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FACULTAD DE DERECHO

Y CIENCIA POLITICA

EL POPULISMO EN LATINOAMERICA

CARRERA: Ciencia Política

GRUPO: 201

MATERIA: Teoría Política.

TEMA: Populismo en Latinoamérica.

PROFESOR: Rufino Omar Berrelleza.

ALUMNO: Cota Martinez Lennys Angélica.

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INDICE
INTRODUCCION…………………………………………………………3

Populismo en Latinoamérica……………………………………………. 4

Populismo en Brasil: Getulio Vargas…………………………………6

Populismo en México: Lázaro Cárdenas………………………………8

Populismo en Argentina: Juan Perón…………………………………...10

Conclusiones………………………………………………………………12

Bibliografía……………………………………………………………………13

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El populismo en Latinoamérica es un tema de mucha controversia. Para ello
vamos a comenzar con la historia de la palabra “populismo”. Dicho término fue
utilizado por primera vez hacia fines del siglo XIX para describir un cierto tipo de
movimientos políticos. El término apareció inicialmente en Rusia en 1878 como
“Narodnichestvo”, luego traducido como “populismo” a otras lenguas europeas,
para nombrar una fase del desarrollo de un movimiento socialista. Ese término se
utilizó para describir la ola anti intelectualista de la década de 1870 y la creencia
según la cual los militantes socialistas tenían que aprender del pueblo, antes que
pretender erigirse en sus guías. Poco años después los marxistas rusos
comenzaron a utilizarlo como un sentido diferente, para referirse a aquellos
socialistas locales que pensaban que los campesinos serían los principales
sujetos de la revolución y que las comunas y tradiciones rurales podrían utilizarse
para construir a partir de ellas la sociedad socialista del futuro. Así, en Rusia y en
el movimiento socialista internacional, “populismo” se utilizó para designar un tipo
de movimiento progresivo, que podía oponerse a las clases altas, pero a diferencia
del marxismo se identificaba con el campesinado y era nacionalista.

En las décadas de 1960 y 1970, se retomó el término, en un sentido algo


diferente, aunque conectado con lo anterior. Lo utilizaron para nombrar a un
conjunto de movimientos reformistas del tercer mundo, particularmente los
latinoamericanos como el peronismo en Argentina (Juan Domingo Perón), el
Varguismo en Brasil (Getulio Vargas) y el Cardenismo en México (Lázaro
Cárdenas).

Así, el concepto de “populismo” pasó de un uso más restringido que refería a los
movimientos campesinos o granjeros, a un uso más amplio para designar un
fenómeno ideológico y político. Para la década de 1970 “populismo” podía hacer
referencia a tal o cual movimiento histórico en concreto, a un tipo de régimen
político, a un estilo de liderazgo o a una “ideología de resentimiento” que
amenazaba por todas partes a la democracia.

Populismo se ha convertido en un término profundamente ideologizado. En los


usos actuales, puede referir a una familia de ideologías, a una variedad de

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movimientos políticos, a un tipo de régimen, a un estilo de gobierno, a un modelo
económico.

Nuestro objetivo será analizar la historia del populismo en Latinoamérica,


centrándonos en los países mencionados anteriormente: Argentina, Brasil y
México.

