: Que te conozcan a ti solo Dios verdadero:, otros ... resistidle fuertes en la fe. (I Petr., V, 8,
(Joan., XVII, 3.) Este conocimiento de Dios en' 9.) El mundo tienta o cautivando en las cosas
nosotros comienza por la fe, mas será perfección prósperas o aterrando en las adversas; pero nos-
nado en la vida eterna, en la cual conoceremos a¡ otros las vencemos con la fe, que nos hace creer
Dios como es. Y por eso se dice en la Epístola a' en otra vida mejor que ésta, pues nos enseña a
los Hebreos: Es, pues, la fe la substancia de las, creer en otros bienes y en otros males; y por lo
cosas que se esperan (XI, 1). Nadie, pues, puede tanto a despreciar los bienes de este mundo, y a
llegar a la bienaventuranza, que es el conoc' no temer las adversas. Ésta es la victoria que ven-
miento verdadero de Dios, si primero no conoc^ ce al mundo, nuestra fe. (I Joan., V, 4.) La carne
aquí a Dios por la fe. tienta incitándonos a los deleites momentáneos y
3o) La fe dirige la vida presente; porque par; caducos de la vida presente; pero la fe nos mues-
que el hombre viva bien es necesario que sepa V tra que si nos adherimos a ellos indebidamente,
cosas necesarias para vivir bien; mas la fe mué por ellos perdemos las alegrías eternas.
tra todas esas cosas; porque enseña que hay u
solo Dios, que premia a los buenos y castiga (In Symb.)
los malos, que hay otra vida, y otras verdad
semejantes, y todo esto nos invita a practicar'•
bien y evitar «1 mal. A este respecto dice la \
critura: Mi justo vive de la fe. (Heb., X, %
Por donde se ve que ningún filósofo, antes de
venida de Cristo, con todo su esfuerzo no pV
546 Santo Tomás de Aquino 2 2 de a g o s t o 547
ayuda; porque es propio de la virtud infinita la caridad, en cuanto alguno, esperando ser re-
producir hasta un bien infinito. Mas este bien compensado por Dios, es inducido a amarle y
es la vida eterna que consiste en el goce del. observar sus preceptos. Pero según el orden de
mismo Dios; pues lo que debemos esperar de Él la perfección, la caridad es anterior naturalmen-
no es menos que Él mismo, ya que no es menor te; por lo cual desde el momento en que existe
su bondad, por la que comunica los bienes a la la caridad, la esperanza se torna más perfecta,
criatura, que su esencia. porque uno espera más de los amigos. En este
sentido dice San Ambrosio que "la esperanza pro-
II. La esperanza es una virtud teológica dis- viene de la caridad".
tinta de las demás virtudes teologales. Una vir-
tud se dice teologal porque tiene por objeto a IV. La esperanza tiene certeza, porque la espe-
Dios al cual se adhiere. De dos maneras puede ranza es la expectación cierta de la bienaventu-
uno adherirse a otro: o por sí mismo, o porque ranza futura, como dice el Maestro 2 i . Lo cual
por él se llega a otro. La caridad, pues, "hace puede tomarse de aquello que dice el Apóstol:
que el hombre se una a Dios por causa de sí mis- Porque sé a quién he creído, y estoy cierto de que
mo, uniendo su espíritu a Dios por el afecto de es poderoso para guardar mi depósito (II Tim.,
amor. I, 12).
Mas la esperanza y la fe hacen que el hombre Ciertamente no podemos saber con certeza, en
se una a Dios'como a cierto principio, del cual esta vida, si poseemos la gracia. Mas la esperanza
nos llegan algunas cosas. De Dios nos viene el no se basa principalmente en la gracia ya recibi-
conocimiento de la verdad y el logro de la bon- da, sino en la omnipotencia y misericordia divi-
dad perfecta.- Luego la fe hace que el hombre se : nas, por las que, aun . aquél que no posee., la
adhiera a Dios, en cuanto es para nosotros el gracia, puede conseguirla %y llegar'así'a J a vida,
principio de conocer la verdad, pues creemos que eterna. Mas de la¿omnipotencia jde Dios y de su*
son verdaderas las cosas que Dios nos dice. Mas misericordia está cierto todo aquel que posee
la esperanza hace que nos adhiramos a Dios, la fe. El que algunos, teniendo esperanza, se.vean
como que es en nosotros el principio de ra bon- faltos de la consecución de láL bienaventuranza,
dad perfecta, ya que por la esperanza nos apo- sucede por defecto del libre albedrío que les pone
yamos en el auxilio divino para obtener la bien- el obstáculo .del pecado, pero no por deféctcc del
aventuranza. poder diviAb o misericordia en que se apoya Ta
esperanza. Por consiguiente, esto no perjudica a la
III. En la vía (u orden) de la generación (es- certeza de la esperanza.
piritual), la esperanza es anterior a la caridad. . (2a 2 ae , q. XVII, a. 2, 6, 8; q. XVIII, a. 4.)
Pues así como alguno es conducido a amar a
Dios porque, temiendo ser castigado por él, cesa
de pecar, así también la esperanza introduce a 21 Alberto Magno, Sent., III, dist., 26.
550 Santo Tomás de Aquino 24 d e agosto 551
pertenece al don del temor. Pero por el hecho de de la cual se afirma en lo que está conforme con
someterse uno a Dios, cesa de pretender engran- la razón contra cualesquiera ímpetus de las pa-
decerse en sí mismo o en otro que no sea Dios; siones o trabajos de las acciones.
porque este sentimiento repugnaría a la perfecta Pero otros consideran con más acierto estas
sumisión a Dios. Así, pues, desde que uno teme, cuatro virtudes en la medida en que se determi-
perfectamente a Dios, es consiguiente que no pre- nan a materias especiales, referida cada una de
tenda engrandecerse en sí mismo por la soberbia, ellas, ciertamente, a una sola materia, en la cual
ni en los bienes exteriores, tales como los hono- se alaba principalmente aquella condición gene-
res y las riquezas, cosas que pertenecen a la po- ral que da su nombre a la virtud; y, según esto,
breza de espíritu, en cuanto por pobreza de espí- las virtudes mencionadas son hábitos diversos,
ritu puede entenderse el anonadamiento del espí- según la diversidad de los distintos objetos.
ritu orgulloso y soberbio o también el desprecio
de las cosas temporales, que es producido por el II. Dos grados se distinguen en estas virtudes
espíritu, esto es, por la voluntad propia movida según la diversidad del movimiento y del tér-
por inspiración del Espíritu Santo. mino, de modo que unas son virtudes de cosas
(2a 2 ae , q. XIX, a. 7, 12.) trascendentes y que tienden a la semejanza di-
vina; estas virtudes se llaman purgativas por
cuanto el hombre sumergido en las cosas munda-
26 de agosto nas aspira al descanso de la contemplación. Así,
la prudencia desprecia todas las cosas mundanas
LAS VIRTUDES CARDINALES por la contemplación de las divinas, y dirige todo
el pensamiento del alma sólo a las divinas; la
''"'.:'?•'. I. Son cuatro: prudencia, justicia, fortaleza y ; templanza abandona, en cuanto la naturaleza lo
permite, las cosas que requiere el uso del cuerpo;
templanza. « -
la fortaleza hace que el alma no se aterre por su
Algunos consideran que las cuatro menciona- apartamiento del cuerpo y acercamiento a las
das virtudes significan ciertas condiciones genera- \ cosas de arriba; y la justicia, en fin, que toda el
les del ánimo humano, las cuales se hallan en alma consienta en la senda de tal propósito.
todas las virtudes, y según esto la prudencia no'.'
es otra cosa que cierta rectitud de discreción en f Pero hay otras virtudes propias de los que con-
cualesquiera actos o materias; la justicia, cierta siguen ya la semejanza divina, y se llaman vir-
rectitud del ánimo, por la cual el hombre obra tudes de ánimo purificado, es decir: prudencia
lo que debe en cualquier materia; la templanza,; que únicamente contemple las cosas divinas, tem-
cierta disposición del ánimo que impone modera- ; planza que no sólo refrene los deseos terrenos,
ción a cualesquiera pasiones o acciones, para que- sino que los desconozca, fortaleza que no sólo
no se extralimiten más allá de lo debido; y la,; venza las pasiones, sino que las ignore, justicia
fortaleza, cierta disposición del alma por medio| que se asocie en perpetua alianza con la mente
556 Santo Tomás de Aquino 2? d e a g o s t o 55?
divina y la imite, virtudes que, ciertamente, de- que es buen ladrón. En este sentido puede, pori
cimos son propias de los bienaventurados o de semejanza, llamarse prudente el ladrón que em-
algunos muy perfectos en esta vida. plea medios convenientes para robar.
(2a 2 ae , q. LXI, a. 4, 5.) De esta prudencia dice el Apóstol a los Ro-
manos (VIII, 6): La prudencia de la carne es
muerte, aludiendo a la que constituye el último
27 de agosto fin en el deleite carnal.
La segunda prudencia es verdadera porque en-
LA PRUDENCIA cuentra los medios adecuados al fin verdadera-
mente bueno, pero es imperfecta por dos razones:
I. La sabiduría le es al hombre prudencia. primera, porque el bien que toma por fin no es
(Prov.,X,23.) ..! el fin común de toda la vida humana, sino de
Es sabio en algún género quien considera la / algún negocio especial; por ejemplo, cuando uno
causa suprema en ese mismo género. En el genera encuentra los medios acomodados para negociar
de los actos humanos la causa suprema es el fi~ o para navegar, se dice prudente negociante o
común de toda la vida humana, y a este fin s' navegante; segunda, porque es deficiente en el
dirige la prudencia; por lo cual así como el qu : acto principal de la prudencia, por ejemplo,
razona bien por relación a algún fin particular. cuando uno da un buen consejo y juzga bien
por ejemplo, a la victoria, se dice ser prudente aun de las cosas que corresponden a toda la
no absolutamente, sino en este género, esto es, e, vida, pero no da un precepto eficaz.
asuntos bélicos, así también el que razona bie La tercera prudencia, verdadera y perfecta, es
acerca de todo el bien vivir, se dice ser pruden, la que aconseja rectamente para el buen fin de
'en absoluto. Luego es evidente que la prudeno toda la vida, y además juzga y .manda. Ésta es
es la sabiduría en las cosas humanas. la única que se llama prudencia en absoluto, la
cual no puede hallarse en los pecadores. En cam-
II. La, prudencia no puede existir en los bio, la primera prudencia se da únicamente en
cadores. La prudencia se entiende de tres maJ, los pecadores; la prudencia imperfecta es común
ras. Existe una falsa o llamada así por semejan;, a los buenos y a los malos, principalmente la
porque siendo prudente el que dispone bien?, que es imperfecta por razón de algún fin par-
cosas que deben ejecutarse para un fin bue ticular; y la que es imperfecta por defecto del
cuando alguien que se propone un fin malo <$ acto principal, tampoco se da sino en los malos.
pone algunas cosas adecuadas para lograr ; (2a 2 ae , q. XLVII, a. 2, 13.)
fin, se dice que posee una prudencia falsa, $
lo que acepta por fin no es verdaderamente $} III. Cicerón acertadamente divide la pruden-
no, sino por semejanza, como se dice de alf ; Cla en memoria de las cosas pasadas, inteligencia
558 Santo Tomás de Aquino 28 d e agosto 559
de las presentes y previsión de las futuras 2'2. Por- o a la patria; la gratitud, por la cual se paga
que la prudencia versa acerca de las acciones lo debido a los bienhechores, y así otras. Ade-
particulares, es necesario tomar los principios del más está la justicia legal, llamada virtud gene-
mismo género, a fin de que la persona prudente ral, en cuanto ordena todas las virtudes al bien
razone rectamente sobre las cosas que es necesario común.
obrar, por la experiencia de otros hechos. Por . Además de la justicia que mira al bien común,
consiguiente, necesita de la experiencia y del existe otra justicia propiamente dicha, que se
tiempo, a fin de prever las cosas futuras por ) ordena al bien privado de alguno, para devolver
aquéllas que existieron y que retiene en la me- i a éste lo suyo.
moría, y por las cosas que al presente contempla l
la inteligencia; pues por la memoria evoca el j II. La justicia es más eminente que las de-
ánimo las cosas que fueron; por la inteligencia [ más virtudes morales.
contempla las que son, y por la previsión se ve Si hablamos de la justicia legal, resulta eviden-
una cosa futura antes de realizarse. te que es la más preclara entre todas las virtu-
(3, Disl., XXIII, q. III, a. 1.) : des morales, por cuanto el bien común es más
importante que el bien particular de una perso-
na, y según esto dice el Filósofo que "la justicia
28 de agosto -es la más preclara de las virtudes" 23.
Pero, aun hablando de la justicia particular,
LA JUSTICIA sobresale entre las otras virtudes morales; porque
se llama virtud mayor aquélla en que resplan-
I. Pertenece a la justicia dar cada uno lo que ; dece mayor bien de la razón, y conforme con
. es. debido. ., - i esto la justicia sobresale como más próxima a-la
Todas las, virtudes morales que conciernen á; razón. . ' ' '
las acciones convienen en general con la justicia»; Eso se ve claro, tanto de parte del sujeto co-
porque tienen, de algún modo, razón de deuda.- mo del objeto; de parte del sujeto, porque re--
^-jjgefo la deuda no tiene la misma razón en todas;? side en la. parte más noble del alma, esto es,'".
porque una cosa se debe al igual, otra ál supe-" en el apetito racional, es decir, en la voluntad,
rior, otra al menor; una se debe por razón de uní mientras que las otras virtudes morales residen en
pacto, otra por promesa, otra por un beneficio el apetito sensitivo, al cual pertenecen las pa-
recibido. Todos estos títulos diversos dan lugar siones, que son materia de las demás virtudes
a distintas virtudes; por ejemplo, la religión, por?; morales. También lo es por parte del objeto o
la cual se da a Dios lo que le es debido; laí materia, porque versa acerca de las acciones con
piedad, por la cual se da lo debido a los padresj las que el hombre se ordena no sólo en sí mismo,
man devotos los que en cierto modo se consa- se hace uno pronto para servir al amigo; y tam-
gran a Dios, para estarle totalmente sometidos. bién se nutre la caridad por la devoción, del
Por consiguiente, la devoción no parece ser otra mismo modo que toda amistad se conserva y acre-
cosa que cierta voluntad de entregarse pronta- cienta por el ejercicio y meditación de las obras
mente a las cosas que pertenecen al servicio de. amigables.
Dios. Por eso se dice en el Éxodo:. Luego que (2a 2 ae , q. LXXXII, a. 1, 2.)
salió toda la multitud de los hijos de Israel. . .
ofrecieron al Señor con voluntad muy pronta y II. La Oración.
devota las primicias. (XXXV, 20, 21.) La oración es acto de religión. Suba derecha
La devoción es un acto de religión. Porque a mi oración como un perfume, (PsaL, GXL, 2.)
la misma virtud pertenece querer hacer algo A la religión pertenece propiamente dar culto
y tener la voluntad pronta para hacerlo, pues y veneración a Dios; y por consiguiente todas
ambos actos tienen el mismo objeto. Pero es aquellas cosas por las que se da veneración a
evidente que el hacer lo que pertenece al culto Dios pertenecen a la religión. Por la oración,
o servicio divino es propio de la virtud de la pues, presta el hombre reverencia a Dios, en
religión; luego también pertenece a ella la vo- cuanto se somete a él y reconoce, al pedirle, que
luntad pronta para ejecutar estas cosas, lo cual necesita de él, como autor de sus bienes. Resulta
es ser devoto. evidente, entonces, que la oración es propiamen-
La devoción} empero, no es acto de caridad, te, un acto de religión.
porque pertenece inmediatamente a la caridad Si se. dijere que pertenece a la religión el que
que el hombre se entregue por sí mismo a Dios uno dé a la naturaleza divina culto y ceremonia,
adhiriéndose a él mediante cierta unión del es- pero que la oración no parece que dé algo a
píritu; mas que el hombre se entregue por s í ' Dios, sino que más bien le pidiera algo para obte-
mismo a Dios para algunas obras del culto divi- nerlo, debe responderse que el hombre, al orar,
no pertenece inmediatamente a la religión, y entrega su alma a Dios, la que somete a él por
mediatamente a la caridad, que es el principio ¿ respeto y en cierto modo presenta. Por lo tanto,
de la religión. i así como el alma humana es superior a los miem-
Ciertamente parece que la devoción debe pre- -; bros exteriores o corporales, y a las cosas exte-
ceder a la caridad, porque la caridad en las Es- -.^ riores, que se aplican al culto divino, así también
crituras es simbolizada por el fuego, mas la de- -i la oración aventaja a los otros actos de religión.
voción lo es por la grasa que es incentivo deis La voluntad mueve las demás potencias del
fuego. Sin embargo, no constituye acto de cari': alma hacia su fin; y por lo tanto la religión, que
dad. Porque la grasitud corporal se produce por-f reside en la voluntad, ordena los actos de las
el calor natural digestivo, y este mismo calor ná?¡¡ otras potencias a la reverencia de Dios. Mas entre
tural la tiene como su nutrimento. Asimismo la/. las otras potencias del alma, el entendimiento es
caridad causa la devoción, en cuanto por amoí; la más elevada y más próxima a la voluntad; por
570 Santo. T o m á s de Aquino 2 de s e p t i e m b r e 571
lo tanto, después de la devoción, que pertenece Y otra, por parte del hombre, que considera
a la misma voluntad, la oración, qué pertenece sus- defectos, por causa de los cuales necesita apo-
a la parte intelectiva, es la principal entre los yarse en Dios, como dice la Escritura: Levanté
actos de religión, pues por ella ésta mueve el en- mis ojos a los montes, de donde me vendrá el so-
tendimiento del hombre a Dios. corro. Mi socorro viene del Señor, que hizo el
(2a. 2 ae , q. LXXXIII, a. 3.) cielo y la tierra. (Psal., CXX, 1.) Esta considera-
ción excluye la presunción, que impide al. hom-
bre someterse a Dios, en tanto que se apoya en
2 de septiembre sus propias fuerzas.
La ciencia, en efecto, y todo cuanto revela gran-
CAUSA Y EFECTO DE LA DEVOCIÓN deza, es una ocasión de que el hombre confíe
, en sí mismo y por eso no se entregue totalmente
I. Causa de la devoción. En mi meditación se a' Dios. De ahí es que tales cosas impidan a
inflamará fuego. (Psal., XXXVIII, 4.) veces ocasionalmente la devoción, y la devoción
La causa extrínseca y principal de la devoción abunde en las personas sencillas y en las mujeres,
es Dios. Mas la causa intrínseca por nuestra parte cuyo orgullo comprime. Pero si el hombre so-
es necesario, que sea la meditación o contempla- mete perfectamente a Dios la ciencia y toda otra
ción; .pues la devdción. es un acto de la voluntad ^ •perfección, por esto mismo se acrecienta la de-
para que el hombre se entregue prontamente -j voción.
al obsequio divino. Mas todo acto de la voluntad •
procede de alguna consideración, porque el bien; " II. Efecto de la devoción es la alegría so.
conocido es objeto de la voluntad. Por esto dice La devoción causa de por sí, y principalmente,
San Agustín que "la voluntad nace de la inteli- -i alegría espiritual de la mente; mas como conse-
'gencia" 29.. En consecuencia, es menester que la ;i cuencia y sólo accidentalmente produce tristeza.
meditación sea causa de la devoción, en cuanto;? La devoción procede de dos consideraciones;
el hombre concibe por la meditación el entre-rf principalmente de la consideración de la bondad
garse al obsequio divino. divina, pues tal consideración pertenece como al
A ello le mueve, en efecto, una doble conside-| término del movimiento de la voluntad del que
ración: Una por parte de la bondad divina y deií
sus beneficios, según aquello del Salmo (LXXII,..;' 30 Santo Tomás en este mismo artículo cita la hermo-
sísima oración del Breviario Romano (Laudes, viernes de
28): A mi bueno me es el apegarme a Dios; el:l la cuarta semana de Cuaresma) que transcribo al castellano
poner en el Señor Dios mi esperanza. Esta con^ en obsequio a los lectores seglares: "Concede, te rogamos,
sideración excita el amor, causa próxima de1 la; Dios omnipotente, que a aquéllos a quienes castigan los
devoción. ayunos votivos (los prescritos por las leyes de la Iglesia)
regocije asimismo la devoción santa, para que atenuados
los afectos terrenos, más fácilmente alcancemos las cosas
29 De Trinitate, lib. XIV, cap. 8; lib. X, cap. 1. celestiales."
3 de s e p t i e m b r e 573
572 Santo Tomás de Aquino
La oración singular, qué se ofrece por una
se entrega a Dios, y de ella procede per se la de- persona particular, no es necesario que sea vocal;
lectación, según aquello del Salmo (LXXVI, 4): pero únese la palabra a tal oración por tres ra-
Me acordé de Dios, y me deleité. Pero acciden-
zones:
talmente esta consideración causa cierta tristeza
I o ) Para excitar la devoción interior, por la
en quienes todavía no gozan plenamente de Dios,
cual el espíritu del que ora se eleva a Dios, pues
como dice el Profeta: Sedienta está mi.alma del
el espíritu del hombre se mueve según la apren-
Dios fuente viva 31, y después sigue: Mis lágrimas
sión, y por consiguiente según el afecto, por me-
fueron para mi panes. (Psal., XLI, 3,4.)
dio de los signos externos, ya de las voces, ya
La consideración de los defectos propios oca- también de algunos hechos. Por esto dice San
siona secundariamente la devoción; porque esta Agustín que: "nosotros nos excitamos más viva-
consideración pertenece al término, del que elí mente a acrecentar el deseo santo con las palabras
hombre se separa por el movimiento .de la vo-'¡ 'y otros signos" 32 . De modo que, en la oración
luntad devota para que ya no exista en sí mismo, | singular, debe usarse de palabras y otros signos,
sino que se someta a Dios. Esta consideración esi tanto como conviene, para excitar el espíritu
de índole opuesta a la primera; porque le es ná-| interiormente. Pero si con ello el espíritu se dis-
tural producir per se la tristeza, al pensar en lpsl trae o es impedido de algún modo debe desistirse
propios defectos, pero accidentalmente causa ale-J de ello, lo cual acontece principalmente en aqué-
gría, por la esperanza en el auxilio divino. | llos cuyo espíritu está suficientemente dispuesto
Y de este- modo se evidencia que el deleite! a la devoción sin tales signos:-Así dice el Sal-
sigue de por sí y "primariamente a la devoción! mista: Contigo habló mi corazón, mi rostro te ha
pero secundaria y accidentalmente sigue la triij buscado (Psal., XXVI, 8"); y de Ana se lee. que
teza, que es según.Dios. ¡1 .hablaba-en su corazón. (IReg',1, 13.) *
.2?)* Se añade la oración vocal como para pagar
-.-•*- (2a2aV<7- LXXXII, a. 3, 4 Í
. * » • • '
longarse sin tedio, la oración no debe prolongar- que con palabras, más llorando que hablando."
se más. Así, pues, la prolijidad de la oración no con-
Sobre esto comenta San Agustín: "Se dice que siste en que se pidan muchas cosas, sino en que
los hermanos en Egipto hacen frecuentes oracio- el afecto persevere en desear una. Por eso se dice
nes, pero„ éstas muy breves y como ciertas rápidas que el Señor oraba con mayor vehemencia, di-
jaculatorias; para que la intención, vigilante- ciendo las mismas palabras. (Marc, XIV, 39;
mente sostenida y necesaria al que ora mucho, Luc, XXII, 43.)
no se desvanezca y embote por la excesiva deten- (2a 2 ae , q. LXXXIII, a. 14.)
ción" 35.
Así, pues, uno ora continuamente, ya por la
perseverancia del deseo, ya porque no suspende 5 de septiembre
el orar en horas determinadas, ya por el efecto,
o en el mismo que ora, el cual permanece, aun / SACRIFICIOS QUE HAN DE OFRECERSE A DIOS
después de la oración más devoto, o también en
otro, como cuando alguno por sus beneficios I o ) La oblación del sacrificio se hace para sig-
induce a otro a que ore por él, aun cuando él nificar alguna cosa.
mismo cese de orar y descanse. "• - •• El sacrificio que se ofrece exteriormente signi-
Ciertamente se dice en San Mateo: Cuando fica el sacrificio interior espiritual por el que
orareis, no habléis mucho (VI, 7). J?ero dc'aquí: el alma se ofrece a^ sí misma .a Dios. Sacrificio
no se sigue que la oración no debe "ser dé larga 1 para Dios es el espíritu atribulado (Psal., L, 19),
duración. Como explica San Agustín: "Orar lar-; porque los actos exteriores de la religión se or-
go tiempo no es orar diciendo muchas palabras;*' denan a los interiores. Mas el alma se ofrece a
un largo discurso no es lo mismo que un afecto" Dios en sacrificio, como al principio de su crea.-
de larga duración; porque del mismo Señor está1? ción y como al fin de su beatificación; y según
escrito que pasó la noche en oración y que oro la verdadera fe sólo Dios es Creador de nuestras'
más prolijamente para darnos ejemplo." Y des-;. almas; también en él sólo consiste la bienaven-
pues añade: "Apártese de la oración el mucho^ turanza de nuestra alma. Por consiguiente, como
hablar, mas no falte el ruego abundante, si per-i sólo al sumo Dios debemos ofrecer el sacrificio
severa fervorosa la intención; pues hablar mu?- espiritual, así también a él sólo debemos ofrecer
cho es emplear palabras superfluas para pedir en; sacrificios exteriores.
la oración una cosa necesaria; y el rogar mucho 2o) Ciertamente es el sacrificio un acto espe-
es interesar a aquél a quien se ruega con insis?. cial de alabanza, porque se hace en reverencia
tente y piadosa excitación del corazón. Pero d&- de Dios; por lo cual pertenece a determinada vir-
ordinario este negocio se trata más con gemidos tud, esto es, a la religión. Pero ocurre que tam-
bién las cosas que se hacen según otras virtudes,
35 Ad Probam, loe. cit., cap. 10. se ordenan al honor de Dios, como cuando uno
578 Santo Tomás de Aquino 6 de S e p t i e m b r e 579
23.) El que recibiere a un niño tal (Matth., hombre pertenece todo lo que es defectuoso;
XVIII, 5), esto es, quienquiera que sea imitador mas a Dios, todo lo que pertenece a la salvación
de la inocencia de los niños, éste es mayor; por- y a la perfección, según aquello de Oseas: Tu
que cuanto más humilde, tanto más elevado es; y perdición, Israel, de ti; sólo en mi está tu socorro
quien se humilla, será ensalzado. (Luc, XVIII, (XIII, 9).
Mas la humildad se refiere propiamente a la
14.) reverencia con que el hombre se somete a Dios;
II. Mas parece que esto no es verdad, porque y por lo tanto todo hombre, según lo que es suyo,
la perfección consiste en la caridad. Luego donde debe someterse a su prójimo en cuanto a aquello
hay mayor caridad, allí hay mayor perfección. que en su prójimo es de Dios; mas la humildad
Hay que decir que la humildad acompaña ne- no pide que uno someta lo que de Dios hay en
cesariamente a la caridad. Y esto podéis verlo sí mismo a lo que en otro parece ser de Dios.
si consideráis qué es la humildad. Porque así Porque los que participan de los dones de Dios
como en la soberbia hay dos cosas: afecto desor- conocen que los poseen, según aquello del Após-
tol: Para que conozcamos las cosas que Dios nos
denado y estimación desordenada de sí mismo,
ha dado. (I Cor., II, 12.) Y por consiguiente, sin
ocurre lo contrario en la humildad, porque no
perjuicio de la humildad, pueden preferir los
cuida de la propia excelencia; y además no se
dones de Dios que ellos han recibido a los dones
considera digno. Esto sigue necesariamente a la que parecen concedidos a otros, como dice San
caridad. Todo hombre toma la excelencia que Pablo a los Efesios: El cual (Cristo) en otras ge-
ama; luego cuanto más humildad posee el hom^ neraciones no fué conocido de los hijos de los
bre, tanto más ama a Dios y más desprecia s hombres, así como ahora ha sido revelado a sus
propia excelencia, y tanto menos se la atribuya santos Apóstoles. (Eph\, III, 5.)
a sí. Por eso cuanta más caridad tiene el hom-
bre, más humildad tiene también. '' Igualmente, tampoco .exige la humildad que
(In Matth., XVIIÜ uno someta lo que en sí mismo és suyo, a' lo que
es del hombre en el prójimo; de otro modo, sería
necesario que cada uno se considerase más peca-
dor que cualquier otro, siendo así que ha dicho
7 de septiembre el Apóstol sin menoscabo de la humildad: Nos-
EL HOMBRE DEBE SUJETARSE A TODOS
otros somos judíos de naturaleza, y na pecado-
fes de entre los gentiles. (Gal., II, 15.)
POR HUMILDAD
Puede, sin embargo, alguno juzgar que existe
Teniendo cada uno por superiores a los otr en el prójimo algo bueno que él no posee, o que
(Philip., II, 3.) ,.]' él tiene algo malo que no hay en el prójimo, por
lo cual puede someterse a él por humildad.
En el hombre pueden considerarse dos eos*1
No sólo debemos reverenciar a Dios en sí mis-
lo que es de Dios, y lo que es del hombre. ;,
582 S a n t o T o m á s de Aquino 8 de s e p t i e m b r e 583
mo, sino también lo que de Dios hay en cual- ritu Santo, porque por la acción de él engendras
quier otro, pero no en la misma reverencia que al Salvador del mundo.
prestamos a Dios. Por consiguiente la humildad
nos manda someternos a todos los prójimos por II. Por los Ángeles, porque inicias en la tie-
Dios, según aquello: Someteos, pues, a toda hu- rra su vida, reparas su ruina y te humillas ante
mana criatura, y esto por Dios. (I Petr., II, 13.) su mensaje.
Sin embargo, a solo Dios debemos ofrecer el
culto de latría. III. Por los pecadores, porque los libras de
La humildad, como las demás virtudes, reside sus angustias, les ayudas en los peligros, y les al-
principalmente en el interior, en el alma. Por canzas el perdón de sus pecados.
eso puede el hombre con un acto interior del
alma someterse a otro, sin dar ocasión por esto a IV. Por los justos, pues los escuchas en sus ple-
1
alguna cosa que pueda poner en peligro la sal- garias, los libras en las tentaciones, y les acre-
vación de ese otro. Esto es lo que dice Sari Agus- cientas la gracia por las virtudes.
tín en su Regla: "Con temor ante Dios prostér-
nese el prelado a vuestros pies" 36. Mas en los V. Por las mujeres, porque las libras de sus
actos exteriores de humildad, así como en los enemigos. En efecto, a causa del pecado eran
actos de las demás virtudes, debe guardarse la retenidas por el diablo, y despreciadas por Dios;
debida moderación para no perjudicar al pró- mas la : Bienaventurada Virgen las libró de los
jimo. Por eso advertía San Agustín: "No sea que i enemigos, ya que Cristo, * su hijo, destruyó al
al observar con exceso la humildad, se- quebran-; d i a b l o . •• • • • * *
te la autoridad necesaria para gobernar." " Las excusas ante el varón. Si el varón dice:
(2* 2 ae , q. CLXI, a. i.f "por ti soy condenado", la mujer puede respon-
der: "por mí eres salvado".
Las honras ante Dios. Pues* él las honró, ya
8 de septiembre- .-, •xjue el mismo Hijo de Dios es hijo de la mujer,
como dice el Apóstol: Envió Dios a su Hijo,
FIESTA DE LA NATIVIDAD DE- LA BIENAVENTURAD* hecho de mujer. (Gal.s IV, 4.) Por estas tres co-
VIRGEN MARÍA sas se dice de ella: Tú eres la gloria de Jerusalén,
tú la alegría de Israel, tú la honra de nuestro
Bendita tú entre las mujeres. (Luc, I, 28.) • ; pueblo. (Judith, XV, 10.)
.i
I. Eres bendecida por Dios Padre, porqu VI. T ú eres bendecida por todas las criaturas
comunicas con él en el mismo Hijo; por el Hij porque amamantas a su Creador, las libras de sus
porque le preparas digna morada; por el Es,. manchas, esto es, limpias los pecados, y las repones
36 Regula, id est, epíst. 212, a. 109. • en su primitivo estado. Porque el Hijo, a quien
584 Santo Tomás de Aquino 9 de s e p t i e m b r e 585
engendraste, las crió a todas, las purificó y las perimentad como tocando por la imitación de
renovó. sus obras.
Así, pues, oh Virgen bienaventurada, bendí-
gante Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu San- II. Ejemplo de la humildad de Cristo en su
to. Bendígante los Ángeles, los pecadores, los Encarnación, Que siendo en forma de Dios:, no
justos, las mujeres y todas las criaturas. tuvo por usurpación el ser él igual a Dios; sino
(Sermo XXXIII.) que se anonadó a sí mismo tomando forma de
siervo (Philip., II, 6, 7.) Se anonadó a sí mismo.
Mas, porque estaba lleno de la divinidad, ¿se
9 de septiembre desprendió por ventura de la divinidad? No,
porque permaneció siendo lo que era, y tomó lo
HAY QUE PRACTICAR LA HUMILDAD, A EJEMPLO que no era. Porque así cómo descendió del cielo,
DE CRISTO / n o para dejar de estar en el cielo, sino para co-
menzar a estar de un modo nuevo en la tierra,
El mismo sentimiento haya en vosotros que así también se anonadó a sí mismo, no deponien-
hubo también en Jesucristo. (Philip., II, 5.) do la naturaleza divina, sino tomando la natu-
raleza humana.
