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EL JEFE Y EL TRABAJADOR.

Cristo plenamente expresado entre amos y siervos (6:5–9)


Pablo incluye instrucciones para esclavos y amos en esta lista de deberes del hogar.

Pablo se dirige al último grupo dentro de estos deberes de los integrantes de la familia (haustafel).
Se dirige a las responsabilidades de los cristianos en sus lugares de trabajo, a las relaciones que
existían entre esclavos y amos dentro de su situación cultural.

Los esclavos son incluidos en la lista porque eran considerados parte del grupo familiar. No tenemos
ningún homólogo exacto de esta relación en nuestra cultura. Lo más cercano para nuestra aplicación
es la relación entre un empleado y su empleador.

Los esclavos fueron parte integral de la antigua cultura romana. La economía romana completa
dependía del sistema de esclavitud. Algunos estiman que la población de esclavos en la cultura
romana era tanto como cincuenta por ciento.

Algunos de los motivos por los cuales podían ser llamados esclavos.

• Las personas llegaban a ser esclavos por nacimiento


• como un castigo
• al ser secuestradas por un comerciante de esclavos a consecuencia de la guerra
• al ser vendidas como esclavos por sus padres para pagar deudas.

Los esclavos no tenían ningún derecho civil. La manera de tratar a los esclavos era muy variante.
Algunos eran tratados muy cruelmente. Otros eran tratados con estima y dignidad. Muchos tenían
puestos de responsabilidad dentro de la casa o en la sociedad. Muchos esclavos con sus amos se
convirtieron en cristianos y adoraban juntos. En la iglesia eran tratados con igualdad. Pero ¿cuáles
eran las responsabilidades de los esclavos y amos cristianos en la vida pública?

En nuestros días las dificultades entre empleadores y empleados han alcanzado proporciones muy
grandes. Hay desconfianza, egoísmo e insensibilidad. El trabajo y el liderazgo dentro en el ámbito
labor, se encuentran continuamente en desacuerdo. En la mayor parte de casos, el conflicto es
alimentado por la avaricia o los malentendidos. El deseo de Dios es que “tanto patrones como
empleados cristianos demuestren el señorío de Jesús”. Pablo da instrucciones sobre cómo se puede
llevar a cabo esto.

El día de hoy vamos hablar de los principios que como empleados y empleadores cristianos
deberían llevar a cabo sus responsabilidades en el trabajo.

I- LOS EMPLEADOS CRISTIANOS DEBEN DEMOSTRAR SER RESPONSABLES Y DILIGENTES


(6:5–8)

Pablo instruye a los empleados cristianos a obedecer a sus empleadores. Interesantemente, él usa
la misma palabra griega que usó para referirse a la obediencia de los hijos hacía los padres. La única
excepción sería si se les pedía hacer algo malo. El curso de acción en tales casos sería una apelación
respetuosa a sus autoridades (véase Daniel 1) y de ahí negarse rotundamente (1 Pedro 4:15–16, 19).

1) Los empleados cristianos deben tener una perspectiva apropiada (6:5)


Notemos como Pablo califica amos con la palabra terrenales. Pablo deliberadamente enfatiza que
aunque los amos son una autoridad reconocida, es solamente una relación terrenal y temporal;
aun así la relación de sumisión es importante y debe ser respetada. Si usted se enoja en su trabajo
ahora mismo, recuerde que esto no durará para siempre. Sin embargo—la manera en que usted
realiza su trabajo ahora, tendrá consecuencias eternas (véase 6:8).

2) Los empleados cristianos deben tener una actitud correcta (6:5)

Los empleados cristianos deben tener una actitud de respeto y temor. No hablamos de sentirse
intimidados o tener miedo, sino una actitud de honor y respeto por la posición de su patrón. Tal
vez no estemos de acuerdo con esa persona y pensemos que ella no es digna de nuestro respeto,
pero como cristianos debemos dárselo (Romanos 13:7). ¿Quién es, en última instancia, la fuente de
autoridad? ¿Quién le ha llevado a usted dónde está? Si Dios ha hecho eso, entonces es su
responsabilidad, bajo Dios, someterse a aquel individuo. Usted tal vez diga: “¡Puedo renunciar a mi
trabajo!” Usted puedo hacerlo, pero mientras usted está ahí y hasta que Dios abra otra puerta, usted
debe someterse. Fallar en esto afectará no solamente su trabajo; también afectará su caminar con
Dios. Las actitudes son importantes.

3) Los empleados cristianos deben servir de corazón (6:5)

Dios quiere que nos sometamos; aún es posible para nosotros hacer su voluntad, pero no hacerlo
a la manera de Él. “El someternos de corazón va más allá de la imposición, el someternos es una
entrega por amor a Dios”

Es posible que se cumpla con las letras de la ley, pero no cumplir con el espíritu de ésta. Así que
Pablo nos dice que obedezcamos, honremos a nuestro empleador con un corazón sincero. Dios nos
puede dar la sinceridad de corazón para hacer esas cosas por las razones correctas: el amor por
Dios y por nuestro empleador.