EL POPULISMO EN LATINOAMERICA
El populismo en Latinoamérica surge en los años 30 7 40 del siglo XX, con Getulio
Vargas en Brasil, Juan Perón en Argentina, y con Cárdenas en México. El
populismo se introdujo como una respuestas a los cambios que implicó la
depresión económica mundial de 1929. Se considera que estos populismos eran
el producto de sociedades tradicionales, que no habían agotado su transición a la
modernización. Además, eran populismos autoritarios, no se desarrollaban en
contextos o escenarios democráticos. Sin embargo, el nuevo populismo tiene lugar
en un contexto de la democratización, respeta las reglas electorales de la
democracia, y responde a un nuevo repertorio de acción política.
Este nuevo populismo se desarrolla sobre la base de dos ideales, el ideal
democrático electoral, y el ideal sustancialistas del pueblo magnificado. Por
ejemplo, Venezuela en los últimos 12 años ha desarrollado mas de 15 elecciones
tanto presidenciales como de gobernaciones y alcaldías, la gente ha votado tanto
en tan poco tiempo, como nunca antes. Es decir, estamos ante un populismo que
reitera de manera permanente la búsqueda de la legitimidad democrática. No es
casual que América Latina sea la cuna de los experimentos de democracia
participativa.
Uno de los peligros del populismo, y no solo del populismo sino de las
democracias inconclusas en general, es la tentación autoritaria. El mayor riesgo
está en que el populismo tiene entre sus premisas que el pueblo no se puede
equivocar. Los que están contra el líder son contra el pueblo.
Se hace popular aquel hombre que por su condición humana permite empatía con
el pueblo de manera intrínseca logrando, obtener el sumo de confianza necesaria
para que el pueblo crea de forma absoluta lo que su líder dice o hace, poniendo fe
en cada acción y toma de decisión va más allá del simple hecho político pasa a
ser parte del grupo familiar.
El populismo puede ser de izquierda o de derecha, y que incluso sus fronteras son
muy poco claras y con facilidad ser traspasadas, un populismo de izquierda puede
generar en un populismo de derecha y de igual manera un populismo que inicia
con signos claros de derecha puede terminar como un populismo de izquierda.
Esto lo determina el devenir histórico que atraviesa ese pueblo durante el proceso.
La confianza ganada o perdida que tengan los políticos en la palestra pública, el
agotamiento o cansancio de falsas verdades a las que es sometido el pueblo.
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En América Latina, el populismo es producto de las demandas sociales de los
oprimidos, en la medida que el pensamiento y trabajo ideológico de los
tecnócratas no respondieron a las expectativas de las masas o de la población,
por ello, surge una ola de importancia que indica que el populismo más que una
forma de ideología es un proceso que va en construcción a partir de esas
manifestaciones que surgen en el contexto social.
En el populismo latinoamericano, a la industrialización se la toma como
equivalente del desarrollo económico en general e indicador de bienestar social
para el proletariado, mientras que la (actividad) agropecuaria y la minería, así
como el comercio externo de bienes producidos en esos sectores, son
consideradas causas fundamentales de atraso económico y social.
El populismo latinoamericano parece corresponder a la etapa final del proceso de
disociación entre los trabajadores y los medios de producción. Corresponde a la
época de constitución del mercado de fuerzas de trabajo, por la formación de
relaciones de producción de tipo capitalista avanzado.
Un autor ha afirmado que el populismo evita la lucha de clases, es básicamente
conciliatorio, y confía en cambiar el orden establecido convirtiéndolo a su causa.
El populismo no propone una lucha de clases, tendrá como política nacional –
popular habitual la de buscar la paz social, un intento de eliminar el antagonismo,
y en este marco, un elemento clave es el de concertación; esto es, la búsqueda de
los acuerdos sectoriales, orientados a tener bajo control la economía.
El populismo tiene entre sus rasgos más característicos a un líder, normalmente
carismático en su sentido weberiano, quien apele e interpela al pueblo y en quien
el pueblo confía. Ianni destaca que el líder aparece como el benefactor de todas
las clases identificadas con la noción, se presenta como quien tiene la misión de
instaurar la paz social, para salvaguardar el orden burgués. El líder es el único
capaz de homogeneizar una heterogeneidad de temas, de conciliar los intereses
de quienes conforman la alianza multiclasista. Pero existen coaliciones en el seno
del círculo del poder que luchan por influir en las decisiones que toma el líder, pero
es el líder en persona, y no el partido populista o su círculo, quien puede
enfrentarse con éxito a los problemas sociales.
El discurso populista no es un agente de representación política, sino un
instrumento de participación política, de re – conocimiento cultural, que da sentido
de pertenencia a los miembros de una sociedad. El discurso que emite el líder no
se dirige a un grupo particular, sino al conjunto: la nación, el pueblo, la patria. El
discurso populista, por sus características, es forzosamente personalista, ya que
es el líder mismo quien se compromete a buscar las soluciones a los problemas
que se le plantean. El populismo recoge en un discurso la crisis social e ideológica

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en la que surge y reconstituye nuevas identidades, reinterpretando contenidos e
incorporando nuevos símbolos y elementos de la tradición.