I. El mismo sentimiento haya en vosotros, esto Hermosamente dice: se anonadó. Pues lo vacío
es, poseed por experiencia lo que hubo en Cristo se opone a lo lleno. La naturaleza divina está, so-
Jesús. Hay cinco modos de sentir, es Hecir, por; breabxindantemente llena, porque ella es la per-
los cinco sentidos. I o ) Hay que contemplar su res-i fección de bondad: Yo té mostraré todo bien.'
plandor," para que iluminados con su luz nosii (Ex., XXXIII, 19.) Mas la naturaleza humana y
:;.. conformemos a ,él. 2°) Es preciso escuchar su el alma no están llenas, sino en potencia para '.a
plenitud, porque la naturaleza humana ha sido
\ ^ s j í s a b i d ^ í a , para que seamos felices: Dichosas tu
creada como tabla rasa. Está vacía. Por eso dice
' . . gentes^ y'dichosos tus siervos, que están siempre: se anonadó, porque tomó la naturaleza humana:
"'delante, de ti, y oyen tu'sabiduría. (IIÍ Reg., X^i
8.) '3o) Es -menester aspirar las gracias de su man' Tomando forma de siervo,'porque el hombre
sedumbre, para correr hacia él: Tráeme; <?; por su creación es siervo de Dios, y la naturaleza
humana es forma de siervo.
pos de ti correremos al olor de tus ungüentos.
(Cant., I, 3.) 4o) Hay que gustar la dulzura d-
III. Ejemplo de la humildad de Cristo en su
su piedad, para que seamos siempre amados e;,.
Pasión. Se humilló a sí mismo, hecho obediente
Dios. Gustad y ved que el Señor es suave. (PsaM hasta la muerte, y muerte de cruz. (Philip., II, 8.)
XXXIII, 9.) 5o) Es menester tocar la virtud 4 • Cristo es hombre, pero muy grande, porque él
su poder para salvarnos. Si tocare tan solamenM, es Dios y hombre; y, sin embargo, se humilló.
su vestido, seré sana. (Matth., IX, 21.) Y así Cuanto mayor eres, humíllate en todas las cosas.
586 Santo Tomás de Aquino 10 d e s e p t i e m b r e 587
(Eccli., III, 20.) El modo de humillarse y la se- ímpetus de las pasiones; y entre las demás pa-
ñal de la humildad es la obediencia. Propio de siones, la tristeza es eficaz para impedir el bien
los soberbios es seguir su propia voluntad, pues de la razón, según aquello: La tristeza del siglo
el soberbio busca la elevación, y a una cosa ele- engendra muerte. (II Cor., VII, 10.) Y en el
vada pertenece el no ser regida por otra, sino, Eclesiástico se lee: A muchos mató la tristeza, y
regir a otras, y por lo tanto la obediencia es no hay utilidad en ella (XXX, 25). Por consi-
contraria a la soberbia. guiente, es necesario tener alguna virtud, por la
Queriendo, por consiguiente, mostrar la per- que se conserve el bien de la razón contra la
fección de la humildad y de la Pasión de Cristo, tristeza, para que la razón no sucumba por la
dice que se hizo obediente, porque si no hubiese tristeza; y esto lo hace la paciencia; por eso dice
padecido por obediencia, no hubiese sido tan re- San Agustín: "La paciencia del hombre es la
comendable, pues obediencia es la que da mérito i virtud por la cual soportamos los males con ecua-
a nuestros sufrimientos. ' nimidad, es decir, sin la perturbación de la
Pero ¿cómo se hizo obediente? No por sü vo- tristeza, para que no abandonemos con ánimo
luntad divina, porque ésta es la misma regla, desigual los bienes, por los que lleguemos a cosas
sino por su voluntad humana, que en todas las mejores."
cosas fué regulada según la voluntad paterna.
Mas el que esta obediencia sea grande y reco- II. La paciencia no es la principal de las vir-
mendable se pone.de manifiesto porque la obe- tudes. ' • ' . . -
diencia és grande cuando sigue el mandato de Tanto más principal y poderosa sera una vir-
otro contra la propia inclinación. El movimiento tud, cuánto más y más directamente dirige al
de la voluntad humana se dirige hacia la vida hombre hacia el bien. Pero más directamente di-
y hacia el honor. Pero Cristo no rehusó la muer- rigen al hombre hacia el bien las virtudes que
te. Tampoco rehuyó la ignominia. Por eso dice"1. son constitutivas del bien, qué las que son im-
y muerte de cruz, que es la más infamante: Con- peditivas de cosas que apartan del bien;' y así
denémosle a la muerte más infame. (Sap., II, 20.) como entre las que son constitutivas del bien es
tanto mejor alguna de ellas cuanto mayor es
(In Phil., II.) el bien en que constituye al hombre, como la fe,
la esperanza y la caridad respecto de la prudencia
y la justicia; así también, entre las que son im-
10 de septiembre peditivas de las cosas que retraen del bien, tanto
LA PACIENCIA mejor es alguna, cuanto lo que ella impide aparta
más del bien.
I. La paciencia es necesaria. Más apartan del bien los peligros de la muer-
Las virtudes morales se ordenan al bien, en te, que son el objeto de la fortaleza, o los deleites
cuanto conservan el bien de la razón contra los del tacto, que lo son de la templanza, que todas
588 Santo Tomás de Aquino 11 d e s e p t i e m b r e 589
las adversidades, objeto de la paciencia. Por eso
la paciencia no es la principal de las virtudes, 11 de septiembre
sino que es inferior, no sólo a las virtudes teolo :
gales, y a la prudencia y a la justicia que directa- EL BIEN DE LAS TRIBULACIONES
mente consolidan al hombre en el bien, sino tam-
bién a la fortaleza y a la templanza, que retraen
Nos gloriamos también en las tribulaciones, sa-
de impedimentos mayores.
biendo que la tribulación obra paciencia; y la
(2* 2ae, q. CXXXVI, a. 1, 2.) paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la
esperanza <no trae confusión, porque la caridad de
III. En qué sentido contiene la paciencia obra Dios está difundida en nuestros corazones. (Rom.,
perfecta. (Jac, I, 4.) V, 3-5.)
Se dice que la paciencia contiene obra perfecta Aquí se muestra la vehemencia de la espe-
en la tolerancia de los males, en los que no sólo ranza, con la que confiamos alcanzar la gloria
excluye la venganza injusta, incompatible-tam- de los hijos de Dios. Pues quien vehementemente
bién con la justicia, ni sólo al odio, cual lo hace espera algo, soporta con gusto aun las cosas di-
la caridad, ni únicamente la ira, lo cual hace la fíciles y amargas, como el enfermo que espera con
mansedumbre, sino que también excluye a la tris- vehemencia la salud bebe gustosamente la me-
teza desordenada, que es la raíz de todos los vir dicina amarga para sanar con ella. La señal, de
cios mencionados. Por consiguiente, en este senti- la esperanza inquebrantable que tenemos por
do es más perfecta y mayor, porque en esta Cristo es que no sólo' nos gloriamos por la espe-
materia extirpa.la raíz; mas no es absolutamente ranza de lá gloria futura, sino "también de los
• . más perfecta que todas las otras virtudes, pues la -.'•• males que por ella padecemos. Por eso dice: nos
fortaleza.no sólo soporta las molestias sin per- : gloriamos en las tribulaciones, por las cuales lle-
:. turbación, lo cual es propio de la paciencia, sino ? gamos a la gloria, como dice la Escritura: Por
*•*"•' que también se introduce en ellas cuando es ne-.;j¡ muchas tribulaciones nos es necesario entrar en
cesario; por lo que todo el que es fuerte, es el reino de Dios. (Act., XIV, 21.) Tened por
paciente, pero no al revés. Es, sin embargo, la sumo gozoif cuando fuereis envueltos en diversas
paciencia cierta parte de la fortaleza. tribulaciones. (Jac, I, 2.)
(1^ 2 ae , q. LXVI, o 4, ad 2um.) \
La tribulación obra paciencia, no porque sea
su causa eficiente, sino porque la tribulación es
materia y ocasión de ejercitar el acto de pa-
ciencia.
La paciencia (engendra) prueba. En el fuego es
probado el oro y la plata. (Eccli., II, 5.) Fácil-
mente soportamos el daño de alguna cosa, por
amor a lo que amamos. Por consiguiente, si al-
590 Santo Tomás deAquino 11 d e s e p t i e m b r e 591
guien sufre pacientemente en las cosas corporales a Dios, también es evidente que Dios ha prepa-
y temporales para conseguir los bienes eternos, rado los bienes eternos a los que le aman.
con ello se prueba suficientemente que ese tal (In Rom., V.)
ama más los bienes eternos que los temporales.
La prueba (produce) esperanza. Pues por el he?
cho de ser probada, una persona puede esperar, 12 de septiembre
y ella y las otras lo pueden igualmente, que será
admitida a la herencia de Dios. Véase, por tanto, LOS PRECEPTOS DE LA CARIDAD
cómo la tribulación prepara el camino a la espe-
ranza. Por lo tanto, si alguno se gloría fuerte- I. Ha sido conveniente que se diera un precep-
mente de la esperanza, sigúese que se gloriará de to sobre el amor de caridad, que es el amor a
las mismas tribulaciones. t Dios.
La esperanza no trae confusión, esto es, la es- El fin de la vida espiritual es que el hombre
peranza no desmaya, si el hombre no falta a ella. se una a Dios, lo cual se verifica por la caridad;
Pues se dice que es confundido en su esperanza y a esto se ordena como a su fin todo lo que
el que desconfía de lo que espera. pertenece ^ a la vida espiritual. Por eso dice el
Apóstol: El fin del mandamiento es la caridad
' Porque la caridad de Dios está difundida en
de corazón puro, y de buena conciencia, y, de fe
nuestros corazones. La caridad de Dios puede en-
no fingida (I Tim., I,-5); pues todas las virtudes
tenderse de la caridad con que Dios nos ama, o de cuyos actos se dan preceptos se enderezan a
de la caridad con que nosotros amamos a Dios. El purificar el corazón de los torbellinos de las pa-
hecho de amar nosotros a Dios es-señal de que siones, como las" virtudes qué a ellas se refieren;
él nos ama,"como dice el libro de los Proverbios: o a tener al menos buena conciencia,. como las
Yo amo a los que me aman (VIII, 17). ' • yiá;-- virtudes qué se refieren a las^ acqkiñes; o a tener
Se dice que la caridad' con que él nos ama está - una fe recta, como las que pertenecen ai culto
difundida en nuestros corazones, porque se mues- divino; y estas tres cosae se requieren'para amar
tra patentemente e'n ellos por el don del Espíritu a Dios; porque el corazón impuro se aparta del
Santo impreso en nosotros. Se dice difundida en amor de Dios> por causa de la pasión que lo- in-
nuestros corazones la caridad con que nosotros clina a las cosas terrenas; la mala conciencia pro-
amamos a Dios, porque se extiende a perfeccio- duce el horror a la justicia divina por temor de
nar todas las costumbres y actos del alma. la pena; la fe fingida arrastra el afecto a lo que
~De ambos sentidos se deduce que la esperanza se finge acerca de Dios, separándolo de la verdad
no trae confusión. Pues si se entiende de. la ca- de Dios.
ridad con que Dios nos ama, es evidente que Mas en todo género lo que es de por sí es
Dios no se negará a los que ama. Igualmente si se ) anterior a lo que es por otro; y por lo tanto, el
entiende de la caridad con que nosotros amamos ' mayor precepto es sobre la caridad.
592 Santo Tomás de Aquinp 13 d e s e p t i e m b r e 593
I
el hombre satisfacer su voluntad sólo en los bie-
ne
\ s, para que así sea justo el amor al prójimo.
a
| 33) Por la razón del amor, es decir, que no
594 Santo Tomás de Aquino 14 d e s e p t i e m b r e 595
Convenía a la figura de la Pasión, porque el II. Cristo presenta un modelo cuando dice:
Señor mandó se fabricase una serpiente de bronce Asi como yo os he amado. Porque de tres maneras
en el desierto: Como Moisés levantó la serpiente nos amó Cristo: gratuita, eficaz y rectamente.
en el desierto, asi también es necesario que sea Gratuitamente, porque él comenzó y no esperó
levantado el Hijo del hombre. (Joan., III, 14.) que nosotros comenzáramos a amarle, como ex-
Exaltado de ese modo, todo lo atraeré a mí mis- plica San Juan: No que nosotros hayamos ama-
mo (por la caridad). Y el profeta Jeremías dice: do a Dios, sino que él nos amó primero a nos-
Con amor perpetuo te amé; por eso te atraje, te- otros. (I Joan., IV, 10.) Así, pues, nosotros debe-
niendo misericordia (XXXI, 3). También se ma- mos también amar primero al prójimo, y no espe-
nifiesta la soberana caridad de Dios para con el rar a que él se nos adelante o nos beneficie.
hombre al dignarse morir por ellos. Y así se cum- Nos amó eficazmente, lo que es manifiesto por
plió lo que pide la esposa: Tráeme en pos de ti, s sus obras; pues la prueba del amor son las obras.
correremos al olor de tus ungüentos. (Cant. I, 3.) Lo más grande que un hombre puede hacer por
(In Joan., XII.) su amigo es darse a sí mismo por él; y esto hizo
Cristo: Nos amó, y se entregó a si mismo por
15 de septiembre nosotros. (Eph., V, 2.) Siguiendo nosotros su
ejemplo, amémonos unos a otros eficaz y fruc-
tuosamente. No amemos de palabra, ni de lengua,
LA MUTUA CARIDAD sino de obra y de verdad. (I Joan., III, 18.)
Rectamente, porque como toda amistad se fun-
Un mandameinto nuevo os doy: Que os améis da sobre alguna comunicación o semejanza (pues
los unos a los otros, así como yo os he amado. la semejanza es causa de amor), será amistad recta
(Joan., XIII, 31.) la que tiene por causa la semejanza o comunica-
ción en el bien. Mas Cristo nos amó en cuanto
I. El tenor de este mandamiento es el amor somos semejantes a él por la gracia de adopción.
rmituo. Por eso dice: Que os améis los unos a los Y nos amó conforme a esta semejanza para llevar-
r
dí¥b's.' Porque es natural que la amistad no sea nos a Dios. Por consiguiente, nosotros debemos
oculta; de lo contrario, no sería amistad, sino también amar en la persona amada, no tanto el
benevolencia. Es menester, para la verdadera y beneficio o alegría que nos viene de ella como
firme amistad, que los amigos se amen mutua- lo que en ella es de Dios. Y en este amor se in-
mente, pues entonces la amistad es justa y firme, cluye también el amor de Dios.
como duplicada. Por lo tanto, queriendo el Señor (In Joan., XIII.)
que entre sus fieles y discípulos existiese perfecta
amistad, les dio este precepto de amor recíproco.
El que teme a Dios, igualmente tendrá buena
amistad. (Eccli., VI, 17.)
598 Santo Tomás de Aquino 16 d e septiembre 599
Y este espíritu inflama para la caridad, porque
16 de septiembre la caridad de Dios está difundida en nuestros co-
razones por el Espíritu Santo. (Rom., V, 5.)
NUEVO MANDATO DEL AMOR 3o) Por el efecto que estableció, es decir, el
Nuevo Testamento. Porque la breve diferencia
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis entre el Nuevo y el Antiguo Testamento son el
los unos a los otros. (Joan., XIII, 34.) temor y el amor; como se desprende de estas pala-
Ya existía ciertamente en el Antiguo Testa- bras: Haré nueva, alianza con la casa de Israel, y
mento o Ley el mandamiento del amor al próji- con la casa de Judá. (Jer., XXXI, 31.) Este man-
mo. Interrogado Cristo por un doctor de la ley damiento procedía en el Antiguo Testamento del
acerca del primer mandamiento, respondió: Ama- temor y de u n santo amor, pero pertenecía al
rás al Señor tu Dios (Matth., XXII, 37), y des- Nuevo Testamento; por lo cual este mandamiento
pués añadió: Amarás a tu prójimo como a ti existía en la ley antigua, mas no como cosa pro-
mismo. (Ibid., 39.) Esto ya se encuentra' en el pia suya, sino como una preparación de la ley
Levítico: Amarás a tu amigo como a ti mismo nueva.
(XIX, 18). (In Joan., XIII.)
Sin embargo, se dice especialmente que este
mandamiento es nuevo por tres motivos:
I o ) Por la innovación que produce. Despoján- 17 de septiembre
doos del hombre viejo con sus hechos, y vistién-
doos del 'nuevo, de aquel que se renueva por el POSIBILIDAD DEL AMOR PERFECTO AL P R Ó J I M O
conocimiento, conforme a la imagen de aquel
que lo crió. (Col., III, 9.) Esta novedad se veri- Así como el estado de la vida presente no per-
fica por la caridad, a la cual nos exhorta Cristo. mite que el hombre se refiera siempre en acto
.... 2?) Se llama nuevo este mandamiento por la a Dios, así tampoco que se refiera en acto a
:'. $ausa que produjo este resultado, porque procede todos los prójimos en particular, sino que basta
"* 'dé un espíritu ntiévo. Existe un doble espíritu: el se refiera comúnmente a todos en general, y a
viejo y el nuevo. El viejo es el espíritu de servi- cada uno habitualmente y según la disposición
dumbre; el nuevo es el espíritu de amor; aquél del ánimo.
engendra siervos; éste, hijos dé adopción. A ellos Puede, empero, considerarse por relación al
hace referencia San Pablo: No habéis recibido el amor del prójimo como por relación al amor dé
espíritu de servidumbre para estar otra vez con j Dios una doble perfección: una, en efecto, sin
temor, sino que habéis recibido el espíritu de la cual no puede existir la caridad, es decir, que
adopción de hijos. (Rom., VIII, 15.) Y Ezequiel el hombre nada debe tener en su corazón que
dice: Os daré un corazón nuevo, y pondré un es- sea contrario al amor del prójimo; la otra, sin la
píritu nuevo en medio de vosotros (XXXVI, 26). cual no es posible encontrarse caridad, puede
•600 Santo Tomás de Aquino 17 d e septiembre 601
considerarse de tres modos: 1"?, según la exten- nadie debe abdicar los signos de su dignidad.
sión del amor, es decir, que uno no solamente Entre todas las dignidades, la mayor es ser hijo
ame a los amigos y conocidos, sino también a los de Dios; y la señal de esa dignidad es el amor
extraños y aun a los enemigos, pues esto, como al enemigo. Amad a vuestros enemigos ... para
dice San Agustín, "es propio de los hijos per-, que seáis hijos de vuestro Padre, que está en
fectos de Dios" 37; 2°, según la intensidad, que se los cielos. '{Matth., V, 44, 45.) Amar a un amigo
manifiesta por aquellas cosas de que el hombre no es la señal de la filiación divina, pues hacen
se priva por causa del prójimo, hasta el punto de también lo mismo los publícanos... y los gen-
no tener en nada no sólo los bienes exteriores, tiles. (Ib id., 46, 47.)
sino también las aflicciones corporales y aun La segunda es el logro de la victoria. Ésta es
la misma muerte, según aquello: Ninguno tie- un deseo natural de todos. Es, pues, necesario que
ne mayor amor que éste, que es poner su vida . con tu bondad atraigas al amor al que te ofen-
por sus amigos (Joan., XV, 13); 3 o , en cuanto ' dio, y entonces vences; o que el otro te arrastre al
al efecto del amor, es decir, que el hombre sacri-. odio, y entonces pierdes. No te dejes vencer de lo
fique por sus prójimos no sólo los beneficios mulo; mas vence el mal con el bien. (Rom.,
temporales, sino también los espirituales y aun XII, 21.)
a sí mismo, según aquello: Yo de buena gana La tercera es la adquisición de muchas venta-
daré lo mío, y me daré a mí mismo por vuestras jas; porque con ello adquieres amigos. Si tu ene-
almas. (II Cor., XII, 15.) migo tuviere hambre, dale de comer; si tiene
• .. • (2* 2 ae , q. CLXXXIV, a. 2, ad 3um.) sed, dale de beber; porque si esto hicieres, car-
bones encendidos amontonarás sobre su cabeza,»,
(Rom., XII, 20.) Y San Agustín dice: "No hay
18' de septiembre provocación mayor para el amor que prevenir
amando." Pues nadie es tan duro, que aunque no
ATRACCIÓN Í ) E LOS ENEMIGOS quiera dar amor, no quiera, empero, pagarlo.
La cuarta es la de que con ello son más fá-
Amarás a tu prójimo como a ti mismo. cilmente escuchadas tus plegarias. Por eso, sobre
(Matth., XXII, 39.) el pasaje de Jeremías: Aunque Moisés y Samuel,
Es cierto que pecas si no perdonas al que te se me pusiesen delante (XV, 1), dice San Gre-
pide perdón, y que es cosa de perfección si le gorio: "Hizo principalmente mención de ellos,
atraes a ti, aun cuando no estés obligado. porque rogaron por los enemigos." También rogó
Muchas razones aconsejan que lo atraigas a ti: Cristo: Padre, perdónalos. (Luc, XXIII, 34.)
La primera es la conservación de la propia dig- Orando San Esteban por los enemigos (Act., VII,
nidad. Cada dignidad tiene su señal especial, y 59), reportó gran utilidad a la Iglesia, pues con-
virtió a San Pablo.
37 Enchirid, cap. 73. La quinta es la huida del pecado, lo cual de-
602 Santo Tomás de Aquino 19 d e s e p t i e m b r e 603
bemos desear principalmente; pues algunas veces pues para el que tiene alguno sobre sí, mayor
pecamos, no buscamos a Dios, y Dios nos atrae y mejor cosa es el unirse al superior que tolerar
a sí, o con enfermedades o cosa semejante. Yo el defecto del inferior. Y por eso, en cuanto al
cercaré tu camino con espinos. (Os., II, 6.) De hombre, que tiene a Dios como superior, la cari-
este modo fué atraído San Pablo. Y en el Salmo dad por la cual se une a Dios es mejor que la
(CXVIII, 176) se dice: Anduve errante, como misericordia, por la cual tolera los defectos de
oveja descarriada; busca a tu siervo. Mas esto lo sus prójimos,. Pero entre todas las virtudes que
conseguimos si atraemos a nosotros al enemigo se refieren al prójimo, la misericordia es la más
perdonando primero, pues como consta en el excelente, como también lo es su acto; puesto
Evangelio: Con la misma medida con que mi- que tolerar el defecto de otro en cuanto tal, es
diereis, se os volverá a medir. (Luc, VI, 38.) Y propio del superior y del mejor.
en el mismo capítulo: Perdonad, y seréis perdo- Ciertamente es preferida la misericordia al
nados. (Ibid., 37.) El mismo Jesús dice: Bien- ' culto divino, según aquello de Oseas: Misericor-
aventurados los misericordiosos, porque ell'os al- dia quiero, y no sacrificio- (VI, 6), porque no
canzarán misericordia. (Matth., 5, 7.) Pues no damos culto a Dios por sacrificios exteriores, u
hay misericordia mayor que perdonar al que nos ofrendas, a causa de él mismo, sino para utilidad
ofende. nuestra y de los prójimos; porque él no necesita
(In Decaí., X.) de nuestros sacrificios, sino que quiere se los
ofrezcamos para excitar nuestra devoción y para
provecho del prójimo. Por consiguiente, la mi-
19 de septiembre - sericordia con que socorremos las necesidades de
otros es el sacrificio más grato a él, ya que de
¿ES LA MISERICORDIA LA MAYOR DE LAS VIRTUDES? manera más inmediata nos induce al servicio y
utilidad de nuestros prójimo», como se dice en
I. Una virtud puede ser la mayor de todas la Epístola a los Hebreos: No olvidéis hacer bien
en dos conceptos: I o , en sí misma, y 2 o , por com- y comunicar con otros vuestros bienes; porque
paración con el que la tiene. En sí misma, la mi- de tales ofrendas se agrada Dios (XIII, 16).
sericordia es la mayor, porque a ella corresponde Aun cuando la suma de lá religión cristiana
difundirse a los demás y, lo que es más, sobre- consista en la misericordia en cuanto a los actos
llevar sus defectos, lo cual es propio de una vir- exteriores, el efecto interior de la caridad, por
tud superior; y así la misericordia es propia de la cual nos unimos a Dios, supera al amor y a
Dios, y por ella, sobre todo, se dice que mani- la misericordia para con los prójimos.
fiesta su omnipotencia. Pero respecto del que Y de esto resulta mayor semejanza con Dios,
tiene misericordia no es la mayor, a no ser que pues por la caridad nos asemejamos a Dios, en
quien la posee sea el Ser Supremo, que no tiene nuestra unión con él por el afecto; y por consi-
superior a sí, sino que todos le están sometidos; guiente es mejor que la misericordia, por la
20 d e septiembre 605
604 Santo Tomás de Aquino
cumplimiento de la misma; ésta es la ley del amor
cual nos asemejamos a Dios según la semejanza divino. A este respecto dice el Apóstol: Palabra
de la acción. abreviada hará el Señor sobre la tierra. (Rom.,
(2* 2 ae , q. XXX, a. 4.)" IX, 28.)
Ésta es la ley que debe ser regla de todos los
II. Tres motivos deben movernos sobre todo actos humanos, de tal modo que toda acción hu-
a practicar la misericordia. mana será recta y virtuosa si está de acuerdo con
I o ) La necesidad, pues quien no practica la la regla del amor a Dios; y no será buena, ni recta
misericordia, tampoco encontrará misericordia. ni virtuosa si está en desacuerdo con esta regla.
Se hará juicio sin misericordia a aquel que no Mas la ley del amor divino produce en el
usó de misericordia. (Jac, II, 13.) hombre cuatro bienes muy deseables:
2o) La utilidad, porque quien practica la mi- I o ) Produce en él la vida espiritual. Porque
sericordia hallará misericordia, como dice Cristo, / es manifiesto que naturalmente el amado está en
según el Evangelio de San Mateo: Bienaventura- el amante, y por consiguiente, quien ama a Dios,
dos los misericordiosos; porque ellos alcanzarán lo tiene en su persona, como dice San Juan:
•misericordia (V, 7). Quien permanece en caridad, en Dios permanece,
3o) La conveniencia, pues, recibiendo nosotros y Dios en él. (I Joan., IV, 16.) Pertenece también
misericordia de todas las criaturas, es bastante a la naturaleza del amor transformar al amante
conveniente que tengamos misericordia con otros. en el amado; por lo tanto, si amamos lo caduco
„: ... Estamos llenos de miserias, y si las criaturas no y lo vil, nos hacemos viles y perecederos. Pero si
*r^1;:?.tsíe "compadecen de nosotros, dándose ellas mismas, amamos a Dios nos hacemos divinos, porque
*''*''.,.T s u s beneficios, a nosotros,- no podríamos subsis- como dice el Apóstol: El que se allega al Señor,
• tir. Si el sol y él fuego retirasen su luz y calor, y un espíritu, es. (I Cor., VI, 17.) Mas como dice
la tierra" negase sus frutos, ¿qué Haría el hombre San Agustín: "Así como el alma es vida del cuer-
miserable? Es, por lo tanto, conveniente que, ne- po, igualmente Dios es vida del alma. Decimos
cesitando el hombre de misericordia, la tenga que el cuerpo vive por el alma, cuando ejecuta
él con los demás. las acciones propias de la vida, cuando obra y se
(Serm. Dom. IV post Pentecost.) mueve; pero si el alma se retira, el cuerpo no obra
ni se mueve; así también obra el alma virtuosa y
perfectamente cuando obra por caridad, por la
20 de septiembre cual Dios habita en ella; pero sin caridad no
obra nada semejante."
CUATRO BIENES DE LA LEY DEL AMOR
Si alguno poseyere todos los dones del Espí-
ritu Santo sin caridad, no posee vida; porque ni
Como todos no pueden dedicarse a la ciencia, el don de lenguas, ni el don de la fe, o cualquier
Cristo dio una ley breve para que todos pudiesen otro, dan vida sin la caridad. Aun cuando un
conocerla, y nadie se excusase por ignorancia del
606 Santo Tomás de A q u i n o 21 d e septiembre 607
cadáver sea cubierto de oro y de piedras precio- que le aman. Tal vez dirá alguno: si es suficiente
sas, no obstante, muerto se queda. la caridad para destruir los pecados, no es nece-
2?) El segundo efecto de la caridad es la obser- saria la • penitencia. Mas debe considerarse que
vancia de los mandamientos divinos; pues según nadie ama de veras si realmente no se arrepiente;
San Gregorio: "El amor de Dios nunca está ocio- pues cuanto más amamos a alguno, más nos do-
so, ejecuta cosas grandes si está en un corazón; lemos de haberle ofendido, y esto es efecto de
si es inactivo, no es amor." Por lo cual la señal la caridad.
evidente de la caridad es la prontitud en cumplir 2*?) Produce la iluminación del corazón como
los preceptos divinos; pues vemos al amante eje- dice Job: Nosotros estamos envueltos en tinieblas
cutar cosas grandes y difíciles por el amado. (XXXVII, 19), pues frecuentemente ignoramos
3o) El tercer fruto de la caridad es que presta qué debemos hacer o desear, pero la caridad nos
ayuda en las adversidades; pues las adversidades . enseña todo lo necesario a la salvación; por eso se
no dañan al que tiene caridad, antes bien se con- ' dice: su unción os enseña todas las cosas (I Joan.,
vierten en útiles. A los que aman a Dios, todas II, 27). Esto es así porque donde está la caridad
las cosas les contribuyen al bien (Rom., VIII, 28); allí está el Espíritu Santo que conoce todas las
aún más todavía, las cosas adversas y difíciles pa- cosas y nos conduce por el camino recto. Por eso
recen suaves al amante, como nos lo enseña la se dice en el Eclesiástico: Los que teméis a, Dios,
experiencia. amadle, y serán iluminados vuestros corazones
4o) La caridad conduce a la felicidad; pues (11,10).
sólo a los que tienen caridad se promete la eter- 3o) Perfecciona en el hombre la perfecta ale-
na bienaventuranza, ya que todas las cosas sin gría; pues nadie tiene verdaderamente alegría si
caridad son insuficientes. Y no debe olvidarse que no vive en caridad. Todo el que desea algo, no
la diferencia- de bienaventuranza depende única- goza, ni se alegra, ni descansa hasta alcanzarlo; y
mente de la diferencia en la caridad y no de suele suceder en las cosas temporales que, cuando
otra virtud. no se las posee, se apetecen, y, una vez poseídas, se
*"'--'••• ;•;:;. . . (In Decalog. II.) •desprecian y engendran fastidio; pero no ocurre
16 mismo en las cosas espirituales; es más, quien
ama a Dios, lo posee, y por eso el ánimo del que
21 de septiembre ama y-desea descansa en él.
4o) La caridad nos da» la paz perfecta. Acaece
OTRAS UTILIDADES DE LA LEY DEL AMOR que las cosas temporales sípn deseadas frecuente-
mente, pero una vez poseídas, no descansa el
I o ) La caridad obra el perdón de los pecados; ánimo del que desea; es más, poseída una cosa,
pues si alguien ofendiere a otro y después lo se apetece otra: Los impíos son como el mar agi-
amare íntimamente, borra la ofensa con el amor; tado, que no puede estar en calma. (Is., LVII, 20.)
del mismo modo Dios perdona los pecados a los No hay paz para los impíos. (Ibid., 21.) Pero no
2 2 de s e p t i e m b r e 609
608 Santo Tomás de Aquino
I. Este precepto se encuentra expresado diver-
ocurre así en la caridad con Dios. Pues quien
samente en distintos lugares de la Sagrada Escri-
ama a Dios, posee paz perfecta: Mucha paz para tura. Porque en el Deuteronomio (VI, 5) se po-
los que aman tu ley; y no hay para ellos tropiezo. nen tres cosas: con todo tu corazón, y con toda
(Psal, CXVIII, 165.) Y esto es así, porque sólo tu alma, y can toda tu fuerza. En San Mateo
Dios basta para llenar nuestro deseo; él es ma- (XXII, 37) se ponen dos de aquéllas: de todo
yor que nuestro corazón, y por eso dice San Agus- tu corazón, y de toda tu alma, y se omite con
tín: "Tú, oh Dios mío, nos has creado para ti, y toda tu fuerza; pero en cambio se añade: y de
nuestro corazón está inquieto hasta que descanse todo tu entendimiento. Pero en San Marcos se
en ti" 38. i ponen cuatro: de todo tu corazón, y de toda tu
5o) La caridad otorga al hombre una gran dig- alma, y de todo tu entendimiento, y de todas tus
nidad. Todas las criaturas sirven a la divina ma- fuerzas (XII, 30), que es lo mismo que fortaleza;
jestad, como las obras de arte sirven al artista;
/ y estas cuatro se expresan también en San Lucas
mas la caridad convierte a los hombres de siervos (X, 27), pero en lugar de fortaleza y virtud, se
en libres y amigos. Por eso dijo el Señor \ los pone: con todas tus fuerzas.
Apóstoles: No os llamaré ya siervos .. .os he lla-
mado amigos. (Joan., XV, 15.) Y la caridad no
II. Es preciso, pues, asignar la razón de estas
solamente hace libres, sino también hijos, es de-
cuatro cosas; dado que si en algún lugar se omite
cir, que tengamos nombre de hijos de Dios, y lo ^
alguna,' es porque la una se "entiende por las
seamos. (Í.Joan., III, 1.) Pues un extraño se hace
otras. Luego puede considerarse que el amor es
hijo adoptivo dé otro cuando adquiere. para sí un acto de la voluntad, que aquí se expresa por
el derecho a su herencia; así la caridad adquiere el corazón; porque así como el corazón corporal
el derecho a la herencia de Dios, que es la vida es el principio de todos los movimientos corpo*
eterna. Ved cómo han sido contados entxe los rales, así también, la voluntad* y principalmente
hijos de Dios. (Sap., V, 5.) ' * respecto a la intención del fin último que es el
(In Decalog., III.) objeto de la caridad, es el principio, de todos los
f
movimientos espirituales. Y como son tres los
principios de los actos4 que son movidos por la
22 de septiembre voluntad, a saber;' el entendimiento significado
por la mente, la' fuerza apetitiva interior, signifi-
EL AMOR A DIOS cada por el alma, y la fuerza ejecutiva exterior,
expresada por la fortaleza o virtud o las fuerzas.
Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y Se nos manda, pues, que toda nuestra intención
de toda tu alma, y de todas tus fuerzas, y de todo se dirija a Dios, lo cual es amarlo con todo el co-
tu entendimiento. (Luc, X, 27.) razón; que nuestro entendimiento se someta a
Dios, lo que es amarlo con toda la mente; que
38 Confess., lib. III, cap. 1.
6 10 Saiuo.Tomás de A^uino 23 de septiembre 611
fijarse límite alguno al aumento de la caridad mediatamente, sino cuando alguno se esfuerza
durante la vida presente. por aumentarla.
(2a 2 ae , q. XXIV, a. 4, 7, 5, 6.)
III. La caridad no se aumenta por adición de
caridad a caridad, sino porque el sujeto participa-
más de esta virtud, es decir, según se reduce más 26 de septiembre
el acto de aquélla y le está más sometido. No es
TRES GRADOS DE CARIDAD
necesario que por el aumento de la caridad sobre-
venga a ella otra forma que antes no existía, sino
I. Como dice San Agustín 39: "Cuando nace
que esté más intensamente lo que antes estaba la caridad, es alimentada", lo cual pertenece a
en menor grado. Lo que hace Dios al aumentar i los que comienzan; "cuando está alimentada, se
la caridad, es que ésta sea más intensa en el alma fortifica", lo cual corresponde a los que progre-
y que el alma participe más perfectamente -de la san; y "cuando está fortalecida, se perfecciona",
semejanza del Espíritu Santo. lo cual es propio de los perfectos.
El crecimiento espiritual de la caridad puede
IV. El aumento espiritual de la caridad se ase- considerarse de una manera semejante al creci-
meja en cierto modo al aumento corporaf, miento corporal del hombre, el que, aunque pire'-.
• que en los animales y en las plantas no es .de distinguirse en muchas partes, tiene, sin em-
un movimiento continuo, sino que hay un tiem- bargo, algunas distinciones determinadas, según
po en que la naturaleza obra para preparar el las determinadas acciones o estudios a los que el
aumento, aunque no lo realice en el acto; y des- hombre llega por el aumento. Así también se
•-'•••.., 4>ués produce efecto aquello que había prepara- distinguen los diversos grados de la caridad según
'"'•"'. do, al* dar. aumento á> animal o a la planta. Del íbs diversos esfuerzos a que el hombre llegue por
aumento de la caridad.
mismo modo, la caridad no se aumenta inmedia-
tamente por cada uno de sus actos, pero cada
II. Primeramente, pues, el'estudio principal
acto dispone al aumento de caridad, y a medida
del hombre consiste en apartarse' del pecado ,y
que''ésta aumenta el hombre produce acto de
resistir a sus concupiscencias, que le mueven en
amor más fervoroso, por el cual procura progre^ sentido contrario a la caridad; y esto pertenece
sar en esta virtud; caso, éste, en que la caridad a los que comienzan, en los cuales la caridad debe
se aumenta realmente. ser alimentada y fomentada para que no se co-
Así como todo acto de caridad merece la vida ¿ rrompa.
eterna, que no se ha de disfrutar al instante, sino J El segundo estudio que el hombre hace después
a su tiempo, así todo acto de caridad merece un .)
aumento de caridad, pero no es acrecentada in- .:.• 39 Super I Can. Joan., tract. 5.
•F
27 de septiembre 619
618 Santo Tomás de Aquino
amor". En general, así como los malos pensa- roñes santos que sufren adversidades por Dios, se
mientos destruyen la caridad, así los buenos la afirman más en su amor, como el artista ama más
adquieren, la nutren y la conservan. la obra de arte en que más trabajó. De ahí es que
los fieles tanto más se elevan en el amor de Dios,
I I . Hay también dos condiciones para aumen- cuanto más aflicciones sufran por él.
tar la caridad adquirida. (In Decalog., c. IV).
La primera es la separación de las cosas terre-
nas. El corazón no puede ser llevado perfecta-
mente a cosas diversas y opuestas; por lo cual 28 de septiembre
nadie puede amar a Dios y al mundo; y consi-
guientemente, cuanto más se aleja nuestra alma AMOR AL BIEN SUMAMENTE DELEITABLE
del amor de lo terreno, tanto más se afirma en el
amor divino. Y así dice San Agustín: "Veneno de f Me acordé de Dios, y me deleité. (Psal.,
la caridad es la esperanza de alcanzar o retener LXXVI, 4.)
las cosas temporales; su alimento es la disminu- Así como Dios sobrepasa todo lo apetecible,
ción de la codicia, su perfección, la negación de así da más alegría que ningún otro; porque lo
Ja^cpdicia. Quienquiera, pues, que desee nutrir la hace de manera más universal, más íntima y más
J^cáridad, debe esforzarse en disminuir la codicia, i duradera.
"lista consiste en un deseo ferviente de alcanzar í • ». ' f
u obtener bienes temporales. Comienza a dismi- i I. Unas cosas producen un deleite particular,
nuir cuando se tiene a Dios, que es el único que como las sabrosas deleitan sólo al gusto pero no
no puede tenerse sin ser amado. Para ello se han al oído; las sonoras al oído, pero no a la vista, y
establecido las órdenes religiosas, en las que se ; así de las demás. Pero Dios da un deleite general,
• trabaja por desarraigarse de las cosas mundanas y ,1 porque es el bien universal y causa de todo bien
corruptibles y por elevarse a las divinas. Esto se ; particular. A este respecto dice San Anselmo:
expresa en estas palabras: Se descubrió el sol, que "Si los bienes particulares son deleitables una vez
había estado antes cubierto de nubes. (II Macab., í conocidos diligentemente, cuan deleitable será
I, 22.).. El sol, es decir, el entendimiento humano, aquel'bien que contiene en sí la delectación de
está cubierto pie nubes cuando se ha dado a las todos los bienes; y no según la experiencia que
cosas terrenas^ géro brilla cuando se aleja y a p a r - 1 hacemos de las cosas creadas, sino tanto más
ta del amor de».'-lo terreno. Porque entonces el diferente cuanto se diferencia el criador de la
amor resplandece también y crece en él." criatura.
La segunda condición, es una paciencia firme,;:
en las adversidades; porque cuando sufrimos co- II. Otras cosas deleitan superficialmente y co-
sas pesadas por aquél a quien amamos, el amor mo exteriormente; mas Dios, íntimamente y, por
no se destruye, sino que crece. Y por eso los va- ^ lo tanto, profundamente; porque sólo Dios pe-
622 Santo Tomás de Aquino 29 d e septiembre 623
netra substancialmente en la substancia del alma, bien increado cuanto más llena está del bien crea-
y por consiguiente deleita deliciosamente hasta lo do, pues, al conseguirlas y alcanzarlas, goza y se
más íntimo. San Agustín dice: "Cuando llegue a deleita en ellas. Por consiguiente hemos de abs-
unirme a ti con toda mi alma, no tendré ni tra- tenernos de éstas para tener ansias de aquél. Re-
bajo ni dolor, sino que mi vida estará segura y husó consolarse mi alma. (Psal., LXXVI, 3.)
toda llena de ti". San Agustín dice: "Baje la estima de las demás
El mismo autor agrega: "¡Oh Señor Dios! ¿Qué criaturas para que el Creador endulce el co-
es lo que amo cuando te amo? No la hermosura razón."
del cuerpo, ni la hermosura del tiempo, ni el (De dilectione Dei. IV.)
brillo de la luz amiga de estos ojos, no las dulces
melodías, ni la suavidad de las flores y de los per-
fumes, no el maná ni la miel, no las caricias gra- 29 de septiembre
tas a los abrazos de la carne. No es esto lo que
amo cuando amo a mi Dios, y sin embargo, amo CAUSAS DEL. AMOR
cierta luz, cierta voz, cierto olor, cierto manjar y
cierto abrazo. I. Eres amigo del hombre, porque está pre-
"No amo a mi Dios como a la luz, a la voz, al sente. Pero Dios tiene mayor ventaja porque está
olor, al manjar, al abrazo del hombre exterior; es presente íntimamente, siempre y en todas partes.
todo mi hombre interior, allí donde brilla para El hombre está presente, porque está junto a .
mi alma aquello que no puede encerrar el lugar, ti; pero Dios está más presente, porque está den-
una música que el tiempo no puede arrebatar, un tro de ti, como explica San Agustín: "Está en el: •
-perfume^ que el viento no puede disipar, y un- interior • del corazón, pero éste se alejó de él."
T
sabor que no puede agotar la voracidad, allí E1 hombre está unas veces présente y otras ausen-
donde la saciedad es inseparable de mí mismo; te por neqesidad, pero Dios nunqjse ausenta de
estd es lo que yo amo cuando amo a mi Dios." ti aunque tú a veces te á?e|és y te aumentes. San
Agustín agrega: " T ú estabas dentro y yo fuera;
III. Otras deleitan transitoria y temporalmen- yo te buscaba afuera, y deforme irrumpía en estas
te. Pero Dios, eternamente. San Agustín expresa: cosas hermosas que hiciste; conmigo estabas y
"Es miserable toda alma aprisionada por la amis- yo no estaba contigo." • —
tad de las cosas inferiores, y se desgarra cuando Además, el hombre de quien eres amigo, está
las pierde; pero a ti ninguno te pierde, sino el presente a ti en algunos lugares, y en otros está
que te despide." La razón se funda en que toda ausente; pero Dios está presente a ti en todas
criatura es mudable de por sí. Mas porque el partes. Por lo cual, como al morir no podrás go-
alma harta pisará el panal (Prov., XXVII, 7), zar de la presencia de los amigos, de la que nece-
aquella alma que, amando a las criaturas, las de- sitarás en gran manera entonces, disfrutarás con
sea ardientemente, tanto menos hambre tiene del mucho consuelo de la presencia de este amigo.
624 Santo Tomás de Aquino
2 8 de s e p t i e m b r e 625
Aun cuando anduviere en medio de sombra de
mirar los ángeles (I Petr., I, 12), cuya hermosura
muerte, no temeré males; porque tú estás conmi-
no se marchita, sino que saíva a los que la miran;
go. (Psal, XXII, 4.)
no envejece, antes bien, hace rejuvenecer; no
muere, antes vivifica eternamente.
II. Eres amigo del hombre, porque te es útil.
También es deseable por la dulzura de sus pa-
Pero en esto lleva Dios la ventaja de tres mane-
labras. El Señor hablaba a Moisés cara a cara,
ras; porque la utilidad que él te proporciona es
como suele un hombre hablar a su amigo. (Ex.,
mayor, más abundante y más duradera.
XXX1IL 11.) Afable no sólo para los justos, sino
El amigo te hace partícipe de sus bienes. Pero
Dios da sus cosas y se da a sí mismo. El que aun también para los injustos, como los publícanos, y
su propio Hijo no perdonó, sino que lo entregó es amigo de los pecadores.
por todos nosotros, ¿cómo no nos donó también Por último, es amable, porque es manso en sus
con él todas las cosas? (Rom., VIII, 32.) ¿Qué acciones. Yo como cordero manso. (Jer., XI, 19.)
amigo te dará a su propio hijo y su espíritu' como (De dilectione Dei, X, XI, XII.)
hizo Dios? Da sus cosas. Obsequia dones más dig- 30 de septiembre
nos, mayores, más numerosos, más permanentes
en duración y en tiempo, mejores con relación al
fin. Muchas y grandes cosas donó en el pasado, EL PROGRESO EN EL AMOR, BAJO EL SÍMBOLO
da y no cesa de dar en el presente, pero en el DEL CARBÓN, LA LLAMA Y LA LUZ •
futuro dará muchísimas y mayores.
Tanto en las cosas naturales como en las mora-
les se distinguen tres condiciones: el frío, lo tibio
III. ¿Eres amigo del hombre, porque es ama-
y el calor. Lo tibio es un estado medio entre dos
ble. El nombre amable en el trato será amigo,
exfremos opuestos. Por lo tibio se pasa del frío
más que un hermano. (Prov., XVIII, 24.) Tres,
al calor, y así, lo tibio es, a veces, laudable y
cosas hacen amable a una persona: la gracia en |
bueno como camino y disposición para producir
el rostro, la afabilidad en el trato y en las pala- .,
el calor,- pero es insuficiente, porque lo frío no
bras, la mansedumbre en el gusto y en las >
desaparece en él, sino que sólo disminuye. Lo
acciones. i
frío es, pues, el estado de pecado sin ningún
Pero Dios supera a todos en esas tres cosas. rastro de amor; la tibieza es un estado de gracia,
Porque, en efecto, engañosa es la gracia, y vana.:, dada gratuitamente; el calor es el estado de gra-
la hermosura (Prov., XXXI, 30) que confieren ; cia santificante, allí donde el frío, expulsado con
la salud, el buen temperamento y la juventud; la -| anterioridad, perece y muere. También por lo
prueba es que la enfermedad quita la salud; la % tibio se efectúa el paso de lo caliente a lo frío, y
vejez disipa la juventud, y la muerte quita el j. por este lado la tibieza es vituperable, como se
temperamento. Pero cuan amable es aquél cuyo < dice en el Apocalipsis: Porque eres tibio... te
rostro está lleno de gracias, aquél en quien desean comenzaré a vomitar de mi boca. (Apoc, III, 16.)
626 Santo Tomás de Aquino 29 de s e p t i e m b r e 627
En lo caliente existen tres grados: lo simple- aquel mismo día, no de noche. En el término se
mente caliente, lo ferviente y lo ardoroso. El ca- designa el deseo de la perfección, iban a Emaus,
lor es el principio, el fervor es el incremento, el que se interpreta deseo de consejo.
ardor es su complemento. Sus actos son descriptos bajo tres aspectos: lo
Existen tres clases de fuego: el carbón en.la que piensan en su corazón, es decir, en la Pasión
materia terrestre, la llama en la materia aérea, y de Cristo; por eso iban tristes, y no disipados por
la luz en su materia propia. Por ellas podemos las alegrías del mundo; lo que decían: no conver-
simbolizar tres ardores diferentes según tres esta- saban de cosas vanas, sino de todas estas cosas que
dos: el de los penitentes, el de los activos y el de habían acaecido; lo que hacen, es decir: ofrecen
los contemplativos. hospitalidad al peregrino. Y acercándose Jesús a
I o ) El estado de los penitentes tiene el ardor estos viajeros, camina en su compañía; los incre-
del carbón, donde el fuego está en materia te- ¡ pa algún tanto, les declara las Escrituras, y así
rrestre: Cuando limpiare el Señor las manchas :\ produce en ellos ardor.
de las hijas de Sión, y lavare la sangre de medio ; 3o) El estado de los que descansan en la paz
Jerusalén con espíritu de justicia, y con espíritu j' de la contemplación tiene aquí el ardor de la luz;
de ardor. (Is.., IV, 4.) Pero en este estado de peni-; pero entre los contemplativos' los encontrarás con
tencia se encuentran algunos tibios5 pocos con calor, fervorosos, pero pocos ardientes. Así apa-
. calor, muy pocos fervorosos y poquísimos ar-: recen los. Apóstoles qu€ estaban reunidos en Jeru-
-dientes. * • vi salén y recibían "el fuego divino. De ellos dice
2^) El estado- de los que progresan en el cami^ San Gregorio: "Mientras reciben a Dios bajo el
n© de las buenas obras tiene el ardor de llama,¡ símbolo del fuego, suavemente se abrasan de
que tiende más hacia arriba, -y naciendo delj amor." Así, pues, los»'principiantes arden muy
carbón, en parte es más noble en la materia y más! útilmente, pero también con alguna aflicción;
brillante en la forma. En este estado encontrará! los que progresan, con más utilidad y menos
que no todos son ardientes, hay también alguno' aflicción; y los perfectos con mucha utilidad, sin
tibios, pocos fervorosos y rarísimos ardientes. Tie'; ninguna aflicción y, por lo tanto, con suavidad.
nes ejemplo en aquéllos que decían: ¿Por veniui Esta es la gran visión: ardor sin pena, suave, no
no ardía nuestro corazón dentro de nosotros^ pesado, y que tanta admiración causó a Moisés,
cuando en el camino nos hablaba, y nos explicaba:, porque la zarza ardía, y no se quemaba. (Ex.,
las Escrituras? (Luc, XXIV, 32.) Considera quié^1 III, 2.)
nes son los caminantes y por qué causas ardían* (De dilection. Dei.)
Advierte en ellos dos cosas: el movimiento y
acción.
En su movimiento considera cuatro cosas: Ib
dos juntos; sociedad de concordia en el número,
son dos discípulos y no maestros; caminaba!
Santo Tomás de A q u i n o 7 de octubre 629
628
e invocada para nuestro auxilio. Y San Bernardo
agrega: "En todas las cosas mira a la estrella del
A L G U N A S F I E S T A S DE O C T U B R E mar, llama y clama a María, porque ella es la que
da misericordia al mar, y senda firmísima entre
7 de octubre las olas. Porque ella es áncora con la que la nave
se afirma en el mar, y es nave en la que el hom-
FIESTA DEL SANTÍSIMO ROSARIO bre es librado de las olas de las tentaciones." Y
en otro lugar: "Sólo se abstenga de alabarla el
Nuestra Señora fué llena de gracia, fecunda en que, al llamarla en las tribulaciones, no fué es-
la concepción de su Hijo. Por lo cual le dijo el cuchado."
Ángel: No temas, María, porque has hallado gra- Es, por tanto, necesario que quien desea alcan-
cia delante de Dios; he aquí, concebirás en tu zar gracia de Dios se acerque con devotísimo co-
seno y parirás un hijo. (Luc, I, 30, 31.) Es cosa razón a esta mediadora, porque siendo reina de
de gran admiración y dignidad que simultánea- misericordia y no teniendo absolutamente parte
mente y una sola vez haya sido madre e hija de alguna en el reino de la justicia, nada podrá ne-
Dios, madre y esclava, virgen y fecunda. Por esta gar al que le pide. Pues, como dice San Bernardo,
gracia fué hecha gratísima a Dios. De Esther se "rogada,por el pecador, muestra a su Hijo su
dice figuradamente: Fué, pues, conducida a la corazón y su pecho; el Hijo muestra al Padrfe,el
cámara del rey Asnero..'. y el rey la amó mas que costado y las heridas; y no puede haber ninguna
' a todas las otras mujeres, y halló gracia y favor ?' repulsa donde concurren tantas pruebas de cari-
delante de él más que todas las mujeres, y puso , dad". A esto se refiere el Apóstol en estas pala-
sobre su cabeza la corona real. (Esth., II, 16, 17.):'; bras: Lleguemos confiadamente al trono de la
,.. Y. en el libro del Apocalipsis se lee: Apareció en:.> gracia. (Hebr., IV, 16.) Porque ella misma dice
*•: • \él cielo una.grande señal: Una mujer cubierta del1 en el Eclesiástico: En mí toda.la gracia;.. Pasad
. 'sol, y la luna debajo de sus pies, y en su cabeza^ a mí todos. (XXIV, 25, 26.)
una corona de doce estrellas. (Apoc, XII, 1.) \ (Salut. ángel, exp. II.)
Por lo cual le dice San Bernardo: "¡Cuan amiv
gá eres de Cristo, Señora, cuan próxima estás a él,;
que mereciste ser purísima! ¡Cuánta gracia en- 11 de octubre
contraste ante él, para que él permaneciera er.
ti, y tú con él I T ú lo vistes y eres vestida por él FIESTA DE LA MATERNIDAD DE LA BIENAVENTURADA
Lo vistes con la substancia de tu carne; pero él VIRGEN MARÍA
te viste con la gloria de su majestad." j,
1
Aun cuando Nuestra Señora no puede ser in* ? I. Fué conveniente que Cristo naciese de
tada en esa gracia tan sublime debe, sin embarga mujer:
con todo honor ser bendecida, predicada, alabad I o ) Porque con ello fué ennoblecida toda la
7 de octubre 631
630 Santo Tomás de Aquino
naturaleza humana; por lo cual dice San Agus- Bienaventurada Virgen se llama en verdad Madre
tín 41; "La liberación del hombre debió manifes- de Dios.
tarse en uno y otro sexo; luego, puesto que con : (3*, q. XXXI, a. 4.)
venía que Cristo tomase el sexo del hombre, que
San Ignacio mártir emplea un ejemplo hermo-
es el más noble, convenía que la liberación del sísimo. En la generación de los hombres la mu-
sexo femenino se manifestase en haber nacido de jer se llama madre, aunque la mujer no da el
una mujer." Mas, para que no pareciese que era alma racional, que procede de Dios, sino que
despreciado el sexo femenino, fué conveniente suministra la substancia para la formación del
que tomase carne de la mujer. Por eso aconseja cuerpo. Así, pues, la mujer se llama madre de
San Agustín: "Varones, no os despreciéis a vos- todo el hombre, porque lo que de ella ha sido
otros mismos; el Hijo de Dios tomó forma de tomado se une al alma racional. Del mismo mo-
varón. Mujeres, no os despreciéis a vosotras /do, habiendo sido tomada de la Bienaventurada
mismas; el Hijo de Dios nació de mujer" 42. Virgen la humanidad de Cristo, aquélla se llama
2?) De este modo se completa toda la diversi- no solamente madre del hombre, sino también
dad de la generación humana; pues el primer de Dios, a causa de la unión (de la humanidad)
hombre fué hecho del barro de la tierra, sin va- a la divinidad; aun cuando de María no sea to-
rón y sin mujer; Eva fué hecha del varón sin la mada la divinidad, como tampoco en los otros
mujer, mas «los .demás nacen de hombre y de el arma racional es tomada de la madre.
•:.í"i•,'* v^nhijer.' Por consiguiente, quedaba este cuarto Esto manifiesta la dignidad de María. Porque
modo propio de Cristo, cual era el nacer de mu- ; a ninguna criatura, ni hombre ni ángel, le ha
sido concedido ser padre o madre de Dios. Fué
jer, sin varón. . '
privilegio de gracia singular, no solamente ser
(3*, q. XXXI, a. 4.) .; madre del hombre, sino también Madre de Dios,
y por eso se dice en el Apocalipsis (XII, 1): Una
II. La Bienaventurada Virgen María es Ma- ' mujer cubierta del sol, como toda llena de la
dre de Dios. divinidad.
Concebir y nacer se atribuye a la persona. Lue- (In Matth.', I.)
go, como la persona divina en el principio mismo ;
de la concepción tomó naturaleza humana, se;; III. La Madre de Dios posee cierta dignidad
sigue que puede decirse verdaderamente que Dios | infinita. Así como en todo bien creado, por el
fué concebido y nació de la Virgen. Mas una , hecho de ser finito, puede haber otro mejor, así
mujer se llama madre de alguno por haberlo con-'..; también el bien increado, por el hecho de ser
cebido y engendrado; por lo cual sigúese que la { infinito, no puede tener otro mejor que él.
Por consiguiente, la bondad de una criatura
41 Lile 83 Quaest., q. 11. puede considerarse de dos maneras: con respecto
42
De agone christiano, c. 11.
632 Santo Tomás de Aqu ino 16 d e octubre 633
es la liquefacción, que se opone a la congelación, muchos peligros así de dentro como de fuera,
pues las cosas congeladas son compactas en sí como dice el Salmo (CXLI, 4): En este camino
mismas, de modo que no pueden fácilmente ser por donde yo andaba, me escondieron lazo. Se-
penetradas por otro. Mas al amor pertenece que gún esto, así como a los hombres que andan por
el apetito se haga adecuado para recibir al bien caminos inseguros se les dan custodios, así tam-
amado, puesto que el amado está en el amante. bién a cada hombre, mientras es viador, se le
De ahí es que la congelación o dureza de corazón designa un ángel custodio; mas cuando haya lle-
es una disposición que repugna al amor, pe- gado al término del camino ya no tendrá custo-
ro la liquefacción o derretimiento importa cierto dio, sino que o reinará en el cielo con su ángel o
ablandamiento del corazón, que le hace hábil pa- tendrá en el infierno un demonio que le ator-
ra que penetre en el objeto amado. Así, pues, mente.
cuando el objeto amado está presente y se lo 2o) El ángel es designado al hombre para su
posee, se produce la delectación o fruición^ mas custodia desde su nacimiento.
estando ausente, resultan otras dos pasiones: la Aquello que Dios otorga al hombre por razón
tristeza de la ausencia, que se manifiesta por la de su naturaleza racional, se le da desde el mo-
languidez, y el deseo ardiente de conseguir el mento en que, naciendo, recibe tal naturaleza, y
objeto amado, expresado por el fervor. de esta índole es el beneficio de la custodia de
los ángeles. Por lo cual, djedfe el momento del
Tales son, en verdad, los efectos "del amor con-
nacimiento,, tiene, el hombre su ángel custodio;
siderados formalmente, según la aptitud de la
*" pero ,no antes del .nacimiento, porque el niño,
potencia apetitiva respectó de su objeto; pero enV
mientras está, en él útero materno, no está total-
la pasión del amor surgen algunos efectos pro- •>
mente separado de'la madre, sino que en virtud
por donados a éstos según la alteración del ór-
de cierto vínculo es todavía en algún modo algo
gano. %
de ella, a la manera que el fruto pendiente del
• " •- (.1* 2ae, q. XXVIII, a. 5.).:/
* árbol eS algo .del árbol. Puede decirse, por lo.-
tanto, que el mismo ángel custodio de la madre
lo es también de la prole que lleva, en su seno.
2 de octubfe ", Pero cuando es separado de la madre por el na-
i
cimiento, en • ese momento le es asignado - un
* LOS ÁNGELES CUSTODIOS
ángel para su custodia.
Mmdó a sus ángeles acerca de ti: que te guar^ 3o) Los ángeles custodios abandonan a veces
den en todos tus caminos. (Psal, XC, 11.) a los hombres. La custodia de los ángeles es cier-
19) Cada alma tiene su ángel custodio. El hom- ta ejecución de los designios de la Providencia
bre se halla constituido en el estado de esta vida; sobre los hombres. Es evidente que ni el hombre
ni cosa alguna queda totalmente excluida de la
como en un camino por el cual debe dirigirse a j
divina Providencia. No obstante, se dice que Dios
su patria. En este camino amenazan al nomoi ^
3 de octubre 641
640 Santo Tomás de Aquino
abandona al hombre según el orden de su Pro- por la acción. Porque, en efecto, amar a uno es
videncia, en cuanto permite que éste padezca al- querer el bien para él y desear lo que él quiere,
por lo mismo no le ama verdaderamente el que
gún defecto, ya de pena, ya de culpa. Del mismo no cumple la voluntad del amado, ni realiza lo
modo, pues, debe decirse que el ángel custodio que sabe que quiere aquél. Así, pues, el que no
nunca abandona totalmente al hombre, sino sólo cumple la voluntad de Dios, no parece que lo
en parte, a veces, no impidiéndole sufrir alguna ama en verdad, y por eso dice el Señor: Quien
tribulación o aun caer en pecado, según el orden tiene mis mandamientos, y los guarda, aquél es
de los juicios divinos. el que me ama, esto es, el que me profesa ver-
4o) Los ángeles no se duelen ni de los peca- dadero amor.
dos ni de las penas de los hombres; porque la Pero advierte que uno tiene los mandamientos
tristeza y el dolor no provienen sino de las cosas de Dios primeramente en el corazón, por la me-
que son contrarias a la voluntad; pero nada acae- moria y la constante meditación. Esto no basta,
ce en el mundo que sea contrario a la voluntad de si no los guarda en la práctica. Unos los tienen
los ángeles y demás bienaventurados porcfue la en la boca, diciendo y exhortando: ¡Cuan dulces
voluntad de ellos está totalmente identificada son tus palabras a mi paladar, más que la miel
con el orden de la justicia divina; y nada sucede a mi boca! (Psal., CXVIII, 103.) Esto deben ob-
en el mundo que no sea hecho o permitido por servarlo también en la práctica, porque quien
ella. Por lo tanto, absolutamente hablando, nada ^hiciere y enseñare; éste será llamado grande en
se hace en el mundo ."contra la voluntad de los el reino de los cielos. (Matth., V, 19.) Por lo cual
bienaventurados. Así, pues, los ángeles, universal son .vituperados por.el Señor los que dicen y.no
y absolutamente hablando, no quieren que los •; hacen. Otros los tienen en eí'oído, escuchándolos
hombres pequen ni sufran; quieren, sin. embar- •;'" con gusto y diligencia. El que es de Dios, oye las
go, que se, guarde en esto el orden de la divina palabras de Dios. {Joan:,WIll, 47.) Tampoco es-
• justicia, según el cual algunos sufren castigos y : to* e£ suficiente, si no guardan la ley, pues no son
caen en el pecado. ' •- i, justos delante de Dios los que oyen la ley. (Rom.,
. .- • (1*. q. CXIII, a. 4-7.){ II, 13.) Luego el que así tiene los mandatos de
Dios, los guarda de algún modo, pero todavía
se le queda la obligación de observarlos con per-
3 de octubre severancia. Por eso dice San Agustín: "El que los
tiene en la memoria y los observa en la vida, el
LA SEÑAL DEL VERDADERO AMOR que los tiene en las palabras y los guarda en las
costumbres, el que los tiene y practica con per-
I. Quien tiene mis mandamientos, y los guaf-- severancia, éste es el que me ama."
da, aquél es el que me ama. (Joan., XIV, 21.)
El verdadero amor es aquel que se manifiesfc,
II. Si guardareis mis mandamientos, perseve-
y prueba con obras; pues el amor se da a conoce.
642 Santo Tomás de Aquino
Es menester saber que el amor de uno a otro es manifestación de Dios: la caridad y la obediencia.
a veces relativo, y a veces absoluto; es relativo En cuanto a lo primero dice: Si alguno me ama.
Ahora bien, tres cosas son necesarias al hombre
cuando se quiere para la persona amada algún
que quiere ver a Dios. I o ) Que se acerque a Dios.
bien particular; y absoluto, cuando se quieren
2 o ) Que eleve hacia él los ojos para verlo, como
para ella todos los bienes. dice el profeta Isaías: Alzad a lo alto vuestros
Dios ama relativamente a todas las cosas cria- ojos, y ved quién crió estas cosas (XL, 26). 3o)
das, porque quiere para toda criatura algún Que se dedique a la contemplación; porque sólo
bien, aun para los mismos demonios, es decir, pueden ver las cosas espirituales aquellos que se
que vivan, entiendan y existan, lo cual es un desligan de las cosas terrenas: Gustad y ved que
bien. Pero ama sin restricciones a aquéllos para el Señor es suave. (Psal., XXXIII, 9.)
quienes quiere todo bien, a saber, que posean
> La caridad cumple estas tres condiciones por-
al mismo Dios, lo cual es poseer la verdad, pues que une el alma del hombre a Dios: Quien per-
Dios es la verdad. Pero la verdad sólo se posee manece en caridad, en Dios permanece (I Joan.,
cuando es conocida. IV, 16); la eleva a ver a Dios, pues, como se lee
Luego Dios ama verdadera y absolutamente a en Mateo: En donde está tu tesoro, allí está tam-
aquéllos a quienes se manifiesta a sí mismo, bién tu corazón (VI, 21); por eso se dice: donde
que es la verdad. Y esto es lo que dice: me le está tu amor, allí está tu ojo. Y le hace también
manifestaré a mí mismo, en el futuro por la¿ abandonar las cosas mundanas: Si alguno ama
gloria, que es el último efecto de la bienavcntu-í al mundo, la caridad del Padre no está en él.
ranza futura. Anuncia de ella a su amigo, que es\ ,(I Joan., II, 15.)
posesión de él, y. que puede subir a ella. (Joh.J Por el .Contrario, quien ama perfectamente a
XXXVI, 33.) Y en el libro de la Sabiduría s'<§ Dios, no tiene en sí el amqr del siglo.
lee: Toma la delantera a los que la codician' " D e j a caridad se sigue la obediencia; por eso
(Sap., VI, "14.) • " , dice: guardará mi palabra. Como explica San
"/'.'- '-.'•-' {In Joan;; XIV>? ..Gregorio:-- "La prueba del amor son las obras.
Elframpr de Dios nunca "está ocioso; si es real,
ejecuta grandes cosas; pero si se resiste a obrar,
7 de octubre
no es amor" 44. Cuando la voluntad está fuerte-
MANIFESTACIÓN DE DIOS AL QUE LE AMA mente dirigida a Dios, que es su fin, mueve todas
las fuerzas para obrar todo lo que lleva a él. Por
Si alguno me ama, guardará mi palabra, y la caridad nos dirigimos a Dios, luego la caridad
Padre le amará, y vendremos a él, y harémo, es la que nos hace guardar los mandamientos;
morada en él. (Joan., XIV, 23.) y por la obediencia el hombre se hace apto para
ver a Dios: Por tus mandamientos (es decir, ob- segundo lugar, muestra la familiaridad de Cristo
servados por mí) he tenido inteligencia. (PsaL, con los hombres, pues dice: haremos morada en
CXVIII, 104.) él, es decir, en el que ama para obedecer, en
cuanto que se deleita con nosotros y hace que nos
II. Tres condiciones obran la manifestación deleitemos en él.
de Dios al hombre: (In Joan., XIV.)
I o ) El amor divino, y en cuanto a esto dice:
Mi Padre le amará. Amará, en futuro, en cuanto
al efecto del amor, aunque este amor sea eterno 8 de octubre
en cuanto a la voluntad de hacer el bien.
