Sei sulla pagina 1di 7

La Naturaleza de los Ángeles

Teología Sistemática - Louis Berkoff

LA DOCTRINA DE LOS ÁNGELES EN LA HISTORIA

Desde los principios de la era cristiana se encuentran evidencias claras de la


creencia en la existencia de los ángeles. Unos eran reconocidos como buenos y
otros como malos.

Los primeros eran tenidos en alta estima como seres personales de un orden
elevado; dotado de libertad moral; empleados en el gozoso servicio de Dios y
ocupados por Él para ministrar al bienestar de los hombres. Según algunos de
los primitivos Padres de la Iglesia tenían cuerpos delicadamente etéreos. La
convicción general era que los ángeles fueron creados buenos; pero que algunos
abusaron de su libertad y cayeron apartándose de Dios.

Satanás, que originalmente fue un ángel de rango eminente, era considerado


como el jefe de ellos. La causa de su caída fue el orgullo y la pecaminosa
ambición; en tanto que la caída de sus subordinados se atribuía a la lujuria con
que se sintieron atraídos por las hijas de los hombres. Este concepto se fundaba
en la interpretación que comúnmente se daba entonces a Gen 6: 2.

A DIFERENCIA DE DIOS, LOS ÁNGELES SON SERES CREADOS.

La creación de los ángeles ha sido negada en algunas ocasiones. Pero está


claramente expresada en las Escrituras. No es cierto que aquellos pasajes que
hablan de la creación del ejército del cielo (Gen 2: 1; Sal 33: 6; Neh. 9: 6) se
refieran a la creación de los ángeles más bien que a la creación del ejército de
estrellas; pero el Sal 148: 7, 5, y Col. 1: 16 sí hablan claramente de la creación de
los ángeles (compárese I Reyes 22:19; Sal 103:20, 21).

El tiempo de su creación no puede fijarse con exactitud. La opinión de algunos


basada en Job 38:7 de que fueron creados antes de todas las demás cosas,
realmente no encuentra apoyo en la Escritura. Hasta donde sabemos, ninguna
obra creativa precedió a la creación de los cielos y de la tierra. El pasaje de Job
38:7 enseña, realmente, en forma poética que los ángeles estuvieron presentes en
la fundación del mundo, así como también las estrellas; pero no que ellos
existieron antes de la primitiva creación de los cielos y de la tierra.

La idea de que la creación de los cielos se hizo totalmente en el primer día y


que la creación de los ángeles fue simplemente una parte del trabajo de ese día,
es también una hipótesis sin base, aunque el hecho de que la declaración de Gen
1: 2 se aplica nada más a la tierra parecería favorecerla. Posiblemente la creación
de los cielos no se completó en un solo momento como tampoco la de la tierra.
La única afirmación segura parece ser la de que fueron creados antes del
séptimo día. Esto es, cuando menos, lo que se deduce de pasajes como Gn, 2:1;
Ex. 20:11; Job 38:7; Neh. 9:4.

SON SERES RACIONALES, MORALES E INMORTALES

Esto ha sido siempre disputado. Los judíos y muchos de los primitivos padres
de la Iglesia les adjudicaron cuerpos aéreos o de fuego; pero la Iglesia de la Edad
Media llegó a la conclusión de que son seres espirituales puros.

Sin embargo, aun después de eso, algunos teólogos católico romanos, y hasta
luteranos y reformados les atribuyeron cierta corporeidad, más sutil y pura.
Consideraron la idea de una naturaleza puramente espiritual e incorpórea como
metafísicamente inconcebible y también como incompatible con la concepción de
una criatura. También apelaron al hecho de que los ángeles están sujetos a
limitaciones espaciales, se mueven de un lugar a otro, y algunas veces fueron
vistos por los hombres. Pero todos estos argumentos están más que
contrabalanceados por las afirmaciones explícitas de la Escritura en el sentido de
que los ángeles son pneúmata. (Espíritus) Mat. 8: 16; 12: 45; Luc. 7: 21; 8: 2; 11:
26; Hech. 19: 12; Ef. 6: 12; Heb. 1: 14.

No tienen carne ni hueso, Luc. 24: 39, no se casan, Mat. 22: 30, pueden estar
presentes en gran número dentro de un espacio muy limitado Luc. 8: 30, y son
invisibles, Col. 1:16. Pasajes como Sal 104: 4 (compárese Heb. 1: 7); Mat. 22: 30;
y I Cor. 11: 10, no prueban la corporeidad de los ángeles.

SON SERES RACIONALES, MORALES E INMORTALES

Esto significa que son seres personales, dotados de inteligencia y voluntad. El


hecho de que son seres inteligentes se deduciría de inmediato del hecho de que
son espíritus. Pero también está enseñado explícitamente en la Escritura, II Sam.
14: 20; Mat. 24: 36; Ef. 3: 10; I Pedro 1: 12, II Pedro 2: 11. Aunque no son
omniscientes, son superiores a los hombres en conocimiento Mat. 24: 36.
Además poseen naturaleza moral y, por tanto, se encuentran bajo obligación
moral; son recompensados por la obediencia y castigados por la desobediencia.

La Biblia habla de los ángeles que permanecieron leales como "ángeles santos",
Mat. 25: 31; Marc. 8: 38; Luc. 9: 26; Hech. 10: 22; Apoc. 14: 10, y describe a los
que cayeron, como mentirosos y pecadores, Jn. 8: 44, I Jn. 3: 8-10. Los ángeles
buenos también son inmortales en el sentido de que no están sujetos a la muerte.

Refiriéndose a esto se dice que los santos en el cielo son como ellos, Luc. 20:
35, 36. Además de todo esto, se les adjudica gran poder, forman el ejército de
Dios, un ejército de héroes poderosos, siempre listos para ejecutar las órdenes del
Señor, Sal 103 : 20; Col. 1: 16; Ef. 1 : 21; 3 : 10; Heb. 1: 14; y los ángeles malos

2
forman el ejército de Satanás inclinados a destruir el trabajo del Señor, Luc. 11:
21; II Tes. 2: 9; I Pedro 5: 8.

SON PARCIALMENTE BUENOS Y PARCIALMENTE MALOS

La Biblia proporciona muy poca información respecto al estado original de los


ángeles. Leemos, sin embargo, que al terminar Dios su trabajo creativo, vio todo
lo que había hecho y he aquí que era muy bueno. Además, Jn. 8: 44; II Pedro 2: 4
y Judas 6 pre ponen una buena condición original de todos los ángeles.

La teología protestante, sin embargo, se ha satisfecho, generalmente, con el


conocimiento de que los ángeles buenos retuvieron su estado original, fueron
confirmados en su posición y ahora son incapaces de pecar. No solamente se les
llama ángeles santos, sino también ángeles de luz, II Cor. 11: 14. Siempre
contemplan la faz de Dios Mat. 18: 10, son nuestro ejemplo en hacer la voluntad
de Dios. Mat. 6: 10, y poseen vida inmortal, Luc. 20: 36.

SU NÚMERO

La Biblia no contiene información respecto al número de los ángeles pero


indica muy claramente que constituyen un ejército poderoso. Repetidamente se le
llama el ejército del cielo, o de Dios, y este término por sí mismo señala a un
número de grande proporción.

En Deut. 33: 2 leemos que "Jehová vino de Sinaí. . . de entre diez millares de
santos", y en el Sal 68: 17 el poeta canta, "Los carros de Dios se cuentan por
veintenas de millares de millones; el Señor viene del Sinaí a su santuario".

En respuesta a la pregunta de Jesús dirigida a un espíritu inmundo la


respuesta fue, "me llamo legión porque somos muchos", Marc. 5: 9, 15. La legión
romana no era siempre igual sino que variaba de 3000 a 6000 soldados. En
Getsemaní Jesús dijo cuándo la tropa vino a tomarle prisionero, "¿acaso piensas
que no puedo ahora orar a mi Padre, y que El me daría más de doce legiones de
ángeles?" Mat. 26: 53 y, finalmente, leemos en Apoc. 5: 11, "y miré y oí la voz de
muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y
su número era millones de millones." Atendiendo a todos estos datos es
perfectamente seguro decir que los ángeles constituyen una compañía
innumerable, un ejército poderoso.

SUS ÓRDENES

Aunque los ángeles no constituyen un organismo, sin embargo, es evidente que


tienen alguna organización. Esto se colige del hecho de que al lado del nombre
general "ángel", la Biblia usa ciertos nombres específicos para indicar diferentes
clases de ángeles. El nombre "ángel", por medio del cual, generalmente,
designamos los espíritus superiores, no es un nomen naturae en la Escritura,
sino un nomen officii. La palabra hebrea marak simplemente significa mensajero,
3
y sirve para designar a alguno, enviado por hombres, Job 1: 14; I Sam. 11: 3, o
por Dios, Hageo 1: 13; Mal. 2: 7; 3: 1. El término griego aggelos también se aplica

frecuentemente a los hombres, Mat. 11: 10; Marc. 1: 2; Luc. 7: 24; 9: 51; Gál.
4: 14. No hay en la Escritura un nombre general y distintivo para todos los Seres
espirituales. Se les llama hijos de Dios, Job 1: 6; 2: 1; Sal 29: 1; 89: 6, espíritus,
Heb. 1: 14, santos, Sal 89: 5, 7; Zac. 14:5; Dan 8: 13, vigilantes, Dan 4: 13, 17,
24. Sin embargo, hay varios nombres específicos que indican diferentes clases de
ángeles.

1. Querubines. Los querubines se mencionan repetidamente en la Escritura.


Guardan la entrada al paraíso, Gen 3: 24, contemplan el propiciatorio, Ex 25: 18;
Sal 80: 1; 99:1; Is. 37: 16; Heb. 9: 5 y sostienen el carro en el que Dios desciende
a la tierra, II Sam. 22: 11, Sal 18: 10. En Ezequiel 1 y en Apocalipsis 4, están
representados en diversas formas como seres vivientes.

Estas representaciones simbólicas sirven sencillamente para expresar su


extraordinario poder y majestad. Más que otras criaturas fueron destinados los
querubines para revelar el poder, la majestad, y la gloria de Dios, para resguardar
la majestad de Dios en el Jardín de Edén, en el tabernáculo, en el templo y en el
descenso de Dios a la tierra.

2. Serafines. Una clase parecida de ángeles son los serafines que se mencionan
solamente en Is. 6: 2, 6. También se les representa simbólicamente en forma
humana, pero con seis alas, dos que cubren su faz, dos que cubren sus pies y
dos para ejecutar rápidamente los mandatos del Señor.

A diferencia de los querubines permanecen alrededor del trono como siervos


del Rey Celestial, cantan sus alabanzas, y están siempre listos para ejecutar sus
órdenes.

3. Principados, Poderes, Tronos y Dominios. Además de los dos precedentes


órdenes la Biblia habla de ciertas clases de ángeles, que ocupan puestos de
autoridad en el mundo angelical, nombrándolos como archai y exousiai
(principados y poderes), Ef. 3: 10; Col. 2: 10, thronoi (tronos), Col. 1: 16,
kureotetoi (Dominios), Ef, Ef. 1: 21; Col. 1: 16, y dunameis (poderes), Ef. 1: 21, I
Pedro 3: 22.

Estas designaciones no indican diferentes clases de ángeles, sino simplemente


diferencias de rango o de dignidad entre ellos.

4. Gabriel y Miguel. A distinción de todos los otros ángeles a éstos dos se les
menciona por nombre. Gabriel aparece en Dan 8: 16; 9: 21; Luc. 1: 19, 26. La
gran mayoría de comentadores lo reconocen como un ángel creado pero algunos
de ellos niegan que el nombre Gabriel sea nombre propio y lo consideran como

4
nombre común, que significa hombre de Dios, un sinónimo de ángel; pero esta es
una posición insostenible.

Algunos de los comentadores primitivos y otros de los más recientes ven en


Gabriel un ser increado, y algunos hasta sugieren que debe ser la tercera persona
de la Santa Trinidad, y que Miguel debe ser la segunda. Pero una simple lectura
de los pasajes mencionados muestran la imposibilidad de esta interpretación.

Gabriel puede ser uno de los siete ángeles que se dice que permanecen delante
de Dios en Apoc. 8: 2 (compárese Luc. 1: 19). Parece que su tarea especial ha sido
mediar en las revelaciones divinas e interpretarlas.

El nombre Miguel (significa literalmente "¿quién es Dios?") ha sido interpretado


como una designación de la segunda persona de la Trinidad. Pero esto no es más
sostenible que la identificación de Gabriel con el Espíritu Santo.

Miguel se menciona en Dan 10: 13, 21; Judas 9; Apoc. 12: 7. Atendiendo al
hecho de que se le llama "el arcángel" en Judas 9, y a la expresión usada en
Apoc. 12: 7 parecería que ocupa un sitio importante entre los ángeles.

Los pasajes de Daniel también señalan el hecho de que Miguel es un príncipe


entre los ángeles. Vemos en él al valiente guerrero que libra las batallas de
Jehová en contra de los enemigos de Israel y de los malos poderes del mundo de
los espíritus. No es imposible que el título "arcángel" también se aplique a Gabriel
y a otros cuantos ángeles.

EL SERVICIO DE LOS ÁNGELES.

Podemos distinguir entre el servicio ordinario. Este consiste ante todo en alabar
a Dios día y noche, Job 38: 7; Is. 6; Sal 103: 20; 148: 2; Apoc. 5: 11. La Escritura
da la impresión de que hacen esto audiblemente, como en el nacimiento de
Cristo, aunque no podemos formarnos ninguna idea del lenguaje y del canto de
los ángeles.

Desde la entrada del pecado al mundo han sido enviados para servir a los que
son herederos de la salvación, Heb. 1: 14. Se regocijan en la conversión del
pecador, Luc. 15: 10; velan sobre los creyentes, Sal 34: 7; 91: 11; protegen a los
pequeñitos, Mat. 18: 10; están presentes en la Iglesia, I Cor. 11: 10; I Tim. 5: 21;
aprenden de ella las multiformes riquezas de la gracia de Dios, Ef. 3: 10; I Pedro
1: 12, y conducen a los creyentes al seno de Abraham, Luc. 16: 22.

La idea de que algunos de ellos sirven de guardas a creyentes individuales no


encuentra base en la Escritura. La declaración en Mat. 18: 10 es demasiado
general para probar el punto, aunque parece indicar que hay un grupo de ángeles
que están particularmente encargados del cuidado de los pequeñitos.

5
El servicio extraordinario de los ángeles se hizo necesario a causa de la caída
del hombre y constituye uno de los elementos importantes en la revelación
especial de Dios. Con frecuencia median en las revelaciones especiales de Dios;
comunican bendiciones a su pueblo, y ejecutan juicios sobre sus enemigos.

LOS ÁNGELES MALOS.

SU ORIGEN

Además de los ángeles buenos también hay ángeles malos que se deleitan en
oponerse a Dios y en combatir su obra. Aunque también ellos son criaturas de
Dios, no fueron creados como ángeles malos. Dios vio todo lo que había creado y
todo ello era muy bueno, Gen 1:31.

Hay dos pasajes en la Escritura, de los que claramente se deduce que algunos
de los ángeles no retuvieron su posición original, sino que cayeron del estado en
que fueron creados, II Pedro 2: 4; Judas 6. El pecado especial de estos ángeles no
ha sido revelado pero generalmente se ha pensado que consistió en que se
exaltaron en contra de Dios, y aspiraron a la suprema autoridad.

Si esta ambición jugó una parte importante en la vida de Satanás y lo llevó


hasta su derrumbe, eso explicaría desde luego por qué tentó al hombre en este
punto particular, y procuró seducirlo para lograr su destrucción apelando a una
posible y parecida ambición del hombre. Algunos de los primitivos padres de la
Iglesia establecían distinción entre Satanás y los demonios subordinados a él, al
explicar la causa de su caída.

La de Satanás estuvo fundada en el orgullo; pero la de los que integraron la


más numerosa caída en el mundo angelical se fundó en la lujuria carnal, Gen 6:
2. Esa interpretación de Gen 6: 2 fue sin embargo gradualmente desechada
durante la Edad Media. Parece ser mucho más aceptable que Satanás arrastró a
los otros juntamente con él en su caída.

SU JEFE

Satanás aparece en la Escritura como el jefe reconocido de los ángeles caídos.


Fue originalmente, según parece, uno de los más poderosos príncipes del mundo
angelical, y se convirtió en guía de los que se revelaron y cayeron de la comunión
con Dios.

El nombre "Satanás" lo señala como "el adversario", no principalmente del


hombre, sino de Dios. Atacó a Adán como la corona de la obra de Dios, opera
destrucción y por eso se le llama Apolión (el destructor) y asalta a Jesús cuando
éste inicia la obra de restauración.

6
Después de la entrada del pecado en el mundo él se hace Diablo (el acusador),
porque acusa continuamente al pueblo de Dios, Apoc. 12: 10. Se le presenta en la
Escritura como el originador del pecado, Gen 3: 1, 4; Jn. 8: 44; II Cor. 11: 3; I Jn.
3: 8; Apoc. 12: 9; 20: 2, 10, y aparece como jefe reconocido de los caídos, Mat. 25:
41; 9: 34; Ef. 2: 2.

Sigue siendo jefe de los ejércitos angelicales que arrastró con él en su caída, y
los emplea en hacer resistencia desesperada contra Cristo y su reino.
Repetidamente también se le llama "el príncipe de este" (no, "del") mundo, Jn. 12:
31; 14: 30; 16: 11, y aun el dios de este mundo", II Cor. 4:4. Esto no significa que
él tenga el control del mundo puesto que Dios lo tiene, y Él ha entregado toda
autoridad a Cristo; pero esto sirve para dar idea de que Satanás tiene el control
de este mundo malo, el mundo que, éticamente, está muy separado de Dios.

Esto se indica claramente en Ef. 2: 2, en donde se le llama "el príncipe de los


poderes del aire, del espíritu que obra en los hijos de desobediencia". Es súper
humano, pero no divino; tiene gran poder, pero no es omnipotente; ejerce
influencia en grande a la vez que en restringida escala, Mat. 12: 29; Apoc. 20: 2, y
está destinado a ser arrojado en el abismo.

SU ACTIVIDAD

Así como los ángeles buenos, también los ángeles malos poseen poder
sobrehumano, pero el uso que hacen con él contrasta tristemente con el de los
ángeles buenos. Mientras éstos alaban perennemente a Dios, libran sus batallas
y le sirven fielmente, los malos como poderes de las tinieblas están inclinados a
maldecir a Dios, a batallar en contra de Él y de su Ungido, y a destruir la obra
divina.

Están en constante rebelión contra Dios, tratan de cegar y extraviar aun a los
elegidos, y estimulan a los pecadores en su maldad. Pero son espíritus perdidos y
sin esperanza. Están encadenados ya al infierno y al abismo de las tinieblas, y
aunque no están todavía limitados a un lugar, sin embargo, como dice Calvino,
llevan arrastrando sus cadenas por dondequiera que van, II Pedro 2: 4; Judas 6.

Potrebbero piacerti anche