POPULISMO BRASILEÑO: GETULIO VARGAS


Getulio Vargas se inicia en la política durante el periodo de la republica vieja, en
un marco regional que define el juego del poder de Brasil. llega Getulio Vargas al
poder en 1930, haciendo uso de la fuerza mediante un golpe militar, procedente
de una clase media e imbuido de nuevas ideas; contó con el apoyo de la
oligarquía y por supuesto de la clase media. En la década de los treintas y los
cuarenta, América Latina había dado un giro hacia la izquierda en tiempo de crisis
económica y prolongada por regímenes de centro o de derecha, con el
surgimiento de los gobiernos populistas como es el caso de Argentina, México y
Brasil entre otros.
En 1930 se marca un punto de ruptura en la historia brasileña; la llamada
“Revolución del 30”, que acabó con la primera república, dio lugar a un periodo
denominado la “era Vargas”, periodo donde se establece una nueva forma de
organización del estado; los primeros años bajo la influencia del <<tenentismo>>
conformado una republica unitaria, nacionalista y reformista, en oposición al
federalismo oligárquico de las elites regionales. Esto fue favorecido por las
situaciones de la década anterior (1ra Guerra Mundial), la presión industrialista, la
crisis de sobreproducción del café, el aumento de la población urbana y de los
sectores medios y el hartagazo de un sistema político fraudulento.
El nuevo estado dejó de representar los intereses de un sector de la sociedad, la
burguesía del café, que había sido dislocada del centro de la escena, por la crisis.
Por su parte los sectores medios no eran suficientemente fuertes y el
<<tenentismo>> había fracasado en sus intentos de movimiento político
autónomo, frente a este empare de fuerzas, el gobierno de Getulio Vargas asumió
el papel de arbitro y mediador de las disputas internas. A partir de ahora hay una
redefinición del rol y la función del Estado, a la luz de la ideología nacionalista que
dominará el pensamiento político y económico de los años 30.
El dictador tuvo plenos poderes, tanto legislativos como ejecutivo y si algo
caracterizó al nuevo régimen, fue el máximo grado de participación del Estado en
todos los asuntos. Con respecto al problema social, el Estado incorporó una
legislación muy próxima al estado corporativo, pero atendiendo a viejas
reivindicaciones laborales que se arrastraban desde las huelgas de 1919. Con la
creación del Ministerio de Trabajo, Industria y Comercio, el gobierno reglamentó
los sindicatos, creó la junta de consolidación y legisló sobre el régimen de trabajo

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de hombres, mujeres y niños, otorgando la jornada de 8 horas, el salario mínimo,
vacaciones, estabilidad laboral, indemnizaciones por despido, convenciones
colectivas de trabajo. El impuesto sindical se convirtió así, en una fuente de
dependencia política y un camino para la burocratización y corrupción del
sindicalismo.
Por otra parte, Vargas implementó, una política internacional altamente pragmática
aunque no siempre ética, coqueteó con la Alemania nazi en los primeros años y
finalmente en el año 1940 firmó un pacto con Estados Unidos, por el cual, a
cambio de la utilización de las costas del noroeste, como base para las naves y la
aviación aliada, Brasil recibiría una ayuda por 200 millones de dólares en
armamentos y créditos blandos, que le permitieron financiar el codiciado proyecto
de industrialización.
Vargas no logró nunca ser un líder de un movimiento unificado y homogéneo, pero
sí un articulador de fuerzas heterogéneas sobre las que estableció su dominio
personal a través de un complicado sistema de alianzas. En las regiones más
modernas del país consiguió firmes bases de apoyo en los sectores obreros y
medios, pero en el interior, rural y arcaico, deberá buscar su sustentación en las
viejas maquinarias políticas clientelisticas de la oligarquía rural.
Pero el populismo brasileño nunca consiguió construir un lenguaje político de
dimensiones nacionales. Durante el gobierno encabezado por Getulio Vargas a
partir de 1930, se caracterizó por el esfuerzo permanente para conciliar a nivel
regional y nacional, los conflictos y disputas provocadas entre las oligarquías
estaduales y los grupos tenentistas. Por su parte los tenentistas buscaban el
control de los Estados, ya sea, asumiendo sus gobiernos o ejerciendo influencia
directa con la elección de los interventores; mientras, que los presidentes
estaduales tenían como objetivo, someter a las oligarquías regionales al poder
central del gobierno provisional.
La labor de Getulio Vargas como presidente, reviste de características peculiares.
Se les considera el creador de un concepto político brasileño denominado "Estado
Novo", en el cual se integran corrientes aparentemente disimiles, como una
orientación ultranacionalista, con un programa de rehabilitación de la clase obrera
y los campesinos, y el respaldo y protección de la fuerza militar, como recurso
para adelantar el desarrollo socioeconómico de Brasil y el sostenimiento de un
régimen político de derecho para la clase trabajadora.
Vargas gobernó dictatoríamente, reprimió a los comunistas y luego a los fascistas,
a pesar de que el mismo gobernó como fascistas. Defendió la reforma agraria y
combatió las doctrinas nazis y fascistas, creó un fuerte partido oficial mediante la
Constitución de 1934, estableció la representación corporativa de empresarios y
obreros; impulsó el gobierno federalista y las oligarquías de los Estados, y con el
apoyo de la policía y el ejército reprimió toda oposición y se proclamó dictador en
1937, y gobernó durante siete años sin congreso ni oposición.
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Mantuvo una política exterior favorable durante sus primeros mandatos, debido a
que supo negociar con las potencias manteniendo el control de las empresas
estatales y logró impulsar el desarrollo de la industrialización con la planta
siderúrgica. Fue derrocado en 1945, mediante un golpe militar.
Para 1950, fue elegido presidente nueva vez, sin embargo en está ocasión, asume
el poder de un Brasil con crisis económica, problemas energéticos, la inflación,
más los problemas políticos y de relaciones exteriores con los Estados Unidos.
Además, la legislatura tenía su propia agenda y Vargas no podía hacerle frente a
la situación económica.
La clase media que le había respaldado, le retiraron su apoyo y la oligarquía se
unieron a los militares para derrocarlos, y al mismo tiempo, no contaba con el
apoyo económico de los Estados Unidos. Él sufrió de depresión de insomnio, no
aguantó las críticas de sus adversarios políticos, de los medios de comunicación, y
del congreso en medio de la crisis política y militar; el 24 de agosto de 1954,
Getulio se suicidó, y responsabilizó a los grupos internacionales por la campaña
subterráneas que hicieron contra su administración, y abandonado por amigos y
compañeros.

POPULISMO EN MEXICO: LAZARO CARDENAS.


La crisis de 1929 había repercutido en México como en el resto de América Latina,
de forma contundente. La situación económica se había agravado con la caída del
precio de la plata, lo que llevó a una crisis general de la minería alcanzando al oro,
el cobre y el zinc, cuyos precios también cayeron estrepitosamente. En tanto la
industria petrolera, que ya venía sufriendo problemas, debió reducir la producción.
A la crisis minera, se le sumó la crisis agrícola, con la caída de los precios
externos a niveles no imaginados. A la desesperante situación económica deberá
agregarse un balance negativo de la revolución; entre los años de 1915 y 1930 el
nuevo grupo dirigente sólo la había conservado en sus aspectos formales,
provocando descontento en amplios sectores de la población, especialmente en
las masas campesinas y en el cada vez más populoso proletariado industrial.
Será Lázaro Cárdenas, quien llega al poder en 1934, a través de elecciones, como
candidato del burocratizado Partido Nacional Revolucionario (PNR) y gobernó
hasta el 1940, quien consiguió imponer un nuevo rumbo a la política mexicana. Su
gobierno es considerado como una clara experiencia populista. Cárdenas,
postulado y apoyado por las Ligas Campesinas de Tamaulipas y de San Luis de
Potosí, venía precedido por cuatro años de ardua labor como gobernador de su
estado (Michoacán), habiendo triplicado el reparto de tierras con respecto a los
once años anteriores. Ya como presidente, impulsará con un ritmo similar -a nivel
nacional- la Reforma Agraria, pendiente desde los años de la Revolución. Entre el
1935 y el 1940 se distribuyeron una media anual de 3 millones de hectáreas, entre
unos 129 mil campesinos; Esto se correspondía a una concepción «agrarista»

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según la cual era posible asegurar el éxito económico por esta vía de explotación
de la producción de la tierra. El proceso de distribución de tierras fue acompañado
por la construcción de obras de regadío y programas crediticios por parte del
Banco Nacional de Crédito Ejidal. Política esta, que permitió una relativa
modernización de la producción agraria, al tiempo que fijó a la tierra a una gran
masa de desposeídos, que no habían terminado de estabilizarse con posterioridad
a la Revolución del 1910.
Paralelamente se dinamizó dos aspectos complementarios, salud pública y
salubridad, con la construcción de hospitales, el envío de médicos rurales, campos
de descanso para obreros y la creación del Departamento de Asuntos Indígenas,
que estableció escuelas y centros de salud. En cuanto a la educación se promovió
lo que dio en llamarse la «escuela socialista», se trataba de «la escuela gratuita,
obligatoria de asistencia infantil, coeducativa, integral, vitalista, progresista,
científica, orientadora, cooperativista, emancipadora, nacionalista», en otras
palabras, se trataba de imponer una escuela modernizadora para una población
que aún permanecía al margen de la integración ciudadana, en el más amplio
sentido del término. Fue también en este período que más se avanzó en cuanto a
la sindicalización tanto de los obreros industriales cuanto de los campesinos,
tuvieron particular importancia los sindicatos de los empleados públicos y el de los
petroleros. La meta era la centralización del poder, de tal suerte, que le permitiera,
al Estado, tener bajo su criterio, tanto a los sectores medios como a los populares,
a través del respeto a la propiedad privada -exigencia ésta, de los sectores
medios- y del mejoramiento de las condiciones de vida de los sectores
campesinos.
En el caso mexicano, el populismo se manifestó como un desdoblamiento de la
Revolución. Aquí la burguesía concientizada de su rol, a través de la experiencia
de los años de lucha, mostró su fase más progresista en el gobierno de Cárdenas;
la Revolución le habría enseñado como actuar, al tiempo que el presidente
actuaba como el espejo de esa burguesía, que había aprendido que en las
reformas, estaba el secreto de su supervivencia. Volviendo al populismo,
decíamos que éste se caracterizaría fundamentalmente por la emergencia de las
clases populares en las luchas sociales y políticas; esta perspectiva se aplica
claramente en el caso brasileño, en tanto en el mexicano, la emergencia de las
clases populares se habría dado muy anteriormente al fenómeno populista, pero
es en el período cardenista que tienen nuevo auge, se revitalizan, pero
perfectamente articuladas en el Estado.

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POPULISMO EN ARGENTINA: JUAN DOMINGO PERON
El peronismo, y el conjunto de sus ideas políticas de justicia social, constituyen el
movimiento político de corte populista fundado en Argentina por el general Juan
Domingo Perón a finales de los años cuarenta. El peronismo es considerado como
un caso históricamente crucial, no solamente respecto de la historia argentina,
sino también en relación con el contexto general de los fenómenos políticos
contemporáneos. Juan Domingo Perón (1895-1974) fue presidente de Argentina
en tres períodos: 1946-1952, 1952-1955 y 1973-1974.
Perón fue reelegido como presidente de la República el 29 de noviembre de 1951
e inició un nuevo período de gobierno en 1952, que duró hasta el 19 de
septiembre de 1955, cuando fue derrocado por un alzamiento militar. Se exilió por
18 años en España. Después de su ausencia volvió al poder por elección popular
en 1973, en la que volvió a derrotar a su adversario Ricardo Balbín, líder de Unión
Cívica Radical.
Las ideas del peronismo y la organización política que lo sustenta no son muy
claras. Perón hizo énfasis en que el peronismo no era un partido político sino un
movimiento para organizar, encuadrar y conducir a la masa peronista. Afirmó que
los partidos políticos habían sido superados por el tiempo, que su época había
pasado y que los tiempos modernos exigían movimientos y no partidos políticos.
El propósito pareció ser el de formar algo más amplio que un partido político:
formar un movimiento que diera cabida a las ramas masculina, femenina y gremial
del peronismo tradicional, integradas en sus períodos anteriores de gobierno, y a
los grupos heterogéneos que por convicción u oportunismo se congregaron
después alrededor de la figura carismática del caudillo populista.
En los primeros gobiernos de Perón el régimen se fue inclinando por la pendiente
autoritaria y antidemocrática. En la propia estructura de gobierno, los ministerios
comenzaron a perder autonomía con la creación de secretarías que atendían
directamente al presidente y cuya función era informar a éste y orientar y vigilar a
los ministros. Por su parte, los partidos políticos fueron perdiendo relevancia frente
al mayor peso de las llamadas organizaciones del pueblo, tales como la Central
General de Trabajadores y la Confederación General Económica que agrupaba a
los empresarios peronistas.
La relación entre peronismo y Estado comenzó a parecerse mucho a los
esquemas fascistas. La glorificación del Estado en la primera etapa del peronismo
se transformó a partir de 1950, en exaltación del partido peronista sobre el Estado.
Existía un gran desconocimiento de lo que era un partido, una ideología política y

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de lo que significaba izquierda y derecha en el orden doctrinal. Sin embargo,
Perón fue un líder populista notable, con simpatía personal e instinto político; pero
sobre todo conocía la idiosincrasia de su pueblo. Logró incluso convocar bajo su
prestigio a personas ubicadas desde la extrema derecha a la extrema izquierda
del espectro político, aunque esta heterogeneidad posteriormente le ocasionaría
problemas y conflictos al peronismo, al morir su líder.
Para comprender las bases del peronismo, hay que considerar que se trata de un
movimiento que surge en respuesta a los problemas de una época, que aparece
en una estructura económico-social, en la que existe un significado peso de la
industria. A grandes rasgos, sus bases fueron el sindicalismo y la nueva clase
obrera, la pequeña burguesía nacional, ciertos sectores de las FF.AA y la Iglesia.
El peronismo obtiene apoyo de sectores de obreros industriales, que eran nuevos
en el ámbito industrial y la vida urbana, inmigrantes provenientes de zonas
campesinas con el incipiente proceso industrial por sustitución que comienza en el
30. Estos formarían una masa desplazada susceptible de ser manipulada por la
élite en el poder.
El peronismo les dio a las masas la sensación de poder, de sentido y de
participación activa en los cambios políticos del país. Esto fue posible gracias a la
existencia de recursos financieros, condición necesaria para el mantenimiento del
populismo clásico. Durante la Segunda Guerra Mundial, el país había llegado a
tener un importante saldo favorable en su comercio con Europa, el cual dependía
de los suministros argentinos de carne y cereales.

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CONCLUSIONES
El populismo ha sido un sistema/régimen/Estado basado en el liderazgo
personal, el apoyo entusiasta de las masas y las clases medias y la
colaboración de las clases burguesas.
Se puede decir que el surgimiento de los fenómenos populistas está
relacionado en el desarrollo de las relaciones de producción. Estarían así
vinculados a las transformaciones de las relaciones de producción tanto
económicas como sociales y políticas. Según esta investigación, el
populismo correspondió a una fase particular de las transformaciones del
Estado capitalista, en que la burguesía agro – exportadora y minera,
además de la comercial, pierden el monopolio del poder político en
provecho de las clases urbanas.
Las raíces históricas del populismo vienen de Rusia y de EUA, América
Latina se considera el área preferida de los populistas, hay diferentes enfoques
para definir el populismo Latinoamericano en general, aquí analizamos 9
características centrales:
1. La conexión entre los líderes carismáticos y masas.
2. La apelación al pueblo.
3. Un discurso nacionalista que divide el país en dos bandos.
4. Los populistas provienen en su mayoría de la clase media
baja y la provincia.
5. Tienen generalmente un grado académico (en parte en una
Academia militar).
6. Los populistas exitosos tiene un excelente conocimiento del
país y consiste de su cercanía con el pueblo.
7. Por lo general son hombres y los miembros de la etnia
dominante, esto quiere decir que son blancos o mestizos.
8. Hay una base de masas formadas por una clase baja, que
sobre todo proviene del campo.
9. Los movimientos populistas no tenían ninguna posición
ideológica clara, pero buscaban una vía entre el capitalismo y
el socialismo.

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BIBLIOGRAFIA

http://revistaanfibia.com/ensayo/de-que-hablamos-cuando-hablamos-de-populismo-2/

Dialnet-ElPopulismoEnLatioamericaYSusExpresionesEnVenezuel-4242754.pdf

https://core.ac.uk/download/pdf/61696702.pdf

https://www.grin.com/document/315794

https://cienciaspoliticas398.files.wordpress.com/2017/05/292331880-vallespin-f-historia-de-la-
teoria-politica-5.pdf

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