2o) La visita divina, y en cuanto a esto dice: LA SENDA PARA ENCONTRAR A JESÚS
y vendremos a él. Pero viene a alguno en cuanto
que está en él de una manera nueva, según la / I. Jesús se había retirado del tropel de gente
cual antes no estaba, a saber, por un efecto de que había en aquel lugar. (Joan., V, 13.) Esto
la gracia, y por este efecto de la gracia hace que dice la Escritura para dar a entender que Cristo
nos acerquemos a él. no se encuentra fácilmente entre la multitud de
Mas de tres modos viene Dios a nosotros, y los hombres y en la agitación de las cosas tempo-
de otros tantos vamos nosotros a él. Viene a rales, sino en la soledad espiritual. La llevaré al
nosotros llenándonos con sus efectos, y nosotros desierto; y la hablaré al corazón. (Os., II, 14.)
vamos a él tomando esos efectos. Viene ilustran- '..".• Porque las palabras de los sabios se oyen en si-
donos, y nosotros vamos a él considerando. Viene.. ] lencio. La vida espiritual del hombre consiste en
ayudando, y nosotros vamos a él*obedeciendo,-:'"¡ el reposo espiritual, según aquello de Isaías: Si
porque ni siquiera podemos obedecer sin la ayu- í¡* os volviereis, y os estuviereis quietos, seréis sal-
da de.Cristo. :$f vos. (Is., XXX, 15.) .. ^ *
39^ P a r a l a manifestación de Dios es necesaria^ Después le halló Jesús en el templo. (Joan.,
la perseverancia e n esas d o s condiciones, es d e c i r , | V, 14.) Aquí 1 se indican dos cosas: el modo de
en el a m o r a Dios y en su visita, y e n c u a n t o a | encontrarlo y el lugar. El modo es ciertamente
ello dice: haremos morada en él. E n esas pa-ríi admirable, porque no se le encuentra si no se le
labras señala dos cosas: l a firmeza de l a adííü* busca. Por eso dice: lo halló Jesús. Porque el
hesión a Dios, con l a voz morada; pues Dios vien%| hombre no puede encontrar a Cristo con sus pro-
a algunos p o r la fe, pero n o mora, porque # « pias fuerzas, si Cristo no se le presenta. El lugar
tiempo creen, y en el tiempo de la tentación^ en que Cristo es encontrado es digno de venera-
vuelven atrás (Luc, VIII, 13); y a otros viene/ ción, es el templo. El Señor está en su templo
por la compunción del pecado, pero no se qued santo. (PsaL, X, 5.) Pues también su madre lo
con ellos, porque vuelven a los pecados. En carflf encontró en el templo.
bio, en sus predestinados permanece siempre. Er| En esto se da a entender que aquel hombre a
652 Santo Tomás de Aquino 8 de octubre 653
quien Cristo halló no se daba a la vanidad, sino (Joan., I, 26.) En medio de vosotros estuvo, esto
que estaba ocupado en algo religioso, frecuen- es, en el entendimiento de todos resplandece el
tando el templo; allí lo conoció Cristo, porque Hijo de Dios, la sabiduría divina, porque lo que
si queremos llegar al conocimiento del creador, hay de luz y de sabiduría en los hombres, pro-
debemos evitar la muchedumbre de los. afectos viene de la participación del Verbo. Dice en
desordenados, la compañía de los malos, y refu- medio, porque el corazón está corporalmente en
giarnos en el templo de nuestro corazón, que Dios el centro del hombre, al cual se atribuye cierta
se digna visitar y habitar. sabiduría y entendimiento. Por lo cual, aun
(In Joan., V.) cuando el entendimiento no tenga órgano cor-
poral, sin embargo, siendo el corazón el órgano
II. Así, pues, entrad en vuestro corazón, pre- principal, se acostumbra a tomarlo por el enten-
varicadores. {Is., XLVI, 8.) dimiento. Por lo cual se dice estar en medio por
El hombre debe volver a su corazón: semejanza, en cuanto alumbra a todo hombre
I o ) Como al tribunal del juez, para escudri- que viene a este mundo. (Joan., I, 9.) Entrad,
ñarse a sí mismo. Medité de noche en mi co- pues, en el corazón, es decir, en el entendimiento.
razón, y me ejercitaba, y escobaba mi espíritu. A quien vosotros no conocéis, porque la luz res-
(Psal, LXXVI, 7.) plandece en las tinieblas; mas las tinieblas no la
2o) Como al principio de vida, para custodiar- comprendieron. (Ibid., 5.)
se. Guarda tu corazón con toda custodia, porque
de él procede la vida. (Prov., IV, 23.) > (In Joan., I.)
o
3 ) Como a audiencia del habla divina, para|¡
escuchar diligentemente. La llevaré al desierto, jf°
la hablaré al corazón. (Os., II, 14.) ' 9 de octubre
. 4 o ) Como a un tesoro de las palabras divinas; ILUSTRACIÓN INTERIOR DEL ALMA
para conservarlas. En mi corazón escondí tu$ v
palab'raSj - para no pecar contra ti. (Psaty Os he hecho conocer todas las cosas que he
J oído de mi Padre. (Joan., XV, 15.)
'cx>ra;ii^".
59) Como al cenáculo de la paz y de la r I. ¿En qué consiste esa ilustración? La verda-
fección divinas. El Salmista decía a los q " dera señal de la amistad es que el amigo descubra
hacen lo contrario: Hablan paz con su pr\ a su amigo los secretos del corazón. No teniendo
jimo, pero en sus corazones hay cosas malál^ los amigos más que un solo corazón y una sola
(Psal., XXVII, 3.) - ! alma, el que cuenta sus cosas al amigo no parece
(Ln Is., X L V I , •&{
que las derrame fuera de sí. Por eso dice el libro
III. Tal vez convendría decir aquí: En medi de los Proverbios: Trata tu causa con tu amigo
de vosotros estuvo, a quien vosotros no conocét* (XXV, 9). Mas Dios, haciéndonos participantes
654 Santo Tomás de Aquino 9 de o c t u b r e 655
de su sabiduría, nos revela sus secretos: Por las su amor; porque cuando oímos hablar de las
naciones se difunde en las almas santas, forma cosas celestiales, las amamos, y amándolas, las
amigos de Dios y profetas. (Sap., VII, 27.) conocemos, pues el amor es un conocimiento".
¿Pero cómo es esto verdad? Si todas las cosas (In Joan., XV.)
las ha dado a conocer a los discípulos, ¿se sigue
que sabían tanto como el Hijo? II. Existen disposiciones para la iluminación
Hay que decir con San Juan Crisóstomo: "to- interior del alma:
das las cosas que he oído, es decir, las que conve- Primero, el desasimiento de las alegrías transi-
nía que vosotros escucharais, os he hecho conocer, torias. Por eso dice Isaías: ¿A quién enseñará cien-
mas no todas absolutamente". Aún tengo' que cia, y a quién hará entender lo oído? A los deste-
deciros muchas cosas; mas no las podéis llevar tados de la leche, a los arrancados de los pechos
ahora. (Joan., XVI, 12.) (XXVIII, 9), esto es del consuelo y delectación
Según San Agustín, el Señor, a causa de la / terrena. Por lo cual sobre aquello El mundo no
certeza de las cosas que iba a decir, usa del pre- le conoció" (Joan., I, 10), dice San Juan Crisósto-
térito en lugar del futuro, de modo que el sen- mo: "Llama mundo a los hombres que están ape-
tido es éste: os he hecho conocer todas las cosas, gados exclusivamente al mundo, y que sólo gus-
esto es, lo haré plenamente, como dice el Apóstol: tan de las cosas del mundo. Nada perturba y ener-
Entonces conoceré cómo soy conocido. (I Cor., va tanto al alma como el amor de lew cosas pre-
XIII, 12.) En aquel día os anunciaré claramente sentes."
de mi Padre (Joan., XVI, 25), cuando nos intro-> Segundo, la aproximación a la misma fuente
duzca en la visión del Padre; pues todo lo que| de la luz, como dice el Profeta: Llegaos» a él, y
sabe el Hijo, lo sabe el Padre. Cuando revele aí seréis iluminados. (Psál.¡ XXXIII, 6.) Y San
Padre, nos revelará todas las .cosas que sabe. Agustín: "Colocada el alma entre Dios y las cria-
San Gregorio explica más claramente: Hay do- turas, es iluminada, mejorada y'fperfeccionada al
conocimientos de las cosas divinas. Uno* impe¿; volverse a Dios; pero es obscurecida, deteriorada
fecto, y éste se tiene por la fe; que es anticipa' y muerta al volverse a las,, criaturas." ....
ción de aquella futura bienaventuranza y d§ Tercero, la expansión interior del akna que r...-
conocimiento que tendremos en el cielo. Por 1; requiere'un esfuerzo cfel -nombre mismd. Por lo*
cual Cristo dice de este conocimiento: Os he hr, cual se dice en el Salmo (LXXX, 11): Ensancha
cho conocer todas las cosas, a saber, en la fe, coirí] tu boca, esto es, como añade la Glosa: del cora-
cierta anticipación, del modo que las conclusi \ zón; y yo la llenaré con pan de vida y de enten-
nes se contienen yirtualmente en los principio dimiento. Por eso dice San Agustín que así como
San Gregorio expresa: "Todas las cosas que a, E>ios, por su eterna liberalidad, llena a todas las
a conocer a sus siervos son gozos de la carida, criaturas, según su capacidad, así por Cristo, vir-
interior y fiestas de la patria celestial, que diari., tud de Dios y sabiduría de Dios, nos vienen todos
mente imprime en las almas por la aspiración l°s bienes, cuando con su venida somos favorecí-
656 Santo Tomás de Aquino 10 d e octubre 657
dos en nuestro ser y somos consolados en el modo el pueblo: que hoy os es nacido el Salvador.
de vivir, e ilustrados en.la actividad de la inte- (Luc. II, 10, 11.) También debes alegrarte de la
ligencia. acción y de la contemplación: Ni su conversación
(De Humanit. Christi, LXII.) tiene amargura. (Sap., VIII, 16.) Por otra parte,
si te alegras del bien propio, debes igualmente
alegrarte del bien de los demás. Si del bien pre-
10 de octubre sente, también del futuro. Por eso se dice: otra
4o) Debe ser moderado, es decir, que no se
GOZO ESPIRITUAL derrame en los deleites como hace el gozo mun-
dano: Vuestra modestia sea manifiesta a todos
Gózaos siempre en el Señor; otra vez digo, gó- (Phil., IV, 5); lo cual equivale a: "Sea tan mode-
zaos. Vuestra modestia sea manifiesta a todos los rado vuestro gozo que no llegue a la disipación."
hombres. El Señor está cerca. (Phil., IV, 4, 5.) El que es apacible vive con moderación. (Prov.,
XII, 11.) Y dice: sea manifiesta a todos; como
I. Es necesario a quien desea progresar en la queriendo decir: Sea vuestra vida tan moderada
virtud tener el gozo espiritual: El corazón alegre en las cosas exteriores, que no ofenda la mirada
hace la edad florida. (Prov., XVII, 22.) El Após- de nadie, pues dañaría a vuestra vida.
tol señala aquí cuatro condiciones del verdadero
gozo: II. Cuando dice: el Señor está cerca, indica
I o ) Debe ser recto, y posee esta, cualidad cuansí la causa del gozo. El hombre se alegra de la pro-
do el motivo del gozo es el bien propio del h o m | ximidad del amigo. El Señor está efectivamente
bre, que no es una cosa creada, sino Dios: A nú cerca con la presencia de su majéstad,:tómó "dicen
bueno ~me es apegarme a Dios. (Psal., LXXII los Hechos de lps Apóstoles: No está lejos -de •
. 28.) Es recto cuando es en el Señor, y por eso dice cada uno de nosotros. (Act., XVII, 27.) También,
en el Señor. ... ^ está cerca por la'proximidád de la carne, según
' 2^) Continuo. Por eso, dice: siempre. Eso tien;' dice el Apóstol: Vosotros que en otro tiembo -e.s-
lugar cuando no es interrumpido por el pecada '• tabais lejos, os habéis acercado-por ln Sangré'de
pues entonces es continuo. Algunas veces es*irifs Jesucristo' (Éph.r II, 13.) También lo está por
rrumpido por la tristeza temporal, lo cual es s„ la gracia que hay en nosotros: Acercaos a Dios, y
nal de la imperfección del gozo. Pues cuando ••*' él se acercará a vosotros. (Jac, IV, 8.) Está cerca
alegría es perfecta, es sin interrupción, porque t; por su clemencia en escucharnos: Cerca está el
se preocupa de si dura poco. Por eso agrega Señor de todos los que le invocan. (Psal., CXLIV,
siempre. '•••'•••> '/ 18.) Por último, está cerca para recompensar:
3o) Múltiple; pues si gozas de Dios, debes al Cerca está ya su tiempo, y sus días no se alarga-
grarte de su Encarnación. Por eso dice el Ev,% rán. (Is., XIV, 1.)
gelio: Os anuncio un grande gozo, que será a toé. (ln Philip., IV.)
Santo Tomás de Aquino 11 d e octubre 659
658
no tienen la gracia: Al vencedor daré yo maná
11 de octubre escondido. (Apoc.,11, 17.)
2o) Así, pues, esta paz guarde vuestros corazo-
LA PAZ nes, esto es, vuestros afectos, para que en nada os
apartéis del bien. Guarda tu corazón con toda
Y la paz de Dios, que sobrepuja todo entendi- custodia, porque de él procede la vida. (Prov.,
miento, guarde vuestros corazones, y vuestros sen- IV, 23.)
timientos en Jesucristo. (Phil., IV, 7.) 39) Asimismo, vuestros sentimientos (mejor,
inteligencia), para que en nada os desviéis de la
I. La paz, según San Agustín, es la tranquili- verdad. Y esto en Jesucristo, cuya caridad preser-
dad del orden, y la perturbación del orden es la va al corazón del mal, y cuya fe hace perseverar
destrucción de la paz. Esa tranquilidad del orden , la inteligencia en la verdad.
puede considerarse de tres maneras, y por eso ' (In Philip., IV.)
dice: La paz de Dios, que sobrepuja todo enten-
dimiento, guarde vuestros corazones y vuestros II. La paz es el bien supremo, como se ve por
sentimientos. el Apóstol que, al principio de sus epístolas, de-
I o ) En cuanto reside en el principio del orden,! sea siempre' la gracia y la paz, diciendo: Gracia
es decir, en Dios. De esta profundidad en qufirijf sea a vosotros y paz. (Gal., I, 3.) La gracia es el
está la paz se deriva ésta, primeramente y cori:j| primero de los dones de Dios, porque por ella
más perfección, a los bienaventurados, en los que^l es justificado el impío; pero la paz es el último,
no hay perturbación alguna, ni de culpa ni de¡J el cual se perfecciona en la bienaventuranza. El
pena, y c'djisiguientemente desciende basta l o | | que.puso por sus términos la paz. (PsaL, CXLVII,
varones santos. Y cuanto más sano es uno, meno| 14.) Entonces, la paz será perfecta cuando la vo-
padece las perturbaciones en el alma: Mucha pai luntad descansa .en la plenitud de todo bien, al-
canzando la inmunidad de todo mal.
para los que aman tu ley (PsaL, CXVIII, 165JI
pero es, perfecta en los bienaventurados. Comí? (In Rom., I.)
nuestrS, éorasón no puede estar al abrigo de 'totp Los bienes que.desea el Apóstol son dos: gracia'
perturbación sin la ayuda de Dios, es menést| y paz, en los cuales se incluyen todos los bienes.
que esta paz la haga él; por eso se dice: de Diu El primero es la gracia, principio de la vida espi-
Y porque está' consideración de la paz en ¡ ritual, a la cual se atribuye el perdón de los
principio, que es Dios^ sobrepasa todo entcnt pecados, perdón que es el primer paso en la vida
miento creado, se ponen estas palabras: habií espiritual, pues.ninguno puede estar en la ver-
una luz inaccesible. (I Tim., VI,. 16.) La paz d | dadera vida espiritual, si no muere primero al
cielo sobrepasa al entendimiento de los ángele| pecado. El segundo bien es la paz, que es el repo-
pero la que está en los santos, en esta vida, sobr| so del alma en el fin, reposo que, como dice la
pasa a todo entendimiento humano de los qP| Glosa, es reconciliación con Dios. Y así, al desear
660 Santo Tomás de Aquino
12 d e octubre 661
el principio y el fin de todos los bienes espiritua-
las virtudes que tienen por objeto las pasiones
les, el Apóstol incluye, como entre dos extremos, que impiden la pureza de la razón, mientras que
el deseo de todo bien que pueda sobrevenirles. El la paz es engendrada por la justicia, que versa
Señor dará la gracia y la gloria. (Psal., LXXXIII, acerca de las acciones, según aquello de Isaías:
12.) Obra de la justicia será la paz (XXXII, 17); esto
(In Gal., I.) es, en cuanto el que se abstiene de injuriar a
otros, sustrae las ocasiones de los litigios y de los
tumultos; y así las virtudes morales disponen a
12 de octubre la vida contemplativa, por cuanto causan la paz
y la santidad.
PREPARACIÓN A LA VIDA CONTEMPLATIVA (2a 2ae, q. CLXXX, a. 2.)
POR LAS VIRTUDES MORALES
II. Quiénes son aptos para la vida contem-
I. Las virtudes morales no pertenecen esencial- plativa. ^
mente a la vida contemplativa, porque el fin de Los que están inclinados a las pasiones por
la vida contemplativa es la consideración de la consecuencia de su impetuosidad para la acción,
verdad, pero sí dispositivamente; pues impídese son absolutamente más aptos para la vida activa
el acto de la. contemplación, en el que consiste a causa de la inquietud de su espíritu. Por lo cual
esencialmente la vida contemplativa, ya por la;: dice San Gregorio que "hay algunos tan turbu-
vehemencia de las pasiones, por la que se abstrae;= lentos, que si les llega a faltar el trabajo, traba- _
•..la intención del alma de las cosas inteliadblfs á- jarán más gravemente; porque soportan- tanto meó-
?tías sensibles, ya por los tumultos exteriores. I .as" nos' la agitación tumultuosa de su "alma, cuanta
virtudes morales impiden la vehemencia de las? más libertad tienen para entregarse a sus pensa-.
pasiones y calman los tumultos de las ocupación mientos" 45.
nes exteriores. •. § Pero otros tienen naturalmente pureza y tran-
Dice San> Gíegorio que ''menospreciando,todo! quilidad de ánimo, por lo que son aptos para la •
los cuidados, se • erfardece' el ánimo para V e r i contemplación;' los cuáles, si se consagraran total-
faz de su Creador". •,-•'• ••( mente a la acción, padecerían daño. Por eso dice
Nadie puede llegar a esto sino por la pureza San Gregorio que "entre los hombres hay algu- .
que causa la virtud moral: Bienaventurados -lo. nos de espíritus tan ociosos, que, si les es preciso
limpios de corazón, porque ellos verán a Dio& trabajar, sucumben al principio de sus traba-
(Matth., V, 8.) Y el Apóstol dice a los Hebreos? jos" 46, Pero el mismo autor añade después: "mu-
Seguid la paz con todos y la santidad, sin la ctfflí chas veces el amor excita a trabajar a los espí-
ninguno verá a Dios. (Hebr., XII, 14.) EfectivJ,
mente, la santidad o pureza es producida jpC?t as Moral, lib. VI, cap. 17.
46
Ibid., loe. cit. *
13 d e octubre 663
Santo Tomás de Aquino
Agustín que Marta se fatigaba y María se refo-
ritus perezosos, y el temor obliga a la contem- cilaba 47.
plación a los turbulentos". 4o) En la vida contemplativa el hombre se
Por lo cual los que son más aptos para la vida basta mejor a sí mismo, porque para ella necesita
activa pueden prepararse para la contemplativa de menos cosas; por ese motivo dijo el Señor:
por el ejercicio de la activa; y los que son más Marta, Marta, muy cuidadosa estás, y en muchas
aptos para la contemplativa, pueden, no obstante, cosas te fatigas. (Luc, X, 41.)
someterse a los ejercicios de la activa, para hacer- 5o) La vida contemplativa es más amada por
se por esto más dispuestos a la contemplación. sí, mientras que la vida activa se ordena a otra
(2a 2 ae , q. CLXXXII, a. 4, ad 3um.) cosa, por lo cual se dice en el Salmo (XXVI, 4):
Una sola cosa he pedido al Señor, ésta volveré a
pedir, que more yo en la casa del Señor todos los
días de mi vida, para ver el deleite del Señor.
13 de octubre 6o) La vida contemplativa consiste en cierta
vacación y descanso, según aquello del Salmo:
EXCELENCIA DE LA VIDA CONTEMPLATIVA Cesad y ved que yo soy el Dios. (PsaL, XLV, 11.)
7o) La vida contemplativa tiene por objeto las
Maña ha escogido la mejor parte, que no U cosas divinas; y la activa, las humanas, por lo
<¡prA auitada. (Luc, X, 42.) . ., cual dice San Agustín: "En el principio era el
L%L contemplativa es absolutamente mejor, Verbo, he aquí lo que María escuchaba; y El Ver-
bo se hizo carne, he aquí a quien servía María"48.
%) l a Cont V iene al hombre según lo que es mej« 8o) La vida contemplativa es conforme "a lo
en é es decir: según el entendimiento, y respect que el hombre tiene de más propio,""el entendi-
• 5 i o & o p i o s objetos, esto es, de las cosas intel miento; al paso' que en las operaciones de la
« M e V ^ t r a s ^ q u e fe vida activa se ocupa Ó vida activa participan también'Jas fuerzas* -infe-
í & s ^ r i o r S ; raz¿n por lacual Raque P riores, que son comunes á nosotros y a-los brutos.
^ S f c n sé simboliza la vida contemplativa, se x , 9o) La novena razón añádela el mismo Señor, .
£ U t a : Principió de la vista; más la vida acuj cuando "dice: María ha escogido la mejor parte,
es S o l L d a ¿or Lía, que era de ojos legañoso que no le será quitada. (Luc, X, 43.) ExporrieTi-
2 o) Puede ser más continua, aunque no *
do San Agustín esto, dice: "Tú no has escogido,
cuanto al sumo grado de contemplación, por una mala par/e, pero ella escogió la mejor. Escu-
t a m b i é n María, símbolo de la vida con* cha por qué es la mejor: porque no le será qui-
plativa, se describe sentada asiduamente a V tada. A ti te será quitada alguna vez la carga de
que uno aplique su alma y la de los otros a la de gloria. De la hija de Sión se fué toda su her-
contemplación que a la acción. mosura. (Thren., I, 6.)
Respecto a las palabras: "ningún sacrificio es Acerca de los suplicios del infierno debe consi-
más grato a Dios que el celo de las almas" 54 debe derar la diversidad, la acerbidad, la eternidad.
decirse que no se prefiere el mérito de la vida Sobre lo primero dice el Salmo: Fuego y azufre,
activa al mérito de la vida contemplativa, sino y viento tempestuoso es la porción del cáliz de
que sólo se manifiesta que es más meritorio si ellos. (Psal., X, 7.) Acerca de lo segundo consta
alguno ofrece a Dios su alma y las de otros que en el Evangelio: Allí será el llanto y el crujir de
cualesquiera otros bienes exteriores. dientes. (Matth., VIII, 12.) Sobre lo tercero: El
(2a 2 ae , q. CLXXXII, a. 2.) fuego de ellos no se apagará. (Is., LXVI, 24.)
Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno.
I {Matth., XXV, 41.)
16 de octubre Acerca de los goces del paraíso debe considerar
la pureza, la plenitud, la duración. Acerca de
OBJETO DE LA CONTEMPLACIÓN • lo primero rezan los Proverbios: En su go-
zo no se mezclarfl. extraño. (Prov., XIV, 10);
Lo que ves, escríbelo en un libro. (Apoc, I, 11.) de lo segundo;dice el Evangelio:. Para que nues-
tro gozo seca cumplido (Joan., XVI, 24), y acerca
I. Muchas cosas debe considerar el hombre de lo tercero: Otra vez os he de ver, y se gozará-
en la contemplación, a saber: sus pecados, los vuestro corazón., y ninguno os quitará vuestro,
:
suplicios del infierno, las alegrías del paraíso, los gozo: (Ibid.,2Z). > '".' - •_ '..•_ '..;'.•',-••,"....:? j
beneficios de Cristo, las necesidades del prójimo, gEn cuanto a los beneficios'de Crísfo"debe con-
y todo esto debe escribirlo en el libro de su siderar la multitud de vellos: ¿Qué retornaré al
corazón. Señor, por todas iás cosas que me ha dado? (PsM., •
Acerca de los pecados debe considerar el hom- •*• CXV/12); la magníuia* Me ha hecho cosas*gran-
bre cuan breve es en ellos el deleite, y que la des el que es poderoso (Luc, I, 49); y la gratui- .
pena es eterna. Momentáneo es lo que deleita, dad de los mismos: graciosamente recibisteis, dad
dice San Gregorio, y eterno lo que atormenta. graciosamente. (Matth., X, 8.)
Además, cuan grosero es, como dice el profeta Acerca de las necesidades del prójimo debe
Jeremías: ¡Cuan vil te has hecho en demasía, pensar qué querría hiciesen con él en seme-
reiterando tus caminos! (Jer., II, 36.) Cuan per- jante estado y cuánta es la fragilidad del hom-
judicial, porque disminuye la bondad natural, bre: Todo lo que queréis que los hombres hagan
priva de los bienes de gracia, y quita los bienes con vosotros, hacedlo también vosotros con-ellos.
Porque ésta es la ley y los profetas. (Matth.,
54 Super Ezech., hom. XII.
Santo Tomás de Aquino 17 d e o c t u b r e 671
670
Además lo que ves en Cristo, en el mundo, en da el sentir algo de ella. Muy acertadamente está
tus prójimos, escríbelo en tu corazón. simbolizada por el maná la dulzura de la contem-
(Ln Apoc, I.) plación a causa de su suavidad. Gustad y ved que
el Señor es suave; bienaventurado el hombre que
II. Acerca de las palabras: contempla en una espera en él (Psal., XXXIII, 9), esto es, que po-
atalaya (Is., XXI, 5), advierte lo que el hombre ne en él toda su esperanza; porque al tal se con-
debe contemplar en la atalaya de su espíritu: cede que guste la suavidad de Dios, de la que
I o ) Los pecados que cometió, para arrepen- por poco que perciba, el alma se admira, hasta
tirse: Hazte una atalaya, pon delante de ti el punto de decir con razón: ¿MANHÚ?, que quiere
amarguras; endereza tu corazón al camino dere- decir: ¿Qué es esto? (Ex., XVI, 15.)
cho. (Is., XXXI, 21.) Nadie puede comprender la dulzura interior,
2o) Los suplicios que mereció, para que los por muy encendido que esté su deseo. Razón
tema. Viene el día de tus centinelas, tu visita. tenía el salmista cuando dijo: Desfalleció mi
(Mich., VII, 4.) alma por tu salud (Psal., CXVIIL 81), y en otro
lugar (LXXXIII,3): Mi alma codicia y desfallece
3o) Los beneficios recibidos de Dios, para agra- por los atrios del Señor; como si dijese: "Yo sé
decerlos. que tus tabernáculos, esto es, las mansiones de
4o) Los mandatos prescritos, para observarlos. tu casa, son amables y deseables, porque yo, que
5o) Las recompensas prometidas, para conse- todavía estoy fuera en el atrio, sin haber entrado
guirlas: Contemplamos con nuestros propios ojos aún en el templo, deseo tan ardientemente morar
su majestad. (II Petr., I, 16.) allí cerca; pero desfallezco deseando, al no poder
(In Is., XXI.); comprender lo que hay allí. Así, pues, si no pue-
do soportar la poca dulzura que das en el atrio,
¿quien podrá abarcar la totalidad de la qué hay
17 de octubre . -
- - *
en el templo?'.' ' _ «;. .?,"'tmí'. • ' » • e -
9 f :
' -
EL MANÁ ESCONDIDO i * ' 2 ) Dón/3e se cftcuehtr-ár Salga el pueblo, y
recoja lo que basta para cada día: (Ex., XVI, 4.)
Al vencedor daré yo maná escondido. (Apocy^ Quien d.qsee esa suavidad, debe salir del mundo
al cielo, de la carne al espíritu, de sí mismo a
II, 17.) ' " ' *8 Dios, y entonces encontrará el maná. Destilarán
1°) Este maná es admirable. De dos maneras;; los montes dulzura: (Joel, III, 18.) Existen tres
puede entenderse: o de la dulzura interna que> montes^, el alma, el cielo y Dios. En ellos debe el
se da a los santos en esta vida, o de la dulzura; hombre recoger el maná contemplando cada uno
eterna que se dará a los santos en la vida futura^, de los bienes de ellos; y debe recoger cada día,
Una y otra son tan excelentes que todo el que porque todos los días debe dedicarse a la ora-
las siente dice: ¿Qué es esto? Las dos están escon^ ción y meditación.
didas, porque en pequeña cantidad y a pocos s
Santo Tomás de Aquino 18 d e o c t u b r e 673
672
Debe recoger cuanto sea suficiente. Algunos re- 18 de octubre
cogen poco, porque oran y meditan poco. Otros
recogen demasiado. Por eso se dice en los Pro-
REFECCIÓN ESPIRITUAL
verbios: Hallaste miel, come cuanto te basta.
(Prov., XXV, 16.)
La refección espiritual consiste en dos cosas: en
_E1 lugar en que se encuentra el maná es la los dones de Dios y en su dulzura.
soledad. La llevaré al desierto, y le hablaré al
I o ) Lo primero se advierte en esta frase: Serán
corazón. (Os., II, 14.) Pero no se encuentra en
embriagados en la abundancia de tu casa. (Psal.,
la ciudad. XXXV, 9.) La casa es la Iglesia. Y esta casa que
Además, el maná se encontraba por la mañana; ahora está en la tierra, será un día trasladada al
frecuentemente por la mañana se da la devoción , cielo. En ambas hay abundancia de los dones de
en la oración. En la mañana me pondré en tu 1
Dios, con la diferencia de que aquí la iglesia es
presencia y veré. (Psal., V, 5.) Los que de mañana imperfecta, mas en el cielo habrá abundancia
velaren a mí, me hallarán. (Prov., VIII, 17.) perfecta de todos los bienes, y de ésta se sacian
Se da asimismo a los que salieron de Egipto, y los varones espirituales. Seremos colmados de los
la devoción a los salidos del pecado. bienes de tu casa. (Psal., LXIV, 5.) Y lo que es
Algunos encuentran dulce al Señor únicamente más, son embriagados, en cuanto sus deseos son
en la oración; otros, sólo en la lectura; otros úni- colmados más allá de sus merecimientos; pues la
camente en la celebración de la santa Misa. Pero embriaguez es un exceso. Ojo no vio, <ni oreja oyó,
los perfectos lo encuentran dulce y suave en todo, ni en corazón de hombre subió, lo que preparó
en los ayunos y disciplinas, en la enfermedad y Dios para aquellos que le aman. (I Cor., II, 9.)
en la pobreza, según lo que dice el Eclesiástico Y en el. Cantar de los Cantares (V, 1) se dice:
(XXIV, 11): En todos éstos busqué reposo i al>: Embriagaos, los muy amados. Los. ¿jue es.tán.
modo de la abeja l que extrae miel de casi todas ebrios no están, en sí, sino fuera,dé sV I)é-eát*e.
las flores:. P'or eso «dice de éstos el Señor: Gercá-3 modo han sido"llenos de carismas espirituales,
ronme como abejas, y se enardecieron como- fuegó:s y toda su intención se dirige a Dios. Nuestra mo-
en espinas (Psal., CXVII, 12); porque cuanto-raásjj rada está en los cielos. (Phil., III, 20.)
gusta el alma de Dios, más se inflama en su amor $ 2o) No socamente serán fortalecidos con los
(In Apoc, II.$¡ dones de Dios, sino también con la dulzura de
Dios. Entonces en el Todopoderoso abundarás de
delicias, y abrazarás a Dios tu rostro. (Job, XXII,
26.) Por eso dice el profeta David, en cuanto a lo
. segundo (la dulzura): y les darás de beber en el
i torrente de tu deleite. (Psal., XXXV, 9.) Éste es
e
J amor del Espíritu Santo que obra impetuosa-
I
674 Santo Tomás de A-quino 19 d e o c t u b r e 675
mente en el alma, como un torrente. A esto se
refiere Isaías (LIX, 19): Como río impetuoso, a 19 de octubre
quien el Espíritu del Señor impele. Y se dice de
deleite, porque produce en el alma delicia y dul- SUAVE EXPERIENCIA DE LA BONDAD DIVINA
zura. ¡Oh cuan bueno y suave es, Señor, tu espí-
ritu en nosotros'. (Sap., XII, 1.) Gustad, y ved que el Señor es suave. (PsaL,
Y con esta bebida son abrevados los buenos. XXXIII, 9.)
Bebieron una misma bebida espiritual. (I Cor., El Salmista exhorta a la experiencia de la
X, 4.) O en el torrente de tu deleite, es decir, de intimidad divina y para esto hace dos cosas: pri-
Dios, a quien se le llama torrente, La fuente de mero exhorta a esta experiencia y después explica..
la sabiduría arroyo que inunda (Prov., XVIII, 4), sus efectos. '.
porque su voluntad es tan eficaz que no se la
puede resistir, como tampoco al torrente. I. Dice, pues, gustad. La experiencia de una
3o) Porque en ti está la fuente de la vida. •.cosa sé hace por los sentidos; pero de manera
(PsaL, XXXV, 10.) Tal es la materia de esta re- distinta para, una cosa> presente, y p a r a - o t r a ,
fección, porque así como.Ios que se llegan al ma- ausente; porque las ausentes o distantes son per-
nantial y aplican sus 4|bios a la fuente del.vino cibidas por la, yist^ ; elolfato y el oído;, las presen-
son embriagados, así también los que aplican su " tes, por el ta,ctd y por él gusto; polc eVtacto, la
.-..bocajes„decir, su deseo, a la fuente de la-vida' experiencia es extrínseca presente, por el gusto,
r
'y deTlá dulzura. Y son embriagados, porque en ti •••• es íntima. Pero Dios no está lejos de nosotros, ni
'está la fuente de la vida. Si se refiere a Cristo, la \¡ fuera.de nosotros, sino en nosotros. Tú, Señor,
- expresión en ti' significa: Tú t ejes la fuente de la:^ entré nosotros estás. (Jer.^ XIV, 9.) Bór eso la
vida. Si se refiere al Padre, el sentido de.las pala-:;J experiencia de la bondad divina se llama degusta-
. -bras en ti está la fuente de la vida quiere decir: | ción; Si es caso que habéis gustado cuan dulce es
T u Verbo/, que vivifica todas l^.s cosas, está en tjjjr' el Señor. (I Petr.,l\, 3-.) Gu¿tó,; yyiá.q'úe'sú trá-
Me dejaron a-mi, qite'-soy fuente de:.agua viva*¿ fico es provechoso* (Prov., XXXI;-18.) *.. .',-
(Jer.,11, 13.) Él es, en verdad, fuente" de vida, est»1
"' es, de los bienes espirituales, con los cuales todas;
las cosas son vivificadas. : ; II. El efecto de la experiencia es doble. Uno
(In PsaL, XXXV.) ¡ es la certeza del entendimiento; otro, la seguri-
dad del afecto. En cuanto a lo primero dice: y
ved. En las cosas corporales primero se ve y des-
pués se gusta; pero en las espirituales, primero
se gusta y después se ve, porque no se conoce lo
que no se gusta; por eso dice primero: gustad, y
después: ved.
Err cuanto a lo segundo manifiesta Que el Se-
676 S a n t o T o m á s de Aquino 20 d e octubre 677
familia, cuyos pensamientos trae muchas veces el mostrar la admirable conformidad de Dios con
diablo a los que oran y meditan, para apartarlos los hombres, entre los cuales vivió de tal manera
de la contemplación e impedirles el provecho de que parecía como uno de ellos; porque no sólo
la misma. quiso asemejarse a los hombres en la naturaleza,
4o) El asalto y el demonio del mediodía es la sino que también quiso estar con ellos en la inti-
ilusión del diablo bajo apariencia de bien, cuan- midad y en la vida familiar; él quiso, a excepción
do, a veces, sugiere velar, ayunar, orar, llorar mu- del pecado, mezclarse con ellos a fin de ganarlos
cho tiempo, al observar a algún novicio devoto, por la dulzura de su conversación.
para alejarlo del servicio de Dios, debilitarlo y Es verdad que Jesús dijo: un profeta no es
hacerle desfallecer o arrepentir del bien comen- honrada en su patria. (Joan., IV, 44.) Esta sen-
zado. tencia del Señor no sólo se verificó en los profetas
Por eso dice el Señor a Zaqueo, que se había t de los judíos, sino tampién, como dice Orígenes,
subido a un sicómoro para verlo pasar: Zaquea, en muchos de los gentiles, porque fueron despre-
desciende presta, porque es menester hoy hospe- ciados y llevados a la muerte por sus propios ^con-
darme en tu casa. (Luc, XIX, 5.) La higuera sil- ciudadanos; pues el trato frecuente con los hom-
vestre es la devoción indiscreta, por la que algún bres y la familiaridad excesiva disminuyen la reve-
novicio quiere subir muy alto y a quien dice rencia y engendran desprecio. Por eso, acostum-
Jesús: "No subas demasiado, antes bien, baja bramos a'jeverenciar menos a los que nos son
pronto, porque no sólo quiero estar contigo, sino más familiares, y damos por el contrario más re-
permanecer mucho tiempo". putación a aquéllos a quienes no podemos tener
(In 'Apoc, c. I.);.: como amigas. • . * . • " .
Pero con. Dios ocurre lo contrario. Porque
•' cuanto más familiar se hace uno de Dios, por el
22 de octubre amor y la contemplación, más ío reverencia, al
-FAMILIARIDAD DIVINA consideradlo más excelente, y tanto menos se'esti-
ma a. sí "mismo. Por eso se.dice en el libro de Job
Y habitó entre nosotros. (Joan., I, 14.) , (XLII, 6, 6):. Por oído de oreja te he oído-, mas
•Aquí ae'trata de la vida del Verbo encarnado^ ahoga te ve mi ajo. Par esa ya me reprendo a mi
Habitó entre rtosoíros, esto es, vivió familiarmen|. misma, y hago penitencia en pavesa y ceniza.
te entre nosotros;* sus apóstoles, como, dice Pedrcft La razón se funda en que, siendo el hombre de
Todo el tiempo que entró y salió con nosotros m naturaleza débil y frágil, cuando trata durante
Señor Jesús. (Act., I, 21.) Y el profeta Baruchf mucho tiempo con otro, descubre en él algunos
anunció: Después de esto fué visto en la tierra y> defectos, y así se disminuye su reverencia hacia
conversó con los hombres '(III, 38). ji él. Pero siendo Dios inmensamente perfecto, tanto
Pero el Evangelista añadió esas palabras para¿ más admira el hombre la excelencia de su perfec-
Santo T o m á s d ^ A q u i n ^ 2 3 de o c t u b r e 683
682
ción y tanto más lo reverencia, cuanto más aven- Debe advertirse que cuando Pedro hizo señas
taja en su conocimiento. ^ ^ ^ & ^ } a Juan para que preguntase, descansaba Juan en
el regazo de Jesús; mas ahora pregunta Juan, que
se recuesta sobre el pecho del Señor. Porque el
pecho está más cerca de la boca que el regazo.
Por lo tanto, Juan, deseando escuchar más secreta
23 de octubre
y silenciosamente la respuesta, sube del regazo al
MODO DE CONOCER LOS SECRETOS DIVINOS corazón.
Con esto se da a entender místicamente que
A éste pues, hizo una seña Simón Pedro y le cuanto más desea el hombre recibir los secretos
difo:%ién es de quien habla? (Joan., XIII, 24.) de la divina sabiduría, tanto más debe tratar de
acercarse a Jesús, como dice el Salmo: Llegaos a
I. Pedro quiere saber de quién decía el Señor: él, y seréis iluminados. (Psal., XXXIII, 6.) Por-
Tino de vosotros me entregara. (Ibid., 21.) AV* , que los secretos de la divina sabiduría son revela-
dos principalmente a los que están unidos a Dios
í ^ a U ^ S r L P o r ¿por qué Pcalla ahora? ¿Por, por el amor, según dice la Escritura: Anuncia de
ella a su amigo, que es posesión de él. (Job,
o T c o n f a a oTo ía p í e g u n ^ La razón es triple,
XXXVI, 33.) Viene su amigo, y lo sondeará.
? e i n San Tu^n Crisóstomo: 1°) Como acababa
(Prov., XVIII, 17.)
de^er reprendido por el Señor al rehusar que le
. (In Joan., XIII.)
? l ín? Dies temía ahora molestar al Señor.
l
Z^oaJrS'?edro que el Señor lo manifestase
núbücamente,. de modo que los. otros pudieran,
fio T C o n s i g u i e n t e , como estaba separado de 24 de octubre
r i t o tacita a preguntar a Juan, que'estaba más.
••'.'•• EFECTOS DE LA CONTEMPLACIÓN
A« Pristo *m Hay también una razón imstV. ,
car í u a n S X l i ' a l f vLa contemplaba, y JeÉSo.
í, S Pedto es instruido por Cristo mediante Introdújomé el rey en sus cámaras. (Cant., I, 3.)
Tuanpue; lamida activa es ilustrada acerca de las
S ' á l v S a s por.medio de la contemplativa. Ma- I o ) Introdújomé el rey eri sus cámaras, esto es,
TseTtada a los pies del Señor escuchaba lo* par en su dulzura, dándome su gracia. Llama a la
gracia cámaras, en plural, porque de ella fluyen
u£?de éste; pero Marta ^*fi™% t ^ ) y se derivan cada una de las virtudes espirituales
tinuo en las haciendas de la casa. (Luc, X, ó\), w-) que perfeccionan las diversas potencias; y según
II Él entonces, recostándose sobre el pecho las variadas virtudes de las diversas potencias, nos
alegramos y regocijamos diversamente en el Se-
de jesús] le dijo: ¿Señor, 'quién es? (Joan., XIII. ñor, y perfeccionados con estas virtudes deriva-
25.)
684 Santo Tomás de Aquino 24 de octubre 685
das de la gracia, bebemos en cierto modo los nes y efusiones divinas; pues así como los ciegos,
vinos de la alegría espiritual de las diversas no distraídos por las cosas visibles, recuerdan
cámaras. mejor, así los contemplativos no distraídos por
(In Cant., I.) las cosas exteriores perciben más intensamente
las inspiraciones interiores.
2?) La contemplación mitiga las tristezas.
En la contemplación de la verdad reside la ma- 4o) Acrecienta y fortifica el amor a Dios.
yor delectación; y, como toda delectación mitiga Fuerte es como la muerte el amor. (Cant., VIII,
el dolor, la contemplación mitiga la tristeza o el 6.) Porque así como la muerte separa al alma del
dolor; y tanto más, cuanto más perfecto amador cuerpo, de tal modo que ya no le es posible al
de la sabiduría sea uno. hombre desear o ambicionar nada en la vida pre-
Por lo tanto, los hombres, por la contempla- sente, así el amor de Cristo hace morir totalmente
ción de las cosas divinas y de la futura bienaven- este siglo y vuelve como insensible a aquél de
turanza, se regocijan en las tribulaciones, según j¡ quien verdaderamente se adueña, y viviendo úni-
aquello de Santiago: Hermanos míos, tened por camente para Cristo, está muerto para el mundo.
sumo gozo, cuando fuereis envueltos en diversas El mismo sentido tiene la frase: duro como el
tribulaciones. (Jac, I, 2.) Y lo que es más, aun !' infierno el celo. (Cant., VIII, 6.) Porque así
en medio de los suplicios corporales se'halla tam- | como el infierno nunca devuelve a los que una
bien este gozó, como lo manifestó el mártir Ti- "•; vez recibe, sino que siempre los retiene, igual-
burdo, cuando con los pies desnudos sobre -.$• mente el amor de Cristo no abandona a los que
brasas encendidas dijo: "Paréceme que ando so--£, ,üna vez ha invadido. Por eso dice el Apóstol:
bre flores de rosas en nombre de Jesucristo." i| ¿Quién nos separará del amor de Cristo?: ¿tribu-
Esto ocurre porque eii las potencia* del almaff lación?, ¿o angustia!, ¿o hambre?, ¿o desnudez?,
hay redundancia de.'lo superior a lo inferior; y | ¿o peligro?, ¿o .persecución?, ¿q ¡espada? (Rom.,
• según esto, .el deleite de la' contemplación^ que.^ VIII,-35.) ' •*"..*•• ••+•-. ;.*•, ,
está en la parte• superior/.rebosa tílsta mitigar,í
también el dolor que está éh los serrtidosr . ' '•& •• (In Cant.)
(I a 2 ae , c¡. X X X V I I l ^ ; , 4 . y
*• • • - , ' H
25 de octubre : '
o
3 ) La contemplación adormece el anior de l a s ; |
MODO DE RECUPERAR LA DULZURA DIVINA PERDIDA
cosas temporales. ' - >;)
Yo duermo, y mi corazón vela. (Cant., V, 2.);¿ En mi lecho, por las noches, busqué al que ama
Se dice que los contemplativos duermen, porque -: mi alma. (Cant., III, 1.)
son indiferentes a las cosas sensibles y exteriores> ;¿
pero velan con el corazón, en cuanto que son mis,} I. El hombre debe escudriñar su conciencia.
aptos para percibir interiormente las inspirado-.'.: Los cuidados exteriores de tal modo ocupan
686 Santo Tomás de Aquino 25 d e o c t u b r e 687
al alma que, cuando quiere volver a su concien- de pecados que en ellos puede haber, entonces la
cia, encuentra muchas veces haber perdido aque- ciudad es distinta de las calles y plazas, esto es, en
lla dulzura que antes poseía. Mas cuando el hom- ella hay delitos mayores y menores.
bre está distraído en su espíritu, y no puede gustar
esa dulzura que primero sentía, debe entrar en. II. El hombre debe evocar el recuerdo de la
lo íntimo de su corazón y buscar a Cristo. La divina dulzura.
esposa busca en su lecho, es decir, en su concien- Cuando alguien vuelve de la acción a la con-
cia, y no lo encuentra: En mi lecho, por las no- templación, si no encuentra a Cristo, sepa que
ches, busqué al que ama mi alma; le busqué, y no entre las cosas que le estimularán a buscarlo está
le hallé. Y cuando esto ocurre debe levantarse y el recuerdo de la dulzura perdida; porque al
buscar si ha deseado o ejecutado alguna cosa que pensar el hombre que una vez gustó en la ora-
hubiere desagradado a Cristo, por lo cual se , ción la dulzura divina, y después, al volver a la
siente distraído en la conciencia. ' oración, no siente tanta dulzura como antes, esti-
El modo de buscarlo se indica aquí: Me Vevan- múlase con el recuerdo de aquella dulzura.a. exa-
taré, y daré vueltas a la ciudad; por las calles y minar sus pensamientos y afectos, para conocer
por las plazas buscaré. (Ibid., 2.) Es decir, en- si con ellos ha desagradado a Cristo, y llegar a
trando en la conciencia, busqué a Cristo y no lo descubrir la causa que le impide sentir esa dul-
encontré. Por lo cual, a fin de encontrarlo, bus- zura.
caré todavía, me levantaré y daré vueltas a la
ciudad, esto es, por un examen actual indagaré III. Debe alejar los «pensamientos vanos. Estos
en mi conciencia, y por las calles y por las plazas, • pensamientos se llaman centinelas de la ciudad.
es decir, por todos los dichos, deseos y hechos que (Ibid., 3); porque siempre están dispuestos a
ejecuté, dije y deseé, y veré si he hecho alguno que ' asaltadnos y apoderarse de nosotros* mas debemos ..
le ha desagradado,, y obrando de esta'manera, bus- ..abandonarlos, porque'en estos pensamientos iio , .
caré al que aqiá:mi alma. {Ibid., 2.) Porque r 5íJ|¡ , „ > se encuentra Cristo: "Diremos mejor; t (lo$ centi-, ' _
alguno, después^de esto, no puede volver a l a dul-$* ríelas ,de la ciudad) me Bir'ierhn, y'me llagaron'
•_ zura de la contemplación-, debe pensar que tal vez ; lleváronme mi manto. (Cant.^ V, 7.) Nos hieren
ha delinquido.en alguna cosa que le impide sentir ¡ cuando" les damos entrada; nos llagan, cuando
la dulzura acostumbrada. Y en consecuencia debe ; - " ríos cfeleitamos en ellos; mas nos' quitan nuestro
escudriñar totalmente la ciudad, esto es, su con-.;' manto, despojándonos de las virtudes y de los
ciencia. ¡ dones, cuando consentimos en ellos.
Conviene advertir que la conciencia es el lecho (In Cant., III, V.)
en que Cristo descansa, porque es un lecho estre-
cho, en el cual sólo puede acostarse uno, es decir,;
Cristo o el diablo. Mas, si consideramos la con-
ciencia y nuestro corazón en cuanto al género;
688 Santo Tomás de Aquino 26 de o c t u b r e 689
II. Secundaria e instrumentalmente la perfec- los grados intermedios de la perfección, con tal
ción consiste en los consejos; los cuales, todos, lo que llegue al ínfimo.
mismo que los preceptos, se ordenan a la cari- (2a 2 ae , q. CLXXXIV, a. 3.)
dad, aunque de manera distinta. En efecto, los
otros preceptos se ordenan, por los preceptos de.
30 de octubre
la caridad, a remover lo que es contrarío a esta
virtud, es decir, aquello con lo que la caridad
LOS CONSEJOS EVANGÉLICOS
es incompatible; al paso que los consejos se or-
denan a remover los obstáculos de los actos de El alma se endulza con los buenos consejos del
la caridad, que sin embargo no la contrarían, amigo. (Prov. XXVII, 9.)
como el matrimonio, la ocupación de los nego- Porque lo mejor para el hombre es unirse con
cios seculares y otras cosas semejantes. su alma a Dios y a las cosas divinas; pero es im-
Por eso en las "Conferencias de los Padres" posible que el hombre que se ocupa intensamen-
dice el abad Moisés: "Los ayunos, las vigilias, te en cosas diversas, pueda con bastante libertad
la meditación de las Escrituras, la desnudez y la de espíritu tender hacia Dios. Por eso, en la ley
privación de todos los bienes no son la perfec- cristiana se dan los consejos evangélicos, por los
ción, sino instrumentos de ella, ya que en ellos cuales los hombres se apartan, en cuanto es posi-
no consiste el fin de aquella enseñanza, sino que , ble, de las ocupaciones de la vida presente.
por ellos se llega al fin"; y más arriba había dicho La solicitud humana se dirige comúnmente a
que .procuráramos por estos grados ascender a'v tres cosa,s: a la propia persona, a lo que hará y
la.perfección de la caridad. j¡; dónde vivirá; a las personas que están más cer-
carías, como la esposa y los hijos, y a procurar
Ciertamente es de precepto la perfección del|,
las- cosas exteriores, de las cuales necesita el hom-
anior divino, de suerte que de él no se excluye":? bre para sustentar su vida. Así, pues, para des-"*. »•
la perfección de~ la .patria-," y sólo, se evade de la i; arraigar del hombre la-^preó'cupación por las co-'
transgresión del precepto "el que de cualquier' sas exteriores la ley divina ha dado el consejo de
modo alcanza la perfección, del amor divino. la pobreza, a fin de que se desembarace de las
El grado ínfimo de ese amor consiste en no< cosas de este mundo, cuya solicitud puede contur-
amar nada más que a él, ni contra él, ni tanto bar el alma. Por eso dice el Señor: Si quieres
como a él, de modo que quien faltare a ese grado ,: ser perfecto, ve, vende cuanto tienes, y dalo a
de perfección de ninguna manera cumplirá el los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; y ven,
precepto. Pero hay otro grado.de amor-perfecto sigúeme, (Matth., XIX, 21.) Para cortar la pre-
que no puede cumplirse en esta vida; quien fal- ocupación de la esposa y de los hijos, se da al
tare a él no será transgresor del precepto. Y así • hombre el consejo de la virginidad o continencia.
tampoco quebranta el precepto el que no llega a Cuanto a las vírgenes, no tengo mandamiento del
696 Santo Tomás de Aquino 30 d e o c t u b r e 697
Señor; mas doy consejo. (I Cor., VII, 25.) Para sacrificio; sus bienes, por la pobreza, el cuerpo
cortar la solicitud del hombre sobre sí mismo, por la continencia, y la voluntad, por la obedien-
se da el consejo de la obediencia, por la cual el. cia. Así, pues, la religión consiste en el culto
hombre confía al superior la ordenación de sus divino.
actos: Obedeced a vuestros superiores y estadles
sumisos; porque ellos velan, como que han de (Contra Gentiles, lib. III, cap. 131.)
dar cuenta de vuestras almas. {Hebr., XIII, 17.)
Mas porque la suma perfección de la vida hu-
mana consiste en que el alma del hombre se ocu- 31 de octubre
pe de Dios, esos tres consejos parecen disponer, LA PERSEVERANCIA
sobre todo, a dicha dedicación, y también pare-
cen pertenecer convenientemente al estado de per- El que perseverare hasta el fin, éste será salvo.
fección; no como perfecciones en sí mismos, sino 1
(Matth., XXIV, 13.)
como disposiciones a la perfección; la cual"con- I o ) La perseverancia es virtud. Porque la vir-
siste en que el hombre se ocupe de Dios. Pue- tud tiene por objeto lo difícil y lo bueno; y por
den también (los consejos) llamarse efectos y lo tanto, donde ocurre una razón especial de
signos de perfección. Si el espíritu del hombre es dificultad y de bien, allí hay virtud especial.
atacado con vehemencia por el amor y el deseo
Una acción virtuosa puede tener bondad y di-
de alguna cosa resulta comprensible que pos- ficultad por dos motivos: o por la misma espe-
ponga todo lo demás. De aquí proviene que, cie del acto, o por la larga duración del tiempo.
cuando el hombre es llevado con fervor a las
Pues el hecho mismo de insistir mucho tiempo
cosas divinas, por el amor y el deseo, en lo cual
en algo difícil tiene una dificultad especial, y
evidentemente consiste la perfección, es lógico por lo tanto, el persistir mucho tiempo en algún
que rechace de sí todo lo que pueda retardar bien hasta terminarlo pertenece a.una virtud es-
su encuentro con Dios, es decir, no", sólo .el' afán
.peciál. Luego, así como Ja' templanza' y la for-
por los negocios del mundo y el afecto a la esposa
taleza son virtüftés especiales poique ía primera
y a los hijos, sino también a sí mismo. "modera los deleites del tacto, lo cual ofrece en
Siendo los tres consejos mencionados disposi- sí dificultad, y la fortaleza modera los temores
ciones para la perfección, y también efectos y y audacias acerca de los peligros de muerte, lo
señales de ella, se dice convenientemente que cual también es difícil, así también la perseve-
están en estado de perfección los que de esos con- rancia es una virtud especial, pues le corresponde
sejos hacen voto a Dios. Bero la perfección, a la persistir largo tiempo en tales o cuales acciones
que los consejos disponen, reside en la ocupación virtuosas, según lo que sea menester.
del alma en Dios. Por eso se llaman religiosos los La perseverancia y la constancia se diferencian
que profesan dichos consejos; como si se dedi- según la dificultad que se ofrezca para persistir
caran a sí mismos y sus cosas a Dios a modo de en el bien; pues la virtud de la perseverancia
yf
por el fuego corporal. La pena mínima de una y gorio que así como bajo un mismo fuego el oro
otra clase excede a la máxima de las de esta vida. brilla y la paja humea, así dentro del mismo fue-
Cuanto más se desea una cosa, tanto más hace go se quema el pecador y se purifica el elegido.
sufrir su ausencia, y como el amor con que se (4 Dist. 21, q. I, a. 1.)
desea el sumo bien, después de esta vida, es muy
intenso en las almas santas, porque la voluntad 4 de noviembre
no se retarda por el peso del cuerpo, y también
porque el plazo para gozar del sumo bien se cum- INVOCACIÓN A LOS SANTOS
ple si no hay obstáculo; por todo esto, el retardo'
les resulta sumamente doloroso. I. Debemos invocar a los santos.
Del mismo modo también, como el dolor no es Hay en las cosas este orden divinamente esta-
la lesión, sino el sentimiento de la lesión, tanto •m / blecido: que los extremos se dirijan a Dios por
más se duele uno de lo que hiere cuanto' más los intermediarios. Y como los santos que están
sensible es; por lo cual, las lesiones que tienen en los cielos se hallan lo más cerca posible de
lugar en las partes muy sensibles, causan gran Dios, el orden de la ley divina requiere que nos-
dolor. Y como toda la sensibilidad del cuerpo otros, que mientras estamos en el cuerpo vivimos
procede del alma, si el alma es herida, necesaria-' ausentes de Dios (II Cor., V, 6), seamos condu-
¿.emente.sufre mucho. Debe admitirse que el.alma.xj . cidos a él pqjr medio de los santos; y así se realiza,
/ 'sufre por el fuego corporal. ;
• , ya que por medió de ellos la bondad divina in-
• funde en nosotros sus beneficios. Como, por otra
Por consiguiente, es necesario que la pena delti
parte, nuestro retorno a Dios debe corresponder
purgatorio,, sea de daño o de sentido, sea mayor J | al proceso de su bondad para con nosotros, si por
que toda, pena de esta vida. intercesión-de los santos llegan a nosotros los be-
''.••—••' (i Dist. XXI, q. I, a. l . ) | neficios de Dios, es necesario que, jpara que reci-
bafihos nuevos beneficios, seamos conducidos al
II. En cuanto al lugar del. purgatorio, no hay | Señor por mediación de aquéllos. De esto pro-
nada expresamente determinado en las Escrituras, cede que constituyamos a los santos intercesores
ni pueden aducirse razones decisivas. Se dice sin '-iñ nuestros ante Dios, cuando les pedimos que nie-
purgatorio, sea de daño o de sentido, sea mayor v guen por nosotros. Aun cuando los santos supe-
gatorio es un lugar inferior unido al infierno, de riores son más gratos a Dios que los inferiores, es
tal modo que un mismo fuego es el que ator- útil, sin embargo, invocar asimismo, algunas ve-
menta a los condenados en el infierno, y el que ces, a los santos menores. Y esto por cinco ra-
purifica a los justos en el purgatorio, aun cuando zones:
los condenados, inferiores en merecimientos, de- 19) Porque a veces alguno tiene más devoción
ban estar en lugar inferior. Por eso dice San Gre- a un santo menor que a un santo mayor; y pre-
706 Santo Tomás de Aquino 4 de noviembre 707
cisamente de la devoción depende más el resul- ria; prestar ayuda a los necesitados para alcanzar
tado de la oración. la salvación. De este modo se hacen cooperadores
2o) Para combatir el fastidio, pues la asiduidad de Dios, y nada hay más divino, como dice San
de una cosa engendra fastidio. Invocando a diver- Dionisio.
sos santos, se excita un nuevo fervor de devoción. Por todo lo cual es manifiesto que los santos
3o) Porque a algunos santos se les ha dado un conocen todo lo que para eso se requiere. Y así
patrocinio singular en causas especiales. resulta evidente que conocen en el Verbo los
4o) Para ofrecer a todos el honor debido. votos, las devociones y las oraciones de los hom-
5?) Porque con las oraciones de varios se obtie- bres, que confían en su auxilio.
ne a veces lo que no se lograría con la súplica (4, Dist. 45, q. III, a. 1, 2.)
de uno solo.
II. Los santos conocen nuestras oraciones. 5 de noviembre
La esencia divina es medio sobrado para cono-
cer todas las cosas. Dios lo ve todo contemplando INTERCESIÓN DE LOS SANTOS ANTE DIOS
su propia esencia. No se sigue de aquí, sin .em- EN FAVOR NUESTRO
bargo, que quien vea la esencia de Dios, conozca
todas las cosas, sino únicamente los que penetran I. Los santos ruegan por nosotros.
,-j^ la -esencia de Dios. Y como los santos no pene- Como dice San Jerónimo, "el error de Vigilan-
tran- la esencia divina, no se sigue que conozcan cio fué concebir que mientras vivimos, .podemos
todas las cosas que pueden ser conocidas por la rogar unos por otros; pero que después de la
esencia divina. Por lo cual, aun los ángeles infe- muerte, no.es escuchada, la oración por otro".
riores son instruidos por los ángeles superiores Mas esto es completamente falso, porque como la
." en algunas cosas, por más que todos vean la esen- oración hecha en favor de otros procede de la
*r ? cia devana. ^E caridad, cuanto más perfectá»sea la- candad que
..'"._. Pero cada uno de los bienaventurados ve en la tienen los santos que. estárí en la patria, tanto
esencia divina todo lo que le es necesario ver para más oran por los viadores, a quienes pueden ayu-
la perfección de su bienaventuranza. Ahora bien, dar con oraciones; y cuanto más unidos estén a
para la perfección de la bienaventuranza se re- Dios, tanto más eficaces serán sus oraciones; por-
quiere que el hombre posea todo lo que desea, y que según el orden divino la excelencia de los
que no quiera nada desordenadamente. Todos seres superiores redunda en los inferiores, como
quieren esto con voluntad recta; cada uno desea la claridad del sol en el aire. Por eso se dice tam-
conocer lo que le concierne, y como a los santos bién de Cristo: Puede salvar perpetuamente a los
no falta rectitud alguna, quieren conocer las co- que por él se acercan a Dios; viviendo siempre
sas que a ellos se refieren; por consiguiente, co- para interceder por nosotros. (Hebr., VII, 25.)
nocerlas en el Verbo. Esto corresponde a su glo- Por eso dice San Jerónimo: "Si los Apóstoles y
708 Santo T o m á s de Aquino 6 de n o v i e m b r e 709
II. Las oraciones que los santos dirigen a Dios La fe y la esperanza en la resurrección tienen
por nosotros son siempre escuchadas. cuatro ventajas.
Los santos ruegan por nosotros de dos maneras: I o ) Es un consuelo en la tristeza que nos causa
1^, con oración expresa, cuando conmueven los la muerte de los que amamos. Es imposible que
oídos de la clemencia divina con sus súplicas por el hombre no sienta dolor por la muerte de sus
nosotros; 2^, con oración interpretativa, es decir, padres o de sus amigos; pero el dolor se mitiga con
por medio de sus merecimientos, que no sólo es- la esperanza en su resurrección. Por eso decía el
tán presentes siempre a los ojos de Dios, sino que Apóstol a los de Tesalónica: Tampoco queremos,
son también sufragios y oraciones para nosotros, hermanos, que ignoréis acerca de los que duer-
•así-corno la sangre de Cristo, derramada por nos- . men, para que no os entristezcáis como los otros,
,que no tienen esperanza. (I Thess., IV, 12.)
otros, se dice que pide perdón.
Los santos oran de ambos-modos, y sus oracio- 2o) Quita el temor a la muerte. Porque si el
nes, en cuanto tales, son .eficaces para alcanzar, lo hombre .na* esperase otra vida mejor después de
la muerte, sin duda alguna sería la muerte muy •
que. piden. Pero por nuestra parte puede haber
un defecto, que nos. impide recibir eí fruto de
1 • de temer, y el'hombre debería ejecutar cualquier
m.al, para librarse de ella. Mas porque creemos*
sus oraciones-Sti;Cuanto 6e dice que sus mereci-
en otra vida mejor, a la cual llegaremos después
mientos, nos aprovechan por ser éstos como ora- de la muerte, consta que nadie debe temerla, ni
"- ciorjes en favor nuestro. Pero en cuanto ruegan . hacer ninguna cosa mala por temor a ella. A este
- ,pfP5>^0sotros, pidiendo para nosotros alguna cosa respecto dice la Epístola a los Hebreos: Para des-
¿
róri^s-us oraciones, siempre son escuchados, porque truir por su muerte al que tenía el imperio de
' no quieren sino lo que Dios quiere, ni piden la muerte, a saber, al diablo; y para librar a
sino lo que puede hacerse. Ahora bien, lo qué aquéllos, que por el temor de la muerte estaban
. Dios quiere, se cumple siempre, a no ser que ha- en servidumbre toda la vida. (II, 14, 15.)
blemos de la voluntad antecedente, con la cual 39) Hace a los hombres afanosos y solícitos en
Dios quiere que todos los hombres se salven, y el bien obrar. Porque, si la vida del hombre fuese
que no se cumple siempre. Por eso no es de. admi- únicamente ésta que vivimos, no tendría gran
rar que no se cumpla, a veces, lo que también empeño en obrar bien; pues todo lo que hiciere,
quieren los santos con esta voluntad antecedente. sería poca cosa; y su deseo no es para un bien
(4, Dist. 45, q. III, a. 3.) determinado temporal, sino para la eternidad.
710 Santo Tomás de Aquino 7 de noviembre 711
Mas porque creemos que por lo que hacemos No debe ignorarse, sin embargo, que aunque
aquí, recibiremos bienes eternos en la resurrec- por la muerte termine la vida temporal del hom-
ción, por eso deseamos obrar bien. Si en esta vida bre considerada en sí misma ella subsiste depen-
tan solamente esperamos en Cristo, los más desdi- diente, en cierta manera, de las cosas futuras.
chados somos de todos los hombres. (I Cor., XV, I o ) Porque todavía vive en la memoria de los
19.) hombres, en los cuales, a veces, falsamente perdu-
4o) Aparta del mal. Porque así como la espe- ra con buena o mala fama.
ranza en el premio alienta a obrar bien, así tam- 2o) En los hijos, que son como algo del padre,
bién el temor de la pena, que creemos reservada según el Eclesiástico: Muerto es el padre de él, y
para los malos, aparta del mal: Y los que hicieron como si no fuera muerto; porque dejó en pos de
bien irán a resurrección de vida; mas lo que hi- sí un su semejante (XXX, 4), y sin embargo, hay
cieron mal, a resurrección de juicio. (Joan., V, hijos malos de muchos padres buenos, y al con-
29.) trario.
(In Symbol.) 3o) Por el efecto de sus obras, como por la de-
cepción de Arrio y de otros sectarios, pulula la
infidelidad hasta-, el fin del mundo;, .y hasta en-,
7 de noviembre tonces progresa la.fe por la predicación de los
Apóstoles. ^ . --T.
NECESIDAD DEL JUICIO FINAL *4°) En cuanto al cuerpo, que a veces recibe
honrosa sepultura, a veces se .deja insepulto, y al
La palabra que he'hablado, ella-le juzgará en fin se resuelve totalmente en ceniza. .' '
el día postrimero. (Joan.,' XII, 48.) 5°^ En cuanto a las cosas en las que el hombre
No puede juzgarse perfectamente de una cosa puso su afecto, tales como las cosas temporales, de
'. mutable anteas <le. su consumación; como no pue- las cuales»unas'"acaban rápidamente, y ojtras per-,
/ . .• éé juzgarse perfectamente-de alguna acción, cual* duran mucho tiempo. Todas esas cosas están so-
quiera que ella sea, antes de que esté consumada metidas a la estimación del juicio de Dios.
en sí y en sus efectos, puesto que parecen ser úti- Por consiguiente, no puede formarse de todas
les muchas acciones que demuestran ser nocivas ellas un juicio perfecto y evidente mientras dura
por sus efectos, y de la misma manera, no puede el curso de esta vida. Y por eso es menester que
juzgarse perfectamente a hombre alguno hasta tenga lugar el juicio final en el último día, en
que se termine su vida; porque puede, por mu- que se juzgue perfecta y manifiestamente lo que
chos modos, pasar de bueno a malo y recíproca- de algún modo pertenece a cada hombre.
mente, o de bueno ir a mejor, o de malo, a peor. Después de la muerte, el hombre alcanza real-
Por eso dice el Apóstol: Está establecido a los mente cierto estado inmutable según las cosas que
hombres que mueran una sola vez, y después el pertenecen al alma; y por eso no es menester di-
juicio. (Hebr., IX, 27.) ferir más allá el juicio en cuanto al premio del
.712 S a n t o T o m á s de Aquino 8 de n o v i e m b r e 713
alma. Mas porque hay otras cosas pertenecientes 3o) Se hará interrogatorio de los pensamientos
al hombre, que se hacen en todo el curso del del impío. (Sap., I, 9.)
tiempo, y no son ajenas al juicio divino, es nece- 4o) De- las intenciones: Discierne los pensa-
sario que todas esas cosas sean llevadas otra vez mientos e intenciones del corazón. (Hebr., IV,
a juicio al fin del tiempo; porque, aunque el 12.)
hombre según ellas no merezca ni desmerezca, 5o) De las palabras ociosas: De toda palabra
pertenecen, no obstante, a algún premio o castigo ociosa que hablaren los hombres, darán cuenta
suyo. Por lo cual conviene que todas ellas sean de ella en el día del juicio. (Matth., XII, 36.)
apreciadas en el juicio final. 6o) De las malas obras: Examinará vuestras
(3», q. LIX, a. 5.) obras, y escudriñará los pensamientos. (Sap., VI,
4-)
7o) Acerca de las cosas temporales: Da cuenta
8 de noviembre f de tu mayordomia. (Luc., XVI, 2.)
8o) Del cuidado de tu familia. ¿Dónde está la
EXAMEN DE NUESTRA CAUSA EN EL JUICIO grey que te fué confiada?
9o) De los años y del tiempo perdidos: Llamó
I. El Señor discutirá con los hombres: contra mi al tiempo. (Thren., I, 15.) Y en el li-
I o ) Acerca de la grandeza de su Pasión; por lo bro de Job (XXIV, 23) dice: Dióle Dios lugar
..cual mostrará todos los instrumentos de su muer-- de penitencia, y él abusó de esto para soberbia.
te: la cruz, los clavos y la lanza. Mostrará asimis-
mo las llagas: Le verá todo ojo, y los que le tras- II. Después de la instrucción de la causa sigue
pasaron. {Apoc., I, 7.) Y en el capítulo XIX, 13: la discusión y vemos quiénes son los acusadores
Vestía una ropa teñida en sangre. También apa- y testigos.
recerá delante de él el estandarte de la cruz, como Los acusadores serán tres: en primer lugar, la
dice-el Evangelista San Mateo: Entonces parecerá conciencia: Dando testimonio a ellos su misma
la señal del Hijo 'del hombre en el cielo (XXIV, conciencia, y los pensamientos de dentro... En
30). ¿Qué dirás? ¿Qué harás, oh pecador? Contra el día en que Dios juzgará las cosas ocultas de
ti hablará la conciencia, te acusarán todos los ele- los hombres. (Rom., II, 15, 16.) También acusará
mentos. Llorará la cruz de Cristo, él mismo ale- el demonio, a quien fué dado ese oficio, el cual
gará por sus llagas, hablarán las cicatrices y se continuamente nos observa, así como a vuestras
quejarán los clavos. obras, para acusarnos: Es ya derribado el acusa-
2o) De las omisiones: Tuve hambre, y no me dor de nuestros hermanos, que los acusaba de-
disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de be- lante de nuestro Dios día y noche. (Apoc. XII,
ber. Era huésped, y no me hospedasteis; desnudo, 10.) El lugar y la criatura donde pecó: Descubri-
y no me cubristeis; y en la cárcel, y no me visitas- rán los cielos la iniquidad de él, y la tierra se
teis, (Matth., XXV, 42, 43.) levantará contra él. (Job, XX, 27.) La piedra
714 Santo Tomás de_Aq_u_in_o 9 de n o v i e m b r e 715
desde la pared clamará. (Hab., II, 11.) El padre das las cosas, los pensamientos, las palabras y
acusará al hijo, y el hijo al padre. El hijo se las obras, ya que todas las cosas están desnudas
quejará del mal padre, porque por él está en y descubiertas a los ojos de aquél. (Hebr., IV,
oprobio. Los hijos que nucen de inicuos sueños, 13.) Conoce nuestras palabras: Oreja de celo, oye
testigos son de la maldad contra los padres. (Sap., todas las cosas (Sap., I, 10); y nuestros pensa-
IV, 6.) mientos: Torcido es el corazón de todos, e im-
Los testigos serán también tres. El primero penetrable, ¿quién le conocerá? Yo, el Señor, que
será el Creador, a quien ofendimos: Pues he aquí escudriño el corazón y examino los ríñones, que
que mi testigo está en el cielo, y en las alturas doy a cada uno según su camino, y según el fruto
el que me conoce. (Job., XVI, 20.) Yo soy el juez de sus invenciones. (Jer., XVII, 9, 10.) Allí ha-
y el testigo, dice el Señor. (Jer., XXIX, 23.) El brá testigos infalibles, es decir, las propias con-
segundo testigo será el ángel bueno, que fué ciencias de los hombres: Dando testimonio a ellos
dado al hombre para su custodia, el cual lo acu- su misma conciencia, y los pensamientos de den-
sará de la mucha ingratitud para con su servicio. tro, que unas veces los acusan, y otras los de-
Por eso dirá en el juicio aquello de Jeremías: fienden, en el día en que Dios juzgará las cosas
Hemos medicinado a Babilonia, y no ha sanado ocultas de los hombres. (Rom., 15, 16.)
(LI, 9). El tercero será la mancha del pecado, » 2?) A causa de la potestad del juez, pues es
que se destacará en el rostro, como dice Jeie- * omnipotente en sí: Ved que el Señor Dios ven-
mías: Te acusará tu malicia (II, 19). Mis arru-
drá con fortaleza. (Is., XL, 10.) Lo es también
gas dan testimonio contra mi. (Job., XVI, 9.) Y ,*
en los otros, pues toda criatura estará con él:
..de este modo serán tres los testigos contra el ,'
Peleará con él todo el universo contra los insen-
hombre, como dice el Deuteronomio: Por el di-
cho de dos o de tres testigos perecerá el que fuese ^ satos (Sap., V, 21.) Por ese motivó decía Job:
No habiendo nadie que pueda librar, de tu mdno
muerto (XVII, 6). (X, 7); y el profeta David: Si subiere al cielo,.
(De Judiciv ultimo, XVII, XVIII.) „; tú- allí testas; si descendiere al infierno, estás pre-
sente. ' (Psal., CXXXVIII, 8.)
9 de noviembre 3o) Por la justicia inflexible del juez. Porque
ahora es tiempo de misericordia, pero el tiempo
TEMOR AL JUICIO futuro sólo será de justicia. Por consiguiente,
ahora el tiempo es nuestro, y después sólo será
Temed al Señor, y dadle honra, porque vino de Dios: Cuando yo tomare el tiempo, yo juzgaré
la hora de su juicio. (Apoc, XIV, 7.) \ la justicia. (Psal, LXXIV, 3.) Y en el libro de
Por cuatro motivos debe ser temido aquelí los Proverbios se lee: El celo y la saña del marido
no perdonará en el día de la venganza, ni se
juicio: \ aquietará a ruegos de ninguno, ni recibirá dones
1*?) Por la sabiduría del juez. Pues conoce to:
716 Santo T o m á s de Aquino 10 d e n o v i e m b r e 717
en recompensa, aunque sean muchísimos (VI, 34, ees se nos exija con rigor lo que ahora nos sufre
35). ecuánimemente el Creador invisible?" Y San
4o) Por la ira del juez. Pues de manera dis- Juan Crisóstomo comenta: "Si un rey terreno
tinta aparecerá a los justos [porque será dulce y que va a la guerra ordena una expedición a su
deleitable, conforme con aquello de Isaías: Los pueblo, se agitan los dignatarios, los ejércitos se
ojos de él verán al rey en su gloria (XXXIII, ponen en pie y todo el estado está en efervescen-
17)] de como se presentará ante los malos, porque cia, ¿cuánto más no se conmoverán las virtudes
estará airado y cruel, hasta el punto que éstos angélicas, ministros terribles, al preceder a un
Señor aún más terrible, cuando el rey celestial
dirán a los montes: Caed sobre nosotros, escon-
se levante a juzgar a los vivos y a los muertos?"
dednos.. . de la ira del Cordero. (Apoc, VI, 16.)
Pero esta ira no quiere decir, en Dios, conmo- Debe saberse que el poder de Cristo Juez será
ción del ánimo, sino efecto de ira, a saber, la insuperable, inexplicable, interminable.
pena eterna infligida a los pecadores. Como dice Acerca de lo primero dice San Juan Crisósto-
Orígenes, "¡cuan estrechos serán para los pecado- mo: "Entonces no habrá poder para resistir, fa-
res los caminos en el juicio!" cultad para huir, lugar de penitencia, ni tiempo
(In Symbol.) de satisfacción." En esta angustia universal sólo
queda el llanto.
Respecto a lo segundo escribe San Agustín, co-
10 de noviembre mentando aquel pasaje de San Juan: Luego,
pues, que les dijo "Yo soy", volvieron atrás, y
PODER DEL SUMO JUEZ cayeron en tierra. (XVIII, 6): "Una voz sin nin-
gún dardo hirió, rechazó y prosternó, con la vir-,
Vendrá en las nubes del cielo con grande po- tud" de la divinidad escondida, a la turba, feroz
der y majestad. (Matth., XXIV, 30.) Sobre estas por sus odios y terrible por sus armas. ¿Qué hará
palabras dice la Glosa; "Con gran poder y ma- cuando venga a juzgar, si hizo esto cuando iba
jestad han de ver al que no quisieron escuchar a ser juzgácfo? ¿Qué podrá en el momento de rei-
cuando estaba en la humildad, y tanto más riguro- nar cuando pudo aquello ,en el momento de mo-
samente sentirán entonces su virtud cuanto más rir?" Como si dijese: "no puede explicarse el po-
rehusen ahora inclinar la cerviz del corazón ante der de tal juez".
su poder." Vendrá efectivamente con grande po- Por lo que hace a lo tercero se dice en Daniel:
der, porque las virtudes de los cielos serán conmo- Miraba yo, pues, en la visión, y he aquí que ve-
vidas. (Matth., XXI, 26.) San Gregorio dice: "¿A nia como Hijo de hombre. . . su potestad es po-
qué llama virtudes de los cielos sino a los ángeles, testad eterna (VII, 13), esto es, que no está limi-
a las dominaciones, a las potestades y a los prin- tada. Por consiguiente, debe ser temido el poder
cipados, los cuales en la venida del juez apare- de tal juez.
cerán visiblemente ante los ojos, para que enton- Así como el poder de Cristo Juez será insupe-
718 Santo Tomás de Aquino 11 d e n o v i e m b r e 719
rabie, así también será inefable su sabiduría, e de ese día, porque nos conviene la incertidum-
inflexible su justicia. Por lo cual explica San bre acerca de la venida del juez, a fin de vivir
Bernardo: "Vendrá el día del juicio, en el que cada día como sí al día siguiente hubiésemos
más valdrán los corazones puros que las palabras de ser juzgados, según la Glosa. Esto se confirma
astutas, la buena conciencia que las bolsas llenas,, con las palabras de San Marcos (XIII, 33): Estad
porque el juez no será engañado con palabras, sobre aviso, velad y orad; porque no sabéis cuán-
ni doblegado con dádivas." Tres cosas se requie- do será el tiempo.
ren para la celebración del juicio: celo de justicia En ese pasaje señala notablemente el Señor
para proceder al juicio; luz de sabiduría, para tres expresiones: estad sobre aviso, velad y orad.
dictar la sentencia; y poder para ejecutar la sen- I o ) Debemos estar fervorosamente sobre aviso,
tencia dictada. Todo esto se encuentra excelen- pensando en el día de la venida del juez. Porque
temente en Cristo Juez, pues por el testimonio de , siempre debemos poner ante los ojos aquel día,
la Escritura y de los santos se comprueba que su el día de la ira. Por eso se explican las pa-
justicia es inflexible, su sabiduría inefable, Jy su labras del Deuteronomio: ¡Oh si tuvieran sabidu-
poder insuperable. ría e inteligencia, y previesen las postrimerías!
Dice San Gregorio: ¡Cuan estrechos serán en- (XXXII, 29.) Y San Jerónimo dice: "Ya coma,
tonces los caminos de los reprobos 1 Arriba el ya beba, ya escriba, o haga cualquier otra cosa,
juez airado, abajó el caos horrendo, a la derecha siempre resuena en mis oídos aquella voz: le-
los pecados que acusan, a la izquierda legión jí .vantaos, muertos, venid a juicio."
infinita de demonios que arrastran al suplicio; ] 2o) Debemos velar insistentemente, obrando,
dentro, la conciencia que quema; fuera, el mun- -í para que se nos encuentre dispuestos con obras
do que arde. ¿Adonde huirá el pecador misera- - ,/ buenas. Sobre esto escribe San Gregorio: "Vela
ble de tal manera cercado? O'cultarsé será impo- '• el que tiene abiertos los ojos para mirar la ver-
• sible; mostrarse, intolerable. dadera luz; vela el que observa lo que cree, prac-
(De Humanitqte Christi.) ticándolo; vela el que rechaza de sí las tinieblas
del cuerpo y de la negligencia." Así, pues, hay
que velar, porque no sabemos en qué hora.va a
11 de noviembre \; venir nuestro Señor, ya sea para el juicio parti-
cular que se verificará en la muerte de cada.uno,
" ' TIEMPO EN ^>UE TENDRÁ LUGAR EL ÚLTIMO JUIClfo'"' | ya para el juicio universal y final. Por ese mo-
tivo, sobre aquello de San Marcos (XIII, 37):
El tiempo de la venida del Señor es descono- J Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad,
cido por todos, según aquel pasaje de San Ma- dice San Agustín: "Vendrá para cada uno aquel
teo (XXIV, 36): Mas de aquel día, ni de aquella día, cuando llegare su día, para que salga de aquí
hora nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni f tal cual h a de ser juzgado en aquél; y por eso
el Hijo. No se nos ha revelado el conocimiento | debe vigilar todo cristiano, para que no lo en-
Santo Tomás de Aquino 12 d e n o v i e m b r e 721
720
cuentre sin preparación la venida del Señor.
Aquel día encontrará sin preparación a quien 12 de noviembre
hubiere encontrado desapercibido el último día
LA MUERTE ETERNA
de su vida."
3?) Debemos orar, impetrando fervorosamente J
la misericordia de Cristo: para que seáis dignos 1 Los malos no tendrán en la muerte eterna me-
de evitar todas estas cosas, que han de ser, y de nos dolor y pena que alegría y gloria los buenos.
estar en pie delante del Hijo del hombre, (Luc, La pena de aquéllos se acrecienta:
XXI, 36.) Aquí se indican dos cosas por las que I o ) Por la separación de Dios y de todos los
se debe orar: para evitar las males futuros, y j bienes; y ésta es la pena de daño que responde
para alcanzar los bienes futuros. Lo primero, se- J a la aversión. La pena de daño es mayor que la
de sentido: Al siervo inútil echadle en las tinie-
gún las palabras: para que seáis dignos de evitar 'J
; blas exteriores. (Matth., XXV, 30.) Los malos,
todas estas cosas. Por eso dice también San Ma- «
durante la vida presente, tienen tinieblas interio-
teo (XXIV, 20): Rogad, pues, que vuestra huida res, esto es, las del pecado, mas entonces las
no suceda en invierno, o en sábado, esto es, no. tendrán exteriores.
queráis huir, cuando ni es lícito ni podéis. Se
nos manda orar espiritualmente para que no 2o) Por el remordimiento de la conciencia. Te
se enfríe la fe y la caridad hacia Dios, y para que argüiré y te pondré delante de tu cara. (Psal.,
no nos entorpezcamos, ociosos, en las obras de XLIX; 21.) Gimiendo con angustia de espíritu.
Dios, es decir, en el sábado de las virtudes, dice (Sap., V,- 3.) Y„sin embargo, esta penitencia y; "'•.•..*
• gemidos serán-inútiles, porque no son por od-io
la Glosa. Lo. segundo se indica en las palabras:
y de estar en pie delante del Hijo del hombre; 1 al mal, sino por el temor y enormidad' de la pena.
ésta es la cumbre de la bienaventuranza, a saber: 3o) Por la inmensidad de*la pena sensible, es ,•
estar seguro en la presencia de su juez. Y Teo- decir, del fuego del infierno, "que atormentará
doreto- comenta: "Porque la gloria angélica es el alma y ekcuerpo; Esta pena es acerbísima;- a>
estar de pie- ante el Hijo del Hombre, nuestro mo dicen los santos. Estarán como muriendo
Dios, y contemplar siempre su faz." siempre y nunca han de morir; por este motivo
' - • •.* ••••' . >••• (De Humanitate Christi.) se llama muerte eterna, porque así como el mori-
bundo se encuentra en acerbidad de penas, del
mismo modo los que están en el infierno: Como
ovejas, son puestos en el infierno; ellos serán
pasto de la muerte. (Psal, XLVIII, 15.) .
4o) Por la desesperación de salvarse. Pues si
se les diese esperanza de librarse de las penas,
se mitigaría su sufrimiento; pero, al substraérseles
toda esperanza, la pena se hace gravísima. El
722 Santo T o m á s de Aquino
13 d e noviembre
723
gusano de ellos no morirá y el fuego de ellos no
de una parte por el pecado y pusieron su fin
se apagará. (Is., LXVI, 24.) en las cosas materiales, que son muchas y varia-
De este modo se manifiesta la diferencia entre das, sean afligidos de mil maneras y por muchas
el bien obrar y el mal obrar; pues las obras bue- cosas.
nas conducen a la vida, pero las malas arrastran
2o) El gusano de ellos no morirá. (Is., LXVI,
a la muerte. Por este motivo los hombres debie-
24.) No se trata de un gusano corporal, sino
ran traer frecuentemente estas cosas a la memo- espiritual, que es el remordimiento de la con-
ria, porque así serían inducidos al bien y apar- ciencia, y que se llama gusano, porque nace de
tados del mal. Por lo cual se consignan expre- la podredumbre del pecado y aflige al alma, del
samente al final del Símbolo y de todas las cosas mismo modo que el gusano corporal nace de la
las palabras: Vida eterna, para que siempre se corrupción y aflige royendo.
impriman mejor en la memoria. A esa vida nos
lleve nuestro Señor Jesucristo, Dios bendito poi 3o) Arrojadle en las tinieblas exteriores.
los siglos de los siglos. (Matth., XXII, 13). Sobre aquello del Salmo
(XXVIII, 7): Voz del Señor que corta llama de
(In Symbol.)
fuego, dice San Basilio que, por el poder de Dios,
será separada la claridad del fuego de su calor,
de modo que la claridad cederá en alegría de los
13 de noviembre bienaventurados y su actividad quemante en tor-
mento de los condenados. La disposición del
• PENAS DE LOS CONDENADOS
infierno será tal cual corresponde a la miseria
de los condenados. Por- lo cual habrá allí luz y
19) Fuego y azufre^y viento tempestuoso es la tinieblas, de manera que contribuirán lo más
porción del cáliz de ellos. (Psal., X, 7.) A un posible al castigo de los condenados. La visión
calor extremo pase desde aguas de nieve. (Job., misma es deleitable de por'sí; pero 3 veces sucede
-XXIV, 19.) En Ja'última purificación de este que' hiere, cuando las cosas vistas son nocivas y
mundo se hará la*.separación de los elementos; contrarias a nuestra voluntad. El infierno debe
lo que es puro y noble.permanecerá arriba para estar dispuesto de tal modo que , nada pueda
gloria de los bienaventurados; pero "lo que es verse allí claramente, sino en penumbra* sola-
innoble y fétido será arrojado .al infierno para mente, lo que aflige nuestro corazón. El lugar
castigo de los condenados; de suerte que toda es tenebroso, pero por disposición divina hay en
criatura será materia de gozo para los bienaven- él alguna luz, la suficiente para ver las cosas que
turados; y los condenados encontrarán un au- pueden atormentar el alma.
mento de tormento en todo lo creado, como dice
el libro de la Sabiduría: Peleará con él todo el 49) Le devorará fuego que no se enciende.
universo contra los insensatos (V, 21). Conviene (Job., XX, 26.) San Gregorio dice: "El fuego
así a la justicia divina que los que se apartaron corporal tiene necesidad de incentivos corpóreos,
necesita ser encendido y no dura si no es reani-
724 Santo Tomás de Aquino 14 d e n o v i e m b r e 725
mado. Con el fuego del infierno ocurre lo con- y los bienes deleitables que perdieron, y todo
trario, porque a pesar de ser fuego corpóreo y esto los atormentará. También serán atormenta-
quemar corporalmente a los reprobos arrojados dos por el conocimiento de las verdades especu-
en él, ni es encendido con industria humana, ni lativas que estuvieron viendo cuan imperfecto
es alimentado con madera, sino que, una vez era, y que han perdido la suprema perfección
encendido perdura inextinguible, no necesita in- que habrían podido alcanzar.
centivo, y su ardor no disminuye." Aquel fuego 2o) Los condenados verán la gloria de los bien-
no necesita de lefia para ser alimentado porque aventurados. Antes del día del juicio verán a los
o existe en materia especial, o en materia extra- santos en la gloria; pero no de modo que co-
fia, no por violencia sino por naturaleza, proce- nozcan esta gloria tal cual es, sino solamente
dente de un principio intrínseco. Por lo cual no
que los santos viven en una gloria inestimable.
lo encendió el hombre, sino Dios, que creó aque-
•"41 / Por eso serán perturbados, ya doliéndose por en-
lla naturaleza, y esto es lo que se dice en Isaías
vidia de su felicidad, ya porque ellos la perdie-
(XXX, 33): El aliento del Señor, como torrente
ron. Por eso en el libro de la Sabiduría se dice
de azufre, es el que lo enciende.
de los impíos: Viéndolos, serán turbados con te-
(4 Dist., 50.)
mor horrendo (V, 2).
Pero después- del día del juicio serán privados
totalmente de la visión de los bienaventurados;
14 de noviembre
sin embargo, con esto no disminuirá su pena,
antes bien, será aumentada; porque se "acordarán
INTELIGENCIA DE LOS CONDENADOS
'1 dé lá gloria de los.bienaventuradpsyc}ue vieron en
Viéndolos, serán turbados con temor horrendo. el'ffíící©- o aníes^ly esto les servirá de tormento;
(Sap., V, 2.) además se afligirán alsveíse indignos de contem-
I o ) Los condenados podrán usar de los conocí^ , . piar,, la gloria que los santos, merecieron poseer.
.. mientos. que1 adquirieron en este mundo. 39) Los condenados pensarán en Dios.
V . Porque'así como en la perfecta bienaventu- De dos maneras puede Dios ser considerado,
*!fefea 'de los santos nada, habrá ,en-ellos que no^ ^.£S&&.&: -primero, eri sí mismo o según lo que le es
sea materia de alegría, así nada habrá.eri los propio, como principio de toña bondad, y dé ese
condenados que no les sea materia y causa de tris- modo no se puede pensar en él sin alegría; por
teza, ni nada que falte a la tristeza, para que sea eso los condenados no pueden pensar en él de
completa su miseria. Así, pues, los condenados ninguna manera; segundo, según lo que le es
considerarán aquellas cosas que anteriormente accidental en sus efectos, como el castigar o cosa
conocieron como materia de tristeza, no como semejante; y en este sentido la consideración de
causa de deleite; porque considerarán los males Dios puede producir tristeza, pues los condenados
que hicieron, por los cuales fueron condenados, sólo verán a Dios bajo su aspecto de castigador
726 Santo Tomás de Aquino 15 d e noviembre 727
y obstructor de todo lo que agrada a la mala bargo el odio y la envidia serán tan grandes
voluntad de ellos. que preferirían ser atormentados con otros mu-
(4, Dist., 50.) chos antes que sufrir menos estando solos.
Será tal la envidia en los condenados que en-
vidiarán la gloria de los parientes, mientras ellos
15 de noviembre están en suma miseria, porque aun en la vida
sucede tal cosa, cuando crece la envidia.
VOLUNTAD DE LOS CONDENADOS 3o) Los condenados tendrán odio a Dios, como
dice el Salmo (LXXIII, 23): La soberbia de
1?) Los condenados no se arrepienten del mal aquéllos que te aborrecen sube continuamente.
que hicieron. Podemos arrepentimos del pecado Dios es conocido o en sí mismo, como por los
de dos modos: uno absoluto y otro accidental. bienaventurados que le ven por esencia; o en sus
Arrepentirse del pecado absolutamente es arre- efectos, como lo conocemos nosotros y los conde-
pentirse del pecado porqué es pecado; y arrepen- nados. En sí mismo es la bondad por esencia
tirse accidental o relativamente es arrepentirse vis
y no puede desagradar a ninguna voluntad; por
del pecado por alguna circunstancia, como la de lo cual nadie que lo ve por esencia puede
la pena o cosa.pa/ecitia. Los malos.no se arrepen- odiarlo. , .
tirán'de los pecados en el priméf"sentido, porque Pero existen algunos efectos de Dios que des-
la voluntad de la malicia del pecado subsiste en agradan a una voluntad desordenada, como la
ellos; pero se arrepentirán acidentalmente, por
cuanto serán afligidos con la pena que sufren
c imposición de pena, y la prohibición de los pe-
cados por la ley divina, que repugnan a la vo-
w
por. el pecado.
.2?) Querrían que todos fueran condenados.
m luntad depravada por el pecado.. De este modo,
no en sí. mismo, sino por razón de .sus efectos,
m Dios puede ser odiado. Y así los condenados,
Así como en el cielo los bienaventurados tie-
nen el amor perfecto, así los condenados poseen w percibiendo a Dios en el efecto de justicia, que
el odio perfecto. Y así como los santos sé ale- es la pena, le tienen odio, lo mismo que a las
grarán de todos los bienes, del mismo modo los penas que soportan.
impíos se dolerán de todo bien. Por eso la feli- (4, Dist., 50, q. II, a. 1.)
cidad de los santos, considerada por ellos, les
aflige muchísimo. Esto es lo que dice el profeta 4o) Los condenados blasfeman siempre, como
Isaías: Vean y sean confundidos los que envidian dice la Escritura: Ardieron los hombres de gran-
a tu pueblo, y fuego devore a tus enemigos de ardor, y blasfemaron el nombre de Dios, que
(XXVI, 11). Por lo cual querrían que todos los tiene poder sobre estas plagas. (Apoc, XVI, 9.)-
buenos estuviesen condenados. A la naturaleza de la blasfemia pertenece la
Y aun cuando por la multitud de los condena- detestación de la bondad divina. Mas los que
dos se acrecienta la pena de cada uno, sin em- están en el infierno conservarán la voluntad per-
728 Santo Tomás de Aquino 16 d e noviembre 729
versa, enemiga de la justicia de Dios, en el sen- saber: la intensidad de su acerbidad y la dura-
tido de que amarán las cosas por las que se les ción del tiempo; la cantidad de la pena corres-
castiga, querrían usar de ellas, si pudiesen, y ponde a la cantidad de la falta por la intensidad
odian las penas que se les infligen por tales de la aflicción de suerte que, cuanto más grave-
pecados. , mente peque uno, tanto más grave será la pena
Sin embargo, también se duelen de los pecados que se le dará. Por eso dice el Apocalipsis: Cuan-
que cometieron, no porque los aborrezcan, sino to ella se ha glorificado y vivido en deleites,
porque son castigados por ellos. tanto daréis de tormento y pena (XVIII, 7).
Así, pues, tal detestación de la justicia divina Mas la duración de la pena no responde a la
es en ellos blasfemia interna del corazón. Es de duración de la culpa; pues no se castiga con una
creer que, después de la resurrección, existirá pena momentánea el adulterio que se comete
también en ellos la blasfemia verbal, como en los en un instante de tiempo, aun por las leyes hu-
santos la alabanza vocal de Dios. manas; sino que la duración de la pena está
Es cierto que los hombres en la vida presente en relación con la disposición del que peca;
desisten de la blasfemia por temor de las penas y a veces el que peca en una ciudad, por el mis-
que creen poder eludir. Pero los condenados en mo pecado merece que lo separen por completo
el infierno no esperan poder evadirse de ellas, de la vida social, ya con el destierro perpetuo,
y por consiguiente, como desesperados, se entre- ya con la muerte. Erí ocasiones, sin embargo,
gan a todo lo que les sugiere su perversa volun- no merece esta separación radical; y entonces,
tad. para que pueda ser miembro soportable de la
(2a 2ae, q. XIII, a. 4.) sociedad se le prolonga o abrevia la pena, según
conviene a su enmienda, de modo que pueda vi-
vir conveniente y pacíficamente en la sociedad.
16 de noviembre Esto mismo hace la justicia divina: uno, por su
pecado, merece que se le separe por completo
ETERNIDAD DE LAS PENAS DE LOS CONDENADOS del consorcio de la ciudad de Dios, y esto se
vefirica por todo pecado que se comete contra la
E irán éstos al suplicio eterno. (Matth., XXV, caridad, vínculo que une la ciudad de los ele-
46.) gidos; y así por el pecado mortal, que es con-
I. La misma relación existe entre el premio trario a la caridad, uno es condenado a la pena
y el mérito que entre la pena y la culpa. Pero eterna, y excluido para siempre de la compañía
según la justicia divina, a un mérito temporal de los santos.
se debe un premio eterno. Luego, según la jus- Mas para los que pecan de tal modo que no
ticia divina, a una culpa temporal se debe una merecen ser separados por completo del consor-
pena eterna. cio de la ciudad santa, como los que pecan ve-
Pero toda pena tiene una doble cantidad, a nialmente, la pena ha de ser más breve o más
730 Santo Tomás de Aquino
16 d e n o v i e m b r e 731
:
duradera, según el grado de purificación que ne ángeles no podían ser perfectamente bienaventu-
cesiten y según la mayor o menor adhesión a los rados en su primer estado antes de su confirma-
pecados; lo cual se cumple en las penas de esta ción o caída, ya que no sabían lo que les iba a
vida y del purgatorio, por la divina justicia. suceder.
Porque para la perfecta y verdadera bienaven-
II. Las penas de los impíos, que han de durar turanza se requiere que uno esté cierto de la
eternamente, son útiles para dos fines: I o , para perpetuidad de su bienaventuranza; en caso con-
que en ellas se cumpla la divina justicia, que es trario, la'voluntad no estaría tranquila.
grata a Dios por sí misma; 2?, para que de ellas
se gocen los elegidos, cuando en las mismas con- Del mismo modo, como la perpetuidad de la
templen la justicia de Dios, y conozcan que han condenación corresponde a la pena de los conde-
logrado evadirse de ellas. Esto es lo que dice nados, no tendría verdaderamente razón de cas-
San Gregorio: Todos los inicuos destinadps al tigo si no repugnara a la voluntad, lo cual sería
suplicio eterno serán ciertamente castigados por imposible, si ignoraran la perpetuidad de su con-
su iniquidad, y sin embargo arderán para algún denación. Por consiguiente, corresponde a la
fin, es decir, para que todos los justos vean en condición miserable de los condenados que ellos
Dios los goces de que participan y perciban en sepan que de ningún modo pueden evadirse de
ellos los suplicios que evitaron; para que co- la condenación y llegar a la bienaventuranza. Por
nozcan más que son eternamente deudores de la eso se dice en Job: No cree que puede volver de
gracia divina, cuando vean que son eternamente las tinieblas a la luz (XV, 22).
_ castigados los males que ellos vencieron con la (2a 2 ae , q. XVIII, a. 3.)
.'•ayuda de D^ps. (4, Dist., 46, q. I )
» • " • • • - . ' _
17 de noviembre
III. No hay esperanza en los condenados: Mis
siervos cantarán alabanzas por la alegría del co-
razón, y vosotros daréis gritos por el dolor del DEBE CREERSE EN LA VIDA ETERNA
corazón, y por el quebrantamiento del espíritu
aullaréis. (Is., LXV, 14.) ¡ I. Convenientemente con el fin de todos nues-
Así como es esencial a la bienaventuranza que^ tros deseos, es decir, la vida eterna, termina el
la voluntad repose en ella, así es esencial a la* Símbolo de la fe en estas palabras: creo en la
pena que aquello que se aplica como tal pena, \ vida eterna. Amén. Se pone ese artículo contra
repugne.a la voluntad. Pero no puede aquietar; los que dicen que el alma perece con el cuerpo.
la voluntad o repugnar a ella lo que se ignora.y Porque si esto fuese verdadero, el hombre sería
Y por consiguiente dice San Agustín 57 que 1rttt de la misma condición que los brutos, y a éstos
les conviene lo que dice el Salmo (XLVIII, 21):
57 Super Gen. ad litt., lib. XI, cap. 17, 19. El hombre, cuando estuvo en honor, no lo enten-
17 d e noviembre 733
732 Santo Tomás de Aquino
infiernos para darnos a conocer las cosas del
dio; ha sido comparado a las bestias insensatas, infierno.
y se ha hecho semejante a ellas. Porque el alma (In Symbol.)
humana se asemeja a Dios en la inmortalidad;
mas por la sensibilidad se asemeja a las bestias.
Así, pues, cuando uno cree que el alma muere 18 de noviembre
con el cuerpo, se aparta de la semejanza de Dios
y se compara a las bestias. Contra éstos dice la VISIÓN INMEDIATA DE DIOS
Escritura: Ni esperaron galardón de justicia, ni Ja
hicieron cuenta de la honra de las almas santas. a$ Ésta es la vida eterna: Que te conozcan a ti
Por cuanto Dios crió al hombre inexterminable, solo Dios verdadero. (Joan., XVII, 3.)
y lo hizo a la imagen de su semejanza. (Sap., II,
22, 23.) I. Como resulta imposible que un deseo na-
tural quede insatisfecho, lo cual ocurriría, cier-
II. Ahora es fácil creer por el testimonio de tamente, si no pudiera llegarse a conocer la sus-
Cristo. Porque es necesario que el hombre conoz- tancia divina, que desean naturalmente todos los
ca dos cosas: la gloria de Dios y la pena del in- espíritus, es necesario afirmar que es posible ver
fierno. Porque cautivados por la gloria de Dios y la sustancia de Dios por la inteligencia, y tam-
aterrados por las penas, los hombres se ponen en bién por las sustancias separadas y por nuestras
guardia y se apartan de los pecados. Pero es muy almas.
difícil al hombre conocer esas cosas. Por eso se Esa visión inmediata de Dios se nos promete
dice de la gloria en el libro de la Sabiduría: Pues en la Escritura: Ahora vemos como por espejo en
lo que está en los cielos ¿quién lo investigará? obscuridad; mas entonces cara a cara. (I Cor.,
(IX, 46). Esto es difícil a los terrenos, porque X*ÍII]P12.) Esto no ha de entenderse corporalmen-
como se dice (en el cuarto Evangelio): El que es te, de modo que imaginemos un rostro corporal
de la tierra, terreno es, y de la tierra habla (Joan., en la misma divinidad, pues Dios es incorpóreo;
III, 31); pero no es difícil a los espirituales, por- ni tampoco es posible que con nuestra cara cor-
que el que viene del cielo, sobre todo es. (Ibid.) poral veamos a Dios, pues la vista corporal que
Por consiguiente, Dios, descendió del cielo, y se reside en nuestro rostro no puede tener por ob-
encarnó para enseñarnos las cosas celestiales. jeto sino'cosas corporales. Así, pues, veremos la
faz de Dios porque lo veremos inmediatamente,
También era difícil conocer las penas del in-
como al hombre a quien vemos cara a cara.
fierno: Ni se ha conocido quien haya tornado de
los infiernos. (Sap., II, 1.) Esto se. dice en perso- En esta visión nos asemejamos en gran ma-
na de los impíos, pero ahora no puede decirse, nera a Dios y participamos de su bienaventuran-
porque así como descendió del cielo para enseñar | za; porque Dios conoce su substancia por su
las cosas celestiales, así también resucitó de los^ esencia, y ésta es su felicidad. Por eso se dice
734 Santo Tomás de Aquino 18 d e noviembre 735
ligencia es la verdad universal; esto hace eviden- cualquiera de ellas, sea verdadera o falsa, puede
te que nada puede aquietar la voluntad del excitar el deseo, preexiste de un modo eminentí-
hombre si no es el bien universal, que no se simo en la bienaventuranza divina. En efecto, si
encuentra en cosa alguna creada, y sí sólo en se trata de la felicidad contemplativa, en ella la
Dios, porque toda criatura tiene sólo una bon- poseerá incesante y ciertísima por la contempla-
dad participada. ción de sí mismo y de toda la creación; y si se
Según esto, sólo Dios puede llenar la volun- trata de la felicidad activa, gozará de ella gober-
tad del hombre, como dice el Salmista: Él llena nando todo el universo. De la felicidad terrena,
de bienes tu deseo. (Psal., CU, 5.) que consiste en el placer, las riquezas, el poder,
Por consiguiente, la bienaventuranza del hom- los honores y la gloria, gozará plenamente por la
bre consiste sólo en Dios, que es fuente del bien delectación de sí mismo y de todos los otros se-
universal, objeto universal de la felicidad de to res; las riquezas, por la omnímoda satisfacción de
dos los bienaventurados, como bien infinito y cuanto ellas prometen; el poder, por su omni-
perfecto. potencia; la dignidad, por el régimen de la crea-
(1^ 2 ae , q. II, a. 8.) ción; y la fama, por la admiración de todas las
crituras.
Cuanto más perfectamente se posea este bien "•" (1», q. XXVI, a. 4.)
' sumo, tanto más se ama, y se desprecian las otras
cosas; en razón a que cuanto más se tiene, más se «
conoce; por eso se dice en el Eclesiástico: Los que 23 de noviembre
me comen, aún tendrán hambre (XXIV, 29). Pe-
ro lo contrario sucede con el apetito de las rique- GRADOS, -DE LA BIENAVENTURANZA
zas y de los otros bienes temporales, los.cuales, por
lo mismo que ya se tienen se desprecian, y se ape . En la casq^de mi Padre hay muchas moradas.
tecen otros._ Compréndanse así estas palabras del (Joan., Xrvf-2-.) ' ••' . ^ . "' :
Señor: Todo jaquel que, beba de esta'agua^ por
' la cual son significadas las cosas temporales, vol- ' I. Las diversas participaciones de la bienaven-
•\ verá a tener sed (Joan^ IV, 1$);- y es¿o,.ocurre turanza,^esto es,-de conocer a Dios y'gozar.de él,,
porque'"la insuficiencia de éstas es más conocida son-mansiones diversas.
cuando se tienen, lo cual revela claramente su La perfección absoluta de la bienaventuranza es
imperfección y que no consiste en ellas el su- exclusiva de Dios, porque solo él se conoce y se
mo bien. ama á sí mismo infinitamente, pues conoce y ama
(1* 2 ae , q. II, a. 1.) infinitamente su verdad y su bondad. En este
III. La divina bienaventuranza encierra toda sentido el soberano bien, que es el objeto y la
causa de la bienaventuranza, no puede ser ma-
otra bienaventuranza. Porque todo lo que en
744 S a n t o T o m á s de A q u i n o 2 3 de no v i e m b r e 745
yor y menor; porque no hay más que un sobe- que quisieran. El que tuviere un vaso mayor,
rano bien: Dios. recibirá más; el que lo tuviere más pequeño, par-
Mas la perfección de la bienaventuranza puede ticipará menos. La fuente es una sola, pero no
considerarse según las condiciones de tiempo, de es una misma la medida de los recipientes.
naturaleza y de gracia, y desde este punto de 2o) Por la misma medida de eternidad, como
vista uno puede ser más bienaventurado que dice San Agustín; porque todos poseerán la bien-
otro, conforme con la adquisición de ese bien y aventuranza eterna, ya que los justos irán a la
la capacidad de cada uno; porque cuanto mayor vida eterna; pero son diversas por razón de la
es la capacidad de un hombre, más participa de capacidad.
ella, si está mejor dispuesto y ordenado a gozar 3o) Por la caridad, que une a todos, haciendo
de ella. De dos maneras se dispone uno a ello, comunes los goces de cada uno, y viceversa: Gó-
pues la bienaventuranza consiste en dos cosas: zaos con los que se gozan. (Rom., XII, 15.)
en la visión de Dios, a la cual dispone la pu- (In Joan., XIV.)
reza y, en consecuencia, cuanto más elevado de
las cosas terrenas tenga el corazón más perfec-
tamente verá a Dios; y en el goce de Dios, a lo 24 de noviembre
cual dispone el amor. Por consiguiente, aquel
que tenga el corazón más fervoroso en el amor "INAMISIBILIDAD" DE LA PERFECTA
de Dios más sé deleitará en el goce divino. BIENAVENTURANZA
II. Pero ¿qué significa lo que se dice en San Ha escogido la mejor parte, que no le será
Mateo (XX, 1-16), que se da un denario a todos quitada. (Luc, X, 42.)
los que trabajan? Si este denario no es otra cosa Orígenes supuso que después de la última
que la morada, en la casa del Padre, no existen bienaventuranza el hombre puede hacerse des-
en ella mucha$;*moradas', venturado. Pero esto es a todas luces fals¿>.- '.
"•'•'". Détie responderse que la recompensa de la Vida 1°^ Por la. misma* noción común de-la bien-.,
eterrfa es- a la vez una y muchas. Son muchas, avehturanza; pues siendo ésta el bien perfecto y
según Jla diversa,- capacidad de los participantes suficiente, no puede menos de satisfacer el deseo
en la bienaventuranza," y en este sentido son -di- del hombre y eximirle de todo mal. El hombre
versas las mansiones en la casa del Padre. Pero •desea naturalmente retener el., bien que posee, y
es una por tres motivos: obtener la seguridad de conservarle; de lo con-
I o ) Por la unidad del objeto. Todos los bien- trario, le afligirá el temor de perderlo o la pena
aventurados ven el mismo objeto y todos disfru- de la certeza de su privación. Mas para la ver-
tan de él; por eso es un denario; pero este mismo dadera bienaventuranza se requiere que el hom-
objeto es diversamente visto y amado. Es como bre abrigue la opinión cierta de que nunca ha
si fuese una fuente en la que todos bebieran lo de perder el bien que posee; y si esta idea es
746 S a n t o T o m á s de Aquino 2 4 de n o v i e m b r e 747
verdadera, claro está que nunca perderá la bien- que esta visión no puede menos de llevar im-
aventuranza; mas si es falsa, esto mismo es ya un plícita la rectitud de la voluntad.
mal, el de tener una opinión falsa; porque el 4o) Por otra parte, mucho menos puede arre-
error es un mal intelectual, como lo verdadero es batársela algún otro agente; porque el alma
un bien del entendimiento. Por consiguiente, ya unida a Dios se eleva sobre todo otro ser, y así
no sería verdaderamente feliz suponiendo algún nada ni nadie puede separarla de tal unión. Por
mal en él. lo cual parece inadmisible que el hombre pase de
2o) Lo mismo resulta si se considera la razón la bienaventuranza a la miseria y viceversa por
de bienaventuranza en especial. La perfecta cualesquiera alternativas de tiempos, vicisitudes
bienaventuranza del hombre consiste en la vi- temporales que no pueden tener cabida sino en
sión de la esencia divina; y es imposible que lo que es mudable a través del tiempo y del
quien ve la esencia divina quiera no verla; por- / movimiento.
que todo bien poseído, que se rechace, & es
insuficiente y se desea reemplazar por otro más (1* 2 ae , q. V, a. 4.)
suficiente que él; o lleva anejo algún inconve-
niente, que viene a producir hastío. Mas la visión
de la divina esencia llena al alma de todos los •. 25 de noviembre
. ...•..-.••*bienes,uniéndola a la fuente de toda bondad, „. CUÁDRUPLE VISIÓN DE DIOS
conforme con lo que~se dice: Seré saciado, cuan- *
do apareciere tu gloria (Psal., XVI, 15); y en el ¿No he visto a Jesucristo Señor nuestro? (I
lib^ó.de la Sabiduría: Me vinieron todos los Cor., IX, 1.)
• . ¿*bténes juntamente con ella (VII, 11), esto es, Leernos que hay muchas visiones del. Señor.J .
': cpjt -fá" Contemplación de la sabiduría. Por otra Una corporal, que ya pasó, a la que se refiere
,t¿ parte,' no lleva, adjunto , inconveniente alguno, Baruch: Después de esto, fué visto en la tierra, y .
pues de la contemplación,de la sabiduría se ha conversó con los hombres (III, 38); lá segunda,
escrito: -.Ni su conversación tiene amargura:,. n? • espiritual, que es presente, de la que dice el
tedio su trato, sino alegría y gozo. (Sap.¡ VIII, ¡Salmista: Cesad y ved que yo soy el Dios (Psal.,
16.) Y así resulta evidente que el bienaventurado ' '• XLV, 11); la tercera eterna, que es futura, de la
no puede querer abandonar, por su parte, la cual se lee en San Juan: Quiero que aquéllos, que
bienaventuranza. tú me diste, estén conmigo en donde yo estoy,
3o) No es admisible que pueda perderse la para que vean mi gloria (Joan., XVII, 24); la
bienaventuranza porque Dios la retire, pues sería cuarta es momentánea, también futura, a la que
ésta una pena que tan justo juez no podría alude San Lucas: Entonces verán al Hijo del
aplicar sin mediar culpa alguna, culpa en que hombre venir sobre una nube (XXI, 27). La
no puede caer quien ve la esencia de Dios, ya primera se verificó en el mundo, la segunda en
25 d e n o v i e m b r e 749
748 Santo Tomás de Aquino
el alma, la tercera será en el cielo, la cuarta en car, por tres razones. Porque el hurto ha de ser
publicado en presencia del juez viviente: He
el juicio. aquí que viene; ¿y quién se pasará para mirarlo?
La primera visión da un ejemplo de vida de (Malach., III, 1, 2.) Por la severa venganza de
tres maneras. Jesús fué visto pobre y humilde, los malhechores; el ladrón que ve colgado a su
para refrenar la ambición de riquezas: Yo soy compañero, teme más robar. Por la contempla-
pobre y dolorido..* Véanlo los pobres y alé- ción del premio a los buenos: Lo verán los rectos
grense. (Psal, LXVIII, 30, 33.) Así lo vieron los y se alegrarán; y toda iniquidad cerrará su boca.
pastores. Vil y abyecto, para refrenar la ambi- (Psal., CVI, 42.)
ción de honores: Le vimos, y no era de mirar
(In I Cor., IX.)
(Is., L i l i , 2.) Afligido y herido, para que se re-
frene la concupiscencia de los placeres.
La segunda visión da ayuda para progresar 26 de noviembre
de tres modos, porque da fortaleza a los peni
ten tes, mostrándoles sus culpas y sus castigos, EL GOZO ETERNO
como el sol hace ver los átomos del polvo; da
esperanza a los que luchan, manifestando la re- Porque fuiste fiel sobre lo poco, te pondré
compensa, como Señor, a los que trabajan; da sobre lo mucho; entra en el gozo de tu Señor.
alegría a los contemplativos, ofreciendo placeres (Matth., XXV, 23.)
anticipados, como el tabernero que da poco vino
Gustad y ved que el Señor es suave. (Psal,
I. Estas pocas cosas son todo lo que se en-
XXXIII, 9.) cuentra en esta vida, que es como nada en com-
La .(ercef a visión, la éter na',', excita el deseo de paración de los bienes celestiales. • Lo cual»qujere ..
llegar* a ella" por^trgs motivos. Por .el gozo ver- decir: porque fuiste fiel en relación con los
dadero: Lo veréis y se gozará vuestro cor.azán, bienes de ; la-vida presente, .te_. pondré sobre lo-.
.porque es luz dulce y deleitable. t(Is.; LXVI, 14)
• mucho, esto es,' te daré" los bienes espirituales
Por la, multiplicidad ó pluralidad*-de los deleites.
que están sobre todos esos bienes. El que es fiel
Entonces verás y te enriquecerás, y tu corazón' se
en lo menor, también toes en lo mayor. (Luc,
maravillará y ensanchará. (Is., LX, 5.) Porque
XVI, 10.) ' •
le veremos así como él es (I Joan., III, 2) y ("s
todo en todas las cosas. (I Cor., XV, 27.) Porque
la razón poseerá la plenitud de la luz; la volun- II. A continuación habla de la grandeza del
premio: Entra en el gozo de tu Señor. Porque el
tad, mucha paz; la memoria, la duración de la
gozo es el premio: Os he de ver, y se gozará
eternidad. Por la eternidad del gozo: Sus siervos
vuestro corazón. (Joan., XVI, 22.)
le servirán. Y verán su cara . .. y reinarán por los
siglos de los siglos. (Apoc, XXII, 3, 4, 5.) Podría decir alguno: ¿Por ventura es la visión
La cuarta visión produce odio o terror de pe- el premio o lo es algún otro bien? Respondo que
750 S a n t o T o m á s de Aquino 26 d e n o v i e m b r e • 751
si otra cosa se dice premio, el gozo, sin embargo, III. Este gozo será colmado: Pedid, y recibi-
es el premio final. Como decimos que el fin de réis, para que vuestro gozo sea cumplido. (Joan.,
los cuerpos pesados es el centro de la tierra, y que XVII, 24.) Como el deseo es movimiento hacia
descansar en el centro es lo principal, así el gozo el bien y el gozo es su descanso en ese bien, el
no es otra cosa que el reposo del alma en el hombre goza cuando descansa en el bien poseído,
bien alcanzado; por eso, por razón del fin, al hacia el cual se movía el deseo. Pero el gozo es
gozo se llama premio. proporcionado al bien poseído, y del bien creado
¿Y por qué dice "Entra en el gozo de tu Señor", no puede tenerse gozo pleno, porque no aquieta
y nos "recibe"? Debe responderse que hay dos plenamente el deseo y apetito del hombre. Así,
alegrías, la de los bienes exteriores y la de los pues, nuestro gozo será pleno cuando poseamos
bienes interiores. El que goza de los bienes ex- aquel bien en el cual están sobreabundantemente
teriores, no entra en el gozo, sino que el gozo los bienes que podemos desear. Este bien es sólo
entra en él; mas el que goza de los espirituales, Dios, que colma de bienes nuestro deseo. Por
entra en el gozo: Introdújome el rey en su cá- eso dice: Pedidlo, para que vuestro gozo sea cum-
mara. (Cant., I, 3.) plido, a saber, disfrutar de Dios y de la Trinidad,
O de otro modo. Lo que está en alguno, es con- después de lo cual no hay más. Me llenarás de
alegría con tu rostro. (Psal.,JLV, II.)
tenido por éste, y el que contiene es mayor. Así,
cuando el gozo viene de una cosa menor que (In Joan., XVI; 2? 2 ae , q. XXVIII, a. 3.)
nuestro corazón, entonces entra el gozo. en el
corazón; pero Dios es mayor que el corazón; y 27 de noviembre
por. eso el que goza de Dios entra en el gozo.
Además entra en el gozo del Señor, es decir,
¿DILIGENCIA PARA ENTRAR- EN EL REPOSO
*--* goza tlej Señor, porque el Señor es la verdad. - ti
Por; • 1Q ¿ual la bienaventuranza no es otra cosa
Apresurémonos, pues, a entrar en aquel reposo.
qtte'isí gQ¡zo de la # yerdad. O también "Entro, en. .(Hebr., IV, 11.)
el gozo d& tu Señor9', significa: Alégrate de aque-
llo con que se goza y de que se goza tu Señor;
I. Como en la ley antigua el sábado repre-
la fruición de sí mismo. Entonces el hombre goza sentaba el descanso de Dios en sus obras (de la
como el Señor, cuando disfruta del mismo modo creación), así los santos tendrán descanso eterno
que el Señor. Por eso dice a los Apóstoles: Dis- en sus obras: Desde hoy, dice el Espíritu, que
pongo yo del reino . .. Para que comáis y bebáis descansen de sus trabajos porque las obras de
a mi mesa en mi reino (Luc, XXII, 29, 30), es ellos los siguen. (Apoc, XIV, 13.) Por eso dice él
decir, para que seáis bienaventurados en lo mis- Apóstol: El que ha entrado en su reposo (Hebr.,
mo que yo soy bienaventurado. IV, 10), pues Dios trabajó durante seis días y
(In Matth., XXV.) descansó en el día séptimo; esos seis días simbo-
752 Santo Tomás de Aquino 27 de n ^ v T e m j r e 753
lizan el tiempo presente. Luego quien trabaja Cor., V, 14.) Corrí el camino de tus mandamien-
perfectamente, también reposa de sus obras, asi tos. (Psal, CXVIII, 32.)
como Dios de las suyas (jbid., 10); pero no de A causa del peligro de la tardanza, como se
toda obra, porque existen allí algunas que son observa en las vírgenes necias, que llegando tarde
perpetuas, como ver, amar y alabar, según consta no pudieron entrar. Por eso dice: Para que nin-
en el Apocalipsis: No cesaban día y noche de guno caiga en igual ejemplo de incredulidad
decir: Santo, Santo, Santo (Apoc, IV, 8), sino (Hebr., IV, 11), como si dijese: los antiguos no
únicamente de las obras laboriosas. pudieron entrar a causa de su incredulidad. Por
lo tanto guardémonos, por el ejemplo de la culpa
II. Es menester apresurarse. Apresurémonos, ajena, de ser incrédulos, y por su castigo no nos
pues, a entrar en aquel reposo. Expresamente expongamos a ser excluidos como ellos.
dice: a entrar, porque no ha de ser en los bienes
exteriores de los cuales ha salido, sino en los f III. Cómo apresurarse.
bienes interiores. Los introducirás, y los plan- Enseña cómo hemos de apresurarnos diciendo:
tarás en el monte de tu heredad, etc. (Ex., Todo aquél que corre y ha de lidiar, de todo se
XV, 17.) abstiene. (I Cor., IX, 25.) Es menester, pues, apre-
Existen muchas, razones para apresurarse a surarse dejando los impedimentos, es decir,-no .
entrar. " " : ' •*" • • ,sóló-ábsteniéndonos de los pecados, sino también
Una es porque el camino es largo. Un hombre evitando las ocasiones de pecar: Te guiaré por
noble fué a una tierra distante. (Luc, XIX, 12.) , las sendas de la equidad... y corriendo no ten-
Se dice distante a causa de la lejanía de nuestro drás tropiezo. (Prov., IV, 11, 12.)
estado, pues allí hay plenitud de todo bien e Sin embargo, se dice: Quien presuroso es de
inmunidad de. todo mal; también el que desea pies, tropezará. (Prov., XIX, 2.) A ello respondo:
tiene allí visión y retención perfectas, pero aquí • Hay un doble apresuramiento: el de la precipita-
"tód<£ es' contrario a eso. . ción, que es reprensible, y el de la celeridad, que
•Es menester apresurarse también porque el es digna de alabanza. Es necesario, como dice el
tiempo es raruy. breve; según el libro de Job: . FiWspfo, que todos los hombres reflexionen largo
Breves son'los días del hombre (XIV, 5). tiempo, pero deben ejecutar prestamente las co-
Asimismo, porque el tiempo, además de breve sas resueltas. Cuando el apresuramiento impide
y poco, es incierto, como se lee en el Eclesiastés. el consejo, entonces hay precipitación viciosa,
No sabe el hombre su fin (IX, 12). mas la celeridad en las cosas ya pensadas es vir-
Por otra parte, el llamamiento es urgente. El tuosa y laudable; a esto exhorta el Apóstol.
llamamiento interior nos urge por el estímulo de (In Hebr., IV.)
la caridad. Cuando viniere como río impetuoso,
a quien el espíritu del Señor impele. (Is., LIX,
19.) Porque el amor de Cristo nos estrecha. (II
754 Santo Tomás de A q u i no 28 d e noviembre
755
ningún mal, ni estará oculto ningún bien, donde
28 de noviembre . se dedicarán a las alabanzas internas, y Dios lo
será todo en todos!"
LA GRAN CENA
. III. Se llama grande por la eternidad de la
Un hombre hizo una gran cena. (Luc, XIV, cena, porque:
16.) I o ) Nunca terminará. Ninguno os quitará
Por esta cena se entiende la bienaventuranza vuestro gozo. (Joan., XVI, 22.)
celestial. 2o) Nunca se acabará de cenar. No cesaban día
y noche de decir.;. Señor Dios omnipotente, el
I. Se llama grande por la multitud de los que que era, y el que es, y el que ha de venir. (Apoc,
toman parte en ella. IV, 8.) Porque el alabar es allí lo mismo que
I o ) Por razón de los que la ofrecen, que son el cenar.
Padre, y el Hijo y el Espíritu Santo; inmenso el 3o) También se llama eterna la cena, porque
Pádrej inmenso el Hijo, inmenso el Espíritu San- toda ella se comerá al mismo tiempo. La eterni-
", „to, y por eso ^ofrecen una cena inmensa. El Señor dad es la posesión, total y simultánea de la vida',
'•{!ae 4os~~éiéfcitos hará a todos-lps pueblos en este -bienaventurada. . .
....'. .v -.f •>rnoritei convite de 'manjares mantecosos, convite . . . (Serm., ISÍXKl.)^' •
^f-c'^&é'Vehd^ con tuéta- '
>*" . -tfQh. de vino"sin heces. (Is., XXV, 6.)
.".'•'. 2o) Por razón de los que la sirven, que son
. *
millares de millares.
•*•> 30) p o r r ¡ j z o n *de*los comensales, que serán cen-
tenares de mil.
. ' • •:VÍT.'rSe llama grande, por-la abundancia de las
viandas que allí se darán. Pues habrá allí milla-
res de millares de manjares. Los manjares en la
vida eterna son los goces, y como hay allí millares
de millares de goces, serán por lo tanto millares
de millares las viandas. Podemos, empero, señalar
tres grandes manjares: el gozo por la ausencia de
todos los males, el gozo por la presencia de todos < ,
los bienes, y la alegría continua de las divinas
alabanzas. De los tres dice San Agustín: "¡Oh,
cuánta será aquella felicidad, donde no habrá
Meditaciones para Ejercicios 757
dónde, es decir, del cielo donde estaba con la te apresuras, si no con la intención, a lo menos
esperanza, el pensamiento y el mérito. Adonde, con tus obras.
es decir, a la tierra, porque no piensa más que en 4o) Porque, si no, vengo a ti, y moveré tu can-
cosas terrenas. Por qué, por soberbia. ¿Cómo caís- delabro de su lugar. {Apoc, II, 5.)
te del cielo, oh Lucifer, que nacías por la maña- Si no, esto es, si no te arrepintieres y volvieres a
na? ¿Cómo caíste en tierra? (Is., XIV, 12.) Por tu anterior estado, vengo con la muerte o con el
eso se dice al pecador: ¿Cómo es, Israel, que estás juicio. A ti, para castigarte en el cuerpo y en el
en tierra de enemigos? Has envejecido en tierra alma. Dice que vendrá pronto, para que la cele-
ajena; te has contaminado con los muertos; con- ridad e imprevisión de la venida infundan temor
tado estás can los que descienden al sepulcro. y solicitud. Cuando digan paz y seguridad, en-
(Barüch, III, 10, 11.) tonces les sobrecogerá una muerte repentina. (I
3°) Arrepiéntete, y haz las obras primeras. . Thess., V, 3.) Y moveré tu candelabro, que quiere
(Apoc, II, 5.) Mira tus caminos en el valle, co- decir: "te quitaré los dones y virtudes, por los
noce lo que has hecho (Jer., II, 23), haz peniten- cuales fueron establecidos los candelabros; o te
cia doliéndote de corazón, confesando con la separaré de la Iglesia, y colocaré a otro en tu
1
boca, satisfaciendo con las obras; las cuales cosas lugar". Moveré de su lugar, es decir, del lugar
son tres remedios de los penitentes que vuelven a de tu virtud, y te apartaré de la compañía de
Dios, y huyen de Egipto. El Dios de los Hebreos los fieles.
f<*-:Zios ha llamado para que vayamos camino de tres * (In Apocál., II.)
días por el desierto. (Ex., V,' 3.~) Los tres sarmien-
:,. tos son aún tres -días, al cabo de los cuales Faraón
se acordará de tu ministerio, y te restituirá a tu LA MUERTE SEGUNDA
antiguo grado.. (Gen.¿ XL, 12, 13.) ' .
El que venciere no recibirá daño de la segunda
Se ve aquí cómo por medio de la verdadera muerte. (Apoc, II, 11-.)
penitencia se devuelven las cosas perdidas. Dice:
Arrepiéntete / y no solamente recibe. Porque mu- I. Hay una doble muerte del alma: una, en
chos reciben, pero no. hacen nada; son buenos los pecados; otra en las penas; una, en la culpa;
prometedores, pero líyllós pagadores. otra, en el infierno. Igualmente existen dos muer-
La penitencia nos acerca al reino de los cielos. tes, del cuerpo: una en \á disolución, otra en la
Hace que los ángeles se regocijen. También es condenación eterna.
poderosa para recuperar la amistad de Dios. Así, * "• La primera muerte del alma se asemeja en
pues, es preciso hacerla sin pérdida de tiempo, muchas cosas a la primera muerte del cuerpo,
porque ni obra para merecer, ni razón para ex- Porque así como el cuerpo primero se altera en
cusar, ni ciencia para conversar, ni la sabiduría su temperatura normal, luego enferma, y por
para deleitar habrá en los infiernos, hacia donde último muere, es llevado al sepulcro, enterrado
760 Santo Tomás de Aquino Meditaciones para Ejercicios 761
y cubierto con una piedra; así también el alma se expresan en las palabras: Tú, Dios, los condu-
se destempla por los malos pensamientos, luego cirás al pozo de la perdición. (Psal., LIV, 24.)
se enferma con el deleite pecaminoso, y muere La diversidad se expresa cuando dice: conduci-
por el consentimiento; después es llevada a ente- rás, esto es, llevarás de pena en pena; la peren-
rrar por la eficacia de la acción y sepultada por nidad, cuando dice: al pozo, de donde no puede
la costumbre, y por último es cubierta por el salir el que una vez cayó en él.
endurecimiento.
III. Por otra parte, la muerte del alma hiere
II. Además, como la muerte del cuerpo daña, gravemente, sin misericordia, incurablemente.
así también lo hace la muerte del alma. Te he herido de herida de enemigo con cruel
La muerte del cuerpo separa a éste del alma; castigo. (Jer., XXX, 14.)
la muerte del alma separa a ésta de Dios. Sin embargo, esta herida es curable, mientras
La muerte del cuerpo separa de los parientes el alma está en el cuerpo; mas después de salir
y de los amigos carnales; la muerte del lalma del cuerpo se hará incurable.
aparta de los ángeles y de los santos. A mis her- Así, pues, quien no desee ser herido por la
manos, esto es, a los ángeles, hizo alejar de mí, segunda muerte, procure ser curado aquí de la
y mis conocidos, es decir, los santos, como extra- lesión de la primera muerte, y muestre sus heridas
ños se apartaron de mí; me han abandonado al samarjtano, quien las curará, derramando en
mis'parientes;-y se han olvidado de mí los que ellas el vino de la compunción y el aceite del
* mé conocían. (Job., XIX, 13, 14.) No solamente consuelo. Si alguno sintiere la llaga de su cora-
los ángeles abandonarán al alma pecadora, sino zón* y extendiere a ti sus manos en esta casa, tú
que se harán adversarios y estarán contra ella le oirás en el cielo, el lugar de tu morada, y le
en el juicio. To,dos sus amigos la despreciaron, perdonarás. (III, Reg-.„ VIH,. 38, 39.) Sobre esto
y se le hicieron enem,igos. (Thren.., 1, 2.) dice San Agustín: ¿Por ventura no hay entrañas
La muerte del cuerpo hace perder las riquezas de cristiana compasión en ti, que lloras el cuer-
" del mundo, y la del alma quita las riquezas del po, del cual salió eLalma, y no lloras al alma
•cielo. Nuestra heredad'ha pasado a forasteros. de la cual se retiró Dios?
(Thren., V, 2.) (In Apoc, II.)
La muerte del cuerpo priva de la vista corpo-
ral, y la muerte del alma quita la vista y todo
sentido espiritual. ESTADO DE PERFECCIÓN
La muerte del cuerpo produce dolor, y la
muerte del alma lo causa mayor. Daña además I. La vida religiosa es estado de perfección.
la muerte del alma porque arroja en el fuego Lo qué comúnmente conviene a muchos, se
eterno. Daña a causa de la acerbidad, diversidad atribuye por antonomasia a aquél a quien con-
y perennidad de las penas. Esas tres cualidades viene por excelencia; así, la virtud que consiste
762 Santo Tomás de Aquino Meditaciones para Ejercicios 763
en conservar la firmeza del alma ante las situa- dos ejercicios, con los que se destruyen los obs-
ciones más difíciles reivindica p a r a sí el nombre táculos a la caridad perfecta. Mas removidos estos
de "fortaleza"; y la virtud q u e atempera los ma- impedimentos, se destruyen mucho mejor las
yores deleites, el de templanza. L a religión es ocasiones del pecado. Por lo cual, perteneciendo
u n a virtud por la que u n o hace algo en servicio a la penitencia extirpar las causas de los peca-
y culto de Dios; y así se dicen religiosos por an- dos, se deduce que el estado religioso es un
tonomasia los que se dedican totalmente al ser- lugar muy conveniente de penitencia.
vicio divino, como ofreciéndose a Dios en holo- II. No se requiere, sin embargo, que el reli-
causto. Por eso dice San Gregorio: " H a y algunos gioso sea, de hecho, perfecto. Porque la religión
que n a d a reservan para sí mismos, sino que in- da nombre al estado de perfección por la inten-
molan al Dios omnipotente sus sentidos, su len- ción del fin. Por lo tanto no es necesario que el
gua, su vida y todos los bienes q u e h a n recibi- que está en la religión sea ya perfecto, sino que
d o " 59. La perfección del h o m b r e consiste en /tienda a la perfección. Pues el que entra en re-
unirse totalmente a Dios, y según esto la religión ligión no profesa ser perfecto, sino que profesa
designa u n estado de perfección. Ofrecer alguna trabajar para adquirir la perfección; como tam-
" cosa al culto de Dios es de necesidad para la bién aquel que entra en las escuelas no declara
salvación; pero el que. alguno se dedique total- ser sabio, sino que promete estudiar para adqui-
m e n t e a.s.í mismo y sus cosas al culto divino per- rir la'ciencia. Por consiguiente, no es transgresor
;.,«v teneÍ£e-.2 la perfección.- -.-• -•.•—• de la profesión el religioso si no es. perfecto,
Y ha de saberse que no solamente corresponden . • sino únicamente cuando "no 'tiende a la perfec-
a lá religión las oblaciones de los' sacrificios y • c i ó n . . . -•- •':*•< •'• • '.T*V • •%..
otras cosas análogas, propias de la religión, sino (2a 2ae, q. CLXXXVI, a. 1, 2, -ad lum.)
también, los actos de todas las virtudes, los, que,-- ,
cuando se retíereñ al servicio y honor de Dios;. "* • •• • • . . ^ . J V . . % ¿ ....•• ..¿.•'¿5£
se convierten en actos de religión. Así, pues,~*si ' ' ¡ UTILIDAD DE LOS VOTOS •
alguno consagra toda su vida ál.servicio divino,
toda su vida pertenece a la religión; y en tal Haced votos y cumplidlos ai Señor Dios vues-
concepto, por la vida religiosa que llevan, se lla- tro.. (Psal.} LXXV, 12.) •
man religiosos los que se hallan en estado de ' Hacer- una .misma obra por voto es mejor y
perfección. •" . • ' :más* meritorio qué hacerla sin voto, por tres
;
Y aunque sea estado de perfección, es también razones:
lugar aptísimo para la penitencia. Porque el I*) Porque el hacer voto equivale a un acto de
estado de religión ha sido instituido principal- latría, que es la principal entre las virtudes mo-
mente para alcanzar la perfección por determina-. rales; y la obra de la virtud más noble es la me-
jor y más meritoria. Por consiguiente, el acto
69 Super Ezech., hom. XX. de la virtud inferior es mejor y más meritorio
Meditaciones para Ejercicios 765
764 Santo Tomás de Aquino
por cuanto está bajo el imperio de una virtud BUEN USO DEL TIEMPO
superior, cuyo acto se realiza por mandato; como
el acto de la fe o de la esperanza es mejor si Dióle Dios tiempo y lugar de penitencia, y él
está bajo el imperio de la caridad; y por esto abusó de esto para soberbia. (Job., XXIV, 23.)
los actos de las otras virtudes morales (como el
ayuno, que es acto de abstinencia, y la continen- I. Ahora el tiempo es nuestro, porque pode-
cia, que es acto de castidad) son mejores y más mos hacer lo que queremos, ,el bien o el mal:
meritorios, si se ejecutan por voto, porque de , Dios ha dejado al hombre en la mano de su con-
este modo pertenecen ya al culto divino, como. sejo; y asi ante el hombre están la vida y la muer-
ciertos sacrificios. te, el bien y el mal; lo que quisiere le será dado.
Por eso dice San Agustín &o que ni la misma (Eccli., XV, 14, 18.)
virginidad se honra por ser virtud, sino por / Pero un día tomará Dios su tiempo, y entonces
estar dedicada a Dios, que es la continencia fo- . v no podremos hacer más lo que quisiéramos, sino
mentada y conservada por la continencia^de la que recibiremos lo que hubiéremos merecido. Por
piedad. eso se dice en el Eclesiastés (IX, 10): Cualquier
2?) El que hace voto y lo cumple, se sujeta cosa que puede hacer tu mano, óbrala con ins-
más a Dios que el que sólo lo ejecuta, pues se tancia.
somete más a Dios, no sólo en cuanto al acto, sino
también en cuanto a la potestad, ya que en ade- '..; . II. El Señor nos da el tiempo como oportuni-
lante no puede hacer otra cosa; así como daría y/[ dad, como auxilio, como prueba, como aviso.
más a un hombre el que regalase un árbol con "£;' Como oportunidad que podemos aprovechar
su fruto, que el que le diera solamente el fruto. ': para volver a él: Aguarda el Señor para tener
De ahí nace el que también se den gracias, misericordia de vosotros. (Is,} XXX, 18.) Luego
no sólo a los que dan, sino también a los que busquemos al Señor cuando puede ser encontra-
prometen. do, no sea que, preocupados súbitamente por
3a) Porque por el voto la voluntad se fija el día de la muerte, busquemos tiempo de peni-
de un modo inmóvil en el bien, y el hacer algo tencia y no podamos hallarlo.
por una voluntad confirmada en el bien perte- •• d o m o auxilio, porque la cualidad del tiempo
nece a la perfección de lá Virtud; como"también nos ayuda para hacer penitencia, si queremos,
el pecar con la voluntad obstinada^ agrava el porque ahora nos aflige el calor, el frío, el viento,
pecado; pecado que se comete contra él Espíritu ': la lluvia. Si sufrimos pacientemente esas cosas,
practicamos la penitencia. Pero si murmuramos,
Santo. :•£
a ae ahora que el tiempo está a nuestro favor, en el
(2 2 , q. LXXXVIII, a. 6.) , día del juicio estará contra nosotros: Llamó con-
tra mí al tiempo. (Thren., I, 15.) Por eso dice
60 De virginitate, cap. 8. ft
766 Santo Tomás de Aquino Meditaciones para Ejercicios 767
San Bernardo: "Así como no pereciera ni un ca- y de las que dan de mamar en aquellos días!
bello de nuestra cabeza, tampoco perecerá un (Luc, XXI, 23.)
momento del tiempo." Por consiguiente es conveniente que nos arre-
Como prueba; porque así como después del . pintamos cuando podemos, porque tiempo ven-
día, durante el cual trabajan los hombres, viene drá en que se nos quitará todo poder, de obrar
la noche en que descansan, así, después de esta bien.
vida, viene la muerte; por lo cual los que hubie- (In Apoc, II.)
ren trabajado por Cristo durante esta vida, des-
cansarán después con él. Pero el que no trabaja,
el que más descansa durante el día en su casa, SI SE REQUIERE LA POBREZA PARA LA PERFECCIÓN
trabajará durante la noche. Además, así como RELIGIOSA
después del trabajo se da el galardón en la no-
che, igualmente Cristo pagará a sus operarios su Si quieres ser perfecto, ve, vende cuanto tienes,
jornal después de esta vida. y dalo a los pobres..., y ven, sigúeme (Matth.,
Por último, como aviso; porque durante el día XIX, 21).
nos aconseja temer las tinieblas del infierno, de
las cuales ninguno saldrá una vez que estuviere I. El estado religioso es ejercicio y disciplina,
allí. Por otra parte, el cambio del tiempo nos por los que se llega a la perfección de la caridad;
avisa y muestra que todas las cosas son mudables, para esto es necesario que uno abstraiga total-
y que no debemos detenernos en ellas. mente su afecto de las cosas mundanas; pues dice
San Agustín, hablando a Dios: "Menos te ama
; III.- Dióle tiempo, es decir, partes del tiempo quien juntamente contigo ama alguna cosa, y la
;„o'de"-la edad, niñez, adolescencia, juventud, an- ama por tu causa" 61; Y el mismo santo agrega:
cianidad, para que durante ellas hiciese peni- "Alimento de la caridad es la disminución de la
tencia. La penitencia debe comenzarse desde la codicia; y su perfección, la ninguna codicia" 62.
primera parte: Por la mañana siembra tu si- Y puesto que cuando alguien posee las cosas mun-
danas siente su - ánimo atraído por el amor de
miente, esto es, en la niñez, y por la tarde no cese
ellas añade también San Agustín: "Las cosas te-
tu mano (Eccles.,, XI, 6), es decir, en la senec- ;
rrenas se aman más vivamente cuando se poseen
tud. Pero pocos son los que quieren hacer peni-
que cuando se desean, pues ¿por qué se dice que
tencia en la niñez y en la juventud, y en la
aquel joven se marchó triste, sino porque poseía
senectud no pueden; por lo tanto, se pierde todo grandes riquezas? En efecto, una cosa es no que-
el tiempo. Cuando son jóvenes, no quieren; cuan- r e r incorporarse lo que no se tiene, y otra, apar-
do son viejos, no pueden. De ellos dice Isaías:
Llegaron los hijos hasta el parto, y no hay fuerza 61 Confess., lib. X, cap. 29.
para parir (XXXVII, 3). Mas ¡ay de las preñadas 62 Quaest., lib. L X X X I I I , 9, 36.
768 Santo Tomás de Aquino
Meditaciones para Ejercicios 769
tarse de las ya incorporadas; aquéllas se desechan
bies; pero mejor es darlos de una vez con inten-
como extrañas, de éstas se aparta uno como de
ción de seguir al Señor; y lo perfecto, vivir sin
sus propios miembros" 6 3 . Y San Juan Crisósto- cuidado con Cristo" 67.
mo dice: "El allegamiento de riquezas enciende
(2a 2 ae , q. CLXXXVI, a. 3.)
mayor llama, y el deseo se hace más vehemen-
te" «4.
Por consiguiente, el primer fundamento para
SI LA OBEDIENCIA PERTENECE A LA PERFECCIÓN
adquirir la perfección de la caridad es la pobre-
RELIGIOSA
za voluntaria, de modo que uno viva sin bienes
propios; por eso dice el Señor: Si quieres ser
La perfección religiosa consiste principalmente
perfecto, ve, vende cuanto tienes. en la imitación de Cristo, según aquellas pala-
bras del Evangelio: Si quieres ser perfecto...
II. Y aun cuando la lismosna sea obra suma-
sigúeme. (Matth., XIX, 21.) Pero en Cristo se
mente grata a Dios, sin embargo, la pobreza "por
recomienda, sobre todo, la obediencia, según dice
la cual se excluye la dádiva de limosnas pertenece
el Apóstol: Hecho obediente hasta la muerte.
a la perfección de la religión; pues la renuncia
(Philip., II, 8.)
de las riquezas se compara a la dádiva de limos-
nas como lo universal a lo particular, y el holo- I. El estado religioso es cierta disciplina o ejer-
causto al sacrificio. A esto se refiere San Gregorio cicio para dirigirse a la perfección; y es conve-
en las palabras.siguientes: "Los que socorren a niente que todos los que se instruyen o ejercitan
los necesitados con lo que poseen ofrecen sacri- para, llegar a algún fin, sigan la dirección de al-
ficio por el bien que hacen, pues inmolan a Dios guno, por cuyo arbitrio sean instruidos y ejer-
una parte y se reservan otra; pero los que nada citados para llegar a aquel fin, como los discí-
fceéervan para sí, ofrecen holocausto, que es ma- pulos bajó elmáestro; y por. eso es menester que
yor que el sacrificio" 65. Por eso San Jerónimo los religiosos se sometan a la instrucción y órde-
dice contra Vigilando: "A lo que tú aseguras nes de alguno en las cosas que pertenecen a la
cuando dices que obran mejor los que hacen uso vida religiosa. El hombre se somete al imperio
de sus bienes y van distribuyendo poco a poco y a la instrucción de otro por la obediencia;
sus frutos a los pobres, no me toca a mí respon- luego ésta se requiere, para-Ja perfección de la
derte; pero sí te contestará el mismo Señor: Si religión.
quieres ser perfecto, etc." 6 6 . Y añade: "Bueno
es distribuir directamente los bienes entre los po- Como dice el Filósofo: "Los hombres que se
ejercitan en las obras llegan a formar hábitos
«3 Epist. ad Paulinum et Therasiam, 31 al 34. de ellas, y adquiridos éstos, pueden ejecutar mu-
64 Super Matth., hom. LXIV. cho mejor aquellas mismas obras" 68. De modo
«5 Super Ezech., hom. X X .
66 Cap. V. 67 De Eccl. dogmatibus, cap. 71.
68 Ethic, lib. I I , cap. 1.
770 Santo Tomás de Aquino Meditaciones para Ejercicios 771
Entre las cosas que nos es permitido no dar bles, entre los cuales llevan la preferencia los
se cuenta nuestra propia libertad, que es lo más deleites carnales, que son excluidos por el voto
caro al hombre entre todas las demás cosas. Por de continencia; el desorden de la voluntad hu-
consiguiente, cuando alguno por propia volun- mana, que se excluye por el voto de obediencia.
tad se quita por el voto la libertad de abstenerse • 2o) La inquietud de los cuidados seculares afec-
de las cosas que pertenecen al servicio de Dios, ta al hombre en lo que atañe principalmente a
esto resulta gratísimo a Dios. A esto se refiere tres cosas: 1^, la libre disposición de las cosas
San Agustín: "No te arrepientas de haber hecho exteriores, y este afán se descarta del hombre por
voto; es más, alégrate de que ya no te sea lícito el voto de pobreza; 2^, al gobierno de la esposa
lo que sería para tu daño. Feliz necesidad la que y de los hijos, lo cual se elimina con el voto de
impele a cosas mejores" 7i. continencia; 3^, a la disposición de los propios
(2a 2tte, q. CLXXXVI, a. 6.) actos, la cual desaparece con el voto de obedien-
cia, por el que uno se somete a las órdenes de
otro.
SE DICE, CON RAZÓN, QUE LA PERFECCON RELIGIOSA
3o) Hay holocausto cuando uno ofrece a
CONSISTE EN LOS TRES VOTOS
Dios todo lo que tiene. Tres bienes tiene el hom-
bre: el bien de las cosas exteriores, las que efec-
El estado de religión puede ser considerado tivamente y de manera total uno ofrece a Dios
„en-tres aspectos: en que es cierto ejercicio para por el voto de pobreza voluntaria; el bien del
tender.; a la "perfección de la caridad; en que propio cuerpo,, que el hombre. ofrece por el voto
. trañq'uiliza el ánimo- del hombre de las "preocu-
de continencia, pues* por él renuncia a los ma-
paciones externas, conforme con lo que dice el
yores deleites corporales; y el bien del alma,
Apóstol: Quiero que viváis sin inquietud (I Cor.,
que el» hombre ofrece a Dios por £l voto de obe-
VII, 32); y en que es un holocausto, por el cual
diencia y que consiste en el ofrecimiento de. la
uno se ofrece totalmente a Dios a.sí mismo y sus
. cosas. Según esto, el estado religioso se completa propia voluntad, por la cual el hombre usa de •
cori los tres votos, '. todas las potencias y hábitos del -alma.
^oí. 9 ) En cuaritQ tal^ ejercicio de perfección, re- ' (2a 2 ae , q. CLXXXVL, a, 7.)
quiere que uno alejeJde sí aquellas cosas que ... "' _ !
pueden impedir qué su, afecto tienda totalmente
a Dios, y en ello cqnslste': la perfección de la EL <VOTO DE OBEDIENCIA ES EL MAS EXCELENTE
caridad. Estas cosas sóhttres:' la ambición de los ENTRE LOS TRES VOTOS • RELIGIOSOS
bienes exteriores, que se.- destruye por el voto de.
pobreza; la concupiscencia de los deleites, sensi- Dice San- Gregorio: "La obediencia es con ra-
zón preferida a las víctimas, porque por medio
71 Epist. ad Armentar. et Paulinum, 127, a 45. de las víctimas se sacrifica la carne ajena, mas
774 Santo Tomás de Aquino Meditaciones para Ejercicios 775
por la obediencia, la voluntad propia" 72. Los más esencial de la religión; porque si alguno
votos religiosos son ciertos holocaustos; luego el sin voto de obediencia guarda con voto la po-
voto de obediencia es el principal entre todos breza y la continencia voluntarias, no por ello
los votos de religión. Y esto por tres razones: pertenece al estado de religión, el cual es prefe-
1?) Porque por el voto de obediencia el hom- rido aun a la misma virginidad observada por
bre ofrece a Dios una cosa mayor, esto es, la voto.
misma voluntad, más excelente que el propio (2a 2 ae , q. CLXXXVI, a. 8.)
cuerpo, que el hombre ofrece a Dios por la con-
tinencia, y que las cosas externas, ofrecidas por
el voto de pobreza. Por eso, lo que se hace como PECADO DE LOS RELIGIOSOS Y SACERDOTES
obediencia es más acepto a Dios que lo que se
hace por propia voluntad, conforme con lo que Parece que hemos de dolemos, sobre todo, de
dice San Jerónimo al monje Rústico: "La ora- los pecados de aquellos que están en estado de
ción tiene por objeto enseñarte a no seguir tu santidad y perfección; porque según se dice en
propio arbitrio", y poco después añade: "No ha- Jeremías: Quebrantado fué rni corazón en medio
gas lo que quieras; come lo que te mandaren, de mí (XXIII, 9); y también: Porque el profeta
ten cuanto recibieres, y vístete de lo que se te y el sacerdote se han amancillado; y en mi casa
da." Según todo esto aun el ayuno no es acepto- ha hallado el mal de ellos. (Ibid., 11.) Luego los
a J)ios cuando se practica por propia voluntad, religiosos y los otros que están en estado de per-
como se deduce de las palabras de Isaías: He aquí fección pecan más gravemente en igualdad de
que en el día de vuestro ayuno se descubre vues- •circunstancias.
tra voluntad (LVIII, 3).
2°) Porque el voto de obediencia contiene en I. Porque el pecado cometido por los.religio-
sí los demás votos, pero no al contrario; pues sos puede ser, más-grav€,que-el.'pecado de la-
el religioso, aunque esté obligado por voto a misma especie comeridfó' por seglares, de tres mo-
guardar continencia y pobreza, sin embargo, éstas dos:
se ; comprenden también bajo la obediencia, a 19) Si es contra el voto de religión, por ejem-
la que pertenece observar muchas otras cosas plo, cuando el religioso fornica o roba, porque
además de la continencia: y de la pobreza. fornicando obra contra el voto de continencia,
3o) Porque el voto de obediencia se extiende y robando contra el de pobreza, y no sólo contra
propiamente a los actos más cercanos al fin de el precepto de la ley divina.
la religión; y cuanto más próximo está algo al 29) Si peca por desprecio, pues por esto parece
fin, tanto mejor es. ser más ingrato a los beneficios divinos, por
Por ese motivo el voto de obediencia es el los que ha sido elevado al estado de perfección.
Como dice el Apóstol (Hebr., X), el fiel merece
T2 Moral, lib. XXXV, cap. 10. más graves castigos, porque pecando pisotea al
Santo Tomás de Aquino Meditaciones para Ejercicios 777
776
Hijo de Dios por desprecio. De lo cual se queja
•también el Señor: ¿Cómo es que mi querido ha CÓMO PECA MÁS LEVEMENTE EL RELIGIOSO Y SE
cometido muchas maldades en mi casa? (Jer., LEVANTA MÁS FÁCILMENTE
XI, 15.)
3o) El pecado del religioso puede ser mayor Si el religioso, no por desprecio, sino por debi-
por el escándalo, pues muchos tienen puestas en lidad o ignorancia, comete algún pecado, sin es-
él sus miradas. Por eso dice el profeta Jeremías: cándalo, que no va en contra del voto de su pro-
En los profetas de Jerusalén vi una semejanza fesión, por ejemplo, ocultamente, peca más
de adúlteros, y camino de mentira; y fortificaron levemente en el mismo género de pecado que
las. manos de los muy malos, para rao convertirse un seglar, porque, si su pecado es leve, queda
cada uno de su malicia (XXIII, 14). absorbido por las muchas obras buenas que ha-
ce; y si es mortal, se levanta de él con mayor
II. Alguien peca por desprecio, cuando su vo- facilidad.
luntad se resiste a someterse a la disposición de
la ley o de la regla; y por eso procede a obrar I. En primer lugar, por la intención recta
contra la ley o la regla. Mas cuando, por el con- que tiene puesta en Dios, la cual, si de momento
trario, es inducido por alguna causa particular, se interrumpe, fácilmente vuelve a lo que era
como por la concupiscencia o la irá, a ejecutar antes. Así, sobre aquel pasaje del Salmo (XXXVI,
algo contra los estatutos de la ley o de la regla, 24). "Cuando cayere, no se lastimará", dice Orí-
no peca por desprecio, sino por otra causa. Aun genes: "Si el injusto peca, no se arrepiente ni
cuando frecuentemente reitere el pecado por la sabe enmendarse de su pecado; en tanto que el
misma eáusa o por otra, como dice también
justo sabe enmendarse, y corregirse; tal es el caso
San Agustín, no todos, los pecados se cometen
de'aquél <jue, al decir: No conozco a este hombre,
por'despreció o soberbiS:"-. . * '***"
después que¿fué mirado por el Señor, supo llorar
La frecuencia del pecado predispone, sin em-
amarguísimame'nte; y del que, viendo desde la;
bargo, al desprecio,--c»mo se lee en los Prover-
bios: "'El impío, después de haber llegado' a lo terraza aquella mujer, que despertó su deseo,
profundo de los pecados, no hace caso (XVIII, supo decir: He pecado, y he hecho el mal delante
de ti (Psal.,~L, 6)" 73.
3).
(2a 2 ae , q. CLXXXVI, a. 10.) ' 3o) También es ayudado por sus compañeros
a levantarse, conforme con aquello del Eclesias-
tés (IV, 10): Si uno cayere, le sostendrá el otro.
¡Ay del solo que cuando cae no tiene quien le
levante!
II. En verdad los justos no pecan fácilmente uno de estos mis hermanos pequeñitos, a mi lo
por desprecio; sino que algunas veces caen en hicisteis. (Matth., XXV, 40.)
algún pecado por ignorancia o debilidad, del Por consiguiente, tales obsequios hechos al pró-
cual fácilmente se levantan. jimo, en cuanto son referidos a Dios, se consi-
Pero si llega a pecar por desprecio, se hacen. deran sacrificios, como se dice a los hebreos:
pésimos y sumamente incorregibles, como se lee No olvidéis hacer bien y comunicar con otros
en el libro de Jeremías: Quebraste mi yugo, rom- vuestros bienes; porque de tales ofrendas se agra-
piste mis ataduras, y dijiste: No serviré. Porque da Dios (XIII, 16). A la religión corresponde
en todo cerro alto, y bajo todo árbol frondoso propiamente ofrecer sacrificio a Dios.
eras tú echada en tierra como ramera (II, 20).
Por eso dice San Agustín: "Desde que comencé II. No son privados del fruto de la vida con-
a servir a Dios, así como difícilmente he conocido templativa.
mejores que los que han progresado en los mo- La perfección del estado religioso consiste, cier-
nasterios, tampoco los he visto peores que los que tamente, en las contemplación de las cosas divi-
cayeron en los monasterios" 74. nas, porque dice San Dionisio: "Los religiosos se
(2a 2 áe , q. CLXXXVI, a. 10.) denominan así, porque se consagran al puro
servicio y dependencia de Dios, que fos~une a
las santas contemplaciones de lo invisible"75.
OBRAS DE LA VIDA ACTIVA Mas el servicio y la dependencia de Dios se salvan
también en las obras de la vida activa, con las
I. Los religiosos que se ocupan en las obras cuales uno sirve al prójimo por Dios, y en las
de la vida activa no se apartan del verdadero con- que puede, además, llevar una vida peculiar, que
cepto de religión. consiste, no en separarse del trato de los hom-
bres, sino en entregarse especialmente a las.cosas
Porque el estado de religión se ordena a la per-
que atañen al obsequio de Dios. Y como los reli-
fección de la caridad, que se extiende al amor
giosos se entregan a las obras de la vida activa
de .Dios y del prójimo; al amor a Dios pertenece
con miras a Dios, se deduce que en ellas la acción
., directamente, la vida contemplativa, que desea
se deriva de la contemplación de las cosas divi-
..consagrarse a; solo Dios; y al amor, del prójimo
nas; por lo cual no se privan en absoluto de los
pertenece'directamente la vida activa que atiende
'frutos de la vida contemplativa.
a las necesidades, del. prójimo. Y así como por
la caridad se ama al; prójimo por Dios, así tam-
bién el obsequio tributado a- los prójimos re- III. No están en el siglo. De dos maneras pue-
dunda en Dios, según las palabras del Señor: de alguno estar en el siglo: por la presencia cor-
En verdad os digo que en cuánto lo hicisteis a poral y por el afecto del alma. Por eso dijo el
Señor a sus discípulos: Yo os escogí del mundo duría de todos los antiguos indagará el sabio, y
(Joan., XV, 19); y sin embargo, al dirigirse al se empleará en los profetas.
Padre hablando de ellos, expresó: Éstos están en Segundo, indirectamente, pues el estudio de las
el mundo, y yo voy a ti. (Joan., XVII, 11.) Así, letras ayuda a la vida contemplativa, removiendo
los peligros de la contemplación, es decir, los
pues, aun cuando los religiosos que se ocupan en
errores que ocurren frecuentemente en la contem-
obras de la vida activa estén corporalmente en
plación de las cosas divinas a los que ignoran
el siglo, no lo están, sin embargo, con el afecto
las Escrituras, como se lee en las "Colaciones
del corazón, porque se dedican a las cosas exte- de los Padres" 76 que ocurrió al abad Serapión,
riores, no como buscando algo en el mundo, sino quien cayó por candidez en el error de los antro-
sólo por servir a Dios. Usan de este mundo, como pomorfistas, esto es, de los que creen que Dios
si no usasen, como se dice en la I a los Corintios tiene forma humana. Así dice San Gregorio:
(VII, 31). Por lo cual, después de haber dicho el "Algunos, traspasando en la contemplación los
Apóstol Santiago: Religión pura y sin mancilla límites de su capacidad, llegan hasta los errores
delante de Dios y Padre es ésta: Visitar los huér- más perversos, y mientras descuidan ser humil-
fanos y las viudas en sus tribulaciones (Jac, I, demente discípulos de la verdad, se hacen maes-
27), añade: y guardarse sin ser inficionado de este tros de errores" 77. Por lo cual se lee en el Ecle-
siglo. siastés (II, 3): Pensé en mi corazón apartar mi
(2a 2 ae , q. CLXXXVIII, a. 2.) carne del vino, para trasladar mi corazón a la
sabiduría, y evitar la necedad.
III. El estudio de las letras conviene a la re- ro, según su género, como cuando decimos que
ligión en cuanto a lo que es común a toda reli- la continencia virginal es más excelente que la
gión; puesto que sirve para evitar la lascivia de continencia de las viudas. Y en este sentido la
la carne; y por este motivo aconseja San Jeróni- vida activa "es más fructuosa que la contempla-
mo al monje Rústico: "Ama la ciencia de las Es- tiva, pero ésta es más meritoria que aquélla.
crituras, y no amarás los vicios de la carne" 7 9 . Además, el celo de las almas es un sacrificio gra-
Porque aparta el ánimo de los pensamientos las- tísimo a Dios, si se ejercita ordenadamente, esto
civos, y mortifica la carne por el trabajo del es, si uno cuida primero de su propia salvación
estudio, conforme con lo que dice el Eclesiástico y después de la salvación de los demás. Porque
(XXXI, 1): El desvelo por la honestidad hará en caso contrario: ¿Qué aprovecha al hombre si
repodrir las carnes. ganare todo el mundo, y perdiere su alma?
Sirve también para extirpar la ambición de (Matth., XVI, 26.)
riquezas; y así consta en la Escritura: Juzgué 2o) Una acción es preferida a otra acción se-
que las riquezas nada son en comparación de gún la voluntad que la hace; porque lo que se
ella (de la sabiduría). [Sap., VII, 8.] hace con voluntad más pronta, es considerado
Nosotros no teníamos necesidad de esto, es de- mejor, y el que obra con más fervorosa caridad,'
cir de los auxilios exteriores, teniendo para nues- ejecuta obras más meritorias.
tro consuelo los santos libros, que están en nues- 3o) Una obra.puede ser comparada con otra,
tras manos. (I Macch., XII, 9.) no én sí, sino con relación con otro acto, como la
Es útil también como documento de obedien- abstinencia es preferible a la acción de tomar
cia. A ésto se refiere San Agustín: "¿Qué per- comida; sin embargo, tomar alimento con otro
', vérsidad es ésta, no querer obedecer a la lectura, por caridad es preferible a la abstinencia.
cuándo quiere dedicarse a ella?" 80 Comparadas,., de este modo, las obras del reli-
(2a 2 ae , q. CLXXXVIII, a. 5.) gioso son incomparablemente más excelentes que
las obras de los que se consagran a la salvación
de las almas; porque las que ejecutan los reli-
OBRAS DE LOS RELIGIOSOS giosos- están* unidas- a aquella raíz por la qué
consagraron toda su vida a Dios. En consecuen-
¿Han de preferirse las obras de los religiosos cia, no se ha de pesar lo que hacen, sino, más
a las obras de los que se dedican a la salvación bien, con qué finalidad se consagraron a hacer
de las almas? todo lo que hacen. Así, comparados con los que
ejecutan alguna buena obra singular, están en
I o ) Ha de responderse que dos obras pueden
la relación de lo infinito con lo finito. Porque
compararse entre sí de muchas maneras. Prime-
quien se entrega a alguno para hacer todo lo que
79 Circa med.
i éste mande, se entrega más infinitamente a él
80 De oper. monachor., cap. 7. que quien se entrega para una acción determi-
784 Santo Tomás de Aquino Meditación-es para Ejercicios 785
nada. Por eso, en el supuesto de que un religioso, a su señor, como el amigo a su amigo. La fe que
según la exigencia de su religión, hiciere alguna debe la esposa al marido es que no se una a nin-
obra pequeña en sí, habrá de recibir, sin em- gún otro. De ella dice Oseas: Te desposaré con-
bargo, mayor intensidad, por su relación con la migo en fe (II, 20).
obligación primera por la que todo él se consa- La fe que debe el siervo a su señor consiste en
gró con voto a Dios. que recoja.bien sus bienes, los guarde bien y los
4o) Si se comparan unas a otras las obras con- administre bien. De esa fe se dice en el Evangelio
sideradas en sí mismas, entonces algunas obras de San Lucas (XII, 42): ¿Quién crees que es el
particulares que ejecutan los demás sacerdotes mayordomo fiel y prudente? Y en la primera a los
son mayores que algunas obras particulares he- de Corinto se dice: Ahora lo que se requiere en
chas por los religiosos, como es mayor la obra los dispensadores, es que cada cual sea hallado fiel
de trabajar en la salvación de las almas que (IV, 2).
ayunar o guardar silencio o cosa semejante.* La fe que debe el amigo a su amigo es que
Pero si todas (las de los unos) se comparan a esté unido a él en todo tiempo, y no lo abandone
' . . todas-las de los otros, son mucho mayores las en el tiempo de la necesidad. De ella dice el
obras de los religiosos; porque, aunque procurar . Eclesiástico. (VI, 14): El amigo fiel es una de-
la salvación de los otros es mayor que trabajar fensa fuerte; y quien lo halló, halló un tesoro.
únicamente en. la salvación propia, hablando en . No existe ninguna comparación para ej-. amig* .
general, sin embargo, nó 'se prefiere trabajar dé fiel.* Y no hay oro ni plata que pueda valer la
cualquier modo en la salvación de los otros a tra- bondad de su fidelidad.
bajar de cualquier modo en la propia, pues si Hasta la muerte inclusive. Como si dijese: "aun
alguno trabaja total y perfectamente en su salva- para evitar la muerte no traiciones tu fe". Hasta
• ción, realiza una obra mucho mayor que el que la muerte,, combate por la justicia. • (Eccli.,
hace muchas obras particulares para la salva- IV, 33.)
_ pión de los otros;, y en su propia salvación trabaja 2o) Y te daré la corona de la vida, es decir, la
^«suficientemente, pero no perfectamente. vida interminable, o la vida regia; la corona de
(Quodlib., III, q. V, a. 1.) Itc vida-, equivale también al honor que vive
siempre, y al cual no hay corona en el mundo
que pueda compararse. De esta corona mundana
LA FIDELIDAD dice el libro de la Sabiduría (II, 8): Coronémo-
nos de rosase antes que se marchiten, es decir,
Sé fiel hasta la muerte, y te daré la corona de de honor mundano que presto ha de perecer. Y
la vida. (Apoc, II, 10.) en el libro de Isaías (XXVIII, 1) se lee: ¡Ay de
I o ) Sé fiel, equivale a "guarda la fe". Como si la corona de soberbia, de los embriagados de
dijese: sé siempre fiel, conserva la fe o la-íideli- Efrain, y de la flor caduca! Las rosas o flores
dad, como la esposa a su marido, como el siervo con las que se hace la corona son las riquezas
786 Santo Tomás de Aquino
PRIMERA PARTE
TIEMPO DE ADVIENTO
Atracción de Dios y respuesta del hombre 340 'f La imagen de Dios en el hombre 409
¿Puede saber el hombre si está en gracia? 342 El amor y culto de latría debidos a Dios soberano
Los dones del Espíritu Santo 345 e infinitamente bueno 411
El don de la piedad 348 Pecado contra el Padre, contra el Hijo y contra el
Número de las bienaventuranzas 349 Espíritu Santo 413
Los premios de las bienaventuranzas 352 La Eucaristía confiere gracia 415
Frutos del Espíritu Santo 354 Qué gracia confiere la Eucaristía 417
Número de los frutos del Espíritu Santo . . . . . ' 356 Efecto de la Eucaristía es la consecución de la gloria 420
El hombre en estado de gracia puede merecer de Cómo el pecado venial impide los frutos de la Eu-
condigno la vida eterna 359 caristía 421
Más principalmente merecemos por la caridad que La Eucaristía preserva al hombre de los pecados fu-
por las otras virtudes 360 turos 423
Las obras del primer hombre en el estado de ino- Por la Eucaristía se perdona la pena del pecado . . . 424
cencia ¿fueron menos eficaces para merecer que La Eucaristía perdona los pecados veniales 426
las obras nuestras? 362 Uso de la Eucaristía 427
El hombre puede merecer aumento de gracia 364 El Sacratísimo Corazón de Jesús 429
La oración f 366 El amor de Cristo '.... 431
Bienes de la oración 367 Fiesta del Purísimo Corazón de María 433
La oración dominical 369
Por qué las oraciones no son escuchadas algunas MEDITACIONES PARA ALGUNAS FIESTAS
• "v Veces .\ ...... .•..•';.- ^..: * : 372 "
. . Ascensión de Cristo -.»•.: 374 San Andrés ".' 437
Utilidades de la.Ascensión de .Cristo ; . . ~376 .;&.. fc Anunciasen de la B.. Virgen María 438.
La Ascensión de Cristo es eaúsa de nuestra salvación 378 Fiesta de María Auxiliadora " 440
La vida en el cielo 380 San Juan Bautista ; 442
El Padre celestial .'. 381
La confianza en el Padre celestial 383 SEGUNDA PARTE
• La fuente de todo consuelo 385
Preparación, para-recibir al Espíritu Santo '.;,•...*.-...,.. 387 t —•- *. . • " • * # ' - . DIOS ,"• .," <••' • " -
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