4) Los empleados cristianos deben tener motivos correctos (6:5)

Es esencial para nosotros realizar nuestro trabajo como para Cristo. Notemos cómo las frases se
suman en este pasaje: “como a Cristo,” “como siervos de Cristo” y “sirviendo de buena voluntad,
como al Señor”. Si ésta no es su motivación, ¿sabe usted lo que pasará? Cuando usted no obtenga
un ascenso o un aumento de sueldo, se encontrará luchando consigo mismo por su actitud. Lo que
es peor, perderá su recompensa eterna. Usted obtendrá sólo lo que ha podido hacer aquí. Pero si
su motivación es correcta y lo que hace lo hace por Cristo, en lo que sea que sirva, desde un púlpito
o en una línea de producción, Dios lo honrará y premiará. Pregúntese, “¿Para quién estoy
trabajando? ¿Para qué estoy trabajando?” En última instancia, deberíamos servir al Señor.

5) Los empleados cristianos deben tener buenos hábitos de trabajo (6:6–8)

Los creyentes en los lugares de trabajo no deberían hacer sólo el mínimo de trabajo o trabajar sólo
cuando las personas los están mirando. Usted debe trabajar lo mejor posible porque sabe que
trabaja para la aprobación del Señor (Colosenses 3:23). “Sabiendo que el bien que cada uno hiciere,
ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre” (6:8). Su empleador tal vez no aprecie las horas extras.
Tal vez no se dé cuenta de su atención a los detalles. Pero Dios lo hace; y por último es a Él a quién
servimos. Nada de lo que usted haga escapará de la mirada de Dios, Él le recompensará, y bendecirá.
II- LOS EMPLEADORES CRISTIANOS DEBEN DEMOSTRAR A CRISTO EN EL TRATO QUE DAN
A SUS EMPLEADOS (6:9)

Usted tal vez se ha dicho a sí mismo: “¿Qué de los empleadores? ¿No hay responsabilidades para
los empleadores cristianos?” Pablo nos da una respuesta interesante. El versículo 9 empieza, “Y
vosotros, amos, haced con ellos lo mismo.” Citamos un dicho popular, “todos coludos o todos
rabones” o “Los principios que he dado para los trabajadores se aplican también para los jefes”.

Enseguida vamos a ver cinco principios que nos muestra la biblia sobre los empleadores cristianos.

1. Los empleadores cristianos deben tener una perspectiva apropiada

Los empleadores cristianos necesitan estar conscientes de que su autoridad es temporal y se aplica
solamente aquí y ahora. Las cosas pueden ser diferentes después (Mateo 19:30; Marcos 10:31;
Lucas 13:30).

2. Los empleadores cristianos deben tener una actitud correcta

Los empleadores cristianos son responsables de tratar a los empleados con respeto. Necesitan
recordar cómo era cuando eran empleados, y deben aplicar la “regla de oro” (Mateo 7:12). No
debería haber irracionalismo o dureza.

3. Los empleadores cristianos deben tener un corazón recto

Un corazón sincero no dice al empleado una cosa cuando está pensando en otra. Un corazón sincero
no dice que está haciendo un buen trabajo y después le hace quedar mal delante de otros.

4. Los empleadores cristianos deben tener motivos correctos

Pablo dice, “Sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción
de personas” (6:9). Recuerde que usted también sirve a Cristo. Así como sus empleados darán
cuentas de su trabajo, usted también dará cuentas de cómo usó su autoridad (2 Corintios 10:8;
13:10).

5. Los empleadores cristianos deben tener buenos hábitos administrativos

Resista la tentación de ceder a un liderazgo perezoso o el evitar asumir la responsabilidad. No ceda


ante malas prácticas de administración. No recurra a las teorías de motivación por presión. ¿Puede
imaginar el impacto que tendría el consejo “dejando las amenazas” (Efesios 6:9), en las prácticas de
liderazgo y el estado de ánimo en el lugar de trabajo?

Nuestro modelo en todo esto, seamos empleados o empleadores, es Jesucristo. “El cual siendo en
forma de Dios” se dio así mismo “tomando forma de siervo”. En la difícil tarea de la redención, Él
se hizo “obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:6–8). Él finalizó la tarea
también. Desde la cruz proclamó, “Consumado es” (Juan 19:30).

Si usted es un empleado, ¿escogerá que Jesús sea el Señor de su vida, cumpliendo las
responsabilidades de su trabajo para la honra y gloria de Él? Si usted es un empleador,
¿reconocerá el señorío de Jesús en su vida, haciéndole presidente de su negocio, y tratando a sus
empleados como lo haría con Él? Déjeme decirle, ¡producirá un gran impacto en su lugar de trabajo!

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