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Padre de amor, que quisiste hacer a las mamás, colaboradoras tuyas en la hermosa tarea de la

concepción y el cuidado de la vida de los seres humanos que con tanto amor creas cada día, escucha
nuestra oración.

Te pedimos, Padre, por todas las mamás del mundo, para que tomen conciencia de la bella misión que
les confiaste, y sepan cumplirla cabalmente, con amor y dedicación, alegría y esperanza, siguiendo el
ejemplo de María, la Madre de Jesús, tu Hijo amado.

Fortalécelas con los dones de tu amor compasivo y misericordioso, para que puedan ser para sus hijos e
hijas, verdaderas maestras y guías en el camino de la vida, y superando con paciencia y vigor, sus
limitaciones y dificultades, les den siempre lo mejor de sí mismas con entusiasmo y generosidad.

Llena sus corazones con tu ternura, para que puedan secar con ella las lágrimas de sus hijos. Abrázalas
fuerte, para que sean capaces de llevarlos con amorosa autoridad por el camino que conduce a Ti.

De una manera especial te pedimos, por aquellas mamás que, por diversas circunstancias, viven
momentos de dificultad, y se sienten temerosas y sin fuerzas para seguir adelante.

Confiamos a tus manos de Padre a las mamás víctimas de la injusticia y la violencia, que en nuestro país
y en cualquier lugar del mundo, huyen de sus hogares, para salvar su vida y la vida de sus hijos, con la
esperanza de poder construir para ellos un futuro de paz y prosperidad.

A las mamás adolescentes que se ven sorprendidas por su precoz maternidad.

A las mamás de hijos enfermos o discapacitados que luchan por sacarlos adelante.

A las mamás de hijos difíciles.

A las que se sienten solas,

a las que están enfermas,

a las que viven en la pobreza,

a las que tienen miedo,

a las que han sido abandonadas por sus esposos y compañeros,

a las que son ofendidas por sus hijos,

a las que nadie reconoce sus muchos sacrificios,

a las que deben enfrentar cada día multitud de problemas que nosotros, en medio de la comodidad de
nuestra vida, no logramos siquiera imaginar.

Bendice, Padre a todas las madres presentes en este cenáculo.

Bendice a las madres vivas y difuntas de quienes estamos aquí hoy.

Y bendícenos a todos nosotros con tu amor de Padre y Madre, que nos protege de todos los peligros,
nos guía por el camino de la vida, nos cuida y fortalece, perdona nuestros pecados y sana nuestras
miserias.
Haz que todas ellas pueden dignamente fomentar la fe de sus hijos, siguiendo el ejemplo de María,
Isabel, y otras santas mujeres que siguen a Cristo.

Ayuda a las madres a crecer diariamente en el conocimiento y la comprensión de Tu Hijo, Nuestro Señor
Jesucristo, y concédeles la sabiduría para difundir este conocimiento fielmente a sus hijos, y a todos los
que dependen de ellas.

Ayudar a todas las "madres espirituales", quienes, a pesar de que no pueden tener hijos propios,
desinteresadamente, sin embargo, están al cuidado de los hijos de otros de cualquier edad y estado de
vida.

Que puedan conocer la alegría de cumplir este maternal llamado de la mujer, tanto en la enseñanza, la
enfermería, la vida religiosa, o en otro tipo de trabajo que reconoce y promueve la verdadera dignidad
de todo ser humano creado en su imagen y semejanza.

Nosotros pedimos que envíes el Espíritu Santo, el Consolador, a las madres de los niños que han muerto,
están enfermos o separados de sus familias, o que se encuentren en peligro o problemas de cualquier
tipo.

Ayuda en el duelo a las madres a confiar en Tu misericordia y la ofrenda paternal de amor para todos sus
hijos. Pedimos tu bendición sobre todas aquellos a quienes le has confiado la maternidad.

Que Tu Espíritu Santo constantemente las inspire y fortalezca. Que nunca dejen de seguir el ejemplo de
María, madre de Nuestro Señor, y de imitar su fidelidad, su humildad y su amor oblativo.

Que las madres pueden recibir su gracia abundantemente en esta vida terrena, y que esperen participar
de la alegría eterna en Tu presencia en la vida por venir.

Madre Santísima, Rosa Mística, te pedimos tu intercesión. Intercede por cada una de nosotras aquí en
este cenáculo. ¡Tu eres nuestro ejemplo, tu eres nuestra modelo Madre Amorosa… Nuestra Madre
Celestial ayúdanos ser como tu Y amar con fervor! No, nos sueltes de tu mano y llevanos hacia Jesús.
Madre te pedimos que mandes a tu esposo Espíritu Santo en este momento.

Ven Espíritu Santo..Ven… Lleanos de ti….

Querida Virgen María, madre mía y madre de mis hijos.


Quiero acudir más a ti, especialmente en los momentos en que encuentre más difícil mi labor de madre.

Ayúdame a discernir qué es lo mejor para mis hijos en cada momento. A veces, con los hechos,
antepongo actividades que potencian más su preparación intelectual que otras que procuran su
desarrollo como persona. Hazme desear en cada momento que sean mejores personas, mejores
cristianos, antes que los más brillantes de la clase.

Ayúdame a tener paciencia con ellos: que mi trato sea cada día más dulce y mis correcciones sean
serenas - no un desahogo por mi enfado- . Que tenga presente que mi manera de tratarlos a ellos es el
modelo que ellos tienen para tratar a los demás. Que mi trato hacia ellos les haga descubrir su gran
dignidad. ¡Son hijos de Dios! Egoístillas, olvidadizos, desordenados, ... pero hijos de Dios, con un
potencial inimaginable.
Ayúdame a respetar su singularidad, sus limitaciones, sus defectos. Que nunca lleguen a pensar que les
quiero menos por no ser los más listos, los más obedientes, los más responsables, ... Yo les quiero
porque son ellos, únicos e irrepetibles, y Dios los ha puesto en mis manos para acercarlos cada día más a
Él.

Ayúdame a escucharles, a olvidarme de mis cosas para interesarme por las suyas. Aunque esté cansada,
aunque me parezcan cosas banales. ¿Cómo voy a pretender que después me escuchen, si yo no lo hago?

Ayúdame a ser firme a la hora de actuar: a veces es más cómodo hacer las cosas yo, que hacer que las
hagan ellos; o pasar por alto actuaciones inadecuadas porque es más cómodo dejarlas pasar. Que
siempre sepan que mi amor es incondicional, hagan las cosas bien o las hagan mal. Yo siempre les voy a
querer.

Ayúdame a querer cada día más a mi marido, su padre. Porque si de alguien han de aprender lo que
verdaderamente es el amor entre un hombre y una mujer es de nosotros, no de una serie de televisión,
o de una película romántica. Que vean que nuestro amor es atractivo, alegre, creativo, .... Y que se
manifiesta cada día en detalles que ellos pueden ver (esto me daría para otra oración).

Ayúdame a tener la convicción de que mis hijos y mi marido son el camino que Dios ha previsto para que
yo, cada día, pueda ir construyendo mi santidad. Dame el convencimiento de que es precisamente con
estos hijos – y no con los de mi vecina- con los que podré alcanzarla. Y será, cada día, cada mañana al
despertarlos, discutiendo por las galletas en el desayuno, recordándoles que no se olviden de lavarse los
dientes, insistiendo para que se hagan sus camas, ... y por la tarde, y por la noche, …

Y cuando no sepa muy bien que hacer, déjame descansar en ti, Madre mía, porque donde no llego yo,
llegas tú, antes, más y mejor. Porque tus tiempos no son siempre mis tiempos.

Y yo, por mi parte, siempre les voy a enseñar que tienen dos madres: una en el Cielo, tú, y la otra en la
Tierra, yo. Que en los momentos y lugares que yo no esté con ellos, siempre estarás Tú, velando,
protegiendo, intercediendo, para que acudan a ti.

Maternidad compartida. ¡Qué maravilla! ¿Qué más se puede pedir? Dios ha pensado en todo. Gracias
Dios mío

Amen Así sea